Cuatro consideraciones clave para preparar el tercer trimestre de 2018

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Cuatro consideraciones clave para preparar el tercer trimestre de 2018
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Desde Lyxor ETF consideramos que hay cuatro elementos para prepararse de cara al tercer trimestre de 2018. Estas son según nuestra visión:

1. Prepararse para el mal tiempo

Es aconsejable tener precaución ante las actuales guerras comerciales, las tensiones geopolíticas, el creciente populismo y la omnipresencia incierta sobre el momento y/o el alcance de la retirada de las políticas monetarias «súper flexibles». Esperamos algunas condiciones tormentosas -especialmente en la renta variable- a medida que el coste de la deuda se dispara y la economía mundial alcanza su punto máximo. Obtener unos retornos decentes será más difícil, especialmente en destinos más convencionales, por lo que para instaurar tranquilidad habría que centrarse en la diversificación, saliendo de los caminos trillados y utilizando reductores de riesgo y otras estrategias de protección.

2. Elegir destino sabiamente

Sin embargo, existen algunos puntos positivos, así que no hay motivo para ser totalmente reacio al riesgo. La apretada agenda política de Europa podría retrasar el endurecimiento de la política monetaria, y el parche actual está previsto que sea temporal. Cualquier recuperación debería desencadenar en un restablecimiento del crecimiento de los beneficios y de las reservas de apoyo. Sin embargo, las cuestiones políticas indican que no se debe ser tan positivo como antes, pero hay buenas expectativas para Francia gracias a las fuertes reformas estructurales. Se siguen viendo favorecidos los sectores cíclicos, como el consumo discrecional, así como la construcción y los materiales. Están bien posicionados para beneficiarse de la recuperación nacional y han estado desapalancándose y mejorando su solvencia en los últimos dos años. Los inversores se están alejando de la mayoría de los bonos europeos convencionales.

En los Estados Unidos, los vientos en contra son tales que deberían mantener a la Reserva Federal en  su senda actual. Esperamos que los bonos del Tesoro permanezcan disociados de las tensiones políticas en Europa y que gradualmente se desvíen más. Esperamos rendimientos más bajos en la renta variable, especialmente porque hay poco espacio para un impulso económico adicional más allá de los recortes de impuestos y las elecciones de mitad de período que amenazan con provocar turbulencias. Las compras corporativas deben, al menos, proporcionar algún tipo de apoyo. El crédito (ya sea de alta o baja calidad) está fuera del radar inversor, ya que el coste de la deuda está aumentando en un momento en que el apalancamiento está en máximos históricos y la recesión puede estar acercándose.

Existe un sentimiento positivo con respecto a las materias primas, pero más aun con los metales básicos. Tanto el petróleo como los metales básicos deberían seguir contando con el apoyo de datos fundamentales sólidos, ya que la recuperación de la demanda se enfrenta a una difícil oferta. Sin embargo, el petróleo presenta un poco más de riesgo a la baja. También se percibe un interés en los activos relacionados con materias primas, como el FTSE 100, el cual quedó rezagado con respecto a la recuperación inicial de los precios de las materias primas.

La inflación como clase de activo sigue siendo interesante, y los eventos de ruptura pueden representar el camino de menor resistencia en los próximos meses. También ofrecen beneficios de diversificación que podrían resultar beneficiosos a medida que nos encaminamos hacia la salida de un mundo de baja inflación y baja volatilidad.

3. Considerar algo más exótico

Con los mercados desarrollados superpoblados y sobrevaluados, podría ser el momento de buscar oportunidades en algunos destinos más exóticos. China puede ser una buena opción, pero podría ser el momento de incluir algún mercado emergente adicional. Otros países ofrecen superávit externos, una inflación baja y un crecimiento razonable, y ahora podrían tener un mejor valor tras la reciente liquidación. De esta manera el dólar estará protegido en caso de que se debilite. Podría ser el momento de renovar el enfoque en las historias internas de Asia, dado que los riesgos externos podrían aumentar. La renta variable china onshore se beneficia de un crecimiento razonable, una mayor accesibilidad y una baja correlación con la renta variable desarrollada. Los mercados de la ASEAN también son atractivos, como podría ser, con el tiempo, el caso de la India.

4. Viajar sólo en buena compañía

La economía estadounidense ha sido más resistente que la de Japón y la zona euro. Sin embargo, su indicador de sorpresa económica ya ha superado su pico. Los bonos corporativos deberían verse presionados a medida que la deuda corporativa se acumule -alentada por la reforma fiscal- y la Reserva Federal se endurezca. Si un inversor tuviese que mantener el crédito, sería recomendable buscar un producto de corta duración. Cuando aumentan los temores de la deuda y los balances generales se ven afectados, la volatilidad de la renta variable también tiende a aumentar, lo que constituye un incentivo para reducir o remodelar las exposiciones a la renta variable. Una mayor ponderación de los ingresos de calidad o de las existencias de valor podría ser una solución en esta fase tardía del ciclo.

Tribuna de Chanchal Samadder, jefe de renta variable de Lyxor ETF.

El poder disruptivo de la eficiencia energética

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El poder disruptivo de la eficiencia energética
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Jeff, PJ and Taiki. El poder disruptivo de la eficiencia energética

Al hablar sobre la energía como parte del componente medioambiental de los factores ESG, las personas a menudo se centran en los tipos de energía que consumen. Sin embargo, éste es solo un aspecto de la historia y debemos analizar la cuestión en conjunto. El otro aspecto —el modo en que se usa esa energía— es igualmente importante.

Eficiencia para reducir a la mitad el consumo

El equilibrio de las emisiones de gases de efecto invernadero de los últimos años ha respondido más a las mejoras en la eficiencia energética que a un cambio en los tipos de energía que se consumen. Los avances en eficiencia energética están modificando los patrones tradicionales de inversión en inmovilizado y consumo, con implicaciones significativas para todos los sectores de la economía.

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) pronostica que para 2040 el consumo global de energía crecerá un 30%. De no producirse mejoras en la eficiencia energética, ese aumento sería del 60%. La mayor parte de este crecimiento provendrá de los mercados emergentes, especialmente, la India, donde el rápido crecimiento de la población y un mayor acceso a la tecnología impulsarán la demanda de energía. En los mercados desarrollados, las mejoras en eficiencia energética generarán reducciones en el consumo energético, incluso según avance el crecimiento económico.

Incentivos y sanciones

El avance de la eficiencia energética responde a un sistema de incentivos y sanciones. A excepción de en Estados Unidos, la mayoría de los de los países han adoptado reglamentos para cumplir los compromisos del Acuerdo Climático de París. Por lo tanto, lo que se necesita en relación con el aspecto de las sanciones es una mejor ejecución normativa.

En este sentido, Europa ha establecido un régimen de comercio de derechos de emisión de carbono. China, actualmente el mayor emisor de gases de carbono procedentes de combustibles fósiles, también está planificando un régimen similar, potencialmente el más grande del mundo. Otras de las iniciativas ejecutivas que se están desplegando en China son la adopción de sanciones más severas para quienes contaminen, la consolidación de la formulación de políticas energéticas en el Ministerio de Ambiente Ecológico (de reciente creación), el cierre de centrales ineficientes de carbón y acero y la prohibición de la importación de residuos.

Datos recientes de la AIE indican que el crecimiento de la demanda de energía en China ya se ha ralentizado considerablemente, “de una media del 8% anual entre 2000 y 2012, a menos del 2% anual desde 2012”, y se prevé que la media será un 1% anual hasta 2040. A escala mundial, en la última década, se ha producido un aumento de los reglamentos sobre eficiencia energética, lo cual, sin duda, ha contribuido a la ralentización, también de China. Sin embargo, la AIE pronostica que “el consumo  nal en 2040 aumentará un 40%” si no se continúan implementando nuevos reglamentos.

Así pues, el componente sancionador resulta más bien obvio en todo el mundo, mientras que el incentivo es el impulso a la productividad resultante de la eficiencia.

Por cada unidad de energía, las compañías de los diferentes sectores económicos de cualquier parte del mundo pueden aumentar su rentabilidad y su competitividad mejorando la eficiencia energética.

