Las infraestructuras, una oportunidad única para diversificar una cartera

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Pixabay CC0 Public Domain. Las infraestructuras, una oportunidad única para diversificar una cartera

Las infraestructuras, al igual que el inmobiliario, ofrecen oportunidades únicas de diversificación de la cartera, flujos de efectivo regulares y crecientes, apreciación de capital y protección contra la inflación. 

En la última década, estas inversiones han proporcionado en términos totales rendimientos más altos que las acciones y los bonos. El fuerte apalancamiento operativo de la mayoría de los modelos de negocio de las empresas de infraestructuras, combinado con las elevadas barreras de entrada, produce rendimientos sostenibles a largo plazo en forma de atractivos ingresos por dividendos y por la apreciación del capital.

Bestinver infraestructuras

 

Hay dos factores principales que impulsan esta clase de activos: el apetito de los consumidores por los activos de infraestructuras y la demanda de los inversores.

Demanda de los consumidores. Los gobiernos no son capaces de atraer la inversión necesaria para satisfacer la demanda en infraestructuras. El flujo de capital privado es fundamental para el desarrollo de infraestructuras, que son una palanca para el crecimiento económico. Tienen una tasa de rentabilidad socioeconómica del 20% (un dólar de inversión en infraestructura puede aumentar el PIB en 20 centavos), según McKinsey.

Demanda de los inversores. Las infraestructuras son uno de los pocos activos alternativos reales de calidad para incorporar en las carteras de los inversores institucionales. Con la crisis, la pronunciada caída de los precios de los activos líquidos ha creado lagunas de financiación para muchos planes de pensiones, y las perturbaciones exógenas de las dislocaciones del mercado en todo el mundo han tenido un impacto negativo en los presupuestos de riesgo, por lo que los inversores buscan ahora formas de aumentar la eficiencia de sus carteras.

¿Por qué compañías de infraestructuras no cotizadas?

Las inversiones directas ofrecen a los inversores la posibilidad de elegir proyectos individuales en lugar de una determinada cartera de una empresa que cotiza en bolsa. Asimismo, las inversiones directas proporcionan a los inversores los beneficios de participar en la toma de decisiones de gestión.

Además, podemos considerar otras tres buenas razones para preferir la inversión directa en infraestructuras: mayor rendimiento, menor volatilidad y descorrelación con los mercados financieros.

¿Por qué Bestinver Infraestructure FCR?

Bestinver es una de la principal gestora de activos independiente en España, fundada en 1987 y 100% propiedad de Acciona, que cotiza en el IBEX35. Actualmente, Bestinver cuenta con más de 6.800 millones de euros en activos bajo gestión, y los inversores internacionales representan más de un tercio del total de los activos.

El área de infraestructuras está liderada por Francisco del Pozo como director de fondos de infraestructuras y gestor de Bestinver Infra FCR desde septiembre de 2020. Cuenta con más de 20 años de experiencia en el desarrollo, diseño, construcción, operación y financiación de infraestructuras.

Las características diferenciales del fondo son:

  • Su objetivo es muy específico: periodo de inversión corto, rendimiento anual muy atractivo, plazo reducido y una tasa interna de retorno (TIR) final elevada de un solo dígito. El fondo tiene un objetivo de 300 millones de euros, con un first close previsto en enero de 2021 y un second close provisional para junio de 2021. El rendimiento anual está calculado entre un 4% y un 5%.
     
  • Una base de activos de mucha calidad desde el inicio: el fondo invertirá prioritariamente en activos maduros para proporcionar visibilidad sobre los flujos de caja y los rendimientos desde el primer día. El fondo ya ha comprometido alrededor del 40% de su cartera: una participación del 5% en Acciona Energía Internacional (AEI) y tres concesiones en España (Autopista CM-42, Hospital de Ibiza y Hospital de Alcobendas).
     
  • Sólido know-how de la empresa matriz, con más de 100 años de experiencia en el desarrollo, diseño, construcción y explotación de activos de infraestructuras. Bestinver aprovechará la posición de Acciona como agente clave en el sector de las infraestructuras a nivel mundial para capturar un valor que no está al alcance de otros competidores, asegurándose de que no haya conflictos de intereses para sus inversores.
     
  • La cartera está diversificada tanto en áreas de negocio como geográficamente. Por sectores, el fondo participa en los ámbitos de la energía renovable, social, transporte, telecomunicaciones y agua. En cuanto a la distribución regional, la cartera se diversificará entre Europa, América del Norte, Colombia, Chile y Perú. Además, solo la participación en AEI le permite estar presente en 11 países.
     
  • Equipo experto en el sector de las infraestructuras: su enfoque busca crear valor a través de la gestión activa y la implementación de mejoras operativas. Además, el fondo aplica criterios ESG en sus inversiones, del mismo modo que el resto de los productos de Bestinver, continuando así el compromiso de Acciona con la sostenibilidad.

Conclusión

Las infraestructuras proporcionan beneficios tanto sociales como económicos y han sido un importante activo real en los últimos años para los inversores institucionales.

Hay grandes necesidades de inversión en infraestructuras a nivel mundial y el sector público no tiene suficiente capacidad para satisfacerlas. Esta necesidad de participación del capital privado hace que las infraestructuras tengan ventajas económicas únicas: flujos de caja estables y previsibles gracias a los contratos o normativas que las sustentan, una elevada protección frente a la inflación y las subidas de los tipos de interés y tienen la capacidad de generar rendimientos de caja recurrentes.

Todo esto hace que la inversión en infraestructuras ofrezca rendimientos ajustados al riesgo realmente atractivos, presentando una baja volatilidad y correlación con otros activos, lo que proporciona un efecto positivo en términos de diversificación de cartera.

Tribuna de Nicholas Burdett, CFA, CAIA, responsable de productos y análisis en Capital Strategies Partners

La gestión activa y la selección temática seguirán marcando el rumbo de la inversión en renta variable en 2021

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Pixabay CC0 Public Domain. La gestión activa y la selección temática seguirán marcando el rumbo de la inversión en renta variable en 2021

El 2020 llega a su fin y con ello cerramos un año complicado, pero también de grandes oportunidades en renta variable global. Con la irrupción de la pandemia se produjo la bifurcación de los mercados entre los ganadores del confinamiento y los que apostaban por la recuperación. En el primer grupo, se alinearon las empresas del sector tecnológico, si bien el mercado también recompensó a compañías de consumo como a los fabricantes de equipos de limpieza y sanitización, así como a empresas del entorno sanitario dedicadas a la realización de tests de COVID-19 o que trabajan en el desarrollo de vacunas. Incluso en el ámbito de los productos químicos, empresas expuestas a la nutrición como DSM han experimentado una aceleración interesante.

