Pixabay CC0 Public DomainFoto: SerKuch. Cuidar de las finanzas mientras se cuida de otros
Mientras el cuidado de los seres queridos viene del corazón, también puede impactar al modo de pensar y planificar –con una mención especial en el apartado de las finanzas–. Esto es especialmente cierto para las mujeres, quienes típicamente se encargan del cuidado de familiares y suelen enfrentarse a unas mayores consecuencias financieras. Con un poco de planificación y una toma de decisiones reflexiva, es posible cuidar también de las finanzas y seguir atendiendo a aquellos que más necesitan de sus cuidados. Y, lo que es más importante, pueden valerse de los profesionales de inversión para que estos ayuden a aquellas mujeres que han decidido cuidar de algun familiar a tomar el control de sus finanzas.
Respondiendo a la llamada del cuidado
Además de responsabilizarse del cuidado de los hijos o de ayudar a unos padres más mayores, las mujeres se pueden ver involucradas en el cuidado de un miembro discapacitado en la familia o incluso de un marido enfermo. Para ciertos tipos de cuidado, uno puede adelantarse a los acontecimientos, en cambio, otros llegan cuando menos se esperan.
Mientras que se ha evolucionado algo hacia un equilibrio, las mujeres siguen siendo las principales encargadas del cuidado de familiares, representando casi un 70% del total. Además, el cuidado de los familiares ocurre en múltiples momentos de la vida. Es muy probable que una mujer se encuentre en la llamada “generación sándwich”, cuidando de hijos y miembros adultos de la familia al mismo tiempo. Es por lo que se necesitan unas fuertes finanzas para asegurarse de que la mujer puede hacerse cargo del cuidado de sus familiares sin dañar su situación financiera.
La cuenta de resultados
Independientemente del rol cuidador que una mujer decida ejercer, habrá un impacto en sus finanzas, esto puede ser una pérdida de ingresos, un recorte en la capacidad de ahorro o una pérdida de impulso en su carrera profesional. Cuando se toma algo de tiempo para cuidar de algún familiar, hay un impacto dramático en la vida financiera de una mujer, lo que significa un replanteamiento del presupuesto y una revisión de los ahorros.
En términos de ahorro, cuando no se está trabajando, no se crean ingresos. Por lo que el modo en el que la familia gasta dinero puede que no funcione cuando se toma algo de tiempo para cuidar de un familiar. Además, se deja de ahorrar para la jubilación, los planes de retiro dejan de percibir las contribuciones del empleador, lo que puede afectar negativamente a la cesta de la jubilación.
Por último, se debe considerar el impacto del cuidado de un familiar en la trayectoria profesional de la mujer. Puede que no sea lo mismo una vez se intente regresar al plano profesional y puede que se tenga que considerar una caída en los ingresos como resultado.
Prepararse para el cuidado
Afortunadamente, hay muchas opciones para reforzar las finanzas de la persona que se entrega al cuidado de un familiar. Uno de los puntos más importantes para empezar son sus ahorros para la jubilación. Si se sabe con certeza que se estará unos años fuera del mercado laboral, como puede ser el caso del cuidado de los hijos, se puede probar a impulsar la suma de ahorro en el plan de pensiones del empleador antes y después de haber tomado un tiempo fuera del mercado laboral.
Además, puede asegurarse de que se disponen de unas reservas de efectivo en el banco. Muchas mujeres se encargan del cuidado familiar de forma inesperada, por motivos diferentes al del cuidado de los hijos. Si tuvieran que dejar de trabajar de forma repentina para cuidar de alguien, tener algo de efectivo en la cuenta puede ayudar a liberar esa carga.
Otra forma de planificación financiera es trabajar con su asesor para asegurarse que su cartera tiene una correcta asignación con respecto a sus necesidades. Recientemente, la volatilidad ha regresado a los mercados. Mientras los mercados no siempre suelen tener unas oscilaciones tan grandes, a nadie le gustaría tener que liquidar sus activos de forma repentina para juntar el capital necesario para proporcionar un sustento para un familiar querido o a para sí misma.
Por último, tener un claro manejo del presupuesto. Saber cuáles son sus gastos esenciales y dónde puede haber algo de margen de maniobra de recorte es una gran defensa contra una serie de circunstancias imprevistas. Para el efectivo que pueda tener más allá de los gastos esenciales es necesario pensar en una línea temporal. Es probable que haya ciertos gastos, como el pago de unas vacaciones o un campamento de verano de los hijos, que se anticipan al ahorro para la universidad o la jubilación.
Todos estos pasos forman parte de construir la confianza que una mujer puede necesitar para cuidar de algún familiar sin poner su futuro financiero en riesgo. Asegúrese de que obtendría el apoyo de un profesional antes de hacerlo, hablando con un asesor financiero, por ejemplo. Puede parecer contraintuitivo, pero cuando uno es la persona de cuida de los otros, para hacerlo bien, primero tiene que cuidar de uno mismo y de sus finanzas.
Columna de opinión de Jenine Garrelick, MFS Senior Managing Director.
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Eneas De Troya. La propuesta de López Obrador, ¿comercio o autarquía alimentaria?
Recientemente el candidato López Obrador declaró: “Ya no vamos a comprar en el extranjero lo que consumimos, vamos a producir todo en México para que de esta manera no haya tanta fuga de divisas”. Si esto se refiriera a todo los productos que se consumen en el país, significaría regresar al esquema de sustitución de importaciones, a cerrar la economía porque se producirían internamente los productos que actualmente se importan y para ello, dada la capacidad de producción del país no aumenta de momento, se tendría que dejar de producir las cosas que se exportan. Eso en el contexto de integración en que se encuentra México con el resto del mundo, con 12 Tratados de Libre Comercio que incluye a 44 países, no parece ser muy viable.
Si consideramos que la declaración se acota al tema agrícola tampoco hace mucho sentido. Actualmente exportamos más productos agrícolas que lo que importamos. En 2017 las exportaciones fueron 15.973,6 millones de dólares y se importaron 12.278,1 millones de dólares, vendimos al exterior 3.695,5 millones de dólares más de lo que le compramos a otros países. A nivel producto las principales exportaciones son de aguacate, jitomate, las legumbres y las hortalizas. Nuestras importaciones de maíz ascendieron a 2.851,8 millones de dólares, que es un poco menos de lo que exportamos de aguacate. Llevamos 3 años exportando más productos agrícolas que lo que importamos; en el primer trimestre de 2018 las exportaciones, medidas en dólares, se incrementaron 55%.
Los alimentos que importamos, como el maíz o el trigo, se debe a que la producción no es suficiente y que importar resulta más barato que producirlo internamente. Por lo tanto, si se desea incrementar la producción de esos productos habría que aumentar el precio que se le paga a los que los cultivan. Eso implicaría subir el precio al consumidor o que el gobierno les dé un subsidio. Estaríamos fomentando una actividad en la que, por características geográficas, de clima, tecnológicas, etc. no somos competitivos. Si el sector agrícola ya tiene una orientación hacia la exportación y genera más divisas de las que se utilizan para importar alimentos, no tiene sentido cambiarle el rumbo cuando se están ratificando Acuerdos de Libre Comercio, como el recientemente firmado con la Comunidad Europea y el Acuerdo Transpacífico.
Buscar la autarquía alimentaria es volver a la política que estableció a finales de los 70s López Portillo con su Sistema Alimentario Mexicano. Se utilizaron muchos recursos, vía subsidios y precios de garantía, para sustituir las importaciones de alimentos y llegar a la autonomía alimentaria. Los resultados fueron muy malos, no se logró la meta y mucho menos se consiguió de manera sostenida mejorar la balanza comercial agrícola. Esas medidas son equivalentes a la sustitución de importaciones del sector industrial, que rigió durante el desarrollo estabilizador.
