Nuevos desafíos de ciberseguridad en el sector financiero mexicano

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La era de las aplicaciones llegó para quedarse, impactando a todas las empresas y negocios sin importar la industria a la que pertenezcan. El mundo de las finanzas por cierto que no está ajeno a este fenómeno. El manejo de ellas y las apps que se ocupan para su gestión, han traído incontables beneficios, pero también supone genera desafíos de ciberseguridad. Por lo mismo, las instituciones financieras están en el centro de las conversaciones estratégicas del sector comercial y bancario.

En este contexto, México ha realizado avances significativos, como por ejemplo la implementación del nuevo Sistema de Pagos Electrónicos (SPEI), que el Banco de México (Banxico) prepara para aplicar en su totalidad a 2023. Este nuevo sistema, también conocido como SPEI 2, es resultado de la vulnerabilidad que existía y que permitió los ataques informáticos durante 2018, lo que comprometieron de manera grave la seguridad del sector financiero. Así, el objetivo de este nuevo SPEI es por cierto incrementar la seguridad en las transacciones electrónicas e incluir más funciones, para estar acorde a la evolución de la banca mexicana, así como de las nuevas amenazas tecnológicas.

Es que el asunto fue noticia y se analizó más allá de la frontera del país. La Organización de los Estados Americanos (OEA) en su reporte Estados de la ciberseguridad en el Sistema Financiero Mexicano de 2019, indicó que, de 240 entidades financieras mexicanas, 43% sufrieron incidentes cibernéticos en 2018. Es más: de estas, un 56% no reportó el ataque ante las autoridades, por lo que la cifra de usuarios víctima del cibercrimen alcanzó los 14.3 millones de personas, lo que representa al 31% del total de clientes. Esto sin contar que el costo monetario de dichos ciberataques llegó aproximadamente a los $107 millones de dólares.

En F5 hemos comprobado que a medida que las instituciones mejoran la seguridad de sus aplicaciones, en todos sus procesos y de manera interconectada, se vuelve más difícil para el crimen cibernético acceder a las empresas. Por lo mismo, es necesario un control integral que incluya personas, procesos y tecnología, que apunten a minimizar riesgos.

En las instituciones del sector financiero de América Latina, las tendencias tecnológicas más comunes son las ofertas de servicios en dispositivos móviles; acceso a WiFi en las sucursales, y la habilitación de dispositivos móviles como medio de pago. Para todas ellas, la banca tiene que estar preparada para ser capaz de proveer servicios que incluyan: 

•          Soluciones integradas

•          Mayor visibilidad en seguridad

•          Servicios protegidos en la nube 

•          Rapidez para adaptarse ante nuevas regulaciones y sistemas

Las soluciones de seguridad de F5 entregan una arquitectura flexible y ampliable, necesaria para distribuir aplicaciones con rapidez y seguridad, no importando dónde esté la persona o el dispositivo mediante el cual se conecta. Estas incluyen servicios de aplicaciones, que permiten fluidez y capacidad de ampliación; gestión en la nube, que elimina los silos de identidad; migración a la nube, con cero complicaciones de gestión; protección contra DDos, a fin de proteger los activos más importantes, y ampliación inteligente de DNS, esencial para la disponibilidad o accesibilidad, principio clave de seguridad informática.

Es importante recordar que los usuarios son también parte fundamental a la hora de proteger sus propios datos y dinero, al realizar transacciones en línea. Para ello, nunca olvidar que tener una contraseña robusta, evitar acceder a enlaces sospechosos (que puede ser phishing) o utilizar accesos seguros, son medidas básicas y simples que pueden ahorrar más de un dolor de cabeza posterior.

 

Por Carlos Ortiz, Country Manager de F5 Networks en México

 

Fondo de bonos verdes, con NN Investment Partners

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Pixabay CC0 Public Domain. Fondo de "bonos verdes", con NN Investment Partners

Si bien se ha experimentado un notable aumento de interés en los bonos verdes, su volumen de emisiones sigue siendo bastante inferior a lo que se necesitaría para financiar la transición a una economía baja en carbono. Las emisiones han crecido de manera impresionante, pero hay espacio para más. Es necesario incrementar la transparencia para tranquilizar a los inversores y se necesitan incentivos para que el mercado de bonos verdes crezca. 

Los bonos verdes se emiten específicamente para ser utilizados en proyectos relacionados con el clima y el medio ambiente. Suelen estar referenciados a otros activos y garantizados por el balance del emisor.

Durante 2018, la emisión de bonos verdes ascendió a más de 170.000 millones de dólares y el total de este año podría alcanzar unos 200.000 millones. Si ese ritmo de emisión puede mantenerse en los próximos cinco años, el stock mundial de bonos verdes ascendería a 1,5 billones de dólares para 2024. Si bien es un crecimiento impresionante, si se compara con el volumen total de valores de renta fija en todo el mundo, supone un modesto 1,50%. 

Son varios los fondos que invierten su cartera en bonos verdes. De este grupo de fondos, NN (L) Green Bond es el más rentable en el año, con una revalorización del 8,21% en su clase I de capitalización en euros. Es el mayor fondo de bonos verdes del mercado, con más de 1.000 millones de euros en activos bajo gestión y el primer fondo de bonos verdes que vincula sus inversiones con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)de las Naciones Unidas.

NN Investment Partners es pionera en invertir siguiendo los criterios ASG (ambientales, sociales y de gobernanza). Lanzaron su primer fondo ISR (inversión socialmente responsable) de renta variable en el año 2000 y de renta fija en 2007. Gestionan 18.700 millones de euros en estrategias específicas centradas en la inversión sostenible y de impacto.

