Dos posibles desenlaces para la guerra comercial entre Estados Unidos y China

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Dos posibles desenlaces para la guerra comercial entre Estados Unidos y China
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: U.S. Department of Agriculture. Dos posibles desenlaces para la guerra comercial entre Estados Unidos y China

A comienzos de 2018 no esperaba que las disputas comerciales pudieran ser una preocupación de primera índole para los mercados internacionales, y creo que mucha gente compartía esta visión. Dicho de forma sencilla, el comercio es algo más que un juego de suma cero y, por lo tanto, resulta conveniente preservar los acuerdos internacionales y los organismos que sostienen y fomentan el libre intercambio de bienes y servicios. Desafortunadamente, esa visión no parece compartirla el equipo del presidente estadounidense Donald Trump.

En opinión de la administración estadounidense, el problema comercial debe enfrentarse como un desafío estratégico para EE.UU., de modo que el país aborde el hecho de que a China las cosas le han ido desmesuradamente bien desde que se adhirió a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001, desarrollando presuntamente unas prácticas comerciales que serían totalmente inaceptables para cualquier otro país. Algunos comentaristas llegan a sugerir que esta política constituye una respuesta inevitable ante la inquietud que despierta desde hace tiempo el rápido desarrollo de China y que habría ocurrido aunque Trump no hubiera salido elegido.

Considero que la situación podría evolucionar de dos formas, dependiendo de las motivaciones detrás de las medidas actuales de las autoridades. En primer lugar, podría suceder que la política estadounidense tenga como objetivo obligar a China a abandonar lo que se consideran unas prácticas comerciales injustas, ya sea robando propiedad intelectual o imponiendo a las empresas estadounidenses la formación de sociedades conjuntas con empresas del país. Esta presión tiene como meta equiparar las condiciones y fomentar la competencia leal entre las empresas de los dos países. Este escenario podría no tener un desenlace tan malo, aunque a corto plazo su consecución provocaría fricciones y volatilidad en los mercados.

Disputa a largo plazo

El segundo escenario, y también el más preocupante, es que esta postura estadounidense parta de la premisa de que China es un nuevo rival cultural, militar, político y económico al que es preciso parar los pies. Concretamente, podría existir el miedo a que China se convierta en una superpotencia rica y tecnológicamente avanzada que cuestione la hegemonía de Estados Unidos. Si la prioridad de EE.UU. a partir de ahora es frenar el desarrollo económico de China, entonces podríamos estar ante una disputa larga, agotadora y potencialmente amarga.

Si EE.UU. persigue el objetivo estratégico de poner freno a China, entonces tal vez ninguna de estas medidas de tipo comercial pretenda propiciar la igualdad de condiciones, sino contener a un rival.

Obviamente, existen otros posibles desenlaces, dependiendo de las motivaciones de las autoridades estadounidenses, pero cualquiera de los dos escenarios anteriores debería dar a los inversores tiempo para considerar los riesgos de conjunto. La segunda vía sería muy difícil de emprender, pero tal vez las autoridades estadounidense estén dispuestas, de hecho, a pagar un precio para conseguir sus objetivos estratégicos, y ese precio sería poner en peligro el orden económico relativamente estable liderado por EE.UU. que ha disfrutado el mundo durante los últimos 35 años.

Intenciones desconocidas

Los mercados se han acostumbrado a un mundo globalizado donde el capital puede buscar y aprovechar cualquier ventaja concebible en costes y calidad de producto, y los costes que a medio y largo plazo supondría dar marcha atrás a esta era en nombre del nacionalismo serían considerables. Pero dependiendo de las intenciones que escondan los ataques comerciales actuales de EE.UU. contra China, los inversores tendrán que valorar cómo las políticas proteccionistas podrían afectar a las decisiones del sector empresarial en general.

Sin la certidumbre del orden económico y mundial liderado por EE.UU., no está claro qué pasos darán las empresas. Esta cuestión podría ser un problema para los próximos años y podría adoptar, en lo que respecta a los inversores, el aspecto de una mayor volatilidad, mayores primas de riesgo y menores tasas de crecimiento.

Desde el punto de vista de China, estamos ante un asunto sensible, y con razón. El país no tiene intención de seguir siendo un país de renta media, como Brasil o Rusia.

Para alcanzar la próxima etapa de su desarrollo, la economía china necesita entrar en sectores de mayor valor añadido, lo que incluye el diseño y fabricación de vehículos eléctricos, semiconductores y aeronaves. El apoyo estatal a estos sectores es vital. Aunque eso podría interpretarse desde el punto de vista estadounidense como un factor que distorsiona la igualdad de condiciones, China lo considera una forma de contrarrestar las ventajas naturales de EE.UU., como la estrecha relación entre sus prestigiosas universidades y su tejido industrial.

Las disputas comerciales siguen siendo un riesgo importante para los inversores, pero está por ver si las consecuencias de las tensiones constantes serán lo suficientemente importantes como para tener implicaciones de calado en los mercados. China y EE.UU. se enfrentan a estos problemas desde perspectivas muy diferentes y es muy posible que surjan malentendidos. Eso eleva las probabilidades de que se produzca un suceso que afecte a los mercados. Ahora parece existir una divergencia entre los intereses estratégicos de China y EE.UU. y durante los próximos meses será importante estar atentos a los riesgos extremos que se derivan de ello.

Bill McQuaker es gestor de fondos multiactivo de Fidelity.

Tres escenarios para las elecciones de mitad de mandato de Estados Unidos

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Tres escenarios para las elecciones de mitad de mandato de Estados Unidos
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: DonkeyHotey. Tres escenarios para las elecciones de mitad de mandato de Estados Unidos

La condena de dos ex asesores del presidente Donald Trump hace algunas semanas hace que sea más urgente analizar las elecciones legislativas del Congreso de mitad de mandato, programadas para el 6 de noviembre. Desde Lombard Odier observamos tres posibles escenarios, así como la repercusión de inversión para cada uno.

Tradicionalmente, las elecciones de mitad de mandato de los Estados Unidos ofrecen un referéndum sobre el presidente en el cargo. El Partido Republicano tiene mayorías tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, y dentro de diez semanas los votantes decidirán 35 de los 100 escaños del Senado y los 435 escaños en la Cámara.

Es posible que hace unos días se haya producido uno de los mayores hitos en la presidencia de Trump. Por primera vez, un tribunal lo vinculó a condenas por fraude tributario y por romper las leyes de financiación de campaña por parte de su abogado personal y su entonces gerente de campaña. Siete de los antiguos ayudantes y asesores de Trump han confesado su culpabilidad o han sido declarados culpables de crímenes vinculados a su campaña en una investigación que busca vínculos con funcionarios rusos.

En este contexto, las elecciones de mitad de mandato de Estados Unidos, que se celebran cada cuatro años, pueden otorgarle al Partido Demócrata el control de la Cámara de Representantes, cambiando el equilibrio político de poder y las perspectivas para los mercados estadounidenses. Esto es importante porque, suponiendo que continúen las actuales revelaciones legalmente incriminatorias, los demócratas tienen más posibilidades de presionar para que se destituya al presidente.

