Pixabay CC0 Public Domain. ¿Cuánto tiempo durará el juego de la espera de los bancos centrales?
Nicolas Forest, responsable mundial de Renta fija de Candriam, y Céline Deroux, responsable senior de Estrategia de Renta Fija de Bonos Mundiales de la gestora, se cuestionan si son compatibles los objetivos de los bancos centrales con la estabilidad financiera en un entorno de mayor inflación.
En su opinión, tras los recientes cambios estratégicos en las políticas monetarias y las audaces respuestas para combatir la pandemia, las autoridades también están equilibrando las desigualdades derivadas de la política de flexibilización cuantitativa y su papel en la lucha contra el cambio climático. “La inflación mundial sigue siendo elevada debido a los cuellos de botella en la cadena de suministro y a la escasez de mano de obra. Dado que las presiones sobre los precios no cesan, los mercados de renta fija se han tornado más restrictivos y ya han puesto a prueba la capacidad de reacción de los bancos centrales de los países desarrollados. En concreto, Australia eliminó el límite de rendimiento que aplicaba sobre los bonos a tres años”, señalan.
Para comprender el mercado, Forest y Deroux recuerdan que la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos tiene un doble mandato: esto es, la estabilidad de los precios y el pleno empleo. Hace un año, la Fed también adoptó un objetivo de inflación media flexible del 2% (FAIT, por sus siglas en inglés), que debe concordar con un mercado laboral plenamente participativo. Por tanto, la Fed puede aceptar un exceso de inflación mientras no se haya alcanzado el pleno empleo.
“En sus últimos comunicados, la institución ha reconocido que la inflación está por encima de su objetivo del 2%, pero ha calificado el exceso como transitorio, con un nivel más cercano al 2,2 % a finales de 2022. Mientras la economía estadounidense prosigue su recuperación, el banco central ha anunciado una política de normalización que consiste en reducir sus compras de activos por valor de 120.000 millones de dólares mensuales en 15 000 millones de dólares en noviembre y diciembre, con el objetivo de interrumpir las compras de bonos hacia finales del segundo trimestre de 2022. Según el gráfico de puntos (dot plot) del FOMC, las subidas de tipos deberían llegar cuando finalice el Tapering, ya que la economía estadounidense aún está lejos del pleno empleo (la participación de la población activa no ha repuntado, en parte debido a los programas de jubilación anticipada)”, resumen sobre cuál es la situación actual.
Ahora bien, ¿cuál es el resultado? Para los expertos de Candriam, tras el aumento del 6,2% interanual de los precios al consumo en noviembre, los inversores parecen ahora estar descontando aumentos de los tipos de interés por parte de la Fed antes y de forma más agresiva de lo que la institución está comunicando actualmente. “Nuestra opinión es que la Fed podría proceder a dos subidas de tipos durante el segundo semestre de 2022. Aún queda por ver cómo gestionará la Fed su balance, actualmente con una envergadura excesiva. La reducción activa de su balance podría tener lugar antes, durante o después de las primeras subidas de tipos. Por el momento, este tema no se ha abordado, pero sin duda formará parte de las futuras decisiones en materia de política monetaria, ya que podría complementar el arsenal de la Fed en su camino hacia la normalización”, afirman ambos.
El BCE: objetivo de inflación simétrica y factores climáticos
Si miramos a Europa, explican que el Banco Central Europeo (BCE) ha adoptado un objetivo de inflación simétrica y ha reforzado sus directrices a futuro. Además, la institución incluirá factores climáticos en su evaluación de la política monetaria. El BCE espera una inflación superior a corto plazo, que disminuirá durante 2022 antes de caer por debajo del objetivo del 2% en 2023. En cuanto a las compras de activos, el Programa PEPP, por valor de 1875 millones de euros, se mantendrá a un ritmo más lento y finalizará en marzo de 2022. A esto le seguirá un programa de compras de activos más flexible.
“Al igual que en EE.UU., las expectativas de un aumento del IPC europeo en torno al 4% han dado lugar a especulaciones sobre una posible subida de tipos en 2022. Esta opción ha sido ampliamente descartada por Christine Lagarde durante el último comunicado sobre decisiones de política monetaria del BCE”, añaden.
En este contexto, Forest y Deroux destacan que los mercados emergentes se desmarcan de los desarrollados: “Este enfoque paciente de los bancos centrales de los países desarrollados contrasta de forma notoria con las recientes acciones de los bancos centrales de los países emergentes. Por ejemplo, Brasil ha subido los tipos 575 puntos básicos (pb) desde principios de 2021, especialmente mediante una subida de 150 pb en octubre, su mayor movimiento en una sola reunión de los últimos 20 años”.
Por un lado, advierte de que los bancos centrales de los países desarrollados corren el riesgo de quedar rezagados, en cuyo caso podrían tener que actuar de forma agresiva si las expectativas de inflación se desanclan. Según su análisis, “la inflación representa ahora el principal motivo de preocupación para las empresas, mientras que los consumidores sufren los efectos de la subida de precios”. A lo cual añaden: “También hay que vigilar muy de cerca las presiones salariales, ya que podrían generar un bucle que podría convertir la inflación a corto plazo en una característica más permanente. Por otro lado, una respuesta agresiva a una inflación (potencialmente) transitoria podría poner en peligro la recuperación económica y precipitar una ralentización brusca en un contexto de aumento del endeudamiento tanto público como de los consumidores a escala mundial”.
En conclusión, los expertos de Candriam insisten en que los factores que impulsan la subida de los precios —en particular, los cuellos de botella en la cadena de suministro— deberían persistir durante un par de meses, mientras el envite del sector energético añade incertidumbre a la trayectoria del crecimiento. “En este contexto, la nueva capacidad de reacción de los bancos centrales se pondrá rápidamente a prueba. Únicamente el tiempo dirá si su paciencia se ha visto recompensada con un crecimiento resiliente y estabilidad financiera”, concluyen.
Pixabay CC0 Public Domain. Generali Global Infrastructure roza los 6.000 millones de euros en compromisos de inversores institucionales
Generali Global Infrastructure, gestora especializada en deuda de infraestructuras, ha anunciado uno de sus principales hitos desde su fundación en 2018: haber alcanzado casi los 6.000 millones de euros en compromisos de inversores institucionales. Con sede en París, la gestora centra su oferta en estrategias y soluciones de inversión innovadoras en los sectores de la transición energética, la movilidad verde, la transición digital y las infraestructuras sociales.
Un ejemplo de su propuesta de valor es, por ejemplo en 2020, el lanzamiento de dos fondos temáticos con compartimentos separados de deuda y de capital, para apoyar la recuperación europea invirtiendo principalmente en los ámbitos de la energía y la transición digital. El objetivo es alcanzar los 1.500 millones de euros de capital, con 700 millones de euros ya recaudados y parcialmente invertidos.
Además, la gestora deficiente su apuesta por la recuperación de las economías europeas. “Generali Global Infrastructure se diferencia por sus estrategias de inversión que, a través de una rigurosa selección de activos, pretende ofrecer una rentabilidad estable y predecible. Desde su creación, el equipo ha atraído cerca de 6.000 millones de euros de compromisos de capital y ha desplegado una cartera de unos 50 activos en Europa y Norteamérica. La fuerte capacidad de originación y el amplio alcance de las inversiones de Generali Global Infrastructure han sido claves para construir carteras resistentes y asegurar rendimientos atractivos para los inversores”, destacan desde la firma.
Actualmente, gestiona cerca de una docena de fondos, incluido un fondo de deuda de infraestructuras senior con un patrimonio de más de 2.000 millones de euros en junio de 2021. Este fondo ya está invertido en más del 75%, logrando un alto nivel de diversificación en los principales mercados europeos y en sectores clave como las telecomunicaciones, las energías renovables, la movilidad verde y los servicios públicos.
“Generali Global Infrastructure es ahora uno de los gestores de activos de deuda de infraestructuras más activos de Europa. Con un equipo fuertemente comprometido con la inversión responsable, nos centramos en la creación de valor a través de infraestructuras básicas y esenciales, acelerando así la transformación sostenible de nuestras economías y sociedades. Estamos especialmente orgullosos de la confianza depositada en nosotros por los inversores y de nuestra pertenencia a la plataforma de empresas de gestión de activos Generali Investments. Con el apoyo de planes de inversión europeos y estrategias de inversión adaptadas e innovadoras, estamos seguros y decididos a continuar el crecimiento activo de nuestra empresa”, ha destacado Philippe Benaroya, socio fundador y consejero delegado de Generali Global Infrastructure.
Pixabay CC0 Public Domain. Los inversores en activos reales deben descarbonizar sus carteras para garantizar su futuro
Desde Aviva Investors opinan que la transformación del entorno construido es fundamental para descarbonizar nuestra economía. Las emisiones de carbono de los edificios y las infraestructuras son responsables del 60% de las emisiones a nivel mundial, según datos de 2019 del Departamento de Empresa, Energía y Estrategia Industrial del Gobierno británico.