De hecho, casi todos los sectores del mundo emiten CO2: industria, transporte, construcción, agricultura y silvicultura, electricidad y calefacción. Todas estas compañías tienen un incentivo para reducir las emisiones, pero quedan muchas que no pueden realizar cambios importantes en sus fuentes de energía.

Lo que sí harán será reducir su huella de carbono y mejorarán la rentabilidad, principalmente, a través de inversiones en inmovilizado destinadas a aumentar la eficiencia con la que utilizan la energía.

Analizamos tres áreas clave de la economía en que la eficiencia energética está impulsando la inversión en inmovilizado y la reducción de emisiones de CO2.

1. Producción de acero

El sector siderúrgico, que representa el 6,7% del total de las emisiones mundiales de CO2, es un buen ejemplo de las implicaciones que la eficiencia energética puede tener para la inversión en inmovilizado de las compañías. Para cumplir con los objetivos del Acuerdo Climático de París para 2050, el sector necesita reducir las emisiones más del 70% por tonelada de acero producido.

Un enfoque directo sería pasar de los hornos básicos de oxígeno tradicionales a los hornos de arco eléctrico, que generan la mitad de emisiones de CO2 por tonelada de acero. Los hornos de arco eléctrico también implican costes de capital más bajos y mayor flexibilidad en los volúmenes de producción. Suelen trabajar principalmente usando chatarra de acero, mientras que los hornos básicos de oxígeno suelen trabajar con mineral de hierro.

Por lo tanto, es natural que un país que no está sino desarrollando su infraestructura —y aún no dispone de volúmenes considerables de chatarra de acero— use hornos básicos de oxígeno. No obstante, una vez que un país comienza a acumular automóviles o electrodomésticos desguazados e infraestructuras obsoletas, es lógico que los productores de acero hagan la transición a los hornos de arco eléctrico.

En China, casi el 95% de la producción de acero se realiza a través de hornos de oxígeno. Si el país transitara un porcentaje significativo de su producción de acero a hornos de arco eléctrico, los beneficios que se obtendrían por el consiguiente descenso de las emisiones y las nuevas y cuantiosas inversiones en inmovilizado por parte de las compañías serían sorprendentes. Esta transición requiere que exista chatarra disponible y respaldo reglamentario, y en ambos aspectos los indicios son alentadores.

La Asociación Mundial del Acero estima que la disponibilidad de chatarra de acero de China se situará en 220 millones de toneladas en 2020 (frente a 145 millones de toneladas de 2015) a medida que los productos y la infraestructura del país entren en la fase de reemplazo.

Desde el punto de vista reglamentario, el gobierno aspira a reducir la capacidad de acero, lo cual exige la clausura de 1,25 toneladas de capacidad antigua por cada tonelada de capacidad nueva que se incorpore en regiones medioambientalmente sensibles. Sin embargo, si una siderúrgica reemplaza su capacidad antigua por hornos de arco eléctrico, podrá hacerlo en una proporción de 1:1, creando un incentivo estructural para cambiar a este tipo de hornos.

2. Comercial: alimentación minorista

Las implicaciones de la eficiencia energética no se limitan a la industria pesada. En el sector minorista de la alimentación, encontramos ejemplos en un grupo líder de supermercados del Reino Unido, que ha reducido el consumo de electricidad un 11,6% desde 2005 a pesar de aumentar su superficie un 54,2%, y en un supermercado que trabaja exclusivamente por Internet y que distribuye sus productos directamente a sus clientes utilizando vehículos eléctricos, lo cual suprime la necesidad de disponer de vitrinas refrigeradas en una tienda equipada con calefacción central.

Dado que el consumo de energía representa del 7% al 10% de los costes totales de una tienda tradicional, es probable que el menor consumo de electricidad impulse la rentabilidad del negocio a largo plazo. La eficiencia energética no es solo una ventaja competitiva directa: también produce beneficios intangibles —mejor imagen de marca y mayor demanda—, ya que los consumidores buscan opciones “más ecológicas” y alternativas de bajo coste.

3. Residencial: reformas para mejorar la eficiencia energética

Las mejoras en la eficiencia energética residencial están cambiando los presupuestos de los hogares. En Europa, donde el 97% del parque inmobiliario no es energéticamente eficiente, el gasto en energía representa, de media, el 10% de la renta de los hogares. La calefacción representa el 65% del consumo medio de energía en el hogar.

Las reformas para mejorar la eficiencia energética incluyen la instalación de mejores sistemas de calefacción, refrigeración e iluminación, así como de aislamiento y eficiencia en el consumo de agua. Las regiones con viviendas anticuadas en climas más fríos están liderando la transformación hacia una mayor eficiencia energética.

Una mejor eficiencia energética residencial podría generar unos niveles de renta disponible superiores, valores inmobiliarios más elevados y beneficios relacionados con el empleo, el crecimiento, la innovación y el consumo. Por desgracia, el periodo que transcurre hasta que se materializan los resultados puede ser bastante largo, especialmente, en el caso de las reformas más sólidas para la mejora de la eficiencia energética. Además, considerando que los reglamentos se centran principalmente en el ámbito corporativo, las personas se enfrentan a menos sanciones que las incentiven para actuar.

Aun así, las mejoras en la eficiencia energética de los hogares han reducido los costes energéticos residenciales. La obligación introducida recientemente en California de que todas las viviendas nuevas incluyan paneles solares demuestra el uso que puede dársele a la reglamentación para mejorar la sostenibilidad residencial. Ámsterdam ha dado un paso incluso más importante con su Agenda sostenible: para 2020, la ciudad neerlandesa quiere generar un 20% más de energía renovable, consumir un 20% menos de energía por habitante, mejorar la calidad del aire cambiando a vehículos con cero emisiones y garantizar que el 65% de los residuos de los hogares se recojan de manera eficiente para su reciclaje.

Esta recolección de residuos forma parte de la importancia que le atribuye a la “economía circular”, cuyo objetivo es reutilizar todos sus productos y que cuenta con la participación de Amsterdam Waste to Energy Company (AEB). AEB recupera residuos de los hogares y otras materias primas, como desechos de frutas y verduras, y genera electricidad a partir del calor que produce su incineración. La biomasa liberaría la misma cantidad de carbono si se dejara pudrir, por lo que esta fuente de energía es neutral en cuanto a emisiones de carbono. AEB ya genera suficiente energía como para abastecer 300.000 hogares.

Ámsterdam espera eliminar paulatinamente el gas natural para 2050. Para conseguirlo, ofrece incentivos y financiación tanto a personas físicas como a empresas, con préstamos a bajo interés para inversiones en sostenibilidad y subvenciones para propietarios de viviendas que desean acelerar el proceso para prescindir del gas. Es un modelo de cómo las ciudades pueden usar incentivos y sanciones para mejorar su eficiencia energética general a escala municipal en lugar de esperar soluciones globales o multinacionales.

Invertir con una visión prospectiva

Ahora ya vemos los dos aspectos de la tendencia energética respetuosa con el medioambiente: la elección de la energía, así como la eficiencia con la que se utiliza. El cambio hacia la eficiencia energética puede crear un efecto disruptivo sobre prácticamente todos los sectores económicos y tiene el potencial de reducir el crecimiento del uso de energía previsto a la mitad, mejorar los beneficios corporativos y estimular la inversión en los sectores industrial, minorista y residencial.

En el proceso de construcción de nuestra cartera, analizamos las calificaciones medioambientales, sociales y de gobierno de cada compañía utilizando datos de Sustainalytics. También reconocemos una cuarta categoría, de “cambio climático”, que duplica el escrutinio que concedemos al medioambiente en el marco de los factores ESG.

En el seno de dichos factores, la eficiencia energética es un asunto que se enmarca en la categoría medioambiental. Nuestro objetivo es garantizar que la calificación media de las compañías incluidas en cada una de nuestras cestas de países y sectores se encuentre en el cuartil superior de estas cuatro categorías. Creemos que los factores ESG, en términos generales, están transformando la economía global. Al considerar estos factores en nuestro proceso de inversión, pretendemos situarnos a la vanguardia de la eficiencia energética y otras tendencias disruptivas.

