El futuro del precio del oro dependerá en gran medida de cómo evolucionen una serie de factores macroeconómicos, geopolíticos y de política monetaria. 2026 “podría seguir sorprendiéndonos”, dice el último informe del World Gold Council: si la economía mundial se desacelera y las tasas de interés disminuyen aún más, ello favorecería al oro. En cambio, un repunte económico fuerte, acompañado por una subida de tasas y un dólar robusto, podría generar presión a la baja sobre el metal.
Para 2026, Morgan Stanley proyecta un precio alrededor de 4.400 dólares por onza, fundamentado en un escenario de demanda sólida y continuidad en las tensiones geopolíticas. Por su parte, Deutsche Bank plantea un rango más amplio, situado entre 3.950 y 4.950 dólares por onza, estableciendo como zona de soporte los 3.900.
Estas proyecciones reflejan un consenso moderadamente alcista entre grandes entidades financieras, impulsado por el interés de los bancos centrales, la posible relajación de la política monetaria en Estados Unidos y la persistencia de la demanda de inversión en mercados emergentes y desarrollados.
World Gold Council: tres escenarios principales para el oro en 2026
“Shallow slip” (deslizamiento moderado): bajo condiciones de desaceleración económica leve, acompañada por recortes adicionales de tasas en Estados Unidos, con dólar estable o algo débil, y un aumento en la aversión al riesgo, especialmente si se reavivan dudas sobre sectores vulnerables como el tecnológico.
En este contexto, el oro podría tener un alza moderada de 5% a 15% en 2026 respecto a los niveles actuales. Este escenario también depende de una demanda sostenida por parte de bancos centrales y de posibles nuevos participantes en la inversión, como aseguradoras en China o fondos de pensión en India.
“Doom loop” (bucle de crisis): un escenario más severo, en que una “recesión sincronizada global” —por tensiones comerciales, conflictos geopolíticos o un colapso en la confianza— derive en fuerte incertidumbre, caída del dólar, recortes drásticos de tasas y un vuelo general hacia activos refugio.
En ese contexto, el oro podría beneficiarse de forma significativa, con un alza estimada de 15% a 30% en 2026. La fuerte demanda de inversiones —especialmente vía ETFs respaldados en oro— sería un motor clave, compensando una posible debilidad de la demanda de joyería o de consumos cíclicos.
“Reflation return” (retorno de reflación/recuperación económica): si las políticas económicas (por ejemplo, en Estados Unidos) logran un impulso sólido del crecimiento global, con aumentos de tasas, fortalecimiento del dólar y retorno de apetito por riesgo, el oro podría enfrentar una corrección a la baja.
En este escenario, el precio podría caer entre 5 %y 20% respecto a los niveles actuales, ya que activos de mayor rendimiento (bonos, acciones) resultan más atractivos que un activo sin rendimiento como el oro.
Además de los escenarios macro, el informe señala algunos “comodines” o variables volátiles pero que pueden tener impacto considerable en 2026, como la demanda oficial de los bancos centrales.
El reciclaje de oro, es decir, la oferta secundaria, es otro factor. En 2025 ha sido relativamente bajo, en parte por el alza del precio y por el uso creciente del oro como colateral en préstamos. Si continúa esta tendencia, la oferta se mantendría limitada, lo que favorecería los precios. Pero hay riesgo: una desaceleración económica en países grandes consumidores (como India) podría provocar liquidación de colaterales y aumentar la oferta, presionando el precio a la baja.
2025, un año excepcional
2025 fue un año extraordinario para el oro: el metal alcanzó más de 50 máximos históricos y acumuló una rentabilidad superior al 60% para el final de noviembre. Este desempeño extraordinario fue impulsado por una combinación de factores macroeconómicos: un entorno geopolítico y geoeconómico agitado, el debilitamiento del dólar estadounidense y una ligera caída de las tasas de interés —todo lo cual reforzó el atractivo del oro como refugio, junto con un fuerte impulso de precios.
El informe del Wordl Gold Council destaca que, en 2025, la demanda de inversión creció de forma generalizada, desde Occidente hasta Oriente, y que los bancos centrales continuaron con un intenso ritmo de compras, incluso si por debajo de los niveles récord de los años anteriores.



