Cómo interpretar la suspensión de las patentes de las vacunas contra el COVID-19

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Andy Acker. Andy Acker

El reciente anuncio de la Administración Biden de que apoyará la suspensión de las patentes contra la vacuna del COVID-19 ha hecho saltar las alarmas sobre su impacto potencial en la innovación biofarmacéutica. También ejerce presión sobre las acciones de algunos fabricantes de vacunas y sobre el índice Nasdaq Biotechnology1.

Claramente, con el número de contagios y muertes por COVID-19 acelerándose a un ritmo alarmante en países como India, hay una necesidad urgente de facilitar la distribución global de vacunas y de hacerlas asequibles para todo el mundo. Pero creemos que el anuncio de la Casa Blanca es un nuevo ejemplo de cómo los titulares políticos pueden oscurecer la realidad de la asistencia sanitaria, con el potencial de confundir a los inversores.

La suspensión de la propiedad intelectual frente a la práctica de la industria

La intención de dejar en suspenso las patentes es acelerar la producción y la distribución de las vacunas contra el COVID-19, especialmente en los países en desarrollo en los que las tasas de vacunación se mantienen por detrás de las de los mercados desarrollados. La Organización Mundial de la Salud apoya la iniciativa, y está animando a otros países miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) a que se unan a EE.UU. (se precisa el consentimiento de todos los miembros de la OMC para que la suspensión se pueda aprobar).

Pero este fomento podría ser más teatro político que una política práctica. Por un lado, muchos de los fabricantes de vacunas ya han mostrado su disposición a renunciar a sus derechos de patente. En octubre, por ejemplo, Moderna emitió un comunicado de prensa en el que señalaba que “… mientras continúe la pandemia, en Moderna, no ejerceremos nuestros derechos de patente relacionados con el Covid-19 contra quienes fabriquen vacunas destinadas a combatir la pandemia. Además, a fin de eliminar cualquier supuesta barrera derivada de la propiedad intelectual para el desarrollo de vacunas durante el periodo de pandemia, estamos dispuestos a atender las peticiones de licencia de nuestra propiedad intelectual relativa a la vacuna contra el COVID-19 a otros durante el periodo posterior a la pandemia”.

Por su parte, AstraZeneca afirma que ha llegado a establecer más de una docena de cadenas de suministro regionales, colaborando con socios en distintos países. El gigante farmacéutico también ha prometido que renunciará a buscar beneficios con la vacuna durante la pandemia, en un esfuerzo por mantener el precio de la vacuna a un nivel asequible.

La innovación complica el desarrollo de genéricos

Entonces, ¿por qué no se ha incrementado la producción global de vacunas? Resumidamente, porque fabricar las vacunas no es fácil. Tanto la vacuna de Pfizer/BioNTech como la de Moderna utilizan tecnología de mARN, una modalidad nueva que hasta ahora no ha sido producida a gran escala. En consecuencia, la cantidad de instalaciones productivas y de personas con la capacidad y los conocimientos necesarios para fabricar vacunas es extremadamente limitada. Como declaró el director ejecutivo de Moderna Stéphane Bancel durante una conferencia con inversores: “No podemos empezar a contratar gente que sepa fabricar mARN porque esa gente no existe”. Incluso si la hubiera, las empresas tendrían que desarrollar procesos de fabricación, aprovisionarse de materias primas y superar un riguroso examen regulatorio, lo que llevaría meses, o años.

Así pues, es poco probable que suspender la propiedad intelectual represente un alivio inmediato para la escasez de vacunas. Sin embargo, a algunos les preocupa que dicha suspensión pueda suscitar dudas sobre la validez de la legislación en materia de propiedad intelectual y hacer que la industria biofarmacéutica se retraiga a la hora de invertir en nuevas innovaciones o de responder a futuras crisis sanitarias. Esa posibilidad nos despierta inquietud, sobre todo dada la naturaleza de alto riesgo y costo en el desarrollo de fármacos. Pero, aun así, no creemos que refleje plenamente la actual dinámica de mercado, en la que la regulación se ha esforzado en seguir el ritmo de los gigantescos avances en innovación realizados por la industria.

Consideremos el caso de los biosimilares. En 2010, el Congreso aprobó legislación que establecía un procedimiento abreviado para la aprobación de biosimilares (los biosimilares son versiones genéricas de terapias biológicas complejas a base de proteínas, ADN y otros tipos de células vivas obtenidas de mamíferos, plantas e incluso bacterias). Una década más tarde, solo 29 biosimilares han recibido la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA), de los que menos de la mitad están disponibles para los pacientes. Europa ha mostrado más empeño, aprobando 76 biosimilares desde 20062. Sin embargo, el mercado trae consigo retos. El principal de ellos es la dificultad de fabricar productos biológicos de manera sostenida y demostrar que los fármacos pueden utilizarse indistintamente con sus competidores de marca. Muchos biosimilares también se han visto envueltos en litigios por infracción de patentes o han tenido una lenta adopción debido a las complejidades para el reembolso, dudas sobre su eficacia o incluso un costo elevado. De cara al futuro, se espera que la adopción de biosimilares aumente, pero ha costado más de una década llegar hasta el punto en que nos encontramos.

Oportunidades de mercado al alza

En resumen, los medicamentos innovadores a menudo no son fácilmente replicables, lo que supone grandes barreras al acceso. Aun así, muchos fármacos son terapias pioneras para abordar grandes necesidades médicas no atendidas, con un significativo potencial de oportunidad de mercado. Se prevé que los ingresos totales por las vacunas contra el Covid-19 asciendan a 157 000 millones de dólares hasta el 2025, según estimaciones de IQVIA3. Además, las vacunas contra el COVID-19 han ayudado a validar las plataformas de fabricación de vacunas, que las empresas podrían aplicar a otras categorías de enfermedades.

Cuando se difundió públicamente que Biden apoyaba la suspensión de las patentes, el director ejecutivo de Moderna, el Sr. Bancel, comentó que la noticia no le quitaba el sueño. Quizá nosotros no seamos tan optimistas como el Sr. Bancel. Pero sí creemos que su reacción es ilustrativa de la creciente complejidad del mercado farmacéutico global y de la necesidad de que los inversores no se queden solo con los titulares si quieren comprender bien las realidades del desarrollo y la distribución de fármacos de hoy en día.

 

Tribuna de Andy Acker, gestor de carteras en Janus Henderson Investors

 

 

Anotaciones: 

1. Bloomberg, datos a 5 de mayo de 2021. El índice Nasdaq Biotechnology incluye los valores de las empresas cotizadas en el Nasdaq clasificadas según el Índice de referencia de clasificación sectorial en «biotecnología» o «farmacéuticas» , que también cumplen otros criterios de admisibilidad.

2. «How the U.S. Compares to Europe on Biosimilar Approvals and Products In the Pipeline», Rothwell Figg’s Biosimilars Law Bulletin, 8 de marzo de 2021.

3. «Just how much COVID-19 vaccine money is on the table? A whopping $157B through 2025, report says», FiercePharma, 29 de abril de 2021.

 

 

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Interpretando la suspensión de las patentes de las vacunas contra el COVID-19

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Andy Acker Janus Henderson
Andy Acker. Andy Acker

El reciente anuncio de la Administración Biden de que apoyará suspender la protección de la propiedad intelectual relativa a las vacunas contra el COVID-19 ha hecho saltar las alarmas sobre su impacto potencial en la innovación biofarmacéutica. También pone presión sobre las acciones de algunos fabricantes de vacunas y sobre el índice Nasdaq Biotechnology más amplio1.

Claramente, con el número de contagios y muertes por COVID-19 acelerándose a un ritmo alarmante en países como India, hay una necesidad urgente de facilitar la distribución global de vacunas y de hacerlas asequibles para todo el mundo. Pero creemos que el anuncio de la Casa Blanca es un nuevo ejemplo de cómo los titulares políticos pueden oscurecer la realidad de la asistencia sanitaria, con el potencial de confundir a los inversores.

