ETFs sostenibles: un mercado polarizado a nivel global con Europa como principal líder

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Los ETFs ESG han experimentado un crecimiento extraordinario, alcanzando 550.000 millones de dólares en activos bajo gestión al finalizar 2023, según un informe publicado por State Street y JP Morgan AM en el que han recogido las principales tendencias de la industria de gestión pasiva. Uno de las principales conclusiones que revela este documento es que hay una gran polaridad entre la situación y evolución de los ETFs ESG a ambos lados del Atlántico. 

El informe explica que los ETFs ESG han vivido un fuerte desarrollo durante esta última década. El aumento más pronunciado ocurrió durante los años de la pandemia, 2020 y 2021, cuando los activos bajo gestión crecieron en 335.000 millones de dólares, 275% más en comparación con los activos bajo gestión de 2019. «La pandemia del COVID-19 impulsó enormemente la inversión ESG, subrayando la importancia de abordar desafíos globales como las pandemias, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Este período enfatizó  la necesidad de una estrategia de inversión más completa que integre el análisis financiero tradicional con la consideración del impacto social y ambiental más amplio de una empresa», explican. 

Europa sigue reinando

El crecimiento y desarrollo de este segmento de la industria ha sido desigual a ambos lados del Atlántico. Según el informe, los inversores europeos han liderado consistentemente la adopción de los ETFs ESG, impulsados por marcos legislativos sólidos como, por ejemplo, el SFDR (Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles) y un énfasis cultural profundamente arraigado en la sostenibilidad.

A partir de 2023, la región mantiene una ventaja dominante, representando casi las tres cuartas partes del mercado global de ETFs ESG, con activos que ascienden a 402.000 millones de dólares. Aunque América del Norte ha quedado ligeramente rezagada respecto a Europa en el crecimiento de los activos de ETFs ESG, aún ha logrado mantener una fuerte presencia, con activos totales actualmente en 131 mil millones de dólares, apenas 10 mil millones menos que su máximo alcanzado en 2021. Según indica en informe en sus conclusiones, la tendencia fue apoyada por un aumento en las corporaciones estadounidenses adoptando estándares ESG y cambios favorables en las políticas del gobierno de EE.UU., haciendo que los fondos ESG sean más atractivos para los planes de jubilación.

Por su parte, la región Asia-Pacífico, aunque considerablemente menor en escala comparada con Europa y América del Norte, ha mostrado un crecimiento notable. Desde un comienzo modesto con 385 millones de dólares en activos de ETFs ESG en 2014, la región ha expandido su portafolio a 15 mil millones de dólares para 2023.

Según los datos del informe, desde 2014 hasta 2023, el número de ETFs ESG a nivel global se disparó de 148 a 1.826, destacando un cambio hacia la inversión sostenible. «La región de EMEA lideró este crecimiento, con los ETFs ESG expandiéndose de 107 a 1.281, demostrando un fuerte compromiso con los principios ESG. Los ETFs ESG de América del Norte crecieron de 34 a 430, reflejando un interés creciente en la inversión sostenible, aunque a un ritmo más lento que en EMEA. La región de APAC, partiendo de una base más pequeña, vio un aumento constante de 7 a 115 ETFs ESG. La tendencia reciente en los lanzamientos de ETFs ESG, especialmente en América del Norte, es bastante distintiva. A pesar de una desaceleración general en las nuevas introducciones de ETFs ESG en 2023, la marcada disminución en América del Norte es particularmente notable», añasde 

Tras un período de robusto crecimiento que culminó con 115 nuevos fondos en 2021, América del Norte experimentó una caída precipitada a solo 13 nuevos lanzamientos en 2023. Esta caída contrasta marcadamente con la tendencia previamente boyante y refleja cambios más amplios en las prioridades de inversión.

Los flujos cuentan la historia completa 

La postura completa de los inversores de América (región NORAM) sobre ESG, según muestra el estudio, se ilustra claramente a través de las tendencias de flujo de ETFs, destacando un marcado alejamiento de las inversiones ESG en la región. «En 2020, los flujos netos globales hacia los ETFs ESG se dispararon a 93.000 millones de dólares, alcanzando un cenit de 165.000 millones en 2021. Durante este pico, la región EMEA contribuyó con impresionantes 109 mil millones en flujos netos, representando el 65% del total, mientras que NORAM también experimentó un aumento significativo con aproximadamente 51.000″, indican los datos del informe», indica el documento. 

Sin embargo, esta trayectoria ascendente en América cambió notablemente en los años siguientes. Para 2023, los flujos netos en esta región no solo disminuyeron sino que también cayeron en territorio negativo. El informe explica que esto contrasta fuertemente con el crecimiento constante en EMEA, que registró cerca de 50 mil millones de dólares en flujos netos durante el mismo período. «Este cambio desmiente la suposición anterior de que América del Norte estaba escalando rápidamente y estaba lista para superar a Europa en el espacio de ETFs ESG. Las tendencias actuales, según el informe, apuntan a una reevaluación de las estrategias de los inversores de NORAM hacia las inversiones ESG, particularmente en los Estados Unidos», indica el documento.

