El hombre y la máquina

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El hombre y la máquina
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Los mercados financieros han experimentado turbulencias durante las últimas semanas. Los datos macroeconómicos decepcionantes, las correcciones a la baja en las expectativas de beneficios de las empresas, las crecientes tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, el cierre del Gobierno de este último y una posible suavización de la postura de la Fed han sido algunos de los catalizadores clave de esta montaña rusa. Al mismo tiempo, parece que la propia estructura del mercado, con baja liquidez y la concentración de inversores, empujó ese salto en la volatilidad del mercado desde mediados de diciembre.

Pese a que muchos niveles del mercado no son muy diferentes de lo que eran hace un mes, han ocurrido muchas cosas desde entonces. En las semanas previas a la Navidad, las bolsas corrigieron fuertemente a la baja y después se recuperaron a niveles de sobrecompra, ayudados parcialmente por las últimas observaciones favorables del presidente de la Fed, Jerome Powell. A lo largo del camino, el índice de volatilidad VIX saltó por encima de 35, acercándose a su nivel más alto del último año. Otros índices sufrieron cambios drásticos diarios, como el S&P 500, que ganó 116,6 puntos el pasado 26 de diciembre.

Hasta cierto punto, estos hechos no deberían ser sorprendentes. El fenómeno frecuente de eventos inesperados en los mercados financieros ofrece una pista de la propia naturaleza del sistema. Los mercados pueden ser arriesgados, irracionales e impredecibles, ya que están repletos de irregularidad, retroalimentación y fricción. Los componen participantes que están constantemente explorando, aprendiendo y adaptándose, pero que también se encuentran subordinados a sesgos de comportamiento; tienen distintos objetivos, habilidades y racionalidad; y cuentan con una influencia en la conducta del mercado que varía con el tiempo. Como resultado, los mercados consisten en sistemas complejos adaptables que muestran este tipo de comportamiento con frecuencia, pero no de una forma regular o predecible. Además, su complejidad no está reduciéndose, sino que más bien está aumentando con las nuevas tecnologías, los flujos de información acelerados y unos participantes que cambian constantemente.

Por ello, cada vez más administradores de fondos se están centrando en las oportunidades de las nuevas tecnologías y están explorando la Inteligencia Artificial (IA) y el Big Data para comprender mejor el entorno del mercado y progresar en sus decisiones de inversión. Dado el drástico aumento de la digitalización en nuestras comunicaciones sociales y de negocios, es natural que las decisiones de inversión dependan cada vez más de la información que puede ser extraída del espacio digital.

Hacen falta unos pasos básicos para poder tomar cualquier decisión de inversión: un análisis de la información relevante, una predicción de lo que (muy probablemente) ocurrirá en el futuro y una compra de valores que saldrá beneficiada. Obviamente, es más fácil decirlo que hacerlo, especialmente con esta cantidad de información relevante en crecimiento exponencial.

Durante los dos últimos siglos, ha aumentado significativamente el uso de “máquinas” para captar datos de forma sistemática y extraer ideas imparciales de ellos. Hasta hace algunos años, la mayor parte de la información que se recolectaba de esa manera eran, sobre todo, datos económicos y/o de los precios y el volumen del mercado. Con la erupción de la revolución digital en los últimos años, el tipo de información que puede ser capturada a través de los nuevos canales de Big Data se ha expandido enormemente. Las estadísticas tradicionales de los fundamentales, como los ingresos, el PIB o la inflación, pueden enriquecerse con datos de cosas como el volumen de compras online y los precios, imágenes por satélite, flujos de tráfico, gastos de publicidad o el uso de tarjetas de crédito.

Además, hemos ganado mucho más conocimiento sobre cómo pensamos y cómo nos sentimos; qué opiniones tenemos (y cuáles compartimos) a través de los canales digitales, las redes sociales o los medios de comunicación online; qué sentimientos expresamos en relación a la actividad empresarial o a las decisiones de gestión; y cuánto nos fiamos de los gobiernos y los actores políticos. Dejamos rastros de estas opiniones y emociones en todos los medios digitales que utilizamos y los patrones que generan pueden ayudarnos a captar el ánimo de los inversores, identificar las fuerzas de comportamiento que empujan a los mercados hacia arriba o hacia abajo y agudizar nuestra evaluación de los riesgos a corto plazo de nuestras inversiones.

La disponibilidad de todas estas nuevas fuentes de datos, sin embargo, también fuerza a los inversores a adaptar su enfoque de inversión. Además de mejorar la precisión del análisis y la previsión de los fundamentales subyacentes, ahora podemos realizar una evaluación en profundidad de las fuerzas de comportamiento que empujan a los mercados hacia delante. Las especies de cualquier tipo de ambiente deben entender el entorno en el que operan y adaptarse a él más rápido que sus pares. Esto también se aplica al universo dinámico y competitivo de los mercados financieros globales, lo que significa que es más crucial que nunca incorporar previsiones de comportamiento y de fundamentales en tu método de inversión.

Asimismo, el aumento exponencial de datos disponibles significa que debemos utilizar técnicas más sofisticadas, diversas y adaptables para poder recopilar toda la información importante que pueda encontrarse. El análisis estadístico tradicional requiere un complemento con la mejor IA y las mejores técnicas de aprendizaje automático, como el deep learning, redes neuronales o procesamiento del lenguaje natural. Esto no sirve solo para mejorar las previsiones, sino también para crear un proceso continuo de mejoras en los pronósticos – igual que nuestros cerebros aprenden de los errores que cometemos (al menos de vez en cuando). Además, el Big Data y la IA pueden empoderar la gestión de riesgos: ayudan a identificar patrones, conexiones y dependencias en los factores de riesgo que son difíciles de identificar con herramientas de un solo factor (volatilidad). Por ende, para adaptarse del todo, los inversores deben explorar formas de moverse hacia diagnósticos de riesgo más multi-dimensionales.

Con la explosión de datos, los humanos serán cada vez menos capaces de extraer información relevante de manera oportuna. Con el aumento de la complejidad del mercado y los cambios de régimen ocurriendo con mayor frecuencia, la adaptabilidad o habilidad limitada de aplicar perspectivas históricas en distintos contextos generará cada vez más dificultades para las estrategias cuantitativas. Los problemas que atravesaron las estrategias de renta variable de bajo volumen en 2018 son un ejemplo de esto.

