CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Bod Tilden. Sector tecnológico: no hemos hecho más que empezar
Sería muy fácil decir que, con los cambios drásticos que ya hemos visto en este sector, estamos llegando al final del ciclo. Sin embargo, no creemos que sea así; más bien al contrario. Pensamos que esto es solo el comienzo de los muchos avances tecnológicos que están por venir, especialmente en áreas de tecnología como el blockchain
En nuestra opinión, existen dos detonantes claves que explican la extraordinaria disrupción vista en el periodo posterior a 2007. Primero, la Ley de Moore: el principio de que el precio de la tecnología se reduce a la mitad cada 18 meses. La consecuencia económica de esto es que permitió a los consumidores adquirir dispositivos como el iPhone a un precio asequible y con un consumo de energía y tamaño gestionables, dos ventajas que no hubieran sido posibles en los años 1999 y 2000. Hasta ese momento, la mayoría de los ordenadores debían enchufarse a la toma de corriente para funcionar a una velocidad normal, pero el cambio de siglo marcó un punto de inflexión en el cual los dispositivos móviles pasaron de ser meros teléfonos a asumir las funciones de los ordenadores personales. Esto generó la proliferación de los dispositivos; lo cual nos lleva a la segunda parte de nuestra tesis: el efecto de las redes.
A mediados de la década de 1990, Robert Metcalfe ideó una ley en relación con las telecomunicaciones, en la que postulaba que el valor de una red aumenta exponencialmente a medida que crece el número de usuarios. Esto tiene sentido: si solo hay una persona con una máquina de fax, en realidad no sirve de mucho; pero a medida que prolifera el número de terminales la red se vuelve más poderosa y se puede multiplicar el número de puntos de conexión en progresión geométrica. Cuando se combinan estos dos factores, tenemos el bajo coste del terminal móvil junto con la ley de Metcalfe sobre las redes, lo que presagia una explosión del valor intrínseco que abre un montón de nuevas posibilidades sumamente disruptivas.
Creemos que esta plataforma ya está lista para que un gran número de nuevas tecnologías tomen posiciones, además de las oportunidades que ya brinda. Por ejemplo, la fase de interacción en redes sociales no se habría expandido tanto sin una tecnología móvil mejorada que la sustente; aun así, ha tenido que madurar en muchos aspectos. El software como servicio (SaaS) ha sido un nuevo motor clave de crecimiento, al permitir a los particulares, más que a las empresas, tomar decisiones sobre qué software quieren usar en su negocio. Muchas de estas empresas SaaS comenzaron con una sola persona o con un pequeño equipo y luego se establecieron y se expandieron eficazmente basándose en la experiencia de los usuarios: antiguamente la decisión de visar un enorme acuerdo de licencia de software se hubiera tomado en el seno de un consejo de administración. Estos tipos de avances amplían mucho más las posibilidades de proliferación.
En adelante creemos que un gran motor de la tecnología será el blockchain. Como tecnología principal que sostiene a las criptomonedas, el blockchain ha salido a relucir en algunas noticias negativas. No obstante, está empezando a verse como una tecnología realmente valiosa para automatizar el proceso de confianza, al permitir a los usuarios prescindir del intermediario en áreas que actualmente requieren una contraparte de confianza. Con el tiempo, creemos que debería cubrir multitud de formatos de transacciones, desde la compraventa de entradas para conciertos online hasta la realización de operaciones inmobiliarias (erradicando con ello la necesidad de contratar los servicios de agencias inmobiliarias o abogados). Incluso podrían eliminarse algunos procesos de contabilidad aplicados en transacciones de negocio. El blockchain podría ser la gran tecnología de nueva generación, aunque de momento se encuentra probablemente al nivel en que estaba Internet hace 15 años. Dicho esto, creemos que es conveniente identificar las nuevas tendencias en una etapa temprana y comprender su potencial para después buscar las mejores oportunidades de inversión.
La tecnología no solo está influyendo en el mundo donde vivimos, sino que también tiene un impacto notable en nuestra manera de examinar estas empresas desde la perspectiva de inversión. El creciente dominio de los valores tecnológicos en el S&P 500, por ejemplo, ha provocado que los responsables del índice tomen la decisión radical de reclasificar a los pesos pesados de la tecnología, Google y Facebook, para integrarlos en el sector servicios de comunicación recientemente ampliado. Esto significa que ahora se hallan en el mismo sector que la compañía de medios Disney y los proveedores de servicios de telecomunicaciones, lo que hace las cosas aún más interesantes a la hora de gestionar un fondo de tecnología, ya que muchos valores clave han salido del índice de referencia aplicado a este sector.
Esto nos sirve para ilustrar todavía más hasta qué punto la tecnología está trastocando cada tipo de actividad empresarial. John Chambers, ex director general de Cisco, predijo que todas las empresas serían negocios de tecnología y aquellas que no lo fueran dejarían de existir. En nuestra opinión, sea cual sea el sector que esté examinando ahora, y con independencia de su posición, deberá comprender estas nuevas tecnologías y saber quiénes tienen más probabilidades de ser ganadores y perdedores. Cada día vemos dónde las empresas han adoptado nuevas tecnologías y dónde no. Un ejemplo actual es el sector minorista: cada vez sabemos con más claridad qué minoristas están haciendo un esfuerzo razonable para sobrevivir al declive del comercio tradicional, al añadir a su negocio un sólido componente de venta online, y cuáles no. Estas últimas empresas están quebrando a un ritmo cada vez más rápido.
En el ámbito de la inversión, no se trata simplemente de identificar los temas más candentes y las mejores fórmulas para invertir en ellos. A pesar de la indudable importancia que revisten, creemos que es igual de crucial examinar el valor intrínseco de la compañía. En este sector tan cambiante, puede ser difícil predecir qué nivel de ingresos y beneficios obtendrán las empresas, por lo que planteamos diversos escenarios en los que podrían hallarse y usamos el modelo del flujo de caja descontado (DCF) para estimar su valor intrínseco.
Para nosotros, es esencial establecer el valor intrínseco de una empresa, tarea que se remonta al inicio de la inversión en tecnología hacia finales de la década de 1990. En aquel momento, la gente se dejaba llevar demasiado por los conceptos y perdía totalmente el contacto con la realidad cuando se trataba de determinar las valoraciones, lo cual provocó el crac de 2000/2001. Aunque creemos que todavía existen enormes oportunidades en todo lo que rodea al sector de tecnología, eso también comporta el riesgo de caer en la euforia, y los inversores deben ser conscientes de ello.
Columna de Mark Hawtin, responsable de inversiones de GAM Investments
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Pixabay CC0 Public DomainSkeeze. Sacar “tajada” en el año del cerdo
Los inversores esperarán que los mercados den muestras de mayor dinamismo ahora que nos adentramos este 2019 en el año del cerdo en China. Sin embargo, como le ocurre al cerdo, durante los últimos trimestres al mercado chino se le podría calificar de “lento” y “poco atractivo” desde el punto de vista del crecimiento del PIB y el sentimiento inversor.
