El segundo semestre de 2025 promete ser tan intenso como el primero. Los analistas esperan que se empiecen a ver los primeros efectos de la política arancelaria de Donald Trump (el “veredicto aduanero”) y una nueva variable llega a los mercados: las consecuencias de la aprobación de la “Gran y Hermosa» ley fiscal en Estados Unidos.
Con las dos cámaras legislativas bajo presión y en tiempo récord, Trump logró la aprobación de un documento de más de 800 páginas que, entre otros, aumenta el techo de la deuda a 5 billones de dólares. Y lo hizo con mayorías simples y sin tener que negociar con los demócratas (evitando la temida parálisis institucional) porque puede hacerlo, ya que cabe recordar que su victoria electoral le dio el control del Congreso por primera vez en años.
En el camino, surgieron novedades con la decisión de Elon Musk de lanzar un nuevo partido como respuesta a una ley que, asegura, llevará al país a la quiebra.
La lista de medidas de la ley es larga, pero cabe destacar que se mantiene la rebaja fiscal para los altos patrimonios que el republicano aprobó en su pasada administración (desde 2017) y que expiraba este año. El nuevo presupuesto aumenta las partidas para la lucha contra la inmigración y recorta los sistemas de salud y la ayuda social.
Impulso al crecimiento o colapso fiscal: la economía tradicional a prueba
Con Trump celebrando una gran victoria y una nueva ola de crecimiento económico para Estados Unidos, la Oficina Presupuestaria del Congreso estima que el paquete fiscal añadirá 3,3 billones de dólares al déficit en 10 años.
Tanto los recortes de impuestos como los aumentos de partidas tendrán que financiarse con deuda. La economía tradicional predice que el endeudamiento impulsará los tipos de interés al alza, neutralizando los beneficios de unos tipos impositivos más bajos.
Pero, según el Wall Street Journal, el presidente estadounidense tiene una respuesta para eso: romper el vínculo entre el déficit presupuestario y las tasas de interés. Por ello, en las últimas semanas, ha intensificado sus exigencias al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, que reduzca los tipos, o que ceda el paso a alguien que lo haga.
En una nota sobre el déficit fiscal estadounidense, la gestora DWS señala que, según la teoría, una vez que los tipos de interés superan el crecimiento económico, la deuda federal crece más rápido que la economía, a menos que se compense con un superávit primario sostenido.
“Esto subraya los riesgos de que la evolución de la deuda estadounidense pueda volverse dinámicamente inestable”, argumenta Christian Scherrmann, economista para EE.UU. de DWS: “El análisis de Wharton identifica un umbral crítico de deuda en relación con el PIB de aproximadamente el 200% y sugiere que, en las condiciones políticas y macroeconómicas recientes, Estados Unidos tiene un margen estimado de 20 años para aplicar medidas de corrección, si las condiciones del mercado siguen siendo favorables en el conjunto”.
Aranceles y una nueva semana clave para los mercados de divisas
La frenética agenda de Trump continúa esta semana con toda su teatralidad: el miércoles 9 de julio finaliza la pausa de 90 días en los aranceles recíprocos de EE.UU. y a partir de esa fecha las tasas más elevadas podrían aplicarse a todos los países sin acuerdo comercial.
Esto sucede cuando el mercado todavía no termina de calibrar los efectos de la nueva política comercial de Washington para los flujos mundiales, provocando una aversión general al riesgo de los inversores. Y con ello, errores muy costosos para las carteras de inversión, como lo señalaba el propio de CEO de Julius Baer, Yves Bonzon:
“El primer semestre de 2025 quedará como uno de los períodos más complicados para navegar en los mercados. En resumen, estuvimos bien posicionados hasta el 8 de abril, fecha desde la cual cubrimos el riesgo equivocado en el margen: nos protegimos del riesgo de la renta variable estadounidense en lugar del riesgo cambiario de la moneda estadounidense”.
Efectivamente, 2025 ha sido el peor inicio del año para el dólar desde 1973: “En el frente del dólar parece que el daño ya está hecho, pero aún nos cuesta encontrar inversionistas alcistas en el billete verde. Esto proporciona un terreno fértil para violentos repuntes de contratendencia a corto plazo y estamos preparados para aprovechar cualquier reforzamiento temporal del dólar para reducir aún más nuestra exposición”, indicó Bonzon.
