Ideas para la asignación de renta variable tras un año de factores extremos

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Como gestores de renta variable que invierten con la mente puesta en los riesgos factoriales, hemos observado que algunos gestores activos se han enfrentado a serias dificultades en 2022. La razón fue que el mercado giró hacia un grupo más reducido de beneficiarios en medio de inmensos cambios en los precios de las materias primas, las condiciones económicas, la política gubernamental y las expectativas de los tipos de interés. No es de extrañar que la selección de valores se vea dificultada cuando el entorno macroeconómico provoca una menor diferenciación y un conjunto limitado de ganadores.

En lugar de recompensar los fundamentales sólidos en Value, Growth y Quality, hemos presenciadouna rotación de factores en los extremos, es decir, entre el deep value (relacionado con la subida de tipos), el crecimiento especulativo (relacionado con la desaceleración económica) y la beta más baja (relacionada con la guerra y la crisis de las materias primas). A largo plazo, Wellington Managment cree que los fundamentales acabarán imponiéndose, pero nuestro estudio sobre el comportamiento de los factores en los últimos dos años revela algunos aspectos importantes de cara a realizar las asignaciones:

  • Considerar las asignaciones defensivas para complementar el enfoque Growth y Value – El hecho de que nos encontremos en una nueva etapa de mercados volátiles y carentes de dirección no es necesariamente bueno o malo para la selección activa de valores o para los resultados. «Pero sí puede significar que se necesiten asignaciones defensivas específicas, ya que los perfiles de riesgo de las asignaciones Growth y Value cambian más a menudo y de forma más violenta, lo que dificulta el equilibrio del riesgo a lo largo del ciclo (algo que ya estamos viendo)», dicen los expertos de Wellington Managment.
  •  Buscar sectores con mayores oportunidades para la selección de valores – Como el entorno de los tipos de interés y la inflación está cambiando, varias de las dinámicas Growth (persistencia) y Value (diferenciación de la calidad) pueden evolucionar o volver a los patrones anteriores a la gran crisis financiera global (o incluso a los de la época anterior a las puntocom): más volatilidad/menos sostenibilidad de los márgenes, más foco en los balances, más oportunidades para la selección de valores en todo el espectro de capitalización del mercado y más posibilidades de reversión a la media. «Cabe esperar que esto favorezca el análisis fundamental bottom-up y fomente la exposición a los segmentos de pequeña y mediana capitalización, al value y a los dividendos», apuntan desde Wellington Managment.
  • Tener en cuenta el desajuste del horizonte temporal al valorar la habilidad a la hora de seleccionar valores – A veces, la selección de valores se ve perjudicada cuando los gestores se centran en la inversión con una visión a largo plazo basada en la ejecución fundamental de las compañías y no directamente en el sentimiento macroeconómico actual. Este desajuste de horizontes temporales es el principal reto que plantea nuestro método de ánalisis de gestores y es aún más acusado cuando el mercado es hipersensible a los factores macroeconómicos a corto plazo, como ha ocurrido recientemente. «Sin embargo, estamos dispuestos a aceptar los retos de la selección de valores durante un periodo razonable si la cartera de un gestor se comporta como cabría esperar y existe un proceso sólido, dotado de recursos y replicable que sustente la selección de valores», destacan desde Wellington Managment.
  • Buscar estrategias de diversificación – Si tenemos en cuenta las dificultades típicas de la gestión activa, las asignaciones a estrategias de valor de gran capitalización, renta variable y baja beta pueden diversificarse si se produce un cambio de régimen en detrimento del crecimiento, elmomentum y la alta calidad.
  • Incrementar el uso de los test de estrés macro – «En nuestra opinión, en los próximos 10 años veremos una mayor diferenciación en los ciclos económicos y en la política macro a nivel mundial en comparación con los 10 años anteriores», comentan desde Wellington Managment. «La realización de un conjunto de test de estrés macro puede constituir una herramienta importante para determinar si los movimientos macroeconómicos a corto plazo, exógenos al proceso de asignación, tienen el potencial de perjudicar el cumplimiento de los objetivos de rentabilidad y riesgo a largo plazo», añaden.
  • Evaluar a los gestores teniendo en cuenta el dilema de la gestión activa – Si los gestores activos intentan controlar la concentración del índice asignando las ponderaciones del índice de referencia a grandes nombres, corren el riesgo de ser etiquetados como «seguidores del índice de referencia» cuando su participación activa caiga en picado. En igualdad de condiciones, observamos que los gestores activos tienden a sobreponderar de forma significativa un mayor número de valores «con tendencia alcista» en lugar de utilizar el mismo capital para sobreponderar moderadamente un valor de mega capitalización. «Creemos que este sesgo puede generar mayor alfa a largo plazo, pero también provoca un mayor carácter cíclico en los resultados activos. La clave reside en cómo un gestor equilibra esta disyuntiva, un factor importante a la hora de evaluar las asignaciones de los gestores activos», terminan.

