Santalucía Asset Management ha reforzado sus capacidades con la incorporación de Carlos Aguado Rodríguez-Armijo como nuevo gestor en el área de Selección de Fondos.
Carlos Aguado es licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Sevilla, Máster en Banca y Asesoría Financiera por CEF. También cuenta con la certificación CEFA (Certified European Financial Analyst).
Hasta su incorporación a Santalucía AM, Carlos Aguado era analista de fondos de inversión en A&G Banca Privada -puesto al que se incorporó el pasado mes de junio– y previamente en Andbank Wealth Management SGIIC, donde realizaba selección de producto tanto para fondos de fondos como para las carteras de los clientes de la entidad.
«Estamos muy ilusionados con la incorporación deCarlos Aguado al equipo de Santalucía Asset Management. Su llegada nos ayudará a reforzar el área de selección de fondos de terceros, que ya alcanza un volumen superior a 550 millones de euros”, afirma Gonzalo Meseguer, director general de Santalucía AM.
Pixabay CC0 Public Domain. ¿Dónde están las prioridades estratégicas de China que se convertirán en una oportunidad de inversión?
Para entender la evolución actual de China, es importante ver cómo el país está haciendo hincapié no solo en el poder económico, sino en el poder «blando» de la persuasión y la influencia. Según la visión de Allianz GI, la clave para los inversores es saber cómo y dónde estas prioridades estratégicas se traducirán en oportunidades.
El último dato de China indica cierta debilidad en su crecimiento, ya que registró una tasa del 4,9% interanual en el tercer trimestre del año frente al 5% que el consenso de mercado tenía previsto. Sin embargo, no hay que centrarse solo en este dato, también se observan otros con un comportamiento más positivo, por ejemplo, las ventas minoristas se recuperaron alcanzando un crecimiento del 4,4% el mes pasado.
“Los inversores de todo el mundo se han visto perturbados por una oleada de noticias negativas procedentes de China, pero estas deben considerarse en un contexto más amplio. Este año se celebra el centenario del Partido Comunista Chino, y China parece estar en un estado de ánimo reflexivo. El país se está comprometiendo de nuevo no solo a continuar con el éxito económico, sino a centrarse en una serie de otras preocupaciones. Entre ellas, abordar las inquietudes sociales sobre la desigualdad, resolver los problemas antimonopolio y frenar los desafíos a los centros de poder tradicionales. Estos esfuerzos están destinados a provocar cierta volatilidad”, explica Virginie Maisonneuve, Global CIO Equity en Allianz Global Investors.
En opinión de Maisonneuve, China seguirá su propia senda de desarrollo híbrido, buscando la autosuficiencia y convirtiéndose en un líder de alta tecnología. “China también quiere seguir relacionándose con el resto del mundo y mantener el éxito de sus mercados financieros. Y podríamos ver a China colaborando con otras potencias mundiales en los retos comunes, sobre todo en el cambio climático, de forma que permita a China escribir una nueva historia positiva. Todo ello forma parte de una nueva fase en la evolución de China a medida que el país se reposiciona en la escena mundial. Esperamos que China continúe utilizando su poder económico para abrirse paso a codazos hacia las primeras filas, al tiempo que comienza a ejercer sus poderes «blandos» de atracción e influencia”, puntualiza la experta de Allianz GI.
La tercera fase de China
Esa “evolución” a la que Maisonneuve hace referencia tiene su primer paso hace 20 años, cuando el país ingresó en la Organización Mundial del Comercio, y fruto de aquella decisión pasó de tener una inversión extranjera directa de 47.000 millones de dólares en 2001 a 163.000 millones en 2020. Posteriormente, un segundo hito fue cuando China “suplantó a Japón” como la segunda economía del mundo en 2010, tras la crisis financiera mundial.
Según señala la experta de Allianz GI, en esta “segunda fase” el gigante asiático se convirtió en un líder de alta tecnología, con una alta cadena de valor y también comenzó a integrar sus mercados financieros en el sistema mundial, por ejemplo, con los programas Stock de acciones y bonos, que facilitaron el acceso de los inversores extranjeros a los mercados chinos.
“Ahora estamos ante una tercera fase. El presidente Xi Jinping preside una economía que superará a EE.UU. como la mayor del mundo en 2029. La gestión de China de la pandemia del COVID-19 ha supuesto un gran impulso. China debe caminar en la cuerda floja mientras gestiona su poderío económico, que se centra en su mandato de igualdad social y de poder blando. El equilibrio entre el sistema político chino combinado con su envergadura económica nacional y mundial supone un desafío único para el país y para el resto del mundo. Sin embargo, el éxito de China es fundamental para la estabilidad del mundo en la próxima década”, explica.
En esta fase, Maisonneuve matiza que China podría pasar de un modelo de crecimiento al estilo estadounidense, impulsado principalmente por los servicios y el consumo, a un modelo más equilibrado, como el de Alemania o Japón. “En este modelo, la política industrial es un motor fundamental para el crecimiento a largo plazo. Si China puede seguir desarrollando sus capacidades de fabricación de alta tecnología, ayudaría a resolver algunas de las vulnerabilidades más evidentes del país en un mundo en el que las tensiones comerciales restringen la capacidad de transferir tecnologías de un país o entidad a otro. También debería ayudar a impulsar la innovación a un nuevo nivel. Entre las áreas de interés se incluirán probablemente los semiconductores, en los que China consume el 35% de la oferta mundial y solo fabrica el 10%”, añade.
Además, habrá un “renovado interés sobre las cuestiones sociales”, manteniéndose totalmente coherente con el sistema comunista. En su opinión, “China está redoblando sus esfuerzos para promover un crecimiento equitativo y más sostenible, y para proyectar una visión positiva de China a nivel mundial. Es aquí donde China ha sido objeto de titulares negativos que han aumentado la volatilidad del mercado”.
¿Qué deben esperar los inversores?
Según su análisis, este análisis de la evolución de la agenda política de China también es aplicable a la hora de elegir los valores en los que invertir. “Aunque el análisis ascendente es esencial, la comprensión del contexto más amplio -incluyendo de la política nacional en el complejo marco político de China- es fundamental en China, quizás más que en cualquier otro país. Esta visión permite a los inversores saber cómo y dónde se traducirán en oportunidades las prioridades estratégicas del país”, insiste Maisonneuve.
Reconoce que “no será un camino de rosas”, y que los mercados de capitales en China siempre han sido volátiles tanto al alza como a la baja, y lo seguirán siendo. “Estados Unidos y China lucharán en una carrera darwiniana por el liderazgo digital en la que la combinación de grandes cantidades de datos accesibles y la inteligencia artificial crearán nuevas fuentes de poder. A nivel local, los campeones nacionales de China cambiarán con el tiempo a medida que China ajuste sus prioridades sociales”, añade.
Con esta reflexión sobre la mesa, y recordando que los inversores deberán aceptar una mayor volatilidad, la propuesta de la gestora es la gestión activa. “Creemos que es esencial tanto para navegar por este entorno como para utilizar la inevitable volatilidad para construir posiciones. Por ejemplo, vemos oportunidades en sectores relacionados con la necesidad estratégica de China de ser autosuficiente (semiconductores), el ciclo de mejora industrial (mayor uso de la robótica) y los valores relacionados con los objetivos de emisiones de carbono de China (energía renovable y la cadena de suministro de vehículos eléctricos). El uso de instrumentos pasivos para invertir en China puede no ser suficiente, dada la necesidad de navegar este mercado a un nivel más profundo”, concluye Maisonneuve.
