¿Qué probabilidades hay de que haya una recesión a escala mundial?

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CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Terry Vlisidis. Foto: Terry Vlisidis

Ante la amenaza del Brexit y toda la incertidumbre que trae consigo, el Reino Unido bien podría entrar en recesión. De hecho, el descenso del PIB del país y las oleadas de despidos a gran escala, que han contribuido a la preocupación pública sobre el estado de la economía británica, sugieren que el Reino Unido podría estar entrando en recesión técnica.

Una recesión suele definirse como la contracción de la economía durante al menos dos trimestres consecutivos. La duración media de una recesión es de un año y medio; teniendo en cuenta que un ciclo empresarial completo dura aproximadamente 4,7 años y que la última recesión mundial terminó en 2009, podría argumentarse que es algo que ya tenía que haberse producido. Los temores en el Reino Unido se han visto intensificados por el hecho de que el crecimiento del PIB británico fue negativo en el segundo trimestre del 2019, que constituyó la primera contracción desde el cuarto trimestre de 2012. Si nos basamos en la definición técnica, el Reino Unido está a un trimestre de una recesión plena.

En nuestra opinión, si bien algunos mercados podrían presentar características claramente recesionistas, resulta poco probable que se produzca una recesión a escala mundial este año. La economía estadounidense mantiene su solidez, incluso en un momento en el que las economías europeas se encuentran en fases de contracción. Dicho esto, es totalmente posible que el Reino Unido entre en recesión técnica cuando se anuncien los datos del tercer trimestre en noviembre.

Podemos fijarnos en el tambaleante sector de servicios a modo de indicador clave sobre el actual estado económico. El sector representa alrededor del 80% de la economía británica, y en agosto se estancó de un modo sin precedentes. En vista del actual contexto político, parece que las empresas no están dispuestas a tomar decisiones de inversión de gran calado ante la falta de claridad sobre el Brexit y las posibles restricciones sobre las importaciones y exportaciones. La incertidumbre generalizada sobre el Brexit y la relación del Reino Unido con Europa también ha contribuido a la caída de los sectores nacionales de construcción y producción.

Los bancos centrales a escala mundial rondan la delgada línea que les separa del pánico de los inversores, en nuestra opinión. Hemos asistido a la aplicación de paquetes de estímulo en EE. UU. y Europa: tanto la Reserva Federal como el Banco Central Europeo han recurrido a políticas de flexibilización cuantitativa para impulsar sus respectivas economías. En el caso de EE. UU., el crecimiento del PIB ha mantenido su solidez y se ha situado en el 2,1% en el segundo trimestre de este año. El índice de precios al consumo, a menudo utilizado como un indicador de recesión, registró un incremento subyacente del 2,4% en los 12 meses previos a agosto. Con base en estos datos, no creemos que EE. UU. vaya a sufrir una recesión en el futuro próximo.

Además de estos datos optimistas en términos generales, consideramos que la confianza es mayoritariamente positiva fuera del Reino Unido. La resolución de la guerra comercial entre EE. UU. y China podría proporcionar un alivio adicional y propiciar un repunte en los mercados, especialmente en lo relativo a la curva de rendimientos estadounidense, ligeramente invertida. Si bien históricamente una curva invertida ha sido preludio de una recesión, esta vez esta idea se ve en cierto modo rebatida por unas tasas de empleo récord en EE. UU. y Europa (incluido el Reino Unido). Además, una curva de rendimientos invertida suele anteceder a una recesión entre 14 y 36 meses, lo que hace poco probable que se produzca una caída de la economía de forma inminente.

El clima internacional es ambiguo, pero creemos que el Reino Unido es la principal economía que sufre un riesgo inmediato de entrar en recesión. Las economías de mayor envergadura del mundo (EE. UU., China y Japón) han mantenido cierta solidez por el momento, especialmente la locomotora estadounidense. El Reino Unido, sin embargo, tiene el problema concreto de la parálisis del Brexit. Los consumidores muestran una mayor aversión al riesgo, mientras que las empresas no están dispuestas a invertir a gran escala en un contexto tan marcado por la ambigüedad y la falta de claridad sobre el resultado.

 

Columnna de opinión de Charles Hepworth, gestor de carteras de GAM Investments.

 

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Los datos contenidos en este documento tienen simplemente el objetivo de la información y no constituyen asesoramiento de inversión. Por la veracidad y exactitud del contenido de esta información se declina toda responsabilidad. Cualquier recomendación u opinión contenida en este documento puede cambiar y refleja el punto de vista de GAM en las actuales condiciones económicas. Se declina toda responsabilidad por la veracidad y exactitud de los datos. La rentabilidad pasada no es un indicador de la rentabilidad actual o futura.

Transformación digital: cuatro pasos para instalarse en la nueva normalidad

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Foto: needpix CC0. needpix

Si vamos a lo esencial, lo que está provocando una verdadera Transformación en el sector financiero tiene más que ver con antropología que con tecnología.

Para comprender esta (r)evolución es necesario centrarse en 4 pasos:

1 – Una nueva manera de Pensar – El Triángulo Virtuoso

Las Organizaciones más punteras diseñan su Estrategia desde el triángulo Empleado-Cliente-Comunidad, co-creando sus Curvas de Experiencia (o “journeys”) en un ejercicio de empatía tan rompedor como necesario.

e trata de aflorar Lo-Que-de-Verdad-Importa, buscar cómo se conectan los tres vértices, hacerse cargo de lo que no funciona y solucionarlo con velocidad ganando así su Preferencia.

Se trata de poner a los humanos en el centro de TODO.