Suspensión de propiedad intelectual frente a práctica del sector

La intención al dejar en suspenso las patentes es acelerar la producción y distribución de las vacunas contra el COVID-19, especialmente en países en desarrollo donde las tasas de vacunación se mantienen por detrás de las de los mercados desarrollados. La Organización Mundial de la Salud apoya la iniciativa, y está animando a otros países miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) a que se unan a EE.UU. (se precisa el consentimiento de todos los miembros de la OMC para que la suspensión pueda ser aprobada.)

Pero ello puede tener más de gesto de cara a la galería que de utilidad práctica en términos de políticas. Por un lado, muchos de los fabricantes de vacunas ya han mostrado su disposición a renunciar a sus derechos de patente. En octubre, por ejemplo, Moderna emitió un comunicado de prensa en el que señalaba que «… mientras continúe la pandemia, en Moderna renunciaremos a exigir nuestros derechos de patente relacionados con el COVID-19 contra quienes fabriquen vacunas destinadas a combatir la pandemia. Además, a fin de eliminar cualquier supuesta barrera derivada de la propiedad intelectual para el desarrollo de vacunas durante el periodo de la pandemia, estamos dispuestos a atender las peticiones de licencia de nuestra propiedad intelectual relativa a la vacuna contra el COVID-19 a otros durante el periodo posterior a la pandemia”.

Por su parte, AstraZeneca afirma que ha llegado a establecer más de una docena de cadenas de suministro regionales, colaborando con socios en distintos países. El gigante farmacéutico también ha prometido que renunciará a buscar el beneficio con la vacuna durante la pandemia, en un esfuerzo por mantener el precio de la vacuna a un nivel asequible.

La innovación complica el desarrollo de genéricos

Entonces, ¿por qué no se ha incrementado la producción global de vacunas? Resumidamente, porque fabricar las vacunas no es fácil. Tanto la vacuna de Pfizer/BioNTech como la de Moderna utilizan tecnología del ARN mensajero, una modalidad nueva que hasta ahora no ha sido producida a gran escala. En consecuencia, la cantidad de instalaciones productivas y de personas con la capacidad y conocimientos necesarios para fabricar vacunas es extremadamente limitada. Como declaró el CEO de Moderna Stéphane Bancel durante una conferencia con inversores: “No podemos empezar a contratar gente que sepa fabricar un ARNm. Porque esa gente no existe”. Incluso caso de existir, las empresas tendrían que desarrollar procesos de fabricación, aprovisionarse de materias primas y superar un riguroso examen regulatorio, todo lo cual llevaría meses, sino años.

Así pues, es poco probable que suspender la propiedad intelectual represente un alivio inmediato para la escasez de vacunas. Sin embargo, a algunos les preocupa que dicha suspensión pueda suscitar dudas sobre la validez de la legislación en materia de propiedad intelectual y hacer que la industria biofarmacéutica se retraiga a la hora de invertir en nueva innovación o de responder a futuras crisis sanitarias. Esa posibilidad nos despierta inquietud, sobre todo dada la naturaleza de alto riesgo y alto coste del desarrollo de fármacos. Pero con todo y eso, no creemos que ello refleje plenamente la actual dinámica de mercado, donde la regulación se ha esforzado en seguir el compás de los gigantescos avances en innovación realizados por el sector.

Pensemos en el caso de los biosimilares. En 2010, el Congreso aprobó legislación que establecía un procedimiento abreviado para la aprobación de biosimilares (los biosimilares son versiones genéricas de terapias biológicas complejas a base de proteínas, ADN y otros tipos de células vivas obtenidas de mamíferos, plantas e incluso bacterias). Una década más tarde, solo 29 biosimilares han recibido la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA), de los que menos de la mitad están disponibles para los pacientes. Europa ha mostrado más empeño, aprobando 76 biosimilares desde 20062

Sin embargo, el mercado trae consigo retos. El principal de ellos es la dificultad de fabricar biológicos de manera sostenida y demostrar que los fármacos pueden utilizarse indistintamente que sus competidores de marca. Muchos biosimilares también se han visto envueltos en litigios por infracción de patentes o han tenido una lenta adopción debido a las complejidades para el reembolso, dudas sobre su eficacia o incluso un coste elevado. De cara al futuro, se espera que la adopción de biosimilares aumente, pero ha costado más de una década llegar hasta el punto en que nos encontramos.

Oportunidades de mercado al alza

En resumen, los medicamentos innovadores a menudo no son fácilmente replicables, y representan altas barreras de entrada al sector. Aun así, muchos fármacos son terapias pioneras para abordar grandes necesidades médicas no atendidas, con un significativo potencial de oportunidad de mercado. Se prevé que los ingresos totales por las vacunas contra el COVID-19 asciendan a 157.000 millones de dólares hasta 2025, según estimaciones de IQVIA3. Además, las vacunas contra el COVID han ayudado a validar las plataformas de fabricación de vacunas, que las empresas podrían aplicar a otras categorías de enfermedades.

Cuando se difundió públicamente que Biden apoyaba la suspensión de las patentes, el CEO de Moderna, el Sr. Bancel, comentó que la noticia no le quitaba el sueño. Quizá nosotros no seamos tan optimistas como el Sr. Bancel. Pero sí creemos que su reacción es ilustrativa de la creciente complejidad del mercado farmacéutico global y de la necesidad de que los inversores no se queden solo con los titulares si quieren comprender bien las realidades del desarrollo y la distribución de fármacos hoy en día.

 

Tribuna de Andy Acker, gestor de carteras en Janus Henderson Investors, responsable de la gestión de la estrategia Global Life Sciences y de la estrategia de biotecnología.

 

 

 

Anotaciones: 

1.Bloomberg, datos a 5 de mayo de 2021. El índice Nasdaq Biotechnology incluye los valores de las empresas cotizadas en el Nasdaq clasificadas según el Índice de referencia de clasificación sectorial en «biotecnología» o «farmacéuticas» , que también cumplen otros criterios de admisibilidad.

2. «How the U.S. Compares to Europe on Biosimilar Approvals and Products In the Pipeline», Rothwell Figg’s Biosimilars Law Bulletin, 8 de marzo de 2021.

3. «Just how much COVID-19 vaccine money is on the table? A whopping $157B through 2025, report says», FiercePharma, 29 de abril de 2021.

 

