El valor de la mejora de la calidad crediticia en high yield

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Tom Ross y Seth Meyer, gestores de carteras de deuda corporativa en Janus Henderson Investors. Tom Ross y Seth Meyer, gestores de carteras de deuda corporativa en Janus Henderson Investors

A menudo oímos decir que los diferenciales de crédito ―la diferencia de rendimiento de los bonos corporativos con respecto a la deuda pública con vencimiento similar― son “estrechos” o “amplios” cuando se comenta la valoración del mercado con respecto a sus niveles pasados. Pero, parafraseando la vieja máxima, ¿y si los diferenciales pasados no son una buena indicación de los actuales? ¿Qué pasa si el mercado ha cambiado con el tiempo?

«Puedo contaros mis aventuras… Pero no serviría de nada retroceder hasta ayer, porque ayer yo era otra persona».

– Alicia en el País de las Maravillas

Hemos sido y seguimos siendo positivos en cuanto al mercado high yield porque creemos que seguimos en una fase inicial del ciclo de recuperación del crédito; se espera que las tasas de impago disminuyan y que las empresas ―incluso las muy apalancadas― tengan mejor acceso al capital gracias a los esfuerzos de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) para mantener la liquidez de los mercados de bonos corporativos. Pero hay algo más también que ha cambiado: la calidad crediticia media (medida por la calificación crediticia) de los mercados de bonos high yield ha mejorado considerablemente desde la última crisis.

El mercado de bonos high yield de EE. UU. se compone en su mayoría de bonos con calificación BB (la mayor calificación sub-investment grade) hasta CCC. Actualmente, los bonos con calificación BB representan alrededor del 55 % del índice, mientras que los CCC suponen casi el 12 % y los bonos con calificación inferior a CCC son menos del 1 %. Dicho de otro modo, casi la mitad del índice tiene la máxima calidad crediticia por debajo de grado inversor. Pero esto no siempre ha sido así. En los meses posteriores a la crisis financiera global, la proporción de bonos high yield con calificación CCC alcanzó su máximo (23 %, casi el doble que la cifra actual) y el total de bonos con calificación CCC o inferior alcanzó su máximo del 30 % del índice, casi tres veces más que ahora. En resumen, durante la última década, alrededor del 15 % del mercado high yield subió desde casi la parte más baja del espectro de crédito hasta rozar la más alta.

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Siendo justos, el cambio no se debe únicamente a que las empresas high yield se volvieron más solventes. Esta evolución obedece en parte a las reestructuraciones o a las salidas del mercado de las empresas con peor calificación. Además, como puede verse en el gráfico de arriba, el porcentaje de bonos BB se disparó en 2020, cuando varias grandes empresas incluidas en los índices investment grade cayeron al mercado high yield (y de ahí la denominación de “ángeles caídos”). Independientemente de las razones, el mercado high yield ha evolucionado de manera continua hasta convertirse en un índice con mejores calificaciones.

Calculando el valor

Entonces, ¿cuál es el valor de esa mejora? Creemos que vale unos 25 puntos básicos. (100 puntos básicos = 1 %)

En el gráfico de abajo, se muestra el diferencial histórico del índice Bloomberg Barclays US High Yield, un diferencial ajustado y la diferencia. El diferencial ajustado presupone que el índice tenía la misma calificación crediticia media ponderada que tiene actualmente. Dado que la calidad crediticia ha mejorado, se intuye que el diferencial ajustado es inferior al diferencial histórico y, como vemos con la línea naranja que indica la diferencia entre ambos, no deja de reducirse a medida que retrocedemos en el tiempo. En definitiva, si se tiene en cuenta la mejora de la calidad crediticia, el índice high yield no ha dejado de abaratarse.

La media simple de la diferencia entre el diferencial histórico y el diferencial ajustado al crédito desde 2009 es de 28 puntos básicos. Dado que la media presenta un sesgo a la baja por la diferencia extrema de hace una década, la redondeamos 25 puntos básicos a la baja, un nivel que refleja también el lado tradicional del intervalo entre 20 y 40 puntos básicos en el que se movió la diferencia entre los años 2011 y 2018.

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Sin embargo, dado que el mercado high yield estadounidense se aproxima a sus diferenciales mínimos históricos, podría resultar más útil fijarse en la diferencia entre los diferenciales históricos y los diferenciales ajustados al crédito en estos mínimos. El mínimo más reciente del diferencial histórico, 312 puntos básicos, se registró el 13 de enero de 2020. Si se ajusta a la mejora del crédito desde entonces, calculamos que el diferencial comparable es de 302 puntos básicos, es decir, 10 puntos básicos menos. Comparado con el mínimo posterior a la crisis financiera global del 1 de octubre de 2018, cuando el diferencial era de 309 puntos básicos, calculamos que el diferencial ajustado al crédito es de 290 puntos básicos, es decir, 19 puntos básicos menos. La diferencia no deja de crecer a partir de ahí, aumentando a 24 puntos básicos al mínimo de 2014 (el 23 de junio).

En nuestra opinión, la brecha ―la diferencia entre el diferencial histórico y el diferencial ajustado al crédito― importa. Cuando se registraron esos diferenciales mínimos anteriores, el índice high yield era básicamente un índice diferente, con una calidad crediticia inferior. Por lo tanto, cuando los inversores debaten si el mercado high yield estadounidense puede alcanzar o superar sus mínimos anteriores, pensamos que deberían fijarse en el historial en términos ajustados. Por ejemplo, de acuerdo con nuestro análisis, los diferenciales del high yield podrían estar 10 puntos básicos por debajo de los mínimos que se registraron hace poco más de un año, en enero de 2020, y mantenerse al mismo nivel de diferencial ajustado al crédito.

Un fenómeno global

La mejora de la calidad crediticia promedio del mercado high yield no solo se da en EE. UU. En Europa y los mercados emergentes, la calidad crediticia promedio también ha mejorado considerablemente. En el gráfico de abajo, vemos el cambio en las ponderaciones de los bonos con calificación B y CCC desde sus máximos históricos durante los últimos 15 años hasta fines de enero de 2021. En todos los casos, las ponderaciones han disminuido. A nivel global, la proporción de deuda con calificación B se ha reducido un 37,5% y la proporción de la calificación CCC ha descendido un 60 %. En nuestra opinión, no son cambios menores para un mercado importante.

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Si aplicamos el mismo análisis al índice de bonos high yield global, llegamos a la conclusión de que la mejora de la calidad crediticia tiene un valor de 20 puntos básicos en términos de diferenciales. Ajustado a la calidad crediticia, el diferencial de high yield global podría haber estado 8 puntos básicos por debajo de su mínimo del 17 de enero de 2020 de 352 puntos básicos en 2020 y 6 puntos básicos por debajo del mínimo en diez años de 311 puntos básicos registrado el 26 de enero de 2018, algo por debajo del diferencial de 410 puntos básicos del 31 de enero de 2021.