Las empresas de asesoramiento financiero españolas tienen que decidir qué hacer con su futuro: si seguir siendo ESIs con la capacidad de operar fuera de nuestras fronteras, pero cumplir con los nuevos requisitos de capital que exige la nueva normativa europea, o acogerse al régimen de excepción fijado por España que les permite relajar los requisitos pero, a cambio, les exige dejar de ser empresas de servicios de inversión y les impide operar fuera de España.
Recientemente, la CNMV ha remitido un escrito a las EAFs personas jurídicas explicándoles la necesidad de que les informen de si se acogen o no (voluntariamente) a la excepción prevista en el artículo 3 de MiFID y en el 139 bis de la vigente Ley del Mercado de Valores.
Las personas jurídicas son las que tienen que tomar esta decisión porque las físicas, a las que no se ha remitido el escrito, “en ningún caso pueden cumplir los requisitos del nuevo régimen (IFD-IFR) y necesariamente tienen que acogerse al régimen nacional desde el día 26 de junio, fecha en la que resulta de aplicación directa el Reglamento comunitario de solvencia aplicable a las ESI”. La CNMV ya les explicó a las EAF personas físicas esta situación en una carta anterior y en un curso que se celebró con anterioridad al 26 de junio.
Con todo, el supervisor de los mercados españoles recuerda que una EAF persona física “siempre tiene la opción de transformarse en EAF persona jurídica y por tanto acogerse al régimen de solvencia exigible a las ESI (y contar con pasaporte)”, según explica la CNMV a Funds Society.
Desde el despacho jurídico finReg 360, comentan sin embargo lo paradójico de la situación, al pedirse a las EAFs que tomen una decisión cuando la normativa española no está todavía aprobada: «De nuevo la trasposición tardía de la normativa europea en España causa situaciones como esta en la que si bien la ley nacional aún no está aprobada, a los sujetos privados, en este caso a las EAFs, sí se les pide que tomen una decisión como si lo estuviera. Lo que en este estado de las cosas sería como mínimo esperable es que el texto final de la Ley del Mercado de Valores y la normativa de desarrollo que se pueda publicar no alteren ni un ápice los textos actuales y sobre los que se les pide a las EAFs que tomen una decisión”, explica Gloria Hernández Aler, socia de la entidad.
La decisión de las personas jurídicas
Así las cosas, las personas jurídicas se enfrentan a una importante disyuntiva. La CNMV les ha recordado, en su comunicado, que ya el pasado mayo de 2021 se remitió una comunicación en relación con el proceso de adaptación a la nueva normativa de solvencia (Directiva (UE) 2019/2034 – IFD – y Reglamento (UE) 2019/2033 – IFR) aplicable a las empresas de servicios de inversión. Entre otros asuntos, se les informaba de que en el proyecto de Real Decreto de ESI está previsto el desarrollo reglamentario del artículo 139 bis de la vigente Ley del Mercado de Valores, que prevé la excepción del artículo 3 de la Directiva 2014/65/UE (MiFID 2). En concreto, el artículo 5.1 del proyecto de Real Decreto de ESI establece la exención del cumplimiento de los requisitos y obligaciones de solvencia establecidas en la Ley del Mercado de Valores, en el caso de que la EAF así lo desee y se acoja a la mencionada excepción.
En dicho caso, la entidad podría seguir prestando el servicio de asesoramiento en materia de inversión únicamente en España, con sujeción a los requisitos y al régimen de supervisión que en su caso se establezca reglamentariamente.
La comunicación indica también que, como están pendientes de aprobación y publicación tanto el Anteproyecto de Ley de modificación de la Ley del Mercado de Valores como el proyecto de Real Decreto de ESI y resulta de aplicación a las ESI la nueva normativa de solvencia desde el pasado 26 de junio, a efectos de realizar las actuaciones de supervisión pertinentes, es necesario que la entidad indique si ha optado por acogerse a la mencionada exención, o si por el contrario desea que se mantenga su plena consideración como ESI, lo que implicaría la obligación de cumplir los requisitos y obligaciones de solvencia establecidos en IFD e IFR.
La CNMV les informa de que, si la entidad optara por acogerse a la excepción prevista en el artículo 139 bis no tendría que cumplir las obligaciones de solvencia previstas en IFD e IFR, pero sí el resto de obligaciones previstas en la normativa vigente para las EAF y perdería la posibilidad de contar con un pasaporte para prestar el servicio de inversión en otros Estados de la UE.
En el escrito también se detalla la información a enviar en el caso de que la entidad optase por no acogerse a esta exención y se facilitan las instrucciones de cumplimentación de la información solicitada.
EAFs: un camino de ESI a no ESI
La figura de las empresas de asesoramiento financiero en España ha sufrido cambios desde que se creó en 2008. Desde finReg 360 recuerdan que en un inicio se hizo imprescindible obtener la licencia de ESI o empresa de servicio de inversión para asesorar, algo que ahora se deja a decisión de la entidad.
“Las EAFs han sido sin duda una figura controvertida desde el inicio. En 2008, por considerarse que era preciso obtener una licencia de ESI para asesorar, puesto que había poca consciencia de tal necesidad. Con MiFID II en 2018 se les suprimió la “I” de su denominación y ahora, tres años después, se les permite de nuevo dejar de ser ESI», recuerda Hernández Aler.
Pixabay CC0 Public Domain. Las gestoras ven en la tecnología la oportunidad que impulsará la alimentación saludable, sostenible y accesible
¿Qué ha desayunado usted hoy? Puede parecer una pregunta inocente, pero el compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU y las oportunidades de inversión también están en su taza de desayuno. Según la reflexión que lanzan las gestoras, el objetivo de alimentar a cerca de 10.000 millones de personas en 2050, luchando al mismo tiempo contra el cambio climático, es un reto importante en el que la industria de inversión puede ser un motor de cambio y crecimiento.
Desde Edmond de Rothschild AM advierten de que la pandemia del COVID-19 ha creado un riesgo de escasez de alimentos, un incremento en las tasas de malnutrición y ha puesto de manifiesto la necesidad de una rápida transición hacia un sistema agrícola sostenible y más respetuoso con el medio ambiente y la población.
“Existen soluciones y están siendo desarrolladas por empresas innovadoras para hacer frente a los retos medioambientales, económicos y sociales presentes y futuros. La agricultura se enfrenta a graves problemas medioambientales, pero también sociales y de gobernanza. La alimentación tiene un impacto tanto positivo como negativo en la obesidad, otra pandemia que plantea importantes cuestiones de salud pública. La OMS calcula que en la actualidad 800 millones de personas padecen de obesidad, de las cuales 8 millones están en Francia, es decir, el 17% de su población total. Más de 1.900 millones de adultos tenían sobrepeso en 2016 y 650 millones sufrían de obesidad”, explican.
Estos datos se pusieron de relevancia este fin de semana, en concreto el pasado sábado 16 de octubre, con motivo del Día Mundial de la Alimentación. De hecho, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), más de 3.000 millones de personas, es decir casi el 40% de la población mundial, no puede permitirse una dieta saludable. Además, hay que recordar que los sistemas agroalimentarios emplean a 1 000 millones de personas en todo el mundo, más que cualquier otro sector económico.
“Nuestra forma de producir, consumir y, lamentablemente, desperdiciar alimentos le cobra un precio muy alto a nuestro planeta, ejerciendo una presión innecesaria en los recursos naturales, el medio ambiente y el clima. Con demasiada frecuencia, la producción de alimentos degrada o destruye los hábitats naturales y contribuye a la extinción de especies. Esta ineficiencia nos está costando billones de dólares, pero, lo que es más importante de todo, los sistemas agroalimentarios actuales están exponiendo desigualdades e injusticias profundas en nuestra sociedad mundial”, denuncian desde FAO.