2 – Una nueva manera de Hacer – Equipos “Donut” Ágiles

Pero para resolver con rapidez la rígida estructura matricial de una Organización Financiera ya no sirve. Del gran barco deben lanzarse Speed Boats hacia el horizonte.

Estos “equipos donut” (que rellenan su agujero con el triángulo virtuoso) rompen silos y favorecen una organización más líquida. Profesionales de diferentes departamentos y niveles, armados con metodologías para una innovación veloz y descentralizada, buscan soluciones coste-efectivas a las oportunidades detectadas.

Y en esos Speed Boats rigen nuevas dinámicas: las personas se imponen a los procesos, los entregables y prototipos a abstractos KPIs, las conversaciones constructivas a rígidos contratos y la improvisación inteligente a la planificación obsesiva.

3 – Una nueva manera de Relatar – Narrativa Corporativa

Cuando los Speed Boats hacen sus descubrimientos y llegan a islas vírgenes llenas de cocoteros, mangos, sirenas y sirenos es muy importante documentarlo y contarlo. Muchas veces la tentación es quedarse a vivir en la isla. Y es que volver al gran barco da pereza.

El viejo modelo “vamos-a-colgar-en-las-paredes-los-posters-con-nuestra-misión-visión-y-valores” está caduco. La distancia entre el mensaje aspiracional y la realidad de la cultura organizacional suele causar frustración y desapego. Lo que se comunica no es coherente con lo que se vive.

Por lo tanto, la nueva Narrativa Corporativa debe tejerse con los pedazos de Futuro que ya se están viviendo en el presente. En todas las empresas hay valientes embarcados en SpeedBoats. ¿Quiénes son?, ¿dónde están?, ¿qué proezas están consiguiendo? Ellos son los que inspirarán a los demás.

Y si no tienes equipos donut deberías crearlos ya mismo. Si no, un Futuro rabioso y hambriento os va a devorar.

4 – Una nueva manera de SER – Impacto Social

Una vez la Empresa piensa, hace y narra de manera diferente podemos decir que está dejando de ser lo que era para transformarse en algo nuevo.

Y este nuevo Ser se significa y se expresa con plenitud en contacto con la Sociedad. Los Estados están desbordados, los políticos ni saben ni quieren y los ciudadanos alzan la mirada al cielo en busca de una solución. Es hora de que las Empresas Financieras den su mejor cara y hagan de la Innovación Social su principal motor de progreso. Cada servicio, cada proceso, cada producto financiero debe ser diseñado para fomentar Sostenibilidad, Justicia e Igualdad.

Así que ha llegado el momento, es inevitable, es irrenunciable. Los accionistas, consejeros y top managers deben entender que para instalarse en la modernidad basta con asumir la Tendencia más poderosa: La Prosperidad de las Personas como Gran Propósito.

Los días 11, 12 y 13 de marzo de 2020, en Miami, Fl vamos a desarrollar una experiencia de aprendizaje transformadora con 40 Top Managers de empresas líderes. Más información aquí: Home | Miami Sprint Transformation – Mind the Gap

Are you in?

Columna de Mind the Gap Miami escrita por Sergi Corbeto & Sergio Masal

Dominan los CERPIs sobre los CKDs en el monto colocado en los últimos dos años

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Pixabay CC0 Public DomainFoto: MarcusWoeckel. MarcusWoeckel

En 2018 se colocaron un total de 38 CKDs (20) y CERPIS (18) que suman recursos comprometidos por 7.584 millones de dólares.  En 2019 (al 25 de noviembre), llevamos un total de 10 CKDs (4) y CERPIs (6) que suman 1.818 millones de dólares, lo cual muestra una sensible caída en monto y número respecto al año anterior.

El monto comprometido promedio de los últimos 5 años (2014-2018) ha sido de 3.697 millones de dólares por año, lo que significa que en 2018 se levantó poco más del doble que el promedio y en 2019 se lleva la mitad.

Mucha de la explicación del auge del 2018 obedece a que fue el año en vísperas de las elecciones presidenciales celebradas en julio de 2018 y que en enero de 2018 se permitió a los CERPIs invertir el 90% de los recursos globalmente dejando solo el 10% localmente. La caída en las emisiones de CKDs y CERPIs en 2019 se explica por el cambio en la administración donde los inversionistas institucionales están siendo más prudentes en nuevas inversiones en capital privado.

ckds y cerpis

Es importante mencionar que de estos recursos comprometidos solo el 27% (promedio de la suma de 2018 y 2019) ha sido llamado por los administradores de capital privado y el resto lo recibirán en los próximos años.

El valor total de los recursos comprometidos a través de CKDs y CERPIs suma 24.767 millones de dólares de los cuales 19.176 millones de dólares son CKDs y 5,590 millones de dólares son CERPIs lo que significa que, con tan solo dos años de haberse autorizado las inversiones globales para los CERPIs, ya representan el 23% de las inversiones en capital privado que refleja el notable interés de las Afores por diversificarse globalmente.

En cuanto al número de CKDs se puede observar que entre 2008-2014 no superó los 10 mientras que desde 2015 han sido de dos dígitos las emisiones que han fluctuado entre 15 su número más bajo hasta 38 el más alto el año pasado.

Actualmente los CKDs y los CERPIs son el 6,0% de los recursos que administran las AFOREs a valor de mercado, sin embargo, si se consideran los recursos comprometidos que se entregarán a los administradores de fondos de capital privado, el porcentaje casi se duplica para ubicarse en 11,3%.  El límite máximo que tienen las Afores para invertir en esta clase de activos es de 18% en promedio de acuerdo con los límites que tiene cada SIEFORE, lo que deja espacio para que siga creciendo la inversión en capital privado.

