La segunda ola

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RogerMosley Olas Waves
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Roger Mosley. Foto: Roger Mosley

Cuando el COVID-19 apareció en diciembre de 2019, la mayoría de los observadores lo consideró un problema de China. La reacción de los mercados globales fue, primero, de inquietud ante la posibilidad de disrupciones en el suministro y, posteriormente, de tranquilidad cuando China adoptó medidas agresivas de cuarentena en Hubei, la provincia en la que el virus se originó.

Más de dos meses después del cierre de Hubei, la economía mundial se encuentra en una situación precaria. En el momento de redactar este informe, se están notificando 40.000 nuevos contagios diarios, y se han puesto en marcha medidas de confinamiento extremas para impedir la propagación del virus y aliviar la sobrecarga de los sistemas sanitarios nacionales. La reducción del 14% al 11% (en el momento de escribir este texto) en el número de nuevos contagios diarios respecto a la semana anterior hace pensar que las medidas comienzan a surtir efecto poco a poco.

Ante la ausencia de precedentes modernos de confinamientos de esta magnitud, tan solo podemos tomar a Italia y China —dos de los países más afectados— como escenarios base sobre la evolución que podría darse en el resto del mundo. Por desgracia, ninguno de estos países se ha recuperado completamente del virus. La historia de la recuperación china es posiblemente la más importante a examinar en este momento, ya que el país está comenzando a volver a la normalidad. Cuando China suavice sus restricciones y reabra su economía doméstica podremos estudiar la probabilidad de una segunda oleada de contagios.

En este momento, China está reportando unos 35 casos nuevos al día, lo que supone una notable reducción respecto a sus niveles máximos. La gripe española evolucionó inicialmente de una forma similar: apareció en marzo de 1918 y fue descendiendo durante el verano. No obstante, retornó con una fuerza mortífera a finales de agosto de ese año. Según el consenso generalizado, esta segunda ola, que los soldados embarcados en naves militares propagaron por todo el mundo, vino provocada por una cepa mutada del virus original. A lo largo de dos meses, el virus mutado mató a millones de personas de todo el mundo.

A comienzos de 1919 surgió una tercera cepa mutada, pero la escasa circulación de personas entre países a causa de la guerra evitó que esta última ola se propagara tanto como la segunda. Vemos muy probable que el COVID-19 mute de forma similar cuando se levanten las cuarentenas.

Esto viene a sumarse a los múltiples factores que dificultan el desarrollo de una vacuna, que tendría que garantizar la inmunidad ante futuras cepas. Mientras tanto, los países deberán supervisar estrechamente los desplazamientos interiores y exteriores de sus ciudadanos conforme las medidas de confinamiento se vayan relajando durante los próximos meses.

Aunque el presidente Trump ha sugerido que EE.UU. podría reabrirse a principios de mayo, un final tan abrupto y prematuro de las iniciativas de confinamiento podría resultar devastador tanto para la economía como para el sistema sanitario de producirse una segunda ola.

Desde el punto de vista de los activos de riesgo, creemos que el caso de la recuperación tras el COVID-19 plantea tres riesgos principales: la capacidad de la política presupuestaria para evitar que los shocks de oferta y demanda se agudicen aún más; el impacto del virus sobre el crecimiento del PIB en los mercados desarrollados durante el segundo trimestre, y la posibilidad de que se produzca una segunda ola. A nuestro juicio, los dos primeros riesgos palidecen en comparación con el surgimiento de una segunda ola. Incluso sin una mutación, el COVID-19 ha demostrado que puede propagarse y provocar muertes a gran velocidad. Antes de que la economía global pueda plantearse llevar a cabo una recuperación, es necesario confirmar que podremos contener una segunda ola del virus.

 

Columna de opinión de Charles Hepworth, director de inversiones en el equipo Managed Fund Solutions de GAM Investments.

 

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Los datos contenidos en este documento tienen simplemente el objetivo de la información y no constituyen asesoramiento de inversión. Por la veracidad y exactitud del contenido de esta información se declina toda responsabilidad. Cualquier recomendación u opinión contenida en este documento puede cambiar y refleja el punto de vista de GAM en las actuales condiciones económicas. Se declina toda responsabilidad por la veracidad y exactitud de los datos. La rentabilidad pasada no es un indicador de la rentabilidad actual o futura.

Global Environmental Opportunities: transformando la inversión sostenible

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Gabor Molnar Bosco Verticale Milan Unsplash
Pixabay CC0 Public DomainGabor Molnar. Gabor Molnar

Gracias a la aparición de una próspera industria de productos medioambientales, invertir en la protección del planeta ya no implica renunciar a la rentabilidad.

A la hora de invertir en una industria que evoluciona con rapidez, como la de los productos y servicios medioambientales, identificar las oportunidades más prometedoras no es tarea fácil.

Por eso los gestores de nuestra estrategia Global Environmental Opportunities (GEO) han desarrollado un proceso que combina una metodología científica basada en normas y la investigación tradicional de cada una de las empresas para construir su cartera.

La primera etapa del proceso consiste en identificar a las empresas con mejores credenciales medioambientales. Es decir, empresas que no consumen materias primas en exceso ni generan cantidades desproporcionadas de residuos. A continuación, de entre este grupo seleccionamos empresas especializadas en el desarrollo de productos o servicios concebidos para mitigar los daños causados al medio ambiente.

A fin de identificar las empresas que presentan estas características, realizamos una auditoría ecológica que determina la huella medioambiental de más de 100 subindustrias. Esta auditoría incorpora dos nuevas herramientas de medición: el marco de referencia de los Límites Planetarios (LP) y el Análisis del Ciclo de Vida (ACV).[1]

El marco de los LP es un modelo que define el “espacio operativo seguro” ecológico dentro del cual deberían llevarse a cabo las actividades humanas.[2]

Desarrollado por un equipo de científicos y economistas eminentes, el marco de los LP establece umbrales ecológicos para nueve de los fenómenos medioambientales antrópicos más perjudiciales (véase el gráfico). El modelo cuantifica un conjunto de límites que, en caso de superarse, pondrían en peligro las condiciones medioambientales que han contribuido decisivamente a la prosperidad humana durante miles de años. Por ejemplo, para que el suministro mundial de agua dulce se mantenga estable, el consumo total de agua de la humanidad debe mantenerse por debajo de un nivel de entre 5.000 y 6.000 kilómetros cúbicos al año. El modelo de los LP también especifica que, para que las emisiones de dióxido de carbono se mantengan en niveles aceptables, la proporción de CO2 en la atmósfera no debe superar las 350 partes por millón.

Fig. 1: Límites Planetarios

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Fuente: Stockholm Resilience Centre, Pictet Asset Management, a 29/12/2019

El ACV, por su parte, es una metodología que se utiliza para calcular las emisiones de residuos y el consumo de recursos de cada una de las industrias que conforman la economía global. Este modelo analiza todas las actividades de la producción de un bien o servicio: la extracción de materias primas, los procesos de fabricación, la distribución y el transporte, la utilización de los productos, los desechos y el reciclaje.2

En nuestro proceso, combinamos el ACV con los LP para crear una lente que pueda identificar con precisión las industrias cuya huella medioambiental es menor.

He aquí un ejemplo de cómo funciona el proceso:

Los Límites Planetarios establecen que la capa de ozono debe tener un espesor de 276 milímetros. Para que el agujero en la capa de ozono comience a cerrarse, las emisiones totales mundiales de sustancias que reducen la capa de ozono deberían mantenerse por debajo de los 6.600 millones de toneladas al año. A nivel empresarial, esto significa que el umbral de emisiones de dichas sustancias se establece en 2,48 kg por cada millón de USD de ingresos al año. Solo las empresas cuyas emisiones totales, según el ACV, se mantengan dentro de los Límites Planetarios serán aptas para su inclusión en nuestro universo de inversión.[3]

Este análisis es necesario porque creemos que la mayoría de los informes sobre el medio ambiente que se elaboran hoy en día son demasiado restringidos o demasiado subjetivos. La mayoría de los modelos de huella medioambiental se centran exclusivamente en los procesos de fabricación, pero no tienen en cuenta el resto del impacto ecológico que generan, por ejemplo, los proveedores o los productos y servicios a lo largo de toda su vida útil. Tomemos la industria automovilística como ejemplo. Las emisiones de un automóvil durante su vida útil son de cuatro a cinco veces más altas que las derivadas solamente de su fabricación. Limitarse a medir el nivel de emisiones durante el proceso de producción automotriz no basta para calcular la verdadera huella ecológica total de los fabricantes de automóviles.