La política agrícola debe orientarse a fomentar aquello donde somos competitivos y buscar la manera de sustituir los cultivos donde nos sale más caro producir que importar. Los problemas del campo son varios y complejos, pero dando subsidios a la producción de maíz u otros cultivos donde no somos competitivos no es la manera de resolverlos, vamos a terminar generando menos divisas.
Wikimedia CommonsCourtesy photo. Above 3%. Is the Party Over?
Tras un largo tiempo de amagos, finalmente le hemos visto las orejas al lobo: el bono del Tesoro estadounidense a 10 años ha superado el 3%. ¿Y ahora qué? ¿Preparamos nuestras carteras de renta fija con coberturas de tipos de interés esperando alzas adicionales? O, por el contrario, ¿incrementamos la duración para beneficiarnos de potenciales correcciones por debajo del 3%?
Tradicionalmente en los libros de texto de macroeconomía, antes de las inyecciones de liquidez y las compras masivas de bonos por parte de los bancos centrales, se enseñaba que los tipos a 10 años respondían a una sencilla fórmula: crecimiento esperado + expectativas de inflación. Pues bien, si consideramos únicamente estos dos factores y creemos que las previsiones más comunes que se barajan para los próximos años son válidas, se podría llegar a concluir que pronto deberíamos estar rozando el 5% en el bono del Tesoro estadounidense a 10 años.
Pero no todo es tan sencillo, y los últimos años nos han servido para cuestionar algunos principios que habíamos aprendido en las facultades de economía y que reflejan una nueva realidad en las interrelaciones de las variables económicas. Por ejemplo, que tras unos años de liquidez ilimitada tan solo ahora empiece a repuntar ligeramente la inflación, o que a pesar de que la Reserva Federal haya aumentado los tipos oficiales y se descuenten cuatro subidas para este año, el dólar se haya debilitado.
Algunas proyecciones oficiales de crecimiento de la economía estadounidense son: FMI 2,9% para 2018 y 2,7% para 2019, y OCDE 2,9% para 2018 y 2,7% para 2019. Son buenas, sí. No cabe duda. Pero no son crecimientos acelerados que puedan justificar tensiones inflacionistas y subidas de tipos agresivas, y más bien no se puede descartar que estas previsiones se moderen en los próximos trimestres.
Después de 35 trimestres consecutivos de expansión económica en EE. UU., puede que superemos el record de 39 trimestres de los años 90, que culminó con la burbuja de las tecnológicas (“punto com”). Y hasta que no se diluya el estímulo fiscal de Trump seguirá el viento de cola para el consumo, los gastos de inversión y el sector inmobiliario. Pero no se trata de un repunte brusco, pues sigue un paso lento pero estable de crecimiento. O sea que, incluso ciñéndonos a los factores tradicionales mencionados que determinan el nivel de los tipos a 10 años, no anticipamos un entorno que justifique niveles muy superiores a los actuales.
También podemos añadir otros factores “no tradicionales” tales como el impacto del comportamiento de algunos actores muy influyentes en el mercado de deuda soberana como China (mayor tenedor extranjero de bonos del Gobierno estadounidense), las aseguradoras y los fondos soberanos.
Tampoco nos casamos con los que pronostican la recesión inminente y la vuelta a tipos por debajo del 2% en el 10 años norteamericano. Una de las argumentaciones que se ha puesto de moda entre los partidarios de esta posición es la de la inversión de la curva de tipos. Es decir, que el tipo de interés a 10 años sea inferior al de 2 años. Históricamente, la curva de tipos invertida ha sido uno de los mejores predictores de recesiones. De hecho, todas las recesiones estadounidenses desde la década de 1960 han sido precedidas por inversiones de la curva de tipos. En los últimos tiempos la pendiente se ha reducido, pero todavía quedan 50 puntos básicos de diferencia entre el 10 y el 2 años. Y esta reducción creemos que se debe más a estas dinámicas no tradicionales mencionadas que sostienen el nivel de los tipos a 10 años, que no a indicios de una recesión inminente.
¿Y qué me dicen de las voces que nos alarman sobre una nueva crisis de impagos provocada por las subidas de los tipos oficiales? El mercado está descontando un total de cuatro subidas de tipos de la Reserva Federal para este año. A pesar del incremento de tipos a corto que conlleva un aumento de los costes de los créditos al consumo, todavía no se detectan incrementos alarmantes de la morosidad entre las diferentes clases de préstamos al consumo. Si siguieran subiendo los tipos más agresivamente sí que podríamos verlo, pero por el momento no es nuestro escenario central.
Aunque pensemos que las subidas de tipos no serán lo suficientemente agresivas como para aguarnos la fiesta, sí que tenemos que estar preparados por si cayera un aguacero imprevisto de verano. No apostamos por coberturas totales del riesgo de tipos de interés, pero sí que medimos cuidadosamente el valor relativo y los potenciales riesgos. Con menos de 15 puntos básicos de diferencia de rentabilidad entre el bono del Tesoro estadounidense a 5 y 10 años, ¿se justifica asumir un riesgo de 4 años adicionales de duración? No, en nuestra opinión.
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Javi. ¿Qué suponen para los mercados unos precios del petróleo más altos?
El mes pasado, el precio del petróleo Brent alcanzó los 75 dólares, su nivel más alto desde 2014. Hace apenas dos años, era de tan solo 28 dólares. Y es obvio que el repunte tiene amplias implicaciones para la inversión y para la economía global.
Por el lado de la demanda, el petróleo se vio afectado por una desaceleración del crecimiento mundial, específicamente la de China y otros mercados emergentes, desde 2014 hasta principios de 2016. Por el lado de la oferta, Arabia Saudí tomó la decisión estratégica de inundar el mercado en un intento de recuperar su cuota, reduciendo el precio mediante un aumento de la oferta tratando de provocar el cierre de los productores estadounidenses de gas shale.
Finalmente, la apreciación del 25% en el dólar durante este período también lastró el precio. El repunte del petróleo en los últimos dos años refleja en gran parte estas condiciones. La economía mundial se recuperó fuertemente en el transcurso de 2016, respaldada por el estímulo chino y la política monetaria extraordinariamente relajada de los bancos centrales de los mercados desarrollados.
Mientras tanto, las consideraciones internas llevaron a Arabia Saudí no solo a revertir su propia política de exceso de oferta, sino que lideró un acuerdo entre la OPEP junto con Rusia para recortar la producción bruscamente. La fortaleza del dólar ha disminuido parcialmente, lo que también ha impulsado el petróleo.
Implicaciones para los mercados
Un aumento del precio del petróleo es un impuesto a los consumidores en las economías desarrolladas importadoras de petróleo y una ganancia inesperada para los principales países productores, que en su mayoría pertenecer al conjunto de los mercados emergentes. Los precios de la gasolina «en los surtidores» han aumentado constantemente en Estados Unidos, y esto supone que el consumo haya sido más suave durante el primer trimestre.
Pero dado que la revolución del shale gas ha convertido a Estados Unidos en uno de los productores de petróleo más grandes del mundo, la energía se ha convertido en una parte cada vez más importante de su economía impulsando el empleo y el gasto de capital de las empresas.
Además, los recortes fiscales están comenzando a impulsar los ingresos disponibles, lo que debería amortiguar el impacto negativo de los mayores costes de la energía. Y aunque el aumento del precio del petróleo está haciendo subir la inflación, este es un dato que no se incluye en el índice de Gastos de Consumo Personal Básico de la Reserva Federal, aunque es probable que el organismo se concentre en la tendencia de una inflación subyacente menos volátil. Como tal, no creemos que el aumento en los precios del petróleo conduzca automáticamente a un ritmo más rápido de ajuste de la política monetaria de la Fed.