La cartera de NN (L) Greeen Bond invierte en bonos verdes de elevada calidad crediticia (entre AAA y BBB-) principalmente denominados en euros. Puede invertir hasta el 10% en deuda con mayor nivel de riesgo (calificación inferior a BBB-). A fin de determinar que el universo de inversión cumple los requisitos definidos por el equipo gestor, comprueban que los bonos seleccionados reúnan los principios aplicables a bonos verdes que formula la International Capital Market Association. 

La selección de empresas emisoras se lleva a cabo mediante un análisis excluyente, excluyéndose aquellos emisores con problemas graves y de tipo estructural, que sean controvertidos desde el punto de vista del medio ambiente. La gestión del fondo se propone como objetivo batir a su índice de referencia, Bloomberg Barclays MSCI Euro Green Bond Index. 

El equipo gestor cuenta con el apoyo del equipo de renta fija y otros equipos de Inversión en crédito y de análisis macroeconómico, además de un gestor de carteras con dilatada experiencia y de otros equipos de diferentes estrategias de la gestora, incluyendo el equipo de impacto de renta variable. 

El gestor principal de la estrategia de bonos verdes desde 2016 es Bram Bos, miembro del Comité de dirección de renta fija de los UN PRI (Principios de Inversión Responsable de las Naciones Unidas) desde 2014. Con anterioridad fue gestor senior de carteras de deuda soberana de NN Investment Partners. Fue también gestor senior de renta fija en Univest Company, director ejecutivo en Nomura Singapore, gestor senior en APG, gestor senior de divisas y estrategia en Fullerton Fund Management y gestor de divisas en ABP. Bram se encargó también de la integración de los criterios ASG en las carteras de renta fija. Cuenta con una licenciatura FBA y es Máster en Economía por la Universidad de Rotterdam.

Para la identificación del universo invertible se sigue un enfoque en tres pasos, partiendo inicialmente de las emisiones que cumplen con los Green Bond Principles de 2019 y con los requerimientos de transparencia y gobernanza, lo que les sirve de base para generar una valoración propia. En una segunda fase, se excluyen los sectores y proyectos con controversias, de acuerdo con la taxonomía del Climate Bond Initiative (CBI).

A partir del universo resultante, tras aplicar los filtros anteriores, se analiza el emisor por su calificación en cuanto a sostenibilidad y en cuanto a controversias de sostenibilidad, así como el grado de compromiso del emisor. Los resultados obtenidos se confirman con los equipos de bonos verdes y de inversión responsable, además de con una verificación externa por parte de Novethic y su etiquetado GreenFin Label.

Una vez que el universo elegible queda determinado, tras una estricta identificación de bonos verdes, se combina el análisis sobre emisores específicos de bonos con un análisis de mercado más amplio para construir la cartera óptima. Su objetivo es aprovechar las diferencias en las valoraciones de los emisores de bonos verdes dentro de cada sector y las diferencias en las valoraciones entre sectores y diferentes segmentos de calidad. Dado que el riesgo específico del emisor es un importante impulsor del rendimiento, someten a todos los emisores en el universo invertible a un análisis en profundidad de riesgo financiero y empresarial.

Actualmente, tienen 154 bonos verdes de 94 emisores diferentes en tres divisas distintas. No tienen ningún bono que no sea verde en la cartera. Entre sus mayores posiciones se incluyen emisiones del Gobierno de Francia, 1.750%-2039/06/25 (9,72%); Reino de Bélgica, 1.250%-2033/04/22 (3,29%) ; Gobierno de Holanda 0.500%-2040/011/5 (2,37%); Tesoro de Irlanda, 1.35%-2031; Regs, 1.350%-2031/03/18 (1,87%); y Banco Bilbao Vizcaya Argentaria MTN Regs, 1.000%-2026/06/21 (1,49%). Por sector, las emisiones no garantizadas suponen un 24,56% de la cartera, un 17,25%, los títulos del Tesoro, un 17,15% las emisiones de banca, un 10,11% las eléctricas y un 6,73% las emisiones supranacionales. Por país, Francia (23,71%), Países Bajos (14,65%), España (12,26%), Alemania (9,97%) y supranacionales (6,73%) representan las mayores ponderaciones.

La historia de rentabilidades del fondo lo posiciona entre los mejores de su categoría, en el primer quintil, durante 2017, 2018 y 2019. A tres años, registra un dato de volatilidad del 3,39% y del 4,28% a un año. También a un año, su Sharpe es de 2,15 y su tracking error, respecto al índice de su categoría, del 1,95%. La suscripción de la clase I de capitalización en euros del fondo requiere una aportación mínima de 250.000 euros. Cuenta también con una clase R, sin requerimiento mínimo de aportación inicial, que aplica una comisión fija del 0,35%.

De acuerdo con el equipo gestor, las perspectivas futuras de crecimiento mundial siguen siendo inciertas. A principios de año los mercados esperaban un repunte de los datos económicos para el segundo semestre, pero las incertidumbres que han estado pesando sobre la economía, como el conflicto comercial entre Estados Unidos y China, continúan siendo una preocupación en el corto plazo. En Europa, hemos visto cierta estabilización en los datos macro recientemente, pero a un nivel muy tenue. 

Los bancos centrales han suavizado su política monetaria, con la Fed estadounidense aplicando tres recortes de tipos durante los últimos 4 meses y el BCE recortando también los tipos de interés y poniendo en marcha un programa de compra de activos, en respuesta al deterioro de los datos económicos.

En términos de tendencias fundamentales, el actual entorno macro está llevando a un modesto aumento del apalancamiento en los sectores más cíclicos. Sin embargo, el equipo gestor mantiene su expectativa en cuanto a una tendencia de apalancamiento europea estable en general, especialmente en los sectores no cíclicos, donde la gestión financiera de las empresas ha continuado siendo conservadora. 

