Aburrirse puede ser bueno

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Aburrirse puede ser bueno
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Harold Navarro. Boring Can Be Beautiful

Aunque es fácil quedar atrapado por los procesos electorales en marcha -ya sea en Estados Unidos, donde están teniendo lugar unas primarias verdaderamente estridentes, o en Reino Unido, con la campaña sobre un posible ‘Brexit’-, esto no le va a ayudar a adoptar decisiones de inversión, por lo que es mejor dedicar el tiempo a ver qué está pasando en algunas de las economías más grandes del mundo.

La economía de Estados Unidos sube y baja, pero la tasa de crecimiento real medio para este ciclo económico -después de ajustar a la inflación- ha sido de alrededor del 2%. Y estamos avanzando, no sin esfuerzo a ese ritmo conforme empezamos el segundo trimestre a pesar de las repetidas, y hasta el momento infundadas, preocupaciones de que la economía se encamina a una recesión.

He aquí un vistazo al cifras económicas de EE.UU. de marzo:

Si miramos al resto del mundo, China sigue estando débil, pero los datos económico ya no están empeorando. Todavía hay un enorme exceso de capacidad, pero los temores a que se produzca una recesión profunda se han desvanecido ligeramente.

Hemos visto debilidad en los datos de fabricación de la zona del euro debido a la desaceleración de las exportaciones a los mercados emergentes. La inflación se ha mantenido baja, lo que ha llevado al Banco Central Europeo a adoptar tipos de interés negativos y nuevos instrumentos de política monetaria no convencionales. El consumo es un punto brillante en medio de estas cifras y aumenta el número de empresas que se adaptan a los consumidores. Esperamos una tasa real de crecimiento económico ligeramente superior al 1% en 2016.

Por su parte, el crecimiento japonés sigue estando cercano a cero. A pesar de los tipos de interés negativos, los estímulos fiscales y las reformas estructurales, Abenomics no ha demostrado ser suficiente para reavivar el crecimiento.

Algunas señales de excesos

Habitualmente, en MFS estamos muy atentos a ciertos indicadores del ciclo económico en busca de señales de que la actual expansión de Estados Unidos puede ser permanente, o por el contrario, podría llegar a su fin. De estos indicadores, la mitad están enviando señales de que los excesos podrían estar introduciéndose sigilosamente en la economía, mientras que la otra mitad no muestra signos de estrés. Existen varias áreas preocupantes que han mostrado una mejoría modesta en los últimos tiempos. Por ejemplo, ha habido tímidas señales de mejora en el sector de fabricación china, y los precios del petróleo, que hasta hace poco causaban estragos en los beneficios empresariales, se han estabilizado en cierta medida.

Aunque el crecimiento de Estados Unidos puede parecer aburrido, en otras partes del mundo se están produciendo algunos fenómenos interesantes. Tal vez el fenómeno más interesante -algunos me llamarán loco- es la adopción de una política de tipo de interés negativos por parte del Banco Central Europeo, el Banco de Japón y otros bancos centrales. Alrededor del 40% de la deuda soberana emitida por los gobiernos de la eurozona hoy cotiza con rentabilidades negativas. No sólo son los inversores pagan a los gobiernos por prestar dinero, sino que conservan todo el riesgo de crédito y tipos de interés sin ningún tipo de compensación. Esto es cualquier cosa menos aburrido.

¿En dónde invertimos en un mundo con tipos de interés negativos?

Lógicamente, los inversores están buscando alternativas más racionales. Las acciones con dividendos han demostrado ser atractivas en un contexto de rentabilidades negativas. Este tipo de títulos son particularmente atractivos en Estados Unidos. Es probable que los rendimientos reales positivos y una economía en constante crecimiento ayude a las empresas a generar un flujo de caja libre necesario para retribuir al accionista, y, al final, incrementar el dividendo.

El sector privado de Estados Unidos ha estado produciendo fuerte, e incluso niveles récord, de flujo de caja libre desde el final de la crisis financiera global. Y las acciones que pagan dividendos fuera de Estados Unidos también han demostrado ser atractivas en muchos mercados desarrollados. La clave no es perseguir a las empresas que tienen los rendimientos más altos –algo que podría ser peligroso-, sino buscar aquellas que tienen un crecimiento sostenible del flujo de caja.

A falta de una recesión, que a menudo se alimenta de un crecimiento excesivo del crédito, los mercados de deuda investment grade son una alternativa atractiva a la deuda pública. Son relativamente baratos para los estándares históricos y ofrecen la posibilidad de superar a los bonos del Tesoro en un entorno de tipos de interés ligeramente ascendente. Creemos que frente al actual contexto, añadir moderadamente activos de riesgo puede ser una estrategia apropiada para algunos inversores. Ampliando el espectro de riesgo, la deuda high yield barata también es convincente en este entorno. Lo mismo que los títulos de empresas de gran capitalización, teniendo en cuenta que ahora cuentan con valoraciones moderadas.

Esta economía puede no ser tan emocionante como el último cruce de acusaciones en la campaña electoral, pero aburrirse puede ser una buena cosa. Especialmente para las carteras a largo plazo.

James Swanson es estratega jefe de MFS Investment Management.

LA CNMV confirma las nuevas directrices sobre instrumentos complejos de deuda y depósitos estructurados publicadas por ESMA

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LA CNMV confirma las nuevas directrices sobre instrumentos complejos de deuda y depósitos estructurados publicadas por ESMA
Foto: NIcola Corboy, Flickr, Creative Commons. LA CNMV confirma las nuevas directrices sobre instrumentos complejos de deuda y depósitos estructurados publicadas por ESMA

El pasado 4 de febrero de 2016 la Autoridad Europea de Valores y Mercados (AEVM, o más conocida como ESMA, por sus siglas en inglés) publicó un documento en que se contienen las directrices sobre instrumentos complejos de deuda y depósitos estructurados, cuyo fin es desarrollar el contenido del artículo 25.4 de la Directiva MiFID II.

