Enfoque contrastado de asignación activa

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Foto cedida. Morgan Stanley IM

El enfoque hacia el riesgo nos ayuda a decidir cuándo reducir la exposición a renta variable, brindar protección a la baja en mercados más volátiles o aumentar el peso de la renta variable para participar en mercados al alza.

La volatilidad histórica puede no ser un buen indicador de la volatilidad futura, por lo que nuestro objetivo es anticiparnos a la volatilidad, analizando los indicadores principales —como el VIX, en el ámbito de la renta variable, y los diferenciales de crédito, en el segmento de la renta fija— y centrándonos en el riesgo de acontecimientos adversos.

Nuestro objetivo es identificar las posibles fuentes de volatilidad del mercado y comprender su posible impacto en las clases de activos en que invertimos. El equipo aplica un enfoque de control de riesgos que trata de anticipar la volatilidad en los mercados, ajustando la exposición a renta variable de los fondos para reflejar nuestras perspectivas.

Gestión activa del riesgo total de la cartera

Adoptamos innumerables decisiones cuando posicionamos dinámicamente nuestros fondos para beneficiarnos de las tendencias macroeconómicas que, a juicio del equipo, son las que pueden determinar el riesgo y las rentabilidades.

Nuestro objetivo es maximizar las rentabilidades a lo largo del tiempo y gestionar activamente el riesgo total de la cartera, dado nuestro objetivo de combinar la participación en mercados alcistas con la protección frente a pérdidas.

Esto incluye la determinación de las ponderaciones relativas de renta variable, renta fija, efectivo y activos vinculados a materias primas, en consonancia con la volatilidad objetivo de la cartera, incorporando los pronósticos de volatilidad del equipo.

Tras determinar la combinación general de renta fija, renta variable y efectivo, determinamos las posiciones tácticas en el seno de las clases de activos, por ejemplo, entre regiones o sectores de renta variable. El equipo utiliza tanto el análisis cuantitativo como el fundamental como base para la generación de ideas de inversión.

Gráfico Morgan Stanley IM

Los factores ESG como ventajas competitivas

Mejoramos aun más el proceso de inversión de Global Balanced Fund al incorporar los factores medioambientales, sociales y de gobierno (ESG) valorados por el mercado. Con este enfoque centrado en la sostenibilidad, el equipo cree que puede llegar a mitigar riesgos que de otro modo no se atenderían.

Es importante destacar que nuestro enfoque reconoce las ventajas competitivas que disfrutan las compañías que demuestran gestionar adecuadamente los factores ESG.

Una gran variedad de instrumentos

El nivel final de flexibilidad está asociad a la implementación por parte del equipo de las exposiciones a las clases de activos, que se pueden lograr a través de una gran variedad de instrumentos. GBaR Fund invierte en fondos propios de MSIM con gestión activa y en fondos de terceros, mientras que Global Balanced Income y Global Balanced Fund invierten principalmente en posiciones directas de valores.

El equipo también puede utilizar fondos cotizados, materias primas cotizadas y derivados, como futuros sobre índices, para ajustar las exposiciones de cada fondo. Lo consideramos un medio eficiente y rentable para ajustar tácticamente las exposiciones.

También empleamos contratos a plazo sobre divisas para lograr cobertura de divisas. Lo que en última instancia tratamos de lograr es ofrecer a nuestros inversores una estrategia activa basada en estudios académicos, centrada en el riesgo en lugar de en las rentabilidades, con el objetivo de ofrecer rendimientos sistemáticos, en contraposición a una apuesta de riesgo con nuestra asignación activa.

 

Columna de opinión de Andrew Harmstone, gestor y responsable del equipo Global Balanced Risk Control (GBaR) en Morgan Stanley IM

 

 

Información importante:

Solo para clientes profesionales. El valor de las inversiones y de las rentas derivadas de ellas puede disminuir y aumentar, por lo que usted podría no recuperar el importe invertido originalmente.

Comunicación comercial emitida por Morgan Stanley Investment Management Limited (“MSIM”). Autorizada y regulada en el Reino Unido por la Autoridad de Conducta Financiera. Domicilio social: 25 Cabot Square, Canary Wharf, Londres E14 4QA. Número de registro en Inglaterra y Gales: 1981121. Existen otros riesgos relacionados con este tipo de inversiones. Consulte el folleto y el documento de datos fundamentales para el inversor del fondo para obtener información exhaustiva sobre riesgos. Los documentos pueden obtenerse de forma gratuita en la dirección que se indica anteriormente o descargarse de morganstanley.com/im. Las opiniones expresadas pertenecen a los autores en la fecha de publicación y están sujetas a cambios en función de la situación económica o del mercado. No estamos obligados a actualizar la información o las opiniones contenidas en este documento, ni a comunicar los cambios que se produzcan en nuestras opiniones o en los análisis o en la información.

 

 

 

 

Más allá de Trump: ¿prevalecerán los fundamentales en 2020?

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CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Cloud Shepherd. Foto: Cloud Shepherd

Cuesta pensar en algo que pueda dar impulso a la economía mundial en 2020. Esperamos más de lo mismo: un crecimiento mundial exiguo, una política monetaria cada vez más expansiva y mayor riesgo político, mientras que las potentes fuerzas deflacionistas originadas por un mundo excesivamente endeudado, el envejecimiento demográfico y la disrupción tecnológica, siguen actuando en segundo plano.

En julio de este año, la economía estadounidense entró oficialmente en la expansión económica más larga de su historia. Aunque la Reserva Federal ha enmarcado el estancamiento del crecimiento dentro de una desaceleración de mediados de ciclo de la que puede escaparse mediante pequeños retoques en la política monetaria, considero que existen múltiples presiones que sugieren que la economía mundial está alcanzando el final del ciclo, y muchas de ellas están íntimamente ligadas a la economía china, que se ha frenado considerablemente este año.

El sector manufacturero se encuentra ya técnicamente en recesión en el 60% de los países, incluido EE.UU., lo que no sorprende a la vista de que China es el principal motor del crecimiento del PIB mundial. La guerra comercial está agravando la desaceleración, tanto en China como en el resto del mundo, pero las causas últimas de esta debilidad son de índole más estructural.

El efecto combinado de la desaceleración de la economía china y la política de endurecimiento monetario de la Reserva Federal durante los dos últimos años —tras una década arrastrando a los mercados hacia la complacencia— ha comenzado ahora a dejarse notar en la economía mundial.

¿Podría China provocar una reanimación de la economía mundial, como ha hecho varias veces tras la crisis financiera de 2008? Considero que es harto improbable: las autoridades chinas han dejado claro que no contemplan estímulos monetarios masivos, el país ya posee unos niveles de deuda elevados y un mercado inmobiliario inflado, y cada ronda de estímulos desde 2008 ha tenido un efecto progresivamente menor a la hora de dar impulso a la economía.

El fuerte incremento de la inflación este año por el encarecimiento de la carne de cerdo, debido a la epidemia de gripe porcina, ha limitado aún más la capacidad del banco central para relajar las condiciones monetarias.