El inicio de la segunda mitad del año trae consigo un panorama complejo para el mundo de las inversiones ante un contexto global inestable. La encuesta global de Natixis Investment Managers , revela cómo los inversionistas mexicanos están reaccionando ante un entorno de alta inflación y creciente incertidumbre económica, cuáles son los factores que los preocupan para tomar decisiones que les permitan además de preservar su patrimonio, hacerlo crecer.
Después de 15 años de tasas bajas, altos rendimientos y un desempeño relativamente fluido, los inversionistas individuales de todo el mundo están preocupados por el impacto del actual período de inestabilidad en sus metas de inversión a largo plazo, con la respectiva repercusión en la toma de decisiones y planeación financiera.
Ante la persistente incertidumbre, la encuesta de inversionistas individuales con más de 100.000 dólares en activos invertidos, concluyó que tres cuartas partes (73%) prefiere hoy en día la seguridad al rendimiento si de inversiones se trata, mientras que a 72% le preocupa que los mercados se vuelvan más volátiles a futuro.
Inflación, desplome del mercado y colapso
En México, entre las principales preocupaciones de inversión, la inflación ocupa el primer lugar con 61%, seguida del temor a un desplome del mercado con 48% y un colapso económico con 44%.
Ante una inflación persistente, dos tercios (66%) indican que ahorran menos debido a más gastos en el día a día. Además a casi la mitad (48%) le preocupa que, si las 7 Magníficas se debilitan, sus portafolios sufrirían un gran impacto negativo, debido a que muchos de los inversionistas mexicanos se han diversificado con inversiones globales.
También, un tercio de los inversionistas mexicanos con presencia en los mercados globales desean que su asesor los conecte con oportunidades de inversión en mercados privados, como una opción más ante modelos de volatilidad persistente.
En México, al preguntarles cómo definen el riesgo de inversión, 28% de los encuestados lo asocia con exponer sus activos a la volatilidad del mercado, 21% lo define como obtener rendimientos inferiores al mercado, mientras que 14% lo relaciona con la pérdida de patrimonio y otro 14% con no alcanzar sus objetivos financieros.
Asimismo, el 55% de los encuestados en el país se describió con una tolerancia al riesgo moderado en sus inversiones, mientras que el 23% se mostró conservador y el 11% muy conservador. Solo el 8% se definió como inversionista agresivo y apenas el 1% como muy agresivo.
Mauricio Giordano, Country Manager en Natixis Investment Managers México comentó: “La incertidumbre geopolítica, inflación y alza de precios están orillando a los inversionistas a ajustar sus expectativas de rendimiento y analizar cuidadosamente cómo maximizar sus oportunidades; en momentos como estos, es de vital importancia no perder de vista sus objetivos de inversión a largo plazo para evitar tomar decisiones con base en el ruido del mercado».
En este contexto, los inversionistas mexicanos también se acercan cada vez más a los asesores financieros como una alternativa más para profesionalizar sus inversiones y mejorar sus rendimientos además de la seguridad que les representa.
En México, 32% de los encuestados señaló que su relación con su asesor financiero principal es mayormente pasiva: solo lo involucran en decisiones significativas; además 36% indica que funciona como una asociación: participante en la mayoría de las decisiones de inversión. Finalmente, 26% afirma tener el control: su asesor brinda recomendaciones, pero no toma las decisiones.
Inversionistas individuales en México: cifras clave
De los 7.050 inversionistas encuestados en Latinoamérica, el 33% es de México (300), con una edad promedio de 46 años.
46% son millenials, 30% generación X y 24% son baby boomers. El promedio de los encuestados planea jubilarse a los 63 años y estima que vivirá 20 años en etapa de retiro.
El ingreso anual promedio (medios) por hogar reportado fue de aproximadamente 239.167 dólares.
El 69% de los encuestados indicó que su patrimonio proviene del empleo, es decir, de trabajar para alguien más, mientras que el 26% señaló que deriva de la propiedad de un negocio o trabajo por cuenta propia. Igualmente, el 42% mencionó a la inversión como fuente de su patrimonio y el 23% declaró recibir una herencia o apoyo económico familiar.
Tienen aproximadamente 452.788 dólares como suma acumulada específicamente para su retiro, considerando todas sus cuentas de inversión.
El Fondo de Inversión Deuda Habitacional con Subsidio (DHS), administrado por la gestora chilena AGF Security, concretó con éxito la colocación de un bono securitizado por UF 1.042.000* (cerca de 43 millones de dólares), en una operación que registró una sobredemanda superior al 50%, anunciaron desde la firma en un comunicado.
