Invertir en minas de oro con Edmond de Rothschild

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Pixabay CC0 Public Domain. Fuerte convicción en la selección de compañías mineras de oro, con Amundi

Tras las recientes turbulencias causadas en el mercado por el COVID-19 y la consecuente desaceleración económica, los inversores tratan de encontrar nuevas fuentes de retornos. Teniendo en cuenta que el mercado no va a recuperar los máximos anteriores al comienzo de la crisis del coronavirus en un futuro cercano y con la economía soportando presiones deflacionarias, es más que probable que en los próximos 18 meses tenga lugar un nuevo movimiento a la baja incluso de mayor profundidad.

La brusca salida de un mercado alcista de más de una década de duración ha hecho que los inversores comiencen nuevamente a considerar la inversión en oro como una defensa contra la recesión. Pero, además, invertir en oro puede ser también un medio para navegar la tormenta inflacionaria que puede formarse a largo plazo, como consecuencia de las decisiones tomadas por los bancos centrales.

Invertir en oro directamente es complejo, ya que, tras la adquisición, se recibirían lingotes físicos que sería necesario almacenar en lugar seguro. Un almacenaje que resulta costoso. Sin embargo, no es necesario invertir en el metal precioso por excelencia directamente para obtener una exposición a él. Una alternativa es invertir en compañías mineras cuya actividad principal sea la exploración, extracción, procesado y comercialización de oro y otros metales preciosos. 

Para obtener una cartera adecuadamente diversificada, uno de los mejores vehículos es un fondo de inversión de la categoría sectorial VDOS de Materias Primas, que invierta en este tipo de compañías mineras. De este grupo de fondos, de una selección con la mayor calificación de cinco estrellas de VDOS, Edmond de Rothschild Goldsphere es el más rentable en lo que va de año, con un 22,68% de revalorización en su clase I.

Su objetivo a largo plazo (más de cinco años) es lograr una rentabilidad superior a la de su índice de referencia, el FTSE Gold Mines Price Index (dividendos netos reinvertidos), mediante la selección discrecional de valores que operan principalmente en el sector aurífero y vinculados a la exploración, extracción, transformación y comercialización de oro. 

El gestor principal del fondo es Christophe Foliot, CFA. Christophe se unió al equipo de gestión de Edmond de Rothschild Asset Management en 2003 como gestor de renta variable americana y en 2008 se convirtió en responsable de los equipos de renta variable global y americana y gestor principal del Edmond de Rothschild Goldsphere. Comenzó su carrera en 1994 en Knight-Ridder Nueva York y en 1999 se incorporó a BNP Paribas Asset Management como analista de renta variable americana. Christophe obtuvo su MBA en Finanzas por el Baruch College, de la City University of New York.

El universo invertible comprende alrededor de 150 acciones en todo el mundo con una alta concentración de Barrick & Newmont Mining, cuyo mercado supone aproximadamente el 35% o 40% del índice. Las acciones canadienses tienden a mantener una posición dominante en los índices y fondos debido a su mayor estabilidad geopolítica y sus estándares de gobernanza. El fondo ha mantenido su sesgo hacia nombres de gran capitalización y de alta calidad que tienden a resistir mejor en las recesiones del mercado, mientras que las empresas más pequeñas pueden sufrir más. El fondo también se ha alejado de las mineras con alta exposición a África.

El equipo gestor trata de identificar compañías con balances sólidos y una sólida cartera de proyectos de explotación con ventajas competitivas en costes. Esto se consigue mediante un análisis profundo del entorno geopolítico, para controlar riesgos, y mediante un análisis fundamental, tanto cualitativo como cuantitativo, de cada compañía. Se analizan con detenimiento factores como el crecimiento orgánico, el flujo de caja que genera, las necesidades de refinanciación, el capex, la calidad y el compromiso del consejo de administración, así como su experiencia e historial. A partir de aquí, se construye una cartera bastante concentrada y de pura convicción, compuesta por un número de entre 30 y 50 compañías.

Las cinco mayores posiciones en la cartera del fondo corresponden a Newmont Corporation (9,95%), Barrick Gold Corp (9,61%), Agnico-Eagle Mines Ltd (7,19%), Franco-Nevada Corp (5,61%) y Anglogold Ashanti Ltd (5,37%). Por país, Canadá (60,14%), Estados Unidos (12,96%), Australia (9,78%), Sudáfrica (9,56%) y Rusia (3,53%) representan los mayores pesos en la cartera del fondo.

Con un patrimonio bajo gestión de 35 millones de euros, la evolución del fondo por rentabilidad lo sitúa entre los mejores de su categoría, en el primer quintil, durante 2019 y 2020, batiendo al índice de su categoría en 2016 y 2018. A tres años su volatilidad es del 22,76% y del 29,96% a un año, periodo en el que registra una ratio Sharpe de 0,53 y un tracking error, respecto al índice de su categoría, del 18,98%. La inversión mínima requerida para suscribir la clase I (institucional) de este fondo es de 500.000 euros, aplicando a sus clientes una comisión fija de hasta un 1%, además de una comisión variable del 15% por resultados positivos del fondo respecto a su índice de referencia. 

El fondo dispone también de una clase A cuya suscripción mínima es de una participación, siendo su último precio de valor liquidativo de 82,35 euros. Esta clase aplica a sus suscriptores una comisión fija del 2% y también una comisión variable del 15% por resultados positivos del fondo respecto a su índice de referencia.

El posicionamiento del equipo gestor sigue siendo fundamental, manteniendo compañías con perfil de riesgo defensivo y atractivo. Han ido reduciendo gradualmente la exposición a nombres de menor tamaño, con menos visibilidad en términos de aumento de producción.

En este contexto, creen que favorecer a las compañías establecidas y de calidad es la opción más sensata. En términos de posicionamiento cíclico de la industria, estiman que el último ciclo del oro comenzó con el primer recorte de tipos de la Reserva Federal (Fed). Creen que el oro cuenta con un grandísimo potencial al alza adicional, basándose en tres factores principales: no hay inflación en el corto plazo, los tipos de interés van a mantenerse bajos por un tiempo y aún no hay una solución definida para el COVID-19. Esto hace que el horizonte sea muy alentador para esta clase de activo. 

Actualmente, los balances de las compañías están mucho más saneados que en el ciclo anterior. En 2015, las empresas tenían muchísima deuda, pero ese no es el caso en la actualidad. Además, las valoraciones continúan siendo atractivas respecto a picos anteriores.

Su evolución por rentabilidad en los últimos tres años, respecto al resto de fondos de su categoría, y la volatilidad incurrida en el mismo periodo, hacen a Edmond de Rothschild Goldsphere merecedor de la calificación cinco estrellas de VDOS.

Tribuna de Paula Mercado, directora de Análisis de VDOS

Las dos caras de la disrupción: liquidez y solvencia

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Pixabay CC0 Public DomainFoto: Simon. Foto: Simon

El impacto económico de la crisis sanitaria del COVID-19 y la respuesta de los responsables políticos pueden considerarse desde el prisma de la liquidez y la solvencia. En el caso de los inversores con un horizonte de inversión a más largo plazo, las oleadas de ventas en el mercado como estas ofrecen oportunidades de inversión a los gestores activos. Los activos están más baratos; las valoraciones son favorables.

Nuestras vidas, al igual que los mercados financieros, a menudo están marcadas por las crisis. Las perturbaciones personales y financieras que estamos atravesando en la actualidad no constituyen una excepción. En la historia moderna, la economía mundial no ha sufrido nunca un colapso tan profundo como el actual. La crisis sanitaria provocada por el COVID-19, quintaesencia de esta debacle, no tiene precedentes, como tampoco los tiene la disrupción económica que le sigue de cerca.

Conviene señalar que se trata esencialmente de una crisis sanitaria, a diferencia de la crisis financiera mundial de 2008/2009 que fue causada por los riesgos y el apalancamiento del sistema financiero. Hasta que no tengamos más información sobre el virus, su transmisión, y los plazos necesarios para obtener tratamientos eficaces y una vacuna, no podemos prever de forma fiable cuándo volverán a funcionar las empresas y a generar ingresos.