Desde nuestro punto de vista, la clave reside en que muchas de las temáticas que ya eran relevantes en la era pre-COVID se han acelerado con la pandemia. Aquellas como explosión del dato, salud y bienestar, automatización o entretenimiento no desaparecerán cuando el mundo empiece a recuperar algo de normalidad. Hasta qué punto se refleja ya esta realidad en las valoraciones es otra cuestión, pero las tendencias son claras.

Por otro lado, muchas de las empresas que se han enfrentado a la recesión pertenecen al sector servicios, tales como compañías de consumo y retail orientadas al ocio, el entretenimiento y los viajes. No se ha tratado de una «recesión industrial» o «bancaria» como tal y, por lo tanto, no se podían aplicar los clásicos escenarios «cíclicos» o «defensivos». Cada sector y empresa requería de un análisis personalizado en base a sus propios méritos. Así, por ejemplo, una empresa como Compass, líder en el sector de la hostelería global con ingresos defensivos recurrentes, esta vez se ha visto en medio de la tormenta.

Al mismo tiempo, es precisamente aquí donde reside la oportunidad a nivel mundial, ya que hay muchas franquicias de buena calidad con balances que les permiten soportar un descenso de la demanda, pero que tienen tendencias seculares. Un ejemplo muy claro son las residencias de ancianos, ya que el envejecimiento demográfico se está acelerando. Compañías como Starbucks, que se han visto muy afectados por la pandemia, han aprovechado la crisis para acelerar su proceso de digitalización. Asimismo, muchas empresas del sector industrial expuestas a la construcción han eliminado costes y podrán aprovecharse de un gran apalancamiento operativo cuando recuperen ingresos.

A nivel temático, cabe destacar la incorporación de la temática «energías renovables», un sector en auge con gran potencial. En esta temática contamos con Orsted, el principal proveedor mundial de energía eólica marina. En cuanto a la diversificación geográfica, Asia ha salido de la crisis claramente en mejor forma que Occidente, con la excepción de la India. China, Taiwán, Corea, Hong Kong y Singapur, con su experiencia en la gestión de pandemias, fueron más rápidos en reaccionar y aventajan al resto del mundo.

Enfoque temático a través del “quality growth”

En este contexto de mercado tan complejo, nuestro equipo de expertos en renta variable global mantiene una estrategia de inversión basada en la selección de temáticas que lideran el crecimiento global a largo plazo, convicción, gestión activa, flexibilidad y criterios ESG.

Nuestro fondo Mirabaud Sustainable Global Focus, con 564 millones de dólares bajo gestión a cierre de noviembre, se concentra en 25 valores, cuenta con un active share del 92% y un sharpe ratio de 1.12. El fondo cuenta con el apoyo y reconocimiento de la industria, que le ha galardonado como “Mejor Fondo de Renta Variable Global” por el FT Adviser 100 Club 2019 (Londres) y Expansión/Allfunds en 2019 (España) y forma parte de la «Insight List» de la plataforma AllFundsBank.

Tribuna de Anu Narula, director del equipo de gestión de renta variable global de Mirabaud Asset Management

Para obtener más información acceda a la web www.mirabaud-am.com/es/

Por qué la crisis del COVID-19 acelerará las inversiones vinculadas al clima

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Pixabay CC0 Public Domain. Por qué la crisis del COVID-19 acelerará las inversiones vinculadas al clima: gestión pasiva y acción climática

El 13 de marzo de 2020, cuando la pandemia del COVID-19 se acercaba a su primer pico y los mercados bursátiles mundiales entraban en caída libre, tres de los planes de pensiones más conocidos del mundo, el fondo de pensiones del gobierno de Japón, el sistema de jubilación de profesores del Estado de California en EE.UU., y USS Investment Management, el fondo de pensiones más grande del Reino Unido, emitieron una declaración conjunta. Advirtieron que el objetivo de beneficios a corto plazo frente a eventos climáticos extremos, la innovación para reducir la dependencia de combustibles fósiles y la presión social para desinvertir en activos de combustibles fósiles crearían “riesgos sistémicos potencialmente catastróficos”.

Sin embargo, añadieron a esta terrible advertencia el hecho positivo de que muchos planes de pensiones ya han comenzado a incluir la nueva realidad del cambio climático en sus carteras. Así lo confirma la encuesta global realizada por CREATE-Research (Inversión pasiva 2020: abordando el cambio climático en las carteras de inversión) a solicitud de DWS. Más de cuatro quintas partes de los encuestados de nuestros planes de pensiones ya cuentan con algunas inversiones relacionadas con el clima en sus carteras. Para casi una cuarta parte (el 22%) esas partidas superan el 15% del total de sus carteras.

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El principal impulsor de esta tendencia es la comprensión inicial de que las métricas financieras en las que nos hemos fijado tradicionalmente (relación precio-beneficio, precio-valor contable, deuda-capital y beneficio) son guías insuficientes para realizar valoraciones a futuro en un mundo de calentamiento global, con eventos sin precedentes y, hasta ahora, de gran magnitud como inundaciones extremas e incendios que pueden afectar el valor de los activos a través de catástrofes físicas, respuestas políticas o un cambio hacia nuevas tecnologías y nuevos centros de valor. 

Si el Acuerdo Climático de París de 2015 fue un estímulo para pasar de la preocupación por el clima a la construcción de carteras enfocadas en la temática del clima, el colapso de Pacific Gas & Electric Company tras los incendios de California de 2019 destacó la urgente necesidad de asignar una valoración a los riesgos climáticos. La sostenibilidad está en el camino de convertirse en una métrica por derecho propio.

Por lo tanto, casi dos tercios (el 62%) de los encuestados ven las inversiones climáticas como activos seguros a futuro, que generarán buena rentabilidad ajustada al riesgo a largo plazo. Poco menos de la mitad (el 49%) de nuestros encuestados no solo destacaron los riesgos de las condiciones climáticas extremas, sino también los riesgos comerciales para las empresas de combustibles fósiles. Más de la mitad (el 54%) afirmó que el cambio climático es cada vez más importante para la fijación de precios y la creación de valor, aunque los mercados (un 59%) lo cotizan con excesiva lentitud en sectores distintos a los de las energías renovables. Tal y como dijo un encuestado de un fondo de pensiones sueco: “los mercados tardan en valorar los riesgos climáticos debido al capitalismo trimestral actual”.

