Tres factores clave que podrían determinar el rumbo de los mercados de deuda privada

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Tres factores clave que podrían determinar el rumbo de los mercados de deuda privada
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: 401(K) 2012. Tres factores clave que podrían determinar el rumbo de los mercados de deuda privada

¿Cuántas veces ha visto un gráfico parecido a este dando a entender que debemos estar cerca del final del actual ciclo crediticio? Esto nunca constituye una buena prueba del final de un ciclo crediticio. De hecho, lo único que el gráfico parece revelar es que la duración de los ciclos económicos y, por ende, la de los ciclos crediticios más amplios, ha variado considerablemente a lo largo del tiempo.

La duración no es lo único que varía en los ciclos, sino que también varían con respecto a los factores que los determinan, lo cual hace que sean extraordinariamente difíciles de predecir.

A nuestro juicio, existen tres factores que deben tenerse en cuenta a la hora de evaluar si nos encontramos en una encrucijada en deuda privada. Aunque cada ciclo es distinto, los auténticos cambios de rumbo en deuda privada siempre han precisado de tres elementos: un alto volumen de deuda; una trayectoria obstruida hacia el capital; y un shock exógeno en los flujos de efectivo o beneficios. Estos tres factores pueden plantearse como un semáforo, donde el rojo representa un elemento negativo, ámbar neutral y verde positivo.

1.- El volumen de deuda mundial: semáforo rojo

Mire por donde se mire, el volumen de deuda se ha incrementado notablemente en los últimos años. Los siguientes gráficos muestran el crecimiento del mercado de bonos corporativos investment grade, bonos corporativos «high yield», préstamos y bonos soberanos de mercados emergentes.

La mayoría de medidas de apalancamiento, como la ratio deuda / beneficios antes de intereses e impuestos, se sitúan en nuevos máximos. Las empresas funcionan a base de deuda, y ni siquiera los bajos tipos aplicados han bastado para detener el aluvión de facturas por intereses que pagan con respecto a sus beneficios.

También se ha ido acumulando deuda fuera del sector empresarial, según las cifras publicadas por el Banco de Pagos Internacionales. En países como China, Corea, Francia, Canadá y Suecia la deuda de las familias definida como porcentaje del producto interior bruto (PIB) ha aumentado considerablemente desde la crisis.

A pesar de cierto retroceso de la deuda en manos de familias en Estados Unidos y Reino Unido en los años siguientes a la crisis financiera, esto ha ido desvaneciéndose y los niveles de deuda se mantienen invariables o en aumento en los últimos tiempos. Solo en un número pequeño de países como Alemania, Países Bajos y España hemos asistido a un descenso de la deuda de las familias en los últimos años. Al representar el consumo de las familias un gran porcentaje de la demanda agregada de un país, el mayor stock de deuda de las familias supone que las economías son cada vez más sensibles a las subidas de tipos de interés.

El otro prestatario importante es el Estado. Las deudas nacionales, medidas como porcentaje del PIB, son casi todas más altas que el nivel marcado en 20072; de ahí que, si los gobiernos se enfrentasen a una contracción económica similar a la ocurrida en la Crisis Financiera Mundial (CFM) de 2008-2009, se encontrarían en una posición inicial más vulnerable.

La primera prueba que demuestra el final del ciclo crediticio (la deuda) es evidente que se ha cumplido.

2.- Acceso al capital: semáforo ámbar

La expansión cuantitativa, el entorno de tipos de interés ultra bajos y la mínima inflación mundial llevaron a los tipos de interés reales a entrar en terreno negativo. Para muchas empresas de alta calidad, el coste de financiación a través de los mercados de capitales y deuda ha sido bajo, concretamente entre 0 y 1,5% en el caso de emisores ubicados en Europa. A los emisores de bonos de categoría inferior a ‘investment grade’ les ha resultado fácil acceder al capital y refinanciar su deuda al vencimiento (normalmente a tipos más bajos), lo que contribuyó a crear un entorno de escasos impagos.

No obstante, en los últimos 18 meses la política monetaria ha experimentado un giro gradual con la revocación de las políticas híper acomodaticias aplicadas por los bancos centrales. La Reserva Federal estadounidense ya se ha embarcado en la labor de revertir la expansión cuantitativa, mientras que el Banco de Inglaterra ha dejado de expandir su balance y el Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado su intención de poner fin a su programa de compras de activos en diciembre de 2018.

Aunque la reducción de los balances sea gradual los mercados reaccionan al cambio y estamos ante un cambio de gran calado. La política de tipos de interés también está variando. En junio, la Fed subió los tipos por séptima vez en este ciclo hasta situarlos en el rango objetivo del 1,75 al 2%, y el mercado prevé otras dos subidas más este año y una tercera en 2019.

Sin embargo, Mario Draghi, presidente del BCE continúa en tono «dovish» con respecto a los tipo de interés, al declarar que no habrá subida de tipos hasta como mínimo el verano de 2019.

Puede que todavía no resulte difícil acceder al capital, pero es indudable que se irá complicando. El ciclo de liquidez ha dado un giro.

3.- Shock exógeno de beneficios: semáfoto ámbar en Europa y verde en Estados Unidos

Los shocks exógenos son, por definición, difíciles de predecir. Los «acontecimientos» como el Brexit, las elecciones en Italia y los tumbos experimentados por la política estadounidense han sido más benignos de lo que podrían haber sido. ¿Acaso el mundo se ha vuelto más inmune a la impredicibilidad (como reflejo de la «nueva normalidad»), o vivimos un periodo afortunado donde la relativa solidez de la economía mundial es capaz de absorber cualquier secuela?

La rebaja de impuestos en EE.UU. ha eliminado este riesgo de la lista por el momento, aplazando cualquier posible shock a 2019, en nuestra opinión. Sin embargo, estamos observando que, aunque los beneficios agregados podrían estar creciendo, existe una apreciable dispersión en ellos.

Las compañías de tecnología siguen arrebatando cuota de mercado a los sectores tradicionales, y debemos confiar en que la empresa siga existiendo para pagar el cupón de sus bonos durante varios años. Para muchos, los beneficios no hacen más que mantenerse a flote.

