Hidrógeno: ¿tenemos hoy la fuente de energía del futuro?

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Pixabay CC0 Public Domain. Hidrógeno: ¿tenemos hoy la fuente de energía del futuro?

El hidrógeno podría convertirse en el próximo actor dominante en las energías renovables a medida que las condiciones macroeconómicas favorables impulsen la adopción, la asequibilidad y la innovación, según el equipo de Innovación en Movilidad de BNY Mellon.

Aunque el hidrógeno se encuentra en todas partes, desde el aire hasta la tierra, e incluso en el espacio, está unido a otros elementos; por lo que es necesario extraerlo antes de que pueda ser una fuente de energía viable. Tradicionalmente, se produce utilizando combustibles fósiles como el gas natural, el petróleo y el carbón. Pero ha aumentado la demanda para producir hidrógeno mediante electrólisis, un proceso que se basa en la electricidad para dividir el agua en hidrógeno y oxígeno. En la actualidad, este método sólo representa el 1% de toda la producción de hidrógeno, pero según el equipo, para que el hidrógeno sea realmente ecológico, deberá producirse utilizando recursos renovables.

Aunque la infraestructura necesaria aún está en pañales, estamos viendo fuertes compromisos con la investigación y el desarrollo en todo el mundo, apoyados por medidas tanto fiscales como políticas. El principal problema es la falta actual de infraestructuras, así como el mayor coste de fabricación del hidrógeno verde. Una vez que esa infraestructura se amplíe y la demanda global aumente, creemos que su coste bajará a un nivel competitivo.

Uno de los temas más frecuentes que aceleran la demanda de hidrógeno verde es la migración mundial hacia las cero emisiones netas de carbono. Muchas regiones del mundo han inclinado las políticas gubernamentales hacia la inversión en hidrógeno. Hasta ahora, la región más agresiva ha sido Europa, según el equipo. El Acuerdo Verde de la UE tiene como objetivo una financiación acumulada de hasta 470.000 millones de euros para el ecosistema del hidrógeno renovable para 2050. Los fondos se destinarán a tres áreas:

  • Conseguir que la producción de hidrógeno verde alcance los 10 millones de toneladas métricas en 2030.
  • Aumentar la capacidad de producción de electrolizadores hasta 6 gigavatios (GW) en 2024 y 40GW en 2030.
  • Crear un mercado de hidrógeno renovable en euros.

China también es una gran defensora de la construcción de infraestructuras para hacer del hidrógeno verde una opción energética viable. Su objetivo es que en 2030 haya un millón de vehículos impulsados por hidrógeno en las carreteras, frente a los 5.000 actuales. Asimismo, también tiene como objetivo que el 10% de su energía proceda del hidrógeno en 2050.

En EE.UU., el panorama es algo diferente, pero se está avanzando en algunos estados. Aunque EE.UU. aún no tiene un plan oficial de hidrógeno a nivel nacional, esperamos que la administración Biden publique algo al respecto. Sin embargo, California tiene una política según la cual el hidrógeno verde en la industria del transporte debe ser del 50% para 2030 y del 90% para 2050.

El Departamento de Energía de EE.UU. (DoE) estima que la economía del hidrógeno puede aportar 750.000 millones de dólares anuales de aquí a 2050 y crear más de tres millones de puestos de trabajo solo en EE.UU. Además, este organismo también prevé que las tecnologías del hidrógeno, como las pilas de combustible, que utilizan hidrógeno para generar electricidad, puedan aportar ingresos de 2,5 billones de dólares en 2050. El DoE afirma que el gasto acumulado en infraestructuras de hidrógeno para su producción, almacenamiento y transporte podría alcanzar los 11 billones de dólares en 2050.

¿Y cuándo llegamos?

En comparación con los vehículos de batería, una de las ventajas de los vehículos eléctricos de pila de combustible (FCEV), impulsados por hidrógeno, es que los tiempos de repostaje son más rápidos, lo que supone una interrupción menor en la ruta del conductor. Aunque el coste no es el ideal, ya que los camiones FCEV son aproximadamente tres veces más caros que sus homólogos diésel, podría reducirse a 1,2 veces el coste del diésel en 2030, según el Consejo del Hidrógeno.

Para propulsar los vehículos con hidrógeno, se utilizan pilas de combustible para convertirlo en electricidad. A continuación, se colocan de forma conjunta para aumentar la capacidad de tensión. En opinión del equipo, dado que el conjunto representa la mitad de los costes del sistema de pilas de combustible de hidrógeno, será necesario mejorar la tecnología para que sea más asequible.

Otra ventaja de los FCEV en comparación con los camiones con batería es un sistema de transmisión más ligero, lo que permite transportar más carga, añade el equipo. Como el sistema eléctrico de batería puede ser más pesado, puede afectar a la capacidad de carga útil de un camión, lo que en última instancia tiene consecuencias económicas negativas para las empresas de transporte.

Mientras que los vehículos eléctricos alimentados por baterías están de moda cuando se trata de vehículos de pasajeros, es probable que el hidrógeno sea más adecuado para los vehículos comerciales más grandes al principio.

Consideramos que el sector del transporte por carretera, especialmente en los segmentos de media y larga distancia, es el área más atractiva para el hidrógeno verde como combustible, a medida que se produce la transición a un mundo con cero o menos emisiones. También vemos potencial de crecimiento en los autobuses y los trenes, ya que cuentan con rutas fijas en las que puede ubicarse la infraestructura de repostaje para facilitar el acceso.

Más que un simple combustible para el transporte

Aunque se espera que el hidrógeno gane terreno en el transporte, ya tiene multitud de usos. En la actualidad, se utiliza como materia prima química en industrias como el refinamiento del petróleo y la producción de amoníaco, metanol, acero y cemento, así como en la industria alimentaria y farmacéutica.

Estas industrias seguirán utilizando el hidrógeno como materia prima, mientras que las nuevas aplicaciones lo utilizarán como fuente de energía. Esto incluye segmentos de transporte como los autobuses, el transporte por camión, por ferrocarril, por aire y marítimo, así como el almacenamiento de energía utilizado para la energía estacionaria y de reserva para la red eléctrica y los centros de datos.

Aunque no debería faltar demanda, el coste del hidrógeno verde ha sido un impedimento clave para su aplicación práctica. Pero a medida que la innovación avanza, su coste debería alcanzar la paridad con el hidrógeno basado en los combustibles fósiles en 2030, según el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales.

El aumento de la capacidad de producción de pilas de combustible y electrolizadores reducirá el coste del hidrógeno, al igual que se reduce el coste de la electricidad de origen renovable. Con el tiempo, esto llevará a que los precios sean iguales o inferiores a los de los combustibles fósiles, lo que los hará económicamente viables.

Tribuna de Rob Zeuthen, gestor principal de la estrategia BNY Mellon Mobility Innovation. 

 

 

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BNY Mellon Investment Management es una organización de gestión de inversiones y de gestión de patrimonio, que incluye a las empresas de gestión de inversiones filiales de BNY Mellon, la organización de gestión de patrimonio y las empresas de distribución global. BNY Mellon es la marca corporativa de The Bank of New York Mellon Corporation y también puede utilizarse como término genérico para referirse a la Corporación en su totalidad o a sus diversas filiales en general.• Mellon Investments Corporation (Mellon) es un asesor de inversiones registrado y una filial de BNY Mellon. • Insight Investments – Los servicios de asesoría de inversiones en América del Norte se prestan a través de dos asesores de inversiones diferentes registrados en la Comisión de Valores y Bolsa (SEC) con la marca Insight Investment: Insight North America LLC (INA) e Insight Investment International Limited (IIIL). Los asesores de inversiones de América del Norte están asociados con otros gestores de inversiones mundiales que también utilizan (individual y colectivamente) la marca corporativa Insight. Insight es una filial de BNY Mellon. Newton Investment Management – la marca Newton y/o Newton Investment Management hace referencia al siguiente grupo de empresas filiales: Newton Investment Management Limited, Newton Investment Management (North America) Limited (NIMNA Ltd) y Newton Investment Management (North America) LLC (NIMNA LLC). El personal de NIMNA LLC está integrado por personas supervisadas de NIMNA Ltd., y NIMNA LLC no proporciona asesoramiento de inversión, todo lo cual es realizado por NIMNA Ltd. NIMNA LLC y NIMNA Ltd son las únicas empresas de Newton autorizadas para ofrecer servicios en EE. UU. En el Reino Unido, NIMNA Ltd está autorizada y regulada por la Autoridad de Conducta Financiera en la realización de negocios de inversión y es una filial de propiedad absoluta de BNY Mellon. Alcentra – BNY Mellon posee el 100% de la empresa matriz de BNY Alcentra Group Holdings Inc., que está compuesta por las siguientes empresas filiales: Alcentra Ltd. y Alcentra NY, LLC. ARX es la marca utilizada para describir la funciones de inversión en Brasil de BNY Mellon ARX Investimentos Ltda. ARX es una filial de BNY Mellon. • Dreyfus Cash Investment Strategies (Dreyfus CIS) es una división de BNY Mellon Investment Adviser, Inc., una filial de BNY Mellon. Walter Scott & Partners Limited (Walter Scott) es una empresa de gestión de inversiones autorizada y regulada por la Autoridad de Conducta Financiera, y una filial de BNY Mellon. Siguler Guff – BNY Mellon posee un 20% de participación en Siguler Guff & Company, LP y ciertas entidades relacionadas (incluyendo Siguler Guff Advisers LLC).

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Invertir con audacia en acción climática

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Pixabay CC0 Public Domain. Mirabaud AM

El cambio climático se ha convertido en uno de los temas más importantes para los inversores, que deben valorar diferentes tipos de riesgos derivados de la transición a una economía baja en carbono y el impacto material de este fenómeno. Los emisores de bonos estarán expuestos a una serie de acontecimientos físicos y climáticos extremos que podrían afectar a los resultados financieros y a la rentabilidad. Al supervisar e identificar los riesgos relacionados con el clima en sus inversiones, los gestores de fondos tratan de identificar y adaptar sus equipos de gestión para construir una cartera resiliente a largo plazo.

Mientras los gobiernos de todo el mundo intentan alcanzar el objetivo de cero emisiones netas para 2050, las empresas y los emisores de bonos inician el camino hacia la descarbonización, adelantándose a los objetivos legales.

Un marco de compromiso adecuado es la clave

En este contexto, los emisores de bonos se enfrentarán a posibles riesgos y oportunidades que serán particularmente pronunciados en los sectores con emisiones elevadas, siendo clave establecer un marco de actuación claramente definido. Actualmente, el principal impulsor de las emisiones es el mix energético. La mayor parte de la energía que se consume hoy es utilizada por sectores industriales no contemplados en el universo de los bonos verdes pero cuyos emisores pueden lograr un mayor impacto positivo para impulsar la reducción de las emisiones de carbono y cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. Estamos convencidos de que invertir y colaborar con estos emisores tendrá un impacto mucho mayor a la hora de abordar los desafíos climáticos.

