Los mercados asiáticos pintan muy bien de cara a 2016

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Los mercados asiáticos pintan muy bien de cara a 2016
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Vicent_AF. Asia's Long-Term Growth Prospects Still Look Good

Creo que es justo decir que la confianza hacia China, y por extensión, hacia Asia, dentro de la comunidad de inversores de Estados Unidos, está bastante polarizada. Mientras algunos ven oportunidades en la debilidad vista en la segunda mitad del año, las dudas sobre la realidad de las recientes cifras de crecimiento y la ansiedad sobre la ralentización de la economía china ha provocado a otros inversores un gran temor por el papel de China como factor determinante de la deflación en la economía mundial. Creo que esta cautela se refleja en los inversores de todo el mundo, aunque que el grado de malestar con China y Asia es quizás menos agudo en Europa. Mientras que los inversores de Asia parecen ser mucho más optimistas sobre sus propias perspectivas de crecimiento a largo plazo, en general los inversores están todavía en modo cauto de «esperar a ver qué sucede».

No es difícil ver por qué. De hecho, sólo vamos a enumerar los vientos en contra a los que se enfrenta Asia a corto plazo: la perspectiva de un mayor ajuste de Estados Unidos de su política monetaria; la desaceleración del crecimiento nominal; los bajos márgenes y el decepcionante crecimiento de los beneficios; la fortaleza del dólar y la debilidad de las monedas locales; el aumento de los diferenciales de crédito y el pobre impulso en los mercados de renta variable. Y todo esto sucede en un momento en que las valoraciones, aunque no son caras, no pueden considerarse como baratas en términos absolutos. Es comprensible esperar algún evento o alguna mejora antes de cambiar volverse más positivo. Y es racional asumir que las tendencias actuales van a persistir mientras los inversores tratan de predecir el futuro a corto plazo.

Ahora, déjenme sugerir que contamos con algunos datos que deberían permitirnos tener más confianza sobre la capacidad de Asia para capear las fuerzas deflacionistas mundiales. En primer lugar, las cuentas corrientes en Asia son en general positivas. Eso significa que los países asiáticos están ahorrando más a nivel nacional de lo que invierten en el país. De esta forma, son relativamente menos dependientes del capital extranjero. Hay algunas excepcionescomo la India o Indonesia.Peroincluso en estos casos, la dependencia de los mercados de capitales en dólares se ha reducido drásticamente en los últimos años. En segundo lugar, las tasas de inflación son bajas en gran parte de la región (de nuevo Indonesia y la India son excepciones) y esto significa que los políticos de Asia tienen mucho margen para compensar los impulsos deflacionistas, ya sea a través de la política monetaria, del gasto público o de recorte en los impuestos. La vuelta a un contexto de mayor inflación aliviaría un poco la presión sobre los márgenes, los beneficios y las valoraciones.

La pregunta es: ¿Estamos viendo señales de alguna respuesta de este tipo por parte de los gobiernos? Creo que si. La primera es la repuesta natural de los mercados: el ajuste de precios. Ante las presiones deflacionistas de Estados Unidos, la más obvia es que las divisas de Asia se han tensionado. Hemos asistido a descensos agudos se han circunscrito a las divisas ligadas a la evolución de los precios de las materias primas como el ringgit de Malasia y la rupia indonesia. En otros países, la moderada caída de las divisas (ni mucho menos tan graves como las vistas en América Latina) ha actuado como una especie de válvula de presión para proteger el empleo doméstico y mantener la demanda interna. Aunque se trata de un lastre para las rentabilidades de los activos denominados en dólares estadounidenses y (en menor medida) en euros, el hecho de que las monedas hayan sido capaces de actuar como estabilizadores de la demanda muestra el gran progreso realizado por Asia desde finales de los 90.

En segundo lugar, tenemos la respuesta activa de los responsables políticos. En la India, el banco central a conseguido con éxito reducir las tasas de inflación subyacente sin que esto tenga un impacto demasiado severo en los beneficios. En China, estamos viendo cómo las autoridades siguen con sus reformas del sistema financiero, y apoyan el mercado inmobiliario. Por su parte, Japón continúa también con su reformas estructurales. Así que frente a la deflación estadounidense, los tres gigantes de Asia parecen estar respaldando medidas en la otra dirección. El grado de equilibrio es quizás aún pequeño. Pero tras hablar con clientes e inversores en la región creo que no hay una gran crisis de liquidez. De hecho, si la aguda reacción aguda bajista a la devaluación del renminbi chino a mediados de 2015 nos ha enseñado algo, es que, a raíz de la caída de las bolsas, las valoraciones emergieron rápido y los compradores se apresuraron a entrar en los mercados.

Gasto de la clase media

En este contexto, las perspectivas de crecimiento a largo plazo de Asia todavía tienen buena pinta. Las altas tasas de ahorro, la gran base de fábricas, las reformas de los gobiernos en el plano financiero, legal y corporativo significa que Asia debería seguir invirtiendo y creciendo a tasas más altas que el resto del mundo. Con el tiempo, esta inversión continuará aumentando los salarios reales en toda la región. Esta tendencia no sólo apoyará las divisas y el crecimiento, sino que también puede dar lugar a grandes cambios en los hogares de Asia. La región representará dos tercios del gasto global de la clase media en 2050. Creemos que este es sólo el comienzo de un crecimiento sostenido que ayudará a generar beneficios a quienes faciliten este revolucionario cambio en el estilo de vida: las marcas de consumo, los restaurantes, el ocio, los medios de comunicación, los seguros, el sector inmobiliario, la banca de consumo y la gestión de patrimonios. En la industria, los equipos de automatización y el software ayudarán a las empresas compensar los salarios más altos. El aumento del gato público y privado en salud, en el medio ambiente, y el bienestar general abrirán nuevas oportunidades para las empresas que creen ventajas competitivas y aumenten las ganancias y la rentabilidad para los accionistas.

A la luz de estas tendencias, debemos recordar el entorno monetario que domina nuestra visión y los titulares de los medios: ¿Cuándo volverá la Fed a subir los tipos de interés y en qué cantidad? Aunque es importante a corto plazo, en el actual entorno esto sólo distrae nuestra atención de los verdaderos cambios económicos que están pasando casi desapercibidos ante nuestros ojos. Dicho esto, sin embargo, tenemos que admitir que es probable que 2016 sea un año histórico en Estados Unidos tras la subida de tipos de interés llevada a cabo por la Reserva Federal en diciembre.

Dentro de Asia, nuestro objetivo sigue siendo las empresas que respaldarán las tendencias de crecimiento en la economía real, en todos los países. Sin embargo, es cierto que algunos países parecen actualmente más fértiles al análisis corporativo que otros. En lo que respecta a las valoraciones, la India parece bastante cara, con un crecimiento de los beneficios decepcionantes y un montón de expectativas no cumplidas sobre las reformas del primer ministro. En China, las valoraciones son mucho más razonable, incluso partes del mercado de Hong Kong parecen baratas. Y tras un difícil 2015, la ASEAN ofrece nuevas oportunidades. Japón, al menos, ofrece un valor y una cierta esperanza de mejores rendimientos empresariales, aunque hay que tener cuidado con exagerar demasiado los efectos que puede tener la tercera flecha de Abe.