Por su positiva evolución por rentabilidad, especialmente en el último periodo de tres años, respecto a la volatilidad incurrida, NN (L) Green Bond obtiene la calificación cinco estrellas de VDOS en su clase I de capitalización en euros.

Tribuna de Paula Mercado, directora de análisis de VDOS

El renacer de la inversión value

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América Latina atrajo inversiones netas de 6.200 millones de dólares en el mercado accionario y de 1.700 millones de dólares en el mercado de renta fija.
Foto cedidaAmérica Latina atrajo inversiones netas de 6.200 millones de dólares en el mercado accionario y de 1.700 millones de dólares en el mercado de renta fija.. América Latina atrajo inversiones netas de 6.200 millones de dólares en el mercado accionario y de 1.700 millones de dólares en el mercado de renta fija.

La enorme divergencia entre crecimiento y valor indica que ya se ha alcanzado el punto de inflexión. En este sentido, las empresas infravaloradas pero rentables con un modelo de negocio robusto deberían volver a revalorizarse en el mercado. Además, creemos que los temores a una recesión son exagerados, aunque se puede suponer que la economía seguirá mostrando debilidad durante algún tiempo.

Las acciones de valor (value), que en el pasado fueron castigadas y quedaron a la sombra de empresas de enorme crecimiento, podrían revivir en un futuro próximo. En este sentido, los perdedores de ayer podrían ser, sin duda, los ganadores del mañana. El potencial de estas empresas value se ha visto despreciado por el empeoramiento de algunas previsiones económicas, la guerra comercial o el aún no resuelto Brexit. Sin embargo, si bien esperamos que la economía europea se estanque durante algún tiempo, no creemos que llegue una recesión de gran alcance.

En este contexto, las empresas rentables y bien posicionadas deberían volver a ser el centro de atención en el mercado. Las esperanzas de un renacer de las acciones value están aumentando, especialmente porque ahora se está pagando demasiado por las empresas de supuesto alto crecimiento (empresas growth) y la diferencia de valoración entre estas acciones de crecimiento y las de valor es enorme.  La tendencia en contra ya ha comenzado, aunque el mercado en su conjunto aún no refleja plenamente esta evolución. Por otro lado, esperamos un impulso relativamente menor de las acciones defensivas de calidad en los próximos trimestres.

En vista de este escenario, podría tener sentido nadar a contracorriente. Después de todo, las situaciones de incertidumbre ofrecen también buenas oportunidades de entrada. Esto se aplica en particular a las acciones que en el pasado han sido infraponderadas de forma injusta y que, por lo tanto, ahora pueden superar el rendimiento del mercado.

Tribuna de Olcherd Eichler, gestor de renta variable en Mainfirst

Los robots reemplazarán los salarios de Wall Street

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Pixabay CC0 Public Domain. ,,

Tras prestar testimonio ante el congreso de los EE.UU. el viernes pasado, el español Marcos López de Prado, profesor de Finanzas Cuantitativas de la Universidad de Cornell y ex Global Head of Machine Learning de AQR afirma: “Las tecnologías de Machine Learning aplicadas a Finanzas ponen en riesgo más de 6.14 millones de empleos financieros y de seguros a nivel global. En su gran mayoría perderán sus empleos, si bien no necesariamente por ser desplazados por las máquinas sino por no estar capacitados para trabajar con algoritmos.”

Considero que las afirmaciones de López de Prado son muy realistas, de hecho es una transformación que, en lo personal, he venido gestando desde hace ya más de 15 años tras especializarme y trabajar profesionalmente en la aplicación de Inteligencia Artificial, Machine Learning y Big Data a Mercados Financieros.

Ya en la década de los 80’s, George Soros describía los mercados como un ecosistema en donde coexisten, evolucionan y extinguen diversas especies. Ahora más que nunca, inmersos en la cuarta revolución industrial estamos frente a un rápido fenómeno de adopción de estas tecnologías frente a mercados cada vez más eficientes ante el fracaso de los métodos tradicionales de análisis técnico y fundamental. 

Lo que López de Prado refleja en su testimonio ante el congreso de los Estados Unidos no es más que un fiel reflejo de la teoría evolutiva de Charles Darwin, donde sólo las especies más adaptables sobrevivirán. Es por ello que, a nivel profesional y académico hace tiempo que venimos aconsejando a nuestros alumnos el reconsiderar carreras puramente administrativas en pro de formaciones con mayor contenido informático, y cuantitativo.  Latinoamérica tiene aún mucho por hacer a nivel de formación primaria y secundaria según nos indican resultados como por ejemplo los de las pruebas PISA.  Las habilidades cuantitativas serán en esta cuarta revolución industrial tan importantes como lo eran saber leer o escribir hace más de un siglo, (no en vano en inglés se ha acuñado el término “innumeracy”) para describir esta carencia formativa.  Los trabajadores, academia y por sobre todo la industria financiera son los responsables de su propio destino, parafraseando a Charles Darwin “se trata de adaptarse rápidamente o morir”.

A nivel de la Universidad Católica de Uruguay Business School ya hemos estado trabajando en dicho sentido, incorporando a la Maestría en Finanzas sendos cursos de Trading Algorítmico y Trading Cuantitativo así como Inteligencia Artificial y Machine Learning aplicadas a Finanzas.  Por otro lado, también hemos incorporado a nivel de la Maestría en Finanzas cursos de Gestión Cuantitativa de Portafolios, con un enfoque más cuantitativo que la tradicional Teoría Moderna de Portafolios de Markowitz dictada en las mayoría de las universidades, incorporando aspectos de Reinforcement Learning y métodos robustos de Asset Allocation. Debemos recordar que Harry Markowitz, premio Nóbel de economía desarrolló la misma en el año 1952, por lo que la misma muy poco tiene hoy en día de “moderna”.

