Por qué invertir en deuda soberana emergente con una perspectiva ESG

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Pixabay CC0 Public Domain. El optimismo de los gestores se plasma en la construcción de los planes de pensiones: aumenta la exposición a renta variable y se reduce la liquidez

Tradicionalmente, el análisis de deuda de mercados emergentes se ha centrado en variables económicas y financieras como el nivel de deuda pública, la inflación, el déficit fiscal y el saldo por cuenta corriente. Además, se sabe que el riesgo político es un factor clave que puede afectar a la solvencia de sus emisores. Por otra parte, hace ya tiempo que muchos inversores profesionales reconocen la importancia de la ESG. Sin embargo, debido a problemas de tipo conceptual y práctico, como definir y medir los criterios ESG más relevantes y la escasa disponibilidad de datos, pocos han intentado integrarlos de una manera sistemática.

A pesar de estos problemas, creemos que hay argumentos cada vez más sólidos a favor de integrar sistemáticamente estos parámetros en el análisis de la deuda soberana emergente.

Fundamentos empíricos

La evidencia empírica apoya la idea de que los factores ESG pueden proporcionarnos una visión más completa de los principales riesgos que presenta la deuda soberana emergente a largo plazo. Numerosos estudios los correlacionan con el riesgo crediticio de la deuda soberana emergente. En concreto, una puntuación ESG más elevada (con independencia del método de puntuación) se asocia con diferenciales más bajos y menores costes de empréstito.

Aunque todos pueden mostrar dicha correlación, algunos son más importantes que otros.

Gobierno corporativo: Diversos estudios académicos y nuestro propio análisis indican que el gobierno corporativo es la variable que más influye en el riesgo crediticio de la deuda soberana emergente, lo que concuerda con numerosos ejemplos históricos en los que existe un claro vínculo entre el impago de un emisor de mercados emergentes y una mala gestión económica y presupuestaria.

Sociales: Aunque no tienen la misma importancia que la gobernanza, los factores sociales también son relevantes para el riesgo crediticio. Básicamente, esto se debe a la importancia del capital humano para el crecimiento económico a largo plazo. Cuestiones como la estructura demográfica, los estándares educativos, los niveles de pobreza, la desigualdad y la calidad de la sanidad influyen en la competitividad de los países. A igualdad de condiciones, mejorar estos factores debería impulsar el crecimiento a largo plazo, respaldar una mayor capacidad de generación de impuestos y contribuir al pago de la deuda.

Medioambientales: Tradicionalmente, se ha considerado que los criterios medioambientales son los menos importantes para el riesgo de la deuda emergente. Sin embargo, la vulnerabilidad frente al cambio climático ha sido un factor de riesgo significativo en algunos casos. Por ejemplo, los países más expuestos a los desastres naturales (como inundaciones, terremotos y sequías) presentan un mayor riesgo presupuestario.

Marco ESGP: nuestro enfoque sistemático

En ASI, hace tiempo que incluimos los parámetros ESG en nuestro análisis de la deuda soberana emergente. Sin embargo, en los últimos años, los hemos integrado de una forma más estructurada y sistemática. Para ello, hemos desarrollado un marco de puntuación ESGP (medioambiental, social, de gobierno corporativo y política) que aplicamos a todo nuestro universo de 91 emisores de deuda soberana emergente.

A la hora de desarrollar nuestro marco ESGP, optamos por distinguir entre cuestiones relacionadas con el gobierno corporativo y cuestiones de carácter político, pese a que están estrechamente relacionadas, dando como resultado las cuatro categorías de evaluación que detallamos a continuación.

ASI - deuda soberana emergente

 

Para cada indicador, calculamos las puntuaciones Z, que indican dónde se sitúa cada país con respecto a la media de ese indicador en concreto. Luego promediamos las puntuaciones Z en cada uno de los cuatro factores para obtener la puntuación de cada uno. Las puntuaciones se normalizan en una escala de 0 a 100, del país con peores datos al país con mejores datos. Por último, para obtener una puntuación ESGP global, los cuatro factores se ponderan de la siguiente manera: medioambientales 15%, sociales 35%, gobierno corporativo 25% y políticos 25%. Como puede observarse, los factores políticos y de gobierno corporativo representan el 50% de la puntuación global, lo que pone de relieve su importancia para el riesgo crediticio de la deuda soberana emergente.

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El objetivo del marco ESGP es invertir en bonos soberanos con fundamentales de crédito atractivos, buenas perspectivas de crecimiento y, lo más importante, un precio atractivo en relación con el riesgo. El principal beneficio de este enfoque ESG es su potencial para ofrecer una imagen del riesgo más completa y fidedigna.

Como inversores activos, nos proponemos encontrar situaciones en las que los fundamentos de crédito y los riesgos estén mal valorados. En este sentido, como se muestra en el ejemplo anterior, le damos mucha importancia a la “tendencia” de los factores y las puntuaciones ESG porque es más probable que este tipo de dinámicas generen anomalías de precios.

Otra ventaja de este enfoque orientado hacia el futuro es que se reduce el riesgo de penalizar en exceso (y, por tanto, infrainvertir) a los países menos desarrollados, cuyas puntuaciones ESG estáticas (retrospectivas) podrían ser bajas, pero que pueden presentar una tendencia claramente positiva. Del mismo modo, se reduce el riesgo de invertir demasiado en países desarrollados con puntuaciones elevadas, pero con dinámicas desfavorables.

Conclusión

Creemos que resulta adecuado invertir en deuda soberana emergente con un enfoque ESG. Como hemos visto, nuestro marco ESGP nos permite integrar los factores ESG en el proceso de análisis de una manera sistemática. Con ello, logramos complementar nuestro análisis existente y obtenemos una imagen más completa del riesgo crediticio de la deuda emergente, lo que, al final, contribuye a obtener mejores resultados de inversión.

Tribuna de Viktor Szabó, director de inversiones de renta fija emergente en Aberdeen Standard Investments

La inversión en energía inteligente, con Robeco

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Pixabay CC0 Public Domain. La inversión en energía inteligente, con Robeco

En medio de la profunda perturbación e incertidumbre causadas por la pandemia, se necesita incrementar políticas energéticas bien diseñadas para poner al mundo en el camino de un sistema energético sostenible que pueda cumplir los objetivos climáticos.

Este año ha sido testigo de grandes cambios en el sistema energético mundial. La crisis del COVID-19 ha causado más perturbaciones que cualquier otro evento en la historia reciente, dejando cicatrices que durarán años. La cuestión es si esta perturbación servirá para acelerar la transición a energías limpias y para alcanzar los objetivos internacionales de energía y clima.

El mundo trata de combatir una serie de desafíos globales, explicitados por los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas. Uno de los 17 Objetivos es garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos, en particular la estrategia de impacto ambiental. El fondo RobecoSAM Smart Energy hace suyo este objetivo y trata de beneficiarse de esta tendencia en ascenso.

La clase D en euros del fondo RobecoSAM Smart Energy se revaloriza un 20,74% en el año, uno de los retornos más altos de la categoría sectorial VDOS de Ecología en que se encuadra el fondo. Invierte en acciones de empresas que proporcionan soluciones competitivas y sostenibles para la creciente demanda de un suministro de energía fiable, limpio y asequible.

Con un enfoque en los proveedores de soluciones, invierte en los líderes tecnológicos y en los innovadores que se perfilan como ganadores de esta revolución global. Ofrece a sus inversores la posibilidad de participar en la megatendencia de la electrificación del suministro de energía y de la transición a nuevas formas de producción, distribución y gestión de la energía. El equipo gestor utiliza una selección de valores ascendente y sistemática que combina datos y análisis ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) propios en todo el proceso de inversión.