¿Motivo de preocupación?

Por consiguiente, ¿deberíamos estar preocupados? En cuanto a la pila de deuda acumulada, la situación sí es preocupante, dado que hace a los prestatarios más vulnerables a una subida de los costes de financiación. El aumento de los tipos de interés podría inducir a las familias y empresas a tomar más conciencia de sus gastos, lo que a la postre enfriaría los ánimos del mercado.

Los inversores también tenderán a demandar una prima por rendimiento más altaal aumentar el atractivo relativo de la tesorería. En cuanto al aumento de la deuda pública, nuestra preocupación es menor, ya que podría desempeñar un papel estabilizador útil cuando se repliegue el sector privado.

Por el momento, sigue siendo relativamente fácil acceder al capital. El mundo continúa repleto de ahorros excedentes que buscan un destino en activos mejor remunerados, aunque la reducción de los balances de los bancos centrales está eliminando del mercado a un número considerable de compradores de bonos relativamente insensibles al precio.

Como el precio viene determinado por la interacción entre la oferta y la demanda, la ausencia de un componente de demanda clave (compras de los bancos centrales) debería llevar, si no intervienen otros factores, a una menor liquidez y a una mayor rentabilidad de los bonos corporativos. En lo que llevamos de 2018, hemos visto una ampliación de los diferenciales de crédito junto con una subida general de las rentabilidades de la deuda pública.

Las varias décadas de ciclo alcista que experimentamos en deuda pública por lo visto terminaron en 2016 y ahora parece probable que el ciclo crediticio también esté llegando a su fin. Aunque no todos los indicadores emiten señales de alerta, las tendencias son claras, lo que significa que los pilares más importantes del mejor rendimiento arrojado por la deuda privada en los últimos años se están esfumando. Los inversores de renta fija deberían andar con mucho más cuidado en su búsqueda de rentabilidad.

Jim Cielinski es director global de Renta Fija en Janus Henderson Investors.

El Rock’n Rolls de La Financière de l’Echiquier

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El Rock'n Rolls de La Financière de l’Echiquier
Pixabay CC0 Public Domain Michaelmep . El Rock'n Rolls de La Financière de l’Echiquier

Si bien no creemos necesariamente que el automóvil represente “el equivalente bastante aproximado de las grandes catedrales góticas”*, este sector ofrece a menudo un buen resumen de las aventuras y los desafíos industriales de una nación. Así pues, podríamos preguntarnos, por ejemplo, si Phantom, Ghost o Continental, los nombres de míticos modelos de Rolls-Royce y Bentley, no estaban predestinados, de algún modo, a evocar el advenimiento del Brexit el 29 de marzo de 2019.

Hace dos años, el 23 de junio de 2016, el 51,9% de los súbditos de su Graciosa Majestad votó a favor de la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Cuando apenas quedan nueve meses para la fatídica fecha, muy pocos cabos han sido atados. Existe una falta de visibilidad, como resumió Stephan Freismuth, responsable de aduanas y tránsito en BMW, respecto de la producción de Rolls-Royce: “Si, al final, la logística se detiene en la frontera, entonces no podremos fabricar nuestros productos en el Reino Unido”.

Ya en 1998 los británicos deberían haberse decidido a tragar la ‘píldora amarga’ (o la «bitter pill», como ellos dirían) y dejar marchar sus joyas hacia tierras sajonas, ya que la marca caracterizada por el radiador tipo Partenón coronado por la célebre figura del ‘Espíritu del Éxtasis’ se incorporó a BMW, mientras que Bentley acabó en manos de Volkswagen.

La situación actual se presenta aún más extrema, ya que resulta obligatorio prever la producción de Rolls-Royce en el continente. No se trata de una decisión de índole política, sino de naturaleza puramente pragmática: el 90% de los componentes utilizados en la fábrica Rolls-Royce de Goodwood, situada a 200 km de la salida del túnel del canal de la Mancha, procede de Europa continental. Lo mismo ocurre con BMW, cuya planta de Hams Hall, cerca de Birmingham, fabrica cada minuto un motor de gasolina de tres o cuatro cilindros, que se utilizan en el conjunto de la gama del constructor. 

Honda es otro ejemplo que refleja los problemas que se avecinan. Sus dos emplazamientos cerca de Swindon gestionan dos millones de piezas de recambio que alimentan las cadenas de montaje de su única fábrica europea. Se necesitan entre cinco y 24 horas para que el suministro proveniente del continente llegue a sus almacenes. Basándose en su experiencia en las aduanas estadounidenses y en los gigantescos atascos a la salida del túnel del canal de la Mancha, el fabricante nipón contempla la vía marítima para transportar sus piezas de recambio. Esto supone que se deberían almacenar el equivalente a nueve días de producción. Dicho nivel de almacenamiento exigiría una superficie de 300.000 metros cuadrados, es decir, una de las más grandes del mundo después de la fábrica de Tesla en California, y tres veces más grande que el mayor almacén de Amazon en Estados Unidos.

Por lo tanto, Brexit y just in time no hacen buena pareja si no se alcanza un acuerdo aduanero. Se trata de una amenaza que se cierne sobre toda la industria automovilística del Reino Unido, un sector primordial para la economía británica, con un volumen de negocio de 93.000 millones de euros en 2017 (1,1% del PIB; 9% del valor añadido).

En un momento en el que la administración de Trump amenaza con gravar las importaciones de automóviles europeos, esta industria necesita urgentemente visibilidad sobre las modalidades del Brexit. Con el fin de rescatarla de la bancarrota, Rolls-Royce fue nacionalizada en 1971, para luego ser adquirida por los alemanes en 1998… ¿Se convertirá este tesoro de los años 30 de una flamante Gran Bretaña en el emblema de una Unión Europea finalmente vencedora?

* Mythologies (Mitologías), Roland Barthes, 1957

Tribuna de Didier Le Menestrel, presidente de La Financière de l’Echiquier.

¿Quieres ser consejero de una entidad financiera? ¿Eres idóneo?

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¿Quieres ser consejero de una entidad financiera? ¿Eres idóneo?
Foto: SpaceRitual, Flickr, Creative Commons. ¿Quieres ser consejero de una entidad financiera? ¿Eres idóneo?