En general, espero con ganas el 2016. A pesar de que los vientos en contra son considerables, las empresas asiáticas parecen estar capeando el temporal, y mientras mantengamos nuestra visión en el largo plazo, el ambiente de inversión debería ofrecer algunas buenas oportunidades.

Robert J. Horrocks es CIO y portfolio manager de Matthews Asia.

 

Y para 2016 tenemos…

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Y para 2016 tenemos…
Foto: Jacinta Lluch Valero. Y para 2016 tenemos…

El problema es que seguimos creyendo una y otra vez las mismas historias. Cuando comenzó la desaceleración de los denominados países emergentes, las autoridades económicas colombianas salieron a decir, palabras más, palabras menos, que la economía colombiana era lo suficientemente fuerte y que la crisis les estaba pasando a otros, pero no a nosotros. Pero resulta que, de eso tan bueno, no dan tanto. Nos llegó la crisis, se cae la economía, los ingresos no alcanzan, y ya se da por descontado que habrá una reforma tributaria cuyo eje central será un aumento de tres puntos del IVA: siempre que la economía cae, la solución es aumentar los impuestos. Suena paradójico, pero así es, con el leve inconveniente de que cuando la economía va al alza, los impuestos no bajan; lo cual debería estar en alguna ley para compensar y que el efecto sea equitativo.

Creo, sin embargo, que el golpe fuerte de la economía aún no ha llegado y que el 2016 será duro. Aún las cifras de desempleo son relativamente buenas, pero en una economía en caída, tarde o temprano debe empezar a presentarse una caída de los niveles de empleo, los cuales, por cierto, son también obra de un sistema de empleo no formal que podría seguir aumentando.

Tampoco han entrado dentro de las cuentas de muchos analistas un posible retroceso de los precios de la vivienda, que personalmente creo muy factibles bajo una teoría de desaceleración en cascada: creo que la vivienda se ha convertido, en no pocos casos, en un activo financiero, por la compra masiva y desordenada de muchas personas, que debe seguir el ciclo de precios de cualquier otro activo financiero. Pero se verá potencializado por el hecho de que los costes fijos (como administración, prediales, valorizaciones, etc) empezarán a pesar mucho en una población afectada por los impuestos, la inflación y el desempleo. En vista de esto, muchas personas querrán vender estos activos, desencadenando una reacción en cadena. Una presión financiera llevará a muchos a replantearse si es conveniente seguir “aguantando” el costo de una vivienda que no se arrienda o no se puede vender, y la decisión más lógica y racional, es empezar a bajar el precio para poder “deshacerse” de un activo. Cuando esto empieza a ser recurrente, es cuando empiezan las desaceleraciones en manada.

En términos prácticos, el 2016 no parece sencillo para la economía, pero pude ser una oportunidad interesante para los inversionistas. Sí, otro de los temas que suena paradójico; pero ante una desaceleración económica los activos empiezan a responder con anterioridad. Eso ocurre porque en el caso de las acciones, empiezan a reflejar antes lo que va a pasar en la economía, sea bueno o no tanto; esto nace, sencillamente, de que las empresas sufren primero los síntomas económicos, por eso, cuando llega el momento de que la economía cae, es porque ya reaccionan variables que se demoran en hacerlo, pero empiezan a verse signos de recuperación en algunas, que son lo que reflejaría las acciones.   

Por ahora, a disfrutar del año que empieza, ponerle buena energía y trabajar para que las cosas que pintan mal, no lo sean tanto.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la visión de Old Mutual sobre los temas tratados.

Opinión de Manuel García Ospina, gerente de la Escuela de Planeación financiera y comercial de Old Mutual.

Los consumidores deberían ser los grandes beneficiados de nuevo en 2016

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Los consumidores deberían ser los grandes beneficiados de nuevo en 2016
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Hernán Piñera. Los consumidores deberían ser los grandes beneficiados de nuevo en 2016

En 2016 es posible que la recuperación interna en Europa no encuentre su mejor canal de propagación en los bancos durante este ciclo, especialmente si el ciclo crediticio estadounidense sigue deteriorándose a medida que la Fed ajuste su política. Irónicamente, el dólar suele alcanzar máximos justo después de las subidas de tipos en EE. UU., por lo que es posible que las exportaciones europeas tampoco cuenten con el apoyo de un euro más débil este año.

Los consumidores deberían ser los grandes beneficiados de nuevo en 2016, ya que las nóminas crecerán en términos reales y el desempleo seguirá reduciéndose en Europa. Esto perpetúa la tendencia de los últimos años pero, dado que habrá menos Gobiernos fingiendo alcanzar sus objetivos presupuestarios —con las elecciones italianas y francesas previstas para 2017, quizás el consumo se acelere en estos dos países tras varios años quedando a la zaga de vecinos como Alemania y España. Esto debería permitir que el crecimiento interno iguale o incluso supere la tasa de 2015 en la zona euro.

Atención a los títulos de consumo

El comodín será el rumbo de los precios de las materias primas en 2016. Actualmente presionadas por el exceso de oferta a nivel global y la ralentización de la demanda en China, las materias primas podrían experimentar un repunte si el gigante asiático logra eliminar su excedente de existencias, si bien la oferta aún ha de contraerse notablemente, y es esta contracción de la oferta lo que podría impulsar los precios. Probablemente el crudo sea la primera en tomar este rumbo, pero ante los escasos indicios de tensiones reales más allá de en determinados segmentos del sector del petróleo y gas de esquisto en EE. UU., es probable que sigamos moviéndonos en niveles mínimos durante algún tiempo.

Es la lentitud del crecimiento nominal global (esto es, del crecimiento no ajustado a la inflación) lo que hace que este ciclo sea inusualmente prolongado y ello ha impulsado las valoraciones de los títulos de crecimiento hasta niveles elevados. El próximo año, es probable que las tendencias sigan siendo las mismas y si los títulos de crecimiento caen será porque los rendimientos de los bonos habrían acabado por subir.

La Fed ha iniciado este proceso, pero con ello, incrementa aún más las probabilidades de que el crecimiento sea más lento. Una curva de rendimientos más plana en EE. UU. presionaría todavía más los títulos de valor y ampliaría los múltiplos de los de crecimiento. Por otro lado, los estímulos monetarios en Europa deberían derivar en una curva más pronunciada y en un descenso en los múltiplos de las valoraciones de los títulos de crecimiento y defensivos.

Por este motivo, seguimos prefiriendo los valores cíclicos orientados al mercado interno frente a apuestas a escala mundial, pero hemos dejado de centrarnos en los bancos (perjudicados por los tipos bajos) para hacerlo en los títulos cíclicos de consumo (cuyas previsiones de beneficios aumentan) y en determinados valores industriales. Hemos pasado a estar sobreponderados en materias primas a través del petróleo, si bien con escasas expectativas de rendimientos rápidos.

La marea alcista que ha supuesto el QE y ha marcado una era de volatilidad baja llega a su fin

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La marea alcista que ha supuesto el QE y ha marcado una era de volatilidad baja llega a su fin
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Jim Bauer. La marea alcista que ha supuesto el QE y ha marcado una era de volatilidad baja llega a su fin

El año 2016 nos traerá un ritmo de crecimiento lento y una baja rentabilidad a escala mundial, mientras que los márgenes de las empresas se verán presionados por una débil demanda final y un exceso de capacidad en varios sectores. Los inversores que triunfarán serán los que sepan hallar las empresas con capacidad para exhibir un crecimiento orgánico.