También vemos oportunidades: A medida que los emisores de bonos en los sectores con mayores emisiones reduzcan su huella de carbono, deberían producirse eficiencias operativas, ya que la innovación y los menores costes de las energías renovables conllevarán cambios en el consumo de energía, junto con un uso más inteligente de la misma. Asimismo, cuando los emisores de bonos reduzcan las emisiones también habrá mejoras operativas, aumentando su valor y su competitividad.

Animamos a los equipos de gestión a adoptar medidas preventivas, ya que permite que las medidas de mitigación se incorporen a los programas de gastos «habituales» y antes de que el coste del capital sea demasiado prohibitivo como para efectuar un cambio real.

Nuestro marco de trabajo

Aunque los emisores de bonos históricamente han mostrado transparencia respecto a los riesgos medioambientales y sociales de relevancia, los datos sobre riesgos relacionados con el clima continúan evolucionando. Es necesario una colaboración más proactiva y que los consejos de administración de los emisores de bonos supervisen los factores de riesgo climático, y se articule un calendario para la transición a cero neto – y demuestren un sentido de urgencia.

La capacidad de las empresas para llevar a cabo con éxito la transición a las bajas emisiones de carbono va de la mano de unos fundamentales sólidos, nuestro compromiso parte de un estudio de la combinación de los «fundamentales» y «puntuación climática» de los emisores de bonos. Este enfoque se basa en la investigación de nuestro equipo de renta fija global multicrédito, junto con nuestro equipo de especialistas en inversión sostenible y responsable, que proporcionan una amplia información sobre la inteligencia sostenible procesable y desarrollan un marco para un seguimiento continuo.

Cuadro de mando del clima

Revisamos cuidadosamente cómo de alineados están los emisores de bonos con las consideraciones climáticas en el universo de la renta fija. Es importante señalar aquí que nos centramos en los datos de emisiones prospectivas, ya que ponemos el foco en los emisores que están en vías de reducir las emisiones de carbono. Esto se consigue mediante nuestro compromiso inicial con los emisores, el análisis cualitativo y la información de CDP, donde tenemos acceso a su amplia base de datos sobre cambio climático. La tarjeta de puntuación climática se traduce en una única métrica que determina el grado de cumplimiento por parte del emisor del objetivo de mantener el aumento de la temperatura inferior a 2ºC.

Asignación de emisores en función de su alineación climática

Disponemos de un marco estructurado para la interacción y la recopilación de métricas. Nos centramos en tres áreas clave: empresas emisoras con altas emisiones (directas e indirectas) de gases de efecto invernadero, empresas emisoras en sectores que tienen un papel importante en la transición a una economía de cero emisiones netas y, por último, empresas no alineadas con los objetivos del Acuerdo de París de menos de 2ºC.

Utilizando la alineación de la temperatura y los datos históricos de las emisiones de carbono, el equipo de inversión asigna un código de colores a cada emisor de bonos, lo que ayuda a determinar el nivel de compromiso actual.

Compromiso con el clima

Tenemos tres objetivos claros de compromiso y la alineación de temperatura que hemos asignado a cada emisor determinará la frecuencia. En resumen, nuestros objetivos son:

  1. Establecer una gobernanza climática eficaz en los consejos de administración para articular claramente la supervisión de la responsabilidad de éstos sobre el riesgo del cambio climático.
  2. Trabajar para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero avanzando hacia las cero emisiones netas no más allá del 2050.
  3. Mejorar la divulgación en torno a la mitigación del riesgo del cambio climático, en línea con las recomendaciones del TCFD.

Nuestras actividades de colaboración se centrarán sobre todo en los emisores de bonos que hemos etiquetado como «en camino» de alcanzar cero emisiones netas para 2050. Queremos entender mejor su estrategia empresarial y las medidas que están tomando para abordar los riesgos relacionados con el clima. Puede que éstas sean las adecuadas para reducir sus emisiones de carbono, pero consideramos necesario un compromiso sólido para garantizar que se encuentren en el camino adecuado. Hemos desarrollado un formato estructurado para este compromiso, que se aplicará de forma coherente a todos los emisores de bonos que avancen “por buen camino».

Aprovechar las oportunidades de la transición energética

Mirabaud Asset Management acaba de lanzar recientemente al mercado la estrategia Mirabaud Global Climate Bond Fund, un fondo de renta fija cuyo objetivo es generar una atractiva rentabilidad en el largo plazo con una baja volatilidad, unido a un enfoque centrado en el cumplimiento de los objetivos climáticos del Acuerdo de París, con los que está alineada la política de inversión responsable del Grupo Mirabaud. Con un enfoque temático bottom-up, el fondo se marca como meta gestionar de forma activa el riesgo de crédito y la duración, aprovechando al mismo tiempo las diferentes oportunidades en el universo de la renta fija. Para potenciar al máximo esta faceta, el fondo cuenta con flexibilidad en cuanto a inversión en zonas geográficas, sectores y activos globales: investment grade, high yield, mercados emergentes, soberanos y convertibles. El rating medio de la cartera modelo es de un BBB, su duración es de 6,79 años y el yield to maturity de un 2,46%.

Columna de Andrew Lake, director de renta fija de Mirabaud Asset Management

El problema con las rentabilidades de la renta fija

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Pixabay CC0 Public DomainBajos rendimientos de la renta fija. Bajos rendimientos de la renta fija

Al buscar los inversores por todo el mundo oportunidades y desafíos dentro de la renta fija, es importante señalar que los tipos reales están en mínimos históricos en los segmentos de renta fija de alta calidad.

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Además, muchos de los diferenciales están en los niveles más bajos que hemos visto en toda la Historia. Este no es un momento para tomar riesgos excesivos en renta fija. Al mismo tiempo, es importante constatar que el rol que juega la renta fija dentro de la asignación de activos en cartera está cambiando. Como los tipos reales están tan bajos, y porque las oportunidades en el mercado están subiendo desde un punto de vista de la volatilidad, los inversores tienen que ser significativamente más ágiles, en vez de centrarse simplemente en el cupón.

En el entorno actual de mercado, estamos posicionando nuestras carteras de renta fija de forma generalizada para tomar menos riesgos, dados los bajos niveles de tipos y diferenciales. Pero todavía hay oportunidades en algunas áreas. Como suele ser cierto con la inversión, los inversores están librando continuamente la última batalla. Los balances de compañías del sector consumo, particularmente en EE. UU., están siendo subestimados por muchos inversores. Nosotros, al contrario, creemos que los balances del consumo son bastante fuertes en EE. UU. El auténtico desafío está en los balances al consumo fuera de EE. UU., así como en los bonos soberanos y corporativos con exposición a esa debilidad.

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Fuera de EE. UU., hemos visto una increíble inclinación por el gasto, notablemente en el frente de la deuda soberana, al precipitarse el incremento del gasto gubernamental debido a la puesta en marcha de planes de acción social para luchar contra el Covid. Por supuesto, esto se produce en un momento en el que los ingresos gubernamentales están en mínimos históricos debido a la falta de ingresos por el lado fiscal, por la caída de la actividad económica. Al igual que con las empresas, la receta para una mayor carga de deuda con una cuenta de pérdidas y ganancias en horas bajas no es una dinámica con la que nos sintamos cómodos, especialmente si se prolonga en el tiempo.  

Gráfico 3

Los inversores dieron el beneficio de la duda a los gobiernos en 2020, con la esperanza de que 2021 trajera algo de austeridad. Pero eso no ha sucedido. Ahora nos hemos quedado con un déficit del sector público más grande y con una carga mayor de deuda. Por tanto, no nos sorprende que hayamos visto la mayor oleada de rebajas de ratings soberanos en el siglo XXI, con un incremento cercano al 200%.

Gráfico 4

¿Cuándo se moverá la Fed?

Un movimiento destacable en los mercados durante el curso del anterior trimestre ha sido que los tipos han caído, pero no solo en EE. UU., sino en muchos países del mundo. Esto no concuerda con la inflación al alza y la huella del alto crecimiento, ni con la mejoría del mercado laboral. Es una diferencia destacable, que refleja lo que está intentando adivinar el mercado que va a hacer la Reserva Federal.

A pesar de los interrogantes en torno al compromiso de la Fed de mantener los tipos bajos por más tiempo, los inversores han visto que la institución ha sido muy clara y resolutiva. El plan de la Fed para subir tipos y parar las compras de bonos está agendado para finales de año.

Aunque la Fed todavía está activa en los mercados, el bache económico provocado por la variante Delta vuelve evidente que los tipos no pueden subir de forma monótona hasta el 2-3%. Sin embargo, de cara al medio plazo, vemos que todavía hay grandes cantidades de estímulos fiscales y monetarios en el sistema, que el crecimiento debería seguir siendo bueno y que las curvas deberían seguir inclinándose. Aunque la Fed y otros bancos centrales están anclando los tipos en el tramo corto de la curva, el tramo largo puede seguir subiendo, especialmente a medida que se acerca el tapering.

No es probable que se produzcan movimientos en bloque en los mercados

Al analizar los mercados globalmente, vemos que hay una amplia variedad de circunstancias y oportunidades potenciales. Los mercados emergentes son un terreno variado: desde China, donde se mantiene un nivel significativo de confinamiento por el virus y se ha visto un ciclo temprano de recuperación del crecimiento, más pronto que otros países, a lugares como Brasil, donde la tasa de vacunación es mucho más baja y como resultado las perspectivas de crecimiento todavía son un aspecto por venir en el futuro. En algún momento vamos a ver que se mantiene la vacunación, y eso será un impulso al crecimiento. Pero ¿hay oportunidades hoy, antes de que veamos restaurada la demanda interna, particularmente con un consumidor local con mejor salud?

Fuera de EE. UU., no podemos aplicar una política generalizada sobre el riesgo. Los bonos corporativos ofrecen un atisbo de esperanza. Hay muchas empresas en países emergentes que se están beneficiando del ciclo global frente a la demanda doméstica. En otras palabras, que están expuestas a la ya citada buena salud del consumidor y de las empresas que hay en EE. UU. Debido a esto, hemos visto que el endeudamiento, el tipo de interés de cobertura y la generación de flujos de caja han mejorado con la reflación global.  

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La clave en los emergentes es asegurarse de que haya coberturas intrínsecas a los negocios (costes de producción, divisas, tipos de interés) que puedan ayudar a capear las oscilaciones económicas globales u ofrecer narrativas defensivas. Con ellos, podemos capturar spreads en emergentes que van rezagados respecto a EE. UU. y la zona euro al tiempo que limitamos nuestra exposición a dinámicas típicas de los emergentes como la ciclicidad, la depreciación de la divisa o la volatilidad de los ingresos.

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Con esto en mente, hemos seguido rotando nuestras carteras a un modo risk off, pero con enfoque en la Fortaleza del consumidor y de los balances corporativos y la evaluación de riesgos de la renta fija en otros sectores.