Una vez finalizada la auditoría ACV-LP, la segunda etapa del proceso consiste en examinar más a fondo la actividad principal de cada una de las empresas identificadas en la primera etapa. En este punto nuestro objetivo es determinar qué empresas desarrollan productos y servicios que logran verdaderos avances en la reversión de la degradación del medio ambiente. Asignamos a cada empresa un valor de “pureza temática”, un indicador de concepción propia que cuantifica qué porcentaje del valor de empresa (VE), los ingresos o el EBITDA se deriva de productos y servicios medioambientales en cada compañía. Para que una empresa pueda ser incluida en la cartera, su valor de pureza debe ser de al menos el 20%.[4]

Estos filtros reducen nuestro universo de inversión a unas 400 empresas. A continuación, realizamos otro análisis para determinar qué empresas del universo cumplen los criterios definidos por los LP. Después llevamos a cabo una minuciosa investigación de cada una de las empresas para encontrar aquellas cuyas características de riesgo-rentabilidad son más atractivas. Utilizamos un sistema de calificación propio que incluye indicadores de la solidez del modelo de negocio, la calidad de la gestión, la valoración y el dinamismo operativo. El análisis ASG también se integra sistemáticamente en esta etapa.

El resultado es una cartera concentrada de aproximadamente 50 títulos –en la que cada inversión combina un atractivo perfil de riesgo-rentabilidad con un escaso impacto medioambiental.

Medición de la huella medioambiental: Límites Planetarios y Análisis del Ciclo de Vida

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Fuente: Stockholm Resilience Centre, Pictet Asset Management

Pero nuestro proceso de inversión no termina ahí. Nuestro objetivo es ser propietarios activos de las empresas en las que invertimos. Para ello, ejercemos los derechos de voto a través de una plataforma de votación por delegación e interactuamos con las empresas para asegurarnos de que cuentan con la mejor estructura de gobierno corporativo posible. A nuestro juicio, esta forma de capitalismo responsable no solo mitiga los riesgos sino que también genera rentabilidades del capital sostenibles a largo plazo.

Durante mucho tiempo los inversores han reconocido la necesidad de proteger el planeta, pero también han albergado recelos sobre los sacrificios financieros que podía implicar el hacerlo. Ahora, gracias a la aparición de una próspera industria de productos medioambientales, estas preocupaciones deberían desaparecer rápidamente.  Proteger el medio ambiente e invertir para obtener plusvalías han dejado de ser dos conceptos incompatibles.

Fig. 2 Interacción activa

Ejemplo de cómo hemos interactuado con una empresa de servicios públicos medioambientales con sede en el Reino Unido

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Fuente: Pictet Asset Management

 

Tribuna de Luciano Diana, director de inversión temática ambiental de Pictet Asset Management y gestor de Pictet Global Environmental Opportunities.

 

Anotaciones:

[1] Utilizamos la base de datos “Economic Input-Output Life Cycle Assessment (EIO-LCA)” de la Universidad Carnegie Mellon para cuantificar el impacto medioambiental de 157 subindustrias empresariales, definidas por MSCI y S&P Global en su metodología Global Industry Classification Standard.  Para más información, véase http://www.eiolca.net/ and https://www.msci.com/gics

[2] Steffen et al, Stockholm Resilience Centre, septiembre de 2009

[3] Retiramos del universo de inversión las empresas que figuran en nuestra “lista negra” –compuesta por empresas que comercializan armas controvertidas, como minas antipersona, armas químicas o municiones de racimo

[4] La cartera tiene una calificación media de pureza de al menos el 60%

 

Mas información sobre nuestra estrategia tematica

 

 

Notas importantes

Este documento comercial es una publicación de Pictet Asset Management (Europe) S.A.. No va dirigido ni deberá ser distribuido a, ni utilizado por ninguna persona o entidad que sea ciudadano o residente de un Estado o que esté domiciliado en algún lugar, Estado, país o jurisdicción en el que dicha distribución, publicación, disponibilidad o uso sea contrario a las leyes o normativas vigentes. A efectos de la toma de decisiones de inversión, sólo podrán considerarse publicaciones del fondo las últimas versiones publicadas del folleto, del KIID (Datos fundamentals para el investor), del reglamento y de los informes anual y semestral del fondo. Estos documentos están disponibles en assetmanagement.pictet o en Pictet Asset Management (Europe) S.A., 15, avenue J. F. Kennedy, L-1855 Luxemburgo.

La información y los datos presentados en este documento no deberán considerarse como una oferta o una incitación para comprar, vender o suscribir títulos u otros instrumentos o servicios financieros.

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Antes de tomar una decisión de inversión, se recomienda a todo inversor que verifique si la inversión en cuestión es apropiada, teniendo en cuenta en particular sus conocimientos y su experiencia en materia financiera, sus objetivos de inversión y su situación financiera, o que obtenga asesoramiento profesional cualificado.

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Los cisnes negros

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Pixabay CC0 Public Domain. Los cisnes negros

El cisne negro es un animal extraño. Algunos, incluso, dirían que no existe. En los mercados financieros, la expresión se utiliza para describir un acontecimiento inesperado que aparece por sorpresa, tiene un impacto importante y, a menudo, no se entiende bien por los  participantes en el mercado. 

Son, por definición, difíciles de predecir y están más allá del ámbito de las expectativas normales en base a lo acontecido en el pasado. A estos eventos se les suele dar una probabilidad de que se produzcan cercana a cero, aunque se reconoce que el impacto es potencialmente grande. En Estadística nos referiríamos a ellos como un valor atípico. Es importante señalar que la aparición de un cisne negro suele ir acompañada de un sentimiento de pánico en los mercados, ya que los inversores pensaban que esos acontecimientos eran «imposibles» que se produjeran. 

Con la rápida caída a plomo del precio de los activos financieros, se pierde el marco de referencia, lo que conduce a que los activos tengan cotizaciones muy castigadas ya que los inversores buscan activos refugio. Ganancias acumuladas que tardaron años en alcanzarse se evaporan en horas, días o semanas. «Los precios suben por las escaleras y bajan con el ascensor…», suele decir el aforismo en inglés (“Prices go up the stairs and down with the lift…”).

Impredecible, perturbador, pero temporal

Los cisnes negros son impredecibles y generan pérdidas rápidas y contundentes. Los inversores con posiciones concentradas y carteras apalancadas podrían verse expulsados del mercado o, incluso, llevar a una bancarrota.

En términos más generales, estos acontecimientos pueden perturbar los mercados, ya que la ausencia de compradores perjudica la liquidez del mercado. Se utilizan aquellos más activos líquidos para financiar los  activos “invendibles” y menos líquidos, lo que provoca olas de pánico en los mercados y siembra una crisis financiera. Es posible que los Bancos Centrales tengan que intervenir como prestamistas de última instancia para garantizar el buen funcionamiento de los mercados y, por tanto, evitar que se produzca una crisis. Una vez que se restablezca la confianza y la liquidez, los inversores vuelven a evaluar racionalmente el valor razonable de los activos financieros.

En esta cadena de acontecimientos  es importante señalar que las ventas por sentimiento de pánico conducen a precios bajos injustificados, es decir, a la sobreventa. Una vez que los inversores empiezan a comportarse racionalmente de nuevo -por ejemplo, después de que el Banco Central haya proporcionado respaldo de liquidez- los activos financieros es cuando pueden empezar a converger de nuevo hacia un valor razonable. A partir de ese momento, un cisne negro empieza a representar una oportunidad de compra. El reto es, por supuesto, comprender el momento exacto en que los mercados dejan de reaccionar ante el miedo. 

Es importante comprender la psicología del mercado y los sesgos de comportamiento de los inversores. A las condiciones de sobreventa (oversold) suelen seguir  una última fase de capitulación, en la que los inversores no pueden soportar las pérdidas y sienten que deben actuar. En esa última ola de ventas, los partícipes quieren salir a cualquier precio del mercado. Desde ese momento, los inversores con poder adquisitivo y cierta paciencia y templanza pueden intervenir y empezar a construir la rentabilidad futura de su cartera. Aunque teóricamente esto parece fácil, comprar en el punto más bajo del ciclo  es psicológicamente difícil ya que todos los inversores se precipitan. Reconocer los activos de calidad de los que pueden estar seriamente deteriorados también es un reto. Dicho esto, tener una visión a largo plazo y una asignación estratégica de activos puede ayudar.

Los cisnes negros no son creados iguales

No todos los cisnes negros son iguales. Algunos pueden ser de corta duración, otros limitados a una clase de activos, o ser globales con consecuencias de eventos de gran alcance. Los acontecimientos del 11 de septiembre tuvieron un impacto de mercado bastante efímero, ya que los precios se recuperaron antes de finales de 2001, pero implicaron el cierre de los mercados. La caída de 1987 provocó una reacción muy rápida de los precios, en torno a una caida fulgurante del -25%, que posteriormente desencadenó muchos interrogantes sobre el funcionamiento de los mercados y la estrategia para asegurar las carteras. El índice S&P 500 tardó casi dos años en recuperarse completamente tras el varapalo inicial. En 2008 lo que se produjo fue totalmente diferente, o, mejor dicho, una cadena de acontecimientos que  desembocó en una crisis financiera mundial. La quiebra de Lehman Brother podría considerarse probablemente el shock que condujo finalmente all estrés de los inversores. Los mercados tardaron años en recuperarse, aunque 2009 es recordado como un año duro para la mayoría de las clases de activos afectados.