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Apoyo activo a la descarbonización de los servicios públicos

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Inversión sostenible

Las compañías de servicios públicos de energía representan solo una pequeña parte del universo de la renta variable mundial, de aproximadamente un 3%, y sin embargo, contribuyen de forma importante a la huella de carbono total del mercado (gráfico 1). Dada la enorme huella de carbono del sector en relación con su tamaño, muchos poseedores de activos y gestores de carteras tienden a limitar o evitar la exposición a los servicios públicos. No obstante, creemos que esto no ofrece una visión completa de la situación.

Gráfico 1: Servicios públicos: una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero

Fuente: MSCI. Todos los datos son relativos al MSCI All Country World Index (ACWI) | Datos a 1 de noviembre de 2022.

La visión completa

Si bien es cierto que estas compañías de servicios públicos siguen dependiendo de los combustibles fósiles para generar una parte importante del calor y la electricidad necesarios para el funcionamiento de la sociedad moderna, el sector eléctrico es también, con diferencia, el mayor inversor en energías renovables, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE)1. La agencia estima que, en las próximas décadas, la combinación de redes eléctricas y energías renovables requerirá una inversión de capital superior a 1 billón de dólares anuales.

El gráfico 2 muestra la magnitud de la inversión mundial anual necesaria en nuevas energías renovables y redes eléctricas para alcanzar el “Escenario de Desarrollo Sostenible” de la AIE. En este escenario, los servicios públicos serán responsables de la mayor parte de las inversiones requeridas. Pensamos que esto genera un importante potencial para las empresas de servicios públicos que no se refleja en las actuales huellas de carbono, ya que estas son esencialmente métricas retrospectivas.

Gráfico 2: Los requisitos de inversión siguen aumentando

Fuente: World Energy Outlook 2021, Escenario de desarrollo sostenible de la Agencia Internacional de Energía y Wellington Management. Todos los datos están en miles de millones de dólares.

Teniendo en cuenta lo anterior, creemos que los inversores tienen dos opciones: desinvertir y transmitir una señal única o invertir de manera selectiva e impulsar el cambio en aquellos actores críticos que también pueden favorecer la lucha general contra el cambio climático. Como inversores activos que se basan en la investigación, consideramos que nos encontramos en una buena posición para recurrir a la segunda opción. En nuestra evaluación y diálogo activo con las empresas, no excluimos automáticamente de nuestros fondos a aquellas que hoy en día emplean el carbón para producir energía. En cambio, utilizamos los resultados de nuestra investigación para comprender mejor la tendencia y la trayectoria futura de la huella de carbono de una compañía. Antes de invertir en una compañía, queremos estar seguros de que cuenta con un plan para reducir drásticamente sus emisiones de carbono. Para ello, evaluamos la velocidad a la que invierte activamente en energías renovables a fin de reducir su dependencia del carbón, así como el compromiso de su consejo de administración y de la dirección para alcanzar los objetivos de descarbonización. En este sentido, las empresas que actualmente dependen del carbón, pero que invierten de forma más acelerada en alternativas sin combustibles fósiles, son las que más pueden contribuir a la descarbonización de nuestras economías. En muchos casos, están destinando prácticamente todo su capex a este fin.