El efecto en high yield europeo es menos pronunciado, ya que el crédito mejoró rápidamente tras la crisis financiera global. Así, si quitamos 2010, la mejora en la calidad crediticia solo tiene un valor de unos 2 puntos básicos. El high yield europeo también se libró de gran parte del deterioro del crédito que sufrió el sector de la energía a mitad de la última década, por lo que la ponderación de la calificación BB se ha mantenido estable más tiempo. Según nuestros cálculos, el índice high yield europeo podría haber estado 4 puntos básicos por debajo de su mínimo del 20 de enero de 2020 de 316 puntos básicos en 2020. Curiosamente, la ponderación de la calificación BB en Europa era algo más alta el 25 de octubre de 2017, cuando el diferencial marcó su mínimo en diez años de 248 puntos básicos, por lo que nuestros cálculos aplicarían un redondeo al alza de 12 puntos básicos, hasta un diferencial de 260 puntos básicos. Al 31 de enero de 2021, los diferenciales europeos se situaban casi 100 puntos básicos por encima, 359, por lo que ofrecen un potencial de mayor ajuste de los diferenciales.

Fuente de las cifras del high yield global y europeo de arriba: Bloomberg, cálculos de Janus Henderson, índice ICE Global High Yield Bond Constrained e índice ICE European Currency High Yield Constrained, al 31 de enero de 2021. 

Estos cálculos son de Janus Henderson y no están garantizados. Se ofrecen exclusivamente con fines informativos y no deben considerarse ni interpretarse como una oferta de venta, una solicitud de una oferta de compra ni una recomendación para comprar, vender o mantener ningún valor, estrategia de inversión o sector de mercado.

Una comparación justa

En nuestra opinión, los inversores pueden y deben preguntarse si los diferenciales en high yield pueden volver a sus mínimos históricos. Sin embargo, cuando hablamos de estos mínimos, debemos saber si estamos comparando cosas iguales, lo que no es el caso cuando comparamos los diferenciales actuales con los mínimos desde la crisis financiera global.

Como dijo sabiamente Alicia, de poco sirve hablar del pasado como si fuese igual que el presente. Actualmente, los índices de high yield global tienen una mejor calidad crediticia que en cualquiera de los mínimos anteriores registrados desde la crisis financiera global. Aunque los inversores pueden, y deben, debatir las perspectivas fundamentales de las diferentes regiones, creemos que es importante tener en cuenta que los mercados del high yield de todo el mundo han cambiado para mejor.

 

Las calificaciones de la calidad crediticia se expresan en una escala que generalmente va de AAA (máxima) a D (mínima).

 

Columna de Seth Meyer y Tom Ross, gestores de carteras de renta fija en Janus Henderson Investors.

 

 

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Argentina 2021: cómo recuperar la esperanza y no morir en el intento

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Wikimedia CommonsPuerto Madero, Argentina. ,,

Estoy en Argentina y me gustaría tener esperanzas. No suelo ser una persona pesimista por naturaleza. Más bien me mantengo en una posición neutral analizando los acontecimientos por venir. Pese a esto, es difícil mantener esa imparcialidad con el país cuando miro lo que nos puede esperar en este 2021.

Ya pasaron casi tres meses de este año. Veo progresos significativos en el mundo desarrollado en torno a la vacunación para la recuperar parte de la normalidad perdida. Incluso también hay signos positivos en países de la región, siendo Chile el embanderado en este sentido. Cuando me toca ver lo que ocurre en Argentina, pareceríamos estar frenados en el tiempo, poniendo énfasis en discutir el pasado, sobrevivir al presente y no tener la menor idea de lo que puede depararnos el futuro.

Como hombre de mercado, debo decir que los precios de los activos financieros hablan por sí solos. El índice Merval se encuentra cotizando a 320 dólares, continuando el recorrido bajista del 35% de caída en moneda dura que evidenciamos en 2020. Las firmas cotizantes están relativamente muy baratas en términos históricos. Sin embargo, los inversores brillan por su ausencia a pesar de los deprimidos precios. Eso pinta de pies a cabeza la desconfianza y la ausencia de optimismo hacia adelante.

Con el mercado de bonos ocurre algo semejante. Ni siquiera la “exitosa” reestructuración de la deuda de septiembre logró revertir la incertidumbre. Con el riesgo país navegando los 1.600 puntos básicos, las paridades de los títulos se encuentran, incluso, por debajo de los niveles previos al canje. Eso deja de manifiesto, también, la falta de expectativa hacia adelante.

Considerando lo anterior, lo que resta por descifrar es si el mercado se está equivocando con Argentina o si finalmente se ratificará la idea de que el país perderá nuevamente una oportunidad global histórica.

Con un nivel de liquidez sin precedentes en el sistema financiero global y las tasas de interés más bajas de la historia, Argentina no tiene acceso a esos beneficios. Y no solo estamos hablando de la administración pública, sino también del sector privado. La ausencia de previsibilidad y reglas de juego claras dejan a las firmas al margen del financiamiento productivo a costos realmente competitivos. Y sin inversión privada, el rebote económico esperado para 2021 no pasará de eso: un rebote que no será crecimiento sostenido.

Por el momento, el único factor aprovechable del viento de cola global son los precios de los commodities, especialmente la soja, que llegó a los 470 dólares la tonelada. De todas formas, eso solo no alcanza. Es apenas un alivio en medio del gran desorden macroeconómico que evidencia el país, con una inflación esperada creciente, un desequilibrio fiscal que continuará en 2021 (y se financiará en parte con emisión monetaria), una presión impositiva que desincentiva y, por si fuera poco, el factor político que trae aparejado las elecciones de medio término.

Así, los inversores necesitan señales, algo que sea capaz de revertir el rumbo o que actúe como punto de inflexión a este desánimo generalizado. Se necesita recuperar la esperanza dentro de un marco de mayor estabilidad macroeconómica.

¿Por dónde podría venir esto?

Un acuerdo rápido y creíble con el FMI ayudará a despejar la incertidumbre. Se descarta que habrá entendimiento por la conveniencia e interés de las partes, pero el mismo no debe demorarse en el tiempo como ocurrió con la reestructuración de la deuda. Cuanto más se prolongue la negociación, menor impacto positivo tendrá en las expectativas de los inversores y consumidores.

Un acuerdo que se complemente con un nuevo desembolso puente, que permita ordenar el mercado cambiario, disminuir la brecha y aceitar el comercio exterior, es clave para poner a girar la rueda nuevamente.

A priori, todo lo anterior es más una expresión de deseo que algo próximo palpable si es que nos dejamos llevar por las recientes declaraciones de nuestra dirigencia.

Esto debería ser acompañado por dos cuestiones centrales: la primera, recobrar la confianza en la moneda local, generando incentivos para el ahorro con tasas de interés reales positivas y una política fiscal consistente; la segunda, una gran reforma impositiva que simplifique nuestro sistema tributario y que ofrezca incentivos fiscales a la inversión y el ahorro.

Este último punto es de extrema necesidad, pero de difícil concreción en un año electoral. Acá es donde la prueba de carácter debe ser abordada por la política, pensando en el bien general y no haciendo primar lo individual.

Suena utópico claramente, sobre todo si nos remitimos a la historia. Sin embargo, si esta vez queremos que sea distinto, debemos hacer cosas diferentes. De lo contrario, seguiremos oscilando entre la inestabilidad y la desconfianza, atributos que se dejan ver en el precio de nuestros activos financieros hoy y que persistirán de esta manera a menos que encontremos drivers que permitan recuperar la esperanza.

 

Diego Martínez Burzaco es economista, especialista en mercados e inversiones

A pesar de todo, growth

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Pixabay CC0 Public Domain. A pesar de todo, growth

El esperado regreso del value vuelve a ser tendencia. Otro año más. Pero la simple reversión a la media no puede ser un argumento de inversión. Como inversores growth, buscamos una perspectiva de largo plazo. El crecimiento es una evolución, no un objetivo, a diferencia del argumento principal para el valor.