Según el UK Green Building Council, en el Reino Unido el 80% de los edificios existentes en 2050 ya habrán sido construidosy en todo el mundo en desarrollo los edificios y las infraestructuras se duplicarán en 2060 (este último dato equivale a añadir una ciudad como Nueva York cada mes). En opinión de Aviva Investors, por tanto, es necesario «un cambio radical en la forma de construir y renovar los edificios, los transportes y los sistemas de servicios públicos que utilizamos a diario».
De hecho, el Institute for Government advirtió recientemente que el Reino Unido aún no ha comprendido la magnitud de la tarea. Señaló al respecto: “El cumplimiento de este compromiso es un reto más difícil que responder a la crisis del coronavirus o poner en práctica el Brexit, y requerirá transformaciones en todos los sectores de la economía británica, una inversión sostenida durante tres décadas y cambios sustanciales en la vida de todos”, cita la gestora.
Transformación radical, riesgos y reajuste del capital
Desde la firma opinan que alcanzar la neutralidad en carbono es un desafío extremo que no se logrará sin una transformación radical del comportamiento social y de la economía. En el caso de los inversores en activos reales, dicha situación implica una amplia electrificación del transporte y la calefacción, una rápida adopción del hidrógeno y el desarrollo de tecnologías asequibles de captura y almacenamiento de carbono.
Mark Versey, consejero delegado de Aviva Investors, no se hace ilusiones sobre los cambios necesarios ni sobre el “papel vital que deben desempeñar los inversores para impulsar el cambio en los principales problemas de la sociedad”, especialmente en lo que respecta al cambio climático.
Darryl Murphy, director general de infraestructuras de Aviva Investors, desea que haya más intervención estatal. “Me complace ver que hemos llegado a un punto en el que el Gobierno ha sido más prescriptivo sobre el tipo de tecnologías con las que quiere contar”, afirma.
Aunque algunos pueden considerar que esta idea es controvertida, alegando que los gobiernos no deberían poder elegir a los ganadores, desde la gestora opinan que no hay tiempo que perder. “No vamos a conseguirlo limitándonos a dejar que las cosas evolucionen. Necesitamos mucha más planificación, un esfuerzo más centrado”, añade Murphy.
Ed Dixon, responsable de ESG para activos reales de Aviva Investors, está de acuerdo en que el Gobierno juega un papel importante y quiere ver un mejor uso de los activos ya disponibles. “Un rascacielos de la ciudad de Londres puede derribarse y sustituirse por uno nuevo, aunque se encuentre en un estado apto para su uso y pueda reformarse. No hay ninguna disposición en la política o la normativa actual que lo impida; de hecho, la estructura del IVA favorece ‘lo nuevo’. No podemos seguir demoliendo edificios de 20 años para reconstruirlos simplemente porque queremos algo diferente”, explica.
Los inversores en activos inmobiliarios están acostumbrados a invertir a largo plazo, por lo que estos futuros cambios son relevantes en la actualidad. El impacto en las carteras podría producirse antes de lo que la mayoría prevé, por lo que es imprescindible que se establezcan mecanismos detallados y sólidos de transición a la neutralidad en carbono para proteger sus inversiones, según Aviva Investors.
¿Deberían aumentar su apetito por el riesgo para impulsar los cambios necesarios? Los analistas de la firma opinan que no se puede alcanzar la neutralidad en carbono sin una rápida redistribución del capital, lo que significa que los inversores deben aceptar este reto para evitar implicaciones mucho más perjudiciales de los efectos de la crisis climática.
«Lamentablemente, mucha gente no sabe cómo realizar los cambios necesarios, aunque existan tecnologías de eficacia demostrada. Sin embargo, el valor de las propiedades que no puedan alcanzar la neutralidad en carbono sin realizar mejoras significativas se reducirá», agregan.
Construcción de un futuro sostenible
Esta circunstancia cambia la dinámica de la demanda de los clientes. Daniel McHugh, director general de inversiones en activos reales de Aviva Investors, es muy consciente de ello. “Como inversor comprometido, actuar y contribuir a la transición hacia un mundo bajo en carbono y resistente al cambio climático no solo es coherente con nuestros valores, sino que encaja a la perfección con las expectativas actuales de nuestros clientes”, afirma.
Por ello, la firma asegura haber situado la sostenibilidad en el núcleo de su actividad de activos reales. «Tras haber establecido nuestro objetivo de neutralidad en carbono en toda nuestra plataforma de activos reales de 47.300 millones de libras esterlinas para 2040, también nos hemos comprometido a integrarlo a través de múltiples etapas del proceso de inversión: desde la creación de activos hasta la gestión de estos y la participación continua de las partes interesadas», aclaran.
A fin de garantizar el cumplimiento de estos compromisos mediante acciones cuantificables, la iniciativa de Aviva se apoya en cinco objetivos intermedios explícitos a corto plazo que esperamos cumplir en los próximos cuatro años, de aquí a 2025:
Inversión de 2.500 millones de libras esterlinas en edificios e infraestructuras con bajas emisiones de carbono y de energías renovables.
Aumento de la capacidad de generación de energía renovable y baja en carbono hasta 1,5 gigavatios.
Generación de 1.000 millones de libras esterlinas en préstamos centrados en la transición climática.
Creación de, al menos, el 50 % de las nuevas estrategias agrupadas con etiquetas sostenibles o de impacto.
Reducción de la intensidad de carbono de los inmuebles en un 30 % y la intensidad energética en un 10 %.
Aviva Investors reconoce que la electrificación masiva del transporte y la calefacción es necesaria para satisfacer la creciente necesidad de energía de la sociedad, y por ello la gestora ha invertido «más de 5.000 millones de libras esterlinas desde 2015 en activos verdes, incluyendo energía solar, eólica, centros de energía y ferrocarril eléctrico». Esto equivale a 730 MW de capacidad de generación de energía renovable y baja en carbono en 2020, suficiente para abastecer a un millón de hogares. En 2020, la firma estableció un nuevo objetivo de alcanzar 1,5 GW en 2025 y asegura haber alcanzado ya «más de 900 MW gracias a nuevas inversiones en energía eólica terrestre y marina».
Desde las cubiertas en el sector inmobiliario hasta la inversión directa en energías renovables en el ámbito de las infraestructuras y la financiación de proyectos energéticos a gran escala a través de la deuda privada, la gestora afirma estar contribuyendo con su experiencia a la transición de la economía hacia la baja emisión de carbono, al tiempo que ofrece rentabilidades ajustadas al riesgo en sectores en crecimiento.
«El compromiso que asumimos en 2020 de generar 1.000 millones de libras esterlinas en préstamos sostenibles centrados en la transición climática para 2025 también debería contribuir a acelerar la transición social. La consecución de este objetivo avanza a buen ritmo y ya hemos generado más de 600 millones de libras esterlinas en tan solo siete meses. Los prestatarios suelen recibir un incentivo financiero de cerca de 20 puntos básicos; es decir, 200.000 libras esterlinas por un préstamo de 100 millones de libras», remachan.
En relación con los préstamos centrados en la transición, Dixon afirma: “Nuestro nuevo marco propio está diseñado para abordar específicamente la transición climática de los edificios, que es un área de creciente atención en el mercado inmobiliario”.
Los prestatarios están adoptando una serie de medidas acordadas para reducir las emisiones de los activos para los que se garantiza la financiación, entre las que se incluyen «la instalación de paneles solares fotovoltaicos, la reducción de la demanda de energía mediante una iluminación y unas instalaciones más eficientes, y la obtención de certificaciones de edificios ecológicos«, explican desde la gestora británica.
En última instancia, los préstamos sostenibles ayudan a reducir la huella de carbono de las inversiones de los clientes, mejoran la estabilidad financiera del prestatario subyacente y reducen los riesgos de transición climática a largo plazo asociados al sector inmobiliario, añaden.
«Al margen de nuestros propios esfuerzos, una correcta realización aportará muchos beneficios. La colaboración y el aprendizaje de las prácticas recomendadas del sector serán fundamentales. La reglamentación y la demanda de los clientes nos impulsan en la dirección correcta, pero además deberíamos dejarnos llevar por la certeza de que construir un futuro más sostenible es, simplemente, lo correcto», reza la política empresarial de la firma.
Como dice Oliver Rix, socio de energía, servicios públicos y recursos de Baringa: “La calidad de vida debería ser mucho mayor. Como profesionales, tendemos a hablar en términos hipotéticos y comparamos los riesgos y los costes. Esos enfoques resultan necesarios. No obstante, también tenemos que entender lo que significa para la gente y hablar de ello. Se trata de mejorar la calidad del aire, reducir la contaminación acústica, utilizar la tierra de forma más sostenible, realizar una buena gestión de los recursos agrícolas y mejorar la biodiversidad”.
Foto cedida. La banca privada se prepara para un futuro digital, especializado, de pago y con la sostenibilidad como bandera
La banca privada del futuro, que según sus protagonistas se está construyendo ahora, va a estar caracteriza por una mayor concentración y especialización dentro del sector, una alta digitalización, una importante presión regulatoria y una búsqueda de rentabilidades atractivas en un nuevo entorno de mercado. La implicación que tienen estos factores para el modelo de negocio de las entidades y las oportunidades que generan fueron algunos de los temas que se abordaron en el encuentro de banca privada organizado recientemente por iKN Spain.