Con los números que se observan en 2019, hay que reconocer que los CERPIs están siendo una opción que está compitiendo con los CKDs.

Columna de Arturo Hanono

Actuar ya contra el cambio climático

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Foto cedidaJulien Bras, gestor del fondo Allianz Green Bond, y Christine Clet-Messadi, gestora del fondo Allianz Climate Transition . Allianz

En Allianz Global Investors entendemos que el cambio climático es el mayor reto al que nos enfrentamos en el siglo XXI. Estamos comprometidos a buscar soluciones a este problema y a impulsar la transición hacia un modelo energético y económico que sea compatible con la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Contamos ya con una serie de mandatos a medida para clientes institucionales y con varios vehículos alternativos que invierten directamente en energías renovables o en el desarrollo de infraestructuras que contribuyen a la transición hacia una economía baja en carbono.

En cuanto a fondos de inversión abiertos y disponibles para inversores particulares, en España tenemos registrados dos vehículos que invierten con el objetivo de, por un lado, conseguir una rentabilidad financiera atractiva para los clientes y, por otro, generar un impacto positivo que permita mitigar y revertir el cambio climático y contribuir a financiar la transición hacia una economía baja en emisiones de CO2.

Uno de los fondos es el Allianz Green Bond, un producto que invierte en el segmento de los bonos verdes. Se trata de una estrategia que busca financiar la transición hacia modelos de negocio y de producción de energía con menos emisiones de carbono. Afirmar que una inversión determinada tendrá un impacto positivo en la transición energética y climática no es suficiente. El impacto se debe demostrar o, mejor aún, cuantificar. Aunque existe un amplio consenso acerca de los indicadores más relevantes, especialmente para el cálculo de las emisiones de CO2 evitadas, no hay un indicador único aplicable a todos los tipos de proyectos y en todos los contextos.

Allianz

El fondo, que busca tener exposición total de su cartera a bonos verdes, favorece la inclusión de emisores corporativos frente a gubernamentales y también de lo que denomina modelos de transición, es decir, empresas que pueden aún no ser líderes de su sector en materia ambiental pero que están haciendo un esfuerzo demostrable y creíble hacia la transformación de su negocio para reducir de manera significativa sus emisiones y su impacto ambiental. Con esto se busca dar un impulso y acelerar el paso hacia una economía capaz de cumplir con los objetivos marcados en el Acuerdo de París. Nuestro objetivo es promover un futuro sostenible para la economía.

El 50% de la cartera está en emisores corporativos y, por tipo de proyecto financiado, los vinculados con las energías renovables son los que tienen mayor peso, ya que representan el 48% del total. Les siguen los relacionados con la eficiencia energética en edificios y construcciones (con un 17,5%), las soluciones de transporte menos contaminantes (con un 14%) y las de eficiencia energética (con casi un 9%).

El otro producto dedicado por entero a la lucha contra el cambio climático es el fondo Allianz Climate Transition, un producto de renta variable europea que se centra en apoyar a las empresas europeas que más y mejor contribuyen a solucionar el problema del calentamiento global. El fondo, además de aplicar el análisis financiero tradicional y ASG (ambiental, social y de buen gobierno corporativo), clasifica a las compañías según su perfil climático (a partir de un modelo de análisis propio) e invierte en tres tipos de empresas: las mejores soluciones (compañías que desarrollan y ofrecen respuestas innovadoras para contribuir a reducir los niveles de CO2); las mejores prácticas (los valores que son líderes de su sector en términos ambientales); y los mejores esfuerzos (empresas comprometidas con cambiar de modelo para reducir el impacto negativo que su actividad tiene sobre el clima).

Invertimos en compañías europeas comprometidas con la transición climática. Tenemos que luchar contra el cambio climático y queremos dar apoyo a las empresas que lideran esta transformación, bien porque están ya evolucionando hacia modelos de negocio de bajas emisiones de CO2 o porque ofrecen soluciones al problema.

La búsqueda de soluciones y el premiar a las empresas que están haciendo los mayores esfuerzos contribuye a que la cartera tenga un peso mayor que el índice en empresas de mediana y pequeña capitalización. En cuanto a sectores, no excluimos a priori a ningún sector concreto, porque entendemos que necesitamos que todas las actividades económicas se comprometan con el cambio. Lo que sí hacemos es excluir a las empresas con peor comportamiento ambiental dentro de cada sector y a las que no muestran disposición a cambiar.

Allianz

Resultados

En ambos casos, se trata de una temática de inversión que, por su propia naturaleza, invita a adoptar una visión de largo plazo. Los resultados de las dos estrategias, de momento, son muy alentadores. El fondo Allianz Green Bond, que cuenta ya con cuatro años de historia, obtiene una rentabilidad del 2,73% anualizada desde su lanzamiento (con datos a cierre de octubre para la clase institucional) y del 8% en lo que va de año. El fondo Allianz Climate Transition, creado hace más de cinco años, obtiene una rentabilidad del 8,89% anualizada en los últimos cinco para su clase institucional, frente al 6,01% del índice de referencia (MSCI Europe TR), con datos a cierre de agosto. En lo que va de año, el fondo obtiene una rentabilidad superior al 19% (con datos a cierre de octubre).

Los dos fondos siguen el proceso de inversión socialmente responsable de Allianz Global Investors. Se aplica un filtro previo de respeto de los derechos humanos (siguiendo los principios del Global Compact de Naciones Unidas) y algunas exclusiones generales (en actividades como armas, tabaco o extracción y uso de carbón).