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Janus Henderson Investors es el nombre bajo el cual las entidades que se indican ofrecen productos y servicios de inversión en las siguientes jurisdicciones: (a) En Europa, Janus Capital International Limited (n.º de registro 3594615), Henderson Global Investors Limited (n.º de registro 906355), Henderson Investment Funds Limited (n.º de registro 2678531), Henderson Equity Partners Limited (n.º de registro 2606646), (cada una de ellas registrada en Inglaterra y Gales en 201 Bishopsgate, Londres EC2M 3AE y regulada por la Autoridad de Conducta Financiera) y Henderson Management S.A. (n.º de registro B22848, en 2 Rue de Bitbourg, L-1273, Luxemburgo y regulada por la Commission de Surveillance du Secteur Financier) ofrecen productos y servicios de inversión; (b) En EE. UU., los asesores de inversión registrados ante la SEC filiales de Janus Henderson Group plc; (c) En Canadá, a través de Janus Capital Management LLC, solo para inversores institucionales de determinadas jurisdicciones; (d) En Singapur, Janus Henderson Investors (Singapore) Limited (número de registro de la sociedad: 199700782N). Este anuncio o publicación no ha sido revisado por la Autoridad Monetaria de Singapur; (e) En Hong Kong, Janus Henderson Investors Hong Kong Limited. Este material no ha sido revisado por la Comisión de Valores y Futuros de Hong Kong («SFC»); (f) En Taiwán (República de China), Janus Henderson Investors Taiwan Limited (con funcionamiento independiente), Suite 45 A-1, Taipei 101 Tower, No. 7, Sec. 5, Xin Yi Road, Taipéi (110). Tel.: (02) 8101-1001. Número de licencia SICE autorizada 023, emitida en 2018 por la Comisión de Supervisión Financiera; «(g) En Corea del Sur, Janus Henderson Investors Limited (Singapur), exclusivamente para Inversores profesionales cualificados (según se definen en la Ley de servicios de inversión financiera y mercados de capitales y sus subreglamentos); (h) En Japón, Janus Henderson Investors (Japan) Limited, regulada por la Agencia de Servicios Financieros y registrada como Entidad de servicios financieros que realiza actividades de gestión de inversión. asesoramiento de inversión y actividad de agencia y actividades de instrumentos financieros de tipo II; (i) En Australia y Nueva Zelanda, por Janus Henderson Investors (Australia) Limited ABN 47 124 279 518 y sus entidades relacionadas, incluida Janus Henderson Investors (Australia) Institutional Funds Management Limited (ABN 16 165 119 531, AFSL 444266) y Janus Henderson Investors (Australia) Funds Management Limited (ABN 43 164 177 244, AFSL 444268); (j) En Oriente Medio, Janus Capital International Limited, regulada por la Autoridad de Servicios Financieros de Dubái como Oficina de representación. No se realizarán transacciones en Oriente Medio y cualquier consulta deberá dirigirse a Janus Henderson. Las llamadas telefónicas podrán ser grabadas para nuestra mutua protección, para mejorar el servicio al cliente y a efectos de mantenimiento de registros reglamentario.

La inversión extranjera en México aún no se recupera

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Un elemento fundamental para el crecimiento sostenido de una economía es la inversión. La inversión significa tener mayor cantidad de plantas, maquinaria, canales de distribución e infraestructura, lo que permite aumentar la capacidad de producción de la economía. La inversión extranjera directa también contribuye a incrementar esa capacidad productiva.

Existen dos fuentes de información sobre el comportamiento de la inversión extranjera.  Una es la Secretaría de Economía, pero su veracidad no es tan confiable porque depende de lo que le declaran las empresas extranjeras y si por algún motivo el proyecto se pospone o la velocidad de ejecución es menor a la prevista inicialmente ya no se notifican esas modificaciones a dicha Secretaría.  La otra es Banco de México, la cual es mucho más confiable porque proviene de las entradas y salidas de divisas que se registran en la balanza de pagos. La balanza de pagos es donde se registran todas las operaciones que realiza México con el extranjero. La diferencia en la metodología hace que no sean comparables ambas fuentes y que la de Banco de México refleje con exactitud la cantidad de divisas que provienen del exterior para invertirse en México, así como las divisas que salen para que los mexicanos inviertan en plantas en el extranjero.

De acuerdo a la información de Banco de México, en 2020 la inversión extranjera directa en nuevos proyectos fue de 6.600 millones de dólares, la mitad de la registrada en 2019 y similar a la que sucedió en 2014. No es de sorprender esta disminución tan grande, ya que la pandemia generó gran incertidumbre en todo el mundo y ante la duda de la velocidad de recuperación de las economías, las empresas decidieron posponer sus proyectos de ampliación y de inversión. Las utilidades reinvertidas también disminuyeron, aunque en menor proporción (10%). Durante el primer trimestre de 2021 aún no se presenta una recuperación de la inversión extranjera, disminuyó 15,5% respecto a la del primer trimestre de 2020 y está por debajo de la registrada también en el primer trimestre de 2019.  Nuevamente este comportamiento refleja que aún persiste un elevado nivel de incertidumbre sobre la velocidad de recuperación de la economía mexicana.

Por su parte, en 2020 la inversión que empresas mexicanas realizaron en el extranjero en proyectos nuevos fue de 2.200 millones de dólares, lo que implicó una reducción de 37% respecto a lo registrado en 2019. Ese comportamiento también se explica por la incertidumbre generada por la pandemia.  En el primer trimestre de 2021 las empresas mexicanas han invertido en el extranjero en nuevos proyectos 640 millones de dólares, lo cual representa un incremento de 79,2% respecto al primer trimestre de 2020 y es superior al que se dio en el primer trimestre de 2019.

La diferencia en el comportamiento durante el primer trimestre de 2021 de la inversión extranjera que llega a México y la de las empresas mexicanas que invierten en otros países, refleja que los extranjeros no ven una recuperación acelerada de la economía mexicana y por ello los nuevos proyectos en ese periodo son inferiores a los del 2020, en tanto que las empresas mexicanas están percibiendo que los mercados extranjeros donde operan se van a recuperar con mayor velocidad y por lo tanto están aumentando, respecto al año pasado, los recursos asignados a nuevos proyectos.

El comportamiento de las utilidades reinvertidas también va en ese mismo sentido.  Durante el primer trimestre de 2021 las utilidades reinvertidas por las empresas extranjeras en México fueron 7.000 millones de dólares, casi la mitad de lo que se reinvirtió en los primeros trimestres de 2020 y 2019, lo que representa que prefieren ubicar los recursos en otros destinos.  Por su parte, las utilidades reinvertidas en el extranjero de las empresas mexicanas fue de 1.600 millones de dólares, que significa un incremento de 75% respecto al año anterior y es el nivel más elevado para el primer trimestre de los últimos 5 años.  Ello evidencia que prefieren ubicar sus utilidades en los mercados del extranjero porque ven mejores perspectivas en esos países que en México.  

Columna de Francisco Padilla Catalán

Los rendimientos reales negativos probablemente no perdurarán

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En Estados Unidos, la economía ha recuperado casi todo el terreno perdido durante la pandemia, y los beneficios empresariales no se quedan atrás. Como escribí en el artículo de marzo titulado «Un año como muy pocos«, los activos de riesgo han descontado esta recuperación en forma de «V», si bien, a medida que las cifras económicas y de beneficios pasan de las predicciones a los hechos, los mercados ponen la mirada en lo que podría depararnos el futuro.

En mi opinión, lo que nos espera será el momento de ajustar cuentas cuando los inversores tengan que lidiar con un incremento de los rendimientos. Y estos son los motivos:

Todas las oportunidades de inversión se comparan, en última instancia, con los demás posibles usos alternativos de los fondos. La decisión de asignar el capital solo se produce si la inversión supera su umbral mínimo de rentabilidad (hurdle rate). Aunque el nivel del umbral mínimo en cada inversión viene determinado por el riesgo idiosincrásico de esta, los tipos de interés reales ajustados a la inflación constituyen la primera consideración de esa ecuación.

Levando anclas

Durante la recesión de 2020, los bancos centrales mostraron su determinación para no permitir que los confinamientos derivaran en una crisis crediticia. Con el fin de estimular los instintos animales, los responsables políticos rebajaron el primer componente de la ecuación para el cálculo del umbral mínimo, arrastrando los rendimientos reales del Tesoro de EE. UU. a terreno profundamente negativo, como se ilustra en el gráfico 1 que figura a continuación.

MFS

En los años previos a la pandemia, el rendimiento real de los títulos del Tesoro de EE.UU. a 10 años se movió en un rango ínfimo por debajo del 1%, si bien al menos se hallaba en terreno positivo y ofrecía a los inversores una suerte de vara de medir.