Como inversores activos, tratamos de acelerar aún más esta transición comprometiéndonos explícitamente con estas empresas en base a los resultados de nuestro análisis. Por ejemplo, a raíz de que una gran empresa eléctrica estadounidense anunciara recientemente sus planes de reducir su huella de carbono en un 80% para 2030, debatimos sobre cómo podrían ser aún más ambiciosos y fijar un objetivo de reducción del 90%. En otra ocasión, entablamos un diálogo activo con una gran empresa europea de energía que, debido a la crisis energética, tuvo que aumentar el uso de plantas de carbón, animándoles a adelantar la fecha prevista de retirada de estos activos de 2038 a 2030.

Creemos que las empresas de servicios públicos que están en proceso de transición de un alto nivel de emisiones de carbono a uno bajo ofrecen el mayor potencial de rentabilidad durante la próxima década, ya que la transición se traducirá en mayores tasas de crecimiento que, a su vez, les permitirán atraer un capital inversor más sostenible, lo que podría dar lugar a múltiplos de valoración más elevados.

Esta transición secular también se beneficia del creciente apoyo gubernamental. En la Unión Europea, el próximo informe sobre Taxonomía destacará a las empresas que invierten el mayor porcentaje de capex en la consecución de los objetivos globales de descarbonización. Desde este punto de vista, esperamos que el sector global de servicios públicos se beneficie de un sentimiento de mercado más positivo que el que existe en la actualidad si lo cuantificamos con parámetros de medición de carbono retrospectivos.

En EE.UU., creemos que la recientemente aprobada Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés) también será positiva para las compañías de servicios públicos gracias a la prórroga de 10 años de los créditos fiscales para las energías renovables, que reducirá aún más el coste de las mismas y acelerará la transición energética.

Conclusión: un enfoque activo a largo plazo tiene un papel que desempeñar

En nuestra opinión, la transición a la energía neta cero no puede lograrse únicamente mediante la desinversión o restricción de la exposición a los grandes emisores de carbono. En cambio, consideramos que los inversores activos orientados al largo plazo pueden alinearse mejor con aquellas empresas de servicios públicos que puedan ser futuros líderes en la descarbonización. El diálogo activo puede acelerar las iniciativas de descarbonización de estas empresas de servicios públicos sin afectar a las aspiraciones de rentabilidad de los inversores ni a otros objetivos económicos. Al apoyar a los líderes de la descarbonización y colaborar con los rezagados para que adopten las mejores prácticas, creemos que los inversores podrán reducir los riesgos de la transición climática de sus carteras y favorecer la creación de valor, además de ayudar a avanzar materialmente en la descarbonización de la economía en general.

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Apoyo activo a la descarbonización de los servicios públicos

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Inversión sostenible

Las compañías de servicios públicos de energía representan solo una pequeña parte del universo de la renta variable mundial, de aproximadamente un 3%, y sin embargo, contribuyen de forma importante a la huella de carbono total del mercado (gráfico 1). Dada la enorme huella de carbono del sector en relación con su tamaño, muchos poseedores de activos y gestores de carteras tienden a limitar o evitar la exposición a los servicios públicos. No obstante, creemos que esto no ofrece una visión completa de la situación.

Gráfico 1: Servicios públicos: una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero

Fuente: MSCI. Todos los datos son relativos al MSCI All Country World Index (ACWI) | Datos a 1 de noviembre de 2022.

La visión completa

Si bien es cierto que estas compañías de servicios públicos siguen dependiendo de los combustibles fósiles para generar una parte importante del calor y la electricidad necesarios para el funcionamiento de la sociedad moderna, el sector eléctrico es también, con diferencia, el mayor inversor en energías renovables, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE)1. La agencia estima que, en las próximas décadas, la combinación de redes eléctricas y energías renovables requerirá una inversión de capital superior a 1 billón de dólares anuales.