Después, se utiliza una metodología interna de análisis a partir de más de 240 indicadores, con la que se otorga un rating propio en materia de sostenibilidad (para aspectos ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo) a unas 8.000 compañías y 175 emisores soberanos. A partir de este análisis, se elige a los mejores de cada sector (teniendo en cuenta siempre que se exige un rating mínimo para cada uno de los dominios o criterios ASG) y se deja un espacio también para los mejores esfuerzos, empresas que sin ser aún las mejores de su clase, muestran un compromiso creíble de mejora. En todas nuestras estrategias, el diálogo activo con las compañías y la política activa de voto son dos palancas adicionales en todo este proceso.

Impacto medible

En el caso del Allianz Green Bond, por cada millón de euros invertido en el fondo, se calcula que se logra generar 397 megavatios-hora de energía renovable o evitar la emisión de 969 toneladas de CO2 durante un año.  En el fondo Allianz Climate Transition, por su parte, la emisión de CO2 de las compañías en cartera es aproximadamente tres veces más baja que las del índice general, y eso se logra sin excluir de entrada a ninguno de los sectores más contaminantes. Es importante recalcar, en cualquier caso, que el objetivo del fondo no es optimizar la cartera para tener una baja huella de carbono de forma inmediata, sino generar un impacto positivo a largo plazo. 

Los fondos son solo parte de nuestra estrategia global de lucha contra el cambio climático. Allianz Global Investors es miembro fundador de la “Iniciativa para el liderazgo en materia de Financiación Climática”, impulsada por la ONU, cuyo objetivo es movilizar el capital privado para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. Esta iniciativa, liderada por Michael Bloomberg, Enviado Especial para el Clima del secretario general de la ONU, trabaja para impulsar la transición hacia un modelo energético más limpio.

El grupo ha presentado su primer informe el mes pasado a las Naciones Unidas. En él se recogen los principales retos a los que se enfrenta la financiación de la transición energética, se destacan casos de buenas prácticas y se hacen recomendaciones para alcanzar el objetivo de reducción de gases de efecto invernadero, con el foco puesto en ayudar, particularmente, a la transición en los países emergentes.

Allianz Global Investors promueve también la búsqueda de soluciones de inversión para financiar la transición energética a través de diversas iniciativas en las que participa, como son el Grupo de Inversores Institucionales contra el Cambio Climático (IIGCC, por sus siglas en inglés); el Carbon Disclosure Project; los Principios de Inversión Responsable (PRI, por sus siglas en inglés, en los que, por tercer año consecutivo, ha obtenido la máxima calificación de A+); el grupo Climate Action 100+; o la Red Global para la Inversión de Impacto (GIIN, por sus siglas en inglés), entre otras. Por su parte, nuestra matriz, Allianz SE, forma parte del grupo ‘Net-Zero Asset Owner Alliance’, que establece el compromiso de que, para 2050, todas sus carteras de inversión sean neutrales en cuanto a emisión de gases de efecto invernadero.

Allianz Global Investors (al igual que todo el grupo Allianz) es una empresa 100% neutral en emisiones de carbono desde 2012. No sólo compensa sus emisiones, sino que ofrece también a los clientes la posibilidad de ayudarles a compensar las suyas mediante la inversión en proyectos como el de la reserva forestal de Rimba Raya en la parte indonesia de la isla de Borneo, que es además un importante refugio de orangutanes.

Otro frente importante desde el punto de vista corporativo es la lucha contra la contaminación por plástico de los océanos. Por eso ha cerrado un acuerdo de colaboración para los próximos cinco años con la ONG The SeaCleaners, con el objetivo de contribuir a la limpieza de los mares.

 

Tribuna de Christine Clet-Messadi, gestora del fondo Allianz Climate Transition y de Julien Bras, gestor del fondo Allianz Green Bond

¿Recoger beneficios o mantener la inversión?

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Pixabay CC0 Public Domain. ¿Recoger beneficios o mantener la inversión?

Cuando los mercados de renta variable han avanzado un 20% de media en todo el mundo y todas las clases de activos registran rentabilidades positivas, surge la eterna pregunta: ¿Y ahora qué? ¿Recoger beneficios o mantener la inversión?

Mientras que los indicadores de actividad parecen estabilizarse tanto en China como en Estados Unidos o en Europa, los mercados podrían tener dificultades para afrontar lo que parece ser el fin de un ciclo de relajación monetaria sin precedentes. El mercado tendrá que lidiar con las persistentes disparidades de relajación en los países desarrollados y emergentes (30 puntos básicos adicionales de la Fed, 10 puntos básicos del BCE, etc.) y la realidad de las decisiones de los bancos centrales. Una vuelta a cero de las previsiones probablemente provocaría un repunte de los tipos a largo plazo y, por tanto, pérdidas de capital en la deuda pública.

La solidez del mercado laboral y la subida del índice ISM industrial constituyen una prueba adicional de que la economía estadounidense mantiene su buena forma. Si, como prevemos, el crecimiento mundial se estabiliza o incluso se acelera ligeramente (entre un 3% y un 3,4%) ya no será necesario bajar los tipos oficiales. Además, los bancos centrales están sin aliento y consideran que la política monetaria ya no puede seguir respaldando el crecimiento como en el pasado. Por tanto, en caso de dificultades, habrá que accionar las palancas de la política fiscal o presupuestaria. Es lo que podría suceder en 2020.

Por otra parte, a nivel microeconómico, en EE.UU. los resultados del tercer trimestre sorprendieron al alza (4,86% de sorpresas positivas). En Europa, en general se cumplieron las expectativas, bien es verdad que después de una importante revisión a la baja. Las empresas deberían beneficiarse de las mejores perspectivas de crecimiento, la relajación monetaria y la reducción de las tensiones comerciales.  