Una última puntualización es que necesitamos mirar el mercado a diario, y hacerlo porque nunca sabemos en qué día puede asomar la cabeza la volatilidad. Estos son tiempos en los que un acercamiento preciso y holístico a la gestión de renta fija es la opción más madura.

 

 

 

Jason Brady, CFA, es Presidente y CEO de Thornburg Investment Management.

Ayman Ahmed es analista senior de renta fija en Thornburg Investment Management.

 

 

 

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¿Se desplomarían el oro y la plata si la FED reduce los estímulos?

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Trece meses después de su máximo en 10 años, el oro pierde alrededor de 15%; la plata, 23%, y descienden con trazos largos y respiros cortos, esporádicos. Se diría “normal”, luego de que subieran 63% y 105% desde mayo de 2019, si no fuera porque la baja se asemeja a la sufrida a partir de agosto de 2011, luego de llegar a su entonces cima histórica. ¿Se repetirá el desplome?

¿Mala racha o fin del ciclo positivo?

Oro y plata alcanzaron $1.900 y $48,5, en 2011, cuando la FED mantenía la tasa en 0,00%, e inyectaba liquidez, consecuencia de la crisis de 2008. La inflación era de 3,9%. El índice del dólar, DXY, bajó a 72,60. Conforme los estímulos se cortaban y los precios al consumidor se moderaban, los metales perdían brillo.

  • Entre 2015 y 2016, la FED subió la tasa a 0,25%, con la inflación oscilando en 0,0%. Oro y plata bajaron a $1.140–$1.050 y $15,30–$13,8. Hacia 2019, la FED había elevados las tasas en forma escalonada a 2,25%. La inflación tuvo picos de 2,90%. El oro tuvo sesgo alcista, entre $1.128 y $1.423. La plata se movió entre $14,00 y $18,6.
  • Los metales volvían a brillar según la FED volvía a su política “dovish”, en julio de 2019, recortando la tasa a 1,5%. El oro repuntó a $1.550, la plata, a $19,60. El dólar, que había llegado a 103,8, hizo vaivenes entre 95 y 99.
  • A la irrupción de la pandemia, la FED volvió al costo de 0,0%, implantó la compra de bonos y el gobierno repartió dinero. La inflación bajó a 0,1%, luego rebotó a 1,4%. El oro subió a $2.075 (nuevo máximo inter-sesión) y la plata a $30. DXY cayó a 89,20 desde 103.

Este año, con la inflación en 5,4%, lo más alto en 13 años, la FED insinúa el principio del fin de los estímulos. Los metales rompen soportes. Hacia 2015, al acabar la expansión monetaria (aunque no solo por eso), oro y plata se habían desplomado 45% y 72%, respectivamente. Hoy, cuando apenas se plantea la reducción de estímulos, los metales no parecen tan preciosos. Si el patrón se repite, perderían más lustre una vez comience la disminución del ritmo de compra de bonos, el “tapering”.  ¿Habrá algo que los sostenga?

El impulso (menguante) de los ETFs

En 2015, la inversión en oro de ETFs (GDL, IAU, GLDM…) era de 54,05M de onzas; la de plata (SLV, SIVR, AGQ…), de 524M. Al inicio de la política “hawkish”, la de oro cayó 9% desde su máximo, a 46,25M de onzas; la de plata, 14,4%, a 476,09M. 

En septiembre de 2021, la inversión en oro (histograma amarillo), 99,825M de onzas, perdía 8,4% desde su cima de agosto del año pasado y 6% en este año. La de plata (histograma gris), 913M, ganaba 3,9% y 2,1%.

La industria consideraba que la reapertura de las economías impulsaría los precios, que el repunte de compras de oro en Asia (India, China, Singapur…), la demanda de plata para paneles solares y automóviles eléctricos, dinamizaría el mercado.

A fines de enero, sí, la plata subía a $29, por el llamado vía Reddit a exprimir el metal –silver squeeze. La tenencia de ETFs subía 15%, a 1,02 MM de onzas, respecto al cierre de año. Pero… la inversión decreció entre febrero y mayo, a 920M de onzas, un 9%, ajustando el incremento en el año a 3,5%. Los ETFs fueron indiferentes a los vaivenes del precio (línea negra): la inversión decreció tanto en lapsos de rebote (enero-febrero y marzo-mayo), como en el de caída (febrero-marzo).

La variación de la tenencia de oro (histograma amarillo) fue positiva en enero, a 107,75M de onzas. Se tornó negativa en febrero, luego de la pausa del precio (línea dorada), en $1.860, de la caída comenzada desde $1.940. La tendencia bajista de la inversión continuó aun cuando el precio se impulsaba desde el mínimo de $1.670, en marzo. El nivel más bajo fue en abril, 99,35M de onzas, -7,03% en el año. Mejoró en mayo, cuando el precio aceleró de $1.760 a $1.900. Y ahí tuvo, como la de plata, mes y medio de estabilidad. Desde ese mes, a diferencia de la de plata, la tenencia disminuye a ritmo lento, con altibajos marginales.

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Podríamos decir que tanto el entusiasmo más alto que mostraron los inversionistas por los metales, como su desencanto mayor, se dio en el primer semestre. La “indiferencia” en la segunda mitad del año parece indicar que están como a la espera, dando oportunidades a la recuperación, o aguardando señales definitorias. ¿De la FED?

¿Qué nos anticipan los Futuros?

El interés abierto, que con el volumen otorga fuerza al precio, desciende desde hace un año pese a rebotes promisorios. A marzo de 2020, el CME perdió en dos meses 40% de la cantidad negociada de oro (línea dorada) y 55% de plata (línea gris). Las recuperaciones han sido cada vez más débiles y las subsecuentes recaídas han ido más allá del fondo previo.

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El interés abierto del oro parece estabilizarse en torno a 500 mil contratos, 65% del prevaleciente en enero de 2020. En cuanto a la plata, las dos elevaciones notorias restituyeron el 85% de lo que era, de modo breve. El pasado julio rompió por abajo del piso de 60% que había mantenido desde octubre-diciembre, se adelantó y previno de la precipitación del precio, y parece otra vez hacer fondo sobre los 140 mil contratos. ¿Seguirá cayendo?

Posiciones Especulativas Netas en CME

Los contratos largos netos (largos menos cortos) revelan el grado en que el mercado está orientado al alza. O a la baja. Parece que los especuladores de plata pasan rápido del optimismo al pesimismo y que la creencia de los que negocian oro es menos dubitativa.

Los largos netos de plata (histograma gris) emulan una montaña rusa. Entre 2018 y 2019 se invirtieron a “posiciones cortas netas”: los cortos superaban a los largos por 20 mil contratos. En enero y febrero de 2020 se mantuvieron entre 62 mil y 78 mil contratos. En agosto de 2020, aun con largos netos por debajo de 30 mil, el oro (línea negra), saltó a $29; de ahí escalaron hasta 57,3 mil y desde entonces suben o bajan según el precio. En agosto se redujeron al piso de 24 meses y en septiembre rebotaron para recolocarse por encima del mínimo de 12 meses.

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Los largos netos de oro (histograma amarillo) van más alineados al vaivén del precio (línea dorada). Es decir que su trayectoria de largo plazo es bajista. En enero de 2020 llegaron a ser de 353.6 mil. En la semana del máximo histórico del precio rondaban los 224 mil contratos. La mayor cifra en tiempos de la pandemia fue de 280 mil. En diciembre perdieron el techo de 250 mil y desde febrero bajaron de nivel, con tope en 216 mil y pisos de 162 mil contratos.

Un vistazo técnico

Desde que cae de su máximo, el oro sigue un comportamiento típico técnico: se podría trazar una línea para delimitar la resistencia a lo largo de la trayectoria. Esa línea correspondió primero al promedio móvil de 20 días, luego al de 50 y finalmente al de 200; un promedio móvil más largo sustituía al anterior.

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La primera etapa de la baja terminó en el doble fondo de marzo y abril, en $1.680. El rebote se validó al traspasar el promedio móvil medio, alcanzó para pasar en mayo por encima de la resistencia de $1.800 y se extendió en exceso hasta $1.900. El indicador RSI acusó de sobrecompra; al liberarla, el oro perdió el promedio de 20 días y cayó en vertical a $1.760. De ahí rebotó en diagonal hasta tocar dos veces el techo, el promedio móvil largo. Al segundo toque perdió de nuevo la media de 20 días, que recuperaría con el rebote en “V” de agosto, y lo traspasaría para chocar de nuevo con la barrera dura.

Con la recaída del 16 de septiembre, la posibilidad de que la tendencia bajista terminase para encauzar un alza sostenida, parecía aminorar. Los indicadores RSI y MACD, que sugerían perfil alcista, también se debilitaron en sus zonas media y de cero, respectivamente, para apuntar a la baja. Una nueva caída a $1.700, si se produce, lo reincorporaría a la tendencia de baja de largo plazo, realineándose a la plata.

La plata bajó en forma escalonada, en canal descendente ancho, a partir de junio, por el tanteo de que la FED comenzaría a cortar estímulos. En cada reacción falló al tocar el promedio móvil de 20 días y recayó gradualmente más abajo. En la primera rompió la media de 200 días. El segundo fallo propició el “cruce de la muerte”, meses después de que se produjera para el oro. La tercera, que parecía subir a la media de 50 días, se frustró trayendo el precio al mínimo desde diciembre, su último sostén. Los indicadores, que mostraban fuerza alcista, proyectaban ya un sesgo negativo. El canal sugería que la caída pudiera prolongarse más allá de $22.

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Conclusiones

Los metales preciosos se han condicionado a las vicisitudes relativas a la política monetaria. No a las decisiones, sino al debate sobre lo que puede decidirse. Los elementos inherentes a su uso, producción y demanda, han pasado a plano secundario. El repunte inflacionario, favorable en la teoría, es ahora contraproducente, pues motivaría que la FED disminuyera los estímulos. 

Algunos miembros de la junta de la reserva federal argumentan por comenzar a disminuirlos. Otros, entre ellos en presidente Powell, optan por la cautela y otros reclaman claridad y explicaciones.

Es posible que en la reunión de esta semana se den al fin no señales sino concreciones, en uno u otro sentido. Oro y plata, entonces, podrían definir el suyo.

Columna de Arturo Rueda

Otorgar importancia a la sostenibilidad: la crisis climática está aquí

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Mika Baumeister bike floods_0
Pixabay CC0 Public DomainMika Baumeister. Mika Baumeister

Viendo cómo las lluvias y vientos monzónicos azotaban el camping donde estuvimos durante nuestras vacaciones de verano, inundando tiendas y campos, resulta difícil negar que el cambio climático ya está aquí. En parte, el cambio climático implica unas lluvias más intensas, pero también unas sequías más fuertes, y ambos fenómenos se han observado en todo el mundo en los últimos meses.

