En medio de un gran experimento, las primas de riesgo son irrisorias

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La incertidumbre forma parte de la vida, aunque estos tiempos que corren parecen más inciertos que la mayoría. En la actualidad, los inversores en Estados Unidos tienen que afrontar las consecuencias derivadas de la primera pandemia mundial desde hace un siglo y, al mismo tiempo, lidiar con la que quizá sea la expansión más pronunciada en el balance del gobierno federal desde la década de los sesenta.

Asimismo, los mercados deben adaptarse a un renovado marco de política monetaria de la Reserva Federal de EE.UU.. Aun así, pese a este entorno extremadamente inestable, los inversores siguen mostrando un remarcable optimismo, y se centraron más en los estímulos a corto plazo que en las repercusiones duraderas de los potencialmente monumentales virajes en materia política. En mi opinión, toda esta incertidumbre exige ser cautos.

Una transformación fundamental

La administración del presidente Joe Biden está proponiendo una transformación fundamental en el papel que desempeña el Gobierno en la vida de los estadounidenses. Los 4 billones de dólares empleados, de forma conjunta, en el Plan de Empleo de Estados Unidos (American Jobs Plan) y el Plan para las Familias de Estados Unidos (American Family Plan) revertirían una tendencia de cuatro décadas de crecimiento limitado de la red de protección social del gigante norteamericano. 

Aunque no está ni mucho menos asegurado que el presidente Biden materialice todas las metas de su legislatura, parece que, llegados a este punto, podría conseguir bastantes de ellas. Por poner un ejemplo, las infraestructuras físicas gozan de un amplio apoyo bipartidista, aun cuando algunos senadores demócratas se muestran escépticos ante las propuestas sobre «infraestructuras humanas» del presidente y ante las subidas de impuestos destinadas a compensar parte del coste de su ambiciosa agenda.

Un marco de la Fed poco familiar

Como si el trabajo de digerir una pandemia y un giro copernicano en las prioridades fiscales no fuera suficiente, el giro fundamental en el enfoque de política monetaria de la Fed ha venido a sembrar aún más incertidumbre entre los inversores. Quedaron atrás los días en que el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) actuaba de forma preventiva con el fin de frenar la inflación antes de que rebasase su objetivo. Con el nuevo marco, la Fed permitirá que la inflación supere su objetivo del 2% por un margen no especificado y durante un tiempo indeterminado para contrarrestar los años en los que la inflación no alcanzó su objetivo. Por el momento, la Fed no ha resuelto ninguna de estas incógnitas, mientras los mercados tratan de pronosticar la nueva función de reacción del banco central. 

 Al mismo tiempo, la Fed pretende alentar una recuperación completa del mercado laboral. No obstante, su mandato de alcanzar el pleno empleo resulta también de difícil concreción. En lugar de objetivos numéricos, los responsables políticos se centrarán en lograr el máximo nivel de empleo, de manera que los hogares con rentas bajas, las personas con menos formación, las mujeres y las minorías raciales y étnicas no se quedan atrás. Si bien esta meta resulta comprensible, su modelización reviste cierta complejidad y se corre el riesgo de incurrir en excesos financieros si la Fed se demora demasiado en su endurecimiento monetario.

Los mercados están ignorando los radicales virajes políticos

Pese a la mayor incertidumbre en torno a la política de la Reserva Federal y el incremento de los tipos del Tesoro a 10 años en los últimos meses, los activos de riesgo, como la renta variable y la deuda de alto rendimiento, han mostrado una excepcional resiliencia. Confrontados con el extraordinario experimento económico que se está acometiendo en Washington, los mercados demuestran un optimismo inagotable. Los mastodónticos estímulos fiscales se han desplegado en un momento en el que el balance federal ya se halla al límite. De forma simultánea, la política monetaria se está orientando para asumir la emisión de cantidades ingentes de deuda pública, ya que los bancos centrales temen que el dinero fácil por sí solo no baste para sanar los males que han afligido a la economía durante más de una década. Todo esto nos sitúa al borde de los postulados de la Teoría Monetaria Moderna, que afirma que los países que emiten su propia moneda y pueden endeudarse a unos tipos de interés irrisorios pueden acumular deuda con total impunidad. Se trata de una combinación de políticas en la que los mercados desarrollados no tienen demasiada experiencia.

El coste de la incertidumbre

Desde mi punto de vista, toda la incertidumbre que rodea a estas novedosas políticas debería tener un coste. Las primas de riesgo deberían ser más elevadas tanto en la renta variable como en la renta fija, debido a la vasta gama de posibles resultados económicos que podrían darse en los próximos años. 2021 será probablemente un año excepcional, aunque los efectos de todas estas intervenciones extraordinarias en los años venideros resultan muy difíciles de calibrar, y creo que los inversores no están recibiendo una compensación suficiente por los riesgos que están asumiendo. Los resultados podrían ser inflacionarios o desinflacionarios, en función de cómo evolucione la situación. Existe la posibilidad de que el crecimiento experimente una aceleración en los próximos años, pero también de que asistamos a una recesión si el ciclo resultante se revela potente pero efímero. Sigue sin estar clara la manera en la que la política monetaria y fiscal sorteará este incierto camino. Todo esto apuntaría a una distribución de resultados con colas más gruesas de lo esperado.

El precio que habría que pagar por una política novedosa podría ser inflación, la depreciación del dólar, valoraciones más débiles de los activos, o algo así como una recesión temprana. Existen muchísimas variables y contingencias que se deben sopesar, lo que torna aún más complicada la siempre ardua tarea de hacer proyecciones.

Una arriesgada combinación de políticas

En estos instantes, los diferenciales de crédito se hallan próximos a sus mínimos y las valoraciones de la renta variable superan sus máximos anteriores a la pandemia. Sin embargo, los títulos del Tesoro parecen estar descontando cierta incertidumbre, dado el reciente aumento de la prima a plazo (que refleja aproximadamente el importe que los inversores exigen como compensación por prestar fondos a periodos más largos). Para reconciliar estas narrativas en apariencia dispares, cabría esperar que se diera una confluencia de ratios PER a la baja, ampliación de los diferenciales de crédito y repunte de la prima de riesgo. 

Sin lugar a dudas, las combinaciones de políticas macroeconómicas de las últimas cuatro décadas han dejado a muchos atrás, y han beneficiado a relativamente pocos, por lo que deben reorientarse. Ahora bien, las políticas que se proponen no saldrán gratis a los inversores. Si usted cree que los responsables de la política monetaria y fiscal serán capaces de enhebrar la aguja y promover un ciclo económico saludable y prolongado, entonces puede que las valoraciones actuales de los activos de riesgo sean razonables. A mi parecer, los planes que se debaten en estos momentos, una vez que desaparezca el efecto del «subidón de azúcar», podrían traducirse en una ralentización del crecimiento bastante similar a la que hemos vivido a lo largo de gran parte de este siglo. Pero incluso aunque yo esté equivocado, unos resultados imprevistos son más probables de lo que se reconoce, y las valoraciones de los activos no reflejan ese grado de incertidumbre.

 

Tribuna de Erik S. Weisman, Ph.D., es director de inversiones, economista jefe y gestor de carteras en MFS Investment Management

 

 

 

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El atractivo de la criptomoneda

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Pixabay CC0 Public Domain. El atractivo de la criptomoneda

No es casualidad que el bitcoin vuelva a los titulares, con apoyo en los chats de Internet, justo cuando las preocupaciones sobre la inflación comienzan a retumbar, pues las criptomonedas se han convertido en barómetro de sentimiento respecto de las agresivas políticas monetarias de los bancos centrales y la represión financiera. 

Pero los riesgos se acumulan en su contra y lo alejan de ser un vehículo de inversión serio y sustancial, mucho menos un reemplazo del dólar. Mucho puede salir mal y es difícil justificar que las actuales monedas digitales puedan ir más allá de inversiones especulativas. 

Hay que tener en cuenta que los bancos centrales, a raíz de la crisis financiera mundial, han apoyado a las economías con tipos de interés y rentabilidad a vencimiento de los bonos soberanos por debajo de la inflación, lo que ha obligado a los inversores a aceptar rentabilidades reales negativas. Este apoyo se ha intensificado con la crisis económica causada por la pandemia

Una moneda digital anónima puede ser atractiva ante el creciente temor a que las autoridades estén monetizando gradualmente los déficits públicos, financiando permanentemente excesivo gasto de los gobiernos. Es un problema, pues históricamente la monetización de la deuda ha sido precursor de inflación descontrolada. Además hay razones de atractivo del Bitcoin incluso para aquellos a quienes no preocupa la inflación, pues recientemente ha mostrado modesta correlación positiva con la renta variable y oro y negativa con deuda del Tesoro de EE.UU. y dólar. Además ha aumentado la disposición de las empresas a usarlo para su propósito original, como medio de intercambio. Mastercard y BNY tratan de realizar transacciones en Bitcoin por cuenta propia o en nombre de clientes y CME, mercado de derivados de EE.UU., ofrece futuros sobre bitcoin, lo que allana un mercado más líquido.

