¿Pasó la tempestad? ¿Cuánto durará la recuperación?

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¿Pasó la tempestad? ¿Cuánto durará la recuperación?
Foto: xPhere CC0. ¿Pasó la tempestad? ¿Cuánto durará la recuperación?

Las bajas en 2011 y 2012 del Dow Jones (DJ), S&P 500 (S&P) y Nasdaq Compuesto (NASDAQ), de 17%, y 18%, en promedio, respectivamente, sin incluir a Russell 2000 (RUT) porque cayó mucho más, se entendieron como baches en la trayectoria de recuperación de la gran crisis. Alineado al proceso, el índice principal de la BMV (IPC) declinó 10% y 14% en uno y otro año. Se asume que a partir de 2014 las bajas de las bolsas se derivaron de la nueva realidad política y económica global. Así, a mediados de 2015, los índices perdieron hasta 14% en promedio (RUT, 24%) desde sus nuevos máximos. Durante 2018, Wall Street ya había dejado 10,5% en promedio en el camino, con un proceso de recuperación de DJI y S&P que se dilató por nueve meses. El IPC, que en 2015 estaba por culminar su alineación a la dinámica alcista generalizada, produjo entonces bajas de 12%; en el primer semestre de este año, perdió también 12%.

Retroceso similar al de otras ocasiones, pero…

El ajuste actual de Wall Street hasta el punto mínimo (semana del 20 al 26 de noviembre), promedia 11% (si agrupamos a RUT, que es más sensible, la media se eleva a 12,5%). El IPC, que se desligó de DJI y S&P a partir de octubre de 2016 (factor Trump), y que hacia julio de este año parecía tender a emularlos (factor electoral), se desplomó 22%. En proporción, cayó lo doble de lo que cabría esperarse.

Por su magnitud, el retroceso global se consideraría “normal”, similar a los que ha habido en este largo proceso de alza (bull market), si no fuera por diversos elementos que mencioné en la colaboración pasada y que, entremezclados con los excesos de créditos apalancados y la incertidumbre que supone el endeudamiento internacional (gobiernos, empresas, hogares), con dólar y réditos más altos (el FMI hizo sonar las alarmas), las posibilidades de “rebote” accionario no lucen inminentes como en las veces pasadas.

Un par de indicios positivos es 1) que DJI, S&P e NASDAQ, como previmos, parecieran sostenidos por las líneas de los promedios móviles (PM) de 200 y 300 días y 2) la formación técnica que dibujan a partir del 24 de octubre, parece ser alentadora. La tesis se mantiene: ahí puede estar por ahora el soporte duro.

¿Cuánto para volver a máximos?

En medio de contextos difíciles, en las ocasiones posteriores a 2009, las bolsas han tardado al menos seis meses, en una de ellas más de un año, en tornar a sus techos previos. Ahora, aun con el entorno externo más complicado, que incluye diversas emisoras de peso oscilando en zona bajista (bear market), se advierten visos de solución. Sobre todo, porque los problemas no son del tamaño ni entrañan la dificultad extrema que los de hace diez años. Si los responsables atienden como es debido los aspectos cruciales, la escalada podría conformarse entre diciembre y mayo. Desde luego, dada la reconfiguración geopolítica mundial, persiste la otra posibilidad prevista: que sobrevenga estancamiento.

¿Cuánto menos habría perdido el IPC por el mero efecto dominó?

A simple vista y con base en lo que se ha visto desde la crisis, alrededor de la mitad de su caída brusca. ¿Su recuperación irá correlacionada a la de Wall Street? Es probable, e incluso es factible que salga antes de su hundimiento excesivo (subida a 45 mil puntos) si el nuevo gobierno presenta cifras presupuestales y plan de desarrollo coherentes y el congreso evita pronunciamientos o ideas vagas y grandilocuentes. Pese a todo, aunque el riesgo de agudización de la hondonada sigue latente, la situación interna no equivale a la de 1995, cuando el índice se desbarrancó 47%, ni el contexto internacional se equipara al de 1998, 2000 o 2008, cuando se difuminó el 45%, 37% y 47% de su valor, respectivamente. Por eso, a pesar de las formas erráticas del nuevo ejecutivo, el 22% de la baja actual parece en parte desmedido. 

Columna de Arturo Rueda

No rompamos el espejo

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No rompamos el espejo
Palacio de Versalles. No rompamos el espejo

“El futuro no es lo que va a pasar, sino lo que vamos a hacer”   Jorge Luis  Borges (1899/1986).  

Hace pocas semanas leía en el diario económico “El Cronista” una noticia según la cual Argentina ocupa el último lugar en un ranking que elabora la consultora Mercer, según su Índice Mundial de Pensiones, de acuerdo al nivel de sustentabilidad y sostenibilidad para hacer frente al envejecimiento poblacional.

La pregunta entonces es, ¿qué vamos a hacer de cara al futuro…? Podemos esgrimir cuestiones dogmáticas respecto a lo que debe ser sostener un sistema de reparto solidario, el punto incuestionable es…. ¿cómo se financia?  En Brasil con poco más de 4 aportantes por jubilado, trabajan en una reforma, en nuestro país, con 1.4 aportantes por cada haber previsional, el tema puede esperar….

El filósofo Coreano Buying-Chul Han (1959), en su libro “Hiperculturalidad” cita en su inicio a Carl Schmitt (1888/1985): “Sin embargo, el temor humano ante lo desconocido es, muchas veces, tan grande como su horror ante el vacío, aunque lo nuevo sea superación de ese vacío. Por eso, muchos ven solo desorden sin sentido donde en realidad un nuevo sentido está luchando por lograr un nuevo orden. Es verdad que el viejo nomos se hunde sin duda y con él todo su sistema de medidas, normas y proporciones tradicionales. Pero el venidero no es, sin embargo, ausencia de medida ni pura nada hostil al nomos… Incluso en la más encarnizada lucha de nuevas y antiguas fuerzas nacen medidas justas y se forman proporciones sensatas”.

Creo a esta altura de los acontecimientos, ya no es necesario abundar en detalles respecto a los profundos cambios que derrama sobre nosotros la 4ta revolución industrial tecnológica/digital, y que impactan en el empleo, en las formas tradicionales de empleabilidad, en las finanzas, en la economía y en una sociedad con nuevas formas de relacionarse, además de la familia tradicional, que fuera la manera de mis abuelos, de mis padres, la mía… ¿ y de mis hijos…?

Todo este amplio contexto nos requiere ya no capacidad de adaptación al cambio, sino una necesaria plasticidad para permanecer en el cambio, dado que muchas veces lo flexible, tiende a volver a las formas iniciales.

