¿Qué oportunidades ofrece el aumento de los volúmenes de bonos ESG?

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Los bonos ESG han ganado recientemente un lugar importante en el universo de la inversión mundial. En opinión de DWS, en los últimos dos o tres años, estas inversiones han recibido un impulso significativo gracias a un animado debate público. Además, la sostenibilidad se ha convertido en parte integrante de muchos ámbitos de la vida cotidiana. ¿Y por qué no iba a ser así en los mercados de renta fija? «El alentador crecimiento ha sido impulsado por ambas partes. Los emisores han ofrecido una diversa gama de productos y los inversores parecen demandarlos cada vez más. Estos valores ofrecen la oportunidad de diversificarse y podría haber potencial para obtener un rendimiento superior durante periodos de tiempo», señalan desde la gestora.

El primer paso que ha tenido que dar esta clase de activos es adquirir una definición que sean entendible por los inversores. Por ello, a la hora de hablar de bonos ESG, la industria entiende por ellos aquellos valores de renta fija cuyos ingresos se utilizan para financiar o refinanciar proyectos o actividades medioambientales, sociales, o una combinación de ambos. La emisión de este tipo de bonos volvió a alcanzar un volumen impresionante en 2023, en gran parte debido a las ventas récord de bonos verdes, según datos recopilados por Citigroup. La emisión de los bonos verdes, sociales, de sostenibilidad y vinculados a la sostenibilidad ascendió a 895.000 millones de dólares en 2023, lo que supone un aumento significativo de alrededor del 8% en comparación con el mismo periodo del año anterior. «Sin embargo, esta cifra no supone un récord. El anterior se estableció en 2021, cuando la emisión alcanzó poco menos de 1 billón de dólares. Un segmento en el que se batieron récords en 2023 fue el de los bonos verdes corporativos y gubernamentales, que ascendieron a 571.000 millones de dólares, muy por encima de los volúmenes de 2022 y 2021, 486.000 millones de dólares y 516.000 millones de dólares, respectivamente», indican desde DWS.

Según el análisis que hace la gestora, este impresionante comportamiento de los bonos ESG en el mercado primario continuó en los tres primeros meses de 2024. Se emitieron bonos verdes por valor de 202.500 millones de dólares en todo el mundo, según datos de Bloomberg, la cifra más alta de la historia. «Con una participación del 60% del total de emisiones de bonos ESG en el primer trimestre, los bonos verdes han dejado muy atrás a los demás segmentos. Los bonos sociales representaron el segundo mayor nivel de emisión en el primer trimestre, con 63.900 millones de dólares, el 19% del total, seguidos de cerca por los bonos de sostenibilidad con 60.200 millones de dólares, el 18% del total. Con 11.800 millones de dólares -3,5% del volumen total en el primer trimestre-, las ventas de bonos vinculados a la sostenibilidad se mantuvieron débiles», explica en su último informe. 

Dos de los segmentos que la gestora considera atractivos son los bonos corporativos europeos de alto rendimiento y los bonos corporativos de alto rendimiento en general. La tendencia de los bonos ESG corporativos europeos denominados en euros en el segmento de grado de inversión y high yield fue particularmente fuerte, según cálculos de Bank of America. Durante los tres primeros meses del año, se emitieron bonos ESG con un volumen de alrededor de 46.000 millones de euros en el segmento investment grade, solo unos 1.000 millones de euros por debajo del primer trimestre de 2023, el primer trimestre más sólido hasta la fecha, y que ya equivale a alrededor del 33% del total de la emisión IG sostenible en 2023. En el segmento high yield, según DWS, ya estamos en torno al 43% del volumen total del año pasado, con una emisión de 6.000 millones de euros en el primer trimestre.

«Un vistazo al volumen pendiente también muestra claramente que el papel de los bonos ESG es cada vez más importante. Un 16% del índice ICE BofA Euro Corporate Index está formado ahora por este tipo de valores, frente a alrededor del 11% del índice High Yield correspondiente. En el conjunto de 2023, los bonos corporativos ESG representaron algo más del 28% de la oferta total de este sector, y los bonos verdes representaron algo más del 75% de las emisiones sostenibles. Dadas las crecientes inversiones que se están realizando en el sector de la transmisión de energía, la inversión sostenible será extremadamente importante en los próximos años. Para un futuro más lejano, representan un potencial factor de diferenciación, si el tema se persigue con el vigor necesario. Es probable que la emisión de bonos verdes se active incluso en sectores que hasta ahora han tenido poca o ninguna emisión de bonos verdes», argumentan desde la gestora. 

Para  DWS, la inversión en bonos sostenibles será cada vez más importante en los próximos años, impulsada principalmente, pero no sólo, por un discurso político y social favorable a la protección del medio ambiente y la sostenibilidad. Las inversiones en bonos ESG están en línea con los 17 objetivos climáticos de las Naciones Unidas, promueven la transparencia y contribuyen así a una economía más sostenible y baja en carbono para las empresas europeas. Además, cada vez existen más marcos y regulaciones que emisores reputados cumplen, lo que puede dar a los inversores la confianza de que los emisores no se están subiendo al carro de las inversiones verdes, sin ser realmente sostenibles. Según el estudio de DWS, el segmento de bonos corporativos sostenibles experimentará otro crecimiento acelerado en los próximos años, con nuevos aumentos en los volúmenes de emisión.

Los inversores parecen estar cada vez más interesados en hacer algo positivo por el medio ambiente con sus decisiones de inversión. Pero esto no es todo. Las inversiones deben tener sentido desde el punto de vista financiero. Lo que parece hacer que los bonos ESG sean especialmente atractivos (además de todos los riesgos que conllevan, al igual que los bonos tradicionales) es que, al menos en el pasado reciente desde principios de 2023, han tendido a comportarse mejor que los bonos tradicionales debido a su menor volatilidad, especialmente en fases de mayor incertidumbre del mercado. De hecho, también han tendido a perder parte de su rendimiento superior en tiempos de sentimiento alcista. Pero, al menos en el periodo que estamos considerando, es raro que tengan un rendimiento inferior al de los bonos sin una etiqueta de sostenibilidad. Por lo tanto, las inversiones sostenibles aportan ventajas: en opinión de DWS, tienen sentido desde el punto de vista medioambiental y financiero.

El interés de los LPs por el clima traspasa las fronteras de los distintos activos

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Foto cedidaEmily Pollock y Holly Turner, Schroders Capital

Emily Pollock, directora de Clientes, Soluciones de Schroders Capital, y Holly Turner, especialista en clima de Schroders Capital, abordan en esta entrevista la situación actual de las inversiones climáticas desde la perspectiva de la firma, destacando la división de su empresa en cuatro grandes temas de impacto climático: mitigación del cambio climático; adaptación al cambio climático; vulnerabilidades sociales; y capital natural y biodiversidad. 

¿Qué tipos de inversores están creando asignaciones climáticas específicas y cómo las están desplegando?

Emily Pollock: Observamos interés en todos los segmentos de la base inversora asignaciones climáticas, y ese interés va en aumento. En Schroders Capital, segmentamos nuestros tipos de inversores en pensiones, seguros, propietarios de activos a largo plazo y patrimonio, y actualmente es el segmento de las pensiones el más activo. En él, estamos viendo compromisos específicos en materia de clima y descarbonización.

Estos inversores también están sujetos a las normativas más onerosas desde el punto de vista del reporting. A menudo vemos que el mercado institucional de pensiones lidera las tendencias de inversión, y también estamos observando un creciente interés por parte del mercado de contribución definida (CD). Los seguros son un segmento en crecimiento, mientras que los propietarios de activos a largo plazo, incluidos los family office, las fundaciones, las dotaciones y los fondos soberanos, también están asignando una parte de sus carteras a esta temática. En particular, las fundaciones y las dotaciones han sido históricamente grandes inversores en private equity (capital riesgo) y grandes defensoras de gestores emergentes, por lo que están bien posicionadas para comprometerse con los nuevos segmentos de la inversión climática.