Lentas o no, estas percepciones individuales de riesgo se suman a la presión para cambiar a una gestión de riesgos a largo plazo en línea con la duración de las obligaciones del plan de pensiones y las necesidades sociales y ambientales del propio planeta. No considerar estos aspectos sociales de la inversión se está convirtiendo en un riesgo en sí mismo.

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Sin embargo, esta es una imagen compleja de pioneros, tanteos y puntos de resistencia. Mientras que el 81% de los planes de pensiones consultados tienen inversiones relacionadas con el clima, la mayoría (un 59%) ha asignado entre menos del 5% y el 15%. Esto es normal en las primeras etapas de una tendencia, donde la investigación, los requisitos, los resultados y las declaraciones públicas de los primeros usuarios modelan lentamente la herencia de los que les siguen. Uno de los primeros planes de pensiones suecos afirmaba: “en nuestra experiencia, esperar a que el tiempo o los eventos confirmen una estrategia significa despedirse de todas las ventajas. El alfa de hoy es el beta del mañana”.

Los planes de pensiones han concentrado sus inversiones vinculadas al clima entre las gestionadas de forma activa. Menos de la mitad (un 44%) de los encuestados tenían inversiones relacionadas con el clima en sus carteras de inversión pasiva. La razón principal de esto es el estado actual de la inversión climática en sí. Con datos, definiciones y metodologías básicas aún por resolver (el 60% de los encuestados afirmaba que la falta de definiciones consistentes y datos fiables son factores limitantes), muchos planes buscan gestores especializados con un buen historial en temas de inversión relevantes, con acceso a activos menos líquidos y no indexados. En contraste, asocian las inversiones pasivas con la captura de alfa en los principales mercados y, sobre todo, con el largo periodo alcista que siguió a la caída de 2008. Sin embargo, esto está cambiando rápidamente, ya que los gestores de activos de primer nivel están dedicando grandes esfuerzos al desarrollo de sus capacidades en inversión temática.

Los planes con inversiones pasivas vinculadas al clima tienen una tendencia ligeramente mayor a favorecerlos: un 26% de estos planes dirige más del 15% de sus activos pasivos a inversiones vinculadas al clima, un poco más del 22% de la cartera total.

Esta disparidad revela la tendencia dentro de la tendencia: una vez más, pioneros entusiastas dan forma a la oferta y a las metodologías para quienes finalmente adoptarán la inversión pasiva vinculada al clima.

Por pioneros que sean, estos emprendedores tienden a aferrarse al índice de referencia: casi tres cuartas partes de los encuestados que acceden a inversiones climáticas pasivas prefieren un error de seguimiento de menos del 1% en el índice principal, aunque una minoría significativa (el 6%) supera el 5%, sobre todo en cuanto a bonos verdes que financian la infraestructura de transporte y energía. Esperan que el desempeño marcado por el índice de referencia se sesgue de forma ascendente por exclusión de negocios no sostenibles e inclusión de negocios sostenibles. El autor principal del informe, Amin Rajan, describe esto como una “opción sin coste” sobre el carbono.

Dada la dirección general de avance, casi dos tercios de los encuestados esperan que la proporción de fondos de gestión pasiva relacionados con el clima aumente durante los próximos tres años, mientras que el resto (un 35%) no espera ningún cambio. Esta expectativa positiva se deriva del hecho de que las inversiones pasivas personifican la inversión a largo plazo, compra y retención en una época en la que la sostenibilidad a largo plazo se presenta como una métrica económica global.

Ninguna de las personas que respondió a la encuesta consideró negativas sus experiencias hasta la fecha. Casi el 40% dijo que los resultados habían sido positivos y el resto pensó que era demasiado pronto para saberlo. El tiempo fue un factor importante en términos de cifras concretas: los pioneros pudieron mantener parte de su ventaja incluso tras la corrección del mercado en marzo de este año. Aquellas personas que aún no se han pronunciado, han experimentado reducciones, pero vieron sus inversiones como un medio para bloquear el valor a largo plazo o una forma de eliminar las debilidades de la cartera. Esperan que las inversiones climáticas puedan emerger como puntos brillantes durante el futuro incierto que el COVID-19 ha desatado.

Hay otro sentido en el que el COVID-19 es relevante en este aspecto. Las encuestas en todo el mundo desde el inicio de la crisis económica y de salud pública revelan que hay otros impulsos, más allá de los típicos cliché, por superar la vieja normalidad. A pesar del miedo y del duelo, amplios sectores de la población dieron la bienvenida a cielos más despejados, carreteras vacías y a la renovada sensación de cercanía con la naturaleza que proporcionaban los confinamientos. Dieron la bienvenida a las intervenciones estatales para salvar vidas y medios de subsistencia y expresaron su esperanza en un futuro sostenible.

Puede que el COVID-19 haya retrasado medidas como el plan de acción de la UE sobre finanzas sostenibles, pero ha profundizado tanto en el clamor por la sostenibilidad como en la expectativa de que las finanzas deberían ser una parte importante de la solución.

Tribuna de César Muro, responsable de Gestión Pasiva en DWS

Los índices climáticos que van más allá de la ‘A’ en ASG

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Pixabay CC0 Public Domain. Los índices climáticos que van más allá de la 'A' en ASG

Los índices alineados con el clima están diseñados para la acción climática, reduciendo inmediatamente la intensidad de carbono de una cartera y los niveles de emisión absolutos, basados en una trayectoria-objetivo. Este fin también puede ayudar a abordar otras cuestiones ambientales y sociales, que normalmente se identifican por separado en otras estrategias ASG.

¿Cómo se comparan estas estrategias con otras de tipo ESG? Los índices climáticos también abordan temas de buen gobierno y de naturaleza social. Los criterios ambientales forman parte, cada vez más, de las políticas de compromiso de los dueños de activos en su interacción con las empresas. Dos ejemplos de esos criterios ambientales son: la transparencia en la divulgación de datos de emisiones de gases de efecto invernadero; y el seguimiento de las recomendaciones de la TCFD (Task Force on Climate-related Financial Disclosure).