Ahora bien el Bitcoin es engorroso de usar, no es ampliamente aceptado y numerosas personas olvidan sus contraseña, sufren problemas de hardware o no tienen acceso a sus carteras bitcoin -se estima que 20% está perdido-. Además, blockchain, la tecnología para registrar transacciones en bitcoin, limita cuántas se pueden ejecutar -entre tres y nueve por segundo-.  Dados los altos costes de transacción, su atractivo se desvanece en relación con activos más líquidos.

A ello se añade la volatilidad de su precio, que suscita dudas sobre su potencial como alternativa a activos seguros o almacén de valor. Para los inversores es imposible de valorar, pues no representa una reclamación respecto a un activo subyacente, no genera ingresos y, a diferencia del oro, no tiene una larga trayectoria de reputación como alternativa de valor. Su comercialización es escasa y con frecuencia asociada a transacciones ilícitas.

Se estima que el valor de bitcoins ha superado el billón de dólares. No se considera riesgo sistémico para el sistema financiero, pero es suficientemente grande para atraer escrutinio regulatorio. De hecho las autoridades se están interesando por su papel en la economía sumergida. El caso es que, cuanto más atraiga el interés especulativo de inversores aficionados, más reguladores tomarán nota. Aunque el gran atractivo sea su anonimato, existe la posibilidad de que las autoridades proporcionen algo similar. La secretaria del Tesoro de EE.UU., Janet Yellen, ha advertido que el bitcoin es extremadamente ineficiente para transacciones y un activo altamente especulativo. También que, aunque es “vale la pena mirar», hay muchos problemas que resolver antes de poder crear el dólar digital, que puede hacer los pagos más rápidos, seguros y baratos. Un dólar digital que proporcionase anonimato, dependiendo de las garantías del gobierno, sería atractivo.

Así que solo queda el limitado suministro de bitcoin, un máximo de 21 millones de unidades.  Se necesita cada vez más poder informático para extraer un Bitcoin, así que es inmune a la devaluación de las monedas tradicionales que muchos partidarios de la criptomoneda temen.  Pero la minería bitcoin está altamente concentrada, principalmente por operadores chinos y ya consume más electricidad que Argentina según Cambridge University. Incluso el gobierno iraní ha culpado de los apagones locales a operaciones mineras. Es otra razón para que los gobiernos tomen medidas agresivas contra el bitcoin.

Tribuna de Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM.

Siempre es buen momento para invertir en emergentes

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Pixabay CC0 Public DomainEmergentes . Asia emergente

Hay dos preguntas sobre invertir en emergentes que se están volviendo cada vez más comunes: ¿tiene sentido medir los tiempos a la hora de asignar capital a renta variable emergente? Y, dado el histórico del índice MSCI EM, que está cerca de duplicar su rentabilidad desde los mínimos de marzo de 2020, ¿es ahora el momento de vender?

Cronometrar los tiempos es difícil en cualquier mercado, todavía más en los emergentes. Dejando a un lado las cuestiones sobre market timing, hay una serie de razones convincentes para mantener una asignación que sea material y consistente a acciones emergentes, o incluso para incrementarla.

Por qué los mercados emergentes deberían tener una asignación permanente en cartera

Los países en vías de desarrollo representan alrededor de un 85% de la población global y generan cerca de la mitad del PIB global, gracias en gran parte a la rápida expansión de las clases medias. No solo contribuyen estas compañías en una porción significativa de la producción económica del mundo, su PIB de forma colectiva ha demostrado ser más resiliente a lo largo de la pandemia y se espera que se recupere con más fuerza este año y el que viene. Según el World Economic Outlook que publicó el FMI en enero, se estima que las economías avanzadas cayeron un 4,9% en 2020, y que se expandirán un 4,3% este año y un 3,1% en 2022. En cambio, las economías emergentes y en desarrollo en conjunto solo cayeron un 2,4% en 2020 y se prevé que crezcan un 6,3% en 2021 y un 5% el año que viene.

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El crecimiento económico más rápido debería ser de apoyo para los beneficios emergentes, si tomamos el pasado como referencia. A pesar de la importancia rápidamente creciente de los mercados emergentes en un contexto global, las compañías de países emergentes representan menos de una cuarta parte de la capitalización global bursátil. Esto probablemente crezca con el paso del tiempo.

Aunque la oportunidad de inversión en emergentes de cara al largo plazo es convincente por sí misma, también tiene beneficios para las carteras. Desde su creación en 1988 hasta el 31 de diciembre de 2020, el índice MSCI EM ha generado un retorno total anualizado del 10,2%, que es similar al 11% anualizado del S&P 500 y considerablemente más atractivo que el 5,4% del MSCI EAFE. Es importante recordar que los emergentes tienden a portarse de forma diferente a sus contrapartes desarrolladas, ya que a lo largo del tiempo han alternado ciclos en los que han subido más y menos, respectivamente, proporcionando una diversificación de activos significativa a lo largo de diversos ciclos de mercado.

Como las economías y mercados de capitales emergentes son menos maduros, los mercados emergentes todavía experimentan ciclos exagerados. Este atributo por sí mismo podría proporcionar una rentabilidad ventajosa a lo largo del tiempo, particularmente en las carteras que se equilibran entre el growth y el value de forma activa a lo largo del ciclo. Este equilibrio puede mejorar la diversificación, al tiempo que se posiciona la cartera para que se beneficie de las rotaciones por sectores y estilos.

Aunque el S&P 500 ha presentado un rendimiento superior en el último lustro de la pasada década, el retorno de 18,7% del MSCI EM en 2020 batió ligeramente al 18,4% del S&P 500. Durante los dos primeros meses de 2021, el índice de emergentes ha más que duplicado el retorno del S&P 500, señalizando quizá un punto de inflexión en el ciclo. De ser así, esto reforzaría la rentabilidad de la renta variable emergente en el largo plazo y los beneficios para la diversificación de carteras que aporta una exposición consistente a mercados emergentes.

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Poniendo en contexto los últimos años

Con frecuencia, las acciones emergentes oscilan entre rentabilidades muy positivas o muy negativas. Al poner en contexto los movimientos de los últimos años vemos la naturaleza dinámica de la inversión en emergentes, respaldando nuestra postura de que siempre es buen momento para estar invertido en acciones emergentes

Tras la Crisis Global Financiera de 2008, los emergentes se recuperaron con fuerza gracias al fuerte consumo interno y la aprobación de programas de estímulo, particularmente en China. Valoraciones y expectativas crecieron rápidamente, para después decepcionar al empezar a retirarse los programas de estímulo, basados en la generación de deuda. Muchos de los mercados emergentes sufrieron una resaca de deuda. En 2015, la Reserva Federal realizó el tapering (retirada de su programa de adquisición de activos) y empezó a incrementar los tipos de interés desde finales de 2016 hasta mediados de 2019, espoleando la fortaleza del dólar. El encarecimiento del dólar fue demasiado para muchos de los beneficios emergentes, al ser convertidos en billetes verdes, a pesar de las fuertes tendencias de crecimiento subyacentes en el mundo emergente. Aunque las valoraciones relativas fueron más favorables para las acciones de países en desarrollo en los últimos años, la disputa comercial entre EE. UU. y China y las dudas sobre la tasa de crecimiento de China en el futuro también lastraron las acciones emergentes.

Muchos mercados emergentes empezaron 2020 con fortaleza económica, pero la pandemia de Covid-19 y, en menor medida, la guerra entre Rusia y Arabia Saudí por el precio del petróleo acabaron por hacer del primer trimestre del año el peor para la renta variable global desde la Crisis Global Financiera. El vuelo hacia la calidad provocó una sensación general de que los mercados habían sido dominados por el pánico, resultando en elevados flujos de salida de capital desde los emergentes hacia el dólar estadounidense, percibido como un activo refugio. El impacto fue especialmente doloroso para las economías emergentes con una elevada sensibilidad macro hacia el petróleo y a aquellas vistas como dependientes de financiación extranjera.

Recientemente, al animar los avances en la vacunación la reapertura del comercio, y al aliviar el resultado de las elecciones estadounidenses las tensiones geopolíticas, las acciones emergentes terminaron un 2020 sin precedentes con nota. El MSCI EM generó retornos cercanos al 20% en el cuarto trimestre del año, su mayor rentabilidad trimestral en más de una década.