La rotación que se ha visto en las últimas semanas en los mercados ha sido de momentum a valor. En nuestro caso, no sólo nos mantenemos fieles al estilo growth, sino que buscamos un “enfoque más puro” de lo que se entiende por crecimiento. Por eso, hacemos un mayor hincapié en empresas de alta calidad, con buenos equipos directivos, balances sólidos y factores que protegen su crecimiento, unido a catalizadores estructurales. En 2020 vimos cómo este enfoque nos ayudó a reforzar la resistencia de nuestras carteras. Y en el arranque de 2021, esa fortaleza se está demostrando incluso en los momentos difíciles para el growth.

El repunte en las expectativas de inflación y en la rentabilidad de los bonos están favoreciendo a los sectores más cíclicos y a compañías sensibles a los tipos, que se habían quedado rezagadas en 2020. No es la primera vez que algo así ocurre en los últimos diez años. Frente a movimientos temporales, intentamos centrarnos en tendencias estructurales de largo plazo, como la demografía y la digitalización, a la hora de construir nuestras carteras.

Una de las claves es mantenerse fiel al estilo, a pesar del entorno del mercado. En plenas caídas por la pandemia, por ejemplo, existía claramente la tentación de rotar hacia sectores más defensivos del mercado, sobre todo en el primer trimestre. Sin embargo, en los momentos de mayor ruido es cuando se hacen más evidentes las ventajas de aplicar conceptos de inversión sencillos, como la orientación al largo plazo, la diversificación y el conocimiento profundo de las compañías en las que se invierte. Estos son principios básicos, los pilares sobre los que construir carteras de calidad en el largo plazo.

El año 2020 fue una prueba de fuego. La pandemia aceleró tendencias que ya eran claras para muchas de las compañías que tenemos en cartera. El auge de la digitalización, las compras online y otros cambios estructurales han hecho que muchas de nuestras expectativas a medio plazo se cumplieran antes de lo previsto. Nos centramos en compañías que ofrezcan buena visibilidad en cuanto a sus perspectivas de beneficios futuros y buscamos identificar vías de crecimiento estructural capaces de situar a nuestras empresas muy por delante del mercado en los próximos 3 o 5 años.

Tener un conocimiento profundo de las empresas es ahora más importante que en 2020. Todas las compañías se han visto afectadas de manera distinta, dependiendo de factores como los niveles de deuda, la flexibilidad de la cadena de suministro, la exposición geográfica o el poder tecnológico. Solemos mantener las posiciones en las empresas en las que invertimos durante una media de 10 años, lo que nos proporciona una ventaja para desarrollar un conocimiento profundo de su negocio a lo largo del tiempo. Aprendemos los matices de nuestras empresas y cómo piensan y actúan sus equipos directivos, de manera que podemos prever mejor cómo afrontarán los retos que tienen por delante. 

La integración de los criterios ASG también nos proporciona nuevos puntos de vista y la posibilidad de establecer un diálogo activo con las compañías sobre sus objetivos y riesgos extrafinancieros. Con todos estos elementos, desarrollamos fuertes convicciones que constituyen un útil antídoto frente a las emociones cuando las acciones se desploman un 40% en tan solo unos días.

Los resultados de 2020 han validado esta visión. Nuestros fondos de renta variable europea y global growth han vuelto a batir al mercado. Mirando al futuro inmediato, la innovación será clave para impulsar una nueva etapa de crecimiento. Somos optimistas al ver lo que está ocurriendo con muchas de las compañías en las que invertimos, puesto que están desarrollando nuevos productos y servicios atractivos o mejorando procesos que refuercen su posición de dominio.

Pero, en el corto plazo, seguimos haciendo frente a una tragedia mundial, con un coste de vidas elevado cada día. Muchos equipos directivos son sumamente prudentes a la hora de ofrecer sus perspectivas para este año. A medida que avancen los meses y las temperaturas más cálidas reduzcan la propagación del virus y se vaya generando inmunidad gracias a la vacuna, la economía podría, en cualquier caso, fortalecerse más de lo que piensan los inversores.

 

Tribuna de Thorsten Winkelmann, director de Inversiones de Renta Variable Growth de Allianz Global Investors.

La seguridad en el suministro y posteriormente la soberanía eléctrica, una solución para la administración de riesgos

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Pixabay CC0. Foto:

La electrificación de un número cada vez mayor de actividades productivas es un proceso que sigue su marcha y no se detendrá. El auto eléctrico y la movilidad sustentable en las ciudades será pronto el sector que requiera mayor suministro de este insumo, después de la industria. Junto a esto, el aumento de la población, el trabajo en casa y la educación a distancia incrementarán la demanda de energía eléctrica. Si a esto le sumamos el tema del cambio climático, las políticas gubernamentales enfocadas a equilibrar oferta y demanda del mercado eléctrico deberán buscar ante todo la eficiencia económica, social y ambiental del sector. Eficiencia que significa, bajo estas circunstancias, generar electricidad confiable, barata y amigable con el medio ambiente.

Si la generación de electricidad cumple con estos supuestos sería un factor que mejore la competitividad del país, atrayendo mayor inversión y, con ello, promoviendo el crecimiento económico. Todo lo anterior, al final contribuiría a un mayor bienestar social. Durante el gobierno del presidente López Mateos se construyó un sistema generador y de transmisión que por primera vez logró electrificar a más de 90% de la población, incluyendo el suministro a la creciente industria nacional. Hoy, la capacidad instalada del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) empieza a ser insuficiente.

Actualmente, el reto de suministrar electricidad con seguridad pasa necesariamente por la modernización de todo el SEN (generación, transmisión, distribución y almacenamiento). Si en estos momentos, el gobierno federal busca robustecer la participación de la CFE dentro del mercado; en mi opinión, la política pública debería enfocarse a hacerla más eficiente en términos de costos y al mismo tiempo más limpia. Concentrar nuevamente todas las actividades del sector en ella no sería la mejor estrategia; sino por el contrario ella debería ser capaz de competir, asociarse, aprender de otros modelos de negocio que incorporen nuevas tecnologías y fortalezcan su gobierno corporativo.

Con respecto a la fase de generación, una política eficiente sería la que aproveche el gran potencial eólico, solar y geotérmico del país y, por tanto, desechar la idea de reconfigurar su capacidad instalada vigente. Aunque la reconfiguración es técnicamente posible, no lo es en términos ambientales ni económicos. De hecho, la inversión en instalaciones de energía renovable es una opción viable incluso para la CFE.

Tan solo el costo de generación de una termoeléctrica que usa combustóleo es tres veces mayor contra un parque eólico. En el caso de una central de ciclo combinado que usa gas natural es en promedio el doble por cada MWH. La mayor parte de los costos de generación en una planta renovable están asociados a la construcción del proyecto, mientras que sus costos variables (operativos) son mínimos. Esto no es así en instalaciones que emplean combustóleo o carbón.

Frente a esto, la propia CFE bien puede decidir transitar gradualmente a una matriz energética más limpia y barata. Si bien el combustóleo lo producimos en altas cantidades, a costa de procesos obsoletos en las refinerías de Pemex, resulta ser altamente contaminante. En el caso del gas natural, si bien contamos con reservas probadas que podrían ser explotadas a través del método de fractura hidráulica, importamos alrededor del 80% de Estados Unidos.

