El 78% de los inversores de private equity está revisando sus planes de creación de valor para las empresas de su cartera como consecuencia de la amenaza de aranceles de EE.UU. a Europa, según la encuesta sobre creación de valor 2025 de la firma de servicios profesionales Alvarez & Marsal (A&M).
De hecho, el informe revela que un 71% se está replanteando sus planes de expansión internacional, y el 68% acelerando las iniciativas de mejora para contrarrestar el aumento de costes asociado a los aranceles. En lo que respecta a nuevas inversiones, el 88% de los fondos de private equity de gran y muy gran capitalización —es decir, aquellos con más de 5.000 millones de euros— han optado por pausar sus operaciones, actuar con mayor prudencia o centrarse en adquisiciones más pequeñas y menos arriesgadas, con el objetivo de reducir su exposición a los aranceles. En cambio, los inversores de capitalización media muestran una mayor resistencia a cambiar de estrategia de forma generalizada: el 38% afirma no haber modificado sus decisiones de inversión en respuesta a los aranceles.
Principales tendencias
A nivel geográfico, los inversores del Reino Unido son los más cautelosos: el 50% informa de una retirada en nuevas operaciones, frente al 32% en Alemania y solo el 18% en Francia. Por su parte, en España, el 54% de las empresas encuestadas considera que la situación macroeconómica actual no está afectando, al menos por el momento, a sus decisiones empresariales, lo que sugiere una cierta estabilidad o confianza en el entorno económico a corto plazo. No obstante, un 31 % admite sentirse incómodo a la hora de tomar decisiones difíciles ante la incertidumbre, lo que les lleva a evitar iniciativas transformadoras de creación de valor.
Según explica, Alejandro González, Co-Country Head de Alvarez & Marsal de España y Portugal, la incertidumbre internacional – cadenas de suministro, divisas, amenazas arancelarias – está redefiniendo las prioridades del private equity en Europa, obligando a los fondos a adoptar un enfoque mucho más cauteloso y riguroso en la inversión y gestión de sus carteras respectivamente. “Estamos viendo una clara evolución a modelos centrados en la eficiencia operativa, la optimización de costes y la resiliencia ante disrupciones externas en lugar de al crecimiento. Por ello, la capacidad para identificar e implantar mejoras tangibles desde las primeras etapas del ciclo de inversión está ganando relevancia”, señala.
Por su parte, Steffen Kroner, Managing Director de Private Equity Performance Improvement en A&M, considera que el régimen arancelario de Estados Unidos ha puesto en marcha un replanteamiento estratégico en el sector del capital privado. Según su visión, “los planes de creación de valor están girando hacia una mayor resiliencia operativa, con el objetivo de hacer las empresas más resistentes a las recesiones y a los aranceles crecientes. La mejora de los márgenes, que tradicionalmente ha recibido menos atención frente al crecimiento de ingresos y del EBITDA, debe pasar ahora a primer plano. Aquellos inversores que actúen con rapidez para evaluar su exposición y reforzar sus carteras —especialmente los grandes fondos con presencia global— estarán en mejor posición para afrontar la incertidumbre que se avecina”.
Preparación para la desinversión
El régimen de tarifas también está generando una bifurcación en las estrategias de salida. La mitad de los fondos de gran capitalización están acelerando sus programas de preparación para la desinversión con el objetivo de facilitar salidas tácticas más ágiles. Sin embargo, el informe señala que un 38% prevé retrasos en la venta de activos debido a las condiciones actuales del mercado. En paralelo, los fondos de capitalización media muestran mayor confianza: un 38% afirma que las tarifas no tendrán ningún impacto en sus planes ni en los plazos previstos para la desinversión.
A nivel europeo, el Reino Unido presenta el mayor porcentaje de fondos que anticipan retrasos en sus salidas (44%), mientras que en el extremo opuesto se sitúa Alemania, donde el 80 % de los fondos asegura que sus desinversiones no se verán afectadas.
Para hacer frente a esta situación de bloqueo en las desinversiones, casi la mitad de los fondos (47%) están gestionando activos envejecidos en cartera mediante la refinanciación de deuda y la ampliación de programas de creación de valor, a la espera de que el mercado se estabilice y ofrezca mejores condiciones para vender.
También destaca que un tercio de los inversores afirma estar vendiendo activos a valoraciones más bajas, con una ligera mayor propensión entre los fondos de gran tamaño (34%), posiblemente reflejando una mayor presión por devolver liquidez a sus inversores. Además, los fondos siguen recurriendo a fórmulas más creativas para generar liquidez: un 24% declara haber trasladado inversiones existentes a vehículos de continuidad o fondos secundarios.
“La devolución de capital a los inversores sigue siendo la prueba definitiva, y los periodos prolongados de permanencia están poniendo a prueba la capacidad del capital privado para cumplir con este objetivo. Aún son demasiadas las firmas que posponen la creación de valor hasta las fases finales del ciclo, un modelo que ya no es sostenible. Para preservar las opciones de salida y proteger las valoraciones, los patrocinadores deben anticipar la ejecución desde el principio, actuando con rapidez tras el cierre para impulsar mejoras tangibles que resistan el escrutinio cuando se reabra la ventana de desinversión”, apunta Benjamin Reick, Senior Director, al respecto.
Intensificación de los esfuerzos operativos
Ante un escenario geopolítico en constante cambio, los inversores están adoptando un enfoque más introspectivo para revisar sus cadenas de suministro y redefinir sus estrategias de creación de valor, con el objetivo de garantizar una mayor resiliencia. Según muestra la encuesta, el 53% afirma estar dedicando más tiempo a optimizar sus carteras actuales, en detrimento de la búsqueda de nuevas adquisiciones. En este contexto, la digitalización sigue siendo fundamental en la creación de valor: el 94% de los encuestados la considera un componente esencial en sus planes de transformación.
También se ha avanzado significativamente en la planificación e implantación de la inteligencia artificial (IA) como herramienta de apoyo a la generación de valor. Este avance es especialmente notable entre los fondos de capital privado de gran capitalización, donde un 58% ya está utilizando la IA, frente al 24% de los fondos de capitalización media.
A pesar del reciente retroceso de algunos aspectos relacionados con los criterios ESG, estos siguen siendo una pieza clave en los planes de creación de valor. El 90% de los fondos de capital privado declara integrar criterios ESG en sus estrategias. Las aproximaciones varían: cerca de la mitad (47 %) considera los criterios ESG como un requisito regulatorio, mientras que el 43 % ha establecido compromisos impulsados por objetivos de negocio.
Según la visión de Steffen Kroner, Managing Director de Private Equity Performance Improvement en A&M, la IA y los criterios ESG se están consolidando como motores de ventaja competitiva en el capital privado. “La IA ya está generando retornos medibles, desde inteligencia de mercado en tiempo real y planificación de escenarios hasta operaciones más eficientes y una mejor interacción con el cliente. Por su parte, cuando se integran desde el principio, los criterios ESG no solo refuerzan la gestión de riesgos, sino que también incrementan la valoración a largo plazo y el atractivo para los inversores. Las firmas que escalen ambos pilares con intención y rigor estarán mejor posicionadas para destacar en el rendimiento”, apunta Kroner.