Este año, el número de eventos climáticos extremos ha sido excepcional con respecto a cualquier parámetro, desde la ola de calor sin precedentes en Canadá, cuando las temperaturas alcanzaron un récord de 49,6 grados centígrados (1), a las desastrosas inundaciones de Renania en Europa (2) y de la provincia de Henan en China (3), a los devastadores incendios forestales que arrasaron desde Siberia (4) hasta California (5), pasando por Turquía (6) y Grecia (7). Las imágenes en los medios de comunicación de puentes, carreteras y viviendas destrozados muestran las consecuencias físicas del cambio climático.

El aumento de temperatura ya asciende a en torno a 1,1 oC, pero es de prever que suba mucho más. El gráfico 1 muestra claramente hasta qué punto el sistema climático de la Tierra se ha calentado desde la era preindustrial. Es difícil no estar de acuerdo con el tuit de Greta Thunberg: “Nos encontramos solo al principio de una emergencia climática y ecológica, y los eventos climáticos extremos serán cada vez más frecuentes” (8).

Columbia Threadneedle Investments

Las consecuencias de este número cada vez mayor de eventos extremos (gráfico 2) también se están observando en los mercados financieros. Por ejemplo, los precios del café han escalado a unos niveles que no se habían registrado desde 2014 (9) después de que las peores heladas en Brasil en dos décadas, junto con sequías, afectaran las cosechas.

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Las olas de calor y las sequías de este verano en ambos lados de la frontera entre Estados Unidos y Canadá también habrán afectado seguramente los rendimientos de los cultivos, y las inundaciones en la principal región productora de carne de cerdo de China han aumentado el riesgo de enfermedades de los animales. Mientras tanto, la helada en Texas a principios de este año tuvo un coste de millones para algunas compañías eléctricas (10).

Ahora sabemos que hacen falta unas reducciones inmediatas y a gran escala de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para limitar el calentamiento a menos de dos grados, y parece que finalmente el mundo está empezando a darse cuenta de esta emergencia climática.

En mayo, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) publicó un informe donde detallaba los pasos para una transición hacia un sistema energético con emisiones netas cero para 2050 (11). Esto significa que debe haber una compensación entre las emisiones generadas y las emisiones eliminadas de la atmósfera terrestre.

La principal conclusión de la AIE es que esta transición requiere una transformación sin precedentes de cómo se produce y consume energía en todo el mundo. Esto, a su vez, exige el despliegue inmediato y masivo de todas las tecnologías de energías limpias y eficientes disponibles, así como un esfuerzo coordinado a escala mundial para acelerar la innovación en nuevas tecnologías, tales como baterías avanzadas, hidrógeno verde y la captura y almacenamiento de carbono.

Otra conclusión contundente es que no hace falta desarrollar nuevos proyectos de petróleo y gas para satisfacer nuestras necesidades futuras de energía y, de hecho, no debería haber nuevas inversiones en combustibles fósiles a partir de este año si queremos alcanzar el objetivo de emisiones netas cero. Por lo tanto, no es de extrañar que la presión relativa al cambio climático sobre las compañías de petróleo y gas esté aumentando, no solo por parte de los organismos reguladores, sino también de los inversores y consumidores. De hecho, hubo algunos hitos clave de algunos inversores que coincidieron con la publicación de este informe de la AIE:

  • En los Países Bajos, un tribunal ordenó a Shell que ampliara sus recortes de emisiones de carbono en al menos un 45% antes de 2030 (frente al 20% actual) con respecto a los niveles de 2019 (12).
  • En Estados Unidos, es notorio que la petrolera Exxon ha ido a la zaga de sus homólogas europeas en el plan de descarbonización. Sin embargo, en una jugada inesperada, dos candidatos con experiencia climática del inversor activista Engine No. 1, que solo tiene una participación del 0,02%, fueron elegidos como miembros del consejo de administración de Exxon, con el respaldo público de otros grandes inversores (13). En Chevron, mientras tanto, los inversores aprobaron una resolución a favor de reducir las emisiones de alcance 3, es decir, las generadas por los consumidores de los productos de Chevron (14).

El mensaje está claro: si los sectores automovilístico y de energía logran poner en marcha unos planes de transición “verde”, no hay motivo por el que las compañías de petróleo y gas no puedan hacer lo mismo, y la presión de inversores y gobiernos sobre estas empresas está empezando a intensificarse en Europa y en Estados Unidos.

Aunque los objetivos de emisiones netas cero han ascendido considerablemente en los 18 últimos meses, y ahora ya hay compromisos de gobiernos que cubren el 70% del PIB mundial (15), de momento muy poco de ello se ha reflejado en unos planes viables.

De hecho, menos de una cuarta parte de estos compromisos de emisiones netas cero se ha traducido en legislación o políticas efectivas. No obstante, un buen paso en adelante es que Europa ha empezado a convertir en hechos sus objetivos de emisiones netas cero desvelando su tan esperado plan “Objetivo 55” (16). Este plan, en caso de que se apruebe, pretende alinear las distintas políticas climáticas de Europa con su objetivo de reducir las emisiones de carbono en un 55% de aquí a 2030, lo que, a su vez, implica endurecer y ampliar el alcance de las políticas climáticas existentes.

Uno de los mayores cambios es la expansión del régimen de comercio de derechos de emisión de carbono (RCDE) de la UE. La política climática de los 10 últimos años se ha centrado principalmente en descarbonizar el sector energético, mientras que otros sectores han resultado poco afectados. Sin embargo, este plan pretende cambiar esta situación, ya que Europa ampliará el RCDE a todos los sectores emisores de carbono, incluidos el transporte y los edificios.

Europa se compromete a que los precios del carbono reflejen mejor el coste de descarbonización de sus economías, con el objetivo de que, a medida que el precio del carbono aumente, las empresas integren mejor los factores climáticos en sus decisiones de inversión. El plan también introduce un nuevo impuesto fronterizo sobre las emisiones de carbono, más apoyo para los combustibles sostenibles, unas mayores perspectivas de crecimiento para las energías renovables, un impulso a la aceleración de los vehículos eléctricos y una mayor eficiencia energética en la renovación de edificios. También contempla la introducción de una fiscalidad más estricta sobre los combustibles fósiles.

Creemos que no estamos más que al principio de esta megatendencia de la descarbonización. La voluntad política de endurecer los objetivos de emisiones no hará más que aumentar de aquí en adelante a medida que se acelera el cambio climático.

La estrategia Threadneedle Sustainable Outcomes Global Equity está bien posicionada para beneficiarse de estos cambios. Invertimos en destacadas compañías de energías renovables que se beneficiarán no solamente de la aceleración prevista en la inversión en renovables durante la próxima década, sino también de la mayor demanda de electricidad a medida que electrificamos nuestras economías.

También invertimos en compañías que ofrecen soluciones “verdes” en los sectores de la movilidad, edificios, industria y agricultura. Creemos que, gracias a nuestro enfoque en unos resultados sostenibles positivos, esta estrategia podrá ofrecer unas sólidas rentabilidades a los inversores en la próxima década, ya que estaremos bien posicionados en lo que respecta a las tendencias de la demanda de los consumidores y la normativa de los gobiernos en materia medioambiental.

 

Tribuna de Pauline Grange, gestora de carteras de renta variable global, y Jess Williams, analista de carteras de inversión responsable en Columbia Threadneedle Investments.

 

Notas a pie de página: 

  1. https://www.bbc.co.uk/news/world-us-canada-57654133, 30 de junio de 2021.
  2. https://www.bbc.co.uk/news/world-europe-57850504, 15 de julio de 2021.
  3. https://www.theguardian.com/weather/video/2021/jul/22/ henan-floods-aerial-images-show-flood-devastation-in-chineseprovince-video, 22 de julio de 2021.
  4. https://www.theguardian.com/world/2021/aug/09/smokesiberia-wildfires-reaches-north-pole-historic-first, 9 de agosto de 2021.
  5. https://www.theguardian.com/us-news/2021/aug/17/ california-wildfires-dixie-fire-damage-crews, 17 de agosto de 2021.
  6. https://www.bbc.co.uk/news/world-europe-58057081, 2 de agosto de 2021.
  7. https://www.bbc.co.uk/news/world-europe-58141336, 9 de agosto de 2021.
  8. https://twitter.com/GretaThunberg/ status/1415600846356819971?s=20, 15 de julio de 2021.
  9. https://www.ico.org/show_news.asp?id=761
  10. https://www.wsj.com/articles/texas-grapples-with-crushingpower-bills-after-freeze-11614095953
  11. https://www.iea.org/reports/net-zero-by-2050
  12. https://www.bbc.co.uk/news/world-europe-57257982
  13. https://www.reuters.com/business/sustainable-business/ shareholder-activism-reaches-milestone-exxon-board-votenears-end-2021-05-26/
  14. https://www.reuters.com/business/energy/chevronshareholders-approve-proposal-cut-customeremissions-2021-05-26/
  15. Energy & Climate Intelligence Unit, “TAKING STOCK: A global assessment of net zero targets”, marzo de 2021.
  16. https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/en/ ip_21_3541

 

 

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La transición energética: ¿más que meras palabras?

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Foto cedida. La transición energética

La tan necesaria transición energética lleva tiempo en boca de todo el mundo, pero ¿hasta qué punto tiene sentido hablar de ella si no se actúa con suficiente rapidez o contundencia? Gobiernos de todo el mundo se han comprometido a la lucha contra el cambio climático fijándose objetivos de neutralidad de carbono, pero cabe afirmar que estos esfuerzos han carecido de consistencia, colaboración y coherencia.

Con las fechas límite de reducción de emisiones ya a la vista, están surgiendo señales de una transformación a largo plazo en el modo en que producimos, suministramos y consumimos energía. No obstante, múltiples personalidades y organismos reconocen que con esto no basta. Si ha llegado verdaderamente la era de la transformación energética, ¿cuál es el mejor modo de acceder a estas oportunidades como inversores?

¿Reconstruyendo de forma más verde?

En plena pandemia, gran parte del respaldo fiscal sin precedentes aportado por los gobiernos para estimular el crecimiento económico estuvo delimitado por iniciativas verdes para asegurar que los países se reconstruían de mejor forma. No obstante, un estudio reciente de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) sugiere que solamente un 2% de este gasto se ha destinado a medidas de energía limpia1.

Sobre todo, la AIE advierte de que, bajo los actuales planes gubernamentales de gasto de recuperación, las emisiones globales de carbono alcanzarán niveles récord en 2023 y continuarán subiendo. En opinión de sus expertos, el mundo se halla «lejos de la senda hacia la neutralidad de carbono de cara a 2050»2.