Los años posteriores a la Crisis Global Financiera han demostrado una y otra vez que los mercados emergentes son volátiles. Sin embargo, los inversores que mantuvieron una exposición consistente a emergentes durante este periodo podrían haber obtenido un retorno atractivo de sus asignaciones a emergentes, con un rendimiento anualizado del 10% de MSCI EM desde diciembre de 2008 hasta diciembre de 2020. Destaquemos que, durante este periodo, el MSCI EM batió al S&P 500 el 50% del tiempo en términos inter trimestrales, demostrando que los mercados emergentes se portan diferente a sus contrapartes desarrolladas y reforzando el argumento de que mantener una asignación consistente a emergentes puede mejorar la diversificación de la cartera.

¿Qué hay por delante?

Muchos de los drivers estructurales que estaban empezando a emerger antes de la COVID volverán a estar bajo el foco, ayudando a posicionar a los mercados emergentes para generar rendimientos superiores en 2021. Entre estos, los mercados de capital han seguido ampliándose y ganando profundidad, han mejorado las tendencias de consumo gracias a la renta disponible al alza y la expansión de la clase media, y muchos tipos nuevos de productos y servicios siguen penetrando muchas economías emergentes. En combinación con las inyecciones masivas de liquidez global, los tipos de interés altamente acomodaticios, un dólar más débil, la aceleración del crecimiento global y el desarrollo de vacunas contra el covid, las acciones emergentes deberían tener un impulso en 2021. De hecho, recientemente una de las encuestas globales a gestores de Merrill Lynch mostró una proporción récord del 62% de gestores que sobreponderaban emergentes, y dos tercios que predecían que los emergentes serán la clase más rentable este año.

Sí, los mercados emergentes son volátiles. Pero tenemos la fuerte convicción de que, debido a los convincentes retornos en el largo plazo y los beneficios de la diversificación de carteras, las acciones emergentes deberían tener una asignación propia y consistente en las carteras.

 

Charles Wilson, PhD es un gestor de Thornburg Investment Management.

Thornburg Investment Management es una gestora independiente de inversión global fundada en 1982 que ofrece una gama de soluciones multiestratégicas para instituciones y asesores financieros de todo el mundo. Es una empresa reconocida como líder en inversion en renta fija, acciones y activos alternativos  que supervisa 45 000 millones de dólares (43 500 millones de dólares en activos bajo gestión y  otros 1800 millones en activos asesorados)a través de fondos de inversión, cuentas institucionales, cuentas separadas para inversores individuales de alto patrimonio y fondos UCITS para inversores no estadounidenses (datos a 31 de diciembre de 2020). Thornburg fue fundada en 1982 y su sede central se encuentra en Santa Fe, Nuevo México, EE. UU, con oficinas adicionales en Londres, Hong Kong, y Shanghái.

 

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«That’s not the way I planned it»: el caso Britney Spears

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Wikimedia Commons. ,,

El caso de la artista pop, que vuelve a los medios cada vez que aparecen nuevas revelaciones sobre la tutela que ejerce sobre ella su padre, es un mero ejemplo de un fenómeno general presente entre celebrities de todo tipo: la poca o nula planificación patrimonial que realizan.

De hecho, de ser el de Britney un caso aislado, no estaríamos escribiendo sobre ella; pero claramente no lo es.

Más aún, las estadísticas muestran que su caso no solo no es una excepción a la regla, sino que justamente constituye la regla en este ambiente. La excepción, en todo caso, serían los artistas y deportistas de élite que sí planifican patrimonios de manera eficiente o adecuada.

La lista de deportistas multimillonarios que en algún momento lo perdieron todo incluye a Boris Becker, Mike Tyson, Allen Iverson, Marion Jones, Björn Borg, Andreas Brehm, Iván Zamorano y muchísimos otros. Por el lado de los artistas, uno de los ejemplos más emblemáticos es el de Whitney Houston quien, pese a ser en algún momento de su exitosa carrera la artista mejor paga del planeta, falleció en una situación lamentable y con deudas por varios millones de dólares. Otros ejemplos son los de Lisa Marie Presley, Gary Coleman, Lindsay Lohan, Nicolas Cage y Kim Basinger. Incluso, últimamente, se había hablado de los severos problemas financieros que enfrentaba Lady Gaga antes de comenzar a rodar “Star is born” junto a Bradley Cooper.

Todo lo que quiero es ser dueña de mi dinero, que esto termine, y que mi novio me lleve en su maldito auto”. La frase pertenece a Britney Spears y forma parte de la declaración de 24 minutos que realizó ante una jueza de sucesiones de Los Ángeles, Brenda Penny, el miércoles de la semana pasada. Allí fue a compartir con la mencionada jueza, y con el público en general, como se siente ante la tutela legal bajo la que ha vivido durante los últimos 13 años y por la que no puede disponer de su dinero, manejar, votar, utilizar sus redes sociales ni hacer declaraciones a la prensa sobre su situación sin previa autorización de su padre, con quien tiene una mala relación.

La tutela comenzó en 2008 cuando Spears sufrió un colapso en su salud mental. En ese momento fue declarada incapaz de manejar sus propios asuntos y desde entonces está confinada a una medida judicial (supuestamente para su propia protección) que en Estados Unidos se denomina “conservatorship”, y que implica en la práctica que todas las decisiones económicas y muchas otras que no lo son quedaron en manos de su padre y del abogado Andrew Wallet ya que, según aseguraron los jueces en aquel entonces, Britney no se encontraba en condiciones mentales para ser autónoma.Inicialmente, se sostuvo que esta vigilancia y control sobre su vida iba a ser temporal, pero luego pasó a ser permanente.

Por lo general, este régimen legal aplica a personas mayores que han perdido su capacidad por un tema de edad, aunque extraordinariamente se puede utilizar para gente joven, en casos de incapacidad mental. Lo habitual es que la responsabilidad recaiga en un familiar cercano a la persona que en teoría se quiere proteger, tal cual sucedió en el caso de Britney.

Bajo este régimen, decisiones como qué hacer, si trabajar o no; e inclusive si tener hijos o no tenerlos pasan a ser decisiones grupales.

En el caso de la cantante, técnicamente hablando se le han impuestos dos “tutelas” distintas e independientes: una de índole financiera y la otra personal. Argumentaron que era para “salvar su vida”, pero lo cierto es que en gran parte fue para “proteger” su fortuna.

Si bien, en alguna situación, los ejemplos que mencionamos al comienzo de esta columna (incluyendo obviamente el de Britney) pueden parecer algo extremos, la regla general es que muchas figuras del espectáculo, así como los deportistas de élite no suelen tomar decisiones inteligentes en materia de inversiones y, mucho menos, en materia de planificación patrimonial. Estos errores, como es lógico, se terminan materializando, o se hacen más evidentes, en tiempos en los cuales los ingresos no son tan grandes como en sus épocas de apogeo.

Las razones detrás de este fenómeno hay que buscarlas en que artistas y deportistas de élite tienen como característica común que producen mucho dinero durante una etapa relativamente corta de su vida y precisan que les alcance para un período de tiempo mucho mayor, durante el cual sus ingresos disminuyen en forma drástica.

Además, ocurre que no suelen poseer conocimientos legales ni financieros ni dar prioridad a estas cuestiones en las etapas iniciales de sus carreras; compran bienes caros que se deprecian rápido (como relojes, automóviles) y/o con costos demantenimiento muy elevados (aviones, yates, etc.); asumen la responsabilidad de mantener económicamente a terceros aún luego de su retiro; reciben mal asesoramiento al invertir;  tienen problemas con el juego, de índole familiar (ej. divorcios, hijos no reconocidos, etc.) y/o con autoridades fiscales; y/o confían en exceso en personas en quienes no debieron haber confiado.

En el caso de los llamados “child stars”, se agrega a estos factores uno mucho más relevante aún, como es el hecho de que han debido trabajar con una intensidad y bajo una presión para las cuales ningún chico puede estar mental ni físicamente preparado. Ejemplos de estrellas juveniles que han pasado luego zozobras abundan. Además de los ya mencionados Gary Coleman y Lindsay Lohan, podemos mencionar a Dana Plato (compañera de Gary en la célebre serie televisiva “Blanco y Negro”), Shia LaBeouf, Amanda Bynes, Orlando Brown, Drew Barrymore y Justin Bieber. Por suerte, algunas de estas estrellas han logrado luego encauzar sus vidas y sus carreras profesionales.