Para el segmento wealth, en cambio, los activos privados son un mercado nuevo, pero en expansión. En lo que respecta al despliegue, los inversores acceden al mercado de diferentes maneras: algunos parten de una asignación básica y otros establecen compartimentos de impacto o asignaciones que se centran en determinados subtemas. Cada vez se reconoce más la necesidad de capital en los mercados emergentes y, por lo general, los inversores tienen compromisos en torno a la neutralidad o la descarbonización a largo plazo que fomentan la asignación de activos.

Holly Turner: Vemos dos motores reales de crecimiento a corto plazo. En primer lugar, hay muchas iniciativas del sector relacionadas con el clima que piden a los inversores que asuman compromisos específicos, centrándose en cuestiones como la descarbonización de la cartera, la propiedad activa o la asignación específica de una cantidad de capital a soluciones climáticas. En segundo lugar, está la regulación relacionada con el clima. Desde el punto de vista de los inversores, esto significa que cada vez se examinan con más detalle los riesgos y oportunidades relacionados con el clima, lo que fomenta una mayor consideración.

La crisis climática está dando lugar a estrategias que no encajan perfectamente en los distintos tipos de activos. ¿Qué observa en el desarrollo de fondos temáticos y multiactivos?

EP: El crecimiento de los mercados privados ha sido asombroso, con una proliferación de fondos especializados en diferentes industrias, geografías y tipos de inversión. Por ejemplo, el sector de las infraestructuras ha pasado de un puñado de gestores core/core-plus a un espectro completo de deuda y renta variable, junto con rentabilidades core hasta private equity. Durante el mismo período, observamos el auge de nuevas estructuras de fondos abiertos y alternativas semilíquidas que han aparecido gracias el crecimiento del mercado secundario, y la entrada de nuevos inversores procedentes del mercado de CD y minoristas, así como un aumento de las coinversiones y de los fondos secundarios dirigidos por GP (General Partners), lo que crea más puntos de acceso y opciones de riesgo-rentabilidad. En lo que respecta al clima, vemos más fondos temáticos, centrados en resultados más que en clases de activos. Sin embargo, la complejidad y la competencia hacen que la especialización sea clave. Este no es un mercado para generalistas.

Los cuatro grandes temas de impacto

En Schroders dividimos nuestros temas de impacto climático en cuatro grandes categorías: mitigación del cambio climático; adaptación al cambio climático; vulnerabilidades sociales; y capital natural y biodiversidad. A los inversores les interesa desde el punto de vista de los resultados y la accesibilidad, por lo que podrían buscar inversiones que ya sean bajas en carbono, invertir en empresas que incluyan la acción o la transición climática entre sus objetivos, o respaldar a compañías que ofrezcan productos o servicios que aporten soluciones climáticas, como herramientas de mitigación o adaptación al cambio climático. Esta última categoría de soluciones climáticas es actualmente objeto de gran atención en los mercados privados.

¿Qué estrategias de soluciones climáticas son más atractivas hoy en día?

EP: Identificamos las tres estrategias que ofrecen soluciones climáticas y que destacan sobre el resto: las energías renovables y una infraestructura de transición energética más amplia; la transición energética vinculada al transporte sostenible, que puede incluir tanto infraestructuras renovables como financiación de capital privado; y la gestión de recursos y la circularidad, que es principalmente una estrategia de Private Equity (PE).

¿Cómo encaran los inversores de mercados privados las soluciones climáticas?

Dadas las oportunidades que ya existen, los inversores privados pueden enfocar la inversión en soluciones climáticas de muchas maneras, a través del tema, la clase de activos, la rentabilidad, la geografía o el impacto. En las clases de activos privados, el private equity y las infraestructuras ocupan una posición dominante, pero el capital natural, que supone una asignación mucho menor, también tiene el potencial de crear un impacto significativo. Vemos mucho interés por parte de los inversores en centrarse en el hidrógeno frente a la energía renovable tradicional, y en la gestión de los recursos naturales.

Otra nueva vertiente que nos parece importante es la adaptación al clima, que ayuda a las comunidades a ser más resilientes al impacto del cambio climático y constituye en gran medida una oportunidad para los mercados emergentes. Es fundamental que los inversores adopten una estrategia donde exista un equilibrio entre las nuevas y prometedoras líneas de soluciones climáticas y el despliegue de tecnologías viables ya existentes, y que no se dejen atrapar por áreas nuevas y llamativas.

¿Qué avances están viendo en torno a las soluciones basadas en la naturaleza?

EP: El capital natural, por ejemplo, es un tema que los inversores institucionales exploran cada vez más como un pilar importante de la mitigación del cambio climático. Cuando pensamos en los inversores que quieren alcanzar el cero neto, la captura de carbono puede hacerse a través de soluciones basadas en la naturaleza o a través de la tecnología, pero la tecnología todavía tiene mucho camino por recorrer. Las soluciones basadas en la naturaleza son acciones que ayudan a proteger, restaurar o gestionar los activos naturales, es decir, proyectos de conservación, restauración y forestación que, desde la perspectiva del universo invertible, tienden a ampliar las categorías básicas del capital natural: silvicultura, agricultura y servicios ecosistémicos. La silvicultura y la agricultura han sido invertibles durante muchos años, evolucionando con el tiempo para considerar elementos como el carbono y la biodiversidad más allá del simple rendimiento del producto comercializado. Los servicios ecosistémicos incluyen conceptos nuevos, como los primeros mercados de créditos de carbono y compensaciones, que trabajan para incluir el impacto medioambiental a las nuevas fuentes de ingresos.

Los inversores muestran mucho interés por las oportunidades basadas en la naturaleza relacionadas con la resiliencia al cambio climático o la adaptación al mismo, junto con la mitigación del cambio climático, pero la accesibilidad para el capital institucional sigue siendo bastante complicada y nos encontramos en una fase de profunda exploración. Los avances en materia de track record, reporting y nuevos mecanismos podrían impulsar esta oportunidad, lo que podría tener un impacto significativo teniendo en cuenta la ubicación de muchos ecosistemas críticos en los mercados emergentes.

La medición en inversiones climáticas avanza

Muchos inversores eligen inversiones climáticas por sus características de riesgo-rentabilidad, pero cuando la asignación está vinculada a un compromiso u objetivo específico, la medición del impacto adquiere gran importancia.

Consideramos la cuantificación del impacto climático de las inversiones de dos maneras. Por un lado,tenemos en cuenta la medición del impacto en general, pero, por otro lado, también adoptamos métricas específicas relacionadas con el clima, como las emisiones evitadas, el carbono capturado o la biodiversidad. Aún queda mucho trabajo por hacer en todos estos aspectos, pero es alentador que cada vez haya más directrices y normativas sobre la divulgación de información. Ello no hará sino contribuir a que el Reporting y la medición relacionada con el clima que las instituciones financieras quieren presentar en el futuro.

 

Inversiones alternativas en un mundo fragmentado

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Aunque algunas estrategias de renta variable sostenible atravesaron dificultades en 2023, los cambios en el sistema avanzaron a un ritmo acelerado. La regulación y la geopolítica siguen desempeñando un papel clave. Se espera que los bonos verdes sigan siendo respaldados en un contexto de caída de los rendimientos. La gestión activa de riesgos y una diversificación adecuada siguen siendo fundamentales en los mercados de acciones.