El compromiso global con la alimentación, su sostenibilidad y su accesibilidad a todos está recogido en los ODS. “Hambre cero” es también uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Su objetivo es garantizar el desarrollo sostenible en todo el mundo a nivel económico, social y ecológico. Los ODS entraron en vigor el 1 de enero de 2016 y se extienden hasta 2030.
Tierra y agua: dos puntos clave
Según Mark Lacey, responsable de materias primas de Schroders, y Felix Odey, analista de Energías renovables de Schroders, el sistema mundial de alimentos y agua se verá sometido a una intensa presión en los próximos años debido a dos factores distintos: el aumento de la población (se prevé que la población mundial crezca de los siete mil millones actuales a ocho mil millones en 2030 y a casi diez mil millones en 2050) y el sistema de alimentos y del agua no es sostenible desde el punto de vista de las emisiones de carbono. Por lo tanto, argumentan que el sistema de alimentación y del agua deben ser más eficiente en cuanto a recursos y sostenible frente a estos desafíos, generando ciertas oportunidades de inversión.
“Vemos tres cambios estructurales que deben producirse para que el sistema alimentario y del agua sea más sostenible: una mayor producción agrícola y una mayor eficiencia; un cambio en la dieta y los patrones de alimentación; y una importante reducción de los residuos y las emisiones. Cada uno de estos cambios está relacionado entre sí y aporta oportunidades para la rentabilidad de las inversiones”, señalan estos dos expertos de Schroders.
El agua entendida no solo como recurso para la producción, sino también como fuente de alimento. Según estimaciones del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), casi 3.000 millones de personas dependen ya del pescado y el marisco como principal fuente de proteínas, ya sea de pescado salvaje o de acuicultura. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) prevé que el consumo mundial de pescado en 2030 será un 18% superior al de 2018. Sin embargo, más del 90% de las poblaciones de peces ya están sometidas a la pesca máxima sostenible o a la sobrepesca.
“En este contexto, la acuicultura ha cobrado mucha importancia en los últimos años. Según la FAO, los acuicultores han sido la principal fuente de pescado para el consumo humano desde 2016. En 2018, la proporción fue del 52% y probablemente seguirá aumentando a largo plazo, según espera la organización”, destacan desde DWS.
Según Paul Buchwitz, gestor del DWS Invest SDG Global Equities, aunque las acuiculturas se han convertido en algo indispensable para alimentar a la población mundial, también están asociadas a grandes problemas. “Entre ellos, la alimentación a base de harina y aceite de pescado, que conduce a la sobreexplotación pesquera, el uso masivo de antibióticos y las largas cadenas logísticas con gran intensidad de CO2, ya que las acuiculturas suelen estar situadas en zonas de aguas frías. Sin embargo, el sector se encuentra actualmente en un punto de inflexión gracias a numerosas innovaciones, como los piensos alternativos y una mejor prevención de las enfermedades de los animales. Esto está permitiendo un crecimiento sostenible que puede alimentar a un gran número de personas, posiblemente cada vez mayor”, añade el gestor de DWS.
Agricultura 4.0
En el caso de la agricultura, explica que la tecnología lleva camino de convertirse en una herramienta clave para su sostenibilidad, ya que se estima que la producción agrícola tiene que aumentar en un 70% para alimentar a 10.000 millones de personas en 2050 utilizando menos suelo de cultivo. “La tecnología puede ser una aliada. Tomemos como ejemplo los métodos de cultivo. El uso de sensores permite transmitir datos en tiempo real del campo al ordenador, lo que permite a los agricultores adoptar un enfoque más preciso y basado en datos. Los sensores pueden medir los datos químicos del suelo (pH, nutrientes, contenido de carbono), así como los niveles de humedad y la densidad del aire. Esto puede ayudar a aumentar el nivel de producción y minimizar la necesidad de fertilizantes y otros productos agrícolas”, explican Lacey y Odey.
En opinión de Edmond de Rothschild AM, la agricultura ha sufrido ya tres grandes transformaciones en la historia reciente para adaptarse a una situación en la que la demanda supera a la oferta. Estos tres catalizadores -crecimiento de la población, aumento del nivel de vida y disminución de los rendimientos agrícolas- vuelven a estar presentes, pero esta vez con la conciencia de los problemas medioambientales. En consecuencia, considera que el modelo de globalización ha quedado obsoleto.
“Para hacer frente a los retos del siglo XXI y cambiar nuestra forma de producir y consumir, la agricultura tiene que reinventarse e iniciar su cuarta transformación. Debe ser respetuosa con el medio ambiente, económicamente viable y socialmente responsable. Creemos que hay tres áreas que están a la altura del reto de la transformación: la introducción de la agrobótica y la inteligencia artificial mediante el uso de la computación en la nube, la robótica y la automatización de tareas como sustituto de los productos químicos, la globalización y la disminución del número de agricultores; la agricultura alternativa con la aparición de la agricultura vertical cerca del consumidor final; y la reducción de residuos y la logística para reducir los niveles de desperdicio de alimentos, reciclar el agua, preservar la biodiversidad y reducir los envases”, añaden.
Alimentos sostenibles
La sostenibilidad de los alimentos y el agua no sólo tiene que ver con cómo producimos lo que comemos y bebemos, sino también con lo que comemos. Según Buchwitz, otro problema, como en toda la agricultura y ganadería industrial, es el uso extensivo de antibióticos y el desarrollo de resistencia a estos medicamentos. En este sentido, ve otro importante mercado en crecimiento en las tecnologías para optimizar y controlar la sostenibilidad de los cultivos acuáticos. «Por ejemplo, una empresa está utilizando cámaras de vídeo e inteligencia artificial para rastrear los gránulos de pienso mientras se mueven por el agua con el fin de optimizar su uso. Asimismo, la tecnología blockchain ya se está utilizando para una mayor transparencia en las cadenas de suministro”, añade Buchwitz.
En opinión de Edmond de Rothschild AM, “la alimentación del mañana debe evolucionar hacia productos trazables que se centren en canales de distribución cortos, ofreciendo soluciones saludables para las personas, el clima y la biodiversidad. Si queremos acelerar la transición hacia prácticas agrícolas que preserven el planeta y su población, debemos promover canales alimentarios sostenibles y de comercio justo que favorezcan la economía circular”.
Por su parte, los expertos de Schroders añaden que existe un cambio de comportamiento del consumidor y que debemos estar atento a ello: “Las preocupaciones por la salud y la sostenibilidad ya están alterando las dietas tradicionales. No hay más que ver el meteórico ascenso del sector de los lácteos alternativos. Las alternativas a la leche no sólo son adoptadas por los intolerantes a la lactosa, sino por una amplia gama de consumidores por una serie de razones que incluyen la salud, el medio ambiente, el bienestar animal y el sabor”.
Oportunidades de inversión
En su opinión, todo, desde el uso de la tierra hasta la alimentación animal, pasando por la producción de alimentos, el procesamiento y la tecnología, el transporte, la venta al por menor, el envasado y el reciclaje de residuos, tiene un papel que desempeñar en la transformación del sistema en su conjunto.
“Del mismo modo, el análisis y la gestión del agua, el equipamiento y la captación, el tratamiento, la infraestructura y el reciclaje deberán cambiar drásticamente a medida que este recurso se vaya agotando. Se necesita una gran cantidad de inversiones para hacer que el sistema sea sostenible. Calculamos que es necesario gastar 30 billones de dólares en las diferentes cadenas de valor de los alimentos y el agua para 2050. El gráfico siguiente compara la inversión necesaria y la capitalización de mercado actual de las empresas de determinados sectores de la alimentación y el agua. Como podemos ver, hay una sorprendente desconexión”, explican Lacey y Odey.
