“Brasil necesita desesperadamente una reforma fiscal”

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“Brasil necesita desesperadamente una reforma fiscal”
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Jose Luis Cernadas Iglesias. “Brasil necesita desesperadamente una reforma fiscal”

El pasado año 2015 fue un año difícil para la mayor parte de los inversores de renta variable en América Latina. La deuda soberana de Brasil perdió su grado de inversión, mientras la presidente Dilma Rousseff coqueteaba con índices de aprobación históricamente negativos. El estancamiento político dio lugar a un debilitamiento sustancial de la moneda. En México, el mercado de renta variable permaneció neutral la mayoría del tiempo, mientras que el programa de reformas del país parecía estancarse, el precio del crudo bajó y el peso mexicano se debilitó contra el dólar. Unos menores precios en las materias primas afectaron negativamente al crecimiento de Colombia y Chile. En particular, el cobre sufrió una bajada del 28%, arrastrando consigo a la economía chilena. En Argentina, los inversores en moneda fuerte experimentaron retornos negativos cuando el país devaluó el peso en un 36% el pasado diciembre.     

Los desafíos de 2016

Las perspectivas para 2016 continúan ofreciendo desafíos para la economía. La economía global permanece débil, haciendo que las exportaciones de Latinoamérica pierdan atractivo. Mientras el crecimiento del producto interior bruto está mejorando en algunos países de la región (México y Argentina), se está debilitando en otros (Brasil). La diversidad entre los distintos enfoques en política económica tiene una importancia crítica para los inversores de América Latina.   

En Brasil, el rápido deterioro del telón de fondo macroeconómico se enfrenta a una rápida inflación y una severa recesión, como vientos en contra. La contracción resultante en la demanda interna, con unos menores ingresos para los hogares, y un debilitamiento del tipo de cambio, ha resultado en un mercado laboral más competitivo. Dicho esto, la cuenta de capitales del país también se está ajustando negativamente; el Banco Central de Brasil ha indicado su intención de aumentar los tipos de interés en 2016. La expansión fiscal de 2015 habla de la debilidad de las políticas llevadas a cabo por el gobierno, que sigue siendo el principal desafío de los inversores brasileños y extranjeros. Desde Pioneer Investment esperamos que la moción de censura a Dilma gane impulso durante el año, cambiando el sentimiento interno del país a la vez que avanza el proceso. Brasil necesita desesperadamente una reforma fiscal para evitar una recesión prolongada. Los riesgos que entraña Brasil para un gestor de renta variable son muy pronunciados, los problemas del país no son someros y el consenso del mercado se ha posicionado en una fuerte infraponderación. La mayoría de las acciones reflejan la mayor parte de esa visión negativa del consenso. Los movimientos políticos en Brasil podrían resultar en un corto y marcado rally con cobertura, que pudiera revisar la posición del consenso.

La previsión para México es más alentadora. El consumidor está mostrando signos de recuperación y el Banco Central del país tiene algo de margen para desviarse de la política de Estados Unidos. Esto ayudará a la recuperación del crecimiento doméstico del país. En recientes declaraciones, Banxico dio señales de estar dando igual importancia a los factores externos e internos que propician la inflación. El producto interior bruto mexicano podría sorprender frente a las expectativas débiles. Ayudado por la mejora continua en el sector privado, un tipo de cambio competitivo, y una mejora en la economía de Estados Unidos. Los bajos precios del crudo y una menor producción equilibran esta visión.

En el resto de la región, vemos que hay cabida para rebajas de tipos de interés en Chile, y posibilidad de que los tipos de interés aumenten en Colombia. Argentina ha despertado nuestro interés con un renovado aire después de las elecciones en el segundo semestre de 2015. Desde nuestro punto de vista, un cambio en el enfoque de Argentina podría generar un valor significativo para los inversores de renta variable, pero con un elevado riesgo. Somos constructivos en Perú, donde vemos un consenso, que tal vez esté demasiado enfocado en la sensibilidad al precio de las materias primas. Venezuela sigue siendo imprevisible, con muy pocos datos macroeconómicos, con una expansión del crédito de tres dígitos y un tipo de cambio hiperinflacionario. En nuestra opinión Venezuela no es una opción a la hora de invertir en renta variable. 

Opinión de Giles Bedford, client portfolio manager de renta variable emergente en Pioneer Investments.

Previsiones 2016: El dulce despertar

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Nordea organiza un desayuno sobre inversión socialmente responsable
Foto: Doug8888, Flickr, Creative Commons. Previsiones 2016: El dulce despertar

Después de tanto trabajo, si no hay cambios de última hora, el año 2015 acabará con el S&P 500 y el Ibex casi planos.

Pensamos que el año 2016, como decía Antonio Machado: “Tras el vivir y el soñar, está lo que más importa: el despertar”. Nadie sabe cómo va a ser ese despertar…

La economía mundial sigue sumergida en un momento de crecimientos moderados (+3% en el PIB mundial) y con tasas de inflación casi nulas. Las valoraciones de las bolsas siguen siendo elevadas, todavía existe mucha intervención de los gobiernos, cada vez hay más deuda y paradójicamente menos liquidez.

En las previsiones para 2016, destacamos que para conseguir un dulce despertar, nuestra principal recomendación se centra en construir carteras sólidas, de calidad y rentables con activos poco correlacionados debido a que desde la crisis financiera de 2009, existe una alta correlación entre todos los activos financieros del mundo.

Ideas interesantes para pensar:

–       En EE.UU., buscar empresas enfocadas en innovaciones tecnológicas.

–       Europa y algunos países periféricos (España) pueden dar alegrías.

–       Buscar gestores de value stocks, especialmente en Europa.

–       Invertir activos descorrelacionados (hedge funds y private equity).

–       Inversiones con impacto social.

