La inversión en los mercados emergentes sigue siendo rentable a largo plazo

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La inversión en los mercados emergentes sigue siendo rentable a largo plazo
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: kirilos. La inversión en los mercados emergentes sigue siendo rentable a largo plazo

En los últimos 20 años, los mercados emergentes han pasado de un período de política económica inflexible hacia un modelo más abierto. El aumento resultante en el comercio y la inversión creó las condiciones que condujeron a la expansión demográfica que vemos ahora. Si el pasado ofrece una guía para el futuro, entonces esta ola demográfica aumentará la tasa de cambio en estas economías. Las industrias intensivas en mano de obra seguirán migrando su capacidad hacia países con una fijación de precios más competitiva de los factores clave de producción. Por esta y otras razones, los países emergentes deben evitar la complacencia y adoptar reformas para mejorar la competitividad.

Lo que las ciudades en crecimiento y la rápida urbanización sugieren es que las economías emergentes están en plena transición hacia un futuro en el que siguen siendo el proveedor global de la industria manufacturera, pero también albergan una clase media que está rápidamente acumulando riqueza y prosperidad. La diversidad de demanda que esta tendencia proporciona es de importancia mundial.

Muchas multinacionales ya han identificado esta tendencia y han adquirido los activos en el mundo en desarrollo. Una de las razones por las que los mercados emergentes parecen atractivos para las multinacionales es que las valoraciones suelen reflejar niveles de riesgo más altos que los experimentados en el mundo maduro. El manejo de estos riesgos puede ser fructífero.

Para una organización que busca el control, la capacidad de los emergentes puede parecer una ganga, porque ofrecen un crecimiento barato. En la actualidad, los emergentes proporcionan casi un tercio del crecimiento de los ingresos de S&P 500, reflejando la gran diferencia entre la inversión extranjera directa y la inversión de cartera observada en los últimos años.

Además, vemos señales de mejora de los estándares de gobierno en algunas corporaciones de los mercados emergentes, lo que refleja un progreso más amplio en el patrocinio y la regulación. Este conjunto de empresas presentan un vector de posible rentabilidad, ya que ofrecen acceso al crecimiento local. Estas empresas no son reliquias de la política industrial anterior, pero asignan capital de forma más pequeña y más ágil.

En nuestra opinión, una mejor gobernanza y regulación ayudará a diversificar y profundizar los sistemas bancarios de los emergentes. Y eso ayudará a la demanda e impulsará el crecimiento. Los países que tratan de abordar el déficit de riqueza mediante la reforma del mercado libre pueden experimentar un crecimiento superior. Muchos países emergentes han hecho grandes progresos en aliviar la pobreza. De ellos surge la creación de más y mejores empleos, y la industria consigue una mayor ventaja competitiva sostenible. Esto continuará, al tiempo que se protegen los derechos de propiedad y se da la bienvenida al capital extranjero.

Giles Bedford es portfolio manager de mercados emergentes de Pioneer Investments.

El bajo retorno en los fondos de mediano y largo plazo, el resultado de posturas conservadoras

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El bajo retorno en los fondos de mediano y largo plazo, el resultado de posturas conservadoras
. El bajo retorno en los fondos de mediano y largo plazo, el resultado de posturas conservadoras

El alza importante de tasas en la segunda mitad de 2016, que se acentuó en noviembre y diciembre, repercutió en el rendimiento anual otorgado por los fondos de deuda. Si se considera el promedio de rendimiento anual por tipo de fondo, el grupo con rentabilidad más baja al cierre de diciembre de 2016 fue el de mediano y largo plazo, con el 3,17%, muy cercana a la de los fondos de corto plazo del 3,33%. Ambas cifras fueron inferiores a la inflación, situada en el 3,36%. Los fondos de deuda de moneda extranjera otorgaron un rendimiento anual mucho más alto, del 18,05%.

Al observar la gráfica siguiente, el público esperaría ver que los fondos de inversión en deuda de mediano y largo plazo mostraran el rendimiento anual más elevado y superior a la inflación, dado el riesgo que contienen y su orientación a generar un rendimiento mayor. Sin embargo, en los últimos 12 meses, medidos a cierre de diciembre de 2016 se aprecia lo contrario: un retorno generalmente menor que el de los fondos de deuda de corto plazo y consistentemente inferior a la inflación. Incluso, durante varios meses, no existió prácticamente margen de diferencia entre el promedio del rendimiento anual de los fondos de corto plazo y el de los de mediano y largo plazo. En cierta medida, este comportamiento se debió a la reducción significativa del diferencial de tasa entre Cetes a 28 días y bonos gubernamentales a tasa fija a 10 años (M10), producto del alza general de las tasas.
 

El diferencial disminuyó desde 330 puntos básicos a diciembre de 2015 hasta 167 puntos básicos a diciembre de 2016, lo que hizo menos atractivos a los bonos porque, en un mercado alcista, su supuesto beneficio se convierte en perjuicio ante la imposibilidad de ajustar su tasa. Los fondos de mediano y largo plazo se refugiaron en emisiones de menor riesgo, como valores gubernamentales de menor plazo o emisiones con tasa revisable, lo que contribuyó a que la trayectoria de su rendimiento fuera similar a la de los fondos de deuda de corto plazo.