Desde hace apenas unos días son de aplicación las Directrices conjuntas de la EBA y la ESMA (EBA/GL/2017/12) sobre la evaluación de la idoneidad de los miembros del órgano de administración y de quienes desempeñan funciones clave en las entidades del sector financiero.

Estas Directrices desarrollan y concretan los requisitos que deben concurrir en los miembros del órgano de administración, directivos y responsables de las funciones de control interno, para ser considerados idóneos de cara al ejercicio de sus cargos, en sintonía con las obligaciones que dimanan de las Directivas CRD IV y MiFID II.

Su ámbito de aplicación abarca tanto a entidades de crédito y empresas de servicios de inversión, como a sociedades gestoras de instituciones de inversión colectiva y sociedades de inversión “autogestionadas”.

Aunque el requisito de idoneidad, como es sabido, siempre ha sido un elemento indispensable para el acceso al ejercicio de la actividad de administradores y directivos, en los últimos años se han reforzado las evaluaciones de idoneidad realizadas por las autoridades a iniciativa de las entidades supervisadas, consecuencia, en gran medida, de la última crisis financiera que dejó al descubierto debilidades en este ámbito.

En esta línea se ha dejado atrás la tradicional regulación soft law, fundamentada en las buenas prácticas sometidas al principio de “cumplir o explicar”, para dar paso a normas jurídicas concretas y de obligado cumplimiento para todas las entidades partícipes del sector financiero.

Pues bien, las Directrices vienen a corregir las deficiencias puestas de manifiesto en el funcionamiento y buen gobierno de los órganos de administración, a la par que mejoran y armonizan las evaluaciones de idoneidad en todo el ámbito de la Unión Europea.

Hablar de idoneidad en puridad es cierto que nos acerca a la idea de que un candidato está cualificado para desempeñar su cargo, puesto que cuenta, entre otros atributos, con formación, experienciay profesionalidad; honorabilidad, honestidad e integridad personal; capacidad para dedicar tiempo suficiente y compatibilidad para el desempeño de sus responsabilidades.

Ahora bien, las Directrices van más allá, superando el planteamiento de las evaluaciones individualizadas, y proponen el análisis de la idoneidad también a nivel colectivo.

En este sentido, antes del nombramiento se deberá analizar la concurrencia de las citadas cualidades en el candidato, junto con su particular aportación al órgano de administración (evaluación ab initio). Para ello, se examinará cómo se acomoda el candidato en el seno del órgano de administración atendiendo al carácter, escala y complejidad de las actividades de la entidad. Por ejemplo, valorando la diversidad de perfiles, con la finalidad de enriquecer el diálogo constructivo entre sus miembros, etc.

Por tanto, para lograr un asiento en el seno del órgano de administración, ya no bastará con contar con el beneplácito de la Junta de Accionistas y reunir el conjunto de cualidades citadas, sino que el candidato tendrá que encajar adecuadamente en el consejo, a modo de un engranaje de precisión.

Una acertada selección de los consejeros, basada en este filtro, conlleva importantes ventajas, en tanto en cuanto se incorporan a las entidades personas holgadamente preparadas para asumir sus obligaciones y dirigir los designios de aquéllas, adoptando decisiones notables.

Adicionalmente, las Directrices destacan la importancia de que las entidades vigilen y supervisen a lo largo del periodo de desempeño, si sus directivos y miembros del órgano de administración, de manera individual y conjuntamente, poseen los conocimientos, cualificaciones y aptitudes necesarios para ser capaces de desarrollar una gestión adecuada y prudente, recomendando, a tal fin, reevaluaciones periódicas de la idoneidad (evaluación continuada).

Lejos de ser un inconveniente, la reevaluación debe entenderse como una oportunidad de mejora continua en el funcionamiento y eficacia de los órganos de gobierno, puesto que redunda en beneficio de la entidad e, indirectamente, en sus accionistas, clientes y demás grupos de interés.

Así que, antes de la pausa veraniega, las reglas de juego han quedado escritas y de nada “sirve sentarse y preguntarse el por qué”. Únicamente toca que las entidades las apliquen, bien directamente o bien con la ayuda de un experto independiente.

La idoneidad del consejero depende de ello.

Tribuna de Leovigildo Domene, director de Deloitte Legal, y Laura Hernando, asociada de Deloitte Legal.

El estilo growth estadounidense: ¿algo más que las FAANG?

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El estilo growth estadounidense: ¿algo más que las FAANG?
Pixabay CC0 Public DomainFoto: Blickpixel. El estilo growth estadounidense: ¿algo más que las FAANG?

A pesar de sus elevadas valoraciones en comparación con sus datos históricos y con otros mercados, la renta variable estadounidense sigue siendo competitiva gracias al fuerte impulso de los resultados que registran sus empresas, ingresos y beneficios que se ven soportados por la fortaleza de la economía y el paquete de estímulo fiscal lanzado por la administración Trump.

Además, en la última década, los rendimientos de las acciones estadounidense de estilo growth han superado ampliamente los rendimientos del estilo de inversión value. En lo que va de año, el sector tecnológico ha seguido liderando la renta variable estadounidense estilo growth, un liderazgo concentrado en un grupo relativamente pequeño de empresas de megacapitalización con plataformas dominante. Sin embargo, todavía siguen existiendo empresas innovadoras, disruptivas y con capacidad para generar flujos de caja fuera del selecto grupo de las FAANG (Facebook, Amazon, Apple, Netflix y Google/Alphabet).   

En 2017, la inversión en growth estadounidense generó una excelente rentabilidad y, desde luego, en los últimos diez años. Las consabidas compañías FAANG han tenido mucho que ver en la excelente rentabilidad de los índices growth. Pero, al contrario de la opinión generalizada, el repunte de las acciones growth va mucho más allá de las FAANG: aparte de los cinco gigantes tecnológicos, hay muchas fuentes diversificadas de alfa si los inversores saben dónde mirar.