Aunque el tiempo apremia, todavía no es demasiado tarde para implementar los cambios necesarios, y la expectativa es que la próxima cumbre COP26 será crucial a la hora de elevar las ambiciones de todos los agentes para intensificar las medidas climáticas, crear resiliencia y reducir las emisiones. Alok Sharma, presidente del COP26, afirma: «No debemos perder de vista los enormes retos que plantea el cambio climático… estamos trabajando con nuestros socios internacionales en una ambiciosa hoja de ruta de acción climática global… y el COP26 puede ser un momento en que el mundo se una bajo una recuperación limpia y sostenible».3

Creciente frecuencia de eventos climáticos extremos

Por si los políticos necesitaban un nuevo catalizador para ampliar sus compromisos climáticos, este verano ha sido escenario de un gran número de acontecimientos meteorológicos extremos en todo el mundo. Una ola de calor sin precedentes afectó a América del Norte, y las inundaciones en China, la India, Alemania, Austria y Bélgica han causado numerosas víctimas mortales y miles de millones de dólares en daños. Ni siquiera los climatólogos daban crédito a sus ojos ante la gravedad y frecuencia de estos eventos. Chris Rapley, profesor de ciencias climáticas en el University College de Londres, advierte de que «se está produciendo un cambio dramático en la frecuencia con la que se producen acontecimientos climáticos extremos».4

Un resultado positivo de estos trágicos eventos es que los políticos han pasado a reconocer públicamente la necesidad de hacer más para abordar el impacto del cambio climático y frenar su avance. La canciller alemana Angela Merkel ha instado a «intensificar la lucha contra el cambio climático»5, mientras que el presidente estadounidense Joe Biden reconoció que el «cambio climático está propiciando una peligrosa confluencia de calor extremo y sequías prolongadas», añadiendo que «ahora tenemos que actuar con rapidez: se nos acaba el tiempo».6

El último informe sobre calentamiento global del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU también confirma inequívocamente la realidad del cambio climático, advirtiendo de que este siglo se superará el nivel de calentamiento de 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales a no ser que se produzcan reducciones profundas de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI)7. Esto llevó al Secretario General de la ONU, António Guterres, a describir este escenario como «un código rojo para la humanidad»8.

Hoja de ruta de la AIE hacia la neutralidad de carbono

El reconocimiento por parte de grandes figuras públicas de la importancia y la urgencia del reto climático y su compromiso con la intensificación de medidas es un gran paso adelante, pero el compromiso de la AIE no lo ha sido menos. Este poderoso ente energético ha estado vinculado con el fomento de los combustibles fósiles en el pasado, pero en mayo de 2021 deleitó a los defensores de la lucha contra el cambio climático con la publicación de su hoja de ruta hacia las cero emisiones de cara a 2050.

Este informe representa el primer estudio exhaustivo a nivel mundial de cómo puede lograrse la transición energética, ayuda a priorizar las medidas necesarias y define hitos para guiar el camino hacia la neutralidad de carbono. La declaración de la AIE de que «no debería invertirse en nuevos proyectos de suministro de combustibles fósiles»9 tuvo un impacto particularmente fuerte, al respaldar la financiación del ulterior desarrollo de fuentes renovables.

Invertir en la transición energética

Según la AIE, la inversión total anual en energía necesita alcanzar los 5 billones de dólares de cara a 2030, lo cual añadiría un 0,4% adicional al año al crecimiento del PIB mundial10. Un gasto de tal envergadura subraya la perspectiva de que la transición energética ofrece una oportunidad excitante a los inversores. Además de representar un tema de fuerte crecimiento secular, también es atractiva para los que consideran importante lograr resultados sostenibles.

La oportunidad que ofrece la transición energética no se limita a la energía limpia. Después de todo, nadie espera que el uso de combustibles fósiles vaya a cesar de inmediato, y las fuentes convencionales siguen siendo una parte esencial del mix energético. De lo que se trata es de reducir la dependencia del mundo en los combustibles fósiles y adoptar progresivamente más fuentes de energía sostenibles y renovables.

Las oportunidades abarcarán innovaciones en redes inteligentes, transporte alternativo, vehículos eléctricos, eficiencia energética industrial, edificios verdes, iluminación LED, pilas de combustible de hidrógeno, energía eólica y fotovoltaica y numerosas áreas de suministro público. En este contexto, la transición energética debería verse como una oportunidad temática muy amplia.

Contribuir a un futuro más verde

Nos hallamos en plena búsqueda de soluciones más verdes para dotar de energía al planeta, y esta podría ser una de las mayores oportunidades de inversión de nuestra época. La comunidad inversora se halla ante una oportunidad increíble para respaldar a empresas que se esfuerzan por descarbonizarse y acelerar la tan necesaria transición energética. Además de los operadores ya establecidos y conocidos, habrá empresas pequeñas, ágiles e innovadoras tratando de forjarse un nombre en este mercado en plena evolución, y cualquiera de ellas podría convertirse en una superestrella del mañana.

En BNP Paribas Asset Management reconocemos la importancia de ser capaces de distinguir entre modas pasajeras y tendencias transformadoras y duraderas. Nos concentramos en investigar e identificar el futuro de la energía, de las fuentes renovables y de su impacto no solo en el sector energético, sino en un amplio abanico de áreas como el transporte y la vivienda. Creemos que esto requiere un conjunto diferente de preguntas. Al fin y al cabo, uno no puede tomar decisiones de inversiones bien fundadas si no adopta un enfoque sopesado, de miras amplias y sin sesgo alguno a la hora de evaluar el impacto y las oportunidades.

Tribuna de Ulrik Fugmann, gestor del BNP Paribas Energy Transition

Notas
1https://www.iea.org/news/with-only-2-of-governments-recovery-spending-going-to-clean-energy-transitions-global-emissions-are-set-to-surge-to-an-all-time-high
2https://www.iea.org/news/with-only-2-of-governments-recovery-spending-going-to-clean-energy-transitions-global-emissions-are-set-to-surge-to-an-all-time-high
3https://www.gov.uk/government/news/new-dates-agreed-for-cop26-united-nations-climate-change-conference
4https://www.ft.com/content/9a647a51-ede8-480e-ba78-cbf14ad878b7
5https://www.theguardian.com/world/2021/jul/18/angela-merkel-to-visit-flood-ravaged-areas-in-germany
6https://edition.cnn.com/2021/06/30/politics/wildfire-response-western-governors-biden-meeting/index.html
7https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg1/downloads/report/IPCC_AR6_WGI_Headline_Statements.pdf
8https://www.un.org/press/en/2021/sgsm20847.doc.htm
9https://www.iea.org/news/pathway-to-critical-and-formidable-goal-of-net-zero-emissions-by-2050-is-narrow-but-brings-huge-benefits
10https://www.iea.org/news/pathway-to-critical-and-formidable-goal-of-net-zero-emissions-by-2050-is-narrow-but-brings-huge-benefits

¿Por qué vale la pena mantenerse ágil en una época de bajas tasas de interés?

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Pixabay CC0 Public Domain. A medida que los mercados vuelven a la normalidad, las opciones de la Fed podrían ser claves

El año pasado, durante la fase más aguda de la crisis del COVID-19, los principales bancos centrales del mundo intervinieron a una escala sin precedentes: recortando los tasas de interés, comprando bonos del Estado y proporcionando una liquidez masiva. Los rendimientos de los bonos soberanos reaccionaron hundiéndose a mínimos históricos: -0,9% en el Bund alemán a 10 años y 0,5% en los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años.

Con una recuperación económica enérgica, aunque desigual, en gran parte del mundo, y unos rendimientos muy por encima de su reciente punto mínimo, algunos comentaristas creen que las tasas mundiales han dado un giro. El argumento es que el mercado alcista de bonos durante cuatro décadas, que ha empujado los rendimientos constantemente a la baja, ha terminado. Un resurgimiento del crecimiento y la inflación significan que es inevitable que las tasas suban.

Aunque es tentador pensar que la reciente subida de los rendimientos de los bonos anuncia un cambio de régimen, creemos que esta opinión es errónea. Si bien es posible que las tasas suban un poco a partir de ahora, hay muchas pruebas de que seguirán siendo extremadamente bajos en comparación con todas las medias históricas. De hecho, varios factores sugieren que las tasas de interés seguirán siendo «más bajos durante más tiempo», basándose tanto en las tendencias económicas a largo plazo como en los acontecimientos más recientes. Replantear las carteras para tener en cuenta esta perspectiva debería ser una prioridad urgente para los inversores.

El menor crecimiento está conteniendo las tasas de interés

En primer lugar, si tomamos los factores a largo plazo, las fuerzas que han impulsado el mercado alcista de los últimos 40 años en los bonos del Estado -y el consiguiente descenso de las tasas de interés en el mundo desarrollado (véase el gráfico inferior) – parecen estar lejos de agotarse. Hasta que no lo estén, es prematuro hablar de un giro decisivo.

Hay dos factores clave que han contribuido a la bajada de las tasas: una desaceleración del crecimiento económico y de la inflación durante décadas, así como la caída de las expectativas de inflación a largo plazo. Los rendimientos nominales de los bonos siguen de cerca el PIB nominal. Cuando el crecimiento se ralentiza, las tasas de interés y los rendimientos de los bonos tienden a moderarse. En este contexto, un tipo de interés determinado representa un equilibrio que equilibra la demanda de capital para invertir y la oferta de ahorro disponible para satisfacer esa demanda. Un crecimiento más lento tiende a suprimir la demanda de capital para invertir y, por lo tanto, ejerce una presión a la baja sobre las tasas de interés.

Del mismo modo, si las tasas de crecimiento nominal a largo plazo aumentan, la mayor demanda de capital debería hacer subir las tasas de interés. Pero esto es poco probable en un futuro previsible. Las principales razones son la demografía, la naturaleza cambiante de las economías modernas y el menor crecimiento de la productividad, que se combinan para suprimir la demanda de capital y aumentar la oferta.

Graf 1Allianz GI

La demografía hace que el mundo se «ahogue» en los ahorros

El aumento de la longevidad en el mundo desarrollado ha inclinado la balanza demográfica, reduciendo el tamaño de la población activa en relación con las generaciones mayores, lo que ha contribuido a crear un exceso de ahorro en todo el mundo que busca quedarse en activos seguros, especialmente en los mercados de bonos.

También hay menos lugares donde poner a trabajar estos ahorros. Esto se debe a una transición a largo plazo en las economías desarrolladas desde industrias intensivas en capital y manufacturas hacia empresas ligeras en capital y orientadas a los servicios, que tienen menores necesidades de inversión.

La ralentización del crecimiento de la productividad ha reforzado esta tendencia al reducir las tasas de expansión económica a largo plazo, lo que ha vuelto a suprimir la demanda de capital de inversión. El resultado es una abundancia de capital y una escasez relativa de oportunidades para invertirlo, lo que provoca una presión a la baja sobre los tasas de interés. Todos estos factores son de naturaleza largoplacistas y están firmemente arraigados: no es probable que ninguno de ellos se revierta de forma inminente.

La deuda está en niveles récord

El mundo ha acumulado una vasta cantidad de deuda -pública y privada- desde los años en que se produjo la crisis global financiera, y especialmente desde la crisis del COVID-19. Las cargas masivas de deuda, aunque sean fácilmente financiables a tasas de interés muy bajas, tienden a suprimir el crecimiento futuro al desviar dinero de la inversión productiva para cubrir la deuda. También hacen que los prestatarios sean más vulnerables a un aumento inesperado de las tasas de interés.