Sin embargo, la teoría financiera sostiene que los precios de los activos siguen una distribución normal logarítmica, lo que implica que no pueden mostrar signo negativo. Dado que el capitalismo precisa de un umbral mínimo de rentabilidad, las escuelas de negocio o los cursos de formación para analistas financieros acreditados (CFA) no enseñan a los estudiantes a valorar una empresa o proyecto cuando los tipos de interés nominales o reales son negativos. Sin un valor de anclaje, queda de manifiesto la razón por la que los activos de riesgo han repuntado de la forma en la que lo han hecho. En el gráfico 2 se reflejan los avances que se han anotado los índices S&P 500 y MSCI World desde sus mínimos pandémicos, frente a la trayectoria de los rendimientos reales de los títulos del Tesoro estadounidense a 10 años hacia terreno negativo.

MFS

Aunque hay muchos análisis «sell-side» que postulan que los activos de riesgo pueden absorber la inflación y la subida de tipos, existe una correlación inversa observable en el gráfico anterior que, en mi opinión, revela un carácter causal y no casual. Habida cuenta de que los tipos representan el primer umbral mínimo en la valoración de cualquier activo, el incremento de los tipos, ya sean reales o nominales, disminuye el valor de ese activo.

¿Y ahora qué?

Conforme las economías sigan reabriéndose y se vayan gastando los excesos de ahorros, las presiones inflacionistas seguirán acentuándose. Estamos presenciando esta situación en bienes como la madera, los semiconductores y los automóviles; en servicios como los billetes de avión, los coches de alquiler y los alquileres vacacionales; y en activos físicos como las materias primas y los bienes inmuebles.

En última instancia, vaticinamos que estas presiones serán transitorias a medida que se reafirmen las fuerzas desinflacionarias seculares de la última década, a saber, los elevados niveles de deuda, el envejecimiento de la población y la continua digitalización, por mencionar tres. En cambio, estamos convencidos de que los tipos reales negativos son insostenibles y acabarán por normalizarse. Lo que no vemos tan seguro es el momento o el ritmo al que aumentarán los rendimientos reales.

Los cambios de régimen se muestran siempre evidentes cuando uno echa la vista atrás pero rara vez lo son en el punto de inflexión, aunque los mercados tienen un olfato especial para detectarlos. Y cuando lo hagan, sospechamos que la relación que figura en el gráfico 2 se revertirá, ya que el aumento de los rendimientos reales socava las valoraciones de la renta variable. A medida que las predicciones se conviertan en hechos, creemos que la rentabilidad y el liderazgo del mercado serán muy diferentes a los de los últimos trimestres.

 

Tribuna de Rob Almeida, estratega global de inversiones y gestor de carteras en MFS Investment Management.  

 

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Apuntando al cero: Europa eleva su apuesta por la energía limpia

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Cambiar a una marcha más alta. Esto es precisamente lo que acaba de hacer la Unión Europea en su camino hacia una economía más sostenible.

Su nuevo plan climático, que los legisladores de la Unión Europea y los gobiernos nacionales acordaron en principio hacer legalmente vinculante, propone reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55 por ciento en comparación con los niveles de 1990 al final de la década.

Eso es significativamente más ambicioso que el objetivo anterior de la Unión Europea del 40 por ciento, y significa que la región podría volverse climáticamente neutra para 2050.

No es difícil ver por qué la Unión Europea debería querer perseguir una recuperación ecológica con tanta determinación. Bien ejecutado, el plan, que se adoptará en mayo de 2021 y se aplicará a partir de 2022, ofrece la tentadora perspectiva de restaurar tanto el medio ambiente como la economía a la salud completa.

Los fondos que se reservan ciertamente apuntan en esa dirección. El paquete se traducirá en aproximadamente 7 billones de euros en nuevas inversiones ecológicas para 2050. Para las perspectivas económicas de la región, una gran proporción de ese dinero se canalizará a la industria medioambiental (véase la figura 1), un sector de rápido crecimiento que una contribución cada vez mayor al PIB.

Pictet AM

El valor agregado bruto (VAB) de la industria, una medida de su contribución a la producción nacional, se elevó a 286.000 millones de euros en 2015, un 63 por ciento más que en 2003. Dentro del sector hay algunas industrias especialmente dinámicas como la gestión de recursos, que incluye energía renovable y eficiencia energética y ha crecido un 150 por ciento durante ese tiempo (1).

En términos más generales, la industria europea de bienes y servicios medioambientales puede ahora afirmar que rivaliza con la de EE. UU. Ya emplea a 4 millones de trabajadores equivalentes a tiempo completo, un 38% más que en 2003, y ha contribuido más del 2% al PIB de la región en 2015 (1).

Vehículos eléctricos: la luz verde

Bajo el nuevo conjunto de criterios de la Comisión Europea para inversiones verdes, los productores de baterías recargables, equipos de eficiencia energética, automóviles no contaminantes, plantas de energía eólica y solar podrán ganar una etiqueta verde formal. Eso podría resultar transformador para los sectores de transporte, energía e inmobiliario de Europa.

Tomemos el caso de los automóviles, si los gobiernos europeos quieren lograr sus objetivos de crecimiento y contaminación, los vehículos eléctricos (EV) tendrán que evolucionar hacia una industria estratégica.

Aquí, el enfoque es el de la zanahoria y el palo.

Francia tiene un programa de 8.000 millones de euros para impulsar su industria de vehículos eléctricos con el objetivo de producir más de 1 millón de automóviles eléctricos e híbridos cada año durante los próximos cinco años. El plan también incluye un incentivo financiero que reduciría el costo de comprar un vehículo eléctrico hasta en un 40 por ciento.

Alemania también intensificó su apoyo al transporte de cero emisiones, duplicando las subvenciones hasta 9.000 millones de euros, tras un aumento anterior en noviembre de 2019 (2).

Estos incentivos ya han tenido un impacto claro en la adopción de vehículos eléctricos. Las ventas de vehículos eléctricos en Alemania, por ejemplo, aumentaron hasta representar el 13 por ciento de las ventas totales de automóviles en agosto de 2020, en comparación con solo el 2,5 por ciento en el mismo mes de 2019.

Los reguladores también están desempeñando su papel. Europa, el segundo mercado de vehículos eléctricos más grande después de China, ahora tiene nuevos y estrictos estándares de emisiones. Cada fabricante de automóviles debe limitar las emisiones de toda su flota a 95 g de CO2/km en promedio para fines de 2020, un 20% por debajo del nivel de emisión promedio en 2018. Este límite se reducirá a 81 g para 2025 y a 59 g para 2030.

Aquellos que no cumplan con los estándares pagarán un alto precio: la multa es de 95 euros por cada g/km de exceso de emisiones por vehículo. Los fabricantes de automóviles que no mejoran sus emisiones de CO2 en comparación con los niveles de 2019 se enfrentan a posibles multas de varios miles de millones de euros cada año. Todo esto ayudará a impulsar aún más el crecimiento de la movilidad eléctrica (ver Fig. 2).

Pictet AM

Reconstruir mejor

La construcción también será un elemento central del plan de recuperación europeo, sobre todo porque el 70% de todos los edificios de la región tienen más de 20 años.

El Pacto Verde Europeo reserva unos 370.000 millones de euros, o 53.000 millones de euros al año, para la renovación a fin de impulsar la eficiencia energética y descarbonizar los edificios existentes. Eso representaría un gran impulso para la industria europea de la renovación, que ascendió a 819.000 millones de euros en 2019 (3).

Europa también propone comprometer 100.000 millones de euros en gastos de investigación y desarrollo (I + D) en los sectores digital y medioambiental. El programa de siete años, que se lanzará en 2021, tiene como objetivo impulsar la productividad y el crecimiento y mantener la competitividad en sectores consistentes con los objetivos del “Pacto Verde” o “Green Deal”. La Comisión estima que cada euro invertido en I + D tendría un efecto multiplicador de 11 euros.

En lo que respecta a la sostenibilidad, Europa acaba de subir el listón. Sus ambiciosos compromisos de gasto ecológico y regulaciones más estrictas no solo brindan un modelo ambiental para que lo sigan otros países, sino que también ofrecen la perspectiva de un crecimiento económico más fuerte y abren nuevas oportunidades de inversión.

