Como ha destacado desde hace varios trimestres Haiyan Li, portfolio manager de Carmignac, el FMI incluyó el 30 de noviembre el yuan chino en la canasta de divisas con derechos especiales de giro (SDR). De esta forma el renminbi se convierte en la quinta moneda en la cesta, junto con el dólar, el euro, la libra esterlina y el yen.
A largo plazo, esto es bueno para China. Aún siendo un acto más bien simbólico, marca el inicio de la carrera por la internacionalización del renminbi y debería aumentar la aceptación internacional de la divisa china, así como facilitar su papel como una moneda de reserva.
Las autoridades chinas han estado abriendo mercado financiero del país en los últimos dos años para atraer a inversores institucionales más internacionales. El resultado positivo dependerá, sobre todo, de las reformas financieras puestas en marcha, de la apertura de la cuenta de capital y la internacionalización del renminbi
“No esperamos grandes movimientos ya sea de la moneda o el mercado de renta variable a corto plazo tras la decisión del FMI, aunque el mercado no debería subestimar los efectos a largo plazo. La nueva cesta entrará en vigor el 1 de octubre 2016”, explica Li.
Para Carmignac, la inclusión en la cesta no tendrá un efecto inmediato ni beneficios, porque su no provocará grandes compras de renminbi de forma automática por los miembros del FMI. Sin embargo, el reconocimiento oficial debería traducirse en un incremento gradual a largo o medio plazo de las tenencias de activos denominados en renminbi tanto por los gobiernos como por las firmas de asset managers.
“Este avance marca un paso irreversible en la liberalización financiera de China, y el gobierno debe seguir utilizando la inclusión del FMI como un catalizador para profundizar en las reformas del mercado financiero, incluyendo un régimen de tipo de cambio más flexible y una cuenta de capital más abierta”, opina la experta de Carmignac.
El efecto más directo de la inclusión del FMI está en el lado del mercado de bonos chino. A corto plazo, el esperado incremento de los tipos de interés en Estados Unidos, las preocupaciones sobre una mayor depreciación RMB y un creciente número de eventos de crédito onshore continuarán lastrando los mercados.
Sin embargo, a largo plazo, el mercado de bonos onshore de China debería beneficiarse de un aumento de los flujos de asignación de los portfolios a nivel global, conforme el gigante asiático abre aún más sus mercados internos.
Más medidas
La firma francesa recuerda que el plan quinquenal chino revela que el gobierno pretende «proceder de forma ordenada hacia la convertibilidad de la cuenta de capital» en los próximos cinco años, con medidas que incluyen la apertura de los mercados de capitales, una eliminación gradual de las restricciones impuestas a través de sistemas de cuotas -como son QFII, RQFII y QDII-, ampliando la participación de las instituciones extranjeras en el mercado de bonos doméstico, reduciendo las restricciones de tenencias de renminbi a las instituciones extranjeras, empresas y hogares, y dando un impulso para aumentar el papel del renminbi en las transferencias y las reservas internacionales.
Para acompañar esta internacionalización, China está desarrollando su propio sistema de pagos internacional, el CIPS (China Sistema de Pagos Internacional), para competir con SWIFT, el sistema de transferencia americano. A través de CIPS, los bancos chinos y los bancos internacionales podrán comerciar directamente en renminbi sin intermediarios.
China, representa aproximadamente el 15% del comercio internacional, mientras que casi el 3% de los volúmenes de transacciones son en renminbi. Sin embargo, la divisa china ya era la cuarta moneda de transacciones más utilizada en todo el mundo (Fuente: SWIFT, septiembre 2015):