La subida del precio del petróleo ha sido un factor clave en la volatilidad del mercado de deuda pública y, como subproducto, gran parte de la volatilidad de la renta variable observada este año. Sin embargo, al desglosar las tasas de interés en componentes clave de los rendimientos reales y las tasas de inflación esperada, a menudo denominadas «breakevens», encontramos que los precios más altos del petróleo explican gran parte del aumento en breakevens.
Por lo tanto, a pesar de que los rendimientos nominales han aumentado, todavía no ha habido un ajuste suficientemente significativo de las condiciones financieras como resultado de los tipos más altos como para creer que una recesión en Estados Unidos o una importante caída en las bolsas sea inminente. Asi que aunque observamos una potencial desventaja para los bonos por los altos precios del petróleo debido a los breakevens, no lo vemos como una amenaza significativa para la renta variable.
Erin Browne es responsable de Asset Allocation Investment Solutions de UBS AM.
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Angelo Amboldi. Las subidas y bajadas de los BTPs italianos
Los movimientos de los precios de los valores del Gobierno italiano (BTP) en la última semana han demostrado una vez más que los mercados financieros pueden cambiar rápidamente.
El gráfico muestra el precio de los futuros de los bonos italianos a 10 años. Después de haber cotizado en una suave e inclinada tendencia alcista durante la mayor parte del año pasado, la publicación de un borrador inicial del acuerdo entre los dos partidos más votados, 5 Estrellas y Liga Norte, hizo que los precios de los bonos BTP cayeran en picado. Habiendo casi tocado un precio en efectivo de 140 el 4 de mayo, los futuros de los BTP se negociaron a 131,58 el 21 de mayo, una caída de un poco más del 6%.
Es justo decir que ha habido una sensación de pánico en el mercado. Los inversores se han apresurado a reducir el riesgo, pues las implicaciones del gasto anunciado por el nuevo gobierno han causado preocupación sobre la futura dinámica de la deuda de un país que ya está muy endeudado.
Aunque algunas de las medidas más extremas que se publicaron en la versión filtrada inicial se han atenuado o eliminado, los inversores siguen desconfiando del programa propuesto por la nueva administración (uno de los temores es si las agencias de rating reducirán la calificación crediticia del bono soberano). Además de todo esto, encontramos la inquietud sobre el nuevo primer ministro propuesto (con casi ninguna experiencia política), la posible evolución de la relación entre los dos partidos electos y el primer ministro, y la forma en la cual la nueva administración podrá trabajar dentro de Europa.
¿Cómo posicionarse?
Una pregunta obvia es cómo deberían posicionarse los inversores en un entorno tan incierto. No hay una respuesta simple: en un entorno tan volátil es fácil para un inversor tomar una posición determinada solo para ver cómo se vuelve en su contra acto seguido, o para que el sentimiento cambie al ritmo de los titulares.
La experiencia me ha enseñado que vale la pena mantenerse firme durante las volátiles sesiones de negociación para tomar una decisión una vez que el mercado haya cerrado el día. Como inversor, necesitas comprender cómo se posiciona el mercado y medir cuánta presión vendedora se puede generar.
En este tipo de entorno tiendo a esperar al cierre para determinar si el mercado se ha mantenido dentro de los rangos de negociación anteriores y, si no es así, generar tickets para realizar transacciones si el mercado continúa operando por debajo del cierre de ese día. Esto es exactamente lo que he estado haciendo durante la última semana, reduciendo el riesgo cuando se han alcanzado niveles técnicos importantes.
El mercado parece ahora algo más equilibrado que en los últimos días y estamos esperando a ver si llega a un nuevo mínimo que pueda proporcionar cierta consolidación. Por supuesto los titulares pueden cambiar, y un ministro de economía favorable al mercado sería útil, al igual que un enfoque más equilibrado hacia el gasto. Mi punto de vista general es de optimismo más que de pesimismo y tengo la esperanza de que los precios del BTP puedan recuperarse a partir de aquí. Sin embargo el futuro es incierto, así que continuaré invirtiendo en el mercado de una manera controlada y disciplinada.
David Simner es director de análisis cuantitativo en Fidelity.
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: George Padilla. Las elecciones en los mercados emergentes pueden traer claridad para los inversores precavidos
En los últimos años, con los tipos de interés situándose en mínimos, los inversores españoles han abierto sus miras y han incrementado su exposición a los mercados emergentes. Los activos de los mercados emergentes ofrecen unas mayores expectativas de rentabilidad, especialmente en un entorno como el actual, con un crecimiento global sólido y con una inflación y un precio de las materias primas relativamente estables, que sirven de apoyo para mantener unos fundamentales atractivos. Sin embargo, la mejora de las condiciones macroeconómicas no exime de la volatilidad que presentan los mercados emergentes, especialmente en un año con un importante calendario electoral. Egipto, México, Brasil y Sudáfrica – a principios de 2019- tendrán elecciones generales, incrementando su riesgo político y la incertidumbre de estos mercados, algo que puede destapar oportunidades de inversión.
En 2018, más de mil millones de personas están llamadas a las urnas en los mercados emergentes y tendrán que pronunciarse sobre cuestiones que van desde las reformas económicas y el comercio hasta la corrupción. Algunos resultados electores podrían dar a los nuevos líderes el mandato para avanzar con los planes económicos y mejorar la confianza de los inversores en sus países; los resultados de otras elecciones podrían considerarse totalmente previsibles y posiblemente menos democráticos. En general, ofrecerán a los inversores de los mercados emergentes la oportunidad de diferenciar entre países en diferentes fases de desarrollo y podrían generar importantes oportunidades de inversión a largo plazo en los mercados de deuda y de renta variable.
A continuación, nos centramos en las tres elecciones más importantes de este año:
Los efectos de las elecciones egipcias se sentirán mucho después
El recientemente reelegido presidente egipcio, Abdelfatá Al Sisi, se enfrenta a serios retos económicos y políticos. Aunque su victoria debería proporcionarle la estabilidad política para seguir adelante con su agenda de reformas económicas —manteniendo la disciplina fiscal y controlando la inflación—, creemos que le resultará más difícil generar el crecimiento económico que demanda la población. Cabe destacar que Al Sisi cuenta con el apoyo del ejército y mantenerlo será fundamental para poder avanzar con sus reformas y mantenerse en el poder.
En nuestra opinión, Al Sisi seguirá promoviendo reformas, con lo que podría ganarse el apoyo de los inversores extranjeros. Aunque algunas estrategias invierten en compañías defensivas en Egipto, la mayoría de nuestras estrategias invierten en empresas que van a beneficiarse de las ventajas del fortalecimiento de la economía, como los bancos y otras entidades financieras. Ante la mejora de los fundamentales, creemos que la deuda pública (tanto externa como interna) y la divisa egipcia tienen un valor relativo atractivo.
1Fuente: MSCI. MSCI no realiza declaraciones ni garantías, explícitas o implícitas, ni asume responsabilidad de ningún tipo en relación con cualquiera de los datos de MSCI que aquí figuran. La información de MSCI no deberá ser redistribuida ni utilizada como base para otros índices o para cualesquiera títulos de productos financieros. Este informe no ha sido aprobado, revisado o producido por MSCI.
Los títulos concretos que se identifican y describen más arriba no representan necesariamente títulos comprados, vendidos o recomendados para los clientes de esta estrategia. Esta información no pretende ser una recomendación para realizar una acción de inversión concreta y está sujeta a cambios. No debe suponerse que los títulos identificados y analizados más arriba fueron o serán rentables.