La disrupción que se está produciendo en la economía y los mercados podría observarse mejor desde el prisma de la liquidez y la solvencia, dos requisitos conexos e indispensables para que funcione una economía de mercado. La liquidez es un concepto a corto plazo, que indica la capacidad de una empresa para hacer frente a sus pasivos a corto plazo con su activo corriente. La solvencia, en cambio, es la capacidad de una empresa para atender sus deudas y obligaciones financieras a largo plazo. La solvencia es esencial para mantenerse en el negocio, porque demuestra la capacidad de una empresa para seguir funcionando en un futuro predecible.

La liquidez también se refiere al funcionamiento del sistema financiero, la fontanería, por decirlo así. En la crisis actual, han surgido problemas tanto de liquidez como de solvencia, y ambos deben ser atendidos: las necesidades de tesorería a corto plazo de las empresas y los empleados, y la eficacia de las operaciones de mercado. En el contexto actual, en el que grandes sectores de la economía están bloqueados, resulta fundamental tener en cuenta la liquidez y la solvencia a la hora de analizar las oportunidades de inversión.

La economía en pausa

El alcance de la incertidumbre sobre el virus y su transmisión ha dado lugar a una enorme variabilidad en las entradas y salidas de los modelos económicos que alimentan las previsiones. Los datos habituales y las encuestas de opinión no son fiables, entre otras cosas porque, en estos momentos, el número de encuestados es menor y la actividad es irregular. Disponemos de algunos datos que ilustran el alcance y la magnitud del parón económico. Diez millones de personas solicitaron la prestación por desempleo en Estados Unidos en las dos últimas semanas, cifra que no se había visto desde la Gran Depresión de la década de 1930. Las solicitudes de la prestación de desempleo en Europa han sido igualmente elevadas durante el mismo periodo.

La vertiginosa disminución de los gastos con tarjetas de crédito y débito también pone de relieve la anémica actividad económica. En la última semana de marzo, los ingresos anuales de las industrias más afectadas por el cierre, como las líneas aéreas, los establecimientos de alojamiento y los cruceros, disminuyeron más del 100% por efecto de los reembolsos, mientras que los gastos de los consumidores en restaurantes, grandes almacenes y tiendas de moda se redujeron entre un 50% y un 65%. En marzo, únicamente aumentaron las ventas en tiendas de comestibles y de productos electrónicos en línea.(1) Al parecer, la gente está consumiendo productos alimenticios y entrando en Internet por trabajo o por placer, ¡y haciendo poco más!

La caballería fiscal y monetaria al rescate

No se trata simplemente de una prolongada pausa en la actividad, sino que se produce en el contexto de una economía apalancada. La deuda corporativa ha subido notoriamente desde la crisis financiera mundial como consecuencia delos recortes de los tipos de interés que han allanado el camino al crédito barato. En la actualidad, la mitad del universo de bonos con calificación investment grade se compone de deuda con calificación BBB, el último escalafón del segmento investment grade. Sobra decir que es todo un reto para las empresas hacer frente a los altos niveles de deuda en un momento en que los ingresos sufren un brusco descenso, como ocurre en muchas de ellas.

El rápido declive de la actividad económica condujo a una crisis en los mercados a partir de mediados de marzo. La Reserva Federal estadounidense (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE), junto con otros bancos centrales, respondieron de inmediato con todo un «arsenal» para aliviar las presiones de liquidez que amenazaban el funcionamiento del mercado. La liquidez se resintió debido a la búsqueda por parte de los inversores de aumentar el efectivo y reducir el riesgo, así como a la falta de voluntad de las contrapartes tradicionales de asumir los riesgos del mercado. La crisis se agravó a causa de los problemas de negociación provocados por los operadores en sus propios países o en otras ubicaciones dispersas que utilizaron sistemas no probados.

En este contexto, las medidas de liquidez de la Fed incluyeron una nueva ronda de expansión cuantitativa, líneas de swap en dólares, operaciones de recompra (repo) y otras medidas dirigidas a los mercados de deuda del Tesoro, corporativa e hipotecaria. Fundamentalmente, los bancos centrales señalaron que estaban dispuestos a hacer lo que fuera necesario para restablecer la estabilidad del mercado. La consecuencia es la vuelta de la liquidez a los mercados. Observamos indicios de un retorno a la actividad normal del mercado, así como una reapertura del nuevo mercado de emisiones. Obviamente, es demasiado pronto para transmitir el mensaje de «todo claro», pero a principios de abril es más adecuado que a principios de marzo.

El hecho de que los responsables de la política monetaria hayan abordado los problemas de solvencia con gran cantidad de estímulos fiscales ha contribuido a mejorar los mercados. En Estados Unidos se ha adoptado un paquete fiscal de 2,3 billones de dólares que representa el 10% del PIB, mientras que en algunos países europeos se han anunciado medidas fiscales aún más extraordinarias: Alemania (22% del PIB), el Reino Unido (16%) y Francia (14%). En muchos casos, dichas medidas serán probablemente las primeras de una serie de iniciativas agresivas por parte de los responsables políticos destinadas a aliviar la carga que supone el actual contexto macroeconómico.

La magnitud y prontitud de la respuesta monetaria y fiscal responden a las lecciones aprendidas de la crisis financiera mundial y de la Gran Depresión. Los responsables políticos se han apresurado a tratar de aliviar a medio plazo algunos de los puntos de presión, tanto en términos de liquidez como de solvencia. Sin embargo, la envergadura de las medidas políticas y la celeridad con que se están aplicando están creando complicaciones excesivas con los desembolsos, y posiblemente otras consecuencias no previstas.

Por último, es importante señalar la necesidad de cooperación entre los responsables políticos y el riesgo que conlleva. El paquete fiscal de Estados Unidos, por ejemplo, incluye financiación adicional para el Fondo de Estabilización Cambiaria del Tesoro. Básicamente, este fondo constituye la base de capital de gran parte de las operaciones de mercado de la Fed. Para que la elaboración de políticas sea eficaz, se requiere una estrecha coordinación entre la Fed y el Tesoro. Al mismo tiempo, existen interrogantes obvios sobre el papel actual de la política fiscal en la economía de Estados Unidos, así como sobre el potencial de politización de la política monetaria y la independencia de la Fed.

Bancos más sólidos

Un aspecto positivo de la crisis actual es que la situación del sistema bancario actual es mejor que la que existía durante la crisis financiera mundial. El aumento de los requisitos de capital y las provisiones de liquidez aplicadas tras la crisis financiera mundial han colocado al sector bancario en una posición mucho más sólida, lo que permite a los bancos ofrecer servicios de crédito tanto a corto como a largo plazo. De hecho, los organismos reguladores, en las últimas semanas, han logrado flexibilizar los requisitos de capital de los bancos con el fin de mantener el flujo de crédito a las empresas y los hogares para paliar la inestabilidad económica. Se han liberado cerca de 500.000 millones de dólares como consecuencia de la reducción de los requisitos de capital, proporcionando a los prestamistas la capacidad de conceder globalmente préstamos adicionales por un valor aproximado de 5 billones de dólares.2 La facilitación de crédito es un pilar fundamental de la arquitectura del proceso de recuperación de la economía mundial. Hemingway, en su novela También sale el sol, plasma esta situación. Cuando se le pregunta cómo llegó a la quiebra, el personaje Mike responde: «De dos maneras. Primero poco a poco y luego de golpe». El crédito es, en efecto, la savia de la economía bajo presión. Por este motivo, los préstamos a las pequeñas empresas, destinados a garantizar su supervivencia a esta crisis, son un componente importante del paquete fiscal estadounidense.