En este sentido, consideran que la alimentación y el agua es un ámbito en el que la tecnología orientada a la resolución de problemas está cada vez más extendida, ya que los consumidores son más conscientes de la salud y el medio ambiente, y los gobiernos empiezan a centrarse en la sostenibilidad de los alimentos, no sólo en la seguridad alimentaria.
“En conjunto, estos factores indican que el sistema alimentario y del agua está a punto de cambiar radicalmente. Y, como inversores, vemos el potencial de obtener atractivos beneficios invirtiendo en las empresas que tienen los productos y las tecnologías para hacer realidad este cambio. Muchas de estas empresas están produciendo buenos flujos de caja, pero se han revalorizado poco porque los inversores perciben el espacio como vieja economía y poco emocionante, en lugar de ver que ofrecen crecimiento. Esto se debe, en parte, a los bajos precios de los alimentos, lo que significa que ha habido poca inversión. El gráfico siguiente muestra cómo los sectores de la alimentación y el agua cotizan con descuento respecto al mercado en general”, explican.
“Podemos ver el repunte a finales de 2019 cuando se anunció la política de la UE de la granja a la mesa, pero sigue habiendo un descuento. Creemos que eso va a cambiar, ya que el imperativo de hacer que los alimentos y el agua sean sostenibles crea oportunidades para nuevas fuentes de crecimiento en empresas que muchos inversores pueden haber descartado como economía antigua, en sectores maduros”, concluyen los expertos de Schroders.
Las modernas residencias de estudiantes o PBSA (Purpose Built Student Accommodation) representan una oportunidad de inversión respaldada por el sector de la educación superior, en el que existe una demanda muy por encima de la oferta y que ofrece unas robustas rentabilidades a la vez que mayor resiliencia que otros segmentos inmobiliarios, explicaron en una conferencia en Madrid expertos de GSA, líder global en gestión de residencias estudiantiles.
Aaron Maskrey y Paul Discalicau, director y manager en GSA, presentaron el fondo GSA Coral, que invierte en residencias estudiantiles a nivel global, con un comportamiento anticíclico y un equipo gestor especializado. Por su parte, Joaquín Linares, socio de Financial Advisory en Deloitte, trazó un panorama sobre el mercado de este tipo de residencias en España y subrayó que es de los que más recorrido tiene en el mercado inmobiliario local.
Global Student Accommodation (GSA) gestiona más de 30.000 camas en 9 mercados a nivel mundial. Maskrey explicó las características de este mercado, que coinciden en gran medida con lo que se vive en España: existe una demanda creciente de educación superior y una oferta de alojamiento estudiantil moderno, entendido como la creación de una comunidad educativa, significativamente por debajo de la demanda.
«Hay universidades de prestigio en muchas partes del mundo a las que se trasladan estudiantes para formarse. El sector de la educación superior es por tanto global, y como consecuencia, la demanda de alojamiento para estudiantes también lo es», señaló Maskrey. Sin embargo, si se observa la evolución de los mercados, dos de los considerados muy maduros, como Reino Unido y Estados Unidos, apenas pueden ofrecer alojamiento a un 34% y un 20% de los estudiantes, respectivamente.
«España, un mercado que está creciendo con la llegada de nuevos operadores, apenas puede ofrecer camas a un 9% de los estudiantes. La mayoría de los mercados a nivel mundial se encuentran en la misma situación que España y se los considera inmaduros y aún en desarrollo», añadió, lo que constituye una atractiva oportunidad de inversión.
Si se toma el ejemplo de Reino Unido, donde hay una oferta amplia y gran número de operadores, hay elementos clave que favorecen el crecimiento de la demanda. Por una parte cada vez un porcentaje mayor de los jóvenes ingresa en la educación superior, por lo que el envejecimiento de la población en sí no tiene un efecto negativo. Se incrementa también el número de estudiantes internacionales que llegan al país. Se espera que para 2035 la demanda global de educación superior aumente en el Reino Unido en 700.000 estudiantes. En cambio, por el lado de la oferta, los planes de nuevas promociones de alojamiento estudiantil llevan años en retroceso, entre otras cosas debido a la falta de emplazamientos adecuados, señaló Maskrey.
También ha ido en retroceso la financiación de las universidades, que se ven abocadas a centrar estos medios en inversiones relacionadas con lo académico, en detrimento del alojamiento estudiantil. Es decir que incluso en un mercado maduro como el de Reino Unido, la oferta no podrá alcanzar la demanda en los próximos años.
Líderes con una marca global
«A nivel global, sólo un 11% de los estudiantes tienen acceso a residencias estudiantiles», subrayó. Ahí es donde GSA ve las oportunidades y el motivo por el que trabaja de manera internacional. «Hemos liderado la evolución del sector durante mucho tiempo como un socio fiable de nuestros inversores. Fuimos los primeros en ir a Irlanda, luego a Alemania, Japón, China y Australia. Y lanzamos hace poco otra novedad: Yugo, la primera marca global de residencias estudiantiles, que combina las necesidades de alojamiento y estudio con objetivos de sostenibilidad y programas de bienestar físico, mental y emocional para los estudiantes», añadió Maskrey.
En esta nueva plataforma, GSA aprovecha su experiencia a nivel mundial para poder adaptar las características y costes a cada mercado individual, opera con eficiencias globales y locales a un nivel que no existía antes y hace uso de la tecnología y los datos para informar a los inversores con transparencia.
Un mercado resiliente
Aunque se trata de un mercado que enfrenta riesgos como cualquier inversión, el capital ha reaccionado con gran estabilidad en todos los últimos ciclos, y también durante la crisis de la pandemia. «En los dos mercados maduros Reino Unido y EE.UU., las residencias estudiantiles demostraron ser increíblemente estables con una ocupación 95% y del 85%», indicó por su parte Discalicau.
Esta estabilidad hizo que los flujos de inversiones no se vieran afectados en 2020 respecto a años anteriores y que la inversión en residencias durante la pandemia permaneciera estable, frente por ejemplo al declive de un sector como el de las oficinas, que continúa rodeado de incertidumbre.
El acceso para invertir en el sector de residencias estudiantiles es difícil, normalmente se hace a través de fondos de capital riesgo y centrado en un solo país, dijo Maskrey. «Eso hace a GSA Coral único, porque permite acceder a la única cartera global diversificada con acceso inmediato a todos los activos que generan rentabilidades en EE.UU., Reino Unido, Irlanda, Alemania, Australia, Japón y España. Y con una trayectoria probada de rendimiento consistente».
Cabe recordar que actualmente en España existen dos formas de acceder a esta inversión alternativa de valoración mensual: por un lado, a través del vehículo luxemburgués (AIF) GSA Coral, dedicado exclusivamente a inversores profesionales, y por otro a través del vehículo de fondo de inversión libre (FIL), apto para cliente profesional y no profesional (tal y como se definen en la Ley del Mercado de Valores y en el Reglamento de IIC´s).
Pixabay CC0 Public Domain. Franklin Templeton lanza tres fondos temáticos centrados en la “innovación dinámica”
Franklin Templeton ha anunciado el lanzamiento de tres nuevos fondos temáticos centrados en la “innovación dinámica”, que son subfondos de la gama Franklin Templeton Investment Funds (FTIF) domiciliada en Luxemburgo. Según ha comunicado la gestora, se trata de las estrategias Franklin Disruptive Commerce Fund, Franklin Genomic Advancements Fund y el Franklin Intelligent Machines Fund.