En cuanto a EE.UU., el país parece encaminarse hacia una recesión inminente en los beneficios empresariales: se prevé que los beneficios del cuarto trimestre, junto con los del tercer trimestre, sean negativos. Según una encuesta reciente, la mitad de los directores financieros del país espera que se produzca una recesión antes de las elecciones presidenciales de noviembre de 2020, lo que probablemente tenga una repercusión considerable en la inversión empresarial.

Los mercados de deuda corporativa también están emitiendo señales de tensiones, ya que el miedo a la recesión ha reducido la demanda de deuda la deuda high yield de menor calidad, que podría sufrir una rebaja de su nota crediticia. Esta frágil dinámica es especialmente preocupante si tenemos en cuenta que la deuda corporativa está en máximos históricos y ronda la mitad del PIB nacional, después de que billones de dólares se hayan destinado a improductivas recompras de acciones. Dentro de este contexto, el sector tecnológico parece especialmente vulnerable, como también lo es al riesgo político, a tenor de que los dos grandes partidos apoyan actuar contra las grandes tecnológicas.

Con todo esto en mente, esperamos que los datos macroeconómicos sigan deteriorándose en todo el mundo en 2020, lo que debería obligar a los bancos centrales a recortar los tipos de interés; ello empujará los tipos de los bonos cada vez más a la baja. De hecho, salvo que medie un shock inflacionista, pensamos que los tipos de los bonos del Tesoro de EE.UU. podrían caer hasta cero durante los próximos 12-18 meses, hasta converger con los tipos negativos que ya se observan en Japón y Europa.

Por lo tanto, seguimos desarrollando una estrategia barbell defensiva que conjuga deuda pública líquida estadounidense y australiana, con calificación AAA, con una exposición muy selectiva y de baja duración a deuda corporativa y a situaciones especiales. A pesar de nuestro enfoque conservador, seguimos encontrando nuevas oportunidades en los mercados internacionales de renta fija, desde deuda pública griega y egipcia hasta productores de vacuno y avícolas de EE.UU. y Brasil. De cara al futuro, sigo teniendo la certeza de que mi equipo posee la experiencia y la flexibilidad necesarias para pilotar la estrategia a través de la próxima etapa del ciclo crediticio, gestionando el riesgo sin dejar de buscar rentabilidades positivas.

Columna de Ariel Bezalel, responsable de estrategia del área de Renta Fija y gestor del fondo Jupiter Dynamic Bond de Jupiter Asset Management.

 

Información importante:

Esta comunicación es exclusivamente para inversores profesionales y no para uso de inversores minoristas. Este documento tiene una finalidad exclusivamente informativa y no debe considerarse como asesoramiento de inversión. Los movimientos de los mercados y los tipos de cambio pueden hacer que el valor de una inversión aumente o disminuya, y un inversor podría no recuperar íntegramente el dinero que invirtió.

Las opiniones expresadas en este documento pertenecen al gestor del fondo en el momento de su redacción, no coinciden necesariamente con las de Jupiter como empresa y podrían estar sujetas a cambio. Eso algo que sucede sobre todo durante periodos en los que las circunstancias del mercado cambian rápidamente. Se ha hecho todo lo posible para garantizar la exactitud de la información, pero no se ofrece ninguna seguridad o garantía en este sentido. Los ejemplos de posiciones se ofrecen exclusivamente con fines ilustrativos y no constituyen una recomendación de compra o de venta.

Publicado por The Jupiter Global Fund y/o por Jupiter Asset Management International S.A. (la Gestora de Inversiones), domicilio social: 5, Rue Heienhaff, Senningerberg L-1736, Luxemburgo, que es una sociedad autorizada y regulada por la Commission de Surveillance du Secteur Financier. Queda terminantemente prohibido reproducir parte alguna de esto documento sin el permiso previo de la Sociedad o de Jupiter Asset Management International S.A. 24709

 

 

¿Cómo gestionaron las afores sus inversiones en Bonos “M” y Udibonos para las Siefores Básicas?

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Foto: Pedro Sandrini / Pexels CC0. Pedro Sandrini

La tenencia de gubernamentales de gran riesgo, bonos “M” (M) y Udibonos (UDI), ha impulsado el desempeño del SAR en este año que fue el último de las Siefores Básicas (SB) 4, 3, 2 y 1, que se despiden con bombos. El sistema resarció lo perdido en 2018 y, a espera de la evolución de las variables y carteras en diciembre, apunta a la rentabilidad anual más alta en mucho tiempo.

Cuándo y cuánto: la dificultad de comprar en cimas y vender a tipos bajos

Los tenedores de bonos son vulnerables al abaratamiento por la subida de tasas, en tanto se benefician de su carestía cuando los tipos porcentuales caen.

No es solo tener mucho del activo redituable ni deshacerse del dañino. Importa el punto de entrada y la forma de salida. Dicho con simpleza: vender en las zonas de intereses altos produce menoscabos irrecuperables; comprar en las cimas para negociar o mantener en los ciclos de tipos bajos genera utilidades, en efectivo o contables, según el caso.

Las SB4, los fondos más riesgosos y de mayor potencial, llegaron a su último mes con alrededor de 37% en Ms y UDIs. Las referencias a 10 años bajaron hasta 257 y 157 puntos base, a 6,7% y 3,06%, respectivamente ¿Cómo actuaron las Afores en el año perjudicial y en el favorecedor?

En la primera gráfica se percibe que ante el tirón de casi 200 puntos del M “genérico” (marzo – noviembre, 2018), las administradoras variaron de modo heterogéneo su inversión en este activo. El contrasentido de las líneas refleja la disparidad de criterios para afrontar la volatilidad y aprovechar o dejar pasar oportunidades: hay dos que caen precipitadas; una que sube y cambia de rumbo; la que al final crece con fuerza; dos planas y simbólicas; alguna que “perseguía” al mercado, otra que lo evadía…

Rueda 1

 

  • Las SB4 conjuntadas empezaron con 14% y acabaron con 13% de tenencia. En lo individual, los Ms representaron máximos de 32% y mínimos de 0%, con rotundas variaciones.
  • Es notoria la reducción de PensionIssste, la de carga superior a inicio de 2018, a casi la mitad en octubre pasado (de 33% a 17%), y de Invercap, de 27% a poco más de 7% de sus activos.
  • Azteca acomodó su posición a la forma de variación de los bonos: era de 16% cuando la tasa genérica oscilaba en 7,5%; la subió a 24% cuando el mercado “volaba” a 8,80% y la fue disminuyendo a medida que tornaba a la baja, hasta 14,5%, cuando el M cotizaba en 6,95%.
  • XXI Banorte aumentó su tenencia al ritmo del alza del M, de 14% a 18%, para desistir en septiembre de 2018 una vez que el rendimiento superó 7,90%. Desde entonces la achicó hasta menos de 8% de sus activos. 
  • Sura actuó al revés de XXI Banorte. Optó por la reducción de 12,5% a 8% de su cartera en los primeros meses alcistas, compró paulatinamente a partir de que el M bordeaba 7,7%; aumentó progresivamente ya con la tendencia bajista y multiplicó sus compras a partir de que el bono cayó a 7,5% y, para cuando éste se movía debajo de 6,90%, la cotización más cara en casi dos años, elevó su proporción a 26%.
  • Es llamativa la línea zigzagueante azul en la parte media, de Principal, por las adquisiciones y disminuciones: de 21% a 17%; subibajas y reducción a 14% con el M abaratado; subidas a 25% todavía en buen momento y finalmente disminución a 19%.
  • Inbursa no varió su posición marginal (1%) en la tempestad. La aumentó a 7%, poco pero con buena puntería, cuando el M había perdido 185 puntos aunque le restaba potencial.
  • Coppel llegó a comprar en el período justo de modo testimonial: el 1% de sus recursos.