–       Invertir en bonos con tasas superiores al 4% y bonos flotantes.

Felices inversiones 2016.

David Levy es director general de DiverInvest EAFI.

¿Miedo a China?

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Cinco factores que juegan a favor de los mercados de bonos asiáticos
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Skyseeker. When You Look at China, Are You Looking at Its Past or Its Future?

Muchos inversores son pesimistas sobre la economía de China, en gran parte debido a que no se dan cuenta de lo mucho que ha cambiado. Las bolsas se desploman y hay incertidumbre, pero vale la pena señalar que una de las razones de que la caída de las bolsas no haya afectado a los consumidores chinos es que aunque el mercado ha caído considerablemente desde sus recientes máximos, la historia no es tan mala como algunos creen.

Hasta el 15 de diciembre 2015, el índice compuesto de Shanghái había caído un 32% desde el máximo marcado el 12 de junio. Pero en cifras absolutas, el índice sube un 9% desde principios de año, y lo hace en más de un 20% desde el año pasado. Así, el índice compuesto de Shanghái está superando al S&P 500 en una base interanual.

Es cierto que la vieja economía china parece débil. Las exportaciones se han reducido en un 3% hasta noviembre, frente al aumento del 6% registrado hace un año. La producción industrial ha subido un 6%, frente al 8% de hace un año. La inversión en activos fijos se ha incrementado un 10%, frente a una tasa de crecimiento del 16% vista durante el mismo período del año pasado. Pero, ¿son esas partes de la economía en la que desea enfocarse o invertir?

Las exportaciones, por ejemplo, no han contribuido al crecimiento del PIB durante los últimos siete años. Estimo que sólo alrededor del 10% de los bienes producidos en las fábricas chinas se exportan. Esto es así porque China consume gran parte de lo que produce.

La industria manufacturera se caracteriza por ser lenta, especialmente las industrias pesadas como la del acero y el cemento, y sobre todo ahora que China ha superado su máximo de infraestructuras y viviendas. Pero la fabricación no se ha derrumbado; de hecho, una encuesta privada revela que los salarios de las fábrica son hasta un 5%-6% más altos este año, lo que refleja un mercado laboral bastante fuerte. Otro dato a tener en cuenta es que el año pasado se vendieron más de 10 millones de nuevas viviendas.

Y lo que es más importante aún, pocos inversores reconocen que casi seguro éste será el tercer año consecutivo en el que el peso de la fabricación y construcción tendrá menor peso en la economía que la parte del consumo y servicios. China ha reequilibrado su economía alejándose de las exportaciones, la industria pesada y la inversión, y se ha convertido en la mayor historia de consumo mundial.

Comprender este importante cambio es clave para evaluar el impacto de China en la economía mundial, y en su cartera.

Al final, todos somos inversores en China

Incluso aunque nunca haya tenido acciones de compañías chinas, es efectivamente un inversor en el país. China representa alrededor de un tercio del crecimiento global, por encima de la suma de las bolsas de Estados Unidos, Europa y Japón. Esto ayuda a explicar por qué las exportaciones estadounidenses a China se han incrementado en más de un 600% desde que el país se uniera a la Organización Mundial de Comercio, mientras que las exportaciones estadounidenses al resto del mundo han aumentado menos del 100%.

Más PIB para el consumo

El cambio de modelo en la economía del gigante asiático está impulsado por los consumidores chinos, cuyo gasto representó el 58% del crecimiento del PIB durante los tres primeros trimestres del año pasado. Ignorando la caída vista a mediados de junio en las bolsas chinas, las ventas minoristas (ajustadas a la inflación) aumentaron hasta el 11% en octubre y noviembre, el ritmo más rápido desde marzo.

El crecimiento de los ingresos sin precedentes es el factor de respaldo más importante del consumo. En los tres primeros trimestres de este año, la renta real disponible per cápita aumentó más del 7%, mientras que en la última década, la renta urbana repuntó un 137% y la rural lo hizo en un 139%. Parte de ese aumento se debió a la política del gobierno: el salario mínimo en Shanghái, por ejemplo, aumentó 187% en los últimos 10 años (en Estados Unidos, la renta per cápita aumentó en un 8% en los últimos 10 años).

El cambio de modelo necesita tiempo

Como inversores, tenemos que aceptar y entender, sin embargo, que la necesaria reestructuración y el reequilibrio de la economía china, junto con los cambios en la demografía suponen que la economía, continuará creciendo a un ritmo más lento año tras año en el futuro más inmediato. El fuerte consumo puede mitigar el impacto de la desaceleración en la industria manufacturera y la inversión, pero no puede devolver  el crecimiento a tasas del 8%.

Así, mientras que es probable que las tasas de crecimiento de la mayoría de las partes de la economía china continúen desacelerándose gradualmente, hay que tener en cuenta que este año el «lento» ritmo de crecimiento significa un 6,9%, lo que es aproximadamente 300% más de lo que era hace una década.

Mayores oportunidades

En otras palabras, la tasa de crecimiento más baja está generando oportunidades mayores para las empresas que venden bienes y servicios a China, y para los inversores en esas empresas.

Andy Rothman es estratega de inversión y autor del blog Sinology que publica Matthews Asia.

 

El despertar de los mercados

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El despertar de los mercados
. El despertar de los mercados

Los mercados —anestesiados durante seis años de políticas monetarias ultraexpansivas— pudieron finalmente en 2015 seguir ignorando en gran medida las realidades económicas y permanecer centrados en las dinámicas de los flujos de inversión. Para los mercados europeos de renta variable, fue principalmente la depreciación del euro lo que les permitió arrojar algunas de las mejores rentabilidades bursátiles expresadas en euros, a pesar de unos resultados económicos decepcionantes. No obstante, la rentabilidad de los mercados europeos expresada en dólares ni siquiera llegó a superar el pasado año la anémica cota del índice estadounidense S&P 500 (-0,7%). En los mercados de renta fija, sólo los inversores que apostaron principalmente por la deuda pública griega, o incluso la ucraniana —ambas se revalorizaron del 28 % al 38% durante el año, si bien rozando el impago— han podido disfrutar de rentabilidades espectaculares.