No se trata de interpretar desde una mirada fatalista todo el enorme entorno de cambios exponenciales, sino desde una mirada que nos permita vislumbrar las mejores oportunidades de cara a los nuevos desafíos.

El filósofo Nicholas Rescher (Alemania 1928) tiene una magnífica cita: “El hombre es una criatura condenada a vivir en una zona crepuscular de riesgo y oportunidad”. Es indudable que convivimos con el riesgo todo el tiempo, lo sensato es en nuestro devenir, en nuestro hacer, no dejar de ver aquellas oportunidades que surgen a partir del fluir de cambios permanentes.

Siempre podemos optar por lo dogmático, por el sostenimiento de sólo una misma respuesta a pesar de las evidencias de los cambios, por ejemplo, respecto al análisis del mejor sistema previsional para una sociedad en su conjunto.

En el mientras tanto el tiempo corre, su rutina es implacable, nunca se detiene y según la tradición que enmarca ciertas etapas de la vida, en un momento muy determinado, sean 60, sean 65 años, nos debemos jubilar. Ese punto de inflexión, ese tipping point, será reflejo, más allá de la cobertura que nos provea entonces el sistema previsional de turno, de nuestra capacidad de ahorro y previsibilidad durante todos los años de plena actividad.

Hay dos muy elementales cuestiones por analizar cuando pensamos en ahorro de largo plazo:

Una es, construir capital, es una muy concreta necesidad de todos y cada uno, desde nuestra juventud. Sea motivados por proyectos y sueños muy concretos, sea por la certeza de ocuparnos a tiempo de nuestra futura jubilación, sea por cuidado de nuestro entorno familiar, de la colaboración de la salud de padres y abuelos, de los estudios de nuestros hijos, necesitamos construir capital mediante una actitud responsable de ahorro como hábito permanente en nuestra vida.

La otra es el resguardo de capital, una vez que lo logramos acumular. En este caso se abren otro tipo de temas. Buscar los instrumentos idóneos a tal fin, asumiendo claramente riesgos, volatilidades, y según pasen los años, con un sesgo hacia posibilidades conservadoras para preservar el capital acumulado. Es menester conocer, de manera casi indispensables, las alternativas de planificación sucesoria. 

Tanto sea que estemos ante una de las alternativas precedentes, sea construir capital, sea conservar capital, incluso sean ambas a la vez, existen instrumentos, entre otros, hoy idóneos, como los seguros de vida con capitalización y seguros de retiro.

El economista Tomás Bulat (1964/2015) que nos dejara de manera muy temprana y se lo extraña mucho, en su libro “La economía de tu vida”, expresa: “Hay básicamente tres razones por las que ahorramos. La primera es el ahorro como consumo diferido, en este caso, es importante definir claramente el objetivo de tu ahorro ya que es indispensable para saber cómo dosificar el esfuerzo (una propiedad, un auto cero kilómetros, viaje de cumple de 15 de hija…). La segunda, es el ahorro como seguro ante la incertidumbre o ante riesgos eventuales. Por ejemplo, ahorrar por si perdemos el trabajo, o por una enfermedad, por ayudar a un familiar. Este ahorro funciona como un seguro ante eventuales incidentes que puedan poner en riesgo nuestro nivel de vida o de personas muy cercanas. El tercero, es el ahorro para el momento de retirarnos de nuestra actividad productiva y jubilarnos. Es decir que ahorramos para la llegada de un suceso que sabemos cierto”.

A manera de cierre, comparto esta cita de Warren Buffett, el oráculo de Omaha: “No ahorres lo que queda después de los gastos, gasta lo que queda después de ahorrar”.

Muchas veces cuando el espejo refleja algo que no nos gusta, podemos sentirnos tentados en culpar al espejo…. Enojarnos por lo que vemos… El día en que nos jubilemos… nos miraremos en un espejo y deberemos hacernos cargo de aquello que nos refleje….

Ernesto R.  Scardigno es experto en pensiones, Magíster en Políticas Públicas, Financial & InsuranceLife Coach, ICF Membership y Miembro de la Cámara Internacional de Conferencistas

 

 

El crecimiento económico de China ante el G20

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El crecimiento económico de China ante el G20
Pixabay CC0 Public DomainJplenio. El crecimiento económico de China ante el G20

Las previsiones sobre el crecimiento económico de China por parte de instituciones multilaterales como el Fondo Monetario Internacional y la OCDE apuntan a una disminución gradual de un crecimiento que, por otra parte, mantendrá cierto vigor. Esta evolución es el resultado, a nivel interno, de la disminución del crédito y, a nivel internacional, de las disputas comerciales con Estados Unidos.

La próxima reunión del G20, que tendrá lugar en Buenos Aires, servirá de escenario para una nueva ronda de negociaciones entre Estados Unidos y China. Ambas potencias económicas se preparan para aproximar sus posturas en pos de la recuperación del comercio internacional. La falta de acuerdo, por el contrario, podría ser la antesala de una tercera ronda de aranceles, medida que podría frenar aún más el crecimiento económico global.

A lo largo de 2018, la economía china se ha visto afectada por dificultades internas. En particular, una de las medidas domésticas con mayor impacto sobre la economía china ha sido la drástica política de reducción del crédito anunciada tras el Congreso del Partido en octubre de 2017. Este brusco freno de la actividad crediticia ha provocado el debilitamiento de la demanda interna y, consecuentemente, ha profundizado la desaceleración económica.

El plan de las autoridades chinas para contener la expansión del crédito, por muy razonable que fuera en el contexto de una economía con un creciente endeudamiento, no se llevó a cabo en el momento oportuno; se ejecutó en paralelo al aumento de los aranceles estadounidenses.

Esta actuación se compensó al cabo de poco tiempo con una relajación gradual de las condiciones monetarias en la pasada primavera, complementada más tarde por medidas fiscales favorables. A medida que el impacto negativo de los aranceles estadounidenses va repercutiendo en la actividad económica, también lo hacen los estímulos monetarios y fiscales positivos que respaldan la demanda interna.

Últimamente han aparecido signos incipientes de estabilización. El crédito interno se ha recuperado de un mínimo de tres años y la actividad industrial interna parece haberse estabilizado justo por encima del límite entre expansión y contracción. Es demasiado pronto para hablar de un giro de tendencia decisivo, pero es un signo alentador en la economía nacional.