Los acontecimientos mencionados anteriormente como ejemplo tienen diferentes causas y provocan diversas reacciones por parte de las autoridades. Por ejemplo, durante los atentados terroristas del 11 de septiembre, la respuesta fue el cese de las actividades en los mercados. El lunes negro de 1987 llevó a la Reserva Federal a proporcionar liquidez inmediata a los mercados, pero también la introducción de cortafuegos que todavía se utilizan hoy en día. Por último, la reacción de las autoridades a la crisis de 2008 es bien conocida y sigue vigente hoy en día, es decir, las políticas expansivas QE de los bancos centrales y el endurecimiento de la regulación bancaria.

Podemos aprender algunas lecciones de esos acontecimientos pasados que pueden ser útiles para la situación actual:

  • Los mercados reaccionan con fuerza y rapidez ante un cisne negro, siempre que la conmoción esté relacionada con los mercados financieros o con la economía.
  • La reacción de los partícipes tiende a ser exagerada, lo que lleva a una sobreventa (oversold) y, posteriormente a la existencia de oportunidades de compra y rebotes.
  • Todos los cisnes negros son diferentes en naturaleza, tiempo y alcance. Pueden desencadenar diferentes reacciones de los mercados y en las autoridades, pero suelen ser puntos de inflexión decisivos.
  • El shock es temporal y los mercados se recuperan al final, aunque con mayor o menor rapidez. El tiempo es siempre un problema.

El cisne Covid-19

La situación con la aparición del coronavirus no es una excepción. Es un evento negativo que afecta profundamente a la economía global y que aún nos cuesta entender. Los mercados financieros han reaccionado de manera desordenada, lo que ha llevado a una crisis de liquidez que se extiende a una gran parte de clases de activos. Se han producido múltiples fases de capitulación y se ha desestabilizado a los potenciales  compradores. Sin embargo, los gobiernos están tomando estrictas medidas sanitarias para frenar la epidemia y proporcionando un gran apoyo financiero para limitar el impacto económico. Los bancos centrales están interviniendo masivamente para evitar que se produzca una crisis financiera. Estas acciones resultarán decisivas y aportarán estabilidad a los mercados. 

La crisis de Covid-19 es, por naturaleza, temporal, aunque su duración es incierta. No hay que subestimar el impacto económico, pero tan pronto como los inversores vean que la epidemia se controla y pueda estimarse mejor el impacto económico, los precios se alejarán de los niveles de la crisis. Como primer paso, la venta indiscriminada será reemplazada por la compra selectiva. Con los precios de las acciones que han bajado hasta niveles del 30% o 40%, se pueden encontrar ciertamente activos de calidad con claro descuento.

Tribuna de Gilles Prince, CIO en Edmond de Rothschild en Suiza.

COVID-19: las diez semanas que pararon el mundo

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Pixabay CC0 Public Domain. Covid-19: las diez semanas que pararon el mundo

En febrero, nos sorprendió que Wuhan, una ciudad china de 11 millones de habitantes, pudiera paralizarse en un esfuerzo por contener el coronavirus. Dos meses después, se estima que el 50% de la población mundial está viviendo bajo un bloqueo pandémico y la economía mundial está sufriendo debido a que el número de infecciones en Europa y los EE.UU. supera las registradas en China.

La pandemia del Covid-19 ha matado ya a casi 70.000 personas en todo el mundo y se han registrado más de 1,2 millones de infectados, de los cuales una cuarta parte están en Estados Unidos. Mientras tanto, las medidas de contención en todo el mundo se han intensificado y las nuevas infecciones registradas en China corresponden exclusivamente a nacionales que han regresado del extranjero. En el frente monetario, la respuesta de los bancos centrales no tiene precedentes en cuanto a su amplitud y alcance, pues continúan tranquilizando a los mercados con liquidez a corto plazo. Paralelamente, el gasto fiscal nunca visto está contrarrestando las tasas récord de desempleo en todas las economías y, afortunadamente, se produce en un momento en que los gobiernos pueden permitirse pedir prestado a tipos de interés bajos o incluso negativos.

Una lección positiva de los éxitos de China y Corea del Sur en el combate contra el Covid-19 es la necesidad de pruebas intensivas. Las capacidades y tecnologías de prueba están mejorando rápidamente, incluyendo pruebas de «serología» para detectar la inmunidad de los individuos. Esto ofrece cierta esperanza de que, con el tiempo, pueda ayudar a los gobiernos a poner en marcha de nuevo sus fuerzas de trabajo. El número de estas pruebas denominadas «reacción en cadena de la polimerasa de transcripción inversa» (conocidas como RT-PCR) ha aumentado a más de un millón, debido a que los Estados Unidos, China, Europa y Corea del Sur han ampliado significativamente sus capacidades de prueba en los últimos dos meses.

Los mercados reflejaron la congelación económica sin precedentes del primer trimestre del año con descensos brutales a medida que el virus reducía drásticamente la producción y el consumo. A medida que entraron en vigor medidas de contención más rigurosas en Estados Unidos y la pandemia mostró signos tempranos de desaceleración en Italia y España, los dos estados más afectados de Europa, los índices recuperaron algunas de sus pérdidas. El S&P500 terminó el trimestre un 20% más bajo y el Euro Stoxx 50 cayó un 28% en el período de tres meses.

La curva de la recuperación

La cuestión es si las economías del mundo pueden recuperarse tan rápido como se han estancado. Lamentablemente, las expectativas iniciales de una contracción severa en forma de «V», seguida de una recuperación igualmente rápida, empiezan a parecer demasiado optimistas. China ha demostrado que con la aplicación cuidadosa de las medidas de salud pública adecuadas, una economía puede recuperarse, incluso en forma de «V». El índice del gerente de compras del país la semana pasada fue de 52.0, mostrando una expansión inesperada en marzo desde el récord mínimo de 35,7 de febrero. Aun así, no podemos profundizar demasiado en esto todavía. Aunque la economía de China es ciertamente menos dependiente de las exportaciones que, digamos, hace 12 años, sigue siendo altamente dependiente del consumo en el resto del mundo, donde los mercados están más o menos congelados.

Las alternativas son, por un lado, que la economía mundial corra el riesgo de experimentar una recuperación en forma de «U» si las medidas contra el coronavirus se levantan gradualmente. Eso implicaría que las empresas, los empleos y el gasto de los consumidores pueden volver a la normalidad rápidamente después de una desaceleración prolongada. Por otro lado, una perspectiva menos optimista apunta a una caída en forma de «L» en una recesión persistente si las medidas de contención tienen que mantenerse. Incluso una recuperación-descenso-recuperación en forma de ‘W’ es discutible. Si las economías se reactivan demasiado pronto podrían verse golpeadas por una segunda ola de infecciones. Por ahora, ninguna de estas formas refleja nuestra hipótesis de trabajo.

En esta etapa, creemos que la curva de recuperación más probable se parecerá más a un tick, o una forma a veces comparada con el logo de Nike; un descenso brutal seguido de un rápido rebote que luego se reduce. Por supuesto, la recuperación puede no parecerse a ninguno de estos patrones, o ser más compleja y opaca. Pero esta inmensa variedad acentúa lo difícil que es predecir la forma de la economía mundial en los próximos meses.

Nuestra atención se centra en los indicadores coincidentes. En la crisis actual, dado que los mercados tienden a ser previsores, es útil vigilar el apetito por el  riesgo en todas las clases de activos, que a menudo refleja la tensión económica antes de que sea visible en los datos macroeconómicos oficiales.

Posicionamiento de las carteras

En un período tan volátil, es evidente que la clave está en mantener una cartera diversificada y líquida. Hemos ajustado sistemáticamente nuestra exposición a la renta variable en todas las carteras para tener en cuenta la deriva del mercado que experimentan en un entorno tan volátil y hemos vendido posiciones en deuda de mercados emergentes en moneda fuerte, manteniendo por ahora el efectivo en reserva.

Hasta que la efectividad de las medidas de salud pública de los Estados Unidos sea más evidente, vemos un mercado de acciones limitado al alza desde los niveles actuales. El rebote del mercado de los últimos tiempos se puede revertir a medida que las noticias negativas sobre los datos económicos, las advertencias sobre beneficios y las rebajas de la calificación crediticia se hagan notar. Por lo tanto, hemos comprado algunas protecciones de cartera basándonos en una estrategia “put spread”.

