Presupuesto 2021: un pesimista es un optimista bien informado

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El 8 de septiembre la SHCP presentó al Congreso su propuesta de Presupuesto de Ingresos y Egresos para el ejercicio 2021 en México. Este documento se presenta en un contexto económico local y global muy complicado, y viene centrado en las ideologías pilares del gobierno actual: disciplina fiscal, endeudamiento bajo, y programas asistencialistas.

Al interior del presupuesto se puede apreciar lo complicado del asunto. Por más recortes que busque hacer el gobierno para evitar incurrir en mayor deuda, 90% del gasto total ya está comprometidos de una u otra forma, y no pueden reducirse. Dichos gastos los acaparan el pago de pensiones y salud (22% del gasto total), el servicio de la deuda (12%), sector energético (16%), por nombrar algunos. Ahora bien, gran parte de estos gastos irán a actividades no productivas (incluido el sector energético, porque, seamos honestos, lleva muchos años sin ser productivo), por lo que, si el gobierno quiere destinar recursos a actividades productivas que detonen el desarrollo y crecimiento del país debe tener sus estimaciones claras para evitar faltantes en el ingreso.

Para eso realiza estimaciones de variables económicas y financieras para el siguiente año, las cuales plasma en los Criterios Generales de Política Económica (CGPE). Si la SHCP es muy optimista respecto a estas cifras, podría terminar sobre estimando los ingresos para 2021, y se quedarían cortos al momento de ejercer el gasto. Ante esta situación, hay dos caminos: 1) o se endeudan para resarcir la falta de dinero; 2) o recortan gasto para ajustarse a la nueva realidad del ingreso. En esta situación, y dado todos los mensajes que nos han enviado durante los últimos 2 años, el recorte al gasto es lo más probable. Pero ¿de dónde recortarán? Del dinero que no está comprometido y que podría ayudar a estimular la economía, es decir, ante una mala estimación de las variables macros, el gobierno se enfrenta a un escenario complejo.

Entonces ¿cómo se ven los CGPE para 2021? Lamentablemente, optimistas (Gráfica 1). Vayamos revisando cada una de ellas, y las implicaciones que podría traer, en término de ingresos, hacer un mal pronóstico.

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Crecimiento del PIB

LA SHCP estima que México crecerá 4,60% el siguiente año, y califica su estimación como realista. Sin embargo, el consenso de analistas piensa que el crecimiento será de 3%, es decir, una diferencia de 1,60% respecto a la estimación oficial. ¿Por qué la diferencia? Sobre todo, por la falta de estímulos y confianza. México ha brillado por ser uno de los países que menos estímulos ha inyectado a la economía, y los pocos que ha dado, los ha dado en lugares no productivos. Esto hará que la economía tarde más en recuperarse contrario a otras economías del mundo. ¿Qué impacto traerá la sobre estimación del PIB por parte de la SHCP? El mayor impacto viene por el lado de la recaudación: a menor crecimiento del PIB, menor recaudación tributaria. La misma SHCP estima que por cada 0,5% de PIB que exista de variación respecto a la estimación oficial, podría representar una variación de 15.411 millones de pesos, es decir, fallar por 1,60% el pronóstico implicaría dejar de percibir 49.315,2 millones de pesos en ingresos tributarios.

Precios del petróleo

Estimar el precio del petróleo es importante para el presupuesto, pues parte de la producción se exporta. Sin embargo, la SHCP ha dicho (e incluso plasmó en el presupuesto) que esperan realizar la cobertura petrolera este año también (como se ha hecho de manera continua desde 2004). Esto evitaría correr el riesgo de un movimiento adverso en el precio del petróleo que nos termine costando ingresos. Sin embargo, la cobertura viene con un costo asociado, y este año, dado el precio del barril en los CGPE (42,1 dólares por barril), y lo que se espera del mercado global de petróleo, el costo no será menor.

Viendo estimaciones del precio de los puts de la mezcla mexicana con un precio de ejercicio de 42,1 dólares, el precio resultante oscila alrededor de los 9 dólares. Ahora bien, los últimos años (con datos disponibles) el gobierno ha cubierto alrededor de 220 millones de barriles, por lo que asumamos que este año (y dado la baja en producción) querrá cubrir 200 millones. Dado esto, y un tipo de cambio de 22 pesos por dólar, el costo de la cobertura oscilará alrededor de los 39.600 millones de pesos.

Tipo de cambio

El tipo de cambio en los CGPE está estimado en 21,90 pesos por dólar, mientras que los analistas piensan que podría estar alrededor del 22,70. Esta es la única “buena noticia” del presupuesto. Para el ingreso del gobierno, un tipo de cambio débil ayuda a incrementar su ingreso dada la exportación petrolera. En este sentido, se espera que por cada 0,10 pesos por dólar que falle el pronóstico, puede representar una variación de 3.081,30 millones de pesos el siguiente año y, dado que el gobierno está siendo “optimista” con el tipo de cambio, un movimiento de debilidad en la moneda (como lo esperan los analistas) resulta ser positivo para los ingresos en un monto total de 24.650,4 millones de pesos.

Plataforma de producción

Junto con la estimación del crecimiento del PIB, la plataforma de producción es de las estimaciones más optimistas. Mientras escribo estas líneas, la producción de Pemex ronda alrededor de 1,55 MBD. Hubo una reducción debido a problemas en Ku Maloob Zaap, que una vez solucionado, se espera que lleve la producción a cierre de año a 1,6 MBD. Sin embargo, los analistas esperan que ese nivel no sea sostenible por la falta de inversión y por la calidad de los pozos que actualmente producen, y esperan que en el año la producción regrese alrededor de 1,55 MBD. Por otro lado, el gobierno, en un desplante de optimismo, espera que la producción remonte hasta 1,9 MBD. Esto generaría un exceso presupuestal de barriles de alrededor de 0,35 MBD, con lo que se estima que la reducción en ingresos si se llega a concretar la visión de los analistas sería de 92.838,64 millones de pesos.

Tasa de interés

Para esta variable hay bastante consenso. Los CGPE esperan que la tasa de Banxico termine en 4%, mientras que el consenso de Banxico espera que termine 2021 en 4,25%. Este ligero incremento en la tasa de interés tendería a costarle al gobierno alrededor de 5.148,5 mns del presupuesto por concepto de servicio de la deuda, lo cual es menor comparado con las otras variables mencionadas.

Entonces, recapitulando, existen visiones bastante distintas respecto a las variables macroeconómicas para el siguiente año entre la SHCP y los analistas. De concretarse la visión de los analistas, existirá un impacto importante en los ingresos del gobierno para el siguiente año (Gráfica 2 y 3), que podría maniatar, aún más, el poco dinero disponible y no comprometido que el gobierno podría usar para proyectos que impulsen el crecimiento.

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El recuento de los daños, al final, podría ser una baja en el ingreso presupuestado de 162.251,94 millones de pesos, lo cual representa alrededor del 25% del dinero no comprometido del presupuesto de egresos. ¡No es una cifra menor! Por lo que, de cristalizarse, podría implicar mayores recortes y menor espacio de movimiento para el ya inerte y limitado gobierno.

Columna de Franklin Templeton México, escrita por Luis Gonzali, CFA. estratega de Renta Fija 

¿Cuáles son los países más resistentes?

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Pixabay CC0 Public Domain. ¿Cuáles son los países más resistentes?

