La recuperación del sector turismo en Perú en 2025 ha llegado a niveles prepandemia. Y no solo está atrayendo un volumen significativo de visitantes –con más de 2,8 millones de turistas internacionales registrados entre enero y octubre–, sino que se ha logrado un cambio estructural en el perfil de su visitante, según destacó la firma financiera Fynsa en su blog.
El autor, Armando Herrera, gerente general de Fynsa Perú, señaló que el país andino se está consolidando como un destino de alto valor, con “un impacto económico que desafía la fragilidad política”. El gasto promedio por turista internacional, agregó, ha experimentado un crecimiento notable, situándose un 12% por encima de los niveles de 2019.
Para el profesional, varios factores clave están impulsando este boom y asegurando que el turismo se mantenga como un pilar estratégico en la generación de divisas. El notable aumento del gasto promedio se debe, en gran medida, al crecimiento del 12% en el segmento del Viajero de Alto Valor. Estos turistas –provenientes principalmente de Norteamérica y Asia-Pacífico– buscan activamente experiencias auténticas y sostenibles que requieren una mayor inversión, circuitos privados y estancias prolongadas. Este cambio genera ingresos directos y de mayor impacto que no se limitan solo a los tours masivos, señaló.
A su vez, la confianza en la rentabilidad del sector se refleja en una creciente inversión y conectividad descentralizada. Para Herrera, si bien Cusco y Lima siguen siendo vitales, el capital hotelero se está dirigiendo cada vez más a regiones estratégicas, como la Amazonía y el sur en ciudades como Arequipa y Puno. A su vez, la entrada de nuevas rutas aéreas domésticas fomenta circuitos descentralizados, logrando repartir el impacto económico fuera de los ejes tradicionales.
Desde una perspectiva de proyección macroeconómica, agregó el ejecutivo, se estima que este sector aporte más de 23.000 millones de dólares a la economía peruana en 2025, superando el peso relativo que tenía antes de la pandemia y reafirmando su resiliencia frente a las tensiones políticas internas. Finalmente, esta expansión tiene un impacto social directo a través de empleo total generado por la actividad turística, proyectando la creación de 1,17 millones de empleos, contribuyendo de manera significativa a la formalización y el desarrollo de habilidades especializadas en las regiones, recalcó.
El hito del turismo en 2025 no es solo cuantitativo, sino cualitativo. Perú ha transitado de un modelo enfocado en la cantidad de visitantes a uno centrado en el valor del gasto y la calidad de la experiencia. Esta estrategia, basada en la diversificación regional, el lujo sostenible y la mejora de la infraestructura de servicio, blinda al sector y garantiza que el turismo continúe siendo una fuente de estabilidad de divisas, incluso en un entorno de incertidumbre local, finalizó.



