State Street ha publicado su estudio global 2025 sobre activos digitales y tecnologías emergentes, que revela un cambio decisivo en la adopción y el compromiso estratégico de los inversores institucionales hacia la tokenización y la transformación basada en blockchain. El estudio, basado en una encuesta global a altos ejecutivos de gestión y propiedad de activos1, recoge la opinión, la estrategia y la preparación operativa en diferentes regiones y tamaños de instituciones.
«La aceleración en la adopción de tecnologías emergentes es notable. Los inversores institucionales están yendo más allá de la experimentación, y los activos digitales son ahora una palanca estratégica para el crecimiento, la eficiencia y la innovación. A medida que convergen la tokenización, la inteligencia artificial y la computación cuántica, los primeros en adoptarlas están liderando el camino para dar forma al futuro de las finanzas», afirma Joerg Ambrosius, presidente de Servicios de Inversión de State Street.
Los activos digitales están ganando un papel estratégico en las carteras institucionales. Casi el 60% de los inversores institucionales planea aumentar su asignación en el próximo año, y se espera que la exposición media se duplique en los próximos tres años. Este creciente interés refleja la confianza en los activos digitales como herramienta de inversión a largo plazo, más allá de su dimensión tecnológica.
Por su parte, la tokenización se perfila como la primera aplicación práctica de este cambio. El capital privado y la deuda privada serán las primeras clases de activos en someterse a procesos de tokenización, con el objetivo de mejorar la liquidez y la eficiencia en mercados tradicionalmente ilíquidos. Para 2030, se estima que entre el 10% y el 24% de las inversiones institucionales podrían ejecutarse a través de instrumentos tokenizados, consolidando así esta tendencia como un componente estratégico de las carteras.
Entre los factores que impulsan la adopción de los activos digitales destacan la transparencia, la rapidez en la ejecución y la reducción de costes de cumplimiento. Más de la mitad de los encuestados apunta a un incremento significativo en la transparencia, mientras que casi un 40 % valora la mayor rapidez de las operaciones, y un tercio subraya la eficiencia en costes regulatorios. Casi la mitad de los inversores prevé que estas mejoras puedan generar un ahorro superior al 40% en sus procesos.
Paralelamente, el desarrollo de unidades especializadas en activos digitales refuerza su integración en la operativa institucional. El 40% de los inversores ya dispone de equipos dedicados a estos activos, y cerca de un tercio considera que las operaciones digitales forman parte de su estrategia global de transformación digital. Esto demuestra que la adopción no se limita a una capa tecnológica, sino que está remodelando la organización misma.
Las tecnologías emergentes como la inteligencia artificial generativa y la computación cuántica se perciben como aceleradores complementarios de esta transición. Más de la mitad de los encuestados estima que tendrán un impacto mayor que la propia tokenización o la cadena de bloques, aunque coinciden en que ambas líneas tecnológicas son complementarias dentro de los programas de activos digitales.
«Estamos viendo cómo los clientes están reconfigurando sus modelos operativos en torno a los activos digitales. Muchos están creando equipos especializados y casi uno de cada cinco tiene previsto seguir su ejemplo. Desde bonos y acciones tokenizados hasta monedas digitales de bancos centrales y efectivo tokenizado, el cambio no es solo técnico, sino estratégico», concluye Donna Milrod, directora de Productos de State Street.