El gráfico 2 muestra la magnitud de la inversión mundial anual necesaria en nuevas energías renovables y redes eléctricas para alcanzar el “Escenario de Desarrollo Sostenible” de la AIE. En este escenario, los servicios públicos serán responsables de la mayor parte de las inversiones requeridas. Pensamos que esto genera un importante potencial para las empresas de servicios públicos que no se refleja en las actuales huellas de carbono, ya que estas son esencialmente métricas retrospectivas.

Gráfico 2: Los requisitos de inversión siguen aumentando

Fuente: World Energy Outlook 2021, Escenario de desarrollo sostenible de la Agencia Internacional de Energía y Wellington Management. Todos los datos están en miles de millones de dólares.

Teniendo en cuenta lo anterior, creemos que los inversores tienen dos opciones: desinvertir y transmitir una señal única o invertir de manera selectiva e impulsar el cambio en aquellos actores críticos que también pueden favorecer la lucha general contra el cambio climático. Como inversores activos que se basan en la investigación, consideramos que nos encontramos en una buena posición para recurrir a la segunda opción. En nuestra evaluación y diálogo activo con las empresas, no excluimos automáticamente de nuestros fondos a aquellas que hoy en día emplean el carbón para producir energía. En cambio, utilizamos los resultados de nuestra investigación para comprender mejor la tendencia y la trayectoria futura de la huella de carbono de una compañía. Antes de invertir en una compañía, queremos estar seguros de que cuenta con un plan para reducir drásticamente sus emisiones de carbono. Para ello, evaluamos la velocidad a la que invierte activamente en energías renovables a fin de reducir su dependencia del carbón, así como el compromiso de su consejo de administración y de la dirección para alcanzar los objetivos de descarbonización. En este sentido, las empresas que actualmente dependen del carbón, pero que invierten de forma más acelerada en alternativas sin combustibles fósiles, son las que más pueden contribuir a la descarbonización de nuestras economías. En muchos casos, están destinando prácticamente todo su capex a este fin.

Como inversores activos, tratamos de acelerar aún más esta transición comprometiéndonos explícitamente con estas empresas en base a los resultados de nuestro análisis. Por ejemplo, a raíz de que una gran empresa eléctrica estadounidense anunciara recientemente sus planes de reducir su huella de carbono en un 80% para 2030, debatimos sobre cómo podrían ser aún más ambiciosos y fijar un objetivo de reducción del 90%. En otra ocasión, entablamos un diálogo activo con una gran empresa europea de energía que, debido a la crisis energética, tuvo que aumentar el uso de plantas de carbón, animándoles a adelantar la fecha prevista de retirada de estos activos de 2038 a 2030.

Creemos que las empresas de servicios públicos que están en proceso de transición de un alto nivel de emisiones de carbono a uno bajo ofrecen el mayor potencial de rentabilidad durante la próxima década, ya que la transición se traducirá en mayores tasas de crecimiento que, a su vez, les permitirán atraer un capital inversor más sostenible, lo que podría dar lugar a múltiplos de valoración más elevados.

Esta transición secular también se beneficia del creciente apoyo gubernamental. En la Unión Europea, el próximo informe sobre Taxonomía destacará a las empresas que invierten el mayor porcentaje de capex en la consecución de los objetivos globales de descarbonización. Desde este punto de vista, esperamos que el sector global de servicios públicos se beneficie de un sentimiento de mercado más positivo que el que existe en la actualidad si lo cuantificamos con parámetros de medición de carbono retrospectivos.

En EE.UU., creemos que la recientemente aprobada Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés) también será positiva para las compañías de servicios públicos gracias a la prórroga de 10 años de los créditos fiscales para las energías renovables, que reducirá aún más el coste de las mismas y acelerará la transición energética.