¿Qué podría haber hecho Britney Spears para evitar esta situación?

La situación de Britney Spears es muy especial, porque ella siguió generando mucho dinero aún luego de haber sido declarada incapaz, pero no puede decidir ni siquiera sobre una parte de dichos fondos. En determinado momento, por ejemplo, no pudo reformar la cocina de su casa porque al padre le pareció que el costo era muy alto.

En efecto, pese a la declaración de incapacidad y la tutela, al año siguiente Britney regresó a la música, lanzó más álbumes y actuó en vivo durante 10 años hasta fines de 2018, lo que incluyó presentaciones en Las Vegas entre 2013 y 2017, por las que recaudó US$137,7 millones.  Este es, particularmente, uno de los aspectos contradictorios con su supuesta “incapacidad” en el que se apoyan los integrantes de la corriente “#FreeBritney”, una acción viral y global en redes sociales que parte de creer que la artista no solo está en condiciones de ser autónoma, sino que, además, intentan visibilizar la gravedad de la situación a la que se encuentra sometida la ídola pop.

Si bien, en lo personal, coincidimos que esta posición y lamentamos la injusta situación que vive la artista, el objetivo de esta columna es llamar la atención sobre este fenómeno que afecta a artistas y deportistas de élite y analizar qué podría haber hecho Britney Spears, y por ende qué pueden hacer otras celebrities, para evitar los estos problemas y muchos otros.

Y ojo que no se trata aquí de hablar con el diario del lunes, ya que nos vamos a referir a opciones que estaban al alcance de todos en 2008 y que utilizan a diario personas con menores recursos de los que tenía, por entonces, Britney Spears y desde ya los que se veía que iba a generar.

En el caso de la estrella pop, una de las opciones era constituir un trust revocable en el cual ella podría inclusive haber actuado como la primera trustee (o administradora) y transferir allí la mayor parte de su patrimonio; y armar luego un trust irrevocable en el cual depositar una porción de su fortuna o ingresos para que los administre un tercero de su confianza sin que ella pueda disponer de los fondos hasta que se den ciertas condiciones establecidas en el trust deed.

El primer trust le habría permitido evitar que, ante un caso de incapacidad, su padre fuera designado administrador de sus bienes; ya que por definición ese cargo habría correspondido a la persona que la propia Britney hubiera designado como trustee suplente. El segundo trust tendría como objetivo evitar que la cantante quedara en la ruina en el caso de perderlo todo.

Respecto de los rumores acerca de que -en efecto- Britney habría establecido un trust revocable en favor de sus hijos allá por 2004, los hechos demuestran que -de existir dicho trust– las cláusulas relacionadas con su eventual incapacidad no fueron muy bien redactadas. Sería, al fin y al cabo, un error similar al cometido por el magnate Donald Sterling al establecer su “Sterling Family Trust” a través del cual, en su momento, fue dueño del equipo de básquetbol Los Ángeles Clippers y del cual fue despojado al tomar su mujer control del trust aduciendo incapacidad de su parte.

Para quienes no estén familiarizados con este concepto, el trust puede definirse como un “acuerdo mediante el cual una persona (settlor) transfiere la propiedad de ciertos activos a otra (trustee) para que los administre en beneficio de uno o más terceros (beneficiaries) y los transfiera definitivamente a estos (u a otros beneficiarios) al cumplimiento de un plazo o al advenimiento de una condición (generalmente –pero no necesariamente- la muerte del settlor)”.

Este tipo de estructura permite no sólo una adecuada administración de los activos que se transfieran a ella, sino también determinar con precisión las circunstancias relativas al traspaso de la propiedad de estos a los beneficiarios.

Otra alternativa mucho más simple, pero con efectos más o menos similares para el primer supuesto (es decir, no para el evento de que pierda toda su fortuna sino para el caso de que alguien la declarase incapaz, como finalmente sucedió), era hacer lo que se llama “Pre-designación de Guardián”, una herramienta que está disponible en Estados Unidos y que, una vez más, cualquier hijo de vecino utiliza.  Básicamente, consiste en un papel que diga si yo soy incapaz, quiero que tal persona sea mi guardián; quien ella designe, sea su marido, su ex marido, un tío, un primo o un amigo, o un guardián profesional, para el cual se puede contratar una empresa.

Britney Spears cambió la historia de la música pop con su primer hit ‘Baby One More Time’, lanzado el 23 de octubre de 1998, una canción y un disco con el que comenzó la leyenda y el fenómeno internacional que continúa hoy. En ella, un verso dice “That’s not the way I planned it”, lo que podría traducirse como “esta no es la manera como yo planeé las cosas”. Aunque el tema habla de un amor perdido, la línea suena premonitoria.

Dos comentarios finales antes de cerrar:

  1. Es para destacar cómo la cantante mantuvo el silencio en público todos estos años. Se trata de una muestra de madurez que en algún momento debería jugarle a favor.
  2. Más allá de las quejas esbozadas y el sufrimiento que mostró Britney en la última audiencia, en ningún momento sus abogados pidieron formalmente que termine la tutela. Si bien entendemos que este será el próximo paso en esta larga batalla judicial, dicho pedido generará una nueva discusión: si es o no necesario someter a la artista a un examen médico como paso previo a la decisión judicial. Esto es algo a lo que Britney siempre se opuso.

En la letra de una canción más reciente, la artista se refirió en concreto a la tutela mientras declaraba públicamente que estaba recuperada y era feliz.

No estoy mintiendo. Sólo quiero recuperar mi vida. Y han pasado 13 años. Y es suficiente. No debería estar bajo tutela si puedo trabajar y proporcionar dinero y trabajar para mí y pagar a otras personas; no tiene sentido”, declaró Britney al reclamar el fin de la tutela.

Es cierto, no tiene sentido. Y lo peor de todo es que era evitable.

 

Martin Litwak ((@MartinLitwak) es fundador y CEO de @UntitledLegal, una boutique de servicios legales especializada en planificación patrimonial internacional y el establecimiento de fondos de inversión, y -a la vez- el primer “Legal Family Office” de América. Por otro parte, Martín es docente, conferencista y autor de los libros “Cómo protegen sus activos los más ricos (y por qué deberíamos imitarlos)” y “Paraísos fiscales e infiernos tributarios”.

 

 

Economía española: recuperación tras la pandemia

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Pixabay CC0 Public Domain. mascarilla gente

Las perspectivas a corto plazo para la economía española están mejorando. Gracias al mayor ritmo de vacunación, al aumento de las temperaturas, que resultan menos favorables para la expansión del virus, y al levantamiento gradual de las restricciones relacionadas con el virus desde principios de mayo, parece que la economía se recuperará con fuerza en la segunda mitad del año.

Aún falta mucho para que el Banco Central Europeo (BCE) cambie su postura de política monetaria expansiva y a la institución no parece preocuparle por el momento el reciente aumento de las presiones inflacionarias.

La economía española tardará en regresar a los niveles de actividad previos a la pandemia y puede que nunca recupere el nivel de tendencia previo a la crisis. Sin embargo, gracias al fondo de recuperación europeo, hay razones para ser optimistas con respecto a las perspectivas de la economía española a largo plazo. Europa tiene una oportunidad única para fomentar el crecimiento de toda la región, y de España en particular, al tiempo que promueve una mayor convergencia económica.

No cabe duda de que siguen existiendo retos. Aunque la disminución de los contagios en España y en Europa y la posibilidad de que los turistas que cumplan ciertos requisitos (por ejemplo, que estén vacunados) puedan viajar a los países de la UE mejoran las probabilidades de que la temporada turística sea más normal este verano, la situación sigue siendo incierta y podría cambiar rápidamente.

El virus podría resurgir o mutar y las vacunas podrían resultar menos eficaces de lo que pensamos. Como demuestra el reciente repunte de casos de COVID-19 en Reino Unido, levantar las restricciones cuando la población solo está inmunizada parcialmente puede suponer un riesgo. Por otro lado, la inflación podría repuntar antes o más intensamente de lo esperado y el BCE podría actuar de forma preventiva, sorprendiendo a los mercados y frenando la recuperación de forma prematura.

Aunque son riesgos serios que tendremos que seguir de cerca, cada uno de forma individual sigue siendo menos probable que el escenario más probable que hemos descrito.

