El apetito de los inversores y el acecho de los tipos de interés: ¿vamos hacia un ciclo de crédito irregular?

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Durante el primer trimestre del año, los mercados de crédito se beneficiaron del estrechamiento de los diferenciales y de los rendimientos totales mayoritariamente positivos, ya que los inversores se centraron en el impacto positivo para los indicadores de crédito debido al fuerte crecimiento y los datos de empleo, incluso cuando los persistentes datos de inflación en EE.UU. causaron un cambio en las expectativas de tasas de interés, señala el último análisis de Janus Henderson Investors.

Según la publicación de su Credit Risk Monitor correspondiente al mes de mayo, las empresas han encontrado a los inversores receptivos a nuevas emisiones, dado el apetito por asegurar rendimientos atractivos. «Tanto las emisiones de grado de inversión como las de alto rendimiento han aumentado notablemente en comparación con el mismo período del año pasado, ya que las empresas han buscado aprovechar las condiciones de financiación favorables», señala el documento de Janus Henderson.

La gestora defiende que existe el potencial de un mayor estrechamiento de los diferenciales, pero la volatilidad de las tasas presenta un riesgo si la desinflación impulsada por la oferta evoluciona hacia una inflación impulsada por la demanda. Según explica, hasta ahora, los mercados se han centrado en la historia de crecimiento positivo, pero las buenas noticias económicas pueden convertirse en malas noticias si las preocupaciones por la inflación retrasan los recortes de tasas.

Para analizar el momento del ciclo de crédito, Janus Henderson usa tres indicadores –Debt Loads and Servicing, Access to Capital Markets, y Cashflow/Earning– con los que rastrea los fundamentales y ayuda a posicionar las carteras. «Los mercados de capitales han estado completamente abiertos para que las empresas de buena calidad accedan a financiamiento en lo que va de 2024. Vemos esto como una señal positiva de que la demanda está liderando una fuerte oferta. Los inversores quieren poseer crédito corporativo. Una de las historias recientes que se están desarrollando es la dispersión entre diferentes economías en cuanto a política monetaria. Los bancos centrales no se están moviendo juntos tanto como solían hacerlo. Creemos que esta dispersión continuará y será importante para los mercados de crédito y de tasas», apunta Jim Cielinski, director global de Renta Fija en Janus Henderson Investors, a la luz de estos indicadores.

Al analizarlos uno a uno, la gestora que detectado que en el indicador Debt Loads and Servicing arroja un debilitamiento leve de los fundamentales de crédito. Según explica el informe, la mayoría de las empresas pueden atender su deuda, pero algunas claramente no pueden, por lo que los incumplimientos están aumentando. En este sentido, el deterioro en los ratios de crédito es leve, sin embargo, y las tasas de incumplimiento probablemente alcanzarán niveles relativamente bajos, con una tasa de incumplimiento ligeramente más alta en EE.UU. dado que tiene un mercado de alto rendimiento de menor calidad que Europa.

«El estrés está concentrado en los sectores inmobiliario, de telecomunicaciones, medios y farmacéutico. Los cambios en los hábitos laborales, las cargas de deuda y los mayores costos de financiamiento explican los problemas en el sector inmobiliario, mientras que el sector de medios ha estado luchando debido a la debilidad en los operadores de cable y una suavización general en la publicidad, aunque un año electoral ocupado en 2024 podría ser favorable para el gasto en publicidad. Los incumplimientos/estrés han sido idiosincrásicos, pero un tema recurrente ha sido el alto nivel de apalancamiento expuesto por los mayores costos de financiamiento»,  indican en sus conclusiones.