A continuación se muestran los tres escenarios que vemos, con sus respectivas probabilidades, basados en las encuestas y modelos1 actuales:

  • Un Congreso dividido es nuestro escenario base. Utilizando los resultados de consenso de las encuestas y los modelos, esperamos que los demócratas ganen la mayoría en la Cámara y los republicanos mantengan el control del Senado (55% de probabilidad)
  • Sin cambios: el Senado y la Cámara continúan siendo controlados mayoritariamente por los republicanos (35% de probabilidad)
  • Barrido democrático: con ambas cámaras del Congreso cambiando el control (10% de probabilidad).

Además, un número inusual de republicanos en puestos vulnerables han renunciado, se han retirado o han dimitido en los últimos dos años, lo que aumenta las posibilidades de que los demócratas ganen escaños en noviembre.

Honor y división

Antes de mencionar las consecuencias para la inversión en cada escenario debemos recordar que la acusación formal de un presidente estadounidense es un proceso político, no legal. Los redactores de la constitución de los Estados Unidos en el siglo XVIII suponían que un presidente que se enfrentase a un juicio renunciaría debido a una cuestión de honor. Esa fue una suposición válida hasta esta administración de los Estados Unidos. En 1974, Richard Nixon renunció cuando perdió el apoyo de su propio partido y antes de que se presentaran cargos y en 1999 el Senado absolvió a Bill Clinton, que cumplió su segundo mandato completo como presidente de Estados Unidos.

Aun así, en nuestro escenario base de un Congreso dividido, cualquier intento de los demócratas de acusar a Trump por mayoría simple en la Cámara de Representantes está destinado a fracasar en un Senado controlado por los republicanos. Una mayoría de dos tercios en el Senado respaldando un proceso de destitución es improbable, a menos que los republicanos vean repentinamente a Trump como un riesgo político para 2020.

El único caso donde la acusación parece algo más probable, con los republicanos posiblemente empujados hacia el abandono de Trump, es una barrida demócrata de la Cámara de Representantes y del Senado. Pero independientemente de todo esto, las calificaciones de aprobación de Donald Trump se han mantenido estables entre el 38% y el 43% este año, e incluso los escándalos más recientes han mostrado pocas señales de que impacten a sus seguidores.

Siguiendo el dinero

Veamos ahora las consecuencias de la inversión para cada uno de estos escenarios. En caso de que nuestra expectativa de un Congreso dividido se desarrolle, esperaríamos ver una administración estadounidense mucho menos eficiente, con más dependencia de la autoridad ejecutiva para lograr lo que se bloquearía a través de la legislación, similar a lo sucedido al segundo mandato de Barack Obama.

En este contexto, la política fiscal impulsaría el desempeño económico en menor grado, y la política monetaria tomaría la delantera en su lugar, con tasas de interés en alza y un dólar más fuerte. A medida que los recortes de impuestos se mantengan y la rentabilidad corporativa continúe avanzando en línea con las expectativas del mercado, no habrá nuevos catalizadores fundamentales para impulsar el desempeño del mercado de valores.

Un Congreso sin cambios con republicanos sosteniendo su doble mayoría sería el resultado más positivo para el mercado en el corto plazo. El gasto en infraestructura probablemente continuaría con posibles recortes fiscales y los grandes programas de gastos también apoyarían al dólar. Sin embargo, a más largo plazo, los continuos niveles de alto gasto tendrían serias consecuencias para la solvencia de la economía de Estados Unidos, además de ser de poco agrado para los inversores.

Por supuesto, si los republicanos ganaran ambas cámaras del Congreso en este escenario, sería lógico considerar las elecciones presidenciales de 2020 y la posibilidad de que Trump busque y gane un segundo mandato. En el corto plazo, eso puede tener consecuencias para la relación entre la Casa Blanca y la independencia de la Reserva Federal, a menos que el banco central logre ser visto para resistir todos los intentos de Trump de influir en sus decisiones de fijar las tasas de interés. Después de la crítica de Trump hace un par de semanas sobre la normalización de la tasa de interés de la Fed, cualquier percepción de interferencia continua tendría profundas implicaciones para el estatus de refugio del dólar.

El resultado más inmediato sería una ‘barrida’ demócrata. Las victorias de los Demócratas tanto del Senado como de la Cámara serían un resultado más negativo para los mercados financieros en el corto plazo. En primer lugar, porque los inversores asumirían que los recortes de impuestos y regulaciones que han ayudado a impulsar los mercados en los últimos dos años no se renovarían. En segundo lugar, socavaría las políticas pro empresariales de Trump. Finalmente, Trump también puede respaldar la legislación demócrata sobre controles de precios farmacéuticos y aumentar el salario mínimo. Sin embargo, no cambiaría la política de la Fed de subir las tasas y retirar el estímulo fiscal.

Stéphane Monier es jefe de Inversiones de Lombard Odier.

Argentina: 6 factores negativos y 6 positivos del momento que atraviesa su economía

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Argentina: 6 factores negativos y 6 positivos del momento que atraviesa su economía
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: easydayout . Argentina: 6 factores negativos y 6 positivos del momento que atraviesa su economía

Los datos de Argentina son, de hecho, todavía débiles y la situación es seria. Pero es normal si ejecutas ajustes estructurales fiscales y de cuenta corriente. Lo que ya era una situación difícil, se ha visto agravado por las dificultades del sector de la agricultura (el más importante) debido a unas condiciones meteorológicas complicadas.

Para dar algo más de contexto tenemos que tener en cuenta 6 factores negativos y 6 positivos del momento que atraviesa la economía argentina:

1.- La comunicación (del comportamiento más ortodoxo) ha sido pobre y la política del banco central se alejó de la meta de inflación a la focalización monetaria. El anuncio de la «aceleración» del paquete del FMI el miércoles fue dramáticamente precipitado. Especialmente con Luis Caputo, un antiguo trader como ministro de finanzas, que supuestamente debería saber cómo comunicarse con el mercado. Estamos desconcertados y nos preguntamos por qué dejó hablar a Macri antes de contar con el apoyo total del FMI y sin dar muchos detalles.

2.- En este período de riesgo, es difícil mantener al peso argentino suficientemente estable, reducir el stock de Letras del Banco Central (LEBAC) a corto plazo, el riesgo de refinanciación y mantener las reservas. Actualmente, las reservas son solo del 10% del PIB. Una cifra muy inferior a los promedios del resto de países de Latinoamérica y muy cercanos a los requisitos mínimos del FMI.

3.- Se prevé una significativa recesión económica, pero los inversores parecen concentrase mucho en esto. Es cierto que es inevitable que se produzca una fuerte desaceleración (principalmente recesión) por un largo periodo de tiempo cuando se hace un fuerte ajuste fiscal y de cuenta corriente. Dicho esto, los números han sido peores de los esperados.

4.- Las próximas elecciones presidenciales se celebrarán en el plazo de un año, cuando el ajuste que sucede a cualquier reforma estructural aún se sentirán profundamente en la economía. El riesgo de un regreso a un candidato peronista es un «desconocido conocido». El ajuste fiscal profundo, junto con la inflación muy alta ponen en peligro la perspectiva de la reelección de Macri (a pesar de que su popularidad sigue siendo relativamente alta para los estándares de América Latina).