La tormenta invernal de hace unas semanas, junto con la decisión del gobernador de Texas de detener la exportación de gas, demostró la dependencia y vulnerabilidad de nuestro SEN. Reducir el consumo en unas zonas del país para garantizar el abasto en otras fue una solución temporal que alivió las pérdidas de nuestro sector industrial, pero evidentemente no debe convertirse en una norma. Las reservas de gas natural en México representan un poco más de dos días, mientras que Estados Unidos representan 65 y en Alemania 100.

La solución a este problema, desde un punto de vista de administración de riesgos, es simplemente diversificar las fuentes de generación eléctrica dentro de nuestro portafolio. La seguridad en el suministro, y posteriormente la soberanía eléctrica, debe considerar la transformación de nuestra matriz energética. Esto no quiere decir que desaparcan por completo las plantas de cogeneración o de ciclo combinado. De hecho, estas cumplen un papel primordial frente a la intermitencia natural de las plantas eólicas, solares e incluso hidroeléctricas. Por tal motivo, sería necesario invertir en proyectos de almacenamiento de gas natural.

Por si fuera poco, la inversión en la red de transmisión también es urgente. Pues de nada sirve generar grandes cantidades de electricidad en el sur del país, si no es posible despacharla a la red. La congestión genera costos adicionales, no permite el ingreso de nuevos generadores y provoca desbalances en el sistema, que en el peor de los casos podrían producir apagones. Como vemos, nuestro SEN requiere modernizarse y para ello es necesaria la inversión, sea pública o privada.

Finalmente, la integración comercial que mantenemos con Estados Unidos y Canadá también debería representar un incentivo para transformar nuestra matriz energética y con ello reducir nuestras emisiones contaminantes. La cooperación climática y la idea de crear una red de transmisión eléctrica en toda Norteamérica sería un objetivo en el futuro. En otros países, la cooperación intenta crear estándares y perfiles de emisiones para socios y competidores comerciales, de tal manera que la idea de gravar los bienes de países con leyes climáticas más débiles (por ejemplo, a través de un impuesto al carbono) ha ganado cada vez más apoyo.

Columna de HR Ratings escrita por Roberto Ballinez
 

Rule Britannia: de la negligencia involuntaria al primer plano

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Pixabay CC0 Public Domain. Rule Britannia: de la negligencia involuntaria al primer plano

Los inversores por fin podrían estar presenciando una recuperación de la poco querida renta variable británica, ya que el país se ha visto beneficiado del acuerdo comercial alcanzado recientemente con la UE, de una política de vacunación efectiva y bien definida, de una infraponderación estructural en carteras internacionales, de unas valoraciones relativas atractivas y de las oportunidades ante una posible reflación.

Desde el inicio de la recuperación, la renta variable global se ha recuperado registrando máximos históricos. El S&P 500 de EE.UU. ha subido un 27% en 12 meses y el CSI 300 de China ha ganado un 28%, en términos de dólares. Sin embargo, el FTSE 100 del Reino Unido, que se ha visto poco favorecido desde el referéndum de la UE de 2016, solo ha subido un 2,5% en el último año (a 4 de marzo). Su capitalización total de 1,92 billones de libras (o 2,69 billones de dólares) es solo ligeramente superior que la de una empresa estadounidense: el gigante tecnológico Apple, con 2,01 billones de dólares.

Podemos destacar cinco argumentos principales por los que la renta variable británica es un espacio atractivo de inversión

  • El acuerdo comercial europeo: Un acuerdo comercial del Reino Unido con la UE evitó una salida desordenada del mercado único y ha sido un catalizador para que los inversores le den una nueva oportunidad a este mercado. El comercio entre estas dos regiones continúa, aunque en condiciones algo menos favorables para los británicos, y aún podría beneficiarse más de otros acuerdos comerciales con otros países. Cada vez queda más claro que salir de la UE no será algo terminal para la economía del Reino Unido.
     
  • Vacunación: El rápido despliegue de vacunas en el Reino Unido ha mejorado considerablemente sus perspectivas económicas en comparación con otras regiones, especialmente con la UE. El hecho de que la reapertura total prevista para el 21 de junio haya estado marcada por un programa de vacunación tan estricto, sugiere que será la primera gran economía occidental en reabrir.
     
  • Infraponderación: Los flujos actuales muestran que los gestores que hasta la fecha han optado por una fuerte infraponderación en las acciones del Reino Unido están comenzando a incrementar sus posiciones. La encuesta semanal a gestores de Bank of America reveló que, a fecha de enero, un 15% de los gestores estaba infraponderado en la renta variable británica, mientras que la cifra era de un 29% el pasado junio y de un 27% tras la votación del Brexit.
  • Valoraciones: Varios años de abandono por parte de los inversores internacionales han dejado al FTSE 100 cotizando a solo 14x los beneficios esperados de las empresas (una medida clave de valoración) frente a las 23x del S&P 500 estadounidense (según Bloomberg). Por otro lado, comparando el dividend yield del índice FTSE All-Share con los ingresos disponibles del índice de referencia de los bonos del Estado, el índice está prácticamente en sus niveles más bajos desde la Primera Guerra Mundial. Además, los beneficios de las empresas que componen el índice FTSE All-Share en los últimos 12 meses han sido negativos. Este escenario sugiere que la región está preparada para una fuerte recuperación.
  • Reflación: Cabe destacar la gran concentración de empresas de la vieja escuela dedicadas a los sectores de energía y materiales básicos, alimentos, medicamentos y productos bancarios. Muchas de ellas entran en la categoría de acciones value, es decir, acciones que se consideran baratas con respecto a sus beneficios o activos. El FTSE 100 tiene una mayor exposición a bancos, compañías mineras y empresas energéticas en su composición sectorial que otros índices.

Desde Capital Strategies Partners creemos que una buena opción para exponerse a la renta variable de Reino Unido es a través del fondo de Ninety One UK Alpha.

¿QUÉ ES NINETY ONE?

Ninety One es una gestora independiente global centrada en gestión activa con más de 153,8 mil millones de USD bajo gestión (a 31 de diciembre de 2020). Fundada en Sudáfrica en 1991, con el nombre de Investec Asset Management, la empresa comenzó a ofrecer inversiones nacionales en un mercado emergente. En 2020, tras casi tres décadas de crecimiento orgánico, la empresa se separó de Investec Group y se convirtió en Ninety One. En la actualidad, la empresa ofrece estrategias activas en renta variable, renta fija, multiactivos, alternativas y sostenibilidad a instituciones, asesores e inversores particulares de todo el mundo.

¿Quién es Simon Brazier?

Simon Brazier es el gestor del fondo UK Alpha Fund desde 2015 y también es responsable de la gestión del equipo de inversión especializado en quality. Antes de incorporarse a Ninety One, Simon trabajó en Threadneedle como head of UK Equities y responsable de la gestión de la cartera del fondo Threadneedle UK. Con más de 14 años de experiencia en la gestión de fondos, Simon comenzó su carrera en Schroders en 1998. También cuenta con el apoyo de Anna Farmbrough como cogestora de esta estrategia.

¿Qué fondo es el UK Alpha?

Fundado en enero de 1985, el fondo Ninety One UK Alpha, con cuatro estrellas Morningstar, cuenta con 1.800 millones de libras esterlinas en activos bajo gestión. Se trata de un fondo core bien diversificado con aproximadamente 45 posiciones y que tiene como índice de referencia el FTSE All-Share Total Return Index. El fondo está registrado en España, donde, además, es traspasable.

