¿Cuál es la mejor Afore?

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Foto: Afore Móvil. Foto:

La pregunta viene de lejos. La plantearon colegas, lectores, financieros, profesores y uno que otro empleado… de Afore. Quieren saber cuál es la ideal, a cuál pasarse, en la que hay que estar, considerando rendimientos y servicio. La que lo hace mejor. Todo en una ¿Se puede dar un nombre, en concreto?

La “mejor”, a decir del regulador y los expertos

Muchos consideran como idónea a la primera en la tabla del IRN. Lo sugiere el regulador, que encauza la elección con base en ese parámetro (que ya vimos no es adecuado), y vía el “Medidor de Atributos de Servicio (+MAS AFORE)”. La Consar lo expresa con su estilo enmarañado: “…brinda a los ahorradores en el SAR un criterio adicional de comparación entre las 10 AFORE y busca servir de apoyo a la hora de elegir la mejor AFORE”. Si la mejor es la primera de una y otra lista, todos los afiliados habrían de estar en ella; nadie en las otras. Ante la dificultad de saber en verdad cómo es cada una, se piden referencias (escasean las positivas). El “Medidor…” ayuda hasta que uno enfrenta la realidad. Así como en desempeño, la hipotética “mejor” puede que al tiempo ya no lo sea pues los gestores modifican, corrigen o afinan sus recursos, equipos y procesos de atención. Algunas se superan, otras se mantienen, alguna se ve rebasada.

Hay quienes pueden guiarse por criterios técnicos especializados. La firma Morningstar ha evaluado anualmente a las Afores, desde 2017, para clasificarlas en una escala de calidad. Su análisis de procesos, rendimiento, personal, administradora y precio evidencia las presuntas fortalezas y debilidades. El resultado es el tipo el tipo de medalla que cuelga a cada una: “plata”, “bronce”…

El informe es detallado y sustancioso y evidencia cuál de todas, a su juicio, ejecutó en el año previo los deberes de inversión con mayor calidad. “Mejor” es un término impreciso: no es que la ganadora obtenga el “oro” ni que repita el año siguiente. En 2019 hubo una “plata”, tres “bronces”, dos “neutrales” y cuatro “negativas”. Por lo demás, el estudio es digerible para pocos, para quien pueda entenderlo; sin exagerar, para gente del propio gremio (y aún así empleados de Afores preguntan que “cuál conviene”).

Dudas existenciales

Para dar fundamentos prácticos, es útil saber cómo es cada quién, qué quiere, prefiere o pretende evitar. El perfil del trabajador: grado de aversión al riesgo, edad, nivel laboral, conocimientos de mercado, entre otras características. Así, al plantearlo a quienes preguntaron, traté de simplificar:

  • ¿Soportarías pérdidas fuertes con tal de aspirar a ganancias altas? o
  • ¿Prefieres rendimientos bajos aunque otros ganen más, con tal de perder menos cuando otros pierdan mucho?

Un “jefe de familia” con 30 años de vida laboral restante definió que quiere “rentabilidad segura y no perder”. Premio con cero riesgo, pues. Otro, dubitativo, confesó: “faltan siete años para jubilarme ¿Qué conviene a mi edad, tratar de ganar u olvidar ganancias con tal de no perder?” Un típico millenial, a 40 años del retiro, fue más allá: “ganar mucho, no importa que pierda ocasionalmente, pero que siempre me recupere. Y que cuando requiera servicio, no me traten como basura”. Palabras textuales. ¿Qué Afore puede dar a cada quien lo que desea? Si hay una ¿Sería la misma a la que se pasarían los tres?

Tu Afore idónea

Primero: hay cosas que no se pueden lograr. No hay instrumentos seguros, sin riesgo; no se garantizan rendimientos ni recobrar capital, aunque lo asevere la Consar (véase “10 razones por las que no debes preocuparte por las minusvalías en el SAR”). Ya vimos que no, que tampoco la volatilidad se pudo amortiguar en el corto plazo. La recuperación es probabilidad, no certeza, ni se sabe cuánto tiempo tomaría. Habrá que asimilar que la posibilidad de perder es inevitable, incluso en carteras de riesgo bajo. La interrogante es ésa: ¿En qué grado de riesgo quiero estar?

Segundo: no hay una administradora idónea para todos. Cada quien ha de estar o pasarse a aquella cuyos parámetros de inversión estén dentro o cerca de los márgenes que considere se acoplan a su perfil. Por ejemplo:

  • El amigo que no quiere pérdidas y prefiere ganar poco habría de elegir entre gestoras que tienen menos renta variable, deuda de largo plazo y valores privados. En tiempos de crisis, lo vimos recién, perderá, mas no tanto como los que estén en otras. Y ganará en los tiempos buenos, pero menos que los que estén en las que suelen tomar más riesgo
  • El millenial que pretende ganar mucho habría de elegir entre las de más inversión en las clases de activos de gran potencial siempre que lo asesoren con planes que favorezcan su retiro más que digno. Y estar dispuesto a perder mucho.

Tercero: las proporciones invertidas en los distintos valores no son fijas. Puede que la Afore de mayor expectativa ganadora y alto riesgo se modere el próximo año. O que la más conservadora compre más renta variable y bonos. Si así fuera, tanto el reacio a riesgos como el típico millenial habrían de considerar moverse, buscar otra vez su Afore idónea

¿Y al dubitativo qué le decimos? No es cuestión de edad. En inversiones, dudar frente a dos alternativas es habitual y, ante diez, complicado para muchos. Por eso tenemos, entre otras cosas, la elevada cantidad de los que no eligen, los “no registrados”. Pues le diremos que la decisión es suya, de nadie más; que los de su edad habrán de hacer cuentas y ver si llegan al retiro con ahorros o vivirán nada más de su pensión; que depende de su rango salarial, si es medio-alto, medio-bajo o bajo (con cifras)… Con la clarificación de esas y varias particularidades ha de definir su prioridad o intención (optar por retornos o priorizar moderación) y su elección de Afore. La “mejor” para él.

Columna de Arturo Rueda

¿Cree que puede elegir hedge funds? Piénselo de nuevo

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¿Cree que puede elegir hedge funds? Piénselo de nuevo
Pixabay CC0 Public Domain. ¿Cree que puede elegir hedge funds? Piénselo de nuevo

La selección de hedge funds es una labor que supone todo un desafío, por lo que para la mayoría de los inversores podría resultar apropiado un enfoque pasivo. En medio de confinamientos masivos, cuando la renta variable caía y la volatilidad se disparaba, lo más probable es que fuera su cartera de hedge funds lo que le causara una mayor ansiedad. «¿Cuánto riesgo tenía mi fondo long/short?» «¿Estaba mi CTA corto o largo en renta variable?» «¿Puede mi fondo de crédito hacer frente a la liquidez?» «¿Desaparecerá alguno de mis fondos en medio de este caos?»

Estas son preocupaciones válidas. Muchos fondos muy populares sufrieron grandes pérdidas, ya sea porque los gestores de renta variable se centraron demasiado en un sector concreto, porque los fondos macro se vieron atrapados en el lado equivocado de las operaciones de trading o porque los gestores se mostraron demasiado agresivos con la liquidez y los precios. Pero también hubo algunos que registraron rentabilidades positivas.