Por ello, ahora más que nunca, el hombre y la máquina deben jugar juntos. La Inteligencia Artificial y el Big Data aumentan las fortalezas y la creatividad del ser humano para analizar lo extraño, lo distinto, lo nuevo o lo inédito. La diversidad de ideas fortalece el razonamiento y la toma de decisiones en los equipos humanos y la diversidad de habilidades tiene el mismo efecto en equipos de inversiones tecnológicos. Hacer que estos equipos se complementen bien requiere una mentalidad y una cultura diferentes, y todos tendremos que adaptarnos para llegar hasta allí, pero aquellos que avancen más en 2019 tendrán más probabilidades de ganar en el complejo futuro que nos espera.

Tribuna de Valentijn van Nieuwenhuijzen, jefe de inversiones en NN Investment Partners

La renta variable recorta su distancia con el crédito a finales de 2018

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La renta variable recorta su distancia con el crédito a finales de 2018
Pixabay CC0 Public DomainFoto: clarenceford. La renta variable recorta su distancia con el crédito a finales de 2018

Los mercados de capitales implican una parte de ciencia social, lo que significa que nunca se puede determinar qué está moviendo el mercado en cortos periodos de tiempo con precisión. Con esta restricción, en términos simples, creo que la nueva narrativa del mercado cuenta que los inversores están descontando una disminución en los beneficios empresariales que es mayor de lo esperada.

Un incremento en los gastos operativos, tanto por unas condiciones financieras más ajustadas como por un mercado laboral más ajustado junto con la escalada de las tensiones comerciales han generado incertidumbre sobre cómo serán los beneficios en 2019. Como resultado, la renta variable se ha rebajado en todas las regiones. Si bien los ajustes realizados por los fondos de pensiones, las ventas con pérdidas fiscales y el bajo volumen al cierre del año pueden haber añadido volatilidad, sospecho que los múltiplos de la renta variable han estado en última instancia tratando de alcanzar las señales enviadas por los inversores de bonos desde principios de 2018. Los diferenciales en todo el espectro crediticio, desde el grado de inversión europeo a la deuda high yield estadounidense, han puesto fin a su peor año en el calendario desde 2008.  

En nuestra plataforma global de research, hemos incrementado la preocupación por la complacencia del mercado que rodea la sostenibilidad de los márgenes y el apalancamiento financiero. A raíz de la crisis financiera mundial, las empresas aumentaron el flujo de caja libre emitiendo deuda en anticipación de un mayor crecimiento en las ventas y unos menores costes en los insumos. En términos generales, ninguno de los dos terminó cumpliendo con las expectativas. Mientras el apalancamiento a día de hoy es gestionable cuando se ve a través de la lente de la cobertura de intereses tradicional, puede que deje de serlo a medida que los costes de los insumos se aceleren contra un crecimiento de los ingresos menor de lo esperado, una disminución del apetito por el riesgo de los inversores en deuda corporativa, o ambos.

El tipo de empresas más adecuadas para navegar el que creemos que será un entorno operativo más complicado serán aquellas cuyo producto o servicio es único. Empresas que se diferencian de la competencia, permitiendo traspasar unos costes más altos, ya sean de aranceles, laborales y otros factores, destacaran sobre el resto del mercado, que podría verse obligado a digerir un perfil menor de margen. Esta propuesta de valor difícil de convertir en una ‘commodity’ hace que estas empresas sean menos dependientes de la economía para crecer en sus ingresos. También hace que sean menos dependientes del mercado de deuda. Unas franquicias de mayor calidad, con un flujo de caja sostenible y por encima de la media, debería obtener en última instancia una prima de escasez en comparación con el grueso del mercado, mientras que aquellas empresas con unos mayores costes en sus insumos y sin capacidad para pasar esos costes al consumidor probablemente tendrán un descuento. 

Columna de Robert M. Almeida, estratega global de inversiones de MFS Investment Management.      

      

La propuesta de AllianceBernstein en el sector salud

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La propuesta de AllianceBernstein en el sector salud
. La propuesta de AllianceBernstein en el sector salud

El sector salud no es sólo un sector defensivo al que los inversores recurren en etapas de mercado difíciles, sino que mantiene la fortaleza de los principales impulsores de su crecimiento: cambios demográficos, globalización e innovación en todos sus subsectores.

Las oportunidades de inversión a largo plazo abundan en este sector, particularmente en el área de terapias génicas, una nueva clase de medicamentos biotecnológicos. Pero también en los dispositivos médicos que facilitan o posibilitan intervenciones quirúrgicas o en las diversas tecnologías aplicables a la cadena de valor del sector sanitario, como puede ser el diagnóstico y prescripción remota desde el móvil del paciente.

Durante 2018, la categoría sectorial VDOS de Salud, de fondos de inversión que invierten en este sector consigue la mayor revalorización de todas las categorías, con un 7,55%. De esta categoría, uno de los fondos de mayor calificación con mayor rentabilidad durante el pasado año es la clase S1 en euros de AB Sicav I-International Health Care Portfolio, que obtiene una rentabilidad del 9,25%.

Con el objetivo de buscar el crecimiento del capital, invierte al menos el 80% de sus activos totales en títulos emitidos por empresas relacionadas principalmente con las industrias de la salud y la atención médica.

Sigue un estilo de inversión bottom-up puro, de selección individual de compañías. El equipo gestor cree que no es posible predecir los resultados de ensayos científicos y desarrollar un proceso de inversión que sea repetible a lo largo del tiempo, por lo que se focalizan en los negocios de las compañías en las que invierten. La mayor parte de los inversores utilizan el crecimiento de beneficios por acción (BPA) como referencia, pero el equipo gestor del fondo cree que el Retorno sobre Capital Invertido (ROIC) es un indicador más veraz del valor que una compañía está creando para sus accionistas. Cuando se mira al sector salud a través de esta lente, se pueden identificar muchas empresas interesantes de dispositivos médicos, de tecnologías de la salud e incluso de desarrollo de medicamentos.

El gestor del fondo es Vinay Thapar, vicepresidente senior y gestor de los fondos de renta variable de crecimiento de Estados Unidos. Es también analista senior, responsable del sector de salud a nivel global. Antes de su incorporación a AllianceBernstein en 2011, Thapar fue analista senior de inversiones del sector de salud en American Century Investments durante tres años. Con anterioridad, trabajó en el equipo de Análisis de Biotecnología de Bear Stearns. Es licenciado en Biotecnología por la Universidad de Nueva York y cuenta con la certificación CFA.

Referenciado al MSCI World Health Care Index, el proceso inversor se apoya en un proceso riguroso de análisis fundamental bottom-up para identificar compañías con potencial de crecimiento a largo plazo, en diferentes condiciones de mercado. Se focaliza en empresas que muestran retornos históricos elevados sobre capital invertido, fortaleza de flujos de caja y valoraciones atractivas.