En medio de intensas conversaciones con Estados Unidos, el yuan también ha estado en el punto de mira por acercarse a la importante barrera psicológica de siete yuanes por dólar estadounidense. Los inversores parecen temer que una caída por debajo de este nivel podría provocar más volatilidad y una fuga de capitales, lo que podría tener un efecto de avalancha.

Pero el problema esencial es más complejo. Aunque una caída de la divisa favorece las exportaciones e indirectamente alivia el efecto de los aranceles estadounidenses sobre los bienes chinos, una nueva depreciación no sería nada buena para los dirigentes chinos y las negociaciones comerciales. Los Estados Unidos podrían volver a acusar al gigante asiático de manipular su divisa, una acusación que el secretario del Tesoro, Mnuchin, retiró recientemente, pero que los inversores siguen teniendo en mente.

En cualquier caso, recientemente, el yuan rebotó después de que Trump insinuara la posibilidad de un acuerdo entre Estados Unidos y China, unas negociaciones que tendrán lugar en la próxima Cumbre del G20 en Buenos Aires. Uno de los objetivos de la Cumbre es continuar fortaleciendo la cooperación del G20 en materia de comercio e inversiones, un eje temático que incluye en su agenda la reforma de la OMT. Pero mientras que el gigante asiático se presenta como inesperado defensor del liberalismo económico del comercio mundial con una divisa propensa a la volatilidad, la Administración Trump amenaza con una nueva ronda de aranceles por valor de 275.000 millones de dólares si no se llega a un acuerdo.

Por lo tanto, la Cumbre del G20 se configura como un momento clave que puede tener consecuencias más allá de las fronteras chinas. Aunque no se esperan importantes avances, los resultados de las negociaciones pueden ser determinantes para la evolución de la economía global. Mientras que un acuerdo entre China y EE. UU. puede servir de impulso para fomentar el comercio internacional, el incremento de aranceles y medidas proteccionistas puede frenar aún más las previsiones de crecimiento, lo que repercutiría negativamente sobre el resto de economías del mundo.

Tribuna de Adrien Pichoud, economista jefe de SYZ AM.

El posicionamiento defensivo es decisivo si siguen las tensiones comerciales

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El posicionamiento defensivo es decisivo si siguen las tensiones comerciales
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Miemo Penttinen. El posicionamiento defensivo es decisivo si siguen las tensiones comerciales

La confianza de los consumidores y empresarios podría crear nuevas oportunidades en 2019. En Janus Henderson consideramos que la política de comercio es la mayor amenaza individual que se cierne para ambas clases de activos. En este artículo se destaca la importancia de posicionarse de forma defensiva hasta que se alcance una resolución.

¿Cuáles son los temas clave que podrían definir los mercados en 2019?

La boyante economía de Estados Unidos y la mejora en la confianza de los consumidores y empresarios deberían sustentar la solidez de la Bolsa estadounidense el próximo año. En nuestra opinión, la confianza general que existe entre los consejeros delegados (CEO) y la mayor certeza en el régimen fiscal redundarán en una inversión empresarial continuada y en operaciones de fusión y adquisición. Aunque ya hemos dejado atrás las ventajas inmediatas de la reforma fiscal, el valor de invertir con vistas al crecimiento todavía no se ha materializado del todo. Sin embargo, ahora el problema es que las empresas están sopesando esas ventajas frente a otras inquietudes, incluida la política de comercio. Aunque confiamos en que se alcanzará una resolución positiva, somos conscientes de que las continuas disputas comerciales y el eventual resultado de las políticas podrían influir notablemente en las acciones estadounidenses de gran capitalización, así como en la confianza de consumidores y empresarios y en la economía mundial en su conjunto.

¿Dónde ve las oportunidades y riesgos más significativos en su clase de activos?

En vista de la bonanza económica, la mejoría del mercado laboral y el modesto crecimiento de los salarios, prevemos que los consumidores seguirán gastando en 2019. Nuestro objetivo es aprovechar las sólidas tendencias de los viajes internacionales y el deseo de experimentar momentos únicos. La migración secular hacia una mayor conectividad y el «Internet de las cosas» también deberían crear oportunidades, especialmente para los fabricantes de semiconductores y equipos de semiconductores.

Por otro lado, seguimos centrados en identificar empresas que aprovechen las fuerzas disruptivas para mejorar los modelos de negocio y aumentar los márgenes. Los valores tradicionales asociados al sector industrial y al transporte seguramente seguirán beneficiándose a medida que implantan mejoras tecnológicas para generar crecimiento y eficiencia. No obstante, las fuerzas disruptivas también plantean un riesgo. Somos conscientes de que los servicios de sanidad y financieros probablemente serán los próximos grandes sectores abocados a la disrupción; en este contexto, la capacidad de las empresas para combatir los ciberataques es motivo de preocupación creciente. Aun así, consideramos que la política comercial es la mayor amenaza individual para muchas de las tendencias antedichas y las compañías multinacionales en que participamos. Los onerosos aranceles tendrían efectos inflacionarios en Estados Unidos, y los crecientes costes de las importaciones podrían recortar los márgenes de beneficio, mermando así la capacidad de los exportadores para competir en mercados internacionales.

¿De qué modo sus experiencias en 2018 han variado su enfoque o previsión para 2019?

La escalada de las tensiones comerciales y la respuesta global a los aranceles de Estados Unidos nos han recordado lo que podría avecinarse en 2019. Si la resolución al conflicto comercial no es gravosa, la confianza probablemente se mantenga alta, con la inflación controlada y el mercado de tipos de interés benigno, lo cual ofrecerá un trasfondo positivo para la renta variable. Ahora bien, la Reserva Federal constituye un riesgo en sí mismo, por lo que esteramos atentos a su trayectoria en el caso de que mueva ficha con más contundencia de lo que estaría justificado, frenando con ello la economía estadounidense. Dadas las incertidumbres que se atisban en el horizonte, nos posicionamos de forma más defensiva a medida que entramos en 2019, comparado con nuestra posición en 2018. La dimensión prudente de las posiciones y la disciplina para recoger beneficios en nombres más sensibles a la coyuntura será una parte importante de nuestro enfoque. También supervisaremos periódicamente las exposiciones de nuestra cartera, especialmente en el sector industrial, para identificar empresas expuestas al riesgo asociado al comercio. Si las condiciones se deterioran, trataríamos de reducir aún más nuestra exposición al sector industrial al tiempo que prestamos más atención a compañías de consumo básico que se consideran más defensivas y poseen sólidos fundamentales.

Columna de Marc Pinto, gestor de carteras de renta variable y renta fija estadounidense en Janus Henderson Investors.