Udibonos por Ms, o lo inverso, por precaución o mayor aprovechamiento

Hubo Afores que vendieron Ms para tomar UDIs (y viceversa), tal vez por temor a presiones inflacionarias. La inflación, sabemos, cayó a mínimos. La sustitución no fue de 1 a 1. Cada cual siguió estrategias y magnitudes diferentes. Las líneas parecieran menos enmarañadas.

Rueda 2

 

  • La inversión grupal pasó de 21% a 24% del dinero de los trabajadores. La individual inicial fue máximo de 34% y mínimo de 3%; la final, de 40% y 1%.
  • Véase la táctica de Inbursa, que llevó sus UDI de 15% a 26%, comprando a precios medios, para soltarla quizás antes del rango propicio, hasta casi diluirla.
  • Profuturo, al contrario, comenzó comprando barato y continuó adquiriendo hasta agotarse el atractivo del producto. Su tenencia pasó de 28% a 40%.
  • XXI Banorte los incrementó de 22% a 30%, antes de la última racha ganadora.
  • PensionIssste subió su proporción de 3% a 11% al inicio del periodo óptimo. La aumentó a 14% en la última fase de revalorización.
  • Vuelve a ser llamativa la línea de Principal por los vaivenes de su posición: de 24% a 19%; de ahí a 29%; luego a 23% vendiendo barato; ampliación a 29% en pleno encarecimiento, y nueva disminución a 23%.
  • Y la de Invercap, que fue de 14% a 21%, conforme el mercado subía, y bajó hasta 12% a medida que las tasas bajaban, para aumentarla de nuevo a más de 21% en el lapso caro.

Recuperación y ganancias reales en el lustro

Como resultado de todo eso y, desde luego, de la gestión de las otras clases de activos, los resultados resultan llamativos, debajo del retorno de M10 y arriba del UDI (a excepción de dos Afores)

Retornos de SB4, M10 y Udibonos10. Enero a Noviembre 2019

Rueda 3

El pobre desempeño del SAR en cuatro años, a 2018, se explicó en buena medida por el salto de los tipos de interés: el M10 genérico subió 350 puntos, a 9,25%, en su segundo gran estirón desde la crisis, de agosto de 2016 a noviembre de 2018. La baja posterior fue decisiva para la recuperación y ganancias del conjunto de las SB4, al grado de producir (cifras a noviembre, pendientes de datos oficiales) la mayor rentabilidad del lustro. En este preciso período será, se ve inminente, superior a la inflación acumulada. La lupa, ahora, se pondrá sobre los “Generacionales”.

 

Columna de Arturo Rueda

Las inversiones de impacto son el futuro

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. Las inversiones de impacto son el futuro

Durante mucho tiempo invertir en una buena causa no se consideraba una verdadera inversión desde un punto de vista estrictamente financiero, sino que se veía como un acto de caridad o filantropía. Esto se debía a que faltaba la intención de generar rentabilidad. Pero esa contradicción entre rentabilidad y buenas intenciones es solo ilusoria y la denominada inversión de impacto está ayudando a cerrar esta brecha. Lo que era un nicho al comienzo de esta década se está convirtiendo en uno de los segmentos de inversión de más rápido crecimiento.

La inversión de impacto presenta varias características. Se trata de inversiones que, además de una rentabilidad financiera, también generan un impacto positivo sobre el medio ambiente o sobre la sociedad. Es importante que los efectos ecológicos y/o sociales pretendidos sean parte explícita de la estrategia de inversión. Según la definición de la Red Mundial de Inversiones de Impacto (Global Impact Investing Network o GIIN, por sus siglas en inglés), las inversiones de impacto deben cumplir con cuatro  requisitos. En primer lugar, intencionalidad; debe haber una intención declarada de lograr un efecto claramente definido. En segundo lugar, causalidad; el efecto deseado debe estar directamente ligado a la inversión. En tercer lugar, debe ser medible; saber en qué medida se ha logrado un efecto sobre la base de indicadores clave (KPIs) claramente definidos. Y, en cuarto lugar, debe contar con reportes o informes regulares; el impacto debe ser reportado de forma transparente.

Ahora, ¿cuáles son los efectos que deben lograrse? El consenso actual es que las inversiones de impacto tienen que actuar sobre al menos uno – lo ideal sería sobre varios– de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas. Estos objetivos, con los que la propia ONU se comprometió en 2015 con la intención de lograr su cumplimiento en 2030, cubren un amplio espectro: desde combatir la pobreza y garantizar los alimentos, la salud y la educación a través de la igualdad de género, suministro sostenible de agua y energía hasta combatir el cambio climático y promocionar la paz.

La cuestión de las rentabilidades sigue ahí. Hay, desde luego, (grupos de) inversores que están dispuestos y pueden anteponer las buenas causas que defienden a las rentabilidades. Sin embargo, esto no aplica a la mayoría de los inversores. La buena noticia es que, según un estudio de la GIIN, la mayoría de los inversores de impacto – más del 90%– afirmó que se habían cumplido o excedido sus expectativas de rentabilidad. Esto demuestra que las inversiones orientadas al impacto pueden cerrar la brecha entre las buenas causas y las rentabilidades.

En el presente, el mercado para dichas inversiones sigue siendo comparativamente pequeño: según las estimaciones de la GIIN, a finales de 2018 el tamaño del mercado era ligeramente superior a 500.000 millones de dólares en todo el mundo. Si se añaden los bonos verdes, que no están incluidos en esta cifra debido a su carácter de instrumento de financiación corporativa (y no de inversión) y debido a que con frecuencia no cumplen del todo con los criterios de intencionalidad y, sobre todo, de causalidad, se llega a ligeramente más del doble de esta cantidad, 1,1 billones de dólares. Esto supone menos de un uno por ciento del total de la capitalización del mercado global de renta fija y renta variable. Sin embargo, el volumen ha crecido rápidamente en los últimos años. Y, aún más importante, el potencial es inmenso. La propia ONU asume que para cumplir los 17 SDG en 2030, será necesario invertir varios billones de euros. Es imposible para el sector público hacerlo por sí mismo, es indispensable el compromiso del sector privado.