Las compañías FAANG han tenido éxito, porque son innovadoras y disruptivas, y porque en la práctica han cambiado cómo funcionan sus correspondientes sectores. Sin embargo, hay ejemplos de otras empresas growth que, según creemos, muestran características similares. Aunque queden algo fuera del radar, a continuación, ofrecemos ejemplos de aquellas que, en nuestra opinión, están bien posicionadas para conseguir una cuota importante de los mercados consolidados y generar sólidos flujos de caja libre.

  • Intuit (software)

Intuit es una compañía de software de declaración fiscal y de contabilidad para pequeñas empresas que está provocando disrupción en su sector. Su arquitectura tecnológica ha permitido a la compañía incrementar los servicios de suscripción en Internet en estos ámbitos ―que gustan y suelen retener a los clientes― con una necesidad de capital relativamente baja.

  • Red Hat (software)

Red Hat es una compañía de software de código abierto que ofrece un acceso eficiente a proveedores de servicios de almacenamiento de bases de datos locales y bases de datos en la nube. La inversión se fundamente en nuestra idea de que las empresas tendrían que mantener una presencia local y externa. Las empresas pueden elegir el proveedor de nube que desean utilizar, ya que el software de Red Hat puede utilizarse con la interfaz de AWS, Microsoft Azure y Google Cloud.

  • Stryker (equipos y dispositivos médicos)

Stryker es una empresa de salud innovadora especializada en cirugía de reemplazo de cadera y rodilla. Su posición de liderazgo en la impresión en 3D de caderas y rodillas de reemplazo y su producto de cirugía robótica están mejorando sustancialmente los resultados para los pacientes. La empresa se ha hecho con una enorme cuota de mercado, lo que ha generado un aumento de los beneficios.

  • Boeing (aeroespacial y defensa)

Puede que para el mercado Boeing no sea una compañía innovadora ni del estilo growth. Sin embargo, es precisamente esa percepción errónea lo que nos ha ofrecido una oportunidad de inversión. Creemos que Boeing es líder de un duopolio mundial y es un negocio menos cíclico de lo que cree el mercado. El tráfico aéreo está registrando una evolución favorable en todo el mundo, mientras que el avión 787 de Boeing, con su fuselaje compuesto, es el producto más innovador y de mayor eficiencia del combustible disponible, por lo que está registrando una fuerte demanda y generando un sólido flujo de caja libre.

Tenemos exposición a los valores FAANG y la estrategia T. Rowe Price US Large Cap Growth Equity lleva invirtiendo de forma importante en algunas de estas compañías desde hace tiempo. Sin embargo, para poner en contexto su contribución a la rentabilidad relativa, las acciones FAANG solo han supuesto el 21% de nuestra rentabilidad superior al índice de referencia en los últimos cinco años, mientras que la inmensa mayoría de la alfa generada ha provenido de fuentes distintas a las FAANG (gráfico 1).              

Es evidente que estamos en las últimas fases del ciclo de mercado estadounidense. Sin embargo, las valoraciones de las acciones siguen pareciendo suficientemente respaldadas en los niveles actuales por el sólido crecimiento y una baja tasa de inflación. Las expectativas de beneficios corporativos han aumentado en 2018, gracias al impulso de las reformas fiscales de EE.UU. Incluso sin tener en cuenta esta contribución, desde el punto de vista fundamental, muchas empresas han mejorado el crecimiento de los ingresos y los beneficios, por encima de las expectativas de consenso en el último trimestre.

En este contexto, seguimos encontrando muchos ejemplos de este tipo de empresas innovadoras, disruptivas y generadoras de flujos de caja que buscamos, la mayoría de las cuales fuera del grupo de alto perfil de las FAANG.

Columna de Taymour Tamaddon, gestor de cartera e integrante del equipo de crecimiento de gran capitalización de renta variable estadounidense en T. Rowe Price

Riesgos principales: las transacciones con valores denominados en divisas pueden estar sujetas a fluctuaciones en los tipos de cambio, lo que puede afectar al valor de una inversión. La estrategia está sujeta a la volatilidad inherente a la inversión en renta variable y su valor puede fluctuar más que una estrategia que invierta en valores orientados a ingresos.

Midcaps suizas y tecnología disruptiva marcan la diferencia en renta variable

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Midcaps suizas y tecnología disruptiva marcan la diferencia en renta variable
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Kecko. Midcaps suizas y tecnología disruptiva marcan la diferencia en renta variable

Si algo ha definido al primer semestre del año es que las bolsas mantienen un movimiento en el que es imposible detectar una tendencia clara. Pese a que, en líneas generales, el crecimiento económico sigue siendo sostenido, y los beneficios se han revisado al alza, la incertidumbre generada por la guerra comercial abierta por la administración Trump lastra las valoraciones.

Un claro efecto de esto en Europa ha sido por ejemplo que el DAX, índice de referencia alemán, se viera especialmente tocado en junio por su exposición al sector automovilístico y al comercio mundial.

En un entorno de tan alta volatilidad como la que se aprecia actualmente, dentro de nuestra estrategia de renta variable despunta especialmente el buen comportamiento del fondode gestión activa de alta convicción Mirabaud – Equities Swiss Small and Mid Cap, liderado por Paul Schibli.

Con una estrategia centrada en un porfolio de alta calidad que incluye entre las 40 y 50 compañías suizas de pequeña y mediana capitalización más atractivas, el fondo está enfocado en el largo plazo y con el objetivo de que los inversores puedan beneficiarse del crecimiento económico de las empresas.

La estrategia arroja un rendimiento anualizado del 12,3% frente al 9,42% de su índice. A lo largo de su trayectoria, Mirabaud – Equities Swiss Small and Mid Cap ha sido reconocido con tres Thomson Reuters Lipper Fund Awards, tiene los reconocimientos Citywire Gold y + y tiene 5 estrellas Morningstar.

Más allá de la referencia a este fondo en concreto, que se sitúa entre los mejores en este momento, y analizando ya nuestra asignación sectorial global en renta variable, en los últimos movimientos hemos sobreponderado los bancos regionales estadounidenses.

Desde un punto de vista normativo, la situación para las entidades de tamaño medio ha mejorado con la flexibilización de ciertas normas puestas en marcha tras la crisis financiera, como la norma Volcker sobre la negociación por cuenta propia y el umbral de los bancos considerados “sistémicos”.