Si quiere más información no dude consultar nuestras Perspectivas de Inversión para 2019

 

Información Importante:

Este documento recoge las opiniones expresadas por el autor en el momento de su publicación y podrían ser diferentes de las de otras personas/equipos de Janus Henderson Investors. Los sectores, los índices, los fondos y los valores que se mencionan en este artículo no constituyen ni forman parte de ninguna oferta o invitación para comprarlos o venderlos.

Las rentabilidades pasadas no son garantía de rentabilidades futuras. El valor de las inversiones y las rentas derivadas de las mismas pueden disminuir o aumentar y es posible que los inversores no recuperen la cantidad invertida en un principio.

La información presentada aquí no representa un asesoramiento de inversión o una recomendación. Con fines promocionales.

¿Están en peligro las afores?

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¿Están en peligro las afores?
Wikimedia CommonsFoto: Emiglex. ¿Están en peligro las afores?

El gobierno de López Obrador desea poner en práctica muchos programas sociales y realizar varias inversiones.  Para llevar a cabo todos sus proyectos se requiere incrementar el gasto, lo cual tiene sus limitaciones si de manera paralela se desea cumplir con el compromiso de reducir, o al menos no incrementar, la deuda pública.  La realidad ya les está mostrando que no es posible reducir el déficit público, aumentar el gasto y a la vez disminuir los impuestos.  Durante la campaña propuso que en la zona fronteriza iban a disminuir el IVA y el impuesto a la renta.  Al trabajar en el presupuesto se dieron cuenta que si bajan esos impuestos la recaudación disminuiría y tendrían menos recursos para gastar.  

Los incrementos en las tasas de interés y la depreciación del peso que se ha registrado en las últimas semanas implica que los recursos que se tienen que destinar para pagar los intereses de la deuda, tanto interna como externa, aumentan. Ello implica que se reduce el dinero que se pueden destinar a los programas sociales y a la inversión.

Ante esta situación algunos de los miembros de Morena han estado buscando la forma de hacerse de recursos para financiar todos esos proyectos.  Un legislador ya salió a proponer que las reservas internacionales se utilizaran para dicho financiamiento y, consciente de las implicaciones negativas para la economía de esa propuesta, el futuro secretario de Hacienda declaró que esa medida no se instrumentará.  Ahora, otro legislador promueve la idea de que los recursos de las Afores se puedan utilizar para financiar los proyectos de inversión.  Utilizar los recursos de las Afores se puede presentar de dos formas. Una de ellas es estatizando a las Afores, como sucedió con los bancos en 1982. De esa manera el gobierno determinaría donde se invierten esos recursos. Una decisión de este tipo se adoptó en Argentina. La otra opción es que en la regulación de las Afores se establezca que necesariamente tengan que invertir en proyectos del gobierno, independientemente de la rentabilidad y riesgo que tengan. 

Cualquier opción es en detrimento de los trabajadores. Los recursos de las Afores se tienen que invertir buscando el mayor rendimiento con riesgo controlable para que puedan alcanzar los recursos para pagar las pensiones. Ya la experiencia nos muestra que si los recursos no se invierten adecuadamente se generan crisis de pensiones. Durante muchos años, los recursos que recibía el IMSS para el pago futuro de pensiones se dedicaron a financiar los hospitales que, si bien tuvo un efecto favorable en la población porque permitió mejorar y ampliar los servicios de salud, en el tiempo le generó una crisis financiera al IMSS porque actualmente no cuenta con los recursos necesarios para pagar las pensiones de los trabajadores.  

Si se llegara a imponer a las Afores que inviertan en proyectos de infraestructura del gobierno y el rendimiento de los mismos es muy bajo o el riesgo muy elevado, volveremos a vivir la historia de que los ahorros para pagar las pensiones futuras se ponen en riesgo.  Lo que se requiere es aumentar el rendimiento de los recursos a través de dar más opciones de inversión, pero no imponiendo en donde se tiene que invertir. Forzar a las Afores a invertir en proyectos nada más porque son del gobierno, sin importar su relación riesgo rendimiento va a perjudicar a los trabajadores, sus ahorros no van a generar los suficientes interesas para poder cubrir las pensiones.  El tema de las pensiones se tiene que analizar a fondo, pero claramente imponer cajones de inversión no contribuye a la problemática que tienen, al contrario, complica más la situación. 

Columna de Francisco Padilla Catalán

Disrupción, una temática de inversión amplia y multifacética

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Disrupción, una temática de inversión amplia y multifacética
Pixabay CC0 Public DomainFoto: intographics. Disrupción, una temática de inversión amplia y multifacética

Ciberseguridad, robótica, tecnología médica y energías renovables están apareciendo en las noticias hoy como temáticas de inversión atractivas. Amundi, a través de su centro de inversión temática CPR busca dar acceso a todos ellos, y muchos más, a través de una solución de inversión única.

Las semillas de la estrategia de disrupción se plantaron hace dos años, cuando junto con los gestores Estelle Ménard y Wesley Lebeau comenzamos a buscar formas de aprovechar los elevados niveles de cambio que veían ocurrir en la vida diaria.

Rápidamente identificamos la disrupción como el hilo conductor de la mayoría de las transformaciones que están ocurriendo en todas las industrias, el principal factor que impulsa el número cada vez mayor de compañías que están cambiando las reglas del juego y que están remodelando profundamente la forma en que vivimos, nos comunicamos y trabajamos.

La disrupción puede resumirse como la llegada de una solución más simple, más inteligente, más sostenible, más práctica o más barata, y que es asumida por los consumidores. Este fenómeno se puede encontrar a lo largo de la historia, pero solo se ha conceptualizado recientemente debido a la aceleración tecnológica que el mundo ha experimentado en los últimos tiempos. Las últimas grandes innovaciones -como Internet, los objetos conectados, la robótica, los coches sin conductor y la impresión 3D- tienen en común que están proliferando a una velocidad sin precedentes.

Como tendencia estructural, robusta y de largo plazo, la disrupción ha contado con  las características necesarias para convertirse en una importante temática de inversión y expandir la gama de renta variable temática de CPR AM y convertirse en uno de sus productos insignia. CPR Invest – Global Disruptive Opportunities nació en diciembre de 2016 como un fondo de renta variable global que invierte en compañías que desafían el orden existente o establecen un nuevo mercado a través de un producto o servicio que cambia las reglas del juego. En cuanto el equipo de inversión comenzó a trabajar en la temática de la disrupción, se abrieron las puertas a un universo amplio y de rápida expansión.

Buscando las aportaciones de los diversos y complementarios campos de experiencia de CPR AM, el equipo forjó su propia visión de la disrupción, una visión completa, original, y que se mueve y adapta según cambia y se acelera la expansión de la misma.  