5.- El significativo ajuste monetario aumentará la inflación y puede tener una repercusión automática en los aumentos salariales previamente acordados, lo que complicará el logro de los objetivos presupuestarios.

6.- La población puede estar muy descontenta con la corrección de la moneda, la inflación y la pérdida del PIB per capital, mientras que los niveles de deuda se han mantenido altos.

En el lado positivo:

1.- Argentina está logrando enormes mejoras microeconómicas (una destrucción creativa como las de Schumpeter) en la que destaca la liberalización de los precios del petróleo, la supresión de los aranceles a la importación de los notebooks y la electrónica del hogar, la eliminación del monopolio bancario en las tarjetas de créditos, entre otras muchas cosas.

2.- Los tipos reales son positivos, los tipos nominales son los más altos del mundo (1% carry/semana…que aumenta otra vez)

3.- La deuda externa es extremadamente barata.

4.- Las autoridades se comportaron de forma ortodoxa (por primera vez en bastante  tiempo …) Existe la capacidad y, esto es nuevo, también una fuerte dedicación para resolver los problemas.

5.- Lo más probable es que se anuncien un nuevo presupuesto más estricto (anunciaron el 1,3% pero a un nivel superior) hoy o el lunes

6.- Es probable que se resuelva el actual déficit por cuenta corriente debido al enorme ajuste monetario. Tener un doble superávit para 2020 es ahora un objetivo razonable.

En última instancia, Argentina es casi un mercado frontera en términos de profundidad y amplitud de sus mercados de capital (comparado con, por ejemplo, Turquía). Argentina fue probablemente demasiado de una “historia de éxito” desde la denominación de Macri. No es necesario decir que la “salida” es más dolorosa que la entrada… ya que hay baja (o ninguna) liquidez y los movimientos de divisas en particular son actualmente exagerados.

De cara al futuro, el mercado local de divisas seguirá bajo presión tanto tiempo como persista el sentimiento negativo.

En este sentido, que la situación de una vuelta muy probablemente necesita algún evento exógeno, ya sea una solución de liquidez sorprendente de una tercera parte (líneas de swap, prestamista de último recurso, otro…), las nuevas subidas de tipos de interés o el FMI saltando a escena con un elemento suplementario de apoyo.

Lo mejor que le podía pasar a Argentina que el FMI relaje sus criterios, ya que le daría  un poco más de flexibilidad con la actual administración dedicándose extremadamente a ejecutar políticas sólidas. El riesgo de que sólo usen la flexibilidad extra para relajar la reforma estructural en curso es mínima.

Adrian Bender es portfolio advisor de Fixed Income en Vontobel AM.

México salva el TLCAN, pero ¿a qué precio?

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México salva el TLCAN, pero ¿a qué precio?
Pixabay CC0 Public DomainFoto: kliemphoto. México salva el TLCAN, pero ¿a qué precio?

El acuerdo de esta semana entre Estados Unidos y México sugiere que la Administración Trump se está volviendo más constructiva sobre el tema del libre comercio. No creemos esto necesariamente, pero en los últimos meses Estados Unidos ha sido más razonable con sus socios comerciales, exceptuando a China.

En general, el riesgo de una guerra comercial mundial probablemente ha disminuido. Pero mientras Estados Unidos y China no lleguen a un acuerdo satisfactorio (y las señales no son positivas), la amenaza del proteccionismo global probablemente seguirá pesando en los mercados, especialmente en los mercados emergentes. Para México, sin embargo, el acuerdo sobre áreas clave del TLCAN es una noticia positiva.

Entonces, ¿qué se ha decidido después de un año de duras discusiones? Lo más importante es que para los fabricantes de automóviles, el requisito de piezas fabricadas regionalmente aumentará del 62,5% al 75%. Esto incluye el input de acero y aluminio.

Además, una nueva regla requerirá que al menos el 40% del valor agregado de exportación de automóviles sea producido por trabajadores que ganen al menos 16 dólares por hora. Los mexicanos se han comprometido claramente en estos dos puntos y por su parte, Estados Unidos ha suavizado su postura sobre la resolución de disputas y sobre la llamada cláusula de extinción, en base a la cual se acordó que el nuevo acuerdo debería seguir siendo válido durante al menos 16 años en lugar de los cinco años originalmente exigidos por EE.UU.

Para Estados Unidos, los cambios en la industria automotriz fueron de lejos los más importantes. México aceptó las nuevas reglas para salvar el TLCAN. Al mismo tiempo, el daño al sector automotriz mexicano parece manejable. Se estima que el 70% de los fabricantes de autos ya cumplen con las nuevas reglas. Así que con los negociadores estadounidenses enfocados en el sector automotriz, los temidos cambios en el sector agrícola no se materializaron.

Otro punto positivo es que la parte mexicana no propuso cambios en el sector de la energía. Hasta donde sabemos ahora, los negociadores del presidente López Obrador no han presionado para sacar adelante una nueva y más estricta regulación de la inversión extranjera en el sector de petróleo, del gas y la electricidad en México. Esto sugiere que el nuevo gobierno, que se instalará el 1 de diciembre, no tiene prisa por revertir las reformas energéticas del gobierno saliente de Peña Nieto. Derogar estas reformas energéticas fue uno de los puntos principales en la campaña electoral del nuevo presidente.

En general, el acuerdo es una noticia positiva para la economía mexicana, ya que es poco probable que la importante relación comercial con Estados Unidos se vea muy afectada. Ahora, el acuerdo debe discutirse con el gobierno canadiense, que no estuvo involucrado en la última fase de las conversaciones.

Las complicaciones podrían surgir si los canadienses no están de acuerdo con las partes clave del acuerdo. En cualquier caso, dada la imprevisibilidad de la Administración Trump, tenemos que esperar la firma final del acuerdo, ya sea en la forma de un acuerdo bilateral entre EE.UU. y México o un TLCAN reformado, antes de que podamos asumir la continuidad de la relación comercial mexicano-estadounidense.

Willem Verhagen es economista senior de NN Investment Partners y M.J. Bakkum es estratega senior de mercados emergentes.

Automatización y robótica: una pausa antes del próximo acelerón

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Automatización y robótica: una pausa antes del próximo acelerón
Pixabay CC0 Public DomainTookapic . Automatización y robótica: una pausa antes del próximo acelerón

La automatización y la robótica son tecnologías que están cobrando impulso rápidamente en todo el mundo debido a la creciente demanda de procesos de fabricación más rápidos y eficientes. Gracias a las mejoras del software y la disponibilidad de big data, también llamados macrodatos, los robots avanzados no solo están desplazando a los trabajadores humanos en labores repetitivas o peligrosas; también están permitiendo a las empresas industriales adquirir ventajas competitivas mediante la eficiencia operativa.

El departamento de análisis de Bank of America Merrill Lynch pronostica que el mercado mundial de la automatización de fábricas crecerá a una tasa de crecimiento anual compuesto (TCAC) del 7,6% entre 2016 y 2020, hasta alcanzar un total de aproximadamente 153.000 millones de dólares en ventas anuales en 2020. Se prevé que alrededor del 45% de las tareas de fabricación esté automatizado en 2025, frente al 10% en la actualidad.