Por otro lado, y desde un punto de vista económico, la solidez del crecimiento estadounidense debería sostener los sectores cíclicos. Nos encontramos así en un contexto en el que la tendencia de los beneficios mejora y se prevé un crecimiento del 28% en 2018 y del 10% en 2019.

Por el contrario, infraponderamos el sector bancario europeo. A pesar de su reciente estabilización, la dinámica económica se ha ralentizado estos últimos meses en Europa, los riesgos políticos han aumentado, los beneficios se han revisado a la baja y la curva de tipos de interés se ha aplanado tras el comunicado de sesgo expansivo del BCE.

Finalmente, dentro de nuestra asignación temática, recomendamos la nueva aproximación de “tecnología disruptiva”, formada por las sub-temáticas de comercio electrónico, juegos online, seguridad electrónica y robótica.

Se trata de una inversión que apuesta por un enfoque diversificado por el crecimiento de los ingresos en el sector de los juegos online (el segmento más grande del sector de los medios de comunicación orientados al ocio) y, sobre todo, los deportes electrónicos; la expansión del comercio electrónico, sobre todo a través de los teléfonos móviles; el aumento del gasto en seguridad electrónica, con el crecimiento de los objetos conectados (Internet de las cosas); y el desarrollo de la robotización y la inteligencia artificial.

Elena Villalba es directora de Ventas de Mirabaud Asset Management para España, Portugal y Latinoamérica.

 

La volatilidad es alta, pero a medio plazo, los mercados se reconectarán con sus fundamentales

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La volatilidad es alta, pero a medio plazo, los mercados se reconectarán con sus fundamentales
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Warrick Wynne. La volatilidad es alta, pero a medio plazo, los mercados se reconectarán con sus fundamentales

Dado que las tensiones comerciales podrían transformarse en una guerra de divisas y la escalada en la inflación aún no ha alcanzado su punto máximo, los riesgos continúan altos. Sin embargo, desde PineBridge continuamos con una posición cautelosamente optimista porque el crecimiento mundial parece estar volviendo a acelerarse, las valoraciones se han restablecido y las condiciones financieras siguen siendo acomodaticias.

Los mercados globales están digiriendo una amplia gama de fuerzas que provocan una mayor volatilidad y debilidad general para todos los activos financieros, donde los mercados emergentes y sus divisas se sitúan en el ojo de la tormenta. Los aranceles comerciales, la incertidumbre reinante en torno a la política italiana y el crecimiento no estadounidense sorprendentemente débil no dejan lugar a dudas sobre las cosas por las que hay que preocuparse. Sin embargo, es el momento de analizar los fundamentales.

El crecimiento de Estados Unidos es sólido y se está ampliando, alentando a la Reserva Federal a seguir con su ritmo gradual de endurecimiento monetario. Esto ejerce presión a la baja en la mayoría de las demás divisas, en particular las de los emergentes denominados “Fragile Five”: Brasil, India, Indonesia, Sudáfrica y Turquía.

Sin embargo, es la debilidad en el crecimiento del resto del mundo, particularmente en Europa, lo que ha sorprendido a los mercados. Hemos visto a Europa de manera menos favorable, aunque el momento de calma de estos días proporciona motivos para cierto optimismo.

De tensiones comerciales a monetarias

La fortaleza del euro en 2017 y el aumento de los precios del petróleo en 2018 han contribuido al ánimo positivo, pero el factor más importante ha sido el ciclo de los inventarios que ha registrado una transición desde las reducciones de 2016 a la acumulación en 2017, lo que condujo a un crecimiento excepcionalmente alto el año pasado. Con la producción una vez más por debajo de la demanda minorista, las perspectivas ahora son buenas para un repunte.

Las relaciones comerciales entre Estados Unidos y sus socios comerciales han empeorado. Sin embargo, Trump ya ha dicho que protegerá a los trabajadores estadounidenses en la medida en que sus socios comerciales protejan a los suyos, lo que, desde el punto de vista político, aumentará sus resultados en las encuesta. Ahora es más probable que cambie su enfoque hacia los miembros de la OTAN que cumplan con sus compromisos de financiación.

El peligro de una mayor escalada en la guerra comercial radica ahora en una transformación de las «tensiones comerciales» en «tensiones monetarias». El desequilibrio en el comercio implica que China no puede igualar los aranceles de Estados Unidos uno por uno, lo que hace que la posibilidad de usar el yuan como arma sea muy real. La reciente oleada de ventas del yuan ha sido notoria y prolongada antes de que el Banco Popular de China interviniera verbalmente. Los mercados estarán ahora en guardia, muy atentos a lo que pueda suceder.

Somos menos optimistas sobre el rebote del crecimiento uniforme de los mercados emergentes, ya que la mayoría de los emergentes arrojan cifras de que su producción se está desacelerando, mientras que Europa da señales de estar tocando fondo. Una mayor depreciación del yuan obligaría a depreciar las divisas de los mercados emergentes, no solo a las de los “Fragile Five”. La deuda soberana en moneda fuerte de los mercados emergentes pueden ser una clase de activo interesante bajo estas circunstancias.

A pesar de estos riesgos, seguimos esperando que el crecimiento global recupere tracción, que la incertidumbre comercial se estabilice pronto y que los mercados se reconecten con sus fundamentales a medio plazo.

Michael J. Kelly, CFA, es managing director y responsable global de estrategias multiactivo de PineBridge.

Esta información tiene sólo fines educativos y no pretende servir como asesoramiento de inversión. No supone una oferta de venta o solicitud de compra de ningún producto de inversión o valor. Cualquier opinión proporcionada en este artículo no se debe ser tenida en cuenta en decisiones sobre inversión. Cualquier opinión, proyecciones, pronósticos y declaraciones a futuro son de carácter especulativo. Son válidas únicamente a la fecha presente y están sujetas a cambios. PineBridge Investments no está solicitando o recomendando actuaciones basadas en esta información.

¿Hasta dónde llegará la guerra comercial?