«Estas tres nuevas estrategias pretenden captar las tendencias potentes, multisectoriales y diversas a largo plazo que creemos que deberían tener un gran impacto en nuestra economía y en nuestra vida cotidiana. Franklin Templeton lleva más de medio siglo invirtiendo en innovación y lo que nos distingue es nuestra creencia de que la innovación existe en todos los sectores de la economía y que la búsqueda de las empresas adecuadas requiere un enfoque de gestión activa», ha indicado Matthew Moberg, gestor de carteras de Franklin Equity Group.
Según explica la gestora, cada uno de los nuevos fondos busca la revalorización del capital a largo plazo invirtiendo principalmente en valores de renta variable de empresas que son relevantes para el tema de inversión respectivo del fondo. En el caso del Franklin Disruptive Commerce Fund, se invertirá en empresas que se beneficien de los avances en áreas emergentes del comercio electrónico, incluida la economía colaborativa, o que faciliten transacciones más cómodas, personalizadas, seguras y eficientes en términos de tiempo tanto para los consumidores como para las empresas.
Para el Franklin Genomic Advancements Fund, la inversión se enfocará en empresas que se beneficien o faciliten los avances de las nuevas técnicas y tecnologías de investigación basadas en la genómica, diseñadas para ampliar y mejorar la calidad de la vida humana y de otros tipos de vida, impulsadas por la llegada de la secuenciación genética rentable y rápida. Por último, el Franklin Intelligent Machines Fund invertirá en empresas que se beneficien o faciliten los avances de las tecnologías de aprendizaje automático en áreas como la robótica, los vehículos sin conductor y el análisis algorítmico de datos.
En relación con este lanzamiento, Julian Ide, director de distribución para EMEA de Franklin Templeton, ha señalado: «Estamos encantados de lanzar estos nuevos fondos temáticos que se sustentan en una sólida filosofía de inversión centrada en la innovación y que están gestionados por un equipo de inversión experimentado. En Europa, hemos observado un creciente interés por los fondos temáticos, ya que los clientes siguen buscando estrategias que aprovechen la oportunidad de inversión estructural y a largo plazo que ofrece la innovación. Nos complace ofrecer a nuestros inversores europeos acceso a opciones adicionales para ayudar a diversificar y apoyar sus objetivos de creación de riqueza a largo plazo”.
En este sentido, está previsto que los fondos se registren para su distribución en más de 10 países europeos, entre ellos Alemania, Italia y España. Además, estarán gestionados por Matthew Moberg, que tiene su sede en San Mateo (California) y forma parte del Franklin Equity Group. La gestora considera que “la ubicación del equipo de inversión es muy ventajosa dada su proximidad a Silicon Valley, que se encuentra en el centro de una red de contactos industriales, financieros, académicos y de otro tipo dedicados a la innovación líder en el mundo”.
Respecto al gestor del fondo, Matthew Moberg, destaca sus más de 20 años en la compañía, donde ocupa el cargo de vicepresidente y gestor principal de carteras. “Tras pasar varios años analizando acciones, cubriendo áreas como internet, medios de comunicación y software, Matt comenzó a gestionar carteras centradas en la inversión en innovación en 2004. Matt cuenta con el apoyo de más de 30 analistas de investigación dentro del Franklin Equity Group”, concluyen desde la gestora.
Mark Nash, responsable de Inversiones alternativas de renta fija en Jupiter Asset Management y gestor de la estrategia Jupiter Strategic Absolute Return Bond. Mark Nash, responsable de Inversiones alternativas de renta fija en Jupiter Asset Management y gestor de la estrategia Jupiter Strategic Absolute Return Bond
En los mercados de deuda, el consenso inversor se está preocupando por la retirada de los programas de compras por parte de los bancos centrales y la persistencia de la inflación. A medida que la incertidumbre sobre el potencial impacto negativo de la variante Delta en el crecimiento parece estar disipándose, los bancos centrales podrían comenzar a normalizar sus políticas y la tasa interna de retorno de los bonos podría subir.
En la opinión de Mark Nash, responsable de Inversiones alternativas de renta fija en Jupiter Asset Management y gestor de la estrategia Jupiter Strategic Absolute Return Bond, en este entorno es necesario ser mucho más flexible como inversor de renta fija, poder tomar posiciones en todo el rango de activos, incluyendo la deuda de mercados emergentes, y teniendo la posibilidad de posicionarse en corto, utilizar derivados e implementar posiciones de valor relativo.
En un contexto de bajos tipos de interés, con unos rendimientos muy bajos en los tipos de interés, en el que las tasas de interés reales son muy bajas, hay dos caminos para obtener un mejor rendimiento: el primero, bajar en la calidad crediticia y el segundo, incrementar la flexibilidad del espectro de renta fija. En la estrategia Jupiter Strategic Absolute Return Bond, se decantan por la segunda opción pues, en la opinión del gestor, es necesario tener flexibilidad para crear una cartera que pueda tener posiciones cortas, apuestas de valor relativo y posiciones largas en algunos mercados que todavía muestran oportunidades en sus valoraciones como, por ejemplo, la deuda emergente en divisa local.
Las estrategias de rendimiento absoluto no han experimentado un panorama favorable en los últimos seis años, con unas tasas de crecimiento e inflación muy bajas, en las que una simple bajada en la calidad crediticia del mercado de deuda ha sido suficiente para proporcionar los rendimientos esperados por los inversores, con algún sobresalto en términos de volatilidad, pero con la confianza de que los bancos centrales estarían respaldando el mercado con más liquidez. Sin embargo, la situación macroeconómica está cambiando y aquellos inversores que únicamente tengan una exposición al crédito en largo se podrían ver afectados.
Con anterioridad a la llegada de la pandemia, la economía global no se encontraba en buena forma: ningún gobierno estaba gastando en política fiscal, las empresas no tenían confianza y los salarios estaban estancados. En cambio, tras la crisis del COVID-19, se ha producido un gran cambio y se están dando todas las circunstancias para que se dé un ciclo apropiado de reflación. En la actualidad, el gasto fiscal se ha disparado y la crisis energética desatada por la falta de inversión en la transición hacia energías renovables asegura que los gobiernos no disminuirán sus estímulos fiscales hasta que las economías dejen de depender de fuentes de energías fósiles y consigan fuentes de energías limpias confiables a nivel doméstico.
Ha habido un cambio de mentalidad en el que la dependencia en recursos y de economías no domésticas ya no es aceptable. Por lo tanto, el gasto de capital será muy elevado, con una repatriación de las cadenas de suministro y con un énfasis especial en el gasto de capital en transición hacia la economía verde, que cuenta con el soporte de programas como el “New Green Deal” en Estados Unidos o el “Next Generation” en la Unión Europea.
Al mismo tiempo, el incremento salarial también se ha convertido en una respuesta política. Si el incremento salarial se produce sin llevar aparejado un crecimiento en la productividad existe un riesgo de inflación. Pero, se está dando un nuevo enfoque a las políticas migratorias, después de décadas en las que ha habido flujos de inmigración masivos, con una fuerza laboral más numerosa y un menor nivel salarial. Estas políticas no han funcionado muy bien, las empresas han contratado más mano de obra a menor coste y en consecuencia no han invertido en gasto de capital. Si a partir de ahora se ve un mayor proteccionismo en las fronteras, la escasez de mano de obra llevará a un aumento de los salarios locales, provocando que el consumidor local se encuentre en mejor forma. Por su parte, las empresas también se verán obligadas a invertir en gasto de capital y se verán incentivadas por el gasto fiscal.
Si todos estos factores se producen, Nash cree que se podría dar una economía con una base más asentada en la que se puede conseguir una tendencia de crecimiento y generar presiones inflacionistas cíclicas reales. En ese caso, los tipos de interés también podrían subir, conforme la productividad se eleve. Si se retira la liquidez inyectada durante años y repuntan las tasas de interés, una gran parte de los activos financieros en los mercados de deuda y renta variable sufrirán un ajuste en sus precios, en especial, aquellos cuyos subyacentes no estén en buena forma.