Con los niveles de deuda de las principales economías desarrolladas en niveles récord, los bancos centrales se enfrentan a un reto de enormes proporciones. Cualquier aumento significativo de las tasas de interés podría hacer insostenibles enormes franjas de la deuda existente y desestabilizar a los gobiernos y a los mercados financieros. En consecuencia, la represión financiera -cuando la inflación es sistemáticamente superior a las tasas de interés- se convierte en una herramienta necesaria de la política monetaria para garantizar que la carga de la deuda de los prestatarios siga siendo sostenible. Sin embargo, esto supone un reto para los inversores que buscan rentabilidad para proteger sus ahorros.

En efecto, el centro de gravedad de la banca central se ha desplazado. Políticas como la flexibilización cuantitativa (QE), experimental hace una década, son ahora rutinarias. Lejos de buscar una salida de las políticas actuales tan pronto como sea posible, los bancos centrales son ahora más propensos a subrayar los peligros de proporcionar demasiado poco apoyo a la economía, en lugar de proporcionarlo en demasía. 

Por ello, no es de extrañar que, aunque es probable un fuerte repunte de la actividad económica, para este año y el próximo, todo indica que la política monetaria seguirá siendo flexible. Se espera que la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) reduzca su programa de compra de bonos de forma muy gradual, y no es probable que suba las tasas antes de 2023. En la zona del euro, la política monetaria seguirá siendo extremadamente flexible. Todo esto sugiere que la perspectiva más probable en las economías desarrolladas es la de muchos años más de tasas de interés históricamente bajas, que mantendrán los rendimientos de los activos seguros cerca de cero.

Implicaciones para las carteras

¿Cómo deben reaccionar los inversionistas? Nunca ha sido tan difícil generar ingresos fiables como ahora. Igualmente, preservar el poder adquisitivo del dinero en una época de represión financiera es un constante dolor de cabeza. Y si los inversionistas se aventuran más allá de los activos tradicionales en busca de un rendimiento adicional, ¿cómo deben diversificar y gestionar el riesgo?

  • Pensar en las asignaciones como una pesa. Los inversionistas deben considerar sus opciones como una «pesa» que abarca dos grupos de activos: los que son adecuados para preservar el capital (incluidos los bonos soberanos, el crédito y las alternativas al efectivo) y los que están diseñados para generar crecimiento del capital e ingresos (incluidos los bonos de mercados emergentes, la renta variable y los activos de mercados privados, como las infraestructuras, la deuda y el crédito privado). Podrán elegir entre una gama de soluciones multiactivo que combinan elementos de cada grupo para obtener una serie de resultados.
  • Mantener la agilidad es la clave. Los últimos años han ilustrado una característica clave de los mercados de inversión actuales: la rapidez con que pueden cambiar las condiciones. En consecuencia, la combinación óptima de activos tendrá que cambiar naturalmente en respuesta. Esto exige un enfoque muy dinámico del posicionamiento que cambie rápidamente las asignaciones de activos dentro de la cartera a medida que evolucionan las condiciones económicas para preservar los beneficios de la diversificación y garantizar una gestión ágil del riesgo.
  • Considerar los cambios permanentes en la cartera. Algunos cambios en las carteras podrían ser más permanentes. Esto apunta a un futuro en el que el equilibrio de las carteras tradicionales de renta variable/renta fija se inclinará decisivamente hacia la renta variable: una cartera equilibrada convencional de 70% de bonos y 30% de renta variable podría pasar a una posición 50:50, por ejemplo. Una cartera más agresiva de 60:40 podría pasar a un 80% de renta variable y un 20% de renta fija, o incluso a un 100% de renta variable con una cobertura de riesgo. También sugiere que las asignaciones a los activos del mercado privado destinados a generar crecimiento del capital y rendimiento adicional aumentarán sustancialmente. Podrían alcanzar el 20% en una típica cartera institucional de activos múltiples.

Las fuerzas que han impulsado las tasas de interés de forma constante hacia el cero durante las últimas cuatro décadas siguen actuando y seguirán siendo dominantes en un futuro previsible. En este contexto, la forma en que los inversionistas abordan la asignación de activos debe cambiar, y su enfoque de la gestión del riesgo y de la diversificación debe ser mucho más ágil, para navegar en una época en la que las condiciones del mercado pueden ser cambiantes.

 

Tribuna de Franck Dixmier, director global de Inversiones de Renta Fija en Allianz Global Investors, e Ingo Mainert, director de Inversiones de Multiactivos para Europa en Allianz Global Investors.

La lucha contra el «greenwashing»: por qué los bonos verdes podrían ser la solución

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Pixabay CC0 Public DomainAutor: Alexas_Fotos. La lucha contra el "lavado verde": por qué los bonos verdes podrían ser la solución

Gracias a los medios de comunicación y otros grupos, hoy somos más conscientes que nunca del concepto de «lavado verde» (greenwashing, en inglés). Ya sea un producto «apto para veganos» probado en animales, una pajita de papel que no se puede reciclar o una empresa que convierte su logotipo en verde sin cambiar su negocio.

El lavado verde es una tendencia potencialmente preocupante, porque nos anima a creer que somos parte de la solución de un problema, aunque en realidad lo estemos empeorando. Si esto se extiende a millones de personas, el efecto acumulativo podría ser desastroso.

Mientras que las demandas de lavado verde son especialmente frecuentes en los bienes de consumo (pensemos en la moda rápida, los alimentos y las bebidas), a medida que los inversores se inclinan cada vez más por la inversión en materia de ESG y relacionada con el clima, se plantean preguntas similares sobre la verdadera «ecología» de ciertos productos de inversión.

Es importante abordar estas cuestiones. Al fin y al cabo, los inversores tienen un gran poder para apoyar o penalizar a las empresas que no cumplen con sus normas o que prometen más de lo que cumplen. Al evaluar las credenciales ecológicas de una inversión, los inversores pueden ganar confianza para apoyarla, o entender que hay formas más adecuadas de invertir su capital.

Cómo evitar el lavado verde

Si sueles seguir nuestras publicaciones, ya sabrás que Lyxor es un gran fan de los bonos verdes: valores de renta fija cuyos ingresos financian proyectos ecológicos. Lanzamos el primer ETF de bonos verdes del mundo en 2017 y estamos muy contentos de ver el auge del mercado en los últimos años. Puedes leer más sobre el impacto de nuestro emblemático ETF en el informe 2020 que publicamos recientemente.

Para poder ser incluido en nuestro ETF, un bono verde debe ser aprobado por la Iniciativa de Bonos Climáticos (CBI), una organización sin ánimo de lucro dedicada a promover las inversiones para una economía baja en carbono y con resiliencia climática. En su último informe, copatrocinado por Lyxor ETF, la CBI analizó lo que se denomina «informe posterior a la emisión», una evaluación de la emisión de bonos verdes que plantea la pregunta: «¿hizo el emisor lo que dijo que haría?»

Por qué el informe posterior a la emisión es importante para los inversores

El informe de la CBI analiza dos aspectos principales de la información posterior a la emisión de bonos verdes: El «uso de los ingresos», es decir, cómo se utilizaron los ingresos del bono, y el «impacto», es decir, los efectos tangibles obtenidos.

«La información posterior a la emisión sobre el uso de los ingresos es un componente fundamental de los Principios de los Bonos Verdes (GBP, por sus siglas en inglés) y de los Principios de los Préstamos Verdes (GLP, por sus siglas en inglés), y también se recomienda que los emisores informen sobre los impactos medioambientales logrados», dice la CBI. «La divulgación de información posterior a la emisión proporciona transparencia, garantiza la responsabilidad y apoya la credibilidad de los bonos y préstamos verdes. A medida que el mercado ha crecido, también lo ha hecho el interés de los inversores por la información sobre el impacto y el uso de los ingresos para informar sobre los procesos de toma de decisiones, los análisis y los informes a los inversores».

Si te interesa este tema, te animamos a que consultes el informe completo. El objetivo general de la CBI era ser lo más exhaustiva posible para apoyar la evolución de la inversión sostenible, así que hay mucho en lo que profundizar. A continuación compartimos algunos puntos destacados :

Tres lecciones del estudio del mercado de bonos verdes

De su estudio de los bonos verdes emitidos entre noviembre de 2017 y marzo de 2019 incluidos en la base de datos de bonos verdes ligados al clima (694 bonos de 408 emisores que representan 212.000 millones de dólares), surgieron tres conclusiones principales:

  1. La divulgación de información posterior a la emisión es una práctica muy extendida en los bonos verdes. El primer hallazgo interesante de la investigación de la CBI es que la información posterior a la emisión ya se encuentra en una posición fuerte. El 77% de los emisores, que representan el 88% de la cantidad emitida por valor de mercado, proporcionaron información sobre el uso de los ingresos.
  2. El lavado verde es muy poco frecuente. En segundo lugar, hay pocos indicios de lavado verde entre los emisores de bonos verdes analizados por la CBI. Según sus estimaciones, casi todos los emisores que no informaban en el momento del análisis han informado al menos del uso de los ingresos.
  3. La información sobre el impacto es cada vez más habitual. El tercer punto a tener en cuenta es que la información sobre el «impacto» es cada vez más habitual. Sin embargo, es más compleja que la información sobre el uso de los ingresos y, según la CBI, está muy poco estandarizada, con una amplia gama de métricas utilizadas para medirla e informar sobre ella.

Más allá de la atención que prestan inicialmente los inversores a la hora de seleccionar las inversiones adecuadas en bonos verdes de calidad, ahora exigen la trazabilidad de los proyectos y activos que están financiando. Esta diligencia extra les permite comprender mejor el impacto ESG de sus inversiones, midiendo hasta qué punto contribuyen a la sociedad y a sus propios objetivos de neutralidad de carbono. Por ello, la evaluación y la comparación con los informes de los emisores es fundamental para apoyar las mejores prácticas.

Casos de estudio: ejemplos de buenos informes

Entonces, ¿quién está haciendo bien los informes posteriores a la emisión? A continuación, mostramos dos ejemplos de empresas que la CBI califica como excelentes en la presentación de informes posteriores a la emisión de bonos verdes. Ambas se encuentran dentro del ETF Lyxor Green Bond (DR) UCITS.