Sin embargo, es extraño que nos preocupemos tanto por nuestros hedge funds, que constituyen una parte muy pequeña del riesgo total de la cartera. La naturaleza diversificadora de este activo y su baja volatilidad en comparación con la renta variable hacen que sus rendimientos sean probablemente más estables y tengan un efecto de reducción del riesgo en la cartera.

Mucho más preocupantes son nuestras decisiones activas sobre la selección de hedge funds: la realidad es que esta labor es extremadamente complicada. El siguiente gráfico lo muestra. En él se comparan los últimos 20 años de rendimientos mensuales del índice ponderado de fondos HFRI (un índice pasivo) con los del índice de fondos de fondos HFRI (que compila a los «mejores» hedge funds seleccionados de forma activa).

Estamos evaluando solo la habilidad de estos gestores activos de fondos de fondos, por lo que añadiremos un generoso 1,5% anual a su rendimiento, que debería cubrir con creces sus comisiones por la gestión activa.

Aberdeen hedge funds 1Como pueden ver, incluso después de añadir un 1,5% anual a la rentabilidad mensual, la selección activa de hedge funds ha funcionado peor que el índice pasivo. No estamos diciendo que sea imposible añadir valor a través de la selección activa de hedge funds. Al contrario, nuestros compañeros dedicados al análisis de este tipo de fondos han hecho un excelente trabajo encontrando hedge funds de primer nivel.

Pero hacer esto bien requiere importantes recursos que pocos pueden justificar (en ASI, tenemos 50 profesionales de hedge funds centrados en esta tarea). Y ni siquiera los gestores activos con mejores recursos pueden garantizar el éxito (como lo demuestran los rendimientos de marzo de 2020 de los fondos multigestores regulados de Skybridge o Blackstone, por ejemplo).

La verdad es que, aunque dediquemos el tiempo, los recursos económicos y el equipo a seleccionar hedge funds, es una tarea difícil. Primero, el rendimiento de las estrategias de hedge funds va por ciclos. Dichos ciclos varían en duración y son sensibles a los shocks externos (como el COVID-19). En segundo lugar, y probablemente lo más importante, la rentabilidad de los hedge funds varía enormemente de un fondo a otro.

En lo que va de año, menos del 50% de los componentes del HFRI 500 Index (el índice de Hedge Fund Research de hedge funds «invertibles») han superado el índice. Con una tasa de aciertos tan baja, los selectores de fondos activos ya se están enfrentando a una batalla complicada desde el principio.

La magnitud de estas dificultades se ilustra en el segundo gráfico, en el que se compara la distribución de los rendimientos para 2019 y el primer trimestre de 2020 de los componentes líquidos alternativos del índice de referencia. Seleccionar incluso uno de los fondos de bajo rendimiento en la parte izquierda hubiera sido negativo.

Aberdeen hedge funds 2Afortunadamente, hay otra forma de invertir en hedge funds. Los inversores de renta variable están familiarizados con las inversiones pasivas. De hecho, en EE.UU., la mitad de las inversiones de renta variable se hacen ahora a través de vehículos pasivos. Se han realizado intentos para sustituir la inversión directa en hedge funds por enfoques más sencillos (como son las estrategias de alternative risk premia y la replicación de hedge funds), pero ninguno ha ofrecido lo que vemos en el mundo de la renta variable.

En cambio, los inversores deberían adoptar un enfoque más sencillo para invertir en hedge funds, siendo verdaderamente pasivos al invertir en cada componente de los índices de referencia. Esto puede sonar desalentador para la mayoría de los inversores, pero, afortunadamente, existen productos de inversión que hacen el trabajo por nosotros.

Al replicar físicamente un índice de hedge funds, podemos tratar de reducir el riesgo asociado a un fondo o estrategia particular, aunque el capital siempre estará en riesgo. En lugar de ello, estamos haciendo esencialmente una asignación diversificada a la industria de hedge funds (que comprende los fondos gestionados activamente) mediante un producto sencillo. Esto permitirá liberar tiempo y recursos para centrarse en las partes más grandes de la cartera, que son las que realmente moverán el termómetro de la rentabilidad.

Tribuna de Duncan Moir, Senior Investment Manager de Aberdeen Standard Investments

Liberando el potencial del hidrógeno verde

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Pixabay CC0 Public Domain. Liberando el potencial del hidrógeno verde

El hidrógeno, que no puede encontrarse en su forma pura en la naturaleza y necesita ser procesado, es un medio eficiente para almacenar energía. Sin embargo, su valioso potencial como vector energético no ha sido explotado hasta ahora y hoy en día su función es sólo la de una materia prima industrial con una huella de carbono deficiente (de ahí la definición de hidrógeno gris). En el futuro, al producir hidrógeno con energía renovable (hidrógeno verde) podemos cambiar su destino, utilizándolo no sólo como una materia prima libre de carbono para ayudar a las industrias química y a la de refinado de petróleo a reducir su huella de carbono, sino también en una variedad de nuevas aplicaciones, que permitirán la transición energética y la descarbonización de la economía.

Por ejemplo, las tecnologías del hidrógeno y las pilas de combustible de hidrógeno pueden mejorar la flexibilidad operacional de las energías renovables, algo que es fundamental para aumentar su contribución a la red eléctrica. Con ese fin, esas tecnologías pueden integrarse en los parques solares y eólicos para facilitar la producción, utilizando el exceso de electricidad para crear hidrógeno que alimente las pilas de combustible para generar energía cuando sea necesario. Además, el hidrógeno puede almacenarse y transportarse, lo que permite disponer de energía lejos de la fuente y conectar diferentes sectores energéticos.

Las aplicaciones del hidrógeno podrían extenderse a diversos e importantes sectores que siguen siendo difíciles de electrificar y dependientes de los combustibles fósiles, como el transporte marítimo, la fabricación de hierro y acero o la calefacción de edificios. Las pilas de combustible ya representan soluciones viables para la calefacción y la electricidad en edificios o centrales eléctricas. Además, se ha comprobado que estos dispositivos son mejores soluciones que las baterías de iones de litio en diversos medios de transporte, especialmente en el de larga distancia y de gran tonelaje.

Para que esta transición se produzca, el precio del hidrógeno verde debe de ser competitivo con las alternativas de bajo coste y bajo carbono y, en última instancia, con los combustibles fósiles. Hoy tenemos una idea más clara de lo que se necesita en términos de nueva capacidad e integración tecnológica para que se alcancen unos precios más bajos. El potencial de crecimiento del mercado del hidrógeno es muy significativo y el impulso de la industria ha ido en aumento. La cartera de inversiones para el hidrógeno verde hasta 2025 equivale a un crecimiento de 12 veces en relación con la insignificante capacidad instalada en el mercado incipiente actual y las dos próximas décadas se caracterizarán por un crecimiento significativo si las estrategias de hidrógeno que se han anunciado en todo el mundo se hacen realidad según se ha previsto. Esto requerirá un amplio compromiso de los gobiernos en la aplicación de una política clara, una financiación significativa, así como la integración de otros gases de bajo contenido de carbono, tales como el hidrógeno azul y el biometano, como soluciones complementarias en el camino hacia la descarbonización del sistema energético.