Muestra un especial interés por compañías con expectativas de atraer el interés de los consumidores del sector sanitario, generalmente a través de la introducción de nuevos tratamientos y terapias o bien ofreciendo oportunidades de reducción de costes a sus consumidores.

La cartera del fondo incluye entre sus mayores posiciones acciones de UnitedHealth Group (7,32%), Pfizer (7,31%), Roche (6,93%), GlaxoSmithKline (4,84%) y Medtronic (4,62%). Por subsector, las mayores ponderaciones en la cartera del fondo corresponden a farmaceúticas (40,42%), equipos y suministros sanitarios (23,57%), biotecnología (18,86%), proveedores de cuidados y servicios de salud (12,35%) y alimentación y consumo básico (2,46%). Estados Unidos (72,40%), Suiza (9,68%), Reino Unido (8,87%), Japón (2,62%) y Australia (2,09%) representan los mayores pesos por país.

La historia de rentabilidades del fondo lo posiciona entre los mejores de su categoría, en el primer quintil, durante 2017 y 2018. A tres años, registra un dato de volatilidad del 14,14% y del 15,85% a un año. En este último periodo, su sharpe es de 0,69 y su tracking error, respecto al índice de su categoría, del 3,02%. La suscripción del fondo requiere una aportación mínima de 20 millones de euros, adecuado para inversores institucionales, aplicando a sus suscriptores una comisión fija del 0,90%. Cuenta también con la clase A, más adecuada para inversores individuales, por la aportación mínima de 2.000 euros requerida para su inversión, y una comisión de gestión del 1,80%.

El equipo gestor estima que el sector de salud está pasando por una etapa difícil, en cuanto a que está sometido a una tremenda inflación en los precios pero a muy poca transparencia. En general, la gente no es consciente del coste real de los ensayos, las pruebas y los procedimientos que llevan a poner un medicamento o un tratamiento en el mercado. Y esto debería de cambiar.

Hay un par de subsectores que presentan algunos retos. El primero es el hospitalario, porque no hay transparencia de precios y el equipo gestor cree que, en última instancia, los protocolos saldrán del hospital a medida que las tecnologías progresan y los pacientes podrán ser atendidos en centros ambulatorios.

En el caso de los distribuidores de medicamentos, su modelo de precios es diferente de un distribuidor típico, como puede ser UPS o FedEx, que facturan en base a la distancia y al peso del paquete, sino que facturan en base al valor. Por eso, el equipo gestor cree que hay algunas áreas en la distribución de medicamentos que presentan también un reto y son aquellas compañías que han alcanzado importantes aumentos de precio en medicamentos antiguos y no han innovado. Algo que no parece sostenible en el tiempo.

Por lo tanto, creen que las compañías mejor posicionadas son las que sean capaces de manejar la tensión entre innovación y reducción de costes para el sistema sanitario. Creen que estas compañías existen y que se las puede identificar trabajando duramente.

Por su evolución por rentabilidad en el último periodo de tres años, respecto a la volatilidad en el mismo periodo, el fondo obtiene la calificación cinco estrellas de VDOS.

Tribuna de Paula Mercado, directora de Análisis de VDOS y quefondos.com

América Latina debe reinventarse

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América Latina debe reinventarse
. América Latina debe reinventarse

Es un tópico generalmente aceptado que América Latina es una región expuesta a una multitud de realidades complejas que a través de algunos parámetros transversales dan forma a la región: los más positivos, como el idioma, la relativa juventud de su población y el avance en la mejora de las instituciones, generan una sensación de unidad y de enorme potencial, que lamentablemente quedan neutralizados por los elevados niveles de desigualdad social y pobreza, la percepción de inseguridad, violencia y corrupción.

A Latinoamérica se la reconoce por mantener unos desafíos, perennes, de la misma manera que se valoran sus atributos y oportunidades. Pero esta óptica, que circunscribe los retos y desafíos a las fronteras de una región y se aíslan del resto del mundo, es una visión limitada de la realidad. El mundo se ha abierto y la globalización es un fenómeno imparable, por mucho que algunos líderes políticos se empeñen en frenar su avance. El comercio internacional, la conexión económica y social entre países y el avance tecnológico están dando lugar a unas tendencias económicas de las que América Latina no se puede sustraer.

En concreto, se están configurando algunas tendencias que condicionarán el futuro de esta región en los próximos años. Quizá, la más relevante sea el resurgir de Asia, pero también la demografía, la urbanización, el cambio climático, la disrupción digital, la escasez de los recursos naturales y el ímpetu de una nueva clase media, son y serán algunas tendencias que tendrán un fuerte impacto sobre la región. El impacto de estas tendencias será diverso y el cruce entre ellas conformará un espacio complejo que tenderá a girar alrededor de las economías emergentes más dinámicas, entre las que América Latina debiera aparecer con nombre propio.

Sin embargo, desde un punto de vista económico y, a pesar de algunos avances sociales de gran relevancia en estos últimos años, la región sigue defraudando a los inversores y a su propia población que ve con desánimo como la confianza en las instituciones públicas y en el futuro de la región se desvanece. Latinoamérica está llegando al final de su quinto año consecutivo de crecimiento económico anémico y desigual. Aunque desde 2014 al 2018, el crecimiento anual del PIB ha promediado sólo el 0,5%, la región cerraba el año 2017 con un crecimiento económico del 1,3% y un aumento de los flujos de la inversión extranjera directa del 8,3%, con lo que se sentaban las bases para que éste y los próximos años la economía latinoamericana pudiese registrar un crecimiento económico estable de alrededor del 2,5%. Sin embargo, la incertidumbre provocada por la deriva proteccionista estadounidense, la fortaleza del dólar frente a las principales monedas latinoamericanas, la firme decisión de la Reserva Federal de continuar con las alzas de los tipos de interés, así como el intenso ciclo electoral en la región durante el año 2018, ha propiciado que, en tan sólo seis meses, el crecimiento de la región se haya revisado a la baja hasta el 1,2% de acuerdo con las últimas estimaciones del FMI. Aun así, las previsiones económicas planteadas por el FMI tienden a mostrar un escenario razonablemente optimista.

A pesar de los disturbios sociales en Nicaragua y la victoria de López Obrador en México, el área que engloba a México y Centroamérica seguirá liderando la región con un crecimiento económico previsto para 2018 del 2,5%, las islas del Caribe crecerán a una tasa media del 1,5% y América del Sur se quedará por debajo de la media regional con un incremento del PIB del 0,6%, lastrado fundamentalmente por la grave crisis económica y humanitaria de Venezuela y por la desconfianza generada por la crisis  de deuda de Argentina, así como por el incierto futuro de Brasil, si bien la ayuda del FMI al Gobierno del Presidente Macri y la victoria de Bolsonaro en Brasil, pueden sentar las bases para un crecimiento más sólido y dinámico en los próximos años. Por su parte, Argentina está superando con esfuerzo los efectos de la sequía más violenta de las últimas décadas, así como la tormenta cambiaria iniciada a finales de abril que, en aquel momento, propició una devaluación del 65% del peso frente al dólar. Venezuela seguirá siendo el principal lastre de la región.