Esta transacción se realizó mediante un remate en la Bolsa de Comercio de Santiago y estuvo respaldada por activos de alta calidad, conformados por mutuos hipotecarios endosables y contratos de leasing habitacional con subsidio estatal.
La emisión obtuvo la máxima clasificación de riesgo (AAA), otorgada por las clasificadoras Humphreys e ICR: «Este respaldo, junto con la solidez de los activos subyacentes, atrajo ofertas por UF 1.564.000, superando ampliamente el monto ofertado. Entre los inversionistas participantes se encuentran AFPs, compañías de seguros y administradoras generales de fondos», añadieron desde AGF Security.
Lanzado en 2021, el Fondo DHS tiene como propósito invertir en activos que buscan financiar soluciones habitacionales para familias que no califican al crédito hipotecario bancario tradicional, pero que cuentan con subsidio estatal otorgado por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU), ampliando así el acceso a la vivienda.
*La UF es una Unidad de Fomento, herramienta financiera chilena que se ajusta por inflación. Al 6 de julio de 2024 una UF equivale a 39,2 pesos chilenos.
El inversionista Warren Buffett, de 94 años, acaba de realizar su mayor donación anual desde 2006, transfiriendo 6.000millones de dólares en acciones B de Berkshire Hathaway a cinco fundaciones, según informó CNN este lunes.
El grueso del aporte —unas 9,43 millones de acciones— está destinado al Bill & Melinda Gates Foundation Trust, mientras que el resto se reparte entre la Susan Thompson Buffett Foundation y tres fundaciones familiares: Sherwood, Howard G. Buffett y NoVo.
Con esta transferencia, Buffett supera ya los 60.000 millones de dólares acumulados en donaciones, reafirmando su estrategia de dar la mayor parte de su fortuna —actualmente estimada en 152.000 millones de dólares— a causas filantrópicas.
Además, se trata de una contribución estratégica: no vende las acciones personalmente, sino que las dona directamente como parte de un plan progresivo que mantiene intactos sus derechos de voto. De hecho, a pesar del aporte, todavía conserva aproximadamente el13,8% de las acciones de Berkshire, que dirige desde 1965. El conglomerado, valorado en 1,05 billones de dólares, posee cerca de 200 empresas, entre ellas la aseguradora de automóviles Geico y la compañía ferroviaria BNSF; y docenas de acciones, como Apple y American Express.
Este nuevo hito coincide con su próximo paso al costado como CEO de Berkshire Hathaway —tras casi seis décadas al mando— y encarna su filosofía de que “la riqueza debe usarse para crear un impacto”, reforzada por su compromiso formal de entregar el 99,5% de su patrimonio restante a la filantropía tras su muerte.
A principios de abril, el gobierno del presidente Trump inició una revisión de 9.000 millones de dólares en apoyo federal a la Universidad de Harvard, en medio de una ofensiva contra el presunto antisemitismo en el campus. El gobierno también congeló temporalmente docenas de subvenciones de investigación en Princeton. En respuesta, estas instituciones comenzaron rápidamente a fortalecer sus finanzas.
Harvard anunció planes para obtener un préstamo de 750 millones de dólares mediante una emisión de bonos como colchón financiero y también está en conversaciones para vender 1.000 millones de dólares en participaciones de capital privado. Princeton también indicó que podría recaudar unos 320 millones de dólares mediante la emisión de bonos gravables.
La Universidad de Yale, que posee una de las mayores dotaciones del mundo, también está tomando medidas. Yale reveló que está explorando la venta de una gran parte de sus inversiones privadas en el mercado secundario. La transacción podría ascender a unos 6.000 millones de dólares, lo que representa aproximadamente el 15% del patrimonio de Yale. Al convertir una parte de sus activos ilíquidos en efectivo, Yale podría afrontar mejor posibles recortes de financiación, especialmente considerando que recibe casi 900 millones de dólares en fondos federales.
La dotación de Yale y el “Modelo Yale”
La dotación de Yale, valorada en 41.400 millones de dólares, respalda las operaciones de la universidad a perpetuidad. Cada año, la casa de estudios suele destinar alrededor del 5% del valor de la dotación a financiar su presupuesto, lo que significa que la cartera debe generar una rentabilidad que cubra este gasto más la inflación, aproximadamente un 7% anual a lo largo del tiempo.