Opinión de Andrew Harmstone, gestor jefe de carteras de la estrategia Global Balanced Risk Control de Morgan Stanley IM.

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La productividad y las campañas políticas

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La productividad y las campañas políticas
. La productividad y las campañas políticas

A lo largo de las campañas políticas todos los candidatos presidenciales se han dedicado a ofrecer lo que el electorado desea escuchar, pero ninguno ha planteado la política económica que instrumentaría para lograr los objetivos que todos plantean, más empleos y mejores salarios.

Ni los salarios aumentan por decreto ni los puestos de trabajo se generan por decisión de la autoridad.  Para lograrlo se tienen que instrumentar acciones que resuelvan las causas de raíz de los bajos sueldos. El desarrollo regional de México es muy desigual en buena medida como resultado de bajísima productividad en algunas zonas y actividades. En el país conviven zonas que crecen a tasas similares a las de los países asiáticos con otras cuya actividad económica decrece, conviven empresas muy competitivas mundialmente con otras que apenas pueden sobrevivir.  Buena parte de estas desigualdades se deben a las grandes diferencias en los niveles de productividad regional y en las empresas. 

Las pequeñas y medianas empresas generan el 42% del PIB y el 78% del empleo, y la gran mayoría de estas empresas, alrededor del 95%, son micros, tienen menos de 5 trabajadores, o pequeñas, entre 6 y 10 trabajadores.  Por lo tanto, si se desea incrementar el nivel de empleo y el salario de los trabajadores se tienen que instrumentar medidas que permitan elevar el nivel de productividad de estas empresas.  Mayor productividad implica que se podrá hacer más con los mismos recursos lo que se traduce en posibilidades de producir más, vender más, crecer, contratar más gente y aumentar los salarios que reciben los trabajadores.  Adicionalmente, la actividad industrial informal es muy amplia, con fuerte impacto en el empleo, pero con bajísimos niveles de productividad.

Para incrementar la productividad se requiere tener acceso a tecnología más moderna, a máquinas más eficientes.  Los costos de los créditos de las empresas pequeñas son demasiado elevados, la falta de acceso al mercado formal les genera financiarse en condiciones muy desfavorables.  Esos elevados costos financieros les impiden modernizar sus equipos.  Adicionalmente, para ser más productivos los empleados también tienen que capacitarse, pero debido al reducido número de trabajadores y de ventas, les impide pagar la capacitación que se requiere.

Se necesita una propuesta integral para aumentar la productividad de las empresas pequeñas y las informales, que les permita acceso a tecnología más moderna, mayor capacitación y financiamiento más barato.  Lograrlo no necesariamente implica dar subsidios.  Se podrían establecer programas entre universidades públicas y privadas con las empresas, de tal forma que juntos encuentren formas de mejorar la tecnología, de aumentar la capacitación de los trabajadores, de plantear programas educativos regionales encaminados a fortalecer a las actividades económicas de esa zona en específico.  Fomentar cadenas productivas con las grandes empresas les permitiría también mejorar su productividad porque se tendrían que ajustar a los estándares de calidad y puntualidad de sus clientes y una vez cumpliendo podrían ser estos contratos su acceso a financiamientos más baratos. Desafortunadamente ningún candidato ha hecho mención a propuestas para elevar la productividad de las pequeñas empresas ni que harán con los programas existentes para apoyarlas, esos son los temas que deberían abordar en lugar de ofrecer aumentar el gasto vía programas asistenciales y reducir los impuestos.

Columna de Francisco Padilla Catalán

El índice no es tu amigo

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El índice no es tu amigo
Pixabay CC0 Public DomainMakunin . El índice no es tu amigo

¿Por qué considerar la rentabilidad absoluta al invertir en crédito? La rentabilidad absoluta ha vuelto con fuerza al terreno de la renta fija por varias razones. En primer lugar, los principales índices de bonos contienen una contradicción fundamental debido a que están ponderados según la capitalización de mercado.

En renta fija, esto significa que los emisores con cargas de deuda más elevadas tendrán mayor representación, y cuando una compañía o gobierno emite más bonos, su cuota aumenta. Otra razón es que en los principales índices no existe una forma de ajustar atendiendo a la calidad o el vencimiento de la deuda, por tanto una emisión BBB de 1.000 millones de dólares a 30 años tendrá la misma ponderación que una emisión AAA de 1.000 millones de dólares a 1 año, aunque la primera conlleva un riesgo mucho más alto para los inversores.

Por ejemplo, a principios de la década de 2000, muchas compañías del sector de las telecomunicaciones se sobre-endeudaron y después tuvieron problemas o incluso quebraron. De igual modo, en los años precedentes a la crisis financiera, los bancos se apalancaron muy rápidamente y su presencia aumentó hasta más del 50% del índice.

El sentido común aconseja moderar la exposición a un sector cada vez más endeudado, pero un inversor que se guía por el índice de referencia estaría inclinado a aumentar su asignación precisamente en el momento menos conveniente. Por el contrario, tras la crisis financiera, los bancos han reducido su apalancamiento y saneado sus balances (la cantidad total de deuda ha permanecido estable en general).

Desde una perspectiva fundamental, esta situación es más favorable para los tenedores de bonos, y de hecho, las financieras han batido al universo más amplio. Pero también en esta ocasión, el inversor que se guía por el índice de referencia habría seguido precisamente la estrategia equivocada, disminuyendo su exposición al sector cuando lo beneficioso hubiera sido mantener o aumentar la ponderación.

El segundo argumento para adoptar un enfoque de rentabilidad absoluta en la deuda hace referencia al riesgo de tipos de interés presente en muchos índices. Como los tipos de interés han estado en niveles extremadamente bajos durante muchos años, las compañías han aprovechado para cerrar condiciones atractivas durante periodos más largos. Por tanto, el vencimiento medio del índice de deuda global se ha elevado a casi nueve años, aumentando la exposición al riesgo  para los inversores, aunque la rentabilidad que se ofrece ha descendido.

El tercer inconveniente de los índices de referencia de la renta fija es que en el caso de los índices de grado de inversión, las actuaciones de la agencia de calificación pueden desencadenar ventas y compras en los momentos equivocados. Si se degrada a un emisor por debajo del umbral establecido, los bonos son eliminados del índice.

Por el contrario, si un emisor mejora su calificación, en el siguiente ajuste, su deuda se incluirá en los principales índices. Pero normalmente, el precio de mercado ya se habrá ajustado mucho antes, por eso un enfoque tan estricto de índice de referencia o pasivo hace que se venda en los puntos bajos y se compre en los altos.

La gestión activa puede servir para mitigar los tres problemas que acabamos de describir, aunque siempre habrá consideraciones de fidelidad al índice, o “error de seguimiento”. En un momento en el que la prima que se ofrece está comprimida en relación con niveles históricos, creemos que hay sólidos motivos para seleccionar y que el gestor goce de la máxima capacidad de discreción, independientemente del índice, lo que apunta hacia la rentabilidad absoluta.

Además de la adopción de un enfoque flexible, creemos que hay otros tres principios para ayudar a lograr el éxito a lo largo de los ciclos económicos.

  • Principio 1: Hacerse globales. En un momento concreto, las diferentes regiones estarán en puntos diferentes del ciclo económico o de deuda. Por lo tanto, un enfoque global puede liberar a los inversores de los vaivenes de la economía doméstica; el gestor puede acudir a donde se encuentren las oportunidades más atractivas y los fundamentales de negocio sean estables o estén mejorando.
  • Principio 2: Aumentar la diversificación. Pasar de un foco doméstico a un abanico de oportunidades globales aporta el beneficio de una mayor diversificación. Abrir el universo de inversión a un enfoque multi-activos de crédito, que incluya deuda high yield y titulizada mejorará aún más la diversificación.
  • Principio 3: Ser dinámicos. Aunque abrir el universo de inversión aporta beneficios, un enfoque  activo por sector y región es fundamental para la rentabilidad.

Gestionar el riesgo y la rentabilidad: nada es gratis

Si no hay un índice de referencia al que seguir, los inversores debemos considerar el nivel de riesgo que estamos dispuestos a asumir y las correspondientes oportunidades de rentabilidad. Hay tres categorías principales de riesgo en la deuda: liquidez, mercado e idiosincrasia; todas requieren una atenta gestión.