Una conclusión relevante es que la caída en la inversión ESG, especialmente en los EE.UU. en los últimos años, se puede atribuir a varios factores, siendo uno clave el aumento en la legislación anti-ESG impulsada principalmente por cambios políticos. Esta tendencia comenzó a ganar impulso en el año 2021 y alcanzó nuevos niveles en 2023, con más de 150 proyectos de ley y resoluciones anti-ESG presentados en 37 estados. Aunque muchas de estas propuestas fueron rechazadas o detenidas, para diciembre de 2023, al menos 40 leyes anti-ESG habían sido aprobadas en 18 estados, según la Escuela de Derecho de Harvard. Las facciones conservadoras también han iniciado boicots contra marcas que consideran excesivamente progresistas. Esto ha resultado en una considerable oposición a dichas marcas y a las iniciativas ESG que las respaldan.

Además, el descontento de los inversores es un factor importante en el decreciente interés en las iniciativas ESG. Hay una preferencia creciente por estrategias que enfatizan los retornos financieros y un enfoque centrado en el lucro, llevando a un menor enfoque en causas sociales que no producen beneficios económicos inmediatos.

Según el informe, como resultado de estas dinámicas, las compañías, incluidos los emisores de ETFs, han comenzado a reducir las conversaciones sobre ESG, llevando a una disminución en la promoción de productos relacionados y un subsiguiente declive en los flujos netos hacia los ETFs ESG en comparación con años anteriores. Esta divergencia en la filosofía de inversión permitió a los emisores de ETFs introducir fondos Anti-ESG, los cuales han visto un aumento en el interés durante el último año. Estos fondos Anti-ESG enfatizan un enfoque más tradicional centrado en el lucro, atrayendo a inversores que priorizan los retornos financieros sobre los objetivos ESG más amplios.

Mientras que Europa, según el informe, exhibe un enfoque menos polarizado hacia la inversión ESG y ha establecido en gran medida un ejemplo global en la adopción de ESG, los últimos años han presenciado una ligera desaceleración comparada con el impulso de 2020 y 2021. A pesar de los significativos flujos de inversión en 2022 y 2023, el interés europeo en ESG se ha atenuado algo debido a incertidumbres económicas, tasas de interés altas, inflación y tensiones geopolíticas, que podrían haber inclinado a los inversores hacia otras inversiones.

Además, el rendimiento inferior de ciertas estrategias ESG, particularmente en áreas temáticas como la energía renovable, que han sido afectadas por el aumento de los costos de financiamiento, la inflación de materiales y las interrupciones de la cadena de suministro, entre otros factores, ha jugado un papel en fomentar este sentimiento cauteloso. Preocupaciones adicionales sobre el lavado verde y las regulaciones en evolución, que abarcan temas como la reclasificación de fondos y la implementación del SFDR, han creado incertidumbre para los inversores ESG, potencialmente llevándolos a pausar temporalmente las inversiones hasta que surja mayor claridad.

El enfoque activo

El análisis de los flujos netos negativos de NORAM en 2023 revela un patrón distintivo: 6.6 mil millones de dólares en salidas provenían predominantemente de fondos pasivos, mientras que los ETFs ESG activos estaban en demanda, atrayendo 5.3 mil millones de dólares en nuevo capital. Este cambio indica una preferencia creciente por la gestión activa en la inversión ESG. Los inversores, según el estudio, parecen estar moviéndose hacia estrategias que ofrecen mayor flexibilidad y alineación con sus objetivos de inversión específicos, divergiendo de las restricciones que a menudo se asocian con los fondos pasivos. Para algunos inversores, la inversión ESG activa podría ofrecer un enfoque más dinámico, permitiendo a los inversores tener un impacto social potencialmente mayor y una influencia más directa sobre el comportamiento corporativo a través del activismo.

Según el informe, involucra un análisis profundo y un compromiso con las empresas en forma de activismo, aunque típicamente conlleva tarifas más altas que las estrategias pasivas. Para finales de 2023, la proporción de ETFs gestionados activamente dentro del total de AUM de ETFs ESG en NORAM aumentó significativamente al 13%, comparado con solo el 3% en 2018. Este notable crecimiento subraya un cambio sustancial en la preferencia de los inversores hacia la gestión activa en el espacio ESG durante los últimos cinco años.

En Europa, los ETFs ESG pasivos siguen siendo la elección predominante para los inversores, manteniendo una significativa participación del 94% del total de activos de ETFs ESG. También mantienen una posición dominante en términos de flujos netos anuales. Esta tendencia persiste a pesar de una disminución general en los flujos de entrada hacia los ETFs ESG en el continente líder en ESG.

El acrónimo ESG significa gobernanza ambiental, social y corporativa, introducido por las Naciones Unidas en el documento de 2004 titulado «Who Cares Wins» (Quién se preocupa, gana). Este documento marcó un momento crucial, abogando por la integración de estos factores críticos en el análisis financiero y la toma de decisiones. A lo largo de los 19 años subsiguientes, ESG se ha transformado de un concepto de nicho en un elemento central de la estrategia empresarial, impregnando cada sector de la industria, incluyendo instrumentos financieros como los ETFs.