El incumplimiento de estos criterios por las empresas y consejos de administración puede llevar a que los inversores voten en contra de las resoluciones o del propio consejo y sus miembros. Lo mismo pasa en relación con los temas sociales: aunque estos índices no aborden estas cuestiones tal y como se definen en las políticas tradicionales de inversión ASG, criterios como resiliencia de la cadena de suministros global, producción y distribución de energía sostenible y reducción de desigualdades. Éstos son criterios que ayudan a construir una visión social sobre la compañía.

Los índices climáticos penalizan en lugar de excluir. El uso de filtros ASG tradicionales supone la exclusión de muchas compañías, incluso algunas que podrían estar en la vanguardia de la transición climática, mientras que los filtros de los índices climáticos penalizarían esas compañías en términos de su peso en los índices, incentivándolos a mejorar su puntuación de reducción de carbono.

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Los índices climáticos están más diversificados en sus fuentes de rendimiento: el índice S&P Global Developed PAB, un ejemplo de un índice climático, permite una trayectoria de temperatura implícita mucho más baja comparado con el índice MSCI World SRI, que se encuentra entre los índices de ESG más restrictivos. Para el período analizado, el S&P Global Diversified PAB se benefició de una mejor diversificación de las fuentes de rendimiento frente al MSCI World SRI: el índice muestra un desempeño similar al MSCI World SRI; sin embargo, nuestro análisis de atribución de rendimiento muestra que el rendimiento superior del MSCI World SRI vs. el MSCI World se explica por sólo un puñado de sus componentes.

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Tribuna de Pedro Coelho, responsable para Société Générale de Lyxor ETF para España, Portugal y Latinoamérica.

 

Invertir en capital natural para obtener mejores rendimientos

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Pixabay CC0 Public Domain. Invertir en capital natural para obtener mejores rendimientos

En una cumbre virtual organizada por Naciones Unidas el mes pasado, 76 líderes mundiales se comprometieron a revertir las pérdidas de biodiversidad del planeta en la próxima década. Esto es importante para cualquier inversor, pues nuestras economías dependen de los recursos naturales del mundo. 

A medida que éstos disminuyen, y su explotación contamina nuestro planeta, debemos alentar la transición a un modelo económico sostenible, e invertir en consecuencia. El capital natural es la base sobre la que descansa toda nuestra economía. Los ecologistas John Seymour y Herbert Girardet advirtieron en 1986 que las civilizaciones desde los sumerios se han derrumbado sistemáticamente al fracasar sus prácticas agrícolas. Los humanos, argumentaron, todavía dependen fundamentalmente de unos pocos centímetros de la capa superior del suelo. Cinco mil años después de que la agricultura mesopotámica en el Creciente Fértil se salinizara, ahora tenemos las herramientas tecnológicas que permiten nuestra transición a un modelo económico más sostenible.

La necesidad es urgente. Nuestros niveles de consumo y contaminación son insostenibles, ya que hemos cruzado cuatro umbrales irreversibles: el cambio climático, la extinción y el desplazamiento de especies, la pérdida de hábitats y la degradación de los suelos por la agricultura intensiva, que ha agotado un tercio de las tierras de cultivo en tan sólo unas décadas. Según las estimaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, solo en 2017 extrajimos 92.000 millones de toneladas de materiales de la tierra. Esto equivale a 10 toneladas de materia prima por persona en el mundo desarrollado y es tres veces la extracción de recursos que se ha visto hasta 1970. De todos los recursos que usamos, sólo se recicla un 9%.

La naturaleza también proporciona servicios, además de los recursos que extraemos. En su mayor parte, estos servicios pasan desapercibidos y no se valoran, en gran parte porque, por ejemplo, las abejas no envían facturas por polinizar nuestros cultivos. Tampoco ponemos precio a otras funciones naturales como el filtrado de nuestra atmósfera, el control de enfermedades y plagas, la prevención de la erosión y la estabilización de nuestros patrones climáticos. Intentando contabilizar algo de esto, así como las tierras de cultivo, el agua y los océanos, y la silvicultura (de la que obtenemos el 60% de los nuevos productos farmacéuticos), el Foro Económico Mundial estimó el año pasado que más de la mitad de la economía mundial depende en gran medida o moderadamente del medio natural.

Nuestra dependencia del capital natural y nuestras vulnerabilidades económicas asociadas se revelaron crudamente este año con la pandemia de la Covid-19. El salto de los patógenos de la vida silvestre a los humanos para crear este virus es probablemente una consecuencia del desplazamiento de especies o la pérdida de hábitat. Estas enfermedades zoonóticas son responsables de más del 70% de las enfermedades infecciosas emergentes, y su número está aumentando. Hoy en día entendemos que la salud de los humanos, el ganado, la vida silvestre, nuestros alimentos y el medio ambiente están todos conectados.

Nuevos modelos de negocio
Como inversores, queremos fomentar la transición a una economía circular, ajustada, inclusiva y limpia (CLIC TM ), capaz de generar un crecimiento económico basado en el verdadero valor añadido, y no en el agotamiento de los recursos. Esto no se puede lograr haciendo negocios como de costumbre. En su lugar, buscamos empresas que puedan ofrecer mejores soluciones, más baratas y rápidas.

Esas nuevas soluciones pueden proporcionar los productos o servicios que necesitamos y, al mismo tiempo, eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera y regenerar los océanos o los bosques, por ejemplo. Todos los aspectos de nuestra economía se verán afectados y pueden ser transformados. En la industria textil altamente contaminante, por nombrar una, ahora es posible teñir la ropa en un proceso que no utiliza agua en absoluto, y no hay otros productos químicos que los propios tintes. El reciclaje también puede generar nuevas líneas de negocio a través de leasing, pago por uso y planes de devolución, creando nuevas fuentes de ingresos.

La digitalización permitirá muchas de las nuevas soluciones, ya que la conectividad se puede garantizar sin necesidad de recurrir a los viajes aéreos, por ejemplo. Esta es nuestra principal estrategia de inversión. Es donde estamos convencidos de que se crearán retornos financieros superiores. También es donde creemos que los riesgos serán relativamente menores, ya que no adoptar la transición conlleva riesgos de gran envergadura, incluso para los que contaminan poco.

En este contexto, favorecemos a las empresas que pasan del marrón al verde mediante el desarrollo de nuevas tecnologías y productos, incluso si hoy en día es posible que sean los mayores emisores de CO2. A medida que las empresas se sometan a esta transformación, contribuirán de manera significativa a enfriar el clima. Preferimos estas empresas a una compañía en una industria de bajas emisiones que hace poco por evolucionar y contribuir a la transición climática. A medida que repensamos nuestro futuro, también debemos repensar la forma en que invertimos, no sólo por el bien de nuestro planeta, sino porque así es como se generará el rendimiento financiero.