La estrategia Clean Energy de Pictet AM: invertir en la transición energética

El objetivo climático de Europa para 2050 está configurado para la disrupción y transformación de una serie de industrias, cada una de las cuales representa oportunidades de inversión ricas y diversas que son subestimadas por el mercado en general.

  • Movilidad eléctrica: alrededor del 80 por ciento de la energía del transporte actual debe convertirse en electricidad para cumplir el objetivo de emisiones. BloombergNEF (BNEF) espera que el 57 por ciento de todas las ventas de vehículos de pasajeros sean eléctricos a nivel mundial para 2040, en comparación con solo el 3 por ciento en 2019. Esto probablemente impulsará las inversiones no solo en los fabricantes de vehículos eléctricos sino, más significativamente, en tecnologías de apoyo como baterías y semiconductores de energía. así como redes de red e infraestructura de carga más inteligentes.
  • Renovables: según el plan europeo, la proporción de energías renovables en la generación de energía debe aumentar al 85 por ciento para 2050 desde el 20 por ciento actual, y la mayor parte de esa energía debe cubrirla la energía eólica y solar. La forma en que generamos energía se está transformando a medida que un número cada vez mayor de empresas eléctricas europeas aumentan su producción de energía renovable con planes de expansión agresivos. Subrayando esta tendencia, mientras que la generación total de energía de la Unión Europea disminuyó casi un 10 por ciento en julio con respecto al año anterior, la generación de energía renovable aumentó más del 8 por ciento.
  • Edificios ecológicos: todos los edificios europeos nuevos deben tener «energía casi nula neta» a partir de 2021. También esperamos un aumento significativo en la demanda de «modernización» de los edificios existentes. Esto debería ayudar a las empresas que producen materiales de construcción y aislamiento de alto rendimiento, bombas de calor e iluminación LED, así como sistemas inteligentes de calefacción, ventilación y aire acondicionado (HVAC) y sistemas de gestión energética de edificios y otras tecnologías y equipos de eficiencia energética.

 

 

Tribuna de Steve Freedman, director de research y sostenibilidad de Pictet Asset Management.

 

 Descubra más información sobre la dilatada experiencia de Pictet Asset Management en inversiones temáticas.

 

Notas:

(1) Basado en precios de 2010. Fuente: Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA)

(2) https://insideevs.com/news/443518/germany-plugin-car-sales-august-2020/ y https://cleantechnica.com/2020/09/04/germany-in-august-electric- vehículos-aplastando-en-cuota-de-mercado-récord-13-2

(3) Euroconstruct

 

Notas importantes

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Este documento ha sido publicado en Suiza por Pictet Asset Management SA y en el resto del mundo por Pictet Asset Management Limited, sociedad autorizada y regulada por la Financial Conduct Authority, y no podrá reproducirse ni distribuirse, ni parcialmente ni en su totalidad, sin su autorización previa.

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Bonos Legacy: rendimientos atractivos y descorrelación del mercado

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Bonos Legacy: rendimientos atractivos y descorrelación del mercado
Pixabay CC0 Public Domain. Bonos Legacy: rendimientos atractivos y descorrelación del mercado

El 14 de abril de 2021 Société Générale anunció una call a la par de dos bonos subordinados perpetuos que habían sido emitidos en 1985 y 1986. Este anuncio fue una excelente noticia para los tenedores de estos bonos porque, como estos valores se emitieron con cupones indexados a referencias variables y los tipos han caído drásticamente desde mediados de la década de 1980, los cupones ahora eran cero. Esta también fue una muy buena noticia para quienes los compraron recientemente, ya que los valores cotizaban al 90% del valor nominal.

Société Générale no es la única entidad financiera que ha actuado de esta manera. BBVA en diciembre de 2020, el banco alemán DZ Bank en enero de 2021 o Bank Austria (una subsidiaria de Unicredit) en febrero de 2021: todos ellos han rescatado los bonos subordinados cuyos cupones eran muy bajos o incluso cero.

Todos estos bonos cotizaron significativamente por debajo de la par cuando los emisores anunciaron su recompra. Por lo tanto, para un inversor informado, ha sido posible lograr ganancias del 5%, 10% o 15%, según el caso. En un mercado crediticio donde los tipos de interés son muy bajos, estos rendimientos están atrayendo la atención de inversores, los cuales se hacen varias preguntas.

¿Por qué los bancos están realizando calls de bonos que les cuestan muy poco?

Las razones son puramente regulatorias. El capital de los bancos está compuesto por acciones ordinarias (Common Equity Tier 1 o CET1) que pueden ser complementadas emitiendo deuda subordinada (denominada tier1 o tier2, según su rango de antigüedad), también reconocida por los reguladores como capital. Sin embargo, tras la crisis de 2008, los reguladores financieros decidieron modificar radicalmente las reglas bancarias (reforma de Basilea 3) y la gran mayoría de los bonos subordinados emitidos antes de esa fecha ya no se corresponden con los nuevos estándares establecidos por los reguladores. Por lo tanto, estos bonos antiguos (llamados bonos Legacy) dejan de ser elegibles para el capital regulatorio después de un período de transición que finalizará el 31 de diciembre de 2021.

Varias entidades financieras tuvieron la intención de mantener los bonos legacy con cupones muy bajos como financiación económica pero, a finales de 2020, intervinieron los reguladores (la Autoridad Bancaria Europea y el Banco de Inglaterra). La convivencia entre estos bonos Legacy no calificados y los nuevos bonos subordinados plantea un problema legal: la clasificación legal (tier1 o tier2 indicada en el prospecto) ya no corresponde a la clasificación regulatoria. Los reguladores bancarios consideran que esto plantea un riesgo de descalificación de toda la estructura de capital (lo llaman riesgo de infección). Por lo tanto, alentaron a los bancos a eliminar este problema simplemente reembolsando los bonos Legacy. Esto es lo que ha llevado a varios bancos a reembolsar bonos perpetuos a pesar de cupones muy bajos o incluso nulos.

¿Cómo aprovecharse de esta situación?

Las transacciones de estos bonos Legacy se multiplicarán a lo largo de este año y durante los primeros meses de 2022. Pero no siempre es fácil identificar los títulos correctos: hay que saber si el bono es elegible o no (esto depende sobre las cláusulas del folleto, cuyo análisis suele ser difícil), si existe o no riesgo de infección, si el emisor tiene la intención de amortizar o, por el contrario, transformar el título (es decir, proponer cambios en el folleto), etc. Por tanto, la situación es tan compleja que pocos inversores pueden identificar la oportunidad. Es precisamente por eso que los precios de mercado son atractivos.

La alternativa para el inversor es, por tanto, realizar un trabajo analítico en profundidad (examinar las nuevas normativas, lectura de folletos, conversaciones con emisores, etc.) o recurrir a fondos especializados. El fondo Groupama Axiom Legacy 21, lanzado junto con la gestora especializada en normativa bancaria Axiom Alternative Investments, identifica desde hace varios años las distintas oportunidades en bonos Legacy y tiene como objetivo aprovechar los cambios regulatorios en el capital de las entidades financieras. Es un nicho de mercado en donde podemos obtener rentabilidades atractivas asumiendo un riesgo que, en última instancia, está descorrelacionado en gran medida con otros mercados financieros, ya que el riesgo en este caso está más vinculado a la regulación bancaria.

¿Qué pasará después de 2021?

Imitando a la industria bancaria, los reguladores de la industria de seguros también han hecho su revolución y se llama Solvencia 2. Crea el mismo tipo de oportunidades en bonos Legacy, pero con un horizonte más amplio, hasta diciembre de 2025.