En el pasado ya se habían generado grandes esperanzas para el hidrógeno, pero se han producido acusadas decepciones, así que ¿por qué debería ser diferente esta vez? Creemos que hay varias razones muy sólidas. En primer lugar, las preocupaciones medioambientales nunca han tenido tanta importancia y ahora son reconocidas universalmente. Sabemos que será imposible alcanzar los objetivos climáticos y de seguridad energética para 2050 sin fuentes de energía alternativas que puedan complementar a la electricidad. Esa es la razón por la que el hidrógeno y otros gases renovables se están considerando seriamente una vez más, a pesar de la disminución del coste de los combustibles fósiles. En segundo lugar, ayudar a poner en marcha un ecosistema de hidrógeno es una forma sostenible de que los gobiernos recuperen y potencien los conocimientos técnicos de la industria existente en materia de electrolizadores, pilas de combustible y tecnologías relacionadas con el hidrógeno.

Por último, la última década no ha pasado en vano: la energía renovable se ha continuado desarrollando y su coste ha seguido disminuyendo. Ahora estamos en condiciones de saber que la hoja de ruta y las inversiones necesarias para ampliar la capacidad de producción de hidrógeno y hacerla competitiva en cuanto a coste son ambiciosas, pero factibles.

Como inversores, vemos que las empresas que operan en la cadena de suministro se encuentran entre los mayores beneficiarios de las inversiones multimillonarias previstas para aumentar la producción de hidrógeno, en particular los desarrolladores de electrolizadores, cilindros y pilas de combustible. Aunque muchas de las compañías centradas puramente en hidrógeno son pequeñas, no se debe ignorar a las firmas más grandes que participan en la construcción de la infraestructura. Estos líderes del mercado son proveedores de tecnología esencial y representan formas atractivas de estar expuestos a la temática del hidrógeno junto a nombres seleccionados dentro del sector de la energía renovable. Al final, el hidrógeno es una temática de inversión prometedora a medio y largo plazo que encaja bien en una cartera diversificada.

Tribuna de Sara Cattano, analista de Edmond de Rothschild

¿Nacerá el sol para la renta variable japonesa?

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Pixabay CC0 Public Domain. ¿Nacerá el sol para la renta variable japonesa?

Una de las cuestiones más impactantes de la situación del COVID-19 es que cuando se miran las estadísticas, fuera de Wuhan, el resto de los miles de millones de personas en China, Corea, Taiwán, Hong Kong… no ha experimentado un alto número de casos. Si hablamos de Japón, uno de los factores que podría explicar esta baja incidencia es que son muy buenos manteniendo la distancia social. La gente no se da la mano, usan una mascarilla regularmente, particularmente si están enfermos. Así que, como sociedad han sido capaces de manejar la pandemia sin un confinamiento severo. De hecho, no ha sido un gran problema para ellos.

A lo largo de los años he desarrollado un par de ideas sobre Japón. La primera es que los japoneses son muy innovadores, pero no muy creativos, no muy buenos en el pensamiento abstracto, algo que tiene un lado positivo: son muy buenos en la innovación; toman algo que ya existe y lo mejoran. Por eso aquí se encuentran las compañías más innovadoras del mundo. Lo negativo es que, al no ser muy buenos en el pensamiento abstracto, no son muy buenos en las finanzas, por lo que sus políticas económicas y financieras no son muy positivas, por ejemplo, el impuesto sobre el consumo. Con estos antecedentes, mi opinión sobre las perspectivas económicas de Japón para los próximos 10, 15 o 20 años es diferente al consenso. 

En primer lugar, hay que tener en cuenta el nivel de innovación y robotización de sus fábricas; cada vez es menos necesario un alto nivel de empleo humano. Y esto es muy importante en un mundo en el que viven 7.100 millones de personas y que podría llegar a 10.000 millones en 2050.  Tradicionalmente, la agricultura y la industria manufacturera proporcionaban empleo a una gran parte, pero con la automatización esto significará que muchos de estos jóvenes ya no podrán ser empleados. Por lo tanto, muchos países emergentes perderán la ventaja del gran porcentaje de población joven, que ahora podría convertirse en una carga. Paradójicamente, Japón está muy bien preparado para ese entorno. A partir de ahora, con la automatización de la industria, el no tener una creciente población en edad de trabajar puede actuar como una ventaja para el país.

Por otra parte, espero que más fábricas decidan regresar a Japón, porque ya no será necesario ir al extranjero para buscar unos costes laborales más bajos, por lo que la economía japonesa se verá muy apoyada por estos factores hasta cierto punto».

Lo que hace interesante a Japón es que está relativamente bien posicionado para enfrentar el mundo que está por venir. Se ha producido una transición de un mundo analógico a uno digital, pero la tecnología está acelerando esta tendencia en la industria, que va a cambiar en los próximos 10 años debido a la expansión de la robótica, los sensores y el impacto de la nube. Los japoneses son expertos en la fabricación de productos con precisión, debido a su atención a los detalles y a la decisión de sus trabajadores de centrarse en un área durante años o incluso décadasEstán bien posicionados para crear parte de la infraestructura necesaria para enfrentarnos al mundo más digital al que nos dirigimos.

Esto también se debe a que Japón es una isla con pocos recursos, por lo que son muy eficientes y están muy centrados en la productividad. Todas las tecnologías necesarias para mejorar la eficiencia energética van a ser importantes en un mundo que va camino de estar poblado por 10.000 millones de personas».

En cuanto a la industria de los videojuegos, los japoneses son muy buenos. Mi interpretación después de años de vivir en Japón, es que es un país muy poblado, el espacio vital es muy pequeño. En este entorno necesitas varias formas de entretenimiento, y los videojuegos son una buena manera de salir de tu pequeño espacio físico y entrar en otro mayorAdemás de esto, la interacción en los juegos está mejorando. Hace unos días, hablé con una empresa coreana que dice que podrá reunir a 2.000 jugadores en un solo juego. Ahora Fornite puede reunir hasta 50 jugadores. Ahora mismo Japón tiene bastantes buenas compañías de juegos, no sólo Nintendo.

 

Tribuna de Christophe Braun, especialista en inversiones de Capital Group.

Día de la Sobrecapacidad de la Tierra: ¿será 2020 un punto de inflexión?

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Foto cedidaBen Constable-Maxwell, responsable de inversión sostenible y de impacto en M&G Investments. ,,

El pasado 22 de agosto marcó un hito anual poco prometedor, ya que señala la fecha en la que el planeta ha sobrepasado sus límites ecológicos para el año. En otras palabras, actualmente estamos usando nuestros recursos naturales 1,6 veces más rápido del ritmo al que los ecosistemas pueden regenerarse.