¿Por qué invertir en una estrategia de rendimiento absoluto?
En la opinión del gestor, los rendimientos de los bonos podrían incrementarse en los mercados globales, aumentando la inclinación de la curva de tipos. Los inversores que se sitúen en la parte larga de la curva de tipos sufrirán mayores ajustes. El incremento de la prima de riesgo de los mercados de bonos también se traslada a los mercados de renta variable, especialmente para aquellas empresas que no han obtenido los niveles de beneficios esperados.
Dado el punto de partida de las valoraciones actuales, el segmento que debería acusar más una corrección son los mercados de crédito. Por eso, una estrategia long-only no es adecuada y una estrategia de rendimiento absoluto tiene mucho más sentido.
Para cada una de las posiciones que mantiene en cartera la estrategia Jupiter Strategic Absolute Return Bond, tanto en largo como en corto, el equipo gestor tiene un precio objetivo en base a su análisis macroeconómico. De este modo, no invierten únicamente para la consecución de rendimientos, si no que cada posición responde a la visión de las perspectivas macroeconómicas del equipo gestor, evitando caídas bruscas cuando el mercado experimenta algún choque. Si las perspectivas macroeconómicas cambian, reorientarán el posicionamiento de la estrategia.
El equipo gestor utiliza derivados “plain-vanilla” para implementar sus posiciones de valor relativo, por lo que la estrategia no tiene un nivel de complejidad muy elevado. Algo que simplifica el cálculo del valor liquidativo del fondo y facilita la comprensión por parte de los inversores. El principal objetivo de la cartera es obtener un rendimiento ajustado al riesgo del 4% sobre el efectivo, a la vez que mantiene un ratio Sharpe igual o superior a 1.
El equipo gestor busca obtener un desempeño superior cuando los mercados sufren caídas, protegiendo en los momentos de incertidumbre. Por eso, esta estrategia se plantea como una alternativa al efectivo en las carteras, sirviendo de cobertura al núcleo de la exposición en renta fija de los inversores.
La principal tesis de inversión
Una gran parte de la volatilidad del mercado se ha creado como consecuencia del entorno macroeconómico estadounidense. Desde la crisis financiera global, el sistema financiero estadounidense ha cambiado profundamente. El alcance de los bancos se ha contraído y la Reserva Federal tiene que arbitrar en las posibles cuestiones financieras que puedan llegar porque los bancos no son capaces: la escasez del dólar, la crisis de los “repo”, la retirada de compradores en la parte larga de la curva porque China está comprando menos bonos del Tesoro, etc. Todas estas cuestiones están creando volatilidad en el mercado. La pandemia generó un gran choque de liquidez; las empresas aseguradoras, los planes de pensiones y las empresas en general que están domiciliadas fuera de Estados Unidos necesitaron dólares para financiar las compras de activos o sus negocios. Al no conseguir dólares, se vieron obligadas a vender sus activos para conseguir la liquidez, desapalancando la economía global.
Ahora que la economía global se ve en mejor forma, es el momento de considerar vender bonos, vender dólares y comprar deuda de mercados emergentes. La retirada del programa de compras ya está descontada en los precios de los bonos, la Reserva Federal realizará un tapering gradual y lento. En consecuencia, el dólar no se verá tan fuerte, y activos como los mercados emergentes y el euro tendrán un buen desempeño.
La razón por la que los mercados emergentes no han experimentado un rally es porque la Fed siempre ha sido muy agresiva en su política de normalización, subiendo tipos antes de lo esperado. Debido a los estrechos diferenciales de crecimiento entre Estados Unidos y la zona euro, el gestor cree que esta vez será diferente y los mercados emergentes se verán favorecidos.
Mark Nash, responsable de Inversiones alternativas de renta fija en Jupiter Asset Management y gestor de la estrategia Jupiter Strategic Absolute Return Bond. Mark Nash, responsable de Inversiones alternativas de renta fija en Jupiter Asset Management y gestor de la estrategia Jupiter Strategic Absolute Return Bond
En los mercados de deuda, el consenso inversor se está preocupando por la retirada de los programas de compras por parte de los bancos centrales y la persistencia de la inflación. A medida que la incertidumbre sobre el potencial impacto negativo de la variante Delta en el crecimiento parece estar disipándose, los bancos centrales podrían comenzar a normalizar sus políticas y la tasa interna de retorno de los bonos podría subir.
En la opinión de Mark Nash, responsable de Inversiones alternativas de renta fija en Jupiter Asset Management y gestor de la estrategia Jupiter Strategic Absolute Return Bond, en este entorno es necesario ser mucho más flexible como inversor de renta fija, poder tomar posiciones en todo el rango de activos, incluyendo la deuda de mercados emergentes, y teniendo la posibilidad de posicionarse en corto, utilizar derivados e implementar posiciones de valor relativo.
En un contexto de bajos tipos de interés, con unos rendimientos muy bajos en los tipos de interés, en el que las tasas de interés reales son muy bajas, hay dos caminos para obtener un mejor rendimiento: el primero, bajar en la calidad crediticia y el segundo, incrementar la flexibilidad del espectro de renta fija. En la estrategia Jupiter Strategic Absolute Return Bond, se decantan por la segunda opción pues, en la opinión del gestor, es necesario tener flexibilidad para crear una cartera que pueda tener posiciones cortas, apuestas de valor relativo y posiciones largas en algunos mercados que todavía muestran oportunidades en sus valoraciones como, por ejemplo, la deuda emergente en divisa local.
Las estrategias de rendimiento absoluto no han experimentado un panorama favorable en los últimos seis años, con unas tasas de crecimiento e inflación muy bajas, en las que una simple bajada en la calidad crediticia del mercado de deuda ha sido suficiente para proporcionar los rendimientos esperados por los inversores, con algún sobresalto en términos de volatilidad, pero con la confianza de que los bancos centrales estarían respaldando el mercado con más liquidez. Sin embargo, la situación macroeconómica está cambiando y aquellos inversores que únicamente tengan una exposición al crédito en largo se podrían ver afectados.
Con anterioridad a la llegada de la pandemia, la economía global no se encontraba en buena forma: ningún gobierno estaba gastando en política fiscal, las empresas no tenían confianza y los salarios estaban estancados. En cambio, tras la crisis del COVID-19, se ha producido un gran cambio y se están dando todas las circunstancias para que se dé un ciclo apropiado de reflación. En la actualidad, el gasto fiscal se ha disparado y la crisis energética desatada por la falta de inversión en la transición hacia energías renovables asegura que los gobiernos no disminuirán sus estímulos fiscales hasta que las economías dejen de depender de fuentes de energías fósiles y consigan fuentes de energías limpias confiables a nivel doméstico.
Ha habido un cambio de mentalidad en el que la dependencia en recursos y de economías no domésticas ya no es aceptable. Por lo tanto, el gasto de capital será muy elevado, con una repatriación de las cadenas de suministro y con un énfasis especial en el gasto de capital en transición hacia la economía verde, que cuenta con el soporte de programas como el “New Green Deal” en Estados Unidos o el “Next Generation” en la Unión Europea.