  • Swire Properties es una de las empresas con mejor puntuación y con unos informes ejemplares. Varios promotores inmobiliarios presentan informes muy sencillos cuando sólo financian unos pocos edificios/proyectos, pero Swire combina la sencillez con la exhaustividad. Además de una página sobre financiación verde visualmente atractiva que resume la mayor parte de los datos y detalles de su financiación verde de forma muy clara, su informe sobre bonos verdes tiene asignaciones a nivel de bonos e información detallada sobre cada proyecto, incluyendo impactos ambientales que van mucho más allá de las certificaciones de edificios conseguidas – esto es alentador, ya que muchos emisores sólo se basan en la divulgación de las certificaciones de edificios como una forma de informar sobre el impacto, lo que no es ideal (ver página 27). También se ofrece un resumen del proceso de información y de la metodología de cálculo, junto con un informe de fiabilidad limitada de PwC. El informe está disponible para todos los bonos verdes emitidos hasta ahora, y la página web de Swire también incluye un resumen del préstamo verde obtenido en 2020 y del préstamo vinculado a la sostenibilidad obtenido de Crédit Agricole en 2012, que está supeditado a un objetivo de reducción de la intensidad del uso de energía de la cartera inmobiliaria de Swire, así como a la cotización en el DJSI World. (…) Los informes de impacto de Swire Properties son igualmente excelentes y merecen una lectura más profunda.
  • La Société du Grand Paris (SGP) obtuvo en 2018 la Certificación Programática Conforme a los Criterios de Transporte con Bajas Emisiones de Carbono de la Norma sobre Bonos Climáticos, con el fin de financiar la red de metro y tren de cercanías Grand Paris Express que rodea París. Con un total de 16.000 millones de euros (18 100 millones de dólares) hasta la fecha, su programa de bonos verdes a medio plazo en euros es, con diferencia, el mayor del mercado, pero se complementa con otras fuentes de financiación, como recursos fiscales (ingresos tributarios), subvenciones de la UE y préstamos del sector público. En general, el proyecto pretende promover un desarrollo económico sostenible e integrador, creando al mismo tiempo numerosos puestos de trabajo. Se espera que el proyecto reestructure el Gran París gracias a las 68 nuevas estaciones y a los 200 km de líneas que cruzan la capital, permitiendo los desplazamientos entre los distintos barrios sin emisiones de CO2. Se calcula que las emisiones alcanzarán un máximo de 4,3 millones de toneladas de CO2e durante la fase de construcción, y se reducirán a 110.000 toneladas al año una vez que el metro esté en funcionamiento. Se convertirá en carbono positivo entre 2026 (en el mejor de los escenarios) y 2031 (en el peor escenario), permitiendo un ahorro anual de entre 755.000 y 1,3 millones de toneladas de CO2e al año (frente al tráfico de coches, que actualmente domina en la zona).

Mirando al futuro

Una de las conclusiones del informe de la CBI es que, a pesar de que el conjunto actual de información posterior a la emisión es muy rico, sigue estando incompleto y todavía se puede mejorar. En particular, para aumentar la disponibilidad, la calidad y la coherencia de la información, debería desarrollarse un marco común de información e, idealmente, una plataforma de información centralizada para una mejor armonización de los datos.

Es alentador que ya se hayan realizado esfuerzos (por ejemplo, Green Assets Wallet, Nasdaq Sustainable Bond Network, LGX DataHub, IDB Green Bond Transparency Platform), algunos de los cuales la CBI apoya activamente.

La siguiente etapa podría comprender una plataforma de información más centralizada, completa y global. El Reglamento sobre el Estándar Europeo de Bonos Verdes de la UE, que ya exige la presentación de informes de impacto y del uso de los ingresos, podría ayudar a ofrecer una solución de este tipo.

Conclusión

Se acerca el día en que la evolución de una empresa dependerá del tamaño de su huella de carbono, del escenario de calentamiento global que implique y de su voluntad de abordar cuestiones sociales más amplias, tanto como las métricas financieras ordinarias. Las mejores decisiones de inversión tienen en cuenta esta idea.

Nuestro ETF Lyxor Green Bond (DR) UCITS, clasificado como artículo 9, según el reglamento SFDR, ofrece a los inversores una forma sencilla de actuar directamente sobre el clima en sus carteras de renta fija. También puede conocer el impacto de nuestro emblemático ETF de bonos verdes en nuestro informe de impacto de 2020.

 

Tribuna de Pedro Coelho, responsable para Société Générale de Lyxor ETF para España, Portugal y Latinoamérica.

 

Fuente de todos los datos: Iniciativa de Bonos Climáticos, Informes posteriores a la emisión en el mercado de bonos verdes, 2021.

Más información sobre los ETFs de bonos verdes

Este artículo tiene únicamente fines informativos y no debe tomarse como un consejo de inversión. Lyxor ETF no respalda ni promociona en modo alguno ninguna de las empresas mencionadas en este artículo. Capital en riesgo.

 

Siete visiones sobre inversión internacional

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Pixabay CC0 Public Domain. Siete visiones sobre inversión internacional

¿Cómo está la recuperación en el mundo? ¿Dónde encontrar valor real? ¿Podría la tasa mínima de impuesto corporativo desalentar a los negocios internacionales? ¿Cómo podrían las restricciones regulatorias de China sobre sus firmas tecnológicas influir en el valor? A continuación, comparto mis respuestas.

En cuanto al desempeño de la recuperación a escala global, hoy vemos que se da un tipo de estira y afloje en los mercados, entre la recuperación y quizá el temor de un crecimiento excesivamente fuerte y la inflación. Veo que algo de esto se ejemplifica por medio de los numerosos cuellos de botella y aumento de precios. Igualmente, es difícil obtener recursos. Creo que ya todos hemos oído historias de escasez de todo, desde trabajo, chips semiconductores hasta materias primas básicas que impactan la capacidad de las compañías para satisfacer la demanda.

Por otro lado, hay todavía algo de temores persistentes por el COVID-19, sus nuevas variantes y la posibilidad de nuevas medidas de confinamiento. Ya estamos presenciando algo de esto en Asia, que de cierto modo está restringiendo las tasas de interés y rendimiento conjunto. Por ello vemos este interesante estira y afloja. Dicho esto, hay muchas compañías con una robusta actividad. Afortunadamente, la economía global no se reactivó al mismo tiempo, porque la economía global tiene dificultad para manejar una reapertura por fases. Aún hay lugares en Asia que no han reabierto completamente. Incluso otros sitios en el mundo, como Australia y Nueva Zelanda, están esporádicamente poniendo pausa para gestionar los brotes del virus.

En general, lo que vemos en las empresas que monitoreamos son condiciones de una fuerte demanda y sólida rentabilidad. De hecho, en industrias seleccionadas como el sector automotriz, no pueden satisfacer la demanda por la escasez de autopartes y fuerte demanda. Anticipamos que esta demanda va a durar por un tiempo.

Con respecto a los bancos, ciertamente es un área que ha enfrentado obstáculos durante la última década. Por ejemplo, las firmas de finanzas en Europa registraron un crecimiento bajo y lento. O las firmas financieras globales, que desde la crisis financiera debieron hacer un esfuerzo tremendo para formar capital en sus balances, lo cual deterioró el retorno.

Analicemos el ROE (retorno sobre utilidad), los rendimientos del ingreso neto sobre la base de utilidad. Si la base de utilidad debe aumentar por razones regulatorias, esto comprime al ROE. Y el hecho es, las empresas todavía han podido, como grupo, aumentar sus ganancias. Debido a que la acumulación de capital ha crecido más rápido, esto ha tenido un efecto compresor en la estructura de retorno de los negocios. Pero creo que lo positivo de esto es una mayor seguridad. Cuentan con más capital y con una mayor capacidad de absorber pérdidas.

Otro obstáculo han sido las tasas de interés nulas o bajas. Si tenemos tasas realmente bajas, los diferenciales sufren un impacto con el tiempo. Las empresas se han visto golpeadas con tasas de interés y diferenciales más bajos. Lo que esto ha provocado es tratar de mejorar las ganancias en otras áreas en los servicios financieros –ya sea gestión de activos o créditos al consumo. Esta es una de las razones por las cuales muchas de estas empresas, a pesar de todos los obstáculos, han logrado incrementar ingresos.

Creemos que todavía hay valor en el sector de las finanzas europeo. A pesar del hecho de que han logrado aumentar su ingreso, no todas sus valoraciones han escalado. De hecho, las valoraciones actuales para el sector finanzas europeo, en general, están en torno al nivel que registraron durante la crisis financiera. Lo anterior a pesar de que hay un flujo más fuerte de ganancias y balances hoy en día. En nuestra opinión, los servicios financieros en Europa cotizan con un descuento substancial vs las finanzas de EE.UU..

Por tanto, considerar dónde se encuentran las tasas de interés, y donde está hoy el rendimiento nominal de estas instituciones financieras es, en nuestra opinión, un buen argumento de valor.

¿Podrían las fintech afectar las ganancias de los bancos? Las Fintech han marcado una diferencia en términos de cómo las firmas no tecnológicas operan, incluyendo la compra de muchas de estas fintech menores. Pero nuestra creencia general es que las fintech no son una gran amenaza y no van a hacer gran mella en las ganancias. Hay otras barreras para la expansión de las firmas fintech– una de ellas es la regulatoria.

Sin embargo, siempre hay presiones competitivas para cualquier negocio y los bancos no son inmunes a ellas, ya sea de rivales menores o mayores. En general, creemos que estamos invirtiendo en empresas que están acogiendo a las fintech y que se esforzarán para estar delante de su competencia.

En cuanto a si la tasa mínima de impuesto corporativo que el Tesoro de EE.UU. y Biden están promoviendo con otras naciones tiene sentido, actualmente se busca un acuerdo de fijarla en torno al 15%. Mayormente, con excepción de Irlanda, la mayoría de las tasas actuales están, en general, por encima de este nivel. Esto significa que esta es la tasa mínima, pero ¿cuáles son las excepciones y exenciones? ¿las deducciones y los créditos? Realmente no tendré una visión formal hasta conocer todos los detalles, pero en general creo que un gobierno soberano debería determinar sus propios impuestos.

Con frecuencia, en el mundo, hay una gran diferencia entre las tasas fiscales y las tasas fiscales efectivas, lo que significa que hay todo tipo de ajustes por lo mismo en términos de créditos e inversiones. Por tanto, hasta no conocer los detalles, es realmente difícil descifrar cómo esto va a impactar a las empresas en las que invertimos.

Respecto a China y sus acciones regulatorias para las firmas tecnológicas, vemos a un regulador chino más agresivo, especialmente ya que corresponde al sector tecnología y especialmente en requisitos financieros y de crédito y capital. Esto aumenta la presión sobre los ADRs (American depositary receipts) chinos.

Hay una serie de temas regulatorios no claros actualmente, algo que intento hacer al invertir en China es alejarme de las industrias que atraviesan por un cambio regulatorio significativo. Ciertamente, las empresas de internet de la periferia han visto cierto impacto en este tema en meses recientes. En general, continuaremos escuchando de muchas empresas en China ya que la tecnología es un sector muy importante. Pero debemos encontrar a la empresa correcta con el gobierno corporativo correcto.

El gobierno japonés también está interviniendo en asuntos corporativos. Nos referimos al reciente caso contable de Toshiba1. Esta es una de las razones por las que es difícil encontrar valor en Japón. Nuestra definición de valor es el precio que uno paga por lo que obtiene. Combina precios bajos con alta calidad. Uno de los factores que vuelven a las empresas japonesas de menor calidad es el gobierno corporativo, que tiende a ser algo débil donde hay consejos y gerencias que no priorizan la creación del valor para los accionistas con el tiempo. Ellos responden a otras cosas que para nosotros son menos importantes que la generación de valor para los accionistas.