Las crisis crean oportunidades

A pesar de haber observado en un corto espacio de tiempo caídas muy importantes, tanto en la renta fija como en la renta variable, con correlaciones entre las principales clases de activos que avanzan hacia una única clase, de forma análoga a lo que ocurrió durante la crisis financiera mundial, estamos recogiendo los frutos de los conocimientos adquiridos en crisis pasadas. Muchos participantes del mercado sobrevivieron a una experiencia cercana a la muerte durante la crisis financiera mundial y, en consecuencia, comprenden el proceso de recuperación. Además, los bancos centrales se mostrarán reacios a retirar la liquidez del sistema de forma prematura, como hicieron algunos tras la crisis financiera.

Dicho esto, el virus sigue siendo el elemento central del problema. El estímulo monetario y fiscal no puede reducir totalmente la presión bajista, solo puede contribuir a minimizar la brecha entre la paralización de la actividad y la recuperación.

Otra lección clave es el reconocimiento de las oportunidades que surgen de la crisis. En el caso de los inversores con un horizonte de inversión a más largo plazo, las oleadas de ventas en el mercado ofrecen oportunidades de inversión. Los activos están más baratos; las valoraciones son favorables. Un periodo de inversión de tres a cinco años permite a los gestores de inversiones evaluar la solvencia a largo plazo en lugar de hacer juicios basados en la liquidez a corto plazo. Por otro lado, los gestores activos están en condiciones de separar el trigo de la paja, seleccionar las empresas que tienen más posibilidades de capear la tormenta y recoger los rendimientos correspondientes.

 

Columna de William J. Adams, director de inversiones (CIO) de renta fija mundial en MFS Investment Management

 

Notas:

(1) Bank of America Global Research, «COVID-19 and the consumer: Data through March 24», 30 de marzo de 2020.

(2) Financial Times, 5 de abril de 2020, «Regulators free up $500bn in capital for lenders to fight virus storm».

(3) 1954 (Copyright 1926), Fiesta (También sale el sol) de Ernest Hemingway, Libro II, Capítulo 13, página 136, Charles Scribner’s Sons, Nueva York.

 

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El COVID-19 ya infectó al empleo en México

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Se empiezan a publicar las estadísticas de los primeros efectos del coronavirus Covid 19 sobre la economía mexicana.  En marzo, cuando se inició el periodo de confinamiento se perdieron 130.600 puestos de empleos formales y en abril la pérdida fue de otros 555.200, lo cual significa que en esos dos meses la pérdida de empleo fue 2 veces mayor que los que se habían generado durante todo 2019.  Al cierre de abril de 2020, hay menos empleo que al inicio del presente sexenio.

Por otra parte, las empresas también están desapareciendo, en abril 6.689 patrones se dieron de baja del IMSS, lo que representa el 28% de los que se habían dado de alta durante 2019. De empresas no registradas en el IMSS, como son pequeños restaurantes, fondas, loncherías, talleres de todo tipo de reparación, peluquerías, etc. no se tienen cifras, pero seguramente también están empleando a menos gente y desapareciendo.  Todos los negocios, independientemente de su tamaño, tienen que hacer frente a sus costos fijos, aunque no vendan, y para los más pequeños esos costos fijos, como por ejemplo la renta, les impide subsistir.

El gobierno federal fue muy renuente en su apoyo a las empresas, instauró dos programas de crédito a la palabra, de fácil acceso, por montos de 25.000 pesos. El administrado por el IMSS está dirigido a las empresas formales, pero por el monto resulta insuficiente para convertirse en un apoyo verdadero.  Si el dueño del negocio considera que la falta de ventas durará tres meses, apenas le alcanzaría para pagarle durante ese tiempo salario mínimo a 2 personas, pero le faltaría para los demás gastos fijos.  Por tal razón, apenas se han colocado alrededor de 192.000 créditos de los 650.000 que se tenían pensado otorgar.  El programa administrado por la Secretaría de Economía, está dirigido al mercado informal y hasta mediados de mayo se han colocado 240.000 créditos y esperan lograr la meta de 1 millón de créditos porque lo están haciendo con base en el Censo del Bienestar que ya tenían, aunque su construcción es muy cuestionable.

Algunos gobiernos estatales sí instrumentaron algunas medidas para apoyar a las empresas, entre ellas el diferimiento, descuento y hasta condonación de impuestos locales, como el de nómina. El gobierno de Hidalgo incluso creó un seguro del desempleo que cubre a toda persona que pierda su trabajo y le entrega un salario mínimo por hasta 3 meses.  Los bancos dieron un plazo de 3 meses para la suspensión de pagos de deuda sin que ello se considerara incumplimiento de pago. Sin embargo, las empresas de hasta 5 empleados, que representan el 97% del total de empresas no son usuarios de dichos créditos.

Los sectores que han sido más afectados por la pérdida de empleo son el turismo, la construcción y la manufactura.  A nivel regional 1 de cada 5 empleos perdidos se registró en la Ciudad de México, y 1 de cada 10 en Nuevo León y Quintana Roo.

La falta de apoyos a las empresas pequeñas y medianas formales va a provocar que la recuperación de la actividad económica tarde más tiempo.  Al haber más gente desempleada y menos empresas operando no todo mundo va a poder recuperar un empleo, los salarios y el consumo se deteriorarán. Adicionalmente, cambiarán los patrones de consumo, el sector turístico va a ser el más afectado porque en el corto plazo nadie va a querer viajar. La pérdida de empleo en el año va a ser de 1,2 millones de puestos, equivalente a 4 veces los creados en 2019.

Columna de Francisco Padilla Catalán

Cómo vencer la frustración en los mercados emergentes

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Foto: parenting.firstcry.com. parenting.firstcry.com

En tiempos volátiles, invertir parece una actividad de sprint, pero sigue siendo el mismo maratón de larga distancia que era antes. En ningún lugar es más importante marcar el ritmo correcto que en los mercados emergentes. Los movimientos que se producen en los mercados emergentes pueden ser extremadamente frustrantes. Las valoraciones se desacoplan del valor subyacente en los peores escenarios con regularidad. No es de extrañar que exista la tentación de rendirse a largo plazo y tomar un atajo. Tal vez, comprar algo menos volátil – como China o bonos de bajo rendimiento. Lo que es importante recordar, sin embargo, es que para los inversores a largo plazo, una menor volatilidad no implica un menor riesgo.

Los mercados emergentes han pasado por muchos desafíos: epidemias, escándalos políticos, disturbios, inflación, déficits, colapsos y subidas del petróleo y desastres naturales. Pero han demostrado que se adaptan y crecen.

Como recompensa por su paciencia, los inversores pasivos vinculados al índice MSCI EM, han recibido un escaso 1,5% de rendimiento anual promedio en 10 años en dólares estadounidenses1. Ese es un pésimo retorno para un relato tan potente. En ese escenario muchos gestores activos lo han hecho mejor, como deberían. Esta es nuestra opinión sobre por qué los mercados emergentes son una buena inversión, en los buenos y en los malos tiempos, e incluso mientras la incertidumbre del Covid-19 sigue dominando el mundo.

De todos modos, ¿qué son los mercados emergentes? Los 26 países que el MSCI define como emergentes no son generalmente débiles. Pueden ser volátiles, pero los principales mercados emergentes presentan opciones para los inversores, y no se enfrentan a las limitaciones que se encuentran más a menudo en los mercados frontera.  Combinados, estos 26 mercados son geografías inmensas en las que la dinámica de la oferta y la demanda se desarrolla justo como en los mercados desarrollados; sólo que en los emergentes se concentran 4.500 millones de personas, alrededor del 60% de la humanidad.  Estos mercados presentan una oportunidad considerable, pero no está distribuida de manera uniforme.

En términos de posibilidades, la simple realidad es que los mercados emergentes ofrecen crecimiento, un enorme potencial y riesgo en todas partes. Las oportunidades no están distribuidas de forma uniforme, sino que están concentradas en áreas concretas. Después de analizar una empresa de calidad con buena economía, gran parte del riesgo restante proviene de las oscuras políticas gubernamentales. No hay magia, un riesgo es un riesgo.  El siguiente gráfico muestra el rendimiento de las empresas MSCI EM en relación con sus calificaciones de ESG en los últimos cinco años. El crecimiento y la capacidad de ir por delante en los asuntos de gobernanza son vitales para el crecimiento del valor compuesto.