Las divergencias de las políticas seguirá marcando la agenda. En Estados Unidos, los tipos de interés se alejarán del escenario de urgencia, pero en Europa y Japón la política monetaria seguirá manteniendo su cariz eminentemente acomodaticio, y es posible que tanto el Banco Central Europeo como el Banco de Japón decidan adoptar nuevas medidas para apuntalar el crecimiento. En el Reino Unido, los actuales precios del mercado de renta fija sugieren que, antes de 2017, no se producirá una subida de los tipos de interés.

Las perspectivas para los mercados emergentes siguen siendo complejas, particularmente en aquellos países que han desarrollado sus economías para satisfacer la demanda china de materias primas. La previsión de estos países se sitúa a la baja, y la mayor debilidad de las divisas no contribuirá al aumento de la demanda de exportaciones de los emergentes, donde escasea la demanda de hogares y empresas. En un mundo donde la política monetaria estadounidense se endurece y otros bancos centrales mantienen su laxitud, y si el resto de factores permanecen constantes, el dólar debería apreciarse. Hecho que supondría un nuevo revés para las economías emergentes, por la estrecha correlación inversa que existe entre el billete verde y los mercados emergentes.

En relación con las valoraciones, seguimos pensando que la renta variable resulta más interesante que la deuda y, por ahora, esperamos mantener este posicionamiento en nuestras carteras de asignación de activos, aunque con una menor confianza de la mostrada durante un cierto periodo. No obstante, si se compara con su historial a largo plazo, las acciones todavía ofrecen mayor valor que los bonos. Estos son para Threadneedle los temas más importantes de cara al próximo año:

Un año para la inversión activa y el predominio de los fundamentales

Prevemos que en 2016 las oportunidades aumentarán, viento en popa, para los inversores activos y perspicaces, al aimanar el soplo que suponía para estos lel QE del BCE. Esto da sentido a destacar dentro de las distintas clases de activos. En el actual contexto mundial, centrarse en las valoraciones y los fundamentales (o invertir a la vieja usanza, si se prefiere) debería cobrar más importancia con respecto a años anteriores, cuando los mercados contaban con el respaldo de una abundante y creciente liquidez.

Los dividendos y las operaciones de fusiones y adquisiciones mantienen su pujanza

Nuestra sensación general es que las empresas siguen mostrándose reacias a emprender gastos de capital a largo plazo o a gran escala y, como resultado, estas empresas que cuentan con un excedente de efectivo lo devuelvan probablemente al inversor o le destinen a la actividad de fusiones y adquisiciones, como se viene haciendo últimamente. En un contexto marcado por un crecimiento y una rentabilidad en horas bajas, puede ser más sensato para las empresas comprar o eliminar competencia en lugar de buscar el crecimiento orgánico, que resulta más costoso. Las fusiones y adquisiciones tienden a favorecer a las acciones y otros activos de «mayor riesgo» como el high yield, pero suelen ser perjudiciales para las empresas que gozan de una calificación investment grade, ya que este tipo de operaciones suelen implicar algún tipo de reapalancamiento en los balances de las empresas con calificación investment grade. Por este motivo, hemos ajustado nuestra exposición al crédito corporativo en nuestras carteras de asignación de activos, con una inclinación por el alto rendimiento europeo con respecto a la calificación investment grade.

La coyuntura se revela propicia para la renta variable europea

El QE, el descenso de los precios de la energía, la debilidad del euro y la flexibilización de las condiciones crediticias están favoreciendo en su conjunto el entorno de negociación para las empresas europeas. Se observan ahora indicios de mejora en varias economías de la zona euro, y prevemos que los beneficios europeos a escala nacional seguirán contribuyendo con fuerza a la rentabilidad corporativa en general. En el plano internacional, estamos vigilando las previsiones económicas de China y evaluando el posible impacto sobre los exportadores europeos y el crecimiento económico mundial.

Muchas empresas europeas (ajenas al sector financiero) revelan balances y flujos de caja sólidos, lo que conlleva la probabilidad de un nuevo aumento de los dividendos, la rentabilidad del efectivo y las operaciones de M&A. Seguimos concediendo prioridad a las empresas que cuentan con unas perspectivas sólidas de beneficios y poder de fijación de precios. El aumento de la volatilidad en los mercados de renta variable nos está brindando atractivas oportunidades de inversión.

Las incógnitas que surgirán de la subida de tipos en un entorno mundial de bajo crecimiento

Quizá la mayor amenaza que se presenta en 2016 es que los indicadores macroeconómicas y empresariales que estamos observando actualmente (crecimiento e inflación átonos, escasa demanda final y deterioro de las perspectivas para los beneficios empresariales) no se corresponden con lo que uno espera ver cuando el banco central más importante del mundo, la Reserva Federal estadounidense, está a punto de iniciar un ciclo de subida de los tipos de interés. Queda claro que la Reserva Federal está bastante dispuesta a iniciar la normalización de los tipos de interés, pero si se analizan simplemente los datos de forma aislada, cuesta llegar a la conclusión de que la Reserva Federal tenga que subir los tipos de forma rápida o agresiva. Los recientes datos laborales en Estados Unidos han sido sólidos, si bien tienen que entenderse en su contexto: las tasas de población activa en EE. UU. se encuentran en mínimos de 40 años.

Los mercados esperan que intervenga la Fed, y nosotros esperamos que el Comité Federal del Mercado Abierto (FOMC) aumente los tipos de manera controlada y sensata. No obstante, dado el especial hincapié que los mercados han establecido en la orientación futura (forward guidance) y los gráficos de puntos (dot plots) de la Reserva Federal, existe todavía el riesgo de que la Fed pueda perder el control de su propia retórica, como ha hecho en algunos momentos en 2015. Los mercados tienden a desestabilizarse cuando los dirigentes políticos cambian de discurso y, por este motivo, es importante que en 2016 la Reserva Federal siga teniendo un control sobre su comunicación.

La desaceleración económica china

Desde nuestro punto de vista, China es el otro gran interrogante. La desaceleración económica sigue vigente, pero nadie puede poner la mano en el fuego sobre su posible duración o gravedad. Nuestra evaluación interna apunta a que el crecimiento económico se situará por debajo del 7,5% registrado en años anteriores, pero seguirá siendo positivo gracias al impulso del consumo interno. Para que el crecimiento caiga hasta un ritmo negativo, el consumo tendría que desplomarse y el Gobierno tendría que optar por mantenerse al margen y no hacer nada para estimular la economía. En nuestra opinión, no es probable que se dé el caso. Sin embargo, la ralentización china seguramente supondrá todo un reto, especialmente para otros países emergentes comparables, y no existen precedentes de una expansión crediticia, similar a la china, que haya llegado a buen puerto.

¿Estamos más cerca de la siguiente crisis que de la última?

A mi parecer, el principal asunto en el que se deben centrar los inversores es el crecimiento económico —y la razón por la que todavía es tan bajo. Han pasado ya siete años de la crisis de Lehman Brothers y, sin embargo, el crecimiento se resiste fuera de Estados Unidos. En 2016, pensamos que los inversores comenzarán a cuestionar algunas de las políticas adoptadas por los bancos centrales y si estas están contribuyendo al crecimiento u obstaculizándolo.