Tribuna de Stéphane Monier, CIO de Lombard Odier Private Bank.

COVID-19, un vertiginoso acelerador de tendencias subyacentes

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Pixabay CC0 Public Domain. COVID-19, un vertiginoso acelerador de tendencias subyacentes

“Habrá un antes y un después», «el mañana no será como el ayer»… No faltan los clichés difundidos en un intento de esbozar el «mundo de después», como si la crisis hubiera creado una ruptura profunda en la marcha del mundo alterando las dinámicas que prevalecían hasta ahora. Nada más lejos de la verdad.

Tomemos la revolución digital, por ejemplo. Sin duda, el sector tecnológico es uno de los principales «beneficiarios» de la crisis y el consumo en línea nunca ha sido tan pujante. Así, mientras las ventas minoristas han decepcionado el pasado mes de octubre en Estados Unidos, al crecer sólo un 0,3% (frente al 0,6% esperado), las ventas por internet se han disparado un 3,1%. A lo largo de un año, han aumentado un 29%, mientras que las ventas totales al por menor sólo han aumentado un 5,7%. Esto es sólo la aceleración de una tendencia de largo recorrido.

Desde principios del 2000, las ventas minoristas se han multiplicado por algo más de dos. Por su parte, las ventas on line se han multiplicado por más de seis. Así pues, mientras que a principios de la década del 2000 éstas representaban apenas el 8% del total, ahora representan el 23%. En comparación, las ventas en las grandes y medianas superficies de ciudad y los supermercados representaban más del 18% en el 2000 y el 16% en la actualidad. Ambas curvas no han esperado a la crisis del COVID-19 para cruzarse: esto ha ocurrido en el último trimestre de 2018.

Otro ejemplo con la explosión de los déficits presupuestarios en Europa. Ante la magnitud de la crisis, la regla del 3% -tan apreciada por los alemanes- ha saltado por los aires. Tras el predominio de la lógica de la austeridad a principios de la década de 2010, esta regla fue muy criticada y pensábamos que su existencia se había suspendido. Recordamos, por ejemplo, que antes de su llegada al poder en 2018, los líderes de los partidos italianos M5S y la Liga la habían fustigado y en el verano de 2019 querían infringirla, mientras preparaban el proyecto de presupuesto para 2020. La crisis no ha hecho más que acelerar una tendencia que, sin duda, ya estaba presente.

La misma lógica en cuanto a los grandes equilibrios mundiales. A pesar de ser el foco de la epidemia, Asia, y China en particular, surge como el «gran vencedor» de la crisis. La gestión ejemplar de la pandemia por parte de numerosos países asiáticos ha reducido el número de muertes y les ha permitido sufrir menos a nivel económico que las zonas geográficas que han tenido que aplicar medidas más drásticas.

Y, como punto culminante, el acuerdo comercial firmado recientemente entre 15 países de Asia y el Pacífico para formar el mayor bloque de libre comercio del mundo. Dirigido por China, agrupa a los 10 países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), así como Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda. Esta nueva zona de libre comercio representará el 30% de la economía mundial y afectará a 2.200 millones de consumidores (y más, si la India, que se retiró del proyecto el año pasado, se incorporase más tarde, como tiene posibilidad de hacer).

El punto culminante, decíamos, pero sobre todo la conclusión de un trabajo a largo plazo que comenzó en 2012. Junto con las masivas inversiones chinas realizadas en los países del Sudeste Asiático (Vietnam y Laos, especialmente) en los últimos años o el deseo de anclar las divisas asiáticas al yuan desde la crisis de 2008, este acuerdo demuestra que el cambio del centro de gravedad mundial hacia Asia no es un proyecto nuevo.

Al igual que los avances en materia de mutualización de la deuda en Europa, un acuerdo de este tipo también acentúa el fenómeno de la «regionalización» del mundo, que parece sustituir gradualmente al multilateralismo de las últimas décadas. Por lo tanto, más que una ruptura, la crisis de la Covid parece haber sido el vertiginoso acelerador de tendencias subyacentes. Unas tendencias que, no cabe duda, seguirán fortaleciéndose… ¡y que los inversores seguramente tienen gran interés en reflejar en sus carteras!

Tribuna de Olivier de Berranger, director de gestión de activos de La Financière de l’Echiquier.

Riesgo en Inversiones Privadas (Parte 6): «Mira tu alrededor, ¿Qué ves?

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Wikimedia CommonsFoto: clinkey70. Foto:

¿Te ha funcionado todo? Despierta, haz tus cuentas, sé honesto.

¿Eres un apostador(a)? ¿Posees fondos inmobiliarios con carteras de oficinas y hoteles que estuvieron expuestas a las cuarentenas de Covid-19? Que pena. ¿Posees fondos de capital privado que utilizan apalancamiento superior a 7 veces los flujos de caja en empresas que están pasando momentos difíciles durante esta crisis? Que pena. ¿Has invertido en empresas respaldadas por capital emprendedor (venture capital) en etapas iniciales que no tienen un camino seguro hacia la liquidez? ¡Qué pena! Realmente es una pena cuando inversores apuestan y juegan con riesgo.

La crisis de Covid-19 expuso el riesgo que la mayoría de los inversores nunca anticiparon al poseer carteras apalancadas de oficinas y hoteles que tardarán años en recuperarse, si sobreviven a las presiones financieras impuestas por la crisis. La mayoría de los inversores nunca previeron que sus empresas de cartera altamente apalancadas verían desaparecer sus ingresos durante ese período. Inversores nunca imaginaron que las empresas que les gustaban respaldadas por capital emprendedor (venture capital) en etapa inicial estarían luchando por conseguir capital para sobrevivir durante los últimos 12 meses.

Al contrario, aquellos inversores que se preocuparon por la gestión de riesgo y eligieron estrategias que minimizaban el uso del apalancamiento se sienten mucho más seguros y esperanzados. Si bien las temáticas de inversión impulsados ​​por el PIB son cíclicas y luchan durante las recesiones, las recesiones y las pandemias globales, nosotros aconsejamos a nuestros clientes que ignoren las tentaciones y se comprometan con gestores disciplinados que crean valor real, evitando riesgos innecesarios.