Tribuna de Sebastian Vismara, director de estrategia de inversión en BNY Mellon Investment Management

Los mercados emergentes podrían registrar tasas de crecimiento dispares, pero la tendencia es positiva

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umbrella-1807513_640
Pixabay CC0 Public DomainCrecimiento en países emergentes . Crecimiento emergente

Las recientes Perspectivas de la economía mundial del Fondo Monetario Internacional (FMI) muestran las diferencias entre la previsión actual del PIB para 2024 y la realizada antes de la pandemia de COVID. En otras palabras, muestran cuánta producción se perdió durante la crisis del COVID y ponen de manifiesto la gran desviación existente entre las distintas regiones. Por ejemplo, la previsión relativa al PIB estadounidense para 2024 es superior después del COVID que antes de la crisis. Pero, lo que es más importante, las perspectivas del FMI muestran la divergencia de crecimiento entre los mercados emergentes y los desarrollados. Salvo los europeos, la mayoría de los mercados emergentes han registrado importantes pérdidas de producción durante la pandemia. En general, las economías emergentes han perdido en torno a 12-14 meses de crecimiento durante la crisis, mientras que las desarrolladas han perdido solo entre 6 y 8 meses.

 

Son varios los factores que impulsan estas diferencias de crecimiento:

Medidas nacionales de estímulo fiscal y monetario: las diferencias que se registran en la recuperación económica de los distintos mercados se basan en la distinta capacidad mostrada por los gobiernos a la hora de ayudar a los trabajadores y a las compañías que han sido más vulnerables a la pandemia. En general, las economías desarrolladas han sido capaces de ofrecer importantes medidas de ayuda fiscal a las empresas y las familias, y los bancos centrales han respaldado sus respectivas economías con programas de compra de activos y otras formas de expansión monetaria. Algunos países emergentes han ofrecido estímulos monetarios y fiscales, como es el caso de China, pero, en general, los niveles de ayuda han sido inferiores a los registrados en los mercados desarrollados.

Medidas de contención y campañas de vacunación: en términos generales, aquellos países que se han mostrado ágiles en la puesta en marcha de los programas de vacunación y que están gestionando la propagación de la pandemia con estrategias eficaces de salud pública registran una recuperación económica más rápida. El avance de las campañas de vacunación es más lento en muchos países emergentes, que se enfrentan también a la aparición de nuevos brotes. El FMI hace referencia a la dificultad de los mercados emergentes para adquirir vacunas, así como a la necesidad de imponer medidas de confinamiento y contención con mayor frecuencia este año y el próximo, lo que aumenta la posibilidad de que se produzcan «efectos a medio plazo sobre la producción potencial de estos países». Esta situación es diferente a la que vivimos tras la crisis financiera mundial, cuando los mercados emergentes se recuperaron con relativa rapidez y fueron los mercados desarrollados los que registraron mayores secuelas. Aunque estamos de acuerdo con los factores que menciona el FMI, pensamos que unas restricciones menos estrictas a la movilidad en los mercados emergentes también podrían atenuar las recesiones en dichos mercados, especialmente cuando empiecen a tener acceso a las vacunas. En Asia, pudo frenarse el contagio del virus gracias a las medidas puestas en marcha, tan severas como precoces. China, en particular, ha experimentado una recuperación relativamente rápida de la actividad económica, lo que debería permitirle beneficiarse gracias a los aspectos fundamentales y técnicos del mercado. Dado el comercio intrarregional de China y su papel como gran consumidor de materias primas, su rápida recuperación genera un ciclo de retroalimentación positivo para los mercados emergentes.

Sector dominante: otro factor importante es el grado de dependencia que muestran los distintos países de los sectores que se han visto más afectados por la pandemia. Én términos generales, las economías basadas en el turismo están teniendo más problemas, dada la lenta normalización de los viajes transfronterizos. La demanda mundial de petróleo muestra signos de recuperación tras la caída récord que tuvo lugar en la primera mitad de 2020, aunque es posible que volver a los niveles observados en 2019 lleve cierto tiempo. Si bien prevemos que los precios de materias primas como el hierro o el cobre aumentarán, no creemos que este ciclo de las materias primas resulte ser tan intenso como el que siguió a la crisis financiera de 2008, que venía impulsado por un enorme auge de la construcción en China. En esta ocasión, resulta poco probable que la situación se repita con tal magnitud. En general, los consumidores han gastado más en bienes y menos en servicios desde el inicio de la pandemia. Los países que participan en las cadenas de suministro de productos farmacéuticos, suministros médicos y material tecnológico se han visto favorecidos. Pese a la retórica política, resulta poco factible que se produzca una reubicación a gran escala de las cadenas de suministro fuera de las economías en desarrollo; los datos recientes sobre el sector manufacturero respaldan esta visión.

Beneficiarios de las medidas globales de estímulo fiscal: las medidas de estímulo puestas en marcha en Estados Unidos, China y el resto de los mercados desarrollados beneficiarán a los mercados emergentes gracias al aumento de las exportaciones. Tal y como muestra el gráfico, el impacto de las medidas de estímulo aprobadas en Estados Unidos podría favorecer al crecimiento de los mercados emergentes, pero no en la misma medida. México, Brasil y China serán los países que más se beneficien del aumento de la demanda de importaciones de Estados Unidos. Al aumento del volumen de comercio no beneficiará especialmente al PIB de las grandes economías de Asia emergente, con menor grado de apertura, como es el caso de Indonesia. Su recuperación depende en mayor medida de los avances que se realicen en las campañas de vacunación y en la inmunidad de grupo, que aún se desarrollan a un ritmo lento.

Gráfico 1

El riesgo para los mercados emergentes es que la recuperación de la economía mundial sea tan fuerte que los bancos centrales decidan endurecer sus políticas monetarias antes de que el efecto de estas medidas llegue a sentirse del todo en las economías emergentes. La política fiscal contracíclica también podría comenzar a surtir efectos este mismo año en muchos países de Asia emergente, que podrían intensificarse conforme se vaya disipando la crisis provocada por la pandemia de COVID. Aunque dichos efectos pueden reducir los beneficios que podría traer consigo el crecimiento de la economía mundial, no pensamos que vaya a repetirse la situación vivida en 2013 con el cese gradual de las medidas de estímulo de la Reserva Federal. En aquel momento, las economías emergentes mostraban indicios de recalentamiento y presentaban importantes vulnerabilidades externas. A pesar de que desde entonces han aumentado el gasto fiscal y el nivel de deuda, la transición hacia la deuda denominada en divisa local y la deuda a largo plazo ha ayudado a reducir la dependencia de los flujos de capital extranjero a corto plazo en los mercados emergentes.

 

Europa y el desarrollo de las soluciones tecnológicas industriales del futuro

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Pixabay CC0 Public DomainImagen de Gerd Altmann. Aberdeen Standard Investments

Después de que los valores FAANG (Facebook, Amazon, Apple, Netflix y Alphabet -antes conocido como Google-) se hayan quedado rezagados durante años en el desarrollo de plataformas de consumo, creemos que hay un gran potencial para que Europa se beneficie de la digitalización de la industria. A medida que esto pasa, la brecha de rendimiento tecnológico con Estados Unidos debería empezar a cerrarse.

A lo largo del tiempo, el progreso tecnológico de la humanidad ha sido generalmente constante. Sin embargo, a menudo se ha visto salpicado por periodos de intensa perturbación que suelen estar motivados por cambios repentinos, bruscos y sostenidos provocados por la innovación tecnológica. La revolución actual está impulsada por el crecimiento exponencial del poder de la informática. En particular, el procesamiento cada vez más rápido de los datos y la correspondiente introducción de múltiples nuevas tecnologías.

Un cambio secular

En la primera parte del siglo XX, internet móvil y la digitalización del consumidor impulsaron el crecimiento de la informática. Durante este tiempo, las empresas europeas carecían de la plataforma necesaria para realizar grandes proyectos de internet a gran escala. Como resultado, no pudieron competir con sus homólogas estadounidenses y asiáticas, especialmente con las dominantes FAANG.

Esto está cambiando ahora. El surgimiento de Europa está íntimamente ligado al hecho de que el futuro de los motores del crecimiento en la informática girará cada vez más en torno a la digitalización del proceso de fabricación y de todo el complejo industrial. Esta inversión será amplia y abarcará la inteligencia artificial, los sensores industriales, la robótica y la automatización de fábricas de gran complejidad.

Las causas de este cambio secular son en sí mismas poderosas. Los procesos de fabricación son, por lo general, continuos y, por lo tanto, extremadamente intensivos en datos. Mientras tanto, varias industrias clave tienen instaladas bases de datos de gran tamaño. Este mercado secundario requiere servicios, lo que hace que los datos sean especialmente valiosos. Además, una serie de tecnologías clave (por ejemplo, la simulación y la automatización en tiempo real) son ahora viables. Todo esto es posible gracias a la aparición de tecnologías a escala industrial equivalentes a la primera Revolución Industrial. Bienvenidos a la «segunda era de las máquinas».