A pesar de la volatilidad de las tasas, tanto los fondos de deuda de corto plazo como los de mediano y largo plazo reflejaron una variabilidad mucho menor en su retorno que la que experimentaron los de moneda extranjera, cuyo desempeño y riesgo está ligado fundamentalmente al del tipo de cambio.

El rendimiento promedio de todos los fondos de deuda fue del 4,92% a diciembre de 2016, como resultado de la inclusión de títulos de menor vulnerabilidad y de la inversión en instrumentos de moneda extranjera. No obstante, resultó inferior a la tasa de los Cetes a 28 días (5,77%) debido al número reducido de fondos con divisas y al enfoque general del sector, que consistió en tratar de afrontar la volatilidad del mercado mediante baja duración y riesgo crediticio menor. 

Un reto importante que enfrentan los fondos de deuda es mantener su crecimiento en un entorno de volatilidad de tasas y devaluación del peso. A mediano plazo, si la mayoría mantiene su enfoque de inversión, hacia valores gubernamentales de duración menor a un año y/o de tasa revisable, y se siguen observando rendimientos similares o inferiores a la inflación, el monto de sus activos en administración podría reducirse ante la posibilidad de traslados de los inversionistas a alternativas de inversión tradicionales.

Columna de Fitch México por Bertha Cantú

Este será el año de Asia

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Este será el año de Asia
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Mike Behnken. Este será el año de Asia

Desde principios de año, el índice MSCI Asia –excluido Japón– ha subido un 11% (en dólares), superando al menos a los mercados desarrollados. Sin embargo, a raíz de la elección de Donald Trump, el mercado se desplomó mientras que sus homólogos europeos, japoneses y, sobre todo, estadounidenses, se recuperaron. Los mercados asiáticos se enfrentan al reto de Trump.

En vista de ello, hay poco en el programa de Donald Trump que vaya a animar a los mercados emergentes: los aranceles tendrán un impacto muy negativo en el comercio mundial, la política de ‘America First’ va en detrimento de los interlocutores económicos, lo mismo que la política para limitar la inmigración. A esto hay que añadir que la subida del dólar a niveles máximos de 14 años también tiene un impacto negativo en los mercados emergentes ya que muchas empresas locales tienen la deuda denominada en dólares. Cualquier alza del dólar aumenta la carga de la deuda y ahuyenta a los inversores.

Pero mientras Estados Unidos se cierra sobre sí misma, Pekín tiene un as en la manga para poner en marcha reformas aperturistas y liberalizar la economía. Que Trump retire a Estados Unidos del Acuerdo Trans-Pacífico de Asociación Económica(TPP) está también jugando a favor de China para fortalecer su dominio en la región asiática y podría ser muy positivo, por ejemplo, para las empresas coreanas que exportan a China (LG H&H, Orion, Amorepacific) que se han visto muy penalizadas en los últimos tiempos por las amenazas de Pekín de restringir las exportaciones coreanas a China.

China es ya no es simplemente el taller del mundo. Países como Vietnam e Indonesia están aceptando el desafío. Aunque China estando muy centrada en las exportaciones, su modelo económico está en el proceso de cambio. El gobierno está tratando de reducir la dependencia de la economía de la inversión y las exportaciones y prioriza el consumo interno. Las amenazas actuales de la nueva política de Estados Unidos podría contribuir a acelerar este cambio. Las empresas orientadas al consumidor en el sector de la tecnología de la información, como Alibaba y Tencent, han demostrado recientemente que continúan creciendo rápidamente pese al contexto de desaceleración económica.

Probablemente, los temores generados por la elección de Donald Trump ya han sido descontados en los precios de las acciones de las empresas asiáticas. Hay que tener en cuenta que estos títulos han evolucionado por debajo de las Estados Unidos en un 90% en los últimos seis años (véase el gráfico). Además, se espera que en 2017, las empresas asiáticas registren un crecimiento de ganancias de dos dígitos. Por ejemplo, el flujo de caja operativo de una empresa como Samsung Electronics podría ser mayor que Microsoft está en el próximo año.

Las empresas en las que nos centramos tienen sólidos balances, buenas perspectivas de crecimiento y son menos cíclicas que la mayoría. Tendemos a evitar empresas que no pueden demostrar una ventaja competitiva duradera. En consecuencia, nuestras empresas son relativamente más caras que la media, pero también son menos volátiles. En ocasiones, como ocurrió en la segunda mitad de 2016, el mercado busca empresas menos costosas sin tener en cuenta la sostenibilidad de sus modelos de negocio. Pero en BLI seguimos centrándonos en las acciones de los consumidores que ofrecen la mejor manera a largo plazo de capturar el crecimiento que emana de estos países (véase el gráfico).

También preferimos empresas privadas a empresas estatales cuya deuda tiende a estar aumentando. Las acciones asiáticas no son demasiado caras en términos de valoración y su subponderación en las carteras de los inversores internacionales parece cada vez más difícil de sostener.

Tanguy Kamp es portfolio manager especialista en mercados emergentes de BLI.

Regularizaciones impositivas en Latinoamérica: ¿Qué debe hacer una institución financiera?

