El próximo 22 de diciembre, como todos los años, las ilusiones de muchas personas estarán puestas en el sorteo de Navidad. En su edición de 2025 se repartirán un total de 2.772 millones de euros en premios, lo que supone 70 millones más que la edición anterior. Y, a pesar de que la probabilidad de que un número resulte agraciado sigue siendo extremadamente baja —se juega con 100.000 números en cada serie, lo que implica una probabilidad del 0,001 % de ganar el primer premio por número vendido-, ese día todos los telediarios abrirán con las imágenes de personas que descorchan champán en las calles, al lado de una administración de lotería.
A esas personas, la suerte les habrá puesto en el punto de mejorar económicamente sus vidas. Sin embargo, tras la euforia inicial, llega el momento de tomar decisiones. ¿Hay fórmulas para transformar un capital puntual, que prácticamente nos ha caído del cielo, en un patrimonio duradero que nos ayude, si no a vivir completamente de las rentas, sí al menos a vivir con más desahogo financiero?
En este contexto, Gescooperativo, la sociedad de inversión colectiva del Grupo Caja Rural, dentro de su compromiso con la educación financiera para ayudar a los ciudadanos a tomar mejores decisiones económicas, ha elaborado una guía con un conjunto de claves prácticas destinadas a orientar a quienes, llegado el caso, quieran transformar un premio puntual, como el de la lotería de Navidad, en un patrimonio duradero. La gestora sostiene que incluso un capital inesperado puede convertirse en un motor de estabilidad a largo plazo si se gestiona con planificación, prudencia y las herramientas adecuadas.
Errores más comunes tras un premio inesperado
El principal riesgo tras recibir un premio de la lotería o una ganancia inesperada es asumir que el dinero recibido es prácticamente “gratis” o que no ha supuesto esfuerzo conseguirlo y, en consecuencia, lanzarse a gastarlo sin una adecuada planificación. Muchos lo gastan en un capricho inmediato, como un coche deportivo, un gran viaje o una vida de lujo, sin detenerse a pensar que este capital imprevisto podría ser el punto de partida para mejorar su seguridad financiera futura. Y hay también quien, por desconocimiento, deja ese capital en el olvido, sin estructurar en un plan de inversión que responda a unos objetivos definidos de antemano.
Por todo ello, desde Gescooperativo, uno de los primeros consejos que ofrecen es no precipitarse; es decir, tomarse un tiempo antes tomar una decisión, teniendo en cuenta que, al deseo natural de gastar —muy humano, por cierto —, hay que oponer siempre la decisión racional de proteger el capital.
Ajustándonos a esta premisa de cautela, los expertos de Gescooperativo recomiendan, durante los primeros meses tras recibir el premio, ajustarse a una hoja de ruta simple pero rigurosa: eliminar deudas relevantes o de alto coste financiero (tarjetas, préstamos personales), crear una reserva de liquidez adecuada para afrontar imprevistos y evitar realizar inversiones precipitadas o arriesgadas llevados por la emoción del momento. “Este periodo de reflexión podría durar unos pocos meses y debería ayudarnos a definir unos objetivos concretos, ya se trate de generar un flujo de rentas, preservar el capital a largo plazo o apoyar a familiares. En cualquier caso, contar con un asesoramiento profesional y especializado sería la decisión más acertada”, señalan.
¿Por qué optar por fondos de inversión?
Los expertos de Gescooperativo aseguran que los fondos de inversión pueden desempeñar un papel clave para transformar un capital puntual, como un premio de la lotería, en un patrimonio duradero. Entre otras razones, porque permiten acceder a vehículos de inversión gestionados por profesionales que seleccionan activos, ajustan riesgos y ofrecen transparencia en los costes.
Además, frente a otro tipo de activos, como pueden ser los depósitos bancarios, los inmuebles o la inversión directa en acciones, los fondos de inversión proporcionan un elevado grado de diversificación en diferentes mercados y clases de activos, lo que mitiga el riesgo; proporcionan liquidez total en cualquier momento, en caso de que se necesite el dinero, y ofrecen una fiscalidad más favorable frente a otro tipo de activos financieros. Su coste y accesibilidad son más moderados que los gastos que conlleva la inversión directa en una amplia cartera de acciones, y permiten al cliente elegir el fondo o cartera de fondos más adecuados a sus necesidades personales (jubilación, educación de hijos, donaciones, etc). Tampoco debemos perder de vista un detalle: los fondos permiten optar a alternativas de rentabilidad, a medio y largo plazo, más interesantes que los depósitos, incapaces de compensar en este momento la inflación.
¿Vivir de las rentas?
Ahora bien, hay una pregunta que se hace todo aquel que sueña con ganar el premio gordo de la lotería: ¿A partir de qué cuantía podría obtener unas rentas que complementasen o incluso sustituyesen en parte mi salario?