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¿Hasta dónde llegará la guerra comercial?
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Antti T. Nissinen . ¿Hasta dónde llegará la guerra comercial?

El asedio emprendido por Estados Unidos contra la fortaleza comercial china, unido al agotamiento de la fuente mundial de dólares, ya se ha cobrado sus primeras víctimas. La bolsa china ha cedido un 15% de su valor desde principios de año y, por contagio, los activos financieros del universo emergente, en particular sus divisas, se han debilitado.

Las economías más dependientes de la financiación externa en dólares, como es obvio, se han visto más afectadas, y Argentina —cuyos progresos constantes pero aún frágiles en el marco de su programa de reformas han quedado borrados de un plumazo por la violenta tormenta de desconfianza de los inversores— ha acusado particularmente el golpe.

En el Gobierno estadounidense existen en la actualidad voces influyentes, impulsoras de una corriente ideológica que presenta sin ambages a China como el enemigo estratégico, cuya dinámica debería frenarse.

Si, en efecto, la aspiración de EE. UU. consiste, bajo el pretexto de una disputa sobre los derechos de aduana, en impedir que China lleve a cabo su plan estratégico «Made in China 2025», la confrontación será entonces larga y destructiva.

El presidente chino Xi Jinping no está en absoluto dispuesto a renunciar a su ambición de proseguir el ascenso de China en la cadena de valor industrial a escala mundial. La ofensiva anunciada contra las importaciones de vehículos alemanes obedece a la misma lógica, dado que la Unión Europea ha cerrado filas frente a la postura estadounidense. ¿Debe entonces verse a Donald Trump como un héroe homérico, conducido por el sino hacia una guerra inexorable que solo tocará a su fin con la aniquilación de uno de los protagonistas?

Es perfectamente verosímil que, al contrario, la aspiración de EE. UU. sea pragmática, política y a mucho más corto plazo. Las elecciones de mitad de mandato del Congreso estadounidense, que se celebrarán el próximo 6 de noviembre, constituyen un objetivo de vital importancia para Donald Trump, en vista de que los sondeos no anticipan de momento la victoria del Partido Republicano.

Lograr antes de esta votación decisiva presumir de haber concluido acuerdos con China, y si es posible también con la Unión Europea, que se presentarán sin lugar a duda como heroicas victorias, tendrá un efecto contundente en la opinión pública estadounidense. Por tanto, las estrategias de inversión no deben excluir la posibilidad de una salida racional en el momento oportuno.

En este sentido, el dólar, que en la actualidad se beneficia de una economía estadounidense todavía dinámica, de una aversión general al riesgo y de un banco central aún determinado, podría al mismo tiempo caer del pedestal —empujado además por la ralentización del ciclo económico—, y la disipación de la hipótesis del peor de los casos podría dar pie a unos niveles de entrada convincentes en activos emergentes de calidad.

A corto plazo, el deseo de preservar el capital en cualquiera de las situaciones nos lleva a adoptar gran prudencia, sin renunciar a toda la flexibilidad y la capacidad de respuesta necesarias, puesto que el peor de los casos nunca es seguro.

Didier Saint-Georges es miembro del Comité de Inversiones y managing director de Carmignac.

Se enconan las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China

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Se enconan las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: U.S. Department of Agriculture. Se enconan las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China

Estados Unidos ha activado otra ronda de medidas proteccionistas contra China. Aunque estas medidas no son precisamente favorables para el comercio mundial, la agitación de las bolsas responde más al miedo a una escalada que a su efecto real sobre los beneficios de las empresas. El juego de los posicionamientos políticos llevará a Trump a mantener su retórica proteccionista, lo que creará más volatilidad, pero tenemos motivos para ser optimistas en torno a China.

La última andanada de medidas proteccionistas del presidente Trump se dirige contra 200.000 millones de dólares de importaciones procedentes de China con un impuesto del 10% y se suma a los aranceles por valor de 34.000 millones de dólares que entraron en vigor el 6 de julio.

Para las próximas semanas están previstos otros 16.000 millones de dólares en lo que está convirtiéndose en una guerra comercial que crece en intensidad. Sin embargo, el efecto real sobre la economía es menor de lo que el tono de las bolsas sugiere.

Los efectos sobre China

Los últimos aranceles tienen dos efectos claros sobre China: el efecto sobre la economía y el efecto sobre las bolsas, que no son necesariamente los mismos. En su magnitud actual, los aranceles tienen un efecto relativamente pequeño sobre la economía. Calculamos que la primera ronda de aranceles podría reducir el crecimiento del PIB de China en 20 puntos básicos o menos.

Si esta trifulca comercial hubiera ocurrido hace cinco o diez años, habría sido mucho más perjudicial por los motores económicos que se daban entonces. Ahora, la economía china está más orientada hacia el mercado interno y ha diversificado sus socios comerciales; la iniciativa Belt and Road es un buen ejemplo de ello.

La confianza lastra las bolsas

Los aranceles están lastrando la confianza en las bolsas, lo que indica que se teme que lo peor podría estar por llegar, pero el efecto real sobre los fundamentales de las empresas no es tan fuerte, ya que el porcentaje de los ingresos que obtienen en EE.UU. las empresas del MSCI China es inferior al 5%.

Sin embargo, algunos sectores están más presionados, sobre todo aquellos con mayor exposición a EE.UU., como el textil, los componentes de automoción y los equipos tecnológicos. Las medidas de Donald Trump también están incidiendo en sectores que contribuyen ostensiblemente al gran superávit comercial de China con EE.UU., como la electrónica de consumo y los equipos tecnológicos, lo que explica parte de la volatilidad que han experimentado estas áreas.

Los aranceles decretados por Trump tienen su origen en gran parte en las próximas elecciones legislativas de noviembre y en el deseo del presidente de seguir controlando las dos cámaras del Congreso. Eso hace probable que mantenga su discurso, al menos hasta después de las elecciones.

Atentos a los riesgos

Hay algo a lo que presto más atención que a los aranceles y es el efecto de la desaceleración económica de China a raíz de la reducción del endeudamiento y las reformas. El crecimiento del crédito está frenándose perceptiblemente y podría suscitar temores deflacionistas.