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Regularizaciones impositivas en Latinoamérica: ¿Qué debe hacer una institución financiera?
Foto: Steven Damron . Regularizaciones impositivas en Latinoamérica: ¿Qué debe hacer una institución financiera?

El creciente número de programas de regularización impositiva en Latinoamérica  -más recientemente en Argentina, Brasil, Colombia y Perú– es de sumo interés para la industria cross border de wealth management. Anticipándose al programa de la OECD de Intercambio Automático de Información, dichos países están ofreciendo a sus contribuyentes la oportunidad de regularizar su situación tributaria antes que métodos más punitivos sean implementados en un mundo post-AEI (*).

Como consecuencia de lo anterior, las instituciones financieras de los Estados Unidos deben lidiar con una compleja pregunta. ¿Cuáles, de existir, son las obligaciones que tiene una U.S. FI que toma conocimiento de que uno de sus clientes de los países antes mencionados participa en una regularización? Estas líneas sostienen que la existencia de dichas obligaciones sería, a lo menos, discutible, si es que no ausente, desde un punto de vista legal y que además, no favorecerían el cumplimiento de los objetivos regulatorios que se persiguen a través de los programas de reporte a las autoridades.

Las U.S. FI, en virtud de la Ley de Secreto Bancario deben asistir a las agencias policiales y de fiscalización a prevenir y detectar el lavado de dinero mediante la presentación de Reportes de Actividades Sospechosas al Sistema de Enforcement de Crímenes Financieros. Cabe señalar que la BSA es explicita en señalar que los SAR deben tener un alto grado de utilidad en investigaciones criminales, impositivas o regulatorias (**). La eficacia de estas metas puede verse perjudicada por presentar SAR sobre la base de actos fuera del alcance de la BSA que pueden no ser siquiera delitos en el país de origen del contribuyente.

Precisamente, la aplicación de la BSA a conductas extraterritoriales no tipificadas en ella, específicamente al incumplimiento de normativa tributaria en el extranjero, es una materia de amplio debate. Lamentablemente, los reguladores han entregado escasas pautas al respecto, y lo que existe, oscurece más que clarifica. Por su parte, la decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos, Morrison vs. National Australia Bank señala que “cuando un estatuto no da una clara indicación de su extraterritorialidad, entonces no la tiene”(***). En consecuencia, la extrapolación de la BSA hasta el punto de sostener que existen obligaciones de reporte basadas solamente en la sospecha de una infracción tributaria en el extranjero no tiene soporte en la legislación o jurisprudencia.

Por su parte, la actual legislación argentina y brasileña requieren la participación activa de los agentes custodios en exigir a los participantes la entrega de documentación que soporte el valor de los activos que serán regularizados (por ejemplo, documentación que individualice los activos de propiedad de un cliente, incluyendo estados de cuenta tanto de bancos locales como extranjeros). Este requerimiento, en sí mismo, puede poner a las U.S. FI en alerta del potencial incumplimiento de un cliente de las regulaciones de su país de origen. En particular, esto puede crear preocupación respecto de si el incumplimiento de las leyes locales fue la razón que gatilló, en primer lugar, que el cliente haya buscado acogerse a los programas de regularización. Lo anterior, sumado a la incertidumbre de las pautas disponibles al público, genera una mayor preocupación e incerteza a las U.S. FI acerca de sus obligaciones de reporte bajo el sistema de SAR. 

En la esencia de la discusión (y tal vez confusión)  sobre las obligaciones de reporte se encuentra la premisa que la participación en una regularización impositiva es un indicio de incumplimiento delictual de las leyes tributarias. El hecho es que no existe base para aseverar con algún grado de certeza que la participación como tal es un hecho indicativo de conducta delictual. Desde la perspectiva de un cliente, existen un sin número de razones para participar de un programa de regularización, independiente de potenciales factores delictuales subyacentes.

La complejidad de las estructuras modernas, comparadas con códigos tributarios menos desarrollados, lo atractivo de los programas de regularización conjugados con la creciente tendencia de intercambio de información, y las clausulas locales de condonación cuando el pago se hace voluntariamente, crean variados incentivos para participar en éstos más allá de la mera  intención de evitar potenciales procesos criminales. Los clientes pueden optar acogerse a las regularizaciones simplemente como una póliza de seguro en caso de duda.

Los especiales atributos de los recientes y actuales procesos de regularización de Latinoamérica, entregan aun más razones para sostener que no es necesario reportar. En Argentina, la mera participación en el programa de regularización no gatilla obligaciones locales de reporte de actividades sospechosas, mientras que en Brasil, el programa solo cubre fondos de origen licito. Cabe destacar que la evasión tributaria no es un delito penal en Colombia y las recientes modificaciones al Decreto No. 1264/2015 de Perú han reafirmado la suspensión de procesos de lavado de dinero cuando el origen corresponde a fondos no declarados derivados de incumplimientos fiscales.

Esta sinopsis ha intentado abarcar, de manera breve, los matices de las obligaciones de reporte de SAR y bajo la BSA. Bajo estos parámetros, el requerimiento de presentar una SAR por la sola participación en un programa de regularización no es clara si es que no del todo ausente desde una perspectiva legal y no contribuye a las metas de policy del programa de la BSA. Pese a lo anterior, en ningún caso abogamos por la inacción por parte de las U.S. FI, la carga de cualquier institución financiera requiere una revisión constante la actividad de los clientes a la luz de nuevas informaciones y conocimiento.