Thiemo Lang, PHD y gestor jefe de Carteras, es el responsable de la estrategia RobecoSAM Smart Energy, así como de la estrategia RobecoSAM Smart Mobility. Además, Lang es el gestor jefe de un mandato de subasesor, el del fondo Global EV Revolution. Antes de unirse a RobecoSAM, fue gestor jefe de Carteras en Lombard Odier Darier Hentsch et Cie., aplicando su estrategia Infology (estrategia en tecnología) que se centró en empresas del ámbito tecnológico de la energía y los nuevos materiales.

Anteriormente Themo Lang cogestionó diversos fondos institucionales y de inversión y fue responsable de la concepción y lanzamiento de Activest Lux NanoTech, en Activest (HypoVereinsbank), en Múnich. Comenzó su carrera de inversión como analista tecnológico en Activest, antes de ser ascendido a gestor de cartera. Con anterioridad, fue ingeniero de desarrollo en Siemens (Múnich). Obtuvo el Diploma de Electrónica en la Universidad de Stuttgart, y tiene un Doctorado en Óptica/Fotónica por el Instituto Nacional Politécnico de Grenoble. Se incorporó a RobecoSAM en 2007.

La estrategia invierte en empresas que ofrecen soluciones competitivas y sostenibles para nuestras necesidades de energía en los siguientes grupos de inversión: energía renovable, gas natural, sistemas de distribución de energía y eficiencia energética. La estrategia de inversión apunta a empresas con visión que proporcionen productos y servicios que ofrezcan soluciones competitivas y sostenibles para satisfacer las necesidades energéticas en los siguientes nichos o clusters:

  1. Energías renovables: incluye productores, e ingenierías de EERR (solar, eólica, hidráulica) así como suministradores de componentes como polisilicio, fabricantes de módulos solares, inversores, turbinas y multiplicadores para aerogeneradores.
  2. Distribución energética: empresas que facilitan la distribución eficiente de energía, tales como suministradores de equipamiento y servicios para la red eléctrica, suministradores de redes inteligentes y soluciones para ciudades inteligentes, sistemas operativos para la transmisión y distribución, empresas de servicios de GN y empresas de ingeniería y transporte de GNL.
  3. Gestión energética: empresas que ofrecen soluciones basadas en semiconductores para convertir la energía eléctrica eficientemente para su utilización en IT, comunicaciones, automoción y aplicaciones industriales; suministradores de almacenamiento de energía para aparatos electrónicos, EV, aplicaciones residenciales y gestión de red.
  4. Eficiencia energética: compañías que ofrecen tecnologías de ahorro energético y productos como iluminación eficiente, aislamiento y gestión energética para aplicaciones de gestión de edificios; automatización, reducción de fricción, intercambiadores de calor, motores eficientes para procesos industriales y sistemas de eficiencia energética, materiales ligeros o alternativas eficientes para el sector transporte.

A cierre de octubre, las mayores posiciones en la cartera del fondo incluyen acciones de ON Semiconductor Corp (5%), II-VI Inc (4,59%), Lumentum Holdings Inc (3,72%) y Marvell Technology Group Ltd. (3,69%). Por sector, tecnologías de la información (57,90%), industrial (19,50%), servicios públicos (13,40%), consumo discrecional (5%) y liquidez (4,20%) representan las mayores ponderaciones en la cartera, mientras que por región corresponden a Estados Unidos (49,10%), Japón (7,50%), Canadá (6,90%), Francia (6,10%) y China (5%).

Tomando como referencia el índice MSCI World (Net), la evolución histórica del fondo por rentabilidad lo posiciona en el grupo de los mejores de su categoría, en el primer quintil, durante 2017 y 2019, batiendo al índice de su categoría en 2020. A tres años registra un dato de volatilidad del 24,63% y del 23,83% a un año, con una ratio Sharpe en este último periodo de 1,46 y un tracking error, respecto al índice de su categoría, del 10,08%. La inversión en la clase D en euros del Multipartner Sicav – RobecoSam Smart Energy requiere una aportación mínima de 10 millones de euros, aplicando a sus partícipes una comisión de depósito de hasta un 0,30%. El fondo cuenta también con una clase N que no requiere una aportación mínima y comisiones fija y de depósito del 0,75 y 0,30% respectivamente.

El equipo gestor está ya preparándose para salir a la nueva realidad que nos ha traído la crisis del COVID-19 y uno de los temas que se comentan desde el confinamiento es lo agradecida que está resultando la naturaleza ante la inacción del hombre. La imagen clara de los cielos de nuestras ciudades nos hace no olvidar la presencia de otra crisis, postergada por unos meses, pero sobre la que hay que tomar acciones urgentes: la crisis climática.

Aunque lamentablemente para el medioambiente no se trate de algo permanente, según la Agencia Internacional de la Energía (IEA) las emisiones de CO2 disminuirán a nivel global cerca del 8% este año. Para hacernos una idea, para evitar alcanzar el límite de los 1,5°C de calentamiento referidos en el Acuerdo de París, implicaría una disminución cada año en las emisiones de carbono de aquí a 2030 de aproximadamente la misma dimensión que se estima se produzca a lo largo de este año.

Para lograr este objetivo se prevé que será necesario invertir 110 billones de dólares hasta 2050, en un escenario de transformación ajustado, o 130 billones de dólares para alcanzar la cota de emisiones cero (Beyond Crisis: Renewable energy for a Low-carbon Future, IRENA). Invertir en estas soluciones permite beneficiarse de la transición a una economía sin carbono participando en la electrificación del suministro de energía o en la eficiencia energética, disfrutando con ello de un potencial de crecimiento a largo plazo.

A pesar del reto que supone la situación actual de los mercados, las perspectivas a medio-largo plazo en las principales áreas en que invierte el fondo reflejan individualmente un fuerte crecimiento estructural en varios años. Los operadores de redes inteligentes (incluyendo la integración de generadores de energía descentralizados con soluciones de almacenamiento localizadas; la movilidad inteligente (vehículos eléctricos y autónomos, incluyendo la construcción de la infraestructura necesaria para la recarga y transporte público); la eficiencia energética derivada del uso del big data (al estar convirtiéndose en cada vez más importante en los centros de datos, IoT, conducción autónoma y conexión 5G).

A raíz del Pacto Verde europeo (Green Deal) están surgiendo oportunidades en este espacio. El pacto surge como la necesidad de ese crecimiento acompañado de una sostenibilidad medioambiental, es decir hacia una recuperación verde. Pocas tecnologías tienen la transversalidad y la capacidad de integrar y acoplar sectores como lo hace el hidrógeno, que puede ser producido a partir de fuentes de energías renovables, contribuyendo a una descarbonización plena y logrando la neutralidad climática que está persiguiendo Europa.

Si observamos en detalle esta tendencia de conservación de nuestro entorno, se pueden señalar las dos siguientes sub-tendencias y su evolución tras este periodo tan complejo que vivimos: el aumento considerable del papel de los gobiernos en los asuntos económicos y sociales, con un entorno tendente a una mayor regulación medioambiental y social y que las tecnologías inteligentes disfrutarán de una cierta aceleración, una vez que el mundo entienda la necesidad de reorganizar sus sistemas de producción, particularmente en las cadenas de suministro.

La devastadora llegada del COVID-19 está sirviendo de catalizador para un nuevo planteamiento de la mitigación y gestión de riesgos dentro de la operación y las cadenas de suministro. Es en estos momentos donde se observa que el despliegue de la automatización y la robótica, la electrificación de la movilidad, la logística, los edificios inteligentes y los modelos de economía circular se verán favorecidos por las nuevas políticas de recuperación.

A nivel global, se espera un gasto por parte de los fabricantes de 26.000 millones de dólares en gestión y análisis de información para 2026, comparado con los 5.000 millones de 2020. En ese mismo sentido, la relocalización de fábricas que se ha iniciado trae consigo un aumento en la automatización y la robótica, y no sólo por la reducción de costes sino también para amortiguar el efecto sufrido en la actual epidemia de cara a posibles nuevas epidemias en el futuro.