La desigualdad es un tema de actualidad que también afecta a los países. La forma en la que hayan gestionado su patrimonio y su deuda en el pasado aumentará las diferencias entre los países después de la pandemia. Hemos creado un modelo de clasificación de países en torno a seis indicadores, como deuda pública o parámetros de crecimiento.

Nuestro modelo muestra que algunos países asiáticos son más resistentes y están en una posición más favorable para gestionar confinamientos a más largo plazo dada su capacidad para lanzar considerables paquetes de medidas fiscales (gráfico), que reencauzarían el crecimiento económico más rápidamente que otros.

Gráfico Vontobel

En el lado izquierdo del gráfico se encuentran los países con un estado financiero sólido, como Taiwán y Corea del Sur, cuyos líderes adoptaron una estrategia rápida y prudente ante la crisis del coronavirus. Otros países, concretamente en América Latina, hacia el lado derecho del gráfico, parecen estar en una posición. Cuando vemos a Europa en conjunto, la posición no es muy cómoda. Uno de los peligros específicos de la zona euro es el riesgo político inherente al desarrollo económico divergente. Incluso antes de la pandemia, países importantes como Alemania e Italia no siempre coincidían. 

La brecha entre estos países parece que aumentará puesto que los rezagados creerán que las naciones prósperas les están dejando en la estacada (pese a los amplios programas de rescate de instituciones paneuropeas como el Banco Central Europeo).

Aquí puede entrar en juego otra alternativa. Las naciones europeas con dificultades económicas llevan tiempo promoviendo la creación de un mecanismo de mutualización de deuda a través de los llamados eurobonos (o, últimamente, coronabonos). 

Si bien creemos que todavía es pronto para dicha emisión, sí que hay indicios de que el público general se está haciendo a la idea poco a poco. Una reciente propuesta franco-germana para un enorme fondo de recuperación es un paso importante hacia la unificación de la deuda, una idea que anteriormente los países conservadores de la Unión Europea siempre rechazaban.

Piense en incorporar parámetros de resistencia de los países en sus decisiones de inversión, de manera que pueda aumentar las asignaciones a los países más resistentes y reducir la exposición a aquellos con capacidad limitada.

Tribuna de Frank Häusler, estratega jefe de Vontobel AM, y Sven Schubert, director de estrategia con divisas deVontobel AM.

Inversiones en el extranjero: analizo, luego invierto

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Pixabay CC0 Public Domain. INVERSIONES EN EL EXTRANJERO: ANALIZO, LUEGO INVIERTO

En el actual escenario de crisis e incertidumbre, la diversificación de activos como medida para preservar el patrimonio se ha vuelto fundamental a la hora de invertir. En este sentido, al momento de definir un portafolio de inversión es fundamental considerar, entre otros aspectos, las distintas clases de instrumentos financieros disponibles en el mercado, su liquidez y rentabilidad esperada, riesgos inherentes a los mismos y a su emisor, la custodia de dichos instrumentos y su horizonte de inversión.

Para la creación de un portafolio de inversión, no solo es necesario diversificar por clase de activos y emisores, sino que también es necesario propender a una diversificación geográfica de los mismos mediante la inversión fuera de Chile.

La inversión en el exterior puede efectuarse a través de vehículos de inversión locales, como fondos mutuos o de inversión, en los que sus activos subyacentes estén invertidos en instrumentos en el exterior. Si bien esta figura se presenta como una alternativa razonable y eficiente, es importante incorporar dentro del análisis la localización geográfica de los activos en la creación de un portafolio de inversión.

En relación con la tributación de las inversiones en el exterior es fundamental tener presente que, de conformidad legislación tributaria vigente, toda persona con domicilio o residencia en Chile deberá pagar impuestos sobre las rentas de cualquier origen, ya sea que estas provengan, o no, del país. La oportunidad de reconocer dichas rentas dependerá de la estructuración las referidas inversiones. En este sentido, se pueden vislumbrar varias fórmulas para invertir en el exterior, ya sea de manera directa o intercalando entre el inversionista local y los activos en el exterior, una entidad localizada en una jurisdicción patrimonialmente segura y tributariamente eficiente. En relación con este último punto, jurisdicciones de países OCDE corren con ventaja.

Igualmente, es fundamental tener presente que además de pagar los impuestos correspondientes en el país de residencia, existen en Chile una serie de obligaciones accesorias, tanto tributarias como cambiarias. En este sentido, el Servicio de Impuestos Internos chileno ha dispuesto una serie de reglamentaciones respecto de las inversiones en el exterior, como lo son la presentación de la declaración jurada N°1929 sobre operaciones en el exterior y el mantener registradas dichas inversiones en el Registro de Inversiones en el Exterior. También el Banco Central chileno ha establecido obligaciones de información periódica en tal sentido.

 Para efectos de determinar la tributación, no da lo mismo quién realice la inversión en el exterior, esto es una persona natural o jurídica, y si esta última tributa y declara sus impuestos en pesos o en moneda extranjera. Esto, por cuanto existen diferencias importantes respecto a temas como corrección monetaria de la inversión, pago de patente municipal y eventuales impuestos a pagar en el país de destino. Así también, es preciso hacer presente que Chile contempla una amplia red de tratados de doble tributación y normas unilaterales que mitigan la doble tributación y que permiten utilizar los créditos por impuestos pagados en el exterior, cumpliendo con una serie de requisitos legales al efecto.

Asimismo, ante el gran interés por las inversiones en el mercado de capitales de Estados Unidos, es importante apuntar, que dicha legislación contempla un impuesto a la herencia cuya aplicación es distinta si la inversión es efectuada por una persona natural extranjera o por una entidad constituida en el exterior y los activos que se invierten. Además, entre otros, es necesario considerar el régimen matrimonial del inversionista para determinar su eventual aplicación.

Frente a inversiones en sociedades de inversión en el exterior, también pueden existir diferencias en caso de que dichas entidades cumplan con los requisitos de control que las llevaría a reconocer sus rentas en el exterior como locales frente a las normas de rentas pasivas por entidades controladas en el exterior. Al igual que en los casos anteriores, distintas características de la inversión podrán gatillar, o no, dicha carga tributaria.

En síntesis, la inversión en el exterior se ha convertido en una relevante forma para diversificar activos y atomizar los riesgos de los inversionistas. Sin embargo, es importante hacer presente que no es recomendable invertir sin antes considerar que su estructuración desde un punto vista financiero, legal y contable, requiere de un cuidadoso análisis de pros y contras, donde deben tomarse en cuenta todos los efectos tributarios y patrimoniales que de ellos derivan.

 

Perspectivas de (una posible) inflación

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Pixabay CC0 Public DomainSharon McCutcheon. Sharon McCutcheon

La mayor parte de los inversores alcanzaron la mayoría de edad durante un entorno persistentemente desinflacionario. Dadas las perturbaciones de demanda desinflacionarias provocadas por la pandemia de coronavirus, esta situación probablemente se prolongará durante varios años más.

No obstante, la combinación de ingentes medidas de política monetaria no convencional y la creciente voluntad de las autoridades políticas de recurrir a unos tipos de interés históricamente bajos y apostar por una agresiva política fiscal podría acabar propiciando un giro a medio plazo en el entorno de inflación.

