Una de las tendencias que hemos visto en 2025 ha sido que la renta fija ha recuperado su papel y función en las carteras. Según reconoce Henrik Stille, gestor de Nordea AM, en este regreso, los inversores ya no se conforman con crédito de alta calidad y deuda gubernamental, sino que demandan una nueva forma de enfocar sus posiciones en renta fija.
En este contexto, Stille sostiene que hay un activo ganador: los covered bonds o bonos garantizados. Según explica, este instrumento aporta una doble garantía al inversor, ya que, por un lado, está el propio emisor -en este caso principalmente son entidades financieras-, y, por otro, cuenta con una cesta de activos de cobertura. “Son considerados un activo de bajo riesgo, que tienen una valoración AAA, generalmente descorrelacionado con los activos de riesgo y que están exentos de quitas en caso de que el emisor quiebre”, señala entre sus beneficios.
Innovación financiera europea
La realidad es que esta clase de activo es relativamente nueva, aunque ya comienza a estar extendida entre la cultura financiera de los inversores. “Antes de 2007 tan solo existían en cinco o seis países en todo el mundo, en especial concentrados en Europa occidental; y tampoco era una clase de activo muy mirada porque comprendía un universo muy limitado. Tras la crisis de 2007-2008, los cambios regulatorios introducidos en Europa para las entidades financieras, respecto al mínimo de activos líquidos y al respaldado de sus depósitos, dio pie a que más bancos en todo el mundo comenzaran a emitir estos bonos garantizados”, explica.
En su opinión, aquello fue el punto de partida para esta clase de activo, que hoy ya es global. “Actualmente, estamos ante un mercado de 3,5 trillones de euros y, en términos de liquidez, es la segunda clase de activo más líquido después de los bonos garantizados de gobiernos. Por ejemplo, el mercado de covered bonds canadiense es hoy el séptimo más grande del mundo, y eso que esta clase de activo no existía allí antes de 2007. Y lo que es más relevante, como ocurre con el caso de Canadá, todos los países están ofreciendo bonos garantizados en euros. Por lo tanto, estamos ante una clase de activo global en euros. Es uno de los pocos ejemplos de innovación financiera que Europa ha sido capaz de exportar al resto del mundo. Así que creo que deberíamos estar bastante orgullosos de esto en Europa”, defiende.
Los covered bonds en cartera
Para Stille, que es experto en esta clase de activos, el crecimiento de los bonos garantizados ha ido de la mano de su penetración en las carteras. Reconoce que los inversores, cuando diseñan sus posiciones en renta fija, lo han hecho históricamente centrándose en dos pilares, en deuda de emisores privados y de emisores públicos. “Sin embargo, cada vez más inversores conocen esta clase de activo y a la hora de preparar su asignación en renta fija, ya cuentan con un tercer pilar: los bonos garantizados”, añade.
Lo que ha hecho que los bonos garantizados pasen de ser un activo desconocido a la nueva rock star imprescindible en la construcción de carteras y estrategias de renta fija han sido sus cualidades. “En primer lugar, estamos ante una clase de activo que solo puede ser emitido en función del colateral que tienes, por lo tanto, son claramente líquidos, con menor riesgo que otros activos de renta fija y con alta calificación, siempre AAA”, señala.
Stille destaca que el propio BCE ha demostrado que los fondos garantizados son una clase de activo crucial en su política monetaria: “A lo largo de los últimos años, el BCE, por ejemplo, ha implementado en varias ocasiones programas de compra directa de covered bonds. Cuando comenzó con su programa QE, empezó a comprarlos dándoles prioridad frente a otros activos de crédito o a la deuda pública. Siempre han sido un activo crucial de su política monetaria por dos motivos: los ve un tipo de activo seguro y, lo que es más importante, para la ECB, son políticamente neutrales”.
Oportunidades de inversión
A la hora de hablar sobre dónde están las principales oportunidades de inversión, el gestor de Nordea AM apunta claramente hacia Europa. Según Stille, hay cuatro grandes regiones que les gustan: el sur de Europa, el este de Europa, el sudeste de Asia (Australia) y Francia.
“El sur de Europa es principalmente España, Italia y Portugal. Estos países nos gustan porque sus bancas son cuidadosas a la hora de ofrecer crédito, tienen balances sólidos y gran afluencia de depósitos. Son entidades equilibradas. Y también nos gustan porque son países donde las economías parecen estarlo haciendo mejor. En el caso del este de Europa, lo digo pensando, principalmente, en Eslovaquia y Polonia, que comparten ciertas semejanzas con la situación descrita en el sur de Europa”, apunta sobre las oportunidades en el Viejo Continente.
Respecto al sudeste asiático, explica que principalmente habla de Australia, aunque también ve oportunidades en Nueva Zelanda, Singapur y Japón. “Esta región nos gusta porque los bonos corresponden a bancos muy fuertes, mucho más fuertes que los de la región europea. Tienen mejores ratios, menores riesgos, aunque su yield es algo más bajo”, matiza.
Por último, para Stille, Francia merece un apartado propio: “Nos gustan y creo que no deberían ser penalizados tanto por el problema de soberanía que atraviesa el país. Incluso si el rating soberano es rebajado a simple A, como es muy probable que ocurra el próximo año, los bonos franceses permanecerán en el triple A. Así que, y con los bonos franceses en el triple A, en los niveles actuales, creemos que son muy atractivos contra muchos otros países con bonos franceses. Los bancos franceses son estables, fuertes, y podemos comprarlos con una diferencia de 15-20 puntos contra los bancos belgas, por ejemplo”.