Ahora bien, más allá de entrar en el detalle y análisis de cada país, puede resultar más interesante caracterizar a América Latina como un espacio en el que se entrecruzan en el tiempo y en la geografía tres rasgos fundamentales: la vulnerabilidad de la región a impactos desfavorables o negativos, sean internos o procedan del exterior; el complejo espacio político, que dificulta la coordinación y el acuerdo entre países, y la carencia de una idea clara de cómo abrazar el futuro.

América Latina no puede seguir dependiendo de que se produzca un nuevo boom de commodities para resolver los problemas sociales que presenta la región, perdiendo competitividad y quedándose rezagada frente a otras regiones del mundo. Latinoamérica tiene un enorme potencial derivado de una fuerte identidad común, aún no explotada ni desarrollada, de una base educativa que ha mejorado en estos últimos años y de un notable tamaño representado por más de 600 millones de personas, ávidas de acercarse al bienestar obtenido por una creciente clase media.

Por ello, la región tiene la oportunidad de volver a ser atractiva y ocupar un espacio relevante en el mundo. Una mirada lateral hacia Asia y, en particular, hacia China, es una excelente oportunidad para la región a la vista del giro que el mundo va a dar en los próximos años. En este sentido, debería fortalecerse la Alianza del Pacífico. De la misma manera, la falta de interés del presidente Trump por América Latina abre una magnífica oportunidad para que la región vuelva a girar hacia Occidente y comience a construir, con la connivencia de la Unión Europea, el vínculo atlántico. Así, América Latina tiene la enorme ventaja de poder convertirse en el eje de estas relaciones. Es decir, la región estará en unas condiciones extraordinarias para capitalizar sus bondades y pasar de una unión aspiracional a otra real, en la que América Latina se articule como un sólido bloque frente al resto del mundo.

Adicionalmente, América Latina cuenta con cuatro activos fundamentales que debería explotar con determinación para volver a ser una región relevante: primero, la posibilidad de construir un bloque regional con la integración de MERCOSUR y la Alianza del Pacífico; segundo, el crecimiento de una clase media que tenderá a concentrarse, aún más, en grandes ciudades y demandará un creciente conjunto de servicios (financieros, salud, educación y ocio, fundamentalmente); tercero, la opción de capitalizar los esfuerzos que se han hecho hasta ahora por mejorar los niveles de educación y, cuarto, una elevada tasa de penetración tecnológica (América Latina está preparada para beneficiarse de la creciente cobertura de banda ancha y alfabetización digital por cuanto 9 de cada 10 latinoamericanos tiene, al menos, un teléfono móvil y el 44% un smartphone, es decir, el grado de penetración tecnológica es superior al 50%).

Esta base proporciona una idea clara de en qué dirección deben accionarse las palancas de valor y las políticas públicas para que Latinoamérica pueda reinventarse y volver, así, a convertirse en un actor relevante y atractivo en el tablero internacional. Ahora bien, será necesario que los líderes políticos y empresariales en América Latina vuelvan a alcanzar un pacto con una orientación estratégica encaminada a reducir la extrema sensibilidad de la región a shocks negativos, a minimizar las consecuencias de un complejo espacio político, siempre dividido, que dificulta la coordinación y el acuerdo entre países, y a elaborar una agenda sólida y creíble sobre cómo se debe abrazar el futuro.

(*) Este artículo es una versión reducida del artículo “América Latina debe prepararse para recibir el futuro”, el cual está pendiente de publicarse en el primer número de Geoeconomía. 

Renta variable de mercados emergentes: confianza en el cambio técnico

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Renta variable de mercados emergentes: confianza en el cambio técnico
Pixabay CC0 Public DomainPexels. Renta variable de mercados emergentes: confianza en el cambio técnico

El repunte de la renta variable emergente continúa, pero ¿por cuánto tiempo? Esto es lo que muchos inversores en estos mercados se están preguntando actualmente. Las acciones de los mercados emergentes han estado al alza durante 20 meses y superaron la bolsa estadounidense el año pasado: con un aumento de valor del 32%, han superado considerablemente a las estadounidenses.

En general, la renta variable de mercados emergentes han ganado alrededor del 70% en valor desde su nivel más bajo, a principios de 2016. Por lo tanto, no es de extrañar que las dudas estén creciendo en cuanto a si este repunte continuará. Los expertos de Capital Group están seguros de que la recuperación de los emergentes acaba de comenzar.

Las acciones de los mercados emergentes se valoran de forma atractiva

El entorno actual es positivo: El repunte sincronizado de la economía mundial, la apreciación de la moneda y la gran demanda de componentes técnicos están apoyando a los mercados emergentes. Sin embargo, sus acciones están valoradas de manera atractiva en comparación con los países industrializados y con respecto al pasado. Las acciones chinas, así como las taiwanesas y brasileñas se están negociando actualmente a 13 veces los beneficios esperados para 2018.

A modo de comparación, el MSCI World Index tiene actualmente un ratio precio/beneficio de 17, y es probable que la recuperación en los mercados emergentes continúe. Esto se ve respaldado por la creciente clase media, el aumento del consumo y la automatización industrial. Además, los flujos de caja de las empresas de los mercados emergentes están aumentando, lo que a su vez podría dar lugar a mejores revisiones de los beneficios. Según las previsiones, se espera que los beneficios empresariales aumenten un 13% este año. Esto debería tener un impacto positivo en las acciones de los mercados emergentes, ya que el aumento de los beneficios siempre ha sido bueno para la rentabilidad de las acciones.

Innovación en los mercados emergentes

Chris Thomson, gestor de cartera de Capital Group, ve muchas oportunidades de inversión en los mercados emergentes: «La estabilidad y las reformas, por ejemplo en China y la India, están creando nuevas oportunidades de inversión. Con eso no me refiero sólo a cosas tan obvias como los bancos indios y empresas chinas relacionadas con Internet. También me interesan las industrias nacionales como el cemento y el suministro de electricidad, así como las minoristas y otras firmas de bienes de consumo». Sin embargo, en general, las empresas de tecnología de los mercados emergentes están adquiriendo cada vez más importancia.