Robecosam Smart Energy es un fondo de energía inteligente, lo que nos lleva directamente a relacionarlo con energías limpias o nuevas energías (las energías renovables crecen a pesar de la crisis actual) y en el necesario almacenamiento energético y la mayor electrificación esperada a nivel mundial, que seguirá necesitando de una distribución apropiada y lo más personalizada posible (redes inteligentes). Es particularmente clave la eficiencia energética (edificios, procesos industriales y transporte), lo que convierte a este fondo en un claro representante de la preservación del planeta al promover con su inversión la energía limpia con las menores emisiones posibles y la mayor eficiencia en el empleo de los recursos renovables y no renovables.

Su evolución por rentabilidad en los últimos tres años, respecto al resto de fondos de su categoría, y la volatilidad incurrida en el mismo periodo, hacen a la clase D en euros de Multipartner Sicav – Robecosam Smart Energy merecedor de la calificación cinco estrellas de VDOS.

Tribuna de Paula Mercado, directora de Análisis de VDOS 

La deuda importa: ¿qué nivel de deuda de los países los pone en mayor riesgo en la actualidad?

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Mary-Therese Barton, Sabrina Khanniche, Pictet Asset Management. Mary-Therese Barton, Sabrina Khanniche, Pictet Asset Management

Con anterioridad a la llegada de pandemia, las vulnerabilidades en algunas economías de mercados emergentes habían aumentado en medio de una desaceleración del crecimiento económico. Como muestra la figura 1, los países de la parte inferior derecha (Brasil, Egipto, Ucrania, Sudáfrica) tenían un espacio fiscal limitado al entrar en la crisis de salud, ya que ya tenían una alta relación deuda pública/PIB.

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Desde el inicio de la crisis actual, hemos visto un aumento en los índices de deuda a medida que golpeó la recesión. Por el momento existe una tolerancia en los mercados hacia mayores déficits fiscales y deuda pública (que monitoreamos de cerca), pero se requerirán acciones para restaurar la sostenibilidad fiscal una vez que la recuperación comience.

Seguimiento de la sostenibilidad de la deuda

Nuestro «puntaje de sostenibilidad de la deuda» patentado busca una posible deriva negativa en el endeudamiento del gobierno antes de que se vuelva irreversible, utilizando una variedad de datos probados. Nuestro modelo de «Puntuación de la deuda a corto plazo» detecta cambios de impulso a corto plazo en función de las entradas trimestrales. En la fig. 2 a continuación combinamos las últimas lecturas de ambos modelos.

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Este gráfico nos muestra dos cosas. Primero, identifica países con una buena dinámica de deuda en el cuadrante verde: Taiwán en particular y Europa del Este, especialmente Bulgaria. Por el contrario, el cuadrante rojo nos muestra mercados menos favorables: principalmente Brasil (de los cuales más de nuestro equipo de deuda de mercados emergentes a continuación), Sudáfrica y Egipto.

En segundo lugar, señala a los mercados que están experimentando cambios a corto plazo que podrían indicar mejoras o deterioros en su puntaje de sostenibilidad de la deuda a más largo plazo. Al margen están Chile y Turquía.

Mientras tanto, una serie de mercados están experimentando deterioros a corto plazo con posibles consecuencias a largo plazo: principalmente Filipinas, pero también Malasia, China y Rumanía.

La visión de nuestro equipo de deuda de mercados emergentes sobre Brasil

Brasil ha sido uno de los países más afectados durante la crisis de COVID-19, con una gran cantidad de casos de virus, restricciones importantes y trastornos económicos.

La respuesta de la política fiscal y monetaria ha sido oportuna y muy contundente, con importantes transferencias sociales y una ampliación significativa de los saldos fiscales, así como la relajación de la política monetaria y la provisión de liquidez.

El gran impulso fiscal en Brasil que se presenta a continuación, durante una época de creciente deuda con respecto al PIB, ha inquietado a los participantes del mercado. Los tipos de interés muy bajos también han afectado a la divisa, agravados aún más por un entorno difícil para el mercado de divisas de los mercados emergentes a nivel mundial.

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Más recientemente, sin embargo, ha quedado claro que el real brasileño (BRL) se ha convertido en una historia cada vez más doméstica / idiosincrásica, fuertemente centrada en las perspectivas de la política fiscal. Si bien esperamos que el entorno externo mejore, a través de una recuperación global gradual aunque algo desigual y la perspectiva de una vacuna en 2021, creemos que el real brasileño seguirá estando dominado por el flujo de noticias fiscales internas y la coordinación de políticas.

El camino a seguir

En particular, creemos que Brasil necesita establecer políticas claras para mantener el techo de gasto fiscal permitiendo un vencimiento gradual de las medidas fiscales temporales, identificando recortes de gasto y avanzando con una agenda de reformas más ambiciosa. Si tal escenario se materializa, probablemente en los próximos meses, creemos que la prima de riesgo específica de Brasil puede ser descontada de la moneda, permitiendo que el real brasileño se fortalezca.

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El restablecimiento de la credibilidad fiscal en Brasil, junto con una mejora del panorama de crecimiento/virus, un panorama sólido de las materias primas y un panorama de saldo externo positivo, deberían traducirse en una reversión del significativo desempeño inferior de este año. Por supuesto, si hay evidencia de que no se está respetando el límite de gasto, podría significar una mayor debilidad de la moneda, ya que el tema de la sostenibilidad de la deuda se convierte en el motor dominante de los activos brasileños.

 

 

 

Tribuna de Sabrina Khanniche, economista del equipo de renta fija, y Mary-Therese Barton, responsable de deuda de mercados Emergentes en Pictet Asset Management.

 

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Notas importantes

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¿Cambiarán las relaciones entre EE.UU. y China bajo la presidencia de Biden? Beijing parece pensar que sí

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Pixabay CC0 Public Domain. ¿Cambiarán las relaciones entre EE.UU. y China bajo la presidencia de Biden? Beijing parece pensar que sí

Los inversores globales han estado observando de cerca al presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, para hallar pistas de cómo su administración pretende gestionar las relaciones con China. La opinión generalizada entre los analistas occidentales es que habrá un cambio de tono y de estilo con respecto a su predecesor, pero que la política de EE.UU. hacia el país asiático será menos complaciente que en los primeros años de la anterior administración demócrata, cuando Obama era presidente y Biden vicepresidente. ¿Qué piensa Beijing?

China ha guardado silencio respecto al resultado de los comicios, tal vez por respeto al proceso electoral, que aún no ha concluido. Entre bastidores, sin embargo, parece estar surgiendo un consenso sobre lo que puede esperar del nuevo equipo de la Casa Blanca. Este se basa no solo en los comentarios que Biden ha hecho públicamente, sino también en el conocimiento personal directo que han adquirido con él los funcionarios chinos (incluido el presidente Xi Jinping) durante las numerosas visitas oficiales de Biden, tanto en calidad de senador como de vicepresidente.

El consenso abarca siete áreas. En la mayoría, Beijing espera un cambio, no solo en tono y estilo, sino también en sustancia.

1) Una rivalidad matizada: competidores, no enemigos

Los primeros compromisos de Biden con China se caracterizaron por el optimismo sobre el potencial del país para integrarse en los sistemas comerciales y financieros mundiales, pero, a lo largo de los años, se vio atenuado por la preocupación ante las afirmaciones de soberanía de China y otras cuestiones. Durante la presidencia de Obama, esto condujo a un diálogo entre Biden y Xi sobre cómo los países podrían competir sin hostilidades.

Más recientemente, Biden ha hablado sobre la «competencia por el futuro» con el país asiático. Los responsables políticos chinos esperan que esa idea sea un principio rector para EE.UU. en sus relaciones con China: es decir, colaborarán cuando sea posible (en cuestiones como el cambio climático y la salud pública mundial) y competirán cuando sea necesario (en tecnología, por ejemplo).