  • Liquidez: como los bancos se han retirado significativamente del mercado de emisiones de renta fija, la capacidad de comprar y vender de una forma ordenada es importante. Por tanto, los gestores deberán respetar límites en la cuota de cada emisor y título que tienen, y también tener cuidado con la larga lista de pequeñas emisiones de bonos del mercado.
  • Riesgo de mercado: incluso en un marco de rentabilidad absoluta, la cartera puede tener cierta exposición a la dirección general de los mercados. En la deuda, nuestra métrica preferida es el Weighted Duration Times Spread (WDTS). Cada título tendrá un riesgo según su vencimiento y valoración crediticia, por eso al multiplicar los dos por la ponderación en la cartera se obtiene un indicador de la volatilidad y la exposición de mercado esperadas.
  • Riesgo idiosincrático: existe siempre el riesgo de un trastorno de crédito o impago, y esto debe valorarse con un riguroso análisis cualitativo y cuantitativo. Además, las posiciones deberán dimensionarse según el riesgo esperado de la emisión, de este modo, un resultado adverso no provocará grandes descensos de la cartera.

Como hemos mencionado, existe un amplio espectro de fondos en el espacio del crédito multiactivos, rentabilidad absoluta pero pueden agruparse en cuatro grandes categorías de objetivo de rentabilidad y exposición de clase de activos:

Uno de los errores más comunes entre los inversores de fondos de rentabilidad absoluta es confundir rendimiento u objetivos con rentabilidad esperada. Rara vez coinciden ambos, especialmente en el corto plazo. En las últimas fases del ciclo de crédito, cuando el apalancamiento corporativo aumenta y las primas se estrechan, se debe ser más cauteloso con las estrategias más agresivas, ya que experimentarán alta volatilidad y descensos cuando los mercados vendan, si es que lo hacen. De hecho, las carteras más defensivas con alguna exposición a riesgo de tipos de interés tendrán una rentabilidad superior, ya que las rentabilidades soberanas suelen tener una relación plana o inversa con los diferenciales de crédito, especialmente para el grado sub-inversión.

Tribuna de Luke Copley, gestor de carteras del equipo de renta fija global de Allianz Global Investors y especialista en producto de renta fija global en Allianz GI.

El trabajo colaborativo y el fin de las fronteras productivas

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El trabajo colaborativo y el fin de las fronteras productivas
Foto cedida. El trabajo colaborativo y el fin de las fronteras productivas

Si bien hace menos de dos décadas las compañías más poderosas del mundo ostentaban grandes oficinas como monumentos al poder, en la actualidad muchas de ellas, al igual que centenares de “startups” de todo el planeta, se han abierto a nuevas alternativas como el trabajo colaborativo para optimizar recursos, trabajar en comunidad y maximizar sus resultados.

Con más de 3.750 millones de personas conectadas a internet en todo el planeta, el lugar de trabajo ha cobrado un nuevo significado y se ha descentralizado, lo que se traduce tanto en retos como oportunidades para el sector inmobiliario en una era denominada como la cuarta revolución industrial, que no es más que la transición hacia un mundo cada vez más globalizado, entrelazado y digital.

Gracias a la tecnología ahora el mundo se acerca cada vez más al concepto de aldea global propuesto por el teórico canadiense Marshall McLuhan (1911-1980) para referirse a una sociedad que se construye sistemáticamente en la red, donde las fronteras son cada vez más difusas.

El trabajo colaborativo, conjunto, integrado, articulado o coworkingpor definición, es una forma de trabajo a través del cual distintas organizaciones o personas comparten en un mismo espacio conocimientos, recursos, experiencias, redes de contactos para crecer de manera equilibrada y sostenida en el tiempo lo que conduce a la optimización de costos y recursos, esto es, acceso compartido a “innovadores, innovaciones, talentos y costos inmobiliarios reducidos”.

Incubadoras y aceleradoras de empresas, emprendimientos con potencial de crecimiento e incluso grandes corporaciones apuestan por este modelo no solo en Estados Unidos sino también en mercados emergentes de Latinoamérica.

Con esta tendencia se apuesta por un cambio del paradigma en el mercado inmobiliario tal y como lo ha descrito el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) en varios de sus reportes. 

Y es que optimizar el espacio inmobiliario se ha convertido en una necesidad en las grandes urbes del planeta. WEF estima que el sector inmobiliario consume más del 40% de la energía mundial al año y también advierte que es la actividad económica que más recursos o materia prima demanda del planeta. 

Sumado a ello, WEF señala en el reporte “Environmental Sustainability Principles for the Real Estate Industry” de enero de 2016 que los edificios contribuyen con el 20% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero del mundo. 

Así las cosas, la industria está llamada a generar un cambio en los lineamientos e insertarse de manera más acelerada en la economía colaborativa como lo han hecho sus pares en sectores como el transporte o el turismo. En un reporte del portal en internet de WEF se cita al socio principal y presidente de PwC Alemania, Norbert Winkeljohann, quien afirmó que la economía colaborativa en el sector inmobiliario, es decir el alquiler o préstamo de bienes inmuebles en vez de la adquisición, podría llegar a generar ingresos por 335.000 millones de dólares en el mundo para 2025.

El sector inmobiliario, en el contexto del trabajo conjunto y compartido (coworking), ha encontrado en los millennials,-población joven cuyas edades oscilan entre 21 y 34 años-, un aliado no solo por su capacidad de innovación para generar nuevas formas de organizar y asumir el trabajo, sino que además se constituye en un segmento de la población importante e influyente en las pautas de consumo en un futuro inmediato. Se estima que la población del milenio para Estados Unidos alcance su punto máximo en 76,2 millones para el 2036, así como para el 2020 este segmento poblacional se constituirá en un tercio de la fuerza de trabajo mundial, según concluye el estudio “Las carreras de los millennials visión 2020” de ManpowerGroup.

En consecuencia, los empresarios empiezan a considerar nuevas alternativas para la gestión de su personal, adaptarse a las nuevas tendencias de consumo y al impacto que podría generar la conquista económica de este segmento poblacional en los próximos años.

El desafío entonces para el sector inmobiliario es llegar a captar a aquellos emprendedores jóvenes a quienes una sala de Starbucks, un comedor de McDonald’s o incluso su propio apartamento se pueden convertir en espacios compartidos para la generación y creación de bienes y servicios, máxime cuando no se cuenta con la capacidad económica para optar por otras alternativas. 

Citada en un reciente boletín de prensa de Microsoft, una encuesta realizada por la OIT concluye que “para el 56% de los jóvenes lo más importante al evaluar un empleo es la calidad de la experiencia de trabajo”.

“En Microsoft, la innovación está asociada, entre otros factores, a la diversidad. Equipos de trabajo inclusivos y compuestos por una diversidad de miradas, son esenciales para generar mejores ideas, desarrollar mejores productos, y ofrecer mejores experiencias para los empleados”, dice la firma de tecnología estadounidense.

Nueva York, semillero global del coworking 

Después de Silicon Valley (California), el de Nueva York es el principal ecosistema de emprendimiento del planeta de acuerdo al informe The Global Startup Ecosystem publicado en 2015 por la consultora Compass. Entre 7.100 y 9.600 empresas están activas en esta ciudad, generando unos 90.000 puestos de trabajo y un ecosistema emprendedor valorado hasta por 49.800 millones de dólares. 

Nueva York también es pionera en el modelo de trabajo compartido y por ello grandes firmas del sector como WeWorkhan nacido allá y se han expandido por todo el mundo. WeWork tiene una red mundial de oficinas colaborativas y ha construido una comunidad alrededor de esta cultura empresarial que le ha permitido alcanzar una valorización en el mercado de unos 20.000 millones de dólares. 

Esta organización cambia la forma en la que las personas trabajan al punto de que no solo los emprendedores deciden mudarse a este tipo de instalaciones sino también grandes organizaciones como Uber Eats y Spotify lo han hecho en la sede de WeWork en Bogotá, la capital de Colombia. 