Las citadas directrices serán aplicables a partir del 3 de enero de 2017, si bien se hace necesario tener encuenta que con fecha 10 de febrero de 2016, la Comisión Europea propuso retrasar la fecha de aplicación de la Directiva MiFID II hasta el 3 de enero de 2018. Fecha que la CNMV parece ya considerar como de aplicación de las presentes directrices, en tanto que es la incluida en su comunicación a la ESMA, de fecha 30 de marzo de 2016.

Comunicación que responde a la obligación impuesta a las autoridades competentes de notificar su intención de someter o no su actuación a las directrices. Por ello, tras la confirmación, la CNMV las considerará, en el ejercicio de sus actuaciones de supervisión, teniendo en cuenta la aplicación de los nuevos criterios sobre clasificación de productos complejos a efectos de la evaluación de la conveniencia.

Las directrices se aplicarán a empresas de servicios de inversión; entidades de crédito, cuando ofrezcan servicios de inversión; y gestoras de fondos de inversión alternativos, en caso de que ofrezcan servicios accesorios.

Con su publicación, se pretende clarificar las normas para la evaluación de (i) instrumentos de deuda que incorporen una estructura que dificulte al cliente entender el riesgo que implican, y (ii) depósitos estructurados que incorporen una estructura que dificulte al cliente entender a) el riesgo sobre el rendimiento o b) el coste de la desinversión antes del vencimiento.

ESMA ha precisado que el propósito de las directrices es garantizar una aplicación común, uniforme y consistente de los conceptos contenidos en el citado artículo de MiFID II. Para ello se incluye una definición más precisa de «derivados implícitos» y se refuerza la protección de los inversores a través de la convergencia de la clasificación de los instrumentos financieros «complejos» o «no complejos» o depósitos estructurados, a efectos del test de conveniencia y del servicio de sólo ejecución.

Estas directrices reducen la gama de productos considerados no complejos y por tanto limitan que las empresas que prestan servicios de inversión puedan ofrecer el servicio de ejecución o recepción y transmisión de órdenes de clientes sin realizar una evaluación de conveniencia del producto.

A efectos prácticos, incluyen un listado no exhaustivo de ejemplos de instrumentos de deuda que incorporan un derivado o una estructura que dificulta que el cliente entienda el riesgo implícito y de depósitos estructurados complejos.

En este link, puede acceder a la versión completa de las directrices.

Columna de Ana García, directora del área de derecho regulatorio del Departamento bancario y financiero en la oficina de Madrid de Baker & McKenzie.

Dos Afores acumulan 2.200 millones de dólares en mandatos

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Dos Afores acumulan 2.200 millones de dólares en mandatos
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Juan Barahona. Two Afores Manage 2.2 Billion USD Through Mandates

La inversión en renta variable internacional por parte de las Afores representó el 13,8% de los activos en administración que se ubican en aproximadamente 152.600 millones de dólares a marzo; de este monto un 1,4% de estos recursos (2.200 millones) están bajo la modalidad de mandatos en los cuales solo Afore Banamex y Afore XXI Banorte participan –hasta el momento–, de las 11 Afores que hay en México. De este monto, aproximadamente un 60% lo ha asignado Afore Banamex y un 40% XXI Banorte.

Los mandatos de inversión a través de terceros es un vehículo de inversión de reconocido valor utilizado por los fondos de pensiones en el mundo, tanto en países desarrollados como en economías emergentes. En LatAm básicamente los bancos centrales y las Afores lo utilizan ya que las AFP usan fondos mutuos y ETFs en su mayoría.

A través de este vehículo (donde la Afore contrata los servicios de un Administrador de Activos Global), las Afores tienen acceso a inversiones en mercados internacionales a través de equipos especializados y experimentados en inversiones a nivel global.

En todos los casos, los mandatarios convocados deben satisfacer los criterios aprobados por el Comité de Análisis de Riesgos (CAR) de la CONSAR referentes a experiencia, capacidad operativa, gobierno corporativo, transparencia, integridad y competitividad.

Los mandatos de inversión en países elegibles forman parte de la diversificación internacional que pueden realizar las Afores. El conjunto de países elegibles se conforma por los miembros de las Unión Europea, los miembros de las OECD con quienes México tiene un acuerdo bilateral de libre comercio, los miembros de la Alianza del Pacífico cuyos mercados de capitales se encuentran integrados en el mercado conocido como MILA y los países miembros del Comité de Estabilidad Financiera del Banco de Pagos Internacionales.

La CONSAR autorizó los mandatos en 2011, Afore Banamex comenzó en 2013 y Afore XXI Banorte apenas logró fondearlos este año. Se espera que un par de Afores lo hagan este año e incluso se podría dar la incursión en renta variable asiática.

De acuerdo con la CONSAR las Afores invierten en 17 países, donde se destaca que un 40% está en Estados Unidos; un 26% en índices globales; un 15% en Japón; un 5% en China; un 4% en Alemania y un 3% en Reino Unido.  Con inversiones entre el 1 y 2% están Hong Kong, Corea del Sur, Italia y Canadá; mientras que con menos del 0.5% están Suiza, España, Francia, Brasil, Suecia, Australia, Países Bajos y Finlandia.

Hasta el momento han sido dos rubros en los que se han asignado mandatos: renta variable Europa (82%) y renta variable global (18%). 

Los participantes de los mandatos en renta variable Europa son: BlackRock, Pioneer, Schroders, BNP Paribas y Franklin Templeton; mientras que en renta variable global están BlackRock y Schroders.

A la fecha, solo se ha utilizado un 7% la capacidad que tienen las Afores de utilizar mandatos, ya que se podrían invertir hasta 30.500 millones (un 20% de los activos en administración). Si se considera el 14,3% que tienen hoy en día las Afores en renta variable internacional, el monto se ajusta a 21.800 millones.