No obstante, las fragilidades que identificamos el año pasado en el maravilloso mundo de unos mercados administrados por los bancos centrales mostraron sus primeras fisuras. Así, los inversores no pudieron ignorar en 2015 las consecuencias en los mercados de renta variable y deuda corporativa de años de exceso de inversión en el sector energético estadounidense. Con unos bancos centrales cada vez más limitados en sus políticas de apoyo, 2016 anuncia el despertar de los mercados a las realidades económicas.

Recordatorio sobre la fragilidad de los mercados

Recordemos que la fragilidad que nos preocupa reside fundamentalmente en la creciente falta de flexibilidad —esto es, de capacidad de absorción de posibles envites— de la que adolece la mayor parte de la economía mundial. Esta fragilidad se debe al nivel de endeudamiento de los gobiernos, las empresas y las personas físicas, que los bancos centrales han mantenido desde 2009 con una subvención radical de su coste. Se ha desencadenado un círculo vicioso que hace que la economía sea muy vulnerable a la próxima ralentización cíclica, al igual que a una subida del precio del dinero.

Dinámica de colisión

Así, estas trampas son ahora patentes de forma simultánea, lo que dificulta cada vez más la labor de los bancos centrales: estos se debaten entre el imperativo de mantener los tipos nominales muy bajos y el de preservar su credibilidad, tras años de inyecciones de liquidez que generaron burbujas en activos financieros, mala asignación del capital y crecientes desigualdades en el plano social.

De este modo, un año después a haber puesto fin a su política de relajación cuantitativa, la Fed se enfrenta ahora al inicio de su primer ciclo de ajuste monetario desde 2004 y comienzan a aflorar los primeros indicios de tensiones salariales. Y si los precios de la energía deberían acabar por estabilizarse en 2016, las previ- siones de inflación comenzarían a invertirse, intensificando así las presiones sobre la Fed. Además, tanto en Europa como en Japón, los bancos centrales han empezado a mostrarse reacios a aumentar sus intervenciones.

Pero al mismo tiempo, tras seis años de expansión, los indicadores de actividad manufacturera en Estados Unidos han pasado a terreno negativo e incluso el consumo de servicios comienza a debilitarse. En paralelo, China sigue ralentizándose. El choque entre el ciclo económico y el ciclo de tipos ya es una realidad. La ilusión monetaria toca a su fin.

Europa: ¿región refugio?

El desfase de ciclo económico hizo de Europa en 2015 uno de los escasos lugares del mundo que mostraban una mejora coyuntural. Pero esta mejora, a pesar de una caída del 50% del precio de la energía, una depreciación del euro del 25% y un recorte histórico de los tipos de interés, sólo pudo impulsar el ritmo de crecimiento anual hasta aproximadamente el 1,5%, una cota insuficiente para estabilizar el endeudamiento y reactivar la creación de empleo. Y este resultado se obtiene finalmente en un momento en que la locomotora alemana comienza a perder fuelle (caída de la dinámica de productividad, bajada de la rentabilidad, exposición al ciclo mundial) y se enfrenta a sus primeras dificultades políticas (tensiones en el gobierno de coalición sobre la política migratoria). Así, Europa encara 2016 con una posición económicamente frágil, lo que cuestiona su vulnerabilidad política, ya que la construcción europea ciertamente no puede permitirse la perspectiva de una década perdida, a la japonesa.

El universo emergente, el fantasma de los inversores

China y, tras ella, la economía mundial en su conjunto, siguen pagando hoy el precio del ingente programa de apoyo económico de 2008, que evitó al país una caída catastrófica de la actividad a costa de una expansión excesiva del crédito y de la acumulación de una capacidad que actualmente sigue siendo sobradamente excedentaria. El reajuste de la economía hacia el sector servicios ya hizo caer los precios de las materias primas y su onda expansiva se ha dejado notar en todo el universo emergente con distintas intensidades.

Pero esto también merma la rentabilidad de numerosas industrias a escala mundial por su notable contribución a las capacidades excedentarias globales. Como en el caso de Estados Unidos, aunque en mucha mayor medida, China también se enfrenta al riesgo de complicaciones a la hora de proteger al conjunto del sector terciario de los efectos de la ralentización industrial en 2016. La intención de las autoridades chinas de estabilizar esta ralentización mediante políticas monetarias y fiscales acomodaticias estará sujeta al obstáculo de las incesantes salidas de capitales desde el pasado mes de agosto y de unos balances bancarios repletos de activos no rentables.

Con vistas a resolver esta complicada ecuación, no descartamos que China deba renunciar este año a su manifiesta ambición de conseguir una moneda estable. Una devaluación considerable del yuan aliviaría su propia carga económica, pero aceleraría la exportación de su problema de exceso de capacidad industrial al resto del mundo, tanto en países emergentes como desarrollados.

2016 o el año del despertar de los mercados

Dado que los bancos centrales han agotado prácticamente su capacidad de intervención y el sector bancario sigue inhibido por un contexto reglamentario tremendamente restrictivo, los inversores se encuentran en primera línea a la hora de hacer frente a la intensificación de los riesgos de mercado. Al mismo tiempo, la liquidez de todas las clases de activos se ha visto agotada por el propio efecto de las repetidas intervenciones de los bancos centrales, que hacen que los picos de volatilidad sean cada vez más erráticos. Por tanto, cuando la carestía de los activos «sin riesgo» arrebata a estos últimos la condición de refugios fiables, la gestión del riesgo exige recurrir a estrategias de cobertura específicas y muy activas. Éstas permitirán a su vez aprovechar las oportunidades cuando la capitulación de los mercados genere puntos de entrada excepcionales a los que deberemos aplicar una visión a medio plazo. Las advertencias acerca de estas rendiciones ya son perceptibles en el sector petrolero y en determinados activos emergentes, incluidos los de renta fija.