“Es una tendencia que cada vez va a ser más fuerte“, resume el gerente de la compañía para América Latina, Patricio Fuks, quien además adelantó a medios de comunicación que la estrategia de expansión regional será por medio de ‘management’ de edificios y la búsqueda de inversionistas interesados en desarrollar proyectos. 

Según lo explica la misma organización, en menos de 8 años We Work ya cuenta con 253 edificios en 22 países y 75 ciudades alrededor del mundo. Considerada la  cuarta “startup” más valiosa a nivel mundial, esta organización ya tiene 250.000 miembros a nivel mundial.

We Work selló recientemente con Microsoft una alianza a través de la cual las dos multinacionales “combinan herramientas y espacios de trabajo inteligentes para hacer realidad el futuro del trabajo en Latinoamérica”, según informaron en un comunicado de prensa.

“La colaboración se basa en habilitar el estilo único de trabajo de cada grupo o equipo, sin importar dónde se encuentren ubicados. De acuerdo con IDC, 72,3% de los empleados trabajarán de manera remota para 2020, lo cual destaca la importancia de impulsar la colaboración desde ahora”, se añade en el documento.

Fundada en el 2011, NeueHouse es otra de las organizaciones pioneras en este modelo desde la ciudad de Nueva York y actualmente ofrece espacios de trabajo privado para empresarios y líderes creativos. Además, otras compañías como Soho House se presentan como alternativas innovadoras, junto con otras empresas como Regus, The Yard, Cubico e Ignitia Office, quienes comenzaron su emprendimiento en Manhattan y hoy desarrollan su concepto en varios países del mundo. 

Una investigación del sector publicada este año por Nexudus, Essensys y WUN Systems expone que en 2015 existían 8.900 espacios de trabajo colaborativo en el mundo, sin embargo esa cifra creció a 15.500 el año pasado y para 2018 se proyecta que habrá por lo menos 18.900 de estas oficinas. Asimismo, en el informe se expone que el número de usuarios de estos servicios creció significativamente entre 2015 al 2017, al pasar de 545.000 miembros a más de 1,27 millones en el mundo. 

Sin embargo, para este año en el reporte titulado “2018 Coworking Forecast” Nexudus, Essensys y WUN Systems proyectan que el número de trabajadores bajo el modelo colaborativo crecerá a 1,69 millones. 

Esto debido, en parte, a que se estima que habrá más y mayores espacios dedicados al trabajo colaborativo en el mundo tanto en áreas urbanas como rurales, así como una mayor aceptación del concepto en el ámbito empresarial. 

En esta misma línea se prevé que más corporaciones decidan optimizar sus recursos y trasladar parte de sus operaciones a estos espacios con el propósito también de lograr una conexión más fuerte con el ecosistema local de emprendedores.

Las grandes organizaciones perciben ahora que al trabajar en espacios compartidos estos empresarios pueden convertirse en socios estratégicos e incluso en clientes de sus servicios. Sumado a ello, se cobra una mayor conciencia con respecto a los temas de sostenibilidad y también una necesidad de fortalecer la cultura organizacional de aquellas empresas que buscan diferenciarse. 

Asimismo el mercado podría beneficiarse de nuevos espacios de trabajo colaborativo pensados en nichos específicos como por ejemplo los actores de la banca y los nuevos jugadores de la industria fintech, aquellos negocios emergentes que buscan revolucionar el mercado financiero con tecnología e innovación. 

Por otro lado, también se espera un crecimiento de empresas en este sector, según concluye una encuesta de la firma CBRE del tercer trimestre de 2017 en la que se afirma que el 44% de las compañías en EE.UU. están cambiando de lugar en donde operan, sustituyendo sus oficinas por lugares más flexibles y un 65% espera unirse a este grupo para el 2020 en las Américas. De manera que, para el 2030, se estima que un 30% de los espacios de oficina serán espacios abiertos y flexibles de trabajo colaborativo, gracias a los incentivos financieros y la necesidad de colaboración de este siglo.

Fundada por socios colombianos en EE.UU., Prodigy Network se presenta como una plataforma global de inversión y desarrollo de activos inmobiliarios, que se ha dedicado a dar acceso a aquellos activos que durante años fueron privilegio de los inversionistas institucionales.

 

¿Qué le depara a Turquía el nuevo mandato de Erdogan?

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¿Qué le depara a Turquía el nuevo mandato de Erdogan?
Foto: AMISOM Public Information . ¿Qué le depara a Turquía el nuevo mandato de Erdogan?

El paisaje político de Turquía parece que se mantendrá sin cambios después de las elecciones anticipadas del domingo. El presidente Erdogan ganó en la primera ronda con algo más de la mitad de los votos, evitando así una segunda vuelta el 8 de julio. En las elecciones parlamentarias, la actual alianza AKP/MHP retuvo su mayoría en la asamblea de 600 escaños.

Tras su victoria en el referéndum sobre la reforma constitucional de abril de 2017, el presidente Erdogan ha consolidado con éxito su poder político, desechando en la práctica su rol de primer ministro y asumiendo una presidencia que ha pasado de tener un papel básicamente ceremonial a uno que goza de poderes ejecutivos.

Muchos de los partidarios de la oposición se han sentido frustrados con la agenda pro-islamista de Erdogan en los últimos años, que se ha visto como un alejamiento del tradicional secularismo religioso de Turquía. La dura represión de Erdogan contra los «Gulenistas» tras el fallido intento de golpe de Estado de julio de 2016 también ha tenido una reacción mixta por parte de la población.

Además, el aumento del coste de la vida en los últimos meses ha pesado sobre el apoyo a Erdogan dada la elevada inflación y acusada debilidad de la lira turca. Sin embargo, las políticas de crecimiento y creación de empleo de Erdogan han cosechado beneficios en las urnas una vez más.

Factores positivos

Numerosos inversores temerán que este resultado reduzca los controles y equilibrios sobre el presidente Erdogan y debilite aún más la fortaleza de las instituciones turcas. Sin embargo, su victoria evita el peor de los escenarios para Turquía, donde los votos presidenciales y parlamentarios se han movido en vías diferentes.

Algo que podría haber iniciado un período de profunda inestabilidad, con parálisis política, toma de decisiones ineficaces e incluso la posibilidad de otras elecciones parlamentarias anticipadas. Todos los ojos estarán puestos en el nombramiento de los ministros de Erdogan, y los mercados vigilarán de cerca si se nombran reformistas pragmáticos.

Con este resultado, los mercados turcos deberían disfrutar una pequeña recuperación dado que la incertidumbre política se ha eliminado. Sin embargo, el panorama a medio y largo plazo para Turquía sigue siendo un desafío, y es muy poco probable que las profundas reformas estructurales que tanto se necesitan se materialicen pronto.

El país sigue luchando contra muchas vulnerabilidades macro, incluidas la inflación persistente de dos dígitos, un gran déficit por cuenta corriente, una tasa de ahorro baja, una política fiscal poco eficaz y una alta necesidad de financiación externa.

Mercados emergentes

Aparte de Turquía, las perspectivas a corto plazo para los mercados emergentes siguen siendo un reto ya que la reducción de los balances y retirada de liquidez de la Reserva Federal y el BCE continuarán.

Además, creemos que las monedas emergentes probablemente seguirán bajo presión pues el dólar continúa beneficiándose de un diferencial de tipos de interés favorable y de la reforma fiscal de Estados Unidos. Y los mercados emergentes también se enfrentan a los vientos en contra que suponen la desaceleración del crecimiento, el aumento de la inflación y el proteccionismo global.

Con todo esto en mente, seguimos siendo neutrales en los mercados locales turcos pero mantenemos una pequeña sobreponderación en el crédito externo turco pues pensamos que tiene un precio atractivo frente a sus pares soberanos de los mercados emergentes.

Paul Greer es asistente en la gestión de fondos de renta fija emergente de Fidelity, a la que se unió en 2012.

Inversión Value Global, con Jupiter

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Inversión Value Global, con Jupiter
Foto: Barry, Flickr, Creative Commons. Inversión Value Global, con Jupiter

El estilo de inversión value continúa ganando posiciones, apoyando las virtudes de la gestión activa. Los fondos gestionados según esta filosofía se mantienen entre los que obtienen los mejores resultados en el último periodo de tres años.