Durante los últimos dos años compartimos lo siguiente con nuestros clientes y estos temas han servido bien. ¿Por qué? Porque todos tienen algo en común. Es decir, todas son estrategias que consideran riesgo primero y se mitigan.

¿Cree que los tratamientos biotecnológicos innovadores y probados nos llevarán a resultados revolucionarios? Si, lo pensamos.

¿Cree que las oportunidades inmobiliarias impulsadas por la demografía presentan un riesgo cíclico menor? Si, lo pensamos.

¿Cree que las empresas con crecimiento comprobado antes de salir a la bolsa de valores tienen la oportunidad de capturar un valor que las transacciones de compra apalancada no pueden? Si, lo pensamos.

¿Cree que merece nuestra atención el crédito privado de alta calidad, de nicho, sector específico y sin mucha competencia? Si, lo pensamos.

¿Cree que una alternativa altamente disruptiva a los proveedores de liquidez secundarios merece una inversión? Si, lo pensamos.

¿Cree que tener participaciones minoritarias en una cartera de empresas de gestión de inversiones privadas grandes y en crecimiento es algo bueno? Si, lo pensamos.

¡Esperamos que le haya funcionado! Esperamos que haya descubierto una mejor manera (better way) de invertir en fondos de inversión privados al entender a fondo sus perfiles de riesgo y elegir opciones de menor riesgo. ¿Cuántos golpes más debemos experimentar antes de despertarnos y comenzar a tomar en consideración riesgo más en serio? Con suerte, todos sabemos ahora cómo invertir prestando más atención al riesgo subyacente porque 2020 ha sido una llamada de atención necesaria para muchos inversores de capital privado.

Columna de Alex Gregory

Inflación y política monetaria 2021: un ejercicio de flexibilidad mental

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Foto cedida. Foto:

Si el 2020 fue un ejercicio de paciencia y un reto para la mayoría de las personas en el mundo, el 2021 tendrá la misma tónica. En ese sentido, que no nos extrañe que, metafóricamente hablando, el 2020 tenga más de 366 días.

En 2021 la recuperación no será fácil, y no estará exenta de sorpresas. La toma de decisiones será contingente a una cantidad enorme de datos, y el ambiente económico y financiero tenderá a cambiar constantemente. Dado esto, 2021 no será un año para ser complaciente o para navegar un mar tranquilo y sin sobresaltos, y para lograr sobrellevarlo de la mejor manera tendremos que perfeccionar el esquivo y sutil arte de “cambiar de opinión” cuando sea necesario.

Me gustaría ejemplificar lo que menciono arriba con un tema que hará correr ríos de tinta durante el primer semestre del siguiente año: la inflación y la política monetaria.

La junta de gobierno de Banxico cambiará de composición el primero de enero. Con la salida de Guzmán (con sesgo restrictivo) y la entrada de Borja (creemos que podría tener un sesgo más acomodaticio), las voces que buscan mantener las tasas bajas en el banco ganarán fuerza. En este sentido, es probable que veamos a un Banxico más propenso a bajar tasas, o a mantenerlas bajas por más tiempo.

La mayoría de los analistas piensan (y concuerdo con ellos), que Banxico reanudará su baja de tasas en la junta del 13 de mayo, para tener una “última” racha de recortes en las siguientes 2 juntas, y observar una tasa terminal de 3.50%. Esto iría en línea con la trayectoria de la inflación esperada para los siguientes 12 meses (Gráfica 1)

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Es importante observar que durante los primeros 4 meses del año veremos una inflación creciente, para después verla converger a niveles “más normales” y dentro del rango en el que Banxico se siente cómodo.

Sin embargo, si algo nos enseñó el 2020 es que debemos tener la mente abierta, pues todo puede pasar. Dado esto, ¿Cuáles serían los riesgos a este escenario? Puesto de otra forma, ¿Qué podría hacer que la inflación no termine convergiendo al rango objetivo de Banxico?

Parado en diciembre 2020, puedo identificar al menos 3 riesgos importantes:

  1. El precio de la gasolina
  2. El precio de los alimentos
  3. El aumento en los salarios

El precio de las gasolinas será el riesgo más importante para la inflación durante el 2021. Actualmente el precio de la gasolina ha permanecido bajo los últimos meses, sin embargo, no hay que desestimar el efecto que tendrá la recuperación económica en el precio de los hidrocarburos. De tener un efecto importante, el precio de la gasolina podría subir hasta 15.7% antes de que el gobierno tome cartas en el asunto y lo empiece a “regular”. ¿Por qué? Porque la promesa de campaña del gobierno actual fue no aumentar el precio de la gasolina por encima de la inflación, lo cual implicaría que el precio actual de la gasolina no debería sobrepasar $20.55 por litro a cierre de noviembre. A este precio se le conoce como precio base (o precio ajustado por inflación). Por otro lado, el precio de mercado a cierre de mes era de $17.76, muy por debajo del precio base (Gráfica 2).

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Entonces, de concretarse este aumento, estaríamos viendo un impacto en la inflación de entre 0.5%-0.8% por el puro efecto del aumento de precio. A eso habría que sumarle efectos de segundo orden que podrían existir en otros bienes y servicios.

En segundo término, tenemos el precio de los alimentos. Históricamente, el precio de los alimentos en EE.UU. ha tenido una incidencia en la inflación mexicana. En la Gráfica 3 podemos observarlo. En la mayoría de las ocasiones, cada vez que hay un aumento en el precio de los alimentos, la inflación local tiende a repuntar, en mayor o menor medida.

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Actualmente, el precio de los alimentos se encuentra en un máximo histórico de 6 años, por lo que, de seguir aumentando, podríamos ver un repunte en la inflación local durante el siguiente año.

Por último, otro efecto que no carece de relevancia es el tema del aumento en el salario mínimo. Los últimos años hemos observado un aumento importante en el salario mínimo, y dicho aumento ha permeado, en menor medida, a los salarios generales (Gráfica 5)

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Esto podría mantener la inflación subyacente alta (como lo hemos visto en los últimos años), dificultándole a Banxico su, de por sí, complicada tarea.

Dado todo lo anterior, y muchos otros eventos que seguro se darán en 2021, el panorama inflacionario aún permanece incierto, y Banxico lo sabe. Y tan lo sabe, que decidió pausar el ciclo acomodaticio de tasas para terminar de convencerse que la inflación tenderá a bajar. Si estuviera seguro, no se hubiera detenido.