A nivel de la Facultad de Ingeniería también hemos incorporado nuevas asignatura de Big Data y Tecnologías Emergentes. El foco está centrado sobre tecnologías de Big Data, Stream Processing, Computación Cuántica, y Deep Learning entre otras, muchas de las cuales presentan grandes ventajas con respecto a tecnologías tradicionales en cuanto a su aplicabilidad en el área financiera. En este sentido tenemos el deber de formar profesionales con una fuerte capacidad de adaptación a las nuevas tecnologías, hoy en día no basta con leer libros o acudir a clases, la actualización debe de ser permanente, es necesario seguir otras fuentes como ser los papers, patentes y asistir a eventos altamente especializados. 

Andrés Bagnasco, director del Certificado en Técnicas de Manejo de Inversiones de la Universidad Católica del Uruguay

¿Acaso los mercados no suelen defraudar las expectativas?

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Hace ya más de un año, el 19 de diciembre de 2018, el presidente del banco central estadounidense (Fed) actuaba como el hombre del saco, más que como Papá Noel: a pesar de unos mercados de capa caída y los tweets mordaces de Donald Trump, subía un cuarto de punto el tipo director de la Fed, por cuarta vez en el año. En aquel momento, el comité de política monetaria tenía previsto aumentar dos veces más su tipo de referencia en 2019. Sin embargo, la subida de diciembre de 2018 fue la última de la serie. Desde entonces, en vez de subirlos, ¡la Fed ha bajado tres veces sus tipos de referencia!

Desde su discurso del 4 de enero de 2019, Jérôme Powell modificaba su política monetaria en el sentido de una gran flexibilidad. Así ofrecía como aguinaldo a los inversores lo que les negaba en Navidad: un rally de valores casi ininterrumpido en 2019. Un rally tanto más notable puesto que ha aguantado bien frente a los ataques impulsados por Trump en su guerra comercial con China, con fuerte deterioro de la actividad industrial y la mediocridad de los beneficios por acciones en el S&P 500. Al pie del árbol de Navidad de los inversores en este final de 2019, Powell ofrece perspectivas de unos tipos de referencia estables en 2020. Los mercados están plenamente satisfechos.

Sin embargo, ¿quién nos asegura que las perspectivas de final de 2019 serán menos falsas que las de finales de 2018? ¿Acaso los mercados no suelen defraudar las expectativas? Al pie del árbol de Navidad se vislumbran algunos granitos de arena o regalos envenenados.

En primer lugar, el pleno empleo estadounidense, un regalo engorroso que, en general, es sinónimo de inflación. Pero «esta vez es diferente»: ya nadie espera realmente que haya inflación. El mercado, a través del contrato financiero «de 5 años a la inflación a 5 años», lo evalúa en torno al 2% durante largo tiempo. Sin embargo, el indicador de inflación Core CPI (índice básico de la inflación de los precios de consumo) se sitúa en el 2,3%, muy cerca de su récord de los últimos 10 años (2,4% registrado en agosto).

Y, desde hace más de un año, el crecimiento del salario estadounidense por hora supera el 3%. Por último, el petróleo crudo ya vale más de 60 dólares, con un aumento de casi el 60% en el año, tras haber sufrido, es cierto, ¡una violenta corrección a finales de 2018! También constatamos que, en los tres últimos meses, se ha producido un considerable repunte del tipo estadounidense a 10 años. Actualmente cercano al 1,90%, es verdad que se mantiene alejado del 3,2% alcanzado en el verano de 2018, pero muestra un claro incremento desde el nivel de 1,50% registrado en septiembre.

En la zona euro está más claro aún: nadie, excepto el BCE -que no es totalmente imparcial en este asunto- espera nada de dicha zona, que se percibe como en vías de japonificación. El mercado calcula en el 1,3% la inflación a largo plazo (a 5 años a la inflación a 5 años), y el BCE la estima en el 1,9%. Sin embargo, la tasa de desempleo baja continuamente, lo cual también debería sostener la inflación. Y ya se esbozan perspectivas de un repunte económico. De hecho, el tipo alemán a 10 años, que actualmente se sitúa en torno al -0,24%, ha remontado considerablemente desde el verano, a pesar de que en agosto de 2019 llegó al -0,71%.

Por último, existe al menos un banco central europeo que acaba de subir sus tipos: el Riksbank, en Suecia, que ha aumentado su tipo de referencia del -0,25% al 0%, poniendo fin a una política de tipos negativos que ha durado cinco años.

Todos estos elementos carecen de gravedad, pero convergen: los tipos parecen haber alcanzado un mínimo en el verano de 2019. Tienen buenas razones para remontar. Si esta tendencia se confirmase, apoyada en una normalización de la inflación, la Fed no tendría más remedio que reaccionar. Los valores, que apenas obedecen más que a dicho organismo, no escaparían a una corrección y, sobre todo, los más caros de ellos.

El Papá Powell volvería a convertirse en el hombre del saco, y viviríamos lo contrario de 2019. El “style value” -generalmente favorecido en caso de subida de los tipos-, podría recuperar el favor de los inversores.

Pero estamos lejos de ello. De momento, el mercado sigue creyendo en el Papá Noel del crecimiento moderado sin inflación. Después de todo, a menudo se ha mostrado generoso con los mercados. ¡Feliz Navidad, Papá Powell!