Así se identificaron cuatro categorías principales que engloban el ecosistema de compañías disruptivas en todos los sectores: Economía Digital, Industria 4.0, Ciencias de la Vida & Salud y Tierra. Son las cuatro dimensiones del fenómeno. En su conjunto, engloban los innumerables desenadenantes de la disrupción en un universo coherente y comprensible de unas 700 acciones y 25 sub-temas, incluidos el big data, Internet de las cosas, vehículos autónomos, biotecnología,  almacenamiento de energía o agricultura de precisión.

La comunidad de inversores tiende a mirar temáticas más limitadas, como la robótica. Hoy en día es un tema candente y el rendimiento de la renta variable ha sido sólido, pero puede que no siempre sea así. Queríamos captar una temática más amplia, con la disrupción como factor común, sin el riesgo de vernos atrapados por posibles modas pasajeras.

Este enfoque más amplio ofrece flexibilidad para hacer frente a las diferentes condiciones del mercado, lo que permite a los gestores evitar subsectores y acciones de menor rendimiento, sin dejar de ser fieles a las historias estructurales que impulsan el rendimiento a largo plazo.

El equipo ha buscado crear un universo de inversión exhaustivo y diverso, que incluye a los «jugadores puros» que instigan la disrupción y se convierten en líderes en su campo, así como a aquellos que “reciben” el cambio – disruptores establecidos- y que tienen la capacidad de gestión y la visión para adaptarse y prosperar a medida que la disrupción avanza. Así, nuestro enfoque sin restricciones puede aprovechar las oportunidades en todos los sectores en todo el mundo. Es un universo en constante evolución.

La disrupción es un fenomeno multidimensional y de largo alcance al que busca dar acceso a través de un solo punto de entrada el CPR Invest-Global Disruptive Opportunities, un fondo de renta variable temática global que busca aprovechar hoy el dinamismo y el potencial de crecimiento a largo plazo de las compañías que se benefician de estos modelos de negocio disruptivos.

Tribuna de Vafa Ahmadi, director de renta variable temática de CPR AM, filial de Amundi especializada en inversión temática

 

ESG: ¿Se convertirá en una ventaja competitiva?

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ESG: ¿Se convertirá en una ventaja competitiva?
CC-BY-SA-2.0, FlickrCourtesy photo. ESG: Will It Become A Competitive Advantage?

Hace unos meses, un gran gestor y amigo, fiel seguidor de la filosofía de inversión en valor, me comentaba que había introducido en su análisis criterios ESG, y que los consideraba una fuente de ventaja competitiva para ciertas compañías. Incluso puso algún ejemplo. Se trata del típico comentario que uno interpreta como justificación de adhesión a una nueva moda, pero, al venir de esta persona, me hizo reflexionar. No solo para las compañías cotizadas donde invertir, sino para el propio negocio de la gestión de activos.

No hay conferencia sobre inversiones que se precie que no trate el tema ESG, ni inversor institucional que no muestre su interés por la adopción de estos criterios en inversiones nuevas, ni diapositiva en presentaciones estratégicas de compañías que no lo mencione. Se están empezando a crear certificaciones en ESG investing y, cómo no, seguro que el regulador entra dentro de poco queriendo definir y asignar ratings universales…

Evidentemente se trataría de una ventaja competitiva nada sostenible al no crear una barrera de entrada duradera, pero la rapidez de implementación puede condicionar la viabilidad del negocio a corto plazo.

Desde el lado de la gestión de activos, debería pasar de ser un tipo de activo específico a formar parte de la filosofía de inversión corporativa. Será un nuevo factor de riesgo a controlar. Sin embargo, y aun siendo una tendencia imparable, a corto plazo se enfrenta a ciertas dificultades:

  • Entra actualmente en conflicto directo con la gestión pasiva, donde no existe ningún tipo de filtro ESG en la mayoría de los índices, y por tanto de los fondos que los replican.
  • La mayoría de las decisiones de asignación de capital se realizan dentro de las propias compañías, lo que hace especialmente difícil el análisis de las decisiones y el impacto sobre diferentes aspectos como cadenas de suministro o políticas comerciales.

Definitivamente supone un gran riesgo para el gestor de activos no poder tener acceso a un universo creciente de clientes que lo buscan o, en última instancia, perderlos (un gran gestor institucional francés mencionaba recientemente en una conferencia que el 50% de su nuevo negocio está llegando con criterios ESG…). Y también es un gran riesgo para las compañías cotizadas ver un acceso disminuido a los mercados de capitales, lo que al final (aún no ocurre) puede incrementar su coste del capital. En determinados casos, si salta un caso de corrupción por parte de un alto directivo de una compañía, podría desencadenar una oleada de ventas indiscriminadas por parte de estos fondos. Y si el gobierno corporativo no funciona bien, puede comprometer su coste de financiación de una manera mucho más agresiva de lo que estamos viendo recientemente. Y el cliente terminará por exigir un informe donde se analice la actuación de su gestor y el impacto conseguido en determinados casos.

Tribuna de Luis Buceta, CFA, y CIO Banco Alcalá. Responsable de Renta Variable Crèdit Andorrà Financial Group.

Crèdit Andorrà Financial Group Research.

Invertir la pirámide

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Invertir la pirámide
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Dinoquinzani. Invertir la pirámide

Los mercados están temblorosos y así ha sido durante gran parte del año. Las noticias positivas procedentes de Estados Unidos, en forma de reducción de la base monetaria por parte de las autoridades después de años de expansión, no han venido acompañadas de sensaciones positivas. Y no son pocas las malas noticias, desde los problemas de deuda de Argentina hasta el refuerzo de los aranceles comerciales y las tortuosas negociaciones del Brexit. No sorprende, pues, que los inversores sientan tentaciones de quedarse al margen.

Hacerlo significaría no entender el discurso central sobre el que se sostiene el mercado actual. Pensemos en ello como en una pirámide invertida que descansa sobre un punto. Es un equilibrio delicado y cuando este punto se debilita toda la pirámide pierde estabilidad, pero cuando inevitablemente se quiebra y la pirámide vuelca, los márgenes no ofrecerán mucha seguridad y las buenas oportunidades se habrán perdido.

En la última década, la creencia dominante en el mercado giraba en torno al sector de la vivienda de Estados Unidos, al que se le otorgaba tal capacidad de aguante que podía soportar una posible contracción económica, como había sucedido durante muchas décadas en el pasado. Ahora sabemos qué equivocada, y peligrosa, era esa idea. El problema con estos sistemas de pensamiento no es la propia idea, sino el peso del dinero que descansa sobre la única hipótesis de referencia.