Al mismo tiempo, el incremento salarial también se ha convertido en una respuesta política. Si el incremento salarial se produce sin llevar aparejado un crecimiento en la productividad existe un riesgo de inflación. Pero, se está dando un nuevo enfoque a las políticas migratorias, después de décadas en las que ha habido flujos de inmigración masivos, con una fuerza laboral más numerosa y un menor nivel salarial. Estas políticas no han funcionado muy bien, las empresas han contratado más mano de obra a menor coste y en consecuencia no han invertido en gasto de capital. Si a partir de ahora se ve un mayor proteccionismo en las fronteras, la escasez de mano de obra llevará a un aumento de los salarios locales, provocando que el consumidor local se encuentre en mejor forma. Por su parte, las empresas también se verán obligadas a invertir en gasto de capital y se verán incentivadas por el gasto fiscal.
Si todos estos factores se producen, Nash cree que se podría dar una economía con una base más asentada en la que se puede conseguir una tendencia de crecimiento y generar presiones inflacionistas cíclicas reales. En ese caso, los tipos de interés también podrían subir, conforme la productividad se eleve. Si se retira la liquidez inyectada durante años y repuntan las tasas de interés, una gran parte de los activos financieros en los mercados de deuda y renta variable sufrirán un ajuste en sus precios, en especial, aquellos cuyos subyacentes no estén en buena forma.
¿Por qué invertir en una estrategia de rendimiento absoluto?
En la opinión del gestor, los rendimientos de los bonos podrían incrementarse en los mercados globales, aumentando la inclinación de la curva de tipos. Los inversores que se sitúen en la parte larga de la curva de tipos sufrirán mayores ajustes. El incremento de la prima de riesgo de los mercados de bonos también se traslada a los mercados de renta variable, especialmente para aquellas empresas que no han obtenido los niveles de beneficios esperados.
Dado el punto de partida de las valoraciones actuales, el segmento que debería acusar más una corrección son los mercados de crédito. Por eso, una estrategia long-only no es adecuada y una estrategia de rendimiento absoluto tiene mucho más sentido.
Para cada una de las posiciones que mantiene en cartera la estrategia Jupiter Strategic Absolute Return Bond, tanto en largo como en corto, el equipo gestor tiene un precio objetivo en base a su análisis macroeconómico. De este modo, no invierten únicamente para la consecución de rendimientos, si no que cada posición responde a la visión de las perspectivas macroeconómicas del equipo gestor, evitando caídas bruscas cuando el mercado experimenta algún choque. Si las perspectivas macroeconómicas cambian, reorientarán el posicionamiento de la estrategia.
El equipo gestor utiliza derivados “plain-vanilla” para implementar sus posiciones de valor relativo, por lo que la estrategia no tiene un nivel de complejidad muy elevado. Algo que simplifica el cálculo del valor liquidativo del fondo y facilita la comprensión por parte de los inversores. El principal objetivo de la cartera es obtener un rendimiento ajustado al riesgo del 4% sobre el efectivo, a la vez que mantiene un ratio Sharpe igual o superior a 1.
El equipo gestor busca obtener un desempeño superior cuando los mercados sufren caídas, protegiendo en los momentos de incertidumbre. Por eso, esta estrategia se plantea como una alternativa al efectivo en las carteras, sirviendo de cobertura al núcleo de la exposición en renta fija de los inversores.
La principal tesis de inversión
Una gran parte de la volatilidad del mercado se ha creado como consecuencia del entorno macroeconómico estadounidense. Desde la crisis financiera global, el sistema financiero estadounidense ha cambiado profundamente. El alcance de los bancos se ha contraído y la Reserva Federal tiene que arbitrar en las posibles cuestiones financieras que puedan llegar porque los bancos no son capaces: la escasez del dólar, la crisis de los “repo”, la retirada de compradores en la parte larga de la curva porque China está comprando menos bonos del Tesoro, etc. Todas estas cuestiones están creando volatilidad en el mercado. La pandemia generó un gran choque de liquidez; las empresas aseguradoras, los planes de pensiones y las empresas en general que están domiciliadas fuera de Estados Unidos necesitaron dólares para financiar las compras de activos o sus negocios. Al no conseguir dólares, se vieron obligadas a vender sus activos para conseguir la liquidez, desapalancando la economía global.
Ahora que la economía global se ve en mejor forma, es el momento de considerar vender bonos, vender dólares y comprar deuda de mercados emergentes. La retirada del programa de compras ya está descontada en los precios de los bonos, la Reserva Federal realizará un tapering gradual y lento. En consecuencia, el dólar no se verá tan fuerte, y activos como los mercados emergentes y el euro tendrán un buen desempeño.
La razón por la que los mercados emergentes no han experimentado un rally es porque la Fed siempre ha sido muy agresiva en su política de normalización, subiendo tipos antes de lo esperado. Debido a los estrechos diferenciales de crecimiento entre Estados Unidos y la zona euro, el gestor cree que esta vez será diferente y los mercados emergentes se verán favorecidos.
Foto cedida. Paola Delgado se une a Goldman Sachs AM para reforzar el equipo de distribución para Iberia
Goldman Sachs Asset Management ha reforzado su equipo de distribución para Iberia con la incorporación de Paola Delgado, según ha confirmado la gestora. Delgado, que cuenta con más de 10 años de experiencia en la industria, reportará directamente a Lucía Catalán, responsable de Distribución para Iberia y Latinoamérica.
Según señalan, se une a Goldman Sachs AM procedente de Barings en Londres, donde era responsable de desarrollo de negocio para el Sur de Europa y Francia. Anteriormente trabajó para Fidelity y East Lodge Capital. Es licenciada por ESADE y Máster en International Management de HEC en París. Además, tiene la titulación de CFA y CAIA.
Con esta incorporación, la gestora consolida su presencia e interés por este mercado, algo que ya había demostrado en junio de este año cuando trasladó a Lucía Catalán y su equipo de Londres a Madrid, donde estaba ubicada la otra parte de su fuerza comercial. “Estamos encantados de poder contar con una profesional de la talla de Paola. Su experiencia en la distribución de estrategias alternativas y mercados privados nos ayudará a fortalecer nuestro crecimiento en este área estratégica para nuestra entidad”, ha señalado Lucia Catalán, Managing Director, responsable de Distribución para Iberia y Latinoamérica.
Pixabay CC0 Public Domain. El papel de la transición energética y los bancos centrales en el laberinto del coste de la energía
La recuperación económica iniciada después de superar lo peor de la pandemia se ha tropezado con el laberíntico problema de los precios de la energía, en particular con el gas. De hecho, su precio en Europa se ha multiplicado por más de tres desde enero, llegando a niveles históricos. El coste de la electricidad no se queda atrás: el baseload alemán que sirve de referencia en Europa, se ha incrementado considerablemente hasta más de 150€/MWh en los contratos de futuros a 1 mes.
“Desde comienzos de año, el precio de referencia en el mercado europeo del gas ha aumentado más de un 300% y el precio de las emisiones de CO2 echa fuego, con un incremento interanual cercano al 130 %. La electricidad, que está indexada al gas, se ha enganchado a la corriente. Y el petróleo se ha encendido y roza los 80 dólares por barril de Brent, frente a los 45 dólares de comienzos de año”, explica Olivier de Berranger, director de gestión de activos en La Financière de l’Echiquier (LFDE).
En este sentido, los expertos de Lazard Frères Gestion coinciden en que las subidas de precio del gas y de la electricidad están directamente relacionadas; y están vinculadas también a la subida del precio del carbón. “En su origen, el problema viene de la escasez de suministro de gas en Europa, derivado de la disminución del abastecimiento de Rusia por motivos geopolíticos -debate medioambiental sobre el gasoducto ruso-alemán Nord Stream 2- y económicos -fuerte demanda por parte de China que ha optado por boicotear el carbón australiano-”, apuntan.