Debido a este potencial de crecimiento, es esencial establecer estándares elevados para las inversiones de impacto “real”, como los mencionados anteriormente, para minimizar el riesgo de “ecopostureo” (o “greenwashing”). En un entorno tan dinámico, existe el peligro de que las inversiones tradicionales puedan simplemente etiquetarse como “inversiones de impacto” para beneficiarse de sus atributos positivos y buena imagen. Así, se corre el riesgo de decepcionar a los inversores; en el peor escenario, toda una clase de activos y estrategias podría quedar desacreditada ante el cliente. Para impedir esto, no deberían hacerse concesiones en la selección de los objetivos de inversión y en los criterios de cuantificabilidad y transparencia.

¿Cómo puede implementarse esto en términos concretos? Veamos algunos ejemplos: tras lanzar tres fondos para invertir en energías renovables que se cerraron con éxito, Allianz Global Investors lanzó este verano el fondo Allianz Impact Investment Fund (AIIF), sólo para inversores institucionales. Este fondo invierte en renta variable y deuda de proyectos y compañías que tienen una variedad de impactos medioambientales y/o sociales. Además de los análisis financieros estándar, al fijar los objetivos de inversión se incluyen indicadores clave (KPIs) frente a los que se pueden medir los efectos de forma constante, y se establece la forma y frecuencia en que se debe proporcionar la información extra financiera. La gama de posibles proyectos es amplia: desde microfinanzas y vivienda social a agricultura sostenible, reforestación y eficiencia energética.

Desde la perspectiva de los inversores institucionales europeos que deben cumplir con Solvencia II, hay una faceta adicional interesante: con su foco en las inversiones de impacto en los países de la OCDE, el fondo intenta lograr una rentabilidad ajustada a riesgo que también sea atractiva desde una perspectiva de consumo de capital. Con un plazo de diez años, más una opción de ampliación de dos años, puede también contribuir a la gestión de activos y pasivos.

Para apoyar inversiones de impacto en los mercados emergentes, que se necesitan de manera urgente, es importante movilizar el capital de inversores privados regulados, como las compañías de seguros o los fondos de pensiones. Una forma viable de hacerlo son las asociaciones (de inversión) público-privada, conocidas a menudo en el sector como “financiación mixta” y un área donde Allianz Global Investors se ha convertido en un auténtico líder. Asociarse con instituciones públicas reduce el riesgo de inversión y los costes de capital de solvencia para los inversores privados. Un ejemplo de este tipo de proyecto es la iniciativa Africa Grow, anunciada en Alemania a mediados de noviembre. Dentro de esta iniciativa, un vehículo de fondo de fondos invierte dinero del Ministerio Federal Alemán de Cooperación y Desarrollo, KfW DEG y Allianz en fondos privados de venture capital de África. Estos, a su vez, financian pequeñas y medianas empresas y start ups africanas, promocionando así el desarrollo social y ecológico.

Algunos pueden preguntar ahora de qué oportunidades de inversión disponen los inversores particulares. Debido a sus características – fondos de capital cerrado, vencimientos largos – los vehículos descritos anteriormente no están abiertos a las inversiones directas de inversores particulares. Sin embargo, este grupo de inversores tiene a su disposición, por ejemplo, entrar en el mercado de bonos verdes. Los bonos verdes son bonos emitidos por compañías o instituciones públicas para financiar proyectos medioambientales bien definidos y que están sujetos a unos estrictos requisitos de transparencia y de reporting: los Principios de Bonos Verdes de la International Capital Market Association (ICMA).  

En resumen, mirando a las inversiones de impacto, la inmensa necesidad mundial de financiación se está encontrando con una disposición a invertir cada vez mayor, no sólo para generar rentabilidades aceptables sino también para conseguir un impacto positivo. Esto está sucediendo en un momento en el que cada vez más compañías reconocen la necesidad de asumir responsabilidad ante el conjunto de la sociedad, además de perseguir sus propios intereses y los de sus accionistas. Por lo tanto, cada vez se van a integrar más las consideraciones de impacto en todas las decisiones de inversión. Mirando hacia el futuro, las inversiones de impacto pueden por lo tanto impactar la propia inversión, con el potencial de convertirse en el segmento de inversión del futuro.

Tribuna de Barbara Rupf Bee, responsable para EMEA de Allianz Global Investors.

Crédito emergente de calidad con UBAM

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Pixabay CC0 Public Domain. Crédito emergente de calidad con UBAM

Los inversores en renta fija a la caza de rentabilidad no tienen un objetivo fácil, pero hay alternativas que pueden ofrecer un buen nivel de rendimientos, sin necesariamente asumir un riesgo elevado. Entre ellas los bonos corporativos de los mercados emergentes.

Considerando los bajos niveles de los tipos de interés en los mercados desarrollados, los bonos corporativos de los mercados emergentes brindan la posibilidad de obtener rendimientos positivos, ajustados por riesgo. Si bien es cierto que es necesario ser selectivo, evaluando cuidadosamente factores como riesgo país y calificación de emisor y emisión y comparando los diferenciales, de forma que se seleccionen los que mayor margen ofrecen respecto a otros países o compañías con calificación crediticia similar.

Entre los fondos de la categoría VDOS de renta fija internacional emergentes que invierten en este tipo de activo, la clase IPC en dólares de UBAM – Emerging Market Corporate Bond es uno de los de menor riesgo medido por volatilidad en el año (4,91%) con una rentabilidad del 14,83%. 

Denominado en dólares, invierte sus activos netos principalmente en bonos emitidos por empresas domiciliadas en países emergentes, o que estén directa o indirectamente vinculados a países emergentes. Las inversiones corresponderán principalmente a emisiones denominadas en divisas de países de la OCDE. Toma como referencia el índice JPMorgan Corporate EMBI Diversified Composite EUR.

El fondo se gestiona activamente, en base a criterios fundamentales que combinan un enfoque top-down que analiza el entorno macro global y la selección de activos por país, con un enfoque bottom-up por el que se analiza cada título individualmente. Liquidez y diversificación son considerados elementos imprescindibles para ayudar a limitar el riesgo idiosincrático.

El equipo gestor está integrado por 11 personas, incluyendo tres gestores, cuatro analistas de crédito especializados por zonas geográficas y un estratega macro. A ellos se suman dos miembros que encabezan los equipos de control de riesgo y trading. Por último, hay una especialista de producto que ha sido a su vez gestora y analista macro en otras entidades. El gestor principal es Denis Girault. Con 28 años de experiencia en la gestión de activos, se incorporó a UBP en el año 2007, procedente de Barclays Capital. Denis ha sido también analista de crédito y ha trabajado para Merrill Lynch y Moody’s, entre otros. 

El equipo sigue un proceso de construcción de cartera basado en tres pasos, dos primeros top-down y un último paso bottom-up.

El primer paso consiste en identificar y cuantificar las tendencias macro globales. Esto da al equipo las principales métricas sobre las que se construirá la cartera, como duración, diferencial, calidad crediticia o peso en materias primas. Este proceso se revisa semanalmente.