¿Cuáles son las diferencias entre la crisis financiera mundial y la crisis del COVID-19? Pese a las enormes medidas de política monetaria adoptadas para responder a la crisis financiera mundial, la inflación se mantuvo en niveles históricamente ínfimos. ¿Por qué? En mi opinión, existen dos motivos principales: la reducida velocidad del dinero y el enorme desapalancamiento de los bancos, los hogares y, en última instancia, los gobiernos. Pero eso es cosa del pasado, y ahora vivimos en el presente. Las condiciones reinantes durante la crisis financiera mundial eran bastante diferentes a las que enfrentamos en la actualidad.

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Como respuesta a la crisis financiera mundial, la Reserva Federal estadounidense y otros bancos centrales del mundo imprimieron una impresionante cantidad de dinero con el fin de reactivar los inertes mercados de crédito y estimular el crecimiento económico. Ahora bien, gran parte de ese dinero no llegó a recalar en el sistema y la velocidad del dinero (la frecuencia con la que el dinero cambia de manos en un periodo dado) registró una brusca caída.

Esto se debió al desapalancamiento y a la aversión al riesgo, entre otros motivos. Conforme avanzaba la crisis, los bancos se deshicieron de los activos tóxicos, los propietarios de viviendas dejaron de satisfacer sus obligaciones hipotecarias y los gobiernos adoptaron la austeridad fiscal demasiado pronto, todo ello mientras la economía atravesaba dificultades. Los hogares, las empresas y los bancos, conmocionados por la crisis, estaban ansiosos por mantener efectivo, de modo que el dinero que sí recaló en el sistema permanecía inmóvil, y cambiaba rara vez de manos, lo que restringía la inflación. Así pues, aprendimos un par de lecciones de la crisis anterior: la oferta de dinero por sí sola no alienta la inflación y la demanda desempeña una función muy importante. 

Por qué esta vez podría ser diferente

  1. La respuesta política ha sido gigantesca y rápida: El alcance de la respuesta mundial frente a la pandemia, tanto en términos de política monetaria como de política fiscal, supera con creces las medidas adoptadas en episodios anteriores. Además, la ayuda actual pretende ante todo llevar el dinero al sistema general, haciendo hincapié en la economía real más que en los mercados financieros, así como en los hogares y las empresas más que en las instituciones financieras. Asimismo, aunque la pandemia no ha llegado ni mucho menos a su fin, el sistema bancario no se ha visto obligado, hasta la fecha, a emprender un proceso de desapalancamiento, como ocurrió durante la crisis financiera mundial.
  2. Parece poco probable que las autoridades políticas vuelvan a cometer el mismo error: La gran pregunta será si las autoridades fiscales repetirán el error que cometieron tras la crisis financiera mundial, cuando se embarcaron en la austeridad demasiado pronto en la fase de expansión, con las primeras medidas en torno a 2011. Hoy en día, esas prematuras restricciones se consideran un error, sobre todo en Europa, puesto que la zona euro se vio seguidamente azotada por una crisis de deuda soberana. Puede que el deterioro de los perfiles de deuda fuerce la adopción de agresivas medidas de austeridad fiscal; ahora bien, dado que los rendimientos están anclados en niveles cero (o por debajo de cero), esto podría ofrecer un cierto margen adicional para evitar una normalización fiscal.
  3. Los políticos podrían estar pensando lo impensable: Aunque muchos dirigentes se muestran reacios a aceptar la Teoría Monetaria Moderna (TMM), algunos parecen cada vez más cómodos con la idea de llevar algunos aspectos a la práctica. La TMM defiende que un país puede emitir enormes cantidades de deuda soberana con escasos o nulos efectos negativos si dicho país 1) puede emitir deuda en su propia moneda; 2) presenta una gran brecha de producción negativa (es decir, su economía opera muy por debajo del potencial); y 3) puede financiar los déficits a un coste casi nulo. Si bien esta idea era hasta hace poco inconcebible, la pandemia ha permitido abrir la «ventana de Overton», que describe el rango de ideas políticas que el público y los responsables políticos están dispuestos a aceptar. El alcance del daño económico provocado por la pandemia parece haber abierto la ventana de par en par.
  4. Parece que estamos monetizando la deuda: Otro aspecto que parece diferente esta vez es la escala de la monetización de los bonos del Tesoro estadounidense por parte de la Reserva Federal. Si bien existen importantes discrepancias semánticas sobre lo que realmente implica la monetización, la combinación de una creciente emisión de deuda soberana y una mayor adquisición de dicha deuda por parte de los bancos centrales supone una señal de alarma. No obstante, no todos los episodios anteriores de ingentes compras de deuda pública por la Fed desembocaron en inflación. La compra de bonos del Tesoro por parte de la Fed durante las dos guerras mundiales coincidió con periodos inflacionarios, mientras que la crisis financiera mundial, no. He aquí el porqué: durante las guerras mundiales, existían brechas de producción positivas (la economía operaba a su máxima capacidad) y el dinero que se imprimía recalaba en la economía general; durante la crisis financiera mundial, la situación era totalmente opuesta. La adopción de algo parecido a la TMM de manera sostenida, aunada a la monetización de la deuda y el cierre de la brecha de producción, podrían dar un vuelco a la dinámica desinflacionaria de las últimas décadas.
  5. Las expectativas de inflación podrían comenzar a navegar a la deriva: Las expectativas de inflación han estado bien ancladas en las últimas décadas; no obstante, este no ha sido siempre el caso. Las expectativas se desplomaron durante la Gran Depresión, y se dispararon en la década de 1970. No puede descartarse un cambio psicológico como respuesta a las nuevas políticas similares a la TMM y la monetización de la deuda. De forma alternativa, si se comete el error de imponer la austeridad fiscal demasiado pronto (como en la era posterior a la crisis financiera mundial), podríamos ser testigos de cómo la inflación se desancla para tender a la baja. En cualquier caso, la Fed deberá tener cuidado de no perder credibilidad.
  6. Los gobiernos podrían acoger de buen grado algo de inflación: ¿Cómo han reducido históricamente los países unas cargas de la deuda insostenibles? La vía más segura es el impago, pero, sin duda, esto no es viable en el caso de Estados Unidos o de otros países desarrollados de elevada calificación. El método preferido es a través del crecimiento, es decir, cuando el PIB aumenta de forma más acelerada que la deuda, lo que rebajaría la deuda en términos de porcentaje del PIB. En un entorno caracterizado por un reducido crecimiento y el deterioro de las condiciones demográficas, las perspectivas de solucionar el problema de la deuda a través del crecimiento parecen mediocres. Otra manera de intentar abordar un perfil de deuda insostenible es recurriendo a la austeridad, pero, como hemos mencionado con anterioridad, esto podría revelarse contraproducente. Los países también pueden intentar depreciar sus monedas para subsanar sus deudas, pero si todos los socios comerciales adoptaran esta vía al mismo tiempo, esta medida no serviría de mucho, ya que no todas las monedas pueden caer a la vez. La represión financiera, que significa mantener «artificialmente» los tipos de la deuda soberana por debajo del crecimiento del PIB nominal, representa otro método, que las autoridades han intentado utilizar durante años con escaso éxito. Dicho esto, el único método que realmente no se ha intentado es recurrir a la inflación. Cierto, los bancos centrales imprimiero ingentes cantidades de dinero en la última crisis, pero el desapalancamiento obstaculizó el camino hacia una mayor inflación. Sin embargo, si las autoridades políticas abren lo suficiente la ventana de Overton y añaden a sus cajas de herramientas la TMM y la monetización de la deuda, entonces esa combinación podría aumentar de forma sostenible las tasas de inflación hasta niveles no vistos en más de una generación y que bastarían para aligerar las cargas de la deuda en los próximos años.

