El capital riesgo ha experimentado un crecimiento realmente importante durante la última década debido a la coexistencia de varios elementos, según desvela el último informe semestral de la CNMV. Entre ellos, el estudio destaca un contexto económico favorable, que ha impulsado el emprendimiento empresarial y la creación de starts-ups, junto a una coyuntura de bajos tipos de interés, que ha hecho que buena parte de los inversores “busquen en el sector del capital riesgo alternativas con rentabilidades más atractivas”.
Pero el estudio sugiere que este crecimiento no es coyuntural, ya que en los últimos años, incluso con un contexto de tipos de interés y de inflación más elevados, “el sector del capital riesgo ha continuado creciendo tanto en número de entidades como en patrimonio”.
Un punto adicional para este crecimiento está, según el estudio del regulador de los mercados españoles, en el marco regulatorio: la Ley 22/2024 y la Ley 18/2022 han jugado a favor de la expansión de este sector, al flexibilizar las opciones de inversión de las ECR y, más recientemente, al permitir la entrada de inversores minoristas con cuantías inferiores. Eso sí, sujeta a determinados requisitos.
Los datos indican fuerte crecimiento
Los datos recibidos por la CNMV indican que el número de ECRs a finales de 2024 ascendía a 1.256, casi 1.000 entidades más que en 2013. Además, su patrimonio se situaba cerca de los 48.000 millones de euros, una cifra que representa solo un 10% del patrimonio total de las IICs, pero muestra igualmente un crecimiento muy importante, en particular desde 2019.
Además, el número de inversores alcanza ya los 90.993 y el tamaño medio de sus inversiones asciende a 473.000 euros. Las personas físicas suponen el 60,6% de los inversores totales, pero reducen su participación al 14% del volumen de inversión. Las entidades no financieras y otras entidades financieras representan el grupo con mayor volumen de inversión: un 35% del total.
Los volúmenes de inversión de las ECRs son crecientes y relativamente concentrados en pocas operaciones. Los operadores internacionales continúan ejecutando la mayor parte de las operaciones de mayor tamaño, con una inversión media de 3,5 millones de euros en 2024. Las estimaciones de rendimiento de las ECR revelan una media del 8,6% en el periodo de análisis, aunque el estudio observa diferencias “importantes” entre el rendimiento de las ECRs más jóvenes (1,2%), cuyas inversiones no son aún maduras y, por tanto, no generan beneficios, y el resto de las ECRs (10,2%).
El estudio recoge que, en ocasiones, se presenta al capital riesgo como un sector competidor de otras fuentes de financiación como el crédito bancario tradicional o el recurso a los mercados de capitales. Sin embargo, aclara el informe, la información disponible revela que las ECRs financian compañías de tamaño relativamente pequeño en segmentos en los que el crédito bancario es muy escaso o costoso y la financiación en los mercados no es posible. “Por ello, es más frecuente que las ECRs financien compañías de sectores con un gran componente tecnológico y de innovación y por importes de hasta 10 millones de euros”, explica el estudio, que detalla que este rango de inversión representa el 50% del volumen de las inversiones.
En este punto, destaca el el papel que juegan las ECRs de carácter público como Fond-ICO Next Tech, Fond-ICOGlobal y Fond-ICO Pyme, que cuentan con un volumen de patrimonio comprometido de 8.750 millones de euros y tienen el objetivo de fomentar proyectos de nuevas tecnologías, sostenibilidad, impacto social y ecosistemas, entre otros.
Riesgos aparentemente limitados
Desde el punto de vista de la estabilidad financiera, los riesgos que el estudio de la CNMV percibe están relativamente acotados. Por una parte, el riesgo de desajuste de liquidez “es menos relevante” o, al menos, “no tiene la misma dimensión” que en otras entidades, en la medida en que las ECRs son de carácter cerrado. “Esta estructura evita el riesgo de incrementos súbitos e inesperados de reembolsos que podrían no ser atendidos con los activos disponibles”, explica el informe. En las ECRs, además, los inversores conocen el horizonte de largo plazo de la inversión y la práctica habitual que el capital se vaya desembolsando de forma progresiva.
Por otra parte, el riesgo derivado del apalancamiento de estas entidades también parece limitado debido a que los compromisos asumidos por inversiones futuras están cubiertos con el patrimonio comprometido. Por otra parte, el endeudamiento financiero y la exposición a través de derivados presentan cifras reducidas: un 6,4% del patrimonio en 2024. Posiblemente el riesgo más importante para la estabilidad financiera venga de la mano de las interconexiones entre entidades. La monitorización de estas interconexiones no es una tarea fácil para los supervisores, en la medida en que la limitación de la información es relativamente habitual en el ámbito del capital riesgo.
Conclusión
Como punto final, el estudio presenta los retos que afronta el sector. El primero, crecer en tamaño, ya que la magnitud del capital riesgo tanto en España como en la Unión Europea sigue siendo pequeña en relación con otras jurisdicciones como Estados Unidos. “Su avance es deseable, no solo por esa complementariedad respecto de otras fuentes de financiación, sino también por el papel que juega en el desarrollo tecnológico, fundamental para la competitividad y el incremento de productividad de la economía”, apunta el informe.
En este sentido, la labor de los supervisores financieros debe ser la de facilitar lo máximo posible el avance de esta actividad, mediante una normativa adecuada, pero siempre centrada en la protección del inversor y el mantenimiento de la estabilidad financiera.



