La sensación de inestabilidad global es palpable y la incertidumbre parece ser la nueva norma. Sin embargo, en medio de este panorama, el último informe geopolítico del Standard Chartered Bank identifica varios cambios potenciales para 2026 que, según su valoración, son tan “sorprendentes” como “impactantes”.
Al cierre de 2025, consideran que sigue produciéndose una transición gradual que se aleja del orden mundial occidental liderado por Estados Unidos. “Pero, con un nuevo equilibrio aún por establecer, el mundo se ha vuelto cada vez más inestable, lo que ha dado lugar a un aumento de los conflictos armados y la competencia geopolítica. La mayoría de los países democráticos se enfrentan a una disminución de la confianza social, la radicalización y la polarización extrema del electorado, acontecimientos que históricamente han supuesto una amenaza para la propia democracia”, advierte la entidad.
En este sentido, explica que estamos ante un contexto global marcado por “la ley del más fuerte”. Según argumentan, este cambio implica que las potencias regionales dominantes controlan sus propios «vecindarios» mientras permiten que otras potencias hagan lo mismo en los suyos. “Para ilustrar esta transición, hay ejemplos concretos: los intentos de EE.UU. de forzar un acuerdo de paz en Ucrania bajo los términos de Moscú, la aceptación de muchas de las demandas comerciales de China y, simultáneamente, la reafirmación de su poder en América Latina, por ejemplo, aumentando la presión sobre Venezuela y Brasil y buscando el favor de Argentina. La continuación de esta política dependerá en gran medida de las elecciones de mitad de período de 2026 en EE. UU., que podrían consolidar o paralizar la agenda de Trump. Esta nueva dinámica representa una ruptura fundamental con el sistema de relaciones internacionales establecido después de la Segunda Guerra Mundial”, apunta.
2026: ¿qué podría salir bien?
El informe de Standard Chartered Bank identifica cuatro escenarios, que van desde posibles resultados hasta sorpresas extremas, que podrían aportar una mayor estabilidad al panorama geopolítico mundial en 2026.
- Una desescalada significativa del conflicto en Ucrania favorecería una mayor estabilidad europea y el fortalecimiento de las alianzas transatlánticas. “Aunque se trata de un escenario muy poco probable, no descartamos la posibilidad de que una escalada repentina de la presión de EE.UU. —junto con el aumento de los costes para Rusia— cambie los cálculos de Putin, llevándole a declarar ‘exitosa’ la ‘operación especial’ y ponerle fin”, señala el informe de la entidad.
- Un inusual alivio de las tensiones en Oriente Medio abriría una nueva era para la región. Según explica, en este caso EE.UU. buscaría relaciones más estrechas con Turquía, Líbano y Siria, sumándose a sus estrechas alianzas con el CCG (Consejo de Cooperación del Golfo) e Israel en la región. Además, estiman que Irán adoptaría una postura más pragmática para asegurar la supervivencia de su régimen. “EE.UU. obligaría a Israel a emprender un camino creíble hacia una solución de dos Estados, impulsando una nueva expansión de los Acuerdos de Abraham”, añaden.
- Una transición pacífica del poder en Venezuela pondría fin a un régimen que ha desestabilizado de forma significativa a la región en general mediante la migración masiva (sobrecargando los recursos de los países vecinos) y un vacío de autoridad y orden público. El informe de la entidad señala que esto reduciría notablemente la inseguridad en la zona, dada la ubicación estratégica de Venezuela en la confluencia entre el Caribe y Sudamérica. “En el ámbito interno, un nuevo gobierno podría suponer una oportunidad para reconstruir la economía devastada de lo que una vez fue el país más rico de la región”, matizan.
- Una victoria de la oposición en las elecciones parlamentarias húngaras de 2026 revertiría el deterioro democrático, restablecería la alineación de Hungría con las normas de la UE y reforzaría los lazos transatlánticos. Consideran que una UE más cohesionada podría avanzar en las reformas clave y en las iniciativas de política exterior que Hungría había bloqueado bajo el gobierno actual.