Las empresas sensibles a las variaciones cíclicas y los valores de mediana capitalización deberían ser los principales beneficiarios de esta tendencia a corto plazo. No obstante, las previsiones de los analistas siguen siendo mucho más elevadas y deberían frenar las rentabilidades resultantes del crecimiento del beneficio por acción. Por tanto, más que una gran dinámica de resultados, cabe esperar un crecimiento de los múltiplos de valoraciones (es decir, una reducción de la prima de riesgo) y unos índices de dividendos más elevados.

Con respecto a los flujos, el hecho es evidente: nunca antes un rally así había venido acompañado de tantas salidas de capitales de los fondos de renta variable. En caso de repunte de los indicadores económicos y una nueva reducción de los riesgos políticos, la subida podría sustentarse en una vuelta de los inversores, especialmente los institucionales.

Para las valoraciones, lo más fuerte es la incertidumbre. Por eso no resuelve la incógnita sobre lo caros o lo baratos que están los activos. Entre los valores cotizados, solo las acciones contienen valor, con unos rendimientos implícitos de casi un 7% en un entorno de tipos nulos o incluso negativos. El crédito puede ser una alternativa de carry interesante, aunque las primas parecen ofrecer menos valor absoluto y relativo.

Tribuna de Laurent Denize, co- CIO de ODDO BHF Asset Management.

Mirabaud Global Strategic Bond acumula una rentabilidad anualizada del 2,6% y una volatilidad del 1,8% desde su creación en 2014

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Pixabay CC0 Public Domain. Mirabaud Global Strategic Bond acumula una rentabilidad anualizada del 2,6% y una volatilidad del 1,8% desde su creación en 2014

Entramos en la recta final de un año en el que hemos visto cómo el inversor que ha conseguido mantener la templanza y escapar de decisiones precipitadas, apostando por una cartera de renta fija bien diversificada globalmente, ha conseguido recoger sus frutos. De cara a 2020, seamos sinceros, los inversores más conservadores no se encuentran en un escenario fácil, pero habrá buenas oportunidades si se apuesta por estrategias muy selectivas con fondos formados por activos de calidad.

En este contexto, en Mirabaud Asset Management nos gustaría detenernos en la estrategia liderada por Andrew Lake, gestor principal del Mirabaud – Global Strategic Bond I cap. USD. El fondo está basado en la selección especializada, sigue los criterios ESG, detecta las mejores oportunidades del mercado de renta fija allá donde se encuentren, e incluye todas las tipologías de activo: bonos soberanos, bonos corporativos investment grade, high yield, deuda de mercados emergentes y bonos convertibles.

A grandes rasgos, podemos definir el fondo Global Strategic Bond como una herramienta total return que persigue la diversificación del riesgo y la preservación del capital, pero sin dejar atrás áreas clave como son la liquidez y la transparencia. Un modus operandi que ha hecho al fondo merecedor de cuatro estrellas Morningstar y clasificación Citywire +. A 31 de octubre de 2019, la estrategia contaba con más de 564 millones de dólares bajo gestión.

Gracias a su flexibilidad y a la alta diversificación de sus 190 posiciones, el fondo arroja muy baja volatilidad y un importante track record. La rentabilidad anualizada de esta estrategia en dólares desde su creación en julio de 2014 es del 2,64%, con una volatilidad del 1,8%. Y cumple el objetivo de preservación del capital, una máxima que siempre nos marcamos en Mirabaud.

El objetivo que Andrew Lake y Fatima Luis, cogestora del fondo, persiguen con él es generar una rentabilidad positiva con una volatilidad menor que la de sus competidores a lo largo de varios ciclos. Para lograrlo, el equipo parte de un enfoque “top down” y trabaja con un modelo de gestión activa de la duración y la exposición crediticia a lo largo del ciclo económico. Es precisamente esta gestión la que se erige como principal impulsor del rendimiento del fondo.

Con esta estrategia, el equipo gestor del fondo logra aprovechar las ineficiencias en los mercados de renta fija y los períodos de volatilidad. Por ejemplo, la duración a la que nos referimos ha jugado su parte este año: la gran exposición a los bonos del Tesoro de los Estados Unidos ha funcionado muy bien. 

Una de las áreas en las que también me parece importante incidir es en que el riesgo de la cartera lo gestiona un grupo muy especializado de expertos que trabaja estrechamente con el equipo de Lake y, a la vez, reporta directamente y de forma independiente al CEO de Mirabaud Asset Management, lo que aporta un punto altamente diferenciador y de gran valor añadido frente a otras herramientas del mercado de renta fija global.

El equipo aprovecha además las oportunidades de valor relativo de distintas regiones geográficas, sectores y componentes del universo de renta fija. En este sentido, y como siempre ha defendido Lake, es fundamental invertir de forma totalmente flexible, ya que eso le permite definir la duración y los posicionamientos del fondo, tanto geográficos (los ciclos son distintos según la zona) como de tipo de activo, en función del ciclo económico y de la macroeconomía. Invertir en distintas zonas y sectores dentro del universo de renta fija proporciona flexibilidad y permite alcanzar las mejores opciones disponibles.

En un territorio económico desconocido y cada vez menos predecible como en el que nos encontramos, la clave del éxito reside a menudo en la capacidad de realizar cambios rápidos en la asignación de activos. Una vez más, los resultados, en este caso del Mirabaud – Global Strategic Bond, avalan la apuesta de Mirabaud Asset Management por un modelo de gestión activa, flexible y sin restricciones, que permite a nuestros gestores de renta fija global poner el foco en implementar las mejores ideas y extraer valor real en cualquier momento del ciclo de mercado.