Si tomamos como ejemplo un premio bruto de 400.000 euros por décimo, y teniendo en cuenta que en España los primeros 40.000 euros están exentos fiscalmente y el resto tributa al 20%, el importe neto estimado para el ganador sería de aproximadamente 328.000 euros. Suponiendo que ese importe se invierta, de forma conservadora en fondos de renta fija, o mixtos de renta fija, que pudieran ofrecer una rentabilidad en torno al 2%- 4% anual, podríamos obtener unas plusvalías de entre 6.560 y 13.120 euros al año. Sin duda, no estamos hablando de hacernos ricos, pero sí de lograr un complemento interesante al salario mensual.
Ahora bien, conviene advertir que el efecto de la inflación puede erosionar parte del rendimiento real, por lo que es aconsejable mantener una diversificación adecuada en función del horizonte temporal de inversión y el nivel de riesgo a asumir, para gestionar de forma eficiente nuestros ahorros.
¿Qué tipo de fondos serían más adecuados?
A la hora de elegir los fondos más adecuados para gestionar un premio de la lotería, no existe una fórmula universal: la clave es que la inversión sea coherente con el perfil de riesgo real del ganador. Si una persona invierte en productos que no encajan con su tolerancia al riesgo, es probable que acabe retirando el dinero en el peor momento, incluso si los mercados evolucionan favorablemente.
Dicho esto, y tomando como punto de partida una estrategia orientada a construir un patrimonio duradero con un horizonte de largo plazo, los expertos de Gescooperativo coinciden en que una adecuada diversificación entre fondos de renta fija, mixtos y fondos de renta variable, en función del riesgo que se desee asumir, es clave. “Lo más recomendable es optar por contratar una cartera de fondos bien diversificada, que combine productos que invierten en activos de renta fija y de renta variable (bonos y acciones) gestionados por profesionales que realicen una gestión activa capaz de adaptarse a los ciclos del mercado”, explican.
Con un capital significativo como el que deja un premio relevante, el inversor también puede plantearse construir su cartera de forma gradual — realizando aportaciones de forma periódica en determinados fondos que le permitan entrar en el mercado en momento diferentes, reduciendo así el riesgo de equivocarte a la hora de seleccionar el momento de inversión. La combinación adecuada dependerá siempre de las circunstancias personales y financieras de cada persona, pero el principio rector es claro: invertir de acuerdo con el propio perfil para que la inversión pueda mantenerse a largo plazo.
Un nuevo perfil de inversor
Recibir un premio de la lotería no solo incrementa el patrimonio: también altera la situación financiera y, con ella, el perfil del cliente que, en la mayoría de los casos, dará el paso para cambiar de ahorrador a inversor. Un asesor deberá trasmitir al ganador del premio el mensaje de que, por disponer de más capital, tendrá que asumir que su situación ha cambiado. Es importante que el premiado en la lotería comprenda que su realidad económica ha cambiado. Si antes apenas podía ahorrar o tenía dificultades para afrontar imprevistos, ahora tiene sus necesidades vitales cubiertas, lo que le permite tomar decisiones de inversión a medio / largo plazo y enfrentarse a hacer una adecuada planificación financiera.
“Incluso un perfil tradicionalmente conservador puede actualizarse -y adaptarse a su nueva situación- al entender que el nuevo contexto facilita explorar estrategias a más largo plazo, empezando por fondos de renta fija y, si procede, incorporando progresivamente productos con algo más de riesgo”, señalan los expertos. En definitiva, el premio no obliga a cambiar de perfil, pero sí abre la puerta a hacerlo si el inversor comprende que su capacidad de afrontar fluctuaciones y planificar a futuro ha mejorado de forma sustancial.
Algunas ventajas fiscales
Desde el punto de vista fiscal, invertir el dinero de un premio de la lotería a través de fondos de inversión ofrece varias ventajas relevantes. El premio llega ya neto, puesto que, como ya se ha explicado, la Agencia Tributaria retiene en origen el 20% sobre la parte del premio que supera los 40.000 euros exentos, de modo que el ganador recibe directamente la cantidad después de impuestos. A partir de ahí, la tributación depende del activo en el que se invierta, y en el caso de los fondos de inversión, las ganancias solo tributan cuando se reembolsa el dinero, aplicándose los tipos del 19%, 21% o 23% según el importe de la plusvalía.
Además, los fondos permiten realizar traspasos entre productos sin impacto fiscal, lo que facilita adaptar la estrategia a los cambios del mercado sin pagar impuestos por cada movimiento.
Eso sí, invertir el premio en fondos no elimina la fiscalidad del propio premio —esa ya se aplicó—, sino que optimiza la tributación futura de la inversión. Y, como recuerdan los expertos de Gescooperativo, antes de tomar decisiones conviene actuar con calma: mantener el dinero a resguardo durante los primeros meses, definir objetivos claros y diseñar un plan antes de mover el capital. De esta manera, una ganancia puntual puede transformarse en un patrimonio que aporte seguridad, flujos y tranquilidad a medio y largo plazo.