Columna de Olivier de Berranger, director de Gestión de Activos de La Financière de l’Echiquier

 

Récord histórico en las bolsas: ¿y ahora qué?

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Pixabay CC0 Public Domain. Récord histórico en las bolsas: ¿y ahora qué?

Terminando el año 2019, salimos de un año “diferente”. Desde nuestro punto de vista, complicado, aunque bueno en números. La renta variable ha tenido un recorrido fortísimo llegando a máximos históricos en las bolsas americanas y europeas, salvo el Ibex. Pero por el camino ha tenido varios traspiés muy agresivos y con mucha volatilidad.

El mercado sigue pendiente del acuerdo comercial entre China y Estados Unidos, el Brexit y aquí en casa, con la coalición de gobierno. Lo hemos vivido a golpe de tweet, de rumor, de vaivenes políticos que ha hecho que sea ciertamente difícil operar y seguir una estrategia clara, sobre todo generado por la incertidumbre y el miedo, siempre latente al comienzo de la recesión que nunca llega.

Desde A Global Flexible siempre buscamos alejarnos del riesgo, pero sin dejar de lado la oportunidad inversora. Hemos terminado el año en torno al 9%, hemos sabido capear el temporal y de cara a final de año hemos querido recoger los frutos y proteger el patrimonio de nuestros inversores.

Hay un dicho en la jerga de mercado, “que la última peseta se la lleve otro”, y así hemos protegido nuestros libros con bonos de gobierno italianos, españoles y alemanes en búsqueda de algo de rentabilidad. Con previsión de cara a final de año, una medida general en el mercado y también porque creemos que el final y comienzo de 2019/20 puede generar aún más estrechamientos en la curva de bonos.

Los bancos centrales siguen soportando el mercado interbancario, pero después de años donde han incrementado su balance con su política expansiva monetaria “no convencional” y el quantitative easing permanente, queda demostrado que “sólo” se ha logrado generar más deuda a base de liquidez. Por un lado, ha soportado la caída del sistema bancario y ha mejorado la refinanciación de la deuda, pero por otro, se ha incrementado tanto que la situación actual es un sobre endeudamiento que no está siendo efectivo ya que no consiguen que ese flujo llegue a la economía real.

Con el cambio de presidencia en el BCE, creemos que va a girar políticamente para mejorar. Christine Lagarde no deja de ser una gran política económica, y su gran misión será convencer y negociar una política fiscal común, aprovechando la supuesta vulnerabilidad alemana actual. Otra vía para solucionar el problema de sobre endeudamiento puede ser los “eurobonos” de mano de esta fiscalidad común. Y otro caso que se está valorando es la digitalización del sistema.

La curva a corto plazo del bund alemán se ha recuperado y ha dejado de estar menos negativa en los últimos meses, por el miedo a la recesión alemana. Pero dado que el BCE sigue imprimiendo dinero y dando liquidez al sistema bancario, creemos que puede volver al patrón más negativos si vuelve a bajar el tipo de facilidad de depósito a -0,60%, manteniendo el crédito al 0,25% y el tipo de interés general al 0%. Este estrechamiento puede generar que se vuelva a dar la vuelta la curva a corto plazo y los niveles de deuda gubernamental europea vuelvan a estar más negativos.

Con respecto a la renta fija privada, llevamos todo el año buscando rentabilidades que nos den un valor añadido a la cartera. Principalmente, cocos, automoción, seguros, blue chips con una duración en torno a los cinco y siete años, y cupones, si los hay, lo más altos posibles. Con esto queremos rebalancear la cartera y seguir con una duración baja. Pensamos, al igual que el mercado ha huido en búsqueda de rentabilidad hacia el high yield, nosotros debemos seguir construyendo la cartera en búsqueda de quizá menor rentabilidad, pero más segura, como está en nuestro mandato y valores, preservando el patrimonio en búsqueda de rentabilidades añadidas.

Destacamos bonos de compañías como Antolín, Santander, Caixa, AIB, Nordea, Telefónica y Jaguar y, dentro de los bonos de gobierno, como ya hemos comentado Alemania, España y Portugal. Creando una cartera diversificada que nos permite estar preparados ante cualquier movimiento brusco de mercado y generando rentabilidades.

Como medida de protección estaremos cortos de soberanos, pensamos que el diferencial que se ha estrechado durante este año y volverá a su media histórica. Con esta posición buscamos rentabilidad y seguridad, dado el sobre control del BCE con las inyecciones de liquidez, que han generado esta anomalía.

En cuanto a la renta variable, da miedo comprar en EE.UU. y Europa mientras está en máximos. La incertidumbre es tal que preferimos guardarnos liquidez y vigilar una cartera de posibles donde creemos que podemos obtener rentabilidades en el caso de que haya movimientos más bruscos.

Muy atentos a la española, el Ibex 35 no ha tenido un buen año comparado con otros índices, donde se ha quedado rezagado y puede haber valores que estén infraponderados. Debemos tener en cuenta que alrededor del 35% del índice es bancario. Hoy, las rentabilidades del sector bancario son menores y los bancos se encuentran sobre endeudados. Hay que sumarle que cada vez tienen más requisitos de liquidez por parte del ECB y que la posible alianza de izquierdas en el gobierno puede generar que se estrechen aún más los márgenes y sea difícil que obtengan rentabilidades. Creemos firmemente que el mercado bancario va a tender a fusionarse y que el conglomerado bancario se va a reducir para sumar fuerzas, seguridad y sinergias, ante la debilidad del momento.