Sin excepción, desde que se estableció el evento, la fecha ha ido avanzando en el calendario, reflejando la presión inexorable que una economía en crecimiento y el aumento de los niveles de consumo —la demanda cada vez mayor de «cosas»— ejercen sobre el planeta. Esto es, hasta el año 2020.

El año pasado, el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra tuvo lugar el 29 de julio, la fecha más temprana de la historia. El hito de este año ocurre justo tres semanas después, el 22 de agosto.

Aunque no es del todo motivo de celebración dadas las circunstancias, ofrece esperanza al demostrar que la trayectoria que hemos seguido es reversible. Señala la oportunidad que tenemos de reconstruir la sociedad con un mayor hincapié en la sostenibilidad.

Las tres semanas de respiro que se le han dado al planeta este año han llegado, por supuesto, a expensas de la economía y mucho más. El cierre efectivo de la economía mundial, provocado por la pandemia del coronavirus, redujo la huella ecológica de la humanidad en un 9,3 por ciento, según las estimaciones de Global Footprint Network, que calcula el día cada año.

Cada vez es más común hablar del «presupuesto de carbono» al que debemos adherirnos si queremos mantener el aumento de la temperatura mundial muy por debajo del nivel de 2° centígrados, en el que el cambio climático «catastrófico e irreversible» (según Naciones Unidas) se hace inevitable. El límite estimado es de 450 ppm (partes por millón) de dióxido de carbono equivalente en la atmósfera, y actualmente estamos en el nivel récord de 417 ppm, y la cifra va en aumento.

El Día de la Sobrecapacidad de la Tierra es importante porque representa el «presupuesto de recursos» general que nos queda por gastar, que cubre todos los recursos naturales que usamos cada año. Esto incluye la disminución de las reservas de petróleo y gas, minerales como el cobre y el mineral de hierro y la tierra productiva en la que podemos cultivar.

También refleja la capacidad de la atmósfera para absorber las emisiones de gases de efecto invernadero, la capacidad del océano para evitar la peligrosa acidificación a medida que se calienta y la capacidad de las selvas tropicales —los pulmones de la tierra— para hacer frente a la tala y la explotación de los recursos naturales. Y la lista continúa.

La contaminación por plásticos es uno de los muchos síntomas de nuestro uso excesivo de los recursos naturales. Un estudio reciente patrocinado por Pew Charitable Trusts and SystemIQ[1] sugiere que el plástico presente en los océanos podría triplicarse para 2040 y recomienda cambiar a alternativas biodegradables y transformables en abono para ciertos envases de cara a contribuir a la reposición orgánica de carbono. El mundo produce alrededor de 359 millones de toneladas métricas de plásticos cada año y solo se recicla alrededor del 9%. Gran parte del resto se filtra en el medio ambiente, por lo que para 2050 habrá más plástico que peces en el océano.

Y en cuanto al cambio climático, el histórico informe del IPCC de 2019 destacó en términos contundentes que sólo tenemos diez años para transformar nuestros sistemas industriales y energéticos, de lo contrario, llegaremos al límite de nuestra capacidad para frenar el calentamiento global de manera significativa.

Entonces, ¿cuáles son las soluciones?

¿Qué podemos hacer todos los años desde ahora para #moverlafecha hasta el mes de diciembre?

Como personas, hay medidas que todos podemos tomar: conducir menos, volar menos, comer menos carne, reciclar más y, lo que es más importante, usar menos cosas. También necesitamos desperdiciar menos. Tomando un ejemplo, 700 millones de personas en todo el mundo sufren inseguridad alimentaria, y sin embargo el 30% de la producción de alimentos se desperdicia en el proceso agrícola o por parte de los consumidores[2].

Si bien el comportamiento de los consumidores es crucial, las empresas y los inversores también tienen un papel que desempeñar. Como inversores, también podemos recurrir a las empresas que proporcionan las soluciones a algunos de estos desafíos.

La empresa francesa de ingeniería Schneider Electric es un ejemplo. Combina tecnologías energéticas líderes en el mundo y la automatización en tiempo real, así como software pionero en soluciones integradas para mejorar la eficiencia y la sostenibilidad de los hogares, los edificios, los centros de datos, la infraestructura y las industrias. Los cuatro mercados clave a los que Schneider presta servicio consumen el 70% de la energía mundial. Al hacer que esas áreas funcionen de manera más eficiente, utilizando sus tecnologías para edificios, procesos industriales y producción de electricidad, la empresa reconoce que puede representar una parte enorme de la solución. De hecho, la empresa es explícita sobre su estrategia para «sacar a la humanidad de la sobrecapacidad ecológica». Según su análisis de 2019, «aplicando la tecnología existente en todo el mundo solo en estos ámbitos, la adaptación energética y la descarbonización de la generación de electricidad combinadas aplazarían la fecha 21 días».

La empresa británica de papel y envases DS Smith está demostrando cómo el modelo de economía circular puede reducir la huella ecológica de los procesos industriales. La empresa utiliza materiales 100% reciclados y de origen sostenible para fabricar sus envases de cartón, y los 6 millones de toneladas de material reciclable que recogió, clasificó y reprocesó en 2019 superaron la cantidad de envases que salieron al mercado ese año[1]. La empresa colabora con la Fundación Ellen Macarthur —líder mundial en la promoción de la economía circular— y juntos han anunciado una serie de Principios de Diseño Circular, poniendo de manifiesto la importancia del diseño sostenible en la batalla por eliminar los residuos.

Motivos para el optimismo y para ser ambiciosos

Compañías como estas destacan que la Sobrecapacidad de la Tierra no es inevitable y puede acercarse a nuestros límites ecológicos sin empeorar la situación de la gente.

Si queremos adoptar con éxito un modelo económico más circular, más eficiente y menos derrochador, creo que debe haber un enfoque sistémico. El plan de acción para la Economía Circular de la Unión Europea constituye un ejemplo a seguir para otros, con políticas que apoyen la producción sostenible, la reducción de los desechos y la disociación del crecimiento de la extracción de recursos. A nivel urbano, tanto Ámsterdam como Copenhague están adoptando el modelo «Doughnut Economics» de Kate Raworth[2], que se centra en garantizar el apoyo social a las necesidades de la población sin transgredir importantes umbrales ambientales y ecológicos. Se trata de un modelo para una economía más sostenible y regenerativa, que atribuye un mayor valor al bienestar de la sociedad y a la resiliencia del medio ambiente.

La definición de sostenibilidad más citada proviene de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de Naciones Unidas: «El desarrollo sostenible es la satisfacción de las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades».

A pesar de que resulte alentador que el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra puede aplazarse en el año, el hecho de que estemos solo en agosto es un recordatorio urgente de nuestro fracaso a la hora de cumplir este pacto social con las generaciones futuras y con la propia naturaleza.

 

[1] https://www.dssmith.com/company/sustainability/sustainabilityreport 

[2] https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/1/12/Doughnut_%28economic_model%29.jpg

[1] https://www.pewtrusts.org/-/media/assets/2020/07/breakingtheplasticwave_summary.pdf

[2] https://www.unenvironment.org/thinkeatsave/get-informed/worldwide-food-waste

https://ourworldindata.org/hunger-and-undernourishment

 

¿Cómo diseñar una estrategia de renta fija tanto para la resiliencia como para la recuperación?

