Datos y más datos: la economía estadounidense es el referente mundial para la industria financiera porque es capaz de producir una gran cantidad de información detallada y verificable. Y cuatro meses después del lanzamiento de la guerra arancelaria del presidente Donald Trump, los analistas empiezan a tener información para salir de la incertidumbre.
Negociaciones comerciales, resultados corporativos, datos del empleo, PIB, inflación y tipos de interés: el mercado empieza a tener anclas, pero también surgen sombras y dudas sobre la fiabilidad de las cifras oficiales.
Un problema de fiabilidad
Paul Donovan, estratega jefe de UBS, señala una nueva preocupación de los inversores en estos meses convulsos: “Las revisiones del informe de empleo estadounidense del viernes pasado (1 de agosto) coincidieron con la frágil narrativa del mercado laboral. La situación sigue siendo «ni contrataciones ni despidos». La caída del empleo manufacturero es coherente con la incertidumbre política. El acontecimiento más preocupante del viernes no fueron los datos, sino el despido del comisionado de la Oficina de Estadísticas Laborales por parte del presidente Trump”.
Donovan piensa que, a nivel mundial, los datos económicos se han vuelto menos fiables en los últimos años. La caída de las tasas de respuesta a las encuestas, la polarización política que genera respuestas sesgadas, los rápidos cambios económicos estructurales que los estadísticos no pueden seguir, y la falta de financiación de las agencias estadísticas han conspirado para que las revisiones sean más extensas y frecuentes.
“Cualquier sospecha de interferencia política en los datos significa que los inversores asumirán que las cifras positivas están manipuladas, como en países donde el PIB supera milagrosamente el objetivo oficial de crecimiento año tras año. Los riesgos de error en las políticas aumentan. Una brecha entre los informes económicos y la realidad dificulta la planificación empresarial. En el caso de EE.UU., la mera percepción de sesgo político perjudicaría aún más la condición de reserva del dólar”, advierten Donova.
Los últimos datos del empleo en Estados Unidos
Seema Shah, jefe global de estrategia de Principal Asset Management, empieza a ver en los datos de empleo las primeras repercusiones de la guerra arancelaria: “No solo se trató de una cifra de empleo mucho más débil de lo previsto, sino que las fuertes revisiones a la baja de los dos meses anteriores representan un golpe importante a la percepción de solidez del mercado laboral. Lo más preocupante es que el impacto negativo de los aranceles apenas comienza a sentirse, por lo que es probable que en los próximos meses veamos señales aún más claras de una desaceleración”.
David Kohl, economista jefe de Julius Baer, analiza el mercado laboral estadounidense, que confirma la debilidad de la mayor economía mundial. El informe de empleo de junio sugiere que la economía estadounidense se está enfriando. Las revisiones de las cifras anteriores de aumento de la nómina también se redujeron significativamente, lo que sugiere un menor crecimiento del empleo en abril/mayo. El desempleo aumentó ligeramente hasta el 4,2%, debido a la desaceleración de la oferta laboral.
Jeffrey Cleveland, economista jefe de Payden & Rygel, señala que los últimos datos sobre el mercado laboral estadounidense muestran una tasa de desempleo aun relativamente baja (4,2 %) pero el crecimiento del empleo se está debilitando y creemos que la tendencia continuará.
“La caída de los rendimientos de los bonos del Tesoro a dos años indica que, probablemente, los inversores han prestado demasiada atención a la inflación y muy poca a las señales de desaceleración del mercado laboral, por lo que ahora se han dado cuenta de que deben reequilibrar sus carteras y aumentar la duración”, dice Cleveland.