El equipo cree que los mercados se centran excesivamente en factores a corto plazo y que la mayoría de los analistas suelen concentrarse en obtener los resultados y no en la trayectoria per se de la compañía dentro de cinco años. Esto crea oportunidades para invertir en empresas de calidad que darán buenos resultados durante muchos años en el futuro. El equipo solo compra empresas que añaden valor para los accionistas mediante la asignación eficiente del capital. En consecuencia, es muy importante invertir en una gestión empresarial sólida.

La generación de flujo de caja también es clave, y las empresas suelen valorarse en función de la cantidad de liquidez que producen. Actualmente, el fondo tiene una importante sobreponderación en el sector financiero (+10%), sanitario (+5%) y de servicios informáticos y de software. Sus tres mayores posiciones son BP Plc., London Stock Exchange y Unilever.

Conclusión

Las acciones británicas parecen muy atractivas, según muchos parámetros. Por lo tanto, una inversión en el Reino Unido podría ayudar a construir carteras capaces de generar rendimientos superiores a largo plazo. Además, si está previsto que la inflación vuelva en 2021, este índice y su exposición a las mineras, al complejo energético y a las empresas financieras debería proporcionar a los inversores una forma de ganar con el aumento de la inflación, ya sea real o percibida.

Perspectivas para la renta fija emergente en 2021

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Pixabay CC0 Public Domain. Aberdeen

En este momento, somos cautelosamente optimistas sobre las perspectivas para los bonos emergentes. Creemos que el fuerte repunte del crecimiento económico mundial y la mayor capacidad de prever los pasos a dar por la presidencia de EE.UU. son dos elementos positivos para esta clase de activo. Sin embargo, es cierto que los precios se habían anticipado a todos estos factores y ya han repuntado significativamente, por lo que existen algunos riesgos importantes a tener en cuenta. Esta es la razón por la que pensamos que hay que ser selectivos con los bonos emergentes.

En el frente económico, se prevé una recuperación muy fuerte; el FMI pronostica un crecimiento de los mercados emergentes del 6% desde una contracción estimada del 3,3% en 2020. Uno de los principales propulsores de este fenómeno será una mayor normalización económica mundial, favorecida por la creciente difusión de las vacunas. Las perspectivas económicas de China son especialmente importantes para los mercados emergentes, ya que es una enorme fuente de demanda, sobre todo de materias primas. La previsión de un crecimiento económico chino de alrededor del 8% en 2021, frente a una contracción estimada del 2,0% en 2020, es un aspecto positivo clave.

Cuando el crecimiento repunta, la inflación suele aumentar también, lo que normalmente tiende a empujar a los bancos centrales a subir los tipos de interés. Sin embargo, las condiciones actuales distan mucho de ser normales. Incluso antes de que llegara el COVID-19, la inflación en todo el mundo había sido inusualmente baja durante mucho tiempo. Debido a que la pandemia está afectando gravemente a la demanda mundial, muchos países están sufriendo precios negativos o «deflación». Esto sugiere que es poco probable que los tipos de interés suban mucho, si es que lo hacen, desde los actuales niveles históricamente bajos. Esto supone un contexto favorable para los bonos  emergentes, algo a lo que hay que añadir el apoyo constante del gasto público.

Aunque los tipos de interés son extremadamente bajos en todo el mundo, los bonos emergentes siguen ofreciendo uno de los mejores rendimientos del mercado. Por ejemplo, la deuda pública a 10 años en Indonesia ofrece un 6% y la de México un 5%. Por su parte, el rendimiento actual de los bonos del tesoro de Estados Unidos a 10 años es del 1%. Por supuesto, esta gran diferencia tiene una explicación, pero el argumento principal es que la magnitud de este spread debería seguir apoyando la demanda de bonos emergentes. Esto se aplicará en particular a los inversores globales «hambrientos de rendimientos».

Rendimiento de los bonos emergentes frente al rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense

Rendimiento

Otro acontecimiento bastante importante es el reciente cambio de liderazgo en Estados Unidos. Con el presidente Biden, la política exterior estadounidense será más tradicional y predecible. La vuelta a la «normalidad» se notará sobre todo en la política comercial. Aunque las tensiones comerciales ciertamente no desaparecerán, nuestro escenario central es que la nueva administración Biden utilizará los aranceles con menos frecuencia. Esto es positivo para los mercados emergentes intensivos en exportaciones, especialmente China, y para los países cercanos que están profundamente integrados en su cadena de suministro productivo.

Sin embargo, aunque el contexto general sea bueno, la pregunta clave para los inversores es: ¿en qué medida se refleja esto en los precios? La respuesta corta es: probablemente bastante. Tras el periodo de tensión en marzo de 2020, hemos visto una recuperación sostenida en los bonos emergentes. Esto ha hecho que la valoración general sea algo menos convincente.

Más allá de vigilar las valoraciones, los inversores también deben ser conscientes de los principales riesgos para las perspectivas del activo. En este sentido, la mayor preocupación para la economía mundial es que la recuperación de la pandemia sea más lenta de lo previsto. Por ejemplo, la difusión de las vacunas podría ser lenta, lo que supondría un retorno más pausado a la normalidad económica. Tampoco ayudaría que la recuperación económica de China fuera más débil de lo previsto. Otros riesgos importantes son el aumento de los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU. y/o una fortaleza sostenida del dólar. Cualquiera de ellos haría que los activos de los mercados emergentes resultaran relativamente menos atractivos para los inversores mundiales.

Por ello, creemos que el entorno actual exige una mayor capacidad de selección. En términos de segmentos, las áreas que todavía parecen relativamente «baratas» son los bonos soberanos de mayor rendimiento y los bonos en moneda local. Los bonos soberanos de alto rendimiento de los mercados emergentes (también conocidos como mercados frontera) se han quedado rezagados con respecto a la compresión de los diferenciales de los bonos de alto rendimiento estadounidenses durante algún tiempo. Además, este retraso se acentuó el año pasado, ampliando aún más el diferencial entre ambos mercados.

En lo que respecta a los bonos emergentes en moneda local, un entorno de fortaleza sostenida del dólar estadounidense ha sido un factor clave para el bajo rendimiento durante la última década. Esto hace que la clase de activo parezca barata en términos relativos. Además, si el aumento del gasto público de EE.UU. conduce a un dólar más débil, tal y como se espera, estaríamos ante una situación especialmente positiva para esta clase de activo.

Por último, otro segmento relativamente atractivo es el de los bonos corporativos. Aquí, en marcado contraste con los países desarrollados, las empresas han pasado gran parte de la última década reduciendo sus niveles de deuda. Esto ha mejorado su posición crediticia y reduce la probabilidad de que no puedan pagar sus deudas.

Columna de Brett Diment, jefe de deuda emergente global en Aberdeen Standard Investments

 

Recalculando

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Pxhere. ,,

“La era digital es como si Heráclito fuera puesto de esteroides: el cambio es una constante cotidiana. En casi todos los entornos profesionales se espera de nosotros que utilicemos y dominemos herramientas que hace una década, o incluso el año pasado, no existían”  Scott Galloway (1964)

Inicio mi nueva columna de opinión haciendo referencia a una afirmación elocuente del autor del libro “Four”. A esta altura del devenir de hechos que marcan y enmarcan cambios ostensibles y sin retorno en el ámbito laboral-profesional, suponer que los sistemas de pensiones vigentes, sólo requieren de retoques, ajustes, pensando en aumentar progresivamente la edad de acceso al retiro, cambios en fórmulas de cálculos de tasa de sustitución, cambios en estructura de tributación y recaudación, sólo por citar algunos, en una mirada parcial y estática de la realidad.