Estas inversiones se encuadran en los ámbitos de expertise de Europa. Por ejemplo, en las industrias manufactureras, el software por sí solo no resuelve la ecuación de la digitalización. Más bien hay que combinarlo con una profunda experiencia en el sector y con relaciones duraderas con los clientes. Es aquí donde creemos que Europa, gracias en parte a su rico patrimonio industrial, tiene una ventaja. En Europa se encuentran muchas de las principales empresas de software industrial del mundo, como SAP, Dassault Systems y Siemens. Otro peso pesado que hay que mencionar es Schneider, el especialista en robótica y automatización. En el ámbito central del negocio bancario, está Temenos, mientras que la alemana Nemetschek proporciona soluciones de modelado de información de edificios a arquitectos, ingenieros y empresas de construcción. La lista continúa.

Esta transición hacia la industria como motor del gasto en IT también se observa en el cruce cada vez más creciente entre proveedores de bienes de equipo y de software, donde Europa está tomando la delantera en esta unión de hardware y software.

Dando la vuelta a la realidad

En el pasado, los mercados europeos eran difíciles de navegar. Eran menos fluidos tanto en términos de movilidad del capital humano como de innovación transfronteriza e intersectorial. Los paisajes geográficos y políticos eran complejos. También había una falta de homogeneidad, así como una herencia industrial arraigada. Todo ello constituía una desventaja relativa en la era de Internet, en la que la digitalización del consumidor se imponía a todo. Sin embargo, a medida que las industrias manufactureras se digitalizan rápidamente, muchos de estos rasgos se convierten en ventajas. Ahora, los inversores valoran la comprensión de las complejidades específicas del sector por parte de una empresa y su capacidad para ofrecer productos que satisfagan las necesidades específicas de los clientes.

Como resultado, la reputación de Europa como «vieja economía» está cambiando radicalmente. Los fundamentos del liderazgo europeo existen desde hace tiempo. Sus universidades y centros de excelencia están entre los mejores del mundo. La adopción de tecnología y la narrativa de inversión están empezando a ponerse al día.

Esta transformación se refleja en el último índice de innovación de Bloomberg, con siete países europeos entre los 10 primeros (Suiza #3, Alemania #4, Suecia #5). En los mercados, según Goldman Sachs, en la última década han surgido más de 120 nuevas empresas tecnológicas europeas de más de mil millones de dólares. Desde 2016, Europa ha producido más OPVs de tecnología que Estados Unidos. Y lo que es más importante, los europeos también están acudiendo en masa a unirse a las start-ups y a las nuevas empresas.

La amplitud de la innovación en Europa está surgiendo mucho más allá de estas fortalezas tradicionales. Nacidas de la complejidad, muchas empresas se han transformado en proveedoras de modelos B2B líderes en el mundo en áreas como los pagos. Hay numerosos factores que apoyan este cambio. Los centros tecnológicos emergentes de Lisboa, Barcelona y Estocolmo son focos de talento. Por otra parte, los diferentes regímenes normativos de Europa, junto con los innumerables sistemas de pago y las costumbres, son una caja de pandora para las nuevas infraestructuras y modelos de pago innovadores. Una empresa que tipifica esta tendencia es la plataforma de pagos Adyen.

Reflexiones finales

En nuestra opinión, la búsqueda de mayor eficiencia y el alcance de las nuevas fuentes de ingresos seguirán alejando a los fabricantes de la producción basada en líneas de montaje tradicionales. En consecuencia, creemos que la ventaja tecnológica se ampliará cada vez más, pasando de los disruptores de las FAANG a los líderes de la digitalización industrial. En este sentido, Europa está en una posición privilegiada, con numerosas empresas de alta calidad que operan en áreas como el software industrial y la automatización. El continente también cuenta con una serie de empresas que contribuyen a dar forma al mercado B2B de rápido crecimiento, incluidos los pagos online y los anuncios clasificados. Creemos que estos serán los temas tecnológicos dominantes de las próximas décadas. Para los inversores en Europa, esto creará una gran cantidad de oportunidades aptas para el futuro.

Las empresas seleccionadas se han utilizado únicamente con fines ilustrativos para demostrar el estilo de gestión de la inversión descrito en este documento y no suponen una recomendación de inversión o una indicación del rendimiento futuro.

Tribuna de Jamie Mills O’Brien, Investment Director de Aberdeen Standard Investments

 

Gestión de la inflación: no hay opciones fáciles

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Pixabay CC0 Public Domain. puzzle

El paso de un régimen de «baja inflación» a otro de inflación moderadamente creciente podría traer consigo una mayor dispersión en los rendimientos de los activos. Aunque en última instancia sea positiva para los inversores, dicha transición puede resultar perjudicial para otros. ¿Está preparada su cartera?

La pandemia del Covid-19 provocó un choque desinflacionario en la economía global, reduciendo la demanda agregada respecto a la oferta, y acentuado además por una fuerte caída de los precios de las materias primas. Pero a medida que se suavizan las restricciones de distanciamiento social y se recupera la demanda, está repuntando el precio de los bienes y servicios, que están más directamente afectados por la pandemia.

Este repunte puede ser una señal para los inversores: aunque se había ya hablado del aumento de la tasa de inflación anual en los últimos meses, este ha resultado ser mayor que las previsiones de consenso.

En nuestra opinión, la magnitud de las continuas ayudas fiscales y monetarias, unida a la plena reapertura económica, impulsará un rápido crecimiento y una persistente subida de la inflación respecto a las previsiones de consenso.

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Una inflación más alta y persistente

Mientras Estados Unidos ha liderado la respuesta mundial a la pandemia con ayudas fiscales por un total de unos 5 billones de dólares, el aumento de la inflación a corto plazo no se ha limitado a este mercado. Durante 2021, la inflación aumentará considerablemente en toda Europa, y es probable que las cifras principales alcancen un máximo de alrededor del 2,5% para el conjunto de la eurozona en noviembre, y que Alemania llegue hasta el 4%.

En gran parte, esto se debe a los efectos de base y a la eliminación de los recortes temporales del IVA. No obstante, los recientes datos del PMI, más fuertes de lo previsto, no sólo apuntan a la posibilidad de un repunte del crecimiento en el segundo trimestre más fuerte de lo previsto por el consenso, sino también al aumento de las presiones sobre los precios debido a los cuellos de botella de la oferta, que son una característica de los precios más altos en todo el mundo.

También es posible que la oferta tarde más de lo previsto en recuperarse por completo y en ajustarse a los cambios más duraderos en las pautas de la demanda provocados por los cambios en el trabajo y el ocio tras la pandemia.

En nuestra opinión, aunque la reapertura y los efectos de base sobre la inflación se desvanezcan, una recuperación más fuerte de lo previsto, con una demanda agregada que supere a la oferta, y más alta de lo que prevén los bancos centrales, hará que las presiones inflacionistas sigan aumentando.

Gestión de la inflación – no hay opciones fáciles

No hay opciones fáciles para los inversores que gestionan las carteras ante el elevado riesgo de inflación.

El nivel y el ritmo de cualquier aceleración en la inflación, así como el contexto más amplio de crecimiento y de la política, influyen en el rendimiento relativo de los activos. La inflación crónica de los años 70 también se asoció a un crecimiento débil -la estanflación- y a una rentabilidad real negativa de los bonos y el efectivo.

El aumento de la inflación puede incluso invertir la correlación negativa entre los rendimientos de la renta fija y la renta variable, que es la base de muchas carteras de inversión. Las materias primas y el oro proporcionaron una cobertura contra la inflación crónica de los años 70, pero hay pocas pruebas históricas que demuestren que el oro sea una cobertura eficaz en un entorno de inflación creciente más moderada.

Aunque menos dramático, el paso de un régimen de «baja inflación» a un régimen de inflación creciente moderada es, sin embargo, un cambio importante que los inversores deben tener en cuenta. El régimen de «baja inflación» que hemos experimentado desde la crisis financiera global se caracteriza por una inflación persistentemente por debajo de los objetivos de los bancos centrales, con sobresaltos periódicos de deflación como respuesta, incluso, a una modesta desaceleración del crecimiento económico que justifica la «QE-infinity», con tipos de interés en rango más bajo o cerca de él, es decir, en negativo.

En nuestra opinión, una ruptura de la «baja inflación» sería positiva para los inversores, aunque la transición puede resultar dolorosa.

En lugar de ver movimientos dramáticos y altamente correlacionados de «riesgo de entrada/salida» en los mercados financieros mundiales, desencadenados por los temores de deflación y la gestión de la liquidez por parte de los bancos centrales, predecimos que habría una mayor dispersión y diversificación en los rendimientos de los activos, con los precios de los activos impulsados principalmente por noticias sobre fundamentales y las valoraciones relativas.