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Photo: Nick Hayes, Head of Total Return & Fixed Income Asset Allocation, AXA Investment Managers. Photo: Nick Hayes, Head of Total Return & Fixed Income Asset Allocation, AXA Investment Managers

En el apogeo de períodos de crisis, como el experimentado a principios de este año, es cuando los inversores esperan que la renta fija demuestre su valor al proporcionar la resiliencia necesaria para capear la tormenta. Sin embargo, eso no es todo lo que ofrece el diverso universo global de renta fija en la actualidad.

En nuestra opinión, las estrategias flexibles, sin restricciones y centradas en la rentabilidad de renta fija deberían diseñarse para utilizar su flexibilidad para navegar en el cambiante entorno macro y de mercado. Eso no quiere decir que siempre estarán en territorio positivo, pero la idea general es una estrategia que tiene el potencial de generar retornos atractivos ajustados al riesgo a través de un ciclo económico.

Lograr el equilibrio adecuado a través de diferentes factores de riesgo y de potenciales oportunidades es clave para gestionar nuestra estrategia de bonos estratégicos globales. Queremos asegurarnos de tener suficientes municiones, tanto para proporcionar un grado de resiliencia cuando sea necesario, como para participar tanto como sea posible en los mercados de recuperación que inevitablemente siguen las caídas del mercado.

Durante gran parte de 2019 y 2020, nos hemos posicionado en torno a tres temas principales: posicionarnos en duración, estar selectivamente largos en crédito y mantener posiciones de cobertura en la cartera. A medida que los mercados evolucionan ahora desde un período de crisis a uno de recuperación, el énfasis relativo que ponemos en cada uno de estos temas puede estar cambiando, pero nuestras convicciones permanecen firmes.

Rotación de resiliencia a recuperación

La base de nuestra estrategia flexible y sin restricciones es un marco simple y transparente que divide el universo de la renta fija en tres categorías: defensiva, intermedia y agresiva. La figura 1 muestra la división entre estas categorías a finales de julio de 2020, en comparación con marzo de 2020, y destaca cómo ahora está cambiando la estrategia para enfocarla en torno a la recuperación.

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La figura 1 muestra que nuestra estrategia llegó a 2020 con una posición relativamente defensiva en función de nuestras observaciones que indicaban que nos estábamos acercando al final del ciclo de inversión. También muestra que para el verano habíamos rotado significativamente la cartera más hacia los activos intermedios y los agresivos que se han beneficiado de la recuperación.

El cambio en el énfasis relativo de nuestros tres temas clave se explica a continuación:

Posicionamiento en duración de la calidad: a principios de 2020, los rendimientos de los bonos gubernamentales convencionales eran bajos, pero creíamos que podrían bajar aún más si se acerca el final del ciclo. Aunque hemos reducido bastante la exposición desde marzo, seguimos pensando que es necesario mantener siempre una parte de la cartera en el extremo más defensivo del espectro para compensar por algunos de los activos más “interesantes” que proporcionan el mejor medio para entregar el perfil potencial que los inversores esperan de su asignación básica de renta fija.

Selectivamente largos en crédito: dicho esto, una estrategia de retorno total sin restricciones atrae a inversores que buscan utilizar la renta fija como un activo de crecimiento, por lo que, si bien la preservación del capital es clave, es igualmente vital tener exposición a un grupo diverso de activos que buscan rentabilidad. Habíamos sido cautelosos con el riesgo de propagación durante gran parte de 2019 y principios de 2020, y preferimos poseer cestas de valor más pequeñas. Después de la crisis, ahora estamos empezando a volvernos más oportunistas con valoraciones más baratas en el crédito de los mercados desarrollados y los mercados emergentes. Desde marzo también hemos participado en algunas nuevas emisiones de crédito con grado de inversión con atractivos diferenciales.

Coberturas de cartera: creemos que tener niveles elevados de efectivo es importante en períodos de incertidumbre. Si bien no hay rendimiento, tampoco hay riesgo. Los niveles de efectivo han bajado un poco durante la recuperación a medida que rotamos la cartera hacia oportunidades beta más altas. Continuamos utilizando CDS (credit default swaps) para acotar tácticamente el riesgo al alza y la baja en la deuda high yield, que creemos seguirá siendo una característica importante ya que no esperamos que la recuperación ocurra en línea recta.

Aunque la estrategia perdió valor cuando la crisis alcanzó su punto máximo en marzo, pudimos mitigar la caída en comparación con los pares y el mercado, recuperando nuestras pérdidas con relativa rapidez. Es igualmente importante que el desempeño de la estrategia se ha vuelto sustancialmente positivo, con un rendimiento superior al 4,5% en lo que va del año (*). Vale la pena volver a enfatizar que, en términos generales, los inversores en estrategias de rentabilidad total tienen cierto apetito por los mercados a la baja, sabiendo que los activos de riesgo suelen ser los primeros en recuperarse después de una crisis y que cualquier recuperación tiene el potencial de ser altamente rentable.

Este enfoque en la rotación flexible de la cartera para posicionarla según sea apropiado para la resiliencia o la recuperación es el núcleo del enfoque de la estrategia. Es interesante destacar el desempeño de la estrategia durante los períodos turbulentos pasados ​​durante los últimos tres años, para demostrar cómo pretendemos participar tanto como sea posible tanto en los períodos de resiliencia como de recuperación.

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AXA IM

La figura 2 muestra el desempeño de la estrategia durante 2018 en un año turbulento para los mercados, avivado por los temores de desaceleración del crecimiento global y endurecimiento de la política monetaria, seguido por la recuperación del mercado en el primer semestre de 2019. Durante la fase de “resiliencia” (de 01/05/2019 a 31/12/2019), la estrategia generó una rentabilidad total del 0,68%, superando a su Morningstar Peer Group, que obtuvo una rentabilidad de – 1,13% durante el mismo período. En la siguiente fase de “recuperación” que tuvo lugar en el primer semestre de 2019 (de 01/01/2019 a 30/06/2019), la estrategia también logró superar a su Morningstar Peer Group, obteniendo un 6,95% y un 6,37% respectivamente.

Sin embargo, la figura 3 nos enseña que tener un desempeño superior en las fases de «resiliencia» y «recuperación» no es sencillo, ya que las estrategias que sufren mayores caídas tienen más probabilidades de recuperarse más rápido. Las consecuencias del COVID-19 que todavía perduran lo demuestran bien: durante el período real de crisis, de marzo a principios de abril (cuando intervinieron los bancos centrales con sus programas de estímulo), nuestra estrategia sufrió una caída del -6,45%, en comparación con el -11,02% para el grupo de fondos comparables, por lo tanto, superando significativamente a sus pares durante la fase de «resiliencia». Dicho esto, como se muestra en la figura 3, desde principios de abril la recuperación ha sido hasta ahora más pronunciada en el Peer Group, dado que el mínimo alcanzado en marzo fue mucho mayor, probablemente debido a la mayor concentración promedio de riesgo crediticio que tienen sus fondos comparables. Sin embargo, lo más importante es que, tomando las fases de «resiliencia» y «recuperación» (de 09/03/2020 a 23/07/2020), nuestra estrategia ha obtenido un rendimiento del 1,51% en comparación con el 0,59% del grupo de fondos comparables.