Quizás si hubiera un GPS a mano, nos indicaría la necesidad de poner foco,  y en este orden, sobre:

Sistema educativo

Mercado laboral

Sistema previsional

Desde lo gestual y formal, si hay algo que perdura en el tiempo casi desde fines del sXIX hasta nuestros días, es el sistema educativo. Los niños y jóvenes de hoy, casi igual que sus abuelos reciben una formación, en espacios físicos muchas veces similares y para un desarrollo profesional con competencias que se deberán perfeccionar, post-claustro. Hoy, además, ya desde niños necesitan formación en finanzas personales, esto es alfabetización financiera.

En lo referido al ecosistema laboral/profesional, la revolución digital nos impacta de lleno, de la transformación digital pasamos sin más, a la ejecución digital. El año de pandemia, con procesos de cierre de economía por cuarentenas, desbordó en toda su aceleración, cualquier análisis ex-ante, ya viajamos a velocidad de crucero y no es sencillo divisar el paisaje por la ventanilla…. Según Scott Galloway: “nunca ha habido un momento mejor para ser excepcional, ni un momento peor para estar en la media. Gracias a Linkedin, todo el mundo está en el mercado global de trabajo todo el rato. Si eres excepcional, tendrás a miles de empresas buscándote, y encontrándote. Si eres bueno, competirás con decenas de millones de otros “buenos” candidatos de todo el planeta y tu salario puede estancarse o incluso descender”.

No se trata de ser pesimista, sino de transitar, de adherir a un optimismo, sin ingenuidad, que no requiera de la fantasía, por ejemplo de inferir que, si los trabajadores que generan sus ingresos de modo informal, son formalizados solucionaríamos gran arte de la dificultad de sostenibilidad y sustentabilidad de los regímenes de pensiones. Al menos en esta región, en Latinoamérica, luce voluntarismo puro.

Antes de encarar cualquier tipo de reformas, y tan necesarias, en el ámbito previsional, luce necesario ampliar la mirada a lo educativo y laboral. La evidencia es que, no es dable esperar que ambos sistemas se comporten de acuerdo a las necesidades del régimen previsional vigente.

Una alternativa por analizar sería generar un pilar de ahorro personal, que pueda sumar también el aporte empleador, del tipo auto enrolment, pero segmentado según rango de edades: de 20 a 30 años, de 30 a 40 años, de 40 a 50 años, de 50 a 60 y de 60 a 70 años. De acuerdo a cada segmento y a modo inverso, a menor edad, mayor tolerancia al riesgo en la manera profesional de gestión de instrumentos de ahorro e inversión. Obviamente en la medida que se crece en edad, se decrece en la tolerancia al riesgo, ya que podemos ser más o menos agresivos, de acuerdo al momento del eje de tiempo que estemos en una vida laboral que, será cada vez  más irregular entre períodos aportados y otros por cuenta propia.

Dicho pilar de ahorro personal, puede contar con la tremenda posibilidad de instrumentación que ofrece la tecnología digital, el aporte de la inteligencia artificial y los algoritmos que nos permite hablar ya de: sistema de ahorro previsional conductual. Pienso en los millones de trabajadoras y trabajadores en Latinoamérica que trabajan por cuenta propia de modo informal.

Además del pilar al que me vengo refiriendo, se debería generar una necesaria complementación con el aporte de los seguros de personas, desde los Microseguros, y las Insurtech para proveer seguros de salud, de vida y de retiro, ya ampliando la mirada a una cobertura de seguridad social.

En Uruguay viene trabajando en un verdadero ámbito de pluralidad la Comisión de Expertos en Seguridad Social (CESS), procurando hacer un diagnóstico y recomendaciones para un sistema previsional acorde a los tiempos que nos impone el devenir del Siglo XXI, y son un verdadero ejemplo para toda la región. No son tiempos para sostener sólo monólogos de miradas dogmáticas, ni de diálogos que pretendan imponer el logos, sino de verdaderas conversaciones, (conversatio) en espacios de reunión, de escucha y convergencias entre lo diferente.

Quizás es el momento de recordar a un grande como Víctor Hugo (1802/1885) y: “convertir la idea en un torbellino”

En la novela de Paulo Coehlo, ante la pregunta: ¿qué es un alquimista? El protagonista responde, “un hombre que conoce la naturaleza y el mundo. Si el quisiera, destruiría este campamento sólo con la fuerza del viento”.

La fuerza del viento de tantos cambios en los que estamos inmersos, nos requiere agudizar el ingenio e innovar hoy en el campo previsional.

 

Ernesto R. Scardigno Coaching en Finanzas Personales

Asesoramiento en protección familiar y ahorro para retiro

Productor Asesor de Seguros Matriculado SSN

ICF Membership  Miembro de AAPAS Magíster en Políticas Públicas

 

 

El futuro de las finanzas es diverso

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Piqsels. ,,

Hace 25 años, cuando comencé mi carrera en el mundo de las finanzas, había muy pocas mujeres en puestos de liderazgo. También era muy bajo el porcentaje de mujeres en posiciones de trading o de manejo de portafolios. Pero también eran muy pocas las que se postulaban para esos puestos. Las mujeres en general no tenían una familiar ni una vecina ni un rol model que haya estado en ese tipo de posiciones. Muy pocas se visualizaban en esos puestos; era un mundo de hombres.

En las últimas décadas el número de mujeres en estos puestos creció considerablemente, pero aún siguen siendo una minoría.

La conmemoración del día internacional de la mujer es un momento oportuno para revisar por qué es importante – más allá de un motivo de justicia y equidad – incorporar mujeres a los grupos de trabajo.

La diversidad es rentable

Los estudios muestran que los equipos más diversos son más innovadores, encuentran soluciones no convencionales a sus problemas, generan más y mejores ideas. Así, tienen mejores resultados financieros.

En un mundo crecientemente complejo y competitivo, contar con diversidad cognitiva es un activo. Grupos de personas diferentes (de, entre otros, diferente origen, sexo, etnia, experiencia) son capaces de identificar mejor los potenciales riesgos y aportan distintas perspectivas a un mismo problema, lo que puede derivar en mejores formas de resolverlo. En un mundo que cambia rápidamente y donde lo inesperado pasa cada vez con más frecuencia, el contar con este activo es una gran ventaja. Las compañías con liderazgo diverso son más resilientes, se adaptan con mayor facilidad y son más exitosas.

Además, las empresas diversas e inclusivas están mejor posicionadas para atraer talento, tienen empleados más satisfechos y el potencial de dar mejor servicio a una base de clientes cada vez más diversa. En particular, los millenials expresan que compañías diversas son mejores lugares para trabajar ya que son más creativas, innovadoras y motivantes. Y hay mayores oportunidades de progresar en la carrera corporativa.

Por último, un dato no menor: cada vez más inversores buscan invertir en compañías diversas e inclusivas. A medida que se genera mayor conciencia sobre el medio ambiente, movimientos sociales adquieren más relevancia y directorios corporativos tienen creciente responsabilidad en cómo llevan adelante el negocio, los líderes usan su posición de influencia para asignar fondos con un propósito superior. Así, al invertir sopesan los impactos ambientales, sociales y de gobierno corporativo al tomar decisiones de inversión.