El número de robots por cada 10.000 trabajadores (densidad de robots) ha aumentado de forma proporcional en todo el mundo. Según la Federación Internacional de Robótica (IFR), la densidad media mundial de robots en la industria pasó de 66 unidades por cada 10.000 trabajadores en 2015 a 74 unidades en 2016, lo que supone un incremento interanual del 12%. Las mayores densidades medias de robots en la industria se dan en las locomotoras industriales de alto valor añadido de Asia desarrollada (Corea del Sur, Japón) y Europa (Alemania). Sin embargo, la región que está experimentando el incremento más acusado en la densidad de robots son los países emergentes de Asia, especialmente China. Entre 2010 y 2016, la tasa media de crecimiento anual en la densidad de robots fue del 9% en Asia, frente al 7% en América y el 5% en Europa.

En este sentido, podemos afirmar que China es el principal foco de demanda de robots industriales. Entre las economías con importantes sectores industriales, China ha visto en los últimos tiempos cómo su densidad de robots aumentaba al ritmo más rápido en todo el mundo. La densidad de robots aumentó de 25 unidades por cada 10.000 trabajadores en 2013 hasta 68 unidades en 2016, un impresionante incremento del 172% en tres años.

El gobierno chino pretende seguir pisando el acelerador y convertir al país en una de las diez naciones más automatizadas del mundo en 2020. Para entonces, esperamos que la densidad de robots aumente hasta 150 unidades por cada 10.000 trabajadores, es decir, otro 120% más frente a los niveles de 2016. Cuando comparamos la situación de China con la de países que ya cuentan con elevadas tasas de automatización (Corea del Sur, Alemania y Japón) en términos absolutos, vemos que China necesitará entre 1,2 y 1,5 millones de robots para alcanzar esos niveles de densidad, lo que supone un incremento entre el 250% y el 340% sobre el parque operativo de 340.000 unidades de 2016. Eso supone una oportunidad potencialmente inmensa para que las ventas de los fabricantes de robots industriales converjan hacia ese nivel.

Las fábricas del mundo están evolucionando y entrando en una nueva era de innovación tecnológica impulsada por la automatización industrial. Hemos identificado cinco segmentos clave más allá de la robótica industrial que se articulan sobre las tendencias de automatización del mundo. Entre ellas, están los robots colaborativos o cobots. Aunque no contemplamos la posibilidad de que sustituyan a los robots industriales en líneas de producción muy automatizadas con poca intervención humana, creemos que la penetración de los cobots podría avanzar rápidamente en áreas de la producción que requieren del concurso de los seres humanos, como líneas de clasificación que utilizan sistemas de automatización de almacenes o islas de producción flexibles.

A medida que vayan mejorando las prestaciones de los cobots, cabe esperar que se produzca un incremento progresivo de su uso, por ejemplo, en las líneas de envasado de alimentos y medicinas y en las cadenas de montaje de semiconductores. En cuanto a los otros cuatro sectores que hemos identificado, tenemos el software industrial, la automatización de almacenes, los robots quirúrgicos y los robots de servicios.

El software de automatización es vital para mantener un alto grado de eficiencia y funcionalidad en todas las fases del ciclo de vida de una máquina o una fábrica. La adopción progresiva del software en los procesos de producción no solo ayuda a las empresas de automatización industrial con divisiones de software a generar nuevos ingresos; también puede impulsar la penetración de la robótica fuera de la industria. En cuando a la automatización de almacenes, esta pasa por ser una de las formas más eficaces para aumentar la rentabilidad de la inversión en el sector logístico, ya que mejora la precisión y la eficiencia, al tiempo que reduce los costes laborales.

Según Citi Research, la adopción de los procedimientos robotizados en los campos de la cirugía, la ortopedia y el diagnóstico podría aumentar a una TCAC del 18% hasta 2030. Por segmentos, la cirugía general debería acaparar el mayor número de procedimientos quirúrgicos robotizados en 2030. A medida que la tecnología mejore y bajen los precios, los robots de servicios representarán una porción cada vez más importante del mercado mundial de la robótica. Según la IFR, el número total de robots de servicios para uso profesional vendidos en 2015 aumentó un 25%, mientras que el valor de las ventas aumentó un 14% hasta un nuevo récord de 4.600 millones de dólares.

En lo que respecta al uso personal y doméstico, en 2015 se vendieron 3,7 millones de robots de servicios (como aspiradoras, cortadoras de césped, limpiadoras de ventanas), un 11% más que en 2014. Los segmentos relacionados con el hogar son actualmente el mercado de mayor tamaño para los robots de servicios, seguidos de cerca por los robots de entretenimiento (robots de juguete, pasatiempos, educación e investigación).

En resumen, seguimos creyendo en la fortaleza estructural a largo plazo de la automatización en el sector industrial mundial. Sin embargo, a pesar de que el crecimiento estructural continuado es el futuro de las empresas de automatización industrial, el sector sigue sufriendo ciclicalidad y podría experimentar periodos de crecimiento más lento. En otras palabras, consideramos que el sector de la automatización podría sufrir cierta volatilidad a medio plazo, similar al episodio de 2011 y 2012, cuando los volúmenes de pedidos de robots se tomaron un respiro. Así pues, en este contexto recomendaríamos a los inversores que fueran selectivos.

Tribuna de Damien Ng, Next Generation Investment Specialist en Julius Baer.

Venezuela: la crisis aún está lejos del fin

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Venezuela: la crisis aún está lejos del fin
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Beatrice Murch. Venezuela: la crisis aún está lejos del fin

Venezuela está en crisis. Su actividad económica se colapsa, su tasa de inflación está por los cielos y el valor se su divisa se ha desplomado. La población está abandonando el país en un éxodo masivo luego de cerciorarse de que no hay futuro.

La gente se muere de hambre. El peso promedio de la población se reduce cada año. De acuerdo con una Encuesta sobre las Condiciones de vida (ENCOVI), el peso promedio de los venezolanos en el 2017 fue 11 kilos menor que en 2016 y, en dicho año, 8 kilos menor que en el 2015. Lo anterior es una métrica real de una crisis profunda. De acuerdo con dicha encuesta, en el 2014, la gente que no sufría de pobreza representó al 51,8% de la población. En 2017 este dato se redujo al 13%. En otras palabras, 87 % de la población se consideraba en la pobreza.

Si el precio del petróleo es alto, como fue el caso antes de mediados de 2014, la situación es manejable, pero tan pronto se desploma no hay capacidad de generar nuevos ingresos.

El nivel real del PIB es actualmente 40% menor que en el 2015 y la tasa de inflación presenta ya un perfil de hiperinflación. Una taza de café con leche, de acuerdo con un reporte de Bloomberg, muestra el aumento de los precios. La tasa inflacionaria ya se pronostica en 1.000.000% para este año.

La divisa venezolana cotizaba a 10 unidades por dólar a principios de año y ahora está en casi 250.000 (cotización oficial). Durante el fin de semana, se devaluó drásticamente ante el dólar, un 95%. El nuevo bolívar soberano tiene un valor de 6.000.000 por cada dólar. Al mismo tiempo, la divisa (pagaré) se ha re-denominado al quitarle cinco ceros y se llama ahora bolívar soberano.