Según explica la firma de inversión, el aumento de los precios de la electricidad, el gas y el carbón es un círculo vicioso que se retroalimenta: “El aumento de los precios de la electricidad provoca a su vez un desplazamiento del consumo hacia el gas, cuyos precios se mantienen así bajo presión”. Por ahora, los efectos de este rally de precios están siendo muy claros: escasez de electricidad en China, costes disparados en Europa y se echa mano del carbón allí donde es posible, incluso en Alemania, la campeona de las energías renovables.
“Para ver cómo los precios del gas afectan al mercado de la electricidad, hay que observar el mix de energías y la forma en que se forman los precios. Se fijan en el margen en un mercado con capacidades de almacenamiento muy limitadas. Como la demanda es menos elástica que la producción, es el coste del productor marginal el que fija los precios. Si las condiciones meteorológicas son favorables, la producción de energía eólica puede ser abundante y regular, lo que hace que los precios bajen (o incluso sean negativos). Por el contrario, la falta de viento -como ha ocurrido recientemente- contribuye a un aumento de los precios cuando no hay sustituto fósil. En teoría, hay un precio al que resulta rentable explotar las centrales de combustibles fósiles. Una subida del precio del gas no tiene por qué repercutir en los precios mayoristas de la electricidad si se pueden poner en marcha las centrales de carbón. Pero el mercado del carbono reduce esta posibilidad al establecer una especie de techo a la producción de CO2”, aclara Bruno Cavalier, economista jefe de ODDO BHF.
Transición energética: ¿un alto coste?
Tal y como explica Berranger,una parte de todo este incremento es pasajero. “Tras el bloqueo económico decretado por los gobiernos para luchar contra la propagación del COVID-19, es lógico que se produzca una reactivación brusca y, con ello, que se dispare la demanda energética porque, por desgracia, las dos han ido siempre de la mano, por lo menos hasta ahora. Además, el invierno se acerca en el hemisferio norte, lo que atiza la demanda durante algunos meses”, afirma.
Pero, por otro lado, reconoce que existe otra razón de índole más estructural: la transición energética no es gratuita. “Es preciso reconstruir el sistema energético actual y depreciar el valor de las inversiones realizadas en los sectores contaminantes, que son fósiles en todas las acepciones del término. Además, deben fabricarse grandes cantidades de aerogeneradores, paneles solares, baterías, cables y otros equipos. Para eso se necesita energía, así como una cantidad considerable de metales a menudo escasos y cuya producción es particularmente contaminante. Por otro lado, el uso de las energías fósiles está desincentivado por la regulación y el mercado, por lo que su coste de producción tiende al alza. Por lo tanto, nos enfrentamos a una suerte de confrontación de horizontes: queremos descarbonizar a largo plazo recurriendo a una energía contaminante a corto plazo. Esta confrontación necesita financiación y apoyo”, argumenta Berranger.
Algunos analistas advierten que el mercado de CO2, cuyos precios de emisión superaron los 60 euros la tonelada en septiembre, también tiene parte de responsabilidad en esta alza de los precios. Los expertos de Lazard Frères Gestion lo explican así: “Los precios del CO2 han subido mucho desde principios de año, en un contexto de limitación de las cuotas de derechos a contaminar de emisiones asignadas por la Unión Europea. Cualquier energía producida a partir de combustibles fósiles implica la compra de derechos de emisión de CO2 a un precio elevado, lo que repercute directamente en el coste de producción de la electricidad en muchos países sin energía nuclear”.
Para los analistas de DWS ponen el foco en el gas que previsiblemente desempeñará un papel crucial en la transición energética, durante la próxima década. “Aunque es probable que el desequilibrio entre la oferta y la demanda de gas se suavice a lo largo de 2022, la dinámica actual del precio de la energía subraya la necesidad estratégica de contar con un suministro de gas predecible y suficiente capacidad de almacenamiento para mitigar la volatilidad de los precios. Por otro lado, esta dinámica de precios está acelerando la transición hacia las energías renovables. En plena escalada de los precios de la electricidad, el precio medio del contrato de compraventa de energía (Power Purchase Agreement o PPA) a 10 años en Europa ha alcanzado los 55 €/MWh, lo que supone un aumento interanual del 46% y acerca cada vez más la energía renovable europea a la paridad de red. A largo plazo, una cuota de mercado muy superior de la energía renovable, junto con el almacenamiento de energía e hidrógeno verde, podrían contribuir a reducir el precio de la electricidad en Europa. O, dicho de otro modo: el elevado precio de la electricidad responde en gran medida a factores cíclicos (precio del gas) y no estructurales (precio del CO2) que, en nuestra opinión, se mantendrán a medio plazo”, explican en su último análisis.
El papel de los bancos centrales y la inflación
En opinión de Paolo Zanghieri, economista senior de Generali Investments, la Unión Europea (UE) no estaba preparada para afrontar una crisis con el precio de la energía y sostiene que aunque una coordinación entre las políticas de compra de los países de la UE ayudaría a estabilizar los precios, la diversificación de la oferta puede ser una solución más eficaz. Además, recuerda que la política monetaria no es “especialmente útil” para frenar los efectos negativos de esta situación y de un aumento de la inflación asociada al mayor coste de la energía.
“El aumento de la inflación exige mecánicamente un endurecimiento monetario y está detrás de la decisión de algunos bancos centrales, entre ellos Nueva Zelanda y Noruega, de subir ya los tipos. Sin embargo, las prolongadas perturbaciones de la oferta y los elevados precios de las materias primas están perjudicando al crecimiento, lo que exige más cautela. Tanto la Fed como el BCE han insistido recientemente en el carácter temporal del repunte de la inflación y se han resistido mayoritariamente a las peticiones de una retirada anticipada de la política acomodaticia, aunque la preocupación por los precios motiva en parte el hecho de que la mitad de los miembros del FOMC esperen ahora la primera subida de tipos para finales de 2022”, señala Zanghieri.
En este sentido, el experto de Generali Investments apunta que “la aparición de un choque positivo para la inflación y los vientos en contra del crecimiento pueden empujar a los bancos centrales a una tolerancia aún mayor hacia la inflación”, y esto empezaría a ser descontado en el componente de riesgo de inflación de los rendimientos de los bonos. Además de la incertidumbre que genera, las continuas sacudidas adversas de la economía afectarán a los mercados financieros. “La correlación positiva resultante entre el precio de los bonos y el de las acciones puede reducir las oportunidades de diversificación en un momento en que las perspectivas económicas se vuelven más inciertas, aumentando las primas de riesgo”, concluye.
En opinión de Chris Iggo, CIO Core Investment en AXA IM, estas subidas de precios se suman a las preocupaciones sobre la inflación, además han sido un factor clave detrás del aumento más reciente en los inflation breakeven en el mercado de bonos. “Sin duda, es algo más de lo que deben preocuparse los inversores, ya que no sería una buena combinación si los precios de la energía y los tipos de interés siguieran aumentando. La relación entre el crecimiento real y la inflación ya se ha reducido e, históricamente, esto no ha sido una gran señal para las bolsas».
De cara a finales de año, Yves Bonzon, CIO del banco privado suizo Julius Baer, considera que los precios deberían enfriarse. En su opinión, la brutal escalada de los precios es un ejemplo de la implacable dinámica que en ocasiones se desencadena en los mercados de materias primas. “El fuerte repunte del crecimiento desafía las complejas y lentas cadenas de suministro de la energía, lo que implica que las tensiones pueden aparecer con mayor celeridad y durar más tiempo. Esta feroz dinámica de mercado parece ser característica del habitual burbujeo que se forma en torno a los picos de ciclo. Los precios deberían enfriarse a finales de este año, puesto que los mecanismos de autorreparación del mercado se han activado”, apunta para cerrar este análisis.