La ESMA pone a consulta la aptitud de determinados tipos de activos para las UCITS

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La Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA, por sus siglas inglesas) ha emitido un documento de consulta a tenor de la revisión de la directiva sobre los activos aptos para los fondos UCITS. Según explican desde finReg360, en esta consulta, la autoridad europea solicita la opinión de las partes interesadas (inversores, sociedades gestoras, depositarios, etc.) sobre la exposición, directa o indirecta, de los fondos UCITS a ciertas clases de activos, que plantean dudas sobre su adecuación a la norma citada.

Entre los aspectos más relevantes de esta consulta, los expertos de finReg360 señalan que la directiva sobre los UCITS recoge un listado de activos aptos en los que los fondos UCITS pueden invertir, que están sujetos a criterios estrictos de aptitud para respetar principios básicos de estos vehículos, como la liquidez o la diversificación. «La propia directiva define estos activos aptos, pero, desde el principio, sus definiciones han dado lugar a diversas interpretaciones. Para tratar de solucionarlo, en 2007, se promulgó la directiva sobre los activos aptos,  citada al principio, que define una serie de criterios que deben cumplir estos activos aptos», explican. 

No obstante, mantizan que el aumento del número, tipos y variedad de nuevos activos ha reabierto el debate sobre la posibilidad de que los fondos UCITS inviertan en determinados instrumentos, como préstamos estructurados, derechos de emisión o criptoactivos. «La ESMA, a petición de la Comisión Europea, ha abierto la consulta que describimos aquí para mantener la directiva de activos aptos actualizada con el mercado y valorar si ciertos activos podrían ser aptos para los fondos UCITS», aclaran.

La consulta se divide en dos apartados: cuestiones de convergencia y claridad de conceptos y definiciones clave; y exposición directa e indirecta de los fondos UCITS a determinadas clases de activos y recopilación/análisis de datos. Sobre la primera parte de la consulta, la autoridad europea recopila cuestiones sobre la claridad de los conceptos clave y posibles problemas de interpretación, y el modo de converger en la aplicación de la directiva de activos aptos, e incluye preguntas sobre la interpretación de términos como, liquidez, activos financieros líquidos o valor mobiliario o negociable.

«En la segunda sección de la consulta se habla de la exposición de los fondos UCITS a ciertas clases de activos. La ESMA evalúa los riesgos y ventajas de que los UCITS adquieran exposiciones a clases de activos sobre las que existen opiniones divergentes en cuanto a su admisibilidad como activos aptos para los fondos UCITS», explican desde finReg360. Para ello se solicita información sobre las ventajas de permitir la exposición directa o indirecta; el alcance de la exposición existente a esta tipología de activos y otros comentarios adicionales sobre diferentes activos: préstamos; bonos catástrofe; bonos contingentes convertibles; bonos sin calificación, activos en dificultades; acciones no cotizadas; criptoactivos; materias primas y metales preciosos; materias primas cotizadas; bienes raíces; fideicomisos de inversión en bienes raíces; empresas de adquisición con fines especiales; fondos alternativos europeos y no europeos; derechos de emisión; instrumentos delta-one; notas cotizadas; valores respaldados por activos (ABS), incluyendo los de titulización hipotecaria; y otras clases de activos.

Según indican desde finReg360, la fecha límite para responder a la consulta es el 7 de agosto de 2024 y la ESMA publicará todas las contribuciones recibidas una vez que cierre la consulta.

 

Portocolom AV refuerza su equipo de sostenibilidad e impacto con la incorporación de Ana Quintanal

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Foto cedidaAna Quintanal, nueva asesora de impacto en Portocolom AV.

Portocolom AV, firma de asesoramiento independiente especializada en inversión de impacto social y medioambiental, ha anunciado la incorporación de Ana Quintanal como asesora de impacto. Se suma al equipo de la agencia de valores para impulsar la proyección del servicio de diseño y gestión de carteras de impacto de grandes patrimonios, instituciones, fundaciones y congregaciones religiosas.

Con este fichaje la firma continúa fortaleciendo su estrategia de crecimiento. Quintanal, que comenzó su carrera profesional en el grupo financiero Actinver en México, se une desde el banco digital Aion Bank, donde ha contribuido al desarrollo estratégico de soluciones de inversión.

Según reiteran desde la firma, con este nueva incorporación, Portocolom AV fortalece su proceso de consolidación y reafirma su compromiso con la excelencia de su modelo independiente. “Es una alegría poder contar con un equipo multidisciplinar y multigeneracional que nos permita ofrecer un servicio diferencial y de calidad. Estamos convencidos de que nuestro profundo conocimiento, junto con el uso de la tecnología y el nuevo talento, acompañarán el crecimiento y potenciarán nuestras capacidades para aportar más valor a nuestros clientes”, ha afirmado Iker Barrón, consejero delegado de Portocolom AV.

Ana Quintanal es licenciada en Economía y Finanzas por la Universidad Iberoamericana de México. Cuenta con un máster en Inteligencia Artificial del Instituto BME y diplomas en Economía y Banca por las universidades de Boston (EE.UU.) y Warwick (Reino Unido).