El sector de la gestión de patrimonios ha adoptado múltiples enfoques en materia de inversión sostenible. Estamos convencidos de que la transición hacia una economía sostenible está impulsando una transformación al menos de la misma magnitud que la revolución industrial, y se está desarrollando a la velocidad de la revolución digital. La política gubernamental, las innovaciones tecnológicas y los límites de nuestro entorno físico están impulsando cambios en el sistema a medida que la economía se desplaza hacia modelos empresariales más eficientes que ofrecen una funcionalidad y accesibilidad superiores a costes más bajos. Esto está reconfigurando profundamente las cadenas de valor y desplazando las fuentes de beneficios entre actividades económicas y geográficas. Como resultado, están surgiendo docenas de “puntos calientes” en ámbitos tan diversos como los materiales semiconductores, la agricultura de precisión y la sanidad digital.

Nuestro enfoque de inversión sostenible

En renta variable, tratamos de identificar las empresas que lideran esta transformación económica. En renta fija, nos centramos en activos como los bonos etiquetados (bonos verdes, sociales o de sostenibilidad, cuyos ingresos tienen un claro impacto medioambiental o social), o la deuda emitida para financiar transformaciones específicas de los sistemas. El enfoque medioambiental, social y de gobernanza (ESG) u otros enfoques tradicionales de la inversión sostenible se centran en las prácticas de una empresa. En cambio, nuestro enfoque se centra en los rendimientos financieros impulsados por empresas dispuestas a proporcionar las soluciones para lograr esta transición.

Está claro que los cambios sistémicos hacia una economía sostenible son estructurales y a largo plazo. A veces se desarrollan de forma desordenada a lo largo de múltiples ciclos económicos. La brecha entre el creciente impulso de la transición energética en la economía real y los pésimos resultados de las tecnologías limpias en el mercado financiero en 2023 es un ejemplo de este fenómeno. Las perturbaciones creadas por nuestro fragmentado mundo geopolítico y el cambio de prioridades de los responsables políticos ante estos cambios ofrecen otro ejemplo.

Frente a las tensiones geopolíticas, una transición acelerada

Tras la pandemia de Covid y ante la rivalidad y los conflictos geopolíticos, los responsables políticos han acelerado el programa de transición. Han puesto en marcha políticas de deslocalización y deslocalización indirecta destinadas a controlar las cadenas de valor, promover la innovación nacional, crear empleos bien remunerados y reclamar una parte de los nuevos mercados. El apoyo político a la transición ha alcanzado un nivel sin precedentes. En esta década, entre la Unión Europea, Estados Unidos y China, se destinará cerca de un billón de dólares anuales de ayudas públicas a estimular la innovación, acelerar la adopción de tecnologías de transición y defender los intereses nacionales y supranacionales.

Este apoyo gubernamental sin precedentes está reduciendo el riesgo de las inversiones del sector privado. El capital privado busca ahora soluciones rápidas y a gran escala. En 2023, se invirtieron 1,77 billones de dólares en la transición energética, frente a 1 billón en los sectores del carbón, el petróleo y el gas. La inversión en transición energética fue un 17% superior a la del año anterior. Y lo que es más importante, y en un hecho que a veces se pasa por alto, China está asumiendo un papel de liderazgo en una serie de tecnologías de transición. China representó el 38% del total de esta transición, muy por delante de las inversiones en Europa y Estados Unidos, que fueron del 19% y el 17% respectivamente. Por primera vez, el transporte electrificado se convirtió en el mayor receptor de inversiones, por delante de las energías renovables, que crecieron a un modesto 8% interanual. Las ventas de vehículos eléctricos (VE) representan ya cerca de una quinta parte del mercado automovilístico, a medida que la transición energética sigue acelerándose. Para finales de esta década, esperamos que los VE representen casi dos tercios del mercado mundial de vehículos. A nivel mundial, en 2023 se añadió un 50% más de capacidad renovable que en 2022, la tasa de crecimiento más rápida en dos décadas. También en este caso, China se situó a la cabeza; el país puso en servicio tanta capacidad de paneles fotovoltaicos como todo el mundo un año antes.

En los próximos cinco años, el mundo va camino de añadir más capacidad renovable que en el siglo pasado. Por primera vez en la historia, la edición de 2023 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28) llegó a un acuerdo para abandonar los combustibles fósiles. Dado que las energías renovables ya superan a los combustibles fósiles en coste en la mayoría de las zonas geográficas, la Agencia Internacional de la Energía (AIE), un pronosticador tradicionalmente conservador, prevé que la demanda de combustibles fósiles alcance su punto máximo esta década.

La presión a favor de la transición a una economía neutra en carbono y respetuosa con la naturaleza sigue aumentando y se deja sentir más allá de la industria energética. Pero los beneficios de las inversiones exigen paciencia y un examen minucioso si se quiere disfrutar de los rendimientos financieros que acompañarán a la transición. El nivel de cambio en curso es profundo. Las nuevas iniciativas reguladoras hicieron que los precios europeos del carbono se acercaran a los 100 euros por tonelada en 2022 y 2023; a estos precios, el coste del cemento podría aumentar hasta una sexta parte, lo suficiente como para inclinar la economía de la construcción de edificios a favor de otros materiales, como la madera.

Además, el nuevo Reglamento de la UE sobre deforestación podría imponer a las empresas multas de hasta el 4% de su facturación europea si comercian con materias primas específicas sin la debida diligencia. Estas presiones normativas bastan para modificar las cadenas de valor, los precios y las combinaciones de productos, así como el posicionamiento estratégico de las empresas en sectores como la construcción o la cadena agroalimentaria.

Rentabilidad de las inversiones sostenibles

El rendimiento de los activos de renta fija sostenibles y de las inversiones en renta variable sostenibles fue muy diferente en 2023. El mercado de bonos corporativos etiquetados (bonos ecológicos, sociales, sostenibles y vinculados a la sostenibilidad) obtuvo unos resultados similares a los del mercado general de bonos en los nueve primeros meses de 2023. Estos bonos tienen duraciones, calidad crediticia y rendimientos comparables a los del mercado general. Su rendimiento fue superior en el cuarto trimestre, en gran parte debido a la compresión de los diferenciales observada en el sector de los servicios públicos, una gran parte del mercado de bonos verdes. Esta compresión se vio impulsada por una señal más clara de los bancos centrales de los mercados desarrollados de que se avecinaba una bajada de los tipos de interés, y persistió en el primer trimestre de 2024 hasta que unos datos de inflación en EE.UU. más resistentes de lo esperado frenaron temporalmente la tendencia.

En cuanto a la renta variable, 2023 y principios de 2024 se caracterizaron por unos resultados mucho mejores de lo previsto. El índice MSCI World subió un 21% en 2023, impulsado por un grupo muy reducido de sectores y valores. Los sectores de las tecnologías de la información y las comunicaciones fueron los principales impulsores del mercado estadounidense, creando un nivel histórico de concentración en el rendimiento de la renta variable. Los precios de las acciones de las “Siete Magníficas” (Tesla, Meta, Amazon, Alphabet, Microsoft, Nvidia y Apple) subieron más del 100% en 2023, frente al 26% del S&P 500 y el 17% del MSCI USA de igual ponderación.

Nuestra exposición a los cambios del sistema, incluida la electrificación y la energía con bajas emisiones de carbono, no se benefició plenamente de este repunte de la renta variable. En términos más generales, los índices de energía limpia, agua, madera y alimentos sostenibles se quedaron rezagados con respecto al sector estadounidense de TI y las megacapitales, en parte debido a su sobreexposición a pequeñas empresas europeas sensibles a los tipos de interés. Además, lo que ha quedado claro en 2023 es que, entre los factores idiosincrásicos que afectan al rendimiento de la tecnología limpia, China ha construido una posición dominante en la parte de hardware de la transición energética. Es muy difícil competir con la estructura de costes de los líderes chinos en este campo. Dominan la mayoría de las cadenas de valor y han creado un exceso de capacidad. En la actualidad, las empresas chinas representan más del 9% de los índices estándar de energías limpias. Por ello, las estrategias de inversión pasiva centradas en las empresas de energías limpias de los mercados desarrollados no sólo se han visto penalizadas por los efectos del aumento de los costes de capital en los dos últimos años, sino que también han acabado siendo el enfoque equivocado teniendo en cuenta los cambios del mercado a favor de los competidores chinos. De ahí la necesidad de un enfoque de inversión selectivo que trate de identificar no sólo el punto de inflexión de una innovación, sino también a los líderes tecnológicos capaces de mantener márgenes sólidos y defender cuotas de mercado a medida que se desarrolla la transición.