México se enfrenta a retos en muchos frentes
Las negociaciones en curso sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), la reforma migratoria, las políticas fiscales de EE. UU. y la titubeante economía son factores que apuntan a que los electores se decantarán por el candidato populista de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, en las elecciones presidenciales de julio.
Se espera que la economía mexicana crezca algo más del 2% en 2018 y 2019. Esta mediocre tasa de crecimiento, junto con la preocupación por las amenazas comerciales del presidente estadounidense, Donald Trump, ha impulsado las perspectivas de que López Obrador se convierta en el próximo presidente. No obstante, si resulta elegido, está por ver hasta qué punto llevará el país a la izquierda. Ha hecho esfuerzos coordinados para tranquilizar a los mercados de que su principal objetivo será acabar con la corrupción y sostiene que no tiene previsto nacionalizar empresas y que encabezaría un Gobierno favorable al mercado que lleve a cabo «una gestión austera, responsable y honesta del gasto público, y el mantenimiento de los equilibrios macroeconómicos», sin subidas de impuestos, nuevas tasas o un aumento de la deuda pública. A pesar de ello, nos preocupa que pueda ralentizar o detener las reformas del sector del petróleo e investigaciones abiertas sobre casos de corrupción y poner en jaque la independencia del banco central. Por tanto, en algunas de nuestras estrategias, vamos a eliminar o supervisar más de cerca algunas inversiones que puedan verse afectadas por cambios así.
El factor más impredecible de nuestras perspectivas para México es el NAFTA. Creemos que es muy probable que las negociaciones actuales se pospongan hasta después de las elecciones mexicanas y puede que incluso hasta después de las elecciones de mitad de mandato de EE. UU. Sin embargo, la posibilidad de que Trump se canse del aplazamiento y abandone el Tratado es, en nuestra opinión, el mayor riesgo al que se enfrentan los inversores y se va a mantener después de las elecciones mexicanas.
Ante esta incertidumbre, creemos que las valoraciones de la renta variable y la renta fija no son atractivas y, por tanto, estamos infraponderados en ambas clases de activos. En nuestras estrategias principales de renta variable de mercados emergentes, hemos reducido posiciones que creemos que podrían verse perjudicadas por futuras investigaciones de corrupción, así como otros que podrían verse afectados por el estancamiento del crecimiento, como compañías inmobiliarias y de servicios financieros. Nos centramos en empresas que esperamos se beneficien de lo que consideramos una tendencia del gasto del consumidor muy sostenible. En nuestra estrategia de renta variable value de los mercados emergentes, hemos concentrado nuestras posiciones de alta convicción en empresas muy defensivas que esperamos se comporten bien en cualquier ciclo económico.
Mantenemos una ligera infraponderación en bonos soberanos mexicanos y apostamos por varios bonos corporativos defensivos. Creemos que hay muchísimas posibilidades de que López Obrador gane las elecciones y México siga en el NAFTA, escenarios que ya reflejan los mercados. Estaremos más atentos a las medidas de López Obrador que a su lenguaje a veces incendiario, centrándonos especialmente en su disciplina fiscal.
Las elecciones brasileñas podrían determinar la suerte de las reformas favorables al mercado
Aunque Brasil acaba de dejar atrás una profunda recesión, sigue contado a su favor con una creciente clase media cuya demanda de bienes y servicios ha dado impulso a muchas de las empresas bien gestionadas que han conseguido mantenerse a flote durante unos tiempos económicos difíciles. Sin embargo, aunque los dirigentes del país han hecho algunas reformas importantes, han tenido dificultades para adoptar cambios cruciales para los sistemas de pensiones y seguridad social del país.
Creemos que la elección en octubre de un candidato favorable al mercado es fundamental para que continúen las políticas macroeconómicas adoptadas por el presidente Michel Temer, que se ha visto afectado políticamente por crecientes acusaciones de corrupción en su contra. Paradójicamente, los sondeos actuales muestran que el antiguo presidente, el izquierdista Luiz Inacio Lula da Silva, cuenta con más de un tercio del apoyo de los electores, casi el doble de su nivel más próximo, a pesar de que ha sido condenado por corrupción y encarcelado, y cuya candidatura a las elecciones presidenciales podría ser prohibida. Aún falta mucho para la campaña electoral y los candidatos favorables al mercado van bien en los sondeos, por detrás de Lula da Silva y Bolsonaro, en un panorama muy fragmentado. Esta vez, creemos que el mayor riesgo es que los votantes elijan al candidato de extrema derecha, Jair Bolsonaro, cuyo estilo de populismo de derechas se caracteriza por una combinación de nacionalismo, proteccionismo y nativismo.
De momento, los mercados financieros parecen haberse tomado con calma la confusión del periodo preelectoral. La renta variable brasileña se sitúa en cabeza este año, con una subida de casi el 31% en el periodo de doce meses cerrado a 31 de marzo de 2018,1 impulsada por el crecimiento y las perspectivas de reformas del país y, más recientemente, por la noticia de posible prohibición de que Lula da Silva concurra a las elecciones. Ante el aumento de las valoraciones, hemos reducido nuestra sobreponderación al país, pero creemos que las características de crecimiento a largo plazo de Brasil siguen siendo favorables para los sectores de la economía dependientes del consumo.
Dentro de la renta fija, hemos mantenido nuestras posiciones principalmente en Petrobras, la compañía nacional de petróleo, ya que ha desapalancado su balance mediante ventas de activos y reducciones de costes. Seguimos muy pendientes de las apelaciones a la condena de Lula da Silva y a las fechas del proceso electoral, especialmente el 15 de agosto, fecha límite para inscribir las candidaturas en la junta electoral superior. Aunque creemos que Lula da Silva no participará en estas elecciones, los próximos meses pueden ser muy inestables, con protestas y recursos contra su condena.
Perspectivas para 2019: las elecciones sudafricanas probablemente afianzarán la confianza en el nuevo rumbo
Sudáfrica, que celebrará elecciones generales a principios de 2019, ha sido una de las posiciones de mayor convicción de nuestras carteras de renta variable y renta fija. El país inició un nuevo rumbo en febrero, después de que Jacob Zuma dimitiera afectado por escándalos y el anterior vicepresidente Cyril Ramaphosa asumiese la presidencia. Ramaphosa ha prometido impulsar la economía y luchar contra la corrupción. En 2017 habíamos incrementado nuestra exposición al país, dada nuestra gran confianza en el país, incluso antes de que Ramaphosa asumiese el poder.
La economía sudafricana se está recuperando de su segunda recesión en menos de una década, al verse frenada por el estancamiento político y económico con un líder impopular y acuciado por los escándalos, así como por el temor a la revisión a la baja de su calificación crediticia. Creemos que Ramaphosa es un presidente favorable a los inversores y que sus políticas mejorarán las perspectivas. Muchas empresas sudafricanas tienen unos equipos directivos excelentes, por lo que esperamos que los mercados de renta variable del país sigan beneficiándose del cambio de líder.
Sin embargo, a Ramaphosa le queda menos de un año antes de las elecciones para vender su plataforma de reformas económicas a los electores e inversores. Los mercados de bonos ya reflejan un fuerte optimismo, pero no cabe subestimar lo que costar plasmar las promesas en políticas. En nuestras carteras de renta variable, tenemos una fuerte sobreponderación, con la expectativa de que los mercados de renta variable no hayan reflejado todavía todos los cambios positivos que supondrá este cambio de líder.
Seguiremos atentos a las elecciones locales, las publicaciones de datos y los debates nacionales sobre temas candentes como la reforma del suelo.
