Según el último informe de Mirabaud Wealth Management, el papel creciente de las stablecoins en el sistema financiero global muestra una gran capacidad para redefinir la manera en que se realizan pagos, para generar nuevos activos y para estructurar los servicios financieros. Su auge no solo responde a los avances tecnológicos, sino también a la búsqueda de alternativas más eficientes, accesibles y estables frente al dinero tradicional.
Según explican, las stablecoins son activos digitales diseñados para mantener un valor estable, habitualmente vinculado al dólar estadounidense. A diferencia de criptomonedas volátiles como Bitcoin o Ethereum, estas monedas digitales ofrecen consistencia en los precios, lo que las convierte en herramientas ideales para transacciones cotidianas, pagos internacionales, remesas y comercio digital. Existen distintos tipos: las respaldadas por divisas fiat, como USDT o USDC; las colateralizadas por otras criptomonedas, como DAI; y las algorítmicas, que dependen de mecanismos de oferta y demanda para mantener su paridad, aunque estas últimas presentan mayores riesgos de estabilidad.
«El interés por las stablecoins ha cobrado fuerza tras la reciente aprobación de la Ley GENIUS de 2025 en el Senado de Estados Unidos. Esta legislación bipartidista establece un marco regulador claro que exige que todas las stablecoins estén totalmente respaldadas por activos líquidos y seguros, como bonos del Tesoro a corto plazo o depósitos bancarios asegurados. También impone requisitos de transparencia, como la divulgación mensual de reservas y auditorías anuales, al tiempo que prohíbe el pago de intereses sobre estas monedas para evitar la fuga de depósitos de la banca tradicional», argumentan.
A nivel de mercado, destacan que la capitalización total de las stablecoins supera los 250.000 millones de dólares, con más del 99% del volumen vinculado al dólar: tether lidera con aproximadamente 142.000 millones de dólares, seguido por USD Coin con 54.000 millones y DAI con 7.000 millones. El crecimiento del sector se ha visto impulsado por la demanda en economías emergentes, el desarrollo de las finanzas descentralizadas y la adopción por parte de plataformas fintech y empresas de tecnología. Las previsiones del Tesoro estadounidense apuntan a que el mercado podría alcanzar los 3,7 billones de dólares en 2030.
«Entre sus principales ventajas destacan la rapidez y el bajo coste de las transacciones. Mientras que las transferencias bancarias pueden tardar días, los pagos con stablecoins se liquidan en segundos o minutos. Además, las comisiones de envío de remesas, que promedian un 6,62% a nivel mundial según el Banco Mundial, se reducen significativamente con estas monedas digitales, situándose entre el 0,5% y el 3%. También ofrecen una vía de inclusión financiera para millones de personas no bancarizadas, ya que basta con disponer de un teléfono móvil con conexión a internet. En contextos inflacionarios, permiten preservar el valor en dólares frente a monedas locales inestables», añaden.
Pese a sus beneficios, desde Mirabaud Wealth Management reconocen que las stablecoins también plantean riesgos. «Uno de los más importantes es la fiabilidad de su respaldo: si los emisores no cuentan con reservas suficientes o transparentes, la confianza de los usuarios puede desaparecer, como ocurrió con el colapso del TerraUSD en 2022. Otro desafío es su posible uso para actividades ilícitas. En 2024, se estima que entre 25.000 y 32.000 millones de dólares en stablecoins estuvieron relacionados con delitos financieros, lo que evidencia la necesidad de una regulación efectiva. La fragmentación normativa a escala global también permite a algunos emisores aprovechar vacíos legales, lo que puede comprometer la estabilidad del sistema», comentan.
Además, en el plano geopolítico, destacan que Estados Unidos busca consolidar su liderazgo digital mediante un enfoque regulador basado en el mercado. A diferencia de modelos como el yuan digital chino, controlado por el Estado, o la postura más conservadora de Europa respecto a monedas no vinculadas al euro, la estrategia estadounidense apuesta por fortalecer el papel del dólar en la economía digital. La Ley GENIUS representa un paso importante en ese sentido, al ofrecer un marco jurídico que promueve tanto la innovación como la estabilidad.
«A medida que estas monedas digitales se integren en el ecosistema financiero regulado, será clave mantener una supervisión sólida para garantizar que contribuyan a reforzar (y no a debilitar) la confianza en el sistema. Las stablecoins, por su diseño y utilidad, se perfilan como una de las herramientas más influyentes en la reconfiguración de las finanzas del futuro», concluye el informe de Mirabaud Wealth Management.