Además, la exposición a empresas tecnológicas en nuestros temas sostenibles (energía limpia, alimentos sostenibles, materiales) y en nuestras selecciones de valores sostenibles – “que llamamos nuestros “Líderes CLIC® “ – fue limitada. Durante los seis primeros meses tras su lanzamiento en junio de 2023, esta infraponderación en comunicaciones y tecnología lastró la rentabilidad de nuestros CLIC® Leaders. Sin embargo, desde principios de año, observamos una mayor discriminación por parte de los inversores y nuestra selección ha recuperado su retraso con respecto al MSCI World, al hilo de una temporada de resultados decente. A más largo plazo, cinco años, el panorama parece mucho más favorable. Seguimos convencidos del valor de nuestro marco, pero reconocemos que existe una mayor volatilidad y una divergencia potencial a corto plazo con respecto a los índices de referencia del mercado. Esto requiere un seguimiento en las carteras gestionadas activamente.

Otro factor clave en el rendimiento de las estrategias sostenibles en 2023 fue el impacto de los movimientos de los rendimientos. El año pasado se caracterizó por el aumento de los costes de financiación y la elevada volatilidad de los tipos de interés. Esto último contribuyó a una dispersión de la rentabilidad mayor de lo habitual y a un porcentaje mucho menor de empresas que superaron al índice. Las empresas intensivas en gasto de capital, que suelen encontrarse en temas de transición climática, y los valores de pequeña capitalización con un sesgo de estilo de crecimiento, incluidos muchos proveedores de soluciones sostenibles, tienden a ser muy sensibles a las subidas de los tipos de interés y a la volatilidad. Esto resultó perjudicial en 2023. Además, con los tipos de interés en máximos de varios años, la preocupación por la evolución de las políticas gubernamentales desencadenó salidas de capitales, ya que los inversores cuestionaron la viabilidad económica de algunos proyectos de infraestructuras y soluciones de tecnología limpia. Al subir los rendimientos mundiales, estos valores experimentaron un descenso sustancial de sus valoraciones. Por el contrario, la caída de los rendimientos más adelante en 2024 puede convertirse en un viento de cola, como se ha visto en los dos últimos meses de 2023.

Perspectivas 2024: el apoyo normativo sigue siendo clave, los bancos centrales ofrecen cierto alivio

Seguimos esperando un apoyo estructural del capital dirigido a inversiones sostenibles en 2024. El año pasado, la AIE triplicó sus previsiones sobre la cantidad total de capacidad renovable que se desplegará en China para 2030. Esto convertiría a China en una de las pocas economías que alcanzaría sus objetivos de energía limpia con hasta cinco años de antelación.

La economía también es un buen augurio para la energía fotovoltaica y eólica terrestre; más del 90% de la electricidad producida con estas tecnologías es más barata que las alternativas de combustibles fósiles, según la AIE. Sin embargo, un apoyo político eficaz sigue siendo clave para minimizar los cuellos de botella y las ineficiencias al tiempo que se acelera su implantación. Esto es especialmente cierto en Europa, donde se necesitan nuevos permisos para proyectos e inversiones en redes y almacenamiento. Se espera que la Ley de Industria Neto Cero facilite los avances en este frente.

Las revisiones propuestas por la UE a su Directiva de Eficiencia Energética de los Edificios (EPBD) incluyen requisitos para la infraestructura de recarga de vehículos alrededor de edificios y viviendas. Es probable que las revisiones de la Directiva obliguen a evaluar la huella de emisiones de los edificios a lo largo de su ciclo de vida, lo que a su vez favorecerá la sustitución gradual de las estructuras que consumen mucha energía por alternativas más eficientes en carbono.

Los mercados del carbono también pueden dar un impulso. La UE ha estado a la vanguardia de la introducción y el comercio de derechos de emisión de carbono. Los derechos de emisión gratuitos para industrias como el cemento, el aluminio, los fertilizantes, la electricidad, el hidrógeno, el hierro y el acero se eliminarán progresivamente a partir de 2027 en el marco del Régimen de Comercio de Derechos de Emisión (RCDE). También se espera que China amplíe la cobertura de su propio mercado del carbono a cuatro de las industrias más contaminantes de aquí a 2025: acero, cemento, productos químicos y aluminio.

En cuanto a los riesgos, los créditos fiscales estadounidenses y los desembolsos disponibles en virtud de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) pueden verse amenazados a finales de este año si resulta elegida una segunda administración Trump. Esta es una razón para esperar que los sectores de las energías limpias experimenten cierta volatilidad a medida que se acercan las elecciones estadounidenses. En 2024 también habrá elecciones en Europa y en países como India, Indonesia y México. Por supuesto, es posible que se produzcan cambios políticos tras cualquier cambio de gobierno. Dado que la inflación ha mermado el poder adquisitivo de los hogares, las cuestiones de asequibilidad y autonomía energética, entre otras, han desencadenado protestas populares en varios países europeos. Esto puede adquirir importancia política si los ganadores de las elecciones cambian las prioridades reguladoras.

En este contexto, los menores costes de financiación ofrecerían un viento de cola bienvenido para las empresas estrechamente vinculadas a los sectores residencial, de la construcción y de los servicios públicos. La tendencia desinflacionista permitirá a los bancos centrales recortar los tipos de interés. El Banco Nacional Suizo (BNS) fue el primer banco central en hacerlo en marzo, enviando una poderosa señal a los mercados financieros de que ha comenzado un nuevo ciclo de tipos de interés. Esperamos que otros bancos centrales del G10, como la Reserva Federal (Fed), el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Inglaterra (BoE), sigan su ejemplo este año. La Fed debería realizar recortes por un total de unos 75 puntos básicos (pb) este año, mientras que el BCE y el BoE recortarían 100 pb y el SNB otros 50 pb. Esto debería traducirse en un descenso generalizado de los rendimientos. Nuestras previsiones a finales de año para los rendimientos a 10 años en EE.UU., la zona euro, el Reino Unido y Suiza son del 4,0%, 2,0%, 4,0% y 0,75% respectivamente. Esto podría eliminar una fuente de divergencia de rentabilidad entre sectores de renta variable y regiones y dar paso a una menor dispersión.

Un contexto macroeconómico más constructivo, pero los riesgos persisten

Aunque los flujos mundiales de renta variable sostenible se ralentizaron en 2023, siguieron siendo positivos en términos netos, impulsados por Europa, con modestas salidas en Estados Unidos. Las valoraciones han vuelto a niveles más razonables tras la “burbuja verde” posterior a Covid, y se acercan más a las valoraciones de los índices convencionales. Un entorno de mercado más maduro, combinado con unos tipos más bajos, debería propiciar un año más normal para la selección de valores en 2024. También esperamos flujos de fondos más favorables. En general, somos positivos con respecto a la renta fija en 2024, incluidos los bonos verdes corporativos, en un contexto de descenso de los rendimientos. No obstante, el apoyo normativo sigue siendo un motor importante para determinados temas de inversión en sostenibilidad. Por lo tanto, habrá que vigilar atentamente cualquier cambio de política o de prioridades por parte de los gobiernos recién elegidos en un año electoral ajetreado y mitigar los riesgos en las carteras gestionadas activamente utilizando una diversificación adecuada.