Con la perspectiva de estos riesgos —aunque también de oportunidades— en el horizonte, en un momento en que será fundamental la capacidad de desprendernos de los hábitos de gestión que han resultado convenientes en los últimos seis años, todos los equipos de Carmignac y yo mismo les deseamos un 2016 activo y próspero.

Didier Saint-Georges es miembro del comité de inversiones y managing director de Carmignac.

Es el momento de explotar selectivamente las oportunidades high yield

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Es el momento de explotar selectivamente las oportunidades high yield
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Anthony Quintano. Es el momento de explotar selectivamente las oportunidades high yield

El mercado de high yield ha estado en la prensa últimamente por razones equivocadas. A principios de diciembre, Third Avenue, un fondo distressed especialista en high yield suspendió los reembolsos, haciendo que los inversores se preguntaran qué nivel de liquidez tenían sus posiciones de deuda corporativa high yield si necesitaban venderlos. Los diferenciales de crédito high yield en Estados Unidos, que desde junio de 2014 ha sido vendidos de forma bastante constantemente, registraron otro golpe al conocerse la noticia. Como consecuencia, el principal índice estadounidense de high yield (el BofA Merrill Lynch US high yield Master II Total Return Index) finalizó 2015 con caídas del 4,6%.

Third Avenue ha sido quizás un caso especial, pero los diferenciales de crédito parecen haber dejado atrás sus mejores niveles en este ciclo y es probable que veamos otra oleada de ventas en los próximos años antes que una recuperación del terreno perdido durante los últimos 18 meses. Este ha sido el patrón normal en los recientes ciclos económicos, con las primas de riesgo del high yield repuntando antes del inicio de una recesión. Esto ocurre cuando las empresas se vuelven más reacias a tener bonos y por lo general aprovechan el estado de sus balances para complacer a los accionistas conforme el ciclo económico va madurando. A finales de los años 80, los diferenciales de los bonos high yield alcanzaron sus mejores niveles dos años antes de la recesión de 1991. A finales de los años 90, los diferenciales comenzaron a ampliarse durante un periodo total de tres años y medio justo antes de que comenzara la recesión de 2001. En los períodos previos a la crisis de crédito, el high yield registró una subida menor y sólo se empezó a debilitar siete meses antes de la recesión y un total de 15 meses antes del colapso de Lehman Brothers.

El canario en la mina de carbón

En cierta medida, el high yield tiende a ser algo así como un canario en la mina de carbón, advirtiendo cuando el ciclo económico está empezando a madurar, aunque ahora mismo todavía queda tiempo por delante.

La propia oleada de ventas, también puede crear oportunidades en estos activos para captar emisiones corporativas atractivas a bajo precio, sobre todo si la ampliación de los diferenciales ha sido indiscriminada. La reciente debilidad en el sector high yield de Estados Unidos se ha visto exagerada por los problemas en el sector energético. Excluyendo esto, las rentabilidades han aumentado a niveles que comienzan a parecer interesantes. El índice que no incluye las empresas de energía tiene una rentabilidad casi 6 puntos porcentuales más que los bonos del Tesoro y más del 7,5% en términos absolutos. Esto coloca este mercado claramente en el lado barato del valor razonable, especialmente en ausencia de una recesión, que todavía no parece inminente en Estados Unidos.

Explotar selectivamente las oportunidades high yield

En el último año y medio, hemos optado por ser muy defensivos dentro del mercado high yield, manteniendo una exposición limitada, evitando los emisores de menor calificación, y centrándonos en las emisiones europeas, donde el ciclo de crédito está menos avanzado y el programa de expansión cuantitativa del Banco Central Europeo (BCE) proporciona un respaldo adicional. Sin embargo, ahora estamos selectivamente empezando a explotar el nerviosismo en el segmento high yield de Estados Unidos. La volatilidad del mercado ha creado oportunidades para entrar en buenos nombres. Por ejemplo, recientemente hemos añadido la exposición a Frontier en nuestro Diversified Income Fund, una compañía con rating BB, con una prima de rendimiento de alrededor de 10 puntos porcentuales sobre los bonos del Tesoro.

Esto no quiere decirque pensamos que es hora de entrar con ambos pies, sino más bien creemos que es el momento de añadir nombres al portfolio que han sido injustamente penalizados por unas condiciones de negociación difíciles.

El mayor de esos riesgo es el de que se produzcan salidas de capital de los fondos high yield, algo que el mercado tendría problemas para absorber sin una fuerte caída de los precios.

John Stopford es co-responsable de multiactivos de Investec y portfolio manager del  Investec Diversified Income Fund.

La debilidad del renminbi echa gasolina al incendio de los mercados emergentes

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La debilidad del renminbi echa gasolina al incendio de los mercados emergentes
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Begoña. Weakening Renminbi Puts More Oil on the EM Fire

El año 2015 terminó con una caída en los precios de las materias primas, que debilitó el crecimiento de los mercados emergentes y aumentó las preocupaciones sobre las salidas de capital en estos países. El avance de la crisis política en Brasil, Sudáfrica y Turquía provocaron nerviosismo adicional a los mercados en las últimas semanas del año. La combinación de expectativas de endurecimiento de la política monetaria estadounidense por un lado, y las preocupaciones acerca del desapalancamiento en los emergentes, los riesgos financieros y el avance de las crisis políticas en los países con problemas debería mantener al alza la presión sobre el mundo emergente también en el 2016. La cuestión más importante sigue siendo la situación de decrecimiento de China, el mayor apalancamiento, las políticas económicas menos eficaces y la aceleración de la salida de capitales.