La última vez que nos preocupamos por eso fue en 2015, cuando se desencadenaron tensiones en la bolsa y oleadas de ventas en los activos de riesgo en todo el mundo. Las buenas noticias son que el índice de precios a la producción de China se mantiene en terreno positivo y se ha estabilizado en torno al 3%-4%, por lo que China ya no está exportando deflación.

El enfriamiento del ciclo comercial mundial es un motivo de inquietud. Se está registrando una desaceleración clara de los volúmenes de mercancías despachadas en Asia debido a la caída de la demanda en Europa, más que en EE.UU. Ese es un factor potencialmente más inquietante, ya que el efecto de las guerras comerciales todavía está gestándose. A pesar de ello, el crecimiento de las exportaciones asiáticas aguanta por el momento. 

Razones para ser optimistas sobre China

A pesar de los titulares, existen motivos para ser alcista en China. La tasa de crecimiento de la rentabilidad sobre recursos propios (ROE) es una de las más elevadas de Asia y los pronósticos sugieren que podría mejorar. La rentabilidad sobre recursos propios se apoya principalmente en la expansión de los márgenes, gracias a factores como la mejora de las tendencias del consumo (temática interna de China), la reducción de costes mediante la automatización y la consolidación sectorial.

Hace una década se contaban más de 200 empresas estatales, pero en la actualidad existen menos de la mitad tras la importante actividad de fusiones y adquisiciones de los últimos años. La naturaleza de estas fuerzas favorables apunta a una recuperación duradera de la ROE y los beneficios en los sectores de la nueva China, no solo en la energía al calor de la revalorización del petróleo.

Aunque China está ralentizándose, merece la pena señalar que ello se debe a áreas de la economía donde el gobierno está focalizando sus esfuerzos de desendeudamiento, como las inversiones en activos de infraestructuras. Por su parte, el tejido industrial privado está expandiéndose, sostenido por la determinación del partido gobernante de garantizar una financiación amplia y asequible para las pymes. Esa es un área prioritaria ahora que China está buscando motores de crecimiento para la próxima década.

Los riesgos traen oportunidades

Hace tres años, a los inversores les preocupaba la capacidad de China para actuar, no su disposición a hacerlo. Hoy en día, parece ocurrir lo contrario e indudablemente se trata de una dinámica más favorable. Además, los riesgos están aumentando, pero también los beneficios y las rentabilidades sobre los recursos propios. Todos estos factores deberían dar apoyo a los múltiplos de valoración, que ahora son más atractivos tanto en el mercado bursátil interno como en el externo.

George Efstathopoulos es gestor de fondos del área de Multiactivos de Fidelity.

Inversiones multifactor: la nueva generación de procesos cuantitativos

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Inversiones multifactor: la nueva generación de procesos cuantitativos
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Andreas. Inversiones multifactor: la nueva generación de procesos cuantitativos

Puede llegar a ser molesto escuchar a alguien decir «las cosas solían ser mejores antes». Lo mismo sucede cuando, al llegar a cierta edad, escuchas una y otra vez que la nueva generación supera a la anterior. Aunque durante mucho tiempo han estado a la vanguardia de la investigación de inversión basada en factores, nuestros equipos de inversión cuantitativa no sufren esta deficiencia.

El hecho de que utilicemos estrategias de inversión de factores no significa que hayamos abandonado los modelos que utilizamos al lanzar la versión smart beta en nuestra gama de fondos en 2008. La inversión factorial y la smart beta son, de hecho, perfectamente complementarias. Confiamos en que la forma en que aplicamos la estrategia de inversión basada en factores puede generar valor añadido en relación con la réplica de índices, incluido el S&P 500, un índice de acciones que muchos consideran inmejorable para las estrategias de inversión activa.

Nuestro enfoque de inversión multi-factor recurre a los hallazgos de las finanzas del comportamiento para explotar las imperfecciones del mercado, o puntos de vista divergentes entre los diferentes participantes del mercado. Además, hemos elegido basar nuestras estrategias en el ajuste de riesgos, lo que garantiza una regularidad considerable en el rendimiento. Nuestra nueva generación es menos agresiva que algunos de sus predecesores y menos tímida que otras.

Los principios fundamentales

La inversión multifactorial utiliza algoritmos para seleccionar acciones en función de su capacidad de obtener mejores resultados con el tiempo. Hay cuatro factores de rendimiento superior recurrente:

  • Valor
  • Calidad
  • Baja volatilidad
  • Momentum

Estos factores se pueden presentar de manera diferente:

El gráfico puede dar la impresión de que los factores están en conflicto, a pesar de que son complementarios y su aplicación conduce a un universo consistente.

Por supuesto, hay estrategias basadas en solo uno de estos factores. Proponemos un enfoque más razonable que implemente el control de riesgos a nivel de cada factor.

Hay una virtud más que es importante: la humildad. El análisis nos ha enseñado que no tiene sentido tratar de predecir el mercado beta. Admitir eso hace que el enfoque de factor sea aún más atractivo.

Implementando los factores

En primer lugar, los factores se neutralizan por sesgos sistemáticos, es decir, sectores, regiones geográficas y capitalización bursátil. Nuestro enfoque riguroso ha demostrado que la cartera resultante está mejor inmunizada contra shocks globales.

Nuestra asignación de riesgos es constante entre los diversos factores. Sabemos que algunos factores son más eficientes en ciertos mercados, pero ajustar las ponderaciones para reflejar esto requeriría determinar de antemano qué configuración existe. Este enfoque, que equivaldría a la sincronización del mercado, es incompatible con la humildad de nuestra filosofía.

Hemos elegido deliberadamente limitarnos a cuatro factores, que son complementarios. Para cada factor, hemos reducido la cantidad de indicadores considerados tanto como sea posible, tal y como se muestra en el gráfico.

Creemos que los nueve indicadores elegidos ofrecen una buena compensación entre la estabilidad y la eficiencia en nuestro modelo. Esta selección es el resultado de una investigación exhaustiva. Nuestros criterios no son siempre los que se destacan en los enfoques más tradicionales.