Artículo de Sergio Alvarez-Mena (****), Carolina Leung, y James F. Channing

(*) Argentinos han declarado hasta 21,9 billones de Pesos Argentinos in activos no declarados, incluyendo 7,2 billones en depósitos en efectivo. MercoPress, http://en.mercopress.com/2016/11/23/. Brasileños han regularizado 169,9 billones de Reales y 46,8 billones han sido recaudados en impuestos como consecuencia de lo anterior. Colombia ha recaudado 123,7 billones de Pesos Colombianos y  se esperan recibir 70,9 billones adicionales no declarados por contribuyentes Colombianos. Portafolio, http://www.portafolio.co/economia. Perú solo ha implementando recientemente su programa por lo que no hay información respecto a la efectividad del mismo.

(**) 31 U.S.C. § 5311.

(***) Morrison v. National Australia Bank, 561 U.S. 255 (2010).

(****) El Sr. Alvarez-Mena, reconoce y agradece el trabajo y visión de la señorita Leung y el Sr. Channing en la preparación de este articulo.

Las opiniones presentadas en este documento son las opiniones personales de los autores; estas no reflejan necesariamente las opiniones de Jones Day.

La tasa interbancaria mexicana quedará en el 6,25% después de este jueves

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La tasa interbancaria mexicana quedará en el 6,25% después de este jueves
Wikimedia CommonsFoto: Alfonso21. La tasa interbancaria mexicana quedará en el 6,25% después de este jueves

Este jueves esperamos que el Banco de México incremente su tasa de referencia en 50 puntos base, al 6,25%. La Junta de Gobierno estaría buscando evitar que el reciente incremento a los precios de las gasolinas no derive en efectos de segundo orden, es decir que otros precios de la economía se incrementen más allá de lo que justifica el aumento en los precios de sus insumos, en este caso, los costos de la energía. Igualmente, las alzas de la tasa de referencia a lo largo de 2016, a nuestro juicio, no han logrado revertir la tendencia de depreciación de la moneda nacional (relativa a otras monedas emergentes), que se suma a los incrementos de precios de los energéticos presionando los costos de las empresas, en particular de insumos importados. Así, claramente el trabajo de Banxico difícilmente terminará en esta reunión.

El peso mexicano sigue al final de la tabla de retorno total comparado con otras monedas emergentes. A pesar de las alzas de tasas de Banxico a lo largo de 2016, el peso mexicano se encuentra casi empatado con la lira turca al final de la tabla de retorno total para el plazo del fin de 2015 a la fecha.

Destaca del cuadro, que las monedas que han dado mejores retornos (con apreciación de sus monedas), real brasileño, rublo ruso, rand sudafricano y peso colombiano, son monedas que ofrecieron mayores niveles de tasas de interés locales que México. El retorno total de cada moneda se obtiene de sumar la ganancia o pérdida cambiaria en el periodo, al rendimiento o retorno por la tasa de interés local en el lapso señalado. En este sentido, es que consideramos que todavía el nivel de la tasa de interés de México es bajo en relación con el balance de riesgos del país.

La inflación de servicios, comenzó una tendencia de alza a partir del cuarto trimestre del año pasado. La inflación de servicios es la que precisamente Banxico quiere evitar que sufra un contagio de la inflación de mercancías.

Con respecto a esta última, la política monetaria no puede evitar que aumenten de precio para reflejar las alzas de sus costos de producción por el tipo de cambio y la energía, entre otros. Sin embargo, un aumento de la inflación de servicios señalaría una pérdida de confianza de los agentes económicos que venden servicios en el poder adquisitivo de la moneda nacional. Es decir, si dichos agentes aumentan sus precios, en realidad lo que están señalando es que perdieron confianza en el valor de la moneda nacional, en su poder de compra, y eso precisamente, es lo que el Banco de México quiere evitar, además de ser su mandato constitucional. Una inflación baja y estable es precisamente la mejor contribución del Banco Central al crecimiento y bienestar de la economía.

Columna de FINAMEX por Guillermo Aboumrad

Por qué a los mercados les gusta Trump

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Por qué a los mercados les gusta Trump
. Por qué a los mercados les gusta Trump

El presidente saliente de los EE.UU. ha sido Nobel de la Paz. También ha sido el presidente que más años ha estado en guerra. Esto hace un buen titular, pero tergiversa la verdad: no todo lo que pasa en una legislatura (o dos) es responsabilidad del jefe de Estado, incluyendo las guerras.

Por la misma razón, creo que los analistas están dando excesiva importancia a la victoria de Trump. Hace tiempo que los lobbies empresariales, los medios de comunicación, el ejército y las agencias de inteligencia ven a los presidentes pasar, promoviéndolos y utilizándolos a su conveniencia, y su influencia en la geopolítica y los mercados es mucho mayor.

A este respecto, Wikileaks acaba de hacer públicas las comunicaciones internas entre distintos países que revelan la financiación de la primavera árabe e ISIS, entre otros asuntos como el hundimiento del precio del petróleo para destruir al sector del fracking. No ocupará una primera plana.