La fuente más reciente de la aversión al riesgo de los mercados emergentes ha sido la depreciación del renminbi chino. Desde la mini-devaluación llevada a cabo el pasado mes de agosto, las autoridades de Pekín han estado gestionando la tasa de cambio del renminbi con respecto a una canasta de divisas pertenecientes a sus principales socios comerciales. Después de que el tipo de cambio efectivo nominal se haya apreciado un 30% desde 2011 (cuando la mayoría de las divisas de los mercados emergentes comenzó a depreciarse), durante la mitad de 2015, lo hemos visto estabilizarse. A partir de los agudos movimientos frente al dólar vistos recientemente –algo que los chinos siempre habían tratado de evitar– ahora podemos deducir que Pekín se ha comprometido firmemente a evitar la apreciación frente a la cesta de sus principales socios comerciales.

Esta decisión tiene mucho sentido dada la debilidad del sector de las exportaciones de China y la importancia de este sector para el empleo del país. Incluso más debido a las salidas de capital que, en gran medida, han sido consecuencia de la percepción de que el renminbi sigue estando sobrevalorado.

El problema para los mercados financieros, sin embargo, es que el rápido debilitamiento del renminbi significa que un de las anclas más importantes para las divisas de los mercados emergentes ha desaparecido. Es probable que ahora que el renminbi puede debilitarse frente al dólar mantenga el ritmo de las otras monedas de los países emergentes y del euro. Esto último es particularmente relevante dado los esfuerzos del BCE para debilitar al euro. Hay que recordar que Europa es el mayor socio comercial de China.

Otra razón por la que los últimos grandes movimientos del yuan han creado nuevos disturbios en los mercados financieros sugiere que los problemas económicos en China podrían ser demasiado grandes para el enfoque gradual de la política monetaria.

M. J. Bakkum es estratega senior de mercados emergentes en NN Investment Partners.

 

Riesgos y oportunidades del TPP para México

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Riesgos y oportunidades del TPP para México
Foto: Curiousmatic. Riesgos y oportunidades del TPP para México

Cuando hablamos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP por sus siglas en inglés) debemos tener presente que no entrará en vigor de inmediato, sino que deberá transcurrir un periodo, el cual se estima sea de al menos un año y fracción, para que los 12 países que recién acordaron su alcance pasen por sus respectivos procesos legislativos internos para su aprobación en cada uno de ellos y que, además, se reúna la cantidad minina de países firmantes [1] para que el TPP cobre fuerza legal. Durante este periodo de aprobación, deben analizarse tanto los riesgos como las oportunidades para los sectores productivos, tanto nacionales como extranjeros, con presencia en nuestro país y principalmente a los consumidores mexicanos cuando México entre a formar parte de este acuerdo comercial.

En efecto, más que de los riesgos que pudiere conllevar para los sectores productivos y comercializadores la entrada en vigor del nuevo tratado, deben conocerse las ventajas que conlleva para los consumidores, quienes podrán acceder a bienes de más países, y para la plataforma exportadora que reside en México, así como la necesidad de adaptación a nuevas circunstancias, con la correspondiente evaluación de riesgos económicos a que deben adaptarse las empresas. Como lo demostró la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA por sus siglas en inglés), los temores de los empresarios y las reticencias de algunos funcionarios u organismos sociales, aunados a un nacionalismo anticuado, fueron superados por la realidad que nos trajo más ventajas que problemas, confirmando que el sector privado mexicano es capaz de abrirse a nuevos retos, a competir de tú a tú con empresas de otros países, fortaleciendo sus ventajas comparativas.

Uno de los riesgos, además de la oportunidad perdida que significaría que el TPP no fuese aprobado por el número suficiente de países para que entre en vigor, es que los empresarios mexicanos no lo estudien y no se preparen para su entrada en vigor. En efecto, en el caso del NAFTA, tuvimos la desafortunada experiencia de que varios sectores, como el textil, no se prepararon ni visualizaron riesgos u oportunidades y se vieron afectados por la competencia de la que antes estaban protegidos. Por ello, es indispensable que el TPP sea interiorizado por el sector privado mexicano para que puedan potencializar todas sus ventajas y disminuir los riesgos que implica la mayor competencia.

En este sentido, de la lectura del texto del TPP se puede señalar que los temores respecto a las supuestas limitaciones a derechos humanos en el uso de internet, el infundado temor a abrir sectores a la inversión extrajera, a la restricción a acceder a medicamentos genéricos, supuestos obstáculos a derechos de los consumidores o de acceso al “conocimiento y la cultura” son infundados y sólo muestran que cuando se pretende analizar un texto legal sin conocerlo o basados en prejuicios carentes de un razonamiento, no se fomenta un diálogo constructivo que realmente beneficie a los habitantes de un país o de una zona comercial.

Cuando se habla de oportunidades o riesgos de un tratado como el TPP hay que tomar en cuenta que éste es mucho más que una serie de normas jurídicas relacionadas con el comercio de bienes y servicios entres distintas naciones, siendo en realidad es un impulsor para que en el país se adopten regulaciones más modernas y acordes a principios internacionales, brindando estas regulaciones certidumbre a empresas mexicanas y extranjeras para  competir con reglas claras y en igualdad en el mercado de distintos países. Además, este marco jurídico es una forma más transparente de interactuar con el gobierno mexicano, quien a su vez se ve constreñido a ejercer sus funciones con un menor grado de discrecionalidad en su actuación. Hay que tomar en cuenta que siendo un acuerdo multinacional, en caso de que un gobierno, como pudiera ser el mexicano, no disminuya el grado de discrecionalidad que perjudica a los particulares, ese gobierno se enfrenta a la posibilidad de que sus actos sean revisados en paneles multinacionales y que se le imponga sanciones, además del riesgo latente de que las inversiones, tanto extranjeras como nacionales, se trasladen a otros países miembros del tratado.