2) El «reajuste global» de EE.UU. quitará algo de presión

La promesa electoral de Biden de reenfocarse en el papel de liderazgo global de EE.UU. se ve en Beijing como una ampliación de su agenda de política exterior. Hasta cierto punto, esto aliviará la intensidad del foco en China. Por ello, los responsables políticos chinos creen que el potencial de una desvinculación será menor con Biden, así como el riesgo de una guerra fría entre ambos países.

3) El multilateralismo de EE.UU. generará limitaciones para China

Al mismo tiempo, los responsables políticos chinos señalan que el objetivo de Biden de volver a centrarse en el liderazgo de EE.UU. implica una reactivación de las relaciones con aliados históricos y la búsqueda de soluciones multilaterales a problemas mundiales. Consideran que es probable que esto cree puntos de fricción en los esfuerzos de China por ampliar su influencia mundial, en particular en las zonas de cooperación entre Estados Unidos y Europa occidental y en la región asiática, especialmente el mar de la China Meridional, Taiwán e India.

4) Un enfoque más uniforme de EE.UU. contribuirá a la estabilidad

Las autoridades políticas de China se están interesando mucho en las decisiones que tomará Biden al nombrar a los funcionarios que se ocuparán de Pekín. Ellos ven importante la dinámica humana de tales interacciones y consideran fraccionada su relación con la administración Trump.

Solo por esa razón consideran que un cambio en la administración estadounidense podría generar mejoras a corto plazo en términos de estabilidad, transparencia y previsibilidad del compromiso entre ambos países. También les tranquiliza la posibilidad de que muchos funcionarios de ambos lados ya se conozcan por sus relaciones durante la administración Obama.

5) Un enfoque menos agresivo hará la vida de las empresas tecnológicas chinas más fácil

Las acciones agresivas de Trump contra las compañías tecnológicas chinas, que volvieron extremadamente difícil para algunos hacer negocios con las empresas estadounidenses, son consideradas poco estratégicas por China. Sus responsables políticos no esperan tal actitud de Biden y creen que el riesgo de nuevas amenazas o sanciones contra esas compañías probablemente se reduzca.

6) China no será una prioridad inmediata para Biden

China espera que la administración entrante se centre primero en hacer frente a la pandemia de COVID-19, mientras que intenta restaurar el sentido de unidad en el país. Seguramente estas prioridades ocupen sus primeros 100 días en el cargo, por lo que es poco probable que la Casa Blanca dirija su atención a China antes de mayo de 2021.

7) La escalada de las tensiones comerciales parece poco probable

En opinión de los responsables políticos chinos, seguramente se mantenga el statu quo en la fraccionada relación comercial entre ambos países, a medida que el país proceda a hacer compras, según lo previsto en el acuerdo comercial de Fase 1 alcanzado con la administración Trump a principios de 2020. Esto crea las bases para cierto optimismo, ya que los aranceles estadounidenses sobre los productos chinos podrían revisarse hacia finales de 2021 y, potencialmente, reducirse.

Mayor flexibilidad en temas económicos, pero no en seguridad

El consenso al que parecen haber llegado los responsables políticos chinos sugiere que pronostican una relación más fácil con Estados Unidos en materia de comercio y economía. Pero, dadas las ambiciones de Biden de volver a centrarse en el papel de liderazgo mundial de EE.UU., también ven potencial para un diálogo más desafiante sobre cuestiones de seguridad.

En nuestra opinión, los inversores deberán tener en cuenta las esperanzas y expectativas de Beijing en la relación, además de las de Washington, para negociar con éxito el cambio en la administración estadounidense.

Tribuna de Mo Ji, economista jefe para la Gran China en AllianceBernstein

El excepcionalismo nórdico tiene tres letras: SEB

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Pixabay CC0 Public Domain. Deutsche Bank abre su gama de fondos Strategic Asset Allocation a todos los clientes en España

Fundado en 1856 por A. O. Wallenberg, SEB es uno de los principales bancos del norte de Europa. La familia industrial Wallenberg es una de las más influyentes de Europa con importantes intereses en empresas como ABB, Astra Zeneca, Atlas Copco, Electrolux, Ericsson, Gambo, Husqvarna y SEB a través de su sociedad de cartera pública Investor AB.

SEB es conocido como un banco del norte de Europa con una cultura corporativa sólida que nutre valores como el compromiso a largo plazo, la continuidad y el respeto mutuo y profesionalismo. SEB ha estado activo en el mercado de capital privado desde la década de 1980 y, desde entonces, ha sido patrocinador y fundador de EQT e IK Investment Partners. Ahora la gestora ofrece la posibilidad a inversores cualificados de coinvertir con los fundadores del banco.

La división de Private Equity de SEB Asset Management lanzará un segundo fondo centrado en los países nórdicos: el SEB PE Nordic Direct II. El primero fue lanzado en 2014. Creada en 1998 y con más de 20 años de experiencia en private equity, la gestora escandinava es responsable de aproximadamente 4.000 millones de dólares en inversiones en los nórdicos y globalmente. Los 20 profesionales del equipo tienen una ventaja a la hora de identificar tendencias globales gracias a su network global de más de 70 socios de private equity y 1.100 compañías subyacentes.

¿Por qué pensamos que los países nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia e Islandia) son de interés?

Economías estables y fuertes: Estos países exhiben finanzas públicas saneadas y sólidas siendo de las más avanzadas del mundo en todas las categorías del Banco Mundial y la OCDE. Tienen buenas tasas de crecimiento y albergan algunas de las mejores empresas de consumo y sanitarias de Europa. Por otra parte, la forma especial que ha tenido Suecia de afrontar la crisis del coronavirus no ha repercutido en el desarrollo económico, y la economía ha evolucionado de forma similar a la del resto de países de la zona.

Diversificación y outperformance de la zona contra homólogos europeos: El MSCI Nordic Net TR (EUR) ha registrado de manera consistente un desempeño superior al de sus homólogos internacionales. En este sentido, los mercados nórdicos, representados por dicho índice, acumulan una revalorización en los últimos 20 años del 140% frente al 41% alcanzado por el MSCI Europe Net TR (EUR).

Buena liquidez: Incluso en las fases más críticas, como ocurrió durante la crisis del 2008 y con el estallido de la pandemia, se pudo operar en todo momento, registrándose un volumen diario de contratación de varios miles de millones de euros.

La dimensión medioambiental y social, y la relevancia del gobierno corporativo (ESG): El claro énfasis de las empresas nórdicas en los criterios ESG y su contribución a la reducción de emisiones de CO2 también explican el mejor comportamiento relativo de estas empresas en el largo plazo. Los inversores han entendido que los factores ESG deben evaluarse como otro parámetro de riesgo y mejorar el binomio riesgo-recompensa de una inversión.

En resumen, sus características de solidez económica, diversificación, liquidez, criterios ESG y resiliencia para navegar en mercados inciertos son razones sólidas para prestarle atención a esta región que actualmente no dispone de la exposición que se merece en la asignación de activos en carteras, precisamente a causa del desconocimiento.

¿Por qué SEB?

El grupo SEB tiene una huella importante en el tejido empresarial nórdico conociendo bien la solvencia y las estrategias de dichas empresas. Los gestores de SEB Asset Management han generado de media 2.5x Gross Multiple of Invested Capital (MOIC) y un TIR medio de 28% en 41 inversiones globales directas durante 2009-2019. Se espera que el SEB Nordic Direct I, el primer fondo de compañías nórdicas (conocido también como SEB PE Opportunity III), genere 2.7x MOIC. El objetivo de MOIC de SEB PE Nordic Direct II es de 3x MOIC y un TIR de 25%.