Cada vez son más las opiniones que apuntan al hecho de que, si bien la expansión cuantitativa ha creado el caldo de cultivo para que las empresas realicen empréstitos e inviertan en sus empresas, también ha mantenido a flote una serie de empresas «zombis» que deberían haber quebrado hace bastante tiempo. Dicho de otro modo, se ha impedido el curso normal del proceso de «destrucción creativa» tras la Gran Crisis Financiera y, como resultado, la economía mundial se encuentra ahora sumergida en un exceso de capacidad. Sus efectos adversos se han multiplicado por la actual ralentización económica de China. Las empresas que ofrecen productos diferenciados y cuentan con unas elevadas barreras de entrada todavía pueden prosperar, pero al resto se le complica la existencia. El hecho de que el hundimiento de Lehman Brothers ocurriera hace más de siete años también supone que, con toda probabilidad, estemos más cerca de la próxima crisis que de la última. Los inversores deberían tener esto en cuenta a la hora de construir sus carteras para 2016.

Quiebra de algunos productores de petróleo

Una cuestión que podemos afirmar con certeza, si suponemos que las demás variables permanecen constantes, es que la presión bajista que ejercen los precios del petróleo en la inflación general debería desaparecer de las cifras de 2016. En efecto, la inflación y su acercamiento al nivel previsto por los bancos centrales serán factores cruciales, ya que probablemente determinarán si seremos o no testigos de un nuevo impulso monetario por parte del Banco de Japón y del BCE.

Seguiremos vigilando de cerca el precio del petróleo. A los precios actuales, los productores que incurren en mayores costes y algunos de los productores de esquisto menos importantes están perdiendo dinero, pero algunos seguirán produciendo para generar flujos de caja. Aunque estos productores han podido proteger la producción con entrega a un año a unos niveles que superan con creces el precio al contado (a la espera de que se recuperen los precios del petróleo), este ya no es el caso. De hecho, es preciso observar un plazo bastante largo en toda la curva de precios del petróleo para encontrar unos precios por las entregas futuras que sean sustancialmente superiores a los precios actuales. Por tanto, es probable que en el año que entra presenciemos la caída de algunos de los productores más frágiles y aquellos que incurran en mayores costes. La energía es un componente importante del segmento de alto rendimiento estadounidense, por lo que los inversores deberán estar atentos a este dato.

El Brexit puede espolear la volatilidad

Un tema que en 2016 va a acaparar más atención es el de la posible salida del Reino Unido de la Unión Europea, o brexit. Los mercados están ahora muy relajados con este asunto. Como se pudo comprobar en el referéndum sobre la permanencia de Escocia en el Reino Unido, los mercados pueden mostrarse complacientes en el periodo previo a un referéndum, lo que puede detonar una volatilidad a corto plazo cuando los inversores comiencen a entender que un «buen» resultado ya no sea tan seguro como solía serlo en el pasado. Por el momento, los sondeos sugieren que la mayoría de británicos votarían a favor de quedarse en la Unión Europea, pero este desenlace no puede darse por descontado.

Mark Burgess es director de Inversiones para EMEA de Columbia Threadneedle Investments.

¿Mercados emergentes o divergentes?

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¿Mercados emergentes o divergentes?
Foto: Titoalfredo, FLickr, Creative Commons. ¿Mercados emergentes o divergentes?

Los mercados emergentes se enfrentan a múltiples desafíos, desde potenciales nuevas subidas de los tipos de interés en Estados Unidos a la caída de los precios de las materias primas y la ralentización del crecimiento económico. Por todo ello, puede parecer a primera vista que no es el momento adecuado para invertir en deuda emergente. Sin embargo, el universo de inversión de esta clase de activo es lo suficientemente amplio como para que los inversores activos a largo plazo puedan seguir encontrando múltiples oportunidades en los mercados emergentes. De hecho, la volatilidad característica de esta clase de activo, en ocasiones debida a los vaivenes en la percepción del riesgo (risk-on/risk-off), puede ofrecer atractivas oportunidades a aquellos inversores que basen sus estrategias de inversión en el análisis y que cuenten con una buena disciplina de valoración.

A día de hoy, las economías emergentes están atravesando un periodo de ajuste como resultado de los importantes cambios estructurales que se están produciendo en la economía mundial. Hace seis años, la economía mundial estaba saliendo de la recesión provocada por la crisis financiera. En aquel momento, los países en desarrollo, como China, India y Brasil, eran los motores del crecimiento económico mundial, y la deuda emergente constituía una fuente de rentabilidad para los inversores de renta fija. En la actualidad, con la notable excepción de India, el crecimiento de muchas de las principales economías se ha ralentizado. En este sentido, la ralentización del crecimiento de la economía china supone también un problema a corto plazo para otros mercados emergentes. Sin embargo, es importante recordar que las reformas impulsadas por el presidente Xi Jinping tienen como objetivo mejorar la eficiencia económica y conseguir un ritmo de crecimiento que, a pesar de ser más lento, resulte más sostenible. A largo plazo, este resultado podría beneficiar al crecimiento global y la economía mundial.

La divergencia en los países emergentes: hora de ser selectivos

Coincidiendo con la debilidad de los precios de las materias primas industriales, los precios de la energía también han caído de forma significativa desde mediados de 2014, como consecuencia del aumento del suministro procedente de nuevas fuentes de energía situadas en Norteamérica y de la disminución de la demanda mundial. En general, la disminución de los precios de la energía resulta positiva para el crecimiento global, pero repercute de forma distinta en las economías de producción y en las de consumo. Los países importadores de energía se ven beneficiados por la caída de los precios. Algunos países, como India e Indonesia, han ido un paso más allá y han reducido las subvenciones a la energía, lo que les permite emplear este nuevo ingreso de forma más productiva. Por el contrario, los países exportadores de petróleo, como Rusia y Venezuela, se han visto obligados a reducir su gasto fiscal para poder cumplir los objetivos presupuestarios.

Se suele considerar que el factor demográfico favorece a las economías emergentes, pero esta percepción está cambiando con respecto a algunos países. En los últimos veinte años, el aumento de la población joven y activa ha contribuido a estimular el crecimiento. Pero en algunos países está disminuyendo el denominado dividendo demográfico. En China y otros países emergentes la tasa de natalidad es baja o está disminuyendo, y el crecimiento de la población activa se está ralentizando. Es probable que, en un futuro, el envejecimiento de la población ejerza una mayor presión sobre las finanzas públicas y provoque una disminución de la inversión y el ahorro doméstico, lo que conducirá a la ralentización del crecimiento económico per cápita.

Dicho esto, no está de más insistir en que cada país es diferente. Al igual que el fin del superciclo de las materias primas favorece a los países importadores, las tendencias demográficas de algunos mercados emergentes siguen presentando unas perspectivas relativamente favorables para los próximos diez años o más. Y a largo plazo,  India e Indonesia (que, por cierto, también son importadores netos de petróleo) se encuentran entre los países que se van a ver favorecidos por el hecho de contar con una población activa relativamente importante durante las próximas décadas.