Destacamos los siguientes valores que estamos vigilando: MásMóvil, Siemens Gamesa, Meliá Hotels, Gestamp e IAG y los bancos Santander, Caixa, Bankia. También bajo la lupa tenemos las opables Lar España y BME, valores españoles que seguimos de cerca. En cuanto a la renta variable europea seguimos de cerca BMW, Bayer, Renault, ING, por ejemplo y vigilamos de cerca el mercado inglés, penalizado por el Brexit y a la espera de acontecimientos, que van a generar seguro oportunidades ante la debilidad de la libra y la baja valoración de muchasempresas inglesas.

En el equipo de A Global Flexible seguimos el mercado continuamente y estamos en constante contacto con brokers, gestores de fondos y los mejores analistas que nos aporten valor añadido a la hora de nuestra propia toma de decisiones discrecional.

Tribuna de Marcos Harguindey Antoli-Candela, investor relations de A Global Flexible

2020, un año de transición: arranca una nueva década caracterizada por tipos más altos

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Pixabay CC0 Public Domain. 2020, un año de transición: arranca una nueva década caracterizada por tipos más altos

Este año, en nuestras perspectivas en renta fija para 2020 nos hemos preguntado si la tendencia de “desinflación” de los últimos 40 años, junto a los resbalones en el camino del crecimiento real, es algo estructural y persistente o susceptible de cambiar. La evidencia nos inclinó por esto último. El nuevo escenario base a largo plazo se sostiene sobre la idea de que el cambio se cierne sobre nosotros: la desinflación irá coincidiendo poco a poco con el objetivo o lo superará y el crecimiento global real se recuperará hasta alcanzar un ritmo sostenible del 3%.

La prima de plazo negativa de los tipos de interés comenzará a aumentar, empujada por tres ejes. Se trata de una prima de riesgo basada en los niveles más altos de los tipos de interés que requieren los inversores a la hora de mantener el dinero durante largos periodos de tiempo.

Los tres ejes de cambio

El primero y más importante de estos ejes se construye sobre nuestra convicción de que, por un lado, el dominio de la política monetaria se disipará durante los próximos años, mientras que la política fiscal se convertirá en un motor más fuerte para el crecimiento de las inversiones. La marcada caída en los tipos de los últimos 15 años ha sido resultado directo de una política monetaria activista (programas de QE, LTROs…) acompañada de una relajación extrema. Desde este verano, la mayoría de los bancos centrales de mercados desarrollados y emergentes adoptaron una postura prudente y evitaron cortar tipos. El BCE y la Fed consideran que se acerca una pausa prolongada. Nosotros coincidimos.

La combinación de una política acomodaticia –pero pasiva- con una política fiscal potente en forma de inversiones públicas o privadas estimulará las sorpresas de crecimiento en 2020 y en adelante. Este eje impulsará primero y sobre todo las expectativas de inflación.

El segundo eje que aumentará la prima de plazo es el incremento de la inflación subyacente. La inflación de los salarios registra una tendencia claramente positiva, la tradicional curva de Philips está sana y salva y el incremento del malestar social acelerará el debate e impulsará la inflación salarial en países emergentes y desarrollados.

A más largo plazo, vemos que las ratios de dependencia han alcanzado puntos de inflexión y comienzan a acelerarse debido al estancamiento de la juventud y el incremento de la población mayor de 65 años, que han llevado a una caída de la tasa de población activa. Un estudio del BIS ha demostrado que estas condiciones llevan a mayores presiones inflacionarias.

El tercer eje está representado por la parada en la globalización, que ha sido “desinflacionaria” en su núcleo. Esto explica por qué el shock demográfico japonés nunca se volvió inflacionario: su actuación para reflacionar su economía tuvo lugar en el mismo momento en el que el boom global de desinflación era más fuerte. Las actuales estrategias proteccionistas experimentarán una regionalización en bloques comerciales y las cadenas de valor se moverán gradualmente hacia el nivel regional. Estos cambios complejos pueden crear disrupciones en la oferta y enfrentamientos en torno a la regulación de los aranceles. Consideramos que lo peor ya ha pasado y la visibilidad de la política económica comenzará a aclararse.

El impacto en los sectores de bonos

Un efecto secundario menos mencionado de todo lo anterior es nuestra expectativa de que la volatilidad de los tipos se incrementará, por lo que esperamos que el índice MOVE se ubique en un rango de 80 a 120 puntos básicos. Durante los últimos años, esta medida de la volatilidad de los tipos estadounidenses se ha ubicado en un rango deprimido de entre 45 y 85 puntos básicos, pero una menor dependencia de la política monetaria transformará el régimen de baja volatilidad en uno de elevada volatilidad.

Esperamos que las curvas de bonos gubernamentales europeos y estadounidenses se pronuncien de forma prolongada. Nuestras estrategias de bonos gubernamentales globales y europeos se basan en una diversificación inteligente por países y curvas, junto a una infraponderación de la sensibilidad a los tipos de interés.

Volvemos a ser positivos en nuestra estrategia de bonos vinculados a la inflación global y la mejora del entorno de crecimiento y el equilibrio entre la oferta y la demanda nos hacen ser neutrales en el crédito investment grade (IG) y high yield (HY) en euros. Buscamos carry de calidad en bonos emergentes en divisa local y hacemos hincapié en que nuestro proceso de selección de países y nuestros análisis son un ingrediente clave para gestionar una cartera de calidad en un sector muy volátil.

En los últimos tres años, se ha visto confirmado el valor añadido de las estrategias globales “unconstrained” (libres) en IG y HY. La flexibilidad de una solución de este tipo es un activo de calidad en cualquier asignación de renta fija e incrementa las características generales de protección del capital. También destacan los bonos convertibles, ya que el sector rinde bien cuando los tipos aumentan. ¡Participa!