Si bien el desempeño pasado no es una guía para el desempeño futuro, es útil ver el desempeño durante el primer semestre de 2020 en este contexto, en otras palabras, considerar no solo la resiliencia relativa en el punto álgido de la crisis, sino también el potencial para participar en la recuperación durante el período venidero, a la que ahora dirigimos nuestra atención.

Mirando hacia el futuro

El COVID-19 ha sido un gran impacto para el mundo y sigue habiendo una gran cantidad de incertidumbre en torno al virus en sí y el impacto económico y de mercado en curso. Para nosotros, será tan importante como siempre mantener el posicionamiento de la cartera con el potencial de ofrecer el tipo de resultados que esperan nuestros inversores.

En términos de lo que podemos observar hoy, vemos una batalla en curso entre los fundamentos y los aspectos técnicos. Esperamos un contexto macroeconómico fundamental débil durante algún tiempo, pero hasta ahora esto se ha visto superado por fuertes datos técnicos respaldados por la política en todo el mundo. En este contexto, el sentimiento y las valoraciones son mixtos.

Partes del crédito high yield y de los mercados emergentes tienen precios atractivos, pero esperamos que aumenten los impagos. Por lo tanto, vemos oportunidades para ir a la caza de rendimientos, pero en este entorno no somos los máximos optimistas en cuanto al crédito y aún vemos el mérito de equilibrar los riesgos con los bonos gubernamentales convencionales que, incluso a niveles bajos de rendimiento, ofrecen propiedades defensivas potenciales. Especialmente considerando qué perfil debería ofrecer una estrategia como la nuestra a los inversores.

Es importante destacar que no creemos que la recuperación se produzca en línea recta y que persista la volatilidad. Tenemos la intención de jugar eso empleando la flexibilidad de nuestra estrategia para recoger activos que se cotizan para ofrecer potencialmente buenos rendimientos durante los próximos 12 meses. Sin embargo, seguiremos utilizando coberturas de efectivo y de cartera para hacerlo con cautela.

En general, creemos que un entorno de bajo rendimiento/alta volatilidad requiere estrategias flexibles y sin restricciones. Será importante mantener el enfoque en la transparencia y la gestión de riesgos, ya que la renta fija global es un espectro amplio con muchas trampas. En nuestra opinión, la clave para navegar lo que venga a continuación es una asignación de activos diversificada y gestionada activamente, combinada con una selección de valores de alta convicción, con el objetivo en última instancia de ofrecer rendimientos atractivos ajustados al riesgo.

 

 

Columna de Nick Hayes, responsable de la asignación de activos en las estrategias de retorno total y renta fija de AXA Investment Managers.

 

Notas:

(*) Fuente: AXA IM y Morningstar. La rentabilidad se muestra neta de comisiones para una cuenta representativa de la estrategia Global Strategic Bond (moneda base USD).

 

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Carrera presidencial en EE.UU.: unas elecciones poco convencionales llenas de incertidumbre

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Pixabay CC0 Public Domain. Carrera presidencial en EE.UU.: unas elecciones poco convencionales llenas de incertidumbre

A menos de 100 días para las elecciones presidenciales en EE.UU., todavía puede pasar cualquier cosa. Las declaraciones del presidente Donald Trump sobre la posibilidad de retrasar la jornada electoral no hacen sino añadir aún más incertidumbre. 

El presidente no tiene autoridad para cambiar la fecha de las elecciones, pero estas declaraciones, abriendo el debate sobre una posible impugnación legal del resultado de los comicios, amenazan con hacer el proceso electoral todavía más desordenado e incierto.

La situación de pandemia mundial, unida al perfil poco convencional de Trump, puede llevar a unos resultados inesperados, como ya avanzó el propio presidente estadounidense al afirmar que el voto por correo manipularía las elecciones, una declaración que Trump acompañó con un estratégico silencio sobre si aceptaría o no el resultado de estas votaciones.

Y es que el voto a distancia es una medida que se está extendiendo por algunos Estados para evitar los riesgos del coronavirus y se ha convertido en uno de los asuntos que amenazan con, no solo retrasar los resultados finales, sino también con aumentar el riesgo de procedimientos legales ligados a las elecciones. La supresión y abusos en la descalificación de votantes y el recuento de votos son otros de los asuntos que engrosan la lista de preocupaciones globales para los mercados.

Precisamente, el resultado de las elecciones extiende su impacto hasta los mercados, que ya deberían estar valorando la probabilidad real de una presidencia de Joe Biden. De hecho, si las votaciones fueran mañana, los sondeos sugieren que el candidato demócrata sería el ganador y que el partido del burro azul conseguiría el control tanto del Senado como del Congreso, con lo que Trump se sumaría a la pequeña lista de los presidentes estadounidenses que no fueron reelegidos por el electorado.

Pero, aunque actualmente las encuestas favorecen a Biden situándole 9 puntos de media por encima de Trump y otorgándole la victoria en cuatro Estados (Florida, Michigan, Ohio y Pennsylvania) que en 2017 proporcionaron hasta 75 votos electorales al actual inquilino de la Casa Blanca, la batalla está reñida en otras zonas e, históricamente, las presidenciales estadounidenses están plagadas de cambios de preferencia de sus votantes. Es demasiado pronto para extraer conclusiones. Mike Dukakis o George W. Bush son dos claros ejemplos de candidatos que lideraron los sondeos en campaña y terminaron derrotados en las urnas.

No obstante, el posible triunfo del demócrata puede dar lugar a una amplia reacción adversa en las Bolsas, dados los planes del candidato de elevar los impuestos individuales y corporativos, así como los de deshacer la desregulación que ha caracterizado la última legislatura. Las dudas actuales sobre si una Administración Biden sería efectivamente capaz de cumplir con las promesas descritas sugiere que los mercados pueden sentirse decepcionados sí estas finalmente se llevan adelante.

Sin embargo, aunque creemos que una presidencia de Biden se encontraría inicialmente una respuesta cautelosa de los mercados, a largo plazo, las expectativas podrían verse reforzadas, ante una perspectiva económica más sólida, que debería afianzar los fundamentos corporativos de EE UU, incluyendo un crecimiento más notable de los beneficios corporativos. Pero, sea cual sea la forma del Gobierno, nuestro escenario base es de un continuado apoyo fiscal, lo que debería apuntalar a los mercados.

En todo caso, lo que dominará la situación será la manera en que EE.UU. se recupera del coronavirus. Si en los próximos meses retoma el control sobre la pandemia dentro de sus fronteras, la economía da signos de mejora y el desempleo cae, las opciones de ser reelegido de Donald Trump se verán impulsadas. Aunque, como señal de advertencia, será improbable que el presidente pueda recuperar el voto de los desafectos.