Aún y cuando se podría decir que en la mayoría de los casos la legislación mexicana que regula el comercio de  bienes, servicios, inversiones extranjeras en diversos sectores, el sector financiero y ahora el sector energético, ya han sido modernizadas durante los últimos 20 años a consecuencia de la entrada en vigor del NAFTA, es sabido que aún existen practicas burocráticas, regulaciones de menor rango y requisitos técnicos que dificultan el actuar de las empresas al tiempo que reflejan su influencia negativa en los bajos lugares que le otorgan a México las calificadoras de competitividad, listas en las que nuestro país siempre aparece en lugares muy por debajo de lo que debería tener, dado el tamaño de nuestra economía.

Ante la apertura comercial que significaría la entrada en vigor del TPP, consideramos que quienes sí deben preocuparse e iniciar medidas para enmendar sus conductas y en beneficio de los consumidores mexicanos son algunos sectores productivos mexicanos que históricamente han sido sobreprotegidos. Industrias como la acerera en México, que ha venido abusando de una sobre regulación a las importaciones de acero, o cadenas de tiendas de autoservicio y/o departamentales, las cuales basan muchas de sus ventajas comerciales en requisitos excesivos a importaciones que solo pueden cumplir las cadena de logística de esas mismas grandes empresas dejando fuera a importadores medianos o pequeños con el subsecuente perjuicio al consumidor final, deben estar conscientes  de que esas ventajas desleales tenderán a desaparecer en la medida que las normas escritas y no escritas que regulan las inversiones y el comercio en México se adapten a los requerimientos del transparencia y mayor competencia del TPP.

Es por ello que, además de las oportunidades económicas de acceder a nuevos mercados, durante el periodo en que se discute el TTP ante el Senado mexicano, los particulares deben abordar la oportunidad que tiene el sector empresarial de cabildear ante las distintas ramas del gobierno mexicano con el propósito de que los reglamentos mexicanos, las normas oficiales mexicanas, los criterios de aplicación, entre otros, se adapten a las regulaciones del TTP y que estas realmente reflejen las nuevas oportunidades que este tratado significa, evitando la creación o el mantenimiento de regulaciones que perjudiquen la libre entrada y salida de productos y servicios desde y hacia nuestro país.

Dicho de otra manera, la muy posible entrada en vigor del TTP y su periodo de análisis y aprobación brindan al sector empresarial la posibilidad de pronunciarse, de manera decidida, en la ampliación de las reformas que han brindado oportunidades a este sector productivo, así como en la limitación de la discrecionalidad del estado para que este nuevo tratado tenga un impacto mayor en beneficio de los habitantes del país.

Columna de Luis Rubio, socio en las Prácticas de Asuntos Gubernamentales, Fusiones y Adquisiciones y Telecomunicaciones de Jones Day México

Los mercados asiáticos pintan muy bien de cara a 2016

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Los mercados asiáticos pintan muy bien de cara a 2016
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Vicent_AF. Asia's Long-Term Growth Prospects Still Look Good

Creo que es justo decir que la confianza hacia China, y por extensión, hacia Asia, dentro de la comunidad de inversores de Estados Unidos, está bastante polarizada. Mientras algunos ven oportunidades en la debilidad vista en la segunda mitad del año, las dudas sobre la realidad de las recientes cifras de crecimiento y la ansiedad sobre la ralentización de la economía china ha provocado a otros inversores un gran temor por el papel de China como factor determinante de la deflación en la economía mundial. Creo que esta cautela se refleja en los inversores de todo el mundo, aunque que el grado de malestar con China y Asia es quizás menos agudo en Europa. Mientras que los inversores de Asia parecen ser mucho más optimistas sobre sus propias perspectivas de crecimiento a largo plazo, en general los inversores están todavía en modo cauto de «esperar a ver qué sucede».

No es difícil ver por qué. De hecho, sólo vamos a enumerar los vientos en contra a los que se enfrenta Asia a corto plazo: la perspectiva de un mayor ajuste de Estados Unidos de su política monetaria; la desaceleración del crecimiento nominal; los bajos márgenes y el decepcionante crecimiento de los beneficios; la fortaleza del dólar y la debilidad de las monedas locales; el aumento de los diferenciales de crédito y el pobre impulso en los mercados de renta variable. Y todo esto sucede en un momento en que las valoraciones, aunque no son caras, no pueden considerarse como baratas en términos absolutos. Es comprensible esperar algún evento o alguna mejora antes de cambiar volverse más positivo. Y es racional asumir que las tendencias actuales van a persistir mientras los inversores tratan de predecir el futuro a corto plazo.

Ahora, déjenme sugerir que contamos con algunos datos que deberían permitirnos tener más confianza sobre la capacidad de Asia para capear las fuerzas deflacionistas mundiales. En primer lugar, las cuentas corrientes en Asia son en general positivas. Eso significa que los países asiáticos están ahorrando más a nivel nacional de lo que invierten en el país. De esta forma, son relativamente menos dependientes del capital extranjero. Hay algunas excepcionescomo la India o Indonesia.Peroincluso en estos casos, la dependencia de los mercados de capitales en dólares se ha reducido drásticamente en los últimos años. En segundo lugar, las tasas de inflación son bajas en gran parte de la región (de nuevo Indonesia y la India son excepciones) y esto significa que los políticos de Asia tienen mucho margen para compensar los impulsos deflacionistas, ya sea a través de la política monetaria, del gasto público o de recorte en los impuestos. La vuelta a un contexto de mayor inflación aliviaría un poco la presión sobre los márgenes, los beneficios y las valoraciones.