Una filosofía que basa primordialmente sus criterios de selección en la infravaloración por parte del mercado de la cotización de la acción, respecto a su valor intrínseco o real. Jupiter Global Value pertenece al grupo de los cinco fondos de la categoría VDOS de renta variable internacional global valor que, con la mayor calificación VDOS, obtienen la mayor rentabilidad desde el comienzo del año, un 9,99% en su clase L de acumulación en dólares.

Las acciones en su cartera se mantienen durante un largo periodo de tiempo, siendo seleccionadas de acuerdo con un proceso disciplinado y paciente en su búsqueda de valor. La gestión corre a cargo de Ben Whitmore y Dermot Murphy, utilizando técnicas estadísticas para filtrar compañías con ciertas características, reduciendo así su búsqueda para identificar las mejores oportunidades de valor.

Ben Whitmore y Dermot Murphy han cogestionado Jupiter Global Value desde octubre de 2016. Su objetivo es obtener un rendimiento total a largo plazo, invirtiendo principalmente a través de renta variable internacional. Para alcanzar este objetivo, el equipo gestor se focaliza en empresas cotizadas con acciones que consideran infravaloradas.

Ben se incorporó a Jupiter en 2006 y es actualmente director de Estrategia de Renta Variable Valor. Gestiona además los fondos Jupiter UK Special Situations Fund y Jupiter Income Trust (Unit Trusts). Con anterioridad, Ben trabajó para Schroders, gestionando carteras tanto para inversores institucionales como individuales por valor de aproximadamente 2.270 millones de euros. Es licenciado en Geografía por la Universidad de Cambridge.

Dermot pasó a integrar el equipo de Jupiter en 2014 y es actualmente gestor del equipo de renta variable valor. Además de cogestionar Jupiter Global Value con Ben Whitmore, le apoya en la gestión de los fondos Jupiter Income Trust y Jupiter UK Special Situations Fund (Unit Trusts). Anteriormente fue analista de materiales de construcción en Fidelity. Cuenta con la Licenciatura en Comercio por la Universidad de Irlanda en Galway.

Ambos gestores creen que un factor clave en la inversión es establecer si el precio pagado para convertirse en el dueño de una acción es alto o bajo con respecto a su historia a largo plazo. Esta filosofía conocida como value investing, o inversión valor, se basa en la esperada revalorización de acciones infravaloradas cuando sus beneficios se acerquen a la media de su sector, o bien cuando las preocupaciones que inquietan al mercado sobre el negocio de estas compañías se demuestren infundados o, al menos, no tan significativos como se había pensado inicialmente.

Su proceso inversor se focaliza en identificar compañías infravaloradas con balances sólidos y buenos negocios, con la intención de capturar esta prima de valor. Para entender y refinar su proceso de inversión y tener una visión lo más completa posible de la inversión valor, buscan activamente literatura académica y de inversión. No intentan hacer estimaciones ni a nivel de compañía ni a nivel marco. Predecir el futuro es inherentemente difícil y poco fiable, especialmente hacerlo de forma consistente, por lo que prefieren sustituir las predicciones por una buena comprensión de la fuente de los beneficios ya realizados de las empresas a lo largo de su historia.

Es claro que no todas las acciones value pueden ser buenas inversiones a largo plazo, por lo que el equipo está constantemente ponderando el precio que pagan por una acción y lo comparan con su visión de la calidad del negocio de la compañía. Evalúan la calidad del negocio en términos de la fortaleza de su posición en el mercado en comparación con sus competidores, respecto a cualquier cambio reciente o potencial de su sector y a la habilidad de la empresa para convertir los beneficios en liquidez, especialmente cuando esa liquidez puede distribuirse como renta a sus inversores, en forma de dividendos.

Con un patrimonio bajo gestión de 376 millones de euros, la cartera incluye entre sus mayores posiciones acciones de Pearson (4,3%), Ralph Lauren (4,2%), Ericsson (3,9%), Western Union (3,7%) y Barclays (3,5%). Por regiones, las mayores ponderaciones son en Reino Unido (37,2%), Norteamérica (22,8%), Japón (13,6%), Europa ex-Reino Unido (12,60%) y Asia Pacífico ex-Japón (4,9%). Sectorialmente, los mayores pesos corresponden a servicios de consumo (25,7%), financiero (24,1%), tecnología (11%), bienes de consumo (10,6%) y materiales básicos (8,8%).

Tomando como referencia el índice MSCI AC World, la evolución histórica del fondo por rentabilidad lo posiciona en el grupo de los mejores de su categoría, en el primer quintil, durante 2017 y 2018, batiendo al índice de su categoría en 2014 y 2016. Registra a tres años un dato de volatilidad del 11,38% o que se reduce hasta el 9,48% a un año, con un ratio Sharpe en este último periodo de 1,67 y un tracking error, respecto al índice de su categoría, del 5,33%. La inversión en la clase L de acumulación en dólares de Jupiter Global Value requiere una aportación mínima de 1.000 dólares (aproximadamente 848 euros) aplicando a sus partícipes una comisión fija de hasta el 1,5%.

El equipo percibe la búsqueda de valor como oportunista, focalizándose no sólo en unos pocos sectores, aunque tienden a centrar su inversión en empresas de tamaño grande y mediano. La inversión valor se adapta naturalmente a aquellos inversores dispuestos a percibir el valor de las acciones de un modo diferente.

Puesto que tanto Ben como Dermot son escépticos respecto a los datos estimados, basando su análisis en datos históricos, usan técnicas estadísticas para filtrar todas las acciones cotizadas con ciertas características, identificando por ejemplo aquellas que actualmente tienen bajas valoraciones en relación con los beneficios medios alcanzados en los últimos diez años. Un indicador del verdadero valor de una compañía que, para Ben y Dermot, es más fiable que los beneficios a corto plazo o las estimaciones de beneficios futuros.

Según una frase de Warren Buffett, «nunca cuentes con que harás una buena venta. Paga un precio tan atractivo por la compra que, incluso realizando una venta mediocre, se puedan obtener buenos resultados».

Tribuna de Paula Mercado, directora de Análisis de VDOS

La evolución económica de China

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La evolución económica de China
Pixabay CC0 Public DomainFoto: Image007 . La evolución económica de China

El crecimiento económico de China ha sorprendido positivamente a principios de 2018. Sin embargo, en medio de la inquietud por la intensificación de las fricciones comerciales con Estados Unidos y los esfuerzos para desapalancar su sistema financiero, el país podría encaminarse hacia una desaceleración conforme avanza el año.

Mientras China se encuentra en medio de una transición ampliamente deseada hacia una economía de consumo, el gobierno quiere gestionar cuidadosamente esta transición. Una reciente disminución en el ratio de reservas requerido -el volumen que los bancos deben mantener en reserva- por parte del Banco Popular de China, junto con comentarios desde el Politburó del Partido Comunista acerca de que el gobierno está listo para ajustar la política si los riesgos comerciales y los financieros amenazan con una fuerte desaceleración en crecimiento, muestra que las preocupaciones económicas en Beijing pueden estar aumentando.    

El rápido crecimiento de China en las últimas tres décadas fue logrado fundamentalmente a partir de un modelo top-down, impulsado por el estado y basado en la fabricación de bienes para la exportación. Una mentalidad de “crecimiento a toda costa” que llevó al gobierno a invertir fuertemente en infraestructura que, si bien sirvió de apoyo para el crecimiento en el corto plazo, fue por lo general ineficiente y llevó a excesos en el crédito que pueden llevar años en recuperarse. Este exceso y mala asignación de recursos ha dejado a la economía en un estado vulnerable que ralentizará el crecimiento de forma significativa, viniendo tal y como lo hace de una transición de una economía impulsada por la inversión a una basada en el consumo. Un crecimiento más lento, hará que el pago de la deuda sea más complicado, conduciendo potencialmente a grietas en la base financiera de China.  