Columna de Arturo Hanono

 

La Fed no tiene prisa

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La Fed no tiene prisa
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Chris Dlugosz. La Fed no tiene prisa

Después de tener un inicio de año bastante turbulento, los mercados financieros globales están teniendo un comportamiento más estable en estos últimos días.  Mucho ha tenido que ver la expectativa de que el mercado petrolero se está estabilizando, así como las acciones de política monetaria que se están implementando en Japón y en la zona Euro.

Sin embargo, el evento más relevante en mi opinión, fue el discurso de Janet Yellen el pasado 29 de marzo, en donde envió un mensaje de cautela respecto a la velocidad con la cual la Fed en Estados Unidos estaría subiendo las tasas de interés. En particular, mencionó que la aceleración de la inflación en Estados Unidos no ha marcado una tendencia clara y que existen riesgos a la baja en el crecimiento económico. Incluso -y es lo que más me sorprendió-  sugirió que los riesgos de la economía ponen a la política monetaria en una situación complicada, ya que si las cosas empeoran, la Fed sólo podría regresar a tasa cero, recortando nuevamente 25 puntos base la tasa de interés, dejando un nivel de estímulo monetario muy limitado. Obviamente, mencionó, que se puede implementar otro estímulo monetario no convencional, como lo hizo en 2012 (el llamado “relajamiento cuantitativo” o QE por sus siglas en inglés).  Esto refleja que lo mejor que puede hacer por el momento, es mantenerse neutral, hasta tener más información sobre el estado de la inflación y la actividad económica.

Estas declaraciones tuvieron una reacción positiva en el mercado, notablemente en las bolsas accionarias así como en los tipos de cambio, al debilitarse el dólar. El peso mexicano, por ejemplo, se apreció 1.4% tras el discurso. En ese sentido, toda vez que existen riesgos en la actividad económica mundial y que otros bancos centrales están implementando políticas monetarias expansivas, es muy probable que la Fed se lo tome con mucha calma.

En Barclays estamos esperando dos alzas de interés por parte de la Fed (junio y diciembre), pero existen riesgos que podrían reducir esta posibilidad:

  1. Caídas adicionales en el precio del petróleo, toda vez que quizás veamos una demanda más débil en el transcurso del año, con una oferta que todavía parece ser excesiva.
  2. Eventos de volatilidad financieras derivados de una mayor probabilidad de observar una salida del Reino Unido de la Unión Europea, lo que implicaría un costo en la actividad económica de la región y otras complicaciones en el sector financiero en esa región.
  3. Que la debilidad del comercio mundial afecte profusamente la actividad económica en Estados Unidos, exacerbando el bajo crecimiento.
  4. Que se “politice” la decisión de política monetaria a la luz de las elecciones en Estados Unidos.

Cualquiera de estos eventos quizás motive a la Fed a no mover la tasa de interés durante el resto del año. Esta acción también se justificaría dada la divergencia de política monetaria alrededor del mundo, particularmente en Japón y en Europa, donde estamos observando tasas negativas de interés. Que la Fed sea paciente y cautelosa, daría un respiro a los mercados financieros, sobre todo a los emergentes, los cuales son los más sensibles a una mayor tasa de interés en esa nación.

En México, Banco de México se ha visto obligado a subir la tasa de referencia ante los riesgos observados en el ámbito fiscal. Sin embargo, creemos que el Gobierno va a cumplir las metas de balance en los siguientes años y se ajustará a la nueva realidad de bajos precios del petróleo. En ese sentido, el peso seguirá afectado por los riesgos globales anteriormente mencionados, pero creemos que Banco de México tiene espacio para seguir esperando a la Fed. La tasa de interés ya ha aumentado 75 puntos base en los últimos tres meses, lo que sugiere suficiente apretamiento monetario. Por otro lado, la inflación sigue muy cerca del objetivo de Banxico y dudamos que motive alzas adicionales.

La fragilidad de la economía mundial sigue latente. En los siguientes meses veremos mayor volatilidad con toda seguridad. En este contexto, las tasas de interés parece que permanecerán bajas por un periodo prolongado, ya que al parecer, es lo mejor que se puede hacer.

Columna de Marco Oviedo

Todo parece indicar que la economía de Estados Unidos no va a entrar en recesión a corto plazo

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Todo parece indicar que la economía de Estados Unidos no va a entrar en recesión a corto plazo
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Lucas Hayas. Fading Fears, Growing Risk Appetite?

Durante meses, el mercado ha temido una recesión en Estados Unidos. Un temor alimentado por la debilidad de la economía global, la caída de los precios de la energía –que ha provocado un marcado descenso en el gasto de capital en varios sectores clave del mercado- y el endurecimiento de las condiciones financieras. Estas preocupaciones han comenzado a remitir en las últimas semanas y hemos asistido a cierta estabilización de los precios del petróleo, una menor presión en el mercado de deuda high yield y una disminución de la volatilidad. Si bien el crecimiento económico de Estados Unidos está lejos de ser robusto, ha conseguido mantener sus niveles medios posteriores a la crisis de en torno al 2%.

Teniendo en cuenta la cantidad de miedo que se ha infiltrado en las expectativas del mercado en los últimos meses, estos modestos signos de mejora podrían ayudar de cara al futuro a revitalizar el apetito del mercado por los activos de riesgo. Incluso con el lento crecimiento visto a finales de 2015 y los precios del petróleo hundidos, si nos fijamos en el sector de la energía, los márgenes de beneficio en realidad se expandieron en el cuarto trimestre.

Dado que los costes de producción, tales como el precio de la energía y otras materias primas han caído y si los tipos de interés se mantienen bajos, es probable que muchas empresas del sector consigan ampliar los márgenes de beneficio. A las empresas de consumo discrecional, como las de tecnología o de telecomunicaciones, no les va a costar mucho recuperar niveles de beneficio. El consenso de este año es de un crecimiento de beneficio del 2% -3%. Pero en mi opinión, un repunte modesto en las ventas podría hacer que esta cifra se expanda hasta un 6%.