Para compensar la devaluación, el salario mínimo se incrementó en 3.500% a un equivalente de 30 dólares al mes. El IVA aumentó el 4%.

La cuestión es si el plan de Maduro es efectivo.

En resumen, existe una enorme devaluación que incrementará enormemente los precios de las importaciones y añade presión a la inflación actual, lo que constituye una ruta segura hacia la hiperinflación.

El aumento al salario mínimo es inútil ya que la producción se ha colapsado y los comercios están vacíos. Por tanto, a los venezolanos no les sirve de nada un aumento al salario mínimo, ni siquiera aunque este sea del 3.500%.

Las dos mayores debilidades del plan tienen que ver con la política monetaria y el tipo de compromiso ante el resto del mundo.

La máquina de imprimir

La cantidad de divisa circulante ha escalado desde principios del 2018 y es una fuente real de hiperinflación. La ecuación es fácil de entender. El banco central imprime más y más dinero para una divisa que a nadie le interesa tener. Además, sin un contrapeso en la producción, el precio interno de la divisa se reduce rápidamente, lo que genera una hiperinflación. Dicha dinámica surge invariablemente durante este tipo de episodios.

Hasta ahora, no existe ningún compromiso del banco central o del gobierno que podría cambiar las expectativas sobre el desempeño del país. Desde principios del 2018 la cantidad de divisa en circulación se ha incrementado drásticamente, como se demuestra en la gráfica. No existe ningún compromiso para revertir esta tendencia.

La conclusión más relevante es que nadie va a querer modificar este comportamiento, y nadie desea tener esta divisa, por tanto, el régimen de hiperinflación va a continuar.

En episodios anteriores de hiperinflación, el instrumento necesario para frenar una dinámica tan negativa es asumir un compromiso con las instituciones externas. Los compromisos pueden convertirse en una fuente de credibilidad si la política económica queda condicionada por estos. Estos son también una fuente de estabilización macro y esta es la razón de su utilidad.

¿Cómo cambiar la trayectoria?

Dicho de otro modo, si los compromisos son creíbles y el gobierno los cumple, entonces las expectativas se modifican y las actitudes cambian. Si la política económica gana credibilidad, entonces podemos anticipar nuevas relaciones comerciales con otros países, que a su vez van a limitar al país que atraviesa por un episodio de hiperinflación.

Al constatar que el gobierno respeta sus compromisos, los inversionistas extranjeros y las personas pueden modificar su percepción del país, lo que deriva en un perfil renovado y una trayectoria más sólida.

Thomas Sargent ha analizado muchos episodios similares de la década de los 20 en Europa. De acuerdo con su estudio, dichos compromisos resultan esenciales para detener la hiperinflación, pero Venezuela carece de ellos. Maduro incluso ha afirmado que no le interesa tratar con el FMI y tampoco involucrarlo en el proceso.

El hecho de que el nuevo bolívar soberano estará respaldado por una criptodivisa (el petro) no otorga credibilidad. Nos corresponde esperar a que el tipo de cambio entre las dos divisas se modifique.

El gobierno de Venezuela ha generado las condiciones para imitar a la Alemania de 1923 y las medidas anunciadas la semana pasada no acabarán con la crisis actual, sino que incluso pueden acelerarla, por lo que podemos entonces anticipar la continuación del éxodo desde Venezuela y un nuevo episodio de hiperinflación.

Pañales y pensiones

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Pañales y pensiones
. Pañales y pensiones

Hace casi cinco años leía en un portal español, “Las ventas de pañales para adultos en Japón superarán por primera vez a las de niños en 2014. Es un símbolo claro del rápido envejecimiento de un país cuya natalidad cae en picada”.

Elocuente y sugerente noticia que nos impone repensar sistemas de pensiones y de seguridad social. ¿Los niños que nacen hoy, a quienes debemos comprar pañales… qué sistema de pensiones les dejaremos…? Y ello más allá del bono demográfico de cada país, que si bien puede no sea semejante a Japón, no inhibe que las modificaciones del mercado laboral por 4ta revolución industrial, impacten ya en el complejo sostenimiento de generaciones aportantes para generaciones pasivas.

Fernando Savater en su muy buen libro “Las preguntas de la vida”, en cita que hago textual expresa, “no queremos más información sobre lo que pasa sino saber qué significa la información que tenemos, cómo debemos interpretarla y relacionarla con otras informaciones anteriores o simultáneas, y qué supone todo ello en lo consideración general de la realidad en que vivimos”.

Entonces es que Fernando Savater nos menciona tres niveles de entendimiento, veamos:

-La información: que nos presenta los hechos y los mecanismos primarios de lo que sucede.

-El conocimiento: que reflexiona sobre la información recibida, jerarquiza su importancia significativa y busca principios generales para ordenarla.

-La sabiduría: que vincula el conocimiento con las opciones vitales o valores que podemos elegir, intentando establecer cómo vivir mejor de acuerdo con lo que sabemos.

Fue el canciller Otto von Bismark quien en finales del siglo XIX, quien inició  un sistema de pensión pública para mayores de 60 años, sostenido por enormes cantidades de trabajadores industriales. 

Repasemos brevemente los cambios generacionales desde sXX y algunas características propias:

Generación Baby Boomers 1945/1964, nacidos en la posguerra. Gran tasa de natalidad. Trabajo estable y por largo plazo. Poco ocio y poca recreación. Familia tradicional. Perfil de acumulación por ahorro de largo plazo.

Generación X 1965/1981, básicamente trabajo en relación de dependencia. Buscando equilibrar el trabajo con vida social y el ocio. Primeros cambios tecnológicos con los que convivir.  Muchos cambios a nivel social. Son los padres de los millennials.

Generación Y o millennials 1982/1994, adaptados a todos los cambios tecnológicos, a la vida virtual como extensión de la vida real. Conviven con la necesidad de resguardos de privacidad respecto a qué exponer en redes sociales. Asumen la posibilidad de formato multitasking y no el workholic como sus padres. Afinidad plena con la idea de emprender y hacer por pasión. Lejanos absolutamente con la idea de empleo de por vida.

Generación Z 1995/hoy, nativos digitales, tienden a aprender por tutoriales, muy creativos y muy sobreinformados. En redes, a diferencia con sus padres, comparten vida privada. Las redes, donde pasan muchas horas al día, son el vínculo de vida social. Reconocen hacer por vocación.

Esta descripción de diferentes rasgos generacionales que obviamente no es taxativa, sino a manera de aproximación, nos puede generar al menos, una cabal idea de los significativos cambios que enfrentamos y a los cuales no podemos insistir con recetas del siglo XX, es urgente repensar los sistemas de pensiones y dejar los dogmatismos en la biblioteca…..

En el libro “La economía Gig”, su autora Diane Mulcahy, propone tres posibilidades diferentes para jubilarse, versión siglo XXI:

-Ahorrar para financiar una jubilación tradicional. Menciona la autora que la cada vez mayor y creciente cantidad de trabajadores independientes en Estados Unidos, pueden ahorrar a través de los planes 401K individual o un SEP IRA.