Con su incorporación a Portocolom AV, la firma cuenta ya con un equipo de 15 profesionales especializados en asesoramiento, diseño, gestión y medición de carteras de activos líquidos e ilíquidos de impacto social y medioambiental.

Invesco lanza un ETF de deuda corporativa global ESG

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Invesco amplía su oferta de fondos con el lanzamiento de un ETF de deuda corporativa global, el Invesco Global Corporate Bond ESG UCITS ETF. Según explica la gestora, el objetivo de este vehículo es aumentar la exposición a emisores con grado de inversión que presentan un sólido perfil ESG. El fondo trata de exponerse a valores de emisores corporativos de todos los mercados desarrollados, con ponderaciones ajustadas en función de determinados parámetros ESG.   

Según señala Laure Peyranne, Head of ETFs Iberia, LatAm & US Offshore en Invesco, durante los últimos cinco años, los inversores han utilizado cada vez más los ETFs para obtener exposición a los mercados de renta fija. «Uno de los principales motores de esta aceleración de la demanda ha sido el lanzamiento de ETFs de renta fija que persiguen objetivos concretos en materia ESG, particularmente aquellos que tratan de mejorar las características ESG, manteniendo un perfil rentabilidad-riesgo similar al de un índice de referencia no ESG2, afirma Peyranne.

En este sentido, el nuevo ETF de Invesco tratará de replicar el Bloomberg MSCI Global Liquid Corporate ESG Weighted SRI Sustainable Bond Index, que se compone de valores de renta fija imponibles de tipo fijo de emisores corporativos globales radicados en países desarrollados. Para poder ser incluidos en el índice, los emisores deben tener asignada una calificación de grado de inversión, y tanto el principal como los intereses de los valores denominados en dólares, euros, libras esterlinas o dólares canadienses. Según  matizan desde la gestora, la lista de divisas aceptadas se revisará con una periodicidad anual. 

Además, indican que el objetivo relacionado con cuestiones ESG se logrará mediante una combinación de exclusiones y sesgos. Los emisores serán retirados del índice si participan en determinadas actividades empresariales, tienen una calificación MSCI ESG inferior a BBB o han afrontado controversias muy graves relacionadas con cuestiones ESG en los tres últimos años. A continuación, el índice utiliza MSCI ESG Ratings para sesgar las asignaciones en comparación con sus valores de mercado en el Global Aggregate Corporate Index, además de limitar la ponderación por valor de mercado de los emisores a un máximo del 5%. El Índice se reequilibra mensualmente.

«El nuevo ETF de Invesco sigue la misma metodología de inversión que nuestros ETF IG Corporate Bond ESG en euros, libras esterlinas y dólares, aunque aplicando un enfoque multidivisa. Puede resultar atractivo para los inversores sensibles a las cuestiones ESG, que tratan de aprovechar los yields que ofrecen actualmente los bonos y el potencial de un entorno de tipos favorable de cara al futuro, sin asumir el riesgo de una moneda concreta o desviarse demasiado de las características del índice de referencia estándar», añade Peyranne.

España puede hacer más para cumplir los criterios ASG

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Hace ya tiempo que el concepto de sostenibilidad dejó de ser una moda para establecerse como una necesidad en el ámbito empresarial y un valor sólido en el mundo de la inversión. Para muestra, un botón: el año pasado casi uno de cada cinco inversores españoles asignó más de la mitad de su cartera a proyectos y empresas con destacados criterios ASG, según se extrae de una encuesta realizada por Vontobel.

Curiosamente, al mismo tiempo las empresas aseguran estar teniendo dificultades a la hora de afianzar dichos criterios. Algo que achacan principalmente a la falta de estandarización de indicadores y métricas, a la escasez de información y a la baja fiabilidad de los datos disponibles.

En España se han hecho importantes esfuerzos en lo que respecta al cumplimiento de estos criterios ASG. Sin embargo, la percepción generalizada de los españoles es que sus empresas no hacen suficiente para cumplirlos. Tres de cada cuatro trabajadores encuestados consideran que sus compañías deberían implementar acciones adicionales en este ámbito. Lo cual deja entrever la dificultad que entraña para las empresas contar lo que hacen, más allá por supuesto de hacerlo.

En el año 2020 la Comisión Europea incluyó tres objetivos en su Plan de Acción para financiar el crecimiento sostenible: que el capital privado se dirigiera hacia inversores sostenibles; que la sostenibilidad se integrase en la gestión de riesgos; y que se promocionase la transparencia corporativa en materia ASG. Y, aunque todavía no existe una normativa concreta, todo parece indicar que pronto habrá una serie de criterios obligatorios. Al menos, para poder acceder a la financiación pública.

Algunos países ya están tomando medidas más estrictas. En Alemania, por ejemplo, trabajan en una norma para que los fondos que se autodenominen sostenibles solo puedan usar el término si tienen una cuota mínima de inversión en activos de este tipo del 75%. En Italia, el Banco de Italia ha publicado la Carta de Inversión Sostenible con criterios de exclusión específicos para la selección de inversiones, donde quedan fuera las compañías que generen impactos sociales y ambientales negativos.