Dos preguntas que los inversores de mercados emergentes deben considerar:

  1. ¿Qué tipo de operaciones pueden ofrecer rentabilidades justas en los mercados emergentes sin un riesgo ridículo? 
  2. ¿Acumular en China reduciría el riesgo?

Libro de operaciones para mercados emergentes

El tipo de operaciones que se llevan a cabo en los mercados emergentes, tal como lo vemos, se basa en tres conceptos simples pero críticos: establecer el punto de equilibrio entre rendimiento y riesgo, encontrar el crecimiento y proteger la inversión de los problemas que puedan aparecer.  Un inversor de bajo riesgo y negocios de alta calidad debe considerar como alcanzable una rentabilidad a largo plazo en dólares en el rango de 8 a 12%.  Más que eso, la experiencia nos ha enseñado que el riesgo parece aumentar exponencialmente junto con pequeños desvíos en los objetivos de retorno, por lo que la disciplina es importante.

El crecimiento se ve apoyado por el creciente aumento de la demanda derivada de la aparición de cientos de millones de personas que se aferran a una mejor calidad de vida, y esto genera un incremento de la demanda de aquellas empresas innovadoras y bien dirigidas con marcas perdurables. A lo largo de 25 años, las empresas tradicionales que dominaban los mercados emergentes en sectores como energía, materiales y servicios públicos han sido sustituidas por una nueva generación de líderes de la economía del conocimiento y del consumo.  Las áreas donde se pueden encontrar empresas de crecimiento de calidad incluyen:

  • Líderes del mercado nacional: Estos mercados singulares ofrecen oportunidades para que las empresas locales inteligentes se hagan con una parte de los actores estatales ineficientes, como los bancos de la India. También hay una mayor tolerancia a que las empresas acumulen una alta cuota de mercado. Los oligopolios pueden reportar beneficios a múltiples interesados, incluidos los gobiernos, si comparten objetivos comunes y siguen siendo competitivos; entre los ejemplos figuran las compañías chinas de Internet, Alibaba y Tencent. También en este grupo se encuentran las filiales de mercados emergentes que cotizan en bolsa de multinacionales que suelen estar bien gobernadas y se benefician de las carteras de productos y el poder adquisitivo de su empresa matriz.
  • Líderes regionales dominantes: Un subconjunto relativamente pequeño de empresas que se han expandido con éxito más allá de su mercado nacional para convertirse en líderes regionales. Entre ellas figuran los minoristas latinoamericanos Wal-Mart de México y Femsa (tiendas de conveniencia), y el gigante asiático de los seguros AIA.
  • Líderes mundiales: Se trata de líderes mundiales avanzados basados en la economía de mercado que generan flujos de ingresos diversificados en todo el mundo. Entre los ejemplos figuran los gigantes de los semiconductores TSMC (Taiwán), Samsung Electronics (Corea), SK Hynix (Corea) y las grandes empresas de servicios de tecnología de la información de la India TCS, Infosys y HCL.
  • El mercado desarrollado se transformó en emergente: Varias empresas de mercados dearrollados generan ahora más de la mitad de su negocio en los mercados emergentes. Por lo general, es el resultado de un exitoso crecimiento orgánico, o debido a adquisiciones de grandes franquicias locales. Algunos ejemplos son las cerveceras AB Inbev (Bélgica) y Heineken (Holanda), y HSBC (Reino Unido).

Vigilar el crecimiento

Si bien las oportunidades se presentan de muchas formas, es cierto que en cuanto a los riesgos existe cierta concentración en torno a la gobernanza debido a que los accionistas minoritarios suelen estar en posiciones más débiles que en los mercados desarrollados. Para dar una idea de la gobernanza de los mercados emergentes en términos relativos, el gráfico que figura a continuación muestra la distribución de los ratings de las empresas del MSCI ESG entre los índices MSCI para China, los mercados emergentes y el índice mundial de todos los países (ACWI).  Más de un tercio (36%) de las empresas del ACWI tienen una calificación de A o superior (las calificaciones más altas), el mercado emergente está en el 16%, y China en sólo el 5%.  China se inclina hacia la parte más baja con el 58% de sus compañías con una calificación B o CCC (la más baja).

Los problemas de gobernabilidad suelen radicar en quién controla el negocio. Los principales tipos de empresas «controladas» son las empresas estatales y las empresas familiares.  En las empresas controladas, los accionistas minoritarios tienen menos, o en muchos casos, efectivamente ningún control. El MSCI China tiene el 85% de su peso en las empresas controladas.

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Las cuestiones de gobierno con las empresas públicas comienzan con la alineación de intereses entre el gobierno, los políticos y los accionistas minoritarios. Un desafío para los inversores a largo plazo es que los responsables de la toma de decisiones del gobierno, y las prioridades, pueden cambiar con poca antelación. Las cuestiones en torno a las empresas familiares son diferentes. Los objetivos financieros suelen estar más alineados, pero los desafíos suelen estar en torno a las decisiones sobre la asignación de capital (adquisiciones), la selección de ejecutivos (familia frente a profesional) y la rendición de cuentas. Los inversores en empresas controladas deben permanecer vigilantes y reaccionar si perciben problemas.

¿Mejor en China? 

A lo largo de la pandemia, China ha generado un cierto sensación de incomodidad pero también de estabilidad que descansaba sobre una base económica aparentemente segura.  Fue la zona cero del virus, pero también parece ser el primer paciente en salir. La moneda china es estable, apoyada por una balanza de capital cerrada que mantiene los ahorros en el país. Es el principal exportador del mundo y su economía doméstica parece crecer como el tallo de la planta de las judías mágicas de Jack. Seguro que tiene está muy endeudado pero, ¿cuál es el problema si nunca quiebra? ¿Tiene sentido capear la tormenta en China y aventurarse a salir cuando se haya despejado?

Sería genial que los mercados emergentes fueran una isla de serenidad que destacaran por su crecimiento y su estabilidad. Desafortunadamente, no es tan simple. China es una gran porción de los índices de referencia y las opciones de inversión parecen escasas. En un momento en el que China representa el 41% del índice de referencia MSCI EM, son pocos los que sugerirían que la sobreponderar al país aportará diversificación. Para tener una idea de la magnitud de China cabe destacar que ahora tiene dos compañías que individualmente tienen pesan más en el índice que Brasil.

Para cubrir los obstáculos que pueden surgir en torno a la calidad, como la previsibilidad de las ganancias y la gobernabilidad, es difícil encontrar convicción en grandes segmentos del mercado chino, algo normal en cualquier mercado. Pocas empresas ofrecen un crecimiento a largo plazo con una previsibilidad decente, y no es diferente en China. Pero con un mercado tan grande, y con una selección tan estrecha, hay que estar atento para evitar la acumulación de riesgos.

La presión geopolítica se está acumulando en contra de China, al mismo tiempo que su larga trayectoria alcista ha dejado a los hogares y las empresas muy apalancadas. A menos que se produzca un gran estallido con los EE.UU., hay empresas que deben tener el crecimiento estructural y la fuerza para manejar bien la recesión.  El desafío para los seleccionadores de acciones es la visibilidad en términos de gobernanza y la comprensión de los objetivos de los reguladores.  Los reguladores son una parte importante del análisis de las empresas en China.

En el gráfico que figura a continuación se examina la gobernanza a través de las puntuaciones de ESG (por sector) del MSCI China. Hemos agrupado las puntuaciones en grupos: A-y por encima como fuerte, BBB decente, BB territorio cruzado, y B y CCC como débil. Los grupos fuertes/decentes representan sólo el 17% de las empresas. El sector de la tecnología de la información es el tiene una mayor representación, con 21 empresas. Sin visibilidad, buena o un espejismo, no tenemos forma de diferenciar la resistencia si no podemos ver la dinámica sostenible que impulsa un negocio.