Las empresas asiáticas Taiwan Semiconductor y Samsung Electronics, por ejemplo, ocupan posiciones clave en la cadena de suministro de tecnología, ya que han adquirido conocimientos técnicos especializados en el campo de los semiconductores. «Hoy en día, hay muchas empresas de tecnología de éxito en los mercados emergentes, que son extremadamente eficientes en la oferta de comercio electrónico y el uso de nuevas tecnologías. En la actualidad, las empresas chinas de Internet se encuentran a la vanguardia de la innovación en el sector financiero, pero también en otras industrias», afirma Shaw Wagner, gestor de cartera de Capital Group.

Esto también es evidente si se observa el índice MSCI Emerging Markets Index, en el que el peso del sector de tecnologías de la información es del 28%. Hace diez años, las cosas parecían diferentes: en ese momento, las acciones de energía y materiales seguían dominando el índice con un 38 por ciento. La razón del cambio en los patrones de consumo en los mercados emergentes es el crecimiento de la clase media. Cada vez más personas en los mercados emergentes utilizan Internet y hacen llamadas por teléfono móvil. Una ventaja de este cambio técnico es la disminución de la volatilidad.

Muchas de las acciones de energía y materiales del Índice MSCI de Mercados Emergentes eran empresas estatales que dependían de la inversión en infraestructura y, por lo tanto, eran volátiles. Pero al pasar de las materias primas a la tecnología, ya no son los pesos pesados del Índice MSCI de Mercados Emergentes.

Tribuna de Kent Chan, especialista de inversiones de Capital Group. 

La economía japonesa se sitúa en la senda de un fuerte crecimiento económico a largo plazo

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La economía japonesa se sitúa en la senda de un fuerte crecimiento económico a largo plazo
Pixabay CC0 Public DomainFoto: raulmorales. La economía japonesa se sitúa en la senda de un fuerte crecimiento económico a largo plazo

Aunque las noticias políticas y macroeconómicas mundiales hicieron mella en los mercados de renta variable en 2018, los fundamentales económicos y de mercado de Japón siguen la senda correcta hacia la normalización. El crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) ha sido estable en general, la inflación subyacente de los productos al consumo (que excluye los alimentos frescos) permaneció en torno al 1% a finales de octubre y –sobre todo para los inversores en renta variable– la reforma del gobierno corporativo ha progresado de forma sostenida. De cara a 2019, aunque somos conscientes del aumento de las incertidumbres macroeconómicas y de mercado en el exterior, puede que la recuperación sostenida de Japón no se frustre teniendo en cuenta los diversos cambios estructurales en curso.

La ‘Abenómica’ ha dado impulso al crecimiento económico

El pasado mes de septiembre se cumplieron las expectativas y el primer ministro Shinzo Abe ganó las elecciones para seguir presidiendo el Partido Demócrata Liberal japonés. Se convierte así en el primer ministro de Japón con más años en el cargo de la historia, lo que garantiza un avance constante de sus mandatos de política económica. En el plano doméstico, el principal riesgo macroeconómico para 2019 podría ser la subida del impuesto al consumo del 8% al 10% prevista para octubre, cuyo objetivo es restablecer la credibilidad financiera de la nación. Aunque la anterior subida de impuestos del 5% al 8% en 2014 lastró el consumo de los hogares y la inversión privada en bienes de equipo, no se prevé que el incremento de 2019 frustre el crecimiento económico, ya que la administración de Abe tiene previsto poner en marcha paquetes de estímulo para amortiguar el impacto.

El Banco de Japón también sigue mostrando su compromiso con las actuales políticas de relajación monetaria, consciente de las incertidumbres en torno a los efectos del inminente incremento del impuesto al consumo, por ejemplo. Aunque algunos inversores se preocupan por la desaceleración de las compras de activos del banco central, pensamos que esta medida permite a la institución prolongar la duración de las medidas de expansión monetaria. La estabilidad política y la promesa de apoyo mediante estímulos propician un crecimiento estructural saludable de la economía y los beneficios empresariales japoneses, lo que favorece la tan necesaria recuperación de la inversión en bienes de equipo. Las empresas japonesas con abundante efectivo tienen previsto incrementar su inversión en bienes de equipo para modernizar las instalaciones deficitarias en inversiones en los últimos veinte años, así como para agilizar la automatización a fin de afrontar la escasez de mano de obra. Dicha escasez también ha propiciado un incremento de los salarios que a menudo impulsa la confianza de los consumidores. La inversión en bienes de equipo y el gasto de los hogares han sido los motores del reciente crecimiento del PIB, creando finalmente un muy esperado círculo virtuoso en Japón.

La reforma del gobierno corporativo progresa de forma lenta pero segura

El gobierno corporativo se considera el elemento con mayor éxito de la agenda de la Abenómica. En 2018, la Bolsa de Tokio y la Agencia de Servicios Financieros de Japón revisaron el Código de Gobierno Corporativo para abordar temas fundamentales como las participaciones cruzadas entre empresas no financieras (en torno al 20%) y la baja eficiencia del capital. El código revisado ha establecido principios más rigurosos relativos a la información, por parte de las empresas cotizadas, de sus políticas de participaciones cruzadas, así como a la publicación de una evaluación anual que determine si el riesgo y la rentabilidad de cada participación compensan el coste del capital. Las empresas cotizadas ahora deben elaborar y comunicar estrategias de negocio con objetivos de rentabilidad y eficiencia del capital basados en estimaciones de coste del capital razonables. La rentabilidad de los recursos propios de las empresas japonesas ha repuntado, pero todavía hay margen para alcanzar los niveles estándar globales. Se espera que estas directrices más rigurosas provoquen una reestructuración de las carteras de negocios mediante desinversiones y adquisiciones, lo que reduce aún más esa brecha.

Avances en la mejora de la productividad

Las reformas para reducir las famosas largas jornadas de trabajo en Japón, apostar por estilos de trabajo flexibles y cerrar la brecha entre los trabajadores fijos y los temporales son un elemento destacado de la política de Abe que seduce a los electores. Además de la inversión privada en bienes de equipo, el incremento de la productividad ha garantizado una recuperación sostenida del reciente crecimiento del PIB japonés. De hecho, según datos de la OCDE, Japón registró el mayor crecimiento de la productividad total de los factores del G7 desde 2012 hasta 2016. Cabe prever que la reforma del estilo de trabajo contribuya a reforzar esa tendencia al alza. Asimismo, aunque la población de trabajadores inmigrantes en el sector manufacturero sigue siendo baja en términos porcentuales (en torno al 2%), el número total de inmigrantes es el más alto de los últimos años gracias al apoyo de las políticas, concretamente, la introducción de un programa de formación en prácticas para profesiones técnicas. Para abordar ese problema concreto del empleo, el gobierno ha prometido que en abril de 2019 aceptará trabajadores extranjeros en aquellas áreas que han sufrido el mayor déficit de mano de obra, como la construcción, la agricultura y los cuidados.