En España continuamos unos pasos por detrás del resto de Europa en materia de criterios ASG. Se han establecido normas que afectan a esos criterios, pero no existen ni medidas de examen ni consecuencias para quienes las incumplan. De hecho, en nuestro país existen -desde hace 18 años- las recomendaciones de la CNMV en materia de buen gobierno corporativo a las empresas cotizadas, pero no dejan de ser simples consejos. Por lo que queda camino por recorrer.

A estas alturas de la película parece evidente que invertir en proyectos que incorporen criterios ASG es el camino a seguir, tanto por la legislación que previsiblemente vendrá como para evitar la pérdida de futuras oportunidades. Por eso, con 2030 a la vuelta de la esquina, España debe tomar medidas para impulsar la inversión responsable si quiere evitar quedarse atrás con respecto al resto de Europa. Todavía estamos a tiempo.

Tribuna elaborada por Miguel Ángel Rodríguez Caveda, cofundador y CEO de BeHappy Investments 

«Buscamos cambiar la esclavitud moderna desde la inversión»

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Desde la esclavitud moderna hasta la representación femenina en la plantilla, las empresas se ven acosadas por una lista cada vez mayor de preocupaciones sociales. Estas cuestiones representan una proporción mayor de las controversias empresariales que las cuestiones medioambientales y de gobernanza. Sin embargo, los inversores centrados en ESG, que se han vuelto cada vez más sistemáticos y sofisticados en la incorporación de factores ambientales y de gobernanza en las decisiones de inversión, no tienen procesos igualmente sólidos para abordar los factores sociales.

Saskia Kort-Chick, Directora de Investigación y Compromiso ASG-Inversión Responsable en AllianceBernstein, responde al reto de la esclavitud moderna desde el punto de vista de la inversión, cuáles son los objetivos y desafíos por delante, y cómo cambiar el esquema.

¿En qué consiste la esclavitud moderna en una y qué oportunidades presenta a nivel de inversión?

No existe una definición internacionalmente aceptada de lo que es la esclavitud moderna. Pero la OIT se refiere a una serie de indicadores. Se incluyen conceptos como la explotación sexual, el matrimonio forzoso, o el trabajo forzoso, que es lo más relevante para nosotros como inversores. Para nosotros como inversores tiene especial interés la servidumbre por las deudas. Así, por ejemplo, pagas para tener un trabajo y después, una vez en el trabajo, tienes que pagar la vivienda, la comida, las facturas médicas, por lo que te ves atrapado con un gran endeudamiento grande con un salario demasiado pequeño. En este sentido, se incluye también conceptos como el trabajo infantil, que es probablemente una de las formas con las que la mayoría de la gente no está familiarizada. Ahora, las estimaciones son que, a nivel mundial, hay más de 50 millones de personas que son víctimas de prácticas de esclavitud moderna, lo cual representa un número enorme. La mayoría son mujeres y niños. Ocurre en los mercados emergentes. Pero también es muy importante saber que sucede en España y en los mercados desarrollados. Se puede pensar que esto se produce en industrias de alto riesgo, como la industria de la confección, la industria tecnológica, la minería, la construcción, pero también ocurre en la industria agrícola. Antes hablábamos de recoger fresas y tomates, o la industria de la limpieza. Por tanto, lo tenemos delante de nuestras narices en el día a día. Se trata de una red criminal que representa unos 150.000 millones de beneficios anuales, lo que la convierte en uno de los delitos más rentables del mundo.

¿Qué podríamos hacer en términos de inversión para cambiar la situación?

Hay que partir de por qué creemos que es importante y, a continuación, ver qué oportunidades creo que los inversores tienen ante sí. Pensamos que hay tres razones por las que esto es cada vez más importante fundamental para los inversores. La primera es que la legislación es cada vez más estricta en todo el mundo. Se pide a las empresas que informen sobre lo que están haciendo sobre la esclavitud moderna. Hay cada vez hay más leyes que prohíben que los productos entren en los países si se han fabricado con trabajo forzoso. Esto aumenta la importancia del problema, además de ser lo correcto.

Ahora bien, dado que la esclavitud moderna es un delito impulsado por la codicia y las ganancias financieras, el sector financiero desempeña un papel clave en la detección y el desmantelamiento de la esclavitud moderna. Para nosotros, como inversores, lo más importante son nuestras empresas de inversión. Consideramos que, en la mayoría de nuestras carteras gestionadas activamente, el riesgo de esclavitud moderna y la forma en que las compañías gestionan ese riesgo pueden ayudarnos a comprender mejor la forma en que las empresas gestionan su cadena de suministro y nos permiten entender mejor nuestra tesis de inversión. Por tanto, creemos que puede mejorar nuestro análisis de inversiones.

Además, en segunda instancia, los inversores desempeñan un papel clave en la detección y el bloqueo de estas prácticas. Hemos desarrollado un marco de mejores prácticas, que describe lo que creemos que las empresas pueden hacer para hacer frente a la esclavitud moderna. Y nosotros, como inversores activos, queremos aprovechar nuestro posicionamiento comprometiéndonos activamente con las compañías en este asunto, con el objetivo de desarrollar estrategias sostenibles a largo plazo, que en última instancia, pensamos que pueden conducir a mejores rentabilidades en términos de inversión.