Además, los reguladores bancarios, no satisfechos con su reforma de Basilea 3, revisaron su copia y adoptaron en junio de 2019 un nuevo conjunto de textos legislativos, el “paquete bancario”. Y este paquete bancario crea nuevos bonos Legacy, con un nuevo período de transición que se extiende hasta junio de 2025.

Por lo tanto, la imaginación de los reguladores financieros parece ilimitada y eso es viento de cola para nuestra tesis de inversión, dándose las condiciones propicias para implementar nuestras estrategias de gestión. En definitiva, la historia de Groupama Axiom Legacy 21 está lejos de terminar, es una estrategia de largo plazo.

 

Tribuna de Sergio López de Uralde, Business Development Manager en Groupama Asset Management (AM) Iberia.

Ventajas y oportunidades de la deuda high yield a tipo flotante: una opción atractiva en el entorno actual

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David Clode Ray Fish
Pixabay CC0 Public DomainDavid Clode. David Clode

En un mundo de tipos de interés en mínimos y de TIRes de la deuda bajas, los mercados de deuda high yield podrían tener más capacidad de proporcionar lo que tantos inversores desean con ansia: rentas atractivas. En los últimos años, a los inversores les ha resultado más difícil lograr tal flujo de rentas de sus carteras, ya que los tipos de interés siguen cerca de cero y son incluso negativos en muchas áreas del mercado. Esto ha llevado a muchos a buscar más allá de los depósitos bancarios y de los bonos tradicionales de mayor calidad, y la deuda high yield ganado popularidad como clase de activos.

Concentrándose en bonos flotantes (FRN, por sus siglas inglesas), los inversores pueden protegerse de los efectos negativos de la subida de las TIRes de la deuda sobre el valor de los bonos a tipo fijo. Como se ha visto recientemente en los mercados europeo y estadounidense, las expectativas de mayor inflación suelen propiciar subidas de las TIRes y por consiguiente, caídas de las cotizaciones. En este contexto cabe preguntarse: ¿Qué espera el mercado? ¿Y pueden cambiar estas expectativas? Estas dos cuestiones determinarán la volatilidad en el mercado de deuda a tipo fijo. Si a los inversores les preocupa que estos altibajos puedan afectar a sus bonos en cartera, los FRN podrían brindarles resguardo frente a condiciones tormentosas en otros segmentos del mercado de renta fija. Los inversores en FRN también podrían beneficiarse de eventuales subidas de los tipos de interés por parte de los bancos centrales para amortiguar la inflación, al aumentar asimismo los intereses aportados por sus posiciones.

Los mercados high yield conllevan más riesgo que los de deuda con grado de inversión, con lo que preferimos adoptar un enfoque relativamente conservador de FRN high yield, para ayudar a reducir la volatilidad del perfil de rentabilidad para nuestros clientes. Junto a esta cautela en torno a los sectores de mercado más sensibles a la economía, seguimos concentrados en el segmento de emisiones senior garantizadas. Estos instrumentos pueden brindar una mayor protección al inversor en el caso de que su emisor incumpla o tenga dificultades para realizar pagos asociados con su deuda: además de estar garantizados por activos del emisor, tienen prioridad sobre los bonos subordinados en el proceso de recuperación.

En nuestra opinión, la clase de activos representa una oportunidad interesante en un entorno de tipos de interés y TIRes en niveles bajos. La perspectiva limitada de nuevas caídas de los niveles de renta podría restar atractivo a las estrategias concentradas en bonos a tipo fijo. Los emisores high yield suelen mostrar una buena evolución cuando las actividad económica mejora, lo cual les permite satisfacer más cómodamente sus obligaciones de servicio de deuda. A medida que continúa la recuperación económica de la pandemia de COVID-19, es probable que mejore el entorno para las empresas. Dicho esto, creemos que el mercado ya descuenta gran parte de esta buena noticia, con lo que sopesamos cuidadosamente dónde invertimos.

Nuestro extenso  y experimentado equipo de análisis de crédito nos ayuda a identificar las mejores oportunidades en el mercado (incluida la deuda a tipo fijo), y además podemos utilizar derivados para aislar específicamente el elemento de crédito que buscamos de un bono, eliminando exposición no deseada a las TIRes de la deuda. Creemos que la estrategia puede ofrecer a los inversores una oportunidad bien diversificada para lograr un nivel de rentabilidad atractivo en un entorno de tipos de interés bajos: está protegida de los efectos negativos que pueden tener unas TIRes crecientes en las estrategias de deuda a tipo fijo, y de hecho podría beneficiarse de una eventual subida del precio del dinero.

 

Columna de James Tomlins, gestor del fondo de bonos flotantes de M&G Investments.

 

El valor y los ingresos de los activos del fondo podrían tanto aumentar como disminuir, lo cual provocará que el valor de su inversión se reduzca o se incremente. Es posible que no recupere la cantidad invertida inicialmente.

Los puntos de vista expresados en este documento no deben considerarse como una recomendación, asesoramiento o previsión.

Exclusivamente para inversores profesionales. Prohibida su posterior distribución. Ninguna otra persona o entidad debe utilizar la información contenida en el presente documento. Esta información no constituye una oferta ni un ofrecimiento para la adquisición de acciones de inversión en cualquiera de los fondos de M&G. Promoción financiera publicada por M&G International Investments S.A. Domicilio social: 16, boulevard Royal, L‑2449, Luxembourg.

¿(Cómo) salieron de la crisis los mercados de México, Brasil y Chile?

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Foto: Mahe Moda artesanal. Foto:

En mayo del año pasado ponderé el recuento de los daños al mercado local en función de la forma y proporciones en que sufrieron los pares de la región, a marzo de 2020. Toca sacar cuentas de la recuperación. Para ver con objetividad cómo nos fue, y cómo estamos en la vuelta a lo normal, va otra comparación contra Brasil y Chile. Los termómetros o calibradores son los índices accionarios, el tipo de cambio y la tasa de rendimiento a 10 años.

¿Cómo le fue a las bolsas?

  • El IPC tardó un año en volver a los 45.800 puntos en que oscilaba antes de la irrupción de la pandemia. El caso es que a enero de 2020 tenía dos años y medio de rezago, aún a medias de recuperar el máximo de 51.500 de julio de 2017, al que volvió finalmente el 7 de junio.
  • El IPSA de Chile requirió catorce meses para subir a los 4.995 puntos que había alcanzado al inicio de enero del año pasado, aunque también caben anotaciones: llevaba dos años en franco declive cuando el virus se propagó; esa cifra había sido la última parada del canal en que bajaba desde dos años atrás, de la marca de 5.870 unidades.
  • IBOVESPA, de Brasil, con notable influencia del crudo (como México) tardó 11 meses en regresar al máximo de 118.500 unidades de enero de 2020 que en ese entonces era la cima histórica, el resultado de cuatro años de crecimiento.

Se diría que los tres mercados regeneraron en el mismo tiempo y forma lo que perdieron de súbito en marzo de 2020. Véase la tabla al final de la sección siguiente.

El desempeño bursátil en dólares

La devaluación restó valor al dinero. Sabemos que el tipo o tasa de cambio es una de las variables que más inciden en la evolución de nuestras economías, y en los bolsillos de los consumidores. Por eso, la lectura valiosa es la del desempeño en dólares. ¿A cuál mercado le fue mejor? ¿A cuál peor? Véase la gráfica.