Para entender el discurso dominante del ciclo actual basta con echar un vistazo a cómo se ha asignado el capital. El punto de la pirámide es la fuente de optimismo y estabilidad en el mercado, es lo que mantiene su equilibrio, pero extrañamente en este ciclo este punto ha estado formado por pesimismo e inestabilidad.

La expansión de los balances de los bancos centrales se tradujo inevitablemente en subidas de los precios de los activos, pero la verdad es que pocos actores del mercado buscaron exprofeso la obtención de plusvalías. En lugar de eso, buscaron la preservación del capital. Este hecho no es en sí mismo un problema, pero la seguridad que identificaron podría terminar siendo ilusoria. El peso de su dinero ahora descansa sobre la hipótesis de que el futuro se parecerá al pasado, y cuando la idea generalizada es que el futuro y el pasado serán similares, el futuro será muy diferente.

Estrategias sofisticadas

Las nuevas “soluciones sofisticadas” reflejan el pensamiento dominante en el mercado. En última instancia, también propiciarán su final. Los mercados financieros no destacan especialmente por su capacidad de innovación, pero ante tanta disrupción impulsada por la tecnología en tantos sectores, es inevitable que el sector financiero quiera subirse al carro. Con el tiempo, los inversores terminarán incorporando la tecnología y la inteligencia artificial de forma más efectiva, pero ninguna de las dos podrá cambiar cómo funciona el sistema del mercado.

Lo que me preocupa es cómo Wall Street ha intentado alimentar el discurso dominante a través de estrategias tan sofisticadas que ofrecen no solo resultados claramente definidos, sino también trayectorias cuidadosamente gestionadas. No resulta difícil ver por qué los inversores se han volcado en estas soluciones. Aunque se presentan como innovadoras, la mayor parte de estas estructuras está basada en la hipótesis de los mercados eficientes, que no es precisamente un concepto novedoso. De hecho, muchos inversores fundamentales consideran esta hipótesis como su piñata favorita: cuando recibe un golpe, se cae a pedazos y cualquier estrategia basada en ella se desmorona.

Tanto si lo afirman explícitamente como si no, estas estrategias sofisticadas se construyen sobre el principio de que las correlaciones futuras se comportarán como en el pasado. Las estrategias cuantitativas factoriales, smart beta o de volatilidad gestionada se han popularizado tanto que los valores no se compran y venden necesariamente por sus rasgos financieros, por ejemplo, una indicación sobre los flujos de efectivo de la empresa emisora. En lugar de eso, se escogen por su correlación con otros grupos de valores. Dicho con otras palabras: los valores se han ido convirtiendo cada vez más en productos indiferenciados. Esto provoca que los precios se desliguen —en ocasiones, de forma muy notoria— de su valor fundamental.

Prima de incertidumbre

Los inversores, propensos por naturaleza a ver el vaso medio vacío y preocupados por la inestabilidad, han buscado también la certeza y los resultados predecibles más allá de las estrategias sofisticadas. A resultas de ello, se han descartado valores individuales e incluso sectores enteros. Las bolsas de los mercados emergentes han registrado una evolución plana durante cinco años debido a las inquietudes en torno a las perspectivas del dólar estadounidense, la agitación en Latinoamérica y el miedo a una desaceleración del crecimiento chino. Los valores británicos han languidecido en dólares debido a los miedos que rodean al Brexit y el Hang Seng ha ganado menos de un 2% anual al cabo de cinco años.

Todo se debe al discurso dominante de este ciclo, pero cuando se mira de esta forma, también queda claro que el atractivo verdadero ha ido surgiendo en esas áreas del mercado que han sufrido a causa de este discurso. Y paradójicamente este atractivo (esta prima de incertidumbre, por así decirlo) es lo que podría hacer que aguantaran mejor una corrección y se convirtieran en una buena fuente de revalorización del capital a medio plazo.

Así pues, eviten permanecer al margen, eviten las soluciones sofisticadas y compren resultados inciertos. 

Columna de Paras Anand, responsable de gestión de activos para Asia-Pacífico en Fidelity International.

Cómo un ETF de crédito, pionero en su tipo, se convirtió en un incondicional del mercado de bonos

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Cómo un ETF de crédito, pionero en su tipo, se convirtió en un incondicional del mercado de bonos
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Jeroen Berndsen. How A First-Of-Its-Kind Credit ETF Became A Bond Market Stalwart

Un trío de hitos de 2018 muestra que el  iShares iBoxx $ Investment Grade Corporate Bond ETF (LQD) es ahora una herramienta de inversión indispensable.

Hace dos décadas, había pocas opciones disponibles para los inversores minoristas que buscaban armar canastas con bonos corporativos. Una opción era llamar a un corredor, quien a su vez contestaba el teléfono y hacía pedidos a través de los concesionarios en Wall Street.

Este proceso era a menudo difícil y costoso. Y podría llevar semanas, a veces más, construir una cartera de bonos diversificada. En cambio, la mayoría de las personas pagaron a los gestores activos para que comerciaran y administraran sus bonos en fondos mutuos.

Luego vino el iShares iBoxx $ Investment Grade Corporate Bond ETF (LQD), el primer fondo cotizado vinculado a los bonos corporativos. Los ETFs de crédito se negocian mucho ahora, pero mirando hacia 2002, es difícil apreciar qué tan novedoso era el LQD en ese momento, al seguir a un conocido índice de bonos con grado de inversión, que ofrece diversificación y eficiencia comercial.

De repente, los inversores individuales podrían acceder al amplio mercado de bonos corporativos. Se podría comprar una combinación de 100 bonos corporativos por solo centavos en el margen de oferta / demanda y un 0,15% anual en gastos del fondo.

Adopción nacida de la crisis

Muchos inversionistas institucionales tomaron conciencia del LQD durante la crisis financiera. Mientras que los mercados de bonos cerraban, LQD continuó cotizando en bolsa durante todo el día, otorgando información de precios y mercados en tiempo real, especialmente durante la semana memorable de hace aproximadamente una década en la que Lehman Brothers se declaró en bancarrota.