El punto de partida son estos factores, donde ninguno es más importante que el otro, a los que las entidades están dando una respuesta común: poner al cliente en el centro de su modelo de negocio. También coinciden en que el sector ha salido reforzado de esta pandemia. “Considero que la industria está en un momento maduro, con clientes más cualificados y que comienzan a entender productos más complejos. Además, con MiFID II, el cliente comienza a pagar y, gracias a la pandemia, le da más valor a la transparencia. Eso sí, es un cliente más exigente con los productos y servicios que recibe porque, justamente, está pagando. Para darles respuesta y poder hacer frente a esa presión en los márgenes que todo esto conlleva, la tecnología jugará un papel muy relevante”, indicó Juan Espel, director general comercial de A&G Banca Privada, al inicio del primer papel del día sobre las perspectivas de negocio de esta industria para 2022.
Su preparación para el futuro parte de las tendencias que hemos visto durante los últimos años. “El proceso de concentración dentro de la industria continuará, y tenemos ejemplos recientes como la operación de Singular Bank y UBS. Seguimos viendo reducción en los márgenes, así que tenemos que ofrecer un valor añadido en nuestro servicio y en nuestra oferta, además de ganar volumen”, añadió José María Ferrer, director de Banca Privada y Wealth de Renta 4 Banco.
Por eso, a la hora de hablar de M&A, Espel reconoce que “las operaciones tienen que tener sentido”. Ante lo que José de Alarcón, director de Negocio de Andbank España, afirmó: “Todos peleamos por crecer de forma orgánica porque el crecimiento inorgánico es algo que no todas las entidades se pueden permitir, además de que tiene muchas más aristas. Un punto importante es que tiene que haber cordura en los precios que se le ponen a estas operaciones. Por ejemplo, las firmas aseguradoras están entrando con fuerza y lo están haciendo a precios altos, y eso distorsiona”.
Al poner el foco en la regulación, y en particular MiFID II, las entidades reconocen que les ha marcado las líneas por dónde debe evolucionar su negocio. Consideran que la presión regulatoria continuará en los próximos años y no solo en torno a las retrocesiones y retribuciones, si no en particular sobre la inversión sostenible. Para Alarcón, son pocos los que todavía se refieren a MiFID II sólo en clave de oportunidad. “Por el lado de los ingresos ha hecho mucho daño, y su implantación, al igual que ha ocurrido con la disrupción tecnológica, ha supuesto una importante inversión para las entidades. La industria ha ido hacia modelos de negocios más plenos, pero con una mayor contención de los costes. Esto nos ha hecho poner el foco en tres estrategias claras: minimizar el impacto de las gestiones administrativas y lograr ser más eficientes en nuestras tareas; priorizar y segmentar mucho, y mantener un discurso comercial muy homogéneo”, afirmó durante su intervención.
En esta adaptación de sus modelos de negocio, las entidades coinciden en que la gestión discrecional ha ganado un papel muy relevante. “Nos parece fundamental para preservar el patrimonio de nuestros clientes. Nos da la oportunidad de cumplir con MiFID II, en términos de transparencia de coste, y pone en valor la figura y la capacidad de nuestros banqueros”, señaló David Espeja, director de Banca Privada de Banca March.
Un punto de debate entre las entidades fue en qué medida se tenderá hacia la especialización. Por ejemplo, según Espeja será algo fundamental. “La especialización va a ser la base de la relación con los clientes. La interacción va a ser mixta, digital y presencial, pero será muy importante poder ofrecerle especialización y soluciones de inversión que se adaptan a los cambios de los clientes”, insistió. En cambio, para César Villacampa, jefe de la Unidad de Banca Privada de Ibercaja, el modelo de la banca privada que se ofrece desde la banca universal será ligeramente diferente: “Aquí no vamos a partir de la especialización, dado que tenemos modelos menos sofisticados, pero sí aprovecharemos a generar sinergias en términos de capacidades y producto. Las oficinas seguirán siendo un canal importante para llegar al cliente porque es la forma en que él se acerca a nosotros y ese punto de partida nos permite acompañarle desde una banca personal hacia una banca privada. En este sentido, el asesoramiento será un eje sobre el que pivotar”, explicó Villacampa.
Por último, tal y como comentó Alarcón, la tecnología es otro punto en común para las entidades. En opinión de Espeja, la pandemia ha sido un catalizador de toda la parte digital: “Todos teníamos dudas si íbamos a ser capaces de seguir funcionando cuando nos metieron en casa. Pero esta experiencia nos ha dado la opción de gestionar el negocio y las relaciones con los clientes de forma más eficiente, además de dar sentido a toda la propuesta tecnológica hacia la que ya llevábamos tiempo transitando toda la industria”.
Un mensaje para 2022
De cara al próximo año, su principal preocupación son los mercados y la búsqueda de rentabilidades. “Ante un evento de mercado, han aprendido a superarse y recuperarse con mayor rapidez, y eso ha cambiado la percepción del cliente. Antes había que insistir y tranquilizarle, ahora comprenden que su horizonte debe ser a largo plazo. Y esto es importante porque para el próximo año nos espera una mayor volatilidad. Respecto a la industria, deberemos estar atentos a las pistas que la regulación nos vaya dando, en especial hacia el marco de la ESG y la ISR, que van a desplegar todo su potencial los próximos años”, afirmó De Alarcón.
Junto a una mayor presencia de los factores ESG en las inversiones, las entidades consideran que otra tendencia para 2022 serán los activos menos tradicionales. “La gente está buscando ideas nuevas de inversión y se está introduciendo en activos menos tradicionales, y con algo más de riesgo y menos líquidos. Para hacer frente a esto deberemos contar con las mejores capacidades dentro de nuestras firmas, pero también tener muy en cuenta el perfil del cliente”, concluyó Ferrer.
Las políticas instauradas por el gobierno para atender a estas tres amplias categorías –COVID, consumo y crédito– ayudan a explicar la situación actual de China, y es probable que den forma a la trayectoria del país en el corto plazo. En el largo plazo, China busca hacer evolucionar su economía a través de la innovación, enhebrando la aguja entre los beneficios empresariales y la protección del bienestar de su gente.
Así, Jennifer James, administradora de cartera de mercados de crédito en Janus Henderson Investors, explica que la mera escala y el desafío que implica hacer evolucionar una economía de ese tamaño es inconmensurable, ningún otro país tiene la habilidad ni la ambición de emprender lo que está haciendo China. No obstante, estos esfuerzos pueden tener efectos indeseados. De hecho, es probable que las sacudidas simultáneas de las políticas aplicadas en diferentes sectores que hemos visto hasta ahora hayan acelerado lo que de otro modo hubiera sido una ralentización natural de la economía, erosionando la confianza de los consumidores y contribuyendo a la inestabilidad de los mercados.
COVID-19
China ha seguido una estrategia de tolerancia cero con respecto al COVID-19. Áreas metropolitanas enteras se han confinado luego de la detección de casos. Se ha indicado que no habrá cambios a esta estrategia hasta alcanzar un objetivo de vacunación del 80-85%1. La actividad manufacturera no ha sido protegida de esta estrategia, y se han impuesto restricciones severas al centro industrial de Guangdong. Este tipo de enfoque, que asfixia inmediatamente la actividad económica para volver a encenderla como un interruptor cuando los casos bajan, es disruptivo. Y esto se debe a que a menudo es más fácil detener la actividad que reiniciarla. El aumento desmedido de las tarifas de fletes es indicativo de la congestión causada por la intolerancia de China ante el COVID-19, que incluyó el cierre de Ningbo-Zhoushan, el tercer puerto más activo del mundo, supuestamente por la aparición de un caso.
Consumo
El consumo minorista chino se mantiene débil. Ha caído muy por debajo de las expectativas de mejora después del levantamiento de las restricciones. La evidencia de recuperación ha sido insignificante: el crecimiento de las ventas minoristas post-covid en China están todavía muy por debajo de la tasa de crecimiento del 8%2 pre-pandémica, según lo registrado en diciembre de 2019.
Es posible que este consumo anémico refleje que la carga más pesada de los efectos económicos del COVID-19 haya recaído sobre los hombros de los más susceptibles. Los salarios bajos representan el 40%2 de la población y los datos del mercado laboral sugieren que su ingreso no ha aumentado a la par de otras profesiones más lucrativas, como la tecnología o los servicios financieros.
En modo similar, las tasas de ahorros de hogares, que crecieron en respuesta a los confinamientos del COVID-19, no han sido utilizadas para alimentar una recuperación basada en el consumo a medida que se reabrió la economía. Esto podría ser un reflejo de la disrupción y la incertidumbre resultantes del enfoque de covid-cero, que impone restricciones súbitas que dificultan el planeamiento de gastos de entretenimiento. Asimismo, podría indicar que los consumidores se mantienen cautelosos antes sus futuras perspectivas de empleo.