El gráfico 2 muestra la media de los rendimientos de determinados activos en el plazo de 12 meses en cuatro regímenes de inflación diferentes:

  1. Inflación actual por encima de la media de 5 años y en descenso
  2. Inflación actual por encima de la media y en aumento
  3. Inflación actual por debajo de la media y en descenso
  4. Inflación actual por debajo de la media y en aumento

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El primero y el último de estos regímenes muestran, en nuestra opinión, un patrón distinto de rendimientos consistentes en las etapas tardías y tempranas del ciclo económico. En la actual fase de recuperación (temprana) del ciclo, la inflación está por debajo del objetivo, pero aumenta y los activos reflacionarios sensibles al crecimiento -las materias primas, la renta variable y la deuda de alto rendimiento, tanto en los mercados desarrollados como en los emergentes- superan a los activos «seguros» de larga duración. Los bonos indexados a la inflación (TIPS) suelen superar a la deuda pública nominal en un entorno de menor inflación medio y creciente.

En un entorno de inflación creciente y superior a la media, los activos obtienen un rendimiento inferior a su media a largo plazo. Sorprendentemente, durante el periodo de muestra, el oro obtuvo mejores resultados en el régimen de «baja inflación», que se sitúa por debajo de la media y en descenso. Las materias primas, sin tener en cuenta el oro, demostraron ser la cobertura más eficaz contra el aumento de la inflación.

Esto nos hace reflexionar en tiempos de cambio. ¿Cómo prepara usted sus carteras para el elevado riesgo de inflación?

Para bajarse el artículo completo, pinche en el siguiente enlace

Tribuna de David Riley, Chief Investment Strategist en BlueBay Asset Management

Los fondos Next Generation EU aprovechan la crisis para sentar precedente

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Pixabay CC0 Public Domain. Los fondos Next Generation EU aprovechan la crisis para sentar precedente

El impacto de la crisis sanitaria puede dar lugar a una mayor integración de la Unión Europea, gracias a su inversión en el reacondicionamiento de sus infraestructuras. El impacto de la pandemia ha generado un paso histórico en la cooperación fiscal europea con un mecanismo de emisión de deuda a bajo interés, también llamado mutualización de la deuda. Esto mejora la solvencia de los Estados y elimina algunos de los riesgos monetarios a los que se enfrenta el euro. 

El COVID-19 aterrizó con mal pie en la UE. Cuando la crisis estalló en marzo de 2020, Italia, miembro de la eurozona, fue el primer estado más afectado. Impuso los primeros confinamientos y, ante la escasez de material sanitario, aceptó suministros de Rusia, dado que sus países vecinos tenían prioridad de uso nacional. Precisamente la prestación de ayuda, entre otros fallos, avivaron las críticas sobre la capacidad y la voluntad de coordinación de la UE ante una crisis.

Sin embargo, las críticas ante esta falta de acción conjunta se desvanecieron cuando, el 21 de julio del año pasado, la Unión firmó el acuerdo de EU Next Generation. El proyecto ofrece 750.000 millones de euros para dar respuesta a la crisis del COVID-19, así como al reto de transición a las economías bajas en carbono. El paquete consta de 360.000 millones de euros en préstamos, 312.500 millones en subvenciones y otros 77.500 millones en otros programas y fondos. Las subvenciones distribuidas a los Estados miembros están sujetas a condiciones: un mínimo del 37% debe destinarse al cambio climático y un 20% a infraestructuras de digitalización

El mayor cambio contemplado en los fondos de la UE está en los préstamos. La Comisión Europea puede ahora emitir deuda a bajo interés en nombre de los 27 estados miembros, con el respaldo del Banco Central Europeo

A largo plazo, la función financiera de la Comisión experimentará cambios al dar acceso a tipos de interés más bajos a gobiernos como el de Italia. Antes de la pandemia, la mutualización de la deuda mediante bonos emitidos en nombre de la Comisión se consideraba algo imposible de realizar. Pero desde el acuerdo de julio, ya se han evidenciado —a través del margen entre los bonos del Estado italianos a 10 años y los equivalentes bunds alemanes—, reduciéndose en 45 puntos básicos hasta el 1,2%. 

El acuerdo europeo de los fondos de reconstrucción ha sentado un precedente durante la pandemia, y la posibilidad de volver a utilizar el mecanismo de préstamos y subvenciones depende de la viabilidad de su aplicación. 

Comparación internacional 

El presupuesto asciende al 5% del PIB total de la UE, según los cálculos. A medida que se aceleran los programas nacionales de vacunación de la Unión, creemos que han aumentado las perspectivas de expansión económica en todo el territorio, así como las expectativas de crecimiento del PIB de la eurozona con un aumento del 4,3% al 4,6% para 2021

China, Reino Unido y Suiza están destinando una parte similar del PIB a sus respectivas recuperaciones. Frente a Estados Unidos, el impulso de la UE se ve empequeñecido respecto a los tres paquetes de medidas anunciados este año, que suman un total de 4 billones de dólares en gastos de infraestructuras, sanidad y ayudas sociales. Sin embargo, la comparación directa pasa por alto que las necesidades de inversión en infraestructuras públicas y en redes de seguridad social en Estados Unidos son mucho mayores que en la UE. La comparación tampoco tiene en cuenta los estabilizadores presupuestarios automáticos de la UE, que equilibran los impuestos y las prestaciones disponibles a lo largo de los ciclos económicos. Por último, el presupuesto europeo también excluye el gasto nacional en el cambio climático. No obstante, el paquete de medidas de la UE no parece lo suficientemente ambicioso como para cumplir los compromisos que la Unión tiene para reducir el 55% de las emisiones de carbono para 2030 y alcanzar su objetivo de emisiones netas cero para 2050. 

Los cuatro grandes presupuestos 

Los estados miembros comenzaron a presentar en abril sus prioridades de gasto a la Comisión Europea. El conjunto de los cuatro mayores miembros de la UE -Alemania, Francia, Italia y España- representarán alrededor del 45%, es decir, más de 342.000 millones de euros del presupuesto total. Se espera que los desembolsos comiencen a mediados de este año. 

El mayor fondo previsto es el de Italia con un total de 205.000 millones de euros, sin contar con otros 30.600 millones de euros de financiación nacional. Italia es el único de estos cuatro estados miembros que tiene previsto utilizar inmediatamente el mecanismo de préstamo. La economía italiana, la más afectada por el COVID-19, registró una caída del PIB de casi el 9% en 2020, frente a la del 6,2% de la UE en su conjunto. Además, ha sufrido más de 123.000 muertes, la mayor mortalidad por el COVID-19 de Europa después del Reino Unido. 

En febrero, Italia nombró al antiguo presidente del BCE, Mario Draghi, como primer ministro tecnócrata con el doble mandato de supervisar el programa de vacunación del país y la distribución de los Next Generation. El Gobierno ha estimado unas inversiones valoradas en 261.100 millones de euros en total, equivalentes al 15,1% del PIB actual de Italia. Según el Gobierno, esto supondrá un aumento del 3,6% del PIB en cinco años. En total, las inversiones y los fondos de recuperación durante la crisis pueden aumentar la deuda pública hasta el 160% del PIB, según las estimaciones. 

El plan de presupuestos de Draghi subraya el retraso de la economía respecto a sus países vecinos. Durante las dos décadas previas a 2019, el PIB de Italia creció sólo un 7,9%, frente al 30,2% de Alemania y el 32,4% de Francia en el mismo periodo, según indican en el plan. El país también registró una menor productividad, una menor inversión en su infraestructura digital y cierta lentitud en la adopción de tecnologías. Además, según el Gobierno, Italia es especialmente vulnerable al cambio climático por las subidas del nivel del mar, las olas de calor, la sequía y los desprendimientos de la tierra. 

Grandes ambiciones 

España tiene una previsión de gasto de 70.000 millones de euros en subvenciones de la UE, dejando abierta la posibilidad de tomar otros 70.000 millones de euros en préstamos antes de 2026. El plan del gobierno español se centra en las energías renovables y la movilidad ferroviaria, así como en las inversiones en sanidad y telecomunicaciones. Del presupuesto, 23.000 millones de euros se destinan a la modernización y digitalización de las industrias y al apoyo al turismo, mientras que otra quinta parte de los fondos se destinan a la agricultura y a la despoblación rural. 