Conclusión: un enfoque activo a largo plazo tiene un papel que desempeñar

En nuestra opinión, la transición a la energía neta cero no puede lograrse únicamente mediante la desinversión o restricción de la exposición a los grandes emisores de carbono. En cambio, consideramos que los inversores activos orientados al largo plazo pueden alinearse mejor con aquellas empresas de servicios públicos que puedan ser futuros líderes en la descarbonización. El diálogo activo puede acelerar las iniciativas de descarbonización de estas empresas de servicios públicos sin afectar a las aspiraciones de rentabilidad de los inversores ni a otros objetivos económicos. Al apoyar a los líderes de la descarbonización y colaborar con los rezagados para que adopten las mejores prácticas, creemos que los inversores podrán reducir los riesgos de la transición climática de sus carteras y favorecer la creación de valor, además de ayudar a avanzar materialmente en la descarbonización de la economía en general.

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Tiempos de cambio para las infraestructuras energéticas europeas

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Infraestructuras

La actual crisis de suministro de energía en Europa ha provocado un auge de la demanda de infraestructuras energéticas que, a nuestro juicio, podría suponer un importante viento de cola para el sector de servicios públicos europeo. Pero ¿qué hay detrás de nuestra visión positiva sobre el sector? ¿Dónde se encuentran las oportunidades de inversión?

¿Cuál es el trasfondo de la crisis?

La actual crisis energética cuenta con dos componentes: una crisis de disponibilidad y una crisis de asequibilidad.

Crisis de disponibilidad: Si bien, antes de invadir Ucrania en febrero, Rusia satisfacía alrededor del 40 % de la demanda europea de gas natural, actualmente este porcentaje es casi nulo. En un contexto de caída de la producción de energía hidroeléctrica debido a la sequía y a los problemas de mantenimiento de las centrales nucleares francesas, Europa se enfrenta ahora a una escasez grave tanto de gas natural como de electricidad. La búsqueda de energías alternativas se ha hecho imprescindible y comprende, entre otras opciones, una mayor importación de gas natural licuado (GNL), el aumento de la producción nacional de gas, la prolongación de la vida útil de las centrales nucleares, potenciar el uso de las centrales de carbón y la construcción de más centrales de energías renovables. Aunque algunas de estas soluciones, como la prolongación de la vida de las nucleares y el uso del carbón, son más inmediatas, aquellas a más largo plazo, como la expansión de las energías renovables y de la infraestructura de GNL, pueden demorarse años.

En nuestra opinión, las reservas de gas natural en Europa son lo suficientemente elevadas para hacer frente al invierno, siempre que este no sea extraordinariamente frío. Sin embargo, de cara al invierno 2023-2024 es posible que el suministro se vea mermado considerablemente.

Proyección de los niveles de almacenamiento de gas natural en 2023

Crisis de asequibilidad: El precio del gas natural europeo se ha disparado en el último año debido a la escasez de suministro y a una demanda relativamente inelástica, lo que ha provocado una enorme subida de las facturas del gas y la electricidad en toda Europa. Este significativo encarecimiento de las facturas de suministros afecta a los consumidores de energía de toda Europa a pesar de los diferentes paquetes de ayudas nacionales y a las propuestas de la Unión Europea de limitar los precios de la energía y de gravar los llamados «beneficios caídos del cielo» de los sectores petrolero y gasístico.

Energías renovables: ¿una solución para Europa?

A nuestro modo de ver, la solución de la crisis energética en Europa pasa por invertir decisivamente en infraestructuras energéticas nacionales. De ahí que preveamos la construcción de parques eólicos y solares, así como de redes eléctricas adicionales que conecten las energías renovables a la red; la construcción de más terminales de importación de GNL y de redes de gas natural que den cabida a este incremento; y el desarrollo de más interconexiones de electricidad y gas en toda la región. Esta transición hacia una mayor autosuficiencia energética también está respaldada por los ambiciosos objetivos de descarbonización, en particular el Plan REPowerEU, que se propone aumentar un 150% la capacidad de energía renovable en Europa de aquí a 2030.

