El gobierno del Reino Unido está desarrollando un nuevo plan de visado de inversión destinado a atraer a extranjeros adinerados que estén dispuestos a invertir en sectores estratégicos de la economía británica, como la inteligencia artificial, las energías limpias y las ciencias de la vida. Esta iniciativa llega después de que eliminara su Golden Visa en febrero de 2022, debido a las preocupaciones que despertaba su mal uso.
Según explican los expertos, este plan surge como respuesta a la reciente abolición del régimen fiscal para los «non-domiciled» (non-dom), que permitía a los residentes extranjeros no tributar por sus ingresos en el extranjero. “La eliminación de este régimen, efectiva a partir de abril de 2025, ha generado preocupaciones sobre una posible fuga de capitales y talentos del país”, indican.
En opinión de Nigel Green, CEO de deVere Group, por un lado, los ministros están pidiendo miles de millones para respaldar la inteligencia artificial y la energía limpia y, por otro, están dejando sin apoyo a los mismos inversores que han estado construyendo silenciosamente la economía británica durante décadas. “No solo es incoherente, es una irresponsabilidad económica”, afirma desde una visión crítica.
Green explica que el gobierno está considerando actualmente un esquema de visado que otorgaría la residencia a personas que comprometan capital sustancial en sectores de alto crecimiento como las ciencias de la vida, la inteligencia artificial y las energías renovables. Su crítica reside en que esta nueva propuesta dirigida a la ‘élite global’ llega apenas unas semanas después de que el Tesoro confirmara la abolición del régimen fiscal para los no domiciliados a partir de abril de 2025, una medida que amenaza con provocar una fuga masiva de capitales del Reino Unido.
“La contradicción no podría ser más clara. El visado propuesto se dirige a un pequeño y muy específico grupo de inversores extranjeros, mientras que el cambio fiscal corre el riesgo de alejar a toda una clase de generadores de riqueza globalmente móviles que ya viven, gastan e invierten en el Reino Unido. El Reino Unido extiende la alfombra roja para nuevos capitales, mientras desalienta a quienes ya han hecho del país su hogar. ¿Por qué un inversor serio comprometería más dinero aquí si el mensaje desde arriba es: si te quedas demasiado tiempo, te penalizaremos?”, argumenta Green.
Cuestión de fiscalidad
Según las nuevas normas fiscales, los extranjeros que hayan residido en el Reino Unido durante más de cuatro años serán gravados por sus ingresos globales, eliminando así el incentivo tradicional que les permitía mantener fuera del alcance fiscal británico los ingresos generados en el extranjero.
Aunque el Tesoro estima que esto podría recaudar 2.700 millones de libras al año, expertos de los sectores legal y financiero advierten que la política acabará costando más en términos de crecimiento perdido, empleos y consumo.
El CEO de deVere señala que algunos estudios indican que los no domiciliados aportaban alrededor de 6.000 millones de libras en impuestos anualmente antes de los cambios —y desempeñaban un papel clave en la financiación de empresas emergentes, el arte y fundaciones benéficas.
“Las cifras no mienten. Este es un grupo que contribuye mucho más de lo que cuesta. Compran viviendas, contratan personal, crean fondos y ayudan a financiar la próxima generación de empresas tecnológicas y biotecnológicas. Y ahora, justo cuando el Reino Unido afirma querer ser un centro global de innovación, los está echando”, afirma Green, quien considera que esta Golden Visa supone una “oferta limitada vinculada a sectores estratégicamente importantes”.
Según su visión, si el Reino Unido quiere atraer la riqueza global para impulsar su revolución verde y digital, necesita más que un visado con nuevo nombre. “Necesita un marco competitivo, transparente y coherente que trate a los inversores extranjeros no como piezas de un juego político, sino como socios en el crecimiento. Los inversores globales no quieren gestos de relaciones públicas. Quieren razones creíbles para comprometerse con el Reino Unido a largo plazo. Hoy por hoy, ese argumento simplemente no se está haciendo”, concluye.