Los mercados de divisas experimentaron cierta tensión en la financiación en dólares estadounidenses, que se ha visto aliviada por las intervenciones de la Reserva Federal. Sin embargo, hubo algunos problemas respecto a los metales preciosos, con unos márgenes de oferta y demanda que se ampliaron hasta 10 veces los niveles normales. La liquidez en el mercado de bonos continúa siendo complicada y las oportunidades de comprar buenas emisiones son limitadas.

Planificación patrimonial en tiempos de coronavirus

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Los patrimonios de las personas, como sucede con cualquier cosa, están sujetos a riesgos de diversa índole.  

Entre ellos, cabe destacar los siguientes:

  1. confiscación;
  2. devaluación;
  3. doble tributación;
  4. filtración o robo de información;
  5. inestabilidad política;
  6. inflación;
  7. inseguridad jurídica;
  8. intercambio de información;
  9. juicios y ataques por parte de terceros;
  10. problemas sucesorios; y
  11. voracidad fiscal.

Dependiendo del tipo de activo de que se trate y, fundamentalmente, del país de residencia del propietario de aquel, algunos de estos riesgos tendrán mayor relevancia que otros.

Es por esto, entre otras cosas, que la planificación patrimonial es algo muy personal y que una misma estructura fiduciaria puede ser muy eficiente para una familia determinada y ser una pésima idea para otra.

Al mismo tiempo, se trata éste de un campo muy dinámico en el cual hay que estar muy actualizado. Soluciones que eran eficientes hasta ayer pueden no serlo más hoy.

Lo importante es que una eficiente planificación patrimonial internacional puede eliminar, o al menos reducir, el impacto de muchos de estos riesgos, y de allí su creciente relevancia.

A todo esto, ¿qué es exactamente la planificación patrimonial?

De un modo sencillo, podemos decir que la planificación patrimonial consiste precisamente en determinar cual es la manera mas eficiente de poseer cada uno de los bienes que componen el patrimonio de una persona (o familia) y cual es el modo más eficiente de transferir dichos bienes a las siguientes generaciones de manera de cumplir con los objetivos del dueño original de los mismos y de mitigar los riesgos antes expuestos.

La situación actual

Situaciones de crisis como la que plantea actualmente el Covid19 se han visto pocas veces en la historia y el impacto que este tipo de situación tiene sobre la planificación patrimonial es tan grande como el que tiene en general en nuestra vida cotidiana.

A grandes rasgos, las crisis aumentan tanto la probabilidad de que se verifiquen los riesgos que mencionamos al comienzo de la presente columna, como la magnitud de sus consecuencias.

A modo de ejemplo, ningún país (salvo Venezuela) está actualmente analizando aumentar impuestos y, de hecho, son muchos los que los han bajado y/o han prorrogado el vencimiento de éstos.

Sin embargo, es en mi opinión altamente probable que – solucionado el tema del virus y enfrentados a una crisis económica sin precedentes – muchos países lo hagan.

Otra cosa que siempre vemos en situaciones de crisis es la restricción de las libertades de las personas.

En el caso de la planificación patrimonial, esto podría darse con un avance de los Estados sobre la privacidad de los individuos, algo que ya vimos luego del fatídico 9/11 y que no me sorprendería en absoluto que volviera a suceder.

Finalmente, toda crisis económica (máxime si es global) genera desempleo y aumento de los índices de violencia en las calles, lo cual implica una amenaza concreta para los patrimonios, sobretodo en regiones que ya eran violentas antes de la pandemia (como sucede con muchos países de América Latina).

En pocas palabras, es innegable que la crisis actual aumenta en forma considerable la importancia de una eficiente planificación patrimonial y, dado que casi todos contamos con más tiempo que antes de que se desatara la misma, me permito sugerir que coloquen este tema en vuestra “bucket list” de cosas para hacer durante la cuarentena.

¿Qué están haciendo los más ricos?

Las personas y familias con patrimonios más grandes fueron quienes mas rápidamente adaptaron sus acciones en este campo a la coyuntura actual.

Desde un punto de vista puramente financiero, las decisiones de este tipo de familias han venido apuntando a:

  1. re-balancear portafolios de inversión;
  2. aprovechar oportunidades de inversión (o prepararse para hacerlo); y/o
  3. preservar activos en el largo plazo.

Desde el punto de vista de la planificación patrimonial, esto es lo que han estado haciendo:

  1. aprovechan para transferir riqueza a la siguiente generación o a estructuras fiduciarias;
  2. revisan y actualizan sus estructuras fiduciarias; y/o
  3. trabajan en temas que han dejado pendientes (i.e. protocolo familiar, sucesión en los negocios, etc.)

Alternativas de planificación patrimonial para todos

Si bien no todas las herramientas de planificación patrimonial están a la mano de todas las personas (tal cual sucede con todos los bienes y servicios), la realidad es que todos podemos hacer algo para proteger lo que tenemos.

Ello es así porque la planificación patrimonial no solo se puede realizar a través de la incorporación de una o más vehículos jurídicos sino también a través de la compra de cierto tipo de activo.

Si, por ejemplo, el objetivo de una persona fuera exclusivamente de tipo impositivo, la planificación patrimonial podría basarse en la adquisición de activos financieros exentos de impuestos.

Si se buscara, en cambio, un mayor grado de privacidad, se podría invertir en activos no financieros y que por ende no estén sujetos al intercambio de información entre países (i.e. inmuebles, joyas, autos de colección, obras de arte y/o criptomonedas).

Obviamente, cuando el principal objetivo pasa por buscar una mayor seguridad jurídica o se quieren resolver cuestiones sucesorias o de protección de activos en sentido estricto, entonces la planificación debe necesariamente consistir en el armado de una o más estructuras jurídicas.

En este ultimo escenario, la clave pasa por elegir correctamente estructuras, jurisdicciones y proveedores.

Las herramientas legales existentes en materia de planificación patrimonial van desde la mera confección de un testamento hasta la mudanza internacional, pasando por la creación de sociedades, trusts, fundaciones y fondos de inversión familiares y/o la contratación de seguros de vida.

Algunas de estas herramientas van a permitir una sucesión mas ordenada, en tanto que otras van a ir mas allá, otorgando claras ventajas impositivas a quienes las utilicen. Tales son los casos del trust irrevocable y discrecional que, en la inmensa mayoría de los países de la región permite diferir el impuesto a la renta y evitar el impuesto a la riqueza, y del fondo de inversión familiar, que por lo general permite también diferir el impuesto a las ganancias y eventualmente pagar una alícuota menor a la hora de rescatar fondos.

Lo importante, a la hora de determinar cual es la mejor estructura patrimonial para un cliente en particular, es conocer sus objetivos y necesidades, analizar los riesgos a los que se enfrenta y estudiar en profundidad la legislación de su país de residencia fiscal.

En materia de planificación patrimonial internacional las soluciones deben adaptarse a los clientes y no viceversa.

 

Martín Litwak es fundador y CEO de la firma @UntitledLegal, una boutique de servicios legales especializada en fondos de inversión, finanzas corporativas, planificación patrimonial internacional, intercambio de información y amnistías fiscales y, a la vez, el primer “Legal Family Office” de América. Por otro parte, Martin es autor del libro “Como protegen sus activos los mas ricos (y por que deberíamos imitarlos)”.

 

La subida meteórica del paladio: inversión en oro y metales preciosos con DWS

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Pixabay CC0 Public Domain. Invesco baja las comisiones de su fondo cotizado de oro Invesco Physical Gold ETC hasta un 0,15% anual

La inquietud generada en torno a la expansión del contagio del COVID-19 (coronavirus) provocó una brusca caída en los mercados durante la última semana de febrero. La tendencia continúa en la primera semana de marzo, con ventas acompañadas de un aumento de la volatilidad que ha llevado al índice VIX (índice de Volatilidad del Chicago Board Options Exchange) a rozar los 40 puntos.

Los mercados están anticipando el impacto que la propagación del virus puede tener en la economía, con los inversores deshaciendo posiciones o moviéndose hacia activos refugio como el oro y otros metales preciosos. Pero el protagonista de la mayor escalada en el precio de los metales preciosos ha sido sin duda el paladio, que ya el pasado año generaba un retorno del 77% y que, a pesar de la interrupción de la fabricación de coches en China, alcanzaba un máximo de 2.887 dólares el pasado 27 de febrero. Según estimaciones de Goldman Sachs, podría llegar a alcanzar los 3.000 dólares antes de comenzar a retroceder. Los inversores están trasladando sus posiciones en Bolsa a la seguridad de los metales preciosos, incluyendo oro y paladio.