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  • Nuestro IPC había sido el de menos pérdida de los tres grandes de la región, hacia marzo de 2020 (véase “¿Cómo impacta la crisis a mercados de Brasil, México y Chile?”).  El dólar, recordemos, subió 34%, a $25,25, para luego retroceder hasta $20 (o menos, en caídas de duración breve). A fin de cuentas, entre el inicio de 2020 y hasta el 11 de junio pasado también le fue mejor a la bolsa mexicana, al generar 11,46%.
  • El IPSA chileno se comportó casi igual que el IPC, sacándole ventaja entre marzo y septiembre de 2020 y luego entre febrero y marzo de este año, pero sucumbió a partir de abril y terminó con pérdida de 6,68%. El peso chileno se devaluó 17,4% el año pasado, a $865, y fue la única de las tres monedas que recuperó plenamente el valor que tenía antes de la debacle. De hecho, llegó a regenerarse más, pues entre enero y mayo el dólar bajó varias veces a $695, cotización de mediados de 2019. Pero, atención: el peso chileno se había devaluado considerablemente, 46%, entre noviembre de 2018 y marzo de 2020, y aún sin pandemia había subido a $850 en noviembre de 2019.
  • El IBOVESPA brasileño había sido el de mayor pérdida en marzo de 2020 y fue el de desempeño inferior al corte actual. Tampoco ha recuperado por completo su valor en dólares, pues acumuló en el periodo una pérdida de 14%. El dólar subió en 2020 un 47% sobre el real, hasta $5,89, y lo más que ha regresado es a alrededor de $5.00. De ahí ha rebotado dos veces, a $5,78 y a $5,71. Al corte del periodo estaba de nuevo en ese piso de año y medio, $5,02.

Como mera referencia, no comparable para estos efectos, el S&P produjo 31,5%. Es decir, aventajó al IPC por 20%, al IPSA por 38% y a IBOVESPA por 45%. Cifras elocuentes.

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¿Qué tanto se compusieron o distorsionaron (más) las tasas?

La tasa de rendimiento del bono a 10 años permite entrever el grado en que salieron los recursos de cada país y el precio de intentar retenerlos. A tasa más alta, mayores salidas por ventas y mayores pérdidas para los tenedores (los fondos de pensiones, por ejemplo), porque la subida de los réditos abarata, disminuye o tira los precios de los valores.

  • En Brasil y México el porcentaje de rendimiento al cierre de 2019 era de 6,80%. La tasa mexicana tuvo un máximo prepandemia de 6,84%. Luego, los extremos: se disparó a 8,54% y cayó posteriormente a un mínimo de 5,20%. El premio se ubicó por debajo del nivel de arranque de 2020 durante once meses, hasta que en febrero de este año comenzó a subir como espejo del rebote de la nota de 10 años de Estados Unidos. Así, el pasado abril llegó hasta 6,90%, y continuaba, moderada a alrededor de 6,60%, en niveles previos la debacle. Los inversionistas recuperaron lo perdido.
  • El rendimiento en Brasil, antes del coronavirus, había subido a 6,87%. En el marzo fatal se disparó a 9,85%, luego bajó con vaivenes. En junio y agosto llegó a estar por debajo del nivel de inicio de 2020. Véase que a partir de ahí comenzó su escalada que la impulsó hace dos meses prácticamente al pico del año pandémico: llegó hasta 9,64% y ahí seguía, arriba de 9%. Los tenedores que han aguantado siguen sin recuperarse.
  • La tasa en Chile era de 3,14% en enero de 2020, poco menos de la mitad que la de sus pares, pero había escalado a 3,75% antes del mes crítico. Su punto más alto en marzo de 2020 fue 3,89%. De ahí bajó hasta 2%. En proporción, fue la que más disminuyó de las tres y duró incluso más que la de Brasil por debajo del porcentaje de inicio, de abril a febrero, aunque en diciembre subió al punto de inicio y se siguió, de forma sostenida, hasta 4,40%, ya en este mes. Ahora es la de mayor aumento. Los tenedores acumularon más pérdidas.

En suma, utilizando proporciones, a marzo de 2020 la tasa a 10 años llegó a ser,

  • México, 0,26 veces más alta. Brasil, 0,45 veces más. Chile, 0,24 veces más.

La variación entre el 1 de enero de 2020 y el 11 de junio de 2021, era

  • México, 0 veces (“Cero”). Brasil, 0,35 veces más. Chile, 0,40 veces más.

Véase la gráfica de la evolución. Los datos de Chile, en el eje secundario.

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Algunos efectos de la política monetaria

Es para reiterar que los bancos centrales de Brasil y Chile emularon a la Fed de EUA aplicando medidas monetarias convencionales y excepcionales para favorecer la recuperación, en tanto que Banxico aparecía en los medios más para augurar que el panorama tendía a descomponerse o alertar de lo mal que nos iría, como si no tuviera que ver con el curso de la economía. Mientras Banco do Brasil y Banco Central de Chile recortaron de tajo la tasa Selic y referencial, de 4% a 2,00% y de 1,75% a 0,50%, respectivamente, y echaban mano de toda la batería de herramientas para intentar activar el engranaje productivo, Banco de México fue bajando la tasa de referencia desde 7,25% con recortes espaciados de 0,50% y solo hasta 4%, el punto del que el central brasileño comenzó a recortar (en condiciones menos apremiantes, entre septiembre de 2013 y junio de 2016, Banxico la había reducido a entre 3,75% y 3,00%).

Las circunstancias cambian, la recuperación fue diferenciada en cada país, así como los efectos inflacionarios:

  • Banco do Brasil ya aumentó a 3,50% la tasa Selic porque la inflación anual saltó en forma vertical, a 8,60% en abril.
  • El banco central chileno mantiene la tasa en el mínimo de 0,50%. Los precios al consumidor a 12 meses saltaron a 3,3% en abril.

Y no es que Banxico haya logrado contener el alza de los precios, pues en abril fue de 6,08% anual, casi lo doble que en Chile, dos tercios la de Brasil, que inundaron sus mercados de liquidez. Podría atribuírsele que haya moderado el alza cambiaria, aunque en crisis anteriores, en las que también fue reticente a bajar el costo del dinero al grado en que lo hicieron sus homólogos en el mundo, no logró evitar la subida desmesurada del dólar. Daría para otra nota contrastar la influencia de los bancos centrales en el repunte del PIB de cada país.

Columna de Arturo Rueda

El futuro de la movilidad será eléctrico

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La manufactura de los primeros autos eléctricos con baterías recargables comenzó a principios del siglo pasado, mucho tiempo atrás de lo que podríamos imaginar. Sin embargo, por cuestiones de eficiencia, costos de producción e intereses de ciertos sectores económicos, el auto eléctrico no había tomado un lugar protagónico en la conciencia social como hasta ahora. Actualmente, en mi opinión, existen más razones a favor que en contra para electrificar el transporte e incorporar esta tecnología a nuestra vida diaria.

Es sabido que el proceso de sustitución a vehículos eléctricos o híbridos será más rápido en autos personales y utilitarios. Esto representará un enorme beneficio ambiental y financiero a corto plazo en ciudades altamente pobladas, dado que es justo ahí donde uno pasa más tiempo en el tráfico y la contaminación afectan más a la salud pública y a la infraestructura urbana. En contraste, el uso de combustibles fósiles en vehículos de grandes dimensiones y de largo itinerario (incluyendo al transporte aéreo y marítimo) resulta ser todavía más eficiente.

En el último par de años, varias ciudades y países ya empezaron a prepararse para esta transición, incluso la están alentando. Francia tiene como fecha límite el 2040 para matricular vehículos de combustión interna. Inglaterra prohibirá para el 2030 la venta de autos nuevos de gasolina y diésel. Mientras que el gobernador de California firmó una orden ejecutiva para prohibir la venta de autos nuevos a gasolina a partir de 2035. Bajo estas circunstancias, si la vida útil de uno de estos vehículos es de aproximadamente 15 años, probablemente se logre el objetivo de cero emisiones de CO2 en el transporte y la neutralidad de carbono en 2050.

