China está de vuelta. Es uno de los mercados que más avanza del mundo, varias de sus compañías son líderes indiscutibles en sus respectivos sectores y el “momento Deepseek” de principios de año ha demostrado que pueden seguir a la vanguardia de la innovación tecnológica y competir codo con codo con las compañías estadounidenses en la carrera por la IA. “Tenemos enormes razones para ser optimistas con la fuerte performance del mercado chino”, apunta Andrew Keiller, especialista de inversiones de Baillie Gifford, mientras que Linda Lin, directora del equipo de renta variable china de la firma, corrobora que, a pesar del fuerte rally visto desde septiembre de 2024, “sigue cotizando con descuento”.
En un evento con medios europeos celebrado recientemente en Edimburgo, la firma escocesa Baillie Gifford organizó varios paneles en los que sus expertos aportaron diversos puntos de vista sobre la inversión en Asia emergente y particularmente en China, donde están encontrando grandes oportunidades de inversión en compañías con altas tasas de crecimiento.
En concreto, Keiller detalló que el 80% de las compañías que cotizan en el índice MSCI ACWI que consideran como “high growth” en la firma (es decir, que presenten un crecimiento de sus ventas a una tasa de al menos el 20% en los próximos tres años) se encuentran en mercados emergentes. “Considerando que solo el 10% del ACWI son compañías de países emergentes, esto refleja una enorme desconexión que demuestra que los emergentes están infrarrepresentados en carteras”, concluye el experto.
Los aranceles no son tan importantes
El punto de vista de la firma, que corroboran tanto Lin como Keiller, es que el enfoque en los aranceles para evaluar qué está sucediendo en la región está siendo incorrecto. “No creo que los aranceles importen tanto como sugieren los titulares”, afirma Keiller, que explica que un buen número de compañías de países emergentes han sido capaces de adaptarse muy rápidamente al nuevo entorno para el comercio mundial y anticiparse a las tensiones geopolíticas, incluyendo a compañías asiáticas. De hecho, subraya que este enfoque en el impacto de los aranceles es particularmente “incorrecto” en lo que respecta a China: “Las exportaciones de China a EE.UU. equivalen al 3% del PIB, mientras que las ventas minoristas en el país son diez veces el tamaño de las exportaciones en EE.UU.”.
De hecho, desde Baillie Gifford consideran más bien que la guerra comercial desatada por Trump ha liberado o acelerado nuevas dinámicas que favorecen el crecimiento no solo en China, sino en toda la región asiática. “Vemos una gran cantidad de países que quieren hacer negocios con ambos bandos del bloque geopolítico y que lo están haciendo con éxito, porque muchos tienen los recursos y materias primas que necesitan ambos. Por ejemplo, Indonesia tiene níquel, Corea del Sur tiene chips de memoria y Brasil, semillas de soja”, detalla el especialista de inversiones.
Keiller explica que, particularmente para la producción en el sudeste asiático, las diferencias de costes respecto a los países desarrollados siguen haciendo que sea entre 6 y 7 veces más barato seguir fabricando en Asia, incluso con los nuevos aranceles, y apunta como beneficiados a países como Indonesia, Vietnam, Tailandia y Taiwán. En particular, el experto indica que Baillie Gifford está invirtiendo en compañías de Indonesia y Vietnam, mercado este último que califica como “la mejor historia de crecimiento en exportación del mundo”.
Debido a estas dinámicas, el experto incide sobre la necesidad para los inversores de analizar dónde está haciendo actualmente negocios los mercados emergentes: “En el pasado exportaban a Occidente, pero ahora casi la mitad de las exportaciones se están yendo a otros mercados emergentes. Como consecuencia, la dependencia de los dólares y la política monetaria de EE.UU. ha caído, ahora hay exportadores que prefieren hacer operaciones en renmimbis. Todo esto proporciona más estabilidad a estos mercados: cuando EE.UU. estornuda, no necesariamente van a coger ellos un constipado”, concluye Keiller.
Vientos de cambio para China
Aunque los expertos de Baillie Gifford admiten que “China es arriesgada” y que, si no fuera por los riesgos geopolíticos, “tendríamos más inversiones en China”, de modo que están siendo más selectivos para enfocarse en las compañías con altas tasas de crecimiento y visibilidad a largo plazo, al mismo tiempo están monitorizando muy de cerca los progresos que se están produciendo en el país.
En concreto, Lin habla de varios factores que hasta ahora habían obstaculizado el crecimiento y que cree que a partir de ahora actuarán más bien como un impulso, partiendo de la confianza del consumidor, que todavía ahora está regresando tras la pandemia. “Unos 800 millones de chinos están alcanzando la clase media. Esto convierte a China en el mercado individual de consumo más grande del mundo”, afirma la experta, que cita como una de las compañías en las que está invirtiendo Baillie Gifford a PopMart, el fabricante de los muñecos virales Labubu.
Esta mayor disposición para gastar lleva al siguiente punto de la lista, el desarrollo del mercado de capitales chino, del que la experta afirma que ha iniciado “una recuperación de largo plazo”. Lin indica que se calcula que hay unos 22 billones de dólares en depósitos en China. “Los inversores locales están empezando a darse cuenta de que pueden obtener más retornos invirtiendo en la bolsa china”, explica.
En este contexto, la directora de renta variable china enfatiza la importancia del punto de entrada a la bolsa china: “Estamos viendo que las valoraciones son razonables, menos de la mitad del PER medio de EE.UU. Es un gran momento para que los inversores vuelvan a poner el foco sobre China”.
Linda Lin cita en tercer lugar el cambio de mentalidad del gobierno chino: “La prioridad más importante para Xi Jinping es el crecimiento. China necesita crecimiento, quienes lo van a impulsar son las compañías privadas, y Xi no va a sacrificar crecimiento por ideología”.
La experta destaca que dentro de la renta variable china ve ahora mismo muchas áreas interesantes de crecimiento, como compañías del sector de la robótica o compañías que pueden participar en la transición energética, y aporta un dato significativo al respecto, que China está produciendo más del 40% de los vehículos eléctricos y más del 70% de las baterías a nivel mundial.
La competición por la IA también es relevante. El lanzamiento de Deepseek demostró la capacidad para poder desarrollar inteligencia artificial fuera de EE.UU. Lin cita como ejemplo a la compañía china Minimax, e indica que esta y otras compañías que están liderando el desarrollo de LLMs en China están usando menos del 10% de lo que están gastando sus equivalentes estadounidenses, por lo que Baillie Gifford ve “un gran potencial” en esta área, aunque también matiza que la asignatura pendiente del país será “alcanzar autosuficiencia en áreas tecnológicas que le permitan proporcionar infraestructura de IA”.
“Vemos muchas compañías chinas con probabilidad de convertirse en líderes mundiales en sus respectivos verticales”, sentencia Lin. En cambio, en la firma están evitando todo lo relacionado con el sector inmobiliario: “El crecimiento futuro vendrá menos de los rascacielos, y más de los servicios y el software”, sentencia la experta.