Crédito
Otro factor que potencialmente pesa sobre el gasto de los consumidores son las severas medidas del gobierno con respecto a las propiedades. El gobierno ha declarado que no quiere que el mercado inmobiliario sea especulativo. La propiedad tiene un significado social en China, representando el 23,3% de PBI3. Las políticas implementadas para estabilizar el mercado de vivienda han comenzado a dar frutos, más allá de que parezcan exageradas y estén enfriando esta máquina de crecimiento.
Ya hemos visto cómo los riesgos de la ralentización del sector inmobiliario, combinados con medidas gubernamentales más estrictas sobre los niveles de deuda, se manifestaron en los problemas de Evergrande, el gigante desarrollador inmobiliario chino. Es probable que el riesgo sistémico de la saga de Evergrande sea bajo porque los bancos tienen una exposición directa limitada a los créditos para viviendas y es posible que China contenga cualquier caída antes de que se torne excesiva. No obstante, el apoyo probablemente se dirija más hacia los compradores de viviendas que al salvataje de empresas per se, de modo que los mercados de capital y crédito podrían absorber algunas de las pérdidas Podemos ver la reacción en los mercados de crédito, con diferenciales de crédito cada vez más marcados. Hasta ahora, el contagio más allá de las fronteras de China ha sido limitado, y el mercado emergente más amplio y los diferenciales de grado de inversión apenas han mostrado cambios leves.
Los intentos de atacar los altos niveles de deuda forman parte de un impulso general para controlar el crecimiento del crédito. Se han implementado importantes acciones políticas para apoyar la agenda de ajuste de crédito del gobierno, que incluyen2:
The People’s Bank of China (PBoC) ajusta el crédito para propiedades (un financiamiento abarcativo de fideicomisos y bonos para desarrolladores e hipotecas de consumidores).
El Ministerio de Finanzas impone controles más estrictos tanto a los vehículos de financiamiento de los gobiernos locales como a la emisión de bonos. El Consejo de Estado también justificó el incumplimiento de los vehículos de financiamiento de estos gobiernos.
El ajuste del financiamiento de fideicomisos y de banca en la sombra por parte de la Comisión Regulatoria de Banca y Seguros de China (CBIRC), con una reducción de objetivo de 1 billón de yuanes en 2021.
China ha tenido décadas de un crecimiento impresionante alimentado por deuda. El aumento de deuda como porcentaje del producto bruto interno (GDP) tiene una relación positiva con el PBI per cápita en China. El riesgo para el resto del mundo es que el deseo de China de reducir el apalancamiento produzca un crecimiento interno más lento con efectos colaterales en el crecimiento mundial.
Anotaciones:
1 Fuente: Deutsche Bank, Exit Strategy Policy Tracker, octubre de 2021
2 Fuente: Barclays Research, Special Topic: China, Policy Evolution, septiembre de 2021
3 Fuente: Goldman Sachs Economics Research, China Data Insights: How big is China’s property sector, octubre de 2021
Glosario:
Desapalancamiento: Una compañía que reduce su empréstito/deuda como proporción de su hoja de balance. Dentro de un fondo de inversión, se refiere al fondo que reduce su nivel de apalancamiento.
PBI: Producto Bruto Interno: una medida del tamaño de la economía.
Riesgo sistémico: El riesgo de un cambio crítico o dañino al sistema financiero en general, que podría afectar a todos los mercados y clases de activos.
Alto rendimiento: Un bono con una calificación crediticia más baja que un bono investment grade. A veces se le denomina bono sub-investment grade. Estos bonos conllevan un mayor riesgo de que el emisor incurra en incumplimiento de pagos, por lo que normalmente se emiten con un cupón (pago de intereses) más alto para compensar el riesgo adicional.
Grado de inversión: Un bono normalmente emitido por gobiernos o empresas que se perciben con un riesgo relativamente bajo de incumplimiento de pagos, por lo que reciben una calificación crediticia más alta de las agencias de calificación.
Diferencial: la diferencia de rendimiento entre un bono (o un grupo de bonos en un índice) y la tasa libre de riesgo, los bonos de corto plazo del Tesoro de EE. UU. Se expresa normalmente en puntos básicos (100 puntos básicos = 1%)
Diferencial-cero: El diferencial de cero volatilidad es el diferencial que se debe agregar a cada tasa de interés al contado en la curva de rendimiento del Tesoro de EE. UU. para hacer el que valor actual de los flujos de efectivo del bono sea igual al precio del bono.
Curva de rendimiento: Un gráfico que muestra los rendimientos de bonos de calidad similar versus sus vencimientos. En una curva de rendimiento normal/ascendente, los rendimientos de los bonos con vencimientos más largos son mayores que los de vencimientos más cortos.
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Según el Estudio Global del Inversor de Schroders los inversores están recurriendo a inversiones de alto riesgo en medio de la pandemia. Los resultados del estudio de inversión minorista más importante de Schroders, en el que se encuestó a más de 23.000 inversores, que invertirán 10.000 euros o más en los próximos 12 meses y que realizaron cambios en sus inversiones en los últimos diez años, de 33 lugares de todo el mundo, revelaron que el 37% de las personas estaban más dispuestas a invertir en activos de alto riesgo, porcentaje que aumentó al 44% en el grupo de edad de 18 a 37 años.
El análisis indica que, aunque muchas personas se sienten obligadas a asumir mayores riesgos para compensar la incertidumbre provocada por el COVID-19 y las preocupaciones causadas por el aumento de la inflación, esto afecta aún más a los inversores más jóvenes.
Mientras que un 44% de los inversores argentinos cree que ahorrará más, aunque un 46% afirma que invertirá más en activos de bajo riesgo, cuando el confinamiento producido por el COVID-19 finalice. Por su parte, en Brasil, un 59% de los encuestados se mostró dispuesta a realizar inversiones de alto riesgo.
«El conocimiento de los inversores brasileños está creciendo y, con una mayor comprensión de las opciones de diversificación que tienen a su disposición, pueden explorar diferentes productos financieros, en diferentes clases de activos y sectores, que proporcionan mejores oportunidades de retorno», explica Daniel Celano, CFA, CEO de Schroders Brasil.
«La diversificación es fundamental para conseguir una cartera más resistente en medio de los retos de un mundo más complejo e incierto. Cabe destacar que algunas clases de activos que resultan menos familiares para el inversor pueden aumentar la percepción del riesgo de las inversiones.»
A su vez, los inversores en Chile se han decantado por una mayor diversificación. «La incertidumbre del escenario sociopolítico que hemos atravesado en los últimos años, ha provocado un cambio en la forma de invertir. El chileno se dio cuenta de que estaba muy concentrado en el país, y decidió asignar progresivamente mayores activos en el extranjero. Esta creciente diversificación de las carteras es una práctica muy saludable en términos de mitigación del riesgo», menciona Alex Toledo, Country Head de Schroders en Chile.
En cuanto a la inversión sostenible, la tendencia indica un crecimiento constante hacia una mayor presencia de este tipo de activos en las carteras. El 58% de los inversionistas chilenos considera que la evidencia disponible demuestra que tienen un mejor desempeño y mayor rentabilidad que aquellos que no consideran los factores relacionados con la sustentabilidad.
«Existe una correlación entre una mayor educación financiera y la valoración hacia los factores ASG. Quienes tienen un alto conocimiento de las inversiones, revisan más a menudo sus ahorros y su rentabilidad. En ese sentido, tienen en cuenta la evidencia empírica», señala Toledo.
Relación entre edad y riesgo por regiones
Al comparar entre continentes, el 59% de los inversores de Asia eran más propensos a realizar inversiones de alto riesgo, por delante de los de las regiones de América (53%) y Europa (49%).
Los resultados indican que muchas personas se sienten obligadas a asumir más riesgos para compensar la incertidumbre y la preocupación por el aumento de la inflación, y que esto es aún más cierto entre los inversores más jóvenes.
Además, la mitad de los inversores de los grupos más jóvenes, de 18 a 37 años y de 38 a 50 años, esperan una rentabilidad superior al 10%, una proporción significativamente superior a la media global del 9%.
En Brasil, el nivel medio mínimo de rendimiento que la gente desea recibir en sus inversiones es del 11,2%. Mientras que los inversores argentinos, por su parte, esperan en lo largo de los próximos cinco años, obtener una rentabilidad total anual media (ingresos y crecimiento del capital) del 15%, que es superior a la mundial (11,3%) y a la estadounidense (12,5%).
Ante la hipótesis de que la tasa de interés sea nula o negativa, el 57% de los inversores de todo el mundo con edades comprendidas entre los 18 y los 37 años afirmó que realizaría inversiones de alto riesgo en busca de rentabilidad, mientras que sólo el 17% sería más propenso a gastar y menos a ahorrar.
Esto es así a pesar de que el 68% de este grupo de edad afirma que los resultados de sus inversiones afectan a su salud mental, porcentaje que en Argentina baja hasta el 63% y en Brasil se sitúa ligeramente por encima, con un 72%. Además, el 26% de los encuestados en Brasil dijo que ahora son más propensos a gastar que a ahorrar para las inversiones, en comparación con el 22% de la media mundial. Esta relación se invierte cuando se trata del grupo de 71 años o más, ya que el 40% de ellos es más propenso a gastar que a ahorrar.