A modo de ejemplo, el mayor fondo de pensiones en EE.UU. —Calpers, que administra las prestaciones de los empleados públicos de California y maneja activos por 440.000 millones de dólares —, anunció en 2017 el envío de cartas a 504 compañías donde resaltó la evidencia creciente de que la diversidad de los directorios tiene un impacto económico positivo en los resultados corporativos. Y requirió a cada una de ellas que desarrollen y comuniquen su política de diversidad. «Calpers tiene interés en el crecimiento de cada una de las compañías y su posibilidad de crear valor para sus accionistas en el largo plazo. Para poder ejecutar en forma exitosa una estrategia de negocios de largo plazo y mitigar el riesgo, el directorio de una compañía debe reflejar una mezcla diversa de habilidades, antecedentes y experiencia«, versaba la carta.

Usar los recursos que los gestores de patrimonio tienen para reducir la brecha con grupos sub-representados no solo es lo correcto, también tiene sentido desde el punto de vista económico; contribuye con crear mercados más sostenibles y conduce a mejores resultados para la sociedad en su conjunto.

Matías Bendersky, representante del BID en Uruguay, afirmó el viernes 5 en el evento organizado por la Bolsa de Valores de Montevideo denominado Toque de Campana por la Igualdad de Género, que “este año tenemos la oportunidad de oro de consolidar una agenda de recuperación económica para que sea más inclusiva y más sostenible”. Bendersky dijo que el sector financiero “puede jugar un rol preponderante para avanzar en la agenda de género”. Para ello propuso tres acciones concretas: invertir en empresas lideradas por mujeres, invertir en aquellas que promuevan la igualdad de género en el trabajo, e invertir en aquellas que promuevan productos y servicios para las mujeres.

Diversificación, principio fundamental en finanzas

Harry Markowitz ganó el premio Nobel de Economía por demostrar la importancia de la diversificación. Lo mismo parece aplicar al mundo del trabajo. Visto desde otra perspectiva, en inversiones, si para obtener alfa (un retorno adicional por encima de lo que corresponde a su riesgo) es necesario hacer algo diferente, seguramente tener diferentes perspectivas sea una ventaja: equipos diversos obtendrán mejores resultados.

Nuestra profesión tiene un claro problema de falta de diversidad. Una industria que escucha diferentes perspectivas obtendrá mejores resultados y sentará las bases para un mejor futuro de la profesión de inversiones.

 

Bárbara Mainzer es presidenta de la CFA Society Uruguay y tiene más de 25 años de experiencia en la industria financiera

 

 

 

Desplome en Brasil y el escenario para los flujos andinos

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Pixabay CC0 Public Domain. Desplome en Brasil y el escenario para los flujos andinos

Hace un par de semanas el Presidente Jair Bolsonaro provocó una reacción inmediata entre los accionistas de Petrobras al dimitir el CEO de la empresa y reemplazarlo con un militar.  Las acciones de Petrobras llegaron a caer 20%.

En medio de la crisis en Brasil y ahora que todas las empresas estatales están «bajo ataque», sumado a que la «mano invisible» del gobierno ya no es tan invisible ¿podrían los inversionistas latinos seguir bajando exposición en empresas brasileñas?

Si la liquidación continúa, ¿a dónde iría el dinero? Quizás a los países andinos. ¿Qué pasa con el flujo de venta que sale del sector de energía en Brasil? ¿A dónde irán a invertir ahora los fondos dedicados a América Latina y a mercados emergentes? ¿GEB, ISA, Ecopetrol, AES Gener Chile, ENELAM, ENEL Chile? ¿Si sale flujo del sector eléctrico y de petróleo brasileño podríamos esperar que los inversionistas miren con más atención empresas del mismo sector en Chile, Colombia y Perú? 

La visión de Brasil es que la ausencia de administración profesional en Petrobras es una amenaza para el accionista minoritario. Bolsonaro tiene aliados en el Senado y la Cámara de Diputados y, además, el presidente ya está en campaña para ganar las elecciones presidenciales del 2 de octubre de 2022. En este escenario, dos años de Bolsonaro, podrían ser dos años de un populismo más peligroso, principalmente porque mantiene fuerte influencia sobre las dos cámaras.

Las noticias sobre Petrobras son algo que podrían ganar un momentum negativo una vez que la intervención del gobierno en la empresa pueda ser vista como algo que podría pasar en otros sectores donde el gobierno ejerce control mayoritario.  Aca, obviamente estamos hablando principalmente de Electrobras y Banco do Brasil.

En su momento, algo que podría explicar la intervención del Presidente, es que Bolsonaro manifestó su descontento con el alza de los precios de la gasolina y el diesel, entonces tomó una decisión unilateral para agradar su base política en los camioneros del país.

Así, Bolsonaro despidió al CEO de Petrobras, muy popular entre los accionistas por su papel en la privatización de refinerías y recortar deudas, e hizo un cambio, dejando un claro mensaje de intervención en la política de precios de Petrobras.

En este panorama, algunos traders nos preguntamos ¿dónde está Paulo Guedes? (un economista ultraliberal y con pedigree en Chicago) Hasta el momento, Guedes se ha mantenido en silencio, pero ¿hasta qué punto? Si la intervención en Petrobras se extiende a Electrobras y Banco Do Brasil, ¿sería posible una renuncia de Paulo Guedes?

Hasta el momento, el mensaje tiene solo una lectura: Bolsonaro toma las decisiones mirando las elecciones de 2022, estrategias políticas, que en un principio no deberían tener el apoyo de un ministro de hacienda altamente liberal y pro mercados.

La administración Bolsonaro está tratando de amenizar el impacto negativo de lo ocurrido con Petrobras al asegurar que Paulo Guedes es ancla en el gobierno y que existe un foco en privatizar Electobras y desestatizar los Correos. Claro, es un doble mensaje, tal vez una tentativa de apaciguar los ánimos de los accionistas de Petrobras, Electrobras y Banco do Brasil.

Sin embargo, el problema de Petrobras ¿podría iniciar una nueva ola de ventas en los activos de Brasil a medida que nos acercamos de las elecciones presidenciales en 2022?

Para complicar esta situación, hoy, un juez de la Corte Suprema de Brasil abrió camino para que el expresidente Luiz Ignazio (Lula) da Silva se presente como candidato del Partido de los Trabajadores en las elecciones presidenciales. Lo anterior, debido a que se revocaron las condenas por corrupción centradas en Petrobras de forma inesperada y repentina. Si bien el fallo irá a otro tribunal federal, efectivamente amplía el escenario político en Brasil, sobre todo porque Lula ya estuvo involucrado en el caso de corrupción más grande ligado a Petrobras. Así, si ponemos enfoque en las encuestas presidenciales, muchas muestran a Bolsonaro con un promedio de 30% y en segundo lugar viene Lula con un promedio de 18%. Independiente de los resultados, ambos candidatos tienen una historia con Petrobras y un discurso populista.

Es un hecho que en Brasil hay mucho dinero rondando, sin embargo, el mayor enemigo de la renta variable podría ser el Gobierno y sus intervenciones. Así, surgen algunas interrogantes más, ¿estarán los países andinos listos para recibir flujos que podrían salir desde Brasil? Esto recién comienza.

Pictet Asset Management: la preocupación por la inflación es exagerada

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Luca Paolini Pictet AM

El impulso que está cobrando la economía global es cada vez más evidente. A medida que los programas de vacunación permiten levantar las restricciones relacionadas con el coronavirus, el crecimiento parece abocado a aumentar y es probable que la economía recupere gran parte de las pérdidas del año pasado.