Tribuna de Elena Villalba, directora general de Mirabaud Asset Management para Iberia y Latinoamérica

Inversión indexada y multiactivo para reducir los riesgos

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Pixabay CC0 Public Domain. “La inversión indexada mitigará los vaivenes del mercado actual para los inversores al rebajar el riesgo de volatibilidad”

No todas las crisis que ponen fin a un periodo expansivo del ciclo económico tienen la misma intensidad ni el mismo origen, pero históricamente los datos muestran como denominador común un exceso en la toma de riesgo y en la deuda generada. De hecho, un grado de apalancamiento elevado formaba parte del ADN de muchas instituciones financieras que después de una década de excesos culminó en su derrumbamiento durante la crisis financiera de 2007/2008.

Generalmente a nivel global, a día de hoy, los bancos se encuentran mejor capitalizados que en el pasado debido a la introducción de una regulación diseñada para reducir el riesgo de instituciones con importancia sistémica. Los bancos globales están actualmente obligados a retener un mayor capital en su balance acorde al riesgo de sus actividades. Al mismo tiempo, los datos indican que el sector de la banca ahora es más seguro para el sistema, pero menos rentable para los inversores.

El estudio de los ciclos económicos nos demuestra que las fuerzas que provocan las fases de expansión y contracción son inherentes al sistema. Ahora bien, su mejor entendimiento para mitigar sus efectos negativos a través de una efectiva política monetaria y fiscal por parte de gobiernos e instituciones es crucial para una mejor gestión del ciclo.

Es indudable que, desde el inicio del 2018, los mercados han experimentado unos niveles crecientes de volatilidad, causados por una serie de factores donde podemos destacar, entre otros, la guerra comercial entre EE.UU. y China, la desaceleración económica global y el cambio de rumbo en la política monetaria por parte de los bancos centrales de mayor importancia.

En este contexto, una inversión con exposición a distintas clases de activos, apropiadamente diversificada a nivel global tal y como permite la inversión indexada mitigará los vaivenes del mercado actual para los inversores al rebajar el riesgo de volatibilidad. Así, encontramos en el mercado estrategias como la gestión pasiva que, según el Barómetro de Gestión Pasiva elaborado por Finizens, posee una cuota de mercado del 33% en EE.UU. y de un 19% ya en Europa, lo que refleja la maduración de la industria de la gestión de inversiones.

También, la liquidez comienza a ser un factor prioritario para la apropiada gestión del riesgo especialmente cuando el sentimiento general pasa a ser más negativo. Es precisamente en momentos de elevada volatilidad que el inversor tiende a realizar retiradas, y como consecuencia la liquidez de los productos financieros afectados tiende a contraerse, causando que los precios de los activos tiendan a caer aún más rápidamente de lo habitual.

Tribuna de Kevin Koh Maier, responsable de asignación de activos de Finizens

La reducción de las tensiones comerciales y la mejora de los indicadores suavizan el riesgo de recesión

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Pixabay CC0 Public Domain. La reducción de las tensiones comerciales y la mejora de los indicadores suavizan el riesgo de recesión

El escenario macroeconómico global en el corto plazo continúa dominado por las incertidumbres. En el tercer trimestre, el crecimiento de la economía mundial cayó al 3%, continuando la tendencia de desaceleración de todo 2019. Por zonas geográficas, los grandes bloques se encuentran en los niveles más bajos de los últimos tres años: Estados Unidos crece un 1,9%, Europa un 0,8% y China un 6%.

La relajación de la tensión comercial entre China y EE.UU. y el acuerdo entre el Reino Unido y la UE para una salida ordenada alimentaron en el mercado la expectativa de estabilización y aceleración del crecimiento de cara a 2020. Perspectiva reforzada por el agotamiento en el deterioro de los indicadores adelantados industriales: los PMIs manufactureros globales mejoraron en septiembre y octubre, con el componente de nuevas órdenes dando señales de recuperación.

Sin embargo, para consolidar la aceleración del crecimiento en 2020, deberían materializarse una serie de factores, como la cancelación de aranceles en diciembre, la recuperación del sector industrial (gracias a la mejora sostenida de los PMIs y el ascenso del capex de las empresas y de la producción industrial) y el crecimiento del empleo y el consumo.

La combinación de estos factores con estimaciones del consenso favorables, el crecimiento de los ingresos de las empresas, y el mantenimiento de los márgenes, produciría un aumento de los beneficios empresariales entre el 5 y el 10%, que, si no hay cambios en los múltiplos, se acompañaría de subidas similares en las bolsas.

¿Se sostiene el escenario positivo?

Pese a la mejora de los riesgos y la estabilización macro, no vemos motivos que justifiquen un escenario positivo. Lo más sorprendente ha sido el cambio de posición de la administración estadounidense en la guerra comercial, que ahora busca un acuerdo de mínimos y está dispuesta a estudiar la cancelación de aranceles. Sorprende, porque este acuerdo sería para el presidente Trump un enorme fracaso difícil de disfrazar y un lastre de cara a las elecciones.

¿Es posible un camino intermedio? ¿Se sostendría el acuerdo de mínimos y una tregua duradera pese a la implementación parcial o completa del tercer tramo de aranceles? Desde el inicio del conflicto, la exigencia de China fue la cancelación de la subida de tarifas, pero en los dos últimos años subieron de forma paulatina, con más fuerza desde mayo.

En resumen, todavía existen obstáculos importantes como para pensar en una tregua duradera. Creemos que el mercado está descontándola, algo que debe confirmarse, ya que una potencial decepción anularía la base de un escenario de aceleración en 2020.

Expectativas de crecimiento

Por todo ello, en los próximos meses no vemos un cambio sustancial en el ritmo de crecimiento, que seguirá débil y con riesgos a la baja. La economía mundial crecerá por debajo del 3%, y solo con una total resolución de la guerra comercial veríamos una aceleración hacia su potencial a mediados de 2020.

