El mercado asumió ayer con alivio, cautela y cierta incertidumbre el acuerdo comercial preliminar entre la Unión Europea y Estados Unidos. Como bien indican los analistas de Banca March, “el alivio llegaba por la reducción inmediata del riesgo de una guerra comercial abierta”, pero la cautela y la incertidumbre persiste hasta “ver cómo se implementarán las medidas acordadas, qué sectores quedarán realmente beneficiados o perjudicados –ayer cayeron en Europa la defensa, los autos y bebidas espirituosas– y las numerosas negociaciones que siguen pendientes”.
Robert Schramm-Fuchs y Tom Lemaigre and Marc Schartz, gestores de renta variable europea de Janus Henderson, consideran que, aunque algunos detalles siguen sin estar claros, el acuerdo pone de manifiesto una clara intención de reequilibrar el comercio, manteniendo al mismo tiempo la alineación estratégica. “La reacción del mercado al acuerdo esta mañana ha sido positiva hasta ahora, y los temas de rotación recientes se mantienen intactos. El acuerdo elimina una importante incertidumbre, lo que permite a los inversores volver a centrarse en el conjunto más amplio de factores estructurales y cíclicos que configuran las perspectivas para Europa. En particular, esto incluye el creciente impulso de las iniciativas de la UE destinadas a flexibilizar la regulación financiera, impulsar los mercados de capitales y reducir la fricción burocrática”, afirman.
Según su experiencia, a menudo, es en estas fases del mercado cuando cambia el liderazgo de las acciones y los sectores. “Hemos reasignado nuestra cartera a sectores que se encuentran en el extremo más barato, más cíclico y con mayor valor del espectro. Las acciones con precios que reflejan una recesión permanente o unas perspectivas sectoriales a largo plazo poco halagüeñas suelen experimentar los mayores cambios: pasan de estar dadas por muertas a seguir vivas y coleando. Además, la amplitud del mercado suele aumentar, es decir, en lugar de un grupo reducido de valores líderes, son muchas las acciones que participan en un mercado alcista generalizado”, añaden.
Desde Lombard Odier señalan que, hasta la fecha, la volatilidad en los mercados de renta variable se ha mantenido contenida, con el índice VIX en 15,2, frente a una media histórica cercana a 20. Su perspectiva es que la volatilidad aumente en las próximas semanas y a lo largo del tercer trimestre. “Los índices bursátiles más expuestos a ingresos procedentes de EE.UU. son los de Suiza, Reino Unido, Alemania y Francia, seguidos por Japón y el conjunto de Europa”, recuerdan.
Óptica empresarial y de consumo
En opinión de Julian Schaerer, economista de Julius Baer, para las empresas, el acuerdo aporta cierta certeza sobre la nueva realidad de unos aranceles permanentemente más altos. Sin embargo, en comparación con el régimen de bajos aranceles anterior a 2025, los costes económicos son considerables. “Como suele ocurrir en entornos de aranceles elevados, el nuevo régimen plantea desafíos tanto para empresas como para consumidores. Por un lado, la competitividad de las empresas europeas afectadas por el arancel del 15% se verá perjudicada. Por otro, los consumidores estadounidenses pueden esperar precios más altos, lo que erosionará su poder adquisitivo”, señala como consecuencias.
Hablando de sectores concretos, Irene Lauro, economista para la eurozona de Schroders, reconoce que haber pasado de la amenaza de un 30% a un previsible 15% supone un alivio. “ El sector del automóvil, en particular, se beneficiará de la reducción del arancel del 27,5% introducido en abril. Esta relajación de las tensiones comerciales elimina un importante riesgo a la baja para la economía europea y devuelve a las empresas la claridad que tanto necesitaban”, sostiene.
Bajo su punto de vista, la demanda de crédito de las empresas no financieras mejoró ligeramente en el segundo trimestre gracias a la relajación de la política monetaria, pero la incertidumbre comercial ha sido un claro lastre para la inversión. Ahora, considera que al disiparse esa incertidumbre, habrá una mayor demanda de crédito y un repunte de la inversión. “Si la recuperación cíclica gana tracción y las presiones inflacionistas sigan siendo limitadas, esperamos que el ciclo de bajadas de tipos de interés por parte del BCE haya llegado a su fin, por lo menos de momento. El acuerdo aporta confianza en un momento crítico para la economía europea”, añade.
Además, según las expectativas de Schaerer, es probable que el impacto inflacionario de estos aranceles se haga visible en las próximas cifras de inflación en EE. UU., y la incertidumbre en torno a este efecto es una de las razones clave por las que se espera que la Reserva Federal mantenga sin cambios los tipos de interés en la reunión del FOMC de esta semana.
Según las estimaciones de Luca Paolini, estratega jefe en Pictet AM, el impacto inflacionario para EE.UU. puede ser de 1,9% y en crecimiento económico hasta 1,3% a la baja. «En todo caso, el aumento de la inflación impulsado por aranceles de EE.UU. es temporal. Para el resto del mundo puede suponer 0,4 % menor crecimiento; algo menos, 0,3% en Europa, si bien con 0,4% menor crecimiento alemán, que puede mitigarse con medidas de estímulo fiscal para apoyar el crecimiento», sostiene Paolini.
La cuestión del crecimiento
Además, el economista de Julius Baer considera que si bien los aranceles supondrán sin duda un reto para Europa, su economía es lo suficientemente resiliente como para soportar las repercusiones. “Tras varios años de bajo rendimiento, la demanda interna en Europa ha mostrado recientemente signos de crecimiento, en parte gracias a una política fiscal más expansiva, especialmente en Alemania. Con una demanda interna en recuperación, la dependencia de Europa de un modelo manufacturero orientado a las exportaciones está disminuyendo, lo que contribuye a amortiguar el impacto de los aranceles”, defiende Schaerer.
Una interpretación favorable del acuerdo alcanzado por la Casa Blanca y la Comisión Europea se centra en el impacto adverso moderado que tendrá sobre el crecimiento a corto plazo y la volatilidad de la inflación en las economías de la UE y EE.UU., en comparación con los aranceles del 30% y el 50% con los que la administración Trump había amenazado en diferentes momentos en los últimos meses.
“Nuestra última previsión sitúa el crecimiento de la zona euro en el 1,1% en 2025, ligeramente por encima del 0,8% del año pasado, antes de acelerarse hasta el 1,5% el año que viene, a medida que aumentan los gastos en defensa y los gobiernos aplican medidas para incrementar la inversión, especialmente en Alemania”, apunta Alvise Lennkh-Yunus, director de Calificaciones del Sector Público y Soberano de Scope Ratings.
La conclusión de Lennkh-Yunus es que al haber menos incertidumbre comercial sobre la economía de la UE y mostrar la economía estadounidense una resistencia sostenida, “los acuerdos entre Estados Unidos y la UE deberían ayudar a contener los riesgos crediticios a ambos lados del Atlántico, aunque el balance de riesgos para las perspectivas crediticias mundiales sigue siendo negativo”.