De hecho, la contracción que sufrió el mercado en 2018, de aproximadamente el 14%, y el crecimiento previsto de los beneficios del 12% durante el año, se han combinado para arrastrar las valoraciones hasta un nivel próximo a mínimos de varios años. Las previsiones son complejas: las guerras comerciales, la disrupción y las reformas en China han sacudido las expectativas de las empresas y han creado riesgos y oportunidades a partes iguales.
Conflicto comercial: oportunidades en la incertidumbre
De los aproximadamente 505.000 millones de dólares en que se valoraron las exportaciones chinas a EE.UU. en 2017, Trump impuso en agosto un arancel del 10% a 200.000 millones de dólares en productos, y está amenazando con aplicar nuevos aranceles si no se alcanza un acuerdo comercial en marzo. Esta incertidumbre ha erosionado la confianza de exportadores, empresas y consumidores.
En lo que respecta a las empresas exportadoras cotizadas de China, se ha producido una caída bursátil generalizada que refleja la probabilidad de que el conflicto se prolongue y tenga un desenlace adverso. Sin embargo, no todos los exportadores se ven afectados por igual y, de hecho, algunas empresas ya han trasladado el grueso de su capacidad de producción a países más baratos como Vietnam. De hecho, estas empresas deberían estar posicionadas para beneficiarse del endurecimiento de las relaciones comerciales entre China y EE.UU. Este hecho, sumado a la naturaleza indiscriminada de las caídas, ha dejado algunas oportunidades de compra muy interesantes.
La disrupción de internet: implicaciones cambiantes
El nivel de actividad online en China se ha movido a un nivel muy superior al de muchos mercados desarrollados. El panorama competitivo también está evolucionando con rapidez debido tanto a un cambio en las preferencias como a varias modificaciones recientes en las políticas de las autoridades. Desde un punto de vista estratégico, las empresas más grandes también están desarrollándose más allá de un modelo centrado en el consumidor, para atender también a clientes empresariales de forma más directa. En un plano más general, la evolución de la actividad online está provocando fragmentación en algunos mercados, ya que una red de distribución eficaz ya no es una barrera de entrada importante. Los fabricantes ya pueden vender de forma mucho más directa al usuario final, una novedad que está alterando la creación de valor dentro de la cadena de suministro.
Reformas financieras: riesgos a la baja
Aunque las empresas de servicios financieros de China a menudo pasan por ser gigantes estatales anquilosados, algunos negocios han demostrado una gran creatividad para sortear la regulación de forma innovadora. A este respecto, cabe citar las empresas de tecnologías financieras fuera del ámbito de la regulación bancaria y los bancos que usan clasificaciones de préstamos alternativas para evitar los exigentes requisitos en materia de riesgo crediticio y los límites a la concesión de préstamos.
A consecuencia de ello, se ha generado un elevado riesgo sistémico en China. Sin embargo, un aspecto que debería animar a los inversores a largo plazo es que los reguladores han actuado con decisión recientemente para contener estos riesgos en ciernes.
Reformas de la oferta: fuera lo viejo, dentro lo nuevo
Las reformas de la oferta también son un factor relevante a tener en cuenta. Inicialmente se centraron en resolver el problema de las “empresas zombis”, con objetivos como reducir la capacidad de producción de carbón en 250 millones de toneladas y la capacidad de producción de acero entre 100 y 150 millones de toneladas. Aunque esta política ha presionado mucho la capacidad de algunas empresas, ha sido una ventaja para otras que ya venían operando de forma eficiente dentro de la normativa medioambiental.
Ahora se está haciendo más hincapié en impulsar la innovación y fomentar las cadenas de suministro con mayor valor añadido. China ya produce más del doble de licenciados en ciencias e ingeniería que EE.UU., por lo que las nuevas industrias tienen una reserva de talento amplia y relativamente barata. La consecuencia de que China se desarrolle más allá de su condición de “fábrica del mundo” será que el país se convertirá en una amenaza competitiva más directa para las naciones desarrolladas. Además, aquellas empresas chinas que carezcan de una cultura de innovación quedarán cada vez más regazadas, un fenómeno que impulsará el auge de la iniciativa privada.
En busca de cambios positivos
En última instancia, China es un país ingente con una economía cada vez más diversificada, una población que duplica ampliamente la de la Unión Europea y una superficie que es casi 40 veces la del Reino Unido, de ahí que los cambios tengan unas repercusiones muy amplias para el conjunto de su sector empresarial. Aunque la política monetaria y la presupuestaria podrían ajustarse para brindar más apoyo y estabilizar la economía durante el año, las rentabilidades de la bolsa china en 2019 probablemente se caractericen más por su grado de divergencia. Por lo tanto, para los inversores será clave evitar a los débiles de la camada e identificar a las empresas que salgan al mundo preparadas para abrazar el cambio.
Tribuna de Charlie Sunnucks, gestor de fondos del equipo Jupiter Global Emerging Markets.
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: CafeCredit.com. ¿Las Afores roban? Mitos, actitudes y preguntas frecuentes sobre el SAR
En charlas con promotores, excompañeros, profesores y colegas, ha habido de hace tiempo preocupaciones acerca de las preguntas, mitos, aseveraciones, reclamos, creencias, ideas y actitudes de rechazo e indiferencia hacia y sobre el sistema de pensiones. Algo de todo eso es lo siguiente:
¿Cuál es la mejor Afore? Es una de las preguntas más frecuentes, uno de los datos más solicitados. Apelan al prototipo, al ideal. En términos simples, lo que los afiliados buscan es un gestor que otorgue los mayores rendimientos de forma consistente. Uno que nunca pierda. El servicio les inquieta menos. Incluso algunos periodistas, con “jiribilla”, han hecho la pregunta para ver qué material sacan para una nota.
Las Afores roban. Se ha venido escuchando desde el inicio del sistema, a ritmo creciente. Se ha atestiguado en entornos socio-académicos. También en sobremesas familiares. Prolifera material, vínculos y foros alusivos en la Web. Lo han dicho reporteros y avivado congresistas. Inquieta que se incube en instituciones académicas, privadas y públicas. Ha sido frase de uso frecuente por estudiantes de carreras económico-administrativas, en opiniones intramuros, en foros de discusión o espacios informales, en trabajos expuestos en clase y hasta en entrevistas para vacantes de practicante o analista primerizo. Me ha tocado entrevistarlos y oír su aseveración, a rajatabla. Raro ha sido quien no lo ha expresado. A decir de ellos mismos, así se instruye en las aulas, se alimenta por mentores, se canaliza el rechazo al sistema, se refleja en las cifras de afiliados pendientes de registro.
El candidato de la izquierda se llevará el ahorro. Previo y durante la campaña presidencial de 2012 se reproducía el runrún de que el actual mandatario, si ganaba, se llevaría el dinero del SAR (sin especificar a dónde) o lo usaría para fines descabellados. Me tocó escucharlo de profesionales independientes, empleados de rango medio-alto, estudiantes y sí, incluso de profesores. Es probable que la versión haya salido de sus rivales políticos. Circula ahora la especie actualizada de que lo usará para sufragar deudas por la cancelación del NAICM y otros fines poco claros.