La volatilidad de los ciclos electorales podría ofrecer oportunidades
Los mercados emergentes que tienen citas electorales en los próximos meses han adoptado importantes reformas económicas y estructurales en los últimos diez años y, gracias a las mejoras de sus balanzas fiscales, déficits por cuenta corriente y regímenes monetarios, ahora pueden resistir mejor los sustos financieros externos. A no ser que se produzcan resultados electorales adversos, la recuperación económica de estos mercados emergentes debería seguir adelante, independientemente del ciclo político. Sin embargo, es probable que los nuevos gobiernos que países como Egipto y Sudáfrica sigan devolviendo la confianza a los inversores al avanzar en sus reformas, impulsar los flujos de inversión extranjera directa y activar el crecimiento. En efecto, a excepción de México, creemos que las economías mencionadas se encuentran en la primera fase de la recuperación económica y están muy bien posicionadas para avanzar en su recuperación.
Aunque los resultados de las elecciones en Latinoamérica son más inciertos, las sólidas instituciones de esos países deberían poder garantizar el mantenimiento del Estado de derecho. Las acciones nacionales, tanto growth como value, presentan valoraciones razonables.
En general, el ciclo electoral, con un volatilidad e incertidumbre inherentes, debería ser una oportunidad única para que los inversores diferencien mejor entre países de los mercados emergentes en distintas fases de desarrollo, liberando valor en los mercados de deuda y de renta variable.
Columna de Michael Conelius, gestor de carteras en la división de renta fija, y Ernest Yeung, gestor de carteras de T. RowePrice
Riesgos principales: los riesgos siguientes son especialmente relevantes para las estrategias destacadas en el presente documento. Las transacciones con valores denominados en divisas están sujetas a fluctuaciones en los tipos de cambio, lo que puede afectar al valor de una inversión. Las rentabilidades pueden ser más volátiles que en otros mercados más desarrollados, debido a los cambios en las condiciones políticas, económicas y de mercado. Las inversiones son menos líquidas que las que cotizan en mercados más consolidados. Las carteras que pueden emplear enfoques tanto growth como value comportan mayor riesgo. Los títulos de deuda podrían verse afectados por un cambio perjudicial en la situación, debido a una rebaja de las calificaciones o a un impago, lo que podría afectar al valor de una inversión.
Este documento, junto con cualesquiera declaraciones, datos y contenidos incluidos en él, y cualesquiera materiales, datos, imágenes, enlaces, sonidos, gráficos o vídeos que se faciliten junto con este documento (conjuntamente , «Materiales» ) los proporciona T. Rowe Price con fines meramente informativos. Los Materiales no están pensados para que lo utilicen personas en jurisdicciones que prohíben o restringen la distribución de los Materiales y en ciertos países se facilitan solamente previa petición. No está pensado para su distribución a inversores particulares en ninguna jurisdicción. Bajo ninguna circunstancia deben copiarse, redistribuirse o mostrarse los Materiales, parcialmente o en su totalidad, a ninguna persona sin el consentimiento de T. Rowe Price. Los Materiales no constituyen distribución, oferta, invitación, recomendación o solicitud de vender o comprar ningún título en ninguna jurisdicción. Ninguna autoridad regulatoria de ninguna jurisdicción ha revisado los Materiales. Los Materiales no constituyen asesoramiento de inversión y no se debe depender de la información incluida en los mismos. Los inversores deben buscar asesoramiento legal y financiero independiente, incluido asesoramiento en cuanto a las consecuencias fiscales, antes de adoptar cualquier decisión de inversión.
Pixabay CC0 Public DomainFoto: image007. Un buen año para la renta fija asiática
En un mundo en el que los tipos de interés de todo el planeta suponen un mayor riesgo, la ineficiencia detectada en los mercados asiáticos de renta fija representa una oportunidad para el inversor flexible. Aunque los tipos de interés suben a ritmo lento en Estados Unidos y los principales bancos centrales de otras economías desarrolladas están poniendo fin a sus programas de compra de activos, los diferenciales de la deuda asiática siguen resultando atractivas. Asimismo, existen oportunidades que el inversor flexible puede explotar.
En contraste con el endurecimiento de la política monetaria estadounidense y el menor ritmo del programa de expansión cuantitativa en la Unión Europea, los bancos centrales asiáticos están manteniendo actualmente una política monetaria acomodaticia. Desde una perspectiva macroeconómica, este fenómeno está apuntalando los mercados asiáticos de deuda.
Frente a este entorno, la renta fija asiática ofrece posiblemente una serie de oportunidades interesantes en 2018. Entre estos temas, cabe mencionar los siguientes: la prima sobre el rendimiento de la renta fija asiática, la mejora de la salud empresarial, el progreso de los mercados frontera y la pujanza de las divisas de este continente.
Sin embargo, cobrará cierta relevancia mostrarse más selectivos en 2018 frente al año 2017. Los riesgos de inflación aumentan en todo el mundo con el encarecimiento de los alimentos y la energía. En el continente asiático, la inflación parece encontrarse en cotas manejables, pero incluso en este apartado los riesgos están aumentando. Esta situación se contrapone con la vivida en 2017, cuando los bancos centrales redujeron los tipos de interés con la mitigación de las presiones inflacionistas.
Asia
El auge en el consumo asiático, acompañado de la tecnología y la urbanización, constituyen buenos temas para el inversor de renta fija. En líneas generales, Asia está manteniendo una trayectoria marcada por el rápido desarrollo que está mejorando los niveles de vida y catapultando la riqueza de las familias. Por tanto, esto aumenta el poder adquisitivo y cambia las preferencias del consumidor. La inversión en bonos corporativos que participan en estos temas de peso puede reportar una rentabilidad atractiva para el inversor.
Este consumo supone como consecuencia una mejora de la calidad de vida, un aumento de las oportunidades de viaje y tiempo libre, un mayor volumen de compra en artículos de moda y complementos, mayor demanda de servicios financieros y el aumento en los niveles de préstamos al consumo. El sector tecnológico alberga los fabricantes de equipos físicos y de software, el comercio electrónico, la expansión a los ecosistemas digitales y la integración regional a través de las actividades económicas compartidas. Entre las características de la rápida urbanización que se está produciendo, se contempla la transición del carbón al gas, el afloramiento de un Silicon Valley en el área metropolitana de la bahía de Shenzhen y el surgimiento de los colosos regionales en el mercado inmobiliario.
Asimismo, existe una serie de medidas importantes de corte político que contribuirán a la definición de la trayectoria económica de Asia, lo que proporcionará una serie de oportunidades para los inversores de todo el planeta. En China, cabe mencionar la Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda, el desapalancamiento de las empresas y la exportación de la sobrecapacidad. En el resto de zonas de esta región, las más destacadas son la recapitalización de la banca india y las oportunidades transfronterizas de las compañías del sudeste asiático en el marco de la Comunidad Económica ASEAN.
El año pasado, la deuda soberana asiática atrajo una serie de inversores de todo el mundo que buscaban el aumento de los rendimientos; sus valoraciones y los fundamentales subyacentes siguieron revistiendo atractivo en relación con los valores de renta fija de las economías centrales desarrolladas. En términos específicos, las perspectivas benignas de la inflación vienen a apuntalar la renta fija de larga duración, como es el caso de Indonesia.
En la actualidad, la deuda pública de los mercados frontera asiáticos ofrece una prima de rendimiento aún más elevada. Desde una perspectiva macroeconómica, estos mercados están integrados por economías que muestran unos fundamentales positivos como son los siguientes: el respeto de las directrices del FMI (Sri Lanka), el aprovechamiento del repunte en el precio de las commodities (Mongolia) y la atenuación del riesgo político (Pakistán).