A la par de estas iniciativas gubernamentales, debemos decir que el precio y el costo por mantenimiento de un vehículo eléctrico o híbrido se ha reducido año con año. Esto se debe a que, ahora, el auto eléctrico demanda menos componentes que el impulsado por gasolina; en consecuencia, hay menos desgaste y los ciclos de mantenimiento son menores. De hecho, los analistas del sector esperan que la paridad de precios con los coches de combustión interna se alcance en 2024. Incentivos fiscales, como los aplicados en algunos países, también los hacen más competitivos.

Ahora bien, es justo decir que esta transición requiere de mucha inversión, de una estricta regulación y de apoyos fiscales; pero sin duda los beneficios serán mayores. Pero ¿cuáles son los retos que enfrenta el mercado en nuestro país y en muchos otros? La respuesta es: 1) la escaza infraestructura eléctrica de carga, 2) la producción de baterías y su posterior proceso de reciclaje, 3) mayor demanda de insumos como el litio y cobalto y 4) el abasto de energía limpia y renovable para cubrir el incremento en la demanda de electricidad.

El plan climático del presidente Biden considera invertir 2 billones de dólares para que alrededor del 90% de la red eléctrica de su país esté libre de energías fósiles en 2035, para instalar más de 500.000 estaciones de carga para vehículos eléctricos y para desarrollar tecnología de baterías, entre otros objetivos. Esta reconversión también está orillando, sobre todo, a la industria automotriz a modificar sus estrategias de inversión para ampliar su oferta de vehículos eléctricos e híbridos y en algunos casos eliminar de sus pisos de venta las unidades de combustión interna para finales de la década; esto con el fin de seguir siendo rentables y competitivas. Ante esto, probablemente el siguiente paso de los EE. UU. sea establecer un estándar nacional de energía limpia y renovable que obligue a aumentar el porcentaje consumido de esta energía en los procesos industriales. Pero ¿qué estamos haciendo en México?

Si México no considera estas nuevas circunstancias dentro de su estrategia de crecimiento y desarrollo económico, el impacto negativo podría ser significativo. Por un lado, recordemos que la industria automotriz representa una cuarta parte del PIB manufacturero, una tercera parte de las exportaciones totales y forma parte de un ecosistema de producción fronterizo, dominado por empresas transnacionales. Por otro lado, dado el número de vehículos existentes en nuestro país, los beneficios ambientales y económicos de empezar esta transición serían enormes. A principios de este siglo, los vehículos sumaban aproximadamente 15.2 millones y para 2020, de acuerdo con el INEGI, ya eran 46.6.

Finalmente, de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, las toneladas de CO2 generadas en el mundo no han disminuido desde 2015 (año de la firma del Acuerdo de París), incluso en grandes ciudades como la Ciudad de México la emisión de GEI no bajó ni siquiera durante los peores meses de la pandemia.

Sin duda, alentar la electrificación del transporte y en particular promover un transporte público de cero emisiones podría mejorar esta situación. Debemos seguir invirtiendo en el desarrollo de motores eléctricos más eficientes y sustituir a los combustibles fósiles en el proceso de generación de electricidad. De hecho, no obtendríamos muchos beneficios de un transporte electrificado, si el fluido eléctrico que lo abastece se genera a través del uso de combustibles contaminantes o si las empresas automotrices consumen energía de este tipo en sus procesos de producción. Actualmente, en México la generación de electricidad y el transporte son responsables, conjuntamente, de la emisión de alrededor del 70% de GEI.

 

Roberto Ballinez es director ejecutivo Senior de Deuda Subnacional e Infraestructura de HR Ratings

 

Mascotas: crecimiento con perfil defensivo

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Pixabay CC0 Public Domain. Mascotas: crecimiento con perfil defensivo

Pedro Algaba lo tiene claro. Para este madrileño, Sokkies es “como una hija”. A la hora de, por ejemplo, comprar comida para ella, “el precio no es un problema”. “Todo lo mejor”, presume Pedro en el telediario. Y es que, en España, las mascotas son noticia: hay más de 20 millones de animales de compañía; cuatro de cada diez hogares cuentan con al menos uno de ellos. Y para un número creciente de dueños, estos animales son parte integral de la familia, lo que supone un mayor gasto en alimentación, cuidado de la salud, e incluso en la compra de juguetes y dispositivos sofisticados.

Los negocios relacionados con las mascotas están creciendo más rápido que la economía, a una tasa anual promedio de alrededor del 5% en los países desarrollados y de alrededor del 15% en Asia. Según un estudio de Financial Times de 2020, la economía de las mascotas superará los 200.000 millones de dólares en 2025. Un crecimiento que ofrece interesantes oportunidades de inversión.

Hay tres tendencias que convergen en la temática de las mascotas. En primer lugar, está el aumento de la población urbana y la digitalización, que elevan la necesidad de tener un mayor contacto con el “mundo natural”. En segundo lugar, la demografía y el estilo de vida actual. Las personas mayores tienden a tener mascotas como compañía, algo que también ocurre entre personas jóvenes sin pareja estable y/o sin hijos. Y los dueños de mascotas tienden a humanizarlas cada vez más. En Alemania, por ejemplo, se ha disparado el gasto en regalos de Navidad para mascotas.

Por último, está el auge de los mercados asiáticos. Tener una mascota es un símbolo de estatus para la clase media emergente. En China, por ejemplo, el negocio de las mascotas ha llegado a registrar crecimientos anuales del 27%.

Gráfico mascotas

Carácter defensivo

El gasto dedicado a las mascotas tiende a mantenerse incluso en momentos de crisis, lo que permite que las compañías expuestas a esta temática muestren un carácter defensivo, como se ha comprobado en las tres últimas grandes caídas del mercado, en 2001, 2008 y 2020. En una encuesta reciente, encontramos que el 41% de los millennials en Estados Unidos aseguran que están dispuestos a gastar lo que sea necesario para el bienestar de sus mascotas.

Este comportamiento se refleja, por ejemplo, en nuestro fondo Allianz Pet and Animal Wellbeing, lanzado en 2019, que ha registrado una beta inferior a uno frente al mercado de mundial de renta variable representado por el MSCI All Country World Index (ACWI).

Para los inversores interesados en fondos temáticos, se trata no sólo de tener exposición a una fuente distinta de crecimiento, más vinculada a la demografía que a la tecnología, sino que puede ofrecer un factor de diversificación dentro de una cartera de renta variable temática. La correlación de Allianz Pet and Animal Wellbeing frente a un fondo de robótica, por ejemplo, es de apenas el 0,02, o del 0,01 frente a una cartera que invierte en el tema de la disrupción global. Y es incluso negativa cuando se compara con varios fondos de inversión climática o de temáticas como la educación.

Adicionalmente, el fondo consigue un elevado grado de “pureza” en la exposición a la temática, puesto que invierte en compañías cuya actividad principal es el negocio de las mascotas. El fondo incorpora compañías cuyo negocio gira en exclusiva alrededor de las mascotas y también puede invertir en otras para las que se trate de una parte relevante de su actividad o para las que se prevea que pueda crecer de forma significativa en el futuro cercano. En agregado, en torno a un 75% de los ingresos de las compañías en cartera provienen de negocios vinculados con las mascotas.

Sesgo hacia pequeñas y medianas compañías

La cartera mantiene un peso importante en valores pequeños y medianos, que ofrecen un alto grado de pureza en cuanto a la exposición a la temática de inversión. Invertimos en compañías grandes sólo si su actividad relacionada con el negocio de las mascotas es significativa y tiene un impacto perceptible sobre el precio de la acción.

Uno de los desafíos a la hora de diseñar un producto de inversión temática es contar con un universo invertible amplio. En el caso de Allianz Pet and Animal Wellbeing, hemos identificado unas 80 compañías invertibles en todo el mundo. Además, el número de salidas a Bolsa relacionadas con esta temática se está incrementando en los últimos años.

Tribuna de Andreas Fruschki, CFA, responsable de renta variable global temática en Allianz Global Investors y gestor del fondo Allianz Pet and Animal Wellbeing.