A escala global se está gestando un fenómeno que se ha denominado como la «gran transferencia de riqueza”, un proceso mediante el cual las generaciones que envejecen transfieren sus activos financieros como propiedades, inversiones y negocios a sus familiares más jóvenes.
Especialistas han denominado este fenómeno como la mayor transferencia de riqueza en la historia, pues nunca tanto dinero había pasado de una generación a otra en tan poco tiempo. No obstante, esta cesión ocurre en un contexto global marcado por una profunda brecha en la distribución del patrimonio. Y aunque no todas las personas puedan heredar grandes fortunas, sí tienen la posibilidad de crear un legado para sus herederos o de fortalecer aquel que reciban.
La riqueza generacional juega un papel fundamental para promover la movilidad económica de las familias, permitiendo que tengan mejores posibilidades de construir un patrimonio sólido, una formación especializada y, sobre todo, que puedan alcanzar sus metas.
En este contexto para crear, proteger y transmitir la riqueza generacional, el camino más confiable es invertir y hacerlo a largo plazo. Desde luego esto nos habla de un proceso que toma tiempo, pero es una óptima forma de hacerlo de manera consistente y con un claro enfoque en el futuro, razón suficiente para confiar en un portafolio con un horizonte de inversión superior a los 20 años o más.
Bajo esta estrategia se genera un mejor manejo de la volatilidad, se apuesta por mayores rendimientos y el portafolio se beneficia del efecto del interés compuesto, el cual consiste en la generación de intereses a partir del capital invertido, los cuales posteriormente se suman al capital para generar aún más intereses. Es un efecto por el cual se amplía el capital a partir de las inversiones que se realicen.
Además, existe cierta simplicidad en invertir bajo esta modalidad ya que una vez que se elige la estrategia, con base en objetivos y el perfil de inversionista, lo único que se debe hacer es apegarse a ella y monitorear el portafolio periódicamente para realizar algunos rebalanceos necesarios según los movimientos del mercado, una tarea que siempre se puede realizar con la orientación de un especialista en asesoría financiera.
Algunas de las opciones de activos que mejor se desempeñan en una estrategia de inversión a largo plazo son las siguientes:
- Acciones individuales — se trata de comprar acciones de empresas que estén bien posicionadas en el mercado y que estén alineadas con nuestros valores e intereses.
- Fondos indexados — son fondos de inversión que intentan replicar el comportamiento de un índice bursátil. Tiene un bajo nivel de complejidad y bajos costos administrativos.
- Fondos cotizados o ETFs — toman recursos de inversionistas para colocarlos en una cartera de inversiones, pero con la flexibilidad de colocar capital en distintas clases de activos.
- Fondos de inversión — se conforman por dinero recaudado de muchos inversionistas para colocar capital en el mercado de valores usando instrumentos de inversión como acciones, bonos y otros activos.
El elemento central al construir un patrimonio que asegure el bienestar futuro de la familia es contar con un propósito claro. La paciencia y la consistencia son fundamentales, y no es necesario transitar este camino en solitario. Invertir a largo plazo acompañado de un asesor financiero permite que el proceso sea más sólido y seguro, al disponer del conocimiento y la estrategia adecuados para alcanzar los resultados deseados.



Por Antonio Sandoval