Por último, la situación política y geopolítica añade un aspecto más a la divergencia entre países, como bien se ha demostrado en periodos recientes. En la actualidad, puede observarse una diferencia significativa entre los fundamentales de los distintos países. Por ejemplo, hay deflación en Europa del Este, pero inflación en América Latina. Muchos países asiáticos presentan superávits por cuenta corriente, mientras que algunas economías de América Latina registran déficits considerable.

Como comentábamos al principio, es cierto que existe una clara posibilidad de que se produzca un nuevo  aumento de la volatilidad; sin embargo, pensamos que  los inversores selectivos podrán encontrar oportunidades interesantes en deuda emergente tanto denominada en divisa local como en dólares. Sin duda, será fundamental poner en práctica una gestión activa tanto de la duración como de la exposición a divisas, buscar el valor relativo a lo lago de la curva de tipos y elegir entre  bonos nominales y bonos ligados a la inflación.

Columna de James Hurlin, especialista de Inversión en renta fija en Capital Group

Mercado inmobiliario: esta vez no es diferente

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Mercado inmobiliario: esta vez no es diferente
Foto: Victor Camilo, Flickr, Creative Commons. Mercado inmobiliario: esta vez no es diferente

El gran científico Albert Einstein dijo en una ocasión que locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes. Ni que decir tiene que aprender de nuestros errores constituye la mejor forma de evitar caer en la trampa de la locura. Sin embargo, en el embriagador punto álgido de un boom inmobiliario es muy fácil ignorar las experiencias anteriores. Todos sabemos que los mercados tienen ciclos y que estos no pueden subir eternamente, pero siempre son muchos los que se dejan llevar pensando que esta vez el resultado será distinto.

Los inversores están en lo cierto al señalar que existen diferencias evidentes entre el actual optimismo del mercado y el crash inmobiliario de 2007/08. Y todos nos dedicamos a buscar las mismas señales de ese crash y a convencernos de que, dadas las diferencias con el actual mercado, el resultado no puede ser el mismo.

En esta ocasión hay tres diferencias fundamentales que contribuyen al comportamiento alcista. Los bienes inmuebles parecen más baratos que la deuda pública. El diferencial entre los tipos de los bienes inmuebles y los de la deuda pública es mayor en el actual ciclo. Pero asumir que el sector inmobiliario está barato debido a que los bonos están caros sería analizar el valor de forma relativa. Pese a que los bienes inmuebles puedan estar más baratos que los bonos, continúan pareciendo sobrevalorados en términos absolutos.

Según el planteamiento del valor absoluto, la subida de los tipos de interés hará que la propiedad parezca más cara (incluso si los precios se mantienen), salvo que los ingresos aumenten de forma considerable. La subida de los tipos de interés también provocará que las propiedades parezcan más caras que la deuda pública, incluso según su valor relativo.

Tras un período en el que no era posible recurrir a la deuda de forma inmediata para la inversión inmobiliaria, actualmente puede accederse a ella más fácilmente y con márgenes menores. Esto está generando importantes oportunidades de financiación y los inversores asumen más deuda para hacerse con activos más arriesgados.

Pero en este caso hay dos ideas falsas. En primer lugar, el coste de la deuda no hace que varíe su impacto sobre los valores de riesgo para el capital –los riesgos siguen siendo los mismos, pese a las expectativas de mayor rentabilidad–. En segundo lugar, a medida que suben los mercados y cuanto más ha crecido el capital, llega el momento de deshacerse de la deuda, no de adquirir más.

Además, la cantidad de espacio de oficinas en construcción se encuentra en un nivel históricamente bajo, lo cual limita la oferta. Pero la cantidad de espacio en «términos reales» (es decir, el número de personas adicionales que puede alojar este espacio) es mayor que nunca, debido a la transformación que han experimentado los centros de trabajo en los últimos 30 años. Una mano de obra más flexible, el aumento de los espacios de oficinas abiertos, las ventajas tecnológicas y un diseño más eficiente han contribuido a que disminuya el promedio de superficie por persona. Hace treinta años, 10.000 metros cuadrados (m2) equivalían a unos 500 puestos de trabajo. Pero con el aumento de la eficiencia en el uso del espacio de oficinas, en la actualidad 10.000 m2 equivaldría a aproximadamente 1.250 puestos de trabajo. Esta misma tensión de mayor eficiencia del espacio existe en el mercado de la propiedad destinada al comercio minorista.

Así, el panorama inmobiliario ha cambiado de forma notable en los últimos 30 años, lo cual ha generado riesgos y oportunidades. Por ejemplo, finalmente Internet está teniendo la incidencia en el comercio minorista que habíamos previsto; ya no es necesario que el comercio utilice espacio para vender sus productos. Y si el contexto comercial no ofrece a los consumidores comodidad o una experiencia de gran calidad, los activos del sector de la venta minorista se verán relegados a una lamentable posición intermedia. Dicho esto, el sector industrial es el principal beneficiado por el cambio estructural que ha experimentado el sector minorista. La venta a través de Internet ha provocado un aumento de la demanda de almacenes industriales y de logística, tendencia que creemos que se mantendrá. Por ello, aunque existen cambios estructurales, es evidente que habrá claros beneficiados.

Pese a que es cierto que en esta ocasión el panorama del sector inmobiliario es distinto, no prevemos que esto vaya a cambiar en esencia nuestra perspectiva para el mercado. Los bienes inmuebles ya han avanzado bastante en determinados mercados y cabe esperar que en algún momento esta tendencia se suavice y sin duda se relaje. Lo que todavía es incierto es cómo y cuándo sucederá. Pero en el excitante mundo del capital en rápido crecimiento son muchos los inversores que suelen ignorar la principal ventaja de invertir en propiedades: un flujo de ingresos seguro, que cuenta con el respaldo de un arrendamiento y, en última instancia, de un inquilino estable realizando actividades ligadas al sector servicios. Esto cobrará aún más importancia a medida que se corrijan los valores.

Por supuesto, Einstein estaba en lo cierto, y en esta ocasión el ciclo no será distinto. Pero mantener la cautela y centrarse en los ingresos y el valor fundamental a largo plazo ahorrará a muchos caer en la insensatez cuando llegue la inevitable contracción.

Columna de Andrew Allen, responsable de estrategia e investigación sobre bienes inmuebles mundiales de Aberdeen AM

En 2016, el consumo de los mercados desarrollados seguirá impulsando el crecimiento

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En 2016, el consumo de los mercados desarrollados seguirá impulsando el crecimiento
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Vinoth Chandar. En 2016, el consumo de los mercados desarrollados seguirá impulsando el crecimiento

El crecimiento económico mundial probablemente se mantenga en niveles relativamente bajos en 2016, pero el riesgo de recesión sigue siendo reducido en un entorno en el que el crecimiento de los mercados desarrollados está aguantando bien. Aunque el efecto negativo derivado de una demanda internacional débil en líneas generales probablemente lastre el comercio y las manufacturas en 2016, el consumo de los mercados desarrollados probablemente siga impulsando el crecimiento, ya que la conjunción de las mejorías generalizadas en los mercados laborales y las bajas tasas de inflación está impulsando el poder adquisitivo. Estados Unidos y el Reino Unido previsiblemente crecerán a tasas similares a las de 2015 (ligeramente por encima de sus respectivas tendencias), aunque podríamos ver cierta aceleración del crecimiento en Europa y Japón.