Para alcanzar este objetivo, Yale sigue un enfoque de inversión desarrollado por David Swensen, conocido como el “Modelo Yale”. Este enfoque prioriza la diversificación y asigna una gran parte del capital a activos ilíquidos como capital privado, capital riesgo y hedge funds. La estrategia busca obtener mayores rentabilidades a largo plazo mediante las primas por iliquidez y complejidad disponibles en los mercados privados. Si bien este enfoque ha generado sólidos resultados en las últimas dos décadas, también requiere una gestión cuidadosa de la liquidez, especialmente en momentos de tensión, cuando gran parte de la cartera no puede venderse fácilmente.
La parte del gasto operativo de Yale cubierta por su dotación es considerable (representa casi el 35% del presupuesto total de la universidad) y se ha mantenido estable a lo largo de los años. Sin embargo, esto podría cambiar si se reducen las subvenciones federales.
Por qué Yale considera ahora una venta de 6.000 millones de dólares
Varios factores contribuyeron a que Yale considerara vender alrededor de 6.000 millones de dólares de sus inversiones privadas en 2025, con la incertidumbre política como principal factor. Las amenazas de recortes de financiación por parte de Washington son más que engañosas, ya que las agencias federales ya han retrasado o impuesto nuevas condiciones a las becas de investigación para algunas universidades de la Ivy League (conferencia deportiva compuesta por ocho universidades privadas del nordeste de Estados Unidos).
Universidades como Yale se preparan para un escenario en el que el apoyo gubernamental podría reducirse, al menos temporalmente. Disponer de efectivo adicional es una medida prudente para que la docencia y la investigación puedan continuar sin interrupciones, incluso si se retienen los fondos federales. Los activos de la dotación de Yale son en gran medida ilíquidos, por lo que la venta de algunas inversiones en el mercado secundario es una forma de obtener liquidez rápidamente.
Más allá de la política, las condiciones del mercado dificultaron la gestión de la cartera ilíquida de Yale. En los últimos años, los mercados bursátiles han fluctuado drásticamente y los tipos de interés han pasado de casi cero a máximos de varios años, lo que ha desequilibrado la cartera de Yale.
Cuando los mercados bursátiles subieron, las importantes inversiones privadas de Yale se quedaron atrás, ya que muchas posiciones de capital privado no registraron ganancias inmediatas ni “salidas” (ventas rentables de empresas) durante ese periodo. De hecho, la rentabilidad de la inversión de Yale para el año fiscal 2024 fue de tan solo el 5,7%, significativamente inferior a su promedio de 10 años del 9,5%.
La universidad reconoció abiertamente que su importante asignación a activos privados causaría un retraso durante períodos de buen rendimiento en el mercado público, especialmente cuando los mercados de salida para dichos activos privados son débiles. Esta situación exige, naturalmente, un reequilibrio, recortando algunas inversiones privadas para liberar efectivo y, posiblemente, redistribuirlo a áreas que mantengan la combinación de activos y el nivel de riesgo deseados.
Otro factor clave es la ralentización de las distribuciones de efectivo de los fondos de capital privado. Las dotaciones universitarias dependen de los gestores de capital privado para obtener, con el tiempo, el retorno del efectivo de sus inversiones; cuando un fondo de capital privado vende una empresa de su cartera o la saca a bolsa, los beneficios se distribuyen a inversores como Yale. Últimamente, estas distribuciones se han reducido a un mínimo.
Desde 2022, la cartera de ofertas públicas iniciales (OPI) y grandes adquisiciones ha sido débil, lo que significa que los fondos de capital privado retienen empresas durante más tiempo y envían menos efectivo a los inversores. Según una estimación, las tasas de pago de las firmas de capital privado han disminuido a aproximadamente un tercio de lo que eran anteriormente.
Los consultores de Bain & Company informan de que las distribuciones anuales a los inversores han disminuido desde aproximadamente el 29% de los activos privados hace una década a tan solo el 11% en la actualidad. Este “estrechamiento de liquidez” representa un desafío para las dotaciones: si bien sus carteras pueden parecer sólidas en teoría, el flujo de caja real disponible para financiar las operaciones ha disminuido significativamente.
La alta exposición de Yale al capital privado (alrededor del 45% de su cartera, la más alta entre las mejores universidades) la hace particularmente vulnerable a estos retrasos en el flujo de caja. Como lo expresó un analista, es una “tormenta perfecta”, que presiona a las grandes dotaciones con menores rendimientos a corto plazo, menor liquidez de las inversiones y, ahora, amenazas políticas en el ámbito de los ingresos. Vender algunos activos privados ahora, incluso con un ligero descuento, generaría un colchón de liquidez para Yale y reduciría el riesgo de quedarse corto si persisten múltiples desafíos. La dirección de Yale también ha insinuado prudencia presupuestaria: la universidad advirtió de que su próximo presupuesto fiscal para 2026 será “mucho más limitado” debido a la reciente baja rentabilidad de sus fondos de dotación.