¿Cómo se seleccionan los activos para invertir en esta temática? ¿Cuál es la filosofía?

No utilizamos necesariamente un proceso independiente para seleccionar activos. Es parte de nuestro enfoque de la integración de ESG, que hacemos para muchas de nuestras carteras gestionadas activamente. De este modo, hemos desarrollado un proceso de tres pasos, uno es asignar una exposición al riesgo. Después, observar cómo gestiona la empresa esos riesgos, de modo que puede tener un riesgo elevado, pero gestionarlo muy bien. Y, por último, adoptar ese punto de vista e incorporarlo a la tesis de inversión.

¿Cómo se puede cambiar las malas prácticas del lado de la inversión con el enfoque de la esclavitud moderna?

Debido a que los riesgos entre algunas de estas industrias son muy altos, hay que saber diferenciarlos. Así, para la minería, la confección, la pesca, la tecnología y la banca, hemos desarrollado guías de mejores prácticas específicas para hacer frente a los riesgos en esas industrias. Permítanme darles un ejemplo: en la industria de la confección, las mujeres trabajan en fábricas. Por tanto, entre los riesgos se incluyen cosas como el acoso sexual, para las pruebas de embarazo, realmente cosas realmente relacionadas con el género femenino. Lo que se puede hacer para gestionar ese riesgo es realizar una auditoría social y visitar las fábricas. Si se compara con la pesca, a menudo se trata de trabajadores inmigrantes, hombres jóvenes que faenan en aguas internacionales. Por tanto, lo que son buenas prácticas para la industria pesquera es muy diferente de lo que lo son para la industria de la confección, y lo mismo ocurre con la industria del cacao en Costa de Marfil y Ghana, donde el problema se centra mucho más en el trabajo infantil. Así que, con los altos riesgos, queremos desarrollar marcos de buenas prácticas personalizados.

¿Cuál es la distribución geográfica de fondo, ya que no es igual la esclavitud moderna en los mercados emergentes que en los desarrollados?

Nos fijamos en los datos publicados por el índice global de la esclavitud. Son probablemente una de las fuentes de análisis más frecuentes cuando se trata de estadísticas sobre datos a nivel de país. Pero creo que lo que es realmente importante tener en cuenta que es una actividad criminal, está oculta. Y es realmente difícil definir las estadísticas reales, a menudo son estimaciones basadas en una serie de factores. Creo que una de las cosas clave que hemos aprendido es que también debemos seguir centrándonos en los mercados desarrollados, mucha gente se centra en los mercados emergentes, y son conscientes de los riesgos allí. Pero tienden a subestimar el riesgo en los mercados desarrollados. Por eso, cuando nos ponemos en contacto con las empresas hablamos de los riesgos, que existen en todo el mundo.

¿Cómo cree que podría cambiar la esclavitud moderna el próximo año al invertir en este tipo de temas en este tipo de empresas que están mejorando esos riesgos?

Hemos hablado con más de 100 empresas. Y ha habido una amplia gama de respuestas con algunas de ellas. Muchas tienen mucho por hacer, pero otras llevan una buena dinámica desde hace más de 30 años. Buscamos cambiar la esclavitud moderna desde la inversión. Lo que estamos buscando es la mejora continua. El problema existe desde hace siglos y requiere un enfoque multilateral. Por tanto, los inversores por sí solos no van a resolver este problema. Pero desempeñamos un papel clave a la hora de detectar y desbaratar la esclavitud moderna en nuestras carteras, y de mantener esas conversaciones con las empresas. Lo que buscamos es que, incluso si una empresa se encuentra en una fase muy temprana de su trayectoria y está progresando año tras año, y volviendo al marco de buenas prácticas, podamos ofrecer a la compañía una orientación muy específica sobre por dónde pensamos que puede empezar y cuáles podrían ser los siguientes pasos adecuados. Por ejemplo, había una empresa que se enfrentaba a acusaciones explotación infantil con uno de sus proveedores. Nos comprometimos con la empresa a enviarle los marcos de buenas prácticas y le enviamos una lista de recomendaciones mientras pensamos que pudieran adaptarse a esas buenas prácticas para iniciar su camino. Ese es el tipo de cosas que nos gustaría ver que las empresas mejoran.

¿Y tienen algún objetivo cuando invierten en este tema?

La meta global de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU es eliminar el trabajo forzoso para 2030 y el trabajo infantil para 2025. Si miras las estadísticas del índice global de esclavitud, eran alrededor de 40 más millones en 2017. Son más de 50 millones en las últimas cifras publicadas. Así que ha subido un 25%, en lugar de bajar. Y lo que realmente pone de relieve el tamaño y el desafío del problema al que nos enfrentamos es que la pandemia y el aumento de las desigualdades sociales están contribuyendo a que este problema crezca en este momento, en lugar de que se reduzca. Nuestro papel como inversores es a través de la participación activa con las empresas y siendo claros en cómo las empresas pueden mejorar.