Indiferencia de millenials. Puede que el desdén de los afiliados jóvenes se derive de los mitos o habladurías citadas, y de otros similares, aunque también se nutre de hechos concluyentes:
El entendimiento general de que el sistema no proveerá un retiro digno,
La lectura que hicieron de las pérdidas de los tiempos de la crisis y las de años recientes,
Los desaguisados sistemáticos por malas prácticas de traspasos que vieron y supieron de primera mano.
Lo cierto es que muchos millenials no se registran y prefieren no saber, no regularizarse, y evitan inmiscuirse o hacer cuentas para ver en qué medida podrían potenciar su tasa de reemplazo si ahorraran desde ahora, aprovechando la amplitud de su horizonte laboral y su capacidad de destinar mayores proporciones de ahorro voluntario sin que sus finanzas se trastoquen.
¿Cómo invertir creencias? Ante todo, tratando de ir al fondo de la cuestión. No es tarea para un año o dos. No es solo falta del hábito de ahorro o cultura financiera, ni la inexcusable dejadez por el futuro. Estos son síntomas de idiosincrasia, carencias y malformaciones de estructura en el sistema educativo, propensión generacional hacia el consumo, etcétera. Hay que plantear el tema de las pensiones al menos en tres niveles escolares (medio-superior, profesional y posgrado); coercer las prácticas indebidas y aplicar sanciones que desalienten delitos y procuren confianza en las instituciones; hacer programas y campañas sociales; incrementar volumen, formatos y canales de información…
Pixabay CC0 Public Domain. Reflexiones sobre China y EE.UU.
El hecho de que tanto Estados Unidos como China -las dos economías más grandes del mundo- se encuentren en las últimas etapas de su ciclo económico con recursos limitados para estimular el crecimiento está afectando aún más al sentimiento de los inversores. Además, el crecimiento europeo ha sido decepcionante, ya que la economía, que depende en gran medida del comercio, ha sido la que más ha sufrido las perturbaciones del comercio mundial.
No es de extrañar entonces que el sentimiento del mercado haya seguido la dirección de las negociaciones entre China y Estados Unidos sobre comercio y otros asuntos económicos. Mientras Estados Unidos, China y Europa buscan reescribir las reglas del comercio mundial a su favor, los inversores tendrán que prepararse para una mayor volatilidad del mercado en 2019.
Al monitorizar las negociaciones en curso entre Estados Unidos y China sobre comercio, aranceles, protección de la propiedad intelectual y otros muchos temas, debemos reconocer que la relación ha cambiado fundamentalmente y se ha tornado cada vez más competitiva y tensa. Además, las dos partes siguen estando demasiado alejadas y ninguna de ellas ha sufrido un dolor económico suficiente como para llegar a un compromiso real.
A medida que las empresas de todo el mundo miran hacia el futuro, muchas ya están haciendo planes. Las empresas de ensamblaje final de productos electrónicos están estableciendo y ampliando sus instalaciones fuera de China a petición de sus clientes estadounidenses. Tailandia parece ser popular para las empresas de electrónica y Vietnam ya domina el sector textil y de la confección. Las tarifas estadounidenses han acelerado la toma de decisiones que ya estaban siendo consideradas por muchas empresas debido al aumento de los costos en China. No ha habido un número significativo de cierres de instalaciones en el gigante asiático, aunque el desgaste podría significar que puede que disminuzca su empleo.
En el frente doméstico, China se enfrenta a una desaceleración del crecimiento económico. Hay signos de debilidad que están surgiendo en el mercado laboral. Mientras que los ingresos de la clase media y de los empleados siguen siendo fuertes, los salarios de los trabajadores no cualificados se están elevando lentamente. La confianza de los consumidores no está por las nubes, pero sigue siendo buena. Sin embargo, el crecimiento del crédito al consumo está disminuyendo, lo que conduce a una ralentización de las ventas de automóviles y a una disminución de los ingresos en Macao, que tienden a ser los primeros indicadores de la disminución de la demanda.
Es probable que las autoridades chinas proporcionen nuevos estímulos fiscales y monetarios a medida que la desaceleración se haga más dolorosa, y es probable que en el período comprendido entre marzo y abril de 2019, tras el Año Nuevo Chino, se produzca un mayor impulso favorable a los estímulos.
Es probable también que el comercio y las tecnologías sensibles seguirán siendo objeto de controversia. Ambos países se enfrentan a retos en sus economías y cada una de las partes tiene muchos incentivos para llegar a compromisos. Pero tanto Estados Unidos como China también tienen objetivos estratégicos distintos a largo plazo que están en desacuerdo entre sí. En este contexto, los inversores deberían estar preparados para un período de elevada volatilidad del mercado.
Artículo de opinión de Ritchie Tuazon, gestor de renta fija, Jared Franz y Stephen Green economistas de Capital Group.
Pixabay CC0 Public DomainFoto: masch. Que no te engañen las métricas contables
La venta masiva que tuvo lugar en el mercado a finales de año ha renovado la atención hacia las valoraciones. Hasta hace poco, los cambios económicos estructurales han sostenido el crecimiento (y el momentum). Los índices de valoración tradicionales han tendido a excluir determinadas compañías. Antes de examinar de cerca la estrategia CROCI y su definición de valor, es importante comprender lo que se captura en los indicadores de valoración tradicionales, donde la valoración del Valor y sus características operacionales pueden parecer mediocres.
La tabla de valoración siguiente considera la cobertura de CROCI de las dos partes del mercado basadas en definiciones tradicionales, ponderada por las capitalizaciones bursátiles.
La brecha de valoración entre el Valor convencional y el Crecimiento se reduce de forma significativa cuando se emplean valoraciones económicas. Basándose en la convencional relación P/E, el descuento del Valor al Crecimiento es de un tercio, mientras que, en el P/E económico, este descuento cae hasta una décima.
Asimismo, el Crecimiento ofrece ventas significativamente más altas y mayores ingresos y esa parte del mercado tiene escaso apalancamiento financiero. La rentabilidad y la conversión de los flujos de caja es sustancialmente más alta, lo que permite que el Crecimiento tenga una mayor habilidad para financiarse a sí mismo a través de recursos internos. A nivel práctico, esto refleja una mayor tolerancia a cualquier deterioro de las condiciones de crédito si el ciclo de endurecimiento económico continuase.
Por comparación, el Valor tradicional tiene mayor apalancamiento financiero, lo que lo sitúa en un escenario de mayor riesgo en un ciclo de endurecimiento. Dada la debilidad de los fundamentales del Valor según su definición tradicional, cualquier resurgimiento podría ser difícil de sostener. El Valor fácilmente podría desempeñarse mejor que el tradicional Crecimiento si los fundamentales de este último se deteriorasen relativamente, pero esto requeriría cambios materiales en la economía subyacente.