Nuevos sectores
Profundizando en este escenario, más de la mitad de los encuestados, alrededor del 53%, afirmó que realizaría inversiones de mayor riesgo en busca de rentabilidad, mientras que un tercio, un 33%, buscaría invertir en criptodivisas.
Así, un mayor número de personas invierten ahora en activos que antes consideraban demasiado arriesgados. En concreto, los sectores nuevos y emergentes se encuentran entre los tres primeros tipos de inversiones que la gente ha realizado por primera vez en el último año. Los valores relacionados con los vehículos eléctricos ocupan el primer lugar, con un 24%, los fondos de biotecnología o farmacéuticos el segundo, con un 23%, mientras que los valores de Internet y tecnología, así como las criptodivisas, ocupan conjuntamente la tercera posición, con un 22%. Los inversores más abiertos a invertir en activos de alto riesgo también están más interesados en los valores de Internet y tecnología, por delante de los fondos inmobiliarios.
Bajo este panorama, el inversor argentino es más propenso a pasar a una cartera cripto, ya que el 52% pasaría a invertir en Bitcoin, Ethereum y Litecoin, entre otras criptos. En ese sentido, Pablo Albina, Country Head Argentina & Uruguay y Head of Investment Latin America de Schroders,afirma que la pandemia movió cimientos muy arraigados y forjaron al inversor argentino a tomar mayor riesgo en búsqueda de mayor rendimiento. Esto lo demuestra la gran adopción del mundo cripto por parte de los argentinos, que es muy por encima de la media global.
“Desde el estallido del COVID-19, 82% de los inversores argentinos han pasado más tiempo pensando en su bienestar financiero y tratando de reorganizar sus finanzas personales. Una cifra que está en continuo ascenso, aunque el 63% de las personas esté de acuerdo en el rendimiento de sus inversiones tiene un impacto en su salud mental”, destaca Pablo Albina.
De forma similar, los inversores chilenos mostraron una clara tendencia hacia los activos relacionados con la tecnología: durante 2021 el 58% invirtió en empresas tecnológicas o de Internet, y el 52% en criptodivisas. «Las tecnologías se vieron muy favorecidas por la pandemia y aunque se ajustaron después de la apertura, siguen presentando rendimientos atractivos, ya que es un soporte clave en el comercio, la conectividad y los diferentes servicios», corrobora Toledo.
En Brasil, las criptomonedas, con un 26%, las acciones o fondos que se centran en sectores de internet y tecnología, con un 22%, y las acciones o fondos que invierten en vehículos eléctricos, con un 21%, se situaron entre los tres tipos de inversiones más importantes que los inversores brasileños realizaron por primer vez en el año pasado. Los inversores que se declaran expertas o con conocimientos avanzados en la materia seleccionaron más opciones entre diferentes clases de activos o sectores, lo que generó una mayor representación porcentual en relación con cada clase de activos o sector.
«Esto es probablemente el resultado de que este grupo se siente más cómodo negociando en diferentes clases de activos y mercados. Comparativamente, el grupo de principiantes o intermedios registró un ratio de selección proporcional menor. Esto indica que sus carteras están generalmente menos diversificadas entre las clases de activos, lo que significa que tienden a ceñirse a lo que entienden», añade Celano.
Por su parte, Lesley-Ann Morgan, Head of Multi-Asset Strategy de Schroders, coincide en señalar que muchas personas consideran que ahora tienen que asumir mayores riesgos en busca de rentabilidad, tras la pandemia. “Es probable que las difíciles condiciones económicas del año pasado hayan influido en ello. En un entorno de bajos tipos de interés, no es de extrañar que las opciones de inversión más arriesgadas sean más atractivas, especialmente para los inversores más jóvenes. Los inversores también se han visto estimulados a buscar una gama más amplia de clases de activos”.
«En general, estos resultados muestran que la proporción de inversores abiertos a asumir un mayor riesgo ha aumentado, pero como la mayoría de las personas declaran que el rendimiento de sus inversiones también tiene un impacto en su salud mental, deberían asegurarse de que el riesgo se aborda con precaución», subraya.
Un dato muy alentador, a medida que nos acercamos a 2022, es el marcado aumento de la tasa de vacunación en los mercados emergentes, incluso a pesar del riesgo que aún pueden significar variantes nuevas como Ómicron. Si bien esto ha contribuido a sustentar el crecimiento económico, es probable, en la opinión de los expertos de Schroders, que no se repita en 2022.
El crecimiento general en los mercados emergentes empezará a moderarse, y esto es bien sabido por los mercados, que se han ajustado de manera acorde durante 2021. Efectivamente, cabe la posibilidad de que los mercados emergentes den una sorpresa positiva el año próximo.
Los gestores de carteras de mercados emergentes de Schroders siguen de cerca las perspectivas inflacionarias y un posible punto de inflexión. También buscan un punto de inflexión en términos de crecimiento económico en China.
El riesgo geopolítico es un área que debe supervisarse continuamente. Además, hay varias elecciones clave; desde Corea del Sur en marzo, hasta la elección presidencial de Brasil en octubre.
Las economías de los mercados emergentes
David Rees, economista sénior en mercados emergentes
La amenaza de variantes nuevas significa un riesgo constante a tener en cuenta, como lo muestra la incertidumbre en torno a Ómicron, y puede provocar un cambio muy drástico de las perspectivas. Sin embargo, la amplia mayoría de los mercados emergentes está en proceso de vacunar a gran parte de su población en los próximos meses. Esto podría ser claramente beneficioso para la recuperación continua de la actividad económica. Mejores resultados en materia de covid serían una buena noticia para los mercados emergentes y, en particular, beneficiarían a las economías basadas en servicios; especialmente, las que dependen mucho del turismo.
De todos modos, no hay manera de evitar la disminución del crecimiento económico en los mercados emergentes en 2022. Muchas economías ya han retornado a sus niveles prepandemia y esto, naturalmente, hace que sea más difícil sostener tasas de crecimiento por encima de la tendencia. En 2021, los niveles de crecimiento se han visto beneficiados por la base baja de comparación del año pasado, lo que prácticamente garantiza un ritmo más lento de expansión en 2022. Si analizamos más allá de estos tecnicismos, encontraremos otros motivos fundamentales para prever una disminución del crecimiento.
El empeoramiento de las proyecciones de crecimiento de los mercados desarrollados significa que es probable que la demanda de productos manufacturados baje en el curso de este año. El comercio mundial es un factor de impulso importante para el crecimiento de los mercados emergentes y, si bien un mayor nivel de reposición de inventario de las empresas durante la pospandemia puede brindar apoyo en el corto plazo, es probable que las altísimas tasas de crecimiento de las exportaciones registradas en 2021 no puedan sostenerse. En general, esto es negativo para las economías pequeñas y abiertas de los mercados emergentes de Asia, partes de Europa Central y Oriental, y México.
Las perspectivas más bajas para China pueden afectar a determinados ME. Por ejemplo, si la actividad moderada del sector de bienes raíces se traduce en menor demanda de commodities, como los metales industriales, esto impactaría en las exportaciones de las economías de Latinoamérica y el África subsahariana.
En los ME, una política fiscal y monetaria más estricta tendrá un peso cada vez mayor en el crecimiento. El fuerte aumento de la inflación en los ME, que sofocó a muchos mercados emergentes en 2021 y obligó a los bancos centrales a realizar aumentos bruscos de las tasas de interés, debería aquietarse. Sin embargo, la suba de tasas suele impactar en la actividad de seis a nueve meses después. Combinado con un posible recorte fiscal, a medida que los gobiernos intentan reparar el daño causado por la pandemia en los presupuestos, el endurecimiento de la política tiene grandes chances de ser muy contraproducente para la actividad. En última instancia, esto puede significar que los bancos centrales no apliquen todo el endurecimiento que ahora se está aplicando en los mercados, lo que abre una ventana de oportunidad para los inversores en los mercados locales.
En consecuencia, esperamos que el crecimiento del PBI en los mercados emergentes se reduzca del 6,5 % esperado en 2021, a cerca del 4,5 % en 2022. Si estamos en lo cierto, es poco probable que los mercados emergentes experimenten un crecimiento mayor que el de algunos mercados desarrollados. Aunque esto no debería tomar totalmente por sorpresa a los inversores, en general, una prima de crecimiento tan limitada plantea un escenario delicado para los mercados.
Renta variable de los ME
Tom Wilson, responsable de renta variable de mercados emergentes
El estímulo global que se implementó como respuesta a la pandemia está despareciendo, y a ello se suma un menor crecimiento de la liquidez y la inminente reducción de estímulos en los Estados Unidos. La anticipación de políticas monetarias más estrictas le ha puesto mayor presión al dólar estadounidense, lo que complica las condiciones financieras del mundo emergente. Los cuellos de botella, la disrupción del mercado laboral, el aumento del precio de la energía y la recuperación económica poscovid también han causado una inflación más persistente que la esperada, lo que ha venido impulsando el temor a una estanflación.
