Los líderes europeos analizarán el domingo la propuesta de Grecia -que ha pedido un préstamo a 3 años a cambio de una reforma fiscal y de las pensiones-, pero AB (anteriormente AllianceBernstein) cree que la subida de las rentabilidades de la deuda de los países periféricos –sobre todo España e Italia- y la extensión del QE del BCE hasta al menos septiempre de 2016 suponen una buena oportunidad para entrar en renta fija europea.
Los avances en Grecia representan claramente un paso en un territorio desconocido con consecuencias impredecibles. Pero las autoridades europeas poseen en su arsenal las armas que deberían ayudar a prevenir que la volatilidad se convierta, a corto plazo, en una espiral fuera de control, estima John Taylor, portfolio manager de Renta Fija de la firma.
Una de las herramientas más importantes es el QE del Banco Central Europeo, que sirve como un respaldo fundamental para los mercados de renta fija de la región. El BCE puede equilibrar las compras de deuda para hacer frente a las turbulencias gestionando la velocidad y el tipo de activos cuando aparecen las tensiones.
“Hasta ahora, el QE europeo está teniendo un impacto descomunal en los mercados regionales de bonos. Eso se debe, en parte, a que la cuota de compra de bonos que realiza el BCE cada mes representa una alto porcentaje de la oferta total de deuda de la región”, escribe Taylor en el blog de AB.
Además, sus efectos en Europa se han intensificado debido a que gran parte de la deuda del Viejo Continente se negociaba con rentabilidades ultra bajas cuando el programa fue anunciado por primera vez en enero. De hecho, el torrente de capital hizo caer la rentabilidad de la deuda soberana hasta territorio negativo en abril, cuenta el portfolio manager.
Quienes compran renta fija con rendimientos insignificantes o negativos solo obtienen beneficios si consiguen vender luego el bono a un precio más alto, explica. Dado que el programa de expansión cuantitativa del BCE se mantendrá al menos hasta septiembre de 2016, los inversores parecen creer que los precios de los bonos europeos solo pueden moverse en una dirección: al alza. Pero en lo que va de año también hemos asistido a especulaciones sobre la posibilidad de que la institución europea frene el programa dada la mejora de los datos económicos. “Entonces, los inversores comenzaron a inquietarse al ver que la deuda que habían comprado, precisamente porque era escasa, se volvía más abundante de lo esperado”, apunta Taylor.
En conjunto, estos acontecimientos hicieron caer en picado la renta fija europea en mayo. Las rentabilidades de bonos alemanes subieron, los precios de los bonos cayeron, los diferenciales de la deuda periférica se ampliaron significativamente, y el euro se recuperó desde mínimos de varios años.
Pillados entre la multitud
¿Significa esto que los inversores han reevaluado sus expectativas a medio plazo para los mercados de renta fija europeos? No necesariamente, dice el experto.
“En lugar de ello, creemos que la oleada de ventas ganó rápidamente impulso porque los inversores mantenían puntos de vista similares para beneficiarse de la dinámica del QE. Un escenario como este ofrece poco margen de maniobra ya que el sentimiento del mercado cambia y la liquidez pasa a ser deficiente en grandes franjas de los mercados de bonos de Europa. Conforme numerosos inversores buscaban salida a las difíciles condiciones del mercado, la oleada de ventas se aceleró, borrando en un día las subidas acumuladas en meses”, dice.
En contra de la tendencia europea
¿Qué pueden hacerlos inversores? “Comience por alejarse de la multitud”, recomienda Taylor.
“En particular, creemos que la reciente ampliación de los diferenciales periféricos y la subida de la rentabilidad de la deuda de los países centrales ha abierto atractivas oportunidades de compra en la deuda de mayor duración y mayor rentabilidad”, dice.
Las curvas de rentabilidad en Italia y España son relativamente elevadas, por lo que sus bonos a largo plazo ofrecen un rendimiento atractivo: tanto la deuda a 30 años de Italia como de España ofrecen alrededor del 3,25%, frente al 1,25% de la deuda a 5 años de otros países, estima el experto de AB. Además, estas rentabilidades superiores desaparecieron en los meses siguientes a la puesta en marcha del QE, e incluso antes de que el banco comenzara realmente su programa de compras.
Desde AB recuerdan, sin embargo, que hay que mantener la cautela. “Hemos visto lo rápido que pueden desaparecer las posibilidades de apreciación de la deuda cuando los inversores se mueven en la misma dirección. Así, en lugar de ver el QE como una apuesta segura en la subida de los precios, debemos estar preparados para la volatilidad y pensar dos veces antes de invertir en deuda soberana cuyo potencial de retorno se basa casi por completo en la perspectiva de una subida de los precios”.