The Group of Boutique Asset Managers (GBAM), red global de altos ejecutivos de gestoras boutique de activos, ha identificado un cambio decidido en el apetito de los inversores globales, que se alejan del etiquetado ESG para orientarse hacia un marco más amplio de “inversión en resiliencia”, según se concluyó en su reunión de otoño celebrada en Málaga.
A principios de este mes, altos directivos de MAPFRE AM, Azvalor, SKAGEN Funds, Pareto Asset Management, Aubrey Capital Management, Fisch Asset Management, First Avenue Investment Management, Ranmore Fund Management y Farview Invest se reunieron para intercambiar perspectivas sobre los mercados globales, el gobierno corporativo y las tendencias de los clientes. Las conversaciones revelaron un tema común: los inversores institucionales, minoristas y de altos patrimonios están dando prioridad a la resiliencia tangible, la seguridad energética, la fortaleza de las cadenas de suministro y la calidad del gobierno corporativo, por encima del mero cumplimiento ESG basado en marcar casillas.
Los miembros de GBAM señalaron que lo que comenzó como una reacción al cansancio frente al ESG está evolucionando hacia un enfoque más pragmático de la inversión responsable. Las exclusiones que antes descartaban sectores completos —como defensa o nuclear— se están suavizando a medida que los inversores vuelven a centrarse en la seguridad real y la continuidad económica. El modelo sueco de “defensa total” se citó como un ejemplo de cómo sostenibilidad y resiliencia están convergiendo tanto en la política pública como en el diseño de carteras. El cambio, coincidieron los miembros, responde a una creciente demanda de transparencia, materialidad financiera y una comunicación clara y directa, frente al lenguaje puramente comercial.
La discusión también puso de relieve el renovado interés de los inversores por los activos reales, en particular el oro, como reserva de valor y cobertura frente a la inestabilidad financiera. Años de infrainversión en minería y energía, combinados con cambios en las políticas de reservas de los bancos centrales, están restableciendo el papel del oro dentro de las carteras diversificadas. Los miembros de GBAM describieron esto como parte de una “caja de herramientas de resiliencia” práctica, junto con negocios generadores de efectivo y activos de crédito de calidad diseñados para preservar valor y resistir la volatilidad.
Desde la perspectiva de la estructura de mercado, España ofreció un caso de estudio oportuno. Aunque el crecimiento económico sigue siendo resiliente, los miembros de GBAM observaron que persisten desafíos de productividad. Sin embargo, la rápida expansión de la distribución basada en asesoramiento, la profesionalización de las redes de asesoramiento vinculadas al seguro y un régimen fiscal de fondos que premia la inversión a largo plazo han convertido a España en uno de los mercados de inversión más dinámicos de Europa, donde las gestoras boutique pueden prosperar gracias a la claridad estratégica y la calidad del servicio, más que por la escala.
La gobernanza y la cultura corporativa también ocuparon un lugar central en la agenda. Los delegados debatieron cómo las firmas más pequeñas pueden articular narrativas auténticas sobre Liderazgo, Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) y sucesión, sin la burocracia propia de las grandes instituciones. El consenso fue que las boutiques deben centrarse en la coherencia del mensaje, en avances internos medibles —donde sea relevante, como en contratación y formación— y en la colaboración entre firmas para construir iniciativas sectoriales comunes, en lugar de reaccionar a tendencias pasajeras.
“Lo que quedó muy claro en Málaga es que los clientes nos piden ser específicos, no doctrinarios. La resiliencia es el lenguaje que los inversores reconocen: energía que funciona cuando se necesita, cadenas de suministro que resisten bajo presión y un gobierno corporativo claro y defendible. Las boutiques pueden prosperar en este entorno porque pueden centrarse en lo que mejor saben hacer y explicarlo sin adornos”, comentó Tim Warrington, presidente de GBAM.
Por su parte, Juan Bernal, director de Inversiones del Grupo MAPFRE, añadió: “Acoger la reunión en Málaga ha sido un verdadero privilegio. Lo que más me llamó la atención fue cómo la conversación ha evolucionado de centrarse en el ESG como una etiqueta a reflexionar de forma más profunda sobre la resiliencia y el impacto duradero. Y esa es la fortaleza de GBAM: un diálogo honesto entre gestores que comparten los mismos valores a largo plazo. También resultó muy enriquecedor ver un debate abierto sobre los retos estructurales a los que se enfrentan las boutiques, incluida la diversidad y la inclusión, y cómo la colaboración entre firmas puede ayudar a convertir esos retos en fortalezas colectivas”.