 

Conclusión

Seguimos viendo un escenario positivo para las empresas de alta calidad en mercados emergentes, ya que pueden proporcionar un crecimiento de varias décadas con catalizadores diversificados de rentabilidad. Para los inversores que encuentran las oportunidades de inversión, un elemento importante que protege de los problemas es centrarse en la gobernanza y la alineación de intereses con los accionistas minoritarios en particular. El desafío, por supuesto, es soportar la volatilidad durante las crisis. Una baja volatilidad no es lo mismo que un bajo riesgo, y eso es importante recordarlo a largo plazo hacia los resultados de la inversión.

Columna de Vontobel escrita por Sudhir Roc-Sennett

 

Cinco realidades de la recesión en Estados Unidos

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Pixabay CC0 Public Domain. Los activos invertidos en ETFs y ETPs cotizados en EE.UU. alcanzaron la cifra récord de 5,91 billones de dólares

Normalmente, las recesiones son difíciles de predecir, pero esta vez no ha sido el caso. La pandemia del COVID-19 que está arrasando el mundo ha llevado a la economía estadounidense a la recesión, con una caída del PIB estadounidense del 4,8% en el primer trimestre. Si bien la caída ha sido considerable, en mi opinión, en el segundo trimestre se producirá otra aún más pronunciada, ya que extensas zonas del país permanecen en confinamiento. En Estados Unidos se observa una fuerte reducción del gasto de los consumidores y de la producción industrial y, en este sentido, existen cinco realidades que hay que tener en cuenta.

1) Hemos pasado por esto antes (más o menos)

La mayor caída del PIB trimestral después de 1950 se produjo en el primer trimestre de 1958 y fue del 10%.

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Esta fuerte disminución del crecimiento se produjo en el contexto de la recesión de 1957-1958, provocada por una confluencia de factores, entre ellos una pandemia de gripe. Aunque la estructura de la economía actual es muy diferente, Estados Unidos no es ajeno a la agitación económica provocada por la pandemia. La economía estadounidense se recuperó con fuerza a finales de la década de 1950, con un crecimiento superior al 5%.

En vista de que en algunas zonas de Estados Unidos están tratando de reducir las restricciones, considero que la recuperación de la actividad podría comenzar a partir de junio en determinados sectores y, en términos más generales, en el tercer trimestre.

2) Las recesiones tienden a ser cortas y las recuperaciones, potentes

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La buena noticia es que, por lo general, las recesiones no suelen ser demasiado largas. Aunque en esta ocasión podría ser diferente, nuestro análisis de 10 ciclos desde 1950 refleja que las recesiones han durado entre 8 y 18 meses, con una duración media de 11 meses. Para quienes están directamente afectados por el desempleo o el cierre de empresas, puede parecer una eternidad. Sin embargo, a los inversores con un horizonte de inversión a largo plazo no les iría mal si adoptaran una perspectiva más amplia. La expansión media aumentó la producción económica en un 25%, mientras que la recesión media redujo el PIB en menos del 2%.

3) El comportamiento de los consumidores

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Los consumidores estadounidenses representan aproximadamente dos tercios de la economía. Teniendo en cuenta que las prestaciones por desempleo se han disparado -aunque muchas de ellas sean temporales-, y que los consumidores se quedan en sus hogares, no es de extrañar que la economía se debilite. El paquete de estímulo de 2 billones de dólares ayudará a sostener algunos niveles de consumo, pero es probable que la incertidumbre del empleo mantenga a muchos consumidores en un estado de ánimo austero.

4) La caída de los precios del petróleo puede ser otro factor favorable

La brusca caída de los precios del crudo ha ejercido una gran presión sobre el sector energético. Los contratos petroleros de mayo se volvieron negativos en abril, mientras los productores se esforzaban por encontrar almacenamiento para los abultados depósitos de suministros, debido a la fuerte reducción del uso de vehículos y del consumo de gasolina por parte de los consumidores. Si bien es probable que el impacto negativo de la caída de los precios se deje sentir en los yacimientos petrolíferos estadounidenses, la reducción de los precios de la energía puede suponer un aliciente para los consumidores y las industrias con un alto componente de transporte.

5) El tiempo podría no serlo todo

Esperar a que todo se aclare podría provocar que los inversores no aprovechen las ventajas del mercado. Desde la Segunda Guerra Mundial, en las recesiones con sus correspondientes correcciones bursátiles, el S&P 500 ha tocado fondo, de media, tres meses antes del final de cada periodo recesivo. No es un gran consuelo para los inversores que han soportado la volatilidad del mercado, pero incluso cuando la economía se debilita, hay oportunidades de invertir en grandes empresas con descuento.

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Aunque la máxima de que el mercado de valores no es la economía es cierta, la volatilidad del mercado tiende a reflejarse, con cierto desfase, en los datos económicos. Por lo tanto, incluso cuando los mercados financieros se encuentran en vías de recuperación, la economía puede tardar un tiempo en reaccionar. El hecho de centrarse en la inversión a largo plazo puede ayudar a los inversores a transitar por un entorno de volatilidad a corto plazo.

Tribuna de Darrel Spence, director de análisis de Capital Group

Una nueva era económica tras la crisis

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Pixabay CC0 Public Domain. Una nueva era económica tras la crisis

Los acontecimientos actuales probablemente marquen un punto de inflexión en la política económica y el fin de un período de 40 años de capitalismo de libre mercado. Nadie puede saber cuánto tiempo durará la crisis del COVID-19, pero creo que independientemente de esto, la crisis marcará un profundo cambio a largo plazo en la política económica.

Es probable que sea un punto de inflexión en la historia; los historiadores podrán mirar hacia atrás y decir que marcó el final del período 1980-2020 de un capitalismo efectivamente desenfrenado en Occidente. En este momento estamos viendo una intervención masiva del gobierno en el sector privado, ya sea obligando a los propietarios a ofrecer períodos de alquiler gratuito, dando instrucciones a los bancos para que cancelen los dividendos y concediendo directamente préstamos bancarios.

Todo esto marca el fin de la «mano invisible» del economista Adam Smith, que ha operado principalmente sin restricciones a lo largo de mis 30 años de carrera como inversor. Este término, popularizado en el influyente libro de Smith La riqueza de las naciones, se refiere a una fuerza de mercado inobservable que permite que la oferta y la demanda de bienes en un mercado libre alcancen el equilibrio.

En mi opinión, nos estamos moviendo hacia una nueva era para la elaboración de políticas macroeconómicas. La fusión de la política fiscal y monetaria está a punto de convertirse en la norma. Mientras tanto, creo que varias cosas están llegando a su fin en muchos países: la independencia de los bancos centrales, la flexibilización cuantitativa, la financiarización de los activos (en la que la política impulsa los precios de los activos y no la economía) y la creencia de que un capitalismo relativamente poco controlado es el mejor enfoque de la gestión económica.

A corto plazo, es probable que las economías que se derrumben sean deflacionarias y que los rendimientos de los bonos del Estado puedan caer aún más. Sin embargo, a medio plazo (de uno a dos años) creemos que las políticas para compensar la grave desaceleración causada por el COVID-19 probablemente sean similares, en última instancia, a alguna forma de MMT (Teoría Monetaria Moderna – básicamente donde el gasto fiscal se financia principalmente con la impresión de dinero).

Estas políticas pueden señalar en última instancia el fin de la deflación y el prolongado período de menor crecimiento económico (también conocido como estancamiento secular) que hemos visto desde la crisis financiera mundial de 2008.