¿El poder de las compras se desata?

¿De dónde va a venir el repunte en las ventas? Del poder adquisitivo del consumidor en Estados Unidos gracias al aumento moderado de los salarios, así como la caída de los precios de la gasolina, la calefacción del hogar, los costes de refrigeración y de los precios de la ropa. Desde hace unos meses, esos ahorros han estado escondidos. Pero la historia nos dice que cuando los consumidores se sienten seguros de que las bajadas de los precios (por ejemplo, energía) van a mantenerse, tienden a gastar más. Estamos viendo destellos de esperanza en que los consumidores estén empezando a reasignar algunos de estos ahorros a más consumo, lo que es probable que estimule modestamente la fabricación y el sector servicios.

También estamos viendo otras señales de un cambio de tendencia. Los envíos de contenedores y el transporte de mercancías por carretera están subiendo. Algunos indicadores de carga aérea también lo hacen ya. El gasto en los sectores de tecnología y telecomunicaciones del S&P 500 ha comenzado a mejorar. Tomados en conjunto, todas estas cifras apuntan a una posible mejora de la demanda final.

Todo indica a que la economía de Estados Unidos no se va a desintegrar en una recesión a corto plazo. Es más probable que vaya a mantener el patrón de lento crecimiento de los últimos años. En este contexto, es probable que la Reserva Federal vea poco peligro en tropezar con la curva de la inflación, por lo que las subidas de tipos deberían ser graduales. Este es un contexto donde los inversores, en función de su edad y la tolerancia al riesgo, podrían considerar añadir a su cartera algunos de los activos de mayor riesgo que ofrece el mercado.

James Swanson es estratega jefe de MFS Investment Management.

Locura en el mercado de fusiones y adquisiciones en China

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Locura en el mercado de fusiones y adquisiciones en China
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Michael Davis-Burchat. Don't Let the Name Fool You

Durante los últimos meses, he estado viajando con el propósito expreso de analizar de cerca la bolsa doméstica de acciones de clase A de China. Aunque muchos profesionales de la inversión normalmente usan las funciones de una pantalla para seleccionar posibles posiciones de la cartera en sectores específicos, cuando se trata de compañías que cotizan en la bolsa de China continental, hay que mantener la cautela.

En los últimos años, muchas empresas chinas, y especialmente las que cotizan en los mercados domésticos de China, han estado utilizando su capital, ya sea en efectivo o en acciones, para hacer adquisiciones. Algunas empresas están expandiendo sus operaciones en cadenas de valor específicas (ya sea hacia arriba o hacia abajo), otros están añadiendo más productos u ofertas de servicio y algunos incluso están entrando en sectores completamente diferentes del suyo. En unos pocos casos extremos, las empresas se han transformado mediante la venta de sus negocios originales y han resurgido en un nuevo sector. En el ínterin, estas compañías pueden seguir manteniendo su antigua marca.

Yo mismo me he reunido recientemente con varias empresas que han hecho adquisiciones en los últimos dos años. En mis conversaciones con los equipos de gestión, he podido profundizar en los motivos que han impulsado las recientes compras. Debido a la desaceleración económica, las empresas que operaban en las industrias tradicionales, tales como el sector inmobiliario y de fabricación, se han encontrado con serias dificultades. Así que la expansión hacia zonas económicas de mayor valor agregado es una decisión atractiva.

En este proceso, los accionistas principales o los directivos pueden decidir estratégicamente cambiar y entrar en nuevos sectores con el fin de aprovechar otros factores de crecimiento o darle la vuelta completamente a la empresa. Debido a la falta de talento y el tiempo necesario para desarrollar conocimientos sobre nuevas áreas de la economía, una empresa en esta situación también puede optar por adquirir un jugador fuerte ya asentado en el nuevo sector.

Este tipo de diversificación y transformación de negocios tiene sentido. En muchos casos, las empresas pueden o bien aprovechar los recursos actuales para crear sinergias con los nuevos negocios, o si se aventuran en un área con la que no están familiarizados, pueden pagar un precio razonable por comprar una compañía ya asentada con un buen historial y luego permitir que el equipo de gestión de la adquirida tenga una participación parcial. Pero si estas empresas no cambian, no pueden sobrevivir simplemente aplicando sus viejas estrategias de negocio. En otras palabras, no tienen más remedio que adaptarse.

Por otro lado, también hay empresas que hacen adquisiciones en zonas «calientes» como la informática, la salud o los medios de comunicación. Las adquisiciones se hacen a veces por el simple hecho de tener la exposición a este tipo de industrias a pesar de la falta de planes concretos para el desarrollo en el sector. Una empresa también puede hacer tantas adquisiciones en un solo año que la integración se vuelve problemática. En casi todos los casos, existen cláusulas de garantía de beneficio en los contratos de compra, y si las firmas adquiridas son incapaces de cumplir con los objetivos, se imponen sanciones.

Como inversores a largo plazo, nuestro trabajo es identificar aquellas empresas con equipos de gestión sólidos que tienen objetivos claros en sus adquisiciones, que intentar ampliar su negocio a nuevas áreas de crecimiento y evitan conceptos de moda que respalde su cotización a corto plazo. A medida que los inversores chinos se vuelven más maduros, con el tiempo se verán recompensadas sólo las empresas que logren crecimiento de los beneficios a largo plazo al realizar este tipo de adquisiciones.

Hardy Zhu es analista de Matthews Asia.

 

¿Están siendo los inversores demasiado complacientes con los datos de inflación de Estados Unidos?

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¿Están siendo los inversores demasiado complacientes con los datos de inflación de Estados Unidos?
CC-BY-SA-2.0, Flickr. Are Investors Too Complacent About US Inflation?

La baja inflación ha sido una espina en la política de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y sigue siendo la pieza más difícil de encajar en el rompecabezas de subidas de tipos del organismo. La decisión de elevar los tipos de interés en diciembre se basó en un crecimiento constante del mercado laboral de Estados Unidos y la suposición de que esto finalmente alimentaría una mayor inflación. Sin embargo, las flojas perspectivas para la inflación han sido una razón clave para retrasar las expectativas del mercado de que este año se produzcan nuevas subidas de tipos de interés.