¿Un presidente? No es tan importante. Lo que más preocupa siempre a los mercados es la falta de visibilidad en las decisiones políticas, económicas y monetarias de autoridades y empresas. En el caso de Trump, no tienen ese problema: va a ser un presidente tremendamente proteccionista, que va a frenar el avance de la globalización y va a crear dificultades a China y a Rusia.

Por eso, al final hay que volver a los fundamentales: ¿qué harán los tipos de interés?, ¿cómo están las valoraciones?, ¿se favorece o no el comercio global? Son variables a las que todas las políticas han de plegarse, y las dudas desaparecen. Vamos a tratar de establecer estas coordenadas para EE.UU.

Entorno de tipos

Ya hemos visto un 2016 en el que todas las subidas anticipadas en Estados Unidos se han quedado en una sola, la de diciembre. Es necesario que los tipos sigan bajos, ya que para pagar la deuda hay que seguir emitiendo más deuda si no se crece lo suficiente.

Ciclo de beneficios

Hace tiempo que los beneficios están estancados o bajando, aunque los beneficios por acción se mantengan. Esto se logra reduciendo artificialmente el número de acciones en circulación a través de los programas de recompra de acciones, favorecidos por el crédito barato. Es lógico, tras unos años de recuperación.

Valoraciones

Pese a que los beneficios están estancados, los precios de las acciones siguen subiendo. Si algo sabemos en finanzas es que valoraciones altas producen retornos bajos en los periodos siguientes, y sin estar en modo burbuja desde luego es el caso.

Globalización

Las crisis generan emociones extremas, que suelen acabar en un proteccionismo social y económico. La percepción de escasez acaba provocando un aumento de las trabas para el intercambio de bienes, servicios y personas, en el que ganan pocos y pierden muchos. En el caso de los EE.UU., la mayor parte de políticas internacionales son proteccionistas.

Ante este panorama, todo apunta a que el endeudamiento seguirá aumentando y los tipos se mantendrán bajos, sosteniendo un mercado optimista para los EE.UU. que seguirá creyendo en la llegada de la inflación.

En su política exterior posiblemente reducirá su papel como árbitro del mundo, centrándose en sus propios intereses y aplicando su supremacía en las relaciones con China o Rusia, que ya se están preparando para un mercado global más hostil. Y todo esto, lo queramos o no, es la ley del más fuerte: ¿cómo no le va a gustar a los mercados americanos, si no lleva ni tres meses? Cántaro nuevo…

Columna de Alejandro Martínez Fuster, socio director de Inversiones de EFE&ENE

 

2017: un año para la gestión activa en deuda emergente

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2016 quedará como un año en la memoria de los inversores de  renta fija emergente. Un principio de año con una crisis fundamental originada, entre otros, por la bajada del precio de las materias primas destacando en especial el petróleo junto con algunos eventos arrastrados del año anterior (dudas sobre el crecimiento chino, corrupción Brasil, etc…). Los eventos positivos idiosincráticos o globales que fueron sucediendo, junto con unos técnicos extremadamente fuertes, hicieron que algunos de los eventos negativos fueran relativamente ignorados por el mercado.

Poniendo algunos ejemplos, el día después del Brexit, muchos de los bonos de Latinoamérica mostraron un comportamiento positivo; asimismo el efecto de los atentados en Turquía que se dieron en la segunda mitad del año tuvieron un impacto relativamente más relajado que lo que los inversores en mercados emergentes están acostumbrados. Este entorno técnico, fundamentado en nuestra opinión por la rotación de carteras y por la búsqueda de rentabilidad en un mundo con casi 10 billones de dólares en bonos cotizados con rentabilidad negativa, dio como resultado un año en que los índices y muchos fondos terminaron con rendimientos superiores a los dos dígitos.

Entrando en 2017, no vemos ningún evento por el momento que pueda dar fin a esta tendencia técnica ya que las rentabilidades en países desarrollados bajas siguen atrayendo inversores en emergentes. En general, la mayoría de los inversores en renta fija tienen poca exposición a la deuda emergente, así que los rebalanceos de sus carteras deberían ofrecer un cierto soporte a esta clase de activo.

Un soporte puede ser el petróleo, con el pacto de la OPEP de finales del año pasado y donde se establecían límites a la producción. Al mismo tiempo, creemos que el petróleo también tiene un techo impuesto, dado el nivel al que una parte de la producción, a través del «fracking», volviese a ser rentable.

En el apartado de crédito, muchos emisores han aprovechado el apetito inversor para mejorar su estructura de deuda (emitiendo en duraciones más largas para recomprar los cortos, financiarse con mejores precios o condiciones o modificando su divisa de financiación entre otros), que unido con la limpieza debido a los defaults y reestructuraciones han dejado un entorno más fuerte, justificando en cierta medida la compresión hasta los diferenciales actuales en los plazos cortos y medios. Sin embargo, seguimos encontrando que muchas de las empresas emergentes siguen ofreciendo un diferencial positivo respecto a sus homónimos en países desarrollados.

Con los precios de los bonos en el entorno actual, sobre todo después de la compresión de diferenciales,  creemos que la capacidad de revalorización se ha quedado solamente en las situaciones especiales (con sus correspondientes riesgos idiosincráticos), debido a que el entorno de subida de tipos debería paliar o anular los beneficios por pequeñas compresiones de riesgo de crédito, o las volatilidades causas por la debilidades puntuales.