En conclusión

Los inversores que construyan sus carteras de renta fija basándose en la seguridad que ofrece la coyuntura de tipos bajos deberían tener cuidado. Sentimos que el escenario de los bonos está cambiando y estamos preparados para afrontar la normalización de los tipos. Sin embargo, no somos ilusos y reconocemos que el toro de los bonos no se rendirá fácilmente.

Tribuna de Peter De Coensel, CIO de renta fija en Degroof Petercam Asset Management (DPAM)

Señales alentadoras, excepto en España

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Pixabay CC0 Public Domain. El MAB da luz verde a la incorporación de Home Capital Rentals Socimi

Los indicadores cíclicos finalmente se recuperaron en las últimas semanas tras varios meses de declive, lo que apunta a que la tan esperada estabilización del crecimiento mundial podría estar a punto de materializarse. De hecho, los índices de actividad industrial y de confianza económica han repuntado en Europa y en Estados Unidos, como ya lo hicieran en China desde finales de verano.

El apoyo esperado de una demanda interna resistente es el principal catalizador de esta estabilización, y es probable que los recientes avances en los planos comercial y del Brexit hayan ayudado. Por tanto, el riesgo de una recesión global en 2020, en su momento al alza, ahora parece estar retrocediendo. España fue probablemente una excepción temporal en este contexto, con una ralentización de la actividad que puede que refleje las incertidumbres políticas en torno a las elecciones generales y el efecto de los disturbios en Cataluña. 

Mientras tanto, la economía estadounidense exhibió en noviembre unos datos económicos tranquilizadores tras la atonía de los meses previos. Los indicadores de actividad repuntaron tanto en el sector manufacturero como en el de servicios, la creación de empleo se mantuvo firme y las encuestas de confianza mejoraron ligeramente, lo que brindó una sensación de resistencia del crecimiento que también se vio corroborada por el crecimiento del PIB, en torno al 2% en el tercer trimestre. En un contexto de inflación persistentemente baja, la Fed realizó un tercer recorte de tipos en cuatro meses para rebajar el tipo de los Fondos federales hasta el 1,75%, aunque también señaló que era probable que el miniciclo de recortes de tipos acabara ahí, salvo que las condiciones económicas se deterioraran mucho más.

No obstante, los indicadores económicos japoneses cayeron, según lo previsto, tras el aumento del tipo del IVA, aunque es probable que éste anémico crecimiento solo sea leve y transitorio. 

Los riesgos para las perspectivas macroeconómicas siguen orientados a la baja, ya que el escaso nivel actual de crecimiento del PIB hace que la economía mundial sea bastante vulnerable a un envite externo, ya sea otro giro en las negociaciones entre Estados Unidos y China, algún acontecimiento geopolítico, un varapalo para los precios de la energía o cualquier otro factor. Pero el mero hecho de que la dinámica de desaceleración, hasta ahora casi constante, no se perpetúe más contribuye a mantener una visión positiva de cara al próximo año. En los próximos meses se espera con impaciencia la confirmación de este repunte del crecimiento. 

Entonces podríamos ver la última ralentización del crecimiento mundial como un miniciclo más de los que la economía mundial ha venido experimentando en la última década, después del de 2012, a causa de Europa, y del de 2015, propiciado por el precio del petróleo. Este tipo de miniciclo puede convertirse en una característica recurrente de la economía mundial, cada vez más niponizada. En un mundo de escaso crecimiento real y nominal, elevados niveles de endeudamiento, creciente participación de los servicios en el PIB y cada vez más penetración de la tecnología. Los ciclos económicos tienden a ser menos marcados, dado que la acumulación del exceso de capacidad, seguida de ajustes bruscos que provocan recesiones «reales», se torna mucho menos probable. En este contexto, la economía mundial bien podría estar al borde de un miniciclo de reactivación del crecimiento.

Tribuna de Adrien Pichoud, economista jefe de SYZ AM.

Gestión de renta fija: ¿tipos de interés poco interesantes?

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Pixabay CC0 Public Domain. Gestión de renta fija: ¿tipos de interés poco interesantes?

El perfil riesgo-retorno de los llamados segmentos “defensivos” de la renta fija en euros es menos atractivo en la actualidad y, por ende, vale la pena optimizar las inversiones, ya sea mediante un enfoque de retorno absoluto o utilizando los beneficios de liquidez que ofrecen los índices CDS.

Si utilizamos una metáfora literaria, el entorno macroeconómico actual cuenta con todos los atributos de la confusa dualidad entre Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Por un lado, tenemos a Mr. Hyde: la incertidumbre que rodea a las conversaciones comerciales EE.UU.-China que están impactando en el comercio mundial. Por otro lado, tenemos a Dr. Jekyll: el crecimiento mundial está manteniéndose alrededor del 3% en 2019, cerca de su media de los últimos seis años.

La incertidumbre que rodea al comercio global está llevando a las empresas a reducir su gasto de capital, ya que se trata de la manera más directa de reducir costes; sin embargo, es un movimiento que ha pesado en el sentimiento empresarial del sector manufacturero. En contraste, los servicios están aguantando bien, apoyados por el generalmente saludable gasto de los consumidores y un mercado laboral seguro. Ante la ausencia de shocks reales, el escenario central continúa siendo uno de crecimiento en estabilización.

La relajación sincronizada de los bancos centrales

Dadas estas condiciones, los bancos centrales implementaron un giro a comienzos de año, iniciando una nueva ronda de relajación monetaria sincronizada a nivel global, tal y como subrayaron los recientes recortes de tipos de la Fed y el BCE, junto al relanzamiento del programa de compras de activos de este último.