En el actual contexto geopolítico fracturado, las estrategias de inversión requieren más que nunca selectividad y agilidad. Creemos que las inversiones sostenibles seguirán ganando importancia en la próxima década. Sin embargo, la geopolítica, el crecimiento económico y el empleo seguirán dominando la agenda política, y la seguridad nacional y energética tendrá a veces prioridad sobre un futuro más limpio a largo plazo. Para gestionar estos riesgos y catalizadores, los inversores deberán estar bien diversificados en los distintos sectores de los que depende la transición. Lo reflejaremos plenamente en nuestras selecciones de valores CLIC® Leader y en nuestras carteras.

ETFs sostenibles: un mercado polarizado a nivel global con Europa como principal líder

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Los ETFs ESG han experimentado un crecimiento extraordinario, alcanzando 550.000 millones de dólares en activos bajo gestión al finalizar 2023, según un informe publicado por State Street y JP Morgan AM en el que han recogido las principales tendencias de la industria de gestión pasiva. Uno de las principales conclusiones que revela este documento es que hay una gran polaridad entre la situación y evolución de los ETFs ESG a ambos lados del Atlántico. 

El informe explica que los ETFs ESG han vivido un fuerte desarrollo durante esta última década. El aumento más pronunciado ocurrió durante los años de la pandemia, 2020 y 2021, cuando los activos bajo gestión crecieron en 335.000 millones de dólares, 275% más en comparación con los activos bajo gestión de 2019. «La pandemia del COVID-19 impulsó enormemente la inversión ESG, subrayando la importancia de abordar desafíos globales como las pandemias, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Este período enfatizó  la necesidad de una estrategia de inversión más completa que integre el análisis financiero tradicional con la consideración del impacto social y ambiental más amplio de una empresa», explican. 

Europa sigue reinando

El crecimiento y desarrollo de este segmento de la industria ha sido desigual a ambos lados del Atlántico. Según el informe, los inversores europeos han liderado consistentemente la adopción de los ETFs ESG, impulsados por marcos legislativos sólidos como, por ejemplo, el SFDR (Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles) y un énfasis cultural profundamente arraigado en la sostenibilidad.

A partir de 2023, la región mantiene una ventaja dominante, representando casi las tres cuartas partes del mercado global de ETFs ESG, con activos que ascienden a 402.000 millones de dólares. Aunque América del Norte ha quedado ligeramente rezagada respecto a Europa en el crecimiento de los activos de ETFs ESG, aún ha logrado mantener una fuerte presencia, con activos totales actualmente en 131 mil millones de dólares, apenas 10 mil millones menos que su máximo alcanzado en 2021. Según indica en informe en sus conclusiones, la tendencia fue apoyada por un aumento en las corporaciones estadounidenses adoptando estándares ESG y cambios favorables en las políticas del gobierno de EE.UU., haciendo que los fondos ESG sean más atractivos para los planes de jubilación.

Por su parte, la región Asia-Pacífico, aunque considerablemente menor en escala comparada con Europa y América del Norte, ha mostrado un crecimiento notable. Desde un comienzo modesto con 385 millones de dólares en activos de ETFs ESG en 2014, la región ha expandido su portafolio a 15 mil millones de dólares para 2023.

Según los datos del informe, desde 2014 hasta 2023, el número de ETFs ESG a nivel global se disparó de 148 a 1.826, destacando un cambio hacia la inversión sostenible. «La región de EMEA lideró este crecimiento, con los ETFs ESG expandiéndose de 107 a 1.281, demostrando un fuerte compromiso con los principios ESG. Los ETFs ESG de América del Norte crecieron de 34 a 430, reflejando un interés creciente en la inversión sostenible, aunque a un ritmo más lento que en EMEA. La región de APAC, partiendo de una base más pequeña, vio un aumento constante de 7 a 115 ETFs ESG. La tendencia reciente en los lanzamientos de ETFs ESG, especialmente en América del Norte, es bastante distintiva. A pesar de una desaceleración general en las nuevas introducciones de ETFs ESG en 2023, la marcada disminución en América del Norte es particularmente notable», añasde 

Tras un período de robusto crecimiento que culminó con 115 nuevos fondos en 2021, América del Norte experimentó una caída precipitada a solo 13 nuevos lanzamientos en 2023. Esta caída contrasta marcadamente con la tendencia previamente boyante y refleja cambios más amplios en las prioridades de inversión.

Los flujos cuentan la historia completa 

La postura completa de los inversores de América (región NORAM) sobre ESG, según muestra el estudio, se ilustra claramente a través de las tendencias de flujo de ETFs, destacando un marcado alejamiento de las inversiones ESG en la región. «En 2020, los flujos netos globales hacia los ETFs ESG se dispararon a 93.000 millones de dólares, alcanzando un cenit de 165.000 millones en 2021. Durante este pico, la región EMEA contribuyó con impresionantes 109 mil millones en flujos netos, representando el 65% del total, mientras que NORAM también experimentó un aumento significativo con aproximadamente 51.000″, indican los datos del informe», indica el documento. 

Sin embargo, esta trayectoria ascendente en América cambió notablemente en los años siguientes. Para 2023, los flujos netos en esta región no solo disminuyeron sino que también cayeron en territorio negativo. El informe explica que esto contrasta fuertemente con el crecimiento constante en EMEA, que registró cerca de 50 mil millones de dólares en flujos netos durante el mismo período. «Este cambio desmiente la suposición anterior de que América del Norte estaba escalando rápidamente y estaba lista para superar a Europa en el espacio de ETFs ESG. Las tendencias actuales, según el informe, apuntan a una reevaluación de las estrategias de los inversores de NORAM hacia las inversiones ESG, particularmente en los Estados Unidos», indica el documento.

Una conclusión relevante es que la caída en la inversión ESG, especialmente en los EE.UU. en los últimos años, se puede atribuir a varios factores, siendo uno clave el aumento en la legislación anti-ESG impulsada principalmente por cambios políticos. Esta tendencia comenzó a ganar impulso en el año 2021 y alcanzó nuevos niveles en 2023, con más de 150 proyectos de ley y resoluciones anti-ESG presentados en 37 estados. Aunque muchas de estas propuestas fueron rechazadas o detenidas, para diciembre de 2023, al menos 40 leyes anti-ESG habían sido aprobadas en 18 estados, según la Escuela de Derecho de Harvard. Las facciones conservadoras también han iniciado boicots contra marcas que consideran excesivamente progresistas. Esto ha resultado en una considerable oposición a dichas marcas y a las iniciativas ESG que las respaldan.

Además, el descontento de los inversores es un factor importante en el decreciente interés en las iniciativas ESG. Hay una preferencia creciente por estrategias que enfatizan los retornos financieros y un enfoque centrado en el lucro, llevando a un menor enfoque en causas sociales que no producen beneficios económicos inmediatos.

Según el informe, como resultado de estas dinámicas, las compañías, incluidos los emisores de ETFs, han comenzado a reducir las conversaciones sobre ESG, llevando a una disminución en la promoción de productos relacionados y un subsiguiente declive en los flujos netos hacia los ETFs ESG en comparación con años anteriores. Esta divergencia en la filosofía de inversión permitió a los emisores de ETFs introducir fondos Anti-ESG, los cuales han visto un aumento en el interés durante el último año. Estos fondos Anti-ESG enfatizan un enfoque más tradicional centrado en el lucro, atrayendo a inversores que priorizan los retornos financieros sobre los objetivos ESG más amplios.

Mientras que Europa, según el informe, exhibe un enfoque menos polarizado hacia la inversión ESG y ha establecido en gran medida un ejemplo global en la adopción de ESG, los últimos años han presenciado una ligera desaceleración comparada con el impulso de 2020 y 2021. A pesar de los significativos flujos de inversión en 2022 y 2023, el interés europeo en ESG se ha atenuado algo debido a incertidumbres económicas, tasas de interés altas, inflación y tensiones geopolíticas, que podrían haber inclinado a los inversores hacia otras inversiones.