Políticas monetarias divergentes

La continuación de la expansión monetaria en Europa y Japón a lo largo de 2016 contrastará con el arranque del ciclo de endurecimiento monetario en EE.UU. y el Reino Unido, lo que generará divergencias en las políticas monetarias. La obsesión de los mercados con el momento de la primera subida de tipos de la Fed en 2015 era un reflejo de las dudas sobre el impacto de estas divergencias y sobre si la economía mundial estaba preparada para unas condiciones financieras más restrictivas. Sin embargo, el punto más importante en el ciclo de política monetaria actual es que el ritmo de las subidas de tipos probablemente será lento y la trayectoria muy plana en 2016. Esto debería permitir a las economías seguir creciendo por ahora al tiempo que contienen la inflación, que preveo que continuará siendo baja durante todo el año.

En emergentes, la diferenciación es clave

Las condiciones en los mercados emergentes seguirán siendo difíciles debido al mismo conjunto de obstáculos que lastraron el crecimiento en 2015. La desaceleración de la demanda china sigue pesando en los exportadores emergentes, especialmente en los que suministran bienes o servicios a los sectores de la «vieja economía» de China. Unos precios estructuralmente más bajos en las materias primas son la causa del deterioro del sector exterior y los saldos presupuestarios en los países exportadores de estos materiales, una situación agravada a menudo por las depreciaciones cambiarias. Por último, la reducción del endeudamiento y unas condiciones financieras, en general, más restrictivas en todo el mundo son especialmente perjudiciales para los mercados emergentes, cuyo acceso a la financiación internacional se ha encarecido en 2015.

En este entorno, es especialmente importante diferenciar entre los países más afectados por estas dificultades y los que presentan unos fundamentales económicos y financieros más sólidos.

Principales riesgos

En 2016 debemos estar atentos a varios riesgos. Una desaceleración acusada en el crecimiento estadounidense rebajaría las expectativas de tipos de interés y socavaría el sentimiento del mercado, mientras que un aterrizaje forzoso en China sería difícil de digerir, no solo para los mercados emergentes, sino para el conjunto de la economía mundial. Por otro lado, una subida de la inflación más rápida de lo previsto en todo el mundo, pero especialmente en Estados Unidos, obligaría a reevaluar la política monetaria actual, lo que se traduciría en un calendario de endurecimiento monetario más acelerado del que se descuenta actualmente. Una crisis en los mercados emergentes, tanto si es el resultado de alguno de los factores anteriores como si no, se traduciría en una nueva reducción del crecimiento mundial con respecto a su trayectoria prevista.

En un plano positivo, una recuperación de los precios de las materias primas o una estabilización más larga de lo previsto (o incluso un rebote) del crecimiento económico en China podría dar lugar a una mejoría de los fundamentales en los mercados emergentes, poniendo así fin a un largo periodo de crecimiento decepcionante en este grupo de economías.

Anna Stupnytska es economista global de Fidelity Internacional.

Se impone la cautela ante la adicción de los mercados al respaldo de los bancos centrales

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Se impone la cautela ante la adicción de los mercados al respaldo de los bancos centrales
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: BCE Offcial. Markets’ Addiction to Central Bank Support Leaves Investors Stunned

Los mercados se han vuelto cada vez más volátiles este año y parecen estar mucho más dirigidos por el ánimo de los inversores que por los fundamentos económicos. En los últimos años, el mercado ha desarrollado una clara adicción a las ayudas de los bancos centrales y su reacción a los cambios en las decisiones de política monetaria se ha vuelto impredecible y a menudo dramática.

Este año hemos visto un par de buenos ejemplos. El 24 de agosto, conocido como ‘lunes negro’, las bolsas chinas cayeron casi un 9% en un día, tras la noticia de que el banco central de China no iba a rescatar de nuevo a los mercados después tras haber prometido anteriormente que si lo haría. Naturalmente, esto tuvo repercusiones en todos los mercados mundiales, incluyendo Europa y Estados Unidos. Ese día, el lunes negro, el Dow Jones se desplomó 1.000 puntos en la apertura, la mayor caída vista nunca.

El ejemplo más reciente data del 3 de diciembre, el día que el presidente del BCE, Mario Draghi, anunció medidas adicionales de estímulo con el fin de impulsar la economía de la zona euro y la inflación. Sin embargo, los mercados habían creado la imagen de ‘Super Mario’, el banquero central que ha demostrado ser capaz de sobrepasar las, ya de por si altas, expectativas de los mercado. En septiembre y octubre, Draghi había insinuado que podría poner en marcha un segundo programa de expansión cuantitativa con una extensión del programa de compra de bonos del BCE, en parte como una respuesta a los problemas de China que amenazan la economía de la eurozona.

Con esta imagen de ‘Super Mario’ en la cabeza, los mercados anticipaban el anuncio de un potente paquete de estímulos adicional en la reunión de diciembre. Sin embargo, Draghi decepcionó en este ocasión y la reacción del mercado no se hizo esperar: caídas en las bolsas, aumento del tipo de cambio del euro y, sobre todo, un fuerte aumento de la rentabilidad de la deuda pública. En cuestión de horas el bono alemán a 10 años repuntó hasta 20 puntos básicos. ¡Un aumento de casi el 50%!

Puede ser obvio que un entorno tan altamente volátil presenta grandes desafíos para los inversores. Hemos visto bastantes ejemplos de bancos centrales con problemas para comunicar sus intenciones a los mercados y es evidente que estos ejemplos continuarán. Desde una perspectiva de gestión del riesgo de la cartera, este tipo de acontecimientos subrayan la necesidad de realizar una asignación de activos imparcial, activa y bien informada. Teniendo en cuenta los importantes picos de volatilidad vistos en los últimos meses, cada vez más inversores optan por delegar sus decisiones de asignación de activos a equipos especializados de multi-assets.

En base a todo esto, desde primeros de noviembre hemos decidido infraponderar la deuda alemana en nuestros portafolios multiactivo. Tras esto hemos eliminado también algunos riesgos mediante la neutralización de nuestras posiciones en renta variable y en los spreads de renta fija. La consecuencias de la divergencia existente entre las políticas monetarias del BCE y de la Fed se ven ahora con más claridad. Los anuncios en diciembre de ambos organismos, junto con una liquidez del mercado inferior a la habitual, ha sido para nosotros razón suficiente para adoptar una perfil de asignación de activos de bajo perfil conforme cerramos el 2015.

Valentijn van Nieuwenhuijzen es responsable de productos multiactivo en NN Investment Partners.

 

México: ¿Aburrido? No importa, ¡así me lo llevo!

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México: ¿Aburrido? No importa, ¡así me lo llevo!
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto de Alex Steffler . México: ¿Aburrido? No importa, ¡así me lo llevo!