El segundo paso es asignar una puntuación cuantitativa a cada país. Para ello se analizan factores tanto cuantitativos como cualitativos, correspondiendo un 70% de la puntuación a los cuantitativos y un 30% a los cualitativos. Se miden factores cuantitativos como crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB), déficit por cuenta corriente o ratio de deuda externa/PIB. El 30% cualitativo se mide a partir de factores como políticas fiscal y monetaria o historial de solvencia. La puntuación asignada varía entre 1 (más débil) y 6 (más fuerte). Como resultado, el equipo inversor obtiene unos límites de inversión mínimos y máximos por país, que se revisan mensualmente.

El tercer paso es un análisis de crédito que asigna un rating, o puntuación, interno de UBP a cada emisión. Este rating se compara con el rating medio del mercado y con el rating al que equivaldría el rango de precios en los que está cotizando cada título. Este paso también se revisa mensualmente.

Los tres pasos anteriores dan como resultado una cartera invertible a la que se aplican finalmente filtros de liquidez y diversificación para obtener la cartera final.

La cartera resultante incluye entre sus mayores posiciones emisiones de BATELCO INT FIN NO 1 LTD BATELC 4 1/4 05/01/20 (2,46%), BNQ CEN TUNISIA INT BOND BTUN 6 3/8 07/15/26 (2,07%), EMIRATES NBD BANK PJSC EBIUH 6 1/8 PERP (2,03%), STILLWATER MINING CO SGLSJ 6 1/8 06/27/22 (1,97%), y PTEROSAUR CAPITAL CO LTD JINJII 1 09/25/24 (1,96%). Por tipo de activo, un 74% corresponde a deuda corporativa, un 21,90% a deuda cuasi soberana, un 3,80% a deuda soberana, un 0,6% a deuda supranacional y el resto a liquidez. Por sector, financiero (18%) TMT (16%), metales y minería (15%), utilities (11%) y consumo (10%) representan los mayores pesos en la cartera.

La evolución por rentabilidad del fondo lo sitúa en el primer quintil durante 2015 y 2018, batiendo al índice de su categoría durante 2016 y 2019. A tres años, registra un dato de volatilidad del 7,76% que se reduce hasta el 4,91% en el último periodo anual, situándose entre los mejores de su categoría por este concepto, en el quintil cinco. También a un año su Sharpe es de 3,06, siendo su tracking error respecto al índice de su categoría del 5,08%. Aplica a sus partícipes hasta un 0,50% de comisión fija y hasta un 3% de comisión de depósito, además de una comisión variable del 20% sobre resultados positivos del fondo respecto a su índice de referencia.

El equipo gestor cree que los fundamentales de los mercados emergentes han mejorado notablemente en los últimos años, particularmente en el sector corporativo, y especialmente en la relación deuda/EBITDA y en la mayor facilidad para atender los pagos. Los recortes de tipos en EE.UU. y en sus propias economías, sin duda han contribuido enormemente a esta mejora, lo que les ha permitido refinanciarse a menores costes y a plazos más largos.

La deuda corporativa emergente se ve favorecida en el entorno de bajos tipos globales, ya que ofrece mayores cupones y mayores retornos potenciales, sin necesidad de incrementar significativamente los riesgos de crédito y de tipos de interés.

A nivel sectorial, el equipo gestor está analizando el sector relacionado con el oro buscando aquellos títulos que podrían verse beneficiados del alza de precios de este metal, típicamente asociado al entorno de bajos tipos y dólar fuerte, pero con perspectivas de debilitarse en el medio plazo. Los mayores riesgos los ven en una ralentización superior a la prevista en las economías de EE.UU. y China, así como en un cambio demasiado radical en sus políticas fiscales, que podrían provocar una fuerte positivización de la curva de tipos norteamericana, con el consiguiente impacto negativo en la mayor parte de la deuda global.

Por su excelente evolución por rentabilidad respecto al riesgo incurrido, medido por su volatilidad, en el último periodo de tres años, el fondo obtiene la calificación cinco estrellas de VDOS.

Tribuna de Paula Mercado, directora de Análisis de VDOS

¿Qué probabilidades hay de que haya una recesión a escala mundial?

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CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Terry Vlisidis. Foto: Terry Vlisidis

Ante la amenaza del Brexit y toda la incertidumbre que trae consigo, el Reino Unido bien podría entrar en recesión. De hecho, el descenso del PIB del país y las oleadas de despidos a gran escala, que han contribuido a la preocupación pública sobre el estado de la economía británica, sugieren que el Reino Unido podría estar entrando en recesión técnica.

Una recesión suele definirse como la contracción de la economía durante al menos dos trimestres consecutivos. La duración media de una recesión es de un año y medio; teniendo en cuenta que un ciclo empresarial completo dura aproximadamente 4,7 años y que la última recesión mundial terminó en 2009, podría argumentarse que es algo que ya tenía que haberse producido. Los temores en el Reino Unido se han visto intensificados por el hecho de que el crecimiento del PIB británico fue negativo en el segundo trimestre del 2019, que constituyó la primera contracción desde el cuarto trimestre de 2012. Si nos basamos en la definición técnica, el Reino Unido está a un trimestre de una recesión plena.

En nuestra opinión, si bien algunos mercados podrían presentar características claramente recesionistas, resulta poco probable que se produzca una recesión a escala mundial este año. La economía estadounidense mantiene su solidez, incluso en un momento en el que las economías europeas se encuentran en fases de contracción. Dicho esto, es totalmente posible que el Reino Unido entre en recesión técnica cuando se anuncien los datos del tercer trimestre en noviembre.

Podemos fijarnos en el tambaleante sector de servicios a modo de indicador clave sobre el actual estado económico. El sector representa alrededor del 80% de la economía británica, y en agosto se estancó de un modo sin precedentes. En vista del actual contexto político, parece que las empresas no están dispuestas a tomar decisiones de inversión de gran calado ante la falta de claridad sobre el Brexit y las posibles restricciones sobre las importaciones y exportaciones. La incertidumbre generalizada sobre el Brexit y la relación del Reino Unido con Europa también ha contribuido a la caída de los sectores nacionales de construcción y producción.

Los bancos centrales a escala mundial rondan la delgada línea que les separa del pánico de los inversores, en nuestra opinión. Hemos asistido a la aplicación de paquetes de estímulo en EE. UU. y Europa: tanto la Reserva Federal como el Banco Central Europeo han recurrido a políticas de flexibilización cuantitativa para impulsar sus respectivas economías. En el caso de EE. UU., el crecimiento del PIB ha mantenido su solidez y se ha situado en el 2,1% en el segundo trimestre de este año. El índice de precios al consumo, a menudo utilizado como un indicador de recesión, registró un incremento subyacente del 2,4% en los 12 meses previos a agosto. Con base en estos datos, no creemos que EE. UU. vaya a sufrir una recesión en el futuro próximo.