¿Un hecho consumado?

¿Podemos garantizar que caerán todas las fichas de dominó como la TMM, la monetización de la deuda, el cierre de la brecha de producción, una creciente velocidad del dinero y unas mayores expectativas de inflación para dar lugar a una significativa trayectoria alcista de la inflación? No, no podemos. Y el escenario base sigue apuntando a que la inflación se mantendrá estancada en un reducido rango durante algún tiempo. Ahora bien, la incorporación de medidas duraderas de la TMM aumentaría considerablemente la probabilidad de una mayor inflación dentro de unos años. En efecto, algunos de esas fichas de dominó probablemente caerán. Queda por ver si se derriban suficientes fichas para generar presiones inflacionarias reales, pero deberíamos asignar una probabilidad sustancialmente mayor a ese resultado de lo que el mercado parece descontar.

¿Qué activos resultarán beneficiados?

Dado el complicado entorno de crecimiento previsto para los próximos meses, junto con una enorme brecha de producción y un descenso del petróleo en torno a un tercio desde comienzos de año, la inflación probablemente no supondrá ningún problema durante bastante tiempo. Sin embargo, han aumentado las perspectivas de que, en algún momento, los precios podrían situarse, en el inminente ciclo, en niveles muy superiores a los alcanzados durante las últimas expansiones. Con esto no pretendemos afirmar que anticipamos algo parecido a un fenómeno de hiperinflación, o incluso una inflación sustancialmente superior al 3% o al 4%, sino más bien que la tendencia hacia una inflación cada vez más baja dará un vuelco. 

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Entre las clases de activos que podrían beneficiarse de (o que han ayudado a compensar) un entorno de inflación moderadamente al alza se incluyen las acciones de estilo «valor», los valores del Tesoro estadounidense protegidos contra la inflación (TIPS), los bonos de vencimiento limitado, los valores a tipo flotante, las materias primas y los activos físicos como los bienes inmuebles y el oro. Un entorno de inflación al alza podría resultar potencialmente desfavorable para determinados activos, como los bonos de duración más larga, las acciones de estilo «crecimiento» y los valores con características similares a los bonos, como los fondos de inversión inmobiliarios (REIT), los servicios públicos y la infraestructura.

Para concluir, si los responsables políticos logran generar una mayor inflación, esto podría plantear una nueva serie de riesgos. En la actualidad, los bancos centrales y las autoridades fiscales están socializando la pérdida de beneficios y el riesgo de solvencia para respaldar el empleo y los ingresos de los hogares con la esperanza de ofrecer protección frente a un desfavorable entorno de crecimiento e inflación. Una plena aplicación de la TMM llevaría esta socialización al siguiente nivel. No obstante, los mercados de capitales desempeñan dos funciones principales en la sociedad: la asignación de capital y el descubrimiento de precios. Si se «fuerza» un aumento de la inflación, esto distorsionaría dichas funciones, de modo que el remedio de la política pública podría ser peor que la enfermedad. Los inversores deben prepararse para afrontar unos mercados más distorsionados, con o sin inflación.

Columna de Erik Weisman, gestor de carteras y economista jefe en MFS Investment Management.

 

 

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Tipos de interés: un tira y afloja

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Tipos de interés: un tira y afloja
Pixabay CC0 Public Domain. Tipos de interés: un tira y afloja

Evaluar la trayectoria de los tipos de interés a largo plazo, a medida que la Reserva Federal estadounidense cambia su estrategia monetaria, es el principal reto para los inversores en bonos de todo el mundo. Desde Jackson Hole, el presidente de la Fed, Jay Powel, nos ha enseñado que moverse hacia un «objetivo de inflación flexible» está ampliando el rango de la inflación alrededor del punto medio del 2%. Cuando el índice de precios del gasto en consumo personal (PCE) comience a superar el 2%, la Fed no buscará cambiar y endurecer su política de tipos de fondos.

Desde finales de agosto, varios gobernadores de la Fed han asegurado que una inflación del 2,5% al 3% no les molestaría. Podemos esperar que, si se produce un exceso de inflación, durará de 3 a 5 años. Ese sería el escenario óptimo. Bien podría ser que, dados los obstáculos estructurales demográficos y de productividad, la Fed y la administración estadounidense se vean presionados para que se utilicen más instrumentos no convencionales en 2020 y 2021 con el fin de elevar el nivel general de los precios.

La Fed tendrá que aumentar aún más sus balances, permitiendo que la política fiscal sostenga la demanda y la inversión pública y privada. ¿Podríamos decir que este mandato renovado plantea problemas a los inversores en bonos? Incluso grandes problemas, porque los niveles de inflación muy por encima del 2% deberían desplegar un mercado de bonos bajista y desestabilizar las aspiraciones de crecimiento del capital real en los sectores de bonos estadounidenses. La ecuación que tenemos que resolver tiene muchas variables:

1. Evaluar cuándo la tasa de inflación superará el 2%

2. Durante cuántos años puede mantenerse esta condición de lecturas positivas de una inflación por encima del 2%

3. A qué nivel de inflación la Fed retirará la política de tipos

La declaración sobre objetivos a largo plazo y estrategia de política monetaria emitida el 27 de agosto no ofrece respuestas. También se ha descartado el nivel de desempleo que podría provocar inflación. El máximo empleo se relaciona menos con el nivel de desempleo, pero más con la calidad de la mano de obra. Así que, esencialmente, la incertidumbre para los inversores en bonos subió en las últimas dos semanas. Eso debería, con el tiempo, traducirse en una mayor prima de riesgo.

Sin embargo, es justo decir que la actual curva OIS de EE.UU. (Overnight Index Swap) no deja lugar a dudas y revela que los tipos de interés se situarán alrededor del 0,5% en 2030 y sin cambios en los próximos 5 años. El mercado nos dice que alcanzar las aspiraciones de inflación del 2% será difícil, como lo demuestra el pésimo historial de inflación de la Fed en la última década. Sin embargo, matemáticamente, el rango de caminos que puede tomar la inflación sin ninguna acción política ha aumentado.

Los mercados no deberían temer berrinches con una inflación del 2,5% o incluso del 3%. Pero, con el fin de protegerse contra estos posibles episodios futuros, los inversores están aumentando sus participaciones en bonos TIPS de EE.UU. Es la mejor práctica: los inversores han estado acumulando bonos ligados a la inflación desde abril, después de la brutal iliquidez impulsada por el miedo a la deflación de marzo. Durante la semana pasada, ya vimos algunas ganancias, empujando los actuales tipos de interés de equilibrio (diferencia entre los tipos nominales y reales de EE.UU.) a 30 y 10 años a bajar unos 10 puntos básicos (bps) hasta el 1,7% y el 1,78%, respectivamente.

Está claro que el mercado volverá a probar los niveles altos por encima del 1,8% y también el nivel del 2%. Uno puede esperar que el límite inferior de los swaps de la inflación 5y5y (a cinco años dentro de cinco años) se convierta en 2%. El resultado de Jackson Hole fue la señal para superar el 2%. Cerramos el viernes al 2,09%. Si el crecimiento económico global empieza a recuperarse de forma más sincronizada, podemos esperar una escalada hasta el 2,5%.