La mejora de la salud corporativa asiática
En 2017, muchas compañías asiáticas publicaron unos notables los beneficios (fruto del buen crecimiento que experimentaron el año pasado ) y es probable que se vuelva a repetir este año. La sólida demanda interior, el aumento de los volúmenes de exportación (pese a las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos), el uso eficaz del comercio electrónico orientado al aumento de las ventas y la reducción de costes, así como el apoyo logístico prestado por el desarrollo de las infraestructuras son todos estos factores que están impulsando la rentabilidad. Las mejoras implantadas en el saneamiento de las compañías deberían verse favorecidas por otro desapalancamiento del balance de situación, lo que aumentaría la cobertura de los tipos de interés y los perfiles de liquidez.
Se puede argumentar que los diferenciales de los bonos asiáticos con calificación investment grade se seguirán contrayendo con respecto a los estadounidenses (pese a los niveles históricamente reducidos), especialmente con el debilitamiento de los fundamentales corporativos en Estados Unidos. El diferencial asiático por unidad de apalancamiento se sitúa en 146 puntos básicos, lo que es más atractivo que los bonos corporativos investment grade de los mercados desarrollados, que apenas ofrecen 40-50 puntos básicos, lo que es indicativo de un ratio riesgo-rentabilidad mucho más elevado. Los últimos ejercicios en la prolongación del vencimiento también han reducido los riesgos de refinanciación en un entorno marcado por unos tipos de interés al alza en Estados Unidos.
Los bonos corporativos de alto rendimiento asiáticos gozan en general de buena salud, aunque los fundamentales son mejores si se excluye el sector inmobiliario y los mineros, que aun así están mejorando gracias al mayor volumen de ventas contratadas en el inmobiliario, así como un encarecimiento de las commodities que va a apuntalar la minería. La tasa de impagos se sitúa en el 2% en contraste con la media de los mercados emergentes (2,4%), y el alto rendimiento asiático sigue revelándose relativamente barato al contar con un menor riesgo de duración en un contexto general.
Refuerzo de las divisas asiáticas
En Asia, la rentabilidad de las divisas seguirá perfilándose como un factor determinante de la rentabilidad de los mercados nacionales de renta fija. El año pasado, muchos bancos centrales regionales adoptaron una serie de políticas monetarias acomodaticias en respuesta a la escasa inflación; las divisas se revelaron sólidas frente a un dólar estadounidense vulnerable, con el refuerzo añadido de unos robustos balances externos. A buen seguro, esta situación revelará más matices en 2018. Es probable que los inversores se centren en los mercados de renta fija en moneda local de países que presenten unas perspectivas de baja inflación y unos mayores tipos reales de interés en relación con los homólogos en esta región, mientras que las cuantiosas reservas de divisas deberán favorecer la volatilidad cambiaria, además de un crecimiento económico sostenible impulsado por la estabilidad de los sistemas políticos.
En líneas generales, el rápido crecimiento del PIB en casi todos los países asiáticos va a incrementar las divisas. Tan solo Indonesia se está quedando ligeramente a la zaga según los datos del índice de gestores de compras.
Los inversores tienen que adoptar una actitud selectiva en todos los segmentos de los mercados asiáticos de renta fija, identificando aquellos sectores que deberían prosperar en el actual entorno macroeconómico. Bajo nuestro punto de vista, hay sectores que deben evitarse, como las telecomunicaciones en la India, donde la feroz competencia amenaza con reducir los márgenes. Los peligros geopolíticos también persisten, especialmente con el ruido de sables procedente de la península de Corea, y la amenaza de guerra comercial que se cierne entre China y Estados Unidos.
Sin embargo, la mayor presencia de inversores establecidos en el continente está reforzando los mercados asiáticos de renta fija. La suscripción a nuevas emisiones y el comportamiento del mercado secundario dependen mucho menos de las gestoras de activos europeas y estadounidenses que hace algunos años. Las sociedades gestoras de patrimonio en expansión y las aseguradoras regionales también son actores de envergadura. Las exigencias específicas de la cartera están aportando una mayor profundidad a los mercados.
Con el fin de invertir en Asia, la generación de una rentabilidad positiva y constante sobre la inversión precisa de flexibilidad y diversificación. Este planteamiento ofrecerá a los inversores la posibilidad de generar alfa en todo el ciclo económico.
Columna de Clifford Lau, director de renta fija asiática (Asia-Pacífico), en Columbia Threadneedle Investments
Pixabay CC0 Public DomainBuenos Aires. Qué estrategias de planificación fiscal sirven para la post reforma de Argentina
La mayor reforma fiscal en la Argentina de los últimos 20 años se publicó en diciembre 2017 y entró en vigencia hace 4 meses. En un documento de más de 220 páginas con más de 280 artículos, la ley modifico más de 10 tributos. Ahora, los inversores que no planificaron con estructuras eficientes sus inversiones deberán tributar por las ganancias generadas en el 2018.
En el presente artículo el foco es en el Impuesto a las ganancias, y específicamente en aquellos que afectan a residentes y no residentes que invierten en activos financieros. Y también en qué estrategias de diferimiento fiscal aún se pueden utilizar luego de la reforma.
Situación para inversores residentes y beneficiarios del exterior
Con respecto al impuesto a las ganancias, la reforma introdujo el impuesto cedular sobre rentas financieras: un impuesto progresivo y por categorías, que para personas humanas residentes en Argentina incluye la renta generada por dividendos, intereses y venta de activos financieros locales y extranjeros. La única exención para residentes es sobre las ganancias generadas por compraventas de acciones locales que coticen en la Bolsa de Valores de Argentina.
En cuanto a la situación para benficiarios del exterior, la reforma generó una exención en el impuesto a las ganancias para beneficiarios del exterior a los resultados provenientes de la compraventa, cambio, permuta o disposición de acciones, valores representativos de acciones y certificados de depósito de acciones -siempre que cumplan ciertas condiciones- títulos públicos, obligaciones negociables, títulos de deuda de fideicomisos financieros y cuotapartes de fondos comunes de inversión, obtenidos por los beneficiarios del exterior en la medida que no residan en jurisdicciones no cooperantes.
Respecto de las Lebacs establece que, la entidad que custodia los títulos retendrá el impuesto en virtud de la información disponible y/o la suministrada por el agente de liquidación y compensación interviniente en la adquisición o transferencia de los títulos.
Planificación fiscal a través de un Trust del exterior
Por primera vez una ley argentina hace referencia y aclara cuál es el tratamiento fiscal de Trusts extranjeros cuyo objeto principal sea la administración de activos financieros.
La reforma establece que estarán exentos de impuestos los Trusts/Fideicomisos irrevocables, siempre que sujetos residentes no tengan control directo o indirecto sobre los activos.
Este requisito resalta la figura del fiduciario profesional independiente, ya que los residentes en Argentina que –por sí o conjuntamente con entidades sobre las que posean control o vinculación, con el cónyuge, con el conviviente o con otros contribuyentes con parentesco, en línea ascendente, descendente o colateral, por consanguineidad o afinidad, hasta el tercer grado inclusive– tengan una participación igual o superior al 50% en el patrimonio, los resultados o los derechos de voto de la entidad no residente.
Este requisito se considerará cumplido, cualquiera sea el porcentaje de participación, cuando los sujetos residentes en el país, respecto de los entes del exterior, cumplan con alguno de los siguientes requisitos que se detallan. Uno de ellos es que posean bajo cualquier título el derecho a disponer de los activos del ente y además que tengan derecho a la elección de la mayoría de los directores o administradores y/o integren el directorio o consejo de administración y sus votos sean los que definen las decisiones que se tomen. Otro requisito es que posean facultades de remover a la mayoría de los directores o administradores y que tengan un derecho actual sobre los beneficios del ente.