Ha habido una continua normalización a nivel global, sustentada por la distribución de vacunas y los altos niveles de inmunidad poscontagio. El nivel de penetración de las vacunas en los mercados emergentes ha alcanzado el de los mercados desarrollados, mientras que algunos estudios, inclusive en la India, muestran niveles elevados de inmunidad natural por la infección postcovid. En líneas generales, esto debería traducirse en menores restricciones a la actividad en el futuro, lo que permitiría abordar los cuellos de botella y reducir la disrupción en fabricación y logística en 2022.
En tanto, el retiro de estímulos y la desaparición de la demanda creciente deberían reducir la presión inflacionaria y calmar el temor a una estanflación. Por supuesto, las variantes nuevas suponen un riesgo constante, en especial, si evaden a las vacunas actuales y generan un aumento de las tasas de mortalidad, y pueden cambiar sustancialmente las perspectivas.
El endurecimiento de la política de la Fed puede suponer viento en contra constante, pero los mercados emergentes son más resilientes que en el último ciclo de aumento de tasas de la Fed, como lo muestran los siguientes gráficos. Las cuentas externas suelen estar en orden, el ingreso de capital reciente ha sido menos especulativo que en 2013, las divisas de los mercados emergentes se ven baratas en general y los rendimientos de la deuda local de los mercados emergentes son relativamente atractivos.
La reducida disponibilidad de crédito en China se está sintiendo. Las condiciones económicas están empeorando debido a un impulso crediticio negativo, el cambio de 12 meses en préstamos nuevos como un porcentaje del PBI y una amplia acción regulatoria. Esta última ha generado incertidumbre en el mercado y ha tenido un impacto económico directo a través del sector de bienes raíces. Esperamos que la política se vuelva más estimulante y el impulso crediticio toque fondo y se recupere. También consideramos que el alboroto regulatorio puede haber alcanzado su pico máximo.
El impulso crediticio suele verse reflejado en la actividad económica en un plazo de nueve meses, como lo muestra el siguiente gráfico, lo que sugiere que la economía china seguirá siendo débil hasta mediados del año próximo. Sin embargo, en el segundo semestre de 2022, es posible que mejoren las perspectivas macroeconómicas para China. Aunque la ganancia de las empresas se verá afectada por la desaceleración económica de este año, los mercados tienen visión de futuro y pueden comenzar a pensar en una recuperación.
Riesgos para 2022
Los riesgos clave para las perspectivas incluyen la geopolítica, las variantes nuevas de COVID-19, capaces de evadir a las vacunas, el escenario inflacionario que demuestra no ser transitorio y la futura senda hacia la regulación en China. El último punto refleja los objetivos de “prosperidad común” del Gobierno, en términos de abordaje de la inequidad y mejora de la movilidad social. El ritmo de las nuevas iniciativas parece haber bajado, pero seguimos supervisando la situación de cerca, en especial, de cara a la reunión del Congreso Nacional del Partido Comunista en el cuarto trimestre del año que viene.
Valoraciones
En total, las valoraciones de los mercados emergentes no son baratas en relación con su historial. Sin embargo, esto esconde variaciones considerables en términos de países, sectores, acciones y tipos de inversión. También hay cierta incertidumbre sobre las ganancias de las empresas el año próximo, que surge de las presiones del crecimiento económico, alimentadas por el endurecimiento de la política monetaria. Sin embargo, en comparación con los Estados Unidos, las valoraciones se ven más atractivas, mientras que diversas divisas de los mercados emergentes lucen cada vez más baratas.
Hacia 2022, es posible que comencemos a ver un escenario más positivo. La política monetaria ha anticipado mayor inflación, y las tasas reales lucen atractivas. Si la presión inflacionaria disminuye, podría haber lugar para una relajación de la política monetaria. En tanto, cabe la posibilidad de que la economía china empiece a mejorar.
Países a los que debemos seguir
En términos de nuestra preferencia actual del mercado, mantenemos una visión menos favorable de China aunque hemos reducido nuestra escala de infraponderación en los últimos meses. A pesar de que seguimos viendo una promesa a largo plazo en la India, sustentada por el avance de las reformas, las valoraciones caras continúan moderando nuestro apetito.
En cambio, nos gustan los mercados emergentes de Polonia y Hungría, en Europa Oriental, donde el crecimiento económico es sólido y las valoraciones son razonables. Rusia es el mercado que preferimos, debido a las valoraciones baratas y a que se beneficia de precios de commodities más altos. Los riesgos geopolíticos persisten, y dadas las tensiones con el Oeste en reciente aumento, estamos supervisando la situación de cerca.
Brasil también puede ser una oportunidad en 2022, ya que las valoraciones reflejan un riesgo político elevado, y un punto de inflexión en la inflación puede dar lugar a la flexibilización monetaria en la última parte del año próximo. Continuamos, modestamente, sobreponderando el mercado de Corea, dada la amplia selección de oportunidades accionarias y las valoraciones atractivas.
La deuda de los mercados emergentes
James Barrineau, responsable de estrategia global de deuda de mercados emergentes
El lanzamiento oficial del programa de reducción de estímulos de la Fed es un cierre adecuado para un año en que los inversores de la deuda de los mercados emergentes lucharon poderosamente contra los recuerdos del berrinche del mercado de 2013. Esta vez, no creemos que los inversores esperen dos años de vacas flacas, como de 2013 a 2015, dado que la Fed sigue un formato similar.
Si bien los inversores podrían temer las consecuencias de una suba de tasas de interés en los Estados Unidos, los mercados son mecanismos “informacionalmente eficientes” y todo es tomado en cuenta. Como muestra el siguiente gráfico, el inicio del último ciclo de aumentos de diciembre de 2015 coincidió con una recuperación de los rendimientos del mercado local para los inversores que duró dos años. Este ciclo (desde los comentarios sobre “tapering”, o la reducción de estímulos, pasando a la efectiva reducción, hasta el despegue de las tasas) va camino a ser mucho más corto, lo que sugiere que se ha tenido en consideración un alto porcentaje del sufrimiento.
El dólar es un 18 % más alto que al inicio del ciclo anterior. Los bancos centrales de los mercados emergentes han estado subiendo las tasas de manera preventiva durante muchos meses, lo que amplió la diferencia en las tasas nominales con el mundo desarrollado. Además, las divisas, en líneas generales, nunca recuperaron por completo sus niveles de valoración reales previos al primer ciclo de reducción de estímulos. Las valoraciones son mucho más esperanzadoras hoy.
Si la inflación se modera y vuelve a acercarse a los niveles deseados por los bancos centrales en 2022, las perspectivas para los inversores de deuda de los mercados emergentes en divisa local podrían ser muy buenas. Durante el transcurso de este año, el rendimiento del mercado local de DME, medido por el índice global diversificado de deuda pública para mercados emergentes (GBI-EM), aumentó del 4,2 % al 5,65 %, a medida que los ciclos de aumento avanzaron. El diferencial, o diferencia en rendimiento, de los bonos del Tesoro de igual duración ha aumentado a poco más de 430 puntos básicos.
Los bancos centrales con mayor credibilidad, como los de Rusia y México, probablemente sean los primeros en poner un freno a los aumentos. Otros, en Europa Central y Brasil, se tomarán más meses en controlar las tendencias inflacionarias. Los países asiáticos tienen una credibilidad más parecida a la de los mercados desarrollados que otras regiones de mercados emergentes; además, si bien los rendimientos locales son más bajos, la volatilidad de la divisa también es mucho más moderada. Durante el transcurso de 2022, esperamos que casi toda la clase de activos haya completado ciclos de aumentos y quede con tasas de interés reales muy superiores a las de los mercados desarrollados; tal vez, con el surgimiento de ciclos de recorte de tasas.
Las divisas tendrán que cooperar con una visión optimista de las tasas para que la mayoría de los inversores se sientan atraídos. La estabilidad del renminbi de China, donde las tasas reales, es decir el neto de la inflación, son las más positivas de la clase de activos, indica que las tasas positivas son un gran atractivo a pesar de la importante cantidad de emisiones soberanas. También preferimos a Malasia e Indonesia en la región por el mismo motivo. El rublo ruso luce casi a prueba de balas, con fuertes cuentas externas. En Latinoamérica, se destaca México, debido a la proximidad con los Estados Unidos y la ausencia de presión fiscal.
Respecto de la deuda en dólares, las perspectivas son menos esperanzadoras. En la deuda de mercados emergentes de grado de inversión, el diferencial de rendimiento comparado con los bonos del Tesoro de los Estados Unidos es históricamente bajo; sin embargo, aún ofrece un pick-up modesto en comparación con la deuda de mercados desarrollados con similar calificación, que ha logrado estabilidad. Los diferenciales de bonos de mercados emergentes de alto rendimiento son más atractivos que los de alto rendimiento estadounidenses, pero no cuentan con un entorno operativo estable. Ser activo y adoptar un enfoque selectivo es clave. Algunos créditos de baja calificación lucharán contra los requisitos de financiamiento y la necesidad de endurecimiento de las políticas fiscales (muchos mercados de la frontera y de África subsahariana). Otros podrían no ser candidatos al default, pero lucharán contra las políticas tendientes a recuperar la sostenibilidad de la deuda a medida que el crecimiento y el gasto bajan.