Los volúmenes de operaciones de LQD han aumentado a medida que los inversores reconocen la utilidad del fondo. La liquidez, medida por el volumen diario promedio, ha crecido de manera constante; La liquidez estimuló más liquidez y alentó la adopción adicional por parte de inversionistas institucionales. La experiencia de LQD se ha reflejado en otros rincones del mercado de deuda corporativa, donde iShares iBoxx $ High Yield Corporate Bond ETF (HYG) se ha convertido en un proxy de facto e instrumento de negociación para el mercado de bonos high yield. De hecho, el volumen de operaciones de HYG como porcentaje del volumen diario total en bonos individuales high yield aumentó a 19% en octubre, un récord. [1]

Abundan los hitos

Dieciséis años después del lanzamiento de LQD, el ETF tiene 34.000 millones de dólares en activos bajo administración. Con un volúmen diario de operación promedio de 725 millones de dólares, un 38% más que hace un año. [2] En condiciones de mercado estresadas, se ha negociado aún más, recientemente alcanzando los 2.100 millones. [3] A medida que los volúmenes crecen, los inversionistas ahora pueden usar LQD para obtener rápidamente una exposición diversificada a más de 1.000 bonos con una sola transacción en el mercado.

La predilección de los inversores por LQD sigue apareciendo de manera notable. El año pasado fue la primera vez que los volúmenes promedio diarios de LQD superaron a los de los bonos de grado de inversión individuales más líquidos, incluidos Verizon y JP Morgan. [4] La adopción por parte de las compañías de seguros, cuyas carteras se basan en exposiciones a flujos estables de renta fija, hizo que LQD se convirtiera en el ETF más utilizado en todos sus portafolios. [5] A principios de este año, LQD rompió el récord de la mayor transacción «única» en la historia de los ETF de bonos, una señal de que los grandes inversores institucionales confían en la capacidad de LQD para administrar riesgos y negociarse a gran escala. [6]

¿Qué obtienen los inversores con LQD?

Más allá de la liquidez, LQD ofrece a los inversionistas una exposición altamente diversificada al mercado de bonos corporativos con grado de inversión con más de 1.000 bonos. LQD busca rastrear un índice amplio, brindando a los inversionistas acceso a bonos en todos los sectores principales, incluidos los servicios de comunicaciones e industriales. Eso hace que el producto sea potencialmente adecuado para inversores que buscan una amplia exposición al mercado de bonos corporativos con grado de inversión.

Para los inversores con vistas más específicas, la suite familiar de LQD ofrece opciones para acceder al mercado de bonos corporativos con grado de inversión de manera más restringida. El iShares 0-5 Year Investment Grade Corporate Bond ETF (SLQD) ofrece acceso a bonos con vencimientos más cortos; el ETF de bonos corporativos con grado de inversión de 5 a 10 años de iShares (MLQD) ofrece acceso a bonos con vencimientos medios; y el ETF de bonos corporativos con grado de inversión de más de 10 años iShares (LLQD) ofrece acceso a bonos con vencimientos más largos. El ETF de bonos corporativos con cobertura de tasa de interés de iShares (LQDH) permite a los inversionistas tratar de mitigar el riesgo de la tasa de interés y expresar una visión más directa de la salud financiera de los emisores de bonos, y el ETF de bonos corporativos con cobertura de inflación de iShares (LQDI) permite a los inversores tratar de protegerse específicamente contra el riesgo de inflación sin dejar de poseer la exposición de bonos corporativos de LQD.

Creemos que aún quedan muchos hitos por delante para los LQD y los ETF de bonos en general, ya que un creciente coro de inversores reconoce los beneficios que proporcionan los ETF de bonos en términos de acceso, eficiencia y liquidez. En conjunto, la familia iShares de ETF de bonos con grado de inversión son herramientas indispensables para que los inversores de todos los tipos y tamaños accedan y gestionen el riesgo en el mercado de bonos con grado de inversión.

Build on Insight de BlackRock

[1] Bloomberg, BlackRock, FINRA TRACE; HYG’s one month rolling exchange volumes as percentage of high-yield cash bond volumes hit a record on Oct. 31, 2018; (HY OTC 144a volumes are included in the HY cash volumes).

[2] BlackRock as of Sept 28, 2018.

[3] BlackRock; Bloomberg (Daily notional trading volume hit a record Oct. 11, 2018)

[4] BlackRock, TRACE, as of 9/28/2018

[5] S&P Global Market Intelligence data compiled April 10, 2018.

[6] BlackRock, TRACE, as of 9/28/2018


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Considere cuidadosamente los objetivos de inversión, los factores de riesgo y los cargos y gastos de los Fondos antes de invertir. Esta y otra información se puede encontrar en los prospectos de los Fondos o, si están disponibles, en los prospectos resumidos que se pueden obtener visitando www.iShares.com o www.blackrock.com. Lea el prospecto detenidamente antes de invertir. 

Invertir implica riesgo, incluida la posible pérdida de capital. 

Los riesgos de ingresos fijos incluyen la tasa de interés y el riesgo de crédito. Normalmente, cuando las tasas de interés suben, hay una disminución correspondiente en los valores de los bonos. El riesgo de crédito se refiere a la posibilidad de que el emisor de bonos no pueda realizar pagos de capital e intereses. Los valores de deuda sin grado de inversión (bonos de alto rendimiento / basura) pueden estar sujetos a mayores fluctuaciones en el mercado, riesgo de incumplimiento o pérdida de ingresos y capital que los valores de mayor calificación.

El Fondo se gestiona de forma activa y no busca replicar el rendimiento de un índice específico. El Fondo puede tener una mayor rotación de cartera que los fondos que buscan replicar el rendimiento de un índice. No hay garantía de que el riesgo de tasa de interés se reducirá o eliminará dentro del Fondo.

LQDI: el uso de derivados del Fondo puede reducir los rendimientos del Fondo y / o aumentar la volatilidad y someter al Fondo a un riesgo de contraparte, que es el riesgo de que la otra parte en la transacción no cumpla con su obligación contractual. El Fondo podría sufrir pérdidas relacionadas con sus posiciones de derivados debido a una posible falta de liquidez en el mercado secundario y como resultado de movimientos imprevistos del mercado, cuyas pérdidas son potencialmente ilimitadas. No se puede garantizar que las transacciones de cobertura del Fondo serán efectivas.

Invertir en estrategias largas / cortas presenta la oportunidad de pérdidas significativas, incluida la pérdida de su inversión total. Estas estrategias tienen el potencial de una mayor volatilidad y, en general, no son adecuadas para todos los inversores.

El uso del Fondo de instrumentos de cobertura de inflación está destinado únicamente a mitigar el riesgo de inflación y no a mitigar el riesgo de crédito, el riesgo de tasa de interés u otros factores que influyen en el precio de los bonos corporativos con grado de inversión, que pueden tener un mayor impacto en los bonos. retornos que la inflación. No hay garantía de que las posiciones del Fondo en instrumentos de cobertura de inflación reduzcan o eliminen completamente el riesgo de inflación dentro del fondo.