Proyecto de ley sobre el clima de EE.UU.: un fuerte respaldo a los inversores en sostenibilidad

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Biden
Foto cedida. “Amtrak Joe” y la cuestión medioambiental

El proyecto de ley sobre el clima de EE.UU. constituye un paso importante hacia la consecución de los objetivos de calentamiento global. Garantiza años de apoyo a tecnologías verdes: eólica, solar, de hidrógeno, de captura y almacenamiento de carbono, de aparatos y calefacción más eficientes y de vehículos eléctricos, entre otras, que beneficiarán a los inversores en clima. Si bien la legislación no es perfecta y contiene notables concesiones, y aunque serán necesarias muchas otras medidas, es un paso decisivo en la dirección correcta y una indicación del viento de cola estructural para las tecnologías del clima.

Un fuerte respaldo a los inversores en clima

El 16 de agosto, el presidente de EE.UU., Joe Biden, firmó su proyecto de ley sobre el clima y fiscal. La ley sobre reducción de la inflación (Inflation Reduction Act o IRA) es un paso importante que garantiza un apoyo crucial a las tecnologías verdes.

Se espera que la Ley recaude 737.000 millones de dólares, 369 de los cuales se dedicarán a programas climáticos y energéticos en los próximos 10 años. Se concederán créditos fiscales para energía solar y eólica y se introducirán otros nuevos para energía nuclear, almacenamiento de energía e hidrógeno. También se contemplan créditos fiscales para la adquisición de vehículos eléctricos, lo que favorecerá las soluciones de energía ecológica.

En cuanto a la energía eólica, el crédito fiscal se incrementará de 15 dólares por MWh a 25 dólares y se aplicará a proyectos iniciados hasta 2026. En proyectos solares, se introducirá un crédito fiscal de 25 dólares por MWh con 10 años de vigencia, algo especialmente reseñable porque constituye un compromiso a largo plazo que es especialmente importante para la construcción de proyectos solares a gran escala. La energía solar también verá incrementado su crédito fiscal por inversión del 25% al 30%.

En energía nuclear, se asignarán nuevos créditos fiscales que se activarán cuando los precios de la electricidad desciendan por debajo de un umbral especificado. Aunque no es aplicable a los precios actuales, sin duda reduce el perfil de riesgo de los proyectos y garantiza una mayor certeza de los flujos de caja.

El “hidrógeno verde” (hidrógeno generado por energía solar o eólica) podrá competir con el “hidrógeno gris” (hidrógeno generado por gas) en términos de precios gracias al crédito de 3 dólares/kg para generación con cero emisiones de carbono. En hidrógeno con producción de carbono, hay una escala de subvenciones gradual basada en el nivel de emisiones.

El almacenamiento de energía recibirá un nuevo crédito fiscal por inversión en almacenamiento individual. Quienes compren vehículos eléctricos nuevos podrán recibir 7.500 dólares en créditos fiscales, lo que constituye un considerable incentivo.

Todas estas medidas son una buena noticia para los inversores en clima. La legislación tendrá un efecto directo en varias de las inversiones de Fidelity International, como turbinas eólicas, paneles solares, transmisión de electricidad, baterías y captura y almacenamiento de carbono. El crecimiento de estas tecnologías también generará un círculo virtuoso que hará aumentar la escala y la actividad de I+D, lo que dará lugar a soluciones aún mejores y más competitivas y fomentará la demanda. Dicho todo esto, la legislación adolece de algunos defectos.

Más de lo mismo, por favor

La atención a las cuestiones climáticas prestada por el proyecto de ley es significativa pero insuficiente. A escala mundial, hay que dedicar 4,7 billones de dólares al año en los próximos 28 años para cumplir los objetivos climáticos de 2050. Teniendo en cuenta la actividad económica de EE.UU. según su cuota del PIB global, el país tendría que invertir algo más de 1 billón de dólares anuales para abordar adecuadamente el cambio climático.

Esto supone que el gasto total en clima (369.000 dólares) de la Ley, calculado en base anual, no es más que una fracción del gasto necesario. Si nos atenemos al principio del Acuerdo de París, según el cual los países más ricos deben contribuir en mayor medida porque sus medios financieros son mayores y son responsables de emisiones históricamente más altas, EE.UU. tiene que hacer más. Desde luego, no todo el gasto en cuestiones climáticas ha de proceder de subvenciones públicas; el sector privado también debe poner de su parte. Sin embargo, la escala del proyecto de ley no va a ser suficiente para que cumplamos nuestros objetivos de 2050.

Según Bloomberg NEF, el año pasado China dedicó 297.000 millones de dólares de gasto a la transición energética y los países miembros de la UE emplearon un total de155.000 millones. El “Acuerdo Ecológico” estadounidense de 2 billones de dólares, aprobado en 2020, distribuirá un 30% del presupuesto (612.000 millones de dólares) en el periodo 2021-2027 y no incluye inversiones y subvenciones individuales de los estados miembros. EE.UU. todavía tiene que hacer más, y creemos que hay muchas probabilidades de que lo haga.

