Las estrategias de renta fija de retorno absoluto como el Global Bond Absolute Return de BNP Paribas Asset Management aportan mucha flexibilidad a los inversores, lo que para algunos supone una cierta dificultad a la hora de decidir dónde encajarlas dentro de sus carteras.
James McAlevey, director de renta fija global agregada y rentabilidad absoluta en el equipo de renta fija global de la gestora, considera que uno de los perfiles para los que pueden resultar atractivas es el de aquellos que han mantenido su dinero en fondos monetarios durante varios años.
“Si nos remontamos a hace solo uno o dos años, estos inversores obtenían en Europa casi un 4% de rentabilidad, libre de riesgo. Esto ya no es así. Ese 4% se ha convertido hoy en casi un 2%. Ahora los inversores quieren volver a obtener ese 4% con su inversión en renta fija, pero sin asumir una duración de siete años y sin tener que adentrarse en los tramos más bajos del espectro de riesgo crediticio corporativo”, señala McAlevey en un reciente pódcast.
MvAlevey, que lleva cuatro años al frente del equipo, recuerda que la estrategia presenta unos riesgos inherentes, “sobre todo con este nivel de diferenciales”. Sin embargo, es precisamente en ese papel de sustituto o mejora del efectivo donde cree que la estrategia resulta útil: “además de tratar de acceder al potencial alcista de los mercados, prioriza la preservación del capital, lo que da a los inversores la tranquilidad de que no se enfrentan a posibles caídas del 10% o 20%”.
De hecho, el Global Bond Absolute Return, que ha superado hace poco los 1.000 millones de euros en activos gestionados, tiene como meta limitar la caída máxima en un periodo de 12 meses a un nivel no superior al 2,5%.
Por otra parte, en su opinión uno de los motivos por el que los inversores a veces no tienen muy claro dónde ubicar este tipo de estrategia y cómo integrarla en su cartera, es la idea de generación de alfa que la acompaña. “Y por «generación de alfa» en el contexto de la rentabilidad absoluta, nos referimos a estrategias long-short, neutrales al mercado o incluso a estrategias con posiciones netas cortas, lo que, por supuesto, puede aportar ventajas reales”, explica.
Esto significa que el inversor puede obtener buenos resultados en mercados que no son tan positivos para los enfoques tradicionales de inversión solo en posiciones largas. Eso diferencia a estas estrategias, tanto en la forma en que los inversores las incorporan a sus carteras como en la manera de utilizarlas. Y, agrega, muchos inversores están cómodos incluyendo este tipo de productos en la cesta de alternativos que constituye la parte defensiva de su asignación.

Posicionamiento sin crédito corporativo
La flexibilidad de la estrategia le permite aumentar o reducir la exposición al riesgo de estos activos con estrategias de derivados, y también proteger la cartera frente a las caídas o posicionarla para aprovechar un aumento o una reducción de las primas de riesgo, por ejemplo, en la deuda corporativa.
A diferencia del año 2022, cuando en un contexto de fuertes subidas de tipos de interés la estrategia mantuvo un posicionamiento corto en duración que le permitió obtener una rentabilidad positiva incluso en un año como aquel, en la actualidad mantiene una posición larga.
“Solo invertimos allí donde consideramos que estamos siendo adecuadamente compensados por el riesgo asumido. Ese es un criterio de inversión bastante exigente, lo que significa que en muchos entornos no invertimos el cien por cien de la cartera y dependemos en mayor medida de la generación de alfa. En estos momentos estaremos aproximadamente en torno al 50% de la cartera invertida”, indica McAlevey.
El equipo no está invirtiendo en la actualidad en crédito corporativo, pero no porque anticipe una gran recesión a corto plazo, o el inicio de un ciclo de impagos, sino debido a los niveles tan reducidos que presentan los diferenciales. “No vemos que puedan proporcionar mucho margen de protección ante un posible deterioro del entorno económico. Y a nosotros nos gusta la protección”, asegura.
Riesgos y oportunidades en hipotecas y en Colombia y Brasil
McAlevey recuerda asimismo que no se debe olvidar que hay muchos riesgos en el horizonte, pese a que de momento la volatilidad es baja en casi todos los mercados y los activos de riesgo siguen subiendo a nuevos máximos.
Asimismo, observa oportunidades más atractivas en otros ámbitos, donde los diferenciales son mucho más amplios. A la cabeza de la lista están los bonos estadounidenses de titulización hipotecaria, es decir títulos emitidos por organismos estadounidenses respaldados por el gobierno, como Ginnie Mae, Fannie Mae y Freddie Mac. Históricamente, estos activos prácticamente no han registrado impagos, ni siquiera durante la crisis financiera global.
El riesgo de amortizaciones anticipadas de este tipo de productos es bajo, en tanto que los diferenciales en el mercado hipotecario, concretamente en los cupones actuales, las hipotecas de nueva emisión ofrecen rentabilidades superiores a las del universo de crédito estadounidense de grado de inversión, y, sin embargo, estos bonos presentan una calidad claramente superior en la escala de calificación crediticia.
“Por último, también invertimos en deuda emergente denominada en divisa local. Nos gusta especialmente América Latina, donde vemos dos países que destacan claramente sobre el resto: Colombia y Brasil”, señala el experto.
Tendencias en renta fija durante para el resto de 2025 y 2026
“Creo que todos sabemos que, en un contexto político tan inestable como el actual, hacer predicciones con un mínimo de certeza a cualquier horizonte temporal suele derivar en resultados decepcionantes”, reconoce McAlevey. “Así que no tenemos una bola de cristal, pero eso no significa que no podamos hacer afirmaciones razonablemente fundadas sobre lo que está ocurriendo en esta clase de activos”.
En su opinión, existe una tendencia, gradual pero clara, hacia un aumento de la pendiente de las curvas de tipos de interés a escala mundial. La emisión de deuda pública para financiar el déficit sigue siendo un factor muy presente en el mercado, y es una cuestión a la que los inversores siempre prestan especial atención. Recientemente hemos visto su relevancia en Japón, donde el tramo largo de la curva volvió a caer, coincidiendo con la llegada de una nueva primera ministra, aparentemente más flexible en materia fiscal.
“El cambio más significativo que se ha producido en estos años es que, creo que por primera vez en toda mi trayectoria profesional, los mercados de renta fija vuelven a regirse por sus propios fundamentos, intermediados únicamente por inversores sensibles al precio. Los bancos centrales han desaparecido de escena”, subraya.
La volatilidad ha vuelto de forma estructural, y en su opinión eso es bueno para los gestores activos que tratan de aprovechar los desajustes que se producen en el mercado. “Por eso, pienso que todos estos cambios estructurales benefician claramente a quienes buscan procesos de gestión activa sólidos y repetibles, y en particular a las estrategias de rentabilidad absoluta, que están especialmente bien posicionadas para aprovechar tanto posiciones largas como cortas a medida que aparece la volatilidad en el mercado”.
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ilíquidos.