El fondo II también tendrá un sesgo buy out y se centrará en Suecia, Noruega, Finlandia y Dinamarca. Las empresas subyacentes se valorarán en SEK, NOK, DKK y EUR y, por lo tanto, ofrecerá a los inversores algo de diversificación. El objetivo de captación es de aproximadamente 300 millones de euros y el horizonte de inversión será de 10 años. Los sectores principales serán el tecnológico y el sanitario bajo una temática importante de digitalización.

En 2019, hubo 104 transacciones buy out por un importe total de 7.800 millones de euros y transacciones medias de 75 millones de euros. Es un terreno fértil en cuanto a actividad de compraventa. Los múltiplos de EBITDA han aumentado un 50% en los últimos 6 años. SEB Private Equity ya dispone de un pipeline en el sector de automoción industrial y robótica, y busca crear uno en el ámbito de dispositivos sanitarios combinando hardware con tecnología y software.

La estrategia del fondo es invertir en posiciones de control, ya sea solo o como inversor principal. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el equipo tendrá el control de las agendas estratégicas y operativas de sus inversiones, y de cómo y cuándo salir. Esto se logrará mediante puestos de control directo o mediante inversiones de asociación que permitan el control o el co-control efectivo (por al menos el 50% de los votos o acuerdos estrictos de accionistas). Un ejemplo de co-control a través de inversiones en asociación es la inversión en Accedo. Independientemente de la situación de inversión, SEB Private Equity siempre procurará obtener: opciones de arrastre, liderazgo en la composición de la junta, decisión a la contratación de directores ejecutivos, etc.

Tribuna de Nicholas Burdett, CFA, CAIA, responsable de productos y análisis en Capital Strategies Partners

¿Debe México usar la línea de crédito flexible que tiene con el FMI?

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Foto: Adrian Campos. Foto:

El Fondo Monetario Internacional (FMI) es un instituto global que busca promover la estabilidad financiera y la cooperación monetaria a nivel global. Tiene 190 miembros (países) y la representación de cada miembro en el FMI se da a través de un “cupo” (“quota”, en inglés) que refleja la posición relativa de cada país a nivel global.

Asimismo, el FMI tiene su propia moneda denominada “Derechos Especiales de Giro” (DEG) compuesta por una canasta de las 5 monedas más importantes del mundo (Gráfica 1).

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Ahora bien, el cupo de un miembro dentro del FMI puede verse como porcentaje del total, o en función de los DEG. Particularmente, México representa el 1,87% del total, o bien, 8.912,7 millones de DEG. ¿Por qué esto es importante? Porque esto te indica que tanto acceso a financiamiento puede tener un país ante el FMI.

Una forma de financiamiento que el FMI provee es la Línea de Crédito Flexible (LCF), que es una línea de crédito revolvente, que se puede firmar a 1 o 2 años (si es a dos años requiere una revisión de medio término), y que sólo tienen acceso países que cumplen con ciertos criterios de disciplina fiscal y estabilidad macroeconómica. Ejemplo de países con acceso a LCF en Latinoamérica son México, Colombia, Chile y Perú.

Para el caso de México, el país cuenta con una LCF desde 2009, contratada por la SHCP para hacer frente a la crisis financiera de aquel año. En aquel entonces se contrató por 31.528 millones de DEG (alrededor de 46.000 millones de dólares), y se ha ido aumentando y disminuyendo según las necesidades (Gráfica 2).

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Actualmente, el monto que tiene México contratado es de 44.563,5 millones de DEG (alrededor de 63.000 millones de dólares y es el 500% del cupo que México representa en el FMI), y la ratificación que la SHCP anunció el 20 de noviembre fue la revisión de medio término que lleva a cabo el FMI para las LCF contratadas a 2 años. Asimismo, existe un plan para ir reduciendo el monto solicitado al FMI, para eventualmente desaparecer dicho apoyo, por lo que no nos debería extrañar si para noviembre del siguiente año se renueva dicha LCF, pero con un monto menor.

Si bien la LCF sirve como posible buffer ante condiciones adversas de mercado, no viene exenta de costo. Generalmente el costo de la LCF está dado por 3 cuotas: 1) Cuota de contratación; 2) Tasa de interés cobrado por disposición del crédito; 3) Cargo por servicio.

La cuota de contratación se paga de manera anual y se calcula como un porcentaje de la LCF. Lo que se cobre dependerá del monto contratado, a saber: a) 0,15% si el monto de la LCF es menor a 115% del cupo del país en cuestión; b) 0,30% si el monto va de 115% a 575% del cupo; c) 0,60% si el monto excede el 575% del cupo. Para el caso de México, la LCF que tenemos contratada actualmente, y que representa el 500% del cupo de México en el FMI, tiene un costo anual de 133,69 millones de DEG (alrededor de 200 millones de dólares al año).

El segundo costo asociado es la tasa de interés cobrada si es que se dispone del crédito. La tasa de interés anual se compone de 2 elementos: a) La tasa de mercado de los DEG (0,13% anual para la semana que termina el 29 de noviembre), los cuales actualmente flotan en el rango de 0 – 0,25%, y están en función de las tasas cobradas en las 5 economías que componen la canasta de los DEG, más un margen de 1%; b) un elemento variable que dependerá del monto pedido y el tiempo del crédito. A todo monto excedente arriba de 185% del cupo se cobrará 2% más. Si, además, el crédito se mantiene por encima del 185% por más de 3 años, la tasa variable sube a 3%. La idea de manejarlo así es evitar que se pida mucho dinero por mucho tiempo. De hecho, los préstamos asociados a la LCF no pueden extenderse más allá de 5 años (Gráfica 3).

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El tercer costo asociado es un cargo por servicio. Por cada monto que se pida prestado, se cobra 0,50% del monto. Este cargo es por cada “disposición” del crédito, y se cobra al inicio de la disposición.

El objetivo de la LCF del FMI es proveer financiamiento de corto plazo a tasas atractivas para paliar posibles distorsiones financieras en la economía. Es por eso por lo que castigan montos grandes y plazos largos. Entonces, con todo esto, ¿le conviene a México usar la LCF que se tiene contratada con el FMI? Depende del tiempo y el monto. Para poder comparar cuándo le convino a México usar la LCF, y cuándo no, veamos 3 escenarios y comparemos la tasa histórica del FMI (con sus penalizaciones) contra la otra alternativa financiera: salir a financiarte a mercado vía UMS de 3 y 5 años (deuda respaldada por el gobierno mexicano en USD a 3 y 5 años).

  1. Escenario 1:  Se pide prestado un monto menor a 185% el cupo de México (menor a 23.400 millones de dólares) a 3 años.
  2. Escenario 2: Se pide prestado un monto mayor a 185% el cupo de México (mayor a 23.400 millones de dólares) a 3 años.
  3. Escenario 3: Se pide prestado un monto mayor a 185% el cupo de México (mayor a 23.400 millones de dólares) a 5 años.

Para este ejercicio se considera como costo hundido la cuota de contratación, y se consideran como similares el cargo por disposición de la LCF y los costos asociados a la colocación en mercado de los UMS, por lo que solo se compara tasa de interés. Dicho esto, el diferencial de tasas entre los 3 escenario se muestra en la gráfica 4.

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En la gráfica vemos que números positivos indican que resulta mejor usar la LCF que emitir UMS en el mercado internacional. Se aprecia que solo en el escenario 1 hace sentido usar la LCF, es decir, un crédito de poco monto, a un plazo corto. En los otros dos escenarios, es mejor salir a emitir UMS.

Ahora bien, ¿la LCF podría servir para prepagar deuda de Pemex (que paga tasas mucho más altas que el soberano), haciendo un swap entre deuda cara (Pemex) por deuda mas barata (LCF)? En teoría sí, pero es un intercambio lleno de matices:

  1. Pemex no quedará saneado en 3 o 5 años, por lo que pensar usar financiamiento de corto plazo para Pemex podría traer presiones de refinanciamiento cuando haya que pagar el crédito.
  2. Al hacer el swap, en la contabilidad del endeudamiento del país habría cambios que podrían afectar la calificación crediticia de México. Contablemente, se aumentaría la deuda del Gobierno Federal, y algunas calificadoras (como Fitch y Moody’s) podrían considerarlo como un aumento en el endeudamiento (pues ellos no ven a los SHRFSP como la medida de endeudamiento más amplia para realizar sus cálculos).