El Valor necesita una mejor definición
Seguimos creyendo que la causa fundamental de las perspectivas desalentadoras para el Valor tradicional es su insatisfactoria definición. Un planteamiento común es el de dividir el universo de inversión, con la parte del Valor aglutinando a aquellos activos que comercian a o bajo el nivel del valor intrínseco. Aunque esta definición no es controvertida, existe una dificultad inherente a la hora de estimar ese valor intrínseco en sí. El candidato principal para determinarlo es el flujo de fondos descontados (DCF, por sus siglas en inglés), pero es muy complicado lograr que sea uniforme en varias compañías, dado el número de suposiciones que se necesitan y el siempre presente peligro de apoyarse en previsiones a largo plazo. Por ello, históricamente, los inversores han recurrido a múltiplos de valoración para aproximar el ratio precio/valor intrínseco, como son el precio/beneficio, precio/valor contable, valor empresarial/ingresos operativos, etcétera.
Cualquiera de estas relaciones debería ofrecer ideas sobre la valoración real de las acciones. Pero hay truco: la escasa calidad de los datos que se utilizan para calcular estos índices. Es común basarlos en las cuentas presentadas, pero, pese a los esfuerzos para armonizar los estándares contables, esas no siempre son comparables. La gestión empresarial tiene demasiada libertad en la implementación de métricas contables, lo que puede llevar a políticas de contabilidad materialmente diferentes, incluso en el mismo sector. La infradeclaración de activos y pasivos también es común, un problema que se exacerba con la inflación, algo que afecta, sobre todo, a empresas intensivas en capital con activos viejos.
Por ello, creemos que los índices más tradicionales sobreestiman el Valor en empresas menos rentables, con activos a largo plazo e intensivas en capital y lo subestiman en aquellas impulsadas por el capital intelectual. El resultado es que las carteras de Valor tradicionales son, por ende, de menor calidad y más cíclicas de lo deseable.
CROCI: un enfoque diferente del valor
El enfoque central de la metodología CROCI es mucho más claro: se centra en estimar la rentabilidad económica real de las empresas y el valor que les da el mercado. Esto requiere una comprensión detallada de los modelos de negocio de las firmas, de las inversiones de capital necesarias para operar sus negocios y de los beneficios que generan tras eliminar las inconsistencias que generan las distintas políticas de contabilidad. Crear una cartera de valor con esta visión es muy sencillo y no requiere numerosos factores externos. Tomemos la relación precio/beneficio: ambos componentes tienen que ser tomados en cuenta. Si ignoramos el segundo y nos centramos solo en las valoraciones, lo más probable es que se generen carteras agresivas, lo que puede contener varias trampas de valor. En nuestra opinión, el número de factores que se utilizan no es importante, siempre que hayan sido determinados correctamente. La estrategia CROCI se basa en un enfoque que pueda producir carteras con características operacionales y de valoración materialmente diferentes a las definidas en los índices de Valor tradicionales.
Tribuna de Francesco Curto, jefe de la estrategia de inversión CROCI, y Colin McKenzie, responsable de CROCI Intelligence
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CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Chris Isherwood. Fondos de REITS, ¿qué habéis hecho por mí últimamente?
La respuesta predominante es: “¡Más que los demás!» Desde finales de septiembre de 2018, los fondos de inversión que invierten en REITS globales se han apreciado un 3,2 %, lo que contrasta con la caída del 8,5 % sufrida por el MSCI World Equities Index (1). Pero, ¿a dónde nos dirigimos ahora y qué papel puede desempeñar el sector inmobiliario cotizado para los inversores?
“No se enfade al echar la vista atrás”: ¿cómo terminó 2018 para el sector inmobiliario global?
El índice FTSE EPRA NAREIT Developed Index cedió un 5,6 % en 2018 (2). Aunque puede que las cifras absolutas no hayan resultado abrumadoras, los REIT aportaron significativas ventajas en cuanto a la diversificación de los clientes tras alcanzar su mínimo del año en febrero. Posteriormente, se anotaron ganancias moderadas al relajarse las expectativas de crecimiento y reflación en todo el mundo y al buscar los inversores flujos de rentas más defensivos y resilientes. Prevemos que esta tendencia continuará, dado el mayor grado de incertidumbre macroeconómica y la agudizada volatilidad que aqueja a los mercados de capitales, como la observada en 2018.
“Otro ladrillo en el muro”: diversificación y nada más que diversificación.
El viejo dicho «location, location, location» (ubicación y solo ubicación) es sin duda cierto cuando hablamos de inmuebles, pero la diversificación también es una ventaja clave de los REIT. Los REIT globales ofrecen diversificación del riesgo asociado a la renta variable, así como diversificación regional, con un reparto geográfico de aproximadamente el 50 % en Norteamérica, 30 % en Asia Pacífico y 20 % en Europa. Esta dispersión geográfica ayuda a diversificar los riesgos macro, entre los que destacan las condiciones económicas, la política monetaria de los bancos centrales y los factores políticos. El sector inmobiliario es, en última instancia, un negocio sumamente localizado, donde los tipos de inmuebles, ciudades y países operan en distintos puntos del ciclo inmobiliario. Por lo tanto, la diversidad geográfica brinda a los fondos de gestión activa un mayor conjunto de oportunidades que alberga inversiones atractivas a elegir.
Aunque los fondos REIT estadounidenses ofrecen ventajas de diversificación gracias a su menor correlación con respecto al conjunto de mercados de renta variable, los REIT internacionales añaden una capa extra de ventajas similares, con una correlación proporcionalmente menor respecto a la renta variable estadounidense:
Los fondos REIT también presentan una de las correlaciones más bajas de sectores respecto a la tecnología (especialmente durante el pico de las punto-com) y en fechas más recientes (véase el gráfico de abajo), lo que ofrece un contrapeso potencial a los inversores que se encuentran sobreponderados en el sector tecnológico.
“Los tiempos están cambiando”: ¿qué pasa con los tipos de interés y cómo afectan al sector?
Tras varios años de mal comportamiento relativo respecto al conjunto del mercado bursátil y con el comentario muchas veces oído de que los “REIT se resienten en un entorno de subidas de tipos de interés” ahora parece probable que el ciclo de tipos de interés esté tocando techo en EE. UU. Esto debería ser positivo para los REIT.
Por otro lado, la idea de que el sector está actuando simplemente como sustituto de los bonos carece de fundamento: la correlación a largo plazo entre los títulos inmobiliarios y los bonos del Estado en realidad es casi cero:
Los REIT han ofrecido una valiosa diversificación y rentabilidad ampliada a los inversores tanto en fechas recientes como a largo plazo. Aunque su evolución no siempre puede describirse como vivir “la vida a toda máquina”, además de poder sufrir contratiempos en un entorno de subidas de tipos de interés, en este punto del ciclo económico las empresas relativamente defensivas y predecibles orientadas a ingresos pueden resultar atractivas a muchos inversores.
Columna de Tim Gibson y Guy Barnard, codirectores de Renta variable inmobiliaria global, en Janus Henderson Investors.
(1) Fuente: Bloomberg, del 28/09/18 al 29/01/19, rentabilidad total en dólares estadounidenses. La rentabilidad pasada no es indicativa de rentabilidades futuras.
(2) Fuente: Bloomberg, del 29/12/2017 al 31/12/2018, rentabilidad total en dólares estadounidenses. La rentabilidad pasada no es
indicativa de rentabilidades futuras.