En este entorno creemos entonces que este año será de gestión activa, pues los índices no suelen ofrecer la posibilidad de invertir en la mayoría de situaciones especiales y la volatilidad se debería aprovechar siendo selectivo. En general, preferimos la deuda corporativa emergente en divisa fuerte por las condiciones que tiene habitualmente (emitidas con ley internacional), el diferencial, que será más importante en este año de «carry», y el hecho de que no tenemos una visión muy positiva en todas las divisas.  Con todo, creemos que 2017 debería ser un año con rentabilidad positiva aunque más débil que el anterior.

Columna de opinión de Rohit Gadkar, gestor de mercados emergentes en Trea Asset Management.

Preparándonos para la negociación del TLCAN

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Preparándonos para la negociación del TLCAN
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: U.S. Department of State . Preparándonos para la negociación del TLCAN

Desde un inicio el presidente Trump mostró que no va a seguir los cánones de la diplomacia, que su estilo de llevar las relaciones será de golpear para luego negociar. Ante esta nueva realidad, el gobierno de México debe también ajustar su forma de relacionarse con el gobierno de Trump.  De ninguna manera debe significar abandonar el diálogo, pero si modificar la forma de llevarlo. Ya no sirve el lenguaje diplomático de mensajes entre líneas ni comunicados de elegante lenguaje sin mensaje claro, se requieren acciones que muestren que también nuestras decisiones unilaterales los afectan.

Ya se declaró que es mejor eliminar el TLCAN que entrar en una larga negociación. Sin embargo, no es suficiente hacer declaraciones, se tienen que poner en práctica acciones que dejen claro que también tenemos poder de negociación y estamos preparados para llevar a cabo operaciones comerciales y financieras con otros países.

Una acción fácil de instrumentar y con mensaje claro es limitar las compras del gobierno solamente a empresas extranjeras con las que México tenga Tratados de Libre Comercio.  Con ello se evidencia a las empresas americanas el impacto que tendrá desaparecer el TLCAN.  Otra acción podría ser incrementar aranceles o establecer barreras a la importación de ciertos productos que vengan de Estados Unidos, particularmente de las zonas donde se ubica el voto duro de Trump, evidentemente dentro de los límites que permite el TLCAN.  Ya en el pasado se utilizó el uso de aranceles para presionar a los Estados Unidos en ciertos temas comerciales y dieron resultados positivos.

También se debe aprovechar la situación geopolítica, la preocupación de Estados Unidos respecto a China es un punto que se debe explotar.  Deberíamos buscar un acercamiento con China para que incremente su participación en las inversiones en nuestro país, particularmente en aquellos sectores donde los empresarios americanos tengan mayor interés.  Después de la mala experiencia del primer viaje de los Secretarios de Relaciones Exteriores y de Economía a Washington, deberían de tomar inmediatamente un avión a Beijing para negociar una visita presidencial y de ahí a India y luego a países europeos.  Que se note que México está ampliando relaciones comerciales con otros países.  Iniciar conversaciones de tratados de libre comercio con varios países, con aquellos con los que se tenga realmente interés llevarlas más rápido y con los otros alargarlas, pero hacer evidente que existen.

El tema de la seguridad se debe de explotar.  Por acuerdos bilaterales existen representantes de diversas agencias de seguridad de Estados Unidos (DEA, ICE, etc.) en México.  Ante la deportación de inmigrantes nosotros deberíamos responder deportando a buena parte de esos agentes.  Es importante dejar claro que sin nuestra colaboración se vulnera su seguridad.  Dicha colaboración debe ser parte integral de nuestras negociaciones del TLCAN y de la problemática de los migrantes. Urgen acciones no nada más discursos donde no se quiere ver la nueva realidad que vivimos, como los que hasta ahora hemos escuchado.

Columna de Francisco Padilla Catalán
 

Tres formas en las que Trump podría impactar en el mercado de bonos

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Tres formas en las que Trump podría impactar en el mercado de bonos
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Pea Chesh. Tres formas en las que Trump podría impactar en el mercado de bonos

La sorprendente victoria de Donald Trump fue un factor que cambio el juego en los mercados. Su elección provocó un tipo de cambio en la psicología de los inversionistas que no hemos presenciado desde el final de la crisis financiera.

La reacción inmediata en los mercados de bonos fue un movimiento más alto en las tasas y en las expectativas de inflación, junto con un repunte de las bolsas estadounidenses y una disminución de la volatilidad de la renta variable.

Viendo como podía evolucionar 2017, desde Eaton Vance vemos tres formas en las que Trump podría impactar en el mercado de bonos:

Tendencia 1: La volatilidad de los tipos de interés vuelve y el conocido mantra «más bajo por más tiempo» se acaba

Los tipos de interés en Estados Unidos ya estaban subiendo antes de las elecciones, lo que reflejaba ese aumento en las expectativas de inflación. La campaña de Trump incluyó promesas de políticas orientadas al crecimiento, entre ellas recortes de impuestos a las compañías, gasto fiscal en proyectos de infraestructura (potencialmente financiados con deuda) y desregulación. En combinación, estos podrían impulsar aún más el crecimiento real y la inflación.

