Bancos, fintechs y plataformas de criptomonedas están aumentando su inversión en prevención de fraude y verificación de identidad (IDV), posicionando estos dos elementos como la próxima capa de ciberdefensa.
Según el informe global “The Future of Identity Verification: 5 Threats and 5 Opportunities” de Regula, los sectores financieros están priorizando la verificación de identidad (IDV) y la prevención del fraude como pilares de su seguridad digital.
La verificación de identidad ya no es una función administrativa. En 2025, ocupa un lugar central en el funcionamiento de las economías digitales: determinará la confianza de los clientes, el cumplimiento normativo y la resiliencia empresarial. Cada inicio de sesión, transacción e interacción con el cliente es ahora una decisión de confianza, y lo que está en juego aumenta rápidamente, comienza diciendo el informe.
Los bancos encabezan esta tendencia: el porcentaje de instituciones que planean aumentar su presupuesto de IDV en más del 50% ha crecido del 4,4% al 15% en apenas dos años. Mientras tanto, casi un tercio de los bancos y las empresas de criptomonedas, junto con un quinto de las fintechs, esperan aumentos moderados de entre 10% y 20% en sus presupuestos de verificación.
«Para las empresas que se ven abrumadas por miles de casos de fraude al año, esto ya es una pesadilla que se está haciendo realidad», señala Ihar Kliashchou, Chief Technology Officer de Regula, en el informe.
El camino a seguir no es ningún misterio: automatizar lo que las máquinas hacen mejor, coordinar las herramientas en un solo flujo y dejar que los humanos se centren en las llamadas que realmente importan. La verificación de identidad tiene que pasar de ser un simple trámite a convertirse en la columna vertebral de la confianza. Las empresas que lo consigan primero no solo acabarán con el fraude, sino que serán las dueñas del futuro del negocio digital, indica el ejecutivo.
El incremento de la inversión en prevención de fraude y verificación de identidad refleja cómo la identidad digital se ha convertido en una prioridad estratégica para proteger las operaciones y fortalecer la confianza del usuario en un entorno cada vez más vulnerable a las amenazas cibernéticas.
Regula concluye que el futuro de la IDV es la automatización orquestada, no la superposición incremental. Para las organizaciones, el reto estratégico ya no es si automatizar, sino con qué rapidez pueden consolidar sistemas fragmentados en una única columna vertebral orquestada.