Sin embargo, ¿significa eso que debemos prepararnos para un mercado bajista de bonos nominales? Ese no es nuestro escenario base. Los tipos se establecen por las condiciones marginales de oferta y demanda. El comprador marginal solían ser los grandes inversores institucionales de todo el mundo. Actualmente, el comprador marginal es la Fed. El concepto de flexibilidad mantiene el rango de tipos nominales limitado. Con los tipos de fondos de la Fed anclados en el límite cero, podríamos ver una presión más fuerte.

Pero un anclaje sólido evitará que los tipos a largo plazo suban agresivamente. Nos quedan al menos dos, tal vez tres, años de alcanzar los niveles de resultados globales que se observaron a finales de 2019. La flexibilidad de la expansión cuantitativa mantendrá suprimidas las primas a plazo. El aumento de las expectativas de inflación se traducirá en tipos reales estables o bajos.

Como un aumento repentino de la inflación no es nuestro escenario base, no tememos un mercado bajista de bonos al estilo de 1994. Esperen un tira y afloja entre los tipos reales y los nominales. Una contienda que favorezca la exposición a los reales sobre los nominales.

Tribuna de Peter De Coensel, CIO de renta fija en DPAM.

¡Olvídate de los perfiles conservador – balanceado – riesgoso: han muerto!

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Crecimos en el mundo financiero con la premisa de que los perfiles de riesgo de las carteras de inversión van desde conservador hasta riesgoso, siendo una cartera conservadora aquella que invierte en bonos y los portafolios más riesgosos, los que se caracterizan por estar, sobre todo, en acciones. Y si bien esto tenía sentido cuando el mundo no eran tan influenciado por los bancos centrales, y las correlaciones entre ambos tipos de activos eran negativas, cero o muy bajas; lo cierto es que con lo que viene sucediendo en el mundo, quizá debamos replantear seriamente dicha aproximación a la perfilación de los inversionistas para decidir en dónde deben invertir.

En no pocas conversaciones con clientes, muchos repiten la premisa de ser conservadores y de la imperiosa necesidad de estar invertidos en bonos, perdiendo oportunidades valiosas de rentabilidad y con un costo de oportunidad cada vez mayor. Muchos de estos inversionistas son de largo plazo, pero han estructurado portafolios con activos que tienen rotación en períodos de tiempo muy cortos (ej, bonos de vencimientos muy cercanos, por lo que su rollover es muy alto), lo cual les crea una diferencia sustancial entre su objetivo de inversión y lo que les puede brindar la misma. Especialmente, porque estamos en un momento en que cada nueva inversión se hace a tasas más bajas, y eso va a ser así por un par de años adicionales, sin lugar a dudas.

Lo que olvidan estos clientes es que al ser de largo plazo, el valor del activo base casi que se vuelve “irrelevante”. La razón es muy básica: en períodos suficientemente largos de tiempo, la probabilidad de que un activo, considerado tradicionalmente como riesgoso pierda valor es mínima… de hecho, varios administradores de inversiones han mostrado que en períodos de 20 años, por ejemplo, el índice S&P 500 ha tenido retorno positivo. Incluso, en períodos menores, de 10 años, si bien han existido algunas variaciones negativas en el índice, las mismas son contadas excepciones y muy cercanas a una desvalorización del 2% al 3%. Incluso, si se mira la media de períodos de 10 años del S&P 500, la misma se encentra alrededor del 6%, por lo que es relativamente confiable el concluir de que estos activos, serán positivos.

¿Cuál es mi punto con esto? Que si se es un inversionista de largo plazo, las fluctuaciones de los precios de corto plazo no deben importar. Finalmente, la única manera de que me importaran estas volatilidades es si necesitara los recursos y los mismos, por las fluctuaciones del mercado, se vieran impactados en un momento determinado ―igual podría pasar con un bono determinado, claramente―. Teniendo esto claro, el inversionista debe pensar es en el flujo que puede generar su inversión, no en la fluctuación del precio del subyacente, el cual, repito, se vuelve irrelevante en el análisis del perfil de riesgo.

Ahora bien, con lo que está ocurriendo en el mundo recientemente, la problemática de definir perfiles de riesgo de la manera tradicional, se intensifica: con las intervenciones de los bancos centrales, los activos dejaron de ser descorrelacionados, para moverse de una manera similar, sean bonos o acciones. Y con anuncios de los mismos bancos, que han dejado la puerta abierta para que en el futuro intervengan directamente el mercado accionario, la irrelevancia del precio del activo subyacente, se magnifica.

Entonces, teniendo todo esto en bandeja, las cuentas son sencillas: el dividend yield del índice S&P 500 está alrededor del 1,9%, mientras que un bono a 10 años está alrededor del 1%… eso quiere decir que si compro un bono a 10 años al 100, y su flujo es del 1%, en el ejercicio total (sin pensar en el interés compuesto), vamos a recibir los 100 del principal y 10 dólares adicionales de los cupones pagados, en total 110 dólares.

Si invertimos en el S&P 500, pensando en los mismos 10 años, el flujo sería: 19 dólares de dividendos y tocaría entrar a ver el capital del activo principal en ese momento. Como dije, en la mayoría de los casos es positivo, por lo cual podríamos decir que lo que se recibiría en total sería: 100 del capital inicial + valorización de ese capital (podrían ser más de 60 dólares adicionales) + el dividend yield (19)…casi 180 dólares en total vs los 110 del bono, en el mismo período de tiempo.

Históricamente ha existido una explicación para la diferencia de inversión entre bonos y acciones, la cual viene asociada al nivel de riesgo (especialmente el riesgo de crédito) de cada uno de estos activos, el cual según la manera tradicional establece que un bono es mucho menor riesgo que una acción, pues en caso de que algo malo pase con el emisor, los acreedores cobrarán, más o menos, de la siguiente manera:

1.       La administración de impuestos

2.       Los empleados

3.       Los proveedores

4.       Los bancos

5.       Los accionistas

He reflexionado últimamente sobre esta cascada de acreedores, con la siguiente conclusión, que para mí muestra que ya la diferencia entre bonos y acciones, no explica esta diferencia. Voy a tratar de explicarlo a continuación. Partamos de la ecuación básica contable, según la cual:

 

ACTIVOS = PASIVOS + CAPITAL

 

 Con lo que ha venido sucediendo desde la crisis de 2008, las empresas han empezado a cambiar su estructura de financiación. Generalmente, el capital tenía una gran participación dentro de la estructura total (la mano derecha de la ecuación), mientras que la deuda (un pasivo), era parte de un manejo del día a día, sin ser lo grande de la estructura. Sin embargo, con las bajas tasas de interés, muchas compañías han venido cambiando (algunas de manera radical) esta composición, dando un mayor protagonismo a la deuda, disminuyendo obviamente el capital. 