Consideramos que en el año 2016, y entre mercados emergentes, México será una de las historias más positivas. Nuestro escenario central para 2016 es que el crecimiento real del PIB seguirá acelerando en un contexto de inflación ligera. Proyectamos que se dará un estrechamiento de los desequilibrios fiscales y que seguirá existiendo apetito por nuevas emisiones de deuda, tanto en México como en el extranjero. La cuenta corriente se podría ampliar un poco como porcentaje del PIB, pero los flujos netos de inversión extranjera directa probablemente serán suficientes para financiar alrededor de la mitad de la brecha externa. Como no tenemos esperanzas de que surja una nueva agenda de reformas, consideramos que el entusiasmo de los inversionistas el año próximo se enfocará en el juego de adivinanzas asociado con las perspectivas de la política monetaria. De ninguna manera nos ofende la historia de México que pinta un tanto aburrida, de todas formas, ¡así me lo llevo!

Los riesgos externos en nuestro escenario central tienen que ver con la condición de la economía de los Estados Unidos y los precios del petróleo. Un crecimiento de los Estados Unidos menos dinámico de lo esperado, particularmente en cuanto a importaciones, seguramente repercutirá en menor crecimiento en México. La ventaja de este escenario sería que seguramente habría menos necesidad por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos por normalizar la política monetaria de manera agresiva, aspecto que sería positivo para aquellos activos de riesgo, incluidos los de México, si la desaceleración económica no fuera demasiado pronunciada. Mientras tanto, precios del petróleo mucho más bajos en el 2016 seguramente afectarían el sentimiento hacia México si la paraestatal Pemex siguiera retrasando los pagos a proveedores y prestadores de servicios, más allá de la fecha de pago prometida en mayo próximo. Las expectativas de crecimiento hacia 2017 y más allá también se verían afectadas en previsión a los posibles ajustes presupuestarios adicionales, en línea con la respuesta de la política del gobierno en el 2015-2016. La buena noticia es que el programa fiscal para el 2016 ha garantizado un precio promedio para la mezcla de crudo de exportación mexicano en 50 dólares por barril, frente a los 30 dólares actuales, situación que disminuye el riesgo de recortes de gastos adicionales en los próximos doce meses.

Los riesgos están asociados al crimen, la corrupción y los resultados de las próximas subastas petroleras en México. Desde nuestra perspectiva, parte del problema relacionado a la caída en los negocios y la confianza del consumidor de los trimestres pasados, así como la considerable baja en la popularidad del gobierno, tiene que ver con los casos particulares de crimen y corrupción suscitados en los últimos dos años. En este sentido, el surgimiento de nuevas situaciones de corrupción o crímenes de alto perfil, como es el caso del terrible desaparecimiento de 43 estudiantes en el estado de Guerrero en septiembre de 2014, seguramente presentaría importantes retos a la recuperación y a la reputación en general del país.

Proyectamos una aceleración en el crecimiento real promedio del PIB en el 2015 del 2,5% al 3%. Nuestras proyecciones se ubican ligeramente arriba de las expectativas del mercado en las más recientes encuestas del Banco Central del 2,4% en el 2015 y 2,7% del 2016. En nuestro pasado informe trimestral nos colocamos en 2,3% y 2,9% respectivamente. La ligera revisión al alza en nuestras proyecciones fue debido a un sorpresivo crecimiento favorable en el tercer trimestre y por las ligeras revisiones al alza a los reportes trimestrales anteriores. Del lado de la oferta, notamos que el crecimiento real del PIB habría sido de 0,5 puntos porcentuales más arriba del año a la fecha de no haber sido por la caída en la producción de petróleo. Ahora, desde la perspectiva de demanda, la suma de componentes del PIB también produce una figura de crecimiento mayor para el año pasado (4,3% frente al 2,4% actual), sin embargo, eso se debe primordialmente a errores de medición en acumulación de inventarios.  

Recientes indicadores económicos de alta frecuencia se han reportado mezclados. El punto fuerte sigue siendo la fortaleza del consumo privado. Varios indicadores, incluidas las ventas comerciales, el consumo doméstico, las ventas de vehículos y las ventas en general reportadas por empresas que cotizan en la bolsa de valores sugieren que el consumo privado creció un 4,6% interanualmente en términos reales durante el tercer trimestre, su nivel más alto desde principios de 2012. Las exportaciones manufactureras se han mantenido lentas a pesar de la depreciación del peso, y seguramente reflejan la menor demanda de importaciones por parte de los Estados Unidos. Finalmente, el crecimiento de la inversión ha sido algo irregular, ya que el también bajo crecimiento de la construcción ha compensado la fortaleza de las importaciones de maquinaria y equipo.

A pesar de las presiones persistentes que debilitan al peso, nos seguimos sintiendo optimistas en lo que respecta a la inflación. La inflación general anual probablemente rondará cerca del 2,2% en 2015, situada en un punto de los más bajos en décadas, mientras que la inflación subyacente seguramente cierre en el 2,5%. Hacia 2016 anticipamos que la inflación fluctúe alrededor de la meta que ha dado el Banco Central del 3% para la mayor parte del año, a partir de enero, en lo que se disipa el efecto base favorable y en tanto se materializa el mayor traslado del peso débil. Al momento, la mayor tasa de inflación anual que prevemos para 2016 es del 3,3%, hacia finales del año.

Existen riesgos de mayor y menor inflación el año próximo. Los principales riesgos asociados con la mayor inflación son el mayor grado de traslado de debilidad de la moneda y un salto en los precios de productos agrícolas, debido a que la inflación agrícola actual parece estar demasiado baja al momento. Mientras tanto, los riesgos de una inflación más baja se asocian con la intensificación de la competencia en algunos sectores, particularmente el de las telecomunicaciones, las aerolíneas y el segmento minorista. Por otro lado, en el tercer trimestre de 2016 la incertidumbre por la inflación seguramente aumente notablemente tras el lanzamiento esperado del nuevo índice de precios al consumidor, con un nuevo año base, distintos pesos, otras ciudades y una reclasificación de ciertos artículos.

En 2016 anticipamos 75 puntos básicos en aumentos de las tasas de interés al 4%, en línea con nuestra perspectiva interna con respecto a la trayectoria que la tasa de fondos federales de los Estados Unidos seguramente vaya a seguir. Consideramos que el Banco Central de México seguramente rompería sus vínculos con la Fed en caso de que sus alzas sean menores de lo esperado y que vengan con un mayor retraso, siempre y cuando la inflación en México esté controlada. El escenario alternativo, es decir aquel en el que la Fed apriete mucho más agresivamente de lo anticipado, seguramente daría como resultado aumentos de tarifas muy comparables por parte del Banco Central de México, dado el impacto negativo que este contexto le implicaría al peso mexicano y a todos los mercados emergentes en general.

Nuestra perspectiva interna (que no es nuestra proyección) es que el peso mexicano se reducirá a 18,20 pesos al dólar en doce meses. Consideramos que los riesgos asociados con este pronóstico están claramente inclinados hacia el lado fuerte, es decir que el peso esté más fuerte que los 18,20 en un año. Aunque entendemos los argumentos detrás de una tesis por un dólar fuerte, destacamos que México se beneficiaría de una economía estadounidense más fuerte, que las principales caídas en los precios del petróleo ya se dieron y que las autoridades mexicanas saben defender su moneda mediante ventas adicionales de dólares y aumentos de intereses.