Sin embargo la inflación ha dado recientemente señales de estímulo. La inflación subyacente de la Fed aumentó un 1,7% en un año, situándose en un nivel cercano a su objetivo del 2%. Esto ha pillado por sorpresa a los inversores y pone en tela de juicio la opinión de consenso de que es probable que la inflación se mantenga por debajo del objetivo de la Fed durante un periodo prolongado. Dado que los precios de las materias primas forman la base de la medición, nos preguntamos: ¿Están siendo los inversores demasiado complacientes con la inflación de Estados Unidos?

Al mirar los factores clave que impulsan la inflación de Estados Unidos, podemos ver que los inputs externos (principalmente el precio del petróleo y el dólar) han tenido un impacto significativamente negativo en las cifras de la inflación de los últimos 18-24 meses (Grafico 1). Esto no es una gran sorpresa, ya que en ese periodo de tiempo, hemos visto caer el precio del crudo Brent de alrededor de 100 dólares por barril en los que cotizaba a mediados de 2014 a 40 dólares por barril en la actualidad. También el dólar se ha apreciado considerablemente frente la mayoría de las principales monedas. Pero la parte más interesante es el grado en que estos factores transitorios han sido apreciados implícitamente en las estimaciones de inflación de cara al futuro, y cómo se han pasado por alto los drivers más persistentes de la inflación (que han estado operando de una manera más normal).

El Banco de la Reserva Federal de St. Louis intentó recientemente cuantificar la malformación de los precios en las expectativas de inflación mediante la extracción de las expectativas implícitas de los futuros precios del petróleo a partir del punto de equilibrio de las tasas de inflación. Suponiendo que los elementos no energéticos de la canasta que forman el IPC se encuentran en niveles históricamente normales, las expectativas de inflación son tan bajas que implican que el precio del petróleo podría llegar a cero en 2019, una suposición completamente irreal en sí misma. Este ejercicio ilustra que si los elementos básicos que componen la cesta del IPC siguen siendo sólidos, los precios de la energía tienen que permanecer en niveles bajos de cara al futuro para cumplir con las expectativas actuales.

Si la lógica de este análisis se invierte y tomamos un punto de vista en el que los precios de la energía se estabilizan, o incluso suben en línea con la curva hacia adelante, hay que plantearse una cuestión más pertinente: que el mercado está esperando niveles casi inexistentes para el IPC no energético durante el próximo año. Si consideramos un escenario en el que la economía de Estados Unidos no caiga en recesión, es difícil creer que estas expectativas vayan a materializarse.

Es evidente que un nivel de inflación más alto depende del ritmo que los precios del petróleo adopten durante el próximo año. Aunque es probable que el precio del petróleo sea volátil a corto plazo, creemos que analizar una serie de escenarios plausibles puede ser útil para comprender el rango de posibles resultados que pueden arrojar los niveles de inflación. En Investec hemos considerado cinco posibles escenarios que van desde que los precios del petróleo toquen mínimos y reboten a que marquen el nivel de 60 dólares por barril a finales de año, según el consenso de mercado.

Llevando esto un paso más allá hemos calculado cuáles serán las contribuciones anuales utilizando estas estimaciones del precio del petróleo, los factores de ponderación de energía y la elasticidad histórica entre el IPC de energía y el precio del petróleo. En el gráfico 2 se observa que la fuerte contribución negativa de la energía tiene lazos con la fuerte caída de los precios del petróleo de la que fuimos testigos al final de 2014 y principios de 2015. Este efecto negativo disminuyó a medida que los precios del petróleo se estabilizaron y comenzaron a recuperarse. Podemos ver que es probable que a finales de 2016 los precios de la energía podrían contribuir positivamente al IPC, incluso en los escenarios más conservadores.

Si bien el caso central es que las tasas de inflación siguen siendo contenidas, es ingenuo ignorar el potencial riesgo de que el mercado se vea sorprendido por unos niveles de inflación más altos. Nuestros modelos de predicción inmediata sugieren que la inflación y los salarios serán firmes de cara al futuro y nuestro equipo de materias primas cree que la sólida demanda de petróleo y un descenso importante en el suministro proporcionarán respaldo a los precios del crudo. Si hay una recuperación de los precios del petróleo más sostenida, en línea con las previsiones de nuestro equipo de materias primas que sitúan el precio en torno a los 60 dólares por barril, existe un riesgo significativo de que la inflación podría incluso sobrepasar al alza las previsiones. Se trata de un viento a favor par el que ni el mercado de renta fija, ni el de renta variable o el de las divisas están preparados.

Philip Saunders es co-responsable de Multiactivos de Investec.

La extrema izquierda y la extrema derecha lo hará mejor

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La extrema izquierda y la extrema derecha lo hará mejor
Foto: Lynn Friedman. La extrema izquierda y la extrema derecha lo hará mejor

¿Cómo explicamos el ascenso de Donald Trump, el riesgo de Brexit, el hecho de que Marie Le Pen cuenta con buenas posibilidades de convertirse en el próximo presidente de Francia, y la situación general de un mundo político en el que todos los gobernantes en ejercicio parecen a punto de ser derribados de sus escaños?

¡Sencillo, Dr. Watson! ¡Es el contrato social, que no sólo se está rompiendo, sino que también está siendo arrojando por la borda! Entretanto, las élites políticas se quedan calvas intentando analizar porqué alguien como Trump, un candidato con cuatro bancarrotas a sus espaldas, inmoral, desabrido y todo un profesional del auto-bombo puede alzarse con la nominación del partido Republicano.