 Esto ha generado valor a las empresas (a veces con el riesgo siempre latente de sobre apalancamiento), pero también reduciendo la diferencia entre deuda y acciones: para mantener la ecuación es claro que los activos no cambian (lado izquierdo), aunque sí se recompone la relación entre Pasivos y Capital. En la medida en que hay más pasivo, hay menos capital…en la medida en que algo malo pasara a la empresa, los activos responderían por una deuda grande (quizá no pudiendo responder por toda la deuda), con lo cual cada vez la diferenciación entre un activo “menos riesgoso” (bonos) y un activo “más riesgoso” (acciones) es cada vez menor…esto lleva a que un inversionista cuando mira con detenimiento a la empresa, encontrará que: primero, los niveles de riesgo entre los diferentes componentes de su balance (bonos y acciones) que ya no son tan diferenciados; y segundo, que al no haber esa diferencia, no hace sentido pensar en invertir en bonos, cuando la ganancia relativa vs las acciones (así sea solo mirando el retornos por cupones vs el dividend yield), es muy baja (recuerden, los niveles de riesgo son tan poco diferenciados con esta nueva realidad; que no se justifica esa diferencia tan grande en los retornos entre los dos componentes.

 Por ello, y para no alargarme, creo que con las nuevas condiciones globales, la teoría clásica de perfilamiento de riesgo conservador – balanceado – riesgoso, hay que replantearla; más si soy un inversionista de largo plazo que, si sigo pensando en bonos de corto plazo (porque soy “conservador”), puedo estar en una estrategia muy poco óptima!!!

 

Manuel Felipe García Ospina es vicepresidente de la división de Wealth Management de Skandia Colombia

 

 

 

Crecimiento de calidad: Negocios resilientes en un mundo de tipos bajos

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Crecimiento de calidad: Negocios resilientes en un mundo de tipos bajos
Pixabay CC0 Public Domain. Crecimiento de calidad: Negocios resilientes en un mundo de tipos bajos

Las acciones de crecimiento han seguido superando a las de valor durante la caída del mercado y su posterior recuperación tras el brote de COVID-19. En nuestra opinión, los valores de crecimiento seguirán ostentando primas mayores que otras oportunidades de inversión por dos motivos:

• En un mundo con tipos de crecimiento económico bajos, las auténticas oportunidades de inversión en crecimiento escasean.

• Un entorno de tipos de interés mínimos reduce el tipo de descuento a la hora de evaluar acciones. Así pues, los inversores pueden aumentar los plazos, lo que suele favorecer las oportunidades de crecimiento.

Desde la crisis financiera de 2008-2009, la prima de las compañías de crecimiento ha destacado sobre todo en los mercados fuera de EE.UU., pero también ha sido una tendencia en auge en el mercado estadounidense. Con todo, es posible que las fuentes de crecimiento económico cambien y, en algunas áreas, se redefinan a lo largo de los próximos años mientras se produce la recuperación. Paralelamente, los especialistas de renta fija de Capital Group prevén que esta época de tipos bajos se prolongue durante un largo periodo dadas las potentes fuerzas deflacionarias, como los avances tecnológicos y el envejecimiento de la población en los países desarrollados.

Características principales del crecimiento de calidad

A medida que el entorno económico se ha ido deteriorando, los miembros de nuestro equipo de inversión han descubierto que no todas las oportunidades de crecimiento son iguales. Cada vez es más frecuente que muchos de nuestros gestores se centren en un subconjunto de compañías cuyo crecimiento, a su juicio, es “de calidad”. Según su análisis, suelen compartir las siguientes características:

• Las lideran equipos directivos fuertes.

• Mantienen unos balances sólidos.

• Operan en un mercado en expansión.

• Muestran el potencial necesario para aumentar su cuota de mercado y mantener el poder de fijación de precios.

Dicho esto, resulta obvio que no todas estas características son exclusivas de las empresas de crecimiento de calidad; los directivos siempre buscan balances sólidos y equipos de gestión experimentados de alta calidad en todo tipo de compañías.

Sin embargo, cuando se detectan estas características en aquellas que también hacen gala de modelos de negocio sugerentes o aprovechan las oportunidades de crecimiento persistente con amplio margen, significa que pueden convertirse en oportunidades de inversión atractivas.

Las compañías basadas en suscripciones son un buen ejemplo de un modelo de negocio con una fuerte tendencia de crecimiento persistente. Las características que los componen siguen resultando atractivas en la mayoría de las condiciones del mercado. De hecho, suelen ganar terreno incluso en periodos de desaceleración económica, conforme los consumidores y las compañías cambian su comportamiento.

ServiceNow, desarrolladora de un software de gestión del flujo de trabajo que aumenta la eficiencia, es un participante emergente. El software de esta compañía es capaz de procesar consultas por medio de correo electrónico, chat y comunicaciones telefónicas, por lo que son muchas las corporaciones que han decidido comenzar a utilizar las herramientas de ServiceNow en sus departamentos de atención al cliente.

Sin embargo, Microsoft quizá sea más conocido. Ha obtenido beneficios gracias a las suscripciones del sistema operativo de Windows, el archiconocido paquete de productos de Office y su servicio en la nube, Azure. En conjunto, estas características contribuyen a crear un modelo de negocio duradero.

Otro ejemplo son los pagos online, dado que los cambios significativos y duraderos sobre la forma en la que vendedores y consumidores realizan negocios impulsan el crecimiento. PayPal ha sido uno de los líderes del mercado.

¿Son acciones inmunes a los cambios?

Una característica interesante de muchas compañías de crecimiento de calidad es que han demostrado mayor resiliencia y una recuperación más rápida en comparación con el resto del mercado. Este gráfico muestra el MSCI ACWI Quality Index como aproximación. Las empresas de este índice se seleccionan según un alto rendimiento del capital, unas ganancias interanuales estables y un apalancamiento financiero reducido.

Capital Group - quality growth

Si bien estas compañías, en conjunto, a menudo han resistido relativamente bien durante las recesiones del mercado, es importante recordar que tal logro ha dependido en gran medida de su capacidad para seguir creciendo, incluso cuando muchas otras no pueden.

Por tanto, la causa de la recesión es un factor importante a tener en cuenta, dado que algunas empresas de crecimiento de calidad podrían obtener mayores ingresos que otras en determinadas recesiones. En el futuro, es posible que las que se beneficien tras la crisis de la COVID-19 sean aquellas pertenecientes a los sectores del “streaming” y los videojuegos, las entregas a domicilio, la automatización y la biotecnología.

Tribuna de David Polak, director de inversiones en renta variable, y Steven Sperry, gestor de productos de inversión en Capital Group

Investigar, investigar, investigar…

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Michael Longmire Research Microscope Unsplash
Pixabay CC0 Public DomainFoto: Michael Longmire. Foto: Michael Longmire

Como respuesta a la evolución de la pandemia de COVID-19, estamos concentrando nuestros esfuerzos de investigación en cuatro grandes áreas: 1) impacto en la atención sanitaria; 2) impactos económicos; 3) impactos en el mercado, y 4) implicaciones a largo plazo.

Impacto en la atención sanitaria

El primer paso es comprender cómo se propaga el virus y la enfermedad. No somos profesionales médicos, pero nuestros expertos en investigación saben de datos y estadísticas. Están analizando la propagación de la COVID-19 (el éxito o el fracaso de las políticas de confinamiento) y estudiando los intentos de «normalizar» la actividad económica a medida que disminuyen las tasas de infección.

También están evaluando las tasas de recuperación y las tasas de mortalidad; aquí, el perfil demográfico de la mortalidad cobra vital importancia. Si la distribución de la mortalidad cambiara afectando considerablemente a la población activa, el impacto en la recuperación y el crecimiento económico mundial agregado a largo plazo podría ser perjudicial, y los pronósticos tendrían que modificarse.