Cómo funciona una venta secundaria de activos privados
Las inversiones de capital privado están diseñadas para ser a largo plazo e ilíquidas. Los inversores destinan capital a un fondo, que se desembolsa gradualmente a lo largo de varios años, y las rentabilidades en efectivo (o distribuciones) suelen producirse solo una vez vendidas las empresas subyacentes. Sin embargo, inversores como Yale pueden salir anticipadamente vendiendo sus participaciones en el fondo en el mercado secundario, donde los compradores asumen tanto los compromisos de capital restantes como el derecho a futuras distribuciones.
Para que esta transacción sea atractiva, los vendedores suelen ofrecer un descuento sobre el valor liquidativo (VAN), la valoración más reciente informada por los gestores del fondo. En el mercado actual, estos descuentos suelen oscilar entre el 10% y el 20%, dependiendo de factores como la antigüedad del fondo, la estrategia, la calidad del gestor y el sentimiento del mercado. Por ejemplo, si Yale vende una participación con un VAN de 100 millones de dólares, podría recibir solo entre 80 y 90 millones de dólares en efectivo. Cuanto mayor sea el descuento, mayor será el coste implícito de liquidez.
Para Yale, una venta de 6.000 millones de dólares podría generar ingresos reales cercanos a los 5.000 y 5.400 millones de dólares después de descuentos. Esto implica aceptar cierta fuga de valor con respecto a las valoraciones en papel, lo que afecta las métricas de rendimiento a corto plazo. Sin embargo, también reduce el riesgo de sobreexposición a activos ilíquidos en un entorno de salida complejo, a la vez que mejora la capacidad de Yale para satisfacer posibles necesidades de efectivo, desde la cobertura de costos operativos hasta la gestión de futuras solicitudes de capital de otros fondos privados.
“No abandonaremos los mercados privados”: garantías de Yale
Yale ha dejado claro que la venta prevista es un ajuste táctico, no un cambio estratégico. En un comunicado a Reuters, la universidad enfatizó: “Seguimos comprometidos con las inversiones de capital privado como parte fundamental de nuestro programa de inversión y seguimos asumiendo nuevos compromisos con los fondos captados por nuestros actuales gestores de inversiones”. Yale también está “buscando activamente nuevas relaciones con firmas de capital privado”.
Los mercados privados siguen siendo esenciales para el modelo de inversión de la universidad, no solo por su rendimiento histórico, sino porque Yale debe mantener un perfil de alto riesgo para cumplir con su objetivo de rentabilidad a largo plazo, que suele rondar el 7% anual para cubrir tanto su tasa de gasto como la inflación. Incluso después de la venta, el fondo de dotación mantendrá una exposición significativa a activos ilíquidos.
Capital privado: ¿retroceso o pausa?
Los planes de venta de Yale en el sector secundario forman parte de un momento más amplio de reajuste en el mercado de capital privado, impulsado por cambios macroeconómicos. Tras años de rápido crecimiento, 2024 marcó la primera caída en décadas de los activos de capital privado bajo gestión, con una bajada del 2% hasta los 4,7 billones de dólares, según Bain & Co., lo que pone en perspectiva la venta de 6.000 millones de dólares de Yale.
Esto refleja una salida más lenta de operaciones, una menor captación de fondos y una reducción de las distribuciones de efectivo a los inversores. Algunos inversores institucionales están reduciendo su exposición o retrasando compromisos, no necesariamente como un rechazo a largo plazo, sino como una respuesta temporal a la menor liquidez, la volatilidad del mercado y la incertidumbre política. Al mismo tiempo, los cambios globales, como la retirada de los fondos soberanos chinos del capital privado estadounidense, indican que la geopolítica está influyendo en los flujos de capital.
El plan de la Universidad de Yale de vender parte de su cartera de capital privado ilustra el equilibrio que deben alcanzar las grandes dotaciones en tiempos turbulentos. Se trata de una respuesta a las presiones a corto plazo, los cambios políticos y la iliquidez del mercado, implementada de forma que no comprometa la estrategia de inversión a largo plazo que ha dado buenos resultados a Yale. Al convertir una parte de sus inversiones ilíquidas en efectivo, Yale obtendría flexibilidad para afrontar los desafíos de financiación y reequilibrar sus finanzas, manteniendo al mismo tiempo una alta asignación en inversiones en el mercado privado que se ajuste a sus objetivos de rendimiento a largo plazo.