Como podemos observar, estos son algunos ejemplos de eventos que podrían mover nuestro escenario base, y por lo que tendremos que estar atentos para poder hacer los ajustes pertinentes en un año que se espera bastante complicado. Como decía al inicio, navegar 2021 requerirá de todas las herramientas que tengamos a nuestra disposición, siendo una de las más importantes, la flexibilidad mental en el proceso de toma de decisiones.

Columna de Franklin Templeton México escrita por Luis Gonzali, CFA. VP/co-director de Inversiones

¿Se corresponderá la realidad económica con el optimismo del mercado?

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2020 ha sido uno de los años más excepcionales que se recuerdan. Ha servido como recordatorio de que las crisis pueden golpear en cualquier momento y que cada una es diferente. Así pues, ahora que nos acercamos a 2021 estoy ponderando el reciente optimismo de los mercados con cautela.

La crisis del coronavirus desencadenó el mercado bajista más rápido de la historia y dio paso al rebote más veloz, impulsado por una respuesta monetaria y presupuestaria sin precedentes. Estamos a punto de entrar en 2021 y la recuperación mundial pende de un hilo. Los bancos centrales continuarán haciendo el grueso del trabajo pesado para la economía si los estímulos presupuestarios resultan ser relativamente modestos.

Las vacunas están aquí, pero el daño económico infligido por el virus está haciéndose más evidente. A medida que se asienta esta realidad económica, los inversores podrían empezar a preguntarse si la respuesta de las autoridades es adecuada o si ha sido exagerada y amenaza con generar más inflación de la deseada. Si alguna vez ha habido un momento para ser ágiles y estar genuinamente diversificados entre regiones y clases de activos, ese momento será 2021, un año que debería demostrar la valía de este enfoque.

El optimismo del mercado y la realidad económica

En 2020 los inversores eligieron invariablemente creer en el escenario más optimista, animados por la liquidez de la Fed y otros grandes bancos centrales. Me preocupa que este optimismo no se corresponda con la realidad económica de 2021. Se ha adelantado un enorme volumen de inversión para sostener unas economías vapuleadas y, dado que es probable que el Congreso de EE.UU. esté dividido, un paquete de estímulos presupuestarios más reducido podría significar una recuperación más lenta. A corto plazo, existe el riesgo de recaída en la recesión en EE.UU. si se imponen más restricciones para luchar contra el virus mientras el mundo espera a que las vacunas se distribuyan entre la población.

Las valoraciones de algunos megavalores estadounidenses parecen desconectadas de la realidad y algunas acciones cotizan a más de 100 veces los beneficios. A menos que estos últimos cumplan con las expectativas actuales en 2020 y 2021, estos valores son vulnerables. Una posible corrección podría tener un impacto desproporcionado en el conjunto del mercado pues los gigantes tecnológicos suponen ya más de una quinta parte del índice.

Sin embargo, bajo la superficie existe un abanico de posibilidades donde las valoraciones presentan divergencias debido a la pandemia y las tendencias a largo plazo. Los inversores tal vez tengan que actuar rápido para aprovechar estas gangas en lo que sigue siendo un mercado con fuertes alternancias entre la tolerancia y la intolerancia al riesgo. Dependiendo de la evolución del virus, de la vacuna y de la posible respuesta de las autoridades, podrían producirse fuertes rotaciones desde los valores no cíclicos hacia los cíclicos o a la inversa, aunque los bancos y las petroleras seguirán sufriendo presiones estructurales.

Mayor sensibilidad a la inflación

Los límites a los estímulos presupuestarios parecen haber contenido hasta ahora el riesgo de un aumento de la inflación, pero las perspectivas desinflacionistas actuales podrían cambiar rápidamente si la velocidad de circulación del dinero aumenta, si se produce escasez en la economía real o se registra un crecimiento mejor de lo previsto, motivado posiblemente por la distribución acelerada de las vacunas.

Además, la Fed ha indicado que su intención es tolerar una inflación moderadamente por encima del objetivo hasta que EE.UU. se aproxime al pleno empleo antes de considerar un endurecimiento de su política. Los bancos centrales de otros países desarrollados también están virando hacia una política estructuralmente más expansiva.

Formas de diversificar

A medio plazo, esperamos que la debilidad del dólar continúe mientras la Fed mantenga el sesgo expansivo. Eso será positivo para los mercados no estadounidenses, especialmente Asia. China, que mantiene la política monetaria en un terreno más neutral, ha instado a los bancos a que sean benévolos con las empresas que sufren a causa del virus y está impulsando las reformas internas. Eso debería estabilizar los beneficios en 2021 y podría ofrecer cierta diversificación a los inversores internacionales.

Las exposiciones a las materias primas, las divisas y los mercados no cotizados, donde el riesgo asumido podría cosechar mejores recompensas, también pueden ayudar a diversificar el riesgo y elevar las rentabilidades si la recuperación es desigual, especialmente si la deuda pública de los mercados desarrollados defrauda las expectativas y se comporta más como un pasivo que como un activo dentro de los marcos tradicionales de asignación de activos.

El cambio climático se perfila como una prioridad

Después de un año en el que los factores sociales han protagonizado las agendas de los gobiernos y las empresas, el cambio climático se perfila como la prioridad en materia de sostenibilidad en 2021, reforzada por el Green Deal de la UE y el apoyo explícito del presidente electo estadounidense Joe Biden. Las expectativas son altas en cuanto a lo que se podría conseguir para acelerar la descarbonización en la cumbre del cambio climático de la ONU a finales de 2021.

En Fidelity International, las consideraciones medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) forman parte integrante de nuestro proceso de inversión ascendente y se expresan en las calificaciones ESG que asignamos a las compañías. Las empresas que se tomaron en serio la dimensión ESG destacaron durante y después de la crisis. Cuanto más hagan lo correcto las compañías, más capitales estables atraerán, lo que se traduce en mejores resultados para el negocio, para los inversores y para la sociedad.

Para concluir, la incertidumbre en torno a los plazos de distribución de las vacunas, el efecto de los estímulos monetarios y presupuestarios, así como el crecimiento de los beneficios, podrían provocar picos de volatilidad bursátil en 2021. Cuando surge una crisis también surgen oportunidades, pero cuando los mercados muestran un optimismo tan manifiesto, no bajo la guardia ante lo mucho que va a tener que demostrar la realidad.