Principalmente, por estas dos razones se vuelve poco viable usar la LCF para prepagar deuda de Pemex.

Como conclusión, la LCF tiene sentido usarse en momentos de emergencia, como cuando se seca la liquidez en el mercado internacional para que México pueda salir a refinanciar deuda o a levantar recursos necesarios para paliar algún desequilibrio en el sistema financiero. Sin embargo, usarla para solucionar problemas estructurales (como el sobre endeudamiento de Pemex) puede ser peligroso y muy costoso en términos financieros y en términos de confianza general.

Columna de Franklin Templeton México, escrita por Luis Gonzalí, CFA

Tienes el poder de cambiar el mundo: Let’s make it happen!

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La Conferencia de París de 2015 sobre el Cambio Climático culminó con el primer acuerdo internacional vinculante sobre el calentamiento de la Tierra y sentó las bases para uno de los desafíos históricos de la humanidad.

Al establecer como premisas fundamentales la limitación del calentamiento global a un máximo de 2°C por encima de los niveles preindustriales y la persecución de esfuerzos para limitar el aumento de las temperaturas a 1,5°C, el Acuerdo de París comprometió a 195 países a un cambio radical y significativo en las emisiones y en la política climática.

Lograr estos objetivos será un desafío. Sin embargo, los inversores tienen un enorme poder para llevar a cabo estos cambios, tanto que ya se han puesto en marcha enormes iniciativas: la organización Net Zero Asset Owner Alliance, que representa 5,1 billones de dólares en activos, tiene como objetivo explícito alinear las carteras con el objetivo más ambicioso de 1,5ºC.

Simplemente la interpretación de la ciencia del clima y la regulación suponen un reto importante. Por eso ponemos a tu disposición este manual, que es una guía para que los inversores pongan en práctica los objetivos del Acuerdo de París, proporcionando toda la información clave para la toma de decisiones sobre el clima.

Este breve manual digital abarca seis ámbitos fundamentales: la importancia del cambio climático para los inversores, los principales cambios en la regulación y comunicación, la justificación de los objetivos de temperatura, la forma de entender los índices climáticos, una visión general del comportamiento del voto de los accionistas y las medidas que todos podemos adoptar en l lucha contra el cambio climático.

Los ETFs siempre han estado a la vanguardia de la democratización de la inversión y, ahora también, cualquiera podrá contribuir a la descarbonización y a frenar el calentamiento global a 1,5°C.

Tribuna de Pedro Coelho, responsable para Société Générale de Lyxor ETF para España, Portugal y Latinoamérica.

El segmento de renta fija sigue teniendo importantes fortalezas

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Pixabay CC0 Public Domain. El segmento de renta fija sigue teniendo importantes fortalezas

La situación actual de tipos negativos y rendimientos limitados es un obstáculo para los inversores que tienen un perfil de riesgo más moderado. En este contexto, el segmento de crédito aparece como una posible alternativa. Sin embargo, hay que distinguir entre los diferentes segmentos dentro de este mercado. En efecto, si bien el segmento del crédito de alto rendimiento (high yield) puede parecer para algunos inversores una inversión lógica en este contexto, la reciente crisis sanitaria y la consiguiente caída del valor de mercado de más del 20% del crédito europeo de alto rendimiento en marzo-abril de 2020, nos recordaron que el impacto de esa elección de inversión debe medirse cuidadosamente.

En el caso de los emisores con calificación grado de inversión (investment grade), sus niveles de margen de crédito combinados con tipos negativos libres de riesgo han provocado que los inversores se vean obligados a aceptar vencimientos largos. Las emisiones de estas empresas rinden actualmente un promedio del 0,67% para una duración de 5,85 años (según los datos del Bloomberg Barclays Pan European Aggregate Corporate Index). Por lo tanto, el riesgo de tipos de interés es considerable, al igual que el horizonte de riesgo crediticio, que deja poco margen de error a esos niveles.

Buscando más rentabilidad, los inversores pueden posicionarse en las obligaciones high yield. Esta elección consiste en aumentar el riesgo crediticio medio de los emisores. La relación rentabilidad/plazo es ópticamente menos desfavorable aquí, con un rendimiento medio del 4,2% sobre un vencimiento medio de 4,7 años, según Bloomberg. Por lo tanto, la rentabilidad es aproximadamente un 1% más alta que la situación del mercado anterior a la crisis de marzo-abril de 2020. Esto debe ponerse en contexto junto a las expectativas de las agencias de calificación sobre la tasa de impago para este segmento del mercado, que se espera que sea entre el 8% y el 10% en el próximo año.  

Con el fin de tomar las decisiones apropiadas en materia de riesgos para obtener un rendimiento razonable, se requiere un alto grado de selectividad. La capacidad de los emisores para seleccionar el riesgo fundamental es una ventaja para controlar el riesgo: el apalancamiento financiero medio de las empresas estadounidenses aumentó en promedio un 50% en 2020 motivado por la caída de los beneficios causada por la crisis sanitaria.  

Al mismo tiempo, un análisis del crédito en profundidad nos permite captar las ineficiencias del mercado que, aunque poco frecuentes, existen.

Para ello es necesario operar con un alto grado de flexibilidad que permita la inversión en las áreas menos conocidas de los mercados. Por ejemplo, algunos bonos convertibles fuera del dinero ofrecen rendimientos más atractivos que sus homólogos de obligaciones convencionales, pero a menudo son más pequeños y no tienen una calificación. Además, es importante diversificar las zonas geográficas de inversión, alejarse del enfoque segmentado de los mercados de crédito y participar si se identifica el valor en activos industriales subordinados con opciones. Por último, parece más prudente no invertir toda la cartera cuando las oportunidades no parecen suficientemente atractivas para un enfoque de riesgo/rentabilidad razonable y aprovechar esa liquidez cuando aparezcan nuevas oportunidades.

Este último elemento también es esencial para operar en mercados con una liquidez problemática.

En conclusión, los mercados de crédito ofrecen oportunidades que deben ser cuidadosamente seleccionadas y para las cuales parecen apropiadas ponderaciones diferenciadas en el contexto de la gestión de convicción. Un enfoque fundamental y flexible ofrece la posibilidad de captar perfiles equilibrados y utilizar las herramientas de gestión tradicionales para crear carteras resistentes y transparentes. 

Tribuna de Jacques Sudre, gestor del Sextant Bond Picking en Amiral Gestión

Un día más que pasa… un día menos de crisis

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Pixabay CC0 Public Domain. Un día más que pasa… un día menos de crisis

Hemos publicado recientemente nuestro Reporte Macroeconómico Trimestral con la actualización de nuestras perspectivas para las economías andinas (Chile, Colombia y Perú). En esta oportunidad, mantuvimos relativamente inalteradas la mayoría de nuestras proyecciones para los tres países una vez la actividad económica se ha comportado en línea con nuestras expectativas en los últimos meses, en medio de una reducción gradual de la incertidumbre.

En consecuencia, mantenemos nuestro pronóstico de contracción de 6% para la economía chilena este año y un rebote del 5% en 2021, implicando que Chile sería el país con la menor caída en la actividad en 2020 en la región andina. Asimismo, es probable que Chile alcance sus niveles de PIB pre-pandemia antes que el resto de los países latinoamericanos, lo que se explicaría principalmente por la magnitud de las medidas de apoyo a los hogares adoptadas por el gobierno, mejores precios del cobre y, más importante aún, los retiros de fondos de pensiones que alcanzarían los 30 mil millones de dólares si el Congreso aprueba un segundo retiro, lo que consideramos muy probable que ocurra.