Respecto al indicador Access to Capital Markets, este muestra que los factores técnicos del mercado siguen siendo favorables, pero ha resurgido la volatilidad de las tasas. «El apetito de los inversores por el crédito ha sido fuerte, con emisiones a menudo sobre suscritas en exceso. Esto ha permitido que los diferenciales se estrechen en el primer trimestre de 2024 (construyendo sobre el estrechamiento de diferenciales anterior en el cuarto trimestre de 2023) y ha creado un efecto autorreforzante a medida que los inversores se volvían más confiados en que las empresas podrían acceder a financiamiento. Tanto las emisiones de grado de inversión como las de alto rendimiento en EE.UU. y Europa durante el primer trimestre aumentaron notablemente en comparación con el mismo período del año anterior. Los mercados de capitales públicos, junto con los mercados de crédito privados favorables, parecen estar compensando la continua rigidez en los estándares de préstamo bancario. Esperamos que los bancos centrales comiencen a reducir las tasas este año, lo que ayudará a reducir los costos de financiamiento, pero los datos resistentes de EE.UU. y la inflación más persistente significan que Europa podría moverse antes que EE.UU. en cuanto a recortes de tasas», indica el documento.

Por último, el indicador Cashflow/Earning sugiere que podría lograrse un raro aterrizaje suave. Según la gestora, la desinflación a nivel mundial, los datos económicos mejores de lo esperado en EE.UU. y el fondo de los PMIs en Europa han dado credibilidad a la tesis de que los banqueros centrales pueden controlar la inflación sin un daño excesivo a la economía. «La perspectiva de crecimiento de las ganancias parece haberse estabilizado en general, con todas las regiones pronosticadas para ofrecer ganancias positivas en 2024. Mantenemos algunas preocupaciones de que el impacto retrasado de los aumentos de tasas anteriores aún pueda pesar en la economía, pero los mercados de consumo y laboral resilientes deberían brindar apoyo a las ganancias corporativas«, indican.

Asignación de activos

Ahora bien, ¿cómo trasladar esta información a la asignación de activos? En opinión de la gestora, tanto el crédito de grado de inversión como el de alto rendimiento son atractivos. Según su análisis, el crédito de grado de inversión es más sensible a la duración y tiene una mayor calidad crediticia, así pues debería beneficiarse de la caída de las tasas al tiempo que ofrece más protección en diferentes escenarios económicos. En un escenario de aterrizaje suave, el alto rendimiento debería desempeñarse bien. «La selección individual de valores/sectores seguirá desempeñando un papel importante en la obtención de rendimientos ajustados al riesgo atractivos en las carteras de crédito», advierten.

En este sentido también apuntan que hay una dispersión creciente entre las empresas de alta y baja calidad. «Se está volviendo menos una cuestión de región o industria y cada vez más importante observar a las empresas de manera individual, especialmente si sus estructuras de capital son apropiadas. No esperamos una explosión en los incumplimientos, pero las tasas más altas por más tiempo podrían exponer a más empresas vulnerables», indica en sus conclusiones el informe de Janus Henderson.

En opinión de Cielinski si la inflación se mantiene alta, los bancos centrales se mantendrán agresivos, la posibilidad de un movimiento político preventivo disminuye y el ciclo de crédito se vuelve más accidentado. «Los bancos centrales dependen de los datos, pero esto significa que las previsiones pueden cambiar. Por lo tanto, los mercados están tratando de alinearse con los responsables de las políticas en función de datos que ya están retrasados mientras intentamos prever políticas que también tienen efectos muy retrasados. Los inversores deben estar preparados para una mayor volatilidad, una mayor dispersión, pero con suerte diferenciales más estrechos», concluye el director global de Renta Fija en Janus Henderson Investors.

Las recompras mundiales de acciones cayeron un 14% en 2023

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A pesar de que los dividendos mundiales subieron hasta un nuevo récord en 2023, las empresas gastaron mucho menos en recomprar sus propias acciones, según el último estudio anual Share Buyback de Janus Henderson, un suplemento especial de su índice trimestral Global Dividend Index.

Según los datos de la gestora, se destinaron 1,11 billones de dólares a recompras de acciones en 2023, lo supone una reducción interanual del 14%. No solo la cifra es inferior a la registrada en 2022, si no que se sitúan por debajo de lo alcanzado en 2021.Sin embargo, desde Janus Henderson explican que el descenso parte de una base muy elevada y deja el total anual aún muy por encima de los niveles anteriores a la pandemia.