 

Columna de Andrew McCaffery, CIO global del área de Gestión de Activos de Fidelity International

 

 

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La esperanza por la vacuna no debería condicionar las estrategias de inversión en el sector sanitario

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Pixabay CC0 Public Domain. La esperanza por la vacuna no debería condicionar las estrategias de inversión en el sector sanitario

Las noticias esperanzadoras sobre las vacunas de la COVID-19 han vuelto a centrar el interés de los inversores en las acciones del sector sanitario. Sin embargo, no deberían ir a la caza de la panacea para acabar con la pandemia. Centrarse en los fundamentales de negocio es una manera mucho más acertada de encontrar valores del sector sanitario con potencial a largo plazo que la búsqueda del próximo gran fármaco.

Los buenos resultados relativos a las vacunas contra la COVID-19 de Pfizer y Moderna, cuyas acciones se dispararon al conocerse la noticia, han seducido a los inversores, que podrían tener la tentación de buscar fármacos superventas a la hora de invertir en acciones del sector sanitario. Sin embargo, el MSCI World Health Care Index se ha situado a la zaga del índice global general desde el anuncio de Pfizer el 9 de noviembre hasta el 20 de noviembre. De hecho, los éxitos recientes refuerzan nuestra opinión de que los inversores deberían centrarse en el negocio en lugar de la ciencia para identificar acciones prometedoras del sector sanitario.

La competencia podría reducir la rentabilidad

Aún es demasiado pronto para las empresas que llevan ventaja con la vacuna. Es necesario disponer de más información para validar la eficacia de los fármacos y la seguridad de la vacuna. Si bien las disponibles parecen prometedoras, cerca de 70 empresas de todo el mundo trabajan en más de 200 vacunas nuevas para el coronavirus. La mayoría todavía se encuentran en las primeras etapas de desarrollo y aún es difícil predecir cuáles conseguirán llegar a la línea de meta.

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Se comercializará más de una vacuna contra el coronavirus y la demanda será enorme, ya que todos los países del mundo tratarán de conseguir dosis suficientes para sus poblaciones. Sin embargo, no creemos que lleguen a ser productos demasiado rentables, ya que se prevé que exista competencia entre varios productos.

Es comprensible que la carrera por la vacuna resulte fascinante. Todo el mundo quiere formar parte del fármaco que nos salvará de la pandemia del mismo modo que todo el mundo quiere invertir en la cura para el cáncer, el Alzheimer y muchas otras enfermedades. Sin embargo, es sumamente difícil adivinar cuáles de los fármacos que se están desarrollando tendrán éxito. Según los datos del sector hasta 2017, de las miles de empresas biotecnológicas que se han creado desde 1976, solo 59 cuentan con más de un fármaco autorizado y solo cinco disponen de más de cuatro.

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Sin duda, determinadas empresas que desarrollan fármacos pueden ser buenas inversiones. No obstante, creemos que una tesis de inversión no debería estar basada en la ciencia que respalda una vacuna contra la COVID-19 o cualquier otro tratamiento.

¿Qué define un modelo de negocio sólido?

Identificar empresas del sector sanitario con sólidos modelos de negocio es una estrategia mucho más acertada. Creemos que este planteamiento conduce a una senda de resultados y rentabilidades a largo plazo mucho más coherente y justificable.

Las empresas sólidas del sector sanitario tienen características similares a las de las buenas empresas de otros sectores. En concreto, creemos que unas rentabilidades del capital elevadas o crecientes y una tasa de reinversión sólida señalan una ventaja empresarial. Cuando una empresa genera beneficios superiores a los costes del capital y reinvierte dichas ganancias en el negocio, nuestro análisis apunta a un modelo subyacente que es duradero.

Temas del sector sanitario que merecen atención

Varios temas sanitarios sustentan una dinámica de negocio sólida para las empresas del sector. Se están acelerando las mejoras en los diagnósticos debido a los avances relacionados con la secuenciación del genoma humano. Las terapias mínimamente invasivas y la robótica ayudan a los hospitales a incrementar la rotación de pacientes y ahorran costes para los sistemas sanitarios. La telemedicina ha recibido un impulso durante la pandemia al aumentar el número de pacientes que procuran realizar consultas de manera virtual.

Las empresas en estas áreas pueden brindar acceso a un potencial de crecimiento prometedor más fácil de predecir que la perspectiva de un nuevo fármaco. Por ejemplo, Illumina es proveedor líder de instrumentos y reagentes para la secuenciación del ADN, un método que se utiliza para el diagnóstico clínico en áreas como la oncología, y que ha mostrado ventajas de precisión y costes frente a sus competidores. Edwards Lifesciences fabrica válvulas aórticas que pueden ayudar a los enfermos con patologías cardiacas a evitar la cirugía a corazón abierto, una ventaja para los hospitales y los pacientes, sobre todo en época de pandemia.

Para los negocios sólidos, los fármacos superventas son un plus

Algunas empresas interesantes del sector sanitario han sufrido un descenso de la demanda, ya que la COVID-19 ha establecido nuevas prioridades en los procedimientos médicos para las personas y los hospitales. No obstante, creemos que los productos y servicios que crean eficiencias para los pacientes y los sistemas sanitarios conseguirán perdurar en el tiempo, sobre todo cuando se normalicen las condiciones del sector.

Cuando la vacuna llegue al mercado, aplaudiremos su éxito como todo el mundo con la esperanza de un regreso a la normalidad. Sin embargo, los inversores en renta variable no deberían distraerse con los titulares y los extraordinarios movimientos que registran las acciones de los ganadores de la vacuna. Las carteras de valores del sector sanitario deberían centrarse en compañías con ventajas empresariales a largo plazo y, si resulta que alguna de esas ventajas surge de la vacuna de la COVID-19 u otro fármaco superventas, considerarla como un plus en una posición que por lo demás debería ser sólida.

Tribuna de Vinay Thapar, gestor y analista sénior de US Growth Equities y la cartera International Healthcare en AllianceBernstein

El fondo AB International Health Care Portfolio busca ofrecer un crecimiento atractivo a largo plazo del capital superior al MSCI World Healthcare Index invirtiendo principalmente en empresas internacionales del sector salud, de alta calidad. Con cerca de 1.500 millones de dólares en activos bajo gestión, se basa en un análisis exhaustivo para tratar de hallar compañías que presentan una rentabilidad elevada o en proceso de mejora, y sólidos índices de reinversión. La estrategia aprovecha las características defensivas del sector salud y su menor exposición al entorno macroeconómico, y el riesgo de la cartera está distribuido entre múltiples empresas de forma equilibrada.