Pixabay CC0 Public DomainWoodley Wonderworks. Woodley Wonderworks
Los principales temas que se trataron durante la COP26 se centraron en que la comunidad internacional ayudará a diseñar y ofrecer un futuro más sostenible tanto para las personas como para el planeta. Pero, según explica Jared Cook, especialista de inversión en renta fija en AXA IM, mientras que las medidas que están tomando los países desarrollados han sido objeto de un gran escrutinio, podría decirse que se ha prestado menos atención al avance -y la financiación- de la sostenibilidad en los mercados emergentes.
Por supuesto, todas las miradas están puestas en China, el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, responsable de alrededor del 30% de las emisiones mundiales de CO₂. En septiembre de 2020, el presidente de China, Xi Jinping, se comprometió a lograr la neutralidad en materia de carbono para 2060, lo que significa que las emisiones de carbono del país se compensarían financiando una cantidad equivalente de reducción de carbono en otros lugares.
China también ha anunciado recientemente planes para reducir su dependencia de los combustibles fósiles por debajo del 20% para 2060, una declaración ambiciosa dado que el año pasado el carbón representó casi el 60% del uso energético del país (1). En consonancia con estos objetivos, China es ahora el principal productor y exportador de tecnologías de energías renovables, lo que demuestra su firme compromiso con la sostenibilidad (2).
Fuera de China, otros mercados emergentes están dando grandes pasos en cuanto a políticas medioambientales. Por ejemplo, Brasil lleva casi 50 años añadiendo etanol a su combustible para reducir la dependencia de la gasolina, y en 2020 el consumo medio nacional de biocombustible fue de 0,72 barriles equivalentes de petróleo (boe, por sus siglas en inglés) por persona, considerablemente superior a la media mundial de 0,08 barriles equivalentes de petróleo por persona (3). Además, alrededor del 84% de la electricidad de Brasil proviene de fuentes renovables, una de las proporciones más altas a nivel mundial (4).
Por su parte, Costa Rica ha llevado a cabo un enorme programa de reforestación, aumentando la cobertura forestal hasta el 60% del país, frente al 40% de hace sólo 30 años (5). Con una abundancia de energía solar y eólica para aprovechar, Chile también tiene una amplia capacidad de energía renovable.
En 2020, el país se fijó el objetivo de convertirse en uno de los principales productores y exportadores de hidrógeno verde (hidrógeno producido a partir de energías renovables), una iniciativa clave para lograr el objetivo de reducir el consumo mundial de combustibles fósiles.
Otras regiones están menos avanzadas en sus políticas de sostenibilidad, siendo África un ejemplo en el que aún queda mucho por hacer. Sin embargo, esto también significa que hay enormes oportunidades para un impacto medioambiental positivo. El Programa Africano de Estímulo Verde, lanzado en 2021, está diseñado para apoyar la respuesta de recuperación del continente a los devastadores impactos socioeconómicos y ambientales de la pandemia del COVID-19 de una manera más verde y sostenible. Al mismo tiempo, dado que un gran porcentaje de la mano de obra de África está empleada en la agricultura, existe una importante necesidad de apoyo para mejorar la productividad agrícola, lo que a su vez podría conducir a una mayor seguridad alimentaria. Además, millones de personas en el continente siguen sin agua potable, otra área clave que debe ser abordada.
Crecimiento de los bonos verdes
El desarrollo del mercado de bonos verdes es una clara muestra del compromiso de los mercados emergentes con el cambio climático, ya que la deuda se emite con la intención de utilizar los ingresos para financiar proyectos sostenibles. En 2020, se emitieron unos 40.000 millones de dólares en bonos verdes en los mercados emergentes, lo que supone un aumento del 20% respecto al año anterior. Desde 2012, 43 países de mercados emergentes han emitido bonos verdes, lo que supone 226.000 millones de dólares de emisión total. Aunque el mercado de bonos verdes todavía constituye sólo el 5,5% del total del crédito de los mercados emergentes, se está expandiendo rápidamente, con 100.000 millones de dólares de emisión anual prevista para 2023 (6). China sigue siendo el mayor emisor de bonos verdes en los mercados emergentes, pero India, Chile y Brasil también han sido grandes impulsores de este mercado en crecimiento en los últimos años.
Siguen existiendo obstáculos
Sin embargo, los países con mercados emergentes todavía tienen que superar obstáculos para aplicar políticas sostenibles. Por ejemplo, muchos países en desarrollo carecen actualmente de la tecnología necesaria para adoptar las energías renovables y/o de la riqueza para desarrollarlas, mientras que las naciones más pobres tienen necesidades más básicas que atender. Además, dada la heterogeneidad de los mercados emergentes, es difícil aplicar un modelo único para todos. Por ejemplo, la orografía de Brasil dificulta la implantación de trenes eléctricos, mientras que la falta de infraestructuras en Colombia supone un reto para la adopción de tecnología sostenible.
Por un lado, los países de mercados emergentes son algunos de los mayores emisores de carbono, lo que refleja su rápido crecimiento económico reciente, a menudo combinado con fuentes de energía más baratas e intensivas en carbono. Pero, por otro lado, las emisiones de carbono per cápita son significativamente mayores en los mercados desarrollados, y la gran mayoría del presupuesto de carbono ha sido utilizado históricamente por las naciones desarrolladas, en particular la Unión Europea (UE) y los Estados Unidos (7).
En AXA IM creen que la puesta en marcha de programas de descarbonización no debe ir en detrimento del futuro crecimiento económico de los países con mercados emergentes, y las naciones desarrolladas tienen la responsabilidad de ayudar a financiar la sostenibilidad en los mercados emergentes. Por ejemplo, pueden proporcionar ayuda financiera y tecnología para permitir una aplicación más rápida de las políticas medioambientales, reconociendo que será necesario un esfuerzo de colaboración para luchar contra el cambio climático. El acuerdo alcanzado en la COP26 para que Estados Unidos, la Unión Europea y otros países desarrollados ayuden a financiar la transición de Sudáfrica hacia el abandono del carbón es un paso positivo que podría servir de modelo para otros países y otros proyectos.
Las convicciones de AXA IM
Los factores medioambientales, sociales y de gobernanza (ASG) son una consideración clave a la hora de dirigir el capital hacia los mercados emergentes. Las estrategias de deuda de mercados emergentes de la gestora se adhieren a las políticas de exclusión sectorial de AXA IM, lo que significa que no invierten, por ejemplo, en empresas que producen armas controvertidas, materias primas agrícolas como el aceite de palma.
Dentro de las estrategias de renta fija emergente también se aplica la política de Normas ESG de AXA IM, que también excluye ciertas áreas como el tabaco, así como la metodología de puntación ESG. El objetivo es que las estrategias de deuda de mercados emergentes tengan una puntuación ESG superior a la de su índice de referencia o a la de su universo, fomentando una inclinación hacia inversiones con una alta calidad ESG.
Durante los últimos 20 años, muchos países de mercados emergentes han sido considerados en gran medida como exportadores de materias primas, con economías construidas sobre sus reservas naturales de petróleo, gas y metales. Como tal, el sector energético ha representado normalmente una asignación significativa en las estrategias de deuda de mercados emergentes. Sin embargo, el equipo gestor de las estrategias de renta fija emergente ha ido reduciendo su exposición a estos activos en favor de otros sectores más orientados al consumo que en AXA IM creen que ofrecen una mayor sostenibilidad. También se han centrado en las oportunidades de energía renovables en América Latina y Asia.
Además, en AXA IM han tratado de reducir la huella de carbono de sus estrategias de deuda de mercados emergentes. Para ello, han reducido su exposición a sectores con altas emisiones de carbono, como los productores de acero y proteínas y las empresas de servicios públicos.
La gestora también ha reforzado su política de inversión en el sector del petróleo y el gas, con nuevas exclusiones para mitigar los impactos adversos de la industria sobre el medio ambiente. Dentro de las estrategias de renta fija de los mercados emergentes, han reducido la exposición a los productores de petróleo, en particular a los que son empresas estatales, que además de ser intensivos en carbono son potencialmente menos abiertos al compromiso.
En AXA IM creen que las cuestiones de desarrollo sostenible son una preocupación importante para los inversores en deuda de mercados emergentes. Al combinar los factores ASG con los criterios financieros tradicionales, pretenden no sólo crear estrategias de inversión más estables con una rentabilidad potencialmente superior a largo plazo, sino también ayudar a los países de mercados emergentes a desempeñar su papel en la financiación de un futuro más sostenible para el planeta.