Este comportamiento estelar del paladio ha sido a consecuencia de la expectativa de que unas normas ambientales más estrictas en China estimulen una mayor demanda de este material para la fabricación de automóviles, agotando una oferta global que está ya teniendo dificultades para satisfacer la demanda de este metal. El paladio es un componente clave de los mecanismos de control de polución de coches y camiones, lo que le ha llevado a alcanzar una cotización que supera a la del oro.

De los fondos que invierten en materias primas, el más rentable en los últimos tres años es la clase FC de DWS Invest Gold and Precious Metals Equities con una revalorización del 29,28%, frente a un retroceso del 1,06% en la rentabilidad en el mismo periodo de la categoría VDOS de Materias Primas en que se encuadra.

Invierte al menos el 70% del patrimonio en acciones de emisores globales cuyos beneficios procedan principalmente de la búsqueda, obtención y procesamiento de oro, plata, platino u otros metales preciosos. Toma como referencia el índice S&P Gold & Precious Metals Mining. El objetivo de inversión del DWS Invest Gold and Precious Metals Equities es lograr una apreciación lo más alta posible del capital invertido en dólares estadounidenses invirtiendo globalmente en empresas del sector de metales preciosos que se consideran prometedoras.

Scott Ikuss es el gestor principal de la cartera, supervisado por Darwei Kung. Juntos son plenamente responsables de las decisiones de inversión y del rendimiento de la cartera. Scott Ikuss asume la responsabilidad de la gestión, tomando las decisiones de inversión relevantes con total libertad. Esta flexibilidad incluye el porcentaje total invertido, la asignación por sector y tamaño, la selección de valores individuales y sus ponderaciones en la cartera, el estilo de inversión o el uso de derivados, todo ello respetando la legislación y normativa correspondientes.

Scott cuenta con el apoyo de los considerables recursos de la plataforma de activos reales líquidos de la entidad gestora, incluida la plataforma de Materias Primas. El equipo de materias primas está formado por cuatro gestores de cartera totalmente dedicados y un analista. Incorporado a DWS en 2008, Scott Ikuss forma parte del equipo de materias primas desde hace ocho años, dando cobertura a los sectores de metales y materias primas. Ha sido responsable del análisis y construcción de carteras específicas para fondos de oro, así como otros productos de materias primas, incluyendo las estrategias mixtas de materias primas y la estrategia global de recursos naturales.

El equipo gestor construye la cartera identificando el momento en que se encuentran las empresas individuales dentro de sus respectivos ciclos de producción y de CAPEX y aplicando un sólido marco de riesgo a su proceso de toma de decisiones de inversión. El proceso de construcción de la cartera es una combinación única de análisis fundamental bottom-up y varias capas de análisis de riesgo cualitativo top-down. Los temas macro a largo plazo y las tendencias globales actúan como ‘referencias de navegación’ para el proceso de selección activo de valores. El análisis fundamental propietario constituye la base de su proceso de selección de valores, demostrando ser un motor de rendimiento decisivo de la cartera.

La naturaleza de su proceso de construcción de carteras actúa como control imparcial de las opiniones de cualquier gestor individual. Han realizado pruebas sobre el proceso seguido y los resultados obtenidos han sido positivos. La posición de los distintos activos dentro del marco establecido por el proceso de inversión tiene una influencia en la construcción de carteras, ya sea táctica en el caso de una posición individual o de variación en la exposición a los diferentes sectores.

Por ejemplo, si una compañía que les gusta toma la decisión de proceder con una iniciativa de crecimiento de inversión de capital, pasando a formar parte del grupo generador de alto margen/flujo de caja al grupo de margen comprimido/inversión de capital, buscarán reducir la exposición a este valor de forma oportunista, a menos que haya una razón cualitativa específica para no hacerlo. De esta manera, el proceso inversor influye en la construcción de carteras independientemente de los puntos de vista específicos del gestor de cartera.

La disciplina de compra se basa en el seguimiento de conceptos como que el valor se negocie con un descuento excesivo respecto a su valoración; se revisen al alza las expectativas de ganancias y flujos de caja, vía producción o mejora de costes; revisiones al alza de la valoración de activos, consecuencia de exploración o aumento de recursos; y ratio favorable de riesgo/retorno que reduzca la volatilidad general de la cartera, diversificando el riesgo macro.

Inversamente, la venta de activos se considera en caso de que la compañía tenga una valoración excesiva, por encima de la valoración objetiva media, haya una revisión a la baja de las expectativas de flujos de caja vía producción o mejora de costes, una revisión a la baja de las valoraciones como consecuencia de la exploración u otros factores, mala ejecución de la estrategia de la empresa, riesgo/retorno desfavorable, un cambio en la tesis de inversión o  la identificación de una oportunidad mejor.

La cartera incluye entre sus principales posiciones acciones de Newmont Corporation (9,90%), Barrick Gold Corp (9,50), Franco Nevada Corp (9%), Agnico Eagle Mines Ltd (6,30%), Wheaton Precious Metals Corp (4,60%), Anglogold Ashanti Ltd (4,20%), Kirkland Lake Gold Ltd (3,60%), Kinross Gold Corp (3,40%), B2gold Corp (3,20%) y Northern Star Resources Ltd (3%). Por sector, las mayores ponderaciones corresponden a oro (80,90%), plata (8,90%) y metales preciosos (5,70%).

El fondo se posiciona por rentabilidad entre los mejores de su categoría (primer quintil) en 2016, 2018, 2019 y 2020. A tres años, su dato de volatilidad es del 19,17% y de 24,79% en el último año. En este último periodo, su Sharpe es de 1,15 y su tracking error, respecto al índice de su categoría, del 15,34%. La suscripción de la clase FC (institucional) en dólares requiere una inversión mínima de 2 millones de dólares, aplicando una comisión fija de hasta 0,75%.  

Según el equipo gestor, la evolución del mercado de metales preciosos probablemente vendrá también determinada por el impacto económico del contagio del coronavirus, las medidas de política de los bancos centrales que podrían tomarse como resultado de este impacto y las tensiones comerciales adicionales relativas a Estados Unidos/China y el Brexit. El resultado de las elecciones en Estados Unidos también tendrá profundas implicaciones políticas en todos los sectores de materias primas, considerando la notable disparidad en los puntos de vista de los diferentes candidatos, lo que puede contribuir a una mayor volatilidad a medida que nos acerquemos a noviembre. 

Mientras tanto, las empresas mineras y de metales continúan centrándose en flujos de caja y pago de dividendos en lugar de en inversiones de capital para lograr un crecimiento que quede reflejado en los informes trimestrales o semestrales, lo que debería resultar favorable en lo que a equilibrio de la oferta futura se refiere. Si bien la propagación del coronavirus ejerce presión en otros aspectos, esperan que el virus haya aumentado la probabilidad de que los tipos de interés sigan siendo favorables para la cotización del oro y de las compañías mineras.

La excelente evolución por rentabilidad del fondo de DWS en los últimos tres años, respecto a su coste por volatilidad, lo hace merecedor de la calificación cinco estrellas de VDOS.

Tribuna de Paula Mercado, directora de Análisis de VDOS

Finanzas conductuales en la era del coronavirus

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Pixabay CC0 Public Domain. Finanzas conductuales en la era del coronavirus

No cabe duda, la reacción de los mercados de renta variable a la expansión del coronavirus ha sido drástica. El índice VIX (muy bien llamado “índice del miedo”), que mide las fluctuaciones de los precios (“volatilidad”) en el mercado de valores de EE.UU., ha alcanzado el nivel de 80, superando incluso su máximo de la crisis financiera. El mercado de valores de EE.UU. registró su mayor pérdida diaria en 30 años.

El virus se está extendiendo, pero al mismo tiempo se están aprobando medidas de política monetaria y fiscal en todo el mundo, por eso es aconsejable para nosotros, como inversores, estar atentos para ofrecer una respuesta adecuada y cuidadosamente reflexionada. Para ayudar a ello, hemos reunido algunos pensamientos basados en las finanzas conductuales, porque el miedo y el pánico son los peores consejeros.

Humano, demasiado humano

Tener miedo es humano, demasiado humano. El siguiente nivel es el pánico. El diccionario Duden define el pánico como “un temor abrumador provocado por una amenaza o un peligro repentinos, que paraliza la capacidad de una persona para pensar y hace que reaccione de forma imprudente”. Para escapar de la zona de peligro, debemos reconocer el peligro – pero sin permitir que nos controle. Tenemos que pensar con racionalidad. Y ahí es precisamente donde las finanzas conductuales pueden servirnos de ayuda. Se trata de nuestro cerebro, concretamente, de sus partes más importantes, y cómo interactúan.