Las empresas estadounidenses fueron las mayores compradoras de sus propias acciones, con un total de 773.000 millones de dólares en 2023 y representando 7 de cada 10 dólares en todo el mundo. Sin embargo, también realizaron una reducción desproporcionadamente grande.

«Las recompras estadounidenses se redujeron en 159.000 millones de dólares el año pasado, un 17% interanual. Las empresas tecnológicas estadounidenses fueron las que más recortaron, gastando 69.000 millones de dólares menos que el año anterior. Entre ellas, Microsoft y Meta redujeron las recompras en casi un tercio, y Apple en una séptima parte», indica la gestora.

También destaca que se produjeron grandes reducciones en gran parte del sector sanitario estadounidense y entre las entidades financieras, aunque no en el sector bancario, donde los recortes de algunos bancos se vieron compensados con creces por aumentos en otros sectores. En general, en EE.UU., el número de empresas que gastaron menos en recompras de acciones superó en 1,8 a las que gastaron más. No obstante, el valor de las recompras fue 1,2 veces mayor que el valor de los dividendos pagados por las empresas estadounidenses del Índice de Dividendos Global de Janus Henderson.

Fuera de EE.UU., las empresas del Reino Unido fueron las mayores compradoras de sus propias acciones, representando 1 de cada 17 dólares del total mundial en 2023. «Las compras, por valor de 64.200 millones de dólares, supusieron sólo un 2,6% menos interanual y equivalieron al 75% de los dividendos pagados. Shell es el mayor comprador no estadounidense de sus propias acciones (representa casi una cuarta parte del total británico), pero redujo considerablemente sus compras en 2023, al igual que BP, BAT, Lloyds y otras grandes empresas británicas de primera fila. Los aumentos significativos de HSBC, Barclays y otros casi compensaron estos recortes, lo que significa sólo un pequeño descenso global para el año», indican.

Según la gestora, no existen garantías de que se mantengan las tendencias pasadas ni de que se cumplan las previsiones. Las referencias a valores concretos no constituyen una recomendación de compra, venta o mantenimiento de ningún valor, estrategia de inversión o sector del mercado, y no deben considerarse rentables. Janus Henderson Investors, su asesor afiliado o sus empleados pueden tener una posición en los valores mencionados.

Las recompras son cada vez más generosas en Europa. En toda la región, el total pagado aumentó un 2,9%, hasta 146.000 millones de dólares en 2023 (frente a un aumento subyacente de los dividendos del 20% en el mismo periodo). Hubo variaciones considerables de un país a otro: las recompras alcanzaron un nivel récord en Italia (impulsadas por Unicredit y Stellantis), España (impulsadas por Santander, Iberdrola y Telefónica), Noruega (Equinor) y Bélgica (AB-Inbev y KBC), aunque Francia, Suiza y los Países Bajos registraron el mayor valor de acciones recompradas. El mayor descenso se produjo en Suiza, donde la mayoría de las empresas redujeron las recompras; Nestlé fue la que tuvo un mayor impacto, reduciendo casi a la mitad su programa, hasta 5.800 millones de dólares. Aproximadamente el mismo número de empresas europeas aumentaron las recompras en 2023 que las redujeron, aunque el fuerte crecimiento de los dividendos en 2023 significó que las recompras crecieron menos que los dividendos y cayeron como proporción de los beneficios de los accionistas al 48% de los dividendos pagados, por debajo del 55% en 2022.

Las recompras de acciones siguen siendo menos importantes en Asia-Pacífico Las empresas de Asia-Pacífico sin Japón son las menos propensas a llevar a cabo programas de recompra.  La gran reducción interanual (-40,0%) refleja principalmente las menores recompras de acciones por parte de los grandes bancos de Australia, que compensan con creces los aumentos en Hong Kong y Corea del Sur. 