La pregunta es: ¿Estamos viendo señales de alguna respuesta de este tipo por parte de los gobiernos? Creo que si. La primera es la repuesta natural de los mercados: el ajuste de precios. Ante las presiones deflacionistas de Estados Unidos, la más obvia es que las divisas de Asia se han tensionado. Hemos asistido a descensos agudos se han circunscrito a las divisas ligadas a la evolución de los precios de las materias primas como el ringgit de Malasia y la rupia indonesia. En otros países, la moderada caída de las divisas (ni mucho menos tan graves como las vistas en América Latina) ha actuado como una especie de válvula de presión para proteger el empleo doméstico y mantener la demanda interna. Aunque se trata de un lastre para las rentabilidades de los activos denominados en dólares estadounidenses y (en menor medida) en euros, el hecho de que las monedas hayan sido capaces de actuar como estabilizadores de la demanda muestra el gran progreso realizado por Asia desde finales de los 90.

En segundo lugar, tenemos la respuesta activa de los responsables políticos. En la India, el banco central a conseguido con éxito reducir las tasas de inflación subyacente sin que esto tenga un impacto demasiado severo en los beneficios. En China, estamos viendo cómo las autoridades siguen con sus reformas del sistema financiero, y apoyan el mercado inmobiliario. Por su parte, Japón continúa también con su reformas estructurales. Así que frente a la deflación estadounidense, los tres gigantes de Asia parecen estar respaldando medidas en la otra dirección. El grado de equilibrio es quizás aún pequeño. Pero tras hablar con clientes e inversores en la región creo que no hay una gran crisis de liquidez. De hecho, si la aguda reacción aguda bajista a la devaluación del renminbi chino a mediados de 2015 nos ha enseñado algo, es que, a raíz de la caída de las bolsas, las valoraciones emergieron rápido y los compradores se apresuraron a entrar en los mercados.

Gasto de la clase media

En este contexto, las perspectivas de crecimiento a largo plazo de Asia todavía tienen buena pinta. Las altas tasas de ahorro, la gran base de fábricas, las reformas de los gobiernos en el plano financiero, legal y corporativo significa que Asia debería seguir invirtiendo y creciendo a tasas más altas que el resto del mundo. Con el tiempo, esta inversión continuará aumentando los salarios reales en toda la región. Esta tendencia no sólo apoyará las divisas y el crecimiento, sino que también puede dar lugar a grandes cambios en los hogares de Asia. La región representará dos tercios del gasto global de la clase media en 2050. Creemos que este es sólo el comienzo de un crecimiento sostenido que ayudará a generar beneficios a quienes faciliten este revolucionario cambio en el estilo de vida: las marcas de consumo, los restaurantes, el ocio, los medios de comunicación, los seguros, el sector inmobiliario, la banca de consumo y la gestión de patrimonios. En la industria, los equipos de automatización y el software ayudarán a las empresas compensar los salarios más altos. El aumento del gato público y privado en salud, en el medio ambiente, y el bienestar general abrirán nuevas oportunidades para las empresas que creen ventajas competitivas y aumenten las ganancias y la rentabilidad para los accionistas.

A la luz de estas tendencias, debemos recordar el entorno monetario que domina nuestra visión y los titulares de los medios: ¿Cuándo volverá la Fed a subir los tipos de interés y en qué cantidad? Aunque es importante a corto plazo, en el actual entorno esto sólo distrae nuestra atención de los verdaderos cambios económicos que están pasando casi desapercibidos ante nuestros ojos. Dicho esto, sin embargo, tenemos que admitir que es probable que 2016 sea un año histórico en Estados Unidos tras la subida de tipos de interés llevada a cabo por la Reserva Federal en diciembre.

Dentro de Asia, nuestro objetivo sigue siendo las empresas que respaldarán las tendencias de crecimiento en la economía real, en todos los países. Sin embargo, es cierto que algunos países parecen actualmente más fértiles al análisis corporativo que otros. En lo que respecta a las valoraciones, la India parece bastante cara, con un crecimiento de los beneficios decepcionantes y un montón de expectativas no cumplidas sobre las reformas del primer ministro. En China, las valoraciones son mucho más razonable, incluso partes del mercado de Hong Kong parecen baratas. Y tras un difícil 2015, la ASEAN ofrece nuevas oportunidades. Japón, al menos, ofrece un valor y una cierta esperanza de mejores rendimientos empresariales, aunque hay que tener cuidado con exagerar demasiado los efectos que puede tener la tercera flecha de Abe.

En general, espero con ganas el 2016. A pesar de que los vientos en contra son considerables, las empresas asiáticas parecen estar capeando el temporal, y mientras mantengamos nuestra visión en el largo plazo, el ambiente de inversión debería ofrecer algunas buenas oportunidades.

Robert J. Horrocks es CIO y portfolio manager de Matthews Asia.

 

Y para 2016 tenemos…

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Y para 2016 tenemos…
Foto: Jacinta Lluch Valero. Y para 2016 tenemos…

El problema es que seguimos creyendo una y otra vez las mismas historias. Cuando comenzó la desaceleración de los denominados países emergentes, las autoridades económicas colombianas salieron a decir, palabras más, palabras menos, que la economía colombiana era lo suficientemente fuerte y que la crisis les estaba pasando a otros, pero no a nosotros. Pero resulta que, de eso tan bueno, no dan tanto. Nos llegó la crisis, se cae la economía, los ingresos no alcanzan, y ya se da por descontado que habrá una reforma tributaria cuyo eje central será un aumento de tres puntos del IVA: siempre que la economía cae, la solución es aumentar los impuestos. Suena paradójico, pero así es, con el leve inconveniente de que cuando la economía va al alza, los impuestos no bajan; lo cual debería estar en alguna ley para compensar y que el efecto sea equitativo.