El aumento de la incertidumbre política y macroeconómica a escala mundial ha supuesto una alteración de los mercados globales, y Japón no es una excepción. De hecho, el crecimiento económico irregular ha moderado su recuperación económica a medio plazo. No obstante, a largo plazo, la economía japonesa mantiene su trayectoria al alza. Estas tendencias positivas, una recuperación de la inversión en bienes de equipo y del gasto en consumo, el avance en la reforma del gobierno corporativo y la mejora de la productividad deben descontarse todavía en las valoraciones de las acciones, pero creemos que podrían generar oportunidades para reconstruir las asignaciones estratégicas en Japón.

Tribuna de Daiji Ozawa, director de inversiones y gestor de carteras en Japanese Value Equity de Invesco

Renta fija emergente: los rendimientos heterogéneos confirman las tendencias a largo plazo

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Renta fija emergente: los rendimientos heterogéneos confirman las tendencias a largo plazo
Pixabay CC0 Public DomainFoto: skeeze. Renta fija emergente: los rendimientos heterogéneos confirman las tendencias a largo plazo

Los mercados emergentes enfrentaron numerosos obstáculos en 2018, que fueron desde la subida de tipos en Estados Unidos, un dólar más fuerte y la intensificación de tensiones comerciales hasta la debilitación de los precios de materias primas y el deterioro de los fundamentales en varios países emergentes, como Turquía y Argentina. En consecuencia, los mercados de deuda emergente registraron desempeños negativos a lo largo del año pasado.

Sin embargo, una vez más, el comportamiento de los distintos tipos de subactivos de estos mercados fue diverso. En concreto, a los bonos corporativos de los emergentes (-1,7% en 2018) les fue mucho mejor que a la deuda soberana (-4,3%) o a los bonos locales (-6,2%). Como hemos ido afirmando durante un tiempo, esta resiliencia puede explicarse por varios factores: una mayor diversificación, mejor calidad crediticia, una base de inversores más estable y, de manera importante, tipos de interés de menor duración.

Los bonos corporativos de emergentes con grado de inversión (IG), en particular, solo perdieron un 0,7% a lo largo del periodo, desempeñándose mejor que la deuda soberana IG (-2,4%) y que el crédito estadounidense IG (-2,3%), gracias a su duración más corta de solo unos cinco años, frente a los alrededor de siete de los otros dos.

La deuda local, en cambio, rindió por debajo de lo esperado, debido a la fuerte depreciación de las divisas locales de los emergentes frente al dólar, así como a la falta de oportunidades de diversificación de solo 19 países ante los cerca de 150 emisores que componen el índice de los títulos de deuda de emergentes y los 640 del índice de bonos corporativos de estos mercados.

Los mercados locales emergentes continúan demostrando un pobre rendimiento ajustado al riesgo con más volatilidad y detracciones que la deuda en divisas. Por eso seguimos creyendo que este tipo de subactivo es más adecuado para aquellos inversores con apetito al riesgo y la habilidad de comerciar táctica y selectivamente para aprovechar las oportunidades de inversión cuando surjan que para los inversores que buscan una asignación de activos más estratégica a largo plazo.

Pensamos que los mercados emergentes han superado algunas de sus dificultades económicas de 2018, lo que debería hacer que 2019 sea un año más fructífero para los inversores en renta fija emergente. Lo peor de la incertidumbre política en Argentina y Brasil ya quedó atrás. Los riesgos en Turquía sí parecen más cuantificables. En general, el crecimiento del PIB de los emergentes debería seguir mejor que la media de los mercados desarrollados. Los factores técnicos de los primeros se han arreglado y ahora son más favorables que lo que lo eran hace un año. Por último, la rentabilidad de la deuda en divisas de los mercados emergentes es actualmente mucho más atractiva, con un 5,95% para los bonos corporativos y un 6,63% para los soberanos.

Tribuna de Karine Jesiolowski, Investment Specialists senior de renta fija emergente en UBP AM

Los criterios ESG se convierten en norma para los inversores europeos

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Los criterios ESG se convierten en norma para los inversores europeos
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: VitorBarao. Los criterios ESG se convierten en norma para los inversores europeos

Prácticamente, siete de cada diez inversores institucionales europeos aumentarán sus asignaciones a estrategias ESG en 2019, por lo que Europa es, de lejos, la región del mundo en la que más va a aumentar el peso de las inversiones en productos que tienen en cuenta factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo. Este dato, que se desprende de la Encuesta a Inversores Institucionales elaborada recientemente por Natixis IM, refleja que los inversores del Viejo Continente se toman cada vez más en serio la inversión socialmente responsable. 

Este estudio evidencia una tendencia cada vez más consistente en la industria europea de gestión de activos. Pero, realmente, ¿a qué responde esta tendencia? ¿A la búsqueda de más rentabilidad? ¿Al objetivo de reducir el riesgo? ¿A su intención de alinear la actividad de las organizaciones con los principios que abandera?

La respuesta es sencilla: responde a todo lo anterior al mismo tiempo. Los inversores institucionales europeos quieren poner en marcha estrategias que se alinean con sus principios, al mismo tiempo que consiguen un mayor control del riesgo y que obtienen beneficios como una mejora de su reputación, una mayor diversificación o un retorno más elevado de las inversiones.

Este dato, que demuestra el sólido compromiso de Europa -y de las firmas europeas- con expandir las ventajas de la inversión socialmente responsable, contrasta con la intención de los inversores institucionales norteamericanos. Y es que la historia es muy diferente al otro lado del Atlántico, en donde menos de un 40% de los inversores institucionales están dispuestos a aumentar sus asignaciones en estrategias ESG, mientras que prácticamente el 60% restante no tiene en mente hacer ningún cambio en la cantidad de dinero que destina actualmente a este tipo de estrategias.

El resultado de esta encuesta nos permite decir que vamos por el buen camino, ya que el aumento del interés por las inversiones socialmente responsables en Europa también responde al cada vez mayor convencimiento de que estas estrategias ofrecen fuentes adicionales de alfa. Sin embargo, no se puede bajar la guardia y los líderes europeos de la industria tenemos que aumentar nuestro compromiso con el desarrollo de estas estrategias.