LQDH: El uso de derivados del Fondo puede reducir los rendimientos del Fondo y / o aumentar la volatilidad y someter al Fondo a un riesgo de contraparte, que es el riesgo de que la otra parte en la transacción no cumpla con su obligación contractual. El Fondo podría sufrir pérdidas relacionadas con sus posiciones de derivados debido a una posible falta de liquidez en el mercado secundario y como resultado de movimientos imprevistos del mercado, cuyas pérdidas son potencialmente ilimitadas. No se puede garantizar que las transacciones de cobertura del Fondo serán efectivas.

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Hacia un escenario macro más equilibrado y sostenible

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Hacia un escenario macro más equilibrado y sostenible
Pixabay CC0 Public DomainFoto: stevepb. Hacia un escenario macro más equilibrado y sostenible

La economía mundial en 2018 se ha caracterizado por una pérdida de sincronización y momentum. Creemos que el ritmo de crecimiento marcó mínimos a finales de octubre y que a lo largo de los próximos trimestres veremos una mejora, donde los distintos bloques van a converger hacia sus tasas de crecimiento potencial.

Tomando como referencia varios modelos de crecimiento adelantado (“nowcast”), el Producto Interno Bruto (PIB) retrocedió hasta el 3% a finales de octubre respecto a tasas por encima del 4,5% a finales de 2017. Lo más llamativo fue la divergencia entre Estados Unidos y el resto del mundo. EE.UU. aceleró y registró un crecimiento del PIB del 3,5% en el tercer trimestre de 2018 respecto al 2,3% del último trimestre de 2017, mientras que Europa tocó el 0,8% frente al 2,8%, China desaceleró al 6% respecto al 6,8% y el bloque de países emergentes del 4,4% al 4%.

La economía americana se benefició del estímulo fiscal y de condiciones financieras laxas que apoyaron la aceleración de la economía: el consumo y la inversión crecieron a tasas elevadas mientras la tasa de paro hizo mínimos. El cumplimento del mandato dual de crecimiento e inflación permitió a la Fed seguir subiendo los tipos de interés al tiempo que reduce el tamaño de su balance. El movimiento de los tipos largos y el aumento de los diferenciales de crecimiento respecto a otras regiones impulsó el dólar al alza.

El crecimiento en las economías emergentes se vio afectado negativamente por la evolución del dólar, la ralentización del crecimiento chino y la subida del precio del petróleo. La economía china en transición a un modelo más equilibrado desaceleró como consecuencia de medidas de restricción del crédito. El inicio de la guerra comercial con EE.UU. deprimió el sentimiento en el sector privado y aumentó las presiones a la baja. Las subidas de tipos americanas y la reducción de la liquidez internacional del dólar provocó un shock en los tipos de cambio que desencadenó un fuerte ajuste en las economías con mayores desequilibrios: Argentina, Turquía, Sudáfrica, Indonesia, Filipinas…

De los grandes bloques económicos, Europa es la región más abierta y expuesta a la evolución del ciclo de la economía mundial. La desaceleración en China y emergentes impactó las exportaciones cuyo efecto negativo se agravó consecuencia de la reversión parcial de la fuerte contribución en 2017. Mientras, la subida del precio del petróleo y la fortaleza de la demanda interna mantuvieron el crecimiento de las importaciones. Además, una serie de eventos aislados por el lado de la oferta lastraron la actividad durante todo el año: meteorología, huelgas, epidemias y de forma muy significativa la adaptación del sector del automóvil a las nuevas normas de emisiones en el tercer trimestre. La tensión política en Italia está pasando factura a la tercera economía de la eurozona.

Nuestro escenario macro central para los próximos trimestres contempla que la tasa de crecimiento de estos grandes bloques converge hacia su tasa potencial, produciendo una estabilidad y prolongación del ciclo que permitirá que la economía mundial siga creciendo al 3,5% de forma más equilibrada y sostenida. Esto tiene implicaciones importantes en los precios de los principales activos financieros que descuentan una prolongación de la tendencia de descorrelación junto con altas dosis de incertidumbre alrededor de una serie de riesgos: guerra comercial, China, tipos de interés americanos, Italia y Brexit.

En Europa esperamos una fuerte recuperación en el cuarto trimestre de 2018 y una estabilización del crecimiento alrededor del 0,4% intertrimestral en la primera mitad de 2019. Esta estimación es consistente con los principales indicadores adelantados de la zona euro, PMIs, Eurocoin, IFO y ESI de la Comisión.

En 2019, la estabilización en emergentes, la debilidad del euro en los últimos doce meses, la mejora de las bases de comparación y menores precios del petróleo debería significar que el sector exterior no tendrá una contribución negativa. Pero lo más importante es que la demanda interna mantenga el dinamismo. En este sentido, el empleo, la mejora de los salarios y las condiciones financieras son las claves para mantener a flote el ciclo europeo. Una posición fiscal ligeramente expansiva y una contribución positiva de la inversión son factores adicionales que soportan el crecimiento.

En EE.UU., el endurecimiento de las condiciones financieras, agotamiento del estímulo fiscal y la subida del dólar han hecho que la economía desacelere paulatinamente hacia su tasa potencial del 2%-2,5%. Además, en los últimos trimestres la economía creció muy por encima de potencial agotando cada vez más el margen para que continúe la expansión. La ausencia de grandes desequilibrios aumenta la probabilidad de que la Fed sea capaz de conducir un aterrizaje suave.

En el bloque de emergentes, China es la pieza más importante y donde vemos más incertidumbre. Primero porque la capacidad de análisis es menor y segundo porque la evolución de la coyuntura va a estar muy ligada al impacto de la guerra comercial y la capacidad de las autoridades de estabilizar la situación. Como hipótesis central, asumimos que el crecimiento se estabiliza ligeramente por encima del 6%, que es la parte baja del rango objetivo de las autoridades.

Este escenario macro tiene implicaciones importantes en los precios de los principales activos financieros que descuentan una prolongación de la tendencia de descorrelación junto con altas dosis de incertidumbre alrededor de una serie de riesgos: guerra comercial, China, tipos de interés americanos, Italia y Brexit. Veremos qué significa esta fase de estabilización de la economía hacia 2019: si es una pausa en una tendencia a la baja o, por el contrario, un cambio de marcha en un ciclo que todavía tiene recorrido.

 

Tribuna de Jorge Nuño, gestor de Fidentiis Global Strategy