Además, el rendimiento inferior de ciertas estrategias ESG, particularmente en áreas temáticas como la energía renovable, que han sido afectadas por el aumento de los costos de financiamiento, la inflación de materiales y las interrupciones de la cadena de suministro, entre otros factores, ha jugado un papel en fomentar este sentimiento cauteloso. Preocupaciones adicionales sobre el lavado verde y las regulaciones en evolución, que abarcan temas como la reclasificación de fondos y la implementación del SFDR, han creado incertidumbre para los inversores ESG, potencialmente llevándolos a pausar temporalmente las inversiones hasta que surja mayor claridad.

El enfoque activo

El análisis de los flujos netos negativos de NORAM en 2023 revela un patrón distintivo: 6.6 mil millones de dólares en salidas provenían predominantemente de fondos pasivos, mientras que los ETFs ESG activos estaban en demanda, atrayendo 5.3 mil millones de dólares en nuevo capital. Este cambio indica una preferencia creciente por la gestión activa en la inversión ESG. Los inversores, según el estudio, parecen estar moviéndose hacia estrategias que ofrecen mayor flexibilidad y alineación con sus objetivos de inversión específicos, divergiendo de las restricciones que a menudo se asocian con los fondos pasivos. Para algunos inversores, la inversión ESG activa podría ofrecer un enfoque más dinámico, permitiendo a los inversores tener un impacto social potencialmente mayor y una influencia más directa sobre el comportamiento corporativo a través del activismo.

Según el informe, involucra un análisis profundo y un compromiso con las empresas en forma de activismo, aunque típicamente conlleva tarifas más altas que las estrategias pasivas. Para finales de 2023, la proporción de ETFs gestionados activamente dentro del total de AUM de ETFs ESG en NORAM aumentó significativamente al 13%, comparado con solo el 3% en 2018. Este notable crecimiento subraya un cambio sustancial en la preferencia de los inversores hacia la gestión activa en el espacio ESG durante los últimos cinco años.

En Europa, los ETFs ESG pasivos siguen siendo la elección predominante para los inversores, manteniendo una significativa participación del 94% del total de activos de ETFs ESG. También mantienen una posición dominante en términos de flujos netos anuales. Esta tendencia persiste a pesar de una disminución general en los flujos de entrada hacia los ETFs ESG en el continente líder en ESG.

El acrónimo ESG significa gobernanza ambiental, social y corporativa, introducido por las Naciones Unidas en el documento de 2004 titulado «Who Cares Wins» (Quién se preocupa, gana). Este documento marcó un momento crucial, abogando por la integración de estos factores críticos en el análisis financiero y la toma de decisiones. A lo largo de los 19 años subsiguientes, ESG se ha transformado de un concepto de nicho en un elemento central de la estrategia empresarial, impregnando cada sector de la industria, incluyendo instrumentos financieros como los ETFs.

Los inversores de Asia-Pacífico y Europa consideran el cambio climático algo central en su política de inversión

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La cuarta encuesta anual de Robeco realizada a 300 inversores revela que las actitudes de cada región respecto a la inversión climática siguen siendo muy diferentes. Por ejemplo, el interés en Norteamérica se sitúa por detrás de la región de Asia-Pacífico (APAC), que va en cabeza. Además, el porcentaje de inversores de APAC para quienes el cambio climático desempeña un papel central o muy significativo en su política de inversión asciende al 79% y supera por primera vez al de Europa (76%).

Sin embargo, la encuesta revela que el interés sigue disminuyendo en Norteamérica en un contexto de disputas políticas sobre el coste percibido de la integración de factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) en las inversiones, donde solo el 35% da prioridad a la inversión climática. Debido a esta situación, la media mundial ha disminuido hasta el 62% en comparación con el 71% de 2023, pero sigue indicando que la mayoría de los inversores consideran prioritaria la inversión climática.

«Los resultados de la encuesta revelan que muchos inversores están adoptando un enfoque centrado y diligente en lo que respecta a la descarbonización de las carteras de inversión y avanzando hacia una economía futura de bajas emisiones de carbono. A medida que se familiarizan con el duro trabajo que implica la transición climática, disminuye la ingenuidad y aumentan las deliberaciones y el escrutinio sobre lo que se necesita para integrar la sostenibilidad en los múltiples aspectos de la gestión de las carteras de inversión», señala Lucian Peppelenbos, estratega de clima y biodiversidad de Robeco.

Entre los inversores institucionales, el informe señala que las aseguradoras destacan por comprometerse a lograr las cero emisiones netas en comparación con otros inversores institucionales y mayoristas, según la gestora, «quizá debido a su particular exposición al cambio climático desde ambos lados del balance». En concreto, alrededor del 39% de las aseguradoras se han comprometido públicamente a lograr este objetivo y otro 20% está en vías de hacerlo. Los inversores de la región de Norteamérica tienen más «miedo al compromiso», ya que el 46% ha descartado comprometerse con el objetivo de cero emisiones netas frente al 26% del año pasado. 

Principales tendencias

Entre los datos que arroja esta encuesta destaca que más de tres cuartas partes de los inversores creen que la transición será algo desordenada y que solo una pequeña parte se realizará de forma colectiva. En concreto, el 15% cree que será una transición ordenada en la que los gobiernos y los mercados colaborarán para reducir las emisiones. Por otra parte, el 8% cree que el mundo alcanzará un nivel alto de calentamiento global (hot-house world) y se tomarán muy pocas medidas para evitarlo. A este respecto, hay menos inversores que opinan que se pueda lograr el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global por debajo de los 2 °C. Solo el 30% lo considera posible, frente al 38% de 2023, mientras que el 41% lo considera imposible, frente al 30% de la encuesta anterior. 

En la actualidad, los inversores destinan más fondos a estrategias climáticas generales que a las centradas específicamente en empresas «en transición». Solo el 37% invierte en estrategias dirigidas a empresas con planes de transición creíbles, aunque la mayoría (63%) tiene previsto hacerlo en un plazo de uno a dos años. La cuestión de la transición influye en los estilos de inversión preferidos. Alrededor del 45% utiliza estrategias activas de renta variable centradas específicamente en invertir en empresas orientadas a la transición, mientras que el 43% invierte en bonos verdes o bonos centrados en la sostenibilidad. Este enfoque vuelve a ser más popular en Europa y APAC. 

«La transición de las empresas y otros sectores del modelo marrón al verde, a medida que se descarbonizan, solo es posible si los inversores participan activamente, recompensando a las que adoptan el cambio y retirando el apoyo a las que lo rechazan o se muestran reacias a formar parte de él. Un aspecto interesante de los resultados de este año es que los inversores de la región de Asia-Pacífico están avanzando con determinación en materia de sostenibilidad, puesto que están incrementando su apoyo a la transición climática», concluye Peppelenbos.

Una coalición de inversores alerta a seis grandes petroleras y gasistas europeas de las insuficiencias de sus estrategias climáticas

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Un grupo de 16 inversores internacionales, convocados por Ofi Invest Asset Management, y que representan más de 780.000 millones de euros en activos gestionados, ha emitido una carta abierta en la que pide a seis empresas europeas de petróleo y gas –Total Energies, Shell, BP, Eni, Repsol y Equinor– que detengan sus planes de expansión de los combustibles fósiles y potencien sus inversiones en energías sostenibles

En reacción a las estrategias climáticas de estas empresas, que consideran deficientes, estos inversores anunciaron que votarían en contra de determinadas resoluciones estratégicas, incluida la reelección este año de los presidentes de los consejos de Total Energies, Shell y BP. Esta iniciativa forma parte de una escalada del compromiso que se viene llevando a cabo desde hace varios años.