Los datos de Japón van a la zaga de los del resto del mundo, ya que aún no se han publicado los resultados anuales correspondientes a 2023/24 (véase la metodología para más detalles). El gran aumento (+18%) refleja en gran medida la actividad en el año natural 2022. Un examen más detallado de los informes provisionales sugiere que es probable que las recompras de acciones también sean inferiores en términos interanuales para 2023/24, aunque esto no estará claro hasta que la temporada de presentación de informes haya comenzado a principios de mayo.

A nivel sectorial, las empresas tecnológicas, sanitarias y financieras registraron las mayores reducciones, y el mayor impacto se observó entre las empresas estadounidenses. De hecho, fuera de EE.UU., las empresas sanitarias aumentaron sus recompras. Las empresas de los sectores químico, minero y de productos básicos de consumo, como tabaco y productos para el hogar, también recortaron sus recompras de acciones. A escala mundial, las empresas de telecomunicaciones, bancos y vehículos registraron los aumentos más significativos.

Cabe señalar que las recompras están muy concentradas. Algo más de la mitad de las empresas del índice de 1.200 compañías de Janus Henderson recompraron acciones en 2023, pero sólo 45 de ellas representaron la mitad del total anual gastado en recompra de acciones a escala mundial.

Ben Lofthouse, Director de Renta Variable Global de Janus Henderson, ha declarado: «Muchas empresas utilizan las recompras como válvula de escape: una forma de devolver el exceso de capital a los accionistas sin crear expectativas de dividendos que podrían no ser sostenibles a largo plazo. Esto resulta especialmente apropiado en sectores cíclicos como el petrolero o el bancario. Esta flexibilidad explica por qué las recompras son más volátiles que los dividendos. También significa que no hay pruebas reales de que las recompras estén sustituyendo a los dividendos. Meta, por ejemplo, pagó su primer dividendo en 2024. Además, el tamaño relativo de las recompras en comparación con los dividendos se redujo en todas las regiones excepto en Japón y los mercados emergentes (donde hay retrasos en los datos). Está claro que las empresas siguen apoyando el dividendo como forma de devolver capital a los accionistas.

«La subida de los tipos de interés ha influido en el descenso de las recompras de acciones: cuando la deuda es barata, tiene sentido que las empresas se endeuden más (siempre que lo hagan con prudencia) y utilicen los ingresos para retirar el costoso capital social. Con los tipos en máximos de varios años, ese cálculo es más matizado; algunas empresas están amortizando deuda en este momento del ciclo, utilizando efectivo que de otro modo podría haberse destinado a recompras, pero muy pocas están recortando dividendos, como mostrará nuestro próximo Índice Global de Dividendos.

Es tentador extrapolar una nueva tendencia a la baja de las recompras. Pero un año a la baja desde máximos de varios años no es prueba de que esto esté ocurriendo. Se trata de que las empresas encuentren el equilibrio adecuado entre el gasto de capital, sus necesidades de financiación y la rentabilidad para el accionista vía dividendos, recompras o ambas».

No existen garantías de que se mantengan las tendencias pasadas ni de que se cumplan las previsiones. Las referencias a valores concretos no constituyen una recomendación de compra, venta o mantenimiento de ningún valor, estrategia de inversión o sector del mercado, y no deben considerarse rentables. Janus Henderson Investors, su asesor afiliado o sus empleados pueden tener una posición en los valores mencionados.

Un escenario diferente para la próxima era de crecimiento

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Pixabay CC0 Public Domain

Durante aproximadamente las dos últimas décadas, la globalización ―alentada por el aumento de la cooperación comercial mundial y la apertura de grandes mercados antes cerrados, como China― ha dado lugar a una mano de obra barata y abundante, a la integración de las cadenas de suministro mundiales en aras de la eficiencia y a la externalización de la producción. Esos días parecen ahora estar llegando a su fin.

La globalización tuvo efectos sumamente deflacionistas, lo que produjo una bajada constante de los tipos de interés, ya que los bancos centrales aplicaron una política monetaria laxa para estimular el crecimiento. A su vez, los tipos más bajos alentaron el aumento de los precios de los activos, desde la renta variable hasta los bienes inmobiliarios y otros activos.

