Julio Martín-Simo, responsable de la gama de fondos ilíquidos de A&G Global Investors, admite que, bajo Global Investors, A&G ha logrado en el escaso tiempo que lleva de andadura transmitir que dedicarse a un perfil para cliente institucional revierte de manera positiva en nuevos clientes de los family offices o de alto patrimonio. La firma tiene planes para crecer y de dimensionar el equipo en función de ese mayor tamaño previsto. También, reforzar las áreas en las que está actualmente centrada: inmobiliario, transición energética y buy out en private equity.
¿Qué valoración hace de estos primeros meses de andadura de A&G Global Investors?
Realmente, Global Investors está haciendo algo que ya venía haciendo hace tiempo, pero hemos querido reforzarlo bajo una sola marca para transmitir su operativa de una mejor manera al mercado. Global Investors robustece las capacidades institucionales en gestión de activos de A&G. Tenemos dos ramas principales de actividad, dentro de la gestión de activos: una, de activos cotizados y líquidos, donde desarrollamos estrategias en renta fija, renta variable, etcétera. Y otra, de activos alternativos, donde estamos muy enfocados en tendencias estructurales. Desde esa perspectiva, hemos reforzado lo que hemos hecho hasta ahora y vemos una buena acogida por parte del inversor institucional, además de una mejor transmisión del mensaje. De tal manera, que se percibe que tener un perfil dedicado a la gestión de activos para el cliente institucional revierte de manera positiva en el cliente más de family office o de alto patrimonio.
¿Van a entrar en alguna área hasta ahora inédita en su estrategia empresarial?
Estamos muy enfocados en nuestras tres verticales en gestión alternativa. Por recapitular, hacemos inversión inmobiliaria, también operaciones en transición energética y en buy out a través de private equity. En inmobiliario, estamos centrados en lo que llamamos el segmento “residencial 2.0”. Es decir, dar soluciones flexibles al problema de la vivienda en España, con alternativas como residencias de estudiantes, co living, senior living o la construcción para venta o alquiler. En transición energética, enfocamos las inversiones tanto por tecnología como por infraestructuras, con dos equipos dedicados a cada uno de esos verticales y con fondos con un mandato específico para cada uno de ellos. Finalmente, inversiones en compañías buy out en private equity a través de gestoras de reconocido prestigio internacional, tanto en el segmento de megacaps, como en pequeñas y medianas compañías en Estados Unidos, donde estamos lanzando un nuevo vehículo.
¿Cómo es la inversión en transición energética?
En transición energética invertimos de manera directa. En tecnología, miramos compañías europeas que fomentan la descarbonización como la independencia energética y fundamentalmente los sectores de generación de energía, movilidad, o industriales. Son compañías “ronda serie B”, es decir, tienen una tecnología probada que funciona, pero que necesitan una aceleración comercial. Respecto a las infraestructuras, invertimos en activos que generan energía limpia. Dentro de esta vertical, nos parece interesante el alquiler de terrenos a instalaciones de energías renovables. Nuestra exposición se desarrolla a través de una plataforma que agrega las rentas procedentes de estos alquileres. Hasta ahora, no se ha hecho mucho, pero vemos un valor interesante, puesto que es un activo defensivo, de calidad. Se trata de comprar los terrenos que cuentan con instalaciones fotovoltaicas o aerogeneradores y recibir el alquiler que el operador de renovables tiene que abonar. Esta actividad está muy fragmentada en España, porque hay muchos pequeños propietarios. Se trata de ir agregando terrenos con alquileres en vigor a esta plataforma, para darle tamaño y, tras dar escala a esa plataforma, venderla a un inversor institucional por su perfil de generación de cash flow o de dividendos. Se trata de un activo con un volumen de rentas elevado y predecible porque proceden de contratos a largo plazo y vinculados a la inflación. Además, cuenta con el aliciente adicional de que el inquilino -es decir, el operador de la instalación energética- es difícil que se mude. Lanzamos esta plataforma a principios de diciembre y hemos conseguido darle una escala significativa: 140 parcelas en una sola transacción. A la hora de desinvertir, se trataría de una inversión value add en, como mucho, ocho años.
¿Cuántas personas forman el equipo de A&G Global Investors?
En el equipo de inversiones de estos tres verticales somos entre 20 y 25 personas. Estamos creciendo y tenemos un objetivo ambicioso de aumentar los activos bajo gestión y de dimensionar los equipos de manera adecuada. En el total de Global Investors tenemos 1.500 millones de euros bajo gestión y en la parte de alternativos, por encima de los 500 millones de euros. Queremos seguir creciendo.
¿Dónde ven más oportunidades?
Realmente, los tres verticales en los que estamos son tendencias estructurales. Hay que tener en cuenta que en inmobiliario hay una gran divergencia entre demanda y oferta. Nuestra visión es dar una solución a ese problema a través de la flexibilidad, es decir, intentar que parte de esa demanda encuentre un formato que se adapte a sus prioridades sin competir por el producto existente. Por el lado de transición energética hay una oportunidad clarísima, no sólo por la descarbonización, sino también por el lado de la seguridad e independencia energética de Europa, y también de España. En Europa no hay hidrocarburos y no podemos depender de socios que no son regímenes democráticos. Incluso, últimamente nos estamos dando cuenta que algunos socios tradicionales, no cuentan con una situación política ideal. Europa es consciente ya de que debe diversificar las fuentes de suministro y, dentro de ellas, hay energías que son abundantes tanto en Europa y, sobre todo, en la península Ibérica como es la solar. En un contexto de nuevas tecnologías, como pueden ser baterías o combinación de solar, hidráulica y fotovoltaica, etcétera, puede dar la garantía de suministro sin tener que depender de condiciones meteorológicas o de la hora del día en la que se esté generando la electricidad. Finalmente, en buy outs, creemos que el mundo de la inversión en gestoras más de nicho sobre todo en países como Estados Unidos, es una tendencia que vemos y que los clientes nos demandan.