Para Colombia, mantenemos también nuestra estimación de una contracción del PIB de 7% para este año y un aumento de 4.8% en 2021. Hasta ahora, creemos que la economía colombiana ha mostrado una relativa resiliencia al choque actual, con nuestra tesis de una ‘diversificación interna’ favorable jugando un papel protagónico. Así, cabe recordar que Bogotá representa solo el 26% del PIB nacional, muy por debajo de otras capitales de la región como Santiago (42%), Lima (44%) y la Provincia de Buenos Aires (~53%). Esto ha sido un factor relevante en medio de la implementación de cuarentenas diferenciadas al interior del país. De hecho, los indicadores lideres recientes sugieren que varias ciudades intermedias se están desempeñando favorablemente, compensando en parte el comportamiento más moderado en las principales ciudades como Bogotá o Medellín debido a su elevado número de casos de Covid-19. El apoyo del gobierno a los hogares también ha influido, pero el paquete fiscal ha sido mucho menor en comparación con lo observado en Chile y Perú.

Finalmente, el PIB de Perú ha registrado una recuperación no despreciable en los últimos meses después de una impresionante contracción del 30% anual durante el segundo trimestre, e incluso ha alcanzado a otros países en términos de su nivel de actividad vs lo observado antes de la crisis. El proceso de reapertura de la economía, un paquete de estímulo superior al 10% del PIB, la reactivación de la inversión pública y el retiro de los fondos de pensiones por aproximadamente 6.000 millones de dólares han explicado la recuperación de la economía. Por lo tanto, esperamos que la economía peruana se contraiga -12.5% este año y crezca un 9% en 2021.

Los riesgos siguen inusualmente altos

No obstante lo anterior, los riesgos sobre la economía siguen siendo inusualmente altos en medio de factores como el comportamiento incierto de la pandemia en los próximos meses, el fuerte deterioro de indicadores sociales -especialmente los del mercado laboral-, y el ruido político presente particularmente en Chile y Perú en medio del proceso constitucional y un nuevo gobierno, respectivamente.

Este ruido e incertidumbre política podrían llevar a aplazamientos en las decisiones de inversión, lo que significaría una recuperación más gradual que lo esperado. Los desarrollos futuros en torno a estos procesos políticos serán un factor clave a monitorear, siendo la posibilidad de nuevas medidas populistas la mayor preocupación en cuanto si bien éstas pueden brindar soporte a la economía en el corto plazo, tienen el potencial de deteriorar los prospectos sobre el crecimiento y las cuentas fiscales en el largo plazo dado los menores niveles de ahorros e inversión.

Como resultado, vemos crecientes riesgos en las cuentas fiscales de las economías andinas en los próximos años, en particular considerando que la estabilización de la deuda pública, la cual se ha incrementado sustancialmente en los tres países, requerirá medidas que apunten a un incremento de los ingresos fiscales permanentes, un desafío difícil en medio del contexto actual. Colombia es el país con los mayores desafíos fiscales con el ministerio de Hacienda reconociendo la necesidad de mayores ingresos permanentes por 2% del PIB para 2022, por lo cual esperamos que se debata una nueva reforma tributaria en el Congreso en el segundo semestre de 2021. Sin embargo, 2% del PIB es una meta ambiciosa bajo las condiciones actuales, por lo que seguimos pensando que la probabilidad de que Colombia pierda el grado de inversión en el segundo semestre de 2021 o 2022 por parte de al menos una agencia calificadora, es alta. Habiendo dicho todo esto, el impacto de un posible recorte en la calificación en el corto plazo sobre los mercados locales sería moderado, pues el evento ya estaría incorporado en buena medida en los precios.

El modelo económico de las economías andinas no está bajo amenaza

Dicho todo lo anterior y, a pesar del ruido político actual, creemos que el modelo económico de las economías andinas no está bajo amenaza. Esta visión está soportada, por ejemplo, en el hecho de que se necesita una mayoría de dos tercios para aprobar cualquier propuesta en la convención constitucional en Chile, así como en la postura conciliadora del nuevo presidente interino del Perú. Por el lado de la política monetaria, se espera que todos los bancos centrales de la región andina mantengan sus tasas de interés en los niveles actuales a lo largo de 2021 dada la gradual recuperación de la economía y una inflación controlada en medio de unos históricos excesos de capacidad, lo que debería limitar la habilidad de las firmas para aumentar precios en los próximos trimestres.

En Chile, estimamos una inflación de 3% para fin de año y 2.8% en dic-21; Colombia debería registrar una inflación de 1.7% este año y 2.5% en 2021; y en Perú vemos una inflación del 1.5% en ambos años. Finalmente, prevemos una apreciación de las tres monedas debido a nuestra expectativa de un debilitamiento gradual del dólar a nivel mundial en medio de la gran expansión de la hoja de balance de la Fed, la búsqueda por retorno ante bajas tasas de interés globalmente y la visión de una menor aversión al riesgo en 2021 explicada por una recuperación de la economía global y la posibilidad de una vacuna. Para diciembre del próximo año, proyectamos que el peso chileno llegará cerca de los 760, el peso colombiano a 3500 y el sol peruano estará en el rango de 3.40-3.45; sin embargo, creemos que se pueden observar niveles más bajos en la tasa de cambio en algún momento del 2021.

Con todo lo anterior en consideración, los riesgos tanto externos como internos siguen siendo inusualmente altos, pero confiamos en que lo peor de la crisis actual ya ha quedado atrás y que el actual modelo económico de los tres países se mantendrá sin cambios con las instituciones económicas permaneciendo fuertes. Esto puede llevar a que Chile, Colombia y Perú se recuperen más rápido que el resto de la región latinoamericana, alcanzando los niveles del PIB previos a la crisis a mediados de 2022.

 

La victoria de Biden y un Congreso dividido pueden ser bienvenidos para los mercados

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Pixabay CC0 Public Domain. Tikehau Capital planea lanzar un fondo de descarbonización de private equity centrado en Norteamérica

Con el presidente electo Joe Biden enfrentando un Congreso dividido, los inversores podrían dar la bienvenida a la resultante agenda de «Biden-lite», que podría incluir desde planes de gasto, por ejemplo a través de un estímulo fiscal o la inversión en infraestructuras, pero pocas subidas de impuestos. 

La aparente victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales de EE.UU. marca el fin de meses de incertidumbre y confusión política. Ahora bien, pese a que ni la victoria de Biden ni el resultado de las elecciones al Senado no han concluido legalmente hablando -aún quedan los conocer los resultados definitivos de Georgia para el Senado,que se determinarán en enero de 2021- el escenario base que manejan los mercados es una presidencia de Biden y un Congreso dividido. Este resultado puede dar lugar a una agenda política de Biden más diluida. 

De hecho, la narrativa del mercado pareció cambiar en los últimos días antes de las elecciones: las esperanzas de una «ola azul» demócrata se convirtieron en alegría en torno a «Biden lite», a medida que los rendimientos del Tesoro disminuían y los inversores en acciones rotaban de las acciones de valor cíclico hacia las oportunidades de crecimiento y tecnología.

En términos más generales, los mercados financieros parecían aliviados de que este importante acontecimiento político estuviera concluyendo, lo que dio lugar a una ola de sentimiento a favor del riesgo en los Estados Unidos, y en todo el mundo. Si analizamos los cambios políticos que, previsiblemente, vendrían con la  administración de Biden, se puede observar que son favorables para el mercado, ya que tanto los mercados estadounidenses como los no estadounidenses se benefician potencialmente de unas relaciones comerciales más estables y de mejores perspectivas de crecimiento de cara a 2021. Los mercados podrían verse impulsados al recuperarse un enfoque más multilateral de la política exterior, y la reducción de la incertidumbre que ello podría suponer.