En el libro “Thinking fast and Slow”, Richard Kahneman (que junto con Amos Tversky está considerado uno de los padres de las finanzas conductuales) marca esencialmente una distinción entre dos grandes áreas del cerebro que tienen funciones muy diferentes, señalando que no podemos saber qué parte del cerebro está trabajando en un momento concreto. Una parte  del cerebro, el llamado sistema límbico, es muy rápido, muy emocional. Ahí es donde se origina lo que se conoce como “instinto”. La otra parte del cerebro, la llamada neocorteza, es más lenta y se encarga de nuestro pensamiento racional o razonamiento más minucioso. Para ser exactos, también deberíamos incluir el bulbo raquídeo o tallo cerebral. Evolutivamente, es la parte más antigua de nuestro cerebro y ahí es donde se localiza el centro del miedo.

La estructura de nuestro cerebro sigue una lógica evolutiva: al principio de la evolución humana, aquellos rasgos que se requerían para la supervivencia fueron los que primero se desarrollaron. Nuestros ancestros necesitaban percibir el riesgo para huir de las situaciones de peligro lo más rápidamente posible. La necesidad de un razonamiento lógico surgió mucho después.

En consecuencia, durante una crisis, el centro del miedo es el primero que reacciona. Cuando detecta el peligro, el sistema límbico toma el mando y reacciona rápida e instintivamente. Para hacerlo, se basa en patrones de comportamiento para escapar de la zona de peligro, sin un razonamiento consciente. Aunque actualmente sigue siendo importante confiar en nuestra intuición, es igualmente importante entender y reconocer estos procesos. Pero también es importante pensar de forma racional para evitar una reacción exagerada.

Conócete a ti mismo

Si quieres  evitar una reacción exagerada, tienes que conocerte: ¿Por qué reacciono de la forma en que lo hago? ¿Qué me motiva para realizar ciertas acciones, por ejemplo, en relación a las inversiones? ¿Cuáles son los efectos de las desviaciones de comportamiento que se ven en todos los seres humanos y que han sido cuidadosamente estudiados por los científicos?

Aversión a la pérdida

La desviación de comportamiento más conocida es probablemente la aversión a la pérdida, cuyo descubrimiento puede contemplarse como el nacimiento de las finanzas conductuales.  Hace referencia al hecho de que el dolor que sentimos por una unidad de pérdida es mayor que el placer que se deriva de una unidad de ganancia. En otras palabras: nos sentimos más molestos por perder 100 euros de lo que nos entusiasma ganar 100. En consecuencia, nos importan más las pérdidas actuales de los mercados que los anteriores avances positivos, algunos conseguidos a lo largo de muchos años.

Una pequeña ventana en el gran mundo de las inversiones

Otra anomalía importante es el llamado “efecto de encuadre”. Creamos un marco a través del cual observamos el mundo (de las inversiones). Funciona como un filtro de noticias. En la situación actual, nos centramos en todas las noticias negativas sobre el coronavirus, ¿pero tenemos también en cuenta las medidas que ya se han tomado y/o probablemente se van a tomar?

De hecho, se está haciendo mucho en términos de política fiscal y monetaria, y es de esperar que se haga todavía más en el futuro. Algunas de estas medidas incluso exceden las adoptadas durante la crisis financiera de 2008-09. A mediados de marzo, más de 30 bancos centrales redujeron sus tipos de interés referencial. El Banco Central Europeo ha lanzado un nuevo programa de compra de bonos de 750.000 millones de euros. Muchos gobiernos de todo el mundo también han anunciado paquetes fiscales, algunos de ellos enormes, para restaurar la estabilidad y, sobre todo, la confianza entre los inversores y/o las compañías, y para mitigar la repercusión negativa sobre las compañías y la economía. EE.UU. ha aprobado un paquete de rescate económico de 2 billones de dólares. Además de los aplazamientos de impuestos, la atención se centra principalmente en las garantías para los préstamos corporativos, que suponen el 12% del PIB de Francia y el 15% en Reino Unido. ¿Son conscientes los inversores de todo esto, o estos esfuerzos se están ignorando debido al “efecto de encuadre”?

Al mismo tiempo, el “efecto de encuadre” hace que las personas se centren mucho más en las tendencias actuales. Mirando hacia delante, la  pregunta debe ser: ¿qué podemos esperar en el futuro? ¿Cuándo es probable que se produzca una recuperación? La autoconciencia es el primer paso para evitar las reacciones equivocadas. Y lo segundo que hay que evitar es engañarse a uno mismo.

Ser más astuto que uno mismo

Estos hallazgos de las finanzas conductuales señalan algunas normas de conducta para el presente. Una cosa parece ya segura: si los bancos centrales de todo el mundo inundan los mercados con liquidez y reanudan las compras de bonos soberanos en cantidades aún mayores, se puede esperar que el entorno de tipos de interés bajos/negativos persista por más tiempo e incluso se expanda. En EE.UU., los rendimientos negativos de las Letras del Tesoro aparecían por primera vez a mediados de marzo de 2020. Para los inversores que buscan rentabilidad, esto no hará más que agravar el problema.

Por ello, desde la perspectiva de las finanzas del comportamiento, ¿qué pueden hacer los inversores para que no les pillen desprevenidos y al mismo tiempo no perder el momento adecuado para comprar?

Desde mi punto de vista, la ‘Estrategia de Ulises’ siempre resulta ser la mejor: se trata de “atarse al mástil” para lograr los objetivos marcados por uno mismo. Como el héroe del poema épico griego La Odisea, que se ató al mástil para no sucumbir al canto de las sirenas, los inversores  también necesitan comprometerse con una estrategia que les ayudará a mantener el rumbo.

Esto plantea las siguientes preguntas:

  • ¿Cuánto riesgo puedo tolerar?
  • ¿Cuánto me arriesgo a perder?
  • ¿Qué nivel de beneficios espero, y a lo largo de qué horizonte temporal?
  • ¿Cuáles son mis expectativas para el futuro?

En otras palabras, este es el momento adecuado para pensar en la asignación estratégica de activos. Un consejo: piensa de forma holística, es decir, no sólo en los activos financieros, sino en todos los activos, inmobiliarios, seguros, pensiones, e incluso tu propio trabajo, ya que todos ellos producen un flujo de ingresos.

El abogado del diablo

Es importante tener un abogado del diablo, alguien con quien discutir tus pensamientos, cuestionarlos y que te ayude a ampliar el marco a través del que observas el mundo. También debes buscar información y análisis de confianza que vayan más allá de los convencionales y de las noticias diarias.

Muchos inversores también encuentran útil reflejar su compromiso en un pequeño “contrato”. El abogado del diablo podría ser tu mejor aliado, y el compromiso contractual podría decir lo siguiente: recuérdame mis planes y ayúdame a no perder de vista mis objetivos, antes de actuar apresuradamente. Desafía mis planes, que pueden estar basados en las emociones.

Convertir la estrategia en realidad

Una vez que has determinado tu distribución estratégica de activos, necesitas implementarla. Los llamados productos multiactivo pueden ayudarte a hacerlo. Son fondos que se pueden invertir en toda clase de activos para minimizar la volatilidad de la cartera y realizar ajustes tácticos, reaccionando así a la tendencia del mercado.

Cuando hay cantidades más grandes de dinero esperando a ser (re-)invertidas, ¿por qué no diseñar un gran plan de ahorro? A partir de una fecha concreta, hacer compras adicionales a lo largo de varios trimestres para alcanzar la estructura de activos deseada. Esto suavizará las fluctuaciones y te ayudará a evitar apostarlo todo al caballo adecuado en un momento equivocado. Y, por supuesto, siempre es buen momento para establecer un “pequeño” plan de ahorro, que puedes hacer con sólo unos cuantos euros al mes.

Para terminar, te doy un consejo: empieza a pensar también sobre la sostenibilidad de tus inversiones. Puedes lograr la sostenibilidad aplicando criterios ASG (medioambientales, sociales y de buen gobierno) como filtros a la hora de tomar tus decisiones de inversión.

Buena suerte al atarte al mástil (tu auto-compromiso) y mucha salud.

Tribuna de Dr. Hans-Jörg Naumer, responsable de Global Capital Markets & Thematic Research en Allianz Global Investors.

El pánico es el enemigo

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Pixabay CC0 Public DomainFoto: Martin Sanchez. Foto: Martin Sanchez

El COVID-19 está provocando un daño económico sin precedentes en todo el mundo. Si bien el coste humano y financiero de la pandemia será enorme, no debemos olvidar que los periodos de distorsión también presentan oportunidades de inversión. Los inversores deben armarse de paciencia y adoptar un enfoque a más largo plazo si desean salir beneficiados.