Además de estos datos optimistas en términos generales, consideramos que la confianza es mayoritariamente positiva fuera del Reino Unido. La resolución de la guerra comercial entre EE. UU. y China podría proporcionar un alivio adicional y propiciar un repunte en los mercados, especialmente en lo relativo a la curva de rendimientos estadounidense, ligeramente invertida. Si bien históricamente una curva invertida ha sido preludio de una recesión, esta vez esta idea se ve en cierto modo rebatida por unas tasas de empleo récord en EE. UU. y Europa (incluido el Reino Unido). Además, una curva de rendimientos invertida suele anteceder a una recesión entre 14 y 36 meses, lo que hace poco probable que se produzca una caída de la economía de forma inminente.

El clima internacional es ambiguo, pero creemos que el Reino Unido es la principal economía que sufre un riesgo inmediato de entrar en recesión. Las economías de mayor envergadura del mundo (EE. UU., China y Japón) han mantenido cierta solidez por el momento, especialmente la locomotora estadounidense. El Reino Unido, sin embargo, tiene el problema concreto de la parálisis del Brexit. Los consumidores muestran una mayor aversión al riesgo, mientras que las empresas no están dispuestas a invertir a gran escala en un contexto tan marcado por la ambigüedad y la falta de claridad sobre el resultado.

 

Columnna de opinión de Charles Hepworth, gestor de carteras de GAM Investments.

 

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Los datos contenidos en este documento tienen simplemente el objetivo de la información y no constituyen asesoramiento de inversión. Por la veracidad y exactitud del contenido de esta información se declina toda responsabilidad. Cualquier recomendación u opinión contenida en este documento puede cambiar y refleja el punto de vista de GAM en las actuales condiciones económicas. Se declina toda responsabilidad por la veracidad y exactitud de los datos. La rentabilidad pasada no es un indicador de la rentabilidad actual o futura.

Transformación digital: cuatro pasos para instalarse en la nueva normalidad

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Foto: needpix CC0. needpix

Si vamos a lo esencial, lo que está provocando una verdadera Transformación en el sector financiero tiene más que ver con antropología que con tecnología.

Para comprender esta (r)evolución es necesario centrarse en 4 pasos:

1 – Una nueva manera de Pensar – El Triángulo Virtuoso

Las Organizaciones más punteras diseñan su Estrategia desde el triángulo Empleado-Cliente-Comunidad, co-creando sus Curvas de Experiencia (o “journeys”) en un ejercicio de empatía tan rompedor como necesario.

e trata de aflorar Lo-Que-de-Verdad-Importa, buscar cómo se conectan los tres vértices, hacerse cargo de lo que no funciona y solucionarlo con velocidad ganando así su Preferencia.

Se trata de poner a los humanos en el centro de TODO.

2 – Una nueva manera de Hacer – Equipos “Donut” Ágiles

Pero para resolver con rapidez la rígida estructura matricial de una Organización Financiera ya no sirve. Del gran barco deben lanzarse Speed Boats hacia el horizonte.

Estos “equipos donut” (que rellenan su agujero con el triángulo virtuoso) rompen silos y favorecen una organización más líquida. Profesionales de diferentes departamentos y niveles, armados con metodologías para una innovación veloz y descentralizada, buscan soluciones coste-efectivas a las oportunidades detectadas.

Y en esos Speed Boats rigen nuevas dinámicas: las personas se imponen a los procesos, los entregables y prototipos a abstractos KPIs, las conversaciones constructivas a rígidos contratos y la improvisación inteligente a la planificación obsesiva.

3 – Una nueva manera de Relatar – Narrativa Corporativa

Cuando los Speed Boats hacen sus descubrimientos y llegan a islas vírgenes llenas de cocoteros, mangos, sirenas y sirenos es muy importante documentarlo y contarlo. Muchas veces la tentación es quedarse a vivir en la isla. Y es que volver al gran barco da pereza.

El viejo modelo “vamos-a-colgar-en-las-paredes-los-posters-con-nuestra-misión-visión-y-valores” está caduco. La distancia entre el mensaje aspiracional y la realidad de la cultura organizacional suele causar frustración y desapego. Lo que se comunica no es coherente con lo que se vive.

Por lo tanto, la nueva Narrativa Corporativa debe tejerse con los pedazos de Futuro que ya se están viviendo en el presente. En todas las empresas hay valientes embarcados en SpeedBoats. ¿Quiénes son?, ¿dónde están?, ¿qué proezas están consiguiendo? Ellos son los que inspirarán a los demás.

Y si no tienes equipos donut deberías crearlos ya mismo. Si no, un Futuro rabioso y hambriento os va a devorar.

4 – Una nueva manera de SER – Impacto Social

Una vez la Empresa piensa, hace y narra de manera diferente podemos decir que está dejando de ser lo que era para transformarse en algo nuevo.

Y este nuevo Ser se significa y se expresa con plenitud en contacto con la Sociedad. Los Estados están desbordados, los políticos ni saben ni quieren y los ciudadanos alzan la mirada al cielo en busca de una solución. Es hora de que las Empresas Financieras den su mejor cara y hagan de la Innovación Social su principal motor de progreso. Cada servicio, cada proceso, cada producto financiero debe ser diseñado para fomentar Sostenibilidad, Justicia e Igualdad.

Así que ha llegado el momento, es inevitable, es irrenunciable. Los accionistas, consejeros y top managers deben entender que para instalarse en la modernidad basta con asumir la Tendencia más poderosa: La Prosperidad de las Personas como Gran Propósito.

Los días 11, 12 y 13 de marzo de 2020, en Miami, Fl vamos a desarrollar una experiencia de aprendizaje transformadora con 40 Top Managers de empresas líderes. Más información aquí: Home | Miami Sprint Transformation – Mind the Gap

Are you in?

Columna de Mind the Gap Miami escrita por Sergi Corbeto & Sergio Masal

Dominan los CERPIs sobre los CKDs en el monto colocado en los últimos dos años

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Pixabay CC0 Public DomainFoto: MarcusWoeckel. MarcusWoeckel

En 2018 se colocaron un total de 38 CKDs (20) y CERPIS (18) que suman recursos comprometidos por 7.584 millones de dólares.  En 2019 (al 25 de noviembre), llevamos un total de 10 CKDs (4) y CERPIs (6) que suman 1.818 millones de dólares, lo cual muestra una sensible caída en monto y número respecto al año anterior.

El monto comprometido promedio de los últimos 5 años (2014-2018) ha sido de 3.697 millones de dólares por año, lo que significa que en 2018 se levantó poco más del doble que el promedio y en 2019 se lleva la mitad.

Mucha de la explicación del auge del 2018 obedece a que fue el año en vísperas de las elecciones presidenciales celebradas en julio de 2018 y que en enero de 2018 se permitió a los CERPIs invertir el 90% de los recursos globalmente dejando solo el 10% localmente. La caída en las emisiones de CKDs y CERPIs en 2019 se explica por el cambio en la administración donde los inversionistas institucionales están siendo más prudentes en nuevas inversiones en capital privado.

ckds y cerpis

Es importante mencionar que de estos recursos comprometidos solo el 27% (promedio de la suma de 2018 y 2019) ha sido llamado por los administradores de capital privado y el resto lo recibirán en los próximos años.