-Planear trabajar más tiempo y jubilarse más tarde. Es una opción que requiere actividad independiente y que tiene limitaciones por cuestionen de salud, que además de complicar continuidad laboral, impone necesidad de costo crecientes.

-Crear una nueva visión de la jubilación. En la economía gig, expresa la autora, “nuestras vidas laborales se entremezclan  con períodos de mini retiro, y nuestro retiro se entremezcla con el tiempo empleado en el trabajo”. Aunque no sea explícito, lentamente empleadores y gobiernos irán pretendiendo transferir el riesgo y la carga de financiar la jubilación casi por completo a los trabajadores.

Cambia, todo cambia….. Ayer las empresas colocaban sus productos en el mercado, luego fueron sus marcas, hoy se trata de relacionamiento…..

El Profesor Howard Gardner, en su libro “La generación APP”, es elocuente al afirmar, “nosotros somos los autores y, como tales, tenemos el privilegio de las últimas palabras. Deseamos para nosotros y para los que vengan después de nosotros, un mundo en el que todos los seres humanos tengan la oportunidad de crear sus propias respuestas, de formular sus propias preguntas y de abordarlas a su propia manera”.

A todos los hábitos que ya conocemos y que se nos recomiendan para una salud física y mental, hoy es necesario para nuestra salud financiera incorporar desde niños el hábito del ahorro por sobre el consumo, ya que necesitaremos ahorrar durante toda nuestra  tapa laboral activa, sea cual fuere nuestro formato de trabajo.

Expresa Howard Gardner: “Nuestra teoría es que los jóvenes de ahora no solo crecen rodeados de aplicaciones, sino que además han llegado a entender el mundo como un conjunto de aplicaciones, a ver sus vidas como una serie de aplicaciones ordenadas o quizás, en muchos casos, como una  única aplicación que se prolonga en el tiempo y que les acompaña de la cuna a la tumba. Hemos llamado superapp, a esta aplicación global. Las aplicaciones deben proporcionar al ser humano todo cuanto pueda necesitar y si la aplicación deseada no existiera todavía, alguien debería diseñarla inmediatamente”.

La tecnología es aliada en la innovación y generación de instrumentos de ahorro para las generaciones millennials y Z. Quizás es necesario ordenar todos los datos que parecen ya obvios y repensar los sistemas de pensiones. Como sea que se haga, nunca dejes de ahorrar….. 

Ernesto R.  Scardigno es experto en pensiones, Magíster en Políticas Públicas, Financial & Insurance Coach ICF Membership y miembro de la Cámara Internacional de conferencistas

 

 

La dinámica de la curva de rendimiento: la inversión de la curva no cuenta toda la historia

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La dinámica de la curva de rendimiento: la inversión de la curva no cuenta toda la historia
Pixabay CC0 Public DomainFoto: Lifeofbreath. La dinámica de la curva de rendimiento: la inversión de la curva no cuenta toda la historia

La prensa financiera está inundada con historias que subrayan la correlación entre una curva de rendimiento invertida, en la que los rendimientos a largo plazo de los bonos del Tesoro estadounidense caen por debajo de los rendimientos de la deuda soberana a corto plazo, y una recesión. Por lo que, como inversor, una vez que la curva de rendimiento se invierte, probablemente querrás infraponderar la renta variable y sobreponderar los bonos del Tesoro, ¿no? Después de todo, históricamente, el índice S&P 500 ha disminuido en un 33% durante las caídas de mercado desde 1929 y los tipos de interés suelen caer durante las recesiones.

Si todo fuera tan simple. En los últimos 60 años, mientras que la curva de tipos se ha invertido antes de cada recesión, registrando únicamente un falso positivo, la subsiguiente aparición de la recesión a veces ha tardado años en desarrollarse. Por ejemplo, la economía estadounidense no cayó en recesión hasta aproximadamente dos años y medio después de que los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años cayeran por primera vez debajo de los rendimientos de los bonos a 2 años a mediados de 1998. Y durante ese tiempo, que incluye la burbuja de las “puntocom”, el S&P 500 avanzó más del 40%. Claramente, saber que una recesión está llegando y el momento de su llegada son dos cosas muy diferentes. No acertar en el timing puede ser ruinoso, y para complicar la ecuación, esta el hecho de que la curva puede invertirse, regresar a su forma tradicional y volver a invertirse varias veces antes de una recesión. Por ejemplo, antes de la recesión de 1990, los rendimientos de los bonos del Tesoro a 2 y 10 años se invirtieron, una y otra vez durante todo un año. ¿En cuál de las muchas señales de inversión de la curva deberían haberse enfocado los inversionistas? Es difícil de saber.

No es la misma curva de rendimiento en la que invirtieron tus padres

Por lo general, los rendimientos de los bonos a largo plazo, como los bonos a 10 años, suelen ser mayores que las letras y notas a un vencimiento menor, pues los inversores demandan una mayor compensación por bloquear su dinero por un tiempo mayor. Pero, en la actualidad, el diferencial entre los rendimientos del Tesoro a corto y largo plazo está bastante comprimido. Y, si la curva de rendimientos continúa estrechándose al ritmo actual, no pasaran muchos meses antes de que los rendimientos de los bonos a 10 años se sitúen por debajo de los rendimientos de la nota a dos años. Pero dados estos años de una extraordinaria intervención por parte de los bancos centrales en los mercados de bonos globales, ¿envía la misma señal una curva de tipos invertida tal y como lo hizo en ciclos económicos anteriores? No estamos seguros de que lo haga.

¿Qué es lo que hace que la curva se aplane y que en ocasiones llegue a invertirse? Por lo general, una política monetaria más restrictiva por parte de la Reserva Federal estadounidense, teniendo en cuenta que los efectos de una política restrictiva por parte de la Fed suele ser mucho más fuerte en la parte corta de la curva que en la parte larga. Y un aplanamiento de la curva, así como una inversión en la curva, tiende a suceder en la parte final del ciclo conforme la Fed comienza a subir los tipos de interés. Y, que los ciclos, por definición, terminan en recesión. Pero es un salto lógico sugerir que la inversión de la curva puede causar una recesión. En nuestra opinión, mientras hay una correlación, no hay necesariamente causalidad.

E incluso, si hubiera causalidad en el pasado, podemos recordar la ley de Goodhart: cuando una medida se convierte en el objetivo, deja de ser una buena medida. En otras palabras, cuando los participantes del mercado, incluyendo la Fed, se concentra en un solo aspecto, como puede ser la forma de la curva de rendimiento, esta deja de ser una métrica efectiva.

¿Qué es diferente esta vez?