Dicho esto, es interesante apuntar que estos dos bancos centrales no cuentan con el mismo espacio para maniobrar. La Fed fue capaz de normalizar sus tipos antes de tiempo entre 2016 y 2018, mientras que el BCE perdió su oportunidad para incrementarlos. Al 1,75%, los tipos de los fondos federales ofrecen el colchón necesario si un deterioro económico demanda futuras reducciones. Se trata de una palanca de la que el BCE no puede tirar, ya que sus tipos son negativos.

Pero, ¿cómo afectan estos desarrollos a los mercados de bonos? En términos de valoraciones, tanto los spreads de investment grade como de high yield están actualmente en línea con su media de los últimos seis años. Esto es un buen reflejo de lo que debería ser la “nueva norma”, dado que es probable que se mantengan el débil crecimiento, la baja inflación y los reducidos tipos de interés.

Gestión activa y búsqueda de liquidez

Aun así, la rentabilidad de los principales bonos soberanos europeos no es atractiva, dado que el clima actual altera considerablemente su perfil de rendimiento ajustado al riesgo. Esto significa que es vital reconsiderar los segmentos “defensivos” de los mercados de bonos denominados en euros y aproximarse a ellos con una estrategia de inversión de retorno absoluto basada en la gestión activa de la exposición a los tipos de interés (en primer lugar) y al crédito (en segundo lugar), con un foco en la preservación de capital.

Un amortiguador de la liquidez que pueda absorber los shocks debe ser una prioridad independientemente del segmento: desde esta perspectiva, los índices CDS continúan ofreciendo numerosas ventajas. Representando el 80% del volumen comerciado en los mercados de crédito europeos, estos instrumentos son más líquidos que los valores de renta fija. Desde 2004, los índices CDS en investment grade y high yield han rendido considerablemente por encima de sus homólogos en bonos de esas dos categorías, especialmente en periodos de estrés.

Finalmente, los inversores en euros pueden mirar de nuevo a los activos denominados en dólares para hallar retornos. Una exposición a la renta fija en dólares cubierta en euros ofrece un potencial de compresión de la rentabilidad mayor en relación a la exposición europea. El consiguiente potencial de ganancia de capital se complementa con el mayor espacio de la Fed para maniobrar en el caso de un shock.

Tribuna de Christel Rendu de Lint, responsable de renta fija global y retorno absoluto en Union Bancaire Privée (UBP)

Las bolsas por las nubes en 2019… ¿qué reflejan?

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Pixabay CC0 Public Domain. Las bolsas por las nubes en 2019... ¿qué reflejan?

Muy por encima del 10% de rentabilidad de nuestro Ibex 35 (al momento de escribir estas líneas), tanto los principales índices europeos como estadounidenses se han apuntado ganancias superiores al 20% este año. ¿Están las economías tan boyantes? ¿Están las bolsas reflejando un crecimiento de beneficios demasiado optimista?

Analizando distintos factores potencialmente determinantes de la evolución de los mercados, podría haber varias explicaciones. En primer lugar, la economía ha resistido la embestida de la guerra comercial mejor de lo esperado. Es cierto que el sector industrial a nivel global se ha dado de bruces contra un muro los últimos 18 meses, sin embargo, el sector servicios y el consumo han tenido un comportamiento robusto apoyados en la creación de empleo, la buena evolución de los salarios y unos costes de financiación extremadamente bajos.

En segundo lugar, sigue sin haber una alternativa de inversión a la renta variable que ofrezca una rentabilidad aceptable. El precio de la renta fija y los depósitos bancarios a cero, o incluso en negativo para los inversores institucionales, siguen metiendo mucha presión al ahorro para que asuma más riesgo.

En tercer lugar, no ha habido una desconexión importante entre beneficios empresariales y la valoración de las bolsas. Es evidente que los retornos del 2019 han sido excepcionales, pero si tomamos como referencia la evolución del mercado desde el 1 de enero de 2018, no se aleja sustancialmente de lo que han hecho los beneficios empresariales tanto en Estados Unidos como en Europa.

Mirando a 2020 divisamos un mercado más ordenado que el que hemos vivido estos dos últimos años. El giro de los bancos centrales en 2019, incipientes signos de resurrección del sector industrial y un frente de riesgos políticos menos congestionado debería dar cierta estabilidad y profundidad al entorno de inversión. Es muy posible que no veamos rentabilidades como las de este año a nivel índice, pero con un cuadro macro más ordenado, seguimos pensando que la selección de valores será clave para capturar rentabilidades razonables.

Bajando a un plano más doméstico, son muchas las explicaciones que podemos encontrar para justificar la diferencia de rentabilidad de nuestro índice versus sus comparables europeos en 2019: el mayor peso del sector bancario, la incertidumbre política, la mayor exposición relativa a Latinoamérica…

Pero más allá de empezar a atribuir culpas con la brocha gorda, es importante recordar que el mercado cotizado español es más profundo que su Ibex 35 de referencia únicamente, ofreciendo una diversidad de empresas presentes en multitud de sectores y regiones que conforman una plataforma muy interesante para realizar inversiones a nivel global.

Si a la profundidad de este mercado le sumamos la posibilidad de realizar un profundo análisis puramente local, entendido como aquel que facilita la cercanía entre inversores y equipos gestores y la posibilidad de fiscalizar sus motivaciones, decisiones y objetivos de forma más completa e inmediata, pensamos que podremos encontrar rentabilidades de doble dígito en numerosas compañías con argumentos micro muy potentes, bajo la premisa básica de minimizar los errores y evitar “charcos” en cualquier cartera de inversión.

Tribuna de Ricardo Seixas, gestor de la estrategia Iberia Long Short y CEO de Fidentiis Gestión SGIIC