Creo, sin embargo, que el golpe fuerte de la economía aún no ha llegado y que el 2016 será duro. Aún las cifras de desempleo son relativamente buenas, pero en una economía en caída, tarde o temprano debe empezar a presentarse una caída de los niveles de empleo, los cuales, por cierto, son también obra de un sistema de empleo no formal que podría seguir aumentando.

Tampoco han entrado dentro de las cuentas de muchos analistas un posible retroceso de los precios de la vivienda, que personalmente creo muy factibles bajo una teoría de desaceleración en cascada: creo que la vivienda se ha convertido, en no pocos casos, en un activo financiero, por la compra masiva y desordenada de muchas personas, que debe seguir el ciclo de precios de cualquier otro activo financiero. Pero se verá potencializado por el hecho de que los costes fijos (como administración, prediales, valorizaciones, etc) empezarán a pesar mucho en una población afectada por los impuestos, la inflación y el desempleo. En vista de esto, muchas personas querrán vender estos activos, desencadenando una reacción en cadena. Una presión financiera llevará a muchos a replantearse si es conveniente seguir “aguantando” el costo de una vivienda que no se arrienda o no se puede vender, y la decisión más lógica y racional, es empezar a bajar el precio para poder “deshacerse” de un activo. Cuando esto empieza a ser recurrente, es cuando empiezan las desaceleraciones en manada.

En términos prácticos, el 2016 no parece sencillo para la economía, pero pude ser una oportunidad interesante para los inversionistas. Sí, otro de los temas que suena paradójico; pero ante una desaceleración económica los activos empiezan a responder con anterioridad. Eso ocurre porque en el caso de las acciones, empiezan a reflejar antes lo que va a pasar en la economía, sea bueno o no tanto; esto nace, sencillamente, de que las empresas sufren primero los síntomas económicos, por eso, cuando llega el momento de que la economía cae, es porque ya reaccionan variables que se demoran en hacerlo, pero empiezan a verse signos de recuperación en algunas, que son lo que reflejaría las acciones.   

Por ahora, a disfrutar del año que empieza, ponerle buena energía y trabajar para que las cosas que pintan mal, no lo sean tanto.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la visión de Old Mutual sobre los temas tratados.

Opinión de Manuel García Ospina, gerente de la Escuela de Planeación financiera y comercial de Old Mutual.

Los consumidores deberían ser los grandes beneficiados de nuevo en 2016

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Los consumidores deberían ser los grandes beneficiados de nuevo en 2016
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Hernán Piñera. Los consumidores deberían ser los grandes beneficiados de nuevo en 2016

En 2016 es posible que la recuperación interna en Europa no encuentre su mejor canal de propagación en los bancos durante este ciclo, especialmente si el ciclo crediticio estadounidense sigue deteriorándose a medida que la Fed ajuste su política. Irónicamente, el dólar suele alcanzar máximos justo después de las subidas de tipos en EE. UU., por lo que es posible que las exportaciones europeas tampoco cuenten con el apoyo de un euro más débil este año.

Los consumidores deberían ser los grandes beneficiados de nuevo en 2016, ya que las nóminas crecerán en términos reales y el desempleo seguirá reduciéndose en Europa. Esto perpetúa la tendencia de los últimos años pero, dado que habrá menos Gobiernos fingiendo alcanzar sus objetivos presupuestarios —con las elecciones italianas y francesas previstas para 2017, quizás el consumo se acelere en estos dos países tras varios años quedando a la zaga de vecinos como Alemania y España. Esto debería permitir que el crecimiento interno iguale o incluso supere la tasa de 2015 en la zona euro.

Atención a los títulos de consumo

El comodín será el rumbo de los precios de las materias primas en 2016. Actualmente presionadas por el exceso de oferta a nivel global y la ralentización de la demanda en China, las materias primas podrían experimentar un repunte si el gigante asiático logra eliminar su excedente de existencias, si bien la oferta aún ha de contraerse notablemente, y es esta contracción de la oferta lo que podría impulsar los precios. Probablemente el crudo sea la primera en tomar este rumbo, pero ante los escasos indicios de tensiones reales más allá de en determinados segmentos del sector del petróleo y gas de esquisto en EE. UU., es probable que sigamos moviéndonos en niveles mínimos durante algún tiempo.

Es la lentitud del crecimiento nominal global (esto es, del crecimiento no ajustado a la inflación) lo que hace que este ciclo sea inusualmente prolongado y ello ha impulsado las valoraciones de los títulos de crecimiento hasta niveles elevados. El próximo año, es probable que las tendencias sigan siendo las mismas y si los títulos de crecimiento caen será porque los rendimientos de los bonos habrían acabado por subir.

La Fed ha iniciado este proceso, pero con ello, incrementa aún más las probabilidades de que el crecimiento sea más lento. Una curva de rendimientos más plana en EE. UU. presionaría todavía más los títulos de valor y ampliaría los múltiplos de los de crecimiento. Por otro lado, los estímulos monetarios en Europa deberían derivar en una curva más pronunciada y en un descenso en los múltiplos de las valoraciones de los títulos de crecimiento y defensivos.

Por este motivo, seguimos prefiriendo los valores cíclicos orientados al mercado interno frente a apuestas a escala mundial, pero hemos dejado de centrarnos en los bancos (perjudicados por los tipos bajos) para hacerlo en los títulos cíclicos de consumo (cuyas previsiones de beneficios aumentan) y en determinados valores industriales. Hemos pasado a estar sobreponderados en materias primas a través del petróleo, si bien con escasas expectativas de rendimientos rápidos.