En estos momentos, solo existe una conclusión evidente: el COVID-19 provocará la destrucción más drástica de la actividad económica que ninguno de nosotros hayamos experimentado en nuestras vidas. Una parte importante del mundo se encuentra completamente paralizada. En la era moderna, no existe ningún precedente de este tipo de paralización laboral y comercial a escala mundial. El coste humano es gigantesco, no solo por el número de personas contagiadas o fallecidas, sino también por el serio peligro que corre el medio de sustento de tantísimas familias (es decir, la capacidad para satisfacer las necesidades básicas de subsistencia).

Tan solo comenzamos a concebir la magnitud de los efectos que esta situación tendrá en la economía mundial y en nuestra forma de vida en el siglo XXI. La interconexión mundial que ha caracterizado las últimas décadas, encarnada por empresas como Uber y Airbnb, así como por los llamados inventarios «justo a tiempo», probablemente dé un paso atrás (o respete el «distanciamiento social», por utilizar el término que se ha convertido en uno de los memes de los últimos tiempos).

Ahora bien, debemos tener presente que el mundo ha capeado muchas crisis en el pasado: guerras mundiales, hambrunas generalizadas y virus letales. La humanidad ha sobrevivido a estos periodos tumultuosos, eso sí, no exenta de daños, aunque a menudo ha salido fortalecida. Así pues, en el mundo de las finanzas, en lugar de dejar que el pánico determine nuestro camino, debemos preguntarnos con calma: ¿qué hacemos ahora?

Destrucción económica y desempleo

El parón económico está generando una situación de desempleo masivo. En Estados Unidos, esto empieza a manifestarse en el extraordinario aumento de las peticiones de ayudas por desempleo en cuestión de días. En estados como Ohio, Connecticut y Nevada, las solicitudes presentadas son 10-15 veces superiores a las cifras habituales. Los 100.000 trabajadores de Las Vegas Strip se encuentran ahora en desempleo. Los hoteles, los restaurantes y los salones de juego están cerrados. Los puestos relacionados con la preparación y el servicio de comida representan cerca del 10% del empleo en la economía estadounidense (1). 

Los trabajadores de los sectores aeroespacial y de automoción, representados por el sindicato de la industria de la automoción UAW (United Auto Workers) también se encuentran inactivos. La expansión de más de una década que siguió a la crisis financiera mundial se vio apuntalada por la fortaleza del gasto en consumo. Hoy en día, de repente, se ha arrebatado a la economía este pilar básico, a una velocidad y a una escala nunca vistas. El sector de servicios, que representa el 50% de la economía estadounidense, se ha visto drásticamente reducido, lo que ha afectado por igual a dentistas, optometristas, camareros y propietarios de pequeños negocios. Y aunque el Gobierno trata de contrarrestar el enorme menoscabo en las rentas de los hogares y en el posterior consumo, cualquier paquete fiscal solo podrá amortiguar el golpe hasta cierto límite.

Cabe destacar que la práctica paralización económica supone un pesado yugo para la apalancada economía estadounidense. Es cierto que el tipo de apalancamiento actual no es el mismo que el registrado durante la crisis financiera mundial. Hoy en día, la deuda se concentra principalmente en manos de las empresas, mientras que, en 2008/2009, fue el apalancamiento financiero lo que causó tantos problemas.

Los bancos que se adentran en esta crisis están mucho mejor posicionados, en términos de capital y liquidez, que al inicio de la crisis financiera mundial. Como en todas las crisis, los bancos se hallan en el ojo del huracán de la volatilidad. Si bien todavía no podemos cuantificar el pleno alcance de la presión a la que se verán sometidas estas instituciones financieras, sí sabemos que el actual nivel de apoyo económico y liquidez constituye una base más sólida.

Dicho esto, no contamos con modelos que pueden evaluar el impacto de una paralización económica de esta magnitud en una economía apalancada. Los ingresos brutos de las empresas se desplomarán, algunos en mayor medida que otros. La diferenciación entre las empresas capaces de capear esta tormenta y las que probablemente no sobrevivirán determinará el entorno de inversión en los próximos trimestres y años.

Las autoridades políticas al rescate

Los bancos centrales de todo el mundo han respondido a la crisis con rapidez y de manera contundente, sobre todo en los 10 últimos días aproximadamente. La Reserva Federal estadounidense (Fed), el Banco Central Europeo (BCE), el Banco de Inglaterra (BoE) y otros bancos centrales han anunciado medidas extraordinarias de relajación monetaria. Entre dichas medidas cabe mencionar el recorte de los tipos de interés, los programas de expansión cuantitativa (QE), los sistemas de control de la curva de tipos y las líneas de liquidez.

Esta última medida ha sido diseñada para responder a los graves retos de liquidez en los mercados durante este periodo de volatilidad y caídas colosales. Como consecuencia de las normas adoptadas tras la crisis financiera mundial, las sociedades de valores de Wall Street no pueden desempeñar la función de «amortiguador» como en anteriores periodos de graves distorsiones en los mercados, lo que ha exacerbado aún más las restricciones de liquidez. Por lo tanto, resulta crucial que las respuestas políticas se centren, entre otras cosas, en restituir la liquidez en el sistema financiero y facilitar a las compañías de buena calidad la obtención del crédito necesario para afrontar este periodo en el que los ingresos atravesarán dificultades en el mejor de los casos o se verán reducidos a cero en el peor.

Por desgracia, las autoridades fiscales no han estado a la altura de sus homólogas monetarias, al no abordar la sobrecogedora caída de la actividad económica real (la clave de esta crisis) con suficiente premura hasta los últimos días. Lamentablemente, aunque no es de extrañar, la respuesta fiscal se ha visto entorpecida por la política. Sin embargo, incluso los responsables de la formulación de políticas están actuando con mayor celeridad y determinación de lo habitual durante los periodos de crisis.

Además, el rápido fortalecimiento del dólar estadounidense está agravando la crisis. El descenso de los precios de los activos (y el consiguiente temor) ha creado una enorme demanda de dólares, lo que se debe en parte al cierre de las posiciones de cobertura, así como a la acumulación masiva de dólares estadounidenses para abonar los eventuales gastos y los pasivos. Hoy en día, existen líneas de swap de divisas con muchos bancos centrales, aunque es posible que tengan que hacerse esfuerzos adicionales en este frente.

El entendimiento del COVID-19 es crucial

Cabe mencionar que las respuestas monetarias y fiscales no tendrán plena eficacia hasta que los expertos médicos tengan un mejor entendimiento de la naturaleza del virus, los medios de transmisión y el desarrollo de tratamientos y una vacuna. Hasta que no sepamos cuánto tiempo tendrán que estar confinados los ciudadanos en sus casas y durante cuánto tiempo se mantendrá el bloqueo efectivo de la actividad económica, resulta muy difícil evaluar si las medidas adoptadas por las autoridades políticas son las adecuadas. Este problema solo puede solucionarse efectivamente con políticas públicas centradas en los factores relativos al propio virus: confinamiento, hospitales, ventiladores, entre otros. Se desconoce cuándo podremos volver a la normalidad de forma segura y cuándo podremos regresar a nuestros lugares de trabajo, a los cines y a las tiendas.

Se necesita un horizonte temporal a más largo plazo

En este clima de incertidumbre, existen unas cuantas cosas que sí sabemos. Una de ellas es que la venta de activos a precios de liquidación en mercados ilíquidos se traduce en pérdidas. De esto no cabe duda. Desaconsejamos esta práctica.

Entonces, ¿dónde están las oportunidades? Sugerimos a los inversores que evalúen la situación sin tener en cuenta las experiencias pasadas; solo cuenta el presente. La volatilidad y el descenso de los precios han generado un mayor número de puntos de entrada ventajosos en los mercados. Los activos son baratos, sin duda más baratos que hace seis semanas. Plantéese esta pregunta: si no estuviera ya invertido en el mercado, ¿compraría?

Esta situación ofrece a los gestores de inversiones la oportunidad de añadir pequeñas posiciones en empresas que pueden tolerar entre seis y doce meses de perturbaciones en los ingresos. La profundidad y la duración de la pandemia, así como sus repercusiones, siguen siendo un interrogante. Los mercados han respondido a esta incertidumbre situando las correlaciones en niveles cercanos a uno. En periodos caracterizados por tales distorsiones, las inversiones de calidad reciben el mismo tratamiento que las inversiones mediocres, y esto genera oportunidades. La recuperación de las empresas, los consumidores y la economía mundial llevará su tiempo. Recomendamos a los inversores que amplíen sus horizontes temporales y que se armen de paciencia.

Esta crisis provocará a buen seguro un cambio de paradigma en la forma en la que interactuamos en sociedad, aunque la resiliencia y el ingenio del ser humano nos han ayudado a salir de crisis de similar magnitud en el pasado. Esta vez no será diferente. Si no apostamos por esta visión, nos abocamos inevitablemente a un escenario apocalíptico.