En una carta conjunta, los inversores expresaron su preocupación a seis empresas petroleras y gasistas por sus estrategias de expansión en curso. La carta señala que el desarrollo de nuevos proyectos de petróleo y gas por parte de las empresas es incompatible con los objetivos de limitar el calentamiento global a 1,5 °C y lograr la neutralidad de carbono para 2050, según las proyecciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y las investigaciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). La carta también señala que las empresas invierten muy poco en energías sostenibles en comparación con las necesidades de la transición energética.

La coalición de inversores considera que, en los últimos años, las seis empresas petroleras y gasísticas han avanzado muy poco en la acción por el clima, y señala que algunas de ellas -Total Energies, BP y Shell– incluso han reducido sus ambiciones climáticas.

En consecuencia, el grupo de inversores pide a las seis empresas que revisen su estrategia climática para alinearla con una trayectoria que limite el calentamiento global a 1,5 ºC. Según la AIE, esto requerirá detener el desarrollo de nuevos proyectos de petróleo y gas e impulsar las inversiones en energías sostenibles, de modo que el 50% del gasto de inversión se dedique a proyectos de energía limpia para 2030.

En su carta, los inversores firmantes se comprometen a votar en contra de determinadas resoluciones estratégicas clave en las juntas generales de 2024 de estas empresas, con el fin de subrayar la responsabilidad de sus respectivos consejos de administración. Votarán en contra de la reelección del presidente del consejo o en contra de la reelección de al menos un miembro del consejo, o en contra de la aprobación de la gestión del consejo, en función de las resoluciones del orden del día de cada una de las empresas en cuestión. Estos votos demuestran la determinación de utilizar nuevas vías en el compromiso contraído con las empresas de petróleo y gas.

El negocio de ETFs e indexación de HSBC AM supera los 100.000 millones de dólares bajo gestión

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El negocio de ETFs e indexación de HSBC Asset Management (HSBC AM) ha superado los 100.000 millones de dólares en activos bajo gestión, lo que, en opinión de la firma, refleja su rápida expansión en los últimos cuatro años. Según los datos de la gestora, actualmente gestiona 101.000 millones de dólares en activos a través de su gama de ETFs y fondos de índices, un aumento del 181% desde los 36.000 millones de dólares a fines de 2019, cuando la empresa reposicionó su estrategia de crecimiento pasivo con la llegada del CEO Nicolas Moreau.

Desde HSBCE AM explican que este rápido crecimiento, que ha superado al del mercado europeo más amplio de fondos de ETFs e índices, ha sido facilitado por el desarrollo de una amplia gama de productos pasivos de la firma y el lanzamiento de nuevas gamas de productos enfocados en minimizar el tracking error y los costes para los inversores, con un historial de rendimiento consistente. «El éxito de la plataforma también ha sido impulsado por el enfoque de la empresa en la excelencia en el servicio al cliente, junto con la expansión del equipo de ETF e Indexación en áreas que incluyen ventas, inversiones, productos y operaciones», señalan.

«Este logro significativo demuestra nuestros esfuerzos sostenidos para transformar nuestro negocio en los últimos cuatro años y refleja la importancia estratégica de nuestra plataforma pasiva dentro de nuestra estrategia más amplia. A medida que la popularidad de las inversiones pasivas entre clientes minoristas e institucionales continúa creciendo, esperamos que el tamaño del mercado de ETFs y fondos de índices se acelere aún más en los próximos años. Seguimos comprometidos en fortalecer nuestra oferta para brindar a nuestros clientes estrategias innovadoras y confiables que consistentemente ofrezcan rendimientos de índice para ayudarles a cumplir con sus necesidades de inversión en los años venideros», ha destacado Nicolas Moreau, CEO de HSBC Asset Management.

El crecimiento en cifras

Los activos de ETF de HSBC AM han aumentado cuatro veces, pasando de 8.800 millones de dólares a finales de 2019 a más de 37.000 millones de dólares a finales de marzo de 2024, lo que representa una tasa de crecimiento más rápida en comparación con el mercado europeo de ETFs, que se ha duplicado en tamaño durante el mismo período. La firma ahora también cuenta con uno de los ETFs MSCI World de mejor rendimiento y tercero más grande en el mercado con 9.6 mil millones de dólares, lo que demuestra la capacidad de la plataforma para gestionar fondos a gran escala. «Este sólido crecimiento se ha reflejado en clasificaciones destacadas de la industria, con el negocio de ETF UCITS escalando del puesto 12o por patrimonio a finales de 2019 al 8o, según ETFBook», destacan desde la gestora. 

Por otro lado, los activos en los fondos de índices de HSBC AM se han más que duplicado, pasando de 27.000 millones de dólares a finales de 2019 a más de 63.000 millones de dólares a finales de marzo de 2024, en comparación con el mercado de fondos de Índices europeo más amplio que ha crecido en un tercio durante el mismo período según datos de Morningstar.

En este sentido, desde la gestora destacan que cuentan con el fondo de bonos globales más grande del mercado con 11.700 millones de dólares, mientras que su estrategia de Equidad Global Islámica se ha quintuplicado desde finales de 2019, alcanzando 5.500 millones de dólares bajo gestión a finales de marzo de 2024. La firma cuenta con una gama de nueve fondos islámicos en diferentes envolturas pasivas, proporcionando a los clientes múltiples opciones de inversión.

Además, los activos de los fondos de índices domiciliados en el Reino Unido de HSBC AM se han más que duplicado para alcanzar más de 43.000 millones de dólares en activos bajo gestión desde finales de 2019, con su fondo de índice Americano alcanzando más de 17.800 millones de dólares de patrimonio. 

En opinión de Olga De Tapia, Global Head of ETF & Indexing Sales de HSBC Asset Management, este hito clave habla de la calidad de su servicio al cliente y la fortaleza de su gama de productos, que se ha convertido en sinónimo de experiencia en mercados emergentes e inversión sostenible. «Hemos visto cómo nuestros productos principales continúan atrayendo activos a un ritmo acelerado, junto con un fuerte interés en todas nuestras gamas de productos sostenibles y basados en la fe. En el futuro, mantendremos nuestro enfoque en poner a nuestros clientes en primer lugar y actuar como un socio confiable para ellos. También continuaremos expandiendo nuestra oferta para brindar a los clientes productos líderes en los espacios de inversión básicos, de mercados emergentes, sostenibles, basados en la fe y temáticos, ayudándoles a construir carteras con una variedad de perfiles de riesgo, adecuadas para una variedad de entornos de mercado», ha añadido De Tapia.

Amundi lanza una gama completa de ETFs de deuda pública en euros con vencimiento fijo

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Amundi ha anunciado el lanzamiento de su nueva gama de ETFs de vencimiento fijo, «diseñada para combinar la previsibilidad del rendimiento con un fácil acceso a bonos del estado en euros». Según indican desde la gestora, con comisiones de gestión de sólo el 0,09%, estos ETFs de vencimiento fijo ofrecen a los inversores competitividad y flexibilidad.

Amundi explica que los ETFs de vencimiento fijo proporcionan a los inversores visibilidad sobre un rendimiento estimado hasta el vencimiento el día en que invierten, ofreciendo un alto nivel de previsibilidad especialmente buscado en el actual entorno de mercado. «Estos ETFs, que vencen como un bono, permiten a los inversores gestionar eficazmente sus carteras, haciendo más previsible su planificación», indican

Los ETFs a vencimiento fijo de Amundi replican los índices FTSE Russell que buscan exposición a bonos del estado denominados en euros con vencimiento en 2027 y 2028. Desde exposiciones a un solo país, como Italia o Alemania, hasta exposiciones más amplias, los inversores tienen la opción de invertir en una nueva generación de ETF de deuda pública en euros, lo que les permite adaptar la asignación de su cartera para cumplir sus objetivos específicos y sus restricciones de riesgo a lo largo del tiempo.