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Es probable que se combinen otras tendencias con esto, entre ellas:

  1. El fin de la creciente globalización y la optimización de las cadenas de suministroLa globalización ya estaba empezando a invertirse (en términos de comercio como porcentaje del PIB mundial) a medida que los países cuestionaban cada vez más la excesiva dependencia de China y la complejidad y los riesgos de depender de cadenas de suministro en múltiples lugares lejanos. Es probable que la «repatriación» se convierta en la norma cada vez más frecuente, especialmente en ámbitos esenciales y críticos como los productos farmacéuticos, la infraestructura del sector salud y de defensa y la tecnología. Esto pondrá en tela de juicio el modelo de desarrollo que persiguen actualmente muchas economías emergentes.
  2. El gran gobierno será el nuevo mantra popularDe nuevo, como la tendencia de la globalización, esto estaba empezando de todas formas. Ya sea Trump en EE.UU. con sus políticas populistas o el nuevo gobierno conservador en el Reino Unido con sus planes para una sociedad mejor. Los Millennials y la Generación Z están claramente mucho más abiertos a los grandes gobiernos y al populismo, en comparación con las generaciones de los Baby Boomers y la Generación X, que recuerdan los males de los años 70. El gran gobierno significará que los estos aumenten el control y la inversión directa de capital, el gasto en investigación y desarrollo, y que posean o controlen la infraestructura económica crítica clave (transporte, servicios públicos, telecomunicaciones, bancos).
  3. Impuestos más altos. Se esperará que los ricos paguen más, ya sea a través del impuesto sobre la renta, las ganancias de capital, los impuestos sobre el patrimonio, los impuestos sobre la propiedad (los gobiernos pueden ser innovadores, al menos en lo que respecta a los impuesto). Las garantías de ingresos mínimos también pueden arraigarse en muchos países, especialmente en aquellos que las han introducido efectivamente debido a la crisis del COVID-19.
  4. Una Europa Federal. El euro finalmente se estabiliza o se salva ya que Alemania acepta la generosidad fiscal y pasamos a una Europa Federal. Sin esto, el euro probablemente colapsará si la crisis actual se prolonga. Las políticas de tipo MMT pueden entonces engendrar la necesidad de controles de capital/represión financiera (la tenencia forzada de bonos gubernamentales por parte de instituciones nacionales como los bancos y las compañías de seguros) en muchos países para garantizar que los gobiernos no se vean obligados a someterse a los mercados. 
  5. El capitalismo «amiguista» se acabará Las recompras serán penalizadas al igual que las compensaciones exageradas de los directores generales. La tendencia según la cual la remuneración de los directores generales multiplica cada vez más los ingresos medios de los empleados se invertirá.

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Claramente, lo anterior es una especulación, pero estamos bastante convencidos de en qué dirección vamos respecto a los temas anteriores, aunque no de a qué velocidad. En realidad, el mundo dentro de dos años puede parecerse más al período posterior a la Segunda Guerra Mundial, cuando los gobiernos de Occidente se enfrentaron a una enorme carga de deuda y las poblaciones, agotadas y cansadas de la guerra, recurrieron a las políticas mencionadas para crear una sociedad más justa y poder soportar unas cargas de deuda insostenibles. Es interesante que se trata de un régimen político no tan diferente del que prevalece en China hoy en día.

Las implicaciones en la inversión

Siguiendo adelante, ¿qué significa esto para la inversión? Si estamos en lo cierto en nuestra tesis anterior, no es un telón de fondo muy favorable para los activos financieros. Claramente es poco probable que el dinero en efectivo y los bonos vayan bien. Algunas áreas de la renta variable y el inmobiliario deberían ser una mejor cobertura de la inflación, pero la clave será centrarse en aquellas áreas menos propensas a la intervención del gobierno.

Las acciones asiáticas me parecen uno de los mejores lugares para estar a medida que avancemos en la crisis y se dé la respuesta política. Los niveles iniciales de deuda pública en Asia son mucho más bajos que en Occidente, por lo que el alcance del reajuste de políticas mencionado anteriormente puede ser menor en Asia.

Aunque no sean inmunes a los cambios estructurales mencionados, me preocupa menos el impacto del nuevo «Gran Gobierno» en los valores asiáticos. Y, por supuesto, en China el «Gran Gobierno» ya es la norma.

Tirbuna de Robin Parbrook, codirector de inversiones alternativas de renta variable asiática en Schroders

Tu negocio durante y después de la cuarentena

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«Quédate en casa» se puede comparar a la etapa de capullo en el ciclo de vida de una mariposa. Creo que todos estaríamos de acuerdo con decir que estar dentro de un capullo puede ser aburrido, triste y simplemente desmotivador. Como estar inmovilizado en un lugar.

No te dejes engañar, las mariposas atraviesan por un proceso de transformación llamado metamorfosis para completar su desarrollo que les permite emerger más fuerte y hermoso que su forma larval.

Mientras que estamos encerrados en nuestros hogares durante la crisis de COVID-19, es tentador presionar el botón de «pausa» en nuestras vidas y simplemente encender Netflix y esperar a que pase la crisis.

¡No es así! Esta interrupción en nuestra vida profesional es el momento perfecto para prepararnos para el próximo paso en nuestras carreras, más robusto y satisfactorio que el anterior. ¡Ahora es el momento de trabajar más, no menos! Ahora es el momento de dejar de ser una oruga y convertir su negocio en una mariposa.

Después de una muy necesaria temporada de descanso y reflexión, aquí comparto cuatro pasos de acción que son críticos para ayudar a tu negocio de seguros a salir de la crisis del coronavirus más fuerte que nunca.

 1. Prepárate para los cambios que llegan a tu industria.

Las compañías de seguros de vida aún están aceptando nuevas solicitudes, pero la industria está haciendo ajustes a su portafolio de productos, guías de suscripción y procesos de implementación para seguir trayendo nuevos negocios.

Si bien todos estamos acostumbrados a hacer negocios de cierta manera, ser forzado a salir de nuestra zona de confort puede traer nuevas oportunidades antes no identificadas.

¿Como aprovechar esta oportunidad?

  • Ponte en contacto con tus aseguradores y manténgase al tanto de cualquier cambio o limitación de productos.
  • Comunícate con los líderes de la industria y colegas para comprender sus estrategias a corto, mediano y largo plazo.
  • Analiza cuidadosamente tus oportunidades de ventas y redirije su estrategia encontrando soluciones viables para cada potencial cliente.

2. ¡Llama a todos!

¡Revisa cada archivo de tus clientes, piensa en lo que podrían necesitar y luego comienza a marcar! Hazle seguimiento a su estado de salud, su familia, su opinión ante la situación actual de cierres y cuarentenas. Tus clientes internacionales pueden enfrentar bloqueos mucho más estrictos y experimentar condiciones de atención médica mucho más difíciles. Olvídate de realizar una venta y simplemente confirma que todos estén seguros. Al hacer el esfuerzo, te destacarás del resto: ¡Una mariposa en medio de orugas!

He pasado mi tiempo de inactividad obligatorio por la regla de «quédate en casa» llamando a todos los clientes de mi lista. Muchos de ellos están agradecidos por la llamada y comentan: «Estoy muy contento de que hayas llamado, esta crisis ha resaltado el hecho de que definitivamente necesito más seguro de vida.”  ¡Todos ganamos!

3. Actualiza tu presencia en línea

La industria de los seguros se mueve como una melaza en respuesta a los avances tecnológicos, y prefiere confiar en estrecharse la mano y las reuniones en persona. Irónicamente, estas son exactamente las vías de conexión que COVID-19 ha cortado.

La interrupción de COVID es una oportunidad perfecta para adelantarse al resto y mejorar tu presencia digital:

  • Invierte en una plataforma de videoconferencia accesible y profesional que te permitirá reunirte con tus clientes «cara a cara», incluso si no pueden reunirse en persona. CONSEJO PROFESIONAL: no confíes en la cámara web incorporada. Una buena cámara y un telón de fondo profesional mejorarán la experiencia de la reunión.
  • Si tu página web tiene más de dos años, considera actualizara. Una apariencia elegante y una interfaz de usuario facilitarán las ventas y el mercadeo digital.
  • Ordena tus cuentas de redes sociales con su perfil de marca en todos los canales (Facebook, Twitter, LinkedIn, Instagram, YouTube, etc.)
  • ¡Invierte en contenido! Videos de YouTube, fotografías, blogs, contenido de redes sociales, etc. Contar con contenido firme y constante en línea muestra autoridad.

Subcontrata cualquier cosa y todo lo que tiendes a postergar o que caiga fuera de tu ámbito de experiencia … pero considera ponerte frente a la cámara tú mismo. Eres la cara de tu marca. ¡Deja que te vean!