Francia, que recibe unos 40.000 millones de euros, también ha diseñado una integración en reformas más amplias. El gobierno francés prevé destinar la mitad del total de las subvenciones de la UE en proyectos relacionados con el clima, como el hidrógeno verde, la reducción de las emisiones de carbono, la readaptación de la red energética y la modernización de los ferrocarriles, así como el gasto en formación digital, investigación y salud. El gobierno francés se propone mejorar el crecimiento económico, entre otras cosas con medidas para acelerar las reformas de su mercado laboral y las prestaciones por desempleo, las pensiones y la política de vivienda. 

Alemania destinará el 40% de sus 28.000 millones de euros a la política climática y al gasto en transición energética, incluida la infraestructura de hidrógeno. Gran parte de este gasto en infraestructuras verdes se destina a los coches eléctricos, incluidas las estaciones de recarga, los autobuses y el ferrocarril, y 15.000 millones de euros se destinan a reforzar las infraestructuras digitales, señaladas como especialmente débiles por estudios como los de la OCDE, así como a la «educación digital». 

Urgencia política 

Los fondos tienen cierta urgencia. La prioridad política de los próximos 12 meses en Alemania y Francia, que han marcado la agenda de la UE en los últimos años, cambiarán. En Alemania, el sucesor de la Canciller Angela Merkel será elegido en septiembre. Armin Laschet se convirtió en enero de 2021 en jefe de la Unión Demócrata Cristiana, y es el candidato a canciller del partido. El riesgo no es quién tomará el relevo, ya que se espera cierta continuidad política, sino quién asumirá finalmente el liderazgo europeo. Sin el apoyo de Merkel, el presidente francés Emmanuel Macron puede tener dificultades para impulsar la agenda del bloque. 

Además, dentro de un año, el presidente Macron se presentará a la reelección para un segundo mandato de cinco años. Su trayectoria en la recuperación de la covid ya es objeto de debate. El mes que viene, las elecciones regionales en Francia indicarán si se enfrentará a un desafío más serio en 2022 que hace cinco años por parte de la ultraderechista Marine Le Pen. Todo esto puede distraer la atención de cuestiones más generales de la UE. 

El avance presupuestario de la Next Generation fue impulsado, en gran medida, por Merkel y Macron, y sus ministros de Economía desvelaron sus planes nacionales en una rueda de prensa conjunta el 27 de abril. Cualquier evolución de esta asociación política puede crear incertidumbre para futuros proyectos, como las reformas fiscales, las relaciones con China y la administración Biden, y las tensiones con Turquía.

Punto de inflexión para el euro 

El plan Next Generation también marca un punto de inflexión para el euro. Durante la última década, la moneda común se ha visto amenazada por los riesgos de ruptura de la eurozona. El acuerdo de julio de 2020 sobre la emisión conjunta de deuda asienta efectivamente una base en el tipo de cambio euro/dólar, ya que elimina gran parte de este riesgo de ruptura al aumentar la solvencia de algunos Estados. Si se aplica de forma efectiva, el impacto del gasto también puede servir de catalizador para futuras ganancias de la divisa a medida que la región atraiga más flujos de cartera y de inversión extranjera. El éxito de la aplicación también reforzaría los argumentos a favor de una mayor mutualización de la deuda en toda la UE y, a largo plazo, probablemente implicaría un mayor nivel de equilibrio para el tipo de cambio. 

Seguimos creyendo que la renta variable europea, especialmente en los sectores energético y financiero, ofrece oportunidades a medida que se afianza la recuperación económica. 

Tribuna de Stéphane Monier, CIO de Lombard Odier.

Pictet Asset Management: una combinación desfavorable, menor crecimiento e inflación en aumento

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Luca Paolini Pictet AM

La economía global se está expandiendo a un ritmo sólido. Los países desarrollados son responsables de gran parte de ese crecimiento gracias al rápido despliegue de las vacunas y al aumento de los confinamientos.

Sin embargo, el impulso económico está empezando a disminuir a medida que los bancos centrales se preparan para reducir los estímulos monetarios en respuesta a las crecientes presiones inflacionistas.

Una combinación menos favorable de crecimiento e inflación, unas condiciones de liquidez más estrictas y unas elevadas valoraciones para las clases de activos de mayor riesgo nos llevan a mantener nuestra postura neutral en renta variable.

Dentro de la renta variable, estamos infraponderados en sectores sensibles a la economía -incluyendo valores de consumo discrecional- mientras que en renta fija estamos infraponderados en bonos más arriesgados, como la deuda «high yield» de EE.UU.

Al mismo tiempo, seguimos manteniendo posiciones sobreponderadas en activos defensivos como, letras del Tesoro de EE.UU. y bonos chinos denominados en moneda local.

Pictet AM

Nuestro análisis del ciclo económico muestra que las presiones sobre los precios son cada vez más visibles en EE.UU.

El índice de precios al consumo del país, excluyendo los alimentos y la energía, está aumentando a un ritmo trimestral anualizado del 8,2%, el más alto desde 1982.

El PCE, el indicador preferido de inflación de la Reserva Federal de EE.UU., también subió un 3,4% hasta alcanzar su nivel más alto en casi 30 años.

Sin embargo, creemos que el episodio de presión inflacionista es transitorio, debido a las distorsiones de la oferta y al aumento de la demanda de artículos que se vieron más afectados por la pandemia, como los coches usados.

Al eliminar el impacto de estos elementos sensibles al coronavirus y el efecto base, nuestro análisis muestra que la inflación sigue siendo estable en torno al 1,6% (1).

La Fed parece que ahora subirá los tipos de interés tan pronto como termine el año 2022, después de haber revisado al alza en junio las previsiones de crecimiento e inflación de este año de forma inesperada.

Los tipos de interés más altos podrían llegar incluso antes si la inflación salarial supera el ritmo interanual actual del 3%, lo que, a su vez, presionaría los márgenes de beneficios empresariales.

Pictet AM

En Europa, las condiciones económicas están mejorando rápidamente a medida que el programa de vacunación y las reaperturas empresariales del bloque se aceleran.

Los países de la Eurozona, que seguirán mejorando las perspectivas de la región, pronto comenzarán a recibir fondos del fondo de recuperación por valor de 750.000 millones de euros con el objetivo de impulsar el crecimiento en al menos 0,2 puntos porcentuales tanto este año como el próximo.

El impulso económico en los países emergentes se está atenuando a medida que el crecimiento chino se enfría tras un fuerte repunte. Creemos que la demanda interna sustituirá a las exportaciones como el principal factor que contribuirá al crecimiento económico, lo que, a su vez, impulsará las ventas al por menor y las inversiones en activos fijos.

Nuestros indicadores de liquidez respaldan nuestra posición neutral en las clases de activos de riesgo.

Las condiciones de liquidez en EE.UU. y la Eurozona son las más laxas del mundo, gracias al continuo estímulo monetario de los bancos centrales.

En cambio, las condiciones de liquidez de China son ahora más estrictas que antes de la pandemia, ya que Pekín reanuda su reducción de la deuda tras un auge de los préstamos entre las pequeñas y medianas empresas en 2020.

Sin embargo, una mayor ralentización de la segunda mayor economía del mundo podría hacer que el Banco Popular de China pasara a una política monetaria más flexible a finales de este año. Esto haría que el banco central intervenga en el mercado de divisas para debilitar al renminbi.

Nuestros modelos de valoración indican que las valoraciones de la renta variable se encuentran en sus niveles más caros desde 2008. Es probable que las condiciones de liquidez más estrictas y un aumento adicional de las rentabilidades reales ejerzan presión sobre los múltiplos precio-beneficio globales, que esperamos que disminuyan hasta un 20% en los próximos 12 meses.

Nuestro modelo sugiere que los beneficios empresariales deberían crecer en todo el mundo alrededor de un 35% interanual este año. Creemos que las previsiones del consenso sobre el crecimiento de los beneficios para los próximos dos años -alrededor del 10%- son demasiado optimistas, ya que eso situaría claramente a los BPA por encima de la tendencia anterior al coronavirus, lo cual es poco probable, dado que los márgenes de beneficios ya están extendidos.

Nuestros indicadores técnicos siguen moderadamente positivos para la renta variable. Dentro de la renta fija, la deuda pública china -en la que estamos sobreponderados- es la única clase de activos para la que las señales técnicas son positivas.

 

Columna de Luca Paolini, estratega jefe de Pictet Asset Management.

 

 

Descubra las perspectivas macroeconómicas y de asignación de activos de Pictet Asset Management.

 

 

 

Anotaciones:

(1) Temas sensibles al coronavirus: alojamiento fuera de casa, coches usados, alquiler de coches, billetes de avión, televisores, juguetes, ordenadores personales.

 

 

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