Sin embargo, aunque las tendencias actuales de mortalidad persistan, pueden producirse cambios conductuales que afecten a la forma en  que los  consumidores gastan o ahorran y a la forma en que  las empresas organizan las cadenas de suministro.

Mientras esperamos noticias sobre tratamientos antivirales (incluso si la vacuna tiene éxito, puede que no esté lista hasta el tercer trimestre de 2021), estamos ocupados explorando áreas relacionadas. Entre estas están los tratamientos con IL-6 para problemas pulmonares (que pueden disminuir las tasas de mortalidad y reducir el uso de respiradores), así como la evaluación de las implicaciones del retraso en los tratamientos para otras enfermedades.

La hipótesis con la que trabajamos es que la recuperación se activará con una serie de instrumentos, no con un único botón. La recuperación también se producirá a ritmos diferentes según la región y el sector.

Impacto económico

En términos de datos, el impacto de la congelación económica se percibe primero en el empleo; el desempleo aumentará drásticamente, y se espera que el pico se produzca en las cifras del segundo trimestre. A esto le seguirá una contracción del PIB.

Aunque las métricas económicas «normales» nos ayudan a cuantificar lo que ha sucedido, no nos resultan tan útiles para ayudarnos a considerar lo que sucederá. Por lo tanto, hemos dirigido nuestro enfoque a indicadores económicos diferentes.

Entre ellos figuran los niveles de contaminación, el tráfico y el movimiento de los teléfonos móviles, que implican, cuando se realizan  referencias cruzadas, que el  movimiento se  está recuperando, lo que puede constituir un indicador adelantado de actividad económica. En cuanto al movimiento de las personas, nos centramos más en el movimiento del fin de semana (que puede ser voluntario) como medida de sostenibilidad,  más que en el movimiento  de  lunes  a  viernes  (que puede deberse más al trabajo).

Para facilitar el debate y la colaboración, es necesario crear un conjunto coherente de definiciones. Hemos definido «formas» de recuperación económica arbitrarias para garantizar la coherencia en nuestra investigación.

V, U o L se definen como los caminos potenciales tomados para retornar a los niveles del cuarto trimestre de 2019:

  • Recuperación en forma de V en seis trimestres (4.º trimestre de 2021)
  • Recuperación en forma de U en diez trimestres (4.º trimestre de 2022)
  • Recuperación en forma de L más allá de 2022.

Nuestra hipótesis de base actual estriba en una variación de una recuperación en forma de U.

El tiempo total de recuperación hasta los niveles del cuarto trimestre de 2019 es el descrito anteriormente, pero la senda de recuperación  se complica por una segunda y tercera oleada de infección dentro del periodo de recuperación. Esperamos que la respuesta sanitaria y los impactos económicos sean mejores y menos severos respectivamente en cada rebrote, sobre la base de las aportaciones de nuestro equipo de investigación del área de atención sanitaria.

Nuestra hipótesis de base también presupone la continuación y, en algunos  casos,  la  expansión  de la intervención fiscal y de los bancos centrales. Estas medidas se perfilan como el puente esencial sobre el profundo valle económico que estamos atravesando. En última instancia, la  duración  e  intensidad de esta conmoción económica sin precedentes
depende del tiempo que permanezca paralizada la actividad.

Impacto en el mercado

Nuestros expertos en clases de activos y equipos de análisis mundial están construyendo escenarios basados en la hipótesis de base económica y una hipótesis más pesimista y severa para el flujo de caja de las empresas (el aire que las mantiene vivas ahora), el balance (el agua que las mantiene vivas a medio plazo) y el crecimiento (la comida que las ayuda a ellas y a la economía en general a crecer y mantenerse sanas).

Implicaciones a largo plazo

Necesitamos comprender los cambios conductuales y políticos que provocarán la pandemia y la conmoción económica. Por este motivo, hemos creado un equipo para reflexionar sobre las implicaciones a largo plazo fuera del frenesí del entorno actual.

 

Columna de Colin Moore, director global de inversiones en Columbia Threadneedle Investments.

 

 

Información importante:

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Columbia Threadneedle Investments es el nombre comercial en todo el mundo del grupo de sociedades Columbia y Threadneedle.

Justicia racial: el imperativo para la acción de los inversores

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Justicia racial: El imperativo para la acción de los inversores
Pixabay CC0 Public Domain. Justicia racial: El imperativo para la acción de los inversores

La llamada a la acción del movimiento Black Lives Matter ha inspirado las protestas contra el racismo en todo el mundo. Esto ha obligado a las empresas a reexaminar sus prácticas de contratación, remuneración y ascenso, la cultura de los lugares de trabajo, las estrategias de marca y la discriminación de los consumidores.

Como inversores creemos que podemos contribuir:

– Involucrando a las empresas en las que invertimos en un diálogo constructivo para abogar por la adopción de prácticas contra el racismo sistémico.

– Tratando de asegurar que esas buenas prácticas se adopten en nuestro propio negocio y en la industria en general.

– Reforzando nuestro compromiso con el uso considerado del derecho de voto.

– Apoyando las iniciativas de la industria y las colaboraciones de los inversores que se alinean con nuestros puntos de vista.

Un progreso lento en la diversidad racial

Estados Unidos

En los EE.UU., solo el 3,2% de los ejecutivos y directivos son negros y, aunque representan el 13,4% de la población estadounidense, hay tres directores generales negros en la lista de Fortune 500, menos del 1%. También existen disparidades salariales significativas, con los hombres negros cobrando un 13% menos que los hombres blancos, y las mujeres negras un 39% menos que los hombres blancos y un 21% menos que las mujeres blancas. En otros países, el progreso en materia de diversidad étnica en los puestos de liderazgo y de dirección es igual de lento.

En cuanto a las normativas estadounidenses, destacan:

1. La guía para la presentación de informes sobre políticas y prácticas de diversidad de la SEC, que busca revelar si la junta tiene en cuenta la diversidad (auto-identificada) como un atributo al considerar nuevos candidatos. En ese sentido, considera que los debates sobre las políticas de diversidad deben incluir la forma en la que la empresa considera esos atributos auto-identificados de un candidato.

2. El proyecto de ley de California (si se aprueba a finales de 2022) que establece que las corporaciones con 4-8 directores deben tener al menos 2 de comunidades subrepresentadas y las de 9 o más, al menos 3.

Canadá

En Canadá, donde las personas negras representan el 3,5% de la población, constituyen menos del 1% de los altos ejecutivos y miembros de los consejos de administración, y el 75% de las empresas afirma no tener representación alguna de minorías visibles en sus consejos.

La normativa Canadian Business Corporations Act establece la obligación de:

1) Revelar la representación de las mujeres, los pueblos indígenas, las personas con discapacidad y los miembros de las minorías visibles.

2) Revelar si existe una política de diversidad para mejorar la representación en el consejo de administración y en el personal directivo sénior.

3) Revelar los mecanismos de renovación del consejo, las prácticas de designación y los objetivos y plazos de diversidad.

El Reino Unido

Un informe reciente demostró que el 37% de las empresas del FTSE 100 no cuentan con ninguna representación de minorías étnicas en sus consejos de administración, a pesar de las recomendaciones del Parker Review Committee de que todos tengan al menos un director de una minoría étnica para 2021.