 

Tribuna de David G. Herro, director de inversiones en renta variable internacional y gestor de carteras en Harris Associates, filial de Natixis IM.

 

1. Los accionistas del gigante industrial Toshiba en este escándalo, desconocieron al presidente del consejo de la empresa el 25 de junio de 2021. Esto fue percibido como una hazaña para los inversionistas extranjeros que habían presionado para volver a las corporaciones japonesas más transparentes y confiables. La salida de Osamu Nagayama se dio por una investigación que reveló que ejecutivos de Toshiba habían colaborado con el gobierno japonés para presionar a los inversionistas que buscaban desestabilizar la dirección de la compañía.

 

Compromiso ASG para los inversores de deuda soberana

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Pixabay CC0 Public DomainCriterios ASG. Criterios ASG

A pesar de su tamaño e importancia, el mercado de la deuda soberana ha sido objeto de una consideración medioambiental, social y de gobernanza (ASG) menos sistemática que otras clases de activos de inversión. Sin embargo, el apetito por la integración de los factores ASG está creciendo entre los inversores, con un número cada vez mayor que aprecia que los factores ASG pueden afectar y afectan a las valoraciones de la deuda gubernamental[1]. En Colchester creemos que el análisis tradicional de los balances soberanos debe complementarse con una integración sistemática de los factores ASG para permitirnos evaluar plenamente la estabilidad financiera de los mercados desarrollados y en desarrollo en los que podemos invertir.

En nuestro análisis de los emisores, asignamos a los países una puntuación de estabilidad financiera propia que combina una evaluación de la solidez del balance general y los factores ASG. Tenemos puntuaciones separadas para los bonos y las divisas de cada mercado, que van de +4 a -8.  Un país puede ser excluido del universo de inversión si tiene un nivel de estabilidad financiera inadecuado para su clase de activo, o si existen otros factores que sugieren que no es apropiado que pongamos el dinero de nuestros clientes allí. Creemos que los países con una gobernanza más sólida, un mercado laboral más saludable y educado y unas normas medioambientales más estrictas tienden a producir mejores resultados económicos. Por lo general, esto conduce a trayectorias más estables de la deuda y la divisa y, en última instancia, a mejores rendimientos ajustados al riesgo.

Gráfico 1

Existen claras diferencias en lo que respecta al compromiso como inversor soberano en comparación con otras clases de activos, como la renta variable. A diferencia de esta última, en la que los accionistas pueden utilizar las juntas generales anuales y sus derechos de voto para comprometerse y desafiar a la dirección de la empresa, los inversores en bonos soberanos no tienen «votos» y sólo pueden influir a través del compromiso o, en última instancia, absteniéndose de invertir su capital. Esto sólo es efectivo si existe un compromiso colectivo para hacerlo. En consecuencia, Colchester pone gran énfasis en el compromiso con los emisores soberanos en un esfuerzo por fomentar las mejores prácticas.

Aunque un inversor soberano puede ejercer una influencia menos directa, creemos que aun así puede desempeñar un papel importante en el impulso para el cambio a través del fomento de acciones específicas para avanzar en la agenda ASG del país, discutiendo las necesidades de financiación para las reformas relacionadas con ASG, y ofreciendo opiniones sobre cómo los emisores pueden abordar las consideraciones macroeconómicas y las preocupaciones ASG.

 

Integración de la A, S, G

 

Gobernanza

Como inversores soberanos, hace tiempo que reconocemos la importancia de cómo se gobiernan los mercados y el impacto que esto tiene para la estabilidad financiera.  A diferencia de una empresa, en la que la gobernanza puede considerarse por las acciones de un consejo de administración, la gobernanza soberana es de amplio alcance, y la gestión económica suele estar a cargo de varias instituciones.  Por lo tanto, la evaluación de la gobernanza soberana requiere la consideración de una amplia gama de factores para elaborar una visión integral de cómo se está gestionando un mercado. 

La calidad de la gobernanza viene indicada por factores como la eficacia del gobierno, la credibilidad de las instituciones, el estado de derecho y el control de la corrupción, y tiene una relación directa con la capacidad y la voluntad del gobierno de cumplir con sus obligaciones financieras. Una gobernanza sólida también promueve resultados económicos y sociales más positivos. El corolario de la buena gobernanza es la transparencia fiscal y, en última instancia, la relación de las decisiones con el balance financiero de un mercado. La transparencia fiscal contribuye a fomentar una mejor gobernanza económica general al proporcionar al poder legislativo, los mercados y los ciudadanos la información que necesitan para exigir responsabilidades a los gobiernos.

Los factores de gobernanza difieren entre los mercados y adquieren una importancia adicional en los países con cuantiosos recursos capaces de generar una riqueza importante, como los combustibles fósiles, los minerales, etc. La gobernanza de los recursos, por ejemplo, puede ser una consideración importante para países como Noruega, México y Rusia.

Turquía es un excelente ejemplo de cómo las preocupaciones sobre la gobernanza pueden prevalecer sobre las consideraciones macroeconómicas. Puede resultar sorprendente para algunos inversores que la situación financiera del gobierno de Turquía se encuentre en una posición relativamente buena para un país emergente, aunque algunas métricas se hayan ido debilitando.  La saludable posición del balance nacional se caracteriza por un nivel de deuda relativamente bajo en comparación con el tamaño de la economía (en abril de 2021, el FMI estimó que la deuda pública neta en relación con el PIB sería del 34% a finales de este año). El gasto fiscal ha aumentado en los últimos años, con el objetivo de ayudar al crecimiento económico. Nuestra evaluación del balance exterior del país ha sido más negativa en los últimos años, dado que la posición negativa de la cuenta corriente se apoya en gran medida en los flujos de inversión de cartera, lo que crea una vulnerabilidad para la moneda. Sin embargo, el ascenso al poder del presidente Erdogan en los últimos años ha traído consigo importantes problemas de gobernanza y otras políticas.  Hemos sido testigos de la lenta pero constante pérdida de independencia de muchas instituciones oficiales turcas, como el sistema judicial, la imposición de medidas de emergencia, los límites impuestos a la información y la influencia sobre el banco central. Todo ello ha llevado a que las puntuaciones de estabilidad financiera de Turquía se hayan tornado progresivamente más negativas durante los últimos años.

Ambiental

Colchester reconoce que el cambio climático tendrá un profundo impacto en la economía mundial. Mientras las temperaturas medias de todo el mundo siguen aumentando, el consenso de la comunidad científica es que la actividad humana es la causa de los cambios a largo plazo en las temperaturas y los patrones climáticos, en gran parte debido a las emisiones de gases de efecto invernadero. En nuestra opinión, los riesgos relacionados con el clima son significativos, al igual que los costes de la transición a un futuro bajo en carbono o más sostenible. Como inversores en bonos soberanos, tenemos que ser conscientes de estos riesgos y tratar de incorporarlos a nuestro análisis de inversión, reconociendo que es probable que las diferentes economías se vean afectadas de diferentes maneras, y que los responsables políticos pueden influir y mitigar los impactos negativos a través de decisiones políticas acertadas en el presente. Algunos de los factores medioambientales que tenemos en cuenta en nuestra evaluación incluyen tanto factores de transición, como las emisiones de CO2, la intensidad energética del PIB y la generación de energía renovable, como factores físicos, como los medidos por el Índice World Risk Index[1], el Yale Environmental Performance[2] y la Gobernanza de los Recursos.

La emisión de bonos verdes ha sido uno de los temas que hemos abordado con los emisores este año. Por ejemplo, en nuestra interacción con la Agencia de Financiación del Gobierno Local de Nueva Zelanda (LGFA), debatimos los retos a los que se enfrentaban para crear un marco de bonos sostenibles, dado que la LGFA es un conducto para la financiación de los consejos locales (y es poco probable que los ingresos se destinen específicamente a un proyecto). Con ellos compartimos ideas sobre algunos de los marcos de funcionamiento que hemos visto con los bonos verdes de la LGFA nórdica y la emisión de bonos verdes del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD).

Social

Los factores sociales y la calidad del capital humano son determinantes para el crecimiento económico a largo plazo de un país. Las métricas sobre demografía, educación, desigualdad de ingresos y la cohesión social de un país pueden darnos una orientación sobre su potencial de progreso económico. En particular, la educación es un indicador crucial de la capacidad de progreso de cualquier país. La educación proporciona conocimientos y habilidades a la población; también es una herramienta eficaz para reducir la pobreza y fomentar un amplio desarrollo socioeconómico.

La calidad de la educación ha sido un tema constante que se ha debatido en nuestros compromisos con los soberanos, las organizaciones multilaterales y las instituciones locales. En una reciente reunión con una gran organización multilateral, debatimos la limitación estructural que la calidad de la educación suponía para la economía. En consonancia con nuestro pensamiento y nuestros esfuerzos, la organización tomó nota de sus preocupaciones y habló de su propio compromiso directo con el soberano en esta materia. Entre los ejemplos de otros factores sociales que tenemos en cuenta en nuestra evaluación figuran indicadores como la desigualdad de ingresos de Gini, las normas laborales, la calidad de la educación, la esperanza de vida y la demografía.

En resumen, Colchester cree firmemente que el compromiso con los emisores soberanos puede ayudar a obtener resultados positivos y nos tomamos muy en serio esta responsabilidad en nombre de nuestros inversores. Además, integramos de forma holística los factores ASG en nuestras valoraciones y, por tanto, en la construcción de las carteras de inversión a través del puntaje de estabilidad financiera.

Como inversor en deuda pública, nuestro compromiso difiere necesariamente del de una empresa. Reconocemos la «soberanía» de los emisores con los que nos relacionamos y somos sensibles a las diferentes condiciones culturales y económicas de cada país. Por lo tanto, a menudo nos centramos en mantener un diálogo con un país para comprender mejor sus prioridades nacionales y buscar una mayor transparencia en sus esfuerzos de sostenibilidad.

 

Este artículo no debe considerarse como una recomendación o un consejo de inversión. Colchester Global Investors Limited está regulada por la Autoridad de Conducta Financiera del Reino Unido, y sólo trata con clientes profesionales. https://www.colchesterglobal.com para más información y descargos de responsabilidad.

 

[1] El Índice de Riesgo Mundial es el resultado de una estrecha colaboración entre científicos y profesionales, y fue desarrollado por Birkmann y Welle para la Bündnis Entwicklung Hilft (La Alianza para el Desarrollo). Para más información, consulte https://www.ireus.uni-stuttgart.de/en/institute/world_risk_index/

[2] El Índice de Desempeño Ambiental (IDA) se construye mediante el cálculo y la agregación de 20 indicadores que reflejan datos ambientales a nivel nacional. Para más información, consulte https://epi.envirocenter.yale.edu/

 

[1] Véase PRI – Guía práctica para la integración ASG en la deuda soberana. A practical guide to ESG integration in sovereign debt | Technical guide | PRI (unpri.org)