Confusión política

Una de las omisiones más significativas del proyecto de ley se refiere a los precios del carbono. Un impuesto al carbono es un primer paso lógico para combatir las emisiones, ya que establece un precio para el dióxido de carbono y transfiere la carga de las emisiones de gases de efecto invernadero a sus responsables, que son quienes pueden evitarlas.

Otro de los puntos flacos de la Ley es que, para hacerse acreedor de la subvención a vehículos de batería, los materiales de las baterías deben proceder de países que tengan acuerdos de libre comercio con EE.UU. Esta condición diluirá el efecto de la política.

No es el momento de cantar victoria

El proyecto de ley sobre el clima es un logro; es justo reconocer que representa un gran paso adelante de la mayor economía del mundo hacia la consecución de los objetivos climáticos. También imprime un impulso sustancial de varios años a una serie de tecnologías del clima que podría generar un ciclo positivo de desarrollo, menores costes y mayor demanda. Sin embargo, la política es solo un paso en el contexto de una batalla climática más amplia. La actividad política está llena de recovecos, pero las autoridades del mundo ya están empezando a respaldar los discursos con actuaciones. La tendencia es muy positiva y apunta a un incremento de la frecuencia y el alcance de las políticas climáticas.

‘Kill Bill’: cómo la nueva ley climática de EEUU impactará a los inversores

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Biden
Foto cedida. “Amtrak Joe” y la cuestión medioambiental

El 12 de agosto el Congreso y el Senado de Estados Unidos aprobaron un proyecto de ley de 467.000 millones de dólares que regulará el cambio climático, los servicios sanitarios, la oferta de medicamentos bajo prescripción legal y las políticas fiscales. Un punto a destacar es que 370.000 millones se dedicarán exclusivamente a la seguridad de la energía y el cambio climático. 

Estados Unidos, que es el mayor emisor de gases con efecto invernadero, ahora tiene como objetivo una reducción del 40% en las emisiones para 2030 en comparación con los niveles de 2005, lo que ayudará a acercar a Estados Unidos a su objetivo de rebajar las emisiones un 50-52% bajo el Acuerdo de París. 

Impacto del proyecto de ley sobre la industria automovilística 

Aunque el proyecto de ley pone a muchas industrias en el punto de mira, para los propósitos de este artículo nos centraremos en el sector del transporte, al ser uno de los mayores contribuidores a las emisiones de CO2 y al suponer aproximadamente el 8% del mercado global de high yield. El proyecto de ley utiliza un acercamiento del palo y la zanahoria en lo que se refiere a ayudar a conseguir que sea más fácil y atractivo comprar vehículos “limpios”. 

  1. Se han fijado en 7.500 dólares las exenciones fiscales para adquisiciones de vehículos “limpios”. El crédito fiscal abarca tanto vehículos eléctricos como de hidrógeno. Es aplicable solo a familias con un ingreso máximo de 150.000 dólares al año. 
  2. Una exención fiscal de 4.000 dólares para utilizar vehículos “limpios” con un precio inferior a 25.000 dólares. Se aplica a familias con un ingreso máximo de 75.000 dólares al año. 
  3. Se ha dotado un fondo de 1.000 millones de dólares para proporcionar autobuses, camiones de carga elevada, autobuses de transporte público y otros vehículos comerciales con cero emisiones. 
  4. La multa por emitir metano por encima del límite federal se ha incrementado desde los 900 dólares por tonelada métrica a 1.500 dólares. 

No nos cabe duda de que estos incentivos acelerarán la rápida transición que está en marcha en la industria automovilística hacia vehículos limpios. La cuota de mercado de vehículos “limpios” se mantiene marcadamente baja en EE.UU. En el segundo trimestre de 2022, los vehículos totalmente eléctricos solo supusieron un 5,6% de las ventas de vehículos nuevos en EE.UU. Si se combina con vehículos híbridos e híbridos enchufables, tan solo suponen un 12,6% de las ventas de coches nuevos.  

En nuestra opinión, esta ley climática es de vital importancia dados los desafíos macroeconómicos actuales. La industria del automóvil aún no se ha recuperado del todo de la escasez de semiconductores causada por la pandemia; la cadena de suministro impactó a las entregas; y los tipos de interés al alza y la presión sobre la renta disponible empiezan a pesar sobre la demanda. 

Posicionados para un futuro más limpio

Dado todo lo anterior, creemos que será crucial estar invertidos en aquellas compañías que pensamos que están alineadas con la transición hacia un futuro más limpio, y la reforma introduce fuertes incentivos económicos que creemos que acelerarán estos cambios. Los resultados estarán divididos, siendo ganadores probables aquellos que están realizando los cambios correctos, mientras que aquellos que no los hagan o no puedan hacer la transición probablemente sean los perdedores. 

Como ejemplo, Ford ya ha comprometido cerca de 50.000 millones de dólares en inversiones globales en vehículos eléctricos, incluyendo la producción de baterías. Creemos que esto significa que estarán bien posicionados para las nuevas exenciones fiscales y que el incremento de las multas incrementará la demanda de vehículos limpios en relación con los vehículos de motor de combustión.