Pero no sabemos el alcance del posible gasto en infraestructuras, ni de la rapidez con la que pueda tener lugar. Lo mismo puede decirse de los recortes de impuestos y la desregulación, que pueden ser polémicos y complicados. Es probable que tales incertidumbres impulsen la volatilidad de las tasas. No podemos estar seguros, por ejemplo, de si el reciente aumento de los tipos a largo plazo se ha adelantado temporalmente. Hemos asistido a una serie de falsos arranques en el extremo más largo de la curva.

Tendencia 2: Es probable que el ciclo de crédito se amplíe

Es probable que las mismas políticas orientadas al crecimiento amplíen el ciclo crediticio en Estados Unidos, que en los últimos tiempos se había situado ya en las fases más avanzadas. Con la mejora de la economía, es probable que las tasas de morosidad en los bonos corporativos de Estados Unidos (tanto en investment grade como high yield), en los préstamos a tasa flotante y en los bonos municipales sean relativamente bajas y estables durante el próximo año.

Tendencia 3: Los mercados vuelven a ser mercados de nuevo

Antes de la elección, los bancos centrales mundiales eran el único jugador en el terreno. Proporcionaron liquidez a través de la gestión de las curvas de rendimiento de las tipos de interés (hacia abajo) y el alza de los precios de los activos de riesgo, privando a los mercados de su importante función de descubrir sectores o compañías que cotizan con descuento. Con la incertidumbre de los tipos de interés al alza por la elección de Trump, los mercados deben comenzar a actuar como mercados nuevamente, ponderando las fuentes de riesgo y rendimiento en una variedad de escenarios.

Payson F. Swaffield es CIO de Income en Eaton Vance.

 

Las dos malas noticias que nos traerá 2017

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Las dos malas noticias que nos traerá 2017
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: filipe ferreira . Las dos malas noticias que nos traerá 2017

En los últimos años, la forma en la que se han comportado los mercados financieros y la aparición de tasas negativas no coinciden con nada de lo que se enseña en los libros de economía. Afortunadamente, 2017 debería confirmar el regreso a la normalidad que comenzó a finales de este año. Esa es la buena noticia.

Antes de adentrarnos a analizar las malas noticias, hay que señalar que hay una buena: los tipos de interés bajos, el petróleo barato y la baja inflación están a punto de terminar. Desde el verano pasado, las expectativas de inflación en los países desarrollados están creciendo de nuevo debido a la subida, a nivel global, de los precios de las materias primas, y gracias a la salida del periodo de deflación en China. Después de años de caída, la inflación dentro del G7 alcanzó una media de 0,8% a finales de 2016, aumentando desde el 0,35% que se percibía en mayo del mismo año.

Los rendimientos globales de los bonos soberanos (todos los vencimientos incluidos) bajaron a un nivel del 0,6% a principios de verano, pero se están recuperando poco a poco. A principios de 2017, deberían alcanzar un promedio del 1,5%, aunque este nivel sigue siendo bastante bajo según los estándares históricos. Por último, los precios del petróleo han comenzado a subir a raíz del reciente acuerdo de la OPEP, a pesar de que existen pocas posibilidades de que los estados miembros cumplan con la totalidad de medidas acordadas. Si nos guiamos por la historia, podemos comprobar como sistemáticamente han bombeado siempre más de lo que marcaban sus objetivos, especialmente durante el período 2000-2007.

Este nuevo paradigma económico confirma que las condiciones económicas están volviendo a la normalidad. Las tasas de interés negativas, resultantes de la política monetaria extremadamente ajustada de los bancos centrales, fueron una anomalía. Al contrario, el precio del petróleo rondando los 40 dólares por barril era mucho más «normal», considerando que el precio medio entre 1862 y 2016 roda los 34,20 dólares. Desde este punto de vista, la anomalía no corresponde tanto al último período, sino el período anterior a mediados del 2014, cuando los precios del petróleo superaban los 100 dólares por barril.

Las malas noticias

La primera mala noticia es que 2017 debería confirmar que el lento crecimiento global está aquí para quedarse más tiempo. Una vez más, el crecimiento estará por debajo del nivel medio del período anterior a la crisis financiera de 2007-2008. Desde 2011, la continua reducción de la participación del comercio internacional en el PIB mundial (menos del 22% previsto para 2016, frente a un pico del 25% en 2008) es un síntoma de esta desaceleración de crecimiento que se ha notado desde la gran crisis financiera.

Los principales motores económicos a nivel mundial – Estados Unidos, China y Europa- se encuentran actualmente en una fase de desaceleración. Sin embargo, una nueva crisis tiene pocas posibilidades de suceder el próximo año, especialmente si tenemos en cuenta los ciclos económicos y de negocios.

En Estados Unidos, el proceso continuo de normalización de las tasas de interés (que comenzó en diciembre de 2015) debería tener un impacto económico directo marginal. Es difícil imaginar que los hogares y las empresas cambien su comportamiento debido a un aumento de medio punto o tres cuartos de punto en los tipos de interés, a corto plazo. Incluso si las tasas de interés alcanzan el 1,5%-2% a finales de 2017, seguirán estando a un nivel muy bajo, en términos absolutos como en relación con la inflación.