La cuestión es que esto no tiene nada que ver con las políticas de Trump (o la ausencia de las mismas), sino que tiene todo que ver con el hecho de que es un anti-sistema. No hemos de temer que los Estados Unidos se estén orientando hacia las políticas de Trump, pero la élite política necesita reconocer que los votantes están alejándose del “contrato social” y de sus elitistas criterios políticos.

El contrato social es la teoría política que subyace a todas las sociedades contemporáneas, un convenio o acuerdo entre el gobernante y sus gobernados que define los derechos y deberes de cada uno. Esta idea se remonta a los sofistas griegos, pero las teorías del contrato social tuvieron su mayor predicamento en los siglos XVII y XVIII, gracias a nombres como Jean-Jacques Rousseau, Thomas Hobbes, John Locke y, en tiempos más modernos, John Rawls.

La cuestión es en qué situación se halla el contrato social mismo: la sociedad tal y como la conocemos está harta de ser dócil y aceptar una “situación de emergencia” interminable. ¡Uno sólo puede afrontar un número limitado de emergencias en el tiempo de una vida!

Ahora los votantes del mundo quieren cualquier cosa menos a la clase dirigente tradicional. Este es el motivo por el que Hillary Clinton no puede ganar las elecciones de EEUU: ella es la personificación de la clase dirigente, del orden elitista. Trump, por otra parte, está tan lejos de ser un político que representa el caos en un mundo de orden, y esto es lo que los votantes de EEUU quieren.

Económicamente, esto tiene todo el sentido del mundo, y lleva gestándose largo tiempo. El ratio compensación salarial / PIB en los EEUU es el más bajo registrado jamás… repito, ¡el más bajo desde que hay registros!

Línea azul: Proporción (en porcentaje) sobre los ingresos brutos del hogar: compensación salarial, pagada: salario y devengos salariales: Desembolsos: A personas

Entretanto, los beneficios empresariales están en el punto más alto de la historia.

Línea azul: Negocios empresariales: beneficios antes de impuestos, sin ajustar valoración de inventarios (inventory valuation adjustment, “IVA”) ni consumos de capital (CCAdj); en miles de millones de USD

No resulta nada sorprendente que los “empleados” y las clases medias quieran cambios. Pero este cambio también es inevitable por otros motivos…

Los beneficios empresariales dependen de que los “empleados” del mundo dispongan de suficientes ingresos después de impuestos como para comprar los bienes de los “fabricantes de beneficios”. En otras palabras, durante todo este ciclo nos vemos ante una insuficiente retribución en las clases medias, en “Main Street” (el hombre de la calle, la economía real, en contrapunto con “Wall Street”, grandes rentistas y altos ejecutivos, la economía financiera), mientras que apoyamos en exceso a las clases bancarias y generadoras de beneficios.

La actuación del Banco Central Europeo (BCE) que vimos la semana pasada fue un intento fallido más de “ayudar”:no fue más que otra “limosna” a los bancos, y hará poco para estimular la demanda final de los consumidores y las empresas.

Parece como si el BCE y los responsables políticos no alcanzaran a entender la economía básica: la inflación deriva de la velocidad del dinero, y la velocidad del dinero en su forma más simple viene impulsada por la demanda de crédito, ¡no por la oferta de crédito!

Incentivas a los inversores y consumidores para que gasten o inviertan, y la demanda de crédito crece. Apoyar a los bancos no hará nada por la inflación o el crecimiento, pero hará cada vez más probable que se rompa el contrato social.

No funciona, y en este momento es contraproducente tanto para los bancos como para alcanzar la meta de la normalización.

Finalmente, me encanta disponer de esta oportunidad y de este espacio para volver a presentar mi teoría del «Triángulo de las Bermudas de la Economía», ¡que por cierto aún no me ha hecho ganar un premio Nobel!

En este momento, la actuación en política monetaria está diseñada para atender, o ayudar, al 20% de la economía que ya tiene acceso al crédito: bancos y empresas cotizadas. Esto se hace a expensas del 80% de empresas pequeñas y medianas, que obtienen menos del 5% del crédito y un 0% del capital político.

Entretanto, el 20% -Wall Street- consigue el 95% del crédito y el 100% del capital político.

Así que ¿cuál es el problema? Pues que el 20% que obtiene el 95% y el 100% de tales ventajas crea menos del 10% de los nuevos empleos y la productividad. El otro 80%, en cambio, el que consigue el 5% y el 0%, crea el 90% de todos los nuevos empleos y el 100% de los nuevos incrementos en productividad.

No es ninguna sorpresa que vivamos en un modelo económico sin movimiento social, uno en el que la expansión de los beneficios de las empresas se genera no a través de la productividad, sino por programas de recompra y una falta de inversiones en bienes de capital (irónicamente, contener el capex “mejora la línea base” de las empresas en los primeros tres a cinco años).

Tanto el contrato social (léase: “Main Street”) como el modelo de negocio están rotos, y además al mismo tiempo. Mi teoría –y déjenme recordarles que soy un economista liberal- es como sigue:

2016 tiene todo que ver con re-equilibrar la economía alejándola de Wall Street y acercándola a Main Street. Para que aumenten el crecimiento y la productividad, necesitamos ver a Wall Street rindiendo relativamente peor y necesitamos ver mejorar a Main Street recibiendo mejores pagas.

Además, las empresas necesitan urgentemente comenzar a invertir en productividad y bienes de capital, algo que en gran medida llevan pasando por alto hace ya casi una década.

Este es el motivo por el que el contrato social está roto y por lo que se continuará penalizando a las élites políticas, que en gran medida siguen confiando en que al final “se impondrá la lógica”. Sí, la lógica prevalece… pero no de la manera en que piensan los encuestadores, voceros políticos y otros. En realidad, prevalece desde abajo hacia arriba.

Es necesario que los gobiernos que pueden endeudarse al 0% de interés proyecten inversiones en infraestructuras a gran escala: ¿cómo podrían ser negativas en el tiempo unas infraestructuras?