En este contexto, las grandes compañías de gestión de activos tenemos que liderar iniciativas que lleven a los inversores a tener la misma consideración por los principios ESG que por los fundamentales financieros. Al igual que tenemos la responsabilidad de realizar las acciones necesarias para difuminar las nubes que ensombrecen la documentación y la transparencia de las empresas. Tenemos que aprovechar nuestra posición como inversores para conseguir que la información sea clara y transparente y que, entre otras cosas, los inversores institucionales europeos dejen de considerar que existe un problema a la hora de analizar el comportamiento histórico de una compañía.

Para conseguirlo, tenemos que aprovechar toda la luz que nos arrojan las encuestas que realizamos y que nos permiten entender en qué punto se encuentra la industria. Estos estudios, que nos acercan a los inversores, se convierten en las balizas que trazan el camino a seguir y que nos permiten aunar en una misma estrategia nuestras mejores capacidades de gestión de activos con la aplicación de los criterios ESG.

Columna de Sophie del Campo, directora general de Natixis IM para Iberia, Latinoamérica y EE. UU. Offshore.

No coloques el puchero en el fuego si el ciervo aún corre en el bosque

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No coloques el puchero en el fuego si el ciervo aún corre en el bosque
Pixabay CC0 Public DomainFoto: LubosHouska. No coloques el puchero en el fuego si el ciervo aún corre en el bosque

No nos hemos vuelto locos saltando de los datos macro chinos a sus curiosos proverbios populares. Pero pensamos que este dicho que intenta explicar que no siempre hay que descontar los escenarios más optimistas posibles, refleja de una forma razonable nuestra visión del mercado actual.

Empecemos por lo fácil: 2018 ha sido un año difícil para los mercados, con un cuarto trimestre especialmente duro y concentrado principalmente en unas dolorosas últimas semanas de año. ¿Dónde empiezan el año las valoraciones, el sentimiento inversor y que está pasando con los fundamentales? Las valoraciones han corregido sustancialmente, el sentimiento se ha vuelto más cauto, incrementándose notablemente la volatilidad si miramos un año atrás, y los fundamentales continúan deteriorándose.

Los niveles de valoración y sentimiento podrían animar a determinados inversores a incrementar gradualmente los niveles de exposición/riesgo y los niveles actuales de volatilidad hacen en teoría más difícil sorprender las expectativas que tiene el mercado. Sin embargo, pensamos que las valoraciones per se no son un buen indicador de la evolución del mercado a muy corto plazo, el sentimiento todavía no es de colapso y una mejora sostenida del mercado requerirá la ayuda de los fundamentales, algo que no sé está produciendo.

Y, ¿cómo nos posicionamos en Fidentiis Gestión? Nosotros mantenemos nuestra idea de que necesitamos estar cómodos con una tesis macro que nos permita jugar historias micro con suficiente visibilidad y profundidad, con lo que mantenemos los bajos niveles de exposición que mantuvimos a final de 2018. No vamos a adelantarnos a los acontecimientos y a pesar de que hay algunos sectores y valores ópticamente baratos, preferimos esperar a tener evidencias de estabilización para estar cómodos para incrementar exposición. Por eso mantenemos posiciones en historias líquidas defensivas con múltiplos soportados, primando la visibilidad en beneficios, una limitada exposición al ciclo y múltiplos de valoración sostenibles.

Pero, ¿qué ocurre si estamos equivocados? Cuando se transita de un escenario de estabilidad a otro de cuestionamiento del ciclo, la primera caída de mercado se explica por una contracción de múltiplos e incremento de los costes de capital, donde las caídas son generalizadas, pero no suelen ser homogéneas. Tras este primer ajuste pueden ocurrir dos cosas: que la foto macro se estabilice y veamos una recuperación de múltiplos y consiguiente reactivación del mercado, y con el tiempo muchos inversores sentencien que hubo una oportunidad de compra histórica; o bien que se materialicen los riesgos de recesión y el golpe sea el doble, habiendo una segunda caída fuerte de mercado por un importante ajuste de beneficios, múltiplos y un incremento adicional de los costes de capital. Esto desencadenaría una caída adicional de mercado muy importante, que daría lugar a una aún más histórica oportunidad de compra, para los que aún tengan capital claro.

En nuestra opinión, el riesgo de terminar en el segundo escenario descrito, especialmente en el momento de ciclo en que estamos, no compensa el poder beneficiarse de un potencial primer escenario, y por ello nos mantenemos firmes en nuestro último propósito de preservar capital. Nuestro estilo de inversión no contempla comprar y esperar a que las cosas se normalicen de forma indeterminada, necesitando buscar un grado confianza suficiente de que una acción va a subir y no de que está barata. Necesitamos tener una opinión sobre a dónde es más probable que evolucionen la tesis de inversión y el múltiplo que paguemos por ella, para evitar tener que esperar con los dedos cruzados a que no se materialice el peor escenario planteado.

¿Cuándo cambiaríamos nuestro posicionamiento? Pensamos que los principales elementos que podrían dar la vuelta a los fundamentales y hacernos cambiar nuestros niveles de exposición serían una resolución favorable de las disputas de comercio entre EE.UU. y China, la aprobación de los presupuestos en EE.UU., una ralentización de la reducción del balance de la Fed o una pausa de las subidas de tipos, mayores medidas de política fiscal expansiva en China, una más modesta desaceleración macro en EE.UU. de lo esperado, un rebote del crecimiento europeo, evitar un Brexit “sin acuerdo” y superar sin sobresaltos ni nuevas revisiones de beneficios la inminente temporada de resultados.

Si las situaciones arriba descritas no se materializan (algunas más importantes que otras), los fundamentales continuarán deteriorándose y cualquier rebote de los mercados seguirá generando oportunidades para bajar los niveles de exposición.

Tribuna de Gabriel Megías y León Izuzquiza, analistas de Fidentiis Gestión

Elogio de las tortugas… y de los compounders

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Elogio de las tortugas... y de los compounders
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: David Goehring. Elogio de las tortugas... y de los compounders

En la fábula original de Esopo, la tortuga venció a la liebre. La velocidad innata de la liebre la permitió lograr una ventaja sustancial, pero una siesta complaciente hizo que la tortuga avanzara lentamente hacia la victoria. La variante de la fábula en el ámbito de la inversión es algo diferente. Una vez más, la liebre obtiene rápidamente una ventaja temprana y, presumiblemente, logra una consideración importante por parte del mercado. Por desgracia, es probable que el rápido animal de cuatro patas tenga un final desafortunado: cazado por un granjero o algún otro depredador, congelado en un periodo de fría recesión o, simplemente, dando vueltas sobre sí mismo de forma frenética. Mientras tanto, la tortuga sigue avanzando pausadamente, quizás retrayendo la cabeza cuando surgen las dificultades.