Anotaciones:
(1) China reducirá el uso de combustibles fósiles por debajo del 20% en 2060 | China | The Guardian
(2) Diario de China, marzo de 2021
(3) BP Statistical Review of World Energy 2021
(4) Nuestro mundo en datos 2020
(5) Earth.org, octubre de 2021
(6) IFC 2020
(7) Citigroup, octubre de 2021
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Si la teoría financiera tradicional funcionara, ya nos hubiera caído una bomba atómica sobre los mercados. Pero sabemos que hace tiempo la teoría dejó de ser útil para explicar muchos fenómenos que estamos viendo actualmente. Valoraciones excesivas, precios exorbitantes, relaciones oferta y demanda que se rompieron, un nuevo impulso excesivo (¿burbuja?) al gasto en construcción residencial (gráfica 1), entre muchas otras variables que no tienen sentido alguno. ¿Por qué si todo está tan alto y el dólar está tan caro, sigue todo subiendo y el dólar, allá arriba, como si nada?
Parte fundamental de la explicación es que el dinero sigue yendo «a manos llenas» hacía EE.UU., y toda su amplia gama de activos financieros y no financieros. Los datos muestran que, entre abril de 2020 y septiembre de 2021, la posición de inversión internacional norteamericana ha seguido debilitándose, volviéndose aún más negativa de lo que era antes de pandemia (gráfica 2). Hoy ya es un déficit de más de 15 trillones (billones europeos) de dólares estadounidenses, lo que equivale decir que EE.UU. “debe” al resto del mundo una cifra similar a lo que vale la economía de China. Así, no solo los dólares que ha impreso la FED no han salido masivamente, sino que muchos otros dólares han estado llegando, explicando por qué a pesar de que hoy existen 9 trillones de dólares de masa monetaria adicional (un 30% de todos los dólares que existen han sido creados en los últimos 21 meses), el precio del dólar no baja.
Lo anterior justifica el símil que les digo a los inversionistas de que, en los últimos meses, invertir en EE.UU. es como encontrar petróleo en Arabia: es como ir a la fija; porque donde se ponga dinero, se hace dinero. Con sus excepciones, claro está, porque también es cierto que no todo el mundo la pasa bien: las altas cantidades de dinero han llevado a que vehículos como los money markets, cuyo mandato de inversión fundamental es la estabilidad de la unidad, estén teniendo serias dificultades para invertir.
La solución la dio la misma entidad que creo el problema (sí, adivinaron, la FED). Para mantener las tasas de interés bajas en el corto plazo en medio de una inflación galopantemente creciente (otro desajuste de la teoría tradicional), la FED ha estado comprando bonos de corto plazo de manera masiva, pero subsanando el tema de los money markets abriéndoles la ventana de repos inversos de manera descontrolada. Esta facilidad, antes utilizada para cuadrar las cuentas trimestrales, hoy sirve para que los dineros de corto plazo duerman en las arcas de la Reserva a razón de cerca de 1,5 trillones de dólares diarios (gráfica 3), ganando un «interesante» retorno de 0,05%.
Un tema no menor es que lo que pasa en EE.UU. hace parecer mínimo lo que está sucediendo en otras latitudes. Mientras que en el año hasta la fecha las acciones emergentes habían recibido algo más de 110 billones (110.000 millones según nomenclatura europea) de dólares en flujos de inversión, las acciones norteamericanas han recibido una cantidad 10 veces mayor: 1,1 trillones de dólares. Comparativamente vs. sus promedios históricos, las acciones emergentes (y esto mismo se extiende a los bonos emergentes) han tenido uno de sus mejores años, sin embargo esto no se ha notado masivamente. Así, la bolsa norteamericana sigue ganando participación tanto en el absoluto como en el relativo: en septiembre, la NYSE valía 28 trillones de dólares; y el Nasdaq, 22 trillones de dólares. La bolsa siguiente es Shangai, que vale algo más de 7 trillones de dólares.
Mientras la FED siga metiendo dinero en la economía, creo que la situación va a seguir siendo similar. Si bien ha empezado a reducir el ritmo, el hecho es que mes tras mes sigue llegando dinero fresco a los mercados, con las implicaciones ya conocidas. Realmente el punto de quiebre lo veremos cuando lleguemos a cero, pues ese día ya dejaremos de recibir el flujo para vivir solo del stock de dinero que es alto, pero que no se va a seguir alimentando. Si eso se da en mayo de 2022, podremos ver un verano relativamente agitado en los mercados el próximo año. Así fue la vez pasada, no hay razón para pensar que esta vez será diferente.
Claro, no todo tiene que ser un escenario catastrófico; ni más faltaba (y aclaro, los mercados pueden corregir, pero siempre tienen lógica que vaya al alza). Oportunidades siempre existirán (y en honor de la verdad, cabe anotar que las compañías norteamericanas en los últimos dos trimestres han tenido el mejor margen operativo desde la década de los 50, superando el 15%). Noviembre fue un buen ejemplo de ellas, pues aunque el índice agregado S&P 500 terminó negativo (0,6%), los sectores tradicionalmente defensivos (y que no les había ido bien, cabe decir), como los Servicios Públicos, tuvieron un retorno positivo de 2,5%. Realmente tener un manager local que aproveche dichas oportunidades, o estar en una plataforma offshore que brinda acceso a los sectores de manera desagregada, será totalmente clave.
Otra de las buenas acciones a tomar, será el exponerse a los activos no tradicionales, que han ganado mucha relevancia en los últimos años y, sin duda alguna, lo seguirán haciendo. El mundo internacional ofrece opciones casi infinitas, y para no alargarme, varias que han llamado mi atención recientemente: fondos de private equity con algún grado de liquidez; fondos de crédito privado a sectores específicos (ej, a constructores no residenciales en UK, que es un sector que viene rezagado); o fondos de infraestructura, que pueden tener un ciclo diferente y hasta ahora estar despegando.
Elpróximo año será retante y, en cierto sentido, muy divertido. Una montaña rusa de emociones, probablemente. Sin embargo, con tantas opciones de inversión disponibles, navegar los momentos de turbulencia que pueden llegar a presentarse, es más sencillo. Toca, eso sí, tener la mente abierta para explorar nuevas posibilidades, que se consiguen por montones y que cada día, están más al acceso de una amplia gama de inversionistas.
Foto cedidaNuevo equipo de Beka Credit, el área de gestión de deuda privada alternativa.. Beka Finance ficha nuevo equipo para Beka Credit, el área de gestión de deuda privada alternativa
Beka Finance ha fichado un nuevo equipo para el área de negocio de gestión de deuda privada alternativa de la firma, que ayudará a potenciar el negocio y contribuirá a consolidar el crecimiento y la posición de liderazgo de Beka Finance en el mercado alternativo.
Según señala la firma, dentro del equipo se incorporan Lars Schmidt-Ott, como Managing Partner; Jerónimo Sánchez como director de Originación y Desarrollo de Negocio; Manuel Acevedo como director de Crédito; Víctor Menéndez como director de Estructuración; y José Luis Riera como director Financiero y de Operaciones. Además, Julieta Garretano y Luis Torroba se unen para reforzar la función de crédito, desde Finalbion y Be-Spoke Capital respectivamente.
Schmidt-Ott cuenta con una extensa carrera profesional, habiendo trabajado en entidades como The Boston Consulting Group y Swiss Re Financial Services. Fue cofundador de Capital Efficiency Group, la plataforma europea de préstamos mezzanine más grande en su momento y fundador de Be-Spoke Capital, una de las gestoras de deuda privada alternativa más grandes de España. Por su parte, Jerónimo Sánchez ha desarrollado durante 22 años su carrera profesional en el Grupo Santander donde en los últimos años ha sido, entre otros, director de Distribución de la Red de Banca Comercial en España y Director Territorial de Madrid.
En el caso de Manuel Acevedo, cuenta con 21 años de trayectoria profesional en el Grupo Santander, gran parte de ellos en el área de Corporate & Investment Banking como Managing Director, habiendo desempeñado, entre otros roles, el de responsable Global de Riesgo de Crédito de Clientes Corporativos, Instituciones Financieras y Financiaciones Estructuradas. Manuel comenzó su carrera en el negocio de private equity del Grupo Santander.
Por otra parte, Víctor Menéndez cuenta con gran experiencia en liderar tanto operaciones de financiación estructurada como equipos de financiación altamente especializados en diferentes sectores y productos. En los últimos años ha desarrollado su carrera profesional como asesor de diversas fintechs y direct lending, tras trabajar en Santander como Managing Director y responsable global de Financiación Corporativa y Leverage Finance, así como director ejecutivo y responsable global de Leverage Finance, Real Estate y TMT. En el caso de José Luis Riera, ha sido director financiero del grupo Gedesco y previamente del Grupo Celistics. Ha desarrollado también su carrera profesional en entidades como HSBC Bank, Banesto, Caja Madrid, IVEX y KPMG.
Por último, y liderando este equipo, se encuentra José Corral, quien se incorporó a Beka Finance el pasado septiembre, como Managing Partner y CEO de Beka Credit, responsable del negocio de gestión de fondos de deuda privada alternativa. “El equipo de Beka Credit ofrece una combinación única de experiencia, capacidades de gestión de crédito y conocimiento profundo de los clientes de empresas en España y Europa”, ha afirmado José Corral.