A raíz de este lanzamiento, Benoit Sorel, director de ETF, Indexing & Smart Beta de Amundi, destaca que al combinar visibilidad y flexibilidad, los ETFs de vencimiento fijo de Amundi permiten satisfacer la demanda de sus clientes de soluciones ágiles, capturando los niveles de rendimiento actuales para financiar los proyectos futuros. «Esta nueva oferta complementa aún más nuestra actual gama de ETFs de renta fija y demuestra nuestro compromiso con el desarrollo de soluciones valiosas adaptadas a las necesidades de nuestros clientes», ha añadido.

Peakbridge cierra su fondo Peakbridge Growth II en 187 millones de dólares

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Foto: Pixabay. alimentacion

PeakBridge y Edmond de Rothschild Private Equity han anunciado el cierre de su primer fondo de crecimiento temprano, el PeakBridge Growth Fund II, tras alcanzar los 187 millones de dólares. Según explican ambos promotores, en el contexto de un entorno mundial difícil y volátil, con este cierre el fondo ha superado el tamaño objetivo anunciado hace poco más de dos años.

«Es precisamente en este entorno, desde la inflación hasta el cambio climático y la agitación geopolítica, donde PeakBridge se siente más valiente que nunca en su misión: tender puentes entre una innovación audaz y las necesidades del mundo real, para transformar el futuro de la alimentación», señalan desde la firma. 

Peakbridge Growth Fund II se puso en marcha con la participación de compañías mundiales líderes del sector de la alimentación y las bebidas, como Grupo Bimbo, Royal Cosun y Arancia, e instituciones financieras, como Builder’s Initiative.  “Estamos increíblemente orgullosos de que líderes mundiales de la industria alimentaria y familias con valores, así como inversores financieros, se unan a nosotros en este fondo. No es solo un voto de confianza en el éxito de nuestra estrategia, sino de crucial importancia para crear valor real para nuestra cartera y cambiar el sistema alimentario de dentro hacia fuera», afirma Erich Sieber, socio fundador de PeakBridge.

Según añade Francois-Xavier Vucekovic, CIO de Edmond de Rothschild Private Equity, «el éxito de esta captación de fondos en el entorno actual pone de manifiesto la importancia de la estrategia de PeakBridge para aprovechar la tecnología y el know-how y crear un impacto sostenible en los retos sociales y medioambientales de la industria agrícola y alimentaria, con la que nuestro Grupo está firmemente comprometido”.

La gestora destaca que la alimentación es una industria de 10 billones de dólares que afecta a la mayor parte de la población y desempeña un papel fundamental en todos los ámbitos, desde el cambio climático hasta la salud. Según su análisis, los conflictos geopolíticos, la inflación y el cambio climático están ejerciendo una presión sin precedentes sobre la seguridad alimentaria, tanto en los países desarrollados como en los subdesarrollados. «Los gigantes de la industria alimentaria se están replanteando su funcionamiento, ya que los precios de las materias primas, como el cacao y el azúcar, se han disparado hasta alcanzar máximos históricos, con una volatilidad a largo plazo prácticamente garantizada. Se están produciendo otros cambios trascendentales, con la creciente demanda de los consumidores de opciones alimentarias nutritivas y un mayor control sobre su salud. Paralelamente, el auge de los medicamentos  contra la obesidad GLP-1, como Ozempic, está cambiando la salud y el consumo de una forma que apenas se está empezando a ver», explican. 

En opinión de Nadav Berger, socio fundador de PeakBridge, en un entorno mundial tan complejo, el cierre de este segundo fondo de crecimiento temprano es una prueba más de que nuestra disciplinada estrategia está demostrando su resistencia y dando sus frutos”. “Para nosotros, la creación de valor es la esencia de lo que hacemos. Nuestro equipo aporta una combinación poco común de experiencia: pioneros de la inversión en FoodTech, veteranos operadores de la industria agroalimentaria, científicos y financieros. Junto con asociaciones industriales sólidas, estamos posicionados para afrontar esos problemas del mundo real”, afirma Berger.

PeakBridge invierte en empresas de crecimiento temprano de todo el mundo, con tecnologías escalables y patentadas en la intersección del impacto climático, la salud y el gusto. En cinco sectores concretos, busca a los innovadores más prometedores, con valoraciones razonables, rápida escalabilidad y gran impacto.

BNP Paribas AM amplía su gama de ETFs climáticos con un nuevo fondo de renta variable global

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BNP Paribas Asset Management ha anunciado el lanzamiento de un nuevo ETF de renta variable global, con el que amplía su gama de inversión socialmente responsable y de vehículos alineados con los índices de referencia armonizados con el Acuerdo de París (SRI PAB, por sus siglas en inglés). Según destacan desde la gestora, esta gama cuenta con más de 6.500 millones de euros en activos bajo gestión.

Este nuevo vehículo, el BNP Paribas Easy MSCI ACWI SRI S-Series PAB 5% Capped UCITS ETF, es un subfondo de BNP Paribas Easy Irish ICAV y ya cotiza en Euronext Paris, Borsa Italiana y SIX, además está previsto que el 23 de mayo comience a cotizar en Deutsche Börse Xetra.

Según explica la gestora, el fondo trata de replicar la rentabilidad del índice MSCI ACWI SRI S-Series PAB 5% Capped Index  y tiene como objetivo ofrecer a los inversores exposición a empresas de todo el mundo, tanto de los mercados desarrollados como de los emergentes, que cuentan con unos estándares elevados en materia de cuestiones medioambientales, sociales y de buen gobierno (ESG). Además, este ETF climático se propone cumplir con los objetivos de los índices armonizados con el Acuerdo de París, reduciendo en al menos un 50% las emisiones de gases de efecto invernadero con respecto al universo de inversión inicial y alcanzando un objetivo adicional de descarbonización de como mínimo un 7% anual.

Está clasificado como Artículo 8 en virtud del Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR, por sus siglas en inglés). En este contexto, promociona características medioambientales y sociales invirtiendo en empresas evaluadas según criterios ESG, como la oportunidad medioambiental, la contaminación y los residuos, el capital humano o el gobierno corporativo, o en función de sus esfuerzos por reducir su exposición al carbón y a los combustibles fósiles no convencionales. Por lo tanto, el fondo excluye a las empresas pertenecientes a sectores con un impacto ESG negativo, a las que incumplen los principios incluidos en el Pacto Mundial de las Naciones Unidas y a las que están implicadas en controversias relacionadas con los criterios ESG. En este sentido, el ETF se compromete a invertir un mínimo del 35% de sus activos netos en inversiones sostenibles y pretende mantener un error de seguimiento inferior al 1% frente al índice subyacente.

«Vemos un gran interés en los ETFs SRI PAB y nos enorgullece anunciar la ampliación de nuestra gama de ETFs en el marco de nuestro vehículo irlandés de gestión colectiva de activos (ICAV). A través de este nuevo ETF nuestros clientes en España y Portugal podrán acceder a las oportunidades de crecimiento a largo plazo que ofrece la renta variable global, integrando al mismo tiempo un enfoque ESG sólido. Con el ya existente MSCI SRI World PAB ETF y este nuevo ETF, tendrán acceso a la renta variable de mercados desarrollados y emergentes», ha destacado Sol Hurtado de Mendoza, directora general de BNP Paribas Asset Management para España y Portugal.

Desde la gestora destacan que el volumen de activos gestionados en el marco de la temática de inversión que persigue la consecución del objetivo de cero emisiones netas en 2050, en la que se incluyen los ETF PAB, ha mostrado un impresionante aumento del 2.456% en los últimos diez años, pasando de 2.300 millones de euros en 2014 a 58.500 millones en 2024. «Aun cuando el peso de esta temática sigue siendo reducido en comparación con el volumen total de activos gestionados por todos los ETF (3,4%), su crecimiento demuestra el interés del mercado por los ETF climáticos», indican desde BNP Pariabas AM.