Los rendimientos de los bonos han aumentado por las dudas sobre la capacidad y la predisposición de los bancos centrales a mantenerse acomodaticios ante un fuerte crecimiento, por el impacto del paquete de estímulo adicional por valor de 1,9 billones de dólares del presidente Joe Biden y porque la mayoría de las expectativas de inflación parecen estar ya en consonancia con los objetivos oficiales.

No obstante, creemos que estas preocupaciones son precoces. Es probable que cualquier superación de los objetivos de inflación de los bancos centrales sea solo temporal, dada la gran cantidad de capacidad excedente en la economía. No prevemos que la inflación subyacente vaya a repuntar, al menos durante el año próximo. Todo ello nos lleva a mantener nuestro sesgo sobreponderado en renta variable y nuestra postura neutral en renta fija.

Pictet AM

Nuestros indicadores del ciclo económico muestran que el ritmo de crecimiento sigue siendo bueno, lo que lleva a nuestros economistas a elevar de nuevo sus previsiones de crecimiento del PIB real para 2021. Ahora esperamos que la economía global crezca un 6,4% real este año, frente al consenso del mercado del 5,1%, con las economías emergentes a la cabeza, lideradas por China y la India (que crecerán un 9,5% y un 13,1% respectivamente) [1]. Sin embargo, según nuestras previsiones, EE.UU. también está preparado para una sólida expansión del 6,5%, compensando con creces la contracción del 3,5% del año pasado. Esto se debe al aumento de las ventas minoristas –parece que los estadounidenses están empezando a gastar sus cheques de estímulo– y a la sólida respuesta de la industria para satisfacer esa demanda.

Es probable que los efectos de base hagan subir temporalmente la inflación. Conviene recordar que los precios del petróleo fueron negativos durante un breve espacio de tiempo hace un año –ahora han vuelto más o menos a los niveles previos a la crisis del coronavirus. Entretanto, a medida que se abren las economías, creemos que el sector servicios reaccionará con rapidez para absorber la demanda acumulada y es probable que observemos muy pocos de esos cuellos de botella que suelen dar lugar a presiones sobre los precios subyacentes. En EE.UU., que la inflación supere su objetivo debido a un exceso de estímulo probablemente no ocurrirá hasta 2022/23, lo cual debería permitir a la Reserva Federal evitar endurecer la política durante los próximos 12 meses aproximadamente. 

Nuestros indicadores de liquidez muestran que el ritmo de crecimiento monetario está ralentizándose considerablemente. El ritmo de aumento de la masa monetaria sigue siendo superior a la media, pero muy inferior a los máximos del año pasado. A corto plazo, las reservas de liquidez deberían seguir favoreciendo a los activos de más riesgo. En EE.UU., por ejemplo, la creación de dinero alcanza proporciones épicas, con una expansión de la medida de la masa monetaria M1 del 76% en el año y una subida del 28% de la M2. No obstante, al otro lado del Pacífico, hay signos de contención. El Banco de Japón está ralentizando su programa de flexibilización cuantitativa y cualitativa, y su política de control de la curva de rendimientos parece haberse relajado un poco. En China, el crecimiento del volumen de crédito que fluye por la economía se ha ralentizado y el banco central ha anunciado un sesgo de endurecimiento.

 

Pictet AM

Nuestros indicadores de valoración muestran que la mayoría de las clases de activos más arriesgadas cotizan a máximos históricos o cerca de ellos. Según nuestros modelos, las valoraciones de los títulos del índice MSCI World son las más caras desde 2008, ya que el mercado descuenta una vuelta a las tasas de crecimiento económico anteriores al coronavirus, pero con unos tipos de interés permanentemente más bajos.

Esperamos una caída de alrededor del 20% del múltiplo PER global a medida que los rendimientos reales comiencen a subir y empiece a disiparse el exceso de liquidez. Sin embargo, también prevemos un gran aumento en el crecimiento del beneficio por acción (véase el apartado sobre renta variable y la fig. 2), ya que tanto las ventas como los márgenes de beneficio se benefician de la normalización de las condiciones económicas y del generoso apoyo fiscal. Su efecto combinado indica un alza de alrededor del 10% para la renta variable estadounidense a partir de ahora.

En cuanto a la renta fija, el reciente incremento de los rendimientos significa que la deuda pública no están cotizando muy lejos de su valor razonable para esta etapa del ciclo económico. Por primera vez desde que empezó la pandemia, los rendimientos reales a 30 años en EE.UU. se sitúan en territorio positivo. Pero este incremento de los rendimientos también hace que la renta variable parezca un poco más cara.

Los indicadores técnicos siguen siendo favorables para los activos de más riesgo, pero también advierten de que las condiciones parecen exageradas. Los factores estacionales son positivos para la renta variable. Pero la confianza de los inversores es sumamente optimista y la liquidez de las gestoras de fondos está en sus niveles más bajos de los últimos 14 años con unos flujos hacia el mercado que van en aumento –con unos 180.000 millones de dólares, se encuentran en niveles récord en lo que va de año. 

 

Columna de Luca Paolini, estratega jefe de Pictet Asset Management.

 

Descubra las perspectivas macroeconómicas y de asignación de activos de Pictet Asset Management.

 

 

Anotaciones:

[1] Previsiones del consenso de Bloomberg para 2021 a 12/02/2021.

 

Notas importantes

Este material va dirigido exclusivamente a inversores profesionales. Sin embargo, no deberá ser distribuido a ninguna persona o entidad que sea ciudadano o residente de cualquier lugar, estado, país o jurisdicción en el que dicha distribución, publicación o uso sea contrario a sus leyes o normativas. La información utilizada para la elaboración del presente documento se basa en fuentes que consideramos fiables, pero no se hace ninguna manifestación ni se da ninguna garantía en cuanto a la exactitud o integridad de dichas fuentes. Cualquier opinión, estimación o previsión puede modificarse en cualquier momento sin previo aviso.  Los inversores deben leer el folleto o el memorándum de oferta antes de invertir en cualquier fondo gestionado por Pictet. El tratamiento fiscal depende de las circunstancias individuales de cada inversor y puede cambiar en el futuro.  Las rentabilidades pasadas no son indicativas de rentabilidades futuras.  El valor de las inversiones, así como la renta que generen, puede disminuir o aumentar y no está garantizado.  Es posible que usted no recupere el importe inicialmente invertido.

Este documento ha sido publicado en Suiza por Pictet Asset Management SA y en el resto del mundo por Pictet Asset Management Limited, sociedad autorizada y regulada por la Financial Conduct Authority, y no podrá reproducirse ni distribuirse, ni parcialmente ni en su totalidad, sin su autorización previa.

Para los inversores estadounidenses, la venta de acciones en los Estados Unidos o a Personas de los Estados Unidos solo se puede realizar mediante colocaciones privadas a inversores acreditados según las exenciones de registro en la SEC en virtud de las exenciones a colocaciones privadas de la Sección 4(2) y el Reglamento D conforme a la Ley de 1933 y a clientes cualificados según lo definido en la Ley de 1940. Las acciones de los fondos de Pictet no se han registrado según la Ley de 1933 y, salvo en operaciones que no violen las leyes de valores de los Estados Unidos, no pueden ser ofrecidas ni vendidas ni directa ni indirectamente en los Estados Unidos ni a Personas de los Estados Unidos. Las Sociedades de Gestión de Fondos del Grupo Pictet no se registrarán según la Ley de 1940.