Mientras la economía global sigue avanzando de manera sostenida, puede que resulte difícil recordar que este ciclo comenzó hace casi una década. Puede que resulte incluso más difícil recordar que los mercados emergentes se encontraban en recesión hace poco más de dos años. Sin embargo, la situación económica ha mejorado y los mercados emergentes están convergiendo con sus homólogos desarrollados, impulsando un crecimiento económico sólido y sincronizado y una rentabilidad relativa positiva de la esfera emergente.
Los mercados emergentes registraron una rentabilidad relativa negativa durante la oleada de ventas que se produjo en los mercados bursátiles a comienzos de febrero; entonces, el índice MSCI World (USD) cedió un 8,8% y el índice MSCI EM perdió un 10,2% (entre el 26 de enero de 2018 y el 9 de febrero de 2018). Aun así, los mercados emergentes se mostraron más resistentes de lo esperado frente al alza de los tipos de interés, que motivó la venta masiva inicial.
En lo que va de año, la renta variable de mercados emergentes ha obtenido una rentabilidad relativa positiva (a 12 de marzo de 2018). Este dato representa una situación muy diferente de la que vivimos en 2013, ante la reacción de los inversores a la retirada de estímulos, cuando la renta variable de mercados emergentes se desplomó un 15% tras el anuncio de que la Reserva Federal comenzaría a reducir su programa de expansión cuantitativa.
Factores subyacentes
El índice de precios de consumo (IPC) interanual de Estados Unidos ha subido desde mínimos, del entorno del 0% en 2015, hasta aproximadamente el 2%. En el mismo periodo, el IPC de los mercados emergentes ha cedido desde máximos, del entorno del 5%, hasta por debajo del 4%. En este momento, tanto las economías emergentes como las economías desarrolladas parecen protagonizar un auge y sus respectivos datos de inflación han convergido hacia la banda de entre el 2% y el 4%.
Sin embargo, las rentabilidades reales de los mercados emergentes han divergido con respecto a las de sus homólogos desarrollados. La rentabilidad real en Estados Unidos ha repuntado recientemente, pero su trayectoria futura se esclarecerá cuando se defina el estado de la inflación. Lo que queda claro es que las tasas nominales de Estados Unidos están subiendo, las tasas reales parecen evolucionar al alza y la inflación podría acelerarse, lo cual podría llevar a la Reserva Federal a subir tipos antes para compensar esta situación.
En los mercados emergentes, las rentabilidades reales han permanecido razonablemente estables en los últimos meses. Algunos mercados emergentes ya habían comenzado a bajar los tipos, mientras que otros acaban de empezar a hacerlo, lo cual pone de manifiesto que se encuentran en una fase más temprana del ciclo. Por su parte, los mercados desarrollados avanzan hacia el endurecimiento de sus políticas monetarias.
Aunque tanto los mercados desarrollados como los mercados emergentes gozan en este momento de solidez económica, la perspectiva es cada vez más halagüeña en los mercados emergentes, muchos de los cuales se encuentran en una fase anterior del ciclo con respecto a sus homólogos desarrollados. Puede que ésta sea la explicación de por qué la renta variable de mercados emergentes ha tendido al alza en términos de rentabilidad relativa frente a su homóloga de la esfera desarrollada.
Reacción a la retirada de estímulos
Puede que numerosos inversores se pregunten si veremos una nueva entrega de la reacción provocada por la retirada de estímulos a la que asistimos en 2013. Pensamos que es improbable que suceda por dos razones.
En primer lugar, no existe una relación clara entre la subida de tipos por parte de la Reserva Federal y la evolución de la renta variable de mercados emergentes frente a las acciones globales. Por lo general, no percibimos motivos para suponer que la rentabilidad de los mercados emergentes acusará el alza de los tipos. De hecho, la renta variable de mercados emergentes parece más sensible al dólar estadounidense que a los ciclos de subida de tipos y dicha moneda lleva trazando una tendencia lateral desde comienzos de año.
En segundo lugar, los mercados emergentes ofrecen actualmente a los inversores una prima de riesgo atractiva con respecto a sus homólogos desarrollados. Si nos fijamos en el diferencial de tipos de interés reales entre la esfera emergente (excluida China) y Estados Unidos durante la reacción de los inversores a la retirada de estímulos en 2013, veremos que el diferencial de rentabilidades reales era mínimo y apenas se ofrecía prima con respecto a la deuda estadounidense.
Esta baja prima hizo que los mercados emergentes se mostraran vulnerables a una subida de tipos. En la actualidad, la prima de riesgo se encuentra en el entorno del 2%, considerablemente más favorable, y debería ofrecer cierta protección frente a perturbaciones externas y favorecer la entrada de capitales en activos de riesgo de mercados emergentes.
Las valoraciones de la renta variable de mercados emergentes han avanzado lentamente al alza, al igual que las de la renta variable global. Según los inversores incrementan su tolerancia al riesgo, las valoraciones a menudo siguen elevándose hasta niveles sustancialmente caros. Dado que tanto los mercados emergentes como los mercados desarrollados se encuentran próximos a su promedio histórico y aún no se encuentran en niveles inasequibles, pensamos que es posible obtener más ganancias.
El crecimiento de los beneficios ha sido bastante robusto, de media, en todo el mundo y no percibimos razones para que esta tendencia pueda invertirse. Sin embargo, el péndulo terminará por girar y los mercados emergentes podrían salir bien parados cuando eso se produzca: la tendencia a la baja de la inflación y la estabilidad de las rentabilidades reales justifican sobradamente la solidez relativa de los mercados emergentes según la economía global avanza en el ciclo.
Los mercados reaccionaron negativamente al inesperado anuncio que el presidente Trump realizó el 8 de marzo, acompañado por varios tweets, de que impondría aranceles a las importaciones de acero y aluminio. Una guerra comercial, como consecuencia general, plantea riesgos significativos para mercados emergentes como Corea del Sur y Taiwán, especialmente sensibles a conflictos de este tipo debido a los elevados ingresos que obtienen por sus exportaciones.
El 22 de marzo, el presidente Trump impuso aranceles del 25%, de hasta 60.000 millones de dólares al año, a las importaciones de China tras concluir, su administración, que Pekín se hace injustamente con propiedad intelectual estadounidense. Por su parte, el Ministerio de Comercio chino anunció el 23 de marzo los aranceles a las importaciones que prevé aplicar, próximos a 3.000 millones de dólares.
Los efectos de una guerra comercial global para los mercados emergentes no están claros en este momento. Si otros partícipes del mercado deciden actuar y adoptan represalias, los mercados emergentes podrían acusar la percepción negativa y diversidad de cuestiones tocantes a países y sectores concretos. El presidente Trump generó todavía más incertidumbre en torno a esta cuestión al anunciar que Estados Unidos excluirá temporalmente de su plan arancelario a Brasil, la Unión Europea, Australia, Argentina y Corea del Sur.
Una cuestión de países concretos
Nuestro análisis se ha referido hasta ahora a los mercados emergentes en su conjunto. Sin embargo, en el seno de la esfera emergente, existen diferencias significativas en cuanto a factores económicos, valoraciones del mercado y factores de riesgo. A continuación, destacamos algunas de las diferencias más notables:
Latinoamérica
Impulsada por Brasil, Latinoamérica es cara, en general. La PER de Brasil se encuentra en el percentil 96 de su historial de 20 años (Figura 7). Esta evolución llama a la cautela desde un punto de vista de las valoraciones, a pesar de la mejora de la economía y la estabilización del entorno político, dadas las menores posibilidades de que haya un gobierno de izquierda populista.