 

Tribuna de David Page, Head of Macro Research Core Investments de AXA Investment Managers.

USA vs China: ¿Guerra comercial?

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Pixabay CC0 Public Domain. USA vs. China: ¿Guerra comercial?

Sin duda lo es para los noticieros, periódicos y furores de Trump, pero quienes trabajamos en la industria financiera sabemos que no es más que una gran distracción para ocultar la verdadera guerra: la de la supremacía tecnológica y del dominio mundial.

En el corriente mes fuimos todos testigos de ver cómo, mientras industrias y economías a nivel mundial se deshacen y luchan por no colapsar, las principales empresas tecnológicas de EE.UU. presentaban positivos resultados y, como si fuera poco, se posicionaban por primera vez en la historia como las top 5 más grandes compañías del índice S&P 500 (Microsoft, Apple, Amazon, Google, y Facebook).

Sumado a lo anterior, en un año tan especial como éste, vemos cómo post el ajuste tremendo de los mercados en marzo, el índice Nasdaq rebota subiendo más de un 50% desde su punto más bajo, rompiendo récords históricos en sus valorizaciones, al punto que ya muchos hablan de una posible burbuja, del tipo de la que vivimos en el 2001.

En definitiva, la tecnología parece ser “el tema” de hoy y de los próximos años.

Para quienes venimos de un mundo donde empresas de industrias completamente diferentes, como es el caso de Exxon, General Electric y Philip Morris, lideraban el empresariado americano y por qué no decir también el mundial, ha sido toda una revolución vernos frente a este nuevo orden, donde son las empresas tecnológicas las que toman la delantera.

Si bien las empresas tecnológicas chinas siguen aún con cierta distancia a las americanas, algunas como Alibaba y Tencent han crecido ferozmente y ya ascienden al top 20 corporativo mundial. Y hay varias más de la misma industria, entre otras JD.com, Meituan, PDD, Baidu, que siguen estos pasos y ganan cuotas de mercado, sobre todo en el mercado doméstico chino, que como bien sabemos no es para nada despreciable.

¿Recuerdan cuando hace algunos pocos años era recurrente escuchar hablar de China como “la fábrica del mundo”, al punto de que sarcásticamente se decía que trabajaban por “un plato de arroz” y era por tal motivo que cada vez teníamos más productos en nuestras manos “Made in China”?. Pues bien, esa ya no es la realidad de hoy.

La mano de obra en China se ha ido encareciendo, basta con ver a muchas multinacionales mudándose a Asia Emergente, migrando sus operaciones a países como Vietnam, Indonesia o Camboya.

A una más actualizada lectura del país asiático de hoy le agregaría el dato que en el 2019 hubo más egresados de doctorados en tecnología chinos que americanos, así como también el e-commerce en China, en términos dolarizados, triplicó al de EE.UU..

Así es, ya no trabajan por ese plato de arroz que muchos siguen creyendo.

Pero sigue habiendo una tremenda diferencia entre ambos países y es la que considero hoy debemos aprovechar: se trata de las divergentes características de sus mercados accionarios.

Por su parte EE.UU. sigue siendo la Bolsa más desarrollada del globo, es aún el centro financiero mundial, el mercado al cual todos acceden. Máquinas y algoritmos funcionan sin cesar haciéndolo tremendamente eficiente, por ende muy difícil de vencer para los administradores de fondos en su labor de elección de empresas a comprar.

Como contracara, en China el mercado está sumamente influenciado por personas naturales, personas comunes y corrientes, quienes desde aplicaciones varias en su celular acceden a la Bolsa y participan activamente en la compra y venta de acciones.

Y esto se traduce en un mercado sumamente ineficiente, ya que personas sin conocimientos ni estudios apropiados son quienes a diario mueven en masa las valorizaciones de las empresas.

Es por este motivo justamente que, a diferencia del americano, se hace mucho más factible para equipos preparados o “asset managers” obtener resultados mejores al índice como un todo.

¿Cómo seguirá esta guerra? Imposible de predecir, pero dado lo presentado, mi invitación es:

  1. A cambiar la forma de ver a China. Su poderío tecnológico es inmenso, ya no es un país agricultor / productor.
  2. A creer que puede tener sentido apostar por empresas chinas de este rubro.
  3.  Y ligado al punto anterior, a elegir con cautela equipos bien preparados que logren entregarnos ese retorno donde, posiblemente superen a quienes compran acciones en el tren camino a su trabajo.

 

El exceso de liquidez es un peligro para los mercados emergentes

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Recientemente, han sido varios los países latinoamericanos que han salido a los mercados de capital a buscar financiación externa. No les ha ido mal, pues además de lograr tasas de interés bajas a largo plazo vs las históricas que traían, sus emisiones han sido altamente sobredemandadas. Esto, lógicamente, ha dado pie para que las autoridades financieras y políticas, independientemente del país, repitan más o menos, la misma conclusión: “Esto demuestra la confianza que tienen los inversionistas extranjeros en nosotros”.

Ahí, empiezo a tener algunas dudas. Es cierto que hay confianza entre los inversionistas extranjeros sobre algunos de nuestros países (la debe haber por supuesto), pero también es cierto que el exceso de liquidez global está buscando destino, y un país latinoamericano que retorne algo por arriba del 3% o cercano a este nivel, es mucho “mejor negocio” que otras latitudes pagando por debajo de 1%, cero o, en no pocos casos, negativo.

Es claro al hacer cuentas que con un cupón que es más de tres veces el de sus pares, un bono de un país latinoamericano tienen muchos beneficios para ciertos inversionistas, especialmente, porque mantiene a la cartera de bonos en una duración promedio controlada, con un yield potencial relativamente atractivo. Eso, un gestor de bonos, no lo va a lograr fácilmente en otra parte.

Personalmente creo que los países emergentes verán un flujo de dólares en los próximos años, por cuatro vías principales:

 a.     Inversión extranjera directa.

b.      Inversión de portafolio.

c.       Una gran actividad de fusiones y adquisiciones.

d.      Endeudamiento externo.

De ellas, hay que saber controlar la última, pues no será un fenómeno nuevo (ciertamente), pero sí puede traer serias complicaciones. En un blog para el Banco Mundial de inicio de este año, Peter Nagle mostró cómo el endeudamiento del mundo emergente pasó de representar cerca del 90% del PIB en 2009, a más del 170% de ese mismo indicador en 2018; coincidiendo justo con la primera gran oleada de liquidez global, luego de la gran crisis financiera que ya todos conocemos. Esta vez, la liquidez existente es mucho mayor, no solo porque nunca se recogió la inicial (es decir, ya partimos con un stock muy grande), sino porque la misma se ha aumentado de forma exponencial en estos meses.

Cabe recordar que el gran aumento en las cifras de deuda de los mercados emergentes en los años pasados, no se dio por los gobiernos, sino por la deuda privada, por lo cual nuevas salidas de las empresas emergentes a los mercados de capital, supondrá un apalancamiento financiero mayor, con el consecuente riesgo que ello pueda traer. A todos les toca hacer muy bien las cuentas, para no dejarse deslumbrar por la situación actual, creándose problemas futuros. No es que endeudarse este mal; lo que sí está mal es hacerlo más allá de los límites razonables y saludables.