Las empresas necesitan dejar de maximizar el flujo de caja y maximizar los beneficios en el tiempo, no meramente trimestre a trimestre, sino invirtiendo en la gente: actualización profesional, mejores productos, internet más rápida y más “big data”.

El desmoronamiento del contrato social fue y es predecible desde una perspectiva histórica. La buena noticia es que el final de la era de “demorar y poner buena cara” no va a ser una nueva guerra, sino un muy necesario cambio de paradigma que se aleje de un contrato social basado en el miedo y en las medidas de emergencia.

No hay quien viva estando atemorizado 24/7, y al tocar a su fin el contrato social, llegará una agenda nueva y más enfocada. Será ruidoso, y el espectro político se pondrá “peor” antes de mejorar, pero es una expansión del espectro político que es sumamente necesaria para apartarse del escenario político de “todos en el centro”, en el que tener un par de manos firmes es más importante que la ambición, las aspiraciones elevadas y los sueños.

He visto cambios dramáticos en casi todos los países que he visitado en los últimos seis meses, y déjenme que les informe de esto:

Main Street está mejorando, y quiere y necesita metas que sean más ambiciosas. La microestructura en casi cualquier economía está trabajando duro y trabajará duro. Lo que necesitamos es que los banqueros centrales dejen de actuar como “estrellas del rock” y que los políticos dejen de vender “medidas de emergencia”.

El mundo va bien: necesita un poco de ayuda en forma de infraestructuras e inversiones capex, pero en términos generales el mundo está más equilibrado y preparado para el cambio que en cualquier momento previo de esta crisis.

Podemos haber alcanzado el nadir en términos de ambiciones políticas, inversiones, capex, empleo, inflación y crecimiento, pero a partir de ese punto sólo puede ir hacia arriba.

El cambio es bueno, y un nuevo contrato social debe ser visto como lo que es: el final de la economía planificada que (irónicamente) hemos adoptado desde que cayó el Muro de Berlín. Pero ¿qué significa esto para los mercados y la política?

Es más probable que suceda un Brexit que al contrario. El votante promedio en el Reino Unido no va a votar basándose en hechos, sino en su capacidad de dedicarle una peineta (o en el caso del Reino Unido, una doble peineta) a la élite. Lo que ocurre en EEUU no tiene que ver con Trump, sino con el hecho de que nadie desea a la élite política establecida: el movimiento actual consiste en “cualquier cosa menos los elitistas”. Dudo de que Clinton tenga cualquier oportunidad de ganar la Casa Blanca, por ser tan “del viejo mundo” con respecto al contrato social.

En todos los países, la extrema izquierda y la extrema derecha lo hará mejor: no por sus programas, sino porque están alejadas del centro. Un espectro político amplio, completo es, por cierto, una mejora: ¡quizás podamos finalmente intentar diferenciar en función de la sustancia, y no por meros postureos!

Al mercado no le gustará esto y, como ya he dicho, el precio de esta transición es que Wall Street necesitará hacerlo relativamente peor, en parte por una transferencia de ingresos hacia Main Street y en parte debido a la necesidad de un incremento en las inversiones capex, pero esto es una buena cosa.

La alternativa es más de las mismas insensateces de emergencia con las que hemos convivido durante los últimos ocho años.

El rey ha muerto, larga vida al rey.

Columna de opinión de Steen Jakobsen, economista jefe de Saxo Bank

 

 

Las sucursales bancarias no desaparecen: se reinventan

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Las sucursales bancarias no desaparecen: se reinventan
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Hamisg Irvine. Las sucursales bancarias no desaparecen: se reinventan

La transformación digital comprende gran parte de los esfuerzos a ser realizados por los bancos en los próximos años, sobre todo por la combinación de la evolución del comportamiento del cliente y la magnitud de los beneficios que puede generar este proceso.  La revolución digital ha puesto en mesa de debate el rol de la sucursal y su futuro, generando gran confusión sobre el tema.

La respuesta a si desaparecerán las sucursales en el largo plazo es probablemente no. Aunque el modelo de sucursal como la conocemos hoy irá cambiando, los clientes no están dispuestos a resignar la posibilidad de tener alguien cara a cara. Quieren tener todas las opciones disponibles (aunque no las utilicen) para operar cuando quieran y de la forma en que más les convenga.

Esto significa que la red física seguirá existiendo, aunque cambiará radicalmente en cantidad, tamaño, rol y formato. El desafío de la banca actual es cómo definir y transicionar hacia un modelo en el que convivan los dos mundos, el físico y el digital. Cuando pensamos en la red física del futuro, surgen algunas preguntas vinculadas a cómo debería ser, cuántas sucursales debería tener un banco, dónde deberían estar localizadas, qué formato tendrán, cuantos clientes deberían atender para justificar su existencia, cómo funcionarán y como convivirán con este nuevo modelo de negocios.

A continuación, se describen algunas posibles respuestas a estas preguntas:

El banco como función

Las sucursales se convertirán hacia un rol comercial y dejarán de tener un rol transaccional. Está comprobado que los clientes prefieren resolver sus transacciones por medios digitales y esto irá en aumento hasta desaparecer por completo de la red física.  Es por esta razón, que las sucursales tenderán a transformarse y enfocarse en actividades puramente comerciales y de relacionamiento.

El banco como distribuidor

Respecto a la localización, históricamente los bancos basaron su éxito en el tamaño y distribución de la red física. Con el surgimiento de los canales digitales y la información como principal activo, este modelo está llegando a su fin. En este modelo de ampliar la presencia, hoy las sucursales de alto tránsito subsidian a las ubicadas en zonas de baja densidad, generando una estructura altamente ineficiente. Por otra parte, si analizamos los amos y señores del negocio retail (minorista) –a diferencia de los bancos- no poseen tiendas en todos los barrios, sino que se concentran en lugares de alta densidad de público (ej. centros comerciales).