Tal vez, la principal preocupación de los mercados bajo la presidencia de Biden sea su propuesta de aumentar los impuestos en 4 billones de dólares (trillions en inglés), incluido el aumento de las tasas de los impuestos sobre las empresas, los impuestos sobre las ganancias de capital y los impuestos sobre las personas con mayor riqueza. Sin embargo, si el Congreso está dividido, será bastante difícil aprobar la mayoría de estas medidas fiscales -o directamente todas-. Y lo que es  más importante, el equipo de Biden puede que no vea esto como una prioridad, ya que la pandemia y el alivio económico vuelven a ser el principal foco de atención.

Prioridades de la administración Biden-Harris

Ante la espera de una concesión no muy tradicional por parte del ejecutivo anterior, el presidente electo, Joe Biden, y su vicepresidenta electa, Kamala Harris, han mostrado ya cuáles podrían ser sus prioridades de cara a las próximas semanas. Estas áreas prioritarias podrían incluir:

  1. La creación de un nuevo grupo de trabajo sobre la pandemia. Dado que la pandemia de coronavirus sigue siendo endémica en los Estados Unidos, y en todo el mundo, una de las primeras prioridades del equipo de Biden será abordar el virus con el apoyo de un nuevo grupo de trabajo sobre pandemias, que estaría formado por científicos y funcionarios médicos. Esto establecerá las directrices para detener los brotes, duplicar las pruebas y de contactos rastreados, e invertir fuertemente en la distribución de la vacuna. Esto marcará el regreso de la «confianza en la ciencia» como pilar fundamental en la gestión de la pandemia.
  2. Estímulo fiscal. Un ámbito de acuerdo, tanto para los demócratas como para los republicanos, es la necesidad de un estímulo fiscal adicional para proporcionar alivio a la pandemia, aunque hay diferentes percepciones sobre la cantidad. Hasta ahora, el Congreso ha emitido casi 3 billones (trillions en inglés) de dólares en estímulos. En cambio, los demócratas y los republicanos han propuesto paquetes que proponen una segunda ronda de estímulos de 2,2 billones de dólares y 500.000 millones de dólares, respectivamente. Ambos paquetes cubren las prestaciones de desempleo, ayudas para las pequeñas empresas y otra ronda de cheques de estímulo para los hogares. En particular, el líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell, ha indicado que le gustaría que se hiciera un trato incluso para cubrir el periodo que va hasta el día de la inauguración, aunque sea de un importe poco elevado. Ciertamente, no sería descartable que se apruebe un estímulo a principios del próximo período presidencial, lo que probablemente sea positivo para los activos de riesgo.
  3. Más decretos ejecutivos sobre el clima y la energía limpia. El plan de Biden incluye una inversión de 2 billones (trillions en inglés) de dólares para energías limpias, incluyendo energía eólica, solar y renovable. Aunque esta política probablemente se enfrentará a la oposición en un Congreso dividido, es previsible que Biden intente impulsar su agenda climática y de sostenibilidad a través de una orden ejecutiva. También que refuerce la presencia de “líderes respetuosos con el medio ambiente» dentro de su gabinete. En general, podríamos ver nuevas oportunidades de inversión sostenible bajo una administración que se ha comprometido a tomar en serio el cambio climático. Algunas acciones que el nuevo presidente podría tomar sin el apoyo del Congreso podrían incluir: la adhesión al acuerdo climático global de París; revocar algunos de los decretos ejecutivos del Presidente Trump sobre energía (incluyendo una orden de marzo de 2017 para que las agencias federales desmantelen sus políticas climáticas); y firmar órdenes ejecutivas para reducir las emisiones.
  4. Inversión en infraestructura. En última instancia, otra área en la que tanto los demócratas como los republicanos pueden estar de acuerdo es la inversión en infraestructura. Tanto Biden como Trump han hablado de invertir en infraestructuras tradicionales, como la reconstrucción de carreteras, puentes y aeropuertos, así como en infraestructura tecnológica, por ejemplo el 5G y la inteligencia artificial. Mientras que el equipo de Biden propuso un paquete de infraestructura de 1,3 billones de dólares (trillions en inglés), es posible que, finalmente, veamos un paquete más pequeño y aprobado por ambas partes, quizás en el rango de los 750.000 millones de dólares. No obstante, esto representaría una importante inversión en el crecimiento económico de los EE.UU. y en la generación de puestos de trabajo. También podría estimular las oportunidades en el espacio de los mercados privados, para ayudar a financiar estos proyectos críticos.
  5. Devolver a los EE.UU. a la escena mundial. Además de reincorporarse al acuerdo climático de París, Biden también ha hablado de restablecer la condición de miembro de la Organización Mundial de la Salud (OMS), así como de revocar por decreto ejecutivo la prohibición de viajar a los países de mayoría musulmana. En general, la administración Biden favorecería que los Estados Unidos volvieran a la escena mundial como aliado y líder, alineándose una vez más con sus aliados históricos y, quizás, coordinando globalmente las soluciones climáticas. En cuanto a las relaciones entre Estados Unidos y China, Biden ha prometido ser «duro con China», pero ya ha indicado que prefiere un enfoque menos unilateral que su predecesor y que planea llevar a la mesa de negociaciones a los aliados de Estados Unidos, en particular a grupos de trabajadores y organizaciones medioambientales. En este sentido, Biden podría derogar algunos aranceles por medio de una orden ejecutiva, pero también podría utilizarlos para ejercer una influencia en las negociaciones. 

Actitud colaborativa

Centrándose en la reconciliación, una administración Biden puede «llegar al otro lado del pasillo» para los nombramientos del gabinete y de los puestos clave. De hecho, se ha especulado que Biden podría mantener el nombramiento de Jerome Powell como presidente de la Reserva Federal. Esto generaría un equilibrio que sería bien acogido por los mercados, en particular en las funciones clave que afectan a la política financiera.

 

A los mercados les gusta la evolución, no la revolución

En general, una victoria de Biden y un Congreso dividido parecen ser una evolución más que una revolución, tal vez lo que los votantes e inversores mejor bien de cara a hablar de la política de un gobierno. Además, y tal vez, este resultado también reduce la probabilidad de que haya “consecuencias imprevistas” que podríamos haber visto si hubiera triunfado la «ola azul», como el rápido aumento de los tipos de interés que podría perturbar los mercados. Obsérvese también que, históricamente, los inversores han visto rendimientos de mercado estacionalmente más fuertes desde el día de las elecciones hasta el final del año. 

Implicaciones para los inversores

En este contexto, podríamos ver una ampliación de la participación en todas las clases de activos, con partes cíclicas del mercado que funcionan junto con la tecnología de crecimiento, y los mercados no estadounidenses que se ponen al día, especialmente teniendo en cuenta las relaciones globales más agradables y tal vez un dólar estadounidense más suave en curso. En particular, China y el norte de Asia podrían beneficiarse más de un deshielo de la tensión, junto con mejores resultados de los virus en esa región en general.

En los mercados crediticios, en los que se prevé que los rendimientos se mantengan estables y bajos, seguiremos viendo a los inversores «a la caza de ingresos». Nuestro riesgo crediticio preferido incluye partes de determinados activos de alto rendimiento (incluidas las estrategias de fallen angels), los bonos convertibles (que también pueden participar en la subida de la renta variable) y las estrategias con mayor inclinación de la curva, que se benefician de un mejor potencial de crecimiento e inflación.

Por último, vemos posibles áreas de oportunidad fuera de las estrategias tradicionales de value/growth, como las infraestructuras, la energía limpia, la vivienda en los Estados Unidos y las infraestructuras tecnológicas, como la 5G, todas las cuales podrían prosperar en un entorno postelectoral.

Con la carrera presidencial aparentemente decidida, hay varias razones para ser optimistas sobre el entorno económico más amplio a medida que nos acercamos al 2021, en particular si vemos una o más vacunas contra el COVID-19 aprobadas.

Tribuna de Mona Mahajan, US Investment Strategist de Allianz GI.

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