¿Cómo es la inversión que hacen en buy out?
Estamos lanzando un vehículo que va a invertir en el segmento de compañías de pequeña capitalización en Estados Unidos -gestoras de fondos de private equity que tienen vehículos de 1.500-2.000 millones bajo gestión, lo que aquí en Europa sería una gestora relativamente grande-, pero son muy especializados, muy de nicho. Hacen uno o dos sectores, pero con la particularidad de que los retornos son muy buenos históricamente. Eso sí, hay que conocerlos muy bien, porque ellos tienen su propio público de inversores en Estados Unidos y nunca se han planteado salir de allí para conseguir capital europeo o asíático. Además, muchas veces esos vehículos están sobresuscritos y hay que tener una relación especial para que esos inversores te abran las puertas para invertir. Este es un producto muy diferencial en España.
Hablando del contexto de los tipos de interés, teniendo en cuenta que dos de vuestras verticales dependen del coste de capital como son el inmobiliario y las infraestructuras, ¿cómo les afecta el actual contexto de política monetaria?
Nosotros invertimos en vehículos que tienen una duración amplia, unos siete u ocho años. Lo importante es la estabilidad, que no haya grandes cambios. Desde ese punto de vista, sí que hemos visto que, después de unos años con subidas muy rápidas de tipos, el escenario se ha estabilizado, con cierta tendencia a la baja. Como gestor, esto da visibilidad y permite que se puedan adaptar mejor los modelos de negocio. Como gestores activos que somos, monitoreamos la situación, pero tiene más peso la tendencia estructural de varios años que la coyuntura de qué va a hacer la Reserva Federal o el BCE en el próximo trimestre. Eso sí, hay una oportunidad ahora. Somos inversores de largo plazo y debemos tener un cierto colchón de financiación, y también es verdad que nuestros equipos son muy creativos en términos de estructuración de las operaciones y búsqueda de mecanismos de protección, pero lo que estamos viendo en general es una disposición de los bancos de dar financiación a niveles atractivos. Teniendo esto en cuenta, nosotros no somos partidarios de apalancar al extremo las operaciones.
Dentro del venture capital, ¿dónde ven más operaciones? ¿Europa presenta oportunidades?
No somos generalistas dentro del venture capital. Aquí nos ceñimos al negocio de transición energética. Además, invertimos en Series B, no vamos al segmento seed o a pre seed. Somos especialistas en transición energética con un componente growth, con equipos que han sido prácticamente pioneros en este segmento: nuestro equipo gestor lleva más de 15 años invirtiendo en este tipo de compañías de transición energética, tanto desde el software como desde el hardware. Vemos valoraciones más normalizadas y que se prima la calidad, hay una mayor exigencia de visibilidad, planes de negocio realistas y sobre todo ir a tecnologías que se puedan aplicar en un plazo temporal relativamente razonable, de unos cinco o siete años ya con una escala comercial significativa. Adicionalmente, somos un inversor estratégico industrial en transición energética. Me explico: tenemos en nuestros fondos compañías industriales que usan una inversión en nuestros vehículos como una extensión a sus capacidades de I+D; les complementamos con las compañías que vemos en Europa que pueden tener un ángulo para sus procesos productivos. Hacemos reuniones recurrentes con ellos, entendemos sus necesidades concretas, sus desafíos en la descarbonización o la transición energética. Eso es algo que, frente a otros inversores en transición energética, sí que nuestros inversores o el mercado nos está diciendo que es diferencial.
¿Cuánto deben suponer los alternativos en la cartera de un inversor de perfil medio?
Más que un porcentaje estricto, hay que tener en cuenta las necesidades de liquidez del inversor, su horizonte temporal, el perfil de ese inversor… Es verdad que vemos apetito por activos alternativos porque hay muchas inversiones que no llegan a los mercados públicos, y en segundo lugar hay cada vez más inversor que quiere ver un impacto directo de su dinero en ciertas temáticas que creen que a través de un activo alternativo están más cercanos al activo, Además les da la posibilidad de coinvertir en alguna de las inversiones que tenga ese vehículo. Lo que es imposible a través de los mercados cotizados.
¿Últimamente los clientes les piden algo distinto que en años anteriores?
Antes, hacer un compromiso en un fondo sin tener todavía mucha visibilidad en los activos en los que se iba a invertir se producía más recurrentemente: sobre una presentación o unos planes de negocio ya se invertía. Hoy en día el inversor exige más visibilidad, que le cuentes la tesis de inversión desde las actuaciones que vas a hacer, se va casi a tocar los activos que están contenidos en esos fondos. Ahora, tienes que ir con una parte del pipeline más atada. Son más exigentes a la hora de reducir el riesgo de comprometerse a un vehículo donde no están claras las operaciones que se van a realizar. Esto es un cambio en la industria: el cliente no quiere tanto que le cuentes un vehículo sino dónde vas a invertir ese vehículo y casi con ejemplos concretos.
¿Qué aconseja a los inversores que aún no se han acercado al mundo de los alternativos y que están contemplando ahora la posibilidad de entrar?
Hay que ponerse en manos de un experto financiero, que entienda sus necesidades de liquidez, su horizonte temporal… y las particularidades de este tipo de activos. Es decir, asesorarse y saber que conoce bien el activo.