Desde la perspectiva fiscal, felicitamos a las autoridades por redoblar sus esfuerzos y por ver la situación de los precios del petróleo como una instancia permanente. Proyectamos que el amplio déficit fiscal se reducirá al 3,2% del PIB en el 2016 de un déficit de alrededor del 3,5% del PIB en 2015, mientras que el déficit primario se reducirá hasta 0,6% del PIB de un déficit del 1,3% del PIB en 2015. Mientras tanto, en lo que respecta a las cuentas externas, prevemos un aumento del déficit de la cuenta corriente hacia el 3,5% del PIB en 2016 de un déficit del 2,8% del PIB en 2015, reflejo de una mayor demanda interna y el impacto negativo de los precios energéticos. Estimamos que los flujos netos de inversión extranjera directa van a financiar alrededor del 50% del déficit del próximo año.

Consideramos que las perspectivas políticas se mantendrán en general sin mayor eventualidad en el 2016. Consideramos que no se van a presentar reformas legislativas sustanciales ante el Congreso y que los principales partidos políticos se concentrarán en las elecciones de gobernadores de principios del mes de junio. Desde nuestra perspectiva, no será hasta mediados o finales de 2017 que los inversionistas y en particular los extranjeros, se pongan más pendientes de los desarrollos políticos, ya con miras a las elecciones presidenciales del 2018.

Finalmente, en el 2016, no anticipamos cambios en las calificaciones de deuda soberana de moneda extranjera a largo plazo en México. Lo anterior lo fundamentamos en nuestro escenario central de que es poco probable que se lleguen a materializar importantes sorpresas – ya sea positivas o negativas-. Además, en el caso dado de que se llegaran a dar algunas negativas, existirían las respuestas políticas adecuadas para afrontarlas.

Columna de opinión de Alonso Cervera, de Credit Suisse.

Los elevados niveles de consumo asiático

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Los elevados niveles de consumo asiático
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: jo.sau . All-Consuming Asia: A Retail Revolution Story

¿Sabía que los compradores por internet chinos gastaron unos 5.700 millones de dólares en un sólo día en noviembre del pasado año, que cada vez más consumidores indios acaudalados prefieren comprar el té en una farmacia o que los tailandeses urbanos visitan un hipermercado al menos una vez a la semana y la mitad de sus facturas mensuales corresponden a tiendas de alimentación?

Para la mayoría de nosotros este es el tipo de información aleatoria que normalmente se reserva para un concurso de preguntas y respuestas, pero para los gestores de fondos representan datos muy valiosos sobre la conducta de los consumidores y que reflejan algunos de los cambios que se han producido en Asia en los últimos años.

El gran crecimiento de China ha alterado a nivel mundial los precios pagados por los bienes de consumo, la demanda global de recursos naturales e incluso el flujo de capitales internacionales. Se ha escrito mucho acerca de cómo los responsables de las políticas del país promueven el consumo doméstico como un futuro catalizador del crecimiento, aunque el hecho es que los consumidores de esta nación ya llevan tiempo reflejando pautas de comportamiento en esta línea.

La locura por el comercio electrónico en China también hace que este país sea el mercado de smartphones más importante del mundo y que sólo en los tres primeros meses del año se vendieran 98,8 millones. El país es el mercado de automóvil más importante del mundo y, junto con la India, aspira al título de mercado de oro más importante a nivel global.

También la India

Con todo esto resulta sencillo poner un excesivo foco sólo en China. La India es otro país en el que las reformas se encuentran en la agenda y en el que una creciente clase media urbana está cambiando las pautas de consumo. Y esto es importante ya que la gente que vive en las ciudades tiende a ganar y a gastar más.

A pesar de que solo tres de cada diez indios se clasifican como «urbanos» en las estadísticas del censo, estos representan más del 70% del mercado de las denominadas mercancías de consumo masivo (FMCG, por sus siglas en inglés). Y estos consumidores están desarrollando nuevos patrones de conducta en el sector de la distribución.

Por ejemplo, las farmacias se han convertido en el canal de ventas de la «vieja economía» de más rápido crecimiento en el ámbito de las FMCG. Los farmacéuticos atraen a un consumidor más exclusivo que parece preferir comprar tés, zumos de frutas y alimentos saludables envasados a un hombre que lleva una bata blanca.

Por otra parte, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) compuesta por 10 países, se ha convertido en algo que recuerda a un mercado único de unos 625 millones de consumidores. Esto ha contribuido a que la región emerja lentamente de la gigante sombra de China.

Se ha pasado de la extracción de materias primas a actividades económicas que se encuentran más arriba en la cadena de valor. Mientras China habla de reequilibrio, la ASEAN ha encontrado principalmente un medio satisfactorio de exportar y reciclar riqueza internamente, en forma de una creciente demanda del consumidor.

Los ingresos han crecido partiendo de una base limitada y existe una enorme demanda sostenida de vivienda, bienes de consumo no perecederos, transporte y servicios bancarios. Las poblaciones, tal y como es habitual entre los mercados emergentes, son jóvenes.

Sin olvidar Filipinas

El consumo doméstico representa aproximadamente el 70% del crecimiento económico de Filipinas y esto ya lleva cierto tiempo siendo así, según Jaime de Ayala, director ejecutivo y presidente de Ayala Corp, el conglomerado más antiguo del país. Las remesas de los filipinos que se encuentran en el extranjero han sido un fuerte factor de impulso para los mercados de consumidores de rentas medias, tales como las telecomunicaciones, el sector inmobiliario y otros servicios.

Por otra parte, lo que justifica la inversión en Indonesia, el miembro más importante de la ASEAN, está estrechamente vinculado con su población de unos 254 millones de personas. Más de la mitad de los indonesios viven en ciudades y esta cifra se incrementa en unas 300.000 personas cada año.

Lo que hace que este país nos resulte incluso más atractivo es que las empresas de productos de consumo no están sujetas a controles gubernamentales estrictos, como suele ocurrir en sectores más «estratégicos», como la defensa, los servicios públicos o la aviación. Esto significa que la competencia existe y que es posible que la innovación tenga lugar.

Algunas dificultades

Obviamente no todo es perfecto. Sin ir más lejos, el crecimiento chino está sufriendo una desaceleración. Esto puede ser positivo a largo plazo porque las tasas de crecimiento de dos dígitos eran, en retrospectiva, insostenibles. Sin embargo, a corto plazo todo el mundo padece las consecuencias.

Asia lucha por recuperar el impulso, en parte debido a su dependencia de la demanda china. A pesar de que las tasas de crecimiento siguen siendo más elevadas que en otras partes del mundo, los beneficios corporativos están cayendo, lo que puede afectar al empleo y los salarios.

En particular, las economías asiáticas que dependen más de la inversión extranjera están siendo penalizadas por las salidas de flujos de capital indiscriminadas de la región. Las previsiones de que la Reserva Federal estadounidense seguirá subiendo los tipos de interés el año que viene también tienen la culpa.

Sin embargo, hay muchas personas en Asia que se están enriqueciendo. Muchas tienen una renta disponible por primera vez en su vida y quieren gastar este dinero. Las empresas de más éxito ya han averiguado una forma de explotar estos cambios fundamentales.

A pesar de que Asia debe superar múltiples desafíos inmediatos, el inversor debería tener en cuenta las tendencias a más largo plazo que están cambiando las vidas de miles de millones de personas en toda la región cada día. Porque estos cambios terminarán haciendo que alguien se beneficie sustancialmente.