En la normativa británica, destacan las recomendaciones del Parker Review 2020 y el Código de Buen Gobierno, que establecen la necesidad de:

1) Comprometerse e informar sobre la diversidad étnica en las juntas.

2) Informar sobre las políticas y actividades de diversidad étnica en cumplimiento del Código de Buen Gobierno.

3) Contratación proactiva.

4) Desarrollar una cartera de líderes de minorías étnicas.

La necesidad de transparencia

Aunque las empresas estadounidenses están obligadas a comunicar los datos sobre la diversidad racial a la Comisión para la Igualdad de Oportunidades en el Empleo (EEOC), solo el 25% de ellas optan por divulgar públicamente esa información y un sector aún más reducido divulga un desglose anual de la representación de las diferentes minorías étnicas en distintos niveles de la organización.

Con la excepción de Sudáfrica, no hay países en los que la información de las empresas públicas sobre la diversidad tenga una importancia similar a la de las empresas estadounidenses, lo que dificulta a los inversores la adopción de un enfoque estructurado para la votación y el compromiso con la diversidad étnica y su inclusión en la fuerza de trabajo de los mercados.

La equidad racial en la industria de inversión

Si bien la inversión responsable tiene sus raíces en la lucha contra el apartheid en Sudáfrica en la década de 1970, hoy en día, la industria debe volver a comprometerse a hacer frente a la injusticia racial dentro de nuestras propias organizaciones, así como en las empresas en las que invertimos. Con este fin, BMO GAM ha respaldado la declaración de solidaridad de los inversores para abordar el racismo sistémico y llamar a la acción de la coalición Racial Justice Investing, con sede en Estados Unidos. De acuerdo con las acciones recomendadas en la declaración, nos comprometemos a avanzar en la equidad y justicia racial en las siguientes áreas:

1. Participar activamente con, amplificar e incluir las voces negras en los espacios de los inversores y los compromisos de la empresa.

2. Incorporar una mirada de equidad y justicia racial en nuestras propias organizaciones.

3. Integrar la justicia racial en la toma de decisiones sobre inversiones y en las estrategias de compromiso.

4. Reinvertir en las comunidades.

5. Usar la voz de los inversores para avanzar en la política pública antirracista.

Tribuna de Rosa van den Beemt, vicepresidenta de Inversión Responsable de BMO Global Asset Management

La importancia de empoderar a la próxima generación para preservar la riqueza familiar

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Foto: Peloman, Flickr, Creative Commons.. cartera

Ahora que el impacto inicial de la pandemia de la COVID-19 se está asimilando lentamente, una de las conclusiones que podemos sacar es que, gracias a las nuevas tecnologías, las economías del mundo no se han colapsado. Cuando la mayor parte del mundo entró en confinamiento durante la primera mitad de 2020, fueron las aplicaciones móviles, los servicios de entrega de paquetes y alimentos, los servicios de salud a distancia, las aplicaciones de trabajo en remoto y los sistemas de videoconferencia los que hicieron posible que una gran parte de la economía siguiera funcionando. Representan un conjunto de nuevas tecnologías y servicios innovadores de los que nadie había oído hablar hace unos pocos años.

Lo que la mayoría de estas nuevas tecnologías tienen en común es que fueron lanzadas por empresarios muy jóvenes. Muchos de ellos recibieron parte de su financiación inicial de family offices unifamiliares con alcance global. Pero mientras que los family offices han estado muy abiertos a la inversión en tecnologías innovadoras, las familias de altos patrimonios que las respaldan no siempre son tan previsoras cuando se trata de preparar a los miembros que forman parte de su próxima generación y transferirles la responsabilidad a una edad temprana. La pandemia de la COVID-19 muestra que vale la pena reconsiderar esta actitud.

La riqueza sólo puede ser preservada a través del crecimiento. Cuando una familia pretende mantener su riqueza a través de la contención de pérdidas, con el tiempo esta simplemente desaparecerá a través del gasto, la inflación y la expansión familiar: la suma de más generaciones equivale a más bocas que alimentar. Estas son algunas de las principales razones detrás del dicho anglosajón «from shirtsleeves to shirtsleeves in three generations», es decir, que en tres generaciones se vuelve a estar en “mangas de camisa” lo que significa que la riqueza acumulada por una generación se perderá en la tercera. Desde la perspectiva de la preservación de la riqueza, es esencial no sólo educar a la próxima generación sobre su patrimonio, sino enseñarles y dejarles experimentar el pensamiento empresarial a una edad aún más temprana y fomentar su actividad empresarial.

Esto no sólo significa pasar más responsabilidad de las empresas existentes, desarrolladas por previas generaciones, sino también involucrarlas en el establecimiento de la dirección estratégica de la inversión. Mejor aún, deberían recibir estímulo y apoyo para iniciar sus propias empresas, porque preservar la riqueza a lo largo de generaciones no significa necesariamente seguir con el mismo negocio. Hay muy buenos ejemplos de familias que han sido emprendedoras durante generaciones pero que han cambiado estratégicamente su negocio cuando una nueva generación coge el timón o cuando era el momento adecuado.

Especialmente ahora, cuando estamos viendo tecnologías revolucionarias que en el espacio de unos pocos años han aniquilado negocios que han existido por generaciones, podría resultar esencial aceptar el consejo y los puntos de vista de la próxima generación para preservar la riqueza de una familia. Con gran frecuencia, los miembros más jóvenes se sienten desvinculados de esa riqueza, porque se sienten excluidos y no son tomados en serio por los cabezas de familia. Esta desconexión destruye su confianza en sus propias capacidades y puede significar la desaparición de la riqueza familiar. Sin embargo, hay muchas maneras de evitar que esto suceda.

Para las familias con grandes intereses comerciales y/o family offices propios, la organización de reuniones familiares y la participación de los miembros más jóvenes en ellas es muy beneficiosa. Los niños de 14 a 16 años, o incluso menores, pueden seguir su propio programa durante esos eventos, conociendo el negocio familiar y/o el family office propio en un ambiente educativo relajado, al tiempo que se forjan relaciones más estrechas con otros miembros jóvenes de la familia. También se puede invitar a miembros de 18 a 25 años de edad a participar ocasionalmente como observadores en las reuniones de la junta o del comité de inversiones, o incluso a participar activamente en las actividades filantrópicas de la familia.

Independientemente de su edad, se debe alentar a los niños a emprender y aprender a invertir. Una forma de hacerlo es establecer un «banco familiar» en el que los miembros jóvenes de la familia, basándose en criterios objetivos predeterminados, puedan buscar financiación para sus iniciativas empresariales. Otra es proporcionarles algo de efectivo para que inviertan en los mercados y ayudarles a aprender, de manera controlada, sobre la dinámica de la inversión. Los bancos privados y las escuelas de negocios internacionales organizan regularmente eventos adaptados a la próxima generación, centrados en la estrategia empresarial y el espíritu emprendedor. Además del componente educativo, estos eventos también permiten a los asistentes reunirse y establecer contactos.

Estas son sólo algunas de las formas en que los niños pueden ser empoderados. Aceptar que cometerán errores es importante. Aprendiendo a través de la prueba y el error a una edad temprana, los niños estarán mucho mejor preparados para actuar como administradores de la riqueza familiar más adelante y mantenerla para las futuras generaciones.

Jan van Bueren, Global Head Family Office Advisory en Union Bancaire Privée