Indicadores

En EE.UU., los indicadores adelantados siguen anticipando un menor crecimiento. El consumo tendrá que mantener tasas de crecimiento muy elevadas (superiores al 2,5%) para compensar la contribución negativa del resto de componentes. Las cifras del PIB del tercer trimestre (1,9%) son una buena muestra de ello.

En la Eurozona, los PMIs, los ESI o el Eurocoin siguen muy deprimidos, anticipando tasas de crecimiento del PIB del 0,1%-0,2% intertrimestral. La demanda interna se desaceleró en 2019 y el contagio del sector industrial a los servicios es más visible. El consumo crece, pero también a menor velocidad, pasando del 0,4% del cuarto trimestre del 2018 al 0,2% intertrimestral en el segundo de 2019. Mientras, el sector exterior sigue muy afectado por la caída del comercio mundial y la debilidad del sector del automóvil.

Una hipótesis de aceleración del crecimiento en 2020 requeriría una mejora del sector exterior y el sostenimiento de la demanda interna en la Eurozona. No vemos mejora del sentimiento que impulse las exportaciones si no se resuelve la guerra comercial, y la desaceleración del empleo no augura una mejora del consumo.

Escenarios de inversión

Para lo que resta de 2019 y principios de 2020, planteamos tres escenarios que nos servirán para adaptar nuestra exposición a mercado y la composición de la cartera.

1. Vuelta al crecimiento potencial de USA y Europa: la administración de EE.UU. reduciría las tarifas a niveles previos a septiembre y la Fed se mantendría “on hold” con sesgo expansivo. Se soportaría una subida de beneficios empresariales (entre el 5-10%) y la Bolsa tendría una subida similar. Elevaríamos la exposición neta del fondo Global Strategy al 30%, con un balance 65%/35% en favor de las cíclicas sobre las defensivas. En todo caso, aún no tenemos evidencias suficientes que validen este escenario, que ya descuenta en gran medida el mercado. Por tanto, optamos por la cautela y la flexibilidad.

2. Crecimiento por debajo de la tendencia: la guerra comercial entraría en una fase de pausa, con las partes no ejerciendo presión adicional en el corto/medio plazo. La Fed tendría que seguir bajando los tipos para soportar la expansión y elevar las expectativas de inflación, y el crecimiento en beneficios empresariales sería raquítico, propio de una fase tardía del ciclo. Nuestro posicionamiento actual es acorde a este escenario, con un sesgo cíclico del 60%/40% y una exposición a renta variable del 20%,para poder capturar el mejor comportamiento relativo de la cartera.

3. Deterioro adicional del ciclo con aumento del riesgo de recesión: la guerra comercial aceleraría la tendencia de ralentización del ciclo, llevando al crecimiento mundial cerca del 2%. En este entorno, los índices deberían corregir entre un 15% y un 20%, y mantendríamos una exposición corta a renta variable con sesgo claramente defensivo.

Tribuna de Jorge Nuño, gestor Global Strategy en Fidentiis Gestión SGIIC

Más allá del ruido

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Pixabay CC0 Public Domain. Más allá del ruido

Las idas y venidas en torno al Brexit, por un lado, y las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China a golpe de tuit, por otro, se han tornado tan habituales en el panorama de inversión que ahora resulta difícil distinguir los acontecimientos significativos de las poses y el ruido. Consideramos que los acontecimientos de octubre se enmarcan en la primera categoría, y que se han despejado dos importantes riesgos de caídas de cara a los próximos meses. 

Seamos claros: no somos tan ingenuos como para creer que el capítulo del Brexit ya está cerrado o que la estabilidad política y la armonía volverán a reinar en el Parlamento británico. Lo único que nos atrevemos a afirmar es que, tras haberse descartado un Brexit sin acuerdo el 31 de octubre y acordado una prórroga con la UE, el problema del divorcio ya no plantea el posible riesgo sistémico que conllevaba antes. Con las elecciones generales a la vista, ahora se trata fundamentalmente de un problema político interno para el Reino Unido, que sin duda seguirá generando ruido y tendrá consecuencias para las perspectivas económicas a largo plazo del país, si bien no amenaza con la interrupción repentina de unas relaciones comerciales que se desarrollan desde hace mucho tiempo y las cadenas de suministro entre la isla y el continente. 

La rivalidad entre EE.UU. y China probablemente durará incluso más que la saga del Brexit y, aquí también, sería absurdo interpretar la reanudación de las negociaciones como el principio del fin de la guerra comercial. Sin embargo, se trata de un paso importante, ya que, como mínimo, revierte la espiral de aranceles y represalias del verano. Nadie puede prever el grado de éxito, exhaustividad y sostenibilidad de estas negociaciones. Pero, de hecho, el Gobierno estadounidense ya ha suspendido algunas subidas de aranceles, China ya ha aumentado sus importaciones de productos agrícolas estadounidenses y ambas partes convienen ahora en avanzar paso a paso en lugar de intentar resolver todas las cuestiones de largo alcance a la vez. Objetivamente, esta situación es mejor de la que teníamos a principios de septiembre. 

Entretanto, el entorno económico mundial no ha cambiado en exceso: el consumo en los hogares y la actividad del sector servicios continuaron registrando un crecimiento del PIB anémico aunque positivo frente a la ralentización continuada de la actividad industrial. El riesgo continúa orientado a la baja mientras la actividad industrial no repunte. Con todo, el mero hecho de que los riesgos extremos de un Brexit sin acuerdo y las escaladas de la guerra comercial hayan disminuido considerablemente garantiza una visión más positiva sobre los activos de riesgo de cara a finales de año. Especialmente en un contexto en el que los bancos centrales están manteniendo o acentuando sus políticas monetarias acomodaticias y respaldan el valor relativo de los mercados bursátiles.