Información importante:
Este documento recoge las opiniones expresadas por el autor en el momento de su publicación y podrían ser diferentes de las de otras personas/equipos de Janus Henderson Investors. Los sectores, los índices, los fondos y los valores que se mencionan en este artículo no constituyen ni forman parte de ninguna oferta o invitación para comprarlos o venderlos.
Las rentabilidades pasadas no son garantía de rentabilidades futuras. El valor de las inversiones y las rentas derivadas de las mismas pueden disminuir o aumentar y es posible que los inversores no recuperen la cantidad invertida en un principio. La información presentada aquí no representa un asesoramiento de inversión o una recomendación. Con fines promocionales.
Pixabay CC0 Public DomainTeroVesalainen. Nunca es demasiado tarde para fijarse un propósito para 2019: prepare el núcleo de su cartera
Tras la entrada en vigor de MiFID II, las carteras eficientes se centran en lograr resultados positivos abordando las ineficiencias en materia de tiempo y costes. Por otro lado, las carteras modernas buscan reconocer e identificar los principales catalizadores de rentabilidad —como son las exposiciones generales al mercado y los sesgos basados en factores—, también conocidos como el núcleo de la cartera.
2019 girará en torno a la eficiencia: alinear los procesos de inversión y optar por los productos indexados y de generación de alfa que mejor se adapten a los catalizadores de la rentabilidad con el fin de lograr los mejores resultados para los clientes. Actualmente, los ETFs y los fondos indexados constituyen, de media, alrededor del 10% de las carteras en Europa, y creemos que este porcentaje aumentará hasta el 50% en los próximos años. La cuestión es cómo podemos cumplir este propósito para 2019 y por qué.
En primer lugar, es fundamental tener en cuenta los tres agentes del cambio. El primero de ellos es la transparencia de costes: en un momento en que resulta cada vez más complicado lograr rentabilidades —algo que aumenta el nivel de sensibilidad a los costes—, la directiva relativa a los mercados de instrumentos financieros II (MiFID II) ha incrementado aún más el escrutinio sobre la relación calidad/precio mediante la obligación de presentar informes que contengan un desglose de los costes. Los primeros informes para clientes con el desglose detallado de los costes, que se publicarán en el primer trimestre de este año, constituirán un hito de marcada relevancia para el sector de gestión patrimonial y de activos en Europa.
El segundo de ellos, la tecnología, juega un papel fundamental. Los avances tecnológicos en los sistemas de supervisión de carteras y de gestión del riesgo ofrecen a los inversores una mayor visibilidad sobre el tipo de rentabilidades logradas por las gestoras y sobre cómo implementar las visiones de inversión de la forma más eficiente posible.
Por último, la amplitud, el detalle y la precisión de las herramientas de inversión han registrado un rápido crecimiento en las dos últimas décadas. Por ejemplo, los ETFs y los fondos indexados abarcan ahora la mayoría de las clases de activos y factores necesarios para la asignación de activos y factores en el seno del núcleo de la cartera.
No se podrá seguir adelante, sin haber abandonado las prácticas obsoletas. Las gestoras patrimoniales modernas han empezado a dejar atrás el obsoleto enfoque compartimentado, que aborda de forma separada la asignación de activos, la selección de productos y la supervisión continua, para pasar a adoptar un modelo holístico que integre estos procesos. Tras llevar a cabo un análisis de más de 500 carteras, hemos concluido que los modelos antiguos y compartimentados de asignación de activos a menudo dan lugar a un uso ineficiente del presupuesto de comisiones —en un momento en que los clientes se centran en la relación calidad/precio— o a sesgos y riesgos inintencionados en las carteras de los clientes.
Para prepararse, es necesario construir un núcleo de cartera más sólido. Hace tiempo que los análisis demuestran que el 90% de la variabilidad de las rentabilidades de las carteras se deriva de dos áreas clave que conforman el núcleo de la cartera: la exposición general al mercado y los sesgos estratégicos basados en factores.
Estructurar un núcleo de cartera de mayor solidez es un proceso reproducible que resulta eficiente en términos de costes, riesgos y tiempo invertido. Todo ello se plasma en un modelo de inversión holístico que aprovecha las nuevas tecnologías para reducir las fricciones e identificar los productos adecuados que, en conjunto, puedan generar los resultados deseados.
Adoptar enfoques de inversión poco cohesionados suele dar lugar a una excesiva diversificación del alfa —esto es, que las distintas posiciones adoptadas arrojen rentabilidades que terminen por anularse entre sí— y a rendimientos contradictorios en el seno de las carteras, entre otras consecuencias.
En BlackRock consideramos que es fundamental maximizar la eficiencia en 2019. Y para ello, creemos que ha llegado el momento de dejar atrás las prácticas anticuadas en materia de construcción de carteras, de sacar partido de todas las herramientas disponibles y por supuesto, de preparar el núcleo de las carteras.
Tribuna de Ursula Marchioni, responsable de Soluciones de análisis de carteras en BlackRock para la región EMEA.
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Wolfgang Staudt. Un año nuevo intrépido
Fue un final emocionante para un año en que la mayoría de los mercados evolucionaron en una dirección opuesta a sus rumbos de principios de año. El desplome en diciembre de la rentabilidad del bono del Tesoro estadounidense a 10 años y que se descontaran todas las subidas de tipos en Estados Unidos para 2019 se debieron, en parte, al débil rendimiento de los activos de riesgo: los préstamos high yield y apalancados, anteriores “hijos predilectos” del mercado de renta fija; y la renta variable, que registró su mayor descenso mensual en años.
No fue solamente un acontecimiento el que propició el viraje, sino una combinación de numerosos problemas: datos macroeconómicos decepcionantes en diferentes economías desarrolladas, problemas políticos (guerra comercial entre Estados Unidos y China y el cierre de la administración estadounidense), escasa confianza, un posicionamiento desajustado del mercado y, naturalmente, la escasez de liquidez, impulsada por las restricciones en los balances a cierre de año. Resulta complicado dar con noticias favorables, lo cual, por supuesto, puede indicar que la situación no puede ir a peor. Veremos.
Lo que sí sabemos es que, a pesar de que la Reserva Federal haya elevado los tipos de interés en ocho ocasiones en los dos últimos años, la rentabilidad del bono del Tesoro estadounidense a 10 años solo ha avanzado 24 puntos básicos (pb) (tras dispararse en el cuarto trimestre). El aplanamiento de la curva de rentabilidades, de proporciones históricas, sin duda contradice las afirmaciones acerca de que la economía estadounidense pueda mantener su crecimiento muy por encima de los niveles prevalentes tras la crisis financiera global. Consideramos que el riesgo de que se produzca una ralentización económica más drástica, con motivo de una subida de tipos demasiado rápida, sigue siendo remoto. Pensamos que un crecimiento moderado, una inflación estable y una Reserva Federal paciente son los ingredientes perfectos para un aterrizaje suave de las economías estadounidense y global y un rendimiento adecuado de los activos de riesgo.