En una época en la que tanto la política como los mercados son impredecibles, Yale y sus pares de la Ivy League están demostrando que incluso los inversores a largo plazo más astutos a veces necesitan adaptarse sobre la marcha para salvaguardar la estabilidad de su institución.
Este artículo fue publicado en la pagina 47 de la revista Numero 43 de Funds Society Americas. Para acceder a la revista completa, haz click aquí
Latemporada de huracanes 2025 es considerada comouna de las más intensas de los últimos años. Con temperaturas récord en el Atlántico y condiciones favorables para la formación de ciclones, los expertos advierten sobre la importancia de prepararse ante la formación de al menos cuatro huracanes de gran intensidad (categoría 3 o superior) que podrían impactar la región en los próximos meses.
De acuerdo con datos del Centro de Predicción Climática de la NOAA, hay un 60% de probabilidad de una temporada por encima del promedio, mientras que la Universidad Estatal de Colorado (CSU) prevé la formación de 17 tormentas nombradas, nueve huracanes y cuatro huracanes mayores. Estas cifras superan el promedio histórico y reflejan una tendencia al alza que ya se hizo evidente en 2024.
“La actual temporada está marcada por un incremento en la temperatura en la corriente del Atlántico tropical, sumado a cambios en la velocidad y dirección del viento, así como la por la presencia de aire húmedo en la atmósfera. Si esta tendencia continúa, 2025 podría ser tan destructivo como 2020 o incluso superar las pérdidas de 2024, que rondaron los 50.000 millones en daños asegurados», advirtió en un comunicado Rodrigo Suárez, líder de Riesgos Climáticos y Sostenibilidad deMarsh Latinoamérica, empresa de consultoría de riesgos y corretaje de seguros
El riesgo empresarial: más allá del viento y la lluvia
Los efectos de una temporada activa no se limitan a infraestructura dañada. Las interrupciones logísticas, caídas de comunicación y las fallas en las cadenas de suministro pueden paralizar operaciones completas, especialmente en sectores como energía, turismo, manufactura y comercio exterior; aunado a la posibilidad de fatalidades e impacto en sectores vulnerables de la población como adultos mayores e infantes, así como colapsos en los sistemas de salud, entre otros.
Por ejemplo, en 2024, más del 60 % de las interrupciones comerciales en México y Centroamérica relacionadas con fenómenos naturales fueron causadas por tormentas, con base en datos de Marsh. “La mayoría de las empresas afectadas el año pasado no contaban con planes de continuidad del negocio, ni planes de crisis o incluso planes de atención frente a la variabilidad y cambio climático vigentes. Hoy, la improvisación ya no es una opción, el camino es la anticipación y prevención”, enfatizó Suárez.
Para garantizar su continuidad, Marsh recomienda a las empresas analizar la viabilidad de instalar o mantener instalaciones operativas, así como con proveedores clave en zonas vulnerables; incluir toda la cadena de suministro en el análisis de riesgo; y adoptar soluciones como los seguros paramétricos, pólizas que pagan automáticamente una indemnización predefinida al cumplirse ciertos parámetros o condiciones específicas, como eventos climáticos extremos, sin necesidad de un ajuste de pérdidas.
“La región ya no puede permitirse una preparación limitada. Lo que está en juego no solo son activos físicos, sino la comunidad, las ciudades, la continuidad de los negocios, empleos y economías locales. Empresas de todos los sectores deben ver la temporada 2025 no como una probabilidad, sino como parte de la crisis climática en la que estamos. El momento de actuar es ahora», concluyó Suárez.
Tres gestoras de activos alternativos, un ETF activo de deuda privada y cinco vehículos de activos líquidos consiguieron el visto bueno de la Comisión Clasificadora de Riesgo (CCR), la entidad a cargo de determinar en qué instrumentos pueden invertir las administradoras de fondos de pensiones (AFPs) en Chile. Luego de su reunión de junio, la entidad informó de las incorporaciones, que llegan a reforzar el amplio abanico de opciones de inversión para las carteras previsionales.
La entidad aprueba a las administradoras de alternativos para vehículos y co-inversiones, pero relacionada con una clase de activo específica. Así, Energy Capital Partners consiguió el visto bueno para sus estrategias de infraestructura, Pemberton Asset Management para deuda privada y Ridgemont Equity Partners para capital privado.