Una estrategia de camaleón

Nuestro enfoque de inversión multifactorial no es solo un estudio de los datos o un proceso en el que cada factor ha sido sometido a una test de respaldo para que brinde una imagen más halagadora del rendimiento pasado.

En la primera etapa, los factores de cálculo proporcionan una lista de acciones que se ajustarán por la asignación de riesgo entre cada factor. Sobre esta base, es posible aplicar filtros específicos para llegar a una cartera final que satisfaga las restricciones de los inversores, por ejemplo, criterios de selección ambiental, social y de gobierno corporativo (ESG) para reducir la huella de carbono de una cartera, sin introducir distorsiones en el proceso.

La siguiente etapa asume que el universo inicial es lo suficientemente amplio, por lo que tener en cuenta las limitaciones no hace que sea imposible encontrar acciones que satisfagan necesidades específicas.

Corregir el sesgo de bajo volumen

Técnicamente hablando, el factor «bajo volumen» introduce un sesgo defensivo en nuestra cartera, ya que baja la beta. Dado que la cartera está menos expuesta que el índice de referencia al riesgo de la renta variable, esto perjudica su desempeño a largo plazo. La exposición a los futuros del índice de acciones puede reducir la beta general a un nivel neutral.

Etienne Vincent es responsable de gestión cuantitativa global de BNP Paribas AM

Después de MiFID II llega la “Green MiFID”

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Después de MiFID II llega la “Green MiFID”
Foto:Jackietl, Flickr, Creative Commons. Después de MiFID II llega la “Green MiFID”

En los últimos meses, la Comisión Europea está inmersa en el desarrollo de iniciativas de financiación ecológica y sostenible que responden a las últimas tendencias internacionales sobre el cambio climático (tomando como referencia el acuerdo de París de 2016) y a la creciente preocupación por las cuestiones sociales y medioambientales.

El pasado 8 de marzo, la Comisión publicó un plan de acción denominado “Financiación del crecimiento sostenible” cuyo objetivo es reorientar los flujos de capital hacia inversiones sostenibles para lograr un crecimiento más integrador. En este plan, además de establecerse la estrategia europea en la materia, se anticipaban modificaciones regulatorias en distintos ámbitos, cuyos primeros borradores han empezado a publicarse tan sólo dos meses después.

Entre estas iniciativas, el 24 de mayo, la Comisión publicó una propuesta de modificación de la MiFID II para obligar a las entidades a incorporar criterios medioambientales y de sostenibilidad al analizar la idoneidad de los productos de inversión e informar a los clientes sobre tales criterios.

Esta modificación se articula a través de una actualización del reglamento delegado (UE) 2017/565, sobre requisitos organizativos y condiciones de funcionamiento de las empresas de servicios de inversión. Al tratarse de un reglamento, se evita la necesidad de trasposición en los distintos estados miembros. El borrador otorga un plazo de 18 meses desde su entrada en vigor para la adaptación de los procedimientos de las entidades, lo que supone que, en la práctica, las nuevas obligaciones podrían comenzar a aplicarse tan pronto como en el año 2020.

La “Green MIFID” se centra en incluir factores sostenibles a la hora de evaluar la idoneidad y proporcionar información sobre productos

Por una parte, para proporcionar a los clientes los productos más adecuados a sus necesidades, las entidades que prestan los servicios de asesoramiento en materia de inversión y gestión discrecional de carteras deben introducir en sus procedimientos de evaluación de idoneidad preguntas que ayuden a identificar los objetivos de inversión del cliente, incluyendo, y esto es la novedad, las preferencias medioambientales, sociales y de buen gobierno (ESG, por sus siglas en inglés, “Environmental, Social and Governance”). En consecuencia, las recomendaciones que se formulen al cliente o las decisiones de inversión que se tomen para gestionar su cartera deben reflejar tanto los objetivos financieros como, en su caso, las preferencias ESG de dicho cliente.

Por otra parte, las entidades deben revelar, cuando proceda, información sobre las preferencias ESG de cada producto financiero antes de prestar servicios de inversión. También deben explicar a los clientes cómo se tienen en cuenta sus preferencias en materia de ESG para cada instrumento financiero en el proceso de selección utilizado para recomendarle productos financieros.

Nuevas preocupaciones en las entidades

La modificación propuesta no da, por el momento, respuesta a todas las inquietudes que surgen fruto de esta nueva obligación. Por ejemplo, ¿cómo se concretan las preferencias ESG y qué elementos deben de tomarse en cuenta?, ¿qué peso que debe darse al interés ESG del cliente en caso de entrar en colisión con otros de los que se deben evaluar?

Así, últimamente son habituales en la industria los debates sobre el modo en que esta nueva obligación se hará efectiva, por lo que no es descartable que los supervisores europeos publiquen próximamente opiniones, guías y criterios sobre su aplicación práctica.

En definitiva, la irrupción de los criterios ESG en el “mundo MiFID II” trae consigo nuevas preocupaciones para los bancos, gestoras y restantes entidades financieras, que deberán adaptar sus productos, procedimientos y modelos de test de idoneidad, y ser capaces de diferenciar en sus catálogos de productos aquellos que tengan en cuenta los criterios ESG de modo que puedan satisfacer los intereses de sus clientes.

Sin embargo, los criterios ESG también traen nuevas oportunidades para el sector financiero: ni más ni menos que la posibilidad de colaborar en la promoción de un sistema más sostenible y en la búsqueda del equilibrio entre el crecimiento económico, el impacto social y el impacto medioambiental.

Es de vital importancia para las gestoras, los bancos y las empresas de servicios de inversión posicionarse ante este nuevo escenario de “Green MiFID”, y satisfacer con sus productos y procedimientos las crecientes inquietudes sociales y medioambientales de sus clientes que, cada vez más exigentes, ya no sólo buscan la rentabilidad de sus inversiones -para el caso, discutido, de que estuviera reñida con la sostenibilidad-, sino que quieren que las mismas respondan a los principios ESG, y así lo parecen querer también los reguladores, por lo que el verde será, en los meses venideros, el nuevo color de moda del sector financiero.

Tribuna de Beatriz Benítez y Francisco Aparicio, asociados principales de finReg360