La tortuga no es una analogía perfecta para un compounder, ya que nos gusta pensar que las compañías que poseemos son algo más dinámicas que el lento reptil con caparazón. Sin embargo, el secreto del compounding radica en un crecimiento moderado y constante, con rentabilidades sostenibles elevadas. Una compañía que crece, digamos, un 4% al año, agregando otro 1% al crecimiento de los beneficios por la mejora gradual de los márgenes, combinado con una rentabilidad aproximada del flujo de caja libre del 5%, debería potenciar su valor en torno al 10% a lo largo del tiempo. Esto no solo proporcionaría una excelente rentabilidad absoluta, duplicando el capital cada siete años, sino que es poco probable que sea igualado por compañías de menor calidad, ya que las cosas negativas afectan a las peores compañías en los malos momentos… como muchas liebres descubren tarde o temprano. La pausa y la constancia también otorgan la victoria en los mercados a largo plazo. El problema es que estos compounders son bestias muy raras de encontrar y más difíciles de cazar que las tortugas, por lo que presentamos aquí una guía para identificarles.

¿Cuál es la esencia de un compounder?

En la base del compounder se encuentran activos intangibles poderosos y difíciles de replicar, especialmente en el caso de las marcas o las redes. Estos atributos otorgan el poder de fijación de precios. Los compounders tienen perspectivas de crecimiento decentes, junto con ventas predecibles, a menudo impulsadas por ingresos recurrentes. Fundamentalmente, el equipo directivo debe ser favorable a los accionistas. Ser cuidadosos administradores del capital e invertir lo suficiente en innovación y publicidad para perpetuar los negocios son características distintivas de los equipos directivos.

¿Dónde se encuentran los compounders?

Es más fácil describir dónde no se encuentran los compounders; las compañías de los sectores bancario, de servicios de suministro público, de telecomunicaciones (incluso si pasan a denominarse servicios de comunicación), de minería y de energía son negocios que asumen los precios del mercado, cíclicos y de bajo rendimiento, por lo que no son capaces de potenciar su valor. Los dos cotos de caza más favorables para los compounders son el sector de consumo básico y el subsector de software y servicios de tecnologías de la información, en la práctica, “las marcas que escogen los consumidores, el software que necesitan las empresas y las redes en que confían las personas”. Nuestros comentarios de mayo y junio de 2017, “Information Technology – Winners and Losers” y “Amazonians at the Gate”, analizan lo que el equipo busca en estos dos sectores.

¿Qué apariencia tienen los datos económicos de los compounders?

Poseen activos intangibles poderosos para generar elevados retornos sobre el capital operativo y ofrecen beneficios sólidos y en constante crecimiento, incluso en momentos difíciles, ya que el poder de fijación de precios y los ingresos recurrentes sirven de protección para los importantes márgenes brutos y la estabilidad de las ventas, respectivamente. Los elevados retornos sobre el capital operativo permiten generar un robusto flujo de caja libre, ya que los beneficios en realidad se convierten en efectivo. Finalmente, preferimos ver cómo el efectivo regresa a los accionistas, en lugar de cómo se desperdicia en adquisiciones deficientes, y constatar balances sólidos a largo plazo, en lugar de “eficientes” a corto plazo.

¿Cuál es el principal desafío para decidir si una compañía es un compounder?

Es fácil determinar si una compañía es rentable actualmente y si ha potenciado su valor en el pasado. El desafío es afirmar si esto continuará o si las rentabilidades y el crecimiento elevados se desvanecerán. El primer paso es averiguar por qué la compañía tiene rentabilidades elevadas, es decir, cuáles son los activos intangibles clave. Una vez hecho esto, el análisis crucial gira en torno a las innumerables amenazas para esos activos, ya respondan a cuestiones de moda, tecnología, medioambientales o sociales. Incluso si se concluye que probablemente las rentabilidades se mantendrán elevadas o incluso mejorarán y que el crecimiento debería ser estable, debe verificarse el aspecto de gobierno, ya que el equipo directivo puede frustrar fácilmente el compounding, ya sea por inversiones erróneas que buscan beneficios a corto plazo o por una asignación deficiente de capital. Conocer al equipo directivo y comprender sus incentivos puede ayudar a mitigar los riesgos de una mala gestión, pero, como en todo lo que hace el ser humano, está lejos de ser infalible.

¿Pueden las compañías tabacaleras potenciar su valor?

El activo clave del sector del tabaco ha sido el poder de fijación de precios. Un producto adictivo, una industria concentrada e impuestos en constante aumento que constituyen la mayor parte del precio de compra se han combinado para generar una revalorización aproximada del 5% anual. Así, los aumentos de precios han compensado con creces el impacto del endurecimiento del entorno regulatorio en los últimos 50 años. Nuestra opinión, al menos por ahora, es que los recientes rumores que apuntan a un endurecimiento normativo en Estados Unidos con respecto a la reducción de la nicotina en los cigarrillos combustibles y la prohibición del mentol no suponen una ruptura con este patrón de largo plazo, ya que probablemente pasará bastante tiempo antes de cualquier implementación, si es que sucede finalmente.

Lo que ha cambiado es la introducción de nueva tecnología mediante “productos de próxima generación”, ya sean en forma de cigarros electrónicos o tabaco sin combustión. Si bien este cambio puede animar a los reguladores a tomar medidas más firmes contra los cigarrillos combustibles tradicionales, dada la disponibilidad de sistemas alternativos de suministro de nicotina, el impacto principal recae sobre la dinámica competitiva. Los nuevos productos pueden alterar cuotas de mercado históricamente estables; por ejemplo, Philip Morris International podrá obtener el 16% del mercado japonés con IQOS o el producto electrónico de JUUL puede suponer una amenaza para los participantes de Estados Unidos. Creemos que las compañías que dispongan de buenos productos de próxima generación deberían ganar cuota de mercado y, por tanto, potenciar su valor, aunque otros participantes no podrán. Como resultado, el universo invertible en el sector del tabaco se ha reducido, por lo que lo hemos minorado a menos del 10% de la cartera desde el máximo en torno al 25%.

¿Es este un buen momento para invertir en compounders?

Nuestra opinión es que los compounders son una clase de activos infravalorada de forma crónica a causa del enfoque a corto plazo y relativo del mercado. Con una visión a medio o largo plazo, diríamos que siempre es un buen momento para invertir en compounders. Dicho esto, el entorno actual de ciclo tardío puede ser particularmente favorable, ya que la capacidad de un compounder para preservar los beneficios en un contexto de ralentización puede ser especialmente valiosa.

Opinión de William Lock, Bruno Paulson y Dirk Hoffmann-Becking, del equipo de International Equity de Morgan Stanley Investment Management.

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