Vamos a ver flujos hacía los emergentes, no me cabe duda. Que las empresas no se sobreendeuden es una de las claves para evitarnos problemas. Que no tengamos gobiernos demasiado laxos en el plano fiscal, es la otra: muchos (por no decir todos) están desfinanciados, y esta liquidez se les puede “hacer agua a la boca”, pues finalmente, todos los gobiernos necesitan recursos en este momento, y hay alrededor del mundo un cheque en blanco, casi que interminable. Si alguno quiere salir a usarlo, casi que se lo van a permitir, sin mayor oposición.

No es que esté mal que nuestras autoridades piensen que el mundo confía en nosotros. Eso es clave para superar los problemas actuales. Pero hay que pensar que quizá no seamos los más atractivos, sino que podemos estar en un espacio donde somos los menos feos (son dos cosas muy diferentes)…me gustaría concluir con una reflexión, que muestra lo que trae el exceso de liquidez: Austria colocó a finales de junio, un bono de tasa 0.8% a 100 años…¡sí, pagadero en 2120!

Lo ‘curioso’ de esta historia es que si miramos hoy, 100 años atrás, Viena apenas salía de un conflicto bélico que acabó con el Imperio Austrohúngaro…realmente, el mundo ha cambiado, y la liquidez lo está cambiando aún más!!!

 

 

Las realidades carnosas de la producción de alimentos

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Las realidades carnosas de la producción de alimentos
Pixabay CC0 Public Domain. Las realidades carnosas de la producción de alimentos

La población es cada vez más consciente de que sus hábitos alimentarios tienen un coste ambiental y social dramático; por eso muchos se están volviendo veganos o vegetarianos, o adoptan una dieta sin carne. Esto es una señal de que los patrones de consumo de alimentos están cambiando. Como inversores, estamos particularmente interesados en cómo las compañías están manejando los riesgos ASG.

La industria alimentaria contribuye de manera significativa a los gases de efecto invernadero, la deforestación y la escasez de agua. Representa el 70% de la extracción de agua y la agricultura, mientras que la silvicultura y otros usos de la tierra suponen casi una cuarta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. A medida que la población mundial pase de los 7.000 millones de personas de 2010 a una cifra prevista de 9.800 millones en 2050, se prevé que la demanda global de alimentos aumente en más de un 50%.

Llevamos un tiempo comprometiéndonos con sistemas alimentarios sostenibles, centrándonos en la nutrición, el riesgo del agua y los aspectos laborales. Durante los próximos tres años, trataremos de impulsar el cambio en algunos de los mayores productores, comerciantes y minoristas de alimentos del mundo, promoviendo las mejores prácticas para ayudarles a satisfacer la demanda creciente de alimentos y, al mismo tiempo, reducir y evitar la degradación del medioambiente.

A nivel mundial, nos dirigimos a minoristas, comerciantes, productores, bancos y empresas de bienes de consumo y alineamos nuestros esfuerzos con otras iniciativas de compromiso, como la de los inversores FAIRR (Farm Animal Investment Risk and Return) sobre proteínas alternativas y Asia Research and Engagement (ARE) sobre proteínas animales.

La producción de alimentos:

  • Evaluaciones exhaustivas de los riesgos para el agua, incluyendo en las cadenas de suministro
  • Sistemas de gestión de aguas residuales, incluidos planes de gestión del estiércol
  • Objetivos en materia de agua; evaluaciones del riesgo climático, también en la cadena de suministro de piensos
  • Innovación tecnológica para aumentar la productividad y mejorar la eficiencia del uso de los recursos
  • Indicadores ambientes, incluidos los objetivos a largo plazo alineados con el acuerdo climático de París

El consumo de alimentos:

  • Evaluación de la inversión en el desarrollo de sustitutos de la carne y evaluaciones de riesgos en relación con las nuevas tendencias de las preferencias de los consumidores, como las proteínas alternativas
  • Mediciones de pérdidas de alimentos y reducción de desechos, así como objetivos de reducción
  • Soluciones tecnológicas para reducir el desperdicio de alimentos

Cadenas de suministro libres de deforestación:

  • Evaluación y transparencia en torno al riesgo de deforestación de las operaciones y cadenas de suministro propias
  • Compromiso de no deforestación
  • Compromiso con una trazabilidad plena con plazos claros
  • Sistema de gestión de la cadena de suministro totalmente sostenible

Experiencias con las tres principales industrias británicas de alimentos y bebidas con las que nos hemos comprometido:

Sainsbury’s: Su estrategia para lograr cero emisiones netas para 2040 incluye como pilares la gestión del agua y el carbono, reducir al mínimo los plásticos en los envases; dietas saludables y sostenibles y evitar residuos alimentarios. Cada tema cuenta con un grupo de trabajo que informa a una junta de Responsabilidad y Sostenibilidad Corporativas, presidida por el director general.

Si bien es cierto que la estrategia es un paso en la dirección correcta, destacamos la necesidad de evaluar más detalles sobre las huellas ambientales de los productos de la empresa. La compañía lo reconoce, pero afirma que tiene dificultades para obtener los datos correctos y está cooperando con un consultor externo para abordarlo.

Cranswick: Nos reunimos con la alta dirección de este productor de alimentos del Reino Unido para discutir su estrategia de sostenibilidad. La empresa esbozó sus compromisos de sostenibilidad, incluyendo un objetivo de cero emisiones netas para 2040. Discutimos algunos de los cambios en los patrones de consumo de alimentos, incluyendo una disminución en el consumo de carne roja y un mayor interés en las proteínas de origen vegetal.

En este momento, Cranswick no tiene la intención de entrar en el negocio de los sustitutos de la carne. Les hemos presionado para que al menos consideren la diversificación de su negocio, ya que es probable que las tendencias actuales se intensifiquen aún más. También discutimos la cadena de suministro de soja, que es el principal alimento de sus cerdos, y obtuvimos su compromiso de tener todo su suministro certificado para 2025.

Britvic: Su jefe de Sostenibilidad presentó su estrategia actual y sus logros. La empresa informa periódicamente al Carbon Disclosure Project (CDP) y se comprometió a hacerlo siguiendo los requisitos del Grupo de Trabajo sobre Divulgaciones Financieras relacionadas con el Clima (TCFD). Destacamos la necesidad de mejorar las evaluaciones de riesgo de las fuentes de agua, la divulgación de los resultados y un compromiso de sostenibilidad más amplio para su cadena de suministro de azúcar.

Conclusión

La colaboración con estas tres empresas nos permitió examinar sus programas de sostenibilidad, comprender sus mejores prácticas y, al mismo tiempo, llevar a su atención algunos de los desafíos que aún deben superar, como la disponibilidad de datos y la presentación de informes. Compartiremos sus experiencias y mejores prácticas con las empresas de los mercados emergentes, donde las estrategias de sostenibilidad a menudo no están tan desarrolladas.

Tribuna de Nina Roth, directora de Inversión Responsable de BMO Global Asset Management