Tribuna de Adrien Pichoud, economista jefe de SYZ AM.

Los índices siguen subiendo, ¿y después?

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Pixabay CC0 Public Domain. Los índices siguen subiendo, ¿y después?

Tras el fuerte aumento de 2019, los mercados se encuentran en una encrucijada. Si bien la precaución sigue siendo necesaria, queremos seguir invirtiendo. Por tercera vez en 2019, los mercados bursátiles se acercan a su máximo histórico.

La mayoría de los índices han recuperado con creces sus pérdidas del último trimestre de 2018 y, una vez más, están registrando rendimientos cercanos al 20%. Por su parte, los bonos también continúan su tendencia, con un crecimiento ejemplar este año tanto en términos de precios como de número de valores que ofrecen rendimientos negativos. Incluso el oro parece haber salido de su apatía y ha subido un 15%. Es difícil lograr un mal rendimiento en 2019.

Si bien el desempeño del año en curso es similar al de 2017, existen grandes diferencias. Así, por ejemplo, hay un aumento de la volatilidad, una mayor sensibilidad al flujo de noticias y una inversión más frecuente de las tendencias, tanto en los mercados de valores como en las políticas monetarias de los principales bancos centrales.

Falta de alternativas

Las noticias contradictorias relacionadas con el Brexit, las negociaciones comerciales entre EE.UU y China o la inestable situación en Oriente Medio han tenido un impacto en el estado de ánimo de los inversores al crear situaciones de pánico, pero, en última instancia, han tenido relativamente poco impacto a nivel de los índices.

Cada corrección ha conducido a un rápido retorno a los niveles más altos, los cuales, sin embargo, tienen grandes dificultades para ser superados de manera sostenible. Los bancos centrales han desempeñado un papel importante en estos rebotes al relajar sus políticas monetarias (en 2019 se produjeron cerca de 100 recortes de tipos de interés en todo el mundo). También hay que decir que la demanda de acciones sigue siendo estructuralmente fuerte debido a la falta de alternativas. La rentabilidad de los dividendos de la renta variable se mantiene muy por encima de la rentabilidad de los bonos en la mayoría de las regiones. Por lo tanto, las correcciones son oportunidades de compra.

Sin embargo, el posicionamiento en el mercado es defensivo y pocos son los que promueven una sobreponderación en renta variable. Hay que decir que las razones de un posicionamiento defensivo están totalmente justificadas, ya que estamos asistiendo a una ralentización del crecimiento mundial. Los sectores manufactureros están sufriendo. Incluso existe el riesgo de que puedan provocar un declive del sector servicios, el motor económico chino se está desacelerando y las incertidumbres geopolíticas siguen siendo elevadas y crean una clara falta de visibilidad. Por lo tanto, existe una cierta dicotomía entre las condiciones económicas y el rendimiento de los mercados bursátiles.

¿Mejorar la visibilidad?

Sin embargo, estos elementos son ya conocidos y se reflejan en los precios. La gran pregunta es saber qué podría revitalizar las perspectivas de crecimiento y, por lo tanto, hacer que la renta variable suba aún más de forma sostenible. El primer punto sería una mejor visibilidad sobre las perspectivas económicas que tranquilizara tanto a las empresas como a los inversores.

Otro punto importante sería llegar a una solución entre la Unión Europea y el Reino Unido o la ratificación de un acuerdo comercial parcial entre China y los Estados Unidos, aunque no sería suficiente. Por último, también sería necesaria una política de estímulo fiscal, especialmente en Europa, o incluso en China, que diera más peso a las políticas monetarias, que pueden ser acomodaticias, aunque se están quedando sin fuerza. Con todo, parece improbable que a corto plazo se produzca un anuncio decisivo sobre una política fiscal europea, por no hablar de su aplicación.

Por lo que respecta al Banco Central Europeo, no hay razón para esperar que su política monetaria sea aún más acomodaticia de lo que era en vísperas de la partida de Mario Draghi. Por otro lado, la probabilidad implícita de una disminución de los tipos de interés del -0,25% en el próximo FOMC es del 90% dependiendo del mercado de futuros. Publicaciones económicas menos alentadoras, por ejemplo sobre las ventas al por menor, podrían justificar un tercer descenso consecutivo para contrarrestar una desaceleración económica que se está afianzando.

Entre los elementos negativos que pueden hacer que los índices bursátiles se corrijan, se incluyen una posible continuación de las revisiones a la baja del crecimiento económico, en particular de China, los principales indicadores que seguirían deteriorándose, o un impacto más fuerte de lo esperado de los aranceles en los resultados y las perspectivas de las empresas. Un simple tweet también podría desafiar los frágiles y aún no formalizados beneficios de una resolución parcial de la disputa comercial entre China y Estados Unidos. Por lo tanto, no somos inmunes a las sorpresas.

Seguir invirtiendo

Al final, los mercados son frágiles y se encuentran en una encrucijada, mientras que los índices bursátiles coquetean con sus niveles más altos. La reducción de su asignación a acciones puede parecer razonable para cosechar los beneficios del ejercicio, pero en vista de lo anterior, puede representar un coste de oportunidad. A falta de una alternativa a las acciones, queremos seguir invirtiendo. La diferencia estará en el posicionamiento sectorial o temático y en la gestión activa del riesgo de corrección, en particular mediante la utilización de derivados y productos estructurados, o de estrategias opcionales.

Tribuna de Gilles Prince, CIO en Edmond de Rothschild.