Perspectiva para la renta fija
Los inversores que esperaban que Papá Noel trajera una subida en diciembre no vieron cumplidos sus deseos: las acciones de mercados desarrollados registraron su peor mes desde septiembre de 2011, mientras que los diferenciales de crédito con grado de inversión fueron objeto de las mayores oleadas de ventas desde el primer semestre de 2016. En vista de dicha evolución, podría pensarse que los inversores centrados en el valor se verían animados por las ventas masivas y la oportunidad de comprar acciones con múltiplos de valoración menores y recibir la correspondiente compensación por asumir el riesgo de impago de las compañías, pero la situación resulta más compleja.
Los datos económicos, en especial, de economías desarrolladas, sorprendieron por lo general a la baja en el cuarto trimestre de 2018 y, si bien los beneficios corporativos mantuvieron el tipo, en conjunto, en el transcurso del año, las expectativas para 2019 se han revisado a la baja de forma constante. Además, muchos de los factores de riesgo macroeconómicos principales —tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, populismo en Europa y preocupación por la ralentización de la economía china— siguen sin resolverse.
Sin embargo, el otro acontecimiento significativo del último mes fueron las políticas de respuesta al debilitamiento de los datos de crecimiento y la evolución de los mercados financieros. La tendencia hacia la normalización de la política monetaria, bien encaminada en el primer semestre del año, parece estar deteniéndose y, en algunos casos, revirtiéndose. La inflación sigue siendo moderada en todas partes, por lo que los bancos centrales pueden tomarse su tiempo para normalizar sus políticas, reduciendo de ese modo el riesgo que supone elevar los tipos demasiado rápido y demasiado pronto.
La Reserva Federal elevó los tipos en 2018 más de lo que el mercado esperaba en un primer momento —cuatro veces, no tres— pero ahora se ve en una situación en que los tipos oficiales se aproximan a una posición de neutralidad y los riesgos de endurecer la política monetaria parecen mayores, mientras que la necesidad de proceder en ese sentido no parece especialmente acuciante. Las presiones inflacionarias sí se recuperaron en el transcurso de 2018, si bien las lecturas de inflación subyacente en Estados Unidos han regresado, a lo sumo, a su nivel objetivo, más que dispararse. La creación de empleo en Estados Unidos subió por encima de lo previsto en diciembre, si bien la tasa de desempleo también se incrementó al incorporarse nuevamente a la población activa trabajadores desalentados, lo cual sugiere que persiste la debilidad del mercado de trabajo estadounidense, teniendo un efecto de moderación sobre las presiones inflacionarias.
En Europa, el Banco Central Europeo (BCE) puso fin a su programa de expansión cuantitativa, si bien se prevé que el ritmo de subida de los tipos de interés sea extraordinariamente lento. Aunque el BCE permanece fiel a su visión de que la debilidad de la economía en la zona euro es transitoria y que la mayor saturación y rigidez de los mercados de trabajo se traducirán en un alza de las presiones inflacionarias subyacentes, existen muy pocas evidencias de que dichos aspectos vayan a traducirse en un alza de los precios al consumo: el IPC subyacente permaneció, sin cambios, en el 1% interanual en diciembre. Al igual que en el pasado, puede que el BCE se vea obligado a retrasar la normalización de su política.
Puede que el cambio de política monetaria más significativo procediera del Banco Popular de China, que rebajó las ratios de reservas obligatorias para contrarrestar la ralentización de la economía. Resulta interesante que, aunque los mercados emergentes fueron una fuente importante de volatilidad en el mercado durante el primer semestre de 2018, lograron superar en rentabilidad a sus homólogos desarrollados en el segundo semestre de 2018. Esta mejora de la resiliencia cobra pleno sentido, a nuestro juicio, pues la mayoría de las economías emergentes se encuentran en una situación mejor frente a la que descontaban numerosos inversores, ya que las que presentaban desequilibrios han adoptado medidas para corregirlos y, en vista del bajo nivel de exigencia de las valoraciones, existen oportunidades de inversión atractivas. La ralentización de la subida de tipos de la Reserva Federal, que podría traducirse en un debilitamiento del dólar, podría prestar un respaldo mayor a esta clase de activos.
A pesar de estas variaciones en los precios de los activos —más bien abultadas—, las previsiones macroeconómicas y corporativas para 2019 de los analistas, incluidos los nuestros, no han variado tan drásticamente. Sí, el crecimiento se moderará en 2019, pero ¿caerá a plomo? En nuestra opinión, no. En el caso concreto de Estados Unidos, se trata de algo positivo. En caso de que el crecimiento estadounidense continúe al ritmo del tercer trimestre, sin duda creemos que la inflación se elevaría y puede que la Reserva Federal elevase los tipos de forma más agresiva y se produjera una recesión en 2020 y años posteriores. El lado positivo de que el mercado haya revaluado la dinámica de crecimiento e inflación estadounidenses y globales es que existe una presión sustancialmente menor para que los bancos centrales, bien normalicen sus políticas (zona euro, Japón y China), o bien continúen elevando los tipos (Estados Unidos). El riesgo de una ralentización económica más drástica por un alza de los tipos demasiado rápida, o un desplome de la confianza de los hogares o de las compañías sigue siendo remoto, a nuestro juicio. Pensamos que un crecimiento moderado, una inflación estable y una Reserva Federal paciente, son los ingredientes perfectos para un aterrizaje suave de las economías estadounidense y global y un rendimiento adecuado de los activos de riesgo. La significativa resiliencia de los mercados emergentes en el segundo semestre del año (especialmente en diciembre), resulta positiva tanto para la economía global, como para los mercados emergentes como clase de activos. Los precios de los activos de riesgo han rebasado sustancialmente el de sus valoraciones fundamentales.
Tipos y monedas de mercados desarrollados
Análisis mensual
Las rentabilidades de los activos refugio cayeron en diciembre con motivo de la euforia inicial tras la reunión del G20 en Buenos Aires, el descenso de las expectativas de inflación y la persistencia de la huida hacia la calidad a partir de mediados de noviembre. Durante el mes, Estados Unidos y China acordaron una tregua de 90 días conforme a la cual el primero aplaza el incremento de los aranceles a más de 200.000 millones de USD de bienes chinos del 10% al 25% como se había previsto para enero, y el segundo se compromete a adquirir un volumen “significativamente cuantioso” de bienes agrícolas, industriales y del ámbito de la energía, para reducir el déficit comercial con Estados Unidos. La reacción del mercado fue efímera, pues poco después se conoció la detención de la directora financiera de Huawei en Canada, a solicitud del gobierno estadounidense, por una supuesta infracción de las sanciones a Irán.
Perspectiva
Es posible que el crecimiento estadounidense sea menor en 2019, a medida que se debilite el impacto del impulso fiscal y comience a percibirse el efecto retardado de las subidas de tipos, pero no caerá a plomo. Los discursos pronunciados recientemente por los responsables de política de la Reserva Federal nos llevan a confiar en mayor medida en que son conscientes del riesgo de subir en demasía los tipos y de que deben pasar —en algún momento del futuro cercano— a una política más dependiente de los datos, pues lo que desea el banco central es contener el riesgo de inflación, no ocasionar un aterrizaje accidentado de la economía o una recesión. Más a corto plazo, a pesar del descenso hacia finales de diciembre, creemos que es posible que la rentabilidad del bono del Tesoro estadounidense a 10 años se sitúe eminentemente durante los próximos meses entre el 2,75% y el 3,25%. La subida de tipos de la Reserva Federal se encuentra en pausa.