El cambio hacia una economía basada en servicios está en marcha

El giro de China hacia una economía dominada por los servicios ha seguido ganando fuerza, con un sector que contabiliza ahora un poco más de la mitad del producto interior bruto, según la Oficina Nacional de Estadísticas del Gobierno de China. Por el contrario, el sector servicios en economías desarrolladas como Estados Unidos, Japón y Alemania han contabilizado históricamente entre un 70% y un 80% del PIB. La meta de China es alcanzar los mismos niveles que las economías desarrolladas en los próximos años.

Conforme la economía China cambia desde la producción, la previsión del crecimiento será significativamente más difícil porque será más difícil cuantificar servicios de lo que es simplemente medir la producción industrial. Además, la recopilación de datos en China está menos desarrollada que en las economías desarrolladas, haciendo que el trabajo sea aún más difícil.

Los mercados pueden encontrarse más dependientes de unos datos gubernamentales algo menos confiables, lo que podría reducir la confianza y hacer que China sea un destino de inversión menos atractivo.   

Entonces, ¿qué sucederá con el exceso de capacidad de fabricación de China a medida que se desarrolle el cambio hacia los servicios? ¿Se permitirá que las empresas ineficientes, predominantemente de propiedad estatal quiebren, o se las mantendrán a base de subvenciones del estado a fin de mantener altos niveles de empleo? Estas son preguntas importantes, ya que las inversiones improductivas tienden a generar una deuda incobrable. China se encuentra inmersa en una montaña de préstamos en mora y, como en el caso de la medición del PIB, los participantes del mercado son escépticos de que las cifras oficiales reflejen la realidad subyacente.

Sin embargo, con el cambio de una economía de producción a una de servicios viene el riesgo de que los datos económicos ya dudosos de China se vuelvan aún más difíciles de interpretar por los mercados. Durante años, los inversores han tomado los datos chinos, particularmente los datos del PIB, como algo sobreestimados. Los datos del PIB se publican solo días después del final de un trimestre y no se revisan. Sorprendentemente, tienden a no alejarse mucho del consenso, y rara vez decepcionan. Las estadísticas son inusualmente consistentes trimestre por trimestre, a diferencia de Estados Unidos, por ejemplo, donde puede haber grandes oscilaciones de trimestre a trimestre y grandes revisiones dentro del mismo trimestre. Usando los insumos que pueden ser contados fácilmente, como la producción de concreto y acero y la generación de electricidad, los economistas han comenzado a construir estimados y aproximaciones del PIB para China a fin de enmarcar una imagen más realista del crecimiento chino. Pero a medida que la actividad económica se desplace más hacia el sector servicios, será más difícil hacerlo.

¿La iniciativa “Un cinturón y una ruta” es la respuesta?

El exceso de capacidad en los sectores de la producción y la construcción ha plagado a China durante algún tiempo, ya que el mundo simplemente no puede absorber todas las exportaciones de China. Para tratar de remediar esa situación, el país se ha embarcado en la ambiciosa iniciativa “Un cinturón, una ruta”, la construcción de infraestructura relacionada con el comercio como ferrocarriles, gasoductos y puertos en toda Asia, África y partes de Europa. Las empresas constructoras chinas, fabricantes de equipos y firmas de ingeniería están utilizando la iniciativa para buscar trabajo en el extranjero. Se espera que la infraestructura resultante aumente ampliamente el comercio exterior, impulsando en última instancia las exportaciones chinas y al mismo tiempo ayudando a saciar la sed del país por fuentes limpias de energía, como el gas natural, reduciendo el extenso problema de contaminación de China.

Aunque China está restando importancia a la producción en favor de los servicios, se esfuerza por impulsar la cadena de valor de los productos que produce. Lanzó “Hecho en China 2025″, una iniciativa que busca transformar la economía de China de ser simplemente un fabricante de bajo coste a ser el líder mundial en 10 industrias seleccionadas por el estado, desde la industria aeroespacial hasta la biotecnología. Esa iniciativa ha sido un foco principal de la investigación de la Sección 301 (de la Ley de Comercio de 1974) de la administración Trump, que apunta a la transferencia forzada de tecnología y propiedad intelectual estadounidense a empresas chinas a cambio de acceso al mercado. Las preocupaciones adicionales de la administración son el crédito subsidiado y la intervención directa del gobierno.

Estados Unidos ha propuesto aranceles sobre ciertos productos chinos y ha bloqueado la adquisición de empresas de tecnología estadounidenses por parte de compradores chinos por razones de seguridad nacional. Mientras China continúe subsidiando a las compañías locales, protegiéndolas de la competencia y forzando transferencias de tecnología, es probable que Estados Unidos sea muy reacio a aprobar adquisiciones de alta tecnología. Debido a esto, no vemos un camino fácil hacia una solución negociada, dados los enfoques fundamentalmente diferentes del comercio entre China y los Estados Unidos (Y otras naciones desarrolladas). El modelo de China es uno de capitalismo de estado, con el gobierno eligiendo ganadores y perdedores, en lugar del mercado. Estados Unidos y otros países pueden tener éxito al derribar las barreras arancelarias y no arancelarias al comercio, pero es poco probable que alteren el papel central del gobierno en la dirección de la economía, como lo demuestra “Hecho en China 2025”. Eso deja a las compañías occidentales a competir con el gobierno chino, un terreno de juego poco parcial.

La creciente importancia de China para los inversores

Si bien la transformación económica de China está lejos de completarse, la importancia del país está creciendo en los mercados mundiales a medida que sus propios mercados se vuelven más accesibles para los inversionistas extranjeros. En los próximos meses, las acciones clase A denominadas en renminbi se incluirán en el índice MSCI Emerging Markets Index. Se espera que su peso en el índice crezca a medida que China liberalice sus mercados. La inclusión total de las acciones clase A, junto con las acciones chinas cotizadas en el extranjero, podría hacer que la participación de China en el índice de mercados emergentes alcance un 45% en el tiempo, desde el 27,7% actual, según MSCI. El próximo año, el gobierno chino y algunos bonos bancarios se agregarán al índice global agregado Bloomberg, si se llevan a cabo ciertas reformas. Cuando se contabilicen completamente en el índice, Bloomberg estima que los bonos chinos representarán aproximadamente el 5,5% del índice.

Los ganadores y perdedores de la transición

Con el objetivo casi completo por parte de China de duplicar el tamaño de su economía durante esta década, su enfoque está cambiando. Y en el futuro, el éxito será más difícil de medir. Si bien la medición del PIB es relativamente sencilla, la medición de la calidad de vida es más difícil, y la mejora en la calidad de vida es el objetivo de China para los años 2020. La sostenibilidad y la eficiencia tendrán prioridad sobre el tamaño y la velocidad en la próxima década.

A medida que China asciende en la cadena de valor, es probable que la asamblea de bajo valor agregado de los componentes que se originan fuera de China en productos terminados para la exportación pierda importancia. A medida que la transición avanza, es poco probable que China importe la misma cantidad de componentes electrónicos de vecinos como Taiwán y Corea del Sur, ya que busca producir componentes de alta tecnología como semiconductores avanzados a nivel nacional. Dado que es probable que la manufactura represente un porcentaje menor de la economía, las exportaciones alemanas de equipos como herramientas para máquinas también podrían verse negativamente afectadas.

El tamaño absoluto de la economía china y las sólidas tasas de crecimiento económico significan que China seguirá siendo un gran impulsor de la demanda mundial de productos básicos. Dicho esto, el continuo cambio de composición en la economía china, si todo se mantiene igual, sería negativo para los exportadores de materias primas, muchas de las cuales provienen de mercados emergentes. Estos mercados parecerían ser los más perjudicados en las próximas décadas. Los exportadores de mineral de hierro, cobre y particularmente carbón (a medida que China aumenta sus esfuerzos de control de la contaminación) es probable que sientan los impactos más directamente. Sin embargo, los exportadores de gas natural, un combustible mucho más limpio que el carbón o el petróleo, deberían beneficiarse.

La evolución de China hacia una economía impulsada por la demanda nunca será fácil, pero el aumento de la fricción comercial solo se suma a la lucha potencial. La marcada diferencia filosófica entre las economías occidentales basadas en el mercado y el modelo impulsado por el Estado de China hará que la transición sea mucho más difícil.