Este ciclo económico es único cuando se compara con otros ciclos económicos posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Para empezar, nuestro ciclo actual se ha visto influenciado por el uso de medidas de relajamiento cuantitativo por parte de la Fed, que resultó en una hinchazón de su balance contable. Muchos podrían argumentar que es precisamente el programa de compras, desde un 5% del producto interior bruto con anterioridad a la crisis financiera global, a un pico de aproximadamente un 25% del PIB en 2014, ha cambiado la dinámica tradicional en lo que se refiere a una inversión de la curva. El masivo programa de compras ejecutado por la Fed parece haber reducido la prima de vencimiento, el exceso de rendimiento que los inversores necesitan por comprometer sus posiciones en el largo plazo en lugar de en una serie de bonos a corto plazo. Los economistas de la Fed estiman que las tasas a largo plazo pueden ser del 0,75%-1,00% más bajas de lo serían en ausencia de un tamaño del balance contable fuera de lo normal. Algunos defienden que teniendo en cuenta el volumen de las políticas de relajamiento cuantitativo y su impacto moderador sobre la prima de vencimiento, la curva se debería tener que invertir entre 50 y 100 puntos básicos antes de que proporcione la señalización de una recesión en el pasado. Dicho esto, cada ciclo de negocio desde 1980 ha mostrado unas características únicas en relación a la prima de vencimiento, por lo que no estamos tan convencidos de que el argumento de la prima de rendimiento sea particularmente útil a la hora de establecer el timing de una recesión.

Otra característica única de este ciclo es que las tasas nominales son mucho menores que en los ciclos económicos previos, por lo que una inversión de la curva puede proporcionar una señal diferente a la enviada en el pasado. Algunos podrían argumentar que es más difícil invertir la curva cuando los rendimientos en la parte más próxima de la curva, dos años o menos) -a pesar de haber subido en los últimos años- siguen siendo anormalmente bajas. Para ilustrarlo, el caso de economía japonesa, con sus tasas de interés súper bajas, no ha experimentado inversiones en la curva con anterioridad a una recesión desde 1991, aunque ha caído en recesión en siete ocasiones desde ese año. Mientras que una inversión de la curva en Estados Unidos, a unos niveles tan bajos de tipos de interés, puede ser una señal más poderosa que en el pasado, no hay una evidencia empírica que pueda respaldar esta afirmación, por el momento.

Una rareza adicional de nuestro ciclo actual es que no todas las secciones de la curva de rendimiento se están comportando de forma similar. De hecho, la parte corta de la curva -desde la tasa de fondos federales hasta los dos años- se ha inclinado, mientras que el segmento entre 2 y 10 años, mucho más vigilado, se ha aplanado. Estaríamos más preocupados por la llegada de una recesión si ambas curvas estuvieran invertidas. El tramo de la curva que comprende desde la tasa de fondos federales hasta los 2 años de vencimiento es particularmente importante para el sistema bancario, ya que en esa parte es donde la mayoría de los bancos trabajan sus márgenes. En el caso en el que se invierta el punto actual, en el que los bancos pagan más por los depósitos a corto plazo que por los préstamos a 2 años, el flujo de los créditos bancarios podría secarse, limitando el crecimiento económico.

Atención a la macro

Por lo tanto, si los inversores no pueden confiar reflexivamente en la pendiente de la curva para ayudarse a guiar en la asignación en activos, ¿que deberían tener en cuenta? A nuestro modo de ver, deberían observar cuidadosamente los datos macroeconómicos. Los datos de alta frecuencia, tales como los índices de gestores de compras manufactureros, las nóminas no agrícolas y las solicitudes iniciales de desempleo, en conjunto, pueden ayudar a guiar la toma de decisiones de manera más integral que a depender demasiado de un solo indicador. Este tipo de indicadores macroeconómicos podrían ser una buena señal para evaluar si la Reserva Federal actuaría de una forma muy restrictiva, empujando a que las tasas a corto plazo se eleven demasiado, y en último lugar desencadenando una recesión.    

Columna de opinión de Erik S. Weisman, estratega jefe y gestor de renta fija de MFS Investment Management.  

Compromiso de Montreal: drivers para una transición hacia una economía baja en carbono

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Compromiso de Montreal: drivers para una transición hacia una economía baja en carbono
Pixabay CC0 Public Domain. Compromiso de Montreal: drivers para una transición hacia una economía baja en carbono

Al firmar el Compromiso de Carbono de Montreal, los inversores se comprometen a medir y divulgar públicamente la huella de carbono de sus carteras de inversión anualmente. 

El texto del  compromiso es el siguiente: «Como inversores institucionales, tenemos el deber de actuar en los mejores intereses a largo plazo de nuestros beneficiarios. En este rol fiduciario, creemos que hay riesgos de inversión a largo plazo asociados con las emisiones de gases de efecto invernadero, el cambio climático y la regulación del carbono. Con el objetivo de entender mejor, cuantificar y gestionar el carbono y los impactos relacionados con el cambio climático, los riesgos y las oportunidades de nuestras inversiones, es esencial medir nuestra huella de carbono. Por lo tanto, nos comprometemos, en una primera etapa, a medir y calcular la huella de carbono de nuestras inversiones anualmente con el objetivo de usar esta información para desarrollar una estrategia de compromiso y/o identificar un conjunto de objetivos de reducción de huella de carbono».

El Compromiso se lanzó el 25 de septiembre de 2014 en el PRI en persona en Montreal (un evento que se celebra anualmente y asisten por ejemplo empleados de las empresas signatarias de los Principios de Inversión Socialmente Responsable de la ONU: los UNPRI de todo el mundo y el año pasado 2017 fue en Berlín con más de 1000 asistentes, 140 ponentes y 35 sesiones) y cuenta con el respaldo de los Principios para la Inversión Responsable (PRI) y la Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA FI).

Para lograr los requisitos del compromiso, los signatarios deben medir anualmente la huella de carbono de las acciones de sus portfolios, o al menos una parte. El Compromiso del Carbono de Montreal también considera la huella del carbono de otra categoría de activos, incluyendo el capital privado. La revelación puede ser hecha a través de un sitio web, un informe anual, informe de sostenibilidad, un informe sobre inversión responsable u otro canal de información público visible para los clientes y los beneficiarios.

El compromiso está abierto a todos los propietarios de capitales y gestores de inversión: no es necesario ser un signatario de los Principios para una Inversión Responsable (PRI, por sus siglas en inglés). Los compromisos de estos inversores permitirán que la comunidad inversora pueda comparar una cantidad creciente de portfolios con los índices mundiales de referencia, identificar campos y acciones prioritarias para reducir las emisiones y seguir los progresos de estas reducciones.

Las acciones que los inversores llevan a cabo después de medir su huella de carbono varían, desde el monitoreo regular de las emisiones a asegurar que son monitoreadas y entendidas, a invertir en las soluciones bajas en carbono, y la integración de análisis medioambientales en los procesos corrientes de inversión.

Supervisado por el PRI, ha atraído el compromiso de más de 120 inversores con más de 10 billones de dólares en activos bajo gestión, a partir de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP21) en diciembre de 2015 en París. El respaldo al Compromiso de carbono de Montreal proviene de inversores de Europa, EE.UU, Canadá, Australia, Japón, Singapur y Sudáfrica.

El Compromiso de Carbono de Montreal permite a los inversores (propietarios de activos y gestores de inversiones) formalizar su compromiso con los objetivos de la Coalición de Descarbonización de Cartera, que moviliza a los inversores para medir, divulgar y reducir la huella de carbono de su cartera. Se han comprometido más de 100.000 millonesde dólares para esto a partir de la COP21.

Se puede ver en el documento Montreal Carbon Pledge: Accelerating Investor Climate Disclosuer la implementación de los inversores un año después de la COP 21 y el reparto de los signatarios por tipo de empresa  de gestión de activos de dicho compromiso según imágenes del mismo.