Sin embargo, al subir los precios de los activos, la riqueza generada se distribuyó de manera desigual. Por ejemplo, mientras que las clases baja y media registraron un crecimiento de la riqueza de en torno al 3% anual desde 1995, el 0,001% más rico alcanzó una media anual de entre el 5% y el 9%, y el 1% más rico acaparó el 38% del crecimiento total de la riqueza. El populismo cobró impulso cuando algunos atribuyeron esta creciente desigualdad a los efectos de la globalización, promoviendo cambios en la mano de obra que han ejercido presiones salariales al alza.

Mientras que el populismo latente supuso una sacudida para la desglobalización, la COVID-19 la aceleró, ya que las complejas e integradas cadenas de suministro globales quedaron expuestas y fallaron. Desde los medicamentos genéricos fabricados en la India hasta los equipos de protección individual de China, pasando por la ropa y el calzado de Vietnam, así como gran cantidad de insumos, muchos bienes resultaron difíciles de adquirir durante la pandemia. Desde entonces, algunas empresas han diversificado sus proveedores y han sobreabastecido sus existencias para compensar, y el refuerzo de las cadenas de suministro también ha alentado un movimiento para deslocalizar las operaciones a nivel nacional.

El sector de la fabricación ha sufrido un declive secular en EE. UU., con una reducción de 6,5 millones de puestos de trabajo desde 1979 hasta 2019. Sin embargo, en los dos últimos años hemos asistido a los mayores aumentos anuales de empleos en el sector en más de 25 años. Un análisis reciente del McKinsey Global Institute estima que EE. UU. podría sumar entre 275.000 y 460.000 millones de dólares a su producto interior bruto (PIB) y hasta 1,5 millones de puestos de trabajo de aquí 2030 debido a la continua transformación del sector de la fabricación nacional.

Hay algunos aspectos positivos de los factores inflacionistas alentados por la desglobalización, que podrían ser beneficiosos para determinadas industrias y sectores de la población activa y contribuir al crecimiento económico nacional. Sin embargo, también esperamos que el resultado general de la desglobalización sea una inflación estructuralmente más alta y, por tanto, unos tipos de interés más elevados. Las empresas que ahora se ven obligadas a renunciar a la mano de obra barata, a las cadenas de suministro hipereficientes y a la producción deslocalizada podrían no lograr el mismo nivel de beneficios y tener que promover el crecimiento de otras formas. Y lo mismo vale para todas las empresas que intentan crecer en un entorno de precios más altos y mayor coste del capital.

Por tanto, creemos que es especialmente importante seguir centrándonos en empresas con modelos de negocio sólidos en mercados finales saludables y en crecimiento, con potencial para prosperar independientemente de la coyuntura económica. En cualquier entorno, consideramos crucial que las empresas tengan una ventaja competitiva sostenible, es decir, que sean las mejores en algo.

Esa ventaja competitiva puede adoptar distintas formas: una tecnología única, una marca fuerte, efectos de red, una estructura de costes favorable o una distribución superior son características potenciales que pueden mejorar las perspectivas de crecimiento de una empresa. Por ejemplo, las empresas que apliquen eficazmente la tecnología podrían lograr mejorar la productividad laboral y la eficiencia de la cadena de suministro mediante la automatización, el software y las aplicaciones de inteligencia artificial (IA), contrarrestando así las presiones salariales y de otros costes. Y aunque la desglobalización podría ralentizar el movimiento de bienes físicos y de la mano de obra por todo el mundo, creemos que el flujo de información intangible y digital seguirá aumentando en los próximos años.

El antiguo mundo de tipos bajos y globalización propiciaba estímulos universales que respaldaban ampliamente el crecimiento; el nuevo entorno puede hacer que la senda hacia el crecimiento resulte más complicada. Por tanto, creemos que entender a fondo los fundamentos de una empresa y su potencial de flujos de caja futuros será clave para invertir con éxito.

 

 

Tribuna de Doug Rao, Nick Schommer y Brian Recht, gestores de cartera de Janus Henderson Investors.