Columna de Erik S. Weisman, economista jefe y gestor de carteras de renta fija de MFS Investment Management, y Kjetil M. Birkeland, analista de renta fija, también de MFS IM.

Tendencias de inversión: despejando el aire

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Tendencias de inversión: despejando el aire
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Travis Wise. Tendencias de inversión: despejando el aire

China y la India están avanzando en la lucha contra las emisiones de dióxido de carbono y la contaminación atmosférica local, creando oportunidades para las empresas que ofrecen productos y servicios para combatir la contaminación.

La demanda de India y China de equipos industriales más limpios y eficientes, infraestructuras de transporte público y componentes de vehículos eléctricos es una oportunidad para los exportadores de la región. Las compañías taiwanesas, surcoreanas y japonesas han sido históricamente innovadoras tempranas en los mercados ambientales y representan una oportunidad para construir asociaciones regionales aisladas de posibles conflictos comerciales globales.

Cómo está ganando China la guerra contra la contaminación del aire

El gobierno chino ha demostrado repetidamente que la «guerra contra la contaminación» va más allá de la retórica. Por ejemplo, la promesa de reducir las emisiones de dióxido de carbono por unidad de PIB en un 46% con respecto a los niveles de 2005 para 2020 se ha cumplido tres años antes de lo previsto. Además, la calidad del aire local ha mejorado notablemente en Pekín y 27 ciudades de los alrededores.

Este progreso se ha logrado en parte gracias a que el gobierno tomó medidas drásticas para reducir el uso del carbón en 2017, lo que incluyó el apagado de las centrales eléctricas y la industria pesada alimentada con carbón. Junto a esto, la transición al gas natural para calefacción, la construcción de infraestructuras de transporte público y el fomento de los vehículos eléctricos representan soluciones a largo plazo y oportunidades de inversión.

Con el cierre de muchas fábricas en el noreste de China en 2017, la producción de la industria en otras provincias aumentó, intensificando la contaminación local en lugar de reducirla. Así que además de garantizar que la reducción de las emisiones en el noreste se ejecuten de manera sostenible, el próximo desafío para el gobierno chino es ampliar el crecimiento de las soluciones a la contaminación del aire en otras partes del país.

El creciente papel de China en los asuntos mundiales y su influencia económica es cada vez más llamativa. Sin embargo, la importancia del papel de la India en la transición a una economía más sostenible es difícil de exagerar. Su población superará la de China en 2025, y se prevé que la demanda de energía se duplique para 2040. Cualesquiera que sean las decisiones de política y las acciones de los consumidores en la India, tendrán un mayor impacto en las emisiones mundiales a largo plazo.

Transición energética de la India

Actualmente, la generación de energía de la India está dominada por el carbón, que produce alrededor del 75% de la electricidad del país. Por lo tanto, no es sorprendente que 14 de las 20 ciudades más contaminadas del mundo se encuentren en la India. Al igual que en China, la transición continua hacia el uso de gas natural para la generación de energía y calefacción es un paso positivo hacia una combinación de energía más limpia. La transición en India puede llevar más tiempo ya que el país enfrenta desafíos significativos y muy diferentes.

Por ejemplo, China tiene una estructura de poder extremadamente centralizada, y el gobierno ha demostrado que está preparado para hacer cambios drásticos en las políticas rápidamente. En comparación, la India se compone de varios Estados y Uniones, cada una con su propia agenda y preocupaciones. Se deben forjar compromisos teniendo en cuenta que los subsidios al carbón son populares en muchas áreas debido a la cantidad de trabajos que brinda esta industria.

El gobierno indio tiene como objetivo aumentar el peso del gas natural en el mix energético del país del 6,5% al 15% para 2030. Los enormes déficits en las infraestructuras energéticas y el volumen de gas que será necesario suministrar para satisfacer la demanda indican una oportunidad de inversión convincente si se quiere alcanzar este objetivo.

Además, se estima que 240 millones de personas en la India no tienen acceso fiable a la electricidad, por lo que confían en las contaminantes estufas de biomasa para la cocina y la calefacción en interiores. Una transición exitosa a sistemas eléctricos distribuidos basados en energías renovables podría suministrar calor y luz en las áreas rurales.

David Li es senior portfolio manager y director, Impax Asset Management, especialista en inversiones socialmente responsables es socio de BNP Paribas AM.

Factores: los cimientos de la rentabilidad

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Factores: los cimientos de la rentabilidad
Foto: Historiasvisuales, Flickr, Creative Commons. Factores: los cimientos de la rentabilidad

En Europa, la inversión en factores mediante ETFs supera ya los 50.000 millones de dólares, tras producirse unos flujos de entrada récord en 2017, que ascendieron a 10.000 millones. Además, con la proliferación de nuevos productos, los inversores pueden elegir entre más de 240 ETFs de smart beta.

Sin embargo, a pesar de esta amplia gama de productos, los ETFs de smart beta sólo representan el 10% de los activos invertidos en ETFs en Europa, una cifra significativamente menor que la del mercado americano. La adopción de estrategias de smart beta en Europa se encuentra todavía en una etapa inicial, en la que muchos inversores están investigando los méritos del Factor Investing.

La premisa de las estrategias smart beta es que la inversión en acciones con determinadas características, conocidas como factores, tienden a mejorar la rentabilidad ofrecida por el mercado a largo plazo. La mayoría de los factores comunes incluyen Value, Size, Momentum, Quality, Dividend Yield y Low Volatility. Desde 2001, estos factores han batido al mercado en un rango situado entre los 175 puntos básicos del factor Dividend Yield hasta los 570 del factor Size. Todos ellos han mejorado el retorno ajustado por riesgo de la renta variable estándar, tanto en Europa como en EE.UU.

Los extensos análisis académicos han confirmado que los factores de renta variable han tenido una rentabilidad superior que la del mercado en diferentes periodos de tiempo y zonas geográficas. No obstante, aunque a largo plazo muestran rendimientos superiores, se observa un cierto nivel de sesgo cíclico con fases en las que la rentabilidad es inferior.

Los inversores tienen varias maneras de realizar su asignación factorial. Una de ellas es el buy and hold, mediante el que un inversor compra su factor preferido a largo plazo. La estrategia opuesta es el factor timing, en las que se expresa una visión respecto a las valoraciones de factores específicos o sus movimientos a corto plazo. Y por último, la rotación entre factores a lo largo del ciclo.

Un ETF que replica la exposición a un factor específico es una solución transparente y económica. UBS ofrece ETFs basados en cuatro factores individuales: Prime Value, Quality, Total Shareholder Yield y Low Volatility, tanto para los universos MSCI EMU como para MSCI USA. Entre las características de éstos, destacan el hecho de que la ponderación de las acciones dependa de la puntuación de los factores o que no esté limitado el peso de sectores o países, así como otras exposiciones de riesgo. Este enfoque sin restricciones es consistente con el análisis académico sobre las primas de los factores y da como resultado un mayor potencial para obtener un rendimiento superior, aunque esto conlleva un mayor tracking error en comparación con el índice principal. Creemos que este diseño hace que los ETFs de UBS sean particularmente atractivos para las asignaciones smart beta.

Los ETFs multifactoriales han surgido como una evolución de la inversión en factores individuales. El año pasado, este tipo de producto contabilizó el 40% de los flujos de entrada en ETFs en Europa, rondando los 4.000 millones de dólares. El objetivo de las estrategias multifactoriales es mejorar los rendimientos de las carteras al mismo tiempo que reducen el riesgo a través de la diversificación factorial. Este enfoque es ideal para los inversores que quieren capturar las primas de los factores en una solución simple y con un menor riesgo activo en comparación con los factores individuales. Los análisis académicos sugieren que el timming o la rotación de factores es un reto, por lo que un enfoque multifactorial podría ser más adecuado para la mayoría de inversores. Para ellos, UBS ofrece un ETF multifactor que replica el MSCI USA Select Factor Index. El índice está compuesto por los seis factores más comunes ponderados equitativamente: Value, Quality, Yield, Size, Momentum yVolatility.

Tribuna de Pedro Coelho, director de UBS ETF para España.