Energy Capital Partners es una casa de inversiones especializada en invertir en la transición energética, dedicada específicamente a la infraestructura y electricidad sostenible. Desde 2005, han levantado más de 31.000 millones de dólares en capital, según consigna su portal web.
Por su parte, Pemberton es una gestora europea con un AUM de 26.000 millones de dólares, dedicada a la inversión en deuda privada. En este espacio, ofrecen una variedad de estrategias de inversión, incluyendo CLOs, préstamos directos –incluyendo el cotizado segmento de middle market–, GP Solutions y finanzas respaldadas en activos.
En cuando a Ridgemont Equity Partners, el foco está firmemente ubicado en el private equity, se trata de una gestora estadounidense basada en Carolina del Norte. En sus más de 30 años de historia, han realizado sobre 165 inversiones de capital privado, ubicando su AUM sobre los 8.000 millones de dólares.
La deuda privada también tiene un nuevo flanco para las AFPs a través del ETF iShares AAA CLO Active, de Black Rock. Esta estrategia, un fondo cotizado activo, invierte en una cartera de CLOs estadounidenses de alta calidad crediticia.
Pero no fueron sólo estrategias alternativas las que se sumaron al universo invertible de los fondos de pensiones chilenos: cinco vehículos de activos líquidos consiguieron el visado de la CCR en junio.
Cinco son fondos mutuos, tres de los cuales corresponden a vehículos de renta variable relacionados con Asia. Estas son las estrategias Allianz India Equity y Wellington Asian Opportunities Fund, domiciliadas en Luxemburgo, y Jupiter Merian Asia Pacific Fund, listada en el Reino Unido.
Los complementan dos vehículos de deuda: el Lord Abbett Global High Yield Fund, domiciliado en Irlanda, y la estrategia Credit Opportunities de Vontobel, en Luxemburgo.
Vanguard, la segunda administradora de activos más grande del mundo, listó en la Bolsa Institucional de Valores (BIVA), de México, dos fondos cotizados (ETFs) que replican de manera directa e inversa el comportamiento de los títulos de deuda estadounidense de corto plazo.
De acuerdo con información de la gestora, el instrumento se ha denominado Vanguard Ultra-Short Treasury ETF (VGUS) y está diseñado para seguir el Bloomberg Short Treasury Index, que replica el comportamiento de instrumentos de renta fija en dólares emitidos por el Tesoro de Estados Unidos de entre 0 y 12 meses.
Además busca mantener un vencimiento promedio ponderado alineado con el del índice: bajo condiciones normales, se espera que se ubique entre 1 y 12 meses.
Por su parte, la estrategia Vanguard 0-3 Month Treasury Bill ETF (VBIL) replica al índice Bloomberg US Treasury Bills 0-3 Months, que engloba bonos del Tesoro de Estados Unidos con vencimientos de tres meses o menos.
La gestora informó que este fondo no necesariamente invierte en todos los instrumentos del índice, sino queselecciona una muestra representativa que, en conjunto, refleja sus principales características y niveles de riesgo. Ambos instrumentos, VGUS y VBIL, tienen un costo por administración de 0,07%, dijo la firma.
«Estos fondos están diseñados para ofrecer liquidez y riesgos de crédito mínimos, por lo que pueden ser utilizados para necesidades de financiamiento a corto plazo», explicó Adriana Rangel, Head of Distribution de Vanguard Latin America, en la nota de prensa.
Además de su lugar en el podio en el mercado de fondos cotizados, Vanguard también se ubica como el mayor proveedor de fondos mutuos.
Cerrando el ciclo que iniciaron en 2021, cuando estructuraron el fondo de growth equity llamado SaaS HR, las gestoras Venturance y Altis anunciaron la venta del activo del vehículo: una participación relevante en la plataforma de recursos humanos chilena, Talana, que fue adquirida por la multinacional noruega Visma.
Según anunciaron a través de un hecho esencial al mercado, la operación contempló la venta de la totalidad de las acciones que el fondo tenía de Linq SpA, la matriz de Talana, por un monto reservado. Según los estados financieros del fondo a marzo, en ese momento la inversión en la compañía equivalía a 1,7 millones de acciones de la firma, equivalente al 62,8% de la propiedad total de la startup.
Talana, según detalla Venturance en su portal web, es una plataforma Software-as-a-Service (SaaS) que digitaliza diferentes procesos relacionados con el área de recursos humanos. Además de soluciones de gestión administrativa, estratégica y de talento, la firma ofrece servicios de asesoría.