 

Tribuna de William J. Adams, director de inversiones de renta fija mundial, y Erik Weisman, gestor de carteras y economista jefe en MFS Investment Management.

Anotaciones:

  1. https://www.bls.gov/news.release/ocwage.nr0.htm

 

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La inteligencia artificial en el frente del coronavirus

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Pixabay CC0 Public Domain. La inteligencia artificial en el frente del coronavirus

“Estamos en guerra”, declaró el presidente de Francia el 16 de marzo de 2020. Luchamos contra un enemigo “invisible”, pero no invencible. Esta guerra no ha hecho más que comenzar y la ayuda que ofrece la inteligencia artificial podría contribuir a frenar la proliferación del virus. 

La investigación se beneficia actualmente de los avances que han favorecido la aparición de la inteligencia artificial, la informática en nube (cloud computing) y las tarjetas gráficas (GPU). Gracias al cloud computing, los recursos de cálculo son ahora accesibles a distancia, sin que los investigadores necesiten centros de datos gigantescos para hacer funcionar sus modelos moleculares y estudiar así el coronavirus. Para ello, pueden recurrir a proveedores como AWS (Amazon), Azure (Microsoft) o AliCloud (Alibaba). Gracias a Folding At Home, compañía de investigación biomédica colaborativa, y a Nvidia, líder mundial en tarjetas gráficas, un sistema de mutualización de tarjetas gráficas permite acelerar la investigación. 

Estas tarjetas gráficas aumentan la velocidad de los algoritmos de inteligencia artificial, así como el software de simulación biológica utilizados en la investigación para entender el virus y elaborar medicamentos y vacunas. El “don” de la potencia de cálculo también es posible y su éxito es consecuente, con más de 470 petaFLOPS de potencia de cálculo, más que los siete superordenadores más potentes del mundo.

Las iniciativas se multiplican. El Instituto de Inteligencia Artificial Allen de Seattle ha desarrollado un algoritmo de análisis semántico para resumir las publicaciones de la investigación mundial sobre el virus. Esta iniciativa ha atraído la atención del gobierno estadounidense, que ha invitado a varios grupos de investigación a sumarse a ella.

Por su parte, la canadiense BlueDot detectó la pandemia en diciembre de 2019, al registrar un creciente número de casos de neumonía en China. Nueve días más tarde, la OMS comunicaba la aparición del COVID-19. Otras empresas, como HealthMap, (Boston), o Metabiota (San Francisco) alertaron de la inminente propagación del virus. Aunque estas alertas no provocaron respuestas inmediatas, revelaron las capacidades predictivas de la inteligencia artificial. Junto con medidas concretas, en el futuro podrían reforzar la capacidad de resistencia y adaptación de nuestras sociedades y la economía.

La potencia de cálculo compartida y colaborativa hace avanzar la investigación y la inteligencia artificial permite optimizar los esfuerzos científicos desplegados a escala mundial, clasificando principalmente las casi 24.000 publicaciones científicas aparecidas, hasta hoy sobre el coronavirus. La inteligencia artificial está en su infancia y sus primeros pasos son prometedores.  Echiquier Artificial Intelligence mantiene el rumbo para detectar e invertir en las mejores empresas que, según nosotros, desarrollan o se benefician de esta tecnología revolucionaria.

Tribuna de Rolando Grandi, CFA y gestor de renta variable internacional en La Financière de l’Echiquier

Se debe aplanar la curva, sí, pero no solo la curva de contagios, también la de desigualdad

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Foto: Presidencia. Se debe aplanar la curva, sí, pero no solo la curva de contagios, también la de desigualdad

Vivimos una época complicada, de eso no hay discusión. Hace unas semanas escribí que no me gustaría estar en los zapatos de Arturo Herrera o de Gabriel Yorio al momento de hacer este documento, y hoy lo confirmo. Predecir variables económicas en un ambiente de alta incertidumbre se acerca más a un juego de azar que a una ciencia exacta, y en este contexto fue que la SHCP presentó el primero de abril los Pre-criterios Generales de Política Económica (PGPE).

No son PGPE alegres, pero tampoco son pesimistas. Presento un cuadro comparativo para ver como cambió la situación de los números presentados el año pasado como parte del presupuesto 2020 respecto a los presentados en los PGPE (gráfica 1).

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De entrada, vemos un crecimiento puntual del PIB relativamente optimista en -2%, cuando el consenso de analistas de la última encuesta de Banxico estima que el crecimiento sea de -4%. Asimismo, mientras escribo estas líneas, Bank of America (BofA) acaba de publicar el número de crecimiento más pesimista que se ha visto en las últimas semanas. Ellos esperan que México decrezca 8% durante 2020. Entonces, el -2% que pronostica SHCP queda un poco opacado por las cifras que el resto del mercado está esperando.

Hay que recordar que, entre menor sea el crecimiento, menor serán los ingresos tributarios. En los CGPE para 2020, SHCP estimaba un crecimiento puntal del PIB de 2%, y ahora estima de -2%. En término de ingresos, esto implica una reducción de ingresos tributarios de alrededor de 155.000 millones de pesos, sin embargo, si el crecimiento resulta ser aún menor, ese número crecerá (Gráfica 2).

G2

Solo con fines comparativos, en los PGPE publicados en abril de 2009, la SHCP estimaba que México iba a decrecer 2,8%, y terminó decreciendo 5,3% ¿optimismo? ¿falta de visibilidad? Pueden ser ambas. El punto es que es sumamente probable que el -2% de crecimiento no se logre, y estemos ante un escenario de mayores pérdidas de ingreso tributario.

Otro punto criticable es la producción petrolera. Si bien revisaron el número de barriles a la baja (de 1.951 a 1.850 mbd), sigue siendo alta para el nivel de precio que hay en el mercado. De hecho, Arabia Saudita anunció que están dispuestos a recortar su producción, siempre y cuando todos los miembros de la OPEC y G20 lo hagan, incluyendo Rusia, EE.UU., Canadá y México. De ser así, la producción petrolera se vería aún más afectada.

Por otro lado, SHCP espera que Banxico solo baje 0,75% más la tasa, y la mantenga ahí hasta finales de 2021. Creo que este escenario es poco realista. Banxico ha demostrado que tiene la capacidad de tener tasas tan bajas como 3%, y con la FED manteniéndose en 0% por lo menos todo 2020, un escenario de tasas en 5,75% a finales de año resulta poco creíble. Sin embargo, esta estimación es positiva para las finanzas públicas, ya que, de bajar aún más las tasas de Banxico, el costo de financiamiento del gobierno bajará, aliviando un poco las presiones por ese lado en el presupuesto de egresos.

Asimismo, me dio gusto ver la ampliación del déficit (SHRFSP) de 2,6% a 4,4%, que son niveles observados durante la crisis de 2008-2009. Eso es justo lo que necesita el país actualmente: más recursos que nos permitan paliar la caída en la actividad económica.

Si bien este aumento en el déficit contribuirá a que el endeudamiento general del país crezca, deberá ayudar a reactivar el crecimiento económico, y a la larga, si el déficit se controla (como es lo que se espera para años posteriores al 2021, con SHRFSP de 2,3%), el endeudamiento general deberá empezar a bajar.

Ahora bien, todos estos pronósticos se das en un ambiente de alta incertidumbre, y de alto pesimismo. En la última encuesta de Banxico, la percepción del entorno económico para hacer negocios los próximos 6 meses es francamente mala. El 94% de los encuestados pensaban que el ambiente de negocios empeorará los próximos 6 meses, 3% que se quedará igual, y 3% que mejorará. No se había visto tanto nivel de pesimismo nunca, ni siquiera en la crisis de 2008-2009 (Gráfica 3).

G3

Definitivamente estamos en un periodo muy complicado para el país, y siendo justos con la verdad, en este punto de la crisis no hubiese importado el color del partido que nos estuviese gobernado. Las perspectivas de México serían similares bajo el mandato de Meade, Anaya, Bronco o AMLO.

Lo que sí importa, y lo que va a marcar toda la diferencia, es la reacción ante los problemas. Y ahí sí creo que el color del partido hubiese importado. Los mexicanos necesitamos todo el apoyo del gobierno, en temas de salud, fiscales, de confianza, etcétera., independientemente de su estrato social, su color de piel, o su acento al hablar, y el gobierno actual parece rebasado por todo lo que está ocurriendo.

Todavía no es tarde para actuar. Se habla en los medios de aplanar la curva. Sí, pero no solo la curva de contagios. De no actuar en todos los estratos y con todas las herramientas posibles, la pobreza y la polaridad crecerán, y la curva de desigualdad se hará más pronunciada. Hay que aplanar la curva de desigualdad también, y la única manera de hacerlo es gobernando para todos.

Columna de Franklin Templeton México escrita por Luis Gonzali, CFA. V.P. / Senior Portfolio Manager