4. Cambiar a un enfoque de ventas digital

Las agencias de seguros también tienden a quedarse atrás de otras industrias en la implementación de sistemas digitales. Esto se convierte en un cuello de botella, frenando su crecimiento y (nuevamente) cerrándolos a mercados actualmente desatendidos. Nuevas oportunidades.

Las iniciativas digitales deben incluir:

 ● Nueva forma de generar prospectos. Solo puedes estar en tantos eventos sociales a la vez … y en este momento, los eventos sociales están suspendidos hasta nuevo aviso. Explora maneras de capturar clientes potenciales que no requieren de tu presencia física, como las redes sociales y el mercadeo digital. Asegúrate de tener una estrategia de mercadeo específica que te permita llegar a tus contactos con contenido valioso que captará su atención.

 ● Nueva forma de organizar tu estrategia de mercadeo. Un sistema digital de gestión de relaciones con clientes (CRM) y una plataforma de automatización de mercadeo de correo electrónico pueden incrementar tu negocio, permitiéndote administrar más clientes con menos esfuerzo. Estas herramientas pueden ayudarte a hacerle seguimiento y saber dónde se encuentra cada cliente en el proceso de ventas y te permiten enviar propuestas y comunicaciones por correo electrónico con tan solo un click.

5. Prepárate para reabrir

Muchas empresas operan bajo estrechos márgenes y con mínimas redes de seguridad y las agencias de seguros no son la excepción. Todos hemos sentido la ruptura de estabilidad durante esta crisis, lo que hace que ahora sea el momento perfecto para abordar la reapertura de tu agencia.

Puede que esta no sea la última vez que nos enfrentamos a cierres este año si nos golpea una segunda ola de COVID.  Ahora es el momento de analizar detenidamente tu plan de continuidad, que incluye:

  • Provee un entorno seguro para tus empleados y habla personalmente con cada uno de ellos.
  • Invierte tiempo en ajustar las proyecciones financieras y prepárate para los déficits inevitables. ¡Protege tu nómina!
  • Como líder, acepta la nueva normalidad y enfrenta cada día con entusiasmo y resistencia.

¿Cómo se verá afectada la gestión de activos por la crisis del COVID-19?

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¿Cómo se verá afectada la gestión de activos por la crisis del COVID-19?
Pixabay CC0 Public Domain. ¿Cómo se verá afectada la gestión de activos por la crisis del COVID-19?

La pandemia del COVID-19 no se parece a nada que ninguno de nosotros haya experimentado jamás. La crisis tendrá, sin duda, implicaciones de gran calado para las personas, las empresas y para la sociedad en su conjunto. La industria de la gestión de activos también afronta desafíos colosales, ya que aspira a seguir convirtiendo los ahorros en inversiones para clientes grandes y pequeños. Esta tarea tal vez nunca haya sido tan ingente, y las lecciones que hemos aprendido serán vitales para ayudar a reconstruir el mundo que nos espera. Creo que estaremos a la altura del desafío.

Sin embargo, primero debemos hacernos algunas preguntas y quizá ninguna sea tan importante como la forma en que nos vemos a nosotros mismos como industria. Los bancos centrales y los gobiernos han hecho todo lo posible para tratar de estimular el crecimiento y aliviar el dolor económico. El sector financiero debe ver cómo puede desempeñar su papel. La forma en la que la industria de gestión de activos se comporte en este entorno será objeto de un escrutinio nunca visto hasta ahora.

Tanto nosotros como las empresas en las que invertimos hemos considerado siempre que tenemos un deber con un conjunto más amplio de «stakeholders» que va más allá de ser meros accionistas. Esto incluye a los clientes, los reguladores y las comunidades en las que las empresas operan y atraen a sus equipos. En el entorno actual, todas las miradas estarán puestas en el cumplimiento de esa responsabilidad más amplia.

De manera parecida, vemos el impacto de la pandemia como un acelerador de las tendencias económicas, de mercado y sociales existentes. Por ejemplo, creemos que la agenda ASG se mantendrá en la vanguardia del concepto de inversión. Esta es una de las líneas que nosotros deseamos seguir y, lo que es más importante, se trata de una tendencia que nuestros clientes quieren que pongamos en práctica aún más.

En Aberdeen Standard Investments siempre hemos defendido el compromiso y la gestión minuciosa de las inversiones que nos confían nuestros clientes. Es probable que el panorama actual de los beneficios corporativos sea el más complejo de mi carrera en el sector. Se espera que las ganancias caigan alrededor de un tercio. Desafortunadamente, sospecho que esto puede ser demasiado optimista. Del mismo modo, los dividendos, uno de los verdaderos referentes en el análisis de la salud y las perspectivas de una compañía, están desapareciendo a un ritmo sin precedentes a medida que las empresas se comprometen con sus recursos de liquidez y reflexionan sobre el futuro incierto que tienen por delante.

Como inversores a largo plazo, podemos ayudar a las compañías a recuperarse y volver a obtener beneficios. Después de todo, los buenos negocios no se convierten en malos de la noche a la mañana. Ayudarles a transitar esta situación será importante en los próximos meses. Como hemos visto en las últimas semanas, a pesar de los altos niveles de volatilidad y los bajos niveles de liquidez, los mercados de renta variable y de bonos han permanecido abiertos a las empresas y emisores que tienen planes y estrategias claras para superar los problemas actuales.

Conversar, conversar y conversar

Este es también un momento en el que, como gestores activos, debemos seguir demostrando nuestra valía y cómo podemos cumplir las expectativas de nuestros clientes. La comunicación y la transparencia son fundamentales. Esto incluye hacer bien las cosas básicas; caminar con nuestros clientes y ser honestos sobre cómo vemos el paisaje económico y de mercado.

El panorama es incierto. Sin embargo, jamás ha sido más importante ser abiertos sobre lo que pensamos que serán los resultados potenciales y cómo construimos las carteras para reflejar estas eventualidades. Tenemos que seguir «haciendo los deberes» cuando analizamos las acciones, la deuda y otros activos en los que invertimos. Si bien el contexto económico y de mercado puede cambiar, el valor de un buen análisis sigue siendo vital. Esto es especialmente cierto en un mundo en el que todo apunta a que los gobiernos, las empresas y los individuos terminarán más apalancados.

Trabajar de manera más ágil, pero no más tiempo

No hay duda de que, a medida que salgamos de esta crisis, muchos sectores se enfrentarán a numerosos cambios. Uno de los mayores impactos para el sector de la gestión de activos se producirá probablemente en sus prácticas de funcionamiento. Ya habíamos adoptado el trabajo flexible, y parece probable que estas tendencias continúen. También estamos aprendiendo a conectarnos de una manera ligeramente diferente, que sea favorable para las familias, clientes y empresas. Creo y espero que esta mentalidad perdure durante los difíciles meses que tenemos por delante.

Nuestra responsabilidad

Vivimos en una época sin precedentes. La crisis actual está lejos de haber terminado y se presentan muchos desafíos en el futuro. Estos nos impondrán una responsabilidad considerable tanto como custodios del ahorro y propietarios de las acciones y de la deuda así como miembros de nuestras sociedades que irán cambiando. Sigo confiando en que estamos a la altura de la tarea que tenemos por delante.

Tribuna de Richard Dunbar, responsable de investigación de Aberdeen Standard Investments

Hagamos lo que nos toca: ventas en concurso y M&A

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Pixabay CC0 Public Domain. Hagamos lo que nos toca: ventas en concurso y M&A

Tanto por número de operaciones como por volumen de inversión, 2018 y 2019 fueron años de intensa actividad de M&A en España. Aunque todavía no hay datos agregados fiables, 2020 empezó manteniendo esta tendencia hasta que nos ha golpeado el COVID-19 dejándonos, literalmente, paralizados. Es hora de volver a salir a la calle, al mercado, y es importantes saber con qué nos vamos a encontrar y tener una estrategia para afrontarlo.