La venta a la firma noruega especializada en software –que adquirió la participación a través de la sociedad Visma Chile Holding SpA– “generará resultados positivos tanto para el fondo como para sus aportantes, puesto que la venta de su posición en Talana generará utilidad financiera que incrementará el valor cuota y recursos que podrán ser distribuidos a sus aportantes”, detalló la gestora del fondo SaaS HR en su misiva al regulador.
En esa línea, ahora que la inversión de Venturance y Altis en la firma tecnológica cerró su ciclo, el vehículo llegó a puerto. Y es hora de pasar por caja. Al día siguiente de anunciar la venta del activo, el fondo convocó a sus aportantes avotar la disolución de este. Esto se zanjará en la junta extraordinaria citada para el 9 de julio de este año, a las 15.30 horas.
Desde Venturance, gestora especializada en alternativos, se mostraron contentos con el resultado. “Estamos muy satisfechos con el trabajo que realizamos en esta inversión, lo que nos permitió dejar la empresa en manos de un jugador estratégico con más de 200 compañías de tecnología a nivel global, para llevar a cabo su próxima etapa de crecimiento”, señaló Roberto Loehnert, socio de la administradora –y director de Talana–, a través de un comunicado.
Claudio Inglesi, socio de Altis –y presidente de Talana–, hizo eco del sentimiento: “El intenso trabajo de 4 años, implementando un plan de negocios robusto a largo plazo e incorporando un equipo ejecutivo de excelencia, nos permitió lograr importantes hitos de crecimiento y posicionamiento de mercado”, comentó.
La prueba de resistencia bancaria anual de la Junta de la Reserva Federal de EE.UU. mostró que los grandes bancos están bien posicionados para afrontar una recesión severa, manteniéndose por encima de los requisitos mínimos de capital y continuando con la concesión de créditos a hogares y empresas.
“Los grandes bancos siguen estando bien capitalizados y son resilientes frente a una variedad de escenarios severos,” declaró Michelle W. Bowman, vicepresidenta de Supervisión de la Fed, en un comunicado difundido por el banco central de EE.UU..
Los 22 bancos evaluados se mantuvieron por encima de sus requisitos mínimos de capital CET1 durante el escenario de estrés, tras absorber pérdidas hipotéticas proyectadas de más de 550.000 millones de dólares.
El escenario de estrés de este año es menos severo que el del año pasado, debido al diseño contracíclico de la prueba. Incluye una recesión global severa con una caída del 30% en los precios de bienes raíces comerciales y una caída del 33% en los precios de viviendas. La tasa de desempleo aumenta en casi 5,9 puntos porcentuales hasta alcanzar un máximo del 10%, y la producción económica cae en proporción.
Según la recesión hipotética de este año, el descenso agregado en el coeficiente de capital ordinario de nivel 1 (CET1), que proporciona un colchón contra pérdidas, es de 1,8 puntos porcentuales. En abril, la Junta propuso una norma para promediar los resultados de las pruebas de resistencia durante dos años consecutivos, con el fin de reducir la volatilidad al calcular el requisito de capital de una empresa. Si la entidad finaliza la norma según lo propuesto, los resultados de este año se promediarán con los de 2024, lo que llevaría a una caída de capital agregada de 2,3 puntos porcentuales.
La disminución en la prueba de este año es menor que la observada en años recientes y, en parte, refleja una volatilidad no intencionada en los modelos utilizados para las pruebas de resistencia. La Junta tiene la intención de abordar este problema cuando publique y solicite comentarios públicos sobre los modelos y el marco de diseño del escenario más adelante este año.
Tres factores principales influyeron en los resultados de la prueba de este año:
Menores pérdidas por préstamos, debido a un escenario menos severo, causado por una desaceleración moderada de la economía estadounidense en 2024 y el carácter contracíclico del diseño de escenario de la Junta
Menores pérdidas en capital privado, debido a ajustes de la Junta en cómo se miden estas exposiciones, para alinearlas mejor con sus características
Mayores ingresos netos, debido al mejor desempeño bancario y a posiciones atípicas de negociación observadas bajo el marco de la prueba de resistencia supervisora
Las pérdidas proyectadas totales de más de 550.000 millones de dólares incluyen cerca de 158.000 millones en pérdidas por tarjetas de crédito, 124.000 millones por préstamos comerciales e industriales, y 52.000 millones por bienes raíces comerciales.
La superación de la prueba de resistencia también da luz verde a los bancos para proceder al pago a los accionistas, incluidos los dividendos y las recompras.