La situación en Europa vs. la del resto del mundo

La crisis energética en Europa ha puesto de manifiesto la superioridad relativa de Estados Unidos en cuanto al suministro de energía. Mientras que Europa depende en gran medida de la importación de energía, Estados Unidos es en su mayor parte autosuficiente, de modo que el incremento de sus precios del gas natural ha sido mucho menos drástico que en Europa y Asia (gráfico 2). A 30 de septiembre, el precio del gas natural europeo era hasta siete veces mayor que el del estadounidense.

Los datos corresponden a los contratos de futuros con vencimientos más próximos en los mercados TTF, Henry Hub y JKM valorados en euros/megavatio hora, a 30 de septiembre de 2022. | Fuentes: Bloomberg y estimaciones de Wellington.

No obstante, la necesidad de descarbonizar la producción de energía en Estados Unidos está impulsando, como en Europa, una notable inversión en energías renovables y en la red eléctrica de todo el país, y la ley de reducción de la inflación (Inflation Reduction Act) está sirviendo de importante catalizador.

Aunque los precios al contado del GNL han seguido la misma senda alcista observada en Europa, Asia disfruta de una posición relativa mucho más favorable, dado que en esta región los contratos a largo plazo vinculados al petróleo contemplan actualmente precios muy inferiores a los que se pagan en Europa. Además, el lento crecimiento de la economía china ha contribuido a compensar cualquier falta de suministro.

Cómo aprovechar las oportunidades de inversión

Bajo nuestro punto de vista, la transición hacia un modelo energético más fiable y basado en renovables podría brindar varias oportunidades de inversión interesantes dentro del sector de suministros públicos internacional.

Pese a ello, a la hora de diseñar una cartera equilibrada en este contexto son imprescindibles la selección de títulos y la diversificación geográfica, por ejemplo, combinando la exposición a oportunidades más específicas en Europa con asignaciones más estables de compañías estadounidenses de suministros públicos. Consideramos asimismo importante centrarse en empresas con un fuerte potencial de crecimiento en las áreas de energías renovables y redes eléctricas y una baja probabilidad de verse afectadas por intervenciones legislativas desfavorables. En cambio, creemos que los inversores deberían evitar los títulos cuya valoración pueda ser vulnerable a eventuales regulaciones de este tipo.

Pensamos que la crisis energética de Europa ha puesto de manifiesto la urgente necesidad de mejorar y potenciar decisivamente las infraestructuras energéticas nacionales. Estos cambios no se pondrán en marcha de la noche a la mañana, lo que, a nuestro parecer, abona el terreno para un crecimiento que tardará en despegar y del que sacarán partido los inversores pacientes.

Para leer más, visite https://www.wellington.com/en-latam/intermediary?utm_source=funds+society&utm_medium=advertorial&utm_campaign=wsm+latAm+2022&utm_content=cta

Ideas para la asignación de renta variable tras un año de factores extremos

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Como gestores de renta variable que invierten con la mente puesta en los riesgos factoriales, hemos observado que algunos gestores activos se han enfrentado a serias dificultades en 2022. La razón fue que el mercado giró hacia un grupo más reducido de beneficiarios en medio de inmensos cambios en los precios de las materias primas, las condiciones económicas, la política gubernamental y las expectativas de los tipos de interés. No es de extrañar que la selección de valores se vea dificultada cuando el entorno macroeconómico provoca una menor diferenciación y un conjunto limitado de ganadores.