Es probable que las próximas elecciones en México (en julio) y Brasil (octubre) eleven la volatilidad en el mercado. Además, la renta variable mexicana sigue mostrándose muy sensible a las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y de la política comercial en general. Las tendencias macroeconómicas entre estos dos importantes países latinoamericanos han sido enormemente divergentes: la inflación de Brasil ha descendido de manera sostenida desde 2016, mientras que hasta hace poco la inflación de México subía con fuerza.
La actitud cada vez más restrictiva de Estados Unidos en torno al proteccionismo comercial supondrá un obstáculo para Asia dada su elevada sensibilidad al comercio. El anuncio del presidente Trump de aranceles a las importaciones chinas avivará este obstáculo en mayor medida. Una confrontación comercial total resultaría lesiva para todas las partes implicadas. El nivel de incertidumbre es elevado y las sanciones sustanciales que pudiera imponer Estados Unidos, así como las consiguientes represalias de otros países, podrían pesar sobre el rendimiento de la renta variable de la región. Además, consideramos que la tasa de crecimiento de China es un factor crucial que seguir este año.
En términos globales, consideramos que el efecto de las medidas arancelarias será limitado y que la economía global continuará creciendo, siendo los mercados emergentes los que presentarán mejores perspectivas. La volatilidad del mercado podría depender en gran parte de la estrategia negociadora del presidente Trump. Sus acciones y sus tácticas suelen copar titulares, pues en un primer momento suele mostrarse agresivo en sus posturas, para después adoptar actitudes más razonables.
Renta fija: mejor en moneda local
En el ámbito de la renta fija de mercados emergentes, nos decantamos por los títulos denominados en moneda local frente a los denominados en monedas fuertes.
Pensamos así porque las subidas de tipos de interés que podrían llevarse a cabo en Estados Unidos presionarían a la baja a las monedas fuertes y porque consideramos que las rentabilidades reales, que continúan en niveles altos, contribuirán a proteger las monedas locales de mercados emergentes de una depreciación rápida.
Beneficiarios de las condiciones favorables
Nuestra perspectiva con respecto a los mercados emergentes es relativa. En general, mantenemos el optimismo en relación con la renta variable global.
Las contundentes e impredecibles tácticas negociadoras del presidente Trump suelen desconcertar a los mercados. No obstante, tras adoptar una actitud inicial severa, suele caracterizarse por terminar solventando la situación conforme a términos más razonables. Es probable que esta incertidumbre ocasionada por este estilo errático espolee la volatilidad en los mercados financieros.
Sin embargo, los mercados emergentes podrían beneficiarse de mayor dinamismo y estabilidad gracias a la menor inflación y las tendencias de los tipos de interés. Puede que esto se deba a que se encuentran en una fase más temprana del ciclo económico que los mercados desarrollados.
Existen multitud de riesgos idiosincráticos en los mercados emergentes, si bien la situación económica general parece prometedora.
Puede que los numerosos inversores que albergan recuerdos vivos de su reacción a las retiradas de estímulos estén preguntándose si tiene sentido invertir en mercados emergentes mientras la Reserva Federal endurece su política monetaria. Dadas las razonables valoraciones, las favorables primas de riesgo y la estabilidad de la inflación, consideramos que la respuesta es afirmativa.
Andrew Harmstone es senior portfolio manager en el equipo Global Multi-Asset de Morgan Stanley Investment Management.
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CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Aaronisnotcool. ¿Vive Estados Unidos una sequía de alfa?
La gestión activa es una criatura compleja y las ventajas que reporta un enfoque activo no representan un fenómeno universal. En algunos mercados, sobre todo en renta variable estadounidense, la historia muestra que los gestores activos han pasado apuros para añadir valor a largo plazo.
Los argumentos esgrimidos al respecto están bien asentados, a saber, que el mercado de gran capitalización estadounidense es el más analizado del mundo y los mercados son tan eficientes que cualquier nueva información se ve inmediatamente reflejada en los precios. Esta falta de ineficiencias puede limitar el ámbito donde un gestor activo puede generar alfa de manera sistemática.
Se ha aducido que esta «sequía de alfa» se ha visto amplificada por el efecto de la QE y la política monetaria extraordinaria, que ha llevado a los mercados a registrar máximos históricos y desviar la atención de los inversores muy lejos de los fundamentales.
Como consecuencia de este entorno, los gestores activos han tratado de justificar las valoraciones infladas de las empresas que, en algunos casos, se han quedado desvinculadas de su realidad corporativa. Este maremoto de dinero barato deparó a los gestores activos de EE.UU. algunos resultados relativos provocadoramente negativos al repuntar las correlaciones entre las empresas y desplomarse la volatilidad del mercado.
Los datos de Morningstar revelan que aproximadamente el 75% de los gestores activos de gran capitalización estadounidenses han obtenido rendimientos inferiores al S&P 500 en los últimos tres años, una situación que lleva vigente desde el inicio de la QE.
Llegados a este punto, se podría pensar que nuestra elección es apostar plenamente por la gestión pasiva en relación con la renta variable estadounidense, aduciendo que el coste de oportunidad de la gestión activa parece demasiado alto en esta región (al ser los mercados tan eficientes) y que el ámbito del análisis “bottom-up” para añadir valor es negativo.
Nada de eso. En realidad, nos estamos moviendo en dirección opuesta al atenuar nuestra exposición pasiva a renta variable a favor de los gestores activos. Esto se debe a que el momento también es un aspecto crucial a tener en cuenta en la inversión activa y pasiva. Los gestores activos tienen cabida en un tiempo y lugar determinados, y creemos que ese momento ha llegado ya.
Gestión activa: ¿Por qué ahora?
La historia muestra que los gestores activos de EE.UU. se han quedado a la zaga de los ciclos bursátiles rabiosamente alcistas. Al afianzarse las ganancias de la bolsa, esta dinámica de peor comportamiento de la gestión activa se vuelve más difícil de aceptar para los seleccionadores de fondos. En periodos en que el S&P 500 arrojó una rentabilidad anualizada del 25% durante un trienio, el promedio de rendimientos logrados por los gestores activos fue un 4% anual más bajo.
Por el contrario, en un entorno de ganancias más modestas, donde el S&P 500 renta menos del 10% anual en tres años sucesivos, los gestores activos estadounidenses han generado un alta neta de comisiones en el mercado más eficiente del mundo. Esto nos lleva a plantearnos la incómoda pregunta a la que se enfrenta cualquier inversor: ¿qué rendimientos sería razonable que esperasen obtener los clientes en un horizonte a medio plazo?
Terreno de caza fértil
Todos los inversores se han beneficiado del fantástico entorno de inversión que hemos experimentado en los últimos ocho años, caracterizado por expectativas de revalorización bajas pero en vías de mejora, una inflación discreta, un posicionamiento prudente, una QE que cercena la volatilidad, unidas a rendimientos de inversión sobrecargados en todas las clases de activos. Sin embargo, el tono de este recorrido alcista está cambiando.
Los tipos de interés están subiendo, la inflación asoma en la retaguardia, los inversores continúan eufóricos y la era de la política monetaria extraordinaria está llegando a su fin. Cuando se evalúan las variaciones de estos factores macro en un contexto de valoraciones infladas y niveles de rentabilidad corporativa históricamente altos en Estados Unidos, es fácil perfilar un panorama de rendimientos más modestos de ahora en adelante.
Nosotros creemos que este entorno debería adaptarse bien a los gestores activos en todas las clases de inversiones, dado que los fundamentales vuelven a cobrar protagonismo y el beta pierde peso como determinante de las ganancias. Son estos tipos de entornos los que brindan a los gestores activos un terreno de caza más fértil para que añadan alfa, un alfa que además va a volverse cada vez más valioso.
Nick Watson es gestor de fondos en el equipo multiactivos de Reino Unido de Janus Henderson Investors.