La existencia de liquidez, de capacidad inversora, ha sido uno de los elementos dinamizadores del M&A en estos años, y los datos indican que sigue existiendo esa capacidad y ese apetito, por lo que la demanda de operaciones sigue presente, aunque en estado latente, ya que, como es natural, la prudencia responde a la actual incertidumbre ralentizando las decisiones de adquisición.

Si bien hay liquidez en el lado inversor, muchos proyectos empresariales valiosos han quedado gravemente afectados por esta crisis, muy particularmente en cuanto a liquidez operativa, al haber sufrido una drástica y súbita reducción de sus ingresos. Se anuncia así para los próximos meses una oleada de concursos de acreedores para los que es necesaria una solución.

La coincidencia de liquidez inversora y de empresas con valor de mercado pero en situación concursal, propiciará la oportunidad de compra de unidades productivas en concurso. Se trata de operaciones particulares, distintas al M&A tradicional, pero que presentan numerosas ventajas y cuyo régimen jurídico ha ido mejorando a través de modificaciones legales y resoluciones judiciales que han buscado proteger este régimen que coadyuva a la pervivencia de la empresa y al mantenimiento del empleo. 

Entre las ventajas de estas operaciones están, junto al precio, la ausencia de pasivos distintos a aquellos que quiera adquirir el inversor, la no asunción de contingencias fiscales, la cesión obligatoria a su favor de los contratos vinculados a la actividad o la depuración de la plantilla pudiendo incorporar solo a la estrictamente necesaria. Aun así, no son operaciones al uso y, por ejemplo, no se podrán imponer pactos de no competencia o de non solicitation; y en las que hay zonas de riesgo, como la sucesión laboral, lo que exigirá realizar un cuidadoso análisis legal.

En todo caso, jueces y administradores concursales, con la experiencia acumulada en la crisis anterior y el aprendizaje que se extrae de los numerosos casos de éxito vividos, van a facilitar estas adquisiciones cuyo resultado dependerá en gran medida de la celeridad con la que se articule esta solución. Las operaciones serán más exitosas para todas las partes implicadas cuanto antes se pueda consumar la transmisión y, para ello, la mejor opción es poder presentar la solicitud de concurso voluntario junto a la oferta de adquisición. Así, el proyecto se podrá transmitir con menor deterioro y devaluación, el concurso será más sencillo en su tramitación y con menos riesgos para la concursada, beneficiando a la misma pero también a los acreedores, al adquirente y al mercado en su conjunto.

Toca hacer los deberes. Asomarse al mercado, ver qué empresas están pasando dificultades que ponen en peligro su viabilidad, analizar si el concurso es la salida y la venta de la unidad productiva la solución para la continuidad empresarial. En muchos casos será así, quienes primero vean la oportunidad y den los pasos negociales y jurídicos para materializarla podrán beneficiarse de adquisiciones en buenas condiciones que ayudarán además a que la crisis cause menos daño a nuestro tejido empresarial.

Tirbuna de José María Rojí, abogado y socio CMS Albiñana & Suárez de Lezo

El concepto de “short duration” en un entorno desafiante

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El concepto de “short duration” en un entorno desafiante
Pixabay CC0 Public Domain. El concepto de “short duration” en un entorno desafiante

En este entorno desafiante, vamos a recorrer 5 puntos cruciales para un fondo de duración corta: dislocaciones de precios, baja duración de crédito, efecto pull back, riesgo de liquidez y diversificación de cartera.

En esta crisis, fuimos testigos de lo que se denomina un aplanamiento de las curvas de crédito, por el cual la parte corta ofrece rendimientos mayores que la parte larga. En los primeros días/semanas de ventas, el único juego para los inversores era el de recaudar la mayor cantidad de efectivo posible para hacer sus fondos más resilientes y estar preparados para las salidas.

¿Y qué preferiría vender? ¿Un bono a largo plazo que acaba de perder 30 puntos? ¿O un bono a muy corto plazo que hasta ahora solo ha perdido un par de puntos? Todos tienen la misma respuesta a esa pregunta, por lo que todos intentan hacer lo mismo al mismo tiempo: vender bonos a los que solo les quedan unas pocas semanas o meses de vida. Muy rápidamente, los compradores marginales se evaporaron provocando que los precios de esos bonos a corto plazo cayesen en picado. Los precios ya no reflejaban sus fundamentales, sino más bien el coste de la liquidez inducido por el pánico. En ese punto, los precios están completamente dislocados.

Lo que es importante entender es que una caída de 10 puntos en un bono a tres meses conduce a un rendimiento al vencimiento mucho mayor (en términos anualizados) que una caída de 10 puntos en un bono a cinco años. Tikehau Taux Variables tenía una gran liquidez en el momento de las ventas masivas y no solo no vendimos nada, sino que nos pusimos delante de los inversores desesperados por vender a cualquier precio. De esta manera, aprovechamos puntos de entrada atractivos en bonos a corto plazo con el objetivo de aumentar el rendimiento de la cartera y mantener la duración de crédito baja.

En momentos como este, es imposible escapar de la volatilidad y las correcciones del mercado. La pregunta es: ¿cuánto tiempo tardará en recuperarse? Aquí necesitamos identificar los diferentes tipos de bonos a corto plazo. Hay bonos «bullet» (el emisor no tiene opción de refinanciarlos antes de su vencimiento) con un vencimiento corto (entre 1 y 12 meses). Hay bonos «yield-to-call» (el emisor tiene la opción de refinanciarlos antes) con un vencimiento a largo plazo o incluso a perpetuidad, pero en el que tiene una fuerte convicción de que el emisor los refinanciará dentro de los próximos de dos a 12 meses. Y hay bonos “called” (el emisor ha anunciado oficialmente que refinanciará los bonos entre los próximos 10 a 30 días hábiles).

Si hiciste bien tu trabajo seleccionando créditos, siguiendo un enfoque fundamental, logrando evitar “defaults” y acertando en las refinanciaciones, entonces la respuesta a la pregunta anterior es bastante sencilla: cuanto menor sea la duración de su crédito, menor será el tiempo de recuperación. ¿Por qué? Porque a medida que pasa el tiempo, sus bonos a corto plazo eventualmente vencerán o serán reembolsados, lo que le permitirá recuperar toda su caída de precios. Eso es lo que llamamos el efecto pull-back-to-par.

Esa es exactamente la razón por la cual Tikehau Taux Variables entró en la corrección con una duración de crédito muy baja de 0,6 años y la mayoría de sus bonos vencen o serán reembolsados en 2020 (al menos el 56% del fondo debería vencer o ser reembolsado este año).

Ya hemos hablado acerca de cómo los mercados de crédito pueden dejar de funcionar a medida que la liquidez se evapora y conduce a precios dislocados. Es fácil entender que ser un vendedor forzoso para recuperar liquidez en este tipo de entorno puede ser muy perjudicial para los inversores. Entonces, ¿cómo tratar de garantizar un flujo de liquidez constante sin tener que vender nada? La única forma de hacerlo es beneficiarse de la liquidez natural de los bonos que se posee. Esta es la consecuencia directa de tener una duración crediticia baja.

Por ello, gestionamos Tikehau Taux Variables con un modo “run-off”: a medida que pasa el tiempo, los bonos a corto plazo se mantienen hasta vencimiento o son reembolsados. Recuperamos así la corrección del mercado y reinvertimos el efectivo «naturalmente» generado en otros bonos a corto plazo. Y así sucesivamente.

Finalmente, una característica muy importante es la diversificación: no poner todos los huevos en la misma cesta limita el impacto en el rendimiento de un fondo en caso de “default”. Es por eso que Tikehau Taux Variables tiene más de 120 posiciones (a fecha 30 de abril).

A 30 de abril, la estrategia tenía un 16,6% de efectivo y equivalentes, una duración de crédito de 1 año y un rendimiento a vencimiento del 4,2% con una calificación promedio BBB- Investment Grade.

Tribuna de Laurent Calvet, gestor de estrategias de crédito en Tikehau Investment Management