En lugar de recompensar los fundamentales sólidos en Value, Growth y Quality, hemos presenciadouna rotación de factores en los extremos, es decir, entre el deep value (relacionado con la subida de tipos), el crecimiento especulativo (relacionado con la desaceleración económica) y la beta más baja (relacionada con la guerra y la crisis de las materias primas). A largo plazo, Wellington Managment cree que los fundamentales acabarán imponiéndose, pero nuestro estudio sobre el comportamiento de los factores en los últimos dos años revela algunos aspectos importantes de cara a realizar las asignaciones:

  • Considerar las asignaciones defensivas para complementar el enfoque Growth y Value – El hecho de que nos encontremos en una nueva etapa de mercados volátiles y carentes de dirección no es necesariamente bueno o malo para la selección activa de valores o para los resultados. «Pero sí puede significar que se necesiten asignaciones defensivas específicas, ya que los perfiles de riesgo de las asignaciones Growth y Value cambian más a menudo y de forma más violenta, lo que dificulta el equilibrio del riesgo a lo largo del ciclo (algo que ya estamos viendo)», dicen los expertos de Wellington Managment.
  •  Buscar sectores con mayores oportunidades para la selección de valores – Como el entorno de los tipos de interés y la inflación está cambiando, varias de las dinámicas Growth (persistencia) y Value (diferenciación de la calidad) pueden evolucionar o volver a los patrones anteriores a la gran crisis financiera global (o incluso a los de la época anterior a las puntocom): más volatilidad/menos sostenibilidad de los márgenes, más foco en los balances, más oportunidades para la selección de valores en todo el espectro de capitalización del mercado y más posibilidades de reversión a la media. «Cabe esperar que esto favorezca el análisis fundamental bottom-up y fomente la exposición a los segmentos de pequeña y mediana capitalización, al value y a los dividendos», apuntan desde Wellington Managment.
  • Tener en cuenta el desajuste del horizonte temporal al valorar la habilidad a la hora de seleccionar valores – A veces, la selección de valores se ve perjudicada cuando los gestores se centran en la inversión con una visión a largo plazo basada en la ejecución fundamental de las compañías y no directamente en el sentimiento macroeconómico actual. Este desajuste de horizontes temporales es el principal reto que plantea nuestro método de ánalisis de gestores y es aún más acusado cuando el mercado es hipersensible a los factores macroeconómicos a corto plazo, como ha ocurrido recientemente. «Sin embargo, estamos dispuestos a aceptar los retos de la selección de valores durante un periodo razonable si la cartera de un gestor se comporta como cabría esperar y existe un proceso sólido, dotado de recursos y replicable que sustente la selección de valores», destacan desde Wellington Managment.
  • Buscar estrategias de diversificación – Si tenemos en cuenta las dificultades típicas de la gestión activa, las asignaciones a estrategias de valor de gran capitalización, renta variable y baja beta pueden diversificarse si se produce un cambio de régimen en detrimento del crecimiento, elmomentum y la alta calidad.
  • Incrementar el uso de los test de estrés macro – «En nuestra opinión, en los próximos 10 años veremos una mayor diferenciación en los ciclos económicos y en la política macro a nivel mundial en comparación con los 10 años anteriores», comentan desde Wellington Managment. «La realización de un conjunto de test de estrés macro puede constituir una herramienta importante para determinar si los movimientos macroeconómicos a corto plazo, exógenos al proceso de asignación, tienen el potencial de perjudicar el cumplimiento de los objetivos de rentabilidad y riesgo a largo plazo», añaden.
  • Evaluar a los gestores teniendo en cuenta el dilema de la gestión activa – Si los gestores activos intentan controlar la concentración del índice asignando las ponderaciones del índice de referencia a grandes nombres, corren el riesgo de ser etiquetados como «seguidores del índice de referencia» cuando su participación activa caiga en picado. En igualdad de condiciones, observamos que los gestores activos tienden a sobreponderar de forma significativa un mayor número de valores «con tendencia alcista» en lugar de utilizar el mismo capital para sobreponderar moderadamente un valor de mega capitalización. «Creemos que este sesgo puede generar mayor alfa a largo plazo, pero también provoca un mayor carácter cíclico en los resultados activos. La clave reside en cómo un gestor equilibra esta disyuntiva, un factor importante a la hora de evaluar las asignaciones de los gestores activos», terminan.

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