El valor total de los recursos comprometidos a través de CKDs y CERPIs suma 24.767 millones de dólares de los cuales 19.176 millones de dólares son CKDs y 5,590 millones de dólares son CERPIs lo que significa que, con tan solo dos años de haberse autorizado las inversiones globales para los CERPIs, ya representan el 23% de las inversiones en capital privado que refleja el notable interés de las Afores por diversificarse globalmente.

En cuanto al número de CKDs se puede observar que entre 2008-2014 no superó los 10 mientras que desde 2015 han sido de dos dígitos las emisiones que han fluctuado entre 15 su número más bajo hasta 38 el más alto el año pasado.

Actualmente los CKDs y los CERPIs son el 6,0% de los recursos que administran las AFOREs a valor de mercado, sin embargo, si se consideran los recursos comprometidos que se entregarán a los administradores de fondos de capital privado, el porcentaje casi se duplica para ubicarse en 11,3%.  El límite máximo que tienen las Afores para invertir en esta clase de activos es de 18% en promedio de acuerdo con los límites que tiene cada SIEFORE, lo que deja espacio para que siga creciendo la inversión en capital privado.

Con los números que se observan en 2019, hay que reconocer que los CERPIs están siendo una opción que está compitiendo con los CKDs.

Columna de Arturo Hanono

Actuar ya contra el cambio climático

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Foto cedidaJulien Bras, gestor del fondo Allianz Green Bond, y Christine Clet-Messadi, gestora del fondo Allianz Climate Transition . Allianz

En Allianz Global Investors entendemos que el cambio climático es el mayor reto al que nos enfrentamos en el siglo XXI. Estamos comprometidos a buscar soluciones a este problema y a impulsar la transición hacia un modelo energético y económico que sea compatible con la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Contamos ya con una serie de mandatos a medida para clientes institucionales y con varios vehículos alternativos que invierten directamente en energías renovables o en el desarrollo de infraestructuras que contribuyen a la transición hacia una economía baja en carbono.

En cuanto a fondos de inversión abiertos y disponibles para inversores particulares, en España tenemos registrados dos vehículos que invierten con el objetivo de, por un lado, conseguir una rentabilidad financiera atractiva para los clientes y, por otro, generar un impacto positivo que permita mitigar y revertir el cambio climático y contribuir a financiar la transición hacia una economía baja en emisiones de CO2.

Uno de los fondos es el Allianz Green Bond, un producto que invierte en el segmento de los bonos verdes. Se trata de una estrategia que busca financiar la transición hacia modelos de negocio y de producción de energía con menos emisiones de carbono. Afirmar que una inversión determinada tendrá un impacto positivo en la transición energética y climática no es suficiente. El impacto se debe demostrar o, mejor aún, cuantificar. Aunque existe un amplio consenso acerca de los indicadores más relevantes, especialmente para el cálculo de las emisiones de CO2 evitadas, no hay un indicador único aplicable a todos los tipos de proyectos y en todos los contextos.

Allianz

El fondo, que busca tener exposición total de su cartera a bonos verdes, favorece la inclusión de emisores corporativos frente a gubernamentales y también de lo que denomina modelos de transición, es decir, empresas que pueden aún no ser líderes de su sector en materia ambiental pero que están haciendo un esfuerzo demostrable y creíble hacia la transformación de su negocio para reducir de manera significativa sus emisiones y su impacto ambiental. Con esto se busca dar un impulso y acelerar el paso hacia una economía capaz de cumplir con los objetivos marcados en el Acuerdo de París. Nuestro objetivo es promover un futuro sostenible para la economía.

El 50% de la cartera está en emisores corporativos y, por tipo de proyecto financiado, los vinculados con las energías renovables son los que tienen mayor peso, ya que representan el 48% del total. Les siguen los relacionados con la eficiencia energética en edificios y construcciones (con un 17,5%), las soluciones de transporte menos contaminantes (con un 14%) y las de eficiencia energética (con casi un 9%).

El otro producto dedicado por entero a la lucha contra el cambio climático es el fondo Allianz Climate Transition, un producto de renta variable europea que se centra en apoyar a las empresas europeas que más y mejor contribuyen a solucionar el problema del calentamiento global. El fondo, además de aplicar el análisis financiero tradicional y ASG (ambiental, social y de buen gobierno corporativo), clasifica a las compañías según su perfil climático (a partir de un modelo de análisis propio) e invierte en tres tipos de empresas: las mejores soluciones (compañías que desarrollan y ofrecen respuestas innovadoras para contribuir a reducir los niveles de CO2); las mejores prácticas (los valores que son líderes de su sector en términos ambientales); y los mejores esfuerzos (empresas comprometidas con cambiar de modelo para reducir el impacto negativo que su actividad tiene sobre el clima).

Invertimos en compañías europeas comprometidas con la transición climática. Tenemos que luchar contra el cambio climático y queremos dar apoyo a las empresas que lideran esta transformación, bien porque están ya evolucionando hacia modelos de negocio de bajas emisiones de CO2 o porque ofrecen soluciones al problema.

La búsqueda de soluciones y el premiar a las empresas que están haciendo los mayores esfuerzos contribuye a que la cartera tenga un peso mayor que el índice en empresas de mediana y pequeña capitalización. En cuanto a sectores, no excluimos a priori a ningún sector concreto, porque entendemos que necesitamos que todas las actividades económicas se comprometan con el cambio. Lo que sí hacemos es excluir a las empresas con peor comportamiento ambiental dentro de cada sector y a las que no muestran disposición a cambiar.

Allianz

Resultados

En ambos casos, se trata de una temática de inversión que, por su propia naturaleza, invita a adoptar una visión de largo plazo. Los resultados de las dos estrategias, de momento, son muy alentadores. El fondo Allianz Green Bond, que cuenta ya con cuatro años de historia, obtiene una rentabilidad del 2,73% anualizada desde su lanzamiento (con datos a cierre de octubre para la clase institucional) y del 8% en lo que va de año. El fondo Allianz Climate Transition, creado hace más de cinco años, obtiene una rentabilidad del 8,89% anualizada en los últimos cinco para su clase institucional, frente al 6,01% del índice de referencia (MSCI Europe TR), con datos a cierre de agosto. En lo que va de año, el fondo obtiene una rentabilidad superior al 19% (con datos a cierre de octubre).

Los dos fondos siguen el proceso de inversión socialmente responsable de Allianz Global Investors. Se aplica un filtro previo de respeto de los derechos humanos (siguiendo los principios del Global Compact de Naciones Unidas) y algunas exclusiones generales (en actividades como armas, tabaco o extracción y uso de carbón).