Sin embargo, no se puede descartar la posibilidad de que la Fed adopte una postura más optimista de lo esperado para contrarrestar el impacto económico de la reforma fiscal decidida por el presidente electo, Trump. En tal caso, el mercado tendrá que acostumbrarse rápido a este cambio de tendencia.

Nuestra visión para China sigue siendo positiva. La tasa de crecimiento debería estar alrededor del 6-6,2% el próximo año. Nuestro optimismo se basa en tres argumentos principales: 1) la rápida incorporación de nuevas tecnologías al proceso de producción, incrementando así la productividad; 2) el aumento constante de la contribución  del sector servicios al PIB (40% en 2005 frente a más del 50% en 2016) y 3) una política monetaria prudente y más eficaz. En este sentido, podemos resaltar una mejor gestión de las reservas de divisas, ya que sólo cayeron un -5,5% en 2016 frente al -16% en 2015, y la estabilización, aún por confirmar, del CNYUSD alrededor del nivel de 7,00 para el próximo año.

Europa será el verdadero perdedor al no haber experimentado realmente una fuerte recuperación económica (a excepción de Reino Unido). En la zona euro se prevé un crecimiento del 1,3% en 2017 frente al 1,6% de este año (considerando que el crecimiento en el cuarto trimestre será idéntico al del tercero) y el 2% en 2015. Si se confirma la previsión para 2017,  aumentará la presión sobre el BCE para que adopte medidas adicionales en el transcurso del año.

El riesgo político en Europa, ligado a las próximas elecciones en los Países Bajos, Francia y Alemania, y el debate en torno al artículo 50 en el Reino Unido, sigue en primer plano. Los inversores, que se han visto sorprendidos por el resultado del referéndum británico y de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, se están acostumbrando ahora a esta nueva normalidad.

La reacción de los mercados financieros ante el resultado del referéndum constitucional italiano demuestra que los inversores se ven menos influenciados que hace unos meses, por el riesgo político en los países desarrollados. Por lo tanto, se puede prever que las repercusiones económicas y financieras de los próximos eventos políticos serán muy bajas (o al menos manejables). Incluso Polonia, cuyo diferencial de prima de riesgo ha aumentado fuertemente en 2016 debido a las medidas económicas poco ortodoxas tomadas por el PiS (por primera vez desde 2002, el diferencial de Polonia es más alto que el de Hungría) debería ver mejorar sus condiciones de financiación.

La segunda mala noticia

La segunda mala noticia es el fortalecimiento del dólar estadounidense resultante, tanto de la normalización de las tasas de interés en Estados Unidos, como del proceso de reducción de los países emergentes de su superávit en dólares en el mercado estadounidense. Un dólar estadounidense fuerte es el principal temor de inversores y políticos, ya que implica que el crecimiento global probablemente descienda aún más.

Según un estudio publicado por el BIS en noviembre de 2016: «una apreciación de un punto porcentual (agregado) del dólar se asocia con una disminución de 49 puntos básicos en la tasa de crecimiento de préstamos bancarios transfronterizos denominada en dólares».

Los países emergentes son los más vulnerables, especialmente aquellos que dependen en gran medida de financiación externa y que están sujetos a un alto nivel de riesgo político. Este es sobre todo el caso de Turquía. Su sistema financiero depende directamente del dólar debido a sus bajas reservas de moneda extranjera, al bajo nivel de ahorro interno que posee y a su alta deuda externa. Además de esto, su moneda podría experimentar una mayor inestabilidad el próximo año debido al riesgo de la toma de control de la política monetaria por parte del gobierno.

Los problemas de Turquía se han visto exacerbados por las consecuencias del fracaso del golpe, que sigue a día de hoy desestabilizando las instituciones democráticas y pesando negativamente sobre el sentimiento económico. Sin embargo, el caso de Turquía plantea la cuestión del exorbitante costo económico soportado por muchos países que dependen de transacciones indexadas en dólares (y, en cierta medida, en euros).

Este sistema es insostenible en un mundo de dólar fuerte. El riesgo principal que supone es que desencadene el colapso de varias divisas de mercados emergentes, como fue el caso en junio pasado cuando Nigeria tuvo que abandonar el tipo de cambio fijado con el dólar estadounidense o en noviembre pasado cuando Egipto hizo lo mismo, siguiendo el asesoramiento del FMI, lo que dio lugar a una depreciación de casi el 100% de la libra egipcia

La regla básica de la economía es que un país con instituciones políticas débiles y una economía débil debe tener una moneda débil.  A los países que cumplen estas condiciones se les recomienda abandonar el tipo de cambio fijado con el dólar, en caso de existir, para implementar verdaderas reformas monetarias.

Pueden adoptar un tipo de cambio flotante o establecer una junta monetaria (cuya mayor ventaja inmediata es reforzar la credibilidad de la política monetaria) o implementar un sistema híbrido, fijando el tipo de cambio basado en una cesta compuesta por el dólar estadounidense y el precio del petróleo, cuando hablamos de países exportadores de petróleo. Esta última solución sería apropiada para Venezuela que podría quebrar a finales del próximo año, a menos que reciba un nuevo paquete financiero de China.

Opinión de Christopher Dembik, economista de Saxo Bank.