Si los clientes van a las grandes tiendas en los centros comerciales, ¿por qué los bancos no podrían aplicar el mismo modelo? Nuevos formatos de sucursales y modelos de negocio permitirán a los bancos situarse únicamente en lugares rentables o de alta densidad de clientes, eliminando aquellos puntos de baja densidad de público, complementando los canales digitales de forma de garantizar la presencia en ciertos lugares estratégicos de forma eficiente.

Se espera así, el surgimiento de puntos de atención 100% automatizados, que faciliten el acceso a la tecnología e incluso opciones de atención a través de video. Los ATMs (cajeros automáticos) seguirán existiendo, pero probablemente estarán orientados a funcionar como terminales inteligentes y para inyectar dinero físico y convertirlo en dinero electrónico.

El banco como asesor

Actualmente existen ciertas operaciones (como la apertura de una cuenta) que aún no pueden digitalizarse en su totalidad ya que legalmente se requiere de la presencia obligatoria del cliente de modo de que un funcionario valide físicamente cierta documentación.  ¿Por qué en lugar del cliente visitar una sucursal, un ejecutivo del banco no visita al cliente? Un auto, un Ipad y un Iphone (o Android en su defecto), parecen ser opciones más eficientes, económicas y personalizadas, especialmente en zonas donde no se justifique la apertura de una sucursal. Una opción interesante, es que el cliente tenga la posibilidad de acceder a cualquier punto de contacto, validar la disponibilidad online y agendar la visita de un especialista a su domicilio.

¿Qué formatos tendrán estas sucursales?Los clientes de la nueva generación buscan sentido de pertenencia a través de los valores que transmite una marca. Nuevos modelos de sucursales basados en casos exitosos como las tiendas Apple pueden ayudar a desarrollar un sentido de pertenencia mayor y por ende lealtad. Ya existen casos en donde se utiliza la sucursal para fines distintos del bancario como forma de relacionamiento (ej. actividades culturales, recitales, cursos, etc.).

La reconversión de la red física ya es una realidad. Si bien cada país tiene su grado de adopción, en la actualidad, más del 50% de las transacciones globales se hacen por canales digitales. Los bancos están reduciendo sustancialmente el número de sucursales y planifican continuar reduciéndola drásticamente durante la próxima década. En la actualidad se estima que hay un promedio global de 2.000 clientes por sucursal. En un futuro no muy lejano se proyecta una tasa de 250.000 clientes por sucursal

Opinión de Estanislao Vieyra, vicepresidente de ventas para America Latina, en Technisys.

Las Afores consiguieron utilidades netas de 516 millones de dólares en 2015

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Las Afores consiguieron utilidades netas de 516 millones de dólares en 2015
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Amaradestiempo en Pixabay. Mexican Pension Funds Made a 516 Million Dollar Profit in 2015

Las 11 Administradoras de Fondos para el Retiro también conocidas como Afores tuvieron ingresos por comisión por 26.817 millones de pesos en 2015, que equivalen a 1.554,61 millones de dólares (fx a 17,25 que es el cierre de 2015). Esto de acuerdo con cifras oficiales publicadas en la página de internet de la CONSAR.  Esta cantidad representa el 1,06% de los recursos que administran al cierre del año y refleja un crecimiento del 5,2% en 2015 que significa un porcentaje ligeramente superior al observado el año anterior del 4,7%.

Por su parte, la utilidad neta de las 11 Afores se ubicó en 8.898 millones de pesos que expresado en dólares son 516 millones de dólares con un crecimiento negativo del -2% (en pesos) respecto al año anterior. Interesante destacar que en 2014 el crecimiento en este rubro fue del 13%, lo cual pone de manifiesto lo complicado que fue el año recién terminado; ya que mientras en 2014 los activos denominados en pesos crecieron 15,7%, para 2015 fue tan solo del 7,1%. Los activos en administración de las Afores terminaron el año en 148.300 millones de dólares. Las comparaciones se hacen en pesos ya que estas empresas producen pesos. Sí se hicieran en dólares las comparaciones, la depreciación de la moneda del 17% en 2015 distorsiona las cifras.

El negocio de las Afores requiere de economías de escala que significa administrar una cantidad importante de recursos. Necesitan una importante inversión en sistemas para manejar un elevado número de clientes (53,6 millones de trabajadores) y para ello deben ser eficientes en su operación; así como tener la capacidad para traer nuevos clientes y retener a los trabajadores afiliados.  Independientemente del tamaño, a todas les interesa tener más clientes, sin embargo el incentivo es mayor para las chicas y medianas.

De los ingresos por comisiones –a nivel agregado–, 40% fueron costos de operación; 26% costos de afiliación y traspaso; 17% gastos generales de administración; 7% costos directos de operación de personal operativo y servicio a trabajadores; 4% costos regulatorios; así como 3% costos directos de operación por inversión y administración de riesgos.

Uno de los puntos que ha hecho mucho énfasis la CONSAR en fechas recientes, se refiere al gasto que realizan las Afores para la afiliación y traspaso el cual pasó del 31% vs ingresos por comisiones en 2014 a 26% en 2015 en forma agregada. PensiónISSSTE es la Afore con menor costo de afiliación y traspaso al ubicarse en 13% respecto a sus ingresos por comisiones; sin embargo es importante mencionar que es la Afore con el menor número de promotores. Con menor porcentaje vs ingresos por comisiones le siguen las Afores de XXI Banorte, Banamex y Coppel con 21%; mientras que las Afores con mayor costo son Profuturo (34%), Invercap (42%) y MetLife (48%); donde en algunos casos sale a relucir el alto número de fuerza de ventas que lleva a que este porcentaje se eleve considerablemente.

Para las 11 Afores que hay en el mercado el reto es crecer a un ritmo superior al que lo hace la baja en comisiones que se realiza anualmente. Esto sólo 6 Afores lo lograron.  Mientras que en 2014 la comisión por administración de activos se redujo 7,8% para 2015 bajó en 6,4% y en 2016 fue de -4,3%.  El nivel promedio de comisión se ubica en 1,06%.

Columna de Arturo Hanono