Después, se utiliza una metodología interna de análisis a partir de más de 240 indicadores, con la que se otorga un rating propio en materia de sostenibilidad (para aspectos ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo) a unas 8.000 compañías y 175 emisores soberanos. A partir de este análisis, se elige a los mejores de cada sector (teniendo en cuenta siempre que se exige un rating mínimo para cada uno de los dominios o criterios ASG) y se deja un espacio también para los mejores esfuerzos, empresas que sin ser aún las mejores de su clase, muestran un compromiso creíble de mejora. En todas nuestras estrategias, el diálogo activo con las compañías y la política activa de voto son dos palancas adicionales en todo este proceso.

Impacto medible

En el caso del Allianz Green Bond, por cada millón de euros invertido en el fondo, se calcula que se logra generar 397 megavatios-hora de energía renovable o evitar la emisión de 969 toneladas de CO2 durante un año.  En el fondo Allianz Climate Transition, por su parte, la emisión de CO2 de las compañías en cartera es aproximadamente tres veces más baja que las del índice general, y eso se logra sin excluir de entrada a ninguno de los sectores más contaminantes. Es importante recalcar, en cualquier caso, que el objetivo del fondo no es optimizar la cartera para tener una baja huella de carbono de forma inmediata, sino generar un impacto positivo a largo plazo. 

Los fondos son solo parte de nuestra estrategia global de lucha contra el cambio climático. Allianz Global Investors es miembro fundador de la “Iniciativa para el liderazgo en materia de Financiación Climática”, impulsada por la ONU, cuyo objetivo es movilizar el capital privado para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. Esta iniciativa, liderada por Michael Bloomberg, Enviado Especial para el Clima del secretario general de la ONU, trabaja para impulsar la transición hacia un modelo energético más limpio.

El grupo ha presentado su primer informe el mes pasado a las Naciones Unidas. En él se recogen los principales retos a los que se enfrenta la financiación de la transición energética, se destacan casos de buenas prácticas y se hacen recomendaciones para alcanzar el objetivo de reducción de gases de efecto invernadero, con el foco puesto en ayudar, particularmente, a la transición en los países emergentes.

Allianz Global Investors promueve también la búsqueda de soluciones de inversión para financiar la transición energética a través de diversas iniciativas en las que participa, como son el Grupo de Inversores Institucionales contra el Cambio Climático (IIGCC, por sus siglas en inglés); el Carbon Disclosure Project; los Principios de Inversión Responsable (PRI, por sus siglas en inglés, en los que, por tercer año consecutivo, ha obtenido la máxima calificación de A+); el grupo Climate Action 100+; o la Red Global para la Inversión de Impacto (GIIN, por sus siglas en inglés), entre otras. Por su parte, nuestra matriz, Allianz SE, forma parte del grupo ‘Net-Zero Asset Owner Alliance’, que establece el compromiso de que, para 2050, todas sus carteras de inversión sean neutrales en cuanto a emisión de gases de efecto invernadero.

Allianz Global Investors (al igual que todo el grupo Allianz) es una empresa 100% neutral en emisiones de carbono desde 2012. No sólo compensa sus emisiones, sino que ofrece también a los clientes la posibilidad de ayudarles a compensar las suyas mediante la inversión en proyectos como el de la reserva forestal de Rimba Raya en la parte indonesia de la isla de Borneo, que es además un importante refugio de orangutanes.

Otro frente importante desde el punto de vista corporativo es la lucha contra la contaminación por plástico de los océanos. Por eso ha cerrado un acuerdo de colaboración para los próximos cinco años con la ONG The SeaCleaners, con el objetivo de contribuir a la limpieza de los mares.

 

Tribuna de Christine Clet-Messadi, gestora del fondo Allianz Climate Transition y de Julien Bras, gestor del fondo Allianz Green Bond

¿Recoger beneficios o mantener la inversión?

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Pixabay CC0 Public Domain. ¿Recoger beneficios o mantener la inversión?

Cuando los mercados de renta variable han avanzado un 20% de media en todo el mundo y todas las clases de activos registran rentabilidades positivas, surge la eterna pregunta: ¿Y ahora qué? ¿Recoger beneficios o mantener la inversión?

Mientras que los indicadores de actividad parecen estabilizarse tanto en China como en Estados Unidos o en Europa, los mercados podrían tener dificultades para afrontar lo que parece ser el fin de un ciclo de relajación monetaria sin precedentes. El mercado tendrá que lidiar con las persistentes disparidades de relajación en los países desarrollados y emergentes (30 puntos básicos adicionales de la Fed, 10 puntos básicos del BCE, etc.) y la realidad de las decisiones de los bancos centrales. Una vuelta a cero de las previsiones probablemente provocaría un repunte de los tipos a largo plazo y, por tanto, pérdidas de capital en la deuda pública.

La solidez del mercado laboral y la subida del índice ISM industrial constituyen una prueba adicional de que la economía estadounidense mantiene su buena forma. Si, como prevemos, el crecimiento mundial se estabiliza o incluso se acelera ligeramente (entre un 3% y un 3,4%) ya no será necesario bajar los tipos oficiales. Además, los bancos centrales están sin aliento y consideran que la política monetaria ya no puede seguir respaldando el crecimiento como en el pasado. Por tanto, en caso de dificultades, habrá que accionar las palancas de la política fiscal o presupuestaria. Es lo que podría suceder en 2020.

Por otra parte, a nivel microeconómico, en EE.UU. los resultados del tercer trimestre sorprendieron al alza (4,86% de sorpresas positivas). En Europa, en general se cumplieron las expectativas, bien es verdad que después de una importante revisión a la baja. Las empresas deberían beneficiarse de las mejores perspectivas de crecimiento, la relajación monetaria y la reducción de las tensiones comerciales.  

Las empresas sensibles a las variaciones cíclicas y los valores de mediana capitalización deberían ser los principales beneficiarios de esta tendencia a corto plazo. No obstante, las previsiones de los analistas siguen siendo mucho más elevadas y deberían frenar las rentabilidades resultantes del crecimiento del beneficio por acción. Por tanto, más que una gran dinámica de resultados, cabe esperar un crecimiento de los múltiplos de valoraciones (es decir, una reducción de la prima de riesgo) y unos índices de dividendos más elevados.

Con respecto a los flujos, el hecho es evidente: nunca antes un rally así había venido acompañado de tantas salidas de capitales de los fondos de renta variable. En caso de repunte de los indicadores económicos y una nueva reducción de los riesgos políticos, la subida podría sustentarse en una vuelta de los inversores, especialmente los institucionales.

Para las valoraciones, lo más fuerte es la incertidumbre. Por eso no resuelve la incógnita sobre lo caros o lo baratos que están los activos. Entre los valores cotizados, solo las acciones contienen valor, con unos rendimientos implícitos de casi un 7% en un entorno de tipos nulos o incluso negativos. El crédito puede ser una alternativa de carry interesante, aunque las primas parecen ofrecer menos valor absoluto y relativo.

Tribuna de Laurent Denize, co- CIO de ODDO BHF Asset Management.