En junio de 2017, el Grupo de trabajo FSB sobre información financiera relacionada con el clima (TCFD-Task Force on Climate-related Financial Disclosures) publicó sus recomendaciones finales. El PRI alienta a todos los inversores a implementar la guía de divulgación de TCFD para propietarios de activos y administradores de activos, con los firmantes de Montreal Carbon Pledge bien posicionados para esto.

En enero de 2018, el PRI alineará su Marco de Informes para todos los signatarios del PRI con la orientación del TCFD, lo cual es una ayuda tener una taxonomía más consensuada entre gestoras de activos que gestionan IICs como fondos y planes de pensiones y también productos de seguro ahorro como planes de previsión asegurados, rentas vitalicias, Unit Link, etc.. de manera que los inversores tanto institucionales como minoristas estén mejor informados y con más transparencia de la actual (sin confusión de excesivas nomenclaturas similares para referirse a una misma temática) y así puedan votar con los pies, contratando los productos financieros más ajustados a la rentabilidad/riesgo de sus perfiles, pero que también contribuyan a la transición a una economía y a unos mercados financieros bajos en carbono.    

Tribuna de Luis Hernández Guijarro, gestor del fondo ético Esfera II Sostenibilidad ESG Focus FI en Esfera Capital Gestión SGIIC

¿Deberían los inversores preocuparse por el contagio a los mercados emergentes?

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¿Deberían los inversores preocuparse por el contagio a los mercados emergentes?
Foto cedida. Should Investors be Worried About EM Contagion?

Los mercados emergentes están en caída libre. Los principales motivos de este declive son la reciente fortaleza del dólar estadounidense, los temores a una guerra comercial y, más recientemente, la drástica depreciación de la lira turca. La profunda liquidación trae a la memoria la crisis del peso mexicano en 1994-1995, la crisis financiera asiática de 1997-1998 y, más recientemente, la devaluación china y la turbulencia en los mercados bursátiles de 2015-2016. ¿Deberían los inversores preocuparse por el contagio a los mercados emergentes?

La crisis en Turquía no sorprende demasiado. Su economía sufre un gran déficit comercial (6,3 % del PIB), grandes necesidades de financiación externa y unas crecientes presiones inflacionarias. La inflación de precios al consumidor se disparó, pasó del 10 % a comienzos de año a más del 15 % en junio. Sin embargo, el banco central mantuvo su tasa de interés en 17,75 % en su reunión de julio. Resultó evidente que la crítica a las altas tasas de interés del presidente Erdogan ha afectado la independencia del banco central, en consecuencia, se aceleraron las apuestas en contra de la lira. Es posible que una política más integral junto con austeridad fiscal y monetaria podría estabilizar la moneda y evitar una espiral inflacionista, aunque podría llevar a la economía a la recesión en 2019. Las buenas noticias son que los lazos económicos son mínimos entre Turquía y otros mercados emergentes.

Y lo que es más importante, los otros principales mercados emergentes están en mejor forma que Turquía. Las bases son sólidas: tienen baja inflación al igual que unas mejores cuentas comerciales y fiscales. Los niveles de deuda externa no son excesivos y algunos de los principales países (en especial China) cuentan con considerables reservas de divisas. Asimismo, los factores demográficos siguen siendo favorables al compararlos con las economías avanzadas. Por último, existe una tendencia a las reformas estructurales, institucionalidad y políticas contra la corrupción que deberían mejorar la estabilidad financiera a largo plazo. En la actualidad, parece que China y Brasil son los únicos países que podrían provocar una crisis económica más profunda debido a su tamaño y al aumento de la deuda soberana (Brasil) y a los niveles de deuda corporativa (China).

Brasil ha puesto en marcha un ambicioso proceso de reforma. El país está en una primera fase de recuperación económica tras su profunda recesión de 2015-2016. Desde entonces, el déficit comercial ha desaparecido en gran medida y la inflación y los tipos de interés son bajos en comparación con sus valores históricos. Si a esto le sumamos las significativas reservas en divisas fuertes y un acuerdo línea de swap directo con la Reserva Federal de Estados Unidos, el banco central cuenta con mucho margen para contrarrestar las presiones y defender el tipo de cambio. El problema está en que Brasil necesita crecimiento económico para liquidar sus enormes niveles de deuda pública y, en consecuencia, hay que continuar con las reformas. Por ello, es probable que continúe la volatilidad hasta las próximas elecciones presidenciales de octubre. No obstante, puesto que el expresidente Lula no puede ser elegido, el resultado más probable sigue siendo un gobierno de centroderecha con políticas promercado, aunque populista, lo que podría llevar a una valorización en los activos en Brasil.

China ha comenzado a transformar y modernizar su economía, lo que debería provocar un crecimiento económico más sostenible y robusto, si bien algo más lento. Entre las políticas de los dos últimos años se encuentra una reducción de los estímulos fiscales y monetarios para desinflar la burbuja inmobiliaria y reducir los niveles de deuda corporativa. El crecimiento económico se ha seguido ralentizando a un ritmo moderado, pasando de más del 7 % al 6,5 %. La reciente depreciación del yuan no debería suponer una gran sorpresa si tenemos en cuenta la generalizada fortaleza del dólar, así como las menores diferencias en cuanto a crecimiento, déficit comercial y tasas de interés frente a Estados Unidos. Por supuesto, el principal riesgo es un escalamiento en la guerra comercial. Si consideramos la recuperación de los índices de aprobación del presidente Trump y sus recientes escándalos políticos en relación con su abogado y director de campaña, puede que decida seguir jugando duro para satisfacer a sus principales partidarios. En consecuencia, las tensiones comerciales podrían intensificarse ante las elecciones de mitad de legislatura de noviembre. Sin embargo, China ya ha empezado a aplicar pequeños ajustes en sus políticas para blindar su economía frente al impacto negativo de los aranceles estadounidenses, que deberían empezar a resultar visibles en el cuarto trimestre. Incluso si los Estados Unidos imponen un arancel del 25 % en productos chinos por valor de 250.000 millones de dólares, el retraso en el crecimiento sería inferior al 1 % y un estímulo adicional bastaría para mantener el crecimiento del PIB por encima del 6 % en 2019. En un escenario más favorable para los mercados, el tono de Trump podría volverse más conciliatorio una vez hayan pasado las elecciones.

De hecho, la introducción de aranceles de Trump y su amenaza de más tarifas y sanciones han sido los principales catalizadores del reciente repunte del dólar, que ha sido el mayor freno para los mercados emergentes. Si consideramos la amplia cobertura mediática y que Trump ya ha amenazado con imponer aranceles a básicamente todas las importaciones chinas, tantas malas noticias deberían estar descontadas. Sin embargo, los mercados odian la incertidumbre y es probable que la volatilidad continúe durante la campaña política estadounidense y, en menor medida en Brasil. A menos que la situación quede totalmente fuera de control, podríamos ver una recuperación hacia finales de año.

Tribuna de Pascal Rohner, CFA, director de Inversiones de Banco Crèdit Andorrà (Panamá), Crèdit Andorrà Financial Group Research.