Tipos y monedas de mercados emergentes
Análisis mensual
Los activos de renta fija de mercados emergentes evolucionaron de forma positiva en el último mes del año, compensando parcialmente las pérdidas soportadas a lo largo del año. En diciembre, la caída de las rentabilidades de los bonos del Tesoro estadounidense favoreció a los bonos de mayor calidad y mayor duración en el mercado de deuda soberana y crédito denominada en USD, mientras que la rentabilidad de los bonos locales impulsó el rendimiento de la deuda nacional. A lo largo del mes, los precios de la energía y de los metales básicos continuaron cayendo: el petróleo de Brent cerró casi en 54 USD por barril y los precios del cobre y el aluminio se debilitaron más del 3%. Los rendimientos de las materias primas agrícolas fueron heterogéneos: los precios del maíz y el trigo subieron frente a las pérdidas del café, el azúcar y el algodón. Aunque los metales básicos se abarataron, los precios del oro, la plata y el paladio subieron durante el periodo. Los inversores siguieron retirando inversiones de deuda de mercados emergentes como clase de activos en diciembre, principalmente, de estrategias en monedas fuertes. Los inversores institucionales finalizaron el año añadiendo unos 20.000 millones de USD a esta clase de activos (1), mientras que las inversiones minoristas apenas variaron.
Perspectiva
Tras un año complicado para la renta fija de mercados emergentes, nos mostramos optimistas de cara a 2019 con motivo de las atractivas valoraciones, el entorno global, potencialmente favorable, de inflación y crecimiento moderados y una Reserva Federal que posiblemente se esté aproximando al final de su ciclo de subida de tipos. Consideramos que estos factores y el aumento de los déficits de la balanza por cuenta corriente y fiscal en Estados Unidos, limitan el margen para una apreciación sustancial del USD, que resultaría beneficiosa para los emisores de mercados emergentes. Nuestro análisis histórico indica que la renta fija de mercados emergentes tiende a ofrecer rentabilidades relativas positivas, cuando las economías de la esfera emergente cierran brechas negativas de producción y convergen hacia el crecimiento potencial, como está sucediendo en este momento.
Crédito
Análisis mensual
Los diferenciales de los activos globales con grado de inversión se ampliaron en diciembre, cerrando su peor año desde la crisis de deuda soberana europea de 2011. El diferencial del índice Bloomberg Barclays U.S. Corporate se amplió 16 pb en diciembre para cerrar el año 153 pb por encima de la deuda pública; lideraron el descenso del mercado los emisores de crédito con una calificación de BBB. Los diferenciales cerraron el conjunto del año trazando una ampliación del 60 pb; el crédito de menor calidad, como el financiero subordinado y el no financiero con calificación de BBB, arrojaron rentabilidades relativas negativas. En clave de rendimiento relativo, el índice Bloomberg Barclays U.S. Investment Grade cedió un 3,15% anual, su segunda peor marca desde 2008. Al igual que en meses anteriores, los impulsores del crédito siguieron siendo las inquietudes macroeconómicas y la preocupación sobre cómo la ralentización del crecimiento económico afectaría a los fundamentales de las compañías (en especial, el apalancamiento de los emisores de crédito con calificación de BBB). Agrava estas inquietudes la debilidad de los factores técnicos de cara al cierre del año, siendo el síntoma más notable la limitada tolerancia al riesgo imperante en la comunidad inversora.
Perspectiva
Al inicio de 2019, nuestra perspectiva apenas varía en general. Tras seguir ampliándose en diciembre, los diferenciales han regresado a los niveles en que se encontraban entre principios y mediados de 2016 y descuentan un riesgo elevado de que se produzca una ralentización económica sustancial o una recesión. Creemos que dicho riesgo se plasma considerablemente en las valoraciones actuales, por lo que percibimos valor en los diferenciales de crédito, tanto con grado de inversión como high yield. Aunque los resultados relativos negativos de diciembre dan más alas a las visiones de algunos analistas, de que los mercados de crédito se encuentran en “crisis”, percibimos que el mercado ya está descontando algunos peligros. Pensamos que esta realidad crea oportunidades para aprovechar el carry y obtener plusvalías limitadas mediante un posicionamiento activo.
Activos titulizados
Análisis mensual
En diciembre, continuaron ampliándose los diferenciales de las titulizaciones de crédito y elevándose los tipos de interés. Los diferenciales de dicha deuda llevan tres meses ampliándose, y cerraron 2018 más elevados en la mayor parte de los sectores. Las condiciones fundamentales de la deuda corporativa titulizada siguen siendo sólidas gracias a unas tasas de impago bajas, el buen estado de los balances en clave de consumo y la estabilidad de los mercados de la vivienda, si bien la combinación del incremento de la volatilidad, el agravamiento de las preocupaciones sobre la marcha en el futuro de la economía estadounidense y la ampliación de los diferenciales en otros sectores del crédito, está ejerciendo presión sobre los diferenciales de la deuda corporativa titulizada. Los bonos de titulización hipotecaria de agencia volvieron a rendir adecuadamente en diciembre: los diferenciales se estrecharon, los tipos marcharon de forma positiva y las rentabilidades de los citados bonos se adentraron en terreno positivo por primera vez en 2018.
Perspectiva
Nuestras perspectivas para los mercados de activos titulizados son positivas una vez comenzado 2019. En vista del aumento del Libor y las rentabilidades de los valores del Tesoro estadounidense a lo largo de la curva en 2018, y de la ampliación generalizada de los diferenciales de los activos titulizados —de bonos de titulización hipotecaria de agencia a bonos de titulización de activos sensibles a la evolución del crédito—, comenzamos 2019 con unas rentabilidades por inversión en activos titulizados sustancialmente más altas y un entorno fundamental para el crédito que sigue siendo positivo. La volatilidad del mercado se ha incrementado y podría seguir aumentando, pero, en última instancia, prevemos que el valor fundamental y el rendimiento del crédito dominen las rentabilidades en 2019.
Columna de Jim Caron, portfolio manager y miembro senior del equipo de Renta Fija Global de Morgan Stanley Investment Management.
(1) Fuente: JP Morgan. Datos a 31/12/2018.
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Wikimedia CommonsInterior del Palacio de Bellas Artes de México. The CERPI Boom in Mexico Should Continue in 2019
Al cierre de enero de 2019, el total de activos administrados por las Afores ascendió a los 179.274 millones de dólares, de los cuales 10.774 pertenecen a inversiones en poco más de 100 instrumentos estructurados, es decir, 6,01% de los recursos se invierten en Certificados de Capital de Desarrollo (CKD) y Certificados de Proyectos de Inversión (CERPI), de los cuales 741 millones de dólares pertenecen a CERPIs a través de 19 emisiones y en el acumulado en el año (al 22 de febrero) se incorporaron otros dos que agregan 48 millones de dólares.
El monto potencial de estos CERPIs puede llegar a ser de 5.776 millones de dólares considerando el monto máximo de la emisión serie A (llamadas de capital) y el monto máximo de la emisión de series adicionales que contemplan algunos CERPIs.
El CKD ha permitido a las Afores participar en el capital privado a través de un mecanismo listado en bolsa a partir de 2009.
Las Afores a través de los CKDs y de los CERPIs, han participado en proyectos de infraestructura, energía, desarrollos inmobiliarios, proyectos forestales, inversión de capital privado en empresas, así como financiamiento.
Los CERPIs surgieron en 2016 como un complemento a los CKDs que permiten recabar recursos a fondos y empresas para invertir en una amplia gama de proyectos.
El CERPI busca solucionar muchas de las limitaciones del CKD, para tener:
i) Una estructura de llamadas de capital más flexible, ii) Requerimientos de gobierno corporativo más apropiados (el comité técnico no tiene que aprobar inversiones), y iii) Menores requerimientos de revelación de información.
Entre 2016 y el 22 de febrero de 2019 se han colocado 21 CERPIs. En 2016 nació el primer CERPI siendo el emisor MIRA, compañia de bienes raices enfocada en el desarrollo de usos mixtos en México. En 2018 fueron 18 CERPIs y en los primeros dos meses del año (hasta el 22 de febrero) se agregaron otros dos (Blackstone y Spruceview).
El auge observado a partir de 2018 obedece a que en enero de 2018 se flexibilizó la regulación para permitir la inversión en CERPIs que financien proyectos fuera del territorio nacional en hasta 90% de la emisión.
La posibilidad de co-invertir con las Afores en proyectos nacionales e internacionales ha atraído firmas internacionalmente reconocidas como:
• Blackrock. Empresa de gestión de inversiones establecida en 1988 y es la mayor empresa de gestión de activos del mundo con 5,315.409 millones de euros de acuerdo con la firma Investment & Pensions Europe, IPE (https://www.ipe.com/Uploads/k/x/x/Top-400-Ranking.pdf) • Blackstone. Nació en 1985. Administra activos por 361.000 millones de euros (lugar 49 en 2018 segun IPE). • KKR. Firma estadounidense con más de 40 años de experiencia y con activos administrados superiores a los 140.622 millones de euros (lugar 131). • Partners Group. Fundado en Suiza en 1996. Administra 61.936 millones de euros (lugar 174). • Lexington Partners. Es uno de los administradores independientes más grandes del mundo enfocado en transacciones secundarias de capital privado y co-inversiones. Desde 1990, Lexington ha recaudado más de 38.000 millones de dólares de acuerdo con el prospecto de colocación (https://www.bmv.com.mx/docs-pub/prospect/LEXIIPI-prosp21-25102018-093554-1.pdf pagina 172), entre otros. Además de la diversificación se da una transferencia de conocimiento de los administradores globales de inversion hacia las AFOREs por su participación conjunta en proyectos de inversión.
De los CERPIs que están en proceso de aprobación de las autoridades financieras se encuentran:
• Acon LATAM Holdings que es un fondo de inversion diversificado de capitales privados que opera en Estados Unidos, México, Brasil y Colombia; • Paladin Realty Administrador (PALADINCPI) un fideicomiso perteneciente a Paladin Realty Management, una administradora de fondos de capital privado enfocado a inversiones inmobiliarias; • HarbourVest Partners México una filial del manejador de fondos que fue creado en 1982; HarbourVest Partners. • Grupo Agricultura, Agua y ambiente, una filial de Renewable Resources Group (RRG), una empresa de gestión de activos con un enfoque en la agricultura y otros recursos sostenibles; entre otros que están en proceso de acuerdo con información de la Bolsa Mexicana de Valores.
Wikimedia CommonsCourtesy photo. Over Seven Million Delinquencies
Hace una década, durante la crisis financiera de 2008-2009, había más de cinco millones y medio de estadounidenses que no podían pagar las cuotas del préstamo de su automóvil y estaban atrasados en más de noventa días en los pagos. Pues bien, ahora son más de siete millones los morosos en los préstamos del coche en EE. UU., algo que a priori no parece lógico en un entorno económico de crecimiento como el actual y con una tasa de desempleo casi nula (4% frente al 10% registrado en el 2009).
Alrededor del 86% de los estadounidenses utiliza el coche privado para desplazarse hasta su puesto de trabajo. Esto nos da una idea de lo necesario que puede llegar a ser disponer de un automóvil en la mayoría de las zonas de EE. UU. Por este motivo, el pago de las cuotas de los préstamos automovilísticos tiene habitualmente prioridad frente al pago de la hipoteca. Como consecuencia, algunos economistas alertan de que estas cifras de aumento de los impagos publicadas por el Banco de la Reserva Federal de Nueva York podrían ser la punta del iceberg de problemas mayores en la economía, y de que podríamos encontrarnos ante una situación similar a la de la crisis de las hipotecas basura.
Algunos datos significativos: el 90% del valor de las ventas de coches nuevos se realiza mediante un instrumento financiero (préstamo o lease); el volumen total del mercado de préstamos automovilísticos en EE. UU. supera el billón de dólares; el monto de préstamos nuevos para la compra de vehículos en 2018 alcanzó los 584.000 millones de dólares (la mayor cifra en diecinueve años en términos nominales); según informes del sector, el precio medio de un coche nuevo se acerca a los 36.000 dólares, mientras que el ingreso medio por familia en el 2018 fue de 62.000 dólares; el vencimiento medio de un préstamo para la compra de un vehículo se ha extendido hasta los sesenta y cuatro meses.
A simple vista, todas estas cifras pueden llegar a sonar alarmantes y reminiscentes de la crisis financiera del 2008-2009, pero, como cualquier dato estadístico, debemos ponerlas en el contexto adecuado y ver el cuadro completo. Para ello es importante recalcar que, a pesar de que el número absoluto de morosos ha aumentado, la tasa de morosidad ha cerrado el 2018 en un 4,5%, por debajo del pico del 5,3% alcanzado en el 2009. Otro factor clave en la valoración de la situación de la deuda automovilística es la calidad de los acreedores: los nuevos préstamos han sido mayoritariamente concedidos a personas con un perfil crediticio superior, lo que lleva a que el 30% del total de los préstamos vigentes para la compra del coche sean de personas con la máxima calificación crediticia.
Tampoco hay que ignorar el hecho de que el incremento en el número absoluto de préstamos es fruto de la buena salud de la economía y ha ido de la mano del aumento de las ventas de coches, por lo que el porcentaje de compras financiadas se ha mantenido relativamente estable. Por último, es necesario relativizar el volumen del mercado de los préstamos para la compra de vehículos (algo por encima de un billón de dólares) frente al volumen del mercado de deuda hipotecaria (doce billones de dólares).
Es innegable que, analizando con detalle todas las cifras, podemos llegar a conclusiones sobre el acceso desigual al crecimiento económico por sectores de la población (por ejemplo, el aumento de la morosidad en la población menor de treinta años, también sobrecargada por los préstamos estudiantiles) o sobre la necesidad de infraestructuras que faciliten la movilidad colectiva, pero no parece razonable afirmar que un incremento en la morosidad en los préstamos automovilísticos nos esté